EVEREST CARA NORTE 2000

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EVEREST CARA NORTE 2000
“Al filo de lo imposible” emula a los
primeros en escalar el Everest
Alpinistas españoles rememoran la expedición en la
que falleció el montañero británico George Mallory,
cuyo cuerpo fue encontrado la pasada primavera
cerca de la cima de la montaña más alta del mundo.
Recorrido por la cara norte desde el Tibet.
Componentes:
Alberto Zerain, Juan Vallejo, Juanito Oiarzabal, Josu Bereziartua, Ferran Latorre, Oscar Cadiagh e Iñaki
Kerejeta
Las dudas planean sobre los alpinistas españoles que intentan alcanzar el techo del
mundo: “Subir por la cara norte o por la cara sur. Esa es la cuestión”. El equipo de
Al filo de lo imposible emprendió hace justo un mes su gran aventura: emular al
primer montañero en intentar la ascensión de la cumbre tibetana de 8.850 metros,
el Everest. Ellos dudan, pero el británico George Mallory acometió el ascenso por la
cara norte. Aquella aventura terminó en tragedia. Mallory y su compañero
fallecieron. Nunca se ha sabido si antes o después de hollar tan preciada cumbre.
Después de 23 jornadas de inmersión y aclimatación al universo del Everest, el
equipo de Al filo de lo imposible ha alcanzado ya el segundo campamento, el
avanzado, que les sitúa a 6.200 metros de altitud.
Un equipo de 24 personas, entre alpinistas, técnicos de televisión, sherpas y
cocineros, han conseguido sobrellevar los primeros síntomas nefastos del mal de
altura: los dolores de cabeza, la somnolencia y la falta de apetito producida por la
escasez de oxígeno.
Su objetivo es alcanzar la cima en mayo, pues tan sólo se puede intentar esta
hazaña en ese mes o en octubre, tras las nieves del invierno y los monzones de
verano, respectivamente.
Los experimentados montañeros Oscar Cadiach, Alberto Zeraín y Jusu Bereciartu
representan a Mallory, Irvine y Odell en el documental que el espacio televisivo
está filmando durante la ascensión.
Los alpinistas intentarán la conquista de la cima sin el empleo de botellas de
oxígeno, a pesar de que pasados los 7.900 metros, la cantidad de este gas en el
aire se reduce a un tercio.
La escalada exige sacrificio y unas pautas de aclimatación a la altitud, pues el
Everest equivale a un edificio de 2.000 pisos, la temperatura desciende en 6º cada
mil metros y la nieve, el hielo y la niebla no son buenos aliados. Unos 75 años
después, el equipo marcha tras el fantasma de Mallory.
CRONICAS
Un periodista de EL MUNDO participa en esta expedición
En la expedición alpina que ansía alcanzar la cumbre del Everest participa también
un enviado especial de este periódico. El periodista Alfredo Merino, gran aficionado
al montañismo, se marchó con el equipo de Al filo de los imposible a finales del mes
de marzo rumbo al Tíbet para rememorar el ascenso al techo del mundo del
escalador británico George Mallory. Con la frecuencia que le permite la tecnología,
Merino envía a través de Internet las crónicas de un viaje sin igual. Los
sentimientos de la expedición, sus avances y las dudas se reflejan en sus artículos.
“Aquí en la linde de 5.000 metros, todos tenemos la sensación de estar flotando y
de que con cualquier movimiento brusco se nos va a salir el cerebro de la cabeza”,
relataba hace unos días. Podéis leer sus aventuras en nuestra web: www.elmundo.es.
CURIOSO
TRANSPORTE. La expedición española cuenta con 30 yacks. Estos animales pueden
vivir hasta los 6.000 metros de altura. Son los encargados de trasladar los 4.500
kilos de material desde el campamento base hasta el más avanzado.
ANTECESORES. Un total de 1.052 personas han intentado ascender hasta el techo del
mundo. Sólo 808 lo consiguieron y 161 murieron en el intento. La historia oficial dice
que Hillary y Tenzing fueron los primeros en conseguirlo en el año 1953
Crónica de Alberto Zerain
A todos nos han llamado la atención los pioneros en cualquier faceta de la vida. A principios del siglo 20
comenzaron a brotar en los lugares donde se concentran las más grandes montañas otros intereses que
no fueran la mera exploración y conquista de países colonizados. Cuando los ingleses daban pasos por
los lugares más inhóspitos del planeta y se chocaron con enormes glaciares donde se escondían las
cimas más grandes, no se conformaron con dar media vuelta y anotar en su cuaderno que allí el mundo
se acababa, que más allá de esos terrenos ásperos ya no pintaba nada el ser humano. Por el contrario,
organizaron potentes expediciones en las que integraban a lo más selecto del panorama montañero
para abrirse paso por esos mundos que todavía estaban sin humanizar.
Entre 1920 y 1924, Inglaterra organizó tres expediciones con más de medio año de duración cada una
para intentar subir la montaña más grande de la tierra. No tuvieron inconvenientes en abrirse paso por
lugares donde chocaban con obstáculos infranqueables y desde donde tenían que retroceder de nuevo
para seguir buscando el mejor itinerario. La última expedición fue llevada a cabo en el año 1924 y
terminó con el último intento a cumbre que realizó la cordada compuesta por Mallory y el joven Irvin
por la cara norte, desde el Tibet. Nunca se supo más de ellos después de lo que contó al mundo Odel
que fue el último que los había visto moverse cerca del primer escalón desde el campamento donde se
encontraba. Con sus prismáticos pudo ver cómo iban desapareciendo para siempre. Por más que esperó
con la esperanza de que regresaran de vuelta, nunca lo hicieron. Desde ese momento nació el mito de la
figura de Mallory acompañado de su fiel escudero Irvin. Nacieron también nuevos ideales entre los
alpinistas que tenían como reto ser los primeros en conquistar esa cumbre inalcanzable que guardaba
en su seno el carisma y la figura de dos auténticos titanes del himalayismo.
Tuvieron que pasar 29 años hasta que Edmund Hillary y Tenzing Norgay lograran pisar la cima del
Everest y regresaran vivos para contar la hazaña.
Por todos estos esfuerzos de los pioneros por la consecución de un sueño el programa de “Al filo de lo
imposible” organizó una expedición en la que se quería recrear los personajes que participaron en el
intento de 1924. A mí me asignaron el papel de Irvin y a Oscar Cadiach el de Mallory. Para poder
comprender y ambientarme en el papel que hice leí todo lo que sobre estos personajes había escrito. La
exquisitez y la profundidad con la que describían en detalle las peripecias que vivían, me cautivó. Sin
darnos cuenta Oscar y yo íbamos metiéndonos en el papel con mucho respeto y admiración por los
personajes que emulábamos. Esto nos supuso vivir emociones más intensas que las que hubiéramos
vivido en una situación normal.
Por otra parte, nunca hasta entonces había vivido una experiencia tan mediática puesto que con nuestro
grupo venían varios periodistas de distintos medios: As, Marca, Mundo, así como varios técnicos para
poder grabar imágenes en las zonas que queríamos.
A partir de las últimas secuencias, en la que nos gravaban a Oscar y a mí –a Mallory y a Irvin- saliendo
desde el último campamento y a Odel mirando por los prismáticos, comenzó la grabación de la escalada
llevada a cabo en los tiempos modernos. La ropa de época utilizada en los primeros asaltos daba paso a
la ropa moderna utilizada en nuestros días. El blanco y negro que mostraba la ascensión de la época se
sustituye por las imágenes a color. Finalmente la película muestra que la montaña es algo por lo que se
lucha y que activa las relaciones humanas, los más enaltecidos ideales se manifiestan y el límite
debemos saberlo interpretar para regresar con bien abajo. Todo esto no cambia, ya sea en épocas
pasadas como en las actuales. Además, la expedición moderna que pretendía ascender a la cumbre sin
oxígeno y de la que yo también formaba parte no consiguió el objetivo. Nos quedamos sin poder pasar
más allá del primer escalón, a 8600 metros. Igual que nuestros personajes, Mallory e Irvin.
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