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Conciertos Auditorio
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Conciertos Auditorio
Jeremy Irons, narrador
Kerstin Avemo, soprano
Martin Haselböck, director
Orchester Wiener Akademie
Oviedo
24 de Enero
Temporada 2015 - 2016
Auditorio Príncipe Felipe
Conciertos Auditorio
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Bienvenidos, bienvenidas.
No se permitirá la entrada a la sala o permanecer en las bocas de acceso una vez
comenzado el concierto, hasta la pausa establecida.
Se ruega
Puntualidad al comienzo de la representación así como no abandonar su localidad
mientras está saludando el director y hasta que los músicos inicien su retirada del
escenario.
Desconectar los teléfonos móviles y alarmas en relojes.
Mitigar con un pañuelo o la misma mano las toses repentinas, sobre todo en los momentos
lentos.
No desenvolver caramelos, ni abrir y cerrar bolsos de forma ruidosa.
Está prohibido introducir comida y/o bebida en la sala.
Queda absolutamente prohibido el acceso a la sala con cámaras fotográficas,
grabadores de audio, VTR o cualquier otro aparato grabador-reproductor de imagen
o sonido.
En atención a los artistas y público en general, se ruega el cumplimiento
de estas normas elementales.
Muchas gracias.
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24-01-2016
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Jeremy Irons, narrador
Kerstin Avemo, soprano
Martin Haselböck, director
Orchester Wiener Akademie
L. V. BEETHOVEN
(1770-1827)
Programa
Sinfonía No. 7 en La mayor, op. 92
Poco sostenuto – Vivace
Allegretto
Presto
Allegro con brio
Duración aproximada: 40 minutos
(Intermedio)
L. V. BEETHOVEN
(1770-1827)
L. V. BEETHOVEN
(1770-1827)
Ah! perfido, escena y aria para soprano y orquesta, op. 65
Escena: Ah! perfido, spergiuro
Aria: Per pietà, non dirmi addio
Duración aproximada: 12 minutos
Egmont, op. 84.
Obertura: Sostenuto, ma non troppo - Allegro - Allegro con brio
1. Canción. Die Trommel gerühret: Vivace
2. Entreacto I: Andante
3. Entreacto II: Larghetto
4. Canción. Freudvoll und liedvoll: Andante con moto Allegro assai vivace
5. Entreacto III: Allegro – Marcia vivace
6. Entreacto IV: Poco sostenuto e risoluto - Larghetto - Andante agitato
7. Clärchens Tod bezeichnend: Larghetto
8. Melodrama: Poco sostenuto - Poco vivace - Andante con
moto - Allegro ma non troppo
9. Sinfonía de la victoria: Allegro con brio
Duración aproximada: 38 minutos
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Jeremy Irons
El actor de origen británico tiene un legado
extraordinario en el cine, televisión y teatro.
Jeremy Irons ganó el Premio de la Academia
como Mejor actor por su Claus von Bülow en
la película Reversal of Fortune. Además ha recibido el Globo de Oro, el Primetime Emmy,
Tony Award (The Real Thing) y SAG Award.
Sus actuaciones más destacadas incluyen La
mujer del Teniente francés, La Misión, Inseparables, Herida, M. Butterfly y Lolita. Irons es
también la voz del león Scar en El Rey León
de Disney. Y muestra otras facetas en el género de acción, como en La jungla de cristal 3.
Hay que destacar asimismo sus actuaciones en
Conociendo a Julia, Appaloosa con Ed Harris y Viggo Mortensen, y Belleza
robada de Bertolucci.
Recientemente aparece en el National Theatre de Londres en Never so Good,
y en The Gods Weep en la Compañía Royal Shakespeare. Es muy conocido
su papel de Charles Ryder en la serie de culto de televisión Retorno a Brideshead, además de premiadas miniseries como Elizabeth I dirigida por Tom
Hooper y, desde 2010, encarna a Alejandro VI en Los Borgia. En 2012, Irons
fue actor destacado y productor ejecutivo en Trashed, premiado documental
(Cannes Film Festival) sobre el medio ambiente.
Los trabajos más recientes de Irons en el cine incluyen Margin Call con
Kevin Spacey, El ladrón de palabras, Hermosas criaturas de LaGravenese y
Tren nocturno a Lisboa de Bille August. Además, destacan en el último año
High-Rise, The Man Who Knew Infinity, producción de Edward R. Pressman
dirigida por Matthew Brown, Race de Stephen Hopkins, y la próxima Batman v Superman: Dawn of Justice.
Irons acaba de completar la producción de The Correspondent en Piedmont,
dirigido por Giuseppe Tornatore. Y recientemente se unió a Isabella Rossellini en una lectura de la autobiografía de Ingrid Bergman, My Story, en la
Academia de Música de Brooklyn (BAM).
© Jonathan Hession
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Kerstin Avemo
Los amantes de la lírica pudieron escuchar a la
soprano sueca este verano como Olympia/Giulietta de Los Cuentos de Hoffmann en Bregenz,
bajo dirección de Herheim. Empezó temporada
como Maid de Powder her Face en la Monnaie y
Polonia. En la última temporada fue Atalanta en
Serse, dirigida por Jean Christophe Spinosi en
Estocolmo –donde también canta Mélisande de
Debussy–, en una producción que se vio en Versalles. Sus compromisos actuales incluyen Despina (Così fan tutte) en Teatro Real de Madrid,
La Monnaie y Wiener Festwochen; Euridice en
Göteborg, y en Schwanengesang D.744 de Schubert, bajo dirección de Castellucci en Avignon, La Monnaie y Paris. También
forma parte de la película The Casanova Variations con John Malkovich.
Entre los roles que ha encarnado están Lulu y Lucia di Lammermoor, Wendla
Bergmann de Benoît Mernier’s Frühlings Erwachen, Kristin de Boesmans’ Julie
(Festival d’Aix-en-Provence, La Monnaie); así como Blondchen (Die Entführung aus dem Serail), Servilia (La Clemenza di Tito), Oscar (Un ballo in maschera), Musica and Euridice (L’Orfeo), Ofelia (Hamlet), Gretel, Juliette, Adele
(Die Fledermaus), Gilda (Rigoletto), Violetta (La Traviata), Zerlina, en escenarios como Ópera de Frankfurt, Opernhaus Zürich, Aix-en-Provence, Bolshoi,
Deutsche Oper am Rhein, DNT Weimar, Royal Swedish Opera, Royal Danish
Opera. También cantó Iris (Semele) dirigida por William Christie en Theater an
der Wien, y Sophie (Der Rosenkavalier) en Génova. De modo que trabaja con
directores como Luc Bondy, David Mc Vicar, Christoph Loy y Kasper Holten, y
bajo dirección musical de Daniele Gatti, Kazuchi Ono, René Jacobs, Emanuelle
Haïm, Esa-Pekka Salonen.
En concierto, canta obras como Les Illuminations de Britten, Pasiones de Bach,
Requiem de Brahms y Mozart, Carmina Burana. Su discografía incluye Kristin
en Boesmans Julie (Cypres), Amor de Orfeo ed Euridice (Naxos) y con René Jacobs
el Messiah de Haendel (Harmonia Mundi). En DVD participa en Die Entführung aus dem Serail de Christoph Loy (Frankfurt).
© Peter Knutson
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Martin Haselböck
El director musical austriaco, Martin Haselböck
procede de una renombrada familia de músicos.
Al principio de su carrera, después de sus estudios en Viena y París y de haber sido laureado
con varios premios, alcanzó fama internacional
como solista de órgano, colaborando con directores como Claudio Abbado, Lorin Maazel
y muchos otros. Ha sido galardonado por sus
muchas grabaciones de órgano con el Deutscher
Schallplattenpreis, el Diapason d’Or y el Premio
Liszt húngaro. En 1985 Martin Haselböck fundó la Orchester Wiener Akademie, orquesta de
instrumentos de época. Aparte de tocar en una
serie anual de conciertos en el Musikverein de Viena, él y su orquesta, nombrados a menudo artistas en residencia, son invitados habitualmente a las salas de
conciertos y en producciones de ópera en todo el mundo. Ha dirigido el Wiener
Symphoniker, el Gewandhaus de Leipzig, la Orquestra Guiseppe Verdi Milano
y las orquestas nacionales de España, Eslovaquia, y de otros lugares. En América del Norte ha trabajado como director con la Filarmónica de Los Ángeles,
Orchestra de Philadelphia, y también con las orquestas de Washington, San
Francisco y Sinfónica de Toronto.
© Meinrad Hofer
La temporada pasada Haselböck dirigió por primera vez las Sinfónicas de Vancouver y Sydney, la Filarmónica de Malasia y la Orquesta de Ulster. Fue nombrado Director Musical de la Musica Angelica Baroque Orchestra de Los Ángeles
en 2004. Con este conjunto ofrece habitualmente series de conciertos en California y frecuentemente hace giras internacionales. Martin Haselböck también
ostenta una carrera de director de ópera desde que hizo su debut en el Festival
Handel de Göttingen. Fue el primero en poner en escena nuevas producciones
en Alemania de las grandes óperas de Mozart con instrumentos de época, y en
1991 su producción de Don Giovanni recibió el premio Mozart concedido por
la Ciudad de Praga. Desde 2000 ha dirigido catorce nuevas producciones en los
festivales de Salzburgo, Viena y los teatros de ópera de Hamburgo, Colonia y
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Halle. En 2007 fue nombrado Director Artístico del Festival Reinsberg en la
Baja Austria, en el que ha dirigido aclamadas producciones de Der Freischütz,
Fidelio, Hänsel und Gretel y Acis & Galatea. En 2014 inauguró una nueva serie
en Viena, interpretando las sinfonías de Beethoven en los mismos teatros donde
fueron sus estrenos. En suma, Martin Haselböck es fundador y Director Musical actualmente de la Wiener Akademie Orchester de Viena, Director Musical
de la Orquesta Barroca Música Angélica (Los Ángeles) y Director Titular del
Festival Liszt de Raiding (Austria).
Orchester Wiener Akademie
Desde 1985, año en el que el distinguido director musical y organista Martin
Haselböck fundó la Orchester Wiener Akademie, la orquesta ha recibido elogios internacionales por su inconfundible musicalidad, virtuosismo y energía.
La Orchester Wiener Akademie es la única orquesta austriaca que ofrece un
amplio repertorio de las épocas barroca, clásica, romántica y de principios del
siglo XX, con instrumentos antiguos y modernos según el programa.
Su ciclo anual de conciertos en el Musikverein de Viena se ha convertido en
un acontecimiento popular en el calendario de la ciudad, con artistas invitados
como Daniel Hope, Thomas Hampson, Elisabeth Kulman, Cecilia Bartoli y
muchos otros. Como Orquesta en residencia del Festival Internacional de Liszt
en Raiding, la Wiener Akademie ha tenido una extraordinaria acogida para sus
conciertos y grabaciones de la integral para orquesta de Franz Liszt.
La orquesta, que hace numerosas giras, ha aparecido en festivales internacionales de música y series de conciertos como el Festival de Primavera de Praga y
Festival Schleswig-Holstein, entre muchos otros. Ha tocado en los teatros más
importantes del mundo, incluyendo el Barbican Hall de Londres, el Massy Hall
de Toronto, Château de Versailles, Suntory Hall de Tokio, el Philharmonie de
Colonia, el Palau de la Música y el Concertgebouw de Amsterdam.
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La ópera y el teatro forman parte también del trabajo de la Orchester Wiener Akademie, tanto con sus propias producciones como en colaboraciones. De
manera reciente se incluyen producciones de las principales operas de Mozart,
Orfeo ed Euridice de Gluck y otras de Haydn. Con el actor John Malkovich, la
Orchester Wiener Akademie estrenó dos obras de teatro musical del escritor y
director austriaco, Michael Sturminger: Infernal Comedy en 2009 y The Giacomo
Variations en 2011. Desde su estreno, ambas obras han sido interpretadas más de
ciento cincuenta veces en Hamburgo, Budapest, París, Praga, Estambul, Nueva
York, Buenos Aires, Tel Aviv y Montreal, entre muchas otras ciudades.
En verano de 2013, la Orchester Wiener Akademie y Martin Haselböck actuaron en la adaptación de The Casanova Variations para la gran pantalla, con
John Malkovich en el papel principal. En 2014, Haselböck y la orquesta estrenaron el nuevo ciclo de conciertos RE-SOUND Beethoven, utilizando instrumentos antiguos. RE-SOUND Beethoven incluye las nueve sinfonías del
compositor de Bonn.
© Meinrad Hofer
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Notas al programa
Para la libertad
En su vida y en su arte, Ludwig van Beethoven fue un paladín de la libertad.
Nada relacionado con ella le era ajeno: «En el mundo del arte, como en el conjunto de la gran creación, la libertad, el progreso son el único objetivo», leemos
en una carta que escribió a su amigo y discípulo, el archiduque Rodolfo, el 29 de
julio de 1819. Detestaba la tiranía, en todas sus formas, y cuando supo que su
hasta entonces admirado Napoleón se había autoproclamado emperador estalló
en furia porque, a sus ojos, eso equivalía a que se situaba por encima de los demás, lo que lo convertía en un tirano: el tiempo –con, entre otras muchas cosas,
las dos invasiones francesas de Viena, su ciudad adoptiva– le daría la razón.
No es extraño, por tanto, que el tema de su única ópera sea, en última instancia,
la libertad intrínseca del ser humano, que nada ni nadie puede cercenar. Un
prisionero político que se ha visto injustamente privado de ella –Florestan–
y una mujer decidida a dar su vida por liberarlo –Leonore– es todo lo que
necesita Beethoven para, bien pertrechado de símbolos, entonar un canto a
la libertad. El eco de Leonore reaparecería cinco años después en la música
incidental sobre Egmont de Goethe, un drama en el que abundan los paralelismos con la ópera: un héroe apresado por sus ideas, el intento de rescate –aquí
fallido– protagonizado por su amada, Clärchen, y la liberación política como
telón de fondo. El Flandes de la obra original, oprimido por el yugo español,
encontraba además ahora un fácil correlato en la Austria sojuzgada por las
tropas napoleónicas.
Aparte de la obertura, Beethoven escribió otras nueve piezas musicales que
habían de interpretarse durante la representación de la obra teatral. Cuatro de
ellas fueron concebidas como pasajes puramente instrumentales que servían
de engarce de los cinco actos del drama: Beethoven anota claramente en la
partitura que la orquesta debe empezar a tocar nada más descender el telón del
acto precedente. Otras dos son sendas canciones para Clärchen, la primera de
las cuales anticipa de algún modo algunos de los Lieder de inspiración bélica
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de los varios que compondría Gustav Mahler a partir de poemas contenidos
en la colección Des Knaben Wunderhorn: Clärchen anhela ser un soldado (y
vestirse, por tanto, de hombre, de nuevo como Leonore) para poder estar y
combatir junto a su amado. La segunda, en cambio, ahonda en el inevitable
oxímoron –felicidad y dolor– que suele ir asociado al amor y tampoco es difícil
percibir en ella ecos del aria Komm, Hoffnung que canta Leonore en el primer
acto de la ópera.
Pero Clärchen no logra en Egmont liberar a su amado, por lo que decide envenenarse y morir también ella misma como una mártir. Para acompañar su
muerte compone Beethoven un emocionante planto instrumental en Re menor, la tonalidad fúnebre por antonomasia, marcado Larghetto, mientras que
una música de tempi y caracteres mucho más cambiantes proporciona el trasfondo musical del melodrama (texto recitado y música) en que Egmont, en el
interior de su celda, tiene una visión en la que se le aparece la imagen de la
libertad en forma de mujer que, cómo no, tiene rasgos muy semejantes a los
de su Clärchen y le coloca una corona de laurel sobre su cabeza: otro mártir
para la causa. El décimo y último número es una breve “sinfonía de la victoria”
ya presagiada al final de la obertura y que cumple la función de recordarnos
que, a pesar de las dos muertes, la libertad –la del pueblo, la colectiva, la que
trasciende las personas concretas– acabará triunfando. El entrecortado y opresivo Fa menor de la obertura ha dado paso a un amplio, resonante y definitivo
Fa mayor: el sometimiento y el dolor del comienzo se han transformado en el
júbilo febril e incontenible de la recién conquistada libertad.
Hoy no veremos representados los cinco actos de Egmont, pero sí que escucharemos recitados, los textos adaptados por Franz Grillparzer a partir del drama
original de Goethe y que han sido expresamente traducidos al inglés para esta
ocasión por Christopher Hampton. La presencia de una soprano para cantar
los dos Lieder de Clärchen se aprovechará para que oigamos la escena y aria
Ah! perfido, compuesta por Beethoven a partir de un texto de Pietro Metastasio en Praga en 1796, donde residió en la misma posada en que había estado
Mozart tan solo siete años antes, Das goldene Einhorn (El unicornio dorado).
Es muy probable que su destinataria fuese la cantante Josefa Duschek, para
quien Mozart había escrito otra aria de concierto, Bella mia fiamma, posible
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modelo beethoveniano. Resulta significativo que la solista elegida inicialmente
por Beethoven, la soprano Anna Milder, fuera también la misma cantante que
había estrenado Leonore en 1805: una conexión más con la ópera e, indirectamente, con Egmont.
La Séptima Sinfonía empezó a gestarse poco después del estreno de la música
incidental de Egmont, aunque no se interpretaría por primera vez hasta el 8 de
diciembre de 1813. Alejada del componente heroico de la Tercera o del programa protoecologista de la Sexta, la Séptima se sitúa mucho más en la estela de la
Quinta Sinfonía. Carece de su carácter cíclico o de su marcado sentido direccional modal menor-mayor, pero sí comparte con ella su irresistible impulso
rítmico: podría decirse, de hecho, que el ritmo es su verdadero hilo conductor,
su razón de ser. Poco después Beethoven se sumergiría en una profunda crisis
creativa. Sabía que tenía que explorar nuevos caminos, pero no sabía cómo hacerlo y quedó sumido durante meses en un insólito silencio: la conformación
de lo que hoy conocemos como su estilo de última época fue lenta y dolorosa.
Pero su afán de libertad y de progreso le impedía quedarse quieto o conformarse con reiterar fórmulas ya gastadas y, al menos para él, agotadas. Con un
programa como el de hoy, bien podemos terminar asociando aquella lucha con
los versos de El herido que escribiría, muchos años después, nuestro Miguel
Hernández: «Para la libertad sangro, lucho, pervivo. […] Porque soy como el
árbol talado, que retoño: / porque aún tengo la vida».
Luis Gago
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Texto para la música incidental de
Beethoven para Egmont de Goethe
adaptado por FRANZ GRILLPARZER
versión de CHRISTOPHER HAMPTON
traducción de Luis Gago
Nos encontramos en la Bruselas medieval,
fuera de las puertas de esta rica y bulliciosa ciudad.
Está celebrándose una competición de tiro con ballesta,
ciudadanos contra soldados de la Corona.
“¡Disparad todos los que queráis, no vais a igualarme!
Tres en el negro, no habéis acertado eso en vuestra vida”.
La ballesta dispara: ¡sólo dos en el círculo!
Resuenan las felicitaciones para el campeón;
entonces aparece un último contendiente y apunta:
“¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! ¡Cuatro!”
“Cuatro en el círculo. ¡Qué diablos, lo ha conseguido!”
“¡Larga vida al rey, tres hurras! ¡Y otros tres hurras!”
La multitud está rugiendo
y empujando y estrechando su mano libre.
Alguien dice: “¡Es uno de los Egmont!”
¡Egmont! El nombre resuena por toda la plaza:
¡el vencedor de San Quintín,
el héroe de Gravelingen!
“¡Tres hurras por Egmont! ¡Desde nuestros corazones!”
¡Hurra! Y se alegran y elevan sus copas hacia lo alto.
Volvamos atravesando la ciudad semidesierta;
el sol está poniéndose.
Centellean las luces en la casa de la regente Margarita.
Conocemos nuestro camino por todas las callejuelas ensombrecidas.
Una puertecita conduce a una escalera de caracol.
Es estrecha; la puerta de cristal está semioculta,
dentro hay luces y una amistosa conversación.
Una mujer entrada en años, corpulenta,
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vestida a la manera tradicional holandesa, está sentada en un sillón,
observando benévolamente a un joven
que sujeta con sus brazos una madeja de lana
para poder enrollarla en una bola.
Al otro lado, un destello de unos ojos marrones oscuros:
“¿Qué es lo que pasa, Brackenburg?
¿Por qué no quieres sujetarme la lana?”
“Evítame hoy esta tarea, Clara, te lo ruego”.
“¿Por qué negarme este favor tan trivial?”
(Silencio.)
¡Qué hermosa es! Es como un ángel,
Una niña con alas, una mensajera de la ira,
cuyos nobles ojos iluminan el mundo.
Es la muchacha de la que está enamorada el conde Egmont,
Se desliza hasta ella, el manto sobre su barbilla,
para gran escándalo de sus envidiosas vecinas.
Ella sabe todo esto, está tanto feliz como triste,
Se siente doblemente dichosa en un sentido: ella lo ama;
pero llora amargamente, con sonoros sollozos,
¡porque sabe que nunca podrá ser la esposa
del hombre al que adora más que a su vida!
Desearía poder haber sido un muchacho, un hombre,
para servirle en los buenos y en los malos tiempos, día y noche,
portando su estandarte a todas las batallas.
¡El tambor redoblad!
¡El pífano tocad!
Mi amor, con su armadura,
está al frente de su escuadrón,
Con su lanza en alto
dirige a su gente.
¡Cómo me palpita el corazón!
¡Cómo borbota mi sangre!
¡Ah, ojalá tuviera un jubón,
y yelmo y pantalón!
Lo sigo fuera de la puerta
con paso valeroso,
las provincias recorrería,
por doquier lo acompañaría.
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Ya retrocede el rival,
disparamos dentro de sus filas;
¡qué dicha sin igual
ser un hombre!
Alégrate, pues, porque toda felicidad es pasajera,
coge todo aquello que florezca a tus pies,
oigo una voz que me advierte y, a lo lejos,
el sordo batir de las lóbregas alas del desastre.
Guillermo de Orange pronunció la sombría advertencia
mientras Egmont ascendía por su escarpado camino,
largo tiempo odiado y sospechado por el español.
El amigo que le advirtió no se apartó nunca de su lado;
enviado seguramente por el cielo
para conducirlo al borde del abismo
y mostrarle que la caída es en picado.
“No, Guillermo, es imposible.
Porque, ¿quién se atrevería a hacernos daño?”
“El duque de Alba está de camino”. “No lo creo”.
“Sé que posee un verdadero instinto para el asesinato,
y cuenta con su propio ejército.
Y la regente despejará un camino para él”.
Guillermo ha comprendido el juego de su adversario,
se ha apresurado a volver para salvar a los dos de la ruina.
Pero Egmont no lo seguirá. En vano
se aferra a su querido amigo, implorándole.
Seguro en su orgullo, apoyándose
en sus sagrados derechos, Egmont se enfrentará al duque
para oír la orden del rey de sus propios labios.
“Freudvoll und leidvoll …”, llena de alegría y de melancolía:
¡tal es el destino de la vida y del amor!
El amor aguarda dichosamente mientras cae la tarde,
su presencia llena la silenciosa casa de Clara,
¡pero la tristeza se halla tan cerca como el alba!
Los anhelos de una joven pasión desenfrenada
y las objeciones de una madre asustada
dejan su huella en nuestros corazones.
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“Deberías tener más respeto por Brackenburg.
Llega un momento en el que das gracias a Dios
por cualquier refugio en el que puedas entrar sigilosamente”.
“Si llega ese momento, que llegue como la muerte.
Pero, ¿renunciar a ti, Egmont? No, no puedo,
¡Imposible… imposible!”
Llena de alegría
y de melancolía,
sumida en pensamientos;
medrosa
y temblorosa,
envuelta en mil tormentos;
radiantemente jubilosa,
mortalmente desconsolada:
tan solo es dichosa
el alma enamorada.
Y entonces, ¡aparece Egmont!
Entra por última vez en el paraíso,
un ángel sonriente revolotea por encima de él,
y del deleite que inunda sus corazones
¡puede hablar sólo el corazón, no la voz!
Y lo que las palabras intentan decir sin éxito
tan solo la música puede atreverse a expresarlo.
Héroe, despierta: el hombre que ama a su país
debe dar su espalda a la felicidad.
Llega un ejército extranjero, con cadenas y grilletes,
vuestros nobles compatriotas serán esclavizados.
(Empieza a sonar la Marcia vivace.)
El funesto y fríamente burlón duque de Alba aguarda
para franquear al frente de su chusma las puertas de Bruselas.
Así que Egmont, sin saberlo, se encuentra
frente al mensajero de la muerte del rey Felipe,
¡Atrapado en la red del artero cazador,
alzando su voz por la justicia y el honor!
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No permitirá que se deshonre a su pueblo.
Pero el duque de Alba es una roca recubierta de hielo,
que sólo sabe poner precio a los esclavos,
un siervo sádico de un rey lejano.
Hace caso omiso de su orden de favorecer la compasión
y hace gala únicamente de una dura severidad.
Quiere confinar nuestra fe en estrechos límites,
las eternas libertades de nuestra mente.
Profundamente ultrajado, Egmont responde:
“¿Por qué no exigir nuestras cabezas?
Para un alma noble no existe diferencia
entre doblar el cuello bajo esta tiranía
o arrodillarse ante la guillotina”.
¡Ahora se ha completado el destino del héroe!
Un grupo de soldados extranjeros llena la sala.
El noble Egmont resulta enseguida derrotado
y se le obliga a depositar su fiel espada
a los pies del esclavo, para su eterna gloria
y para la vergüenza eterna de su enemigo.
Grita: “¡Guillermo!” ¡Porque el consejo de su amigo,
tan despreocupadamente rechazado, fue en verdad
una certera premonición de este terror!
Suenan con estruendo los cerrojos del calabozo…
¡Oh, Clara! ¡Alma fiel! ¿Cómo puedes vivir
mientras los sanguinarios verdugos condenan a tu amado?
Las súplicas apasionadas de ella son en vano.
“Atadme las manos, salvadme de mi desesperación;
y arrojadme ahora al calabozo más profundo,
puedo golpear mi cabeza contra los húmedos muros,
clamando por su libertad, soñando con su liberación,
cómo podría salvarlo si no estuviera encadenada,
soñando con su liberación”.
(Silencio.)
¡Pero no puede escalarse por los gruesos muros de la prisión
y los asesinos de Egmont hacen guardia junto al patíbulo!
Su corazón se calla, la tristeza la aplasta.
¡Se acabó! Ella busca la paz eterna.
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Dulce flor, ¡cuán solitarias sangran tus heridas!
¡Pronto perecida, pero sin marchitar,
recostada sobre el pecho de tu amigo!
Cansada, cansada,
la luz de la lámpara se apaga y se hace el silencio.
¡Paz, paz,
paz para el cuerpo y el alma!
Nuestros ojos asustados, en busca de luz y consuelo,
se apartan de la fría oscuridad de la muerte.
Consuelo y luz: ¿dónde se encuentran en el calabozo
en que el amado de Clara aguarda sus últimas horas?
¡El héroe en la noche antes de su muerte!
¿Está pálido su rostro? ¿Están sus ojos llenos de temor?
¿Brilla su alta frente con un sudor frío?
(Silencio.)
El hombre justo sabe cómo tener una muerte justa.
Recorre erguido el estrecho camino
al que lo ha conducido la grave mano del destino
hasta que la noche concluya en un dorado amanecer.
¡Sueño delicioso! Llegas tan de buen grado, como pura felicidad, sin ser solicitado ni
implorado. Deshaces los nudos del vigoroso pensamiento, amalgamas las imágenes de
la dicha. Y del sufrimiento.
Libres de trabas, fluyen sin cesar las esferas de la armonía interior y
mecidos en una placentera irracionalidad,
nos hundimos y dejamos de ser.
Egmont duerme. Bajo su camastro parece abrirse el muro y se le revela una deslumbrante aparición: la libertad, con ropas celestiales. Tiene el rostro de Clara e inclina su
cabeza ante el héroe dormido.
Ella le dice que sea feliz, explicándole que su muerte traerá consigo la libertad de las
provincias. Será ensalzado como un conquistador y será coronado con laureles.
Egmont se despierta, la prisión se ilumina poco a poco con el alba. Su primer movimiento es levantar la mano para sentir su cabeza; se levanta y mira a su alrededor, sin
dejar de levantar la mano hasta su cabeza.
(Un redoble de tambores lejano.)
La corona ha desaparecido…
¡Hermosa visión,
la luz del día te ha ahuyentado!
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Pero estaban, sí, estaban unidas,
las dos dichas más grandes de mi corazón:
la divina libertad,
que tomaba prestados los rasgos de mi amada,
se puso delante de mí con los pies manchados de sangre,
el ondulante dobladillo de su vestido manchado de sangre.
Era mi sangre y la sangre de muchos corazones nobles.
(Tambores.)
¡No, no fue derramada en vano!
¡Adelante, pueblo heroico!
¡La diosa de la victoria os guía hacia delante!
E igual que el mar puede romper vuestras esclusas, debéis uniros
y derribar los muros de la tiranía.
(Redoble de tambores.)
Y ahora, desde este calabozo,
corro hacia una muerte honorable:
muero por la libertad,
he vivido y luchado por la libertad toda mi vida,
Y ahora, apenado, me sacrifico.
¡Valor, amigos míos!
Detrás de vosotros están vuestros padres, mujeres e hijos!
Los españoles actúan impulsados por las hueras palabras de su soberano,
no por su propia y libre voluntad.
¡Proteged vuestras casas, amigos míos!
Y para salvaguardar a vuestros seres queridos, morid con alegría,
(Pasa el redoble de tambores.)
siguiendo mi ejemplo.
(Traducción: Luis Gago)
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L.V. Beethoven / P. Metastasio: Ah! Pérfido
Ah! perfido, spergiuro,
barbaro traditor, tu parti?
E son questi gl’ ultimi tuoi congedi?
Ove s’ intese tirannia più crudel?
Va’, scellerato!
Va’, pur fuggi da me,
l’ira de’ Numi non fuggirai.
Se v’è giustizia in ciel, se v’è pietà,
congiureranno a gara tutti a punirti!
Ombra seguace! presente,
ovunque vai, vedrò le mie vendette;
io già le godo immaginando;
i fulmini ti veggo già balenar d’intorno.
Ah no! ah no! fermate, vindici Dei!
risparmiate quel cor, ferite il mio!
s’ei non è più qual era, son io qual fui;
per lui vivea, voglio morir per lui!
¡Ah! Pérfido, perjuro,
cruel traidor, ¿te vas?
¿Y estas son tus últimas palabras de despedida?
¿Dónde se ha conocido una tiranía más cruel?
¡Vete, depravado!
Vete, aléjate de mí,
no podrás huir de la ira de los Dioses.
Si hay justicia en el cielo, si hay piedad,
¡competirán entre ellos para castigarte!
¡Oscuridad, mi cómplice! Dondequiera que vayas,
allí estaré presente para ver mi venganza;
ya disfruto sólo imaginándolo;
ya veo los rayos relampaguear a tu alrededor.
¡Ah, no! ¡Ah, no! ¡Deteneos, Dioses vengadores!
¡Perdonad a ese corazón, herid el mío!
Si él ya no es como era, yo sigo siendo tal cual fui;
¡por él he vivido, quiero morir por él!
Per pietà, non dirmi addio,
di te priva che farò?
Tu lo sai, bell’ idol mio!
io d’afanno morirò.
Ah crudel! tu vuoi ch’io mora!
tu non hai pietà di me?
perchè rendi a chi t’adora
così barbara mercè?
Dite voi, se in tanto affanno
non son degna di pietà?
Por piedad, no me digas adiós,
¿qué voy a hacer privada de ti?
Tú lo sabes, ¡hermoso ídolo mío!,
moriré de angustia.
¡Ah, cruel! ¡Quieres que yo muera!
¿No tienes compasión de mí?
¿Por qué recompensas tan cruelmente
a quien te adora?
Decidme, ¿no soy digna de compasión
sumida en tal angustia?
Pietro Metastasio
(Traducción: Luis Gago)
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Próximos Conciertos
Oviedo | Temporada 2015 – 2016 | Auditorio Príncipe Felipe
Enero 30 J.P.
Wayne Marshall, piano y dirección
Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia
Programa:
G. Gershwin: Of thee I sing. Obertura
G. Gershwin: Rhapsody in Blue
G. Gershwin/R. Russell Bennett: Gershwin in Hollywood
L. Bernstein: Danzas sinfónicas de West Side Story
L. Bernstein: Candide. Obertura y suite
Febrero 6 C.A.
Daniel Müller-Schott, violonchelo
Christoph Eschenbach, director
National Symphony Orchestra (EE.UU.)
Programa:
Ch. Rouse: Phaethon
A. Dvorák: Concierto para violonchelo y orquesta en si menor, op. 104
J. Brahms/A. Schönberg: Cuarteto con piano en sol menor,
op. 25 (arr. para orquesta)
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Conciertos Auditorio
Jornadas de Piano “Luis G. Iberni”
Oviedo | Temporada 2015 – 2016 | Auditorio Príncipe Felipe
Todos los conciertos comenzarán a las 20:00 h, a excepción de los que coincidan en domingo, que comenzarán a las 19:00 h.
Octubre 24 CA
Leonidas Kavakos, violín y dirección
Orquesta de Cámara de Europa
Noviembre 7 JP
Bertrand Chamayou, piano
Oviedo Filarmonía
Marzio Conti, director
Noviembre 12 JP
Stephen Kovacevich, piano
Noviembre 26 CA
Francesca Dego, violín
Oviedo Filarmonía
Diego Matheuz, director
Diciembre 9 CA
The King’s Singers
Enero 13 JP
Mitsuko Uchida, piano
Mahler Chamber Orchestra
Enero 24 CA
Jeremy Irons, actor
Kerstin Avemo, soprano
Wiener Akademie
Martin Haselböck, director
Enero 30 JP
Wayne Marshall, piano y dirección
Orquesta Sinfónica de la Radio
de Colonia
Febrero 6 CA
Daniel Müller-Schott, violonchelo
National Symphony Orchestra
(EEUU)
Christoph Eschenbach, director
Conciertos Auditorio
Febrero 8 JP
Fazil Say, piano y dirección
Camerata Salzburg
Febrero 11 CA
Martin Fröst, clarinete
Orquesta de Cámara Sueca
Thomas Dausgaard, director
Febrero 17 CA
Edgar Moreau, violonchelo
Oviedo Filarmonía
Abril 20 CA
Egils Silins, bajo-barítono
Olesya Petrova, mezzosoprano
Andreas Zagar, actor
Coro Fundación Princesa de Asturias
Oviedo Filarmonía
Marzio Conti, director
Abril 25 JP
Denis Matsuev, piano
Mayo 14 CA
Marzo 5 JP
Mariella Devia, soprano
Albert Casals, tenor
Oviedo Filarmonía
Marzio Conti, director
traordinario
Mayo 25 CA
Tung-Chieh Chuang, director
Concierto ex-
Marzo 14 CA
Midori, violín
Fort Worth
Symphony
Orchestra
Miguel HarthBedoya, director
La Cetra Barockorchester Basel
Junio 2 CA
FUERA DE
ABONO
Lang Lang
Magdalena Kožená, mezzosoprano
Andrea Marcon, director
Abril 16 CA
Filarmónica della Scala de Milán
Myung-whun Chung, director
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Solistas a
determinar
Orfeón Donostiarra
Orchestre National du Capitole de
Toulouse
Tougan Sokhiev, director
Conciertos Auditorio
página 24
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