MUCHAS GRACIAS, MARÍA Muchas gracias, María, oh Madre, muchas gracias. Gracias por la alegría de sentirnos tus hijos. Gracias por el detalle de oír nuestra plegaria. Muchas gracias, María, oh Madre, muchas gracias. Gracias porque aceptaste ser la madre de que existía antes de los siglos; gracias porque a los hijos de esta tierra aceptaste por hijos. Gracias porque has dejado siempre en claro que en la humildad reside la grandeza; gracias porque en tu casa se hospedado la más pura pobreza. Gracias por el ejemplo y la elocuencia con que hablas tu desde el silencio; gracias porque encontraste en la obediencia tu más hondo secreto. (Olivar y Viejo)