EL RACISMO

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EL RACISMO
La mayoría de las personas de este planeta tienen un concepto del racismo que ni ellos mismo comprenden, y
eso no es bueno para la sociedad actual. Muchas personas son racistas porque sus amigos les influencian a
ello, o porque muchas personas vienen a España a trabajar, y según ellos nos quitan el empleo, empleos que la
mayoría de españoles rechazamos. En este trabajo explicaré algunas cosas relacionadas con este tema.
La palabra racismo en el diccionario
Según un diccionario consultado, el racismo es: Dícese de la ideología que afirma la superioridad de un
grupo racial respecto a los demás y que preconiza, en particular, la separación de estos grupos dentro de un
país, por segregación racial, e incluso su eliminación.
Esto significa, que el racista, o los racistas, piensan que son superiores en algo sobre otros y por ello tienen
que eliminar o expulsar a los inferiores. Pero nunca hay nadie por encima o por debajo de alguien, todos
somos iguales, esto se refleja en los Derechos Humanos, los cuales pocas veces son respetados y cumplidos
por la sociedad.
Mi punto de vista
La inmigración es un motivo muy grande para provocar el racismo o la xenofobia entre la sociedad. Esto pasa
en todos los países, y en España se sufre diariamente, ya que desde países como Marruecos llegan con
frecuencia a nuestras costas pateras cargadas de inmigrantes que quieren iniciar una nueva vida en un país
mejor. Por el contrario, estos son devueltos a su país, y perdiendo la ilusión, y sobretodo, el dinero que les
costó pagar a los jefes de las mafias para venir a España. Este dinero oscila cantidades grandísimas, que
pueden alcanzar más de 1.500 € por persona. La verdad es que lo piensas y dices: con ese dinero te podrías
pagar un vuelo hasta España, y legalizarte, y con los papeles te sería más fácil el encontrar un trabajo, una
vivienda, e integrarte parcialmente a la sociedad. Lo de parcialmente lo digo porque para muchos grupos, el
que una persona sea de otra étnia o raza (africano, chino, japonés,...) son motivos para decir que esta persona
esta perjudicando a la sociedad del país.
Pienso que, las personas racistas si se tuviesen que ir a trabajar a otro país por cualquier motivo, no les
gustaría que les tratasen como ellos tratan dentro de su patria a esas personas que vienen en son de paz solo
para trabajar y a las cuales les hacen la vida imposible. Yo reconozco que hace un año era racista, pero
comprendí y me metí en la cabeza que todos somos iguales, y las pruebas son, que hoy en día, estoy saliendo
con una chica de nacionalidad portuguesa, pero que vive en mi pueblo, y es una persona bellísima y espero
seguir con ella mucho tiempo.
He de decir que a los españoles cuando han emigrado a otros países en busca de trabajos para salir del hoyo o
sacar a su familia a delante, han sido mal tratados, recibiendo los empleos más bajos y penosos que existían, y
éramos encerrados en barracones para descansar. Estos hechos se sucedieron en la crisis producida durante la
guerra civil del General Franco, ya que el empleo disminuyo y aumentaba el paro. En estos tiempos
emigrábamos a países sud americanos, aunque no por ello eran mejor los tratos recibidos. Una segunda crisis
en los años de 1960−70, hizo que muchas familias españolas emigraran a países tales como Alemania o Suiza,
pensando que al ser europeos recibiríamos mejor trato, lo cual no sucedió en este caso, y sufrimos las penurias
en estos países para salir a delante. En estas dos crisis siempre hemos sido mirados como una clase baja,
mirados por encima del hombro. También me gustaría añadir una cosa, igual que los españoles somos racistas,
hay un grupo en Escocia del norte que tienen un ideal común: anti−españoles. También por todo el mundo
existirán grupos como este, pero el más nombrado o importante es el K.K.K. un grupo muy famoso con su
política anti personas de color, especialmente los negros.
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Orígenes históricos
La evolución de las culturas muestra que el fenómeno del racismo encuentra su fundamento en la concepción
que los hombres tienen de la diversidad. De ello dan claro testimonio los sentimientos de xenofobia que
desatan las luchas étnicas o tribales.
En la Grecia antigua la afirmación de una identidad colectiva por oposición a algunas etnias y a ciertos grupos
de población, se traducía en el hecho de que los habitantes de las ciudades llamaban 'bárbaros' a aquellos que
vivían fuera de los límites del mundo griego.
La antigua práctica de la esclavitud y de la servidumbre ilustra igualmente las relaciones de dominio que han
existido en el curso de la historia en etnias y pueblos diferentes, o incluso dentro de sociedades y grupos
culturales. Señores y esclavos podían pertenecer a un mismo origen étnico, pero las diferencias sociales
estaban claramente marcadas: los esclavos no tenían derechos, ni siquiera el de ciudadanía. La misma regla se
aplicó a los pueblos vencidos en la guerra y reducidos a la esclavitud. Este último ejemplo, en el que la
opresión se ejerce sobre grupos humanos específicos, culturalmente diferentes de sus opresores, se
corresponde con las tesis racistas formuladas en la época moderna y su práctica.
Las primeras colonizaciones marcan el principio de la servidumbre de etnias específicas que iban a
convertirse en pueblos dominados, forzados a inclinarse ante una voluntad externa. Al extenderse el
colonialismo, Europa se arrogó una misión cultural, adoptando como vocación ideológica la educación social
y religiosa de los pueblos llamados 'salvajes', cuya cultura fue sistemáticamente ignorada y abocada a la
desaparición. El progreso científico y técnico que tuvo lugar en Europa contribuyó a reforzar el sentimiento de
superioridad de los occidentales, que consideraron su supremacía como natural e inherente a su civilización.
La colonización de América del Norte y del Sur, así como la de Australia entre los siglos XVII y XVIII, la
política colonialista de Japón a comienzos del siglo XX o el Holocausto en Europa, son otros tantos ejemplos
de racismo.
Prevenir el racismo, y con ello la violencia
Directamente, desarrollando actitudes, conocimientos y conductas contrarias a los mismos a través de: la
superación del pensamiento absolutista y distorsionado, el desarrollo de la capacidad de adopción de
perspectivas, la empatía o la filosofía de los derechos humanos.
Indirectamente, proporcionando recursos positivos con los que poder responder a las funciones anteriores,
recursos que permitan construir una identidad positiva contraria a la violencia, así como resolver los conflictos
de intereses a través de la reflexión, comunicación y negociación.
Las personas que tienen actitudes negativas, se diferencian de las que no por:
Su inferior capacidad para detectar dichos problemas y generar explicaciones alternativas.
Tendencia a percibir la realidad de forma absolutista y dicotómica (bueno−malo...)
El sentimiento de haber sido injustamente tratado que provoca una hostilidad hacia colectivos que se
consideran inferiores, especialmente cuando al mismo tiempo se perciben como receptores de protección
social.
Para favorecer actitudes en contra de racismo y violencia hay que:
Conceptuar la intolerancia y la violencia como: problemas que nos afectan a todos, y no a sus victimas más
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visibles contra los cuales se puede y se debe luchar.
Identificar estereotipos y distorsiones que conducen a la intolerancia y a la violencia y generar esquemas
alternativos. Detectar dichos problemas en los demás y en uno mismo, comprender cuales son las condiciones
que los activan y explicar las diferencias sociales en relación al contexto socio histórico en el que surgen.
Favorecer una adecuada comprensión y aceptación de uno mismo, enseñando habilidades que permitan tolerar
la incertidumbre y construir la propia identidad sin excluir a los que se perciben diferentes, sin caer en la
intolerancia ni la violencia. Desarrollar una identidad positiva y una identidad compartida con compañeros
que se perciben diferentes.
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