3 la independencia de méxico

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LA INDEPENDENCIA
DE MÉXICO
3.1
ANTECEDENTES DE
LA NUEVA ESPAÑA.
“EL SIGLO DE LAS LUCES”
En el siglo XVIII, para estudiar, trabajar y
organizarse, muchos hombres y mujeres
empezaron a confiar más en la razón que
en la autoridad. Se atrevieron a revisar y
a rectificar lo que habían dicho los sabios
del pasado. Sintieron que la razón era
una luz poderosa que acababa con las
tinieblas de la ignorancia, el atraso y la
pobreza. Por eso llamamos a ese tiempo
el “Siglo de las Luces o de la Ilustración”.
Esta corriente inició en Inglaterra y en
Francia; después en el resto de Europa y
en América.
Los pensadores ilustrados estaban a favor
de la libertad y de la igualdad ante la ley
de todos los hombres, y en contra de los
privilegios de los reyes, los nobles y la Iglesia católica. En los dominios españoles de
América, esas ideas contribuyeron a que
algunas personas comenzarán a creer
que era posible luchar contra los gobiernos injustos y en favor de la independencia.
Durante el Siglo de las Luces, la Nueva
España tuvo un gran crecimiento económico, basado sobre todo en la minería.
Pero esas riquezas beneficiaron sólo a los
españoles y a unos pocos criollos.
Los reyes españoles mandaban en sus
territorios sin tomar en cuenta la opinión
de los habitantes. La mayoría de los puestos importantes en el gobierno, la Iglesia
católica y el Ejército de la Nueva España
se otorgaban a españoles, nacidos en la
vieja España. Los criollos (hijos de españoles que habían nacido en el Virreinato),
tenían muchas menos oportunidades.
correr la misma suerte pero, al verse descubiertos, optaron por tomar las armas el
16 de septiembre de 1810 en compañía
de los habitantes indígenas y campesinos del pueblo de Dolores (Guanajuato),
convocados por el cura Miguel Hidalgo y
Costilla.
Los criollos sentían que la Nueva España
era su patria y que debían participar en
su gobierno, pero no eran tomados en
cuenta por las autoridades españolas.
Su descontento, junto con las diferencias
entre los ricos, que eran pocos, y los pobres, que eran muchísimos, causaron un
malestar social cada vez mayor.
3.2
Por otro lado, en 1808 España sufrió la invasión Francesa; esto generó una crisis
política que desembocó un movimiento
armado en aquellos lugares. Este hecho,
aumentó el deseo por independizarse de
España. En ese año, el rey Carlos IV y Fernando VII abdicaron sucesivamente en
favor de Napoleón Bonaparte, que dejó
la corona de España a su hermano José
Bonaparte. Como consecuencia, México
reclamó la soberanía en ausencia del rey
legítimo; la reacción condujo a un golpe
de Estado contra el virrey y llevó a la cárcel a los cabecillas del movimiento. Pero
a pesar de esta derrota de los criollos en
la Ciudad de México (en 1808), en otras
ciudades de Nueva España se reunieron
pequeños grupos que pretendieron seguir sus ideales de independencia, tal fue
el caso de la conjura de Valladolid, descubierta en 1809 y cuyos participantes
fueron puestos en prisión. Los conspiradores de Querétaro estuvieron a punto de
MIGUEL HIDALGO
Después de varios intentos fallidos de
conspiración en contra del Gobierno de
la Antigua España, en Querétaro, en casa
de los corregidores Miguel Domínguez
y Josefa Ortiz se planeaba lo que fue el
último intento de conspiración. A estas
reuniones asistieron algunos de los más
famosos revolucionarios de los primeros
momentos de la independencia: los capitanes Arias, Aldama e Ignacio Allende.
El 13 de septiembre de 1810 se informó al
juez eclesiástico Rafael Gil de León, que
se estaba preparando una conspiración
en Querétaro para proclamar la independencia de México, puesto que se estaban almacenando armas en las casas
de los simpatizantes del movimiento revolucionario. Rápidamente dicho juez informó al corregidor Domínguez (esposo de
Josefa) para que interviniera en el asunto.
Tras informar a su esposa de que la conjura había sido descubierta por las autoridades españolas, decidió encerrarla en
su habitación para evitar que informara
a los implicados en un intento de salvar a
su familia y a él mismo de posibles represalias, puesto que eran conocidas tanto
sus inclinaciones políticas como las de
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su mujer. Pero Josefa decidió intervenir y
avisar a los revolucionarios. De este modo
elaboró una nota con letras impresas sacadas de periódicos para evitar que se
reconociera su propia caligrafía. Decidió
enviársela al capitán Allende a través del
alcalde Ignacio Pérez, el cual cabalgó
en busca del capitán; al no encontrarle
en San Miguel el Grande entregó la misiva al padre Miguel Hidalgo.
Tras esta notificación, el padre Hidalgo decidió adelantar el levantamiento
la madrugada del 16 de septiembre de
1810. En un principio, dicho levantamiento estaba previsto que se iniciara el 1 de
octubre de ese mismo año. Miguel Hidalgo aprovechando su posición como párroco de Dolores, convocó a sus feligreses y les instó a luchar por conseguir un
gobierno más justo y logró su propósito,
puesto que la mayoría de los convocados eran indios, los cuales se encontraban en una situación precaria debido a
las malas condiciones de vida y a las tremendas desigualdades que imperaban
en la vida del virreinato.
El movimiento encabezado por Hidalgo
recorrió varios puntos del Bajío, una de las
más prósperas regiones de Nueva España. En Atotonilco tomaron el estandarte
de la Virgen de Guadalupe, que es considerado emblema del movimiento; en
las poblaciones del oriente de Guanajuato se unieron al contingente mineros y
peones de haciendas aledañas, mal armados y entrenados. Cuando llegaron a
Celaya el 21 de septiembre de 1810, los
insurgentes podrían haber sumado veinte mil hombres. Celaya fue saqueada por
los insurgentes (los que estaban a favor
de la independencia). Tras este episodio,
Hidalgo fue proclamado “Capitán General de América” por encima de Allende,
que tuvo el rango de teniente general.
Después de apoderarse de Salamanca,
Irapuato y Silao; el ejército insurgente llegó a Guanajuato el 28 de septiembre. A
pesar de las simpatías que despertó inicialmente, el movimiento de Hidalgo fue
mal visto por las clases medias y altas,
pues los líderes eran incapaces de contener a su tropa (porque saqueaban los
lugares a donde llegaban). Por el mismo
motivo comenzaron a hacerse más visibles las diferencias entre Allende (también insurgente) e Hidalgo.
En el año de 1811, los insurgentes fueron
derrotados en la Batalla del Puente de
Calderón por Félix María Calleja, Sus líderes Hidalgo, Aldama, Allende y Jiménez
fueron apresados en Acatita de Baján,
Coahuila, fusilados y decapitados. Sus
cabezas quedaron exhibidas en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, permaneciendo a la
vista de los habitantes hasta 1821.
3.3
JOSÉ MARÍA MORELOS
Y PAVÓN
La muerte de los principales caudillos (dirigentes) de la independencia no acabó
con el movimiento. La insurgencia se había hecho fuerte en la zona sur de México
encabezados por el Cura y Generalísimo
José María Morelos y Pavón, quien recibió
la orden directa de Hidalgo de encabe-
zar la revolución en la Sierra Madre del
Sur y quien llegaría a dar la organización,
estrategia y carácter militar que no había
tenido entonces.
Rayón (quien se ocupó del movimiento
al norte) perseguido por el realista Calleja (a favor de la realeza y la dictadura
monárquica) se trasladó a Zitácuaro, Michoacán y convocó a una reunión donde se formó la junta de Gobierno para
unir y reorganizar el ejército y para establecer un gobierno libre; para ello expidió un “Manifiesto a la Nación”, este documento fue enviado a Morelos, que lo
rechazó porque no estaba de acuerdo
con que Fernando III siguiera gobernando a la colonia, como proponía la junta
de Gobierno.
Mientras tanto, al sur, Morelos formó un
ejército, cumpliendo las indicaciones que
tiempo atrás le dictara Hidalgo. Utilizó
como táctico militar la rapidez para actuar y la sorpresa como rama de lucha;
al mismo tiempo hizo uso de las guerrillas
en todos los pueblos para reforzar más
ataques (este tiempo es conocido como
“guerra de guerrillas”).
El movimiento de Morelos inició en Octubre de 1810; salió de Carácuaro con
25 hombres armados y algunas escopetas rumbo a la costa, a su ingenio militar
Ganó adeptos en todo el territorio, se le
unieron varios caudillos que fueron de
gran ayuda. Durante tres meses Morelos organizó lo necesario para la lucha
gracias a grandes sumas de dinero que
recibía y que se manejaba en beneficio
siempre de la causa. Adquirió provisiones
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como pólvora y otras cosas, la situación
del país se presentaba muy favorable
para los insurgentes.
El virrey Venegas daba instrucciones a
Calleja y le informaba sobre la inseguridad que se vivía en Nueva España: “…
la Ciudad de México estaba rodeada
de insurgentes; en Tecpan, estaban los
hermanos insurgentes Pablo, José Juan
y Hermenegildo Galeana; en Chilpancingo, Nicolás Bravo; y en Tuxtla, Vicente
Guerrero; además las comunicaciones
estaban interrumpidas tanto en Veracruz
como en Acapulco.
La finalidad de Morelos era avanzar hacia el centro del país y llegar a la capital.
Dividió a sus hombres en cuatro partes:
una bajo las órdenes de Miguel Bravo y
Valerio Trujano que se dirigirían a Oaxaca; los hermanos Galeana a Toluca; otra
parte de su tropa cerca de Acapulco
(por si se reiniciaba la lucha) y él hacia
Puebla y México.
Ante tal acometida, el virrey ordenó a
Calleja que detuviera al avance de los
rebeldes. Morelos y su ejército ya habían
tomado Cuautla e instalado una fortificación para vencer a Calleja (quien hasta
entonces había ganado todos los encuentros contra los insurgentes). Éste, al
ver que no podía vencerlos en combate,
intentó dominarlos por hambre; los cercó
durante 73 días, esperando la rendición
que no iba a llegar; incluso le ofreció un
indulto que Morelos no aceptó. Cuando
Morelos vio la imposibilidad del triunfo y
que la ayuda de víveres y municiones no
llegaba, se vio obligado a romper el sitio y
abandonar el lugar. Logró salir con pocas
bajas del ejército insurgente y volvió a
Chilapa, Guerrero. Ahí planeó su siguiente campaña.
De Chilapa partió a Huajuapan para ayudar a Valerio Trujano. Luego de la victoria
en ese lugar, estableció su cuartel general en Tehuacán, Puebla que fue un lugar
estratégico porque comunicaba con el
puerto de Veracruz y las ciudades de México y Puebla.
La dificultad para entrar al centro del país
orilló a Morelos a marchar sobre Oaxaca,
donde consiguió un vigoroso triunfo. Ahí
organizó un gobierno provisional y fundó el periódico “El correo Americano del
Sur” cuyo propósito era difundir la doctrina revolucionaria.
Los éxitos obtenidos por Matamoros y Bravo en Puebla y Veracruz animaron a Morelos a tomar Acapulco, lo cual logró en
1813. Tales victorias fortalecieron la causa
insurgente y le dieron mayor esperanza
de triunfo.
El 13 de septiembre de 1813, Morelos convoca al primer congreso independiente,
donde se instaló el Congreso de Chilpancingo (también llamado Congreso
de Anáhuac que sustituyó a la junta de
Zitácuaro, declarando “La independencia de la América Septentrional del Trono Español”). En este congreso Morelos,
dio lectura a un documento al que llamó
“Sentimientos de la Nación”, en el que
destaca la importancia de los Derechos
Humanos y de la Libertad; esta carta se
conoce como el primer antecedente
de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos. El congreso abolió la
esclavitud, estableció los derechos del
pueblo sin distinción de clases ni castas;
ordenó el reparto de los latifundios (fincas
que tuvieran más de dos leguas), y votó
la declaración de Independencia. Con
este hecho, Morelos estableció las bases
del Gobierno Mexicano.
En ese mismo año (1813), nombran virrey
a Calleja (acérrimo enemigo de los insurgentes). Morelos estaba motivado para
enfrentar al nuevo virrey, sin embargo,
poseía un alto sentido de respeto y disciplina a la autoridad y los representantes de la nueva Constitución, que habían
acordado que nadie podría levantar una
batalla sin su consentimiento. Desanimado por esto, se fue a Acapulco, donde
permaneció inactivo hasta 1815. En este
sitio se enteró de las persecuciones y recuperación de algunos territorios por parte de los realistas.
Calleja lo acosaba sin descanso, obligándolo a huir a distintos lugares, hasta que
fue atrapado por Manuel de la Concha
en las cercanías de Puebla y Guerrero en
pleno combate en Temalaca y trasladado a la Ciudad de México para ser juzgado, pues la iglesia lo consideró hereje
y enemigo cristiano. Fue fusilado en San
Cristóbal Ecatepec, el 22 de diciembre
de 1815.
3.4
LA ETAPA DE RESISTENCIA
La muerte de Morelos dejó al movimiento
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insurgente nuevamente sin un jefe capaz
de acaudillarlos. Los combates se sucedían aislada y desordenadamente. En
1816, el nuevo virrey, Juan Ruiz Apocada
sustituyó a Calleja debido a sus crueldades y excesos, prometió el perdón a los
insurrectos si entregaban las armas; muchos de ellos lo aceptaron, pues creyeron perdida la lucha. Esto fue un golpe
para los que seguían luchando ya que
se cedieron varios territorios que antes se
había ganado como el puerto de Boquilla de Piedra que permitía la entrada de
Armas y municiones procedentes de los
estados fronterizos. Los fracasos continuaron, los lugares fortificados como el fuerte
de Palmillas en Veracruz o el de Jaujilla
en Michoacán, cayeron en manos de
realistas, lo mismo que jefes como Rayón
y Bravo, que fueron condenados a cadena perpetua.
Una nueva etapa de lucha estaba cerca, Guadalupe Victoria peleaba en Veracruz, mientras Vicente Guerreo lo hacía
en las montañas del sur. Guerrero tenía
experiencia en la insurgencia; había
combatido bajo las órdenes de Galeana
y Morelos, quien lo consideró un hombre
valiente y de cualidades que no tardó en
demostrar.
Guerrero libró muchas batallas con éxito.
En 1812 siendo apenas capitán derrotó al
español Llano, lo que le valió seguidores
para la causa insurgente; en 1815, con el
grado de coronel, obtuvo en Tiapa una
gran victoria; en 1816 derrotó a los realistas (a favor de la realeza española) en
el cerro de Piaxtía. Debido a sus victorias, fue nombrado general en jefe de las
tropas del sur, sostuvo una lucha en casi
toda la zona del río balsas y la costa del
sur, que le proporcionó valiosos recursos
para la lucha. Mientras tanto el brigadier
Armijo renunció a su cargo porque no
pudo detener el avance de las tropas
sureñas, que afianzaron la acción bélica
del insurgente hasta la consumación de
la independencia.
Ilustración -, Utopismo: la aplicación de
la razón a todos los aspectos de la vida
humana que permitirá una mejora constante de la sociedad y un progreso económico y cultural ilimitado, Progreso y felicidad: se aspira a conseguir la felicidad
en este mundo, Reformismo: modernizar
la sociedad mediante reformas que serán llevadas a cabo por reyes y gobiernos
de carácter absolutista).
3.5
Además, organizaron juntas que gobernaran al país en la ausencia de su monarca. Las Cortes reunidas en Cádiz, en
1810, habían redactado una constitución
de enfoque liberal (el liberalismo surgió
de la lucha contra el absolutismo e inspiró en parte, la organización del Estado
de Derecho con poderes limitados y sometido a una constitución, que permitió
el surgimiento de la democracia liberal
la cual se encuentra vigente en muchas
naciones actuales, especialmente en las
de Occidente. Sus características principales son: El individualismo, que considera al individuo primordial, como persona
única y en ejercicio de su plena libertad,
por encima de todo aspecto colectivo;
La libertad como un derecho inviolable
que se refiere a diversos aspectos: libertad de pensamiento, de expresión, de
asociación, de prensa, cuyo único límite consiste en la libertad de los demás, y
que debe constituir una garantía frente a
la intromisión del gobierno en la vida de
los individuos; Igualdad entre las personas, entendida en lo que se refiere a diversos campos jurídico y político, es decir,
para el liberalismo, todos los ciudadanos
son iguales ante la ley y ante el Estado.
El derecho a la propiedad privada como
FACTORES POLÍTICOS
QUE INFLUYERON
EN LA CONSUMACIÓN DE
NUESTRA INDEPENDENCIA
3.5.1
EN LA VIEJA ESPAÑA…
A Principios de Siglo XIX España se hallaba convulsionada debido a la ocupación de su territorio por el ejército francés,
por el encarcelamiento de Fernando VII y
por la imposición de José Bonaparte (hermano de Napoleón Bonaparte) como
gobernante.
Los patriotas españoles organizaron la
lucha para deshacerse de los franceses
y de paso terminar con el gobierno absolutista (dirigido por un rey), basándose
en las ideas de la Ilustración (Empirismo:
contraponer la fe en la experimentación
para poder conocer el mundo y conseguir el progreso. Criticismo: someter a
crítica racional todo el conocimiento,
Deseo de conocimiento: deseo de conocer por completo el mundo donde habita, de iluminarlo - de ahí el nombre de
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fuente de desarrollo e iniciativa individual, y como derecho inalterable que
debe ser salvaguardado y protegido por
la ley. El establecimiento de códigos civiles, constituciones, e instituciones basadas en la división de poderes (Ejecutivo,
Legislativo y Judicial) y en la discusión y
solución de los problemas por medio de
asambleas y parlamentos. La tolerancia
religiosa en un Estado laico).
El 30 de septiembre de 1810, se declaró
a los pueblos como soberano y a las Cortes como su representante, limitándose a
la autoridad del rey. Se juró y promulgó
la constitución de Cádiz fue jurada y se
dispuso que también fuera aplicada a las
colonias americanas.
Al regreso de Fernando VII de su cautiverio en Bayona, Francia, en marzo de 1814,
tuvo que acatar la Constitución (aunque
un año más tarde, el 4 de Mayo de 1814,
la suprimió, hizo desaparecer a la Cortes,
ordenó la persecución de los liberales y
recuperó el carácter de monarca absoluto).
Ante esta situación, las logias masónicas
comenzaron a actuar, decidiendo terminar con la tiranía, para lo cual hicieron
labor de proselitismo en el ejército y prepararon una revolución. En enero de 1820
el coronel Rafael Diego, comandante del
batallón de Asturias, se pronunció en contra del rey y le exigió el restablecimiento
de la constitución.
3.5.2
EN MÉXICO…
Cuando lo ocurrido en España se empezó a conocer en México, el virrey Apodaca se las arregló para evitar que se
difundieran las noticias del movimiento
revolucionario español, pues no deseaba
acatar la Constitución. Pero su esfuerzo
fue en vano, ya que en Veracruz los liberales se lanzaron a la calle y presionaron
al gobernador García Dávila, logrando
que proclamase la nueva ley.
Apodaca al ver que sucedía lo mismo en
otras ciudades, se dispuso a actuar de
igual manera. El 31 de Mayo jura y hace
jurar la Constitución a las autoridades;
además toma el nombre de jefe político
superior y capitán general (en vez de virrey) como correspondía a la nueva situación de gobierno. Poco después convocó a elecciones municipales y estableció
la libertad de imprenta.
Lo anterior causó mucha inquietud entre
los españoles peninsulares y demás partidarios de la monarquía, pues las nuevas
leyes constituían una amenaza para sus
privilegios. Comenzaron a organizarse
para separarse de España y unirse a las
ideas independentistas. Desde luego que
sus ideas no perseguir el mejoramiento de
las condiciones socioeconómicas de la
población, sino de su bienestar personal.
Los criollos, por su parte, propagaban las
ideas liberadoras a través de diversas publicaciones; entre los periodistas de ese
momento destacan Carlos María Bustamante y José Joaquín Fernández de Lizar-
di, el pensador mexicano.
Los españoles inconformes, entre ellos el
virrey, se reunían en el templo de la profesa para conspirar (en contra de las decisiones de la Vieja España). El plan consistía en separarse de España, impedir la
aplicación de la constitución de Cádiz y
ofrecer el trono a un miembro de la familia real española. Para los efectos del
plan eran necesarios los servicios de un
militar español que les inspiraba confianza; por tanto, se propuso al coronel Agustín de Iturbide, quien se había distinguido
por ser muy combativo en las batallas
que sostuvo contra los insurgentes.
3.6
ALIANZA DE LAS FUERZAS
ENCABEZADAS POR
GUERRERO E ITURBIDE.
Alrededor de Iturbide, nuevo centro de
atención, se fue conformando un partido integrado por miembros del alto clero,
propietarios de minas y grandes haciendas, comerciantes, autoridades y, desde
luego, altos jefes militares. Los conjurados
de la profesa lograron que Iturbide tuviera el mando del ejército del Sur. Con este
apoyo y con más efectivos militares. Iturbide se lanzó en contra de Guerrero y Pedro Asencio, pero al evaluar la situación
– que no era favorable – decidió aliarse
con Guerrero y entrevistarse con los jefes
insurgentes en Acatempan el 10 de febrero de 1821. Guerrero representaba la
lucha por la consecución de los ideales
de los primeros insurgentes, deseaba obtener la independencia para que cam25
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biara el modo de vida de los mexicanos
y ya no dependieran de la corona española formando una nación gobernadora
con leyes liberales y democráticas.
Iturbide, por el contrario, quien representaba a la corriente conservadora, era un
oportunista que aprovechaba todas las
ocasiones para colocarse ventajosamente, aunque para ello tuviera que atropellar los intereses y derechos de los demás.
Quería la independencia, pero únicamente para que las clases privilegiadas
conservaran su situación y él pudiera obtener su correspondiente recompensa.
3.7
EL PROGRAMA POLÍTICO
DEL PLAN DE IGUALA
El día 24 de febrero de 1821 se firmó el
Plan de Iguala, en este, se proclamaron
tres garantías: la independencia de México, la igualdad de derechos para españoles y criollos y la supremacía de la
Iglesia Católica. Su gobierno sería una
monarquía constitucional, a cargo de un
miembro de la casa de Habsburgo. Todos los habitantes tendrían la categoría
de ciudadanos y el derecho a ocupar
cargos públicos, según sus méritos. El gobierno así forrado sería protegido por el
ejército de las tres garantías. Religión, independencia y Unión.
Gradualmente diversos jefes militares se
fueron sumando al Plan y se enfrentaron
a los realistas, hasta dejarles únicamente
las ciudades de México y Veracruz.
El 30 de julio desembarcó Juan O´donojú,
último virrey en sustitución de Apodaca.
O´donojú al darse cuenta de que no
podría detener el rumbo del acontecimiento, decidió buscar un arreglo con los
insurgentes, para lo cual se reunió en Córdoba con Iturbide. Se acordó reformar el
Plan de Iguala, obteniendo como resultado que se firmara el 24 de agosto los
tratados de Córdoba. Entre los asuntos
pactados figuran:
→→Sustituir al posible monarca de
Habsburgo por uno de la casa de
Borbón.
→→Nombrar a la nueva nación como
Imperio Mexicano.
→→Considerar a O´donojú para ocupar un puesto en la nueva junta
provisional de gobierno.
Para consumar la ansiada independencia sólo faltaba entrar en la capital, en
la que se encontraba fuerzas del ejército español al mando del mariscal Novella. O´donojú, según los tratados, arregló
la salida de esas tropas y se preparó la
llegada del ejército trigarante. Tres días
después, el 27 de septiembre de 1821, entraron las fuerzas trigarantes con Iturbide
al frente, se dirigieron al Palacio, en donde, junto con O´donojú, presenciaron el
desfile de las tropas. Una vez terminado el
desfile, en la Catedral de México se celebró una misa, después Iturbide dirigió un
discurso a la población.
«Mexicanos: Ya estáis en el caso de saludar a la
patria independiente como os anuncié en Iguala; ya recorrí el inmenso espacio que hay desde
la esclavitud a la libertad, y toqué los diversos resortes para que todo americano manifestase su
opinión escondida [...] Ya me veis en la capital
del imperio más opulento sin dejar atrás ni arroyos
de sangre, ni campos talados, ni viudas desconsoladas, ni desgraciados hijos que llenen de maldiciones al asesino de su padre; por el contrario,
recorridas quedan las principales provincias de
este reino, y todas uniformadas en la celebridad
han dirigido al ejército trigarante vivas expresivos
y al cielo votos de gratitud [...] Se instalará la Junta; se reunirán las Cortes; se sancionará la ley que
debe haceros venturosos, y yo os exhortó a que
olvidéis las palabras alarmantes y de exterminio, y
sólo pronunciéis unión y amistad íntima...»
Agustín de Iturbide, 27 de septiembre de 1821.
3.8
ENTRE EL IMPERIO Y
LA REPÚBLICA.
El 28 de septiembre de 1821 se instaló una
Junta Provisional de Gobierno, encargada de redactar el Acta de Independencia y de organizar un congreso que decidiera la forma de gobierno para el país.
La situación era difícil. Habían muerto seiscientos mil hombres: casi la décima parte de la población y la mitad de los que
trabajaban. Minas, campos y fábricas estaban abandonados; casi nadie pagaba
impuestos y los gastos del gobierno aumentaban día con día, sobre todo para
mantener al ejército.
Hasta entonces las tierras de los indígenas pertenecían a los pueblos y no a las
personas. Las trabajaban entre todos los
habitantes del pueblo y nadie podía venderlas. Como los indígenas no estaban
acostumbrados a que la tierra fuera propiedad privada, la igualdad de todos los
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mexicanos ante la ley los dejó en desventaja frente a los criollos.
España no reconoció los Tratados de Córdoba que O’ Donojú había firmado. No
aceptó que México era independiente;
hasta 1825 siguió ocupando el fuerte de
San Juan de Ulúa, en Veracruz. Además
de España, otros países europeos querían
apoderarse de México, para explotar sus
riquezas.
A los mexicanos les faltaban armas y dinero, y así tendrían que defenderse. Lo
peor era que se encontraban divididos,
porque no estaban de acuerdo en la
forma de gobierno que debían adoptar:
unos querían una república y otros una
monarquía. De estos últimos, unos querían que reinara algún príncipe español, y
otros que fuera coronado Iturbide.
España no aceptó enviar un príncipe al
trono de México y eso reforzó las ambiciones de Iturbide, que quería ser emperador. Sus seguidores ejercieron mucha
presión para que éste fuera coronado.
Así, el Congreso lo declaró Emperador,
con el nombre de Agustín I. La coronación fue muy elegante, pero el imperio
duró apenas once meses, hasta marzo
de 1823. Muchos mexicanos se oponían a
Iturbide, y algunos diputados conspiraron
en su contra.
El 31 de octubre de 1823 Iturbide decidió
disolver el Congreso y realizó otros cambios políticos; el cambió que tuvo mayor
repercusión fue haber destituido a Antonio López Santa Anna como general de
la provincia de Veracruz, con lo cual el
pacto de unión establecido en el Plan de
Iguala se rompió. Santa Anna, se puso de
acuerdo con Guadalupe Victoria y en
febrero de 1823, se proclamó el Plan de
Casa Mata (por el que negaban al gobierno de Iturbide y anunciaban la instauración de una república que proponía
establecer el sistema republicano) al cual
se unieron los antiguos insurgentes Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Vicente
Guerrero.
3.9
GOBIERNO CONSERVADOR
O GOBIERNO LIBERAL,
¿QUÉ SIGNIFICAN?...
Al final del imperio de Iturbide, se permitió
el desarrollo de dos formas de percibir la
parte política: el Partido Conservador y el
Partido Liberal.
3.9.1
PARTIDO CONSERVADOR
Quienes lo apoyaban: gente rica, del
ejército, terratenientes, etcétera.
Proyecto político: continuar con el antiguo régimen y orden social español basado en privilegios en prejuicio de otros.
Son sin elecciones. Monarquía centralista
con estados convertidos a departamentos, que son 100% independientes del
monarca. Son anti-federalistas.
Iglesia: lo es todo para ellos. La única religión permitida es la católica con una unidad eclesiástica. Tienen una fuerza eco-
nómica debido al monopolio de muchas
cosas. Tienen la fuerza pública para “moralizar”. Se dejan los privilegios y la iglesia
coordina la educación para que así no
haya ideas liberales.
Ejército: 100% apoyado, ya que una monarquía sin un buen ejército no serviría
para mucho. Se dejan los fueros y es un
ejército bastante competente.
Educación: es solamente para los ricos. El
clero la controla para que no haya derrames de ideas liberales.
Países a favor: España y Francia.
3.9.2
PARTIDO LIBERAL
Llamado también partido del Progreso y
dividido en puros y radicales, fue fundado por José María Luis Mora a principios
del s. XIX.
Quienes lo apoyaban: gente de modestos recursos; profesión abogados, clero
bajo y juventud.
Proyecto político era introducir cambios
profundos en la sociedad para quitar el
despotismo y poner libertades políticas y
civiles. Se pensaba en una república federal, democrática, representativa, burguesa y popular, estableciendo los tres
poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
Querían que hubiese igualdad ante la
ley manteniendo la constitución de 1824.
Otorgar libertades individuales para consagrarse al trabajo, a la industria y al co27
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mercio. Tolerancia de religiones.
Iglesia: separación de la iglesia con el
estado; suprimir la campaña de Jesús y
quitarle los bienes a la iglesia para que
ser usados como los tributos, los registros
civiles, los fueros, los votos y la educación.
Ejército: en relación a los conservadores,
disminuido. Suprimir los fueros, que estén
aparte de los asuntos civiles y que sea
una milicia civil.
Educación: laica, obligatoria y gratuita.
En manos del estado y siguiendo las líneas de la ciencia.
Países a favor: Estados Unidos.
3.10
LOS INICIOS DE
LA REPÚBLICA
Cuando Iturbide dejó el trono, el gobierno
quedó en manos de un Supremo Poder
Ejecutivo formado entre otros por Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Vicente
Guerrero; que convocaron a un segundo
Congreso. Los diputados del nuevo Congreso decidieron que México sería una
república. Unos querían que la república
fuera federal, formada por la unión de
varios estados, libres y soberanos para resolver sus problemas internos. Otros querían que fuera centralista, con provincias
o departamentos en lugar de estados, y
un poder central que resolviera todos los
asuntos. La Constitución de 1824, preparada por este Congreso, se promulgó el 4
de octubre. Se decidió que México fuera
una república federal, y que se llamara
Estados Unidos Mexicanos. Dicha Constitución asentaba que la nación adoptaba como forma de gobierno la república
federal, con división de poderes, éstos
residirían en la Ciudad de México y estaría integrada por estados federados y
territorios federales; declaraba que todos
los mexicanos eran iguales, que la única
religión sería la católica, y concedía la libertad de imprenta.
El Congreso convocó a elecciones, las
primeras que hubo en el México independiente; resultaron electos, como presidente Guadalupe Victoria y como vicepresidente Nicolás Bravo para el período
de 1824 - 1828.
A partir de la conclusión del período de
Victoria, la vida política mexicana se tornó inestable, debido a las pugnas entre la antigua aristocracia y el pequeño
grupo de burgueses liberales del país. El
personaje central a lo largo de la primera mitad del siglo XIX fue Antonio López
de Santa Anna, quien repelió la intentona
hispana por reconquistar México y ascendió al poder once veces: cinco de ellas
como abanderado de los liberales y las
otras seis como conservador.
El 6 de enero de 1843, fue proclamada
la segunda república centralista de México, encabezada por Santa Anna. La vida
de la república sería muy corta, pues tres
años más tarde fue incapaz de enfrentar
la invasión estadounidense, hecho que
los liberales aprovecharon y terminaron
por rehabilitar la constitución de 1824 el
22 de agosto de 1846.
Estados Unidos anexó a su territorio a
Texas en 1841, y en 1846 reclamó a México la posesión de la franja de tierra comprendida entre el río Bravo y el río de las
Nueces. El límite de la provincia texana
históricamente había sido el río de las
Nueces, unos 300 km más al norte del
Bravo, por lo que las reclamaciones eran
infundadas. El gobierno estadounidense
acometió contra México y ocupó el país
desde 1846 hasta 1848; en la Ciudad de
México, tomaron el Castillo de Chapultepec que era el colegio militar y donde se
encontraban sólo unos cuantos cadetes
de guardia, ahora conocidos como “los
Niños Héroes”; después izaron su bandera
en el Palacio Nacional.
La guerra concluyó con la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, en el que México reconocía la frontera texana en el río
Bravo y cedía los territorios de California
y Nuevo México (cerca de 2, 000,000 de
km² que hoy conforman los territorios de
California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah, la mayor parte de Colorado y
la región suroeste del Wyoming y Kansas,
y el oeste de Oklahoma).
Tras la guerra con Estados Unidos, fue
electo para la presidencia José Joaquín
de Herrera. El gobierno de Herrera fue más
o menos tranquilo, aunque las elecciones
para relevarlo fueron presa de la división
entre liberales y conservadores. Este nuevo conflicto se resolvió con la llegada de
Santa Anna al poder, que gobernó por
última ocasión la república entre 1853 y
1855. Santa Anna se autonombró dicta28
Formadores en Educación y Procesos Humanos
dor de México y gobernó con el título de
“Su Alteza Serenísima” (el tratamiento fue
elevado al rango de ley constitucional).
Mientras tanto, la mayor parte del país
seguía en la miseria. El colmo fue el aumento en el monto de los impuestos y la
creciente corrupción del gobierno.
En 1854 los liberales se fueron a la guerra, amparados en el Plan de Ayutla. Este
documento planteaba la necesidad de
formar un frente nacional para derrocar
al gobierno dictatorial de Santa Anna.
Álvarez y Comonfort; el nombramiento de una presidencia interina de corte
liberal y la convocatoria a un Congreso
Constituyente que redactara una nueva
constitución para el país (dado que la de
1824 había sido abolida por Santa Anna,
que en su lugar impuso las Siete Leyes, de
orientación centralista). Al plan se unieron
Benito Juárez, Melchor Ocampo y otros liberales desterrados por él mismo.
Este movimiento, conocido como Revolución de Ayutla, concluyó con la renuncia y destierro de Santa Anna y la instalación de Álvarez como interino. Durante
las presidencias de Álvarez y Comonfort,
fueron promulgadas varias leyes de corte
liberal, conocidas como Leyes de Reforma, que, entre otras cosas, establecieron
la separación entre el Estado mexicano
y la Iglesia Católica y anularon los privilegios de las corporaciones (incluidas las
comunidades indígenas). La puesta en
marcha de estas leyes dio lugar a un nuevo conflicto entre liberales y conservadores, conocido como Guerra de los Tres
Años o Reforma.
Benito Juárez ocupó la presidencia interina de la república tras la renuncia de Comonfort, y fue convocado un nuevo congreso constituyente que promulgó el 5
de febrero de 1857 la nueva constitución
mexicana, de orientación liberal moderada. Sin embargo, las reformas contempladas por la nueva constitución fueron
motivo de una nueva rebelión conservadora en Tacubaya y, desconociendo el
gobierno de Juárez, nombraron un presidente provisional. Las huestes de ambos
bandos se enfrascaron en una guerra
que concluyó con la victoria de los liberales en enero de 1861.
Juárez siguió en el poder hasta su muerte
el 18 de julio de 1872. Los últimos años de
su gobierno fueron duramente criticados
por las diversas facciones en que se habían dividido los liberales. Para las elecciones de 1871, se presentaron como
candidatos Sebastián Lerdo de Tejada,
Porfirio Díaz y el mismo Juárez, quien
ganó. A su muerte ocupó la presidencia
Lerdo de Tejada, que elevó a rango de
ley constitucional las leyes radicales de
reforma promulgadas durante el periodo de 1855-1856. Cuando Lerdo intentó
reelegirse, los porfiristas se levantaron en
armas y lo derrocaron. Aunque por ley la
presidencia debía ser ocupada por José
María Iglesias, los porfiristas desconocieron su gobierno y finalmente Díaz ocupó
la presidencia en 1876. Así comenzó el
período que en la historia de México es
conocido como el Porfiriato.
3.11
EDUCACIÓN
DURANTE LA
INDEPENDENCIA DE MÉXICO
A partir de 1833, Valentín Gómez Farías
llega interinamente a la presidencia de
la república, cuando el grupo liberal va
a imponer su proyecto educativo concentrado en resolver tres graves problemas para la época: primero someter al
clero y evitar su injerencia en los asuntos
de gobierno; segundo, disolver el ejército
conservador y sustituirlo por una Guardia
Nacional, y tercero, implantar una reforma educativa.
Podemos considerar que este intento
de reforma, aún con sus limitaciones en
cuanto a sus alcances, significó el primer
intento serio, de darle a la educación la
responsabilidad de formar ciudadanos
con una ideología que respondiera al sistema político nacional.
La Educación, para su mejor administración, sería dirigida por una Dirección General de Instrucción Pública para el Distrito y Territorios Federales y los estados se
encargarían de controlar la educación
en sus jurisdicciones respectivas quienes
delegarían su responsabilidad a los municipios.
Este periodo inmediato a la Independencia, pretende que la educación forme
ciudadanos aptos para el ejercicio de
la democracia, la defensa del territorio
nacional y se fortalezcan los sentimientos
nacionalista. Se descubre que se hace
necesario que las escuelas incluyan el
29
Formadores en Educación y Procesos Humanos
llamado Catecismo Político y nociones
de historia patria; así mismo, encontramos que en este periodo le dan al país
un símbolo: la Bandera, que nos identifique y en consecuencia nos distinga de
las demás naciones y al final se agrega
el Himno Nacional como fortalecimiento
del sentimiento patrio. La nación buscaba una identidad, la educación sería la
encargada de acentuarla, transmitirla y
perpetuarla.
El mayor alcance en ésta época fue conseguir que la educación fuera popular e
independiente de las determinaciones
eclesiales. Aunque la educación ya era
laica, era muy escéptica. Al mismo tiempo que conseguían libertades se respiraba mucha confusión porque no se lograba estabilidad económica, política y
mucho menos social.
Al triunfo de la Revolución de Ayutla, la
nueva generación de dirigentes llevaría
al país por una radical reforma para salir
del caos en que se encontraba. Parte de
esta Reforma comprendía a la escuela,
que según Juárez ejercía una importante
influencia en la moral y los ideales sociales.
Con Benito Juárez como presidente de
México, se decretó la obligatoriedad de
la escuela primaria en todo el país para
acabar con el analfabetismo. El lema
de Benito Juárez fue “El Gobierno procurará generalizar la instrucción primaria,
perfeccionará la facultativa en todas las
profesiones y merecerá todos su cuidado…en el desarrollo de inteligencias y en
la difusión de las ideas”.
Para ese tiempo, el porcentaje de la población era de 20-80 (20 alfabetizados
por 80 anafabetizados); este decreto no
funcionó sino hasta 100 años después por
la falta de escuelas; pero esta época
marcó la intención de educar a todos los
niños de nuestro país.
El Art. Tercero de la Constitución de 1857
es bastante escueto pues solo se concreta
a afirmar que la enseñanza es libre, la ley
determinará que profesiones necesitan
título para su ejercicio y con qué requisitos se deben expedir. Para 1867, después
del triunfo de las fuerzas liberales contra
el ejército expedicionario de Napoleón
III y el frustrado Imperio de Maximiliano,
Juárez encarga al Dr. Gabino Barreda redactar la Ley de Instrucción Pública en la
que se contempla la instrucción primaria
gratuita para los pobres y obligatoria en
los términos que expondrá el reglamento.
(Vázquez, 1979:56), además Barreda se
encarga de organizar la escuela preparatoria de acuerdo a principios positivistas.
dependiente hasta 1874 se vio interrumpido por las guerras constantes del país.
De los pocos datos estadísticos que se
tienen, revelan que al triunfo de los liberales sobre los conservadores y el imperio
de Maximiliano, los esfuerzos educativos
se incrementaron en el siguiente orden;
en 1843 con el Gobierno de Santa Anna
había 1,310 escuelas y para 1874, con
Sebastián Lerdo de Tejada existían 8,103
escuelas.
Aún cuando existía un considerable incremento de instituciones educativas,
era mínimo ante la demanda educativa.
Según datos proporcionados por Barreda
solo asistían a la escuela 349,000 niños de
un total de 1, 800,000.
La obra de Barreda es importante en varios sentidos: primeramente interpreta la
historia de México desde el punto de vista positivista, para después reconocer en
los liberales los salvadores de la nación y
por lo tanto las fuerzas positivas que harían posible el triunfo de su filosofía. La
escuela según el positivismo permitiría alcanzar libertad, orden y progreso, y de la
preparatoria saldría el grupo selecto que
llevaría los destinos de la nación.
El crecimiento educativo del México in30
Formadores en Educación y Procesos Humanos
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