Seguimiento de la Agenda Territorio y de la Carta de Leipzig: Hacia un programa de acción europea para el desarrollo espacial y la cohesión territorial Dirección General de Políticas Interiores de la Unión Departamento Temático B: Dirección de Políticas Estructurales y de Cohesión D ESARR OL L O R EG IONA L Seguimiento de la Agenda Territorial y de la Carta de Leipzig: Hacia un programa de acción europea para el desarrollo espacial y la cohesión territorial Nota ad hoc IP/B/REGI/FWC/2006-166-Lot 05-C02-SC01 PE 397.237 13/12/2007 ES El presente estudio ha sido solicitado por la Comisión de Desarrollo Regional del Parlamento Europeo. El presente documento ha sido publicado en las siguientes lenguas: - Original: EN - Traducciones: DE, FR El resumen ha sido publicado en las siguientes lenguas: BG, CS, DA, DE, EL, EN, ES, ET, FI, FR, HU, IT, LT, LV, MT, NL, PL, PT, RO, SK, SL, SV Autores: (ÖIR-Managementdienste GmbH) Isabel Naylon Peter Schneidewind (ÖIR-Managementdienste GmbH) Gabriele Tatzberger (Österreichisches Institut für Raumplanung) Funcionaria responsable: Ivana Katsarova Departamento Temático B: Dirección de Políticas Estructurales y de Cohesión Parlamento Europeo B-1047 Bruselas E-mail: [email protected] Manuscrito concluido en diciembre de 2007 Este estudio está disponible en la siguiente dirección de Internet: www.europarl.europa.eu/activities/expert/eStudies.do?language=EN Bruselas, Parlamento Europeo, 2007 Las opiniones expresadas en el presente documento son las de los autores y no reflejan necesariamente la posición oficial del Parlamento Europeo. Se autoriza la reproducción y la traducción con fines no comerciales, a condición de que se indique la fuente, se informe previamente al editor y se le transmita un ejemplar. Dirección General de Políticas Interiores de la Unión Departamento Temático B: Dirección de Políticas Estructurales y de Cohesión D ESARR OL L O R EG IONA L Seguimiento de la Agenda Territorial y de la Carta de Leipzig: Hacia un programa de acción europea para el desarrollo espacial y la cohesión territorial Contenido: La note ad hoc recoge un análisis detallado de las consecuencias de la Agenda Territorial y la Carta de Leipzig para las políticas de la UE. Presenta una visión panorámica de las cuestiones y los desafíos territoriales a que se enfrenta la UE y de la dimensión territorial de las actuales políticas de la UE. Examina con cierta exhaustividad determinados ámbitos de acción para el avance de la cohesión territorial y formula una serie de recomendaciones con vistas a posibles acciones. IP/B/REGI/FWC/2006-166-Lot 05-C02-SC01 PE 397.237 ES Resumen ejecutivo En mayo de 2007, los ministros responsables de Urbanismo y Ordenación Territorial de los Estados miembros de la Unión Europea aprobaron la Agenda Territorial de la Unión Europea Hacia una Europa más competitiva y sostenible de regiones diversas (Agenda Territorial) y la Carta de Leipzig sobre Ciudades Europeas Sostenibles (Carta de Leipzig) en la reunión ministerial informal sobre desarrollo urbano y cohesión territorial celebrada en Leipzig. Tomando estos dos documentos de política como punto de partida, en la presente nota ad hoc se analiza el actual estado (predominante) de la elaboración de políticas territoriales a nivel europeo y se propone una serie de medidas que se consideran necesarias para impulsar tanto la cohesión territorial en Europa como un desarrollo equilibrado de las regiones europeas. (1) Valoración de los dos documentos Ambos documentos se inscriben en una trayectoria continua de diseño de la política territorial y urbana a nivel de la UE. La Carta de Leipzig sobre las Ciudades Europeas Sostenibles tiene su origen en el Libro Verde de la CE sobre el medio ambiente urbano de 1990 y en los proyectos piloto URBAN del período de los Fondos Estructurales que finalizó en 1999. Estas actividades culminaron en la adopción, en 2006, de la Estrategia temática para el medio ambiente urbano –que permite el uso de los Fondos Estructurales para apoyar inversiones con las que mejorar la calidad del entorno urbano– y, finalmente, en la Carta de Leipzig. La Carta destaca la importancia de las ciudades en la formulación de las futuras políticas de la UE. Su importancia reside, sobre todo, en el compromiso de los ministros de iniciar en sus respectivos países un debate sobre cómo integrar la dimensión urbana en los diferentes niveles de política. Anima a que las ciudades hagan un mayor uso de la política de desarrollo urbano, haciendo hincapié en: • crear y garantizar unos espacios públicos de calidad • modernizar las redes de infraestructuras y mejorar la eficiencia energética • fomentar políticas activas de innovación y educación • apoyar a los barrios necesitados También la Agenda Territorial se basa en documentos de política anteriores, el más influyente de los cuales es la Perspectiva Europea de Ordenación Territorial (PEOT) aprobada en 1999. Las directrices normativas de ésta, encaminadas a conseguir un desarrollo equilibrado y sostenible en Europa, se amplían en la Agenda Territorial a seis ámbitos prioritarios de medidas de ordenación territorial: • reforzar el desarrollo policéntrico y la innovación a través de redes de regiones urbanas y de ciudades • crear nuevas formas de asociación y de gobernanza territorial entre áreas rurales y urbanas • promover agrupaciones (clusters) regionales para la competencia y la innovación • fortalecer y extender las redes transeuropeas • promover la gestión transeuropea de riesgos, incluidas las repercusiones del cambio climático iii PE 397.237 • fortalecer las estructuras ecológicas y los recursos culturales como valor añadido para el desarrollo Se observa una evolución notable entre los intereses «suaves» (de la PEOT) y la búsqueda de capacidad competitiva de la Agenda Territorial. Esto se corresponde con un cambio de paradigma en la política regional europea, que ha desplazado el foco principal de atención, centrado tradicionalmente en las regiones estructuralmente débiles y desfavorecidas, hacia unas estrategias dirigidas a desarrollar el potencial y las oportunidades en todas las regiones. La Agenda Territorial abarca todos los tipos de regiones, centrándose en la interrelación entre las mismas y el lugar que ocupan en ellas ciertos tipos de zonas (por ejemplo, las zonas costeras o las zonas montañosas). También aborda el reto de coordinar las políticas de la UE y de los Estados Miembros teniendo en cuenta sus repercusiones territoriales. La Carta de Leipzig, por el contrario, se interesa sólo por un tipo de unidad territorial –la ciudad–, centrándose en los temas que le afectan. Aquí es clave la cuestión de la subsidiariedad. Hay opiniones muy divergentes sobre si la UE debe intervenir e «interferir» en esta área de actuación y de qué manera. Se discute si las «ciudades» y sus problemas tienen una dimensión europea. Sin embargo, también se reconoce que las políticas territoriales son particularmente visibles en las zonas urbanas. Por lo tanto, la Agenda Territorial tiene un ámbito más general, mientras que la Carta de Leipzig se refiere a un aspecto específico, aunque importante, de la dimensión territorial de Europa. (2) Dimensión territorial, cohesión territorial, políticas territoriales Aunque pueda pensarse que «territorial» es un adjetivo que tiene un significado bastante claro, el término resulta bastante enigmático en el contexto de la formulación de políticas de la UE. Consideramos que las tres expresiones que figuran en el título del presente párrafo son cruciales para la comprensión del debate sobre la ordenación territorial en Europa. En primer lugar, la dimensión territorial, la más amplia de todas, relaciona los hechos de la vida socioeconómica con una o más de las siguientes afirmaciones: • el lugar y el contexto geográfico importan • las políticas deben diferenciarse en función del contexto territorial • conviene efectuar una integración temática de las diferentes políticas sectoriales que influyen en determinados lugares (sea cual sea el nivel) • la intervención de agentes de los niveles subnacionales (regiones, municipios) es crucial para que las estrategias tengan éxito y para la traducción al «lenguaje regional de las personas» Por primera vez, la Agenda Territorial emplea y explica el nuevo concepto de la «cohesión territorial», que está llamada a convertirse en un objetivo paralelo a la cohesión social y económica en el Tratado por el que se establece una Constitución para Europa. Se considera que la cohesión territorial tiene la finalidad de: • orientar las políticas regionales y nacionales de desarrollo territorial a aprovechar mejor el potencial regional y el capital territorial, lo cual equivale a respetar la diversidad territorial y cultural de Europa y beneficiarse de la misma PE 397.237 iv • • situar en mejor posición las regiones en Europa, tanto dándoles mayor resonancia como mediante una cooperación transeuropea dirigida a facilitar su conectividad y su integración territorial promover la coherencia de las políticas de la UE que tienen repercusiones territoriales, tanto horizontal como verticalmente, de manera que favorezcan el desarrollo sostenible a escala nacional y regional El objetivo de la política de cohesión territorial es lograr un desarrollo más equilibrado reduciendo las disparidades existentes, evitando los desequilibrios territoriales y dotando de mayor coherencia tanto las políticas sectoriales que tengan repercusiones territoriales como la política regional. A la luz de la Estrategia de Lisboa, los objetivos políticos encaminados a fortalecer la cohesión territorial consisten en: • aumentar la fuerza y la diversidad/identidad de las redes o los centros urbanos como motores del desarrollo territorial en Europa • mejorar la accesibilidad y la integración territorial en la UE • preservar y desarrollar la calidad y la seguridad de los valores naturales y culturales de Europa y desarrollar de manera sostenible los vínculos entre el entorno rural y el urbano El concepto de la cohesión territorial como complemento de la cohesión social y económica en los Tratados conferirá a la Comisión un papel fundamental en la formulación de políticas pertinentes. Dichas políticas deberán aportar soluciones para los retos específicos a los que se enfrenta la cohesión territorial. Entre estos podemos citar: • las disparidades y los desequilibrios regionales tanto a nivel de la UE como a nivel nacional • la suburbanización, como forma de distribución ineficiente de las actividades socioeconómicas (por ejemplo, vivienda y transporte), pero también la correspondiente orientación núcleo-periferia de las actividades económicas y de la población • el carácter periférico de las regiones y otras características geográficas específicas, por ejemplo, el carácter insular, las regiones ultraperiféricas, las regiones escasamente pobladas, etc., y su repercusión negativa en lo referente a los servicios públicos y privados • las diferencias norte-sur, sobre todo con respecto a la dotación y el uso de las TIC • la protección medioambiental; el cambio demográfico, que tiene un patrón territorial diferenciado y afecta desproporcionadamente a las regiones menos desarrolladas; el aumento de los precios de la energía, que también influirá de manera diferente en las distintas regiones dependiendo de su actual combinación energética y estructura económica; y el patrimonio cultural Los elementos de esta lista, que no es ni mucho menos exhaustiva, también se enuncian como retos territoriales en el documento de referencia de la Agenda Territorial. Pese a que en general se reconoce que la dimensión territorial es importante, en el proceso de elaboración de políticas de la UE esa dimensión no se tiene explícitamente en cuenta. Dependiendo de la importancia de su dimensión territorial podemos distinguir tres grupos dentro de las políticas de la UE. En primer lugar, aquellas en las que domina la dimensión territorial y que no se pueden obviar a la hora de diseñar y evaluar medidas y actuaciones concretas: la política de cohesión, la política agraria común, la política de desarrollo rural, la política medioambiental y la política de transportes. v PE 397.237 Casi cualquier medida perteneciente a estas áreas políticas tiene un impacto «sobre el terreno», que afecta (sólo) a territorios específicos. Cualquier medida política en estos campos es discriminatoria desde el punto de vista territorial –de manera más o menos intencionada. El segundo grupo engloba las políticas de la UE que tienen una dimensión territorial menos explícita, pero todavía muy marcada: política de energía, política pesquera, política marítima, política de mercado interior y competencia. Todas estas políticas revisten gran interés para la cohesión territorial y, por lo tanto, podrían etiquetarse fácilmente como políticas territoriales. Se describen y analizan brevemente en el estudio, pero ni mucho menos de manera exhaustiva. Aunque el programa ESPON 2006 ha acometido con éxito los primeros intentos por evaluar la dimensión y las repercusiones territoriales de la mayoría de estas áreas de actuación, aún sigue habiendo muchas preguntas sin resolver, tanto de índole conceptual como empírica. Cabe señalar, en este contexto, que el impacto tanto de la política de cohesión como de la política agraria común y de desarrollo rural se produce por medio de inversiones en infraestructuras o mediante incentivos financieros o apoyo a las actividades privadas. El acceso a dichos medios financieros es de gran interés e importancia para todas las regiones de los Estados miembros (no sólo para las que son beneficiarias netas). En cambio, las repercusiones territoriales de las políticas de medio ambiente (también, aunque de forma menos visible, de las de transporte) se deriva de unas normativas sobre todo procedimentales a nivel de la UE. Esto causa conflictos en el nivel local y regional y, a veces, en el nacional –no sólo verticalmente (al no ser acordes las intenciones de la región con la normativa europea), sino también horizontalmente: el gobierno regional se enfrenta a conflictos sectoriales a nivel regional, por ejemplo, entre el departamento de medio ambiente y el departamento de economía o empleo. En ambos casos es necesaria una función de coordinación a nivel territorial– que normalmente se asigna a la ordenación territorial. No por ello se debe llegar a la conclusión de que la ordenación territorial puede o incluso debe coordinarse de manera análoga a nivel de la UE. Hay un tercer grupo de políticas con repercusiones territoriales que se mencionan en la Agenda Territorial, pero que, sin embargo, son demasiado específicas como para tratarlas en detalle en la presente nota ad hoc. Entre ellas cabe citar: la política de I+D, las políticas fiscal y económica y monetaria de la UE, las políticas de la UE relacionadas con el comercio exterior, las políticas de la UE sobre seguridad alimentaria, las políticas de la UE en materia de empresa e industria. (3) Recomendaciones normativas El Libro Blanco sobre la gobernanza destaca la necesidad de pasar de un sistema muy sectorial de ejecución de las políticas a una política más coherente en materia de cohesión territorial. El impacto territorial de las políticas de la UE en áreas tales como el transporte, la energía o el medio ambiente se debe abordar y considerar como un todo coherente. Del mismo modo, las decisiones adoptadas en los niveles regional y local deben ser coherentes con los principios nacionales y europeos en lo relativo a un desarrollo sostenible y equilibrado dentro de la Unión. La coordinación entre la UE y las políticas nacionales o regionales es un reto para la gobernanza a todos los niveles y lo único de lo que se puede estar seguro es de que cualquier solución simple, provenga de la base o venga dada desde arriba, está abocada al fracaso. Nuestras recomendaciones a este respecto toman como punto de partida las herramientas de evaluación existentes y el actual proceso de formulación de políticas a nivel de la UE y exploran qué acciones pueden resultar útiles para obtener una combinación de políticas coherente. De PE 397.237 vi entre esas herramientas de evaluación, las de mayor relevancia para las políticas territoriales son la evaluación del impacto ambiental (EIA), la evaluación ambiental estratégica (EAE), y el análisis o evaluación de impacto de la Comisión, aunque también hay que tomar en consideración el sistema de evaluación existente en la política de cohesión. La «evaluación del impacto territorial», creada como instrumento de planificación o de elaboración de políticas en varios Estados miembros, podría definirse como una herramienta para evaluar las repercusiones de los proyectos y planes de desarrollo (o de ordenación del territorio) con arreglo a los objetivos o las perspectivas de la política territorial para una zona o un territorio más extenso. Tanto la Agenda Territorial como la Carta de Leipzig contienen recomendaciones de orden normativo. Pero mientras que la Carta de Leipzig puede considerarse como un documento estratégico concluyente para las autoridades competentes y que a la vez ofrece instrumentos adecuados a nivel de la UE, las recomendaciones de la Agenda Territorial se quedan en un nivel bastante general. La acción más importante prevista es la elaboración de un plan de acción en el transcurso de las próximas presidencias. La Presidencia portuguesa ha empezado a trabajar en un programa para la aplicación de la Agenda Territorial, y la Presidencia eslovena ha acordado iniciar su ejecución. Recomendamos que dicho plan de acción se concentre en cuatro áreas de actuación clave: • Concienciación El reconocimiento de la importancia de la dimensión territorial de las políticas europeas y de las iniciativas políticas para la coordinación vertical y horizontal ha seguido siendo escaso fuera de un grupo relativamente pequeño de expertos en ordenación territorial (pertenecientes o no a gobiernos). El programa ESPON 2013 está bien situado para desempeñar un papel esencial en la recogida y el tratamiento de información con el fin de elevar el grado de concienciación. También hace falta un liderazgo político para difundir dicha información y dotarla de interés político. Damos por sentado que el PE puede asumir ese papel. • Proceso de coordinación de las políticas Puesto que el proceso actual de coordinación de las políticas no ha obtenido unos resultados satisfactorios en lo que respecta a la dimensión territorial, recomendamos mejorarlo mediante tres medidas, todas las cuales entran dentro de las competencias de las instituciones de la UE: crear un grupo interdepartamental sobre cohesión territorial; intensificar el discurso sobre la política en las reuniones ministeriales informales de los ministros responsables de la ordenación territorial; e introducir un método abierto de coordinación que incluya un proceso de examen por expertos. Mientras que la primera medida reforzaría la coordinación horizontal dentro de la Comisión, con las otras dos se abordarían los aspectos de coordinación vertical. • Herramientas para la integración de la dimensión territorial Parece que los instrumentos para evaluar las posibles repercusiones de las acciones normativas previstas y para evaluar las medidas normativas vigentes están muy avanzados a escala de la UE y en la mayoría de los Estados miembros. Por lo tanto, consideramos que no es necesario desarrollar una nueva herramienta (oficial) de evaluación del impacto territorial a escala de la UE, pero recomendamos vivamente que incluir la dimensión territorial tanto en las evaluaciones ambientales estratégicas transnacionales (y quizá las transfronterizas) como en las evaluaciones de impacto oficiales de la Comisión. Esto influiría notablemente en el reconocimiento de la dimensión territorial de las medidas normativas de la UE y de los proyectos transnacionales. vii PE 397.237 • Evaluación del programa de acción propuesto Considerando que la finalidad principal del plan de acción propuesto ha de ser, en primer lugar, aumentar el grado de concienciación sobre la dimensión territorial a la hora de lograr cohesión económica y social y, en segundo lugar, integrar las prioridades recogidas en la Agenda Territorial y en la Carta de Leipzig, distinguimos entre dos tipos de resultados que se tendrían que evaluar al ejecutar el programa: a) realización de las innovaciones institucionales propuestas teniendo en cuenta sus avances y b) introducción consensuada de indicadores de la cohesión territorial. Para esto último se dispone de muchas (quizá demasiadas) sugerencias, pero por ahora no existe consenso en cuanto a su validez y viabilidad. Así pues, recomendamos que la decisión sobre los indicadores de evaluación pertinentes y disponibles para la cohesión territorial y, por lo tanto, para las repercusiones del programa de acción sea el primer producto del proceso de método abierto de coordinación propuesto. PE 397.237 viii