De conflictos y avatares: la gobernación de Sonora y Sinaloa en el siglo XVIII María del Valle Borrero Silva, Fundación y primeros años de la gobernación de Sonora y Sinaloa, 1732-1750, Colegio de Sonora, 2004, 243 pp. Laura Alvarez-Tostado Alarcón* Este es un libro producto de una práctica historiográfica de archivos cruzados ente México y España, aprovechando los fondos y expedientes temáticos; esto, para la historiografía del noroeste mexicano es una originalidad. Podemos afirmar que es una historia de España, en nuestra región y por eso la inserta en la trama de la historia universal; es la historia del derecho castellano y su prolongación al derecho indiano, expresado en las instituciones, que se concreta en la formación de espacios sociales. Así, el noroeste mexicano se convierte en un espacio universal. –––––––––––––– * Investigadora en el IIES/UAS. Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35 El libro consta de cuatro capítulos sumamente desglosados de historia regional, conclusiones y un epílogo titulado De Ortiz Parrilla a Gálvez, enseguida la bibliografía y un índice onomástico y geográfico. Se aprecia una importante investigación documental relativa al periodo trabajado como señala González Navarro en el prólogo de la obra: la autora no se conformó con los archivos y bibliotecas de su país: principalmente los de su natal Sevilla, la Biblioteca del Palacio Real en Madrid, el Archivo Histórico Militar de Madrid, entre otros. María del Valle se trasladó a México para continuar su investigación en el Archivo General de la Nación, en el de Instrumentos Públicos en Guadalajara, el Archivo General de Sonora. En Culiacán consultó el Archivo de Concentración del Gobierno del Estado, concretamente el Ramo Tierras, (posteriormente esta documentación pasó a formar parte del acervo documental del Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa). Además de la revisión bibliográfica exhaustiva, (a la vez que seleccionada), de una manera cuidadosa y actualizada añade diecisiete mapas que recogen las provincias de Sinaloa, donde estaban asentados los diferentes grupos étnicos, las diversas áreas culturales, parte de la provincia de Chametla, la provincia de Sinaloa, el mundo misional, la provincia de Ostimuri, la de Sonora, caminos, rutas, itinerarios, etcétera. María del Valle nos muestra la consumación de un proyecto de investigación, para aclarar y desentrañar hechos y procesos hasta convertirlos en conceptos y un discurso de explicación histórica. Podemos afirmar por lo pronto, que las aportaciones que en el ámbito regional hace la incluyen ya en la historiografía del noroeste mexicano. La autora lucha desde su perspectiva por hacer una historiografía menos pasional y sin carga ideológica, con una serena interpretación; no se inclina unilateralmente hacia ninguna de las dos vertientes principales de nuestro desarrollo histórico como algunas veces sucede, la autora no es ni indigenista ni hispanista: el conocimiento de lo europeo y de lo americano la lleva a hacer una revisión exhaustiva para no dejar de lado ninguno de los componentes que integran el proceso histórico señalado. Las alteraciones sufridas por el imperio a partir de 1700 llevarían su trayectoria por nuevos rumbos. El último austroespañol, al morir sin descendencia, había dejado sus dominios a un príncipe de la casa de Borbón. Respaldado por Francia, el nuevo rey, Felipe V, se dispuso de 192 inmediato a encarar en el frente externo a las demás potencias europeas coaligadas en contra de su ascenso al trono, y en el interno al descontento de la clase dirigente española con el equipo francés de gobierno llegado junto con el soberano. El cambio de dinastía y el hecho de que las guerras europeas se pelearan también en América llevaron a la corona a replantearse el problema que significaba la defensa adecuada de sus dominios coloniales. Apenas iniciado el siglo XVIII, los reyes borbones comenzaron a llevar a cabo varias reformas en la organización novohispana. Poco a poco se establecería un mayor control de la corona sobre las actividades que hasta entonces habían sido respuesta, en la mayoría de los casos, a problemas y 1 circunstancias locales. Así, se instrumentó por reales cédulas, consultadas por María del Valle, cómo se debía actuar en las provincias del norte del virreinato. Todo esto es lo que la autora nos explica en su documentado trabajo. Su tesis principal: “La gobernación de Sonora y Sinaloa como una entidad política-administrativa como resultado de la visita y propuesta que –––––––––––––– 1 Woodrow Borah (coordinador) El Gobierno Provincial en la Nueva España 1570-1787, “La organización militar”, Virginia Guedea, UNAM, México, 2002. Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35 hace don Pedro de Rivera desde 1732”. La autora rompe con el paradigma de que: “El noroeste cobró importancia para las autoridades reales hasta con la visita de Gálvez”, quien llegó a la Nueva España en 1765; y aunque siempre demostró interés en las provincias internas, a él le tocó intervenir en otras cuestiones como fue la de la Comandancia General o la de Intendencias mas no en la fundación de la Gobernación de Sonora y Sinaloa. La autora presenta una introducción en donde nos dice cuáles fueron las motivaciones que la llevaron a elegir el tema, las fuentes consultadas y la manera como llevó a cabo su investigación, por lo que se pudiera considerar esta parte como el planteamiento teórico y metodológico; nos muestra, a través de la interpretación documental, cómo se llevó a cabo la Fundación y primeros años de la Gobernación de Sonora y Sinaloa 1732-1750. El trabajo tiene entre otras virtudes la elección cronológica, pues aunque se anuncian límites temporales, la autora no se constriñe a ellos pues inicia su trabajo con el lejano noroeste, para detallarnos lo que se refiere al espacio físico de los grupos aborígenes y detalla los inicios de la colonización en Sonora. Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35 Encontramos a través de la lectura proyecciones de los cambios ocurridos en nuestra región desde los primeros tiempos de vida colonial en el noroeste. Entre ellos el establecimiento de las misiones jesuitas, su desarrollo y expansión, la llegada de los primeros mineros y gambusinos a Sonora: “la introducción de ganado mayor y animales domésticos” afirma la autora “fue la base de la prosperidad de las misiones, fuente de trabajo y de riqueza y a la vez fuente de conflictos” (p. 51). El libro recoge las expediciones, propuestas de una política de población, cuestiones administrativas en donde se plantea la separación ente Sonora y Sinaloa con el capitán Perea al frente en el puesto de Alcalde Mayor. Nos demuestra la existencia de la “Nueva Andalucía en lo que más tarde sería la frontera de Sonora” A través de una reconstrucción histórica, recurre a la explicación de distintos tópicos, entre ellos: en dónde se encontraba la riqueza minera, las haciendas; y nos descubre temas como la tenencia de la tierra, la distribución de la riqueza, el tipo de población y las relaciones entre los diferentes grupos sociales, los cambios que hubo en el noroeste durante todo el siglo XVII y señala las instituciones más importante desde el punto de vista administrativo para 193 finales de ese siglo, las cuales nos dice fueron: la alcaldía mayor; el real de minas; la misión; la parroquia. Señala, los procesos sociales y económicos y en su descripción aflora el conocimiento en cuanto al tema y el análisis historiográfico. Sobre la visita de don Pedro de Rivera a las provincias Internas, señala cómo a partir de ésta, surge la gobernación de Sonora y Sinaloa, describe paso por paso la propuesta de la creación de una nueva entidad político-administrativa desde 1722 con la llegada del virrey Casafuerte a México, cómo se van uniformando “a ambos lados del Atlántico la estructura política administrativa desde Felipe V, y que se dejan ver con más claridad en el último tercio de Carlos III”. Y anota “uno de los mejores virreyes de Nueva España” Al referirse a la fundación y primeros años de la Gobernación de Sonora y Sinaloa, la autora señala las primeras etapas administrativas. Destaca que Casafuerte pidió una “relación” a los oficiales reales de lo que costaba anualmente la manutención de todos los presidios y fronteras terrestres y marítimas del reino de Nueva España, Nueva Galicia, Filipinas y demás presidios y armada de barlovento. Con estos informes se llevaron a cabo visitas e inspecciones de orden militar entre las más destacadas, pero también las hubo de 194 carácter pastoral y pesquisas judiciales La de mayor atención es la visita del brigadier don pedro de Rivera, y demuestra la autora que ésta fue la que dio origen al proyecto de la Gobernación de Sonora y Sinaloa. A partir de las visitas a los presidios se entera del fraude a los soldados a quienes se les reducía su salario y además se les pagaba en géneros de precios muy altos, entre otros asuntos políticos, administrativos y fiscales. Rivera encontró que los capitanes de la provincia estaban más dedicados a las haciendas y minas que a sus labores militares. Propuso eliminar presidios. María del Valle, recupera el desempeño de Rivera en la región y la ruta que siguió, saliendo de la ciudad de México en noviembre de 1724; recorrido que duró casi cuatro años, señala la autora. Se ofrece aquí el Diario de Rivera que dejó al marqués Casafuerte, el documento lleva por nombre el largo título de Diario y derrotero de lo caminado, visto y observado en el discurso de la visita general de precidios, situados en las provincias Ynternas de Nueva España, que de orden de su majestad executó don Pedro de Rivera, Brigadier de los Reales Exercitos. Haviendo transitado por los Reinos de Nuevo Toledo, el de la Nueva Galicia, el de la Nueva Vizcaya, el de la Nueva México, el de la Nueva Extremadura, el de la Nueva Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35 Philipinas, el de Nuevo León. Las provincias, de Sonora, Ostimuri, Sinaloa y Guasteca 1724-1728. En este documento Rivera informa y describe en tres partes los resultados de la visita: la primera parte habla de la situación que encontró Rivera a su llegada, la segunda informa cómo quedaron después de visitarlos y la tercera es su propuesta. De este Diario existen varias publicaciones y copias manuscritas en diferentes lugares, entre ellos y al pie de página cita el publicado con Introducción y notas de Guillermo Porras Muñoz, en México 1994. Este retoma el manuscrito que se encuentra en el Archivo General de la Nación que a su vez es una copia del publicado en Guatemala en 1736 y de la que “existen varias reproducciones en bibliotecas y colecciones particulares”. (p. 76). Otra edición del Diario se publicó en México por el Archivo de la Secretaría de la Defensa Nacional en 1946, otra más por la Universidad de Arizona en 1988, y una reedición por Editorial Algazara, Málaga en 1993. Para concluir lo referente a esta documentación del viaje de Rivera, nos refiere la autora que en el Archivo General de Indias se encuentra el manuscrito original de dicho Diario, en el ramo denominado Audiencia de Guadalajara. Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35 La autora da nombres de los protagonistas, de los militares, de los hacendados, mineros, comerciantes. A lo que agrega que fue Rivera el “Primero en fijar los lineamientos de una seria organización militar para los presidios del norte de México, aplicando el Reglamento de la Habana.” El virrey Casafuerte, con los documentos de Rivera, expidió un Reglamento y se publicó en 1729 con la aprobación del rey y fueron los primeros instrumentos mediante los cuales se podía normar un gobierno. María del Valle desarrolla su tesis de la visita de Rivera con el Diario y el derrotero, el Informe y proyecto y el Reglamento de 1729, y la propuesta de Rivera de crear una gobernación independiente constituida por cinco provincias: Sonora, Ostimuri, Sinaloa, Culiacán, y el Rosario o Chametla. Respecto a La fundación de la Gobernación, recupera el “aspecto olvidado”; en términos de la autora esto es “la propuesta que presentó ante la autoridad virreinal de crear una Gobernación constituida por las provincias de Sonora, Ostimuri, Sinaloa, Culiacán y El Rosario” en donde recupera la propuesta de Rivera, quien con sólo dos argumentos justifica la creación de la Gobernación, “habiendo sólo dos presidios no existe coordinación entre 195 ellos y el otro es por cuestiones políticas/administrativas”. Así se nombró Gobernador a don Manuel Bernal Huidobro, como primero, único y “vitalicio”, aunque esto sólo fue por nombramiento en 1733. Huidobro estuvo en ese cargo hasta 1740, que fue sustituido por don Agustín de Vildósola quien coincide con la propuesta de Rivera sobre la división de la extensa Gobernación. Posteriormente llega don Rafael Rodríguez Gallardo, visitador, juez y pesquisidor y coincide con las propuestas anteriores, agregando la secularización de las misiones jesuitas que, como sabemos, se concreta hasta el momento de la expulsión de la Compañía de Jesús. En el corto periodo de Rodríguez Gallardo (julio de 1748junio de 1749), se observan grandes cambios en la administración de la Gobernación; uno de ellos es la formación de los futuros gobernantes. Otro punto muy importante que rescata María del Valle es el reparto de tierras para labor y ganado. Retomo a grandes rasgos una conclusión de la autora “La Gobernación constituyó el marco político y geográfico que generó la construcción de una marcada identidad regional en Sonora y Sinaloa”. A lo largo del libro encontramos cómo en los 196 intentos de la creación de la Gobernación de Sonora y Sinaloa, es decir de un nuevo paradigma colonial español durante el siglo XVIII, la autora nos ofrece una visión bastante completa y original de un tema que no había recibido suficiente atención por parte de los historiadores. Reafirmo, es resultado de un hábil cruce de información procedente de los archivos y bibliotecas españolas, y de acervos documentales y bibliográficos mexicanos. Y creo que hace falta un apartado en donde se incluyan los diferentes archivos y bibliotecas consultadas, con sus siglas y al mismo tiempo desglosadas. El libro de María del Valle concluye con una serie de sugerencias a partir de las cuales se podrían hilvanar nuevas hipótesis para trabajos posteriores que sigan abriendo el camino para el estudio y la comprensión del siglo XVIII en el noroeste mexicano. Clío, 2006, Nueva Época, vol. 6, núm. 35