La ciencia exacta del fertilizante

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La ciencia exacta del fertilizante
Técnicas Reunidas (TR), a través de su filial Española de Investigación y Desarrollo
(Espindesa), mantiene desde 1969 su seña de identidad: la construcción de plantas
industriales focalizadas al sector químico, que ha dado como resultado una tecnología
puntera para fabricar ácido nítrico. Este producto es la base para la elaboración de
fertilizantes para cultivos, alma de la compañía y referencia mundial del sector.
A partir de él, la empresa se ha empleado a fondo en otra tecnología, también
reconocida en muchos países, dirigida a producir nitrato amónico grado explosivo
(EGAN), un material imprescindible en la minería y la construcción.
Debido a la naturaleza de su actividad industrial, los clientes de Espindesa son
importantes empresas químicas, fabricantes de fertilizantes y de explosivos civiles,
entre los que se cuentan BASF, Dow Chemical, Enaex, Yara, Orica o Incitec.
Desde su creación, Espindesa TR ha levantado 50 plantas químicas en 15 países
distintos, con un coste total de 1.300 millones de dólares. Una de sus áreas de trabajo
que más éxito tiene en el mundo es el desarrollo del ácido nítrico destinado a
fertilizantes. Desde el departamento de marketing de la empresa explican la naturaleza
de este producto. “Existen dos tipos de fertilizantes: los nitrogenados y los fosfatados,
que se usan en función del nutriente base (nitrógeno o fósforo)”.
Dentro de los fertilizantes nitrogenados, la firma española desarrolla con su tecnología
el nitrato amónico, que se utiliza en los terrenos que necesitan nutrientes para la
siembra y en las propias plantas, para fortalecerlas. Por ejemplo, el nitrato amónico es
ampliamente demandado en la zona de Valencia (este de España) para el cultivo de
naranjos. El nitrato es aprovechado directamente por las plantas, mientras que el
amonio es oxidado por los microorganismos presentes en el suelo y sirve de abono de
más larga duración.
Los fertilizantes fosfatados se emplean para facilitar la fotosíntesis de las plantas, la
transferencia y el transporte de energía de las mismas, y para dar mayor estabilidad a la
membrana celular de los cultivos.
El otro campo de Espindesa admirado mundialmente es el desarrollo tecnológico del
nitrato amónico grado explosivo, punto de partida para la elaboración de explosivos
civiles, demandados en minería y en la construcción de infraestructuras.
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Los explosivos civiles de nitrato amónico constituyen una revolución en la industria
química, y hoy cubren el 80% de necesidades industriales. Por ejemplo, se usan en la
explotación de las canteras o minas a cielo abierto y en la industria de la construcción a
la hora de levantar represas, de instalar sistemas de conducción eléctrica, gasoductos,
oleoductos, sistemas de drenaje, canales o túneles.
Planta de Acido nitrico en Caojin, Shangai (China), propiedad de BASF, construida
por Espindesa. Foto: Técnicas Reunidas
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PIONEROS EN PLANTAS INDUSTRIALES
Para entender el negocio de Espindesa, conviene adentrase en sus inicios. Hace 43
años, la empresa capitaneada siempre por expertos españoles, comenzó a construir
plantas piloto, anexas a instalaciones industriales de ácido nítrico y a colaborar con
universidades y centros de investigación nacionales y extranjeros con el propósito de
desarrollar los conocimientos básicos para elaborar ácido nítrico. “Empezamos a
desarrollar tecnología química en España cuando prácticamente toda la ciencia se
importaba”, explica su presidente, Luis Marzo Rodrigo.
En poco más de un año, Espindesa logró disponer de los conocimientos teóricos,
metalúrgicos y procedimientos de cálculo necesarios para diseñar la primera planta
industrial, que inauguraró en 1971 en Castellón (este de España), y que producía 250
toneladas diarias de ácido nítrico.
Tras la buena acogida que tuvo la primera planta, levantó otras de tamaño parecido, en
las que la compañía introducía alguna mejora, siempre probada previamente en la
planta piloto, lo que permitió que la tecnología evolucionara de manera exponencial.
“Salvo excepciones, el desarrollo de tecnología química se hace a saltos, mejorando
alguna sección de la tecnología que ya tenemos. Por eso es muy importante la relación
que se da entre el tecnólogo y el operador”, destaca Marzo Rodrigo.
Hasta bien avanzada la década de los 70, todas las plantas de ácido nítrico que
construyó TR se ubicaron en España, aunque en 1977 llegó el momento de salir al
exterior y de exportar plantas completas con tecnología propia.
TR construyó en Argentina la que en aquel momento era la mayor planta mundial de
ácido nítrico concentrado destinado a la fabricación de plásticos y explosivos
convencionales. El sistema de producción era tan avanzado que en 1980 quedó entre
los cuatro finalistas al premio Kirkpatrick. Este galardón lo concedía Estados Unidos a
la tecnología química más innovadora desarrollada en aquel momento. En la década de
los 80, la compañía exportó desde España varias plantas de ácido nítrico a Egipto,
Venezuela y Turquía.
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Al tiempo que Espindesa exportaba plantas completas de ácido nítrico, desarrolló su
propio catalizador para la destrucción de NOX (uno de los causantes del efecto
invernadero). Además de instalarlo en todas las nuevas plantas que levantaba para
controlar la contaminación de la atmósfera, lo introdujo en las 11 instalaciones que ya
tenía en España, India, Venezuela o Italia, entre otros.
Pero es a finales de los años 80 cuando Espindesa desarrolla su tecnología dual para
plantas gigantes de ácido nítrico, la primera de las cuales se construye en España. “El
centro continúa operativo a día de hoy y prácticamente cada año bate su propio récord
de producción, con una bajísima contaminación, al nivel de las mejores tecnologías
mundiales”, prosigue Marzo Rodrigo.
El buen funcionamiento de esta plataforma ha sido clave para que renombradas
multinacionales químicas (BASF, Dow Chemical, Saudí Aramco, Yara, Enaex, etc)
adquirieran plantas gigantes de ácido nítrico a TR, algunas de las cuales están ya en
funcionamiento en China y Chile y otras se encuentran en fase de diseño o
construcción en Arabia Saudí, Australia (2), Perú y China. Puede decirse que TR ha
situado su tecnología para plantas de ácido nítrico en un exclusivo grupo de
licenciantes que se adjudican el 90% de las plantas mundiales.
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ADELANTADA A SU TIEMPO EN NITRATO AMONICO
El proceso para lograr la tecnología de nitrato amónico grado explosivo (EGAN) ha
sido más lento que el de ácido nítrico, pero no por ello menos eficaz. Ya en 1972, TR
construyó en Bilbao (norte de España), una planta que producía 500 toneladas al día de
nitrato amónico grado fertilizante cuya tecnología de neutralización era prácticamente
idéntica a la que hoy día usan las plantas de EGAN. “Era entonces tan novedosa que
40 años después, todavía se sigue utilizando; sólo se ha de adaptar a los tamaños
actuales de la planta y a las exigencias anticontaminación, mucho más estrictas que
entonces”, afirman en el departamento de marketing de la compañía.
En la década de los 80, TR diseñó plantas de neutralización de nitrato en Cartagena
(España) y Gabes (Túnez) aunque fue en 1986 cuando vendió por primera vez
tecnología de EGAN. Ésta, que se aplicó en un principio a una planta pequeña,
incorporaba un novedoso sistema de recirculación de los gases de la torre de prill (torre
de granulación) que eliminaba el 90% de la contaminación producida por las fábricas.
El sistema se ha implantado después en instalaciones industriales de Estados Unidos,
Australia, Tailandia, Chile, Rusia, entre otros.
De forma similar a como se había hecho con el ácido nítrico, TR adaptó en años
posteriores la tecnología de EGAN a la construcción de plantas gigantes y, al tratarse
de una tecnología complementaria del ácido nítrico, los principales fabricantes
mundiales de EGAN, Yara, Dyno Nobel, SIBUR, Enaex, contrataron con la empresa
española el diseño y la construcción de enormes plantas en varios de los principales
países mineros del mundo: Chile Perú, Australia (dos) y Rusia (en fase de diseño).
Cada una de estas plantas gigantes de EGAN necesita tener a su lado una gran
instalación de ácido nítrico, ya que es la principal materia prima que consume. Por eso
casi todas estas plantas que TR viene exportando son grandes complejos nítrico-nitrato,
que requieren de una considerable inversión para su puesta en marcha.
EL 78% DE SU NEGOCIO, FUERA DE ESPAÑA
Espindesa se encuentra bajo el gran paraguas del grupo Técnicas Reunidas TR,
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contratista general que se dedica a la ingeniería, diseño y construcción de todo tipo de
instalaciones industriales de gas, petróleo y electricidad para las principales compañías
estatales (National Oil Companies o NOCs en inglés) y multinacionales. La mayoría de
la actividad de TR está concentrada en la ejecución de grandes proyectos industriales
‘llave en mano’, lo que ha generado que desde la década de los 80 hasta hoy, la
facturación exterior de TR represente el 78% de sus ventas. Sólo las plantas de
refinería que tiene Técnicas Reunidas en Arabia Saudí suponen el 30% de todo su
negocio, y dispone, además, de contratos en Marruecos, Argelia y varios emiratos del
golfo Pérsico.
TR ocupa una posición líder en ingeniería y construcción en el sector energético en
España, es uno de los primeros grupos en Europa en proyectos de petróleo y gas
natural, y uno de los más importantes del mundo en el sector del refino.
A esta gran vocación internacional se une su elevada especialización. Desarrolla los
diseños de las plantas industriales en sistemas 3D mediante maquetas electrónicas, que
ofrecen una mayor precisión a la hora de construir la estructura. “Todo el desarrollo se
efectúa en nuestras oficinas, laboratorios y plantas piloto, con ayudas de universidades
y centros de investigación españoles en trabajos puntuales”, añade Luis Marzo
Rodrigo, presidente de Espindesa.
“Una vez desarrollada la tecnología, lo verdaderamente difícil es convencer a un
inversor de que arriesgue su dinero en algo que no está probado a escala industrial.
Nuestra tecnología tiene grandes ventajas respecto a las existentes, y eso es lo que hace
que el inversor arriesgue”, concluye.
Planta de refinería. Foto: Técnicas Reunidas
Artículo publicado en Agosto de 2012
Arantxa Noriega
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