1 JESÚS Y LOS RELIGIOSOS (Juan 5: 16

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JESÚS Y LOS RELIGIOSOS
(Juan 5: 16-47)
INTRODUCCIÓN.Una de las características del Evangelio de San Juan, comparándolo con los otros tres evangelios es
que, en el de Juan hay mucho más discurso de Jesús y en los tres sinópticos hay más descripción de
acontecimientos, y menos discurso. Esto hace, que para muchas personas resulte más difícil de
seguir el de Juan, ya que el discurso es más difícil de seguir que el acontecimiento o el suceso. Pero si
lo entendemos, el discurso resulta más claro, rico e inspirador.
En el título del tema de hoy aparece el término ‘religiosos’. Esto también requiere algunas palabras
de aclaración. Originalmente la palabra religión tiene el sentido de religar o relacionar a los hombres
con Dios. Y en este sentido es un término positivo. Pero en el título de esta predicación, ‘los
religiosos’ se refiere a estos judíos, mayoritariamente fariseos, que practicaban mucha religión y eran
escrupulosos de conciencia, según sus normas, pero realmente estaban desligados de Dios. Tan
desligados de Dios estaban, que crucificaron a Jesús porque no se ajustaba a sus normas religiosas.
Por extensión, religiosos podemos llegar a ser todos cuando anteponemos nuestras normas o
creencias religiosas al mensaje y la persona de Cristo.
Hemos de entender cómo funcionaban estos hombres religiosos. Mat. 15: 2-3; 7-9; 15-16
El mayor conflicto humano o controversia de Jesús fue con los religiosos de su tiempo. Los pecadores
más evidentes dieron a Jesús mejor acogida que los religiosos. Y el pasaje que acabamos de leer trata
de este conflicto.
Tras realizar la sanación del inválido en Betesda los judíos se le echan encima a Jesús porque el
milagro había sido hecho en sábado, lo que chocaba con alguna de sus normas religiosas. (En sábado
no podía alguien llevar su propia camilla a cuestas). Y aún más porque se hacía igual a Dios, lo que
para ellos era una blasfemia tremenda. “Así que los judíos redoblaban sus esfuerzos para matarlo,
pues no sólo quebrantaba el sábado sino que incluso llamaba a Dios su propio Padre, con lo que Él
mismo se hacía igual a Dios”. (Jn. 5:18)
Desde los vs. 19 al 40 Jesús les transmite paciente y amorosamente palabras que expresan su
identidad total con el Padre lo cual se expresa de manera concluyente en los v. 21-23 (leedlos).
Expresa la capacidad en sí mismo de dar vida a quien quiere y de hacer juicio, cosas que sólo hace
Dios.
En los vs. 38-47 Jesús les dice lo que pasaba en su interior y por lo cual no podían creer en Él.
En todo ello entraremos con más detalle ahora, pero a vista de pájaro vemos lo amoroso, pero
también lo contundente que es Jesús en su conversación con estos religiosos.
I.- CÓMO ACTUA JESÚS HACIA LOS JUDIOS RELIGIOSOS.No sé si os pasa a vosotros, pero a veces después de un conflicto con alguien se queda uno atrapado,
pensando y sintiéndose bien o mal en función de cómo ha ido el conflicto. E incluso puede uno
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pensar si le hubiera dicho esto o aquello. Yo recuerdo de mis tiempos jóvenes algunos de estos
conflictos que me llevaron a rumiar todo aquello durante bastante tiempo.
Pues bien, algo que a mí me sorprendió de Jesús es cómo Él podía continuar haciendo lo que tenía
que hacer, como si nada, después de uno de estos debates conflictivos con los fariseos. En algún
momento comprendí que la razón de ello es que Cristo se alimentaba del amor y de la comunión con
su Padre, no del triunfo o del fracaso en hacer que creyeran en Él.
Por eso vemos aquí a Jesús, que aún ante quienes redoblan sus esfuerzos por matarlo, se centra en
comunicarle verdades que pueden salvarlos. Hay tres cosas que sobresalen en este texto y que
empiezan con ‘de cierto de cierto os digo’ (RV). Es lo que se suele llamar el doble amén arameo y que
viene a significar ‘os digo solemnemente’; o ‘ciertamente os aseguro’ (NVI). Esta expresión significa
que lo que se va decir a continuación tiene una extraordinaria importancia y antes de pronunciarla se
toma esa posición de solemnidad.
El primer ‘ciertamente os aseguro’ se extiende desde v. 19 al 23. (Leedlos) La idea central es que, en
esa relación de amor preexistente entre el Padre y el Hijo, el amor del Padre hace que le muestre
todo lo que hace (v.20). Y el Hijo tiene poder en sí mismo para hacer lo que ve del Padre. Las dos
cosas que hace son:
a) Dar vida a quien le place, a quien quiere (v. 21)
b) Todo el juicio lo ha dado al Hijo. El Padre no lo hará, para que honren al Hijo como al
Padre. (v. 22-23)
Con esto les está diciendo a los judíos que o se acercan y creen en Él o están alejados del Dios que
dicen defender.
El segundo ‘ciertamente os aseguro’ es el del v. 24. “Ciertamente os aseguro que el que oye mi
palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte
a la vida” (v. 24) La solemne afirmación, y todavía más dicha a quienes desean matarle, es
extraordinaria: si crees de verdad en quien me envió y eso se transforma en que das atención a mis
palabras entonces tienes vida eterna. Y no pasarás por la condenación porque acabas de pasar de
muerte a vida. Es un texto que decimos frecuentemente a quienes se acerca al Señor buscando
salvación. Pero es todavía más impresionante que Jesús lo esté diciendo a quienes quieren matarlo.
El tercer ‘ciertamente os aseguro’, en el v. 25 reafirma y aclara lo dicho en el 24. “Ciertamente os
aseguro que ya viene la hora, y ha llegado ya, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los
que la oigan vivirán”. (v. 25) Es decir, ahora es el momento en el que lo voz de Dios, la palabra de
Dios, que es viva y poderosa y más cortante que cualquier espada de dos filos pueda ser oída por los
muertos espirituales, que son todas las personas sobre la tierra, y los que la oigan vivirán. Se nos
afirma, por tanto, que antes de llegar a recibir esta vida, estamos muertos espiritualmente, es decir,
separados de Dios. Y también se afirma que podemos oír la voz de Dios y vivir ahora. No se refiere al
futuro, se trata de ahora, (ha llegado ya la hora).
Ahora bien nadie ha predicado la palabra con mayor claridad, poder y guía del Espíritu como lo hizo
aquí Jesús. Sin embargo los que lo oyeron no creyeron. Y más adelante veremos por qué.
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II.- QUIÉNES TESTIFICAN A FAVOR DE JESÚS.Aunque Jesús les recuerda a los judíos lo que Juan el Bautista había dicho de Él (el cordero que quita
el pecado, el Mesías que había de venir, el Hijo de Dios, etc.) lo dice por el bien de los judíos, para
hacerles recapacitar y que puedan salvarse. Aunque para el Señor el testimonio de Juan el Bautista
tiene poca importancia. (Leed V. 31-35)
El testimonio que a Jesús le importa es el que da el Padre mismo de Él. Y lo hace mediante la tarea,
las obras, que le da para hacer. El que el Padre lo respalde con esas obras milagrosas eso afirma que
ha venido del Padre. (Leed v. 36-38). Pero estos fariseos que acaban de contemplar la sanidad de
aquel inválido de Betesda, lo único que se le ocurre es que ha sido en sábado y por tanto no puede
ser de Dios.
Jesús desde el v. 38 va transformando su discurso. Ha ofrecido amorosamente la palabra de salvación
a estos hombres pero es rechazada. Y ahora su discurso es muy directo y personal; les empieza a
explicar lo que realmente hay en el corazón de ellos y por lo que están rechazando al Hijo de Dios.
Esta parte del discurso es contundente. No es de extrañar que estos judíos religiosos que ya querían
matarle, se afianzaran aún más en su intención de acabar con Él.
III.- EL INTERIOR DE LOS RELIGIOSOS EXPUESTO POR JESÚS.Los v. 38 a 47, como digo son muy contundentes.
Lo que demostraba la situación es que ‘nunca habían oído su voz, ni su palabra vivía en ellos’. (v. 3738)
Estudiaban las escrituras (Antiguo Testamento) pero lo hacían de una manera que no les habían
permitido descubrir que el mensaje a lo largo de ellas era acerca de Jesucristo. Que todas las
Escrituras apuntaban a Cristo y a la salvación que Él venía a traer. (v. 39) Hay abundancia de textos en
el Nuevo Testamento que abundan sobre esto (Luc. 24:32, 44; Jn. 5:46; Hch.3:18,24; 7:52, etc., etc.)
Esto nos debería dar un toque de atención en cuanto a cómo leemos e interpretamos nosotros las
Escrituras. Animo a los que deseen profundizar más sobre este asunto a ver y oír los videos de las
conferencias de este año en ‘The Gospel Coalition’ (coalición por el evangelio). Tim Keller, Donald
Carson y otros hablan sobre este asunto. Además están traducidos al español.
El v. 40 ahonda aún más enfatizando que la causa de su situación perdida es que no quieren acudir al
Señor. Y en los versículos siguientes les aclara que la razón por la que no quieren acudir al Señor es
porque quieren otras cosas. Lo que aman de verdad es recibir alabanza unos de otros. El v. 42 Jesús
les afirma: ‘…sé que no amáis realmente a Dios’, y la causa es porque lo que verdaderamente amáis
es recibir reconocimiento unos de otros (v. 44) “¿Cómo va a ser posible que creáis vosotros, si buscáis
la gloria los unos de los otros pero no buscáis la gloria que viene del Dios único?” (v. 44) No
solamente no quieren creer sino que tampoco pueden porque lo que realmente deseaba su corazón
es el reconocimiento y la alabanza de los hombres.
Hace pocas semanas hablábamos también de esto diciendo que cuando en nuestro corazón lo que
más deseamos no es el Señor mismo y su mensaje, sino cualquier otra cosa en la vida (cualquier
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ídolo) ni desearemos acudir al Señor ni podremos creer y confiar en Él. Siempre que en nuestro
corazón no deseamos al Señor lo primero, sino a cualquier otra cosa, es porque estamos siendo
afectados de alguna manera por la idolatría.
El mensaje a estos religiosos judíos es amoroso, porque les abre el camino para que sean salvos, pero
es también contundente porque su situación lo requiere.
El Señor dedicó mucho tiempo, amor y paciencia con los discípulos para librarlos de esta levadura de
los fariseos que tan pegada al corazón humano está. Y nosotros hemos de hacerlo también unos con
otros.
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