traje de luces - Peña Taurina Los Areneros

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EL RASTRILLO TAURINO Pág. 12
TRAJE DE LUCES
Por: Julián Agulla
De
toda
la
vida
hemos
escuchado que es bueno leer para
mantener activa la mente y, sobre todo,
para estar informado y para aprender
ya que ampliar conocimientos es algo
que siempre viene bien.
Todos los años, a finales de abril,
el periodista Pablo Pastor consigue que
se publique un Especial de Toros en El
Adelantado de Segovia, diario en el que
es jefe de la sección taurina. Son veinte
páginas en las que escriben, además
de Pablo, numerosos colaboradores, un
especial taurino que ya quisiéramos los
aficionados que lo tuvieran los
periódicos de tirada nacional en los que
hay primerísimas firmas al frente de las
secciones taurinas.
En el de este año y aludiendo a
los vestidos de torear, se escribe algo
que también suele oírse en los
comentarios de muchos aficionados.
“En la actualidad se puede comprobar,
en cualquier plaza y en cualquier
festejo, que hoy los aspirantes a
toreros, siendo apenas becerristas,
salen a la plaza vestidos como si fueran
a confirmar la alternativa en plena feria
de San Isidro de Madrid…. para matar
un becerro, incluso en cualquier gache,
lucen ternos de estreno. Antiguamente,
los toreros no estrenaban un vestido
sino cuando ya eran novilleros punteros
o, incluso, iban a tomar la alternativa.
Como muestra, cabe recordar que la
tarde del 26 de mayo de 1912 debutó
en Valencia un torero contrahecho,
patizambo…. Iba vestido con un terno
que al parecer alquiló en la
guardarropía de un teatro….. un vestido
ajado, con pocas luces y una seda de
color incalificable por lo sucio y gastado
de la misma. Aquel torero
se
anunciaba como Juan Belmonte”.
Da igual quien firme el artículo en
el que se hace esta alusión pues lo
puede suscribir cualquiera de los
muchos aficionados que opinan igual.
Tal vez porque en esto del toreo
siempre se alude al “antes” y a tiempos
pasados
que,
como
puede
demostrarse, no fueron mejores………
ni peores. Fueron otros tiempos y otras
circunstancias.
Si Belmonte tuvo que alquilar el
vestido para presentarse en Valencia
no denotaba más que su situación
personal y familiar; muchos hermanos y
un negocio en ruina lo que motivó que
Juan tomara la decisión de tratar de
“salir del pozo” dedicándose a los toros.
¿De todo su entorno, quién podría
costear un traje para que Belmonte
torease en Valencia y en las restantes
plazas donde estuviera contratado?.
Según parece y se desprende de
lo leído, algunos aficionados no ven con
buenos ojos que los novilleros, está
claro que no todos, lleven vestidos de
estreno o que lo parezcan y eso es
motivo de comentarios poco éticos y
tampoco es eso, porque son muy
poquitos los que pueden permitirse
esas licencias y, como muestra, voy a
reproducir algo referido al pasado mes
y a dos novilleros, uno hizo el paseíllo
en Las Ventas y dejó su sangre en la
arena: “Se sabía el vestido que luciría
Sebastián Ritter para jugarse la vida en
Madrid como ahora mismo podría decir
cual sacará en su próxima cita otro
EL RASTRILLO TAURINO Pág. 13
colombiano, Juan de Castilla. Celeste y
plata y es que no tienen más”.
Generalizar nunca ha sido lo
mejor para discernir situaciones,
contextos o comportamientos y lo de
los vestidos de torear de estreno es
algo a lo que se alude de igual forma
que se da vueltas a ese manido
remoquete de que “antes” todos los
novilleros terminaban con los vestidos
destrozados,
(menos
mal
que
no
eran
nuevos).
¿Qué diríamos si
viéramos
hacer
el
paseíllo aunque fuera en
un pueblo a un novillero
vestido como dicen que
salió
Belmonte
en
Valencia aquella tarde
de 1912?, estamos en el
siglo XXI y todo ha
cambiado para mejor.
Poco
nos
paramos a pensar en
nosotros mismos, en
nuestros hijos y en
nuestro entorno. Hoy en
día, muchos niños van al
colegio con la camiseta de su equipo
favorito, pero no una cualquiera, tiene
que ser la que acaba de salir, la que
han presentado hace dos semanas
para la próxima temporada además,
como parte de su “material escolar”, un
móvil de última generación en el bolsillo
y, para entretenerse hasta llegar al
cole, van jugando con una de las
muchas maquinitas que hay y que no
son precisamente baratas. Esto por
hablar de los “enanos” pero qué decir
de los que ya cumplen cierta edad y
estrenan coche sin haber acabado los
estudios universitarios y, obviamente,
sin haber trabajado en ningún sitio y
haber ganado lo suficiente para
permitirse el capricho. No hay más que
ver las calles y parques los días
siguientes a navidad y reyes para
comprobar lo “saludables” que están las
cuentas corrientes de padres y abuelos
según se refleja en los juguetes que
exhibe la chiquillería.
Lo que marca la diferencia entre
los chavales que han optado por
dedicarse a su afición taurina y el resto,
es la forma de vida diaria. Los que han
elegido el camino del toro, madrugan
para entrenar duro antes de ir a clase y
por la tarde, otra vez lo mismo, al salir
del “cole” entrenar y
entrenar y pocas salidas
con los amigos y ninguna
de esas de fin de
semana desde viernes a
domingo bien entrada la
madrugada ¿se ha visto
a algún novillero en esas
fiestas tan de “hoy en
día” como son los
botellones?.
Por suerte, en la
actualidad,
todos
podemos
permitirnos
algún que otro “capricho”
y si hay chavales que
salen con vestidos de
torear de estreno o que
lo parezcan, es porque la
familia puede costearlo o
porque se han juntado unos cuantos
amigos en forma de “peña” que han
querido
darle
la
sorpresa
obsequiándole con un traje o un capote
de paseo para que fuera “bien vestido”
en los compromisos que tuviera. La
mayoría de las veces, son vestidos de
matadores de toros que tienen “buena
pinta” y que un buen sastre ajusta a las
medidas del novillero.
Me
consta
que
para
el
compromiso de cierto novillero en
Madrid, hubo unos cuantos amigos, no
más de quince, que quisieron que
luciera alguna prenda que pensaron
regalarle y así le obsequiaron la
camisa, el corbatín y la faja, tal vez
poca cosa pero es que la economía no
les permitía pagar un capote de paseo
y menos aún un vestido nuevo.
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