Bourdieu, Pierre. Las reglas del arte: Génesis y estructura del

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Bourdieu, Pierre. Las reglas del arte: Génesis y estructura del campo literario,
Traducción de Thomas Kauf, Barcelona, 1995, (518 páginas).
La desmitificación y distanciamiento del edificio de la “Crítica literaria” que sustenta sus
“argumentaciones” sobre las nociones de lo inefable y de lo inconmensurable, de lo
irreductible e infinito del proceso semiósico de la literatura, constituyen el punto de partida
del sociólogo francés, Pierre Bourdieu en su búsqueda de la génesis y la estructura del
campo estético y literario. Frente a la mencionada defensa de la inmaculada libertad en
los estudios literarios opone una sentencia, muy kantiana, de Goethe: “Nuestra opinión es
que conviene al hombre suponer que existe algo incognoscible, pero que no debe poner
límites a su búsqueda”.
La lectura que hace Bourdieu de La educación sentimental, no pretende simplemente,
como lo sostiene el autor “preparar al lector para penetrar en un análisis sociológico del
mundo social en el que ha sido escrita y que pone de manifiesto. Obliga a plantearse de
qué condiciones sociales particulares surge la lucidez especial de Flaubert, y también
cuáles son lo límites de su lucidez”. Por consiguiente, la adecuada comprensión de la
“fórmula generadora” y su “puesta en marcha”, demanda el estudio analítico de la génesis
del campo literario en el se confi guró el proyecto estético de Flaubert: “saber escribir lo
mediocre”.
Por otra parte, el método de investigación de las obras culturales de Bourdieu plantea
la superación de las alternativas tradicionales dentro del campo de la crítica literaria,
encarnadas en tomas de posición organizadas por parejas de oposiciones: a). La lectura
interna, y b). La lectura externa. La primera tradición emparentada con los análisis
formalistas e inmanentistas asume el desmonte de textos descontextualizados y
destemporalizados; la segunda maneja los fundamentos de comprensión e interpretación,
(extraliterarios) como los factores económicos y sociales. Bourdieu cuestiona a
l lectura
interna que circunscribe el estudio de las obras culturales a los límites autorreferenciales y
ahistóricos, y la lectura externa (Lukács y Goldmann) que ve las obras literarias, (según
él) como simples refle jos o expresiones simbólicas de un grupo social. Cabría, entonces,
preguntar: ¿Es en últimas el “reduccionismo” de la sociología de la literatura clásica,
cuestionado por Bourdieu, su propio reduccionismo en la medida que no asume la complejidad de los planteamientos de Goldmann y Lukács’?, ¿pueden los conceptos de
conciencia colectiva, visión de mundo y estructura significativa (desde el punto de vista de
la mediación) invalidar cualquier consideración de una esquemática teoría del reflejo?
Para Bourdieu, el concepto que permite trascender las alternativas y acceder al ámbito
de los sistemas de relaciones estructurados por los agentes sociales, directamente
vinculados con la producción y divulgación de las obras es la noción de campo intelectual.
Concebido éste como un espacio social dotado de una lógica y una organización
estructural específica, y poseedor de una autonomía relativa en el interior de la sociedad
se constituye en términos de relación entre sus miembros. Estos a su vez asumen
posiciones específicas dentro del campo y configuran una toma de posición, resultado de
una formación cuyo núcleo principal lo constituyen la familia, la escuela y las instituciones
(el “habitus”).
Concepto polémico en El sentido práctico, el “habitus” permite hacer más tangible y
concreta la tradicional y nebulosa noción de conciencia de clase. Así, la presencia de la
historia en el individuo, la encarnación de lo social, la subjetividad socializada aun cuando
apunte a categorías perdurables (lo cual estaría en franca oposición con una tradición
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crítica como la de Adorno: “El arte es crítico o no es”) no desconoce los cambios y
transformaciones frente a las nuevas experiencias y contextos (véase Preguntas). Por lo
tanto, el ámbito donde se escenifican las luchas por el poder simbólico se ve desde la
perspectiva de proceso en el sentido de red de relaciones objetivas entre posiciones,
luchas éstas en las que participan jugadores (agentes) en busca de posiciones
privilegiadas en el campo. Para Bourdieu la no ción de campo permite, además, superar
otra antino mia: la separación entre la estructura sincrónica y la histórica. El paso de una
estructura a otra se opera a través de la dinámica de la oposición dentro del campo.
Otro de los aspectos fundamentales considerado por la ciencia de las obras culturales
es la focalización privilegiada, y el análisis de la posición del campo intelectual en relación
con el campo del poder; asimismo, se considera el análisis interno del campo intelectual y
las relaciones entre los agentes que detentan el capital simbólico y los que buscan
acceder a una posición privilegiada en el campo; por último, Bourdieu propone el análisis
del génesis de las disposiciones que permite el acceso al campo, es decir los “habitus”.
En suma, Bourdieu plantea el diálogo permanente entre lo económico y lo simbólico,
entre la fuerza y el sentido, entre el campo del poder y el campo intelectual, reconociendo
que pensar en términos de campo, es pensar en términos de relaciones, que no
desconocen lo incognoscible del arte ni ponen lími tes a su búsqueda. La focalización
privilegiada de las esferas culturales y simbólicas en la sociología de la cultura de
Bourdieu aporta valiosos elementos en una aproximación rigurosa al hecho literario y
pone de manifiesto la búsqueda continua en las ciencias sociales en pos de una visión
más lúcida y esclarecedora de “las más altas conquistas de la empresa humana”.
HÉLVER GONZALEZ Z.
Profesor. Departamento de Lenguas.
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