Modo de rezar el Santo Rosario (07.00 pm)

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¡Queridos Devotos de la Virgen de Guadalupe!
Con el fin de que todos los fieles católicos permanezcan firmes en sus tradiciones, invito a toda la
feligresía para que se unan durante la celebración de los 46 Rosarios dedicados a la Virgen de
Guadalupe.
Esta costumbre es muy piadosa, y que estemos dispuestos a dedicar un rosario diario a la Virgen de
Guadalupe durante los 46 días anteriores al 12 de diciembre.
Son 46 Rosario porque éste es el número de estrellas que tiene el manto de la Virgen de Guadalupe y
es una tradición muy bonita, ya que une a todas las familias y a los vecinos.
Los 46 Rosarios representa una oportunidad para que la Virgen de Guadalupe interceda ante Dios
para realizar los milagros que tanto esperan los creyentes.
Ojalá que este 28 de octubre recen el primer rosario y así durante todo noviembre hasta el 12 de
diciembre para que además de toda la unión que logremos entre nosotros, quizás también
obtengamos algún favor que le pidamos a Dios por medio de la Virgen.
No podemos dejar de invocar la protección de la Madre de Dios y madre Nuestra, sobre nuestras
personas, familias, comunidad y pueblos. Pidámosle que nos acompañe muy de cerca en nuestros
trabajos y también en el encuentro que nos convoca en estos 46 Rosarios.
La presencia espiritual de Nuestra Señora de Guadalupe, venerada en México y en América Latina
es para nosotros un motivo de alegría y una fuente de esperanza. Que María “Estrella de la
Evangelización”, sea nuestra guía en estas reflexiones que haremos hasta celebrar su fiesta el 12 de
diciembre.
Modo de rezar el Santo Rosario (07.00 p.m.)
Todos: Por la señal + de la Santa Cruz, de nuestros + enemigos líbranos, + Señor Dios nuestro.
En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Guía: "Señor mío Jesucristo..."
Todos: "...Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón haber pecado, porque he merecido el
infierno y perdido el cielo, y sobre todo, porque te ofendí a ti, que eres bondad infinita, a quien amo
sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme de las ocasiones
de pecar, confesarme y cumplir la penitencia. Confío me perdonarás por tu infinita misericordia.
Amén."
Guía:" Abre, Señor, mis labios...".
Todos:"...Para alabar tu nombre, y el de tu Santa Madre, María de Guadalupe."
Guía: "Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo."
Todos: "Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén."
Introducción
1) Hacer la Señal de la Cruz y rezar el Credo.
2) Rezar un Padre Nuestro.
3) Rezar tres Ave María por la fe, la esperanza, la caridad.
4) Rezar un Gloria.
Santo Rosario
5) Enunciar el primer misterio (por ejemplo decir: El primer misterio gozoso es la Anunciación del Angel a
María) y rezar un Padre Nuestro.
6) Rezar diez Ave María meditando el misterio.
7) Rezar un Gloria y la Oración de Fátima.
8) Enunciar el segundo misterio y rezar un Padre Nuestro.
9) Rezar diez Ave María meditando el misterio.
10) Rezar un Gloria y la Oración de Fátima.
11) Enunciar el tercer misterio y rezar un Padre Nuestro.
12 ) Rezar diez Ave María meditando el misterio.
13) Rezar un Gloria y la Oración de Fátima.
14) Enunciar el cuarto misterio y rezar un Padre Nuestro.
15) Rezar diez Ave María meditando el misterio.
16) Rezar un Gloria y la Oración de Fátima.
17) Enunciar el quinto misterio y rezar un Padre Nuestro.
18) Rezar diez Ave María meditando el misterio.
19) Rezar un Gloria y la Oración de Fátima.
20) Rezar la Salve.
Ofrecimiento del Rosario
Guía: Ofrecemos el rezo del Santo Rosario por... (mencionar las intenciones) Guía: Los misterios que vamos a contemplar son... (los que correspondan al día de la semana)
Guía: Primer misterio .......
Un Padre nuestro, 10 Avemarías y un Gloria.
ORACIÓN INICIAL
¡Oh Santísima Señora Reina del Cielo y la Tierra!
Cuando yo levanto los ojos al trono de tu grandeza te contemplo, la mayor de todas las
criaturas y sólo menor que Nuestro Creador ¿Cómo es posible que me atreva a llamarte
Madre? Pero así es Señora, tú que eres Madre de Dios, me has dicho que también eres Madre
Mía. Así se lo dijiste que desde tu templo del Tepeyac te mostrarías Madre amorosa y tierna
de cuantos buscasen y solicitasen tu amparo.
Pero no sólo esto es lo más; lo más que es, que en esto no hiciste otra cosa que conformarte
gustosa con la voluntad de tu divino Hijo, Jesús, quien olvidado de las penas atrocísimas que
estaba padeciendo en la cruz y entre sus mortales agonías, te encargó que me mirases como
hijo. No lo merezco Señora, no merezco ser hijo tuyo, pero tú has querido ser Madre Mía. No
he sabido desempeñar el título de hijo; pero no por eso dejas Tú de desempeñar el título de
Madre, nuestra que eres Madre, nuestra Madre, no atendiendo mis maldades, sino a las
entrañas de piedad y misericordia de que te dotó el Altísimo, cuando te hizo abogada de los
pecadores. Deseo portarme como hijo tuyo pero no podré poner en práctica mis deseos si no
me alcanzas de Dios un aborrecimiento firme al pecado mortal que es lo que me hace indigno
de tu Amor, Amén.
Domingo y Miércoles: Misterios Gloriosos
1. La resurrección del Señor
Pasado el sábado, al rayar el alba, el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver
el sepulcro. De pronto hubo un gran terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo, se acercó, hizo rodar
la losa del sepulcro y se sentó en ella. Su aspecto era como un rayo, y su vestido blanco como la nieve. Los
guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos. Pero el ángel, dirigiéndose a las mujeres, les dijo:
"No temáis; sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí. Ha resucitado, como dijo. Venid, ved el sitio
donde estaba. Id en seguida a decir a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos y va delante de
vosotros a Galilea. Allí le veréis. Ya os lo he dicho".(Mt 28,1-7)
2. La ascensión del Señor a los cielos
Dicho esto, lo vieron subir, hasta que una nube lo ocultó a su vista. Ellos se quedaron mirando fijamente al
cielo mientras él se iba, cuando se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Galileos,
¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este Jesús que acaba de subir al cielo volverá tal como lo habéis visto irse
al cielo". (He 1,9-11)
3. La venida del Espíritu Santo
Al llegar el día de pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente un ruido del cielo, como
de viento impetuoso, llenó toda la casa donde estaban. Se les aparecieron como lenguas de fuego, que se
repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a
hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les movía a expresarse. (He 2,1-4)
4. La asunción de la Virgen María en Cuerpo y alma a los cielos
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque el todopoderoso ha hecho conmigo cosas
grandes. (Lc 1,48-49)
5. La coronación de la Virgen como reina del cielo y de la tierra
Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce
estrellas en la cabeza. (Ap 12,1)
Lunes y sábado: Misterios Gozosos
1. La encarnación del Hijo de Dios
A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen,
prometida de un hombre descendiente de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró donde ella
estaba, y le dijo: "Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo". Ante estas palabras, María se turbó y se
preguntaba qué significaría tal saludo. El ángel le dijo: "No tengas miedo, María, porque has encontrado
gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Será grande y se le
llamará Hijo del altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para
siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al ángel: "¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones?" El ángel
le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el
niño que nazca será santo y se le llamará Hijo de Dios. Mira, tu parienta Isabel ha concebido también un hijo
en su ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya de seis meses, porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra". Y el ángel la dejó.(Lc 1,26-38)
2. La visitación de la santísima Virgen María a su prima santa Isabel
Unos días después María se dirigió presurosa a la montaña, a una ciudad de Judá. Entró en casa de Zacarías y
saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno e Isabel quedó llena del
Espíritu Santo. Y dijo alzando la voz: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Y
cómo es que la madre de mi Señor viene a mí? Tan pronto como tu saludo sonó en mis oídos, el niño saltó de
alegría en mi seno. ¡Dichosa tú que has creído que se cumplirán las cosas que te ha dicho el Señor!"(Lc 1,3945)
3. El nacimiento del Hijo de Dios en Belén
Por aquellos días salió un decreto de César Augusto para que se empadronara todo el mundo. Éste es el
primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno a su
ciudad. También José, por ser descendiente de David, fue desde la ciudad de Nazaret de Galilea a Judea, a la
ciudad de David, que se llama Belén, para empadronarse con María, su mujer, que estaba encinta. Mientras
estaban allí se cumplió el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo
reclinó en un pesebre, porque no encontraron sitio en la posada.(Lc 2,1-7)
4. La presentación del niño Jesús en el templo
Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para
ofrecerlo al Señor, como está escrito en la ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor,
y para ofrecer el sacrificio según lo ordenado en la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones. (Lc 2,2224)
5. El niño Jesús perdido y hallado en el templo
Sus padres iban todos los años a Jerusalén por la fiesta de la pascua. Cuando tuvo doce años, fueron a la
fiesta, como era costumbre. Terminada la fiesta, emprendieron el regreso; pero el niño Jesús se quedó en
Jerusalén sin que sus padres se dieran cuenta. Creyendo que iba en la caravana, anduvieron una jornada, al
cabo de la cual se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, volvieron a
Jerusalén en busca suya. A los tres días lo encontraron en el templo sentado en medio de los doctores,
oyéndolos y preguntándoles. Todos los que le oían estaban admirados de su inteligencia y de sus respuestas.
Al verlo, se quedaron maravillados; y su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué has hecho esto? Tu padre y yo te
hemos estado buscando muy angustiados". Les contestó: "¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo
ocuparme en los asuntos de mi Padre?" Ellos no comprendieron lo que les decía. (Lc 2,41-50)
Martes y viernes: Misterios Dolorosos
1. Jesús ora en el huerto de los olivos
Salió y fue, según su costumbre, al monte de los Olivos. Sus discípulos lo acompañaban. Cuando llegó al
lugar, les dijo: "Orad para no caer en la tentación". Él se apartó de ellos como un tiro de piedra, se arrodilló y
se puso a orar, diciendo: "Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya".
Y se le apareció un ángel del cielo reconfortándolo. Entró en agonía, y oraba más intensamente; sudaba
como gotas de sangre, que corrían por el suelo. (Lc 22,39-44)
2. Jesús es flagelado
Entonces Pilato mandó azotar a Jesús. (Jn 19,1)
3. Jesús es coronado con espinas
Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le vistieron un manto de púrpura;
se acercaban a él y le decían: "¡Viva el rey de los judíos!" Y le daban bofetadas. (Jn 19,2-3)
4. Jesús con la cruz a cuestas camino al Calvario
Jesús quedó en manos de los judíos y, cargado con la cruz, salió hacia el lugar llamado "la calavera", en
hebreo "Gólgota", donde lo crucificaron. (Jn 19,17-18)
5. Jesús muere en la cruz
Después de esto, Jesús, sabiendo que todo se había consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo:
"Tengo sed". Había allí un vaso lleno de vinagre; empaparon una esponja en el vinagre, la pusieron en una
caña y se la acercaron a la boca. Cuando Jesús lo probó, dijo: "Todo está cumplido". E, inclinando la cabeza,
expiró. (Jn 19,28-30)
Jueves: Misterios Luminosos
1. El Bautismo de Jesús
Entonces Jesús fue de Galilea al Jordán para que Juan lo bautizara. Pero Juan quería impedirlo, diciendo:
"Soy yo el que necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?" Jesús le respondió: "¡Déjame ahora, pues
conviene que se cumpla así toda justicia!" Entonces Juan accedió a ello. Una vez bautizado, Jesús salió del
agua; y en esto los cielos se abrieron y vio al Espíritu de Dios descender en forma de paloma y posarse sobre
él. Y se oyó una voz del cielo: "Éste es mi hijo amado, mi predilecto". (Mt 3,13-17)
2. El milagro en las bodas de Caná
Tres días después hubo una boda en Caná de Galilea, en la que estaba la madre de Jesús. Invitaron también a
la boda a Jesús y a sus discípulos. Se terminó el vino, y la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino". Jesús le
contestó: "¿A ti y a mí qué, mujer? Mi hora todavía no ha llegado". Su madre dijo a los sirvientes: "Haced lo
que él os diga". Había allí seis tinajas de piedra de unos cien litros cada una para los ritos de purificación de
los judíos. Jesús les dijo: "Llenad de agua las tinajas". Y las llenaron hasta arriba. Añadió: "Sacad ahora y
llevádselo al maestresala". Y se lo llevaron. Tan pronto como el maestresala probó el agua convertida en
vino (sin saber de dónde era, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua), llamó al novio y
le dijo: "Todos sirven primero el vino mejor; y cuando se ha bebido en abundancia, el peor. Tú, en cambio,
has guardado el vino mejor hasta ahora". Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus milagros, manifestó su
gloria y sus discípulos creyeron en él. (Jn 2,1-11)
3. El anuncio del Reino de Dios
Después de ser Juan encarcelado, Jesús fue a Galilea a predicar el evangelio de Dios; y decía: "Se ha
cumplido el tiempo y el reino de Dios está cerca. Arrepentíos y creed en el evangelio". (Mc 1,14-15)
4. La Trasfiguración
Unos ocho días después Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y Santiago y los llevó al monte a orar. Mientras
él oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus vestidos se volvieron de una blancura resplandeciente. Dos
hombres, de improviso, se pusieron a hablar con él. Eran Moisés y Elías, que aparecieron con un resplandor
glorioso y hablaban con él de su muerte, que iba a tener lugar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban
cargados de sueño, pero lograron mantenerse despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que
estaban con él. Cuando éstos se alejaban de Jesús, Pedro dijo: "Maestro, ¡qué bien se está aquí! Hagamos tres
tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". No sabía lo que decía. Mientras él estaba diciendo
esto, vino una nube y los cubrió. Al entrar en la nube, los discípulos se asustaron. Y una voz desde la nube
dijo: "Éste es mi hijo, el elegido, escuchadlo". (Lc 9,28-35)
5. La institución de la Eucaristía
Durante la cena Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio, diciendo: "Tomad, esto es mi cuerpo".
Después tomó un cáliz, dio gracias, se lo pasó a ellos y bebieron de él todos. Y les dijo: "Ésta es mi sangre,
la sangre de la alianza, que será derramada por todos". (Mc 14,22-24)
Al terminar cada misterio se dice la siguiente jaculatoria:
Guía: "Mi corazón en amarte eternamente se ocupe" Todos: "...Y lengua en alabarte madre mia de Guadalupe"
Guía: Oh Jesús mío…
Todos: …Perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas,
especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Al terminar los cinco misterios se dice:
Guía: Oh Soberano Santuario, Sagrario del Verbo Eterno.
Todos: Libra, Virgen, del infierno a los que rezan tu Rosario.
Guía: Emperatriz poderosa de los mortales consuelo.
Todos: Ábrenos, Virgen, el cielo con una muerte dichosa.
Guía: Dios te salve...
Todos: Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti
llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de
lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y
después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de
alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Letanía a la Virgen María Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios Padre celestial
Dios Hijo, Redentor del mundo
Dios Espíritu Santo
Trinidad Santa, un solo Dios
Santa María
Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las vírgenes
Madre de Cristo
Madre de la divina gracia
Madre purísima
Madre castísima
Madre virginal
Madre sin corrupción
Madre Inmaculada
- Señor, ten piedad - Cristo, ten piedad - Señor, ten piedad - Cristo, óyenos - Cristo, escúchanos - Ten misericordia de nosotros - Ten misericordia de nosotros - Ten misericordia de nosotros - Ten misericordia de nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros Madre amable
Madre admirable
Madre del buen consejo
Madre del Creador
Madre del Salvador
Madre de la Iglesia
Virgen prudentísima
Virgen digna de veneración
Virgen digna de alabanza
Virgen poderosa
Virgen clemente
Virgen fiel
Espejo de justicia
Trono de sabiduría
Causa de nuestra alegría
Vaso espiritual
Vaso digno de honor
Vaso insigne de devoción
Rosa mística
Torre de David
Torre de marfil
Casa de oro
Arca de la alianza
Puerta del cielo
Estrella de la mañana
Salud de los enfermos
Refugio de los pecadores
Consuelo de los afligidos
Auxilio de los cristianos
Reina de los ángeles
Reina de los patriarcas
Reina de los profetas
Reina de los apóstoles
Reina de los mártires
Reina de los confesores
Reina de las vírgenes
Reina de todos los santos
Reina concebida sin pecado original
Reina elevada al cielo
Reina del santo rosario
Reina de la familia
Reina de la paz
Reina de nuestros pueblos
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo
- Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Ruega por nosotros - Perdónanos, Señor - Escúchanos, Señor
- Ten misericordia de nosotros. Guía: Ruega por nosotros, Santa María de Guadalupe.
Todos: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Guía: Ave María Purísima.
Todos: Sin pecado concebida.
Oración de ofrecimiento de los 46 Rosarios
¡Oh Purísima Virgen de Guadalupe!
A quien amo tiernamente como mi verdadera y dulcísima Madre dígnate admitirme en tu
sagrada presencia; aquí vengo a ofrecerte unos de los cuarenta y seis rosarios con que deseo
honrarte.
Quiero hacerlo así, recordando el número de estrellas, que adornan tu regio manto.
También vengo, Soberana Señora, a pedirte el remedio de las necesidades públicas y de las
particulares que me aquejan.
¿A quién he de recurrir, si no a Tí que eres mi Madre?
Muéstrame la suave compasión que mostrase a Juan Diego.
Es verdad que no lo merezco porque no tengo las virtudes de aquel piadoso indio; más espero
de tu misericordia que me darás un corazón puro y amante como el suyo, para saber
agradarte.
Así podré oír en el fondo de mi alma aquellas dulcísimas palabras que le dijiste “Hijito mío
no te aflijas ¿Por ventura no estoy aquí yo que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi amparo?”
Madre mía dulcísima, te suplico que bendigas a todas naciones, para que venga a ellos el
reinado de Jesucristo. De modo especial, protege a los que te somos devotos, para que
formando tu familia íntima en esta vida, tengamos la dicha de formar tu corte predilecta allá
en el cielo, donde contigo alabaremos eternamente al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo…
Amén.
Consagración a Nuestra Señora (cada día)
Señora y Madre mía. Yo me ofrezco todo a ti; y en prueba de mi filial afecto te consagro en
este día: mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy
todo tuyo, Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya.
Amén.
Oración a la Virgen de Guadalupe
¡Oh Virgen Inmaculada,
Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia!
Tú, que desde
este lugar manifiestas
tu clemencia y tu compasión
a todos los que solicitan tu amparo;
escucha la oración que con filial confianza te dirigimos,
y preséntala ante tu Hijo Jesús,
único Redentor nuestro.
Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso,
a Ti, que sales al
encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos también nuestra vida, nuestros
trabajos,
nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.
Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos;
ya que todo lo que tenemos y
somos lo ponemos bajo tu cuidado,
Señora y Madre nuestra.
Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino De una plena fidelidad a
Jesucristo a su Iglesia:
No nos sueltes de tu mano amorosa.
Virgen de Guadalupe, Madre
de las Américas, te pedimos por todos
Los Obispos, para que conduzcan a los fieles por
senderos
de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios
y a las almas.
Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en
todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes
en la fe y celosos dispensadores de los misterios de Dios.
Concede a nuestros hogares
la gracia de amar y de respetar la vida que comienza
con el
mismo amor con el que concebiste en tu seno
la vida del Hijo de Dios.
Virgen Santa María,
Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, Para que estén muy unidas, y
bendice a la educación de nuestros hijos.
Esperanza nuestra, míranos con compasión,
Enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si
caemos, ayúdanos
a levantarnos, a volver a Él, mediante la confesión de nuestra culpas
y
pecados en el sacramento de la Penitencia,
que trae sosiego al alma.
Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos sacramentos, Que
son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.
Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia,
Con nuestros corazones libres de
mal y de odios,
Podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz,
que vienen
de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
que con Dios Padre y con el Espíritu Santo,
vive y
reina por los siglos de los siglos. Amen. (Mexico, Enero de 1979, Juan Pablo II).
Oración a la Santísima Virgen de Guadalupe
Amorosísima y tierna Madre mía. En quien he puesto toda mi confianza no se con que voces
pedirte, me alcances del Sagrado Corazón las gracias que solicito.
Yo apuro mi mente y en ella no encuentro frases que interrumpan mi dolor.
He llorado Señora, pero mis lágrimas carecen de elocuencia, he suplicado mucho, mucho
pero mi aliento corrompido en la maldad, tal vez no llegará a tus pies. María dulce Madre, tú
que conoces el lenguaje de tus hijos, traduce el mío balbuciente y torpe; aclara mi humilde
petición y se tú quien me interprete para con Jesús: Dile que no se hablar, que mi lengua de
mortal sólo vierte frases en el idioma de los hombres.
Haz Señora que fije sus divinos ojos en esta alma pobre que expira en el dolor. Pídele y
ruégale que corone mis deseos, que favorezca mis peticiones y que escuche esta oración en
memoria de sus agonías. Y aunque el nada me conceda ¿Tú me desampararas Madre mía?,
¿Quedaran sin ser escuchadas las suplicas que hoy te hago? En fin Señora, si no encuentro
remedio a mis congojas, tú pediste y no me conviene, que se haga tú santísima voluntad. Son
las amarguras, que por mis culpas merezco. Amén.
Madre de Dios y Madre mía, ruega por mí y por el mundo entero…
(3 veces)
®Fr. Jacek Leszczynski OFMConv.
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