PAU Filosofía 2010 modelo B Andalucía

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ANDALUCÍA
PRUEBA TIPO 2009/2010
AUTOR:
Francisco Ríos Pedraza
El alumno responderá a las cuestiones siguientes:
1. Descripción del contexto histórico-cultural y filosófico que influye en el autor del texto elegido.
2. Comentario del texto:
a) Explicación de las dos expresiones subrayadas.
b) Exposición de la temática.
c) Justificación desde la posición filosófica del autor.
3. Relación del tema elegido con otra posición filosófica y valoración razonada de su actualidad.
Opción A
Bien sabes que los ojos, cuando se los vuelve sobre objetos cuyos colores no están ya iluminados por la luz del día sino por el resplandor de la luna, ven débilmente, como si no tuvieran claridad en la vista.
Efectivamente.
Pero cuando el sol brilla sobre ellos, ven nítidamente, y parece como si estos mismos ojos
tuvieran la claridad.
Sin duda.
Del mismo modo piensa así lo que corresponde al alma: cuando fija su mirada en objetos
sobre los cuales brilla la verdad y lo que es, intelige, conoce y parece tener inteligencia; pero
cuando se vuelve hacia lo sumergido en la oscuridad, que nace y perece, entonces opina y percibe débilmente con opiniones que la hacen ir de aquí para allá, y da la impresión de no tener
inteligencia.
PLATÓN, República, Libro VI
Opción B
La tradición moderna nos ofrece dos maneras opuestas de hacer frente a la antinomia entre
vida y cultura. Una de ellas, el racionalismo, para salvar la cultura niega todo sentido a la
vida. La otra, el relativismo, ensaya la operación inversa: desvanece el valor objetivo de la
cultura para dejar paso a la vida. Ambas soluciones, que a las generaciones anteriores parecía
suficientes, no encuentran eco en nuestra sensibilidad. Una y otra viven a costa de cegueras
complementarias. Como nuestro tiempo no padece esas obnubilaciones, como se ve con toda
claridad en el sentido de ambas potencias litigantes, ni se aviene a aceptar que la verdad, que
la justicia, que la belleza no existen, ni a olvidarse de que para existir necesitan del soporte de
la vitalidad.
J. ORTEGA Y GASSET, El tema de nuestro tiempo, «La doctrina del punto de vista»
Historia de la Filosofía
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ANDALUCÍA
SOLUCIÓN
PRUEBA TIPO 2009-2010
DE
LA
PRUEBA
AUTOR:
TIPO
Francisco Ríos Pedraza
Opción A
 Contexto histórico-cultural y filosófico.
El fragmento propuesto pertenece al libro VI de la República, en el que Platón explica en qué consiste el verdadero conocimiento que debe alcanzar el rey filósofo
para gobernar una polis con justicia. La República, el diálogo platónico del que forma parte el texto a comentar,
pertenece a su período de madurez y es, probablemente, el más importante y el que ha ejercido un mayor
influjo de entre todos los escritos platónicos.
En los diálogos del período de madurez, Platón expone
las tesis fundamentales de su filosofía y desarrolla su
teoría de las Ideas. Esta teoría sirvió de trasfondo para
todos los demás temas, entre los que destaca la elaboración de una completa teoría del Estado que es desarrollada precisamente en la República. El interés de Platón
por la política es propio del ambiente filosófico de la
época. Los sofistas y Sócrates ya habían centrado la
atención de la filosofía en los temas relacionados con la
ética y la política. En este contexto, la solución platónica
se inscribe en la línea iniciada por Sócrates, contraria a la
defendida por los sofistas. Frente al relativismo de los
sofistas en relación con las normas éticas y las leyes políticas, Platón, junto con su maestro Sócrates, defiende la
existencia de valores universales que proporcionen unidad y criterios objetivos a la hora de decidir sobre la
bondad o maldad de las acciones humanas y de las
organizaciones políticas.
Las influencias de la filosofía platónica van más allá de
Sócrates y se remontan a los filósofos presocráticos. Ello
se debe a que Platón, a diferencia de Sócrates, considera
que la ética y la política han de fundamentarse en una
concepción global de la realidad. De este modo, su reflexión regresa a los temas que habían centrado el interés
de los primeros filósofos y que habían sido abandonados por los sofistas y por Sócrates. Así, los valores universales que buscaba su maestro se corresponden, según
Platón, con realidades subsistentes que integran lo que
él consideró como el mundo de las Ideas. Cada una de
esas entidades universales a las que llama Ideas posee
las características que Parménides atribuyó al Ser; es
decir, son únicas, eternas e inmutables. Por su parte, el
mundo de los seres sensibles es considerado una copia
defectuosa del modelo que representa el mundo de las
Ideas. Las características de este mundo sensible se
corresponden con las que Heráclito atribuyó a la realidad, es decir, es múltiple, cambiante y fluye sin cesar.
El interés de Platón por la filosofía y la decisión de dedicar a ella su vida tiene su origen en un hecho singular
que marcó su vida: el juicio, condena y posterior ejecu© Oxford University Press España, S. A.
ción de su maestro, Sócrates. El impacto que causó en
Platón este acontecimiento le convenció de la necesidad de diseñar una sociedad en la que no sea posible
que desde el poder político se cometa una injusticia
como aquella.
Atenas, la polis de Sócrates y Platón, tenía en tiempos de
la condena de Sócrates un régimen político democrático que había sucedido al gobierno de los Treinta Tiranos
implantado por Esparta tras su victoria sobre Atenas en
la Guerra del Peloponeso. Los atenienses habían conocido una época de esplendor tras el fin de las guerras
médicas y su victoria sobre los persas. Pero pronto llegó
una crisis política que trajo consigo el desgobierno, los
abusos y las injusticias cometidas por quienes han de
mirar por el bien común. Todo ello llevó a Platón a plantearse la necesidad de revisar las estructuras que sustentan la polis, para recuperar el sendero que conduce
hacia una sociedad justa en la que sus ciudadanos se
sienten a salvo del peligro y pueden desarrollar su actividad en beneficio propio y de la comunidad.
 Comentario del texto.
a) En la filosofía platónica, la expresión «lo que es» se
opone a otra que podríamos formular así: lo que
parece ser, pero en realidad no es. Platón distingue
entre la verdadera realidad y las apariencias. Lo que
es, la verdadera realidad, es lo que Platón llama Ideas,
que no son otra cosa que entidades universales,
inmateriales, eternas e inmutables
Con la expresión «que nace y perece» se refiere Platón a todos los seres del mundo sensible. Estos seres,
a diferencia de aquellos otros que forman parte del
mundo inteligible, son mudables y cambiantes. El
hecho de poseer estas características los convierte
en realidades de inferior categoría en comparación
con las Ideas, que no nacen ni perecen y que constituyen la auténtica realidad. Lo que nace y perece no
es más que una copia defectuosa de las Ideas.
b) En este texto establece un paralelismo entre la visión
y el conocimiento. La visión compete al ojo del mismo modo que el conocimiento es tarea propia del
alma. El objetivo de Platón es establecer la existencia
de dos modos de conocimiento: uno superior, que se
dirige a las Ideas, y otro inferior, que tiene por objeto
a los seres sensibles. Para comprender esa distinción
compara el conocimiento superior con la visión de
día y a la luz del sol y el conocimiento inferior con la
visión de noche y en la oscuridad. Esta comparación se apoya en otra que Platón ha realizado anteriormente en este mismo diálogo entre el Sol y la
Historia de la Filosofía
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ANDALUCÍA
Idea del Bien, concebida como Idea suprema que
ocupa la primera posición en el orden jerárquico del
mundo de las Ideas.
Del mismo modo que vemos mejor cuando las cosas
son iluminadas por el Sol durante el día, también el
alma conoce mejor cuando mira hacia las Ideas que
son iluminadas por la Idea del Bien. Este conocimiento superior que tiene por objeto el mundo de las Ideas y que Platón compara con la visión de día a la luz
del sol, es lo que él mismo llamó episteme. Por oposición, el conocimiento de los objetos del mundo sensible, que es equiparable a la visión nocturna, es lo
que Platón llamó doxa.
c) En la filosofía platónica se da una perfecta concordancia entre los dos niveles de realidad que distingue y los dos niveles de conocimiento:
쐌 De una parte existe una realidad auténtica que
está integrada por las Ideas, que presentan unas
características de unidad e inmutabilidad.
쐌 Por otra parte tenemos una realidad aparente integrada por los seres sensibles, que se nos muestran
múltiples y cambiantes.
Estos dos niveles de realidad se corresponden con
dos niveles de conocimiento.
쐌 Cuando el alma dirige su atención hacia los seres
sensibles logra formarse una opinión de ellos. Las
opiniones pueden ser múltiples y experimentar
cambios, como les ocurre a los seres sensibles, que
son su objeto.
쐌 En cambio, cuando el alma logra elevarse por encima de los seres sensibles y dirige su mirada hacia
las Ideas, consigue un conocimiento cierto y seguro que bien podemos denominar ciencia. Este
conocimiento, al igual que las propias Ideas, es único e inmutable.
 Relación con otra posición filosófica.
El principal adversario de la teoría de las Ideas platónica
es, precisamente, el mejor discípulo que tuvo Platón en
su escuela filosófica: Aristóteles.
Aristóteles coincide con Platón al afirmar que el verdadero conocimiento debe dirigirse hacia lo universal y
que no basta con describir la realidad, sino que hay que
tratar de explicarla dando cuenta de las causas. Hasta
aquí las coincidencias entre maestro y discípulo, pero
debemos señalar que Aristóteles rechaza taxativamente
la posibilidad de la existencia separada de entes universales, en contra de la posición defendida por Platón. El
universal, para Aristóteles, solo existe incorporado en el
ser individual, que es el único ser que tiene existencia
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PRUEBA TIPO 2009-2010
separada. Nosotros llegamos a conocer el universal abstrayéndolo del particular en el que se encuentra incorporado, dándole forma. En consecuencia, Aristóteles
niega la existencia de entidades universales como las
Ideas platónicas. Las razones alegadas por Aristóteles
para rechazar esta doctrina de su maestro son tres:
쐌 La misión de la filosofía es explicar el mundo, y la teoría de las Ideas no solo no lo explica sino que lo complica, puesto que ahora no hay uno, sino dos mundos
que explicar.
쐌 Las Ideas, al estar separadas, no podrían cumplir su
función primordial, que es la de ser esencia de los
entes particulares. La esencia de algo tiene que estar
presente en aquello de lo que es esencia.
쐌 Las Ideas no pueden dar cuenta del devenir de los
seres naturales, puesto que ellas son inmutables. Con
ello, una característica esencial de la naturaleza quedaría sin fundamento ni explicación.
En conclusión, podemos decir que el dualismo ontológico defendido por Platón —que distinguía dos tipos de
realidad, la de las Ideas y la de los seres sensibles—, es
rechazado por Aristóteles al defender la existencia de
una única realidad, que es la realidad natural. Del mismo
modo, en el terreno del conocimiento Platón defendía
un dualismo epistemológico que le llevaba a distinguir
entre el verdadero conocimiento, que tiene por objeto
las Ideas, y la opinión, que se dirige a los seres sensibles.
Al desaparecer la distinción de los dos mundos en la
filosofía aristotélica, desaparece también la diferenciación de dos tipos de conocimiento. A juicio de Aristóteles no hay más que un único tipo de conocimiento, que
se dirige primariamente a las esencias universales que
son abstraídas de los seres naturales y que nos permite
posteriormente conocer a los seres particulares.
El debate sobre la realidad y el conocimiento que podemos alcanzar de ella ha estado presente en todo
momento a lo largo de la historia de la Filosofía. Los
avances que realizan la ciencia y la tecnología en la
actualidad no hacen más que intensificar el interés y
ampliar el número de cuestiones que nos formulamos
en relación con este asunto.
Por otra parte, la distinción que realiza Platón entre un
mundo real y un mundo aparente y engañoso ha servido de base en muchas ocasiones para llevar a cabo una
crítica de la labor que realizan los medios de comunicación y especialmente la televisión. Con demasiada frecuencia, los programas televisivos presentan un mundo
deformado que entretiene y adormece la conciencia,
dificultando el análisis reflexivo que debemos hacer permanentemente sobre nuestra sociedad.
Historia de la Filosofía
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ANDALUCÍA
PRUEBA TIPO 2009-2010
Opción B
 Contexto histórico-cultural y filosófico.
La obra a la que pertenece el fragmento propuesto se
titula El tema de nuestro tiempo. Ortega tuvo conciencia
de estar viviendo un tiempo singular que merecía una
atención específica. Su vida transcurrió en un período
convulso tanto a nivel nacional como internacional. En
el orden internacional cabe destacar la sucesión de las
dos guerras mundiales, el ascenso político de partidos
de extrema izquierda y extrema derecha, y la división de
Europa en dos mitades (la Europa Occidental y la Europa
del Este) que se dan la espalda mutuamente. En el ámbito español, fueron hechos destacados la pérdida de las
últimas colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas); la sucesión de formas de gobierno que van desde
la monarquía a la dictadura pasando por la república, y
la Guerra Civil que duró tres largos años y que fracturó
la convivencia pacífica de la sociedad española.
En este contexto, el filósofo no puede aislarse en su
torre de marfil y dedicarse a teorizar sobre la realidad
abstracta. Ortega, como otros contemporáneos suyos,
desarrolló un pensamiento comprometido con la situación histórica y social de su tiempo. Se interesó por lo
humano, pero no se dedicó a comprender la esencia
humana genérica, sino que trató de comprender y al
mismo tiempo dar respuestas al individuo histórico concreto que se encuentra inmerso en un mundo con el
que tiene que lidiar día a día. Así se entiende su compromiso político con la Segunda República, su interés por el
periodismo que le llevó a publicar una extensa colección de artículos y su dedicación a teorizar sobre la
situación en la que se encuentra España, defendiendo
de manera entusiasta la unidad de Europa.
Ortega formó parte de lo que tradicionalmente se ha
denominado generación del 14 o novecentismo. Los
integrantes de este movimiento cultural sucedieron a
los representantes de la llamada generación del 98 o
regeneracionistas. Frente a estos últimos, los novecentistas tenían una percepción menos derrotista de la situación y contemplaban con moderado optimismo la posibilidad de la salida de la crisis en la que se encontraba
sumida España.
En el ámbito internacional y estrictamente filosófico,
debemos destacar la influencia que ejercieron en Ortega
principalmente Husserl y Heidegger. De Husserl tomó
Ortega su método fenomenológico y, sobre todo, la concepción de la conciencia humana como una realidad
intencional. Es decir, Ortega sostiene que no es posible
comprender la conciencia humana de modo aislado,
sino inmersa en el mundo que le rodea. Esta tesis queda
claramente expresada en la sentencia orteguiana: Yo soy
yo y mis circunstancias. De Heidegger toma Ortega su
concepción de la existencia humana como proyecto que
se despliega en el tiempo gracias a la libertad concreta y
limitada por las circunstancias que posee el ser humano.
© Oxford University Press España, S. A.
Finalmente, cabe decir que Ortega ejerció una enorme
influencia en toda una generación de la filosofía española, con pensadores como José Luis López Aranguren,
José Ferrater Mora o María Zambrano, entre otros.
 Comentario del texto.
a) Con el término racionalismo Ortega no se refiere
exclusivamente a la corriente filosófica del siglo XVII
que tiene en Descartes a su iniciador y a uno de sus
más distinguidos representantes. Racionalista es
para Ortega toda la tradición filosófica que ha pretendido alcanzar la verdad absoluta recurriendo al
conocimiento racional. En este sentido amplio habría
que incluir dentro del racionalismo a una buena parte de la filosofía antigua y medieval, que alcanzaría
su apogeo con los racionalistas del siglo XVII y que se
prolongaría hasta Hegel, a principios del siglo XIX.
Relativismo es, para Ortega y en este contexto, el
sinónimo del irracionalismo vitalista. Es decir, a juicio
de Ortega son relativistas todos aquellos filósofos
que han relegado la razón a un plano secundario, llegando incluso a considerarla falseadora de la realidad. En el lugar de la razón se colocaría la vida como
pieza clave para comprender la realidad. Así entendido, el máximo exponente del relativismo sería
Nietzsche, pero también podemos incluir aquí a
Schopenhauer, Marx, Freud y Heidegger, puesto que
todos ellos ven en la razón más un obstáculo que un
instrumento para entender la realidad. Para el relativismo, la realidad es puro devenir que no puede ser
comprendido por los conceptos fijos e inmóviles que
maneja la razón.
b) En este texto nos presenta Ortega la confrontación
entre dos posturas antagónicas que se han defendido históricamente dentro de la filosofía para, a continuación, proponer él una solución que trae el equilibrio y resuelve el conflicto. El origen del problema se
encuentra en la existencia de dos valores presentes
en la realidad: vida y cultura. El conflicto se plantea
cuando los filósofos consideran que han de elegir
entre uno u otro valor. Así, el racionalismo se decanta
por la cultura en detrimento de la vida, y el vitalismo,
por su parte, hace lo propio al defender la vida
denostando la cultura. La solución de Ortega, como
ya se ha dicho, consiste en reivindicar ambos valores
sin que el aprecio de uno suponga menoscabo del
otro. Es decir, la cultura necesita de la vida para desplegarse y desarrollarse, pero igualmente la vida precisa de la cultura para cobrar sentido y alcanzar la
categoría de vida realmente humana.
c) La posición filosófica de Ortega se denomina precisamente raciovitalismo. Con ello se pretende significar que realiza una síntesis superadora del conflicto
entre racionalismo y vitalismo. Para que esta síntesis
sea posible, la razón no puede ser concebida como
Historia de la Filosofía
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ANDALUCÍA
una razón abstracta que se afana en la búsqueda
de una verdad eterna. La razón por la que apuesta
Ortega es una razón vital; es decir, una razón al servicio de la vida.
La vida humana, además de ser vivida, ha de ser
entendida, y para ello no valen las categorías de la
razón abstracta que han manejado los filósofos hasta hace bien poco. La razón abstracta, la razón científica, sirve para explicar los fenómenos, es decir, para
encontrar su causa y, de este modo, dar cuenta de su
ocurrencia. La vida humana, en cambio, necesita ser
comprendida más bien que explicada. Comprender
una determinada realidad es captar su significado,
valorar su relación con otras realidades desde una
perspectiva de la totalidad.
Esta tarea de comprensión de la vida humana es una
tarea racional y, por lo tanto, ha de estar encomendada a la razón. La razón y la vida se necesitan mutuamente y no tiene sentido mantener posturas que las
enfrenten y nos obliguen a elegir entre ellas. La
razón vital es la respuesta a esta demanda que la
vida plantea a la razón para que cumpla con la tarea
de su comprensión. De este modo se reúnen armoniosamente la razón y la vida.
Más allá de la razón vital, Ortega nos habla también
de la razón histórica. La razón vital es la encargada
de realizar la comprensión de la vida humana referida al propio sujeto que hace uso de ella. Pero el ser
humano no vive aislado, su vida cobra sentido en la
convivencia con otros seres humanos, formando así
un pueblo, una generación, una civilización. La razón
histórica es la encargada de acometer la tarea de
comprender la realidad humana en su conjunto,
integrando las complejas relaciones que se dan
entre los seres humanos como parte esencial de su
existencia. Este conjunto de relaciones humanas es
lo que constituye la cultura, que tiene como rasgo
fundamental su carácter histórico. La cultura humana se construye a lo largo del tiempo y en diferentes
épocas adopta formas bien diferenciadas. De ahí
que, en este caso, el uso de la razón que comprende
esta realidad humana sea más específicamente la
razón histórica y no solo la razón vital.
 Relación con otra posición filosófica.
En la medida en que la posición de Ortega sostenida en
el texto se define por su diferenciación tanto del racio-
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PRUEBA TIPO 2009-2010
nalismo como del vitalismo, es posible contraponerla a
estas dos corrientes filosóficas.
쐌 La diferencia con el racionalismo radica en el empeño
de este por usar la razón para buscar una verdad eterna. Al emprender ese camino, la razón se aleja del ser
humano concreto y se inhabilita para tratar de comprenderlo en su radical singularidad. Al especializarse
en lo eterno e inmóvil, al focalizar ahí todas sus energías, la razón se vuelve incapaz para comprender el
devenir incesante que es la vida humana.
쐌 El vitalismo puede ser entendido como una reacción
contra los excesos de la razón, que somete la realidad
a sus dictados y niega la validez a todo aquello que
no se pliega a sus exigencias. Pero en ese movimiento
reactivo, el vitalismo se excede y comete el error de
caer en el extremo opuesto. Nietzsche, como autor
más representativo del vitalismo, reniega de la razón
y opta por un irracionalismo que deja al ser humano
sin poder dar una respuesta adecuada a su deseo de
comprender lo que le es más cercano: su propia vida.
De este modo, la racionalidad pierde su valor y su significación, pese a ser la característica distintiva del ser
humano. Este queda así en manos de fuerzas ciegas e
irracionales que no conoce y no controla, como la
voluntad de poder nietzscheana o el ello freudiano,
por poner dos ejemplos bien conocidos.
Como ya se ha visto, Ortega pretende evitar caer en
los errores cometidos por el racionalismo y el vitalismo, haciendo que la razón se especialice en la comprensión de la vida humana y adapte su discurso a
las especiales características de esta realidad fundamental.
La actualidad del discurso de Ortega es innegable.
Vivimos en una sociedad altamente tecnificada, en la
que el riesgo de despersonalización y cosificación del
ser humano es cada vez mayor. Por ello, se impone
emplear nuestra razón no solo como instrumento al
servicio del progreso científico y tecnológico, sino
también para lograr una mejor comprensión de nuestra propia existencia. Hoy día, más que nunca, necesitamos orientarnos en la nueva realidad que ha ido
creando nuestra sociedad tecnológica; y para ello no
contamos con otro instrumento mejor que nuestra
razón cuando la aplicamos a dar sentido a nuestra
vida.
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