Universidad de Almería. Facultad de Ciencias de la Educación, Enfermería y Fisioterapia. Asignatura: Trabajo Fin de Máster. Trabajo documental de profundización. Curso: 2012/2013. Intervención en lenguaje en Trastorno del Espectro Autista Autora: Marco Palao, Verónica Tutor: Padilla Góngora, David Fecha: 10/06/2013 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN.………………………………………………………………2 2. CONCEPTUALIZACIÓN TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA……...4 2.1. Definición conceptual……………………………………………………5 2.2. Etiología………………………………………………………………….7 2.3. Características del Trastorno……………………………………………..8 3. DESARROLLO NORMATIVO DEL LENGUAJE…………………………..10 3.1. Concepto y desarrollo del lenguaje...…………………………………...11 3.2. Características de la intervención………………………………………15 3.3. Evaluación del lenguaje………………………………………………...16 4. EL LENGUAJE EN NIÑOS CON TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA………………………………………………………………………19 4.1. Estado de la cuestión……………………………………………………19 4.2. Desarrollo del lenguaje en niños con Espectro Autista…………………21 4.3. Valoración del trastorno semántico-pragmático………………………..30 5. ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN Y TRATAMIENTO…………………31 5.1. Estado de la cuestión……………………………………………………31 5.2. Intervención y tratamiento……..……………………………………….32 5.3. Métodos y programas de intervención………………………………….34 5.4. Requisitos y directrices de la intervención……………………………..40 6. CONCLUSIONES……………………………………………………………..43 7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………47 8. ANEXOS……………………………………………………………………….53 1 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista 1. INTRODUCCIÓN El trabajo documental que a continuación se desarrolla supone un estudio en profundidad sobre un aspecto concreto de la Educación Especial: la intervención en el lenguaje oral en niños y niñas con Trastorno del Espectro Autista (TEA). A partir de dicha profundización sobre la temática planteada se pretende conocer las características del lenguaje, su desarrollo, adquisición, las dificultades que pueden presentarse y, sobre todo, cómo y en qué debe basarse la intervención para su consecución y progreso. Resulta evidente, pues, la necesidad de conocer cómo las personas que presentan Trastorno del Espectro Autista (TEA) precisan una intervención dirigida a la adquisición y uso de lenguaje a fin de poder desarrollarse tanto social, como personalmente, logrando, de esta manera, desenvolverse de la manera más autónoma posible en las diferentes situaciones que engloban la vida cotidiana, y sobre todo, permitiendo que puedan comunicarse, alcanzándose así, un completo proceso de socialización. Por ello que, en la actualidad, la reflexión sobre aquellos aspectos y temas que caracterizan el Trastorno del Espectro Autista esté tomando auge (López y Cajal, 2007; López, Rivas y Taboada, 2009; Sampedro, 2012) y resultando de especial interés. Prueba de ello es la reciente declaración por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) del Día Internacional de la Toma de Conciencia sobre el Autismo (fechándose el día 2 de abril), cuyo Secretario General afirma que “el autismo no está restringido a una sola región ni a un solo país; es un reto de alcance mundial que requiere medidas a nivel mundial” (Ban Ki-moon, 2012: extraído de http://www.un.org/es/events/autismday/2012/sgmessage.shtml). Si, además, consideramos la definición que otorgan algunos autores al concepto de Autismo, quienes ponen especial énfasis en la complejidad que tienen estas personas a la hora de desarrollar el lenguaje, como Kanner (1943) quien establece como principales aspectos de este Trastorno la “incapacidad para establecer relaciones con las personas, 2 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista retrasos o alteraciones en la adquisición y uso del lenguaje y una insistencia obsesiva en mantener el ambiente sin cambios” (López, Rivas y Taboada, 2009: 556); Happé y Frith (1994) quien lo describe como un conjunto de alteraciones en la socialización, la comunicación y la imaginación; o López Gómez y Cajal Cernuda (2007) quienes establecen como criterios diagnósticos “las alteraciones en la interacción social, las alteraciones en el lenguaje y la comunicación y los patrones de comportamiento, intereses o actividades restringidos y estereotipados” (López Gómez y Cajal Cernuda, 2009: 557); parece relevante conocer el proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje en niños con Trastorno del Espectro Autista. Asimismo, siguiendo esta línea, es relevante tener en cuenta también la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y Protocolo Facultativo de las Naciones Unidas (2006. Extraído de http://www.un.org/esa/socdev/enable/documents/tccconvs.pdf), en la que se establecen como principios que deben regir la convivencia entre personas la no discriminación, la participación e inclusión plenas y efectivas en la sociedad, el respeto por la diferencia y la aceptación de las personas con discapacidad como parte de la diversidad y la condición humanas, así como la igualdad de oportunidades, entre otros. Es por todo ello, que el interés de este trabajo de profundización parta de la importancia de indagar y comprender este proceso de adquisición de lenguaje para el proceso de socialización y desarrollo personal, así como de la autonomía, y principalmente, para conocer cuáles deben ser las estrategias de intervención que deben procederse en cada caso. Por tanto, los objetivos que se plantean en el mismo son los que seguidamente se especifican: Conceptualizar Trastorno del Espectro Autista. Revisar el desarrollo del lenguaje y sus limitaciones en los niños con Autismo. Describir las estrategias existentes de intervención para el desarrollo del lenguaje y evaluación de la misma. 3 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista Finalmente, en cuanto a la estructura que seguiremos para su desarrollo, ésta será la siguiente. En primer lugar, estableceremos los conceptos de Trastorno del Espectro Autista y de lenguaje normativo, respectivamente. En segundo lugar, comentaremos las características del desarrollo del lenguaje en los niños autistas. Seguidamente, fijaremos estrategias de intervención para dicho desarrollo. Por último, para finalizar, expondremos una serie de conclusiones, a partir de la recopilación de los aspectos más destacados. 2. CONCEPTUALIZACIÓN DE TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA Así pues, llegados a este punto resulta conveniente definir de manera amplia este concepto. Además, para su mejor comprensión, por un lado, haremos referencia a lo que conocemos de su etiología; y por otro lado, presentaremos las características del mismo. No obstante, en términos generales, es importante señalar que un niño que presente dicho trastorno no es diagnosticado antes del año de vida, pues el sujeto presenta un desarrollo normal durante el primer año o año y medio de vida, siendo hacia esta edad, cuando los familiares comienzan a percatarse de que algo raro acontece (Martos y Morueco, 2007). Es más, en la mayoría de los casos, el niño no presenta complicaciones procedentes del parto o embarazo, desarrolla y adquiere hitos motores, así como la comunicación y relación social, dentro de los parámetros de normalidad. El único hecho significativo que se ha observado que no se establece dentro de dichos parámetros es la ausencia en la conducta de señalar. Alrededor de los 18 meses, el niño comienza a abandonar el lenguaje adquirido, no responde cuando se le llama, no muestra interés en relacionarse con otros niños, comienzan a aislarse socialmente, no mantiene contacto ocular, el juego se torna repetitivo, no desarrolla el juego simbólico, y se opone cuando se generan cambios en el entorno (Martos y Morueco, 2007). 4 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista 2.1. Definición conceptual. En la actualidad, resulta complejo otorgar una definición conceptual exacta de Trastorno del Espectro Autista debido a la complicada tarea de describir y comprender las diferentes y variadas alteraciones que presentan las personas que padecen este trastorno, por un lado, y la falta de acuerdos por parte de la diversa participación de profesionales provenientes de distintas áreas (tanto de la salud, como de la educación), por otro lado (López, Rivas y Taboada, 2009). De ahí que autores como Martos y Morueco (2007) afirmen que “una manera de entender el concepto de autismo que permita comprender la heterogeneidad de los cuados es la idea de considerar el autismo como un continuo. La idea de un espectro autista de que los rasgos autistas pueden situarse en un conjunto de continuos o dimensiones que no sólo se alteran en el autismo sino también en otros cuadros que afectan al desarrollo, tiene su origen en un estudio realizado por Wing y Gould (1979)” (Martos y Morueco, 2007: 386). Dicho estudio se encuentra recogido en el Anexo I. Sin embargo, anterior a esta concepción, es importante retornar a referencias realizadas por autores clásicos sobre dicho Trastorno, refiriéndonos, en primer lugar a Leo Kaner, quien en 1943 estudió el caso de once niños, los cuales enmarcó en un mismo cuadro delimitado bajo el término autismo. Según Kaner (1943 a 1997), estos niños presentaban una serie de características comunes: A) Incapacidad para establecer contacto con los demás. B) Retraso importante en la adquisición del habla. C) Actividades y juego repetitivos y estereotipados. En segundo lugar, debemos mencionar a Michael Rutter (1984), quien define el autismo como un síndrome de conducta, cuyas características son (ampliando las realizadas por Kanner): Incapacidad general y profunda para entablar relaciones sociales. Alteraciones en el lenguaje y en las pautas prelingüísticas. Reducida capacidad de atención. Conductas autolesivas. 5 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista Retraso en el control de esfínteres. Así, más adelante, Happé y Frith (1994) describían el trastorno como un conjunto de tres alteraciones en la socialización, la comunicación y la imaginación. Mientras que Rivière (1997), desarrollando la idea de considerar el autismo como un continuo de dimensiones, diseñaba una recopilación de doce. Estas dimensiones a las que hacemos referencia, las recogemos en el Anexo II. Por otro lado, la American Psychiatric Association, en la cuarta edición del Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM IV-R), establece como características esenciales del Trastorno del Espectro Autista “la presencia de un desarrollo marcadamente anormal o deficiente de la interacción y comunicación sociales y un repertorio sumamente restringido de actividades e intereses” (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM IV-R, 2002: 80). En este sentido, es importante añadir también la notable alteración de la comunicación, afectando tanto a las habilidades verbales como las no verbales y pudiéndose producir un retraso en el desarrollo del lenguaje oral o su ausencia total, incluso (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM IV-R, 2002: 80). En el Anexo III pueden verse los criterios diagnósticos del TEA establecidos en dicho Manual. En la actualidad, una aclaración conceptual reciente a la que podemos aludir es la realizada por López, Rivas y Taboada (2009) quienes definen el Autismo como “un trastorno neuropsicológico de curso continuo asociado, frecuentemente, a retraso mental, con un inicio anterior a los tres años de edad, que se manifiesta con una alteración cualitativa de la interacción social y de la comunicación así como con unos patrones comportamentales restringidos, repetitivos y estereotipados con distintos niveles de gravedad” (López, Rivas y Taboada, 2009: 557). En definitiva, tomando como punto de partida todas y cada una de las interpretaciones y aportaciones de los distintos autores mencionados, podemos fijar el término de Trastorno del Espectro Autista como aquella alteración que se manifiesta de diversas formas, pero que, en líneas generales, afecta a la socialización y comunicación del 6 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista individuo, y genera en el mismo la presencia continua de modelos de comportamiento repetitivos. 2.2. Etiología. Como se ha comentado anteriormente, el Espectro Autista es un trastorno que se presenta con diversas características y manifestaciones. De ahí que se afirme su complejidad en su etiología. A continuación, presentamos algunas de las teorías más relevantes que permiten conocer dicha etiología del TEA: Teorías de corte genetista: resaltan la influencia de los factores genéticos “en una alterada regulación en la formación del sistema nervioso en los primeros meses de desarrollo embrionario (Gillberg et al., 1991)” (López, Rivas y Taboada, 2009: 560). Estas afirmaciones derivan de las investigaciones realizadas sobre la prevalencia hombre/mujer y el riesgo de recurrencia entre hermanos (López, Rivas y Taboada, 2009). Teorías de alteración viral: según éstas, el desarrollo de algunas infecciones víricas durante el período de embarazo puede ocasionar daños al normal desarrollo del feto (por ejemplo, la rubeola congénita). Teorías de alteración bioquímica: parten de la influencia de los neurotransmisores, ya que esta sustancia constituyen mediadores bioquímicos relacionados con las contracciones musculares y la actividad nerviosa. Los excesos o carencias, así como el desequilibrio entre un par de mediadores diferentes, puede originar alteraciones conductuales (serotonina). Teoría de la mente: la cual se refiere a la “habilidad que tenemos los seres humanos para comprender y predecir la conducta de otras personas, sus conocimientos, sus intenciones y sus creencias” (Tirapu-Ustárroz, Pérez-Sayes, 7 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista Erekatxo-Bilbao y Pelegrín-Valero, 2007. En Calderón, Congote, Richard, Sierra y Vélez, 2012: 82). En concreto, “en el autismo se da un déficit específico cognitivo consistente en la escasa, o nula en muchos casos, capacidad metarrepresentacioanl” (Tamarit, 1990: 3), lo que conlleva efectos en el aspecto social y comunicativo de estas personas (Tamarit, 1990). Teoría afectiva: planteada por Hobson (1989) quien afirma que “1) Los niños autistas carecen de los componentes constitucionales de acción y reacción, que son necesarios para el desarrollo de relaciones personales recíprocas con los demás, relaciones que implican sentimientos. 2) Estas relaciones personales son imprescindibles para la formación de un mundo propio y común con los otros. 3) La carencia de participación de los niños autistas en la experiencia social intersubjetiva tiene dos resultados: a) un fallo relacionado con conocer a las otras personas como personas con sus propios sentimientos, pensamientos, deseos, intenciones, etc.; b) una grave alteración en la capacidad de abstraer y en la de sentir y pensar simbólicamente. 4) La mayor parte de las alteraciones cognitivas y lingüísticas características de los niños autistas pueden ser vistas como el reflejo de los otros déficits de orden inferior que tienen una relación especialmente íntima con el desarrollo social y afectivo, y/o como el reflejo de alteraciones de la capacidad, social-dependiente, de simbolizar” (Hobson, 1989. En Tamarit: 1990: 3). 2.3. Características del Trastorno. Como ya se ha hecho referencia en el punto de definición, el Trastorno del Espectro Autista es un trastorno del desarrollo caracterizado por “importantes alteraciones en las áreas de la interacción social, la comunicación, la flexibilidad y la imaginación” (Equipo de técnicos de las asociaciones que conforman Autismo Andalucía, 2001: 4). Estas alteraciones a las que nos referimos se caracterizan por: Centrándonos en el contexto de la socialización (interacción social), podemos destacar las dificultades que presentan para entender el mundo de los pensamientos, las emociones o las creencias, tanto ajenas como propias, lo que 8 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista interfiere en la interacción social y en la capacidad de autorregularse emocionalmente. Por lo que se refiere a la comunicación, se señala la incapacidad para comprender el propio concepto de comunicación y su aplicación y carecen de lenguaje oral, aunque aquellos que sí tienen, hacen un uso repetitivo y estereotipado del mismo o de los temas que les interesan. Si enfocamos la atención en lo que se refiere a la comprensión, encontramos: dificultad para entender y dar sentido a la propia actividad, representar, organizar su pensamiento, conducta y entender la de los demás. Y, por último, refiriéndonos a la imaginación, podemos hallar importantes dificultades para utilizar juguetes de manera apropiada, especialmente cuando se trata de juego simbólico, de representación de roles o imaginativos. (Equipo de técnicos de las asociaciones que conforman Autismo Andalucía, 2001) Así pues, según López y Cajal (2007), pueden establecerse tres criterios diagnósticos que caracterizan el Autismo: I. Deficiencias de la interacción social: “marcadas por una notable afectación de la práctica de comportamientos no verbales múltiples en orden a regular la interacción y comunicación sociales” (López Gómez y Cajal Cernuda, 2007: 23). II. Alteraciones del lenguaje y de la comunicación, repercutiendo en las habilidades verbales y no verbales, produciéndose un retraso del desarrollo del lenguaje hablado, o incluso su total inexistencia. III. Patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados, ya sea en la intensidad como en la inflexibilidad del cambio. Por otro lado, Padilla y Sánchez (2007) se refieren a las singularidades de dicho Trastorno en función de déficits de distintos ámbitos, pudiendo hablar, por tanto, de: a) Déficit social: por el cual los comportamientos no verbales que regulan la interacción social se ven afectados (contacto ocular, expresión y gestos, etc.). No 9 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista obstante, en este sentido es importante resaltar el estudio realizado por Wing (1979), a partir de cual establecía diferentes tipos de alteraciones sociales (aislamiento, pasividad y actividad pero extrañamiento), con lo que reflejaba que no todas las personas que padecen un Trastorno autista tienden a rechazar la interacción social, dándose casos, por el contrario, que sí intentan una aproximación (aunque con las estrategias no debidas). b) Déficit de comunicación: afectando, por un lado, a las habilidades verbales, y por otro, también a las no verbales. En este caso, como ya se ha hecho referencia en apartados anteriores, puede hablarse de retraso del lenguaje o de ausencia completa. Sin embargo, el inconveniente reside en que cuando se desarrolla dicho lenguaje, el volumen, la velocidad, el tono o el ritmo resultan afectados. A ello se debe añadir la dificultad para comprender aspectos pragmáticos del lenguaje (como ironías, frases hechas, preguntas abiertas, etc.). c) Déficit de conducta: se refiere a patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados, ya sea en la intensidad como en la inflexibilidad del cambio. d) Por último, ambos autores añaden un aspecto, igualmente, de significativo: las dificultades de aprendizaje. Éstas pueden basarse en dificultades de atención, de generalización, de aprendizaje mecánico y dificultades derivadas de la actividad docente. 3. DESARROLLO NORMATIVO DEL LENGUAJE Antes de profundizar en el desarrollo del lenguaje en los niños con TEA, resulta conveniente conocer cómo es dicho desarrollo desde el punto de vista normativo. Para ello, partimos, por un lado, de la concepción de desarrollo como un “proceso dinámico, en el que funciones psicológicas importantes se incorporan a sistemas funcionales diversos a lo largo del desarrollo, y se pierden cuando no puede realizar esa incorporación” (Rivière, 2000. En Martos y Morueco, 2007: 382). Además, según este autor, dichas funciones mentales se caracterizan por las siguientes propiedades: 10 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista - “Se adquieren a través de la interacción natural con las personas, por aprendizaje incidental, no requiriendo enseñanza explícita. - Son universales y están culturalmente especificadas. - Implican una fuerte preparación biológica. - Pertenecen a la gama de la cognición, es decir, son funciones cognitivas con una fuerte implicación afectiva y emocional. - Constituyen puntos de unión entre la biología y la cultura. - Se derivan de procesos de adquisición que no requieren un aprendizaje declarativo ni explicitación de reglas. - Implica, para su desarrollo pleno, competencias de metarrepresentación. - Y son funciones muy eficientes.” (Rivière, 1997. En Martos y Morueco, 2007: 382) Y, por otro lado, partiendo de la consideración del lenguaje como algo complejo, ya que está relacionado con el desarrollo cognitivo, social, motriz y afectico-emocional (Padilla y Sánchez, 2007), desempeña un papel fundamental en el desarrollo intelectual y cognitivo (Vygostky, 1977, en Padilla y Sánchez, 2007) y cumple la función organizativa de pensamiento (Padilla y Sánchez, 2007). Por tanto, a partir de todo ello, parece relevante considerar y profundizar en dichas nociones para poder entender adecuadamente la importancia del lenguaje en el desarrollo personal de todos los individuos. 3.1. Concepto y desarrollo del lenguaje. Según J. Piaget (1978), “el maravillosamente intrincado y versátil mecanismo del lenguaje es, al nacer, al igual que otros mecanismos motores, nada más que una posibilidad. El crecimiento posterior de los nervios y músculos debe combinarse con la práctica para producir un repertorio de sonidos adecuados para hablar. Con ese desarrollo como base, el medio social proveerá los estímulos necesarios para la adquisición de los hábitos del lenguaje” (Piaget y otros, 1978. En Piaget, 1978: 21). Así 11 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista pues, partiendo de esta premisa, dicho autor establece tres etapas (que denomina estadios) para el desarrollo del lenguaje en el niño. Estos estadios son: A. Primer estadio: basado en la articulación casual de sílabas con fijación de respuestas circulares. B. Segundo estadio: evocación de elementos articulados por la pronunciación de otros (es decir, lo que se conoce como la imitación). C. Tercer, y último, estadio: condicionamiento de elementos articulados (invocados por otros) por objetos y situaciones. De esta manera, el lenguaje adquiere un valor relevante, pues se convierte en un “vehículo del pensamiento” (Piaget y otros, 1978. En Piaget, 1978: 29). Ahora bien, centrándonos, por otro lado, en el lenguaje oral y en los estudios de Rondal y Seron (1991) sobre el mismo, estos autores definen el lenguaje como “aquella función compleja que permite expresar y percibir estados afectivos, conceptos, ideas, por medio de signos acústicos o gráficos” (Rondal y Seron, 1991: 31). Asimismo, hablan, en este sentido, de aspectos paraverbales moduladores de la comunicación. Estos elementos son: acompañantes vocales del lenguaje (se refiere a la entonación, la acentuación, el ritmo y las pausas), expresiones faciales, mirada, y posturas y gestos (Rondal y Seron, 1991: 29-30). Igualmente, dichos autores fijan los diferentes componentes que conforman el sistema lingüístico oral: la fonología, la morfología, la semántica, la sintaxis y la pragmática; y especifican, además, las funciones del mismo: instrumental, reguladora, interactiva, personal, heurística, imaginativa o creativa e informativa (Rondal y Seron, 1991). No obstante, para comprender mejor la adquisición normativa del lenguaje, debemos hacer referencia, también, a los estudios realizados por Marie Thérèse Le Normand (en Narbona y Chevrie-Muller, 2001), quien establece una serie de modelos psicolingüísticos del desarrollo del lenguaje que facilitan el entendimiento de los estadios de dicho desarrollo lingüístico, considerando para ello los elementos del lenguaje (lexicología, fonología, morfosintaxis, pragmática y metalingüística, citados anteriormente según la clasificación de Rondal y Seron). Uno de estos modelos es el 12 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista lingüístico de Chomsky (1965), quien defiende la idea de que “el niño nace con una predisposición para el desarrollo de competencias adecuadas al descubrimiento y al análisis de la lengua” (Chomsky, en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 29). Así pues, en la aparición del lenguaje se distinguen una serie de etapas (“estadios prelingüísticos”, Marie Thérèse Le Normand, en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 32). Estos estadios prelingüísticos, que tienen en cuenta tanto las edades consideradas como las diferencias individuales existentes entre los niños, son: - Producción de vocalizaciones: entre los 0 y 2 meses de edad. - Producción de sílabas arcaicas: de 1 a 4 meses. - Balbuceo rudimentario: entre los 3 y 8 meses. - Balbuceo canónico: de los 5 a 10 meses de edad. - Balbuceo mixto: de los 9 a 18 meses. Por otro lado, el desarrollo de los sistemas lingüísticos se fija en función del sistema específico. Así, en primer lugar, en cuanto al sistema fonológico, podemos establecer “la existencia de un sistema propio del niño, que se manifiesta sobre todo en las modificaciones sistemáticas que aquél introduce en las palabras del adulto” (Marie Thérèse Le Normand, en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 33). Estas modificaciones son: reduplicaciones y omisiones, por un lado, sustituciones y asimilaciones, por otro. En el Anexo IV aparecen ejemplificadas. Por lo que se refiere al desarrollo del sistema léxico, el sujeto infantil cuando pronuncia sus primeras palabras pretende con ello designar, expresar y ordenar, pues el acceso a éstas “presupone en el niño el conocimiento de los objetos y acontecimientos de su medio” (Marie Thérèse Le Normand, en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 35). Si nos centramos en el sistema morfosintáctico, debemos mencionar que “la evolución del lenguaje entre los dos y tres años se caracteriza por el acceso a la asociación de dos o más palabras” (Marie Thérèse Le Normand, en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 36). Este hecho de agrupar dos o más palabras en un mismo enunciado supone cuestionarse la organización que procede según su función, planteándose así “el problema de la 13 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista relación semántico-sintáctica” (Marie Thérèse Le Normand, en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 36). Igualmente, en cuanto al desarrollo de las funciones pragmáticas, según esta autora, éstas se refieren a la evolución de la intención comunicativa, pues estas funciones indican qué tipo de lenguaje es el más apropiado para un contexto determinado. Por último, el desarrollo de las aptitudes metalingüísticas supondrá que el niño sea capaz de diferenciar ambigüedades, enunciados gramaticales (y no gramaticales) y ejercer control sobre su lengua, de manera que pueda realizar rimas, poesía o juegos de palabras. En definitiva, el proceso de adquisición del lenguaje que sigue la persona es, de manera sintetizada, y según consideran Rondal y Seron (1991), el siguiente: A. Desarrollo prelingüístico (primer año de vida): en esta etapa la expresión da paso a la comunicación, y, por último, a la palabra y al lenguaje. B. Lenguaje no combinatorio (primer y segundo año): aparición de las primeras palabras. C. Adquisición de fonemas: la vocal a aparece como primera, mientras que las letras p y m son las primeras consonantes que pronuncian. Esto permite las combinaciones mamá y papá. No obstante, la frecuencia de ciertos fonemas, y por tanto de palabras concretas, que el niño hace servir indica la influencia del entorno en el mismo. D. Lenguaje combinatorio (hacia los 20-24 meses): se refiere a la capacidad de utilizar correctamente diversas palabras en un mismo enunciado. E. Aprendizaje de la expresión gramatical: supone considerar la frase como unidad gramatical, en la que queda contenida un sintagma nominal sujeto y un sintagma verbal. Por tanto, la parte esencial del desarrollo del lenguaje, podemos afirmar, queda finalizado hacia los 4-5 años. Aunque ello no supone que haya logrado un nivel de competencia y ejecución de un adulto. 14 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista En definitiva, centrándonos en Padilla y Sánchez (2007), debemos fijar los aspectos más referentes al desarrollo normativo del lenguaje como los siguientes: - Su adquisición queda comprendida entre los cero y seis/siete años de edad. - Es relevante considerar la influencia y contribución de la familia y del entorno en esta adquisición. 3.2. Características de la intervención. La primera consideración que se plantean Rondal y Seron (1991) en cuanto a la actuación, y que, por consiguiente, debemos tener en cuenta, es la intervención precoz, pues en su opinión “coger un trastorno desde su inicio puede conducir a numerosas consecuencias positivas como permitirle al niño iniciar la reeducación antes de que desarrolle una larga historia de fracasos escolares, antes de tener el sentimiento de verse inferior a los demás, antes de haber tenido tiempo de consolidar comportamientos inadecuados y antes de que las estructuras cerebrales pierdan su plasticidad relativa al lenguaje. Por ello la tendencia que prevalece en numerosos medios terapéuticos es la de la detección precoz” (Rondal y Seron, 1991: 253). Por tanto, podemos definir dicha intervención precoz como “el conjunto de los procedimientos educativos dispuestos para remediar trastornos del lenguaje, a partir del momento en que se evidencia en el sujeto la existencia de tales trastornos” (Rondal y Seron, 1991: 271). No obstante, un aspecto fundamental en esta intervención será la participación de la familia, a fin de alcanzar los niños aprendizajes funcionales. Además, para el desarrollo de dicha intervención podemos basarnos en dos estrategias, planteadas por estos autores: el medio de aprendizaje, que supone infundir en el sujeto las formas de lenguaje adecuadas (implicando los componentes lingüísticos: fonología, morfología, etc.). Para su ejecución el terapeuta presenta al niño diversas clases de estímulos visuales y auditivos, como dibujos u objetos, que suponen el soporte para la construcción de las formas verbales. El segundo planteamiento propuesto por estos autores es el medio real de vida, en el cual la intervención tiene como finalidad “dotar a los niños de un conjunto de conductas verbales y no verbales que les permitan 15 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista expresarse en los distintos medios en que evolucionan y comprender las exigencias verbales y no verbales de tales medios” (Rondal y Seron, 1991: 276). Por otro lado, Padilla y Sánchez (2007), establecen en cuanto a la intervención desde el ámbito escolar, que dicha actuación debe tener como punto de partida, y a la vez como objetivo, dar respuesta a las dificultades que puedan presentar el proceso de adquisición del lenguaje. Esta intervención, realizada desde nuestras aulas, debe tener en cuenta, por tanto, los siguientes aspectos: “Incrementar la sensibilidad, interés y atención de los niños por el mundo sonoro mediante ejercicios de percepción y discriminación auditiva. Sensibilizar a los niños con las características de los sonidos (duración, intensidad, timbre…). Trabajar la capacidad de adquirir y reproducir distintos ritmos y el sentido del ritmo, tan necesario en el habla. Reforzar la capacidad perceptiva auditiva y la memoria auditiva. Repetir correctamente listas de palabras compuestas de dos, tres, cuatro y más sílabas. Reforzar los prerrequisitos de aprendizaje y conceptos básicos que suelen trabajarse en la etapa de educación infantil, especialmente: esquema corporal, lateralización, orientación derecha-izquierda, coordinación visomotriz, psicomotricidad, relajación y ejercicios dirigidos a buenos hábitos respiratorios. Ejercicios y juegos de lenguaje” (Padilla y Sánchez, 2007: 301). 3.3. Evaluación del lenguaje. Rondal y Seron (1991) distinguen en la evaluación del lenguaje tres categorías de trastornos. Por un lado, hablan de regresiones, las cuales “se tratan de la reaparición, en el seno de las conductas del lenguaje, de comportamientos pertenecientes a un estadio anterior del desarrollo” (Rondal y Seron, 1991: 248). Por otro lado, encontramos los retrasos: “se habla de retraso cuando, a una edad cronológica dada, no se presenta el desarrollo normalmente esperado” (Rondal y Seron, 1991: 249). Y por último, tratan los trastornos adquiridos, los cuales suponen “la aparición más o menos repentina de 16 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista conductas verbales anormales que no pueden asimilarse ni a un retraso ni a un regresión” (Rondal y Seron, 1991: 249). Pero es Ana María Soprano a quien tomamos como referente para ampliar este aspecto de la evaluación del lenguaje. Pues según esta autora (en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 75), “toda evaluación del lenguaje supone la referencia a un modelo funcional que permita establecer hipótesis acerca de los mecanismos normales o patológicos subyacentes, así como definir eventuales estrategias de intervención que no se basen exclusivamente en observaciones superficiales”. A ello, debemos añadir, además, que el lenguaje “es un fenómeno complejo y su evaluación, por tanto, también resulta inevitablemente complicada, aún más tratándose de niños, ya que añaden el componente evolutivo” (Ana María Soprano, en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 77). No obstante, podemos distribuir el proceso evaluativo en tres etapas: 1. La primera de ellas se basará en la realización de una entrevista inicial (técnica también defendida por Rondal y Seron, 1991), a través de la cual obtendremos información necesaria sobre aspectos perinatales y hereditarios, adquisición de hitos del desarrollo lingüístico, entorno familiar y escolar, e información relativa al juego, lenguaje y comunicación de la vida cotidiana del sujeto. 2. A continuación, la segunda etapa está orientada a la realización de la evaluación propiamente dicha a través de técnicas específicas de observación. La duración de las mismas suele oscilar entre los 15 y 45 minutos. Un ejemplo de técnica que puede utilizarse para el desarrollo de dicha evaluación puede ser la “hora de juego lingüística, que consiste en obtener una muestra de lenguaje a través de una sesión de juego interactivo. Su objetivo es lograr una primera aproximación global al nivel de desarrollo lingüístico y a las capacidades de comunicación del niño y también a sus eventuales trastornos” (Ana María Soprano, en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 79). Un aspecto relevante de esta evaluación es la consideración de observar al niño en diferentes contextos para establecer sus competencias lingüísticas. 17 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista 3. La última etapa es la recogida de resultados para establecer el diagnóstico y comunicarlo a padres y profesionales, así como, colaborar en la orientación de los mismos. Evaluación de los componentes lingüísticos: Como venimos estableciendo, el lenguaje se compone de cuatro elementos: fonología, morfosintaxis, semántica y pragmática. En cuanto a la evaluación del componente fonológico, debemos considerar, según Ana María Soprano (en Narbona y Chevrie-Muller, 2001), algunas directrices generales que deben ser tenidas en cuenta. Entre ellas, destacamos: - Analizar las alteraciones en una muestra de lenguaje espontáneo. - Reconocer la existencia de patrones aparentemente erróneos, pero que, en cambio, pueden ser normales en situaciones concretas. - Investigar la influencia del contexto. - Identificar procesos fonológicos de simplificación. - En el momento de planteamiento de un test de articulación, considerar la producción total de la palabra. - Analizar las correcciones espontáneas. Por otra lado, la riqueza morfosintáctica puede ser evaluada a partir del índice Longitud Media de Enunciado (LME) e Índice de Producción Sintáctica (IPsyn). La evaluación del aspecto semántico exige procedimientos estructurados. No obstante, “para una primera aproximación global es también de utilidad el análisis de una muestra espontánea a través de una sesión de juego interactivo, de la que se pueden extraer índices cuantitativos acerca del número de palabras diferentes y clases de palabras que utiliza el niño” (Ana María Soprano, en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 92). Además, la evaluación de dicho componente lingüístico supone analizar cómo usa cada palabra. 18 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista Por último, por lo que se refiere a la evaluación de la pragmática, debemos tener en cuenta que “un niño puede tener problemas de pragmática, independientemente de que posea otras habilidades lingüísticas intactas. Para dominar una lengua no es suficiente emitir frases gramaticalmente correctas, es necesario además saber decir el concepto apropiado en el estilo adecuado, en el tiempo y lugar correctos. Así, el análisis de la pragmática abarca el conjunto de emisor (o hablante), receptor (u oyente) y situación de producción” (Ana María Soprano, en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 79). En el Anexo V se recoge una tabla en la que aparece una selección de test específicos para la evaluación de los diversos componentes lingüísticos (Ana María Soprano, en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 91). 4. EL LENGUAJE EN NIÑOS CON TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA 4.1. Estado de la cuestión. El lenguaje, en cuanto a las dificultades de comunicación verbal/no verbal, es una característica de difícil abordaje, pero muy destacada de los niños autistas, por lo que ha sido puesta de relieve desde los primeros estudios del autismo, como reflejaba Kanner (1943) en sus primeros trabajos, en los que hacía mención a una inadecuada expresión de las emociones, y a la ausencia y peculiaridad de los gestos expresivos. Según Artigas (1999), “el motivo más frecuente de consulta de un niño autista es el retraso en la adquisición del lenguaje” (Artigas, 1999: 119). Esta ausencia del lenguaje, o la apariencia de no comprender el significado del mismo, supone la mayor razón de preocupación de las familias de estos sujetos. Todo ello ha supuesto un aumento progresivo del interés y estudio de las singularidades lingüísticas que caracterizan a los individuos con TEA (Belinchón y Rivière, 2000), el cual tiene como punto de partida que estas alteraciones afectan tanto al lenguaje verbal 19 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista como al no verbal, lo que limita la competencia lingüística de la persona, impidiendo establecer relaciones comunicativas satisfactorias con otras personas. Es cierto que acerca del autismo y del lenguaje son algunos los autores que han escrito y enfocado sus investigaciones en relación con este campo (Artigas, 1999; Belinchón y Rivière, 2000; Benítez-Burraco, 2008; entre otros). La mayoría de estos trabajos se han centrado tanto en el habla como en las dificultades de comprensión que presentan las personas autistas (Uta Frith, 2003). No obstante, los resultados obtenidos son meramente teóricos en su mayoría. De ahí, que nuestra intención, sea profundizar en mayor medida en lo referente a esta temática, así como en los aspectos de intervención y tratamiento. Así pues, en líneas generales, se puede afirmar que existe un acuerdo en cuanto que la dificultad en el lenguaje oral en las personas autistas se centra en la pragmática, es decir, en la “capacidad de utilizar el lenguaje con fines comunicativos” (Uta Frith, 2003: 156). Además, en este sentido, esta autora señala que “el autismo no implica una alteración fundamental de los aspectos formales de la adquisición del lenguaje. Sin embargo, se halla diferencias muy marcadas en el modo de utilizar el lenguaje” (Uta Frith, 2003: 156). En base a los resultados de algunas investigaciones ya desarrolladas, se ha establecido que en torno al 20% de niños con TEA, el síndrome se inicia, como ya hemos comentado en apartados anteriores, entre los 12 y 24 meses de edad, tras un desarrollo normal (Benítez-Burraco, 2008). A ello le “sigue una regresión cognitiva que afecta en primer lugar al lenguaje, provocando una pérdida paulatina de las habilidades lingüísticas adquiridas hasta el momento. En los individuos afectados suele advertirse diversos trastornos de índole lingüístico, incluyendo una ecolalia o un uso invertido de los pronombres, aunque fundamentalmente un déficit característico en lo que se refiere al componente pragmático del lenguaje, que suele implicar la existencia de un uso estereotipado o idiosincrásico de éste” (Benítez-Burraco, 2008: 40). 20 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista En definitiva, la comunicación y el lenguaje son el modo de interacción fundamental entre los seres humanos, es por esta razón que, dentro del Espectro Autista, cualquier tipo de alteración a este nivel, sin duda alguna, va a suponer una dificultad en el desarrollo de la persona, así como con sus iguales en su medio más inmediato y social, influyendo, a su vez, en el poder entender el mundo interior y exterior. 4.2. Desarrollo del lenguaje en niños con Espectro Autista. Como hemos venido comentando, una característica peculiar en las personas con Trastorno Autista es su lenguaje, en cuanto a su ausencia o retraso severo del mismo (Rondal y Seron, 1988). Además, otras capacidades que suelen estar afectadas son la comprensión y la expresiva. Aunque el niño autista utiliza el gesto para “dirigir al adulto hacia su fin” (Artigas, 1999). De este modo, Rivière (2000) ha sintetizado y resumido el listado de anomalías que presentan los niños con trastorno autista entre los seis y 60 meses de edad, elaborado por Gillberg y Peeters (1995. En Rivière, 2000), tal y como se presenta en el siguiente cuadro: Edad (meses) 2 6 Desarrollo normativo Desarrollo autista Gorgeo. Sonidos vocálicos “Conversaciones” vocales: con turnos en posición frente Llanto difícil de interpretar. a frente. Primeros sonidos consonánticos. Balbuceo con variaciones de entonación. Incluyendo Balbuceo limitado o raro. No se 8 “entonación interrogativa”. Sílabas repetitivas (ba-ba-ba, imitan ma-ma-ma). Primeros gestos de señalar. sonidos, gestos, o expresiones. Primeras palabras. Jerga con entonación de oración. Pueden aparecer las primeras 12 Lenguaje usado sobre todo para comentar. Juego vocal. palabras, pero con frecuencia Uso de gestos y vocalizaciones para obtener atención, carecen de sentido comunicativo. mostrar objetos y hacer preguntas. Llanto intenso, frecuente, que 21 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista sigue siendo difícil de interpretar. Vocabulario de 3 a 50 palabras. Primeras oraciones. 18 “Sobreextensión” del significado. El lenguaje se usa para comentar, pedir, y obtener atención. Imitaciones frecuentes del lenguaje. Se combinan de 3 a 5 palabras en “frases telegráficas”. Si las hay, menos de 15 palabras. Preguntas 24 simples. Empleo de demostrativos, A veces las palabras “se acompañados de gestos ostensivos. Pueden llamarse por pierden”. No desarrollan gestos. el nombre más que con el “yo”. A veces breve inversión Y limitación en gestos de señalar, de pronombres. No se sostienen temas. El lenguaje se si existen. centra en el “aquí y ahora”. Vocabulario de más de 1000 palabras. La mayoría de los Las oraciones son raras. Muchas morfemas gramaticales se dominan (plurales, pasados, ecolalias pero poco lenguaje preposiciones). Las imitaciones son infrecuentes a esta creativo. Pobre articulación en la 36 edad. El lenguaje se emplea cada vez más para hablar de mitad de los hablantes. La mitad lo presente. Hay muchas preguntas con objetivo de o más de los niños con autismo mantener interacción más frecuente, que para obtener no tienen lenguaje a esta edad. información. Se emplea estructura oracional compleja. Capaces de Algunos combinan 2 ó 3 palabras sostener temas de conversación y de añadir nueva creativamente. 48 La ecolalia información. Piden a los otros que aclaren lo que intentar persiste. En algunos se usa de decir. Ajustan la cualidad del lenguaje al interlocutor (por forma comunicativa. Se repiten ejemplo, lo simplifican al hablar a los de 2 años). anuncios de la T.V. Algunos piden verbalmente. Uso más Generalmente 60 adecuado de estructuras estructuras gramaticales complejas. No comprenden ni expresan maduras. conceptos abstractos. No pueden Capacidad de juzgar oraciones, como gramaticales o no. conversar. Inversión pronominal. Se comprenden chistes e ironía, y se reconocen Ecolalia. Preguntas escasas y ambigüedades. Aumenta la capacidad de ajustar el repetitivas. lenguaje a la perspectiva y papel del interlocutor. 22 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista Así pues, uno de los problemas que aparece en el lenguaje en el Espectro Autista es que, debido a las diferentes alteraciones que pueden presentarse en el niño, se combinan un gran grupo de dificultades. Por esta razón que podamos afirmar la existencia de toda una variedad de formas de lenguaje y comunicación, de muy diversos niveles, que pueden ir desde el mutismo, pasando por una comunicación no verbal, o conseguir una evolución de las primeras expresiones verbales, hasta formas de lenguaje propiamente dichas (aunque en este último caso, en un cierto porcentaje de niños siguen observándose complicaciones en la comprensión). Es decir, el lenguaje posee una serie de propiedades que en el caso de las personas con TEA no son asumidas ni desarrolladas (Rivière, 1998. En Miras y Padilla, 2000). Estas características a las se refiere Rivière (1998. En Miras y Padillas, 2000: 102) las recogemos en la siguiente tabla: “1. Funcionalidad ostentiva: El lenguaje implica el intento de compartir y modificar mundos mentales. 2. Sistematicidad: La capacidad de comprender/emitir “aRb” (a está en relación con b) implica la de comprender/emitir bRa. 3. Relevancia: La actividad lingüística se guía por el principio de maximizar la razón. 4. Duplicidad semiótica: El significado de una emisión puede estar duplicado. 5. Contextualización: El significado de las emisiones depende del contexto. 6. Reciprocidad: Intercambio de roles. 7. Expresividad: Cualificación en términos de valores emocionales.” En este sentido, siguiendo a Rapin et al (1977. En Artigas, 1999), podemos recoger, de forma sintetizada, los diferentes trastornos del lenguaje que pueden presentar los niños autistas y que describe dicho autor: 23 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista Agnosia auditiva-verbal: Síndrome semántico-pragmático: Supone la incapacidad para descodificar el Supone un trastorno referido al uso social lenguaje percibido por la vía auditiva. En o comunicativo del lenguaje. Por su estos casos, los niños no muestran interés relevancia en este campo, realizamos un en comunicarse tampoco mediante medios estudio más amplio a continuación. no verbales (dibujos y gestos), por lo que utiliza al adulto como un objeto para satisfacer sus deseos. Síndrome fonológico-sintáctico: Supone una pobreza Mutismo selectivo: semántica y Aunque los niños con este trastorno gramatical y una vocalización deficiente, poseen capacidad para hablar, no utilizan lo que repercute en un lenguaje poco el lenguaje en situaciones concretas como inteligible. Se trata de un déficit en el colegio o para expresivo. desconocidos. Síndrome léxico-sintáctico: Trastornos de la prosodia: hablar con La capacidad para evocar la palabra Se refiere a la entonación y ritmo adecuada está afectada. aplicados en el lenguaje. Centrándonos, por tanto, en el trastorno semántico-pragmático del lenguaje, y según Bishop y Rosenbloom (1987. En Artigas, 1999), se establece que dicho trastorno se 24 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista encuentra íntimamente ligado al Autismo (Artigas, 1999). En relación con ello, según éste último, “los aspectos pragmáticos del lenguaje se sustentan en las habilidades lingüísticas, pero también dependen de las habilidades cognitivo-sociales del individuo. En el autismo se conjuga la alteración lingüística con la alteración en la relación social, sustentada en la dificultad para interpretar el pensamiento del interlocutor” (Artigas, 1999: 121). Así pues, en personas con Trastorno del Espectro Autista pueden verse alterados ciertos aspectos pragmáticos derivados de su incapacidad para comprender la mente de la otra persona, los sentimientos y los afectos (Artigas, 1999). Entre estos aspectos pragmáticos a los que se refiere este autor, encontramos: o El turno de palabra. o Los inicios y cambios de conversación. o El lenguaje figurado (metáforas, dobles sentidos, formas de cortesía, entre otros). o Las clarificaciones (ajustando el discurso para su comprensión para que sea recibido correctamente). En relación con este Trastorno, en el apartado siguiente establecemos las formas de valoración. Ahora bien, teniendo en cuenta todos estos aspectos, podemos distinguir, en términos generales, dos grupos de sujetos autistas en función de sus características lingüísticas: por un lado, encontramos, aquellos sujetos autistas que no hablan. En estos casos, podríamos hablar de “mutismo generalizado, emitiendo sólo una gama muy restringida de sonidos” (Castejón y Navas, 2007: 300). Por otro lado, en el supuesto contrario, podemos referirnos a aquellas personas autistas que sí hablan. En esta ocasión, podemos aludir a una forma de lenguaje de tipo “ecolálico (repeticiones, a modo de eco, de lo que dicen los demás), psicótico (aparentemente, no sigue la comunicación) y presenta omisiones o inversiones pronominales” (Castejón y Navas, 2007: 300). En este sentido, Frith (2003) añade también la dificultad de comprensión de la ironía, debido a que no tienen en cuenta el contexto y tienden a la comprensión literal de las palabras; la 25 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista intención en la comunicación, la toma de turnos y la distinción entre información nueva y antigua. Aunque encontramos otros sujetos que sí llegan a adquirir un lenguaje espontáneo, cuyo nivel puede ser muy variable: desde lenguajes de nivel morfosintáctico muy elemental (de una longitud media de alrededor de un morfema por emisión), hasta lenguajes que se adecuan a la organización morfosintáctica del lenguaje natural del adulto y con peculiaridades semánticas, léxicas o pragmáticas apenas destacables (Frith, 2003). En cuanto a la ecolalia en los niños autistas, ésta puede ser, según Schreibman y Charlop (1993. En Castejón y Navas, 2002): inmediata, cuando la repetición se produce en el momento (está relacionada con la ausencia de comprensión del mensaje), o demorada, la repetición de algo que se ha escuchado hace un tiempo se realiza fuera de contexto. Por lo que se refiere a las omisiones pronominales, éstas implican la ausencia de los pronombres personales en las producciones verbales, es decir, cuando se refieren a personas, o a ellos mismo, utilizan los nombres propios. Asimismo, las inversiones pronominales suponen el empleo incorrecto de los pronombres personales. En este aspecto se pronuncia también la American Psychiatric Association, en la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM IV-R), según la cual, una de las características diagnósticas del Trastorno Autista es la “notable y persistente alteración de la comunicación, que afecta tanto las habilidades verbales como las no verbales. Puede producirse un retraso del desarrollo del lenguaje hablado o incluso su ausencia total” (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM IV-R, 2002: 80). Por lo que se refiere a los sujetos que hablan, dicha Asociación Psiquiátrica de América (APA) establece en el DMS IV-R como características más destacadas las siguientes: Alteración en cuanto a la habilidad para comenzar o mantener una conversación con otras personas, uso estereotipado y repetitivo del lenguaje o lenguaje idiosincrásico. 26 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista No obstante, en los casos en los que el habla se produce, el volumen, la entonación, la velocidad, el ritmo o la acentuación pueden discrepar de la normalidad. Si nos centramos en las estructuras gramaticales, éstas pueden ser inmaduras e incluir una utilización estereotipada y repetitiva del lenguaje o un lenguaje idiosincrático. Este último se refiere a aquel lenguaje que “sólo puede ser comprendido claramente por quienes están familiarizados con el estilo comunicativo del sujeto” (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM IV-R, 2002: 81). La comprensión del lenguaje suele ser deficitaria, por lo que la persona autista es incapaz de entender preguntas u órdenes sencillas. Así pues, como hemos hecho referencia anteriormente, suele hacerse evidente una alteración en el aspecto pragmático del lenguaje. Esta alteración consiste en la incapacidad para integrar palabras o gestos para la comprensión de aspectos no literales o irónicos del mismo. Por último, la APA se refiere al juego imitativo. Éste, en la mayoría de los casos, no se presenta, o si lo hace, está alterado. Por esta razón, los individuos autistas no suelen participar en este tipo de juego (durante la edad infantil o en la niñez), o se implican de manera mecánica. Por su parte, Isabelle Rapin (en Narbona y Chevrie-Muller, 2001) fija una serie de síndromes de déficit del lenguaje en personas con TEA en función de la dimensión lingüística. Para ello, parte de la idea de que el “déficit de lenguaje más severo que se encuentra en los niños autistas es la Agnosia auditiva verbal (AAV), que conlleva una mayor o menor incapacidad para descodificar el lenguaje presentado por vía auditiva” (Isabelle Rapin, en Narbona y Chevrie-Muller, 2001). Así pues, en cuanto al primero de los síndromes que fija, éste es el Síndrome mixto receptivo-expresivo (fonológicosintáctico), el cual define como el síndrome difásico más común. Las propiedades que caracterizan este síndrome, según esta autora, son: Los niños que lo padecen suelen comprender igual de bien, o mejor, que los que hablan. 27 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista Su expresión es entrecortada, pues carecen de palabras con función sintáctica como artículos, conjunciones o preposiciones. La morfología es deficiente. La fonología, por otro lado, está alterada, lo que conlleva inteligibilidad. Poseen un vocabulario reducido y pueden presentar complicaciones para hallar palabras. Por lo que se refiere al Síndrome semántico-pragmático, Isabelle Rapin (en Narbona y Chevrie-Muller, 2001) afirma que los niños autistas que hablan de manera locuaz poseen una importante memoria verbal mecánica; no obstante, la mayoría de cosas que dicen suele responder a ecolalias diferidas. En cuanto a las características que poseen estos sujetos, podemos citar: - Hablan mejor de lo que comprenden. - No suelen comprender las preguntas iniciadas con las partículas interrogativas qué, quién, cómo, cuándo o dónde. - Responden a una sola palabra dentro de la pregunta (no a la idea). - Este síndrome suele ser característico, sobre todo, de personas con Síndrome de Asperger o Trastorno generalizado no especificado. Por otro lado, en cuanto a los déficit pragmáticos no verbales, podemos encontrar ausencia de iniciativa para comunicarse verbalmente (ya sea a través de gestos o por escrito), hablar sin intención comunicativa, con la mirada perdida o dando la espalda a la persona a la que habla, y falta de respuesta cuando alguien se dirige a ellos. El último de los síndromes a los que esta autora se refiere es el Síndrome léxicosintáctico. Los niños que sufren este síndrome suelen presentar las siguientes singularidades: - Se retrasan en el inicio del lenguaje. - Sus primeras producciones pueden caracterizarse por una estructura gramatical y una fonología inmaduras. - Presentan graves problemas para encontrar las palabras que comunicar. - La comprensión del lenguaje es deficiente. 28 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista - Inhabilidad para estructurar un discurso complejo (como repetir un cuento con sus propias palabras o relatar una situación). En este sentido, debemos señalar otros rasgos relevantes que caracterizan el lenguaje en el Autismo y que dicha autora recoge. En el ámbito referido a la pragmática del lenguaje, es importar añadir, asimismo, el déficit pragmático (verbal y no verbal) que poseen los sujetos con Trastorno del Espectro Autista. Así pues, en cuanto a las deficiencias pragmáticas verbales podemos referirnos a la incapacidad para entablar conversaciones significativas, otorgando información inadecuada, de manera que imposibilita al receptor seguir la comunicación, mantener el tópico de la misma e intercambiar información y opiniones (Isabelle Rapin, en Narbona y Chevrie-Muller, 2001). Otro aspecto importante del lenguaje en la persona autista, como ya hemos citado anteriormente, es la ecolalia que presenta, la cual supone un problema de comprensión y procesamiento semántico. La ecolalia diferida es la repetición literal de expresiones o frases fuera de contexto. Asimismo, otro rasgo destacado es la prosodia, es decir, una calidad monótona del habla, entonación ascendente, ritmo rígido, etc. Ahora bien, centrándonos en la adquisición del lenguaje, “normalmente, ésta está significativamente retrasada en el autismo de forma variable, en función del tipo de déficit de lenguaje y del nivel cognitivo de cada sujeto. En algunos niños autistas el progreso en el lenguaje expresivo puede ser inusualmente rápido cuando por fin emerge el habla. La fonología y la sintaxis pueden adquirirse de forma aceptable mientras que los déficit semánticos y pragmáticos persisten (Tager-Flusberg, 1989. En Narbona y Chevrie-Muller, 2001). Hay niños autistas que permanecen no fluentes, con trastorno de la fonología y de la sintaxis” (Isabelle Rapin, en Narbona y Chevrie-Muller, 2001: 370). En cuanto a instrumentos de evaluación, en la actualidad, podemos encontrar instrumentos de evaluación para ciertos aspectos de la comunicación (Miras y Padilla, 29 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista 2000). En concreto, en español, podemos referirnos al Inventario Del Espectro Autista (IDEA), propuesto por Rivière (1997b, 1997c), el cual divide cada una de las dimensiones (doce) evaluadas en cuatro niveles. En el Anexo VI se muestran los diferentes ítems que conforman dicho Inventario, así como los criterios de puntuación. 4.3. Valoración del trastorno semántico-pragmático. En cuanto a la valoración del dicho trastorno, Artigas (1999) propone tres maneras: A. TEST ESTANDARIZADOS. Aunque no encontramos ninguno en lengua española, destaca el Test of Pragmatic Language, en el que el niño debe mostrar sus capacidades pragmáticas ante situaciones dibujadas. Sin embargo, un inconveniente que presenta cualquier test es la vinculación existente entre el trastorno pragmático y el contexto interpersonal en el que se puede desarrollar una conversación. B. OBSERVACIÓN EN CONTEXTOS NATURALES. Se puede realizar a partir de dos tipos de análisis. Un análisis global en cuanto a la adecuación de las conductas (pragmáticas). En este caso, la desventaja es considerar hasta qué punto la conversación propuesta es típica y se relaciona, además, con la conducta habitual del sujeto. El otro tipo de análisis que se puede desarrollar es a partir de la valoración de cada expresión que se genera en una conversación. Aquí la contrariedad es el tiempo que requiere dicho análisis. C. CUESTIONARIOS ESPECÍFICOS. Presentan numerosas ventajas como que no implican demasiada cantidad de tiempo; la persona que lo realiza puede conocer al niño y, por tanto, las respuestas se ajustan en mayor medida; se tienen en cuenta conductas que en contextos experimentales sería complejas de generar. En cuanto a los inconvenientes, podemos señalar que contienen un cierto grado de subjetividad. 30 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista 5. ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN Y TRATAMIENTO 5.1. Estado de la cuestión. En primer lugar, es necesario indicar que a la problemática presente no existe una “cura” definitiva y global para el autismo. Sin embargo, sí se puede decir que el autismo es tratable: un diagnóstico temprano y la intervención precoz son vitales para el futuro del desarrollo del niño. De este modo, las terapias o intervenciones son diseñadas para remediar en gran parte los síntomas específicos, logrando una mejora en la persona. Las terapias mejor estudiadas incluyen intervenciones de educación/conducta, y algunas médicas. En relación a ello, en la actualidad, existe, aparentemente, un acuerdo general sobre los sistemas de intervención más eficaces: los basados en el condicionamiento operante. Pues, a partir de procedimientos en cuya raíz se halla dicha forma de orientación práctica, el dominio apropiado del medio para el aprendizaje de conductas inexistentes y la modificación de las alteradas se producen (Miras y Padilla, 2000). Además, según indican los resultados de varias investigaciones, los niños con Autismo participan en diversas terapias, utilizando a la vez otros tratamientos. Si bien es así, existe una tendencia de tratamientos en función con la edad, de manera que encontramos que los individuos más jóvenes (niños, principalmente) siguen técnicas asociadas a la dieta, el comportamiento y la educación; mientras que los adolescentes emplean tratamientos medicinales (Calderón, Congote, Richard, Sierra y Vélez, 2012). Es por esta razón que, actualmente, se estudian terapias alternativas como la Terapia Cognitiva Conductual (TCC), que “es un enfoque psicoterapéutico que combina el papel que desempeñan los pensamientos y las actitudes en las motivaciones y en la conducta, con los principios de modificación de conducta” (Calderón, Congote, Richard, Sierra y Vélez, 2012). 31 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista 5.2. Intervención y tratamiento. Debemos partir de la premisa de generar un programa dinámico y flexible para cada sujeto que se pueda ir ajustando según los progresos o evolución de cada niño y de su entorno familiar y social, es decir, el principio que deberá regir toda intervención “es mejorar y/o aumentar las habilidades del sujeto, ofreciéndole el apoyo adecuado y ajustándonos a cada caso particular. Y así enseñar de forma explícita lo que no se ha podido aprender de forma natural, adaptando, por tanto, la enseñanza a cada individuo. Así pues, siguiendo con la terapia anteriormente mencionada (TCC), debemos añadir que ésta se basa en identificar las conductas, las emociones y los estados no adaptativos para utilizar, más tarde, principios de modificación de la conducta y técnicas de flexibilidad cognitiva. La TCC, por tanto, “se basa en un modelo cognitivo del cambio psicológico que tiene como objetivo la promoción de la recuperación de los recuerdos de aquellas respuestas adaptativas, y al mismo tiempo la supresión de los recuerdos de las respuestas desadaptativas aprendidas” (Calderón, Congote, Richard, Sierra y Vélez, 2012). Por otro lado, según Miras y Padilla (2000), se ha producido “un perfeccionamiento en el tipo de consecuencias (refuerzos) utilizado, en las conductas objeto de aprendizaje, así como en el marco general de intervención” (Miras y Padilla, 2000: 75). En cuanto a los refuerzos referidos, esta técnica supone una búsqueda de reforzamientos más eficaces para controlar las conductas, otorgar, además, una finalidad a las acciones comunicativas del niño, contribuyendo a la comprensión. Asimismo, es importante señalar que esta estrategia debe trasladarse a la familia. Por lo que se refiere a las conductas objeto de aprendizaje, “tradicionalmente, los esfuerzos se han dirigido a eliminar los comportamientos anómalos, introducir formas de actuar más acordes con las demandas del entorno, reforzar diferencialmente las conductas presentes, etc.” (Miras y Padilla, 2000: 76). Actualmente, estas formas de actuación siguen siendo consideradas eficaces y apropiadas (Miras y Padilla, 2000). 32 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista “Sin embargo, en los últimos años se está dando más relevancia a los intentos de acceder y modificar las capacidades cuya ausencia es la responsable de la mayoría de los trastornos graves del desarrollo” (Miras y Padilla, 2000:76). Y por último, en lo referente al marco general de intervención, se ha pasado a una “más ecológica en ambientes naturales” (Miras y Padillas, 2000: 75). No obstante, siguiendo en esta línea, Rivière (1997) afirma que “el tratamiento del autismo es, así, en esencia, un intento de desarrollar en el niño o el adulto esas funciones alteradas y de disminuir las anomalías emocionales o de conducta de que puede acompañarse su trastorno. Aunque las personas autistas no pueden constituir las funciones mencionadas por las vías normales de desarrollo, que permiten su adquisición por procesos de interacción natural y aprendizaje implícito, pueden desarrollar aspectos de ellas a través de procesos de enseñanza explícita” (Rivière, 1997. En Miras y Padilla, 2000: 76). Por esta razón, Ángel Rivière diseñó, en 1997, una escala de evaluación del TEA: I.D.E.A. (Inventario de Espectro Autista), el cual resulta especialmente útil para crear programas de intervención educativa, porque “provee de las bases necesarias para asegurar la secuenciación evolutiva adecuada en la reconstrucción (Morueco, 2001) de las funciones psicológicas superiores de origen y carácter interactivo-natural que se alteran en autismo y que tiene que ser enseñadas explícitamente. En la medida en que los programas educativos de enseñanza en los trastornos de espectro autista se ajusten a las implicaciones que se desprenden de una adecuada utilización del I.D.E.A. se está construyendo el mejor proyecto curricular que precisan los niños y niñas con estos trastornos” (Martos y Morueco, 2007: 391). Por tanto, una intervención adecuada supone un esfuerzo importante a la hora de trabajar en los niños con TEA la adquisición de habilidades comunicativas y el fomento de interacciones sociales y conductas adecuadas (Isabelle Rapin, en Narbona y ChevrieMuller, 2001). Asimismo, debida a la dificultad que presentan estos sujetos a la hora de comprender e interpretar el tono de voz, la postura corporal o la expresión facial, y la 33 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista comprensión verbal, requieren instrucciones simples. Por esta razón, que la intervención deba enfocarse en mejorar las habilidades comunicativas y los problemas de conducta que presentan. 5.3. Métodos y programas de intervención. En los casos en los que los niños no hablan o no comprenden las instrucciones, los métodos basados en el condicionamiento operante suelen ser los más eficaces (Rondal y Seron, 1988; Isabelle Rapin, 2001), además, de una enseñanza individualizada. Un ejemplo basado en esta metodología es el método TEACCH (Treatment and Education of Autistic and Related Communication-Handicapped Children. Extraído de http://www.educa.madrid.org/cms_tools/files/7fbaf702-85c4-4f8b-a7c71c60caaffde0/resumenTEACCH.pdf), desarrollado por Schopler (1982). Este programa está basado en una serie de consideraciones: el origen orgánico del autismo, la colaboración entre padres y profesores, el enfoque global de la intervención y el carácter individual del tratamiento. El programa educativo que se desarrolla para cada niño se realiza sobre unas evaluaciones estandarizadas del comportamiento y del desarrollo. Para el diagnóstico se utiliza el CARS (Children Autism Rating Scale), y para la evaluación educativa el PEPR (Psychoeducational Profile Revised) en los niños y el AAPEP (Adolescent and Adult Psychoeducational Profile) para adolescentes y adultos. Otros programas de intervención, dirigidos también a la preparación de los padres y educadores para su participación, son: Programa Lovaas (Lovaas, 1978. En Rondal y Seron, 1988): orientado a la reeducación del niño autista y basado en “procedimientos de entrenamiento de los padres en técnicas de modificación de conducta por condicionamiento operativo” (Rondal y Seron, 1988: 511). Este programa está dirigido, sobre todo, a niños entre dos y cuatro años. Como el resto, el principio que prima parte del condicionamiento operante de Skinner. 34 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista Supone, pues, un tratamiento con un carácter intensivo (40 horas semanales durante por lo menos 2 años) en el domicilio del niño y con el equipo de terapeutas y padres. En el primer año se intenta aumentar la frecuencia de conductas básicas (como obedecer consignas básicas, prestar atención, disminuir la autoestimulación, la agresividad, etc.). Los padres son entrenados para la aplicación del tratamiento, ya que este modelo supone que es en este entorno más inmediato del niño donde se forman y hay que cambiar los comportamientos. Ingreso en la Escuela Einstein Therapeutic Nursery, propuesto por Allen y cols. (1989). El trabajo que se plantea en esta escuela lo recogemos, de manera sintetizada, a continuación (Isabelle Rapin, en Narbona y Chevrie-Muller, 2001: 376): o Niños que poseen Agnosia auditiva verbal (AAV). Debido a que no entienden nada, o muy poco, lenguaje, y que no tienen intención de comunicarse, no desarrollan un sistema alternativo no verbal (gestual), es fundamental usar un método de Comunicación total, en el que se asocie la modalidad visual con la auditiva. Este método facilita a los niños la segmentación del habla y, en ocasiones, pueden llegar a conseguir la producción de algunas palabras. o En los casos de Síndrome de déficit mixto receptivo-expresivo (fonológicosintáctico), se deben fomentar situaciones en las que la comprensión y la expresión aumenten. Para ello, se les debe hablar de manera simplificada, ayudándoles a expresar sus necesidades, y comunicándonos con ellos utilizando estructuras en las que introduzcamos una palabra relevante en el contexto, de manera que más adelante puedan llegar a imitar (quiero, mamá está, etc.). o Para los niños con Síndrome de déficit semántico-pragmático, podemos ayudarles a mejorar sus habilidades a la hora de hallar la palabra adecuada, enseñarles a dirigirse a otra persona, mirándola y manteniendo el tema de conversación. o En cuanto al Síndrome de déficit léxico-sintáctico, debemos aprovechar la compresión, relativamente adecuada, que ya poseen los niños y su disposición a imitar. Podemos trabajar con ellos a partir de juegos en los que tengan que 35 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista denominar elementos de una misma categoría, como animales, comidas, ropa…, enriqueciendo así su vocabulario. También debemos enseñarles a contestar preguntas simples con frases (no con palabras sueltas) adecuadas. Por otro lado, siguiendo las diferentes perspectivas de intervención, podemos encontrar otros programas de intervención, recogidos por Soprano (2001), como: Programas de intervención naturalista: Se trata de programas menos estructurados, centrados en estimular el lenguaje funcional en un contexto social. Su objetivo es poder crear situaciones de intercambio comunicativo, breves y positivas, originadas por el interés del niño en un determinado tema. Se trata, pues, de satisfacer el intento comunicativo del niño. Para ello, existen diferentes procedimientos: incitación y modelado, espera estructurada (time-delay), paradigma del lenguaje natural (NLP), enseñanza incidental, etc. Programa cognitivo-conductual: Su metodología se basa en modificación de conducta, siendo un programa básicamente educativo y de estimulación. Se implementa a través de la creación de estructuras tipo ensayo discreto como de transición para la generalización, utilizando las situaciones cotidianas en contextos naturales, con control de estímulos, respuestas predeterminadas y asegurando el refuerzo primario, secundario o intrínseco a la actividad misma. En una primera parte, el programa se desarrolla en el mismo domicilio de los niños con equipos de especialistas (con entrenamiento); posteriormente, los niños acuden a un centro y/o escuela en la que se organiza una estructura de trabajo individual y de grupo. Los padres, que están integrados en el grupo de trabajo, participan a lo largo del tratamiento, mediante revisiones, entrevistas individuales, y en grupos de autoayuda de frecuencia mensual. Terapia de intercambio y desarrollo (TID): 36 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista Esta terapia fue desarrollada por Lelord y cols. (1996), y se basa en un enfoque neuropsicológico y fisiológico. Este tratamiento intenta rehabilitar el intercambio, manteniendo tres condiciones: calma, disponibilidad y reciprocidad. Sistemas de comunicación aumentativa y alternativa: Es un programa global en el que existen variados recursos que pueden implementarse y que varían según las necesidades de cada caso. Los Sistemas Aumentativos y Alternativos de Comunicación (SAAC) se usan, sobre todo, en aquellos casos en que los autistas no hablan, pero también son útiles en los autistas que hablan pero que, a su vez, necesitan un apoyo concreto para incrementar la comprensión. Es una forma de comunicación que pretende ser individualizada y adaptada al nivel de abstracción del sujeto, y puede realizarse a través de palabras habladas, de objetos, mediante lenguaje corporal, gestos, dibujos, fotografías, palabras escritas o impresas, etc. - Uno de los programas, que se encuentran dentro de estos SAAC, más adecuados para el autismo es el PECS (Picture Exchange Communication System), desarrollado por Frost y Bondy (1994), el cual utiliza fotografías en color y dibujos en blanco y negro. No requiere material complejo ni equipos costosos, y sobre todo se puede usar con facilidad en el hogar, en las clases o en la comunidad donde vive el niño. - Otro método, originariamente, creado para niños de habla castellana es el Programa de Comunicación Pictográfica (PCP) de Liberoff (1992). Este sistema está formado por dibujos icónicos, representativos y sencillos, que representan de forma clara las palabras y conceptos más usados en la comunicación cotidiana. Para ello, Los símbolos SPC vienen agrupados por categorías y cada una de ellas está asociada a un color: o Fórmulas sociales: rosa o morado. o Verbos: verde o Personas: amarillo o Nombres: naranja 37 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista o Miscelánea: blanco o Descriptivos: azul. En el Anexo VII, recogemos una imagen que ejemplifica dicho sistema. - También un sistema muy difundido en la intervención en el lenguaje para personas con autismo es el programa de habla por signos para niños que no hablan de Schaeffer, Musil y Kollinzag (1980), conocido como comunicación total. Éste es un sistema bimodal, lengua oral acompañada de algunos signos. Su principal ventaja consiste en que no necesita contar inicialmente con la intención comunicativa por parte del usuario. En su comienzo es recomendable detectar algún elemento que llame la atención del niño y regular el ambiente (evitando el acceso directo del niño a ese elemento deseado); de manera que se pueda asociar la realización del signo correspondiente con el acceso a dicho elemento. Consiste en un proceso de modelado completo, configurando la forma del signo con las propias manos del niño para ir luego retirando progresivamente el apoyo a medida que el niño lo vaya realizando de forma autónoma. Es importante la configuración del signo (posición y forma de la mano), que debe repetirse un número de veces igual al número de sílabas de la palabra correspondiente que designa la misma entidad en el lenguaje oral (Sotillo, 1998). Dicho sistema se encuentra ejemplificado en el Anexo VIII. Debido a que la aplicación de estos métodos, en muchos casos, puede ser la mejor alternativa o la única para iniciar el proceso de comunicación, es necesario una correcta, exhaustiva y completa evaluación previa, en la que, junto con la determinación de las capacidades y necesidades comunicativas del usuario, deben considerarse otras variables que también son relevantes para el éxito de la intervención, como la preparación de los profesionales, la colaboración de los miembros del entorno social, y la evaluación y el control sistemático y periódico de los resultados. De este modo, se requiere que los posibles interlocutores (padres, hermanos, maestros, etc.) también aprendan este sistema a fin de que su efectividad sea mayor. El uso del ordenador y la tecnología asistente (assistent technology): 38 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista En este aspecto destacan los programas de ordenador basados en: - Juegos. - En cuanto al hardware, puede ser de gran utilidad el teclado alternativo y la pantalla táctil. - También existen programas de software que permiten diseñar plantillas que incorporan refuerzos visuales (fotografías, imágenes) o auditivos (registro de voz). Asimismo, por su parte, Castejón y Navas (2007) proponen algunas orientaciones en cuanto a intervención educativa con niños que presentan Trastorno del Espectro Autista, como: “la selección de objetivos debe basarse en un criterio evolutivo y funciona, hay que dar mayor relevancia al aprendizaje de la gesticulación del lenguaje de forma espontánea por parte del sujeto y debe integrarse en el programa la intervención adecuada para modificar los problemas de conducta que presente el sujeto” (Castejón y Navas, 2007: 313). Por otro lado, Ángel Rivière (1990) propone unos principios generales que han de basar dicha actuación docente, partiendo y considerando las singularidades de estos niños: Crear ambientes educativos (aulas) muy estructurados y predecibles, para favorecer la percepción y comprensión del medio. El concepto de estructura alude al grado de planificación y control de los diferentes factores que intervienen en el proceso de enseñanza–aprendizaje. Analizar, para ello, las condiciones ambientales que disminuyen las alteraciones en el comportamiento del sujeto y que aumentan el aprendizaje. Selección de materiales apropiados, adaptados al nivel de complejidad de las tareas. Adoptar las medidas extraordinarios necesarias para la atención a la diversidad, es decir, adaptar el currículo. Ángel Rivière (1990) establece las siguientes directrices para la realización de las adaptaciones curriculares pertinentes: para fijar los contenidos, deberemos partir del desarrollo evolutivo del niño. En cuanto a la metodología, partiremos de la interacción comunicativa, haciendo 39 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista partícipe al sujeto en las experiencias y actividades que le resulten de mayor interés, motivación y significatividad, sobre todo. 5.4. Requisitos y directrices de la intervención. Así pues, siguiendo al mismo autor, el objetivo prioritario del tratamiento debe ser la expresión de intenciones comunicativas y el empleo funcional del lenguaje. Para ello, la actuación debe reunir unos requisitos (Gortázar y Tamarit, 1989): Fomentar la espontaneidad. La intervención debe fomentar e incluso entrenar explícitamente la producción frecuente de conductas comunicativas sin instigación previa, sin que medien indicaciones, preguntas o ayudas por parte de otros. Asegurar la generalización. La intervención debe asegurar la generalización de los objetivos a situaciones diferentes, personas diferentes mediante su programación específica. Incluir objetivos funcionalmente relevantes. Debemos seleccionar aquellos ítems que producen un efecto reforzante en el niño, de manera que la consecuencia que tiene lugar está significativamente relacionada con la conducta verbal del niño, estando, además, en su medio natural. (Carre, 1985. En Gortázar y Tamarit, 1989). Construir competencia lingüística. Ahora bien, toda intervención debe partir de la idea de trabajo en equipo, es decir supone una actuación multidisciplinar. Por esta razón, establecemos las siguientes directrices comunes que deben basar la intervención en la comunicación y el lenguaje: 1) La selección de objetivos debe basarse en un criterio evolutivo y funcional. 2) Se deben diseñar contextos naturales para favorecer las interacciones comunicativas del sujeto. 3) Se debe dar importancia al uso funcional del lenguaje y la comunicación. 4) El tratamiento de los problemas de conducta debe integrarse en el programa de enseñanza de habilidades comunicativas. 40 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista En este sentido, también se pronuncia Carmen Monsalve (2002), quien señala los siguientes matices a considerar y desarrollar en el tratamiento de la comunicación: Objetivos generales del tratamiento de la comunicación: a) La motivación hacia la comunicación: la intención comunicativa. Ayudándoles a desarrollar la motivación hacia la comunicación (la intención comunicativa), sea cual sea la modalidad utilizada. Es importante, atribuir intención comunicativa a las señales del niño, asociando a una conducta determinada, estableciendo contingencias claras. b) Potenciar la atención conjunta. Por ejemplo, enseñándole a señalar hacia el objeto deseado, de manera que alterne la mirada entre el interlocutor y lo que quiere. c) Potenciar la reciprocidad en la comunicación, es decir, la interacción. Con ello nos referimos a la necesidad de impulsar el entendimiento de la toma de turnos en juegos, diálogos y en situaciones cotidianas. Principios metodológicos de la intervención: - Intervenir cuanto antes. - Primar la espontaneidad, la búsqueda de información y la generalización al mayor número de contextos sobre el entrenamiento a responder a nuestras iniciativas o preguntas. - Respetar sus intereses. - Reforzar sus intentos comunicativos, aunque sean muy leves. - Aupar sus esfuerzos como premios. - Procurar trabajar propiciando ambientes naturales, reales y funcionales. - Establecer rutinas y situaciones estructuradas. - Presentar visualmente la información. - Seleccionar los objetivos funcionales, necesarios para la persona, y derivado de ello, seleccionar el vocabulario que necesita. 41 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista - Enseñar conductas comunicativas autoiniciadas (que no requieran apoyos o claves previas de los otros). - Enseñanza en contextos naturales: rutinas de la vida diaria, actividades planificadas significativas o situaciones incidentales. - Emplear como agentes de la intervención a personas familiares. - Utilizar métodos de enseñanza explícita: haciendo explícito todo lo que se sabe. - Aprovechar sus puntos fuertes: hiperlexia, intereses particulares, etc. Hay que hacer de su debilidad un puente fuerte; por ejemplo, su necesidad de rutinizar y repetir. Para ello, esta autora (Monsalve, 2002) propone que, en la medida de lo posible, se intente propiciar la producción oral simultánea al uso de cualquier sistema aumentativo o alternativo de comunicación. En los casos con mutismo total o funcional resultan muy útiles los procedimientos de comunicación total (Benson Schaeffler) a través del uso de gestos, signos y palabras conjuntamente o el del intercambio de objetos, fotos o dibujos. Por ello, propone que como pasos a proceder los siguientes: Aprendizaje de las primeras palabras: Comenzar enseñando alimentos u objetos, antes que actividades o personas, (que son demasiado complejos), siendo en todo momento motivacionales y funcionales, promoviendo las habilidades de imitación vocálica. Primeras combinaciones de palabras: El objetivo es ir incrementando el léxico (sustantivos y verbos) en función de sus necesidades, de manera que le permitan nombrar lo que le rodea. Se trata de ir enriqueciendo las relaciones semánticas expresadas por las palabras que ya conoce (localización espacial, posesión) combinándolas: acción + objeto, acción + localización, poseedor + objeto poseído, sujeto + atributo. Igualmente, es importante que aprenda a formular y a utilizar oraciones simples no ecolálicas. Oraciones gramaticales: 42 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista A continuación, hay que incrementar la utilización de morfemas gramaticales (plurales, artículos, etc.) y ampliar las distintas estructuras de oraciones simples: declarativas, interrogativas, negativas. 6. CONLUSIONES A continuación, dedico este apartado a recoger de manera sintetizada las ideas más relevantes, una vez estudiada en profundidad, la temática que nos ha ocupado. Así pues, haré referencia a los aspectos teóricos fundamentales que caracterizan los aspectos desarrollados a lo largo del trabajo: A) TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA: Un niño que presente dicho trastorno no es diagnosticado antes del año de vida, pues dicho sujeto presenta un desarrollo normal durante este primer año o año y medio de vida, siendo alrededor de los 18 meses de edad cuando comienza a abandonar el lenguaje adquirido, no responde cuando se le llama, no muestra interés en relacionarse con otros niños, comienzan a aislarse socialmente, no mantiene contacto ocular, el juego se torna repetitivo, ni desarrolla el juego simbólico, y se opone cuando se generan cambios en el entorno (Martos y Morueco, 2007). Complejidad a la hora de otorgar una definición conceptual exacta de Trastorno del Espectro Autista, debido a las diferentes y variadas alteraciones que presentan las personas que padecen dicho trastorno, por un lado, y la falta de acuerdos por parte de la diversa participación de profesionales provenientes de distintas áreas (tanto de la salud, como de la educación), por otro lado (López, Rivas y Taboada, 2009). Martos y Morueco (2007) afirman que “una manera de entender el concepto de autismo que permita comprender la heterogeneidad de los cuados es la idea de considerar el autismo como un continuo.” 43 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista Primera referencia realizada por un autor sobre dicho Trastorno: Leo Kaner (1943), caracterizándolo por la incapacidad para establecer contacto con los demás, retraso importante en la adquisición del habla y actividades y juego repetitivos y estereotipados. Por su parte la APA, en el DSM IV-R, establece “la presencia de un desarrollo marcadamente anormal o deficiente de la interacción y comunicación sociales y un repertorio sumamente restringido de actividades e intereses” (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM IV-R, 2002: 80). La definición más reciente viene de la mano de López, Rivas y Taboada, quienes lo definen como “un trastorno neuropsicológico de curso continuo asociado, frecuentemente, a retraso mental, con un inicio anterior a los tres años de edad, que se manifiesta con una alteración cualitativa de la interacción social y de la comunicación así como con unos patrones comportamentales restringidos, repetitivos y estereotipados con distintos niveles de gravedad” (López, Rivas y Taboada, 2009). En cuanto a sus características, a nivel general, se señala la importancia de las “alteraciones en las áreas de la interacción social, la comunicación, la flexibilidad y la imaginación” (Equipo de técnicos de las asociaciones que conforman Autismo Andalucía, 2001). Por lo que se refiere a su etiología, recogemos, de manera sintetizada, las aportaciones más relevantes: teorías de corte genetista, teoría de la mente y teoría afectiva. B) LENGUAJE: Según Piaget, el lenguaje se debe considerar el “vehículo del pensamiento” (Piaget y otros, 1978: 29). Componentes que conforman el sistema lingüístico oral: la fonología, la morfología, la semántica, la sintaxis y la pragmática; y en cuanto a las funciones del mismo, éstas son: instrumental, reguladora, interactiva, personal, heurística, imaginativa o creativa e informativa (Rondal y Seron, 1991). Por su parte, Padilla y Sánchez (2007) añaden al respecto que su adquisición queda comprendida entre los cero y seis/siete años de edad, y que debe 44 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista considerarse la influencia y contribución de la familia y del entorno en esta adquisición. Primera consideración en cuanto a la actuación: Intervención precoz: “conjunto de los procedimientos educativos dispuestos para remediar trastornos del lenguaje, a partir del momento en que se evidencia en el sujeto la existencia de tales trastornos” (Rondal y Seron, 1991: 271). Padilla y Sánchez (2007), establecen que dicha actuación debe tener como punto de partida, y a la vez como objetivo, dar respuesta a las dificultades que puedan presentar el proceso de adquisición del lenguaje. En cuanto a la evaluación del lenguaje, Ana María Soprano (en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 77), distingue tres etapas: entrevista inicial, evaluación a través de observación, recogida de datos (diagnóstico y comunicación). C) LENGUAJE Y TEA: En líneas generales, podemos afirmar que existe un acuerdo en cuanto que la dificultad en el lenguaje oral en las personas autistas se centra en la pragmática, es decir, en la “capacidad de utilizar el lenguaje con fines comunicativos” (Uta Frith, 2003: 156). La comunicación y el lenguaje son los modos de interacción más importantes entre las personas. Por esta razón, dentro del Espectro Autista, cualquier tipo de alteración va a suponer una dificultad en el desarrollo de la persona, influyendo, a su vez, en el poder de comprensión y entendimiento del mundo interior y exterior. Según Rapin et al (1977), algunos de diferentes trastornos del lenguaje que pueden presentar los niños autistas son: agnosia auditiva-verbal, síndrome semántico-pragmático, síndrome léxico-semántico, etc. D) ESTRATEGIAS PARA LA INTERVENCIÓN: Debido a la diversidad de características diferentes entre las personas autistas, debemos resaltar la existencia de toda una variedad de formas de lenguaje y comunicación, de muy diversos niveles, que pueden ir desde el mutismo, pasando por una comunicación no verbal, o conseguir una evolución de las 45 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista primeras expresiones verbales, hasta formas de lenguaje propiamente dichas (aunque en este último caso, en un cierto porcentaje de niños siguen observándose complicaciones en la comprensión). El trastorno semántico-pragmático puede ser valorado a partir de test estandarizados, observación en contextos naturales o uso de cuestionarios específicos. La intervención y tratamiento en el desarrollo del lenguaje debe partir de un programa dinámico y flexible, partir de los intereses de los niños, reforzar sus intentos comunicativos, presentar visualmente la información, enseñanza en contextos naturales, entre otros principios metodológicos. Para que la actuación sea más funcional y significativo, será preciso contar con la participación y colaboración de las familias. La intervención puede basarse en la aplicación de Terapias cognitivas conductuales. Otros métodos que pueden guiar el tratamiento son: método TEACCH, Programa Lovaas, Sistemas de comunicación aumentativa y alternativa (Benson Scheaffer), Programa de Comunicación Pictográfica, uso de las Nuevas tecnologías. El lenguaje puede ser evaluado a través del IDEA. (Rivière, 1997). Es decir, dada la gran variabilidad de alteraciones y niveles en los casos de autismo, las pautas de atención educativa han de ser extremadamente individualizadas, partiendo de un análisis específico de las conductas concretas que presenta cada niño (Uta Frith, 1994). En definitiva, tomando las de Rivière (1998. En Miras y Padilla, 2000), es relevante, por tanto, destacar que la actuación debe tener como punto de partida los siguientes preámbulos: - “Lo que debemos hacer es tratar de entender y respetar ese mundo, lo cual no significa que dejemos al niño ahí. - Entender que no necesariamente es sólo el lenguaje oral la vía por la cual podemos darle la posibilidad de controlar el mundo humano un poco mejor. El uso, por ejemplo, de pictogramas o del sistema de comunicación total (de 46 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista Benson Sheffer), con autistas de nivel relativamente bajo va siendo muy útil para darle algún sistema simbólico que sustituya al lenguaje oral. - Como para un autista las palabras son trabas muy pesadas y muy difíciles de procesamiento, tenemos que facilitarles la comprensión, tenemos que facilitarles la anticipación. - Tenemos que procurar proporcionarle enseguida la experiencia de que a través por medio de signos o de los medios simbólicos puede controlar algo mejor que la experiencia.” (Rivière, 1998. En Miras y Padilla, 2000: 107) En conclusión, siguiendo a Rivière (1998. En Miras y Padilla, 2000:107-108), es importante señalar que “por muy autista que sea una persona, por muy grave que sea su espectro autista es mucho lo que comparte con los demás. Comparte, por ejemplo, la motivación de relacionarse de forma grave. No es que a las personas autistas no les guste relacionarse, lo que no les gusta es relacionarse sin entender la relación. Comparte el hecho de que les gusta hacer las cosas bien, no les gusta fracasar”. Así pues, debemos fomentar y trabajar con ellos todos estos aspectos tratados, a fin de que puedan adquirir y desarrollarse de manera integral y completa. 7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS - Allen, D.; Mendelson, L. y Rapin, I. (1989). Syndrome specific remediation in preschool developmental dysphasia. En Narbona, J y Chevrie-Muller, C. (2001). El lenguaje del niño. Desarrollo normal, evaluación y trastornos. Barcelona: Elsevier Masson. - American Psychiatric Association (2002). DSM IV-R: Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona: Masson. - Arigas, J. (1999). El lenguaje en los trastornos autistas. En Revista Neurología, Vol. 28, Supl. 2, 118-123. - Belinchón, M. y Rivière Á. (2000). El lenguaje autista desde una perspectiva correlacional. 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(1980): Total Communication:A signed speech program for non-verbal children. En Rodríguez, M.C. y Martínez, J.M. (2002). Ilsina autismo. (Tesina pendiente de publicación) - Schopler , E. y Olley , J. G. (1982). Comprehensive educational services for autistic children: Theteacch model. En Rodríguez Torralbo, M.C. (2002). Ilsina autismo. (Tesina pendiente de publicación) - Schreibman, L. y Charlop, M. H. (1993). Autismo infantil. En Castejón, J.L. y Navas, L. (2007). Unas bases psicológicas de la Educación Especial. Alicante: ECU. - Soprano, A.M. (2001). Autismo infantil: intervención logopédica. En Peña-Casanova (2001). Manual de Logopedia, 321-341. Barcelona: Masson. - Sotillo, M., y Rivière, A. (1998). Sistemas alternativos de comunicación y su empleo en autismo. En Rivière, A., y Martos, J. (1997). El tratamiento del autismo. Madrid: INSERSO. - Tager-Flusberg, H. (1995). Dissociations in form and function in the adquisition of language by autistic children. 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Social Alteración, desviación y extremo retraso en el desarrollo, en especial, en el desarrollo interpersonal. La variación puede ir desde la soledad autista hasta el activo pero extraño. Lenguaje y comunicación Alteración y desviación en el lenguaje y comunicación (verbal y no verbal). Desviación en los aspectos semánticos y pragmáticos del lenguaje. Pensamiento y conducta Rigidez de pensamiento y conducta y pobre imaginación social. Conducta ritualista, perseveración de rutinas, extremo retraso o ausencia de juego simbólico. ANEXO II: Dimensiones alteradas en el cuadro del espectro autista (Rivière, 1997. En Martos y Morueco, 2007). 1. Trastornos cualitativos de la interacción social. 2. Trastornos de las capacidades de referencia conjunta (acción, atención y preocupación conjunta). 3. Trastorno de las capacidades intersubjetivas y mentalistas. 4. Trastorno de las funciones comunicativas. 5. Trastornos cualitativos del lenguaje expresivo. 6. Trastornos cualitativos del lenguaje receptivo. 7. Trastornos de las competencias de anticipación. 8. Trastornos de la flexibilidad mental y comportamental. 9. Trastornos del sentido de la actividad propia. 53 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista 10. Trastornos de la imaginación y de las capacidades de ficción. 11. Trastornos de la imitación. 12. Trastornos de la suspensión (la capacidad de hacer significantes). ANEXO III: Criterios diagnósticos del TEA (DSM IV-R, 2002: 85-86). A. Un total de 6 (o más) ítems de (1), (2) y (3), con por lo menos dos de (1), y uno de (2) y de (3): (1) alteración cualitativa de la interacción social, manifestada al menos por dos de las siguientes características: (a) importante alteración del uso de múltiples comportamientos no verbales, como son contacto ocular, expresión facial, posturas corporales y gestos reguladores de la interacción social (b) Incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros adecuadas al nivel de desarrollo (c) Ausencia de la tendencia espontánea para compartir con otras personas disfrutes, intereses y objetivos (p. ej., no mostrar, traer o señalar objetos de interés) (d) Falta de reciprocidad social o emocional (2) alteración cualitativa de la comunicación manifestada al menos por dos de las siguientes características: (a) retraso o ausencia total del desarrollo del lenguaje oral (no acompañado de intentos para compensarlo mediante modos alternativos de comunicación, tales como gestos o mímica) (b) en sujetos con un habla adecuada, alteración importante de la capacidad para iniciar o mantener una conversación con otros (c) utilización estereotipada y repetitiva del lenguaje o lenguaje idiosincrásico (d) ausencia de juego realista espontáneo, variado, o de juego imitativo social propio del nivel de desarrollo (3) patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados, manifestados por lo menos mediante una de las siguientes características: (a) preocupación absorbente por uno o más patrones estereotipados y restrictivos de interés que resulta anormal, sea en su intensidad, sea en su objetivo (b) adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos, no funcionales (c) manierismos motores estereotipados y repetitivos (p. ej., sacudir o girar las manos o los dedos, o movimientos complejos de todo el cuerpo) (d) preocupación persistente por partes de objetos B. Retraso o funcionamiento anormal en por lo menos una de las siguientes áreas, que aparece antes de los 3 años de edad: (1) interacción social, (2) lenguaje utilizado en la comunicación social o (3) juego simbólico o imaginativo. El retraso no se explica mejor por la presencia de un trastorno de Rett o de un trastorno desintegrativo infantil. 54 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista ANEXO IV: Incidencias en el sistema fonológico (Marie Thérèse Le Normand, en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 33). [tóte] en lugar de [kóte] (coche) REDUPLICACIONES [pípa] en lugar de [trípa] (tripa) [tána] en lugar de [bentána] (ventana) OMISIONES [ãnne] en lugar de [grande] (grande) [péo] en lugar de [feo] (feo) SUSTITUCIONES [papóko] en lugar de [tampóko] (tampoco) [nãne] en lugar de [grande] (grande) ASIMILACIONES [téte] en lugar de [léte] (leche) ANEXO V: Tabla con selección de test/subtest para la evaluación de distintos procesos del lenguaje, en español (Ana María Soprano, en Nabora y Chevrie Muller, 2001: 91). Funciones evaluadas Prueba Batería Gnosias auditivas Discriminación auditiva PAF Gnosias fonéticas Gnosias auditivo-fonéticas BEL-P Integración auditiva ITPA PAF Memoria auditiva inmediata Ritmo IPTA, WISC-R Series de dígitos ITPA Memoria secuencial auditiva MENH Memorio auditivo-oral SBM Repetición de frases TVIP Vocabulario en imágenes TFVRE Vocabulario receptivo TSA Comprensión de sintaxis TTC Comprensión de sintaxis ITPA Comprensión: contexto, Comprensión auditiva MENH relato Comprensión de sentido MENH Memoria verbal inmediata Comprensión: palabras Comprensión: morfosintaxis 55 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista oculto MENH Prueba de lógica BEL-P Comprensión: gestos Comprensión gestual EEL Expresión: palabras, Denominación BNT denominación Denominación TFVRE Denominación TSA Vocabulario expresivo ITPA Expresión sintáctica ITPA Integración gramatical SBM Fluidez léxica BEL-P Flujo verbal ITPA Integración semántico- Frases incompletas BEPL sintáctica Asociación auditiva PLON Expresión: discurso “Baño de los muñecos” ALFA (contenido y uso) Expresión ante una lámina BEL-P Relato sobre una lámina RFI Denominación-repetición BEL-P Registro fonológico inducido RFI Articulación BEL-P Articulación SBM Praxias bucofaciales BEL-P Habilidad buco-linguo-labial PAF Expresión gestual MENH Expresión motora ITPA Expresión: morfosintaxis Expresión: fluidez Expresión: fonología Praxias articulatorias Praxias bucales Expresión mímica 56 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista ANEXO VI: Inventario Del Espectro Autista (IDEA. Rivière, 1997). 57 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista 58 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista 59 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista 60 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista CRITERIOS PARA PUNTUAR Aspectos generales: - Cada dimensión es presentada en una escala de 0 a 8 puntos en intervalos de 2 (0, 2, 4, 6, 8). - La puntuación 8 corresponde a un nivel de máxima afectación. En caso contrario, el 0 sería el mínimo (ausencia de alteraciones significativas en esa dimensión). - Puede darse también puntuaciones intermedias cuando se considere que la persona evaluada se sitúa, en esa dimensión, en un punto intermedio entre dos ítems consecutivos. Niveles: Nivel 1: Autismo Clásico tipo Kanner. Es el nivel que cursa con mayor afectación y corresponde a las puntuaciones más altas del IDEA: entre 70 y 96, aproximadamente. Nivel 2: Autismo Regresivo. Se denomina porque se presenta la pérdida de capacidades aprendidas, es decir, después de una etapa evolutiva aparentemente desarrollada con normalidad se pierde el contacto ocular, el lenguaje y otras habilidades cognitivas. Las puntuaciones oscilan entre 50 y 70. Nivel 3: Autismo de Alto funcionamiento. Existe controversia en esta denominación, ya que puede solaparse en cierta medida con el Síndrome de Asperger (expuesto en el siguiente nivel). Igualmente, sus primeras manifestaciones pueden ser confundidas con el Déficit de Atención o trastornos de otro tipo dado que no presentan algunos de los elementos nucleares del TEA. Además, en este caso el lenguaje está presente si bien también lo están las dificultades para relacionarse con sus iguales. Las puntuaciones en el IDEA se encuentran entre 40 y 50. Nivel 4: Síndrome de Asperger. Las personas con Síndrome de Asperger se consideran, dentro de los TEA, los de menor afectación. Así pues, son personas que suelen estudiar en centros ordinarios y no suelen llamar la atención. En algunas áreas pueden ser 61 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista especialmente competentes, aunque su relación social siempre estará marcada por una incapacidad para entender las claves sociales y las sutilezas de la relación humana (poca empatía). Las puntuaciones fluctuarían en la franja más baja, alrededor de 30 a 45. Es relevante señalar, que las puntuaciones menores de 30 podrían indicar problemas específicos en alguna área pero se alejarían progresivamente de la posibilidad diagnóstica de un T.E.A. ANEXO VII: Programa de Comunicación Pictográfica (PCP) –ejemplo-. 62 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista ANEXO VIII: Sistema Comunicación total de Benson Schaeffer: algunos ejemplos de palabras (Extraído de Materiales Multimedia para el desarrollo del Sistema de Comunicación Total-Habla Signada, Servicio de Atención a la Diversidad de la Consejería de Educación de la Región de Murcia). 63 Intervención en lenguaje en Trastorno Espectro Autista 64