H. Segal – Fantasia - Psicología del Desarrollo I

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Capítulo I
FANTASIA
“Introducción a la obra de Melanie Klein” - Hanna Segal
Editorial Paidos – 1994
Elegí el tema de la fantasía para el primer capítulo de este libro porque creo que se
pueden resolver muchos equívocos aclarando este concepto y la forma en que se lo emplea
en psicoanálisis, especialmente en la obra de Melanie Klein y sus colaboradores.
Algunos psicólogos solían objetar la descripción freudiana de la mente calificándola de
antropomórfica. Extraña objeción, al parecer, ya que el psicoanálisis se ocupa de describir al
hombre. Querían decir que cuando Freud formuló ciertos conceptos, como por ejemplo el
de superyó, parecía considerar que la estructura mental contenía objetos antropomórficos,
o de forma humana; si se comprende el concepto de fantasía inconsciente, esta objeción
desaparecerá. Cuando describe el superyó, Freud no quiere decir que nuestro inconsciente
contenga realmente un hombrecito, sino que ésta es una de nuestras fantasías
inconscientes sobre los contenidos de nuestro cuerpo y nuestra psique. Freud nunca se
refiere específicamente al superyó como a una fantasía; sin embargo, está claro que esta
parte de la personalidad se debe a una introyección -en la fantasía- de una figura parental,
una figura parental fantaseada, distorsionada por las proyecciones mismas del niño.
Algunos psicoanalistas criticaron del mismo modo la descripción kIeiniana de los objetos
internos. Pero aquí sucede lo mismo, estos objetos internos no son "objetos" situados en el
cuerpo o en la psique; como Freud, Melanie Klein está describiendo las fantasías
inconscientes que la gente hace sobre lo que contiene. En su obra, M. Klein amplió mucho el
concepto freudiano de fantasía inconsciente y le dio mayor importancia. Las fantasías
inconscientes están siempre presentes y siempre activas en todo individuo Es decir que su
presencia no es Índice de enfermedad ni de falta de sentido de la realidad, así como no lo es
la presencia del complejo de Edipo. Lo que determinará el estado psíquico del sujeto es la
naturaleza de estas fantasías inconscientes y su relación con la realidad externa.
Freud no elabora sus concepciones sobre el origen, de las fantasías inconscientes ni la fase
del desarrollo en que aparecen por primera vez, y cuando describe fantasías inconscientes
específicas, generalmente se refiere a las que surgen después del segundo o tercer año de
vida. Según Melanie Klein, la fantasía inconsciente es la expresión mental de los instintos y
por consiguiente existe, como éstos, desde el comienzo de la vida.
Por definición los instintos son buscadores-de-objetos. El aparato mental se experiencia al
instinto vinculado con la fantasía de un objeto adecuado a él. De este modo, para cada
impulso instintivo hay Una fantasía correspondiente. Al deseo de comer, le corresponde la
fantasía de algo comestible que satisfaría ese deseo: el pecho. Lo que Freud describe como
"realización alucinatoria de deseos" se basa según Melanie Klein en que una fantasía
inconsciente acompaña y expresa al impulso instintivo.
Por ejemplo, el bebe somnoliento que mueve la boca con expresión placentera y hace ruidos
de succión, o se chupa los dedos, fantasea que está realmente succionando o incorporando
Tel pecho, y se duerme con la fantasía de tener el-pecho-queda-leche realmente dentro de
si. En forma similar, el bebe hambriento, furioso, que grita y patalea, fantasea que está
realmente atacando al pecho, desgarrándolo y destruyéndolo, y experiencia sus propios
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gritos que lo desgarran y lastiman como el pecho desgarrado atacándolo en su propio
interior. Por consiguiente, no siente solamente una necesidad; puede sentir también que sus
contracciones de hambre y sus propios gritos son un ataque persecutorio en su interior.
Crear fantasías es una función del yo. La concepción de la fantasía como expresión mental de
los instintos por mediación de yo supone mayor grado de organización yoica del que postula
Freud. Supone que desde el nacimiento el yo es capaz de establecer -y de hecho los instintos
y la ansiedad lo impulsan a establecer- relaciones objetales primitivas en la fantasía y en la
realidad. Desde el momento del nacimiento el bebe se tiene que enfrentar con el impacto
de la realidad, que comienza con la experiencia del nacimiento mismo y prosigue con innumerables experiencias de gratificación y frustración de sus deseos. Estas experiencias con la
realidad influyen inmediatamente en la fantasía inconsciente, que a su vez influye en ellas.
La fantasía no es tan sólo una fuga de la realidad; es una concomitante constante e
inevitable de las experiencias reales, en constante interacción con ellas.
Se puede ver un ejemplo de fantasías que influyen en la reacción ante la realidad en el caso
del bebe irritado por el hambre que, en vez de aceptar el pecho, se aparta de él y no quiere
mamar. En este caso, el bebe puede haber hecho la fantasía de que ha atacado y destruido
el pecho, al que siente ahora malo y atacándolo a su vez. Por eso, en el momento de la
mamada, cuando reaparece el pecho externo real ya no lo siente como un pec ho bueno que
lo alimenta, sino que sus fantasías lo han distorsionado convirtiéndolo en un perseguidor
terrorífico. Estas fantasías se pueden observar fácilmente en el juego de niños muy
pequeños, así como en el juego y verbalizaciones de niños algo mayores. Pueden persistir
en el inconsciente de los niños e incluso de adultos, causando dificultades en la
alimentación.
Algunos analistas creen que estas fantasías surgen después y se las proyecta
retrospectivamente a la lactancia. Sin duda es ésta una hipótesis adicional innecesaria, ya
que hay una congruencia notable entre lo que podemos observar en la conducta de
lactantes y fantasías que se expresan realmente cuando se alcanza el estadio del juego y del
lenguaje, o material analítico del consultorio.
En casos más complicados es posible ver cómo, aunque se pueda percibir y observar
correctamente la realidad, la secuencia causal que se atribuye a los acontecimientos está
determinada por fantasías inconscientes. El ejemplo típico es el del niño cuyos pa dres
tienen realmente una mala relación y pelean. Según se trasluce a menudo en el análisis, el
niño siente que esta mala relación es el resultado de sus propios deseos de que los padres
se peleen, y cree que al atacarlos con su orina y heces ha embrollado y arruinado la relación
entre ellos.
Si bien la fantasía inconsciente influye y altera constantemente la percepción o la
interpretación de la realidad, lo inverso también es cierto: la realidad ejerce su impacto
sobre la fantasía inconsciente. Se la experiencia e incorpora, y ejerce fuerte influencia sobre
la fantasía inconsciente misma. Tomemos por ejemplo al bebe que empieza a sentir hambre
y trata de sobreponerse mediante la alucinación omnipotente de poseer un pecho bueno
que lo amamanta: la situación será radicalmente distinta si se le da de mamar pronto que si
se lo deja con hambre durante largo tiempo. En el primer caso el bebe sentirá que el pecho
real que le ofrece la madre se funde con el pecho fantaseado por él, y su propia bondad y la
del objeto bueno le parecerán firmes y duraderas. En el segundo caso se sentirá avasallado
por el hambre y la ira, y en su fantasía se acrecentará la experiencia de un objeto malo y
persecutorio, con el resultado de que su propia ira le parecerá más poderosa que su amor y
el objeto malo más fuerte que el bueno.
Este aspecto de la interrelación entre fantasía inconsciente y verdadera realidad externa
debe tenerse muy en cuenta cuando se quiere evaluar la importancia del ambiente sobre el
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desarrollo del niño. El ambiente tiene, de hecho, importantísimos ' efectos sobre la infancia
y la niñez, pero no es verdad que sin un ambiente malo no existirían ansiedades ni fantasías
agresivas o persecutorias. La importancia del factor ambiental sólo se puede evaluar
correctamente si se tiene en cuenta cómo lo interpreta el bebe en función de sus propios
instintos y fantasías. Una mala experiencia real se hace mucho más importante cuando el
bebe ha tenido intensas fantasías coléricas en las que atacaba el pecho, ya que dicha
experiencia le confirma, no sólo su sensación de que el mundo exterior es malo, sino
también su sensación de que él mismo es malo, y su creencia en la omnipotencia de sus
fantasías malevolentes. Las experiencias buenas, por otra parte, tienden a disminuir la ira, a
modificar las experiencias persecutorias y a estimular el amor y la gratitud del bebe y su
creencia en el objeto bueno.
Hasta aquí hemos insistido en el papel de la fantasía como expresión mental de los
instintos, en contraposición con la concepción que considera a la fantasía sólo como
instrumento de defensa y medio de escapar de la realidad externa. Pero las funciones de la
fantasía son múltiples y complicadas, y la fantasía tiene un aspecto defensivo que se debe
tener en cuenta. Como el objetivo de la fantasía es satisfacer impulsos instintivos
prescindiendo de la realidad externa, se puede considerar que la gratificación proveniente
de la fantasía es una defensa contra la realidad externa de la privación. Es, sin embargo, más
que eso: es también una defensa contra la realidad interna. Cuando el sujeto hace una
fantasía de realización-de-deseos, no está evitando solamente la frustración y el
reconocimiento de una realidad externa displacentera; también está (lo que es incluso más
importante) defendiéndose contra la realidad de su propia hambre y de su propia ira, o sea,
contra su realidad interna. Además, algunas fantasías se pueden utilizar como defensa
contra otras fantasías. Un caso típico es el de las fantasías maníacas, cuya finalidad principal
es impedir que aparezcan subyacentes fantasías depresivas. Una típica fantasía maníaca es la
de que el Yo (1)contiene un objeto ideal devorado cuyo "resplandor" (2) cae sobre el yo; ésta
es una defensa contra la fantasía subyacente de contener un objeto irreparablemente
destruido y vengativo cuya "sombra" (3) cae sobre el yo.
Al considerar la utilización de la fantasía inconsciente com;) defensa nos preguntamos cuál
es exactamente su relación con los mecanismos de defensa. En pocas palabras, la distinción
reside en la diferencia entre el proceso real y su representación mental detallada, específica.
Por ejemplo, se puede decir que en un momento dado una persona usa como mecanismo de
defensa los procesos de proyección e introyección. Pero la persona misma experienciará
dichos procesos en función de fantasías, y en esas fantasías se expresa lo que ella siente que
está incorporando dentro de sí o poniendo fuera de sí, la forma en que lo hace y los
resultados que atribuye a estas acciones. A menudo los pacientes describen cómo sienten el
proceso de represión, por ejemplo hablando de un dique dentro de ellos que podría estallar
bajo la presión de algo similar a un torrente. Lo que un observador puede describir como
mecanismo, la persona misma lo siente y describe como una fantasía detallada.
El material siguiente presenta un ejemplo más complicado:
Un paciente que había comenzado su análisis hacía poco tiempo solía llegar tarde, faltaba a
menudo y olvidaba gran parte de lo que se había analizado. Durante algunos días podíamos
realizar una labor analítica bastante útil, pero luego reaparecería con escasos recuerdos
conscientes de dicha labor y ningún efecto de ella en su personalidad, como si hubiera obliterado
el proceso entero y sus resultados. Tanto para mí como para mi paciente era bastante claro (y
hasta merecía ponerse rótulo al proceso) que en la situación analítica estaba utilizando como
defensa los mecanismos de escisión y negación. Un día llegó tarde, perdiendo exactamente la
mitad de la sesión. Dijo que se había extraviado en Loudon Road, una calle cercana a mi casa, y allí
había pasado la primera mitad de la sesión. Asoció Loudon Road con "Las Brujas de Loudun";
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parecía haber escindido la sesión analítica de modo de poder preservar una buena relación
conmigo durante la mitad de la sesión en tanto que la mala relación, escindida y apartada (4) con
Una "mala" bruja analista la había transportado fuera de mí, a Loudon Road. Pocos días después
surgió una oportunidad de interpretarle su relación con el pecho, y en ese momento tuvo una
fantasía muy vívida. Se vio de pronto tomando un cuchillo enorme, cortando mi pecho y
arrojándolo a la calle. Tan vívida fue la fantasía que el paciente se angustió mucho. Se pudo
comprender entonces que lo que se había hablado en términos de un proceso de escisión y
negación el paciente lo había sentido en realidad como una fantasía extraordinariamente vívida.
Había sentido realmente el proceso de escisión como tomar un cuchillo y escindir – cortar- uno de
los pechos de su analista. Había sentido también que arrojaba ese pecho a la calle y que a
continuación ese pecho se convertía en la "bruja" de Loudon Road. La negación de sentirse
perseguido por su analista la vivió como cortar el vínculo entre los dos pechos, el bueno y el malo.
Después de esta sesión, disminuyeron mucho la escisión y la negación y pudo asistir regularmente
al análisis.
Esta experiencia, como muchas otras, confirma el hecho de que generalmente es ineficaz
interpretar mecanismos de defensa hasta tanto aparezca la oportunidad de interpretados en
función de lo que el paciente realmente siente que le está haciendo con ellos al analista en la
transferencia, a sus otros objetos o a partes de su yo, y hacerlos de este modo significativos para
él.
A veces en los sueños de los pacientes podemos observar claramente esta relación entre fantasía
inconsciente y mecanismos de defensa. Veamos dos sueños relatados por una paciente durante la
sesión anterior a mis vacaciones. En el primer sueño se hallaba en una habitación oscura donde se
veían dos figuras humanas paradas una cerca de la otra; además de otras personas más borrosas.
Las dos figuras eran exactamente iguales, pero una de ellas parecía apagada y oscura, mientras la
otra estaba iluminada. La paciente estaba segura de que ella era la única que podía ver a la figura
iluminada --la que era invisible para las otras personas del sueño.
Esta paciente utilizaba mucho los mecanismos de escisión, negación e idealización. Esa misma
semana había tenido oportunidad de verme en una habitación llena de gente, situación inusual
para ella, y en relación con el sueño asoció que las dos figuras me representaban. Una eta la
persona a quien todos podían ver en la habitación llena de gente, pero la otra era "su analista",
que le pertenecía sólo a ella. Sentía que no le importaba que tomara vacaciones más de lo que le
había importado o le había provocado celos el verme con otras personas, ya que tenía esta
especial relación conmigo, que nadie compartía.
En este primer sueño está claro que maneja sus celos, provocados tanto por haberme encontrado
entre otras personas como por las vacaciones analíticas, mediante escisión e idealización; ella
posee la analista iluminada, idealizada, que nadie le puede quitar.
En el segundo sueño una niñita sentada en el suelo recortaba papel con unas tijeras. Se guardaba
el pedazo cortado y el piso quedaba cubierto de papelitos descartados que otros niños recogían
afanosamente. El segundo sueño es una versión más completa del primero; muestra cómo sentía
realmente esta escisión e idealización. La escisión está representada por el acto de recortar. Ella es
la niñita que ha cortado de su analista la figura recortada que, como la figura iluminada del primer
sueño, representa la parte buena de la analista. Las personas que en el primer sueño sólo podían
ver a la analista de figura oscura están representadas en el segundo por los niños que sólo tienen
los papelitos descartados. La escisión del primer sueño la vive claramente en el segundo como
ataque, como cortar realmente a la analista en una parte ideal y una parte sin valor; y lo que en el
primer sueño está representado como idealiza· ción lo vive en el segundo como robar y retener
para sí los mejores pedazos recortados de su analista, El segundo sueño muestra claramente que
esta paciente sentía los procesos de escisión e idealización como una actividad muy agresiva,
voraz y culpable.
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Cuando consideramos la relación entre la fantasía y los mecanismos de introyección y proyección
se aclara en cierta medida la compleja relación existente entre fantasía inconsciente, mecanismos
y estructura mental.
Freud describió al yo como un "precipitado de catexias de objeto abandonadas". Este precipitado
está compuesto por objetos introyectados. El primero de dichos objetos descrito por Freud mismo
es el superyó. El análisis de tempranas relaciones objetales proyectivas e introyectivas ha revelado
fantasías de objetos introyectados en el yo desde la más temprana infancia, comenzando por la
introyección de los pechos ideal y persecutorio. Primero se introyectan objetos parciales: el pecho
y luego el pene. Después se introyectan objetos totales: la madre, el padre, la pareja patental.
Cuanto más temprana es la introyección, más fantásticos son los objetos introyectados, y más
distorsionados están por lo que se ha proyectado en ellos. A medida que prosigue el desarrollo y
se acrecienta el sentido de realidad, los objetos internos se aproximan más a las personas reales
del mundo exterior.
El yo se identifica con algunos de estos objetos: identificación introyectiva. Estos objetos son
asimilados por el yo y contribuyen a su desarrollo y características. Otros permanecen Como
objetos internos separados y el yo mantiene relación con ellos (el superyó es uno de estos
objetos). También se siente a los objetos internos en relación mutua; por ejemplo, se siente que
los perseguidos internos atacan al objeto ideal tanto como al yo. De este modo se va
construyendo un complejo mundo interno. La estructura de la personalidad está determinada en
gran parte por las fantasías más permanentes del yo sobre sí mismo y los objetos que contiene.
El hecho de que haya tan estrecha relación entre estructura y fantasía inconsciente es
importantísimo: es esto lo que hace posible influir en la estructura del yo y del superyó mediante
el análisis. Pues justamente al analizar las relaciones del yo con los objetos, internos y
externos, y al modificar las fantasías sobre estos objetos, es que podemos influir
esencialmente sobre la estructura más permanente del yo.
Como ejemplo final tomaremos un sueño de un paciente en su primera semana de análisis,
que ilustra la relación entre fantasía inconsciente, realidad, mecanismos de defensa y
estructura yoica. Se puede tener la seguridad de que este paciente nunca había leído
literatura analítica ni había oído hablar de estos conceptos. Por supuesto, tampoco conocía
el concepto de superyó. Se hace esta aclaración porque si no se podría considerar este sueño
con mucho escepticismo. El paciente, que era oficial naval, soñó con una pirámide. La base
de la pirámide estaba constituida por multitud de rudos marineros, que sostenían sobre sus
cabezas un libro de oro muy pesado. Encima del libro estaba parado un oficial naval del
mismo rango que el paciente, y sobre sus hombros un almirante. El almirante, dijo el
paciente, parecía ejercer a su modo tanta presión desde arriba, e infundir tanto temor, como
la multitud de marineros que formaban la base de la pirámide y presionaban desde abajo.
Después de contar este sueño, dijo "Este soy yo, éste es mi mundo. El libro de oro representa
la 'Regla áurea', el camino en el que trato de mantenerme. Estoy aplastado entre la presión
de mis instintos y de lo que quiero hacer, y las prohibiciones provenientes de mi conciencia
moral". Asociaciones posteriores ·le permitieron identificar al almirante con su padre. Pero
este almirante, representante de su padre, era muy distinto del padre real que recordaba. El
hecho de que el almirante fuera tan fuerte y temible como los marineros, representantes de
sus instintos, mostraba que la severidad del superyó se debía aquí a la proyección de sus
propio" instintos agresivos en su padre. Podemos ver aquí la interrelación entre fantasía y
realidad externa, pues la proyección altera un aspecto de la realidad: la verdadera
personalidad del padre. Su principal mecanismo de defensa, la represión, está representado
en la fantasía por la presión combinada del almirante-superyó y del oficial naval-yo, que
tratan de dominar a los instintos. La estructura de su personalidad está también claramente
representada por las tres capas: los instintos pujando hacia arriba, el superyó, presionando
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desde arriba, y su sensación de tener su yo apretujado y restringido entre los dos. También
podemos ver claramente la actuación de la proyección y de la introyección: proyecta su
agresión en el padre, y la introyección del padre forma su superyó.
Todo esto -estructura y mecanismos mentales (proyección, introyección y represión)- lo
presentó el paciente mismo en su sueño. Y cuando dijo "Ese soy yo, éste es mi mundo", puso
en evidencia que estaba describiendo sus fantasías sobre sí mismo y su mundo interno.
NOTAS
(1) Se ha traducido self por Yo, reservando "yo" para la designación de la instancia psíquica. Self (Yo) alude
a todo lo que es asimilado a uno mismo, en referencia a la oposición Yo - no-yo.
(2) Abraham: Breve estudio del desarrollo de la libido, 1917.
(3) Freud: Duelo y melancolía, 1917.
(4) Se ha traducido Split off por la expresión "escindida y apartada", para designar el resultado de unproceso en el que después de una escisión se apartó o separó o aisló una de las partes escindidas (por
ejemplo: mala relación escindida y apartada, envidia escindida y apartada, tercera área escindida y
apartada). (T.)
Bibliografía
PAULA HEINEMAN: "Certain Functions of Introjections and projection in Early Infancy", Developments in Psychoanalysis (Cap. 4).
Hay versión castellana: Desarrollos en psicoanálisis, Buenos Aires, Hormé, 1962.
SUSAN ISAACS: "The Nature and Function of Phantasy", Developments in Psychoanalysis (Cap. 3), l.J.P., vol. 29
(1948). Hay versión castellana: Desarrollos en Psicoanálisis, Buenos Aires, Hormé, 1962.
MELANIE KLEIN: "On the Development of Mental Functioning", l.J.P., vol. 39 (1958).
JOAN RIVIERE: "On the Genesis of Psychical Conflict in Earliest Infancy", Developments in Psychoanalysis (Cap. 2),
l.J.P., vol. 17 (1954). Hay versión castellana: Desarrollos en psicoanálisis, Buenos Aires, Hormé, 1962.
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