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Historia del pasodoble “LA MORENICA”
1975 EL PASODOBLE "LA MORENICA"
EL PASODOBLE "LA MORENICA" por Alfredo Rojas
Ningún villenense desconoce, prácticamente, el pasodoble «La Morenica». A todos nos
resultan familiares sus notas y grato su título, enraizado en las más queridas
tradiciones locales por reflejar el nombre que familiarmente aplican los hijos de la
Ciudad a su Patrona, la Virgen de las Virtudes. Y resulta sorprendente la forma en que
ha arraigado esta composición musical en la sensibilidad colectiva ciudadana en un
período de tiempo muy corto como para que el pasodoble haya llegado a constituirse
en la representación musical de las más puras y elevadas tradiciones villenenses.
Esta transcendencia de «La Morenica» y este emotivo eco popular que acompaña su
audición, indispensable ya en los actos que suponen una exaltación de las esencias
locales, hacen necesario determinar los menudos episodios que acompañaron su
creación y pormenores que a la composición se refieren. El propósito y motivo de estas
líneas, pues, es dejar fijados en las entrañables páginas de la revista « VILLENA », para
la pequeña historia ciudadana, los aspectos y circunstancias que concurren en el ya
famoso pasodoble.
D. Manuel Carrascosa García, autor de la composición que nos ocupa, director de la
Banda Municipal Villenense e hijo adoptivo de la Ciudad desde 1965, llegó a Villena a
finales de septiembre de 1939. La gestión que dio lugar a que el maestro Carrascosa se
hiciera cargo de la dirección de la Banda local, la había realizado un viejo aficionado a
la música en nuestra ciudad, el cual desempeñaba entonces la delegación municipal
cerca del conjunto musical villenense. Se llamaba Juan José Amorós Hernández y era
propietario de la imprenta situada en el Paseo Chapí, que hoy regentan sus hijos. Fue
Amorós quien solicitó del entonces gerente de la sucursal valenciana de la « Unión
Musical Española», que le recomendara un director joven, que a la vez fuera ya un
destacado valor musical, para ocupar la dirección de la Banda de Villena, reorganizada
hacía pocos meses a raíz de la terminación de la guerra civil española.
D. Manuel Carrascosa reunía ambas condiciones. Tenía entonces 27 años; había
dirigido una de las dos bandas de música de Buñol, su pueblo natal, y la de Tabernes
de Valldigna; y, no obstante su juventud ya había conseguido numerosos galardones
en los certámenes valencianos, los cuales habían difundido su nombre en el mundillo
musical de la región.
Juan José Amorós se constituyó desde el primer momento en amigo del maestro
Carrascosa, y dada su avanzada edad, en una especie de mentor, siquiera fuese en lo
referente al conocimiento por parte del nuevo director de las características y
peculiaridades villenenses. Y la casa de Amorós fue el segundo hogar del músico. Allí
cierto día, sugirió aquél a Carrascosa la idea de hacer un pasodoble dedicado a la
Ciudad, y que la composición llevara el título de «La Morenica», apelativo tan querido
para los villenenses.
La idea gustó al nuevo director que ya había cumplido tres o cuatro meses de estancia
en Villena y el cual puso manos a la obra de inmediato. Quiso conocer para ello, y con
el fin de que la composición pudiera inspirarse en temas relacionados con la localidad,
si había en el folklore villenense algunos motivos aprovechables para el fin que se
proponía; para lo cual se dirigió a doña Gloria Marco Calomardo, profesora de piano, a
la que todos los villenenses adultos recuerdan, porque a sus lecciones unía la
incansable preparación musical de las zarzuelas que representaba el grupo de
aficionados villenense durante aquellos años.
Doña Gloria facilitó al maestro Carrascosa la melodía de una antigua jota villenera, y el
joven director consideró que podía ser utilizada con éxito. Con esta corta base,
utilizada como núcleo central, compuso D. Manuel Carrascosa el pasodoble en un
plazo muy corto. Puesto en atriles, como suele decirse en el argot musical, gustó a
quienes lo oyeron, hasta el punto de que Amorós sugirió la idea de que la composición
sirviera como pieza obligada en un certamen musical, que podía celebrarse entre las
bandas que concurrieran a los festejos de Moros y Cristianos de 1940.
El programa de fiestas de aquel año califica el acto como «Gran Festival Musical», y
tomaron parte en él las diez bandas que, acompañando a otras tantas Comparsas,
tomaron parte en la Fiesta de 1940. El Festival se celebró en la plaza de Toros, la tarde
del día 6, y la convocatoria preveía dos premios dotados con la hoy modesta cantidad
de 350 y 200 pesetas. Pero se concederían tres, finalmente, y las bandas galardonadas
fueron por orden de mérito, las de San Vicente del Raspeig, Beniganim y Sax, las cuales
asistieron al festejo, respectivamente con las Comparsas de Labradores, Cristianos y
Marruecos.
Pasados los días de Fiesta, las copias de las Bandas que tomaron parte en el Certamen
fueron la semilla inicial que contribuyó a difundir el pasodoble, pues la edición se hizo
esperar hasta abril de 1947, fecha en que salió a la luz a cargo de la editorial «Música
Moderna». Esto supuso que se extendiera por toda España, pues han llegado noticias
de su interpretación desde muchos y muy diversos lugares.
En cuanto a las impresiones discográficas respecta, son ya tres las realizadas. La
primera data de hace más de veinte años; lleva el sello de Columbia y está grabada por
la orquesta Lusher, anagrama de nuestro paisano Luis Hernández, que dirigió la
orquesta. La segunda la grabó hace cuatro años nuestra Banda Municipal bajo la
dirección del autor, y se encargó de ella la casa «Ekipo», de Barcelona. La última la
realizó la Banda
Municipal de Alicante, con la Coral Crevillentina, de Educación y Descanso, a cargo de
la Casa Columbia. La Coral citada canta la inspirada letra compuesta por Doña Elena
Montiel de López, letra que insertamos al final de este trabajo, compuesta por la
señora Montiel en ocasión del nombramiento del maestro Carrascosa como hijo
adoptivo de la Ciudad, en el año 1965. En aquella ocasión fue escenificado el
pasodoble por doña Emilia Montiel, y fue estrenada la letra a que hemos hecho
referencia.
Este es el menudo entramado histórico de un pasodoble que constituye una de las más
queridas páginas musicales de los villenenses. No pocas veces nos hemos preguntado
la razón del favor popular que ha llegado a merecer en nuestra Ciudad. Ni el título no
obstante despertar familiares y afectuosos ecos, ni lo acertado de la composición, nos
parecen suficientes argumentos. Obras musicales de tipo localista existen igualmente
en Villena con méritos suficientes para merecer la aquiescencia general; y existen
asimismo títulos acertados sin que las composiciones hayan logrado esta unánime
aprobación ni conseguido la rara preferencia que, en ocasiones, otorgan las masas
populares, muchas veces de una forma subconsciente que resiste al análisis. Y es que
ocurre así porque el fervor popular no se concede por razones coherentes y plenas de
lógico sentido, sino por los misteriosos caminos del sentimiento y la emotividad. Cabe
pensar, tal vez, aunque no sea posible explicarlo claramente, en un misterioso nexo de
unión entre aquellas jotas que los villenenses hicieron suyas, al cantarlas y bailarlas
durante varias .generaciones, y estos compases de «La Morenica» directamente
inspirados en aquéllas. Tal vez, estas misteriosas corrientes del sentimiento, estas
indescifrables motivaciones, son las causantes de la popularidad y la complacencia
general con que los villenenses reciben el pasodoble actualmente. Renunciemos a
tales razonamientos que a nada conducen cuando son impulsos cordiales los que
andan por medio. Y pensemos, una vez más — « vox populi, vox Dei» —, que el alma
popular no se equivoca nunca.
Melodía de la «Jota villenera», en cuyos temas se inspiró el maestro Carrascosa para la
composición del pasodoble.
Letra del pasodoble
«LA MORENICA»
(Original de doña Elena
Montiel de López)
Eres morenica hermosa
sol radiante que destellas.
Eres rosa diminuta
de fragancia bella,
de fragancia bella.
Eres consuelo del triste
que llora su desventura;
eres lenitivo grande
de toda amargura,
de toda amargura.
Faz divina, madre buena,
dulce y pura Virgen Morena.
Oye atenta la canción
que brota con alegría
del fondo del corazón.
¡Salve, Patrona querida!
¡Salve, Patrona querida!
De la Ciudad de Villena.
¡Salve Morenica linda!
De gracia y virtudes llena,
de gracia y virtudes llena.
¡Salve Patrona querida!
Que con grande fe te adoramos
y te pedimos
seas nuestra guía y amparo
mientras vivimos.
Y para este hijo querido
con devoción
Hoy el pueblo entero te pide
tu bendición.
Que con grande fe te adoramos
y te pedimos
seas nuestra guía y amparo
mientras vivimos.
Y para este hijo querido
con devoción
hoy el pueblo entero te pide
tu bendición. Tu bendición.
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