CAPITALES EUROPEAS Salzburgo, a la sombra de Mozart

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Equinoccio 27
CAPITALES EUROPEAS
Salzburgo, a la sombra de Mozart
FELIPE ARNOLD
Salzgurtgo nos evoca inevitable e inmediatamente la figura de su hijo
más famoso, Wolfgang Amadeus Mozart. El viajero puede seguir sus
huellas a lo largo de la ciudad, al tiempo que disfruta del Gran Festival
de música que se celebra puntualmente cada verano. El casco antiguo
Salzgurgo, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997, es otro de los
grandes atractivos de esta elegante ciudad.
La fortaleza de Hohensalzburg, una de las mayores
y mejor conservadas de Europa, es el símbolo de
Salzburgo, y domina la ciudad recortándose contra
las cercanas montañas. Pero en realidad es el genio
de Mozart el que impregna cada rincón de esta
espléndida ciudad; una visita imprescindible es su
casa natal, convertida actualmente en un museo
que recibe 5.000 visitas diarias. No lejos de allí se
levanta una escultura del autor de “Don Giovanni”.
En la otra orilla del
río
Salzach
se
encuentra la que
era residencia habitual del músico, y
en el cementerio de
la Iglesia de San
Esteban la tumba de
la familia Mozart.
La música de Mozart
se puede disfrutar
por supuesto a lo
largo del año en
toda la ciudad, por
ejemplo a manos de
la virtuosa Orquesta
Mozarteum.
Para
completar el periplo musical, podemos
visitar
los
numerosos escenarios donde se rodó
la mítica película
“Sonrisas y lágrimas”.
JARDINES, IGLESIAS Y
PALACIOS
Uno de los lugares más
hermosos de la ciudad es
el Mirabellgarten, jardín
anejo al Palacio Mirabell,
con la fuente de Pegaso y
la Orangerie, que alberga
el Museo Barroco, muy
apreciado por sus exposiciones especiales. Lugar
de bullicio turístico es la
calle Getreidegasse, con
sus llamativos letreros de
hierro fundido de origen
medieval que adornan sus
tiendas. Al final de la
calle, la iglesia de San Blas
destaca descansa al pie
del monte Mönchsberg; y
muy cerca de allí llama la
atención por su originalidad la Fuente de los
Caballos, usada en su
época para bañar los
Caballos de los establos
arzobispales.
De gran interés
es la abadía
benedictina de
San Pedro, la
mayor de toda
Austria,
que
alberga en su interior uno de los restaurantes más antiguos del mundo, junto a
la única iglesia románica de Salzburgo.
Conserva un bonito cementerio, y no
debemos dejar de visitar sus fascinantes
catacumbas.
Una vista que no deberíamos perdernos
es la que se contempla desde el elevado bastión de Hettwer, al que se puede
ascender por la medieval callejuela de
Steingasse. Desde allí llegaremos al
Convento de los Capuchinos, cerca del
cual se encuentra la casa en que habitó
el escritor Stefan Szweig antes de su
huída a Brasil.
Ya de vuelta a la ciudad podemos visitar
la magnífica catedral, un edificio renacentista con influencias barrocas que
conserva entre sus mayores tesoros una
pila bautismal fundida a principios del
siglo XVI. En la contigua Plaza de la Residencia destaca su espectacular fuente barroca de mármol, la
más grande fuera de Italia. Si deseamos tentar a la
suerte podemos intentarlo en uno de los casinos
más hemosos de Europa, ubicado en el Palacio de
Recreo de Klessheim.
Por supuesto no debemos abandonar Salzburgo sin
degustar su tradicional café: ¡qué mejor modo que
con una visita al Café Tomasselli, al igual que hace
mucho tiempo lo hicieran Mozart o Richard Strauss.
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