Mercé Cartié: “los hijos pueden quedar atrapados en los juegos disfuncionales de los progenitores” 31.Abu.2016 Las relaciones familiares, tras una ruptura, pueden llevar a relaciones violentas que pueden tener un impacto negativo en los hijos. “Las dificultades para entender, aceptar e interpretar la situación, los mensajes que reciben los niños de los progenitores, el sufrimiento vicario, la posición relacional de los hijos hacia los padres, son algunos factores negativos que influyen en los hijos tras una separación que 1 en ocasiones puede ser violenta”. Mercé Cartié ha definido a lo largo de su ponencia una serie de conceptos para comprender la interferencia parental y la violencia interfamiliar. La interferencia parental son conductas de obstrucción entre los progenitores y los hijos que llevan a triangulaciones, es decir, “situaciones racionales en las que los hijos pueden quedar atrapados en los juegos disfuncionales de los progenitores”. Las triangulaciones se manifiestan cuando uno de los miembros de la díada parental intenta la adhesión a su causa de un tercero, en este caso, el hijo. El conflicto de lealtades se refiere a la lealtad hacia uno de los progenitores, lo que supone la deslealtad al otro y la parentificación consiste en que los hijos asumen una función protectora hacia el progenitor u otros hermanos, es decir, “una inversión de roles en la relación familiar”. Mercé Cartié ha explicado el Síndrome de Alienación Parental (SAP) definido por Howard Gardner. Las prácticas alienadoras son actitudes de desaprobación o rechazo que manifiestan los niños hacia sus progenitores. “Esas actitudes de rechazo están inducidas por uno de los progenitores sin que exista una causa fundamentada”. Mercé Cartié ha identificado determinados síntomas que pueden influir en los niños en el momento de experimentar estas prácticas hacia sus progenitores: “campañas de denigración, justificaciones absurdas o frívolas, ausencia de ambivalencia, apoyo sin fisuras al progenitor alienante, ausencia sin culpas, extensión de la animadversión a la familia extensa y red social del progenitor alienado”. Ante rupturas con efectos negativos en las relaciones familiares, Mercé Cartié ha explicado que es importante poner en práctica procesos de coordinación de parentalidad, los cuales permiten trabajar con divorcios de alta conflictividad para intervenir y monotorizar esas situaciones negativas entre progenitores e hijos. La coordinación de parentalidad permite desarrollar determinadas funciones como son el coach familiar, buscar la disminución de conflictos, colaborar con la familia y ayudar a los familiares a cumplir con las sentencias, entre otras cosas. Además, ofrece algunos beneficios para los progenitores e hijos. “Se busca la seguridad de los hijos ya que es la máxima prioridad; se reduce el conflicto y relaciones rencorosas, se elaboran planes y estrategias para manejar la ira de los padres, se empodera a la familia y se mitigan los efectos negativos del divorcio”, ha explicado Mercé Cartié. Este proceso de intervención es un contrato que dura entre 12 y 18 meses en el que el proceso de coordinación de parentalidad conduce los procesos de toma de decisiones por parte de los progenitores, priorizando los intereses familiares. En cuanto a los retos del futuro de este proceso, Mercé Cartié ha identificado que “hay que definir el perfil, las competencias y regular la figura de la coordinación de parentalidad en nuestro ordenamiento jurídico; hay que realizar más investigaciones y establecer estándares y normas de prácticas para la coordinación de parentalidad”. Otro de los conceptos que ha definido ha sido la violencia intrafamiliar. “La protección e intimidad propias de la estructura familiar facilitan la existencia y ejercicio de la violencia y el mal trato, ya que la familia constituye el núcleo en el que se produce la mayor interacción e implicación afectiva”. Sin embargo, no todos los niños experimentan el mismo tipo de violencia en sus familias, por lo que las acciones que se lleven a cabo para resolver los problemas relacionales son diferentes. “Hay que proteger a los niños que reciben agresiones directas en casa, hay que intervenir cuando los niños sean observadores de violencia en su hogar y hay que verificar a los niños aparentemente preservados de la violencia entre sus padres”. Sin embargo, a veces aparecen hándicaps que dificultan resolver la violencia intrafamiliar, como por ejemplo las carencias vinculares, la presión social y mediática o la necesidad de articular decisiones protectoras y de no añadir más daños. Ante estas situaciones, Mercé Cartié ha explicado algunas variables en la evaluación y toma de decisiones con el fin de mejorar las relaciones familiares: “es importante estudiar el soporte social, la historia relacional familiar previa, la motivación subyacente al deseo de conservar la relación parentofilial y la situación emocional del hijo”. Destacado: hijos 2 divorcio 3