PERMANECER EN JESÚS (II) (La obra del Espíritu Santo) Juan 15:18-16:15 V.C. 15:26,27 “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.” En la parte 1, aprendimos cómo debemos permanecer en una relación personal con Jesús y con otros a través de amar unos a otros. Ahora en la parte 2, queremos hablar acerca de nuestra relación con el mundo-de servir al mundo con el amor de Dios. Para hacerlo, necesitamos entender dos verdades: (1) por qué el mundo nos odia; y (2) cómo el Espíritu Santo nos ayuda. Primero, ¿por qué el mundo nos odia? Los versículos 18-19 dicen: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuereis del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.” Aquí, “el mundo” se refiere al mundo incrédulo sin Dios. Éste es gobernado por satanás, el príncipe de este mundo. Si nosotros lleváramos una vida comprometida con el mundo, no seríamos perseguidos. Pero, si queremos llevar una vida piadosa en Jesucristo, seremos perseguidos por la gente impía (2 Timoteo 3:12). Nuestros misioneros constantemente se enfrentan al peligro cuando predican el evangelio. En los países musulmanes y comunistas, hay riesgo de que sean encarcelados o deportados. Aún en los Estados Unidos, nos enfrentamos a la persecución por nuestra postura en contra de la inmoralidad. En el mes pasado, la suprema corte de EE.UU. declaró legal la unión homosexual. Los cristianos que dicen que la homosexualidad es un pecado son etiquetados como “anti-gay”, “homófonos” y “fundamentalistas odiosos”. Pero, no debemos comprometernos con el mundo. No debemos esperar que el mundo nos acepte. Debemos recordar que Jesús, nuestro maestro, también fue odiado por la gente impía. Como ellos odiaron a Jesús, también van a odiarnos. Si ellos persiguieron a Jesús, también van a perseguirnos. Si ellos obedecieron la enseñanza de Jesús, también van a obedecer nuestras enseñanzas y vivir como creyentes remanentes de Dios. Jesús vino y reprendió a la gente por su pecado. Pero, ellos rechazaron arrepentirse porque amaban sus malas acciones. Por eso, ellos no tienen excusa. Su odio cumplió la Escritura – ellos odiaron a Jesús sin razón (25). ¿Qué significa la persecución para nosotros? La persecución es como un viento fuerte. Cuando un viento fuerte se levanta, los árboles jóvenes se mueven hacia delante y atrás. Pero, a causa del viento fuerte, el árbol tiene sus raíces profundas en la tierra. Del mismo modo, las persecuciones son imprescindibles para nuestro crecimiento espiritual. Ellas nos hacen más fuertes. En medio de la persecución, ¿deberíamos retroceder o renunciar a la vida de misión? No. Jesús quiere que llevemos la misión de Dios. Jesús quiere que nosotros testifiquemos positivamente acerca de Jesús en medio de persecución. Entonces, ¿cómo podemos hacerlo? Segundo, cómo el Espíritu Santo nos ayuda. Con el fin de ayudar a los discípulos que testificaran de Jesús, Jesús les prometió enviar el Espíritu Santo. Miren los versículos 26-27: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.” Jesús les presentó a los discípulos el Espíritu Santo como el Abogado en el capítulo 14. En griego, la palabra “abogado” es “paraklaytos” y significa el defensor, consejero, ayudante, intercesor y animador. El prometió enviar el Espíritu Santo, la misma presencia del Cristo, para que estuviera con ellos. La partida de Jesús no era una separación eterna sino una nueva unión con ellos. Jesús no los dejó como huérfanos. El Espíritu Santo moraría siempre con ellos. Cuandoquiera que necesitemos la ayuda, el Espíritu Santo nos ayuda. Cuando necesitamos coraje, sabiduría, consuelo o amor, el Espíritu Santo nos da coraje, sabiduría, consuelo y amor. Cuando somos acusados por satanás, Él nos defiende. En 15:26, Jesús promete que el Espíritu Santo ayudaría a los discípulos para que testificaran al mundo. Ellos son muy débiles para llevar la obra evangelizadora por ellos mismos porque la persecución es demasiado fuerte. 16:1-2 muestra que la persecución no se trata sólo de ser burlado o ridiculizado sino ser expulsados de su comunidad y aún ser asesinados. Si un musulmán se convierte al cristiano, su familia hace un funeral para decir que él está muerto para ellos. Jesús nos dice de esto para que cuando sea el tiempo, podamos recordar sus palabras y no tropezar sino mantener nuestra fe. Hasta ahora, Jesús cuidó a sus discípulos como el buen pastor. Pero, ahora, Jesús iba al Padre. Cuando ellos escucharon que Jesús se iba, ellos debían alegrarse pero se llenaron de aflicción. Fueron como niños pequeños que se separaban de sus padres. Pero el que Jesús se fuera era para su bien, porque iba a enviar al Espíritu Santo. ¿En qué aspecto era bueno para ellos el que Jesús se fuera? Aunque Jesús era el Hijo de Dios, era limitado en tiempo y en espacio, porque estaba vestido de carne. El Espíritu Santo, sin embargo, no está limitado por el tiempo ni el espacio, por lo que podía estar con ellos siempre. También, Jesús quería que sus discípulos no dependieran en Jesús visible, sino en el Espíritu Santo. Mientras que ellos dependieran en Jesús visible, ellos seguirían siendo débiles e impotentes. Pero cuando ellos dependieran en Espíritu Santo, ellos serían grandes líderes que cambian el curso de la historia de la humanidad. ¡Gracias a Dios por darnos el Espíritu Santo para que podamos depender siempre en él! Miren los versículos 8-11. Jesús les enseñó cómo el Espíritu Santo trabajaría cuando llevaran el ministerio del evangelio. Miren el versículo 8: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.” Aquí la palabra ‘convencerá’ en griego es el-eng-kho, es un término legal. En otras versiones traducen ‘condenar’. El Espíritu Santo condena la maldad del mundo por causa del pecado, justicia y juicio. Con respecto al pecado, porque la gente no cree en Jesús. Cuando la gente piensa sobre el pecado, tienen un concepto moral, como adulterio y asesinato. Pero es solamente un producto del pecado. La raíz del pecado es la incredulidad en Jesús, quien es el único camino a Dios. Pero la gente no considera que sea un pecado serio el no creer en Jesús. Piensan que creer en Jesús es una opción. Sin embargo, este es el origen fundamental del pecado. Así que el Espíritu Santo condena al mundo por su pecado de incredulidad hacia Jesús. Cuando conocemos esta verdad, podemos arrepentirnos de nuestros pecados y aceptar a Jesús como Jesús como nuestro salvador. (1 Co. 12:3). También, el Espíritu Santo condena al mundo sobre su justicia. Justicia significa tener una buena relación con Dios. La gente del mundo no sabe cómo tener una buena relación con Dios. Cada persona tiene su propia justicia. Ellos piensan que su propia justicia es correcta, basados en su propio estándar. Pero la auto justicia es como trapos de inmundicia a la vista de Dios (Is. 64:6). Es el peor de los pecados porque nos hace ser orgullosos, sin reconocer que son pecadores delante de Dios. El Espíritu Santo testifica que la muerte de Jesús, la resurrección y la ascensión prueban que Jesús es la justicia de Dios (Rom. 10:4). Y el Espíritu Santo condena al mundo con juicio. Hasta la venida de Jesús, Satanás tenía a la gente bajo su poder de pecado y muerte. Satanás hizo que los hombres sufrieran de ansiedad, odio, y miedo a la muerte. Pero Jesús destruyó a Satanás a través de su muerte y resurrección. A través de esto el Espíritu Santo testifica que Satanás ha sido condenado. Ahora tenemos victoria sobre Satanás y podemos disfrutar de paz y libertad en Jesús. Cuando testificamos sobre Jesús, el Espíritu Santo condena a la gente para que puedan arrepentirse de su pecado de incredulidad, su pecado de justicia propia, y por vivir bajo el domino de Satanás, y para que puedan venir a Jesús. Ésta es la obra del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el personaje principal de la obra del evangelio. Cuando leemos en el libro de los Hechos, el Espíritu Santo enseñó a los discípulos, les protegió y les guio. Cuando llevamos a cabo la misión de Dios, todo lo que tenemos que hacer es depender en obediencia y seguir al Espíritu Santo. A veces, cuando compartimos el evangelio, nos sentimos impotentes para poder persuadir a la gente a creer en Jesús. Pero cuando dependemos en el Espíritu Santo con oración, el Espíritu Santo trabaja en el corazón de la gente. Otro nombre del Espíritu Santo es el Espíritu de verdad. El versículo 13, dice: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” El mundo está lleno de mentiras y decepciones. La cultura mundanal se vuelve más y más distanciada de la verdad. En este mundo no es fácil para nosotros seguir la verdad. Somos débiles y vulnerables ante la tentación del mundo. Pero no necesitamos preocuparnos, porque el Espíritu Santo nos guía a la verdad. El Espíritu Santo también nos habla sobre la gloria segunda venida de Jesús (13). Lean el versículo 14a: “Él me glorificará…” Hoy algunas personas piensan que el Espíritu Santo es meramente una experiencia mística. Pero cuando hablamos del Espíritu Santo separado de Jesús, estamos complemente desviados. El Espíritu Santo es Cristo-céntrico. Él testifica y glorifica a Jesús. A través del Espíritu Santo podemos conocer a Jesús íntimamente, y crecer siendo como Jesús. Personalmente, crecí en una familia cristiana nominal. Íbamos a la iglesia cada domingo. Pero no recibía ninguna persecución del mundo, porque seguía la base de la cultura del mundo. En los primeros años de la licenciatura, fui invitado al estudio bíblico por Misionero Paul Chin. A través de Romanos capítulo 1, el Espíritu Santo me regañó por mi pecado de justicia propia. Pensé que era moralmente una buena persona. Pero el Espíritu Santo me guio a la verdad. Me vi a mí mismo como un vil pecador en el que no había nada de bueno en mí. Me arrepentí y acepté a Jesús como mi Salvador y mi Señor. Tome la decisión dedicar mi vida a seguir a Cristo. Entonces las persecuciones comenzaron. Mis amigos del mundo comenzaron a decir que era un ‘Jesúsfenómeno’. Mis padres pensaron que estaba mal de la cabeza porque iba a la oración a las 6 de la mañana. Ellos me preguntaron: “¿A quién vas a orar? ¡Dios todavía está dormido!” Pero el Espíritu Santo estaba conmigo. Como Abogado, me fortaleció, me animó, y me ayudó a testificar acerca de Jesús en medio de la persecución. Dios bendijo mi vida centrada en la misión de alimentar a las ovejas de Jesús. Dios me bendijo casándome con la más hermosa mujer de Dios, Misionara Sarah, y tengo tres hijos. Ester, Eunice y Daniel. Dios creció a Jason Sobora para que sea un discípulo comprometido con Jesús y un maestro de la Biblia. Dios le bendijo para que estableciera una iglesia hogareña con Priscilla para servir la obra en campos. El Espíritu Santo está guiando mi vida para dar testimonio sobre Jesús en ésta generación. El versículo 33, Jesús dice: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” A través del Espíritu Santo podemos compartir la victoria de Jesús. Oro que Dios nos bendiga para que dependamos en el Espíritu Santo, para que podamos servir al mundo con el amor de Dios.