Investigación empírica del modelo binario de Albert Ellis sobre

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revista de toxicoman as
Investigación empírica
del modelo binario de Albert Ellis
sobre malestar emocional
Daniel David
Babes-Bolyai University - Mount Sinai School of Medecine
Guy H. Montgomery
Mount Sinai School of Medecine
Bianca Macavei
Babes-Bolyai University
Dana H. Bovbjerg
Mount Sinai School of Medecine
En la literatura actual, el malestar emocional suele
describirse mediante un modelo unitario: los niveles
altos de malestar emocional se conceptualizan como
niveles altos de afecto, mientras que los niveles bajos
de malestar emocional suelen conceptualizarse como
niveles bajos de afecto. Sin embargo, recientemente,
Albert Ellis (1994) y algunos de sus colegas que trabajan con terapias racionalemotivas y cognitivoconductuales han descrito el malestar emocional como un
constructo binario compuesto por dos componentes distintos: sentimientos negativos funcionales (p. ej. tristeza) y sentimientos negativos disfuncionales (p. ej.
sentirse inútil). En dos estudios con 55 pacientes estadounidenses con cáncer de mama y 45 pacientes rumanas con cáncer de mama, respectivamente, hemos
comparado las hipótesis derivadas de los modelos de
malestar emocional unitario y binario. Los resultados
han revelado que en una situación de estrés (p. ej. inminente cirugía mamaria) los niveles elevados de pensamientos irracionales se asociaban con un mayor nivel
de sentimientos negativos tanto funcionales como disfuncionales, mientras que los niveles bajos de pensamientos irracionales se asociaban con bajos niveles de
sentimientos negativos funcionales pero con niveles
altos de sentimientos negativos disfuncionales. Este
aspecto que pudo observarse tanto en la muestra estadounidense como en la rumana y que apoya la teoría del
modelo binario del malestar emocional, sugiere que los
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resultados obtenidos son sólidos y generalizables. En
este estudio analizaremos las implicaciones teóricas y
prácticas de esto.
Palabras clave: modelo unitario y binario del
malestar emocional; sentimientos negativos
funcionales y disfuncionales; enfoque cognitivo.
El malestar emocional (afecto negativo) se ha descrito tradicionalmente como un constructo unitario
(Russell y Carrol, 1999; Watson y Tellegen, 1999). La
visión unitaria de malestar emocional radica en que los
niveles de malestar emocional se muevan dentro de un
continuo que va de niveles bajos a niveles altos, independientemente de si se están midiendo afectos negativos específicos (p. ej. el sentimiento de inutilidad, la
tristeza, la ansiedad, la preocupación) o afectos negativos generales obtenido mediante la suma de los resultados de cada ítem de afecto negativo (McNair, Lorr y
Droppleman, 1971). En la literatura actual, un nivel elevado de malestar emocional se suele corresponder con
niveles altos de afecto negativo (p. ej. un alto sentimiento de inutilidad y de tristeza), mientras que un
nivel bajo de malestar emocional implica niveles bajos
de afecto negativo (p. ej. un leve sentimiento de inutilidad y de tristeza) (Beck y Beamesderfer, 1974;
Shacham, 1983). Se tienen en cuenta diferentes etiquetas para afectos negativos aparentemente distintos (p.
ej. deprimido vs. triste): (a) sinónimos para la misma
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experiencia emocional (p. ej. “deprimido” y “triste” son
dos etiquetas distintas para una misma experiencia
emocional), (b) que se refieren al mismo constructo
subyacente (p. ej. disfórico) con etiquetas (p. ej., triste
vs. deprimido) que representan diferencias de intensidad (p. ej. pasar de triste a deprimido) (McNair et al.
1971), o (c) sentimientos negativos cualitativamente
diferentes que pueden ser funcionales o disfuncionales
dependiendo de su intensidad (p. ej. una gran tristeza y
un estado de ánimo muy depresivo suelen considerarse
disfuncionales mientras que una leve tristeza y un estado de ánimo un poco depresivo suelen considerarse
funcionales). El modelo unitario de malestar emocional
puede verse tanto en estudios farmacológicos (p. ej.
Elkin et al., 1989) como no farmacológicos (p. ej.
Hollon et al., 1992; Kovacs, Rush, Beck y Hollon,
1981) y centra sus esfuerzos en reducir el malestar
emocional del paciente; sin embargo, y a pesar de su
gran aceptación, el modelo unitario de malestar emocional está siendo cuestionado.
Tanto desde las perspectivas teóricas como las
prácticas, el constructo del malestar emocional puede
subdividirse según propiedades cualitativas. Ellis
(1994) describió el malestar emocional incorporando
un modelo binario en el contexto de las terapias racionalemotivas y cognitivoconductuales (REBT/CBT). En
contraposición con el modelo unitario, el modelo binario del malestar emocional comprende específicamente
sentimientos negativos funcionales (p. ej. la tristeza, la
incomodidad) y disfuncionales (p. ej. el sentimiento de
inutilidad, el sentirse miserable) cualitativamente diferentes. Si los sentimientos del individuo son funcionales o disfuncionales se determina tomando como base
sus experiencias subjetivas, cogniciones asociadas (p.
ej. pensamientos racionales e irracionales) y las consecuencias de dichos sentimientos (p. ej. consecuencias
conductuales) (Ellis y DiGiuseppe, 1993). Los sentimientos negativos funcionales implican una experiencia subjetiva negativa, pensamientos racionales y
consecuencias conductuales de adaptación mientras
que los sentimientos negativos disfuncionales implican
una experiencia subjetiva negativa, pensamientos irracionales y consecuencias conductuales de inadaptación
(Ellis y DiGiuseppe, 1993); definidos de esta forma, los
sentimientos negativos disfuncionales parecen corresponderse con problemas clínicos significativos (p. ej.
ansiedad, depresión, ira, culpabilidad) mientras que los
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sentimientos negativos funcionales (p. ej. preocupación, tristeza) se corresponden con reacciones negativas
normales en individuos que estén atravesando un
momento difícil (Bonnano, 2004; Ellis y DiGiuseppe,
1993). Los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales pueden tener, de manera independiente,
una intensidad baja, media o alta (Ellis, 1994). Como
mejor puede verse la utilidad del modelo binario es en
un ejemplo clínico. En el contexto de estar a la espera
de una intervención quirúrgica, puede ser funcional
sentirse triste sobre la inminente operación, pero puede
ser disfuncional tener un sentimiento de inutilidad o de
indiferencia con respecto a dicha intervención. Esto es,
el sentimiento de inutilidad puede contribuir no sólo a
una experiencia subjetiva negativa innecesaria sino
también a respuestas inapropiadas (p. ej. autoculparse)
y un “afecto neutro” puede reducir los recursos motivacionales para hacer frente a la fuente causante de estrés
(Anderson, 1994). Por otro lado, aunque se vea acompañada por una experiencia subjetiva negativa, la tristeza puede asociarse con un mecanismo de adaptación
para hacer frente a la fuente de estrés (Bonnano, 2004).
Por lo tanto, en un emplazamiento cínico, el modelo
binario sugiere centrarse en reducir los sentimientos
negativos disfuncionales (p. ej. el sentimiento de inutilidad) y reconocer de forma apropiada los sentimientos
negativos funcionales (p. ej. la tristeza). Un modelo
unitario del malestar emocional no discriminaría entre
sentimientos negativos funcionales y disfuncionales
como focos de intervención clínica. Según el modelo
unitario, el terapeuta debería trabajar para reducir
simultáneamente los sentimientos negativos funcionales (la tristeza) y los disfuncionales (el sentimiento de
inutilidad). Aunque hay muchos estudios que demuestran la eficacia clínica de las terapias racionalemotivas
y cognitivoconductuales (p. ej. Lyons y Woods, 1991),
según nuestro conocimiento, no hay datos que confirmen o desmientan el modelo binario del malestar emocional. Por lo tanto, la hipótesis puede someterse a
prueba.
Según la teoría de Ellis (1994), los pensamientos
acerca de las situaciones de estrés son las “causas” más
graves de sentimientos negativos. Los pensamientos
irracionales se definen como aquellos para los que es
poco probable encontrar una base objetiva empírica, no
son pragmáticos y generalmente reflejan exigencia
(DEM, de demandingness en inglés). DEM hace refeRET, Revista de Toxicomanías. Nº. 46 - 2006
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rencia a los requerimientos absolutistas que uno se hace
a sí mismo, a otros y a la vida y que se expresan en
forma de “deberes” y “obligaciones”. Los pensamientos racionales se definen como aquellos para los que es
probable encontrar una base objetiva empírica, son
pragmáticos y expresan preferencias en vez de exigencias. Originalmente, Ellis daba a entender que, de
acuerdo con el modelo unitario del malestar emocional,
la disfuncionalidad de los sentimientos negativos se
podía caracterizar según su intensidad: los sentimientos
fuertes (p. ej. el sentimiento de inutilidad elevado o una
gran tristeza) se consideraban disfuncionales y se asociaban con pensamientos irracionales, mientras que los
sentimientos menos fuertes (p. ej. un leve sentimiento
de inutilidad o poca tristeza) se consideraban funcionales y se asociaban con pensamientos racionales (Ellis,
1962; Ellis y Harper, 1961). En la versión revisada de
la teoría de Ellis, (Ellis, 1994; Ellis y Harper, 1975) se
afirmó que habían diferencias cualitativas entre algunos
sentimientos similares (p. ej. depresión/sentimiento de
inutilidad y tristeza; ansiedad y preocupación/incomodidad); y que aunque tanto los sentimientos funcionales
(p. ej. tristeza) como los disfuncionales (p. ej. sentimiento de inutilidad), pueden variar independientemente de intensidad de leve a grave, difieren en cuanto a la
calidad. En situaciones de estrés, existe la hipótesis que
los pensamientos irracionales están asociados positivamente tanto con sentimientos negativos funcionales y
como con sentimientos negativos disfuncionales. En
situaciones de estrés, existe la hipótesis que los pensamientos racionales (frecuentemente medidos como
puntuación baja en la escala de pensamientos irracionales; Bernard, 1998) están asociados positivamente sólo
con sentimientos negativos funcionales. En este contexto, debemos mencionar que el lenguaje utilizado por el
público general en relación con las emociones, e incluso el utilizado por los profesionales, es a veces impreciso. En este sentido, el público general y algunos
profesionales pueden no estar de acuerdo con el significado de la terminología sugerida por Ellis y Harper
(1975) para describir los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales; no obstante, la terminología no
es importante; más bien lo que resulta fundamental es
la funcionalidad (Ellis y Harper, 1975). La funcionalidad de un sentimiento está relacionada, principalmente,
con los pensamientos racionales e irracionales tal y
como se han descrito anteriormente y, aunque sin utili-
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zar estas etiquetas, hay estudios (p. ej. Wallen,
diGiuseppe y Dryden, 1992) que han demostrado que
los sentimientos disfuncionales, definidos así, parecen
corresponderse con problemas clínicos significativos
(p. ej. ansiedad, depresión, ira, culpa). Además, como
ya hemos mencionado anteriormente, el que los sentimientos sean funcionales o disfuncionales puede variar
significativamente en cada individuo en función de sus
experiencias subjetivas con dichos sentimientos, de las
cogniciones asociadas (p. ej. pensamientos irracionales) y de las consecuencias de dichos sentimientos (p.
ej. consecuencias conductuales) (Ellis y DiGiuseppe,
1993); así pues, al examinar las definiciones de pensamientos racionales e irracionales y las de sentimientos
funcionales y disfuncionales, además de la relación
existente entre ellas, queda claro que no se trata de definiciones tautológicas. Antes de estudiar las interesantes
implicaciones de la distinción cualitativa entre sentimientos negativos funcionales y disfuncionales en
cuanto a la conducta, es necesario un riguroso examen
del modelo binario. En concreto, hay que analizar la
relación entre los pensamientos irracionales y los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales en
situaciones de estrés.
Una revisión de la literatura revela que se han realizado relativamente pocos estudios acerca de las relaciones hipotéticas entre los pensamientos irracionales y
los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales. Cramer (1985) expone que los pensamientos irracionales se correlacionan positivamente tanto con los
sentimientos negativos funcionales como con los disfuncionales (tal y como habían expuesto Ellis y Harper
originalmente, 1975) en el contexto de situaciones de
estrés imaginadas. Cramer (1985) interpreta estos datos
como incoherentes respecto al modelo binario del
malestar emocional y coherentes respecto al unitario;
no obstante, hay dos motivos por los que se puede concluir que el estudio no estaba dirigido de forma directa
al modelo binario. El primero es que las teorías recientes de las terapias racionalemotivas y cognitivoconductuales acerca del modelo binario (Ellis, 1994) no
postulan que los pensamientos irracionales no estén
correlacionados con los sentimientos negativos funcionales. Los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales pueden estar correlacionados positivamente
con los pensamientos irracionales (Ellis y DiGiuseppe,
1993). Una prueba más adecuada sería comparar los
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niveles de sentimientos negativos funcionales y disfuncionales en individuos con niveles altos y bajos de pensamientos irracionales para determinar si los
sentimientos negativos en estos dos grupos difieren. El
segundo es que en el estudio no había ninguna situación
de estrés real que precediera el malestar emocional.
Según Ellis (1994), las respuestas emocionales a situaciones imaginarias (como en el caso del estudio de
Cramer, 1985) pueden no ser aplicables a situaciones de
estrés reales (p. ej. una inminente intervención quirúrgica), del mismo modo que los pensamientos irracionales pueden no activarse en situaciones imaginarias
relativamente “seguras”.
Una segunda serie de estudios experimentales
(Cramer y Fong, 1991; Cramer y Kupshik, 1993) utilizaron la repetición de pensamientos irracionales para
examinar su impacto sobre los sentimientos negativos
funcionales y disfuncionales (tal y como los describieron Ellis y Harper, 1975). Dichos estudios descubrieron
que la repetición de pensamientos ensayados o de frases
que contuvieran pensamientos irracionales hacían
aumentar los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales relativos a situaciones de estrés imaginarias
en coherencia con el modelo unitario del malestar emocional. De un modo similar a la crítica realizada anteriormente al estudio de Cramer (1985), estos estudios
tampoco utilizaron situaciones de estrés reales a la hora
de probar las relaciones entre los pensamientos irracionales y los sentimientos negativos. Además, que nosotros sepamos, no existen datos que apoyen la teoría que
la repetición verbal de pensamientos irracionales implique que los participantes los interioricen o se los crean.
Esto significa que los pensamientos irracionales propios
y reales pueden tener un impacto distinto sobre los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales al de
los pensamientos irracionales repetidos y ensayados
bajo la dirección de un investigador. También hay que
tener en cuenta que este tipo de estudios de repetición
pueden resultar particularmente vulnerables a efectos de
las características exigidas por el estudio (Cramer &
Kupshik, 1993).
Un estudio más reciente realizado por David,
Schnur y Belloiu (2002) nos proporcionó datos preliminares adicionales que apoyan el modelo binario del
malestar emocional. En concreto, los autores descubrieron que los niveles altos de pensamientos irracionales
generan sentimientos negativos disfuncionales (p. ej.
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ira, culpa, ansiedad, depresión) y que los niveles bajos
de pensamientos irracionales sólo generan sentimientos
negativos funcionales (p. ej. preocupación, remordimiento, tristeza) dentro del contexto de la rememoración de situaciones de estrés reales. No obstante, este
estudio tampoco resulta concluyente debido a su diseño
retrospectivo. En concreto, se instó a los participantes a
que recordaran situaciones de estrés (p. ej. haber realizado mal un examen importante) para conseguir el estímulo causado por dicha situación. Evidentemente, un
enfoque prospectivo hubiera sido mucho más adecuado. Es más, el estudio utilizó como participantes a estudiantes de psicología, lo que podría explicar el
resultado inusualmente elevado de correlaciones
encontradas entre los pensamientos irracionales y los
sentimientos disfuncionales (probablemente los participantes eran conscientes de la teoría sujeta a estudio).
Siguiendo la misma línea de datos preliminares en
favor del modelo binario del malestar emocional, otro
estudio (David, Schnur y Birk, 2004) descubrió que el
nivel de excitación no diferenciaba entre los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales tal y como se
hubiera esperado según el modelo unitario; estos resultados sugieren que la distinción entre los sentimientos
negativos funcionales y disfuncionales no es sólo de
intensidad (ver también David et al., 2002). Sin embargo, es posible que esta conclusión sólo sea de aplicación para los sentimientos que impliquen un nivel alto
de excitación (p. ej. ansiedad vs. preocupación) y no
para los sentimientos que no impliquen un nivel alto de
excitación (p. ej. depresión vs. tristeza) (ver también
Watson y Tellegen, 1999).
En una revisión de esta literatura, Ellis y
DiGiuseppe (1993) argumentaron que sería necesario
un análisis del componente principal (PCA, del inglés
principal component analysis) para probar de manera
adecuada el modelo binario del malestar emocional. En
concreto, según su hipótesis, los componentes de análisis principales deberían ser dos. El primer PCA sería
demostrar que un nivel alto de pensamientos irracionales (nivel bajo de pensamientos racionales) está asociado con un nivel alto de sentimientos negativos
funcionales y disfuncionales. El segundo PCA sería
demostrar una relación positiva entre un nivel elevado
de pensamientos racionales (nivel bajo de pensamientos
irracionales) y sentimientos negativos funcionales, y
una asociación negativa entre un nivel alto de pensaRET, Revista de Toxicomanías. Nº. 46 - 2006
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mientos racionales (nivel bajo de pensamientos irracionales) y sentimientos negativos disfuncionales.
El objetivo del presente estudio es probar empíricamente las predicciones divergentes basadas en los
modelos del malestar emocional unitario y binario en
pacientes pendientes de cirugía por cáncer de mama.
Cada año en Estados Unidos más de 150.000 mujeres se
someten a lumpectomías y mastectomías por cáncer de
mama, y cientos de miles más se someten a procedimientos quirúrgicos similares (p. ej. biopsias para diagnósticos definitivos). Investigar a las pacientes en
espera de cirugía mamaria para el tratamiento o el diagnóstico del cáncer de mama es coherente con investigar
periodos de mucho malestar emocional (Carver et al.,
1993; Montgomery, Weltz, Seltz y Bovbjerg, 2002;
Northouse, Tocco y West, 1997) y, en general, dicho
malestar emocional se ha podido asociar con resultados
postoperatorios pobres en varias de las muestras de
pacientes (Scott, Clum y Peoples, 1983; Urrutia, 1975).
En este sentido, pues, esta población ofrece una oportunidad única de investigar las relaciones existentes entre
los pensamientos irracionales y los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales.
La presente investigación tiene implicaciones teóricas y prácticas. Desde un punto de vista teórico, los
resultados deberían promover una mejor comprensión
del concepto de malestar emocional, ya sea como constructo unitario o como constructo binario. Desde un
punto de vista práctico, los resultados pueden ayudar a
los médicos a centrar sus intervenciones en el control
del malestar emocional en pacientes que estén a la espera de cirugía mamaria por cáncer de mama.
Las siguientes hipótesis específicas fueron probadas en el contexto de cirugía mamaria inminente relativa al tratamiento o al diagnóstico del cáncer de mama:
(a) Siguiendo el modelo binario del malestar emocional, los PCAs deberían ser dos. El primero debería asociarse positivamente con los pensamientos irracionales
y con todas las palabras que hagan referencia a sentimientos negativos. El segundo PCA debería estar negativamente correlacionado con los pensamientos
irracionales y una subserie de palabras que hagan referencia a sentimientos negativos (sentimientos negativos
disfuncionales putativos). El segundo PCA también
debería estar positivamente correlacionado con otra
subserie de pensamientos negativos (sentimientos
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negativos funcionales putativos). Si el modelo unitario
del malestar emocional es correcto, podemos esperar un
sólo PCA correlacionado positivamente con pensamientos irracionales y con todas las palabras que se
refieran a los sentimientos negativos. (b) Siguiendo el
modelo binario del malestar emocional, el nivel de sentimientos negativos disfuncionales (tal y como los definen los PCAs) deberían ser más elevados en pacientes
con niveles mayores de pensamientos irracionales y
más bajos con pacientes con niveles menores de pensamientos irracionales. Es importante señalar que según
el modelo binario del malestar emocional, no hay ninguna hipótesis específica en relación con los niveles de
sentimientos negativos funcionales y disfuncionales en
pacientes con niveles altos o bajos de pensamientos
irracionales. Si el modelo unitario del malestar emocional fuera correcto, las situaciones de estrés deberían
anticipar generalmente niveles elevados de sentimientos negativos en pacientes con niveles elevados de pensamientos irracionales y niveles bajos en relación a
todo tipo de sentimientos negativos en pacientes con
niveles bajos de pensamientos irracionales. (c) Si el
modelo binario está en lo cierto, las pacientes con niveles bajos de pensamientos irracionales tendrán niveles
altos de sentimientos negativos funcionales relativos a
sentimientos negativos disfuncionales en situaciones de
estrés. No hay predicciones acerca de la relación entre
los niveles de sentimientos negativos funcionales y disfuncionales y los pensamientos irracionales; sin embargo, si el modelo unitario del malestar emocional es
correcto, las pacientes que presentan niveles bajos de
pensamientos irracionales tendrán también, por lo
general, niveles bajos de sentimientos negativos.
Además, según el modelo unitario del malestar emocional, deberían darse niveles elevados en todos los sentimientos negativos en pacientes con niveles elevados de
pensamientos irracionales.
Estudio 1
Metodología
Participantes. Se reclutó consecutivamente a
pacientes estadounidenses (n = 55) pendientes de biopsia escisional mamaria o lumpectomía en un gran hospital de una área metropolitana estadounidense. Desde
el punto de vista quirúrgico, existe muy poca diferencia entre la biopsia escisional y la lumpectomía aparte
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de que en el caso de lo segundo es necesario un mayor
margen quirúrgico. (DeVita, Heilman y Rosenberg,
1997); es por ello que ambas poblaciones suelen tratarse conjuntamente en el mismo grupo de investigación
clínica (p.ej. Montgomery et al., 2002). A las pacientes
no se les administraron medicamentos hasta llegar a la
sala de operaciones. Las pacientes seleccionadas tenían 18 años como mínimo, habían rellenado los materiales de estudio, no estaban embarazadas y no tenían
ninguna otra enfermedad importante sin tratar.
Participaron cincuenta y cinco mujeres (el 71 % programadas para biopsia escisional mamária y el 29%
para lumpectomía) que cumplían los criterios que acabamos de mencionar. Sus edades estaban comprendidas entre los 19 y los 72 años (edad media = 48,58, SD
= 13,52). El 82% de las pacientes se consideraban
blancas, el 5% afroamercianas, el 10% hispanas, el 1%
asiáticas y el 2% de otras razas. El 57% de la muestra
estaba casada y el 73% tenía como mínimo un título
universitario. No había ninguna variable demográfica
o médica que predispusiera a las pacientes al malestar
emocional (POMS-SV) (ps > ,05), y por lo tanto no se
incluyeron en análisis posteriores.
Materiales. La versión reducida del Perfil de los
estados de ánimo (Profile of Mood States-Short Version:
POMS-SV; DiLorenzo, Bovbjerg, Montgomery,
Jacobsen y Valdimarsdottir, 1999) es una versión reducida del listado de comprobación con adjetivos clásico
(McNair et al., 1971). Las fuertes propiedades psicométricas del POMS-SV han podido observarse en pacientes con cáncer de mama (DiLorenzo et al., 1999).
Aunque las pacientes habían rellenado la versión completa del POMS-SV, el PCA y otros análisis basados en
los resultados del PCA utilizaron sólo 21 ítems emocionales de las subescalas de tensión-ansiedad, depresiondesánimo y ira-hostilidad ya que sólo eran ítems
relacionados teóricamente con la teoría cognitiva de las
emociones/ansiedad; las subescalas de vigor-actividad,
fatiga-inercia y confusión-desconcierto se excluyeron
porque estaban más relacionados con los indicadores
psicológicos, cognitivos y conductuales del malestar
emocional que con sus componentes emocionales. Los
análisis de las subescalas psicométricas investigadas en
este estudio muestran resultados parecidos a los de estudios anteriores (DiLorenzo et al., 1999).
El formulario reducido del Cuestionario de pensa-
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mientos habituales III (The Common Beliefs Survey-IIIShort Form: CBS-III-SF) es la versión reducida del
Cuestionario de pensamientos habituales III (CBS-III;
Thorpe, Parker y Barnes, 1992). El CBS-III se ha utilizado en muchos estudios y ha demostrado tener propiedades psicométricas muy buenas (p. ej. Thorpe, Parker y
Barnes, 1992; Thorpe, Walter, Kingery y Nay, 2001). El
CBSIII-SF (p.ej. Thorpe y Frey, 1996) contiene 19 ítems
que miden los pensamientos irracionales (IBs, del inglés
irrational beliefs) y proporciona un resultado total de los
IBs que han servido como medida para los IBs del presente estudio. Una puntuación elevada en la escala indica un nivel bajo de IBs (nótese que los ítems 4, 11, y 19
son opuestos cuando se computa la puntuación total). En
coherencia con la abundante literatura acerca de esto
(ver Bernard, 1998), un nivel elevado de IBs se conceptualizaba como un nivel bajo de pensamientos racionales (RBs, del inglés rational believes) mientras que un
nivel bajo de IBs se conceptualizaba como un nivel elevado de RBs. El CBS-III-SF ha demostrado tener propiedades psicométricas muy buenas comparables a las
del CBT-III (p. ej. Thorpe y Frey, 1996).
Procedimiento. Todos los materiales del estudio
se administraron individualmente. Tanto el POMSSV como el CBS-ffl-SF se incluyeron en el conjunto
cuestionarios que las pacientes debían llevarse a sus
casas y rellenar antes del día de la intervención.
Todas las participantes dieron su consentimiento
siguiendo las directrices institucionales del Consejo
de evaluación. Además, cinco expertos del Instituto
Albert Ellis proporcionaron sus clasificaciones de los
21 ítems del POMS-SV en relación con su funcionalidad y su disfuncionalidad.
Métodos estadísticos de análisis. Se utilizó un
nivel alfa de ,05 para todas las pruebas estadísticas. En
la primera fase de los análisis se llevó a cabo un PCA
para probar la predicción de dos componentes del
modelo binario del malestar emocional. El PCA conlleva un procedimiento matemático que transforma el
número de variables correlacionadas (posibles) en un
número (menor) de variables llamadas componentes
principales. Si el PCA revela un sólo componente,
entonces los resultados serían coherentes con el modelo unitario; si revela dos componentes, los datos obtenidos serían coherentes con el modelo binario, lo que
sugeriría que las participantes distinguirían entre las
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palabras que describen sentimientos funcionales y las
que describen sentimientos disfuncionales. No rotaremos los componentes ya que ni una rotación ortogonal
ni una rotación oblicua serviría para los supuestos de la
teoría que estamos investigando. Por lo tanto, según la
teoría, cuando se dan pensamientos irracionales, los
sentimientos disfuncionales y funcionales vienen juntos
mientras que con los pensamientos racionales los sentimientos funcionales no vienen acompañados de los sentimientos disfuncionales. Por este motivo, ni una
rotación ortogonal (que fuerce un modelo en el que los
sentimientos funcionales y disfuncionales sean independientes) ni una rotación oblicua (que asuma que los
sentimientos funcionales y disfuncionales están correlacionados) sirven para probar la teoría. En realidad, lo
mejor para la demostrar la teoría investigada es un PCA
sin rotación, que intente reducir la dimensionalidad de
una serie datos a la vez que contener la mayor cantidad
de información posible, y que compute una descripción
compacta y óptima de la serie de datos (Pedhazur y
Schmelkin, 1991). Una vez confirmados los dos componentes, se computarían por separado los resultados
totales de los sentimientos negativos funcionales y los
sentimientos negativos disfuncionales utilizando ítems
identificados en el PCA. En concreto, los sentimientos
asociados negativamente con el segundo componente
pero asociados positivamente con el primer componente se utilizarán para computar el resultado total de los
sentimientos negativos disfuncionales. Los sentimientos asociados positivamente con ambos componentes
computarán el resultado de los sentimientos negativos
funcionales. Analizaremos las relaciones entre estos
constructos en mayor detalle. Existen dos posibilidades.
La primera es que los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales se refieran al mismo constructo
subyacente de los sentimientos disfuncionales, significando un nivel elevado, o intensidad elevada, de sentimientos y sentimientos disfuncionales referidos a un
nivel bajo de dichos sentimientos; de acuerdo con este
punto de vista, se diferenciarían en términos de intensidad. Si esto es cierto, podemos esperar que estos sentimientos surjan siempre en el mismo componente del
PCA y se correlacionen positivamente con los IBs; en
concreto, un nivel alto de IBs se asociará con un nivel
alto de sentimientos negativos tanto funcionales como
disfuncionales mientras que un nivel bajo de IBs se asociará con un nivel bajo de sentimientos negativos tanto
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funcionales como disfuncionales. La segundo posibilidad es que estos dos términos hagan referencia a dos
constructos diferentes (que difieran en términos de calidad debido a su naturaleza) y que cada uno tenga tres
niveles de intensidad distintos: bajo, medio y alto. En
este contexto, si el modelo binario es correcto, los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales se
darán en dos componentes y los niveles altos de IBs se
asociarían tanto con un nivel alto de sentimientos negativos funcionales como disfuncionales mientras que un
nivel bajo de IBs irá acompañado de un nivel bajo de
sentimientos negativos disfuncionales y un nivel alto de
sentimientos negativos funcionales. Si, en este contexto, el modelo unitario del malestar emocional es correcto, los sentimientos negativos funcionales y
disfuncionales se darán en un componente y el nivel
alto de IBs se asociará con un nivel alto de sentimientos funcionales y disfuncionales mientras que un nivel
bajo de IBs irá acompañado de un nivel bajo de sentimientos negativos funcionales así como de un nivel
bajo de sentimientos negativos disfuncionales. Se utilizarán los resultados del PCA y las comparaciones entre
los grupos y dentro de ellos para comprobar estas dos
posibilidades. Los análisis correlacionales complementarán el análisis estadístico ya mencionado.
Resultados1
Por lo general, los IBs (CBS-III-SV) estaban correlacionados con el malestar emocional (POMS-SV)
(r = -0,40, p < ,05). Los niveles más elevados de malestar emocional se asociaron con niveles más elevados de
IBs. (Nótese que un nivel bajo en el CBS-III-SV representa un nivel alto de IBs).
PCA. En la primera fase, todos los ítems de las
subescalas “emocionales” del POMS-SV (tensiónansiedad, depresión-desánimo, y ira-hostilidad) y el
resultado total del CBS-III-SV se introdujeron en un
PCA. Un examen previo de la matriz de correlación
mostró que todas las correlaciones lineales eran significativas (ps < ,05), con un rango de ± 0,28 a ± 0,90. Para
simplificar la interpretación de los componentes, el proPara no extendernos, presentamos sólo los análisis y los resultados más relevantes
relacionados directamente con nuestra hipótesis. Pueden dirigirse al autor senior para
solicitar información detallada sobre el PCA o datos de más análisis.
1
2
Dos componentes adicionales tenía valores de Eigen mayores que 1. Sin embargo, no
presentaban demasiada varianza (4 y 3% respectivamente) y eran difíciles de interpretar. Por lo tanto se eliminaron de la discusión del resultado del estudio.
9
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grama estadístico se programó para eliminar cualquier
correlación inferior a 0,10. El PCA reveló dos componentes principales2. El primer componente representaba
el 50% de la varianza y se denominó “estrés general”.
Este componente estaba positivamente correlacionado
con todos los ítems de sentimientos negativos y negativamente con los resultados del CBS-III-SV (indicando
que un nivel más elevado de IBs está correlacionado con
un nivel más elevado de estrés general) (ver Tabla 1). El
segundo componente, denominado “estrés funcional”,
representaba el 12% de la varianza y estaba positivamente correlacionado con el resultado del CBS-III-SV
(indicando que un nivel más bajo de IBs está correlacionado con un nivel más elevado de estrés funcional).
La distinción entre sentimientos negativos funcionales y disfuncionales también fue examinada por consultores expertos. Cinco expertos del Albert Ellis
Institute (todos con formación como supervisor de terapias racionalemotivas y cognitivoconductuales, y con
más de 15 años de experiencia) evaluaron de manera
independiente los ítems del POMS-SV. En concreto, se
pidió a los cinco expertos que clasificaran los ítems de
sentimientos negativos como funcionales (1) o disfuncionales (0). Para considerar que un ítem cumplía un
criterio, los cinco expertos debían estar de acuerdo. Los
resultados del PCA y las evaluaciones de los expertos
se compararon y mostraron concordancia en cuanto a
los métodos de clasificación (! = 0,75; p < ,05). Los
Tabla 1. Los dos primeros componentes resultantes del análisis de componente principal
y correlaciones entre variables y componentes
Componente 1
Estrés general
50% de varianza
Decaído
Abatido
Enojado
Descontento
Tenso
Triste
Amargado
Desesperado
Incómodo
Resentido
Desanimado
,83
,82
,80
,80
,77
,76
,75
,75
,74
,71
,70
Componente 2
Componente 1
Estrés funcional
12% de varianza
,24
-,29
-,25
,32
,18
-,37
,49
-,23
-
Estrés general
50% de varianza
Crispado
Impotente
Furioso
Ansioso
Malhumorado
Nervioso
Inútil
Inquieto
Enfadado
Molesto
CBS-III-SV
,70
,69
,68
,67
,67
,66
,64
,63
,60
,58
-,42
Componente 2
Estrés funcional
12% de varianza
,45
-,51
,44
,54
-,52
,32
-,22
-,32
,29
Nota: Las correlaciones menores a 0,10 no se indican en la tabla.
Algunos ítems de sentimientos negativos estaban positivamente correlacionados con el estrés funcional mientras que otros lo estaban negativamente o simplemente
no lo estaban (ver Tabla 1). Según el modelo binario del
malestar emocional, los ítems de sentimientos negativos del POMS-SV que estaban positivamente correlacionados con el segundo componente (estrés funcional)
se definieron como sentimientos negativos funcionales;
su puntuación se sumó para computar la puntuación de
sentimientos negativos funcionales. Los ítems de sentimientos negativos asociados negativamente con el
estrés funcional se definieron como sentimientos
negativos disfuncionales; su puntuación se sumó para
computar la puntuación de sentimientos negativos disfuncionales.
10
expertos clasificaron los ítems de sentimientos funcionales y disfuncionales de manera idéntica al PCA
excepto en dos casos:(a) el adjetivo “ansioso” fue clasificado como disfuncional por los expertos mientras que
según el PCA era funcional, y (b) el adjetivo “enfadado” fue clasificado como funcional por los expertos y
según el PCA era disfuncional.
En la segunda fase de los análisis, los resultados de
las subescalas de sentimientos negativos funcionales y
disfuncionales se examinaron de dos maneras: la primera, según los resultados del PCA (ver Tabla 1): todos los
ítems negativamente relacionados con el estrés funcional (componente 2) se consideraron sentimientos negativos disfuncionales (" de Cronbach = 0,78), y los
RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 46 - 2006
RET
revista de toxicoman as
La correlación entre los IBs y la subescala de sentimientos negativos funcionales no fue significativa (p > .05).
relacionados positivamente con el estrés funcional se
consideraron sentimientos negativos funcionales (" de
Cronbach = 0,80); y la segunda, según las evaluaciones
de los expertos, excepto en los dos ítems “enfadado” y
“ansioso” de la clasificación anterior: el " de Cronbach
para la subescala de sentimientos negativos disfuncionales fue de 0,78, y para la subescala de sentimientos
negativos funcionales de 0,75.
Del mismo modo que antes, se dividió a las pacientes en pacientes con nivel alto de IBs y pacientes con
nivel bajo de IBs. De nuevo, la comparación entre
ambos grupos reveló que el nivel de sentimientos negativos disfuncionales era más alto en el grupo con nivel
alto de IBs que en el grupo con nivel bajo de IBs, t(26)
= 3.2, p < ,05. No hubo ninguna diferencia entre los
grupos en cuanto al nivel de sentimientos negativos
funcionales (p > .05). Dentro de los dos grupos, los análisis revelaron que el nivel de sentimientos negativos
funcionales era más elevado que el nivel de sentimien-
Análisis de los sentimientos negativos funcionales
y disfuncionales identificados por el PCA. La correlación entre los IBs y la subescala de sentimientos negativos disfuncionales fue de r = - 0,05 (p < ,05). La
correlación entre los IBs y los sentimientos negativos
Tabla 2. Correlaciones entre ítems de excitación (p. ej. activo, enérgico) y sentimientos negativos funcionales
y disfuncionales resultantes del PCA y de las evaluaciones de los expertos (EE)
Sentimientos negativos
disfuncionales
(PCA)
Sentimientos negativos
disfuncionales
(EE)
Sentimientos negativos
funcionales
(PCA)
Sentimientos negativos
funcionales
(EE)
Activo
,30
,30
,29
,29
Enérgico
,37
,37
,47
,48
Nota: Todas las correlaciones son significativas a p < ,05
funcionales no fue significativa (p > ,05). Para examinar estas relaciones de manera más detallada y para
seguir realizando pruebas con el modelo binario, se
dividió a las pacientes en pacientes con un nivel alto de
IBs y pacientes con un nivel bajo de IBs en función de
la media (M = 63) ± 1 SD (SD = 8) como puntos de
separación. Las comparaciones entre los grupos revelaron que el nivel de sentimientos negativos disfuncionales era significativamente más elevado en el grupo de
nivel alto de IBs que en el grupo de nivel bajo de IBs,
t(26) 3,4, p < ,05. No hubo diferencia entre los niveles
de sentimientos negativos funcionales en estos dos grupos (p > .05). Dentro de los dos grupos de IBs, los análisis revelaron que el nivel de sentimientos negativos
funcionales era más elevado que el nivel de sentimientos negativos disfuncionales tanto en el grupo de nivel
bajo de IBs, t(13) = - 3.5, p < ,05, como en el de nivel
alto de IBs, t(13) = -2,6, p < ,05.3
Análisis de los sentimientos negativos funcionales
y disfuncionales según las evaluaciones de los expertos. Con las evaluaciones de los expertos de los ítems
de sentimientos negativos funcionales y disfuncionales,
la correlación entre los IBs y la subescala de sentimientos negativos disfuncionales fue de r = - 0,43 (p < ,05).
RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 46 - 2006
tos negativos disfuncionales tanto en el grupo de nivel
bajo de IBs, t(13) = - 3,4, p < .05, como en el de nivel
alto de IBs, t(13) = - 2,9, p < ,053.
Por lo tanto, tanto si las subescalas de los sentimientos negativos funcionales y difuncionales las determinaban el PCA o las evaluaciones de los expertos, los
análisis revelaban el mismo patrón de resultados.
Análisis complementario. Para examinar el modelo
binario en en relación con la excitación, sobre la que
existe la hipótesis que está relacionada con la intensidad de los sentimientos (Schachter y Singer, 1962,
1979; Sinclair, Hoffman, Mark, Martin, y Pickering,
1994) y que está ligada de manera similar tanto a los
sentimientos negativos funcionales como a los disfuncionales (ya que ambos tiene tres niveles de intensidad:
bajo, medio, alto), seleccionamos los dos ítems POMSSV de la subescala vigor-actividad con mayor validez
de apariencia como indicadores de excitación psicológica (ver también Sinclair et al., 1994): “activo” y
“energético.” Las correlaciones entre estos dos ítems y
3
Este patrón se repitió cuando se utilizó el valor medio de la muestra como punto de
separación entre el grupo de nivel alto de IBs y el grupo de nivel bajo de IBs, en vez
de la media ± 1 SD.
11
RET
revista de toxicoman as
los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales
se presentan en la Tabla 2.
Discusión
Antes de que otras investigaciones puedan explotar
estos descubrimientos directamente, es fundamental
demostrar su fiabilidad, generalizabilidad, y solidez.
Por ejemplo, es posible que lo que parece dar soporte al
modelo binario del malestar emocional sea sólo un derivado, o un artefacto, del método (p. ej. una muestra de
pequeña). Además, estudios recientes sugieren que la
cultura tiene un papel a la hora de moldear los sentimientos y el malestar emocional. Las pacientes rumanas, por ejemplo, han mostrado diferencias con
respecto a las pacientes estadounidenses caucasianas en
toda una serie de variables psicológicas (p. ej. la noción
de bienestar) que reflejan la existencia de indicadores
culturales específicos (Frost y Frost, 2000). Estas variables pueden estar relacionadas con la distinción entre
sentimientos funcionales y disfuncionales.
Estudio 2
Para examinar la fiabilidad, la generalizabilidad y
la solidez del efecto descubierto en el estudio 1, seleccionamos una muestra de pacientes rumanas para el
estudio 2, ya que estudios anteriores (p. ej. Frost y
Frost, 2000) habían sugerido que podría existir una
diferencia importante entre las pacientes rumanas y las
norteamericanas caucasianas en lo referente a las variables relacionadas con el malestar emocional (p. ej. la
noción de bienestar). En este estudio, pretendemos probar que la distinción entre los sentimientos funcionales
y disfuncionales no es un artefacto de la metodología o
de las circunstancias culturales sino un fenómeno sólido, general y fiable.
Participantes. Se reclutó a pacientes rumanas
(n = 45) pendientes de biopsia escisional mamaria o
lumpectomía en un gran hospital de un área metropolitana en Rumania. A las pacientes no se les administraron
medicamentos hasta llegar a la sala de operaciones. Las
pacientes seleccionadas tenían 18 años como mínimo,
habían rellenado los materiales de estudio, no estaban
embarazadas y no tenían ninguna otra enfermedad
importante sin tratar. Participaron cuarenta y cinco
mujeres (el 80% programadas para biopsia escisional
mamária y el 20% para lumpectomía) que cumplían los
12
criterios que acabamos de mencionar. Sus edades estaban comprendidas entre los 19 y los 65 años (edad media
= 42,45, SD = 10,12). El 95% de las pacientes se consideraban a sí mismas de raza blanca y el 5% de raza gitana. El 62% de la muestra estaba casada y el 50% tenía
como mínimo un título universitario. No había ninguna
variable demográfica o médica que predispusiera a las
pacientes al malestar emocional (POMS-SV) (ps > ,05),
y por lo tanto no se incluyeron en análisis posteriores.
Materiales. Utilizamos los mismos materiales que
los descritos en el estudio 1. Todos los materiales se
adaptaron para la población rumana y sus propiedades
psicométricas han demostrado ser las mismas que las de
las versiones en inglés (David, 2003).
Procedimiento. Utilizamos exactamente el mismo
procedimiento en el descrito para el estudio 1.
Resultados1
Por lo general, los IBs (CBS-III-SV) estaban
correlacionados con el malestar emocional (POMSSV) (r = -0,38, p < ,05). Los niveles más elevados de
malestar emocional se asociaron con niveles más elevados de IBs. (Nótese que un nivel bajo en el CBS-IIISV implica un nivel alto de IBs).
PCA. El procedimiento fue idéntico al utilizado en
el estudio 1. El análisis de la matriz de correlación mostró que todas las correlaciones lineales eran significativas (ps < ,05), con un rango de ± 0,30 a ± 0,87. Los
resultados obtenidos mediante el PCA están representados en la Tabla 3. Como puede observarse, los resultados son coherentes con los obtenidos en el estudio 1
con una excepción importante: según el PCA, el ítem
“ansioso” parece ser disfuncional en vez de funcional.
Como en el estudio 1, la distinción entre sentimientos negativos funcionales y disfuncionales se examinó
también mediante la evaluación de expertos. Tres
expertos rumanos del Centro de terapias cognitivas y
conductuales (todos ellos supervisores de terapias
racionalemotivas y cognitivoconductuales con más de
10 años de experiencia) evaluaron de manera independiente los ítems del POMS-SV. Para considerar que un
ítem cumplía un criterio, los tres expertos debían estar
de acuerdo de su funcionalidad. Los resultados del PCA
y las evaluaciones de los expertos se compararon y
mostraron concordancia en cuanto a los métodos de clasificación (! = 0,87; p < ,05). Los resultados fueron
RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 46 - 2006
RET
revista de toxicoman as
coherentes con los del estudio 1. De nuevo, los expertos clasificaron los ítems de sentimientos en funcionales y disfuncionales de manera idéntica al PCA excepto
en el caso del adjetivo “enfadado” que fue clasificado
como funcional por los expertos y según el PCA era
disfuncional.
Análisis de los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales identificados por el PCA. La
correlación entre los IBs y la subescala de sentimientos negativos disfuncionales (" de Cronbach = 0,76)
fue de r = - 0,49 (p < ,05). La correlación entre los
IBs y la escala de sentimientos negativos funcionales
(" de Cronbach = 0,75) no fue significativa (p > ,05).
Para examinar estas relaciones de manera más detallada y para seguir realizando pruebas con el modelo
binario, se dividió a las pacientes en pacientes con
nivel alto de IBs y pacientes con nivel bajo de IBs en
función de la media (M = 65) ± 1 SD (SD = 7,4)
como puntos de separación. Las comparaciones entre
los grupos revelaron que el nivel de sentimientos
negativos disfuncionales era significativamente más
elevado en el grupo de nivel alto de IBs que en el
grupo de nivel bajo de IBs, t(23) 3,8, p < ,05. No
hubo diferencia entre los niveles de sentimientos
negativos funcionales en estos dos grupos (p > ,05).
Dentro de los dos grupos de IBs, los análisis revelaron que el nivel de sentimientos negativos funcionales era más elevado que el nivel de sentimientos
negativos disfuncionales tanto en el grupo de nivel
bajo de IBs, t(12) = - 4,3, p < ,05, como en el de nivel
alto de IBs, t(11) = -3,2 p < ,05.3
Análisis de los sentimientos negativos funcionales
y disfuncionales según las evaluaciones de los expertos. Con las evaluaciones de los expertos de los ítems
de sentimientos negativos funcionales y disfuncionales,
la correlación entre los IBs y la subescala de sentimientos negativos disfuncionales (" de Cronbach = 0,79)
fue de r = - 0,40 (p < ,05). La correlación entre los IBs
y la subescala de sentimientos negativos funcionales
(" de Cronbach = 0,76) no fue significativa (p > ,05).
Del mismo modo que antes, se dividió a las pacientes en pacientes con nivel alto de IBs y pacientes con
nivel bajo de IBs. De nuevo, la comparación entre
ambos grupos reveló que el nivel de sentimientos negativos disfuncionales era más alto en el grupo con nivel
alto de IBs que en el grupo con nivel bajo de IBs,
t(12) = 3,6, p < ,05. No hubo ninguna diferencia entre
los grupos en cuanto al nivel de sentimientos negativos
funcionales (p > ,05). Dentro de los dos grupos, los análisis revelaron que el nivel de sentimientos negativos
funcionales era más elevado que el nivel de sentimientos negativos disfuncionales tanto en el grupo de nivel
bajo de IBs, t(13) = - 3,4, p < ,05, como en el de nivel
alto de IBs, t(11) = - 2,5, p < ,053. Por lo tanto, tanto si
las subescalas de los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales las determinaban el PCA o las eva-
Tabla 3. Los dos primeros componentes resultantes del Análisis de componente principal
y correlaciones entre variables y componentes
Decaído
Abatido
Enojado
Descontento
Tenso
Triste
Amargado
Desesperado
Incómodo
Resentido
Desanimado
Componente 1
Componente 2
Estrés general
48% de varianza
Estrés funcional
16% de varianza
,79
,73
,78
,84
,80
,78
,80
,80
,76
,77
,75
,25
-,25
-,30
,42
,30
-,31
,32
-,33
-
Componente 1
Estrés general
48% de varianza
Crispado
Impotente
Furioso
Ansioso
Malhumorado
Nervioso
Inútil
Inquieto
Enfadado
Molesto
CBS-III-SV
,74
,65
,78
,77
,78
,79
,75
,68
,75
,78
-,37
Componente 2
Estrés funcional
16% de varianza
,41
-,44
-,27
,57
-,42
,28
-,35
-,25
,32
Nota: Las correlaciones menores a 0,10 no se indican en la tabla.
RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 46 - 2006
13
RET
revista de toxicoman as
luaciones de los expertos, los análisis revelaban el
mismo patrón de resultados.
Análisis complementario. Al igual que en el estudio 1, seleccionamos dos ítems del POMS-SV de la
subescala vigor-actividad con mayor validez de apariencia como indicadores de excitación psicológica (ver
también Sinclair et al., 1994): “activo” y “energético.”
Las correlaciones entre estos dos ítems y los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales se presentan
en la Tabla 4.
Discusión general
Hasta la fecha, la investigación empírica ha intentado establecer la distinción entre los modelos unitarios
y binarios del malestar emocional mediante situaciones
de estrés imaginarias (p. ej., Cramer, 1985), repetidas
verbalmente (Cramer y Fong, 1991) o rememoradas
(David et al., 2002). Por lo que sabemos, no hay ningún
estudio que haya tratado la cuestión en relación con un
factor de estrés de la vida real actual del paciente. El
presente estudio investiga la naturaleza del constructo
del malestar emocional en mujeres a la espera de cirugía mamaria. En conjunto, los resultados obtenidos fueron coherentes con el modelo binario del malestar
emocional (Ellis, 1994; Ellis y Harper, 1975) en dos
niveles. El primero, el PCA, en dos estudios separados,
que reveló en ambos dos componentes que denominamos estrés general y estrés funcional. El estrés general
estaba representado por puntuaciones elevadas en las
palabras que describían sentimientos negativos. Se asociaba con niveles elevados de IBs. El estrés funcional
estaba positivamente relacionado con una subserie de
palabras que describían sentimientos negativos funcionales y negativamente relacionado con otra subserie de
palabras que describía sentimientos negativos disfuncionales. Un nivel bajo de IBs también se asoció con el
estrés funcional. Estos resultados fueron coherentes con
la hipótesis del constructo binario del malestar emocional. Los datos indicaron claramente que las pacientes
podían diferenciar entre los términos que describían
sentimientos funcionales y los que describían sentimientos disfuncionales. Además, en ambos estudios
había un nivel más elevado de sentimientos negativos
disfuncionales en las pacientes con un nivel elevado de
IBs que en las pacientes con un nivel bajo de IBs. Los
sentimientos negativos funcionales eran los mismos en
ambos grupos. La puntuación de sentimientos negati-
14
vos funcionales era mayor que la de los disfuncionales
independientemente del grupo de IBs. Estos resultados
apoyan uniformemente el modelo binario del malestar
emocional. Es más, esta fue la conclusión tanto en la
muestra estadounidense como en la rumana, lo que
apuesta por la generalizabilidad y solidez del fenómeno.
En ambos estudios, los análisis complementarios
también apoyan el modelo binario del malestar emocional. En coherencia con los resultados publicados por
David et al. (2002), la excitación se relacionó tanto con
los sentimientos negativos funcionales como con los
disfuncionales (ver también David et al., 2004). En un
principio existía la hipótesis que la excitación estaba
relacionada con la intensidad de los sentimientos
(Schachter & Singer, 1962; Sinclair et al., 1994), pero
los datos sugirieron que la distinción entre funcional y
disfuncional no es sólo de intensidad. Deberían realizarse más estudios en el futuro para ampliar esta línea
de investigación y incluir medidas psicológicas de excitación para evaluar en más detalle estas posibilidades
(ver también Watson y Tellegen, 1999).
Es interesante destacar que en ambos estudios sólo
unos pocos ítems no fueron identificados de la misma
manera por los expertos y por el PCA. En ambos estudios, el “enfado” fue definido por los expertos como un
sentimiento negativo funcional mientras que el PCA de
las respuestas de las pacientes revelaba que su efecto
era el de un sentimiento negativo disfuncional. El descubrimiento que el enfado podía estar mejor clasificado
como sentimiento negativo disfuncional es coherente
con los resultados obtenidos por David et al. (2002),
que demostraron que el enfado estaba positivamente
correlacionado con niveles elevados de IBs. Además.
aunque la “ansiedad” fue considerada como disfuncional por los expertos, y lo es también en general en las
terapias racionalemotivas y cognitivoconductuales
(Ellis, 1994), el PCA reveló que su efecto era el de un
sentimiento negativo funcional en el estudio 1 (muestra
estadounidense) y el de un sentimiento negativo disfuncional en el estudio 2 (muestra rumana). Resulta tentador especular que el significado del término “ansioso”
pueda estar relacionado con la funcionalidad para los
individuos norteamericanos a la espera de cirugía (p.
ej., “ansioso” en el sentido de “querer acabar con ello
cuanto antes” más que el de ansiedad en sí misma)
mientras que para la muestra rumana su significado
puede ser más cercano al del término “ansiedad”. Serán
RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 46 - 2006
RET
revista de toxicoman as
lle, incluyendo análisis entre emociones específicas y
pensamientos específicos.
necesarios más estudios para clarificar este punto.
Estos resultados parecen complementar los movimientos generales en la investigación en el campo del
afecto, ya que existe mucha literatura que apoya tanto
el modelo bipolar del afecto (afecto positivo y afecto
negativo como constructos bipolares) y el modelo de
independencia del afecto (afecto positivo y afecto negativo como constructos independientes) (para más detalles y aplicaciones en estos marcos ver Russell y
Carroll, 1999). Basándonos en nuestros propios resultados y en este campo de la investigación del afecto, en
situaciones de estrés los niveles altos de IBs pueden
estar mayoritariamente asociados con los sentimientos
negativos disfuncionales, lo que significa tanto afecto
negativo/excitación elevada (p. ej. furia) como afecto
negativo/excitación baja (p. ej. depresión, sentimiento
de inutilidad), dentro de un marco bipolar del afecto
(Russell y Carroll, 1999). Esto se corresponde con un
En resumen, estos resultados dan soporte al modelo binario del malestar emocional. Por lo tanto, estos
descubrimientos tienen implicaciones teóricas y prácticas importantes. Desde el punto de vista teórico, los
resultados contribuyen a conceptualizar el análisis del
malestar emocional. Los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales pueden tener consecuencias muy
diferentes. Por ejemplo, los datos obtenidos han sido
coherentes con toda una línea de investigación en motivación (p. ej. Anderson, 1994; Harmon Jones y Milis,
1999; Yerkes y Dodson, 1908) mostrando que los niveles de excitación medios y altos (incluyendo los sentimientos negativos) pueden tener consecuencias
conductuales funcionales (ver también Ellis, 1994). Las
investigaciones futuras deberían intentar aclarar el
papel de los sentimientos negativos funcionales como
Tabla 4. Correlaciones entre ítems de excitación (p. ej. activo, enérgico) y sentimientos negativos funcionales
y disfuncionales resultantes del PCA y de las evaluaciones de los expertos (EE)
Sentimientos negativos
disfuncionales
(PCA)
Sentimientos negativos
disfuncionales
(EE)
Sentimientos negativos
funcionales
(PCA)
Sentimientos negativos
funcionales
(EE)
Activo
,34
,31
,30
,33
Enérgico
,42
,39
,43
,39
Nota: Todas las correlaciones son significativas a p < ,05.
alto afecto negativo (p. ej. furia) y un bajo afecto positivo (p. ej. depresión, sentimiento de inutilidad) en el
marco de independencia del afecto (Watson y Tellegen,
1999). Por otro lado, en situaciones de estrés, un nivel
bajo de IBs parece asociarse sobre todo con sentimientos negativos funcionales (p. ej. tristeza), lo que significa afecto negativo/excitación medio-alta en el marco
bipolar de afecto (Russell y Carroll, 1999) o disgusto en
el marco de independencia del afecto (Watson y
Tellegen, 1999).
Podemos observar que mientras los niveles altos de
IBs parecen generar sentimientos con un componente
de excitación alto o bajo, un nivel bajo de IBs tiende a
producir niveles de excitación medio-altos. Si tenemos
en cuenta la Ley de Yerkes-Dodson – el nivel óptimo de
actuación en tareas complejas es el de un nivel de excitación medio (Yerkes y Dodson, 1908) – podemos
explicar la funcionalidad de los niveles bajos de IBs y
la disfuncionalidad de los niveles altos de IBs. Estudios
futuros deberían explorar todas estas relaciones en detaRET, Revista de Toxicomanías. Nº. 46 - 2006
constructo potencialmente adaptativo. Estos resultados
también sugieren la utilidad potencial de (re)conceptualizar los modelos teóricos que los profesionales clínicos
utilizan para tratar el afecto negativo durante las situaciones de estrés. Intentar reducir el afecto negativo
como un todo puede tener más sentido que intentar
reforzar el afecto positivo durante una situación de
estrés (normalmente no se puede esperar que las personas experimenten sentimientos positivos durante una
situación de estrés); sin embargo, intentar reducir el
afecto negativo como un todo durante una situación de
estrés puede resultar inapropiado. ¿Es adaptativo sentirse neutral, calmado y relajado durante una situación de
estrés? El “afecto neutral” puede reducir los recursos
motivacionales para hacer frente al factor causante de
estrés (Anderson, 1994; Yerkes y Dodson, 1908).
¿Queremos reducir el afecto negativo como un todo
pero sólo hasta el punto que se conserve su valencia
motivacional? En ese caso, no sabemos de ningún estudio que establezca el punto por debajo del cual el afec-
15
RET
revista de toxicoman as
to negativo no debería reducirse. Los resultados presentes apoyan un modelo teórico en el que se sugiere la
reducción del sufrimiento al reducir los sentimientos
negativos disfuncionales que puede obtenerse mediante
la conservación de los recursos motivacionales para
hacer frente al factor causante de estrés manteniendo
los sentimientos negativos funcionales. Además, esto
podría explicar unos datos empíricos muy interesantes
que muestran que la depresión está asociada con la
inmunosupresión, mientras que la pena (la tristeza) no
(p. ej. Zisook et al, 1994).
Desde un punto de vista clínico, este modelo puede
tener impacto en (a) el modo en el que elmalestar emocional se trata en las intervenciones [p. ej., en situaciones de estrés los profesionales clínicos pueden centrarse
sólo en los sentimientos negativos disfuncionales (p. ej.
depresión) en vez de también en los sentimientos negativos funcionales (p. ej. tristeza] y (b) en la metodología que los profesionales clínicos utilizan para
cuantificar el malestar emocional (p. ej. debido a que
los sentimientos negativos funcionales y los disfuncionales son dos constructos diferentes, deberían cuantificarse en consecuencia a través de unidades de medida
unitarias del malestar emocional).
Sin embargo, el presente estudio también tiene
sus limitaciones. En primer lugar, estudios recientes
han hecho ver la posibilidad que los IBs y los RBs no
sean constructos bipolares sino constructos independientes (Bernard, 1998). Un nivel bajo de IBs no significa necesariamente un nivel elevado de RBs. Por lo
tanto, los resultados obtenidos en nuestro estudio
deberían confirmarse utilizando una escala de pensamientos que separare las subescalas de IBs y RBs
(p. ej. Bernard, 1998). En segundo lugar, debería comprobarse que los datos se repiten en otras situaciones
de estrés, en otras modalidades de operacionalización
de las variables dependientes (p. ej. subjetivas, conductuales psicológicas), y en grupos de participantes
mayores para confirmar la estabilidad y generalizabilidad de los descubrimientos obtenidos mediante el
PCA. De todas maneras, intentar hacer esto en el presente estudio hubiera sido prematuro debido a la falta
de apoyo empírico previo para la asunción central del
modelo binario, por la cual, gracias a los constructos
de pensamientos racionales e irracionales podemos
diferenciar entre sentimientos negativos funcionales y
disfuncionales que son cualitativamente distintos. En
16
cualquier caso, los resultados del PCA aportan algo de
seguridad en este sentido ya que son muy próximos a
los de las evaluaciones de los expertos y coherentes
con un modelo teórico previo, además de serlo en
muestras pertenecientes a dos culturas distintas. En
tercer lugar, ni este estudio ni estudios anteriores han
establecido una conexión entre reducciones concretas
de sentimientos negativos disfuncionales y posibles
efectos en la salud mental o física. De nuevo, haber
intentado hacer esto en este estudio inicial habría sido
prematuro dada la falta de apoyo empírico previo para
la asunción central del modelo binario. Por último, los
análisis suplementarios sobre las relaciones existentes
entre los sentimientos negativos funcionales y disfuncionales y los ítems de excitación deberían tenerse en
cuenta solo como preliminares ya que los ítems de
excitación no constituyen una escala psicométricamente validada en este estudio; sin embargo, el hecho
de que los resultados obtenidos mediante estos análisis repliquen los resultados de los estudios anteriores
(p. ej. David et al., 2002; David et al., 2004) es alentador de cara a mayores investigaciones acerca de
dichas relaciones.
En conclusión, los resultados del presente estudio
son coherentes con el modelo binario de la malestar
emocional (Ellis & Harper, 1975), con los análisis teóricos previos (Ellis y DiGiuseppe, 1993), análisis empíricos (p. ej. David et al., 2002; David et al., 2004), y
otras hipótesis clínicas previas (Ellis, 1994). Los resultados parecen encajar bien con los amplios marcos de la
malestar emocional y del afecto (Russell y Carroll,
1999; Watson y Tellegen, 1999). Los resultados obtenidos en el presente estudio tienen importantes implicaciones teoréticas (el modo en que se conceptualiza la
malestar emocional) y clínicas (dónde hay que centrar
las intervenciones); además, han sido los mismos tanto
en la muestra estadounidense como en la muestra rumana, lo que demuestra su solidez y generalizabilidad. Sin
embargo, es necesaria la realización de más estudios
que investiguen el modelo binario (Ellis, 1994; Ellis y
Harper, 1975) con otros factores de estrés y otras muestras para sacar conclusiones definitivas acerca de su
validez en comparación con el modelo unitario del
malestar emocional de Ellis (Ellis, 1962; Luis y Harper,
1961).
Artículo publicado en la revista J Clin Psychol, 2005.
La Bibliografía de los artículos se la pueden pedir a:[email protected]
RET, Revista de Toxicomanías. Nº. 46 - 2006
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