Ramón María del Valle Inclán

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VALLE INCLAN Y EL ESPERPENTO
GENERACION DEL '98 Y MODERNISTAS
En la España finisecular, es difícil establecer un corte substancial entre « GENERACION DEL '98 y
MODERNISTAS».
El nombre de Generación fue acuñado por José Martinez Ruiz (Azorín) en cuatro críticas publicadas el 1913.
La misma conformada por un grupo de intelectuales y marcada por el año de la tragedia, donde por un lado
España perdió el último resto del imperio colonial y, por el otro el pueblo estaba inserto en un marco
socio−político cruento que culminó con la proclamación de la Segunda República en 1913.
En esos años de transición, Valle Inclán escribe: « En el Siglo XIX la historia de España la escribió Don
Carlos, en el Siglo XX la está escribiéndo Lenin».
Según lo expresa Pedro Salinas, el MODERNISMO era de origen americano y fue llevado a España por
Rubén Darío en l899. De todas maneras, ambos movimientos con diferentes ideales de renovación teatral y
literaria, tienen una misma característica: el alzar las voces expresando en forma testimonial la insatisfacción
respecto de las normas estéticas dominantes, la voluntad de cambio y la oposición de la clase política
dirigente. Por tanto, es errónea la tajante división, ya que un estilo como otro late en forma y grado diferente
en cada autor.
Dramaturgos como Unamuno o Azorín, si bien quedan encuadrados dentro del mismo pronunciamiento, cada
cual tiene sus propias tendencias. Valle Inclán merece de nosotros una actitud diferente, porque pasó la sutil
barrera del MODERNISMO. Representa la conjunción de valores espirituales y estéticos procedentes de
ambos movimientos. Específicamente me refiero al simbolismo valleinclanesco.
Diacrónicamente podemos inferir que, si diferentes escritores modernos de fines del Siglo XIX crean para sus
obras un seudónimo con una intención determinada como por ejemplo: los poemas de Gustavo Adolfo
Bécquer denominados Rimas, los cuales se apartan de la significación general del término; los poemas breves
de Ramón de Campoamor denominados Dolora y Humorada son pensamientos filosóficos expresados
humorística o dramáticamente. En el Siglo XX se encuentran exponentes como Eugenio D'Ors cultivador
incansable de la Glosa, o Ramón Gomez de la Serna creador del Disparate y las Greguerías. Con Valle
Inclán nos enfrentamos a un quiebre de la tradición teatral clásica. Por tal motivo se convierte en creador de
una categoría estética que le pertenece exclusivamente: el Esperpento.
Esperpento es un término de origen incierto probablemente mexicano de comienzos de 1890. Significa
«persona o cosa muy fea». Aplícase también como « desatino literario »
Valle, partiendo de la dicotomía entre fondo y forma, presenta una visión deformada de la realidad. Rompe la
figura la deshumaniza, muestra expresiones quebradas, duras, pasando por la ironía, lo grotesco, lo sarcástico,
hasta llegar al estallido de la figura que se convierte en la « no− figura » La expresión sensible de un rostro
carente de rostro.
Los sueños, la imaginería, la hechicería, la alucinación, el erotismo, lo onírico, el automatismo, son las bases
del Surrealismo. Tales impresiones son casi una constante en la obra de Valle Inclán. Además, busca reflejar
la situación incierta, angustiante, atormentada de la época y la inseguridad de un futuro imprevisible. Sus
personajes muestran la marca trágica del decadentismo y del expresionismo.
El decadentismo al cual me refiero, no es el considerado como período de transición entre un movimiento que
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envejece y otro que está por emerger, sino al estilo refinado que permite mediante su uso, mostrar una
decadencia histórico−social, política y económica. Por estos años la decadencia social no se corresponde con
una decadencia literaria ni dramática sino que, por el contrario, la cruda realidad del pueblo español se
convierte en nutriente de la pluma de los dramaturgos, literatos y críticos.
El expresionismo −movimiento de origen escencialmente alemán− muestra la vida interior de la humanidad
en lugar de su apariencia externa. Tales situaciones englobadas en los lenguajes del espectáculo teatral y en
las acciones dramáticas, son capaces de captar y reproducir esa otra realidad profunda y emotiva.
Si bien el título de « Generación del '98 » engloba toda protesta sociopolítica, el Modernismo posee
refinamientos estéticos, opulencia verbal, crudas adjetivaciones yuxtapuestas a elementos sensoriales: Óptico
visuales, auditivos, olfativos, gustativos y táctiles y; plasticidad en el lenguaje.
En un párrafo de la conferencia que publicó en el diario «La Nación» el día 6 de julio de 1910, Valle Inclán
manifiesta:
«¡Modernismo!. Esa palabra que el antediluviano megaterio lanzó un día. ¿ Qué significa? El Modernismo
en las fauces del megaterio, fue algo como una excomunión y un insulto. Yo creo que un buen diccionario de
sinónimos hubiera establecido el paralelismo, la íntima relación: joven modernista y perro judío. [...] El
Modernista es el que busca dar a su arte la emoción interior y el gesto misterioso que hacen todas las cosas a
las que sabe mirar y comprender. No es el que rompe las viejas reglas, ni el que crea las nuevas, es el que
siguiendo la eterna pauta, interpreta la vida por un modo suyo, es el exégeta. El Modernismo sólo tiene una
regla y un precepto: ¡la emoción!».
Entre 1916 y 1918 se acentúa el fracaso de la política interna del gobierno: huelgas, inflación, discriminación
social, incremento de las fuerzas militares, etc. La irritación de Valle se pone de manifiesto en sus proclamas,
y en sus poemas leídos en el Café del Levante. Los trazos deformadores de tono farsesco los encontramos
desde los comienzos en su libro de poemas « La Pipa de Kif». Por ejemplo en « El Jaque de Medinica»,
muestra una deliberada despoetización de lo cotidiano.
«La llama arrebola la negra cocina,
pone Maritornes magras de cecina
en las sopas cáusticas de ajo y pimentón,
El Jaque se vuelve templando el guijarro;
a la mosa tose porque silva un jarro
y oprime los trastes pulsando el botón.−
........................................
El Jaque merienda con dos bigardones
de fusta, zamarro, roñosos sajones
y gorra orejera de pelo de can.
........................................
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Lejanas estrellas hacen gorgoritos
en el cielo zarco. En los monolitos
del camino fuma la Guardia Civil.»
Esta mirada diferente, dada por las adjetivaciones, determina una violenta composición de la atmósfera en lo
que respecta a la luz y a los colores. Una pintura rápida y vigorosa con formas sumamente esquematizadas y
exageradas hasta la deformación: « sopas cáusticas », « cielo zarco »,etc. Como ya lo he indicado, nos remite
al expresionismo.
Hacia 1919 el embrión del esperpento se pone de manifiesto tanto en « La Pipa de Kif » como en « El
Pasajero ».
Realmente, el orden está invertido al situar «El Pasajero» en segundo lugar, su publicación tercera y última
fue en 1920. Es obvio que Valle debió tener alguna razón para realizar esta inversión cronológica. Quizá sea
que, el contenido de «La Pipa de Kif» se acerca más a su estética esperpéntica, como podremos observarlo
luego en un fragmento del extenso poema «El Crimen de Medinica».
Valle juega con la yuxtaposición irónico−grotesco de sus adjetivos, por ejemplo: funanbulesco, espasmódico.
Los mismos los encontramos en el poema «Aleluya»
¡ Pálida flor de la locura
con normas de literatura!
¿ Acaso ésta musa grotesca
− ya no digo funambulesca −
que con sus gritos espasmódicos
irrita a los viejos retóricos,
y salta luciendo la pierna,
¿no será la musa moderna?
El término funambulesco deriva de « fullero, mentira, impostora ». Por su raíz latina «funámbulo» de «funus»
y «ambulare». Significa « el que anda en la maroma, en la cuerda »
El término espasmódico, también de raíz latina deriva de «spastus» (espasmo), significa «que presenta
involuntaria contracciones de los músculos»
En la Apostilla de la Farsa y Licencia de la Reina Castiza (tercer pieza que conforma el Tablado de
Marionetas), volvemos a encontrar esta musa esperpéntica moderna:
Mi Musa Moderna
enarca la pierna,
se cimbra, se ondula,
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se comba, se achula
con el ringorrango
rítmico del tango
y recoge la falda detrás.
En «La rosa de papel», pieza que más tarde conformará el Retablo de la lujuria, la avaricia y la muerte, la
presenta como una comadre del vecindario beata, y con características realmente particulares.
«Dos vecinas cotillonas, figuras grises con vaho de llovizna, se meten de un pulo por la puerta, ponderando
el arrecido de la helada, con canijo estremecimiento de las sayas, húmedas y pingonas. La Musa y la Disa,
son las comadres que ahora entraron»
Por última vez encontré este personaje en otra pieza que conforma el Retablo: «La cabeza del bautista ». Su
rol es absolutamente siniestro.
Es evidente que para Valle la musa no es poseedora de «aletheia», no devela la Verdad última, no es quien
inspira al aedo para que de su boca salgan las palabras debeladoras del conocimiento mítico. Esta musa es una
proyección grotesco−sensorial. Se ha convertido en una imagen visual, factible de ser vista y oída. Además,
no es etérea ni delicada sino grosera y deformada. Su voz no es la voz de la inspiración, ni la dulzura angelical
a la cual nos remonta Homero o Hesíodo. Esta musa lanza chillidos, es vulgar, hace uso de sus dotes
histriónicas. Es la musa moderna y Valle nos muestra su evolución.
He notado que Valle Inclán no sólo reitera nombres de personajes, sino que a veces juega con las palabras y
las frases en diferentes obras y en diferentes épocas. Por ejemplo en «La rosa de papel» hay una frase que en
el contexto de la situación dramática de la misma puede pasar inadvertida o puede no comprenderse en su
completitud:
«Julepe ladeándose la gorra, se dirige a la puerta. El viento frío arrebuja la cortina cenicienta de la lluvia,
que rebota en el umbral. La Encamada se incorpora con un gemido.
La Encamada: − ¡Escucha!
Julepe: − ¿Qué pasa en Cádiz? »
En realidad en « Vísperas septembrinas » esta frase cumple un rol tan importante que conforma la primer
parte de la obra que consta de cinco capítulos con una singular multiplicidad de acciones.
¿ Qué pasa en Cádiz ?, marca fundamentalmente el primero y el último capítulo (I y XIII), ambos culminan
con la frase que da título a esta parte y que es la síntesis de la inquietud nacional.
«Fluctuación en los cambios. La Bolsa en baja. Valores en venta. El Marqués de Salamanca sonríe entre el
humo del veguero. Un agente de Bolsa se pega un tiro:¿ Qué pasa en Cádiz ?. (Cap. I)»
« El zapatero remendón y el cajista petulante, el marchoso de la garlopa y el terne de las chapas, entre vaso y
vaso de morapio, trascendían a timo chulesco la inquietante pregunta de los círculos bursáticos: Qué pasa en
Cádiz ?. (Cap.XIII)»
Valle, deja al descubierto una España de apariencia, donde prima la pobreza, el hampa y la violencia, dentro
de una técnica rigurosamente esperpéntica en «El Crimen de Medinica».
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«Crimen horrible pregona el ciego.
Y el cuadro muestra de un pintor lego,
Que acaso hubiera placido al Griego.
Abre la puerta brazos armados.
Fieros puñales son levantados
quinqué y mesilla medio volcados.
Azul de Prusia son las figuras
Y de albayalde las cataduras
De los ladrones. Goyas a oscuras.
Un bandolero −¡qué catadura!−
Cuelga la faja de su cintura,
Solana sabe de esta pintura.
Premeditadamente, Valle utiliza la plástica como develadora de su creación. De tal enormidad y desmesura
surge la plasticidad desgarrada y creadora del Hombre. El Hombre, como acusación y como esperanza. Goya
crea su propio lenguaje expresivo, es el profeta de la distorsión moderna. Deforma, tortura, caricaturiza,
maltrata las formas figurativas, posee un áspero humor español. El Arcipreste de Hita, Góngora, Quevedo, al
igual que Valle Inclán, se reconocen en Goya. Poseen un humor impregnado de violencia, de tragedia y de
comedia.
Valle en 1920 publica « Luces de Bohemia », en el cual él a través de sus personajes define el esperpento
como categoría estética. La deformación esperpéntica unida al humor sarcástico y a su manera particular de
ver el mundo, según lo expresan sus personajes en un pasaje de la pieza: en donde el poeta ciego Max Estrella
dialoga con su lazarillo don Latino:
«Max: La Tragedia nuestra no es tragedia.
don Latino: ¡ Pués algo será !
Max: ¡ El Esperpento !Los ultraístas son unos farsantes. El Esperpento lo ha inventado Goya. Los héroes
clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato.Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos,
dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente
deformada »
En otra escena Max expone: « España es una deformación grotesca de la civilización europea.
don Latino: Conforme. Pero a mi me divierte mirarme en los espejos cóncavos de la Calle del Gato.
Max: Mi estética actual es transformar con matemática de espejo las normas clásicas.
don Latino: ¿ Y dónde está el espejo ?
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Max: En el fondo del vaso.
don Latino: ¡ Eres genial ! ¡ Me quito el cráneo !
Max: Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deformamos las caras, y toda la vida
miserable de España »
Del diálogo entre Max Estrella y don Latino se infiere que, el concepto de esperpento como forma estética,
trasciende lo genérico. Además, le resulta imposible ubicar al héroe clásico dentro de la sociedad moderna.
Por tanto, si la realidad española de por sí es esperpéntica, no se pueden aplicar normas clásicas sino que se
torna imprescindible crear otras acordes con las nuevas coyunturas socio−culturales. De todas maneras, los
pueblos, las gentes impregnadas de tradiciones, nunca pierden el origen. Valle dijo: « Sólo las figuras
cargadas de pasado están ricas de porvenir »
Valle proyecta en las palabras de sus personajes, sobre todo en las alucinaciones de Max, el Madrid oscuro y
tenebroso que recorre: calles, cementerio, zaguán, calabozo, librería, sótano. Todo es gruta, grotesco. El
ambiente madrileño irrespirable, asfixiante. La vulgaridad, la pobreza. La oscuridad se ve como la extinción
de la claridad inherente a los objetos, o como el efecto que producen los objetos oscuros sobre los claros al
ocultarlos. La noche no es el resultado negativo del retiro de la luz sino la capa de color oscuro que reemplaza
o cubre el día.
Lo grotesco llega hasta las últimas escenas cuando Max antes de morir se despide con un saludo cotidiano: «¡
Buenas Noches !».
La muerte lo libera de la incomprensión, de la soledad y del hambre. Su anunciación ha estado presente a lo
largo de la noche. Y... a su medida alucinó una apoteosis como el entierro de Víctor Hugo. Un duelo acorde
con sus sueños.
El Callejón del Gato, era un pasaje corto y muy angosto que ha principios de siglo en Madrid, servía de atajo
entre dos calles: la de la Cruz y la de la Gorguera. Era el recorrido casi inevitable para llegar a El Ateneo o al
Teatro Español. Actualmente recibe el nombre de calleja Nuñez de Arce. Adosados a la pared exterior de una
carbonería o ferretería instalada casi en la esquina, y como incitación comercial, había un espejo cóncavo y
otro convexo. Estos deformaban las imágenes de los transeúntes quienes se sentían obligados a detenerse y
observar curiosa y teatralmente las distorsiones. Cada cual jugaba su propia farsa. Las imágenes asustaban o
daban risa. El Callejón del Gato muestra un Madrid distorsionado por aquellos espejos que devuelven una
realidad decadente. La misma origina un mundo disparatado. Pero, no debemos compararlo con el que
testimonian nuestros sentidos ya que en la estética valleinclanesca es enteramente coherente en sí mismo. Es
una denuncia social. Lo grotesco es un mundo distanciado.
«Mi estética es una superación
del dolor y de la risa,
como deben ser las conversaciones
de los muertos al contarse
Historias de los vivos»
Fernandez Almagro, Melchor − VIDA Y LITERATURA DE VALLE Fecha de creación 15/03/99 10:40
99.3.P.3.INCLAN − Madrid, Taurus, 1972.
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Salinas, Pedro « Literatura Española Moderna » −ENSAYOS DE LA LITERATURA HISPANICA,
Madrid, Aguilar − 1958
Salinas, Pedro « Significación del esperpento o Valle Inclán, Hijo Prodigo del '98 » − LITERATURA
ESPAÑOLA DEL SIGLO XX − Madrid, Antigua Librería Robledo, 1949
Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana − J. Corominas − Madrid − Edit. Gredos − 1954
Ibiden nota 4
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