Purificar el corazón

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Purificar el corazón
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Evangelio según San Lucas 11,37-41.
Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su
casa. Jesús entró y se sentó a la mesa.
El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer.
Pero el Señor le dijo: "¡Así son ustedes, los fariseos!
Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están
llenos de voracidad y perfidia.
¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de
adentro?
Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.
Esta catequesis que va acompañando la liturgia de la Iglesia y
por eso hoy éste capítulo 11 del Evangelio de Lucas que nos
presenta a Jesús que continúa su viaje, su camino a Jerusalén.
Esta imagen del Evangelio de Lucas que si prestaste atención
nos va presentando a un Jesús que va subiendo a Jerusalén, va
decididamente al lugar de la Redención y Lucas sitúa en éste
contexto una serie de recomendaciones y algunos episodios de
encuentro con algunos personajes. Durante estos días sin duda
las Palabras serán muy duras y serán una exhortación a la
conversión contra los fariseos que eran buena gente,
cumplidores de la ley, deseosos de agradar a Dios en todo pero
tenían el peligro de poner todo su empeño solo en lo exterior,
de cuidar las apariencias, de sentirse demasiados satisfechos
de su propia santidad por eso los va a atacar Jesús con
Palabras que quieren llegar al corazón solamente con el deseo
que reflexionen y que cambien. Evidentemente no es solamente
el hecho de retar, de amonestar como lo hace también el Señor
con nosotros cada día. Tal vez hasta podemos pensar que no
necesariamente Jesús fue hablando así, un consejo o una
advertencia tras otra. Tal vez sea un recurso propio del
Evangelio de Lucas para que nosotros también hoy podamos
recibir ésta advertencia y podamos cambiar el corazón. Hoy la
acusación es que los fariseos cuidan lo exterior: limpiarse
las manos, purificar los vasos por fuera y descuidan lo
interior. Por dentro rebozan de robos y maldades. Lo de dar
limosna es uno de los temas en el Evangelio de Lucas muchas
veces. Dar limosna de lo de dentro. Podríamos descubrir aquí
un darse a si mismo, un dar del tiempo, de aquello que es mi
punto de interés, dar desde el corazón, con el corazón y no
solo con la apariencia exterior. Los detalles exteriores que
pueden ser legítimos y buenos sin embargo no siempre son tan
importantes como las actitudes interiores. De hecho, sobretodo
en la vida litúrgica de la Iglesia en los momentos que
celebramos nuestra vida de fe vivimos estos signos y actitudes
exteriores que son necesarias. El mismo Jesús en la Ultima
Cena en la institución de la Eucaristía deja 2 signos muy
concretos el pan y el vino. Lo que Jesús está desautorizando
es que nos quedemos con el mero formalismo, con lo de afuera,
con la cáscara, que nos contentemos con lo exterior. Jesús va
insistir tantas veces lo que va naciendo del corazón es lo que
vale. Esta Palabra que nos regala el Evangelio de San Lucas
para meditar, contemplar, escuchar, nos puede llevar a
hacernos ésta pregunta que la dejo como motivadora, como
consigna para que te animes a responderle a Jesús: Que te
preocupa el ser o el parecer en éste tiempo donde vivimos una
cultura de la imagen. Cumplir los ritos externos o la
conversión y la pureza del corazón. Podemos convertir si no
nos damos cuenta y nos dejamos interpelar por la Palabra en
una religión del deber. Tengo que hacer esto o aquello para
que Dios tenga que darme ésta bendición y nuestra vida de fe
tiene que surgir desde el amor gratuito que nos regala primero
Dios y quiere que nosotros entreguemos. Creo que cada uno de
nosotros tiene que haber pasado por la experiencia del
fariseo. Lo invitó a Jesús a comer, lo invitó a Jesús a su
vida. Cuando digo la vida del fariseo animate a poner tu
nombre. Yo Gabriel invité a Jesús a mi vida, a compartir la
mesa y como solemos decir fuimos por lana y terminamos
esquilados. Así es la presencia de Jesús que te hace caer en
la cuenta de que es lo que vale y lo que vale es lo del
corazón.
Muchas veces pensamos que tenemos que estar bien presentados
para ir a una fiesta y es así. De hecho cuanto más importante
es lo que vamos a celebrar tanto más preparamos nuestro
exterior y esto está bien si no lo hiciéramos pasaríamos a ser
hasta mal educados. Sería una falta de caridad con aquel a
quien estamos homenajeando pero la insistencia de Jesús es
porque nos fijamos tanto en la presentación exterior cuando lo
más importante es el interior sobre todo a la hora de
celebrar, de festejar, de disfrutar del amor de Dios. Tal vez
la insistencia de éste texto muy breve que hemos escuchado
está insistiendo e3n esto. Cristo que se enoja con los
fariseos porque no han sabido apreciar la belleza interior, se
han quedado en el exterior. De hecho eran muy observantes de
la ley por eso purifican los vasos por fuera y se olvidan de
lo que pasa por dentro. Si lo leemos en el contexto de la
relación que tiene siempre Jesús con los fariseos lo
entendemos. La mayoría de las veces cuando se acercan a Jesús
es para ponerlo a prueba para ver que es lo que dice, para ver
si pisa el palito en algo y se equivoca, para encontrar motivo
para después si señalarlo. Es a éste grupo a quien Jesús habla
en el Evangelio pero hoy es a cada uno de nosotros. Pedir la
Gracia de purificar el corazón. De hecho Jesús que siempre se
adelanta a nuestras necesidades y siempre se adelanta a
aquello que nos puede hacer falta nos ha dejado medios muy
claros. Cada uno de los Sacramentos es una manera de ir
purificando el corazón. Sacar del corazón aquello que no es
Dios para llenarlo de Dios, de su vida. La oración, cuanto
ayuda ir purificando éste interior de nuestro corazón. Hoy
Jesús agrega la limosna, la actitud generosa que no solamente
queda en dar lo que tiene el corazón y que lo ha recibido de
Dios. También a veces es necesario porque nos ayuda a
purificar ser generosos también con aquello que es material
porque nos ayuda a ser desprendidos y cuando somos
desprendidos de lo de afuera también nos ayuda a desprendernos
de aquello que hay en el corazón. Aprender entonces a apreciar
en el otro lo bello de su alma. Lo que está en el interior
sale y se manifiesta en el exterior. Jesús lo que va a
criticar con mucha severidad es justamente vivir la
superficialidad. Es que en la época de Jesús se le había dado
demasiada relevancia a lo exterior. La intención que los
guiaba era ser perfectos en todo pero mediante el cumplimiento
de normas simplemente. Se olvidaron del espíritu de la ley y
éstas leyes que eran tantas. Se hablaba de haber llegado a
690, 700 leyes y eran muchas para diferenciar esto: lo puro y
lo impuro. Se fueron olvidando de la intención del corazón.
Las leyes que estaban hechas para que ayuden al hombre a
encontrarse con Dios terminaron sirviendo para alejarlo de El
y asi si vamos recorriendo por el Antiguo Testamento vas a
descubrir como los enfermos fueron expulsados de las familias,
como se fue desarrollando un gran temor casi mágico frente a
aquellos que estaban impuros o por lo que tocaban o por lo que
hacían o por lo que pisaban cuando de manera descuidada
pisaban un sepulcro. La limpieza, la pulcritud se convirtió en
asunto ligado a baños rituales. Si lees y si te interesa saber
como lo vivían esto justamente es a lo que Jesús le llamó la
atención es lo que Jesús observó y es por eso también que lo
manifestó con éste gesto que hoy nos presenta el Evangelio.
Fue a propósito que no se lavó las manos, no por descuidado
porque tenía que hablar de la pureza del corazón. Esta
intención que se perdió al dar más importancia a lo exterior.
En muchas de nuestras comunidades estamos viviendo tiempos, de
comuniones, de confirmaciones. No se te ocurrió pensar que
muchas veces ante los Sacramentos, por allí también ante el
Sacramento del Matrimonio y ante el Orden Sagrado no quedamos
en lo exterior, en preparar esa fiesta, en preocuparnos que
ropa, que comida, a quienes vamos a invitar, quienes estarán
presentes en ese momento. Todo esto es muy importante pero
cuando el corazón está lleno de Dios y lo quiere compartir con
los demás. Salir desde dentro nuestro hacia los demás. Es ésta
opción que a diario se nos presenta y que Jesús
permanentemente lo fue dando en su predicación. Aquello que
también aparece en el Antiguo Testamento cuando el pueblo
tiene que ir decidiendo entre aceptar el camino de Dios, vivir
fieles a la alianza o elegir el camino que finalmente lleva
hasta la soledad o lleva a la muerte. Se hace necesario
discernir para poder escoger la forma adecuada que nos
encuentra al encuentro con Dios. Pedir ésta luz para descubrir
aquello que hoy es necesario en nuestra vida para encontrarnos
con éste Dios que viene a purificar el corazón para después
purificar la apariencia. En la búsqueda de pureza también nos
podemos engañar yendo por caminos equivocados y ahí en ese
paso vamos a necesitar tantas veces de alguien que nos ayude a
poder darlo en el sentido correcto. A descubrir lo que Jesús
tiene para decirnos. Lo ideal es aquel sacerdote con quien
habitualmente te acercas al Sacramento de la Reconciliación o
aquel que te acompaña espiritualmente o el consejo de alguna
hermana o hermano de tu comunidad que dejándose guiar por éste
Espíritu de Dios nos ayude a discernir cual es el mejor camino
, as mejores actitudes para ir purificando el corazón,
llenándolo de Dios y para que no haya espacio para otra cosa.
Ayudarnos a discernir es lo que el Evangelio le pide
justamente a éste fariseo que sea cuidadoso `de no purificar
solamente lo exterior sino que vaya purificando el corazón y
que vaya dando como termina diciendo el Evangelio más bien
como limosna lo que tienen en el corazón y lo demás será puro.
El único camino posible debe ser comenzar por lo profundo del
corazón. Hoy nos cuesta mucho hacer éste silencio interior
para descubrir aquello que el Señor va sembrando en el
corazón. Así como ayer compartíamos aquellos signos tan
sencillos de todos los días en los cuales el Señor nos va
hablando de la misma manera la continuidad de éste Evangelio
nos invita a descubrir en estos signos sencillos y concretos
lo que el Señor va pidiéndote para purificar el corazón, as
intenciones. A veces la palabra de alguien que ni conocemos
nos ayude a ir descubriendo por donde va pasando Dios y que es
lo que te va pidiendo. Hoy aparece muy claro éste tema de la
limosna. En éste pasaje nos habla Jesús que es una manera de
compartir la vida con los demás. En esto que hasta por allí ha
costado dar una buena interpretación o descubrir el sentido
profundo den más bien como limosna lo que tienen y todo será
puro. Compartir nuestra vida con nuestros hermanos, con Dios
será la manera de ir purificando el corazón. Cuanta sabiduría
la de Jesús que nos conoce y que sabe que permanentemente el
corazón tiene éstas intenciones que quieren torcer el camino o
que no nos quieren dejar ayudar, compartir, hacer un juicio
siempre generoso y misericordioso de los demás. Que actitudes
van limpiando el corazón por dentro? Cual es el paso que Dios
te está pidiendo?
Aun cuando por momentos nos puedan faltar las fuerzas o nos
demos cuenta que el pecado es más fuerte la Gracia todo lo
supera y es mucho mayor y va obrando en nosotros y nos va
dando ésta fortaleza para ser generosos en la respuesta Es que
Jesús con su Palabra y con ésta advertencia, con éste cuidado
de purificar el interior no hace más que seguir advirtiéndonos
lo importante que es que el corazón esté solamente lleno de
Dios. Sin duda que uno de los momentos fuertes que
experimentamos es cuando nos acercamos al Sacramento de la
Reconciliación allí el cambio del corazón es muy profundo.
Sabemos decir que nos sentimos más liviano pero sin duda aún
en el Sacramento de la Reconciliación hace que sintamos éste
alivio, que estamos purificados desde el corazón cuando
realmente abrimos el corazón al perdón. Debemos dar así
alabanza a Dios y desde éste corazón lleno de Dios tiene
sentido el exterior. Para ser realmente hombres de fe en
Cristo no basta entonces manifestar la fe solamente en ritos
exteriores. Nuestro cuerpo que alaba a Dios quiere ser
expresión de aquello que hay en el corazón pero que toda
actitud exterior de nuestro cuerpo cuando reza, celebra y
alaba a Dios si no es expresión de lo que hay dentro del
corazón no es más que esto que Jesús está condenando. Por eso
la Palabra de Dios que siempre interpela no se queda allá en
el pasado es hoy actual. El mismo texto de la Palabra de los
profetas nos dice: éste pueblo me honra con los labios
mientras el corazón está lejos de mi Donde está el corazón? A
lo mejor con ésta Palabra del Señor te está haciendo ver que
el corazón está un poco lejos o lleno de preocupaciones o
angustias que nada tiene que ver con el mensaje de esperanza
que te quiere dar Jesús. Hay tiempo para limpiarlo, hay tiempo
para purificarlo. Uno de los caminos la vida de los
Sacramentos. Otro de los caminos es el que hoy nos deja la
Palabra de Dios: la limosna. Este dar de aquello que tenemos
en el interior. El purificar y limpiar las vasijas porque a
veces nos acostumbramos a ser cristianos también hoy puede ser
el dejar sacudirnos por la Palabra de Dios para salir y tener
gestos concretos de generosidad. De ésta generosidad que se da
sin medida. Vivir una verdadera amistad con el Señor. Dejarnos
guiar por su Espíritu Santo. Percibir esa presencia del amor
de Dios en cada Eucaristía. Dejarnos convertir por el Señor
para iluminar el camino de nuestro prójimo, para que el otro
también pueda encontrarse con el Señor, para que el otro pueda
ser también lleno del Espíritu Santo, para que podamos
trabajar haciendo el bien a nuestros hermanos.
Cuanta tarea en éste camino de ser misioneros anunciadores del
amor de Dios. Cuanto que podemos hacer desde lo sencillo y
desde lo cotidiano.
Que ésta Palabra que el Señor nos regala en ésta mañana nos
ayude a dar con generosidad toda nuestra vida porque dando es
cuando vamos recibiendo y entusiasmando a los demás. Por allí
podés pensar en la vida de aquel santo que te ha impactado a
lo largo de tu vida, podemos pensar en aquellos que están
cercanos a nosotros y que nos están testimoniando ésta vida de
Dios Seguimos recordando a Juan Pablo II éste hombre
verdaderamente de Dios porque su corazón estaba lleno del amor
de Dios lo transmitía y llegaba al corazón de cada uno de
nosotros de los niños, de los jóvenes, de los adultos, de los
ancianos. Su presencia nos llenaba de paz. La Beata Madre
Teresa de Calcuta, también alguien en tu comunidad que te
ayuda y donde no nos quedamos a juzgar en el exterior sino que
descubrimos que su presencia, su palabra, su testimonio, su
manera de obrar es así porque están llenos de Dios
Animate a ser en medio de tu trabajo, de tu familia, de tu ir
y venir de todos los días la presencia amorosa de Dios con
gestos, palabras y actitudes.
Padre Gabriel Camusso
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