TEMA 4 punto 2 EL DIBUJO

Anuncio
 2. EL DIBUJO
2.1.
LA IMPORTANCIA DEL DIBUJO INFANTIL
Para los niños en sus diferentes etapas, el arte y dibujo es un medio de expresión que
aporta grandes beneficios a su desarrollo. El dibujo y la pintura facilita y permite que el
niño mejore su psicomotricidad fina, su escritura y lectura, que desarrolle su creatividad y
aumente la confianza en sí mismo. Además es un excelente medio para que exprese sus
sentimientos, emociones y sensaciones; contribuyendo a la formación de su personalidad
y madurez psicológica.
El dibujo infantil es una actividad artística que puede ser vista y evaluada desde diversos
ámbitos, es una herramienta de trabajo que puede aportar a los agentes de atención a la
primera infancia, datos exploratorios, revelándonos información que no está a simple
vista. Es considerado como un lenguaje exquisitamente rico y singular, con el poder de ir
más allá del verbo hablado, por lo que tiende a ser para el niño una forma de expresión y
pensamiento. El dibujo es descubierto por los niños cuando están muy pequeños y junto
al juego se convierte en un modo natural de expresión. En tal sentido el dibujo viene a ser
uno de los indicadores de lo que le está pasando a un niño en su proceso de desarrollo.
Los dibujos elaborados por los niños son mucho más que trazos, colores y
representaciones, representan un factor esencial en el desarrollo del niño y son un medio
de expresión no verbal, ya que a través del dibujo buscan decirnos cosas que tal vez
verbalmente no puedan expresar.
Cuando un niño hace un dibujo su mente está abierta a transmitir procesos cognitivos,
emocionales y psicomotores, por lo que debemos aprender a leer entre líneas, sin
embargo su apreciación dependerá de la oferta de diversas experiencias, cognitivas
como; viajes, paseos, cuentos, películas, fotografías, texturas, etc., como parte de estas
experiencias no podemos dejar de un lado las emociones en donde el reconocimiento de
un adulto significativo y el amor juegan un papel fundamental para el niño.
2.2.
ETAPAS DEL DIBUJO INFANTIL.
El dibujo evoluciona al mismo tiempo que las niñas y los niños, siendo al principio un
garabato carente de sentido, hasta llegar a dibujos muy completos y elaborados. Es un
elemento vital para el desarrollo del niño y la niña, puesto que con el dibujo se desarrollan
aspectos como la psicomotricidad, la creatividad y la expresividad; se crean las bases
para la escritura, e incluso ayuda a desarrollar su personalidad.
Los dibujos de las niñas y los niños, pasan por etapas desde que son capaces de sujetar
un lápiz, hasta que definen su estilo de dibujo y perfecciona su técnica con 14 años. En
este caso, solo se trabajara en las dos primeras etapas, las más importantes en su
desarrollo. A partir de esas dos etapas, los dibujos tendrán formas reconocibles y su
evolución se centrará más en su técnica y mejora, convirtiéndose ya, en dibujos adultos.
2.2.1. ETAPA DEL GARABATO EN LOS NIÑOS DE 2 A 4 AÑOS
En esta etapa, que dura desde los 2 años hasta los 4 años, el bebé pasa por diferentes
fases, pero en todas ellas no hay intención de representar nada, simplemente el pequeño
traza y disfruta con el movimiento.
2.2.1.1.
GARABATEO DESCONTROLADO EN LOS NIÑOS
Con 2 años, el bebé empieza a dibujar sus primeros trazos, pero aún no sabe que puede
dominar esos trazos y hacer con ellos lo que quiera. Se despista con facilidad y no
siempre mira al papel mientras dibuja, por lo que tan sólo estará unos pocos minutos
dibujando. En esta etapa los garabatos no pretenden representar nada, sino que sirven
para el desarrollo motor del niño, siendo una actividad física más que psicológica. El bebé
comprende que dibujar es algo agradable y cada vez disfruta más con el movimiento.
2.2.1.2.
GARABATEO CONTROLADO EN LOS NIÑOS
Sobre los 30 meses, el niño empieza a darse cuenta de que hay cierta relación entre los
trazos del papel y sus movimientos, por lo que garabatea con más entusiasmo e intenta
variar sus movimientos. El niño empieza a desarrollar su capacidad mano-ojo y a
situar sus dibujos en un espacio. Los colores aún no tienen importancia, puesto que
sigue siendo una etapa muy física.
2.2.1.3.
GARABATEO CON NOMBRE EN LOS NIÑOS
Entre los 3 y 4 años comienza una nueva etapa de mucha importancia en el desarrollo
del niño. Ahora empieza a dar significado a sus dibujos ("Éste soy yo jugando", "He
dibujado a mamá y a papá paseando conmigo"), aunque nosotros no podamos reconocer
nada.
El pensamiento del niño está cambiando, pues ahora es capaz de controlar sus
movimientos y dibujar lo que pretende. Dedica más tiempo a sus dibujos y sus garabatos
cambiarán de forma notable. Ahora están mejor distribuidos en la página y a veces incluso
intentará escribir cosas.
En esta etapa es vital que el adulto no dé a conocer su versión del dibujo. Hay que dejar
que el niño nos cuente lo que dibuja y dejarlo terminar, para no cambiar lo que está
pensando. Empieza a utilizar los colores de forma intencionada, aunque eso no significa
que coloree los objetos con el color que les corresponde, sino que lo hará con el que a él
le apetece.
2.2.2. ETAPA PREESQUEMÁTICA EN LOS NIÑOS DE 4 A 7 AÑOS
Desde los 4 años hasta los 7 años, el niño alcanza la cumbre de la evolución de su
garabateo. Ahora los trazos tienen formas reconocibles y normalmente lo más dibujado
serán figuras humanas.
Ahora, mejor que nunca, pueden apreciarse pequeños matices con los que podremos
comprender varios aspectos de su vida, desde la situación familiar hasta traumas. Los
colores van siendo cada vez más fieles a la realidad, aunque como en la etapa anterior
muchas veces simplemente escoge el color que le apetece según lo que quiere expresar.
Sus dibujos son mucho más ordenados, les dedicará más tiempo y será más constante en
su tiempo de dibujo, sin apenas distracciones.
2.3.
QUE COMUNICAN LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS A TRAVÉS DE CADA
DIBUJO
2.3.1. LA FIGURA HUMANA
•
Entre los tres y cuatro años la niña y el niño va depurando sus dibujos. La figura
humana evoluciona de un simple humanoide con piernas y cabeza a una figura
más completa en las que ya se han incorporado el cuerpo y los brazos. La cabeza
con frecuencia aparece muy grande al igual que los ojos. En los niños más
detallistas puede que también se incorpore el pelo como un elemento más.
•
Estamos ya en los cinco años. Las diferentes estructuras cognitivas han ido
madurando y el dibujo es una más de las facetas en el que el niño ha progresado.
Ahora la figura humana es perfectamente identificable y presenta la mayoría de los
elementos principales: Cabeza, cuerpo y extremidades superiores e inferiores. En
la cara pueden observarse los ojos y la boca. La nariz y las orejas suelen tardar un
poco más. La presencia del cabello es también habitual. Además aparecen otros
aspectos importantes: la diferenciación. Cuando se pintan varias figuras
humanas, el niño es capaz de pintar en cada una de ellas rasgos diferenciales
(más grande, más pequeño, con pelo, sin pelo, alegre, con algún objeto en la
mano, etc.). Este detalle es importante dado que es un síntoma de creatividad y de
capacidad de observación del entorno.
2.3.1.1.
ASPECTOS A EVALUAR EN LAS PRIMERAS ETAPAS
Desde el mismo inicio del garabato podemos analizar diferentes aspectos, si bien, cuando
el dibujo toma una especial relevancia en la evaluación es a partir de los 4 - 5 años,
momento en el que está consolidado.
Sus dibujos permiten aproximarnos a su interior, saber si está pasando un mal momento o
sus capacidades se desarrollan al ritmo esperado. Psicólogos utilizan una serie de test
basados en el dibujo infantil en niños a partir de los 4-5 años, con el fin de explorar su
mundo interior. Sin embargo, es importante que los agentes que atiende a la primera
infancia, conozcan señales de alerta, sin dejar de tener en cuenta que solo una persona
especializada, puede interpretar los dibujos siguiendo protocolos establecidos para ese
fin. Aparte de eso, es necesario tener en cuenta que un dibujo es importante pero no
define todo. Es una expresión de sentimientos y deseos que pueden ayudar a saber, por
ejemplo, cómo se siente el niño respecto a su familia, su escuela, etc. A través de los
dibujos de los niños se pueden observar detalles que a una persona mayor le puede
pasar inadvertidos. Así, el dibujo puede ser, en la infancia, un canal de comunicación
entre el niño y su mundo exterior, la primera puerta que el pequeño abra a su interior. Sin
embargo, no hay que olvidar que son pautas puramente orientativas.
A continuación se exponen algunos de los elementos que pueden ser susceptibles de
observación y evaluación en las primeras etapas del niño.
EL MODO EN QUE COGE LOS LÁPICES.
Lo hace de forma tranquila o lo agarra fuertemente. Su trazo será seguramente aún torpe
pero si los agarra de forma forzada puede ser un indicador de tensión. Es aconsejable
que le indiquemos tranquilamente como debe cogerlos, pero dejándole cierta libertad en
sus primeros encuentros con el papel para que vaya experimentando.
LA MIRADA Y LA ACTITUD.
¿Disfruta el niño con la actividad? ¿Solicita los lápices?
Debemos verificar si está pendiente de lo que hace fijando la mirada en el papel o
simplemente se limita a hacer movimientos con el lápiz sin prestar atención. En éste
último caso deberíamos intentar corregirle y que atendiera visualmente a lo que está
haciendo. Si no está motivado para pintar mejor dejarlo para otro momento. No forzarlo.
Una inclinación natural hacia el dibujo es buen indicador de la capacidad de aprendizaje
posterior.
EL ESPACIO QUE OCUPA.
Ver el espacio que ocupa en el papel puede darnos algunas pistas. En general ocupar
todo el espacio se asocia a confianza, seguridad, ganas de explorar el entorno, etc.
Cuando el espacio ocupado se reduce a alguna zona en concreto o los garabatos son
pequeños se interpretaría en sentido contrario, es decir, timidez, retraimiento, introversión.
EL TRAZO.
Un trazo firme, seguro y estable al hacer el garabato puede significar soltura de
movimientos, ganas de explorar, de experimentar, buena predisposición al juego, a
aprender, etc. Si el trazo se efectúa con exceso de presión o velocidad puede ser un
indicador de impulsividad o falta de control.
FORMA.
En general, los niños empiezan dibujando formas rectilíneas para progresivamente
incorporar las formas onduladas. Una vez pasada la etapa de los primeros garabatos,
cuando se empieza a adquirir un poco de destreza con el dibujo, las líneas rectas largas
trazadas de esquina a esquina del papel, en especial las ascendentes, pueden ser
indicadores de cierta agresividad hacia el exterior o falta de control de impulsos. Por el
contrario, los trazos con predominio de las formas onduladas o redondeadas son propios
de niños con mayor control sobre sí mismos y quizás de mayor complicidad afectiva con
las figuras de apego.
LOS COLORES DEL DIBUJO.
El rojo representa la vida, el ardor, el activo; el amarillo, curiosidad y alegría de vivir; el
naranja, necesidad de contacto social y público e impaciencia; el azul, la paz y la
tranquilidad; el verde, cierta madurez, sensibilidad e intuición; el negro representa el
inconsciente; el marrón, la seguridad y planificación. Es necesario añadir que el dibujo de
un solo color puede denotar pereza o falta de motivación. El dibujo que se colorea negro o
de colores oscuros puede denotar depresión.
Esas pautas son simplemente unas pinceladas dentro del gran mundo que es el dibujo
infantil. No debemos generalizarlas. Cada niño es un mundo, así como las reglas de
interpretación del dibujo infantil. Si con el dibujo se observan signos de alarma, el niño o
niña debe ser remitido al profesional.
El que el niño o la niña realice sombreados, raye o tache sobre el dibujo, es un signo de
alarma de conflictos, ansiedad, temores, miedos…,
2.3.2. EL DIBUJO DE LA FAMILIA
El dibujo de la familia se puede utilizar para obtener información sobre el estado de ánimo
del niño. Sus dibujos dan pistas sobre su personalidad y sus carencias afectivas. Permite
la expresión de tendencias inconscientes de los niños, en cuanto a los sentimientos hacia
los suyos y la situación en que se coloca a sí mismo en la familia.
Es importante prestar atención al niño mientras dibuja la familia, sin que el niño se sienta
muy observado, tener en cuenta detalles de interés como posibles pausas, errores,
actitud, etc. También el orden en el que va pintando los diferentes personajes.
Averiguar cuál es el personaje que ha dibujado primero y el que ha dibujado el último, si
se muestra rápido y seguro a la hora de dibujar los personajes, y cuántas correcciones y
borraduras se notan en la hoja al final. Todas estas señales indican el nivel de familiaridad
que el niño tiene con la persona dibujada.
Se pueden hacer preguntas como:
a) ¿Dónde están? ¿Qué ocurre?
b) Quien es cada personaje (padre, madre, hermano...)
c) ¿Cuál es el más bueno? ¿Cuál es el menos bueno?
d) Con cuál de ellos te lo pasas mejor
e) Con quien te gusta estar menos
f) Cuál de ellos está más triste y porqué, etc...
2.3.2.1.
ASPECTOS A EVALUAR EN EL DIBUJO DE LA FAMILIA
ORDEN EN EL QUE SE HAN PINTADO LOS PERSONAJES
Generalmente, el personaje pintado en primer lugar es el de admiración e identificación
del niño. Suele ser la figura con mayor vínculo afectivo (normalmente madre). Por ello es
muy importante estar pendiente del orden cronológico en el que se van dibujando los
diferentes personajes. Cuando alguno de ellos es dibujado alejado del grupo puede
significar deseo de apartarlo o alejarse de él. Puede ser que le tenga cierto temor (padre)
o que simplemente le tenga celos (hermano). A veces ocurre que es el propio niño quien
se pinta alejado del grupo. En estas ocasiones podemos sospechar que se producen
ciertos conflictos dentro de la familia y que el niño toma una distancia prudencial. Cuando
el niño se dibuja a sí mismo en primer lugar: se asocia a cierto egocentrismo,
dependencia, necesidad de ser tenido en cuenta, miedo a la separación (necesita
asegurar su proximidad a la familia).
LAS DISTANCIAS ENTRE PERSONAJES
La distancia entre el dibujo del propio niño y los diferentes personajes nos dará una idea
de la distancia afectiva entre los mismos. A mayor distancia física, mayor distanciamiento
afectivo. Las figuras que son percibidas con mayores vínculos afectivos son los más
próximos (normalmente los padres). Cuando los hermanos se sitúan alejados del núcleo
familiar o simplemente se omiten del dibujo, puede ser un síntoma de celos. Una familia
que se dibuja con sus personajes agrupados suele mostrar una familia unida con buenos
vínculos de comunicación. Si están unidos cogiéndose las manos, el niño puede expresar
su voluntad de que permanezcan unidos. Si contrariamente, los personajes se muestran
dispersos en el papel es síntoma de distancia afectiva y poca comunicación.
OMISIÓN DE ALGUNA DE LAS FIGURAS (PADRE, MADRE, ETC.)
Omisión del propio niño: Baja autoestima, poca identificación con el núcleo familiar o
sentimientos de exclusión del mismo. Temor a algunos de los personajes próximos que se
asocian a la familia.
Omisión del padre (madre o hermano): Se asocia con el rechazo a los mismos. Puede
tener (según circunstancias del caso) el significado de celos (p.e. hacia un hermano
pequeño) o también de temor o miedo hacia la figura omitida. El niño expresaría así
inconscientemente su voluntad de alejar al personaje tanto física como emocionalmente.
NEGARSE A DIBUJAR A LA FAMILIA
Con cierta frecuencia, a algunos niños les cuesta dibujar a su familia. Según la edad,
pueden manifestar que carecen de habilidad con el lápiz y temen que les quede mal. Si
una vez tranquilizados al respecto siguen insistiendo, hay que valorar la posibilidad de
problemas familiares y un cierto bloqueo e inhibición a dar detalles al respecto.
Descargar