EL PERFIL DE LOS ASESINOS EN SERIE

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EL PERFIL DE LOS ASESINOS EN SERIE
Carmen Bellido Rodríguez*; Rosalía Trilles Sobes**; Amparo Peris Salas***
* Medico Forense IML Valencia, Lda. Criminología
** Psicóloga Forense, Lda. Criminología
*** Lda. Derecho y Criminologia Miembros de apcv (Asociación de criminólogos de la CCAA.
Valenciana)
y fundadoras de In Valencia Mediación
[email protected]
RESUMEN:
La propuesta incluye la definición de asesinos en serie que procede del Federal Bureau of
Investigación (FBI), y fue elaborada por un detective, Robert K. Ressler, que había sido uno de los
fundadores de la Violent Criminal Apprehesion Program (Vi-CAP), una base de datos donde se
recogían todos los casos de homicidios resueltos y no resueltos, personas desaparecidas, cadáveres
no identificados de víctimas de homicidios, violaciones, abusos sexuales pederásticos, etc. La
definición de Ressler, elaborada en 1988, permanece clásica. Según esta “El asesino en serie
corresponde a tres homicidios o más. El asesino en serie premedita sus crímenes que son a menudo
fantaseados y planificados con detalle”. Existen varias clasificaciones: La más utilizada es la que
Hazelwood y Douglas, del FBI, propusieron a principios de los años 80: asesino organizado versus
desorganizado, que corresponde al modo de comportamiento criminal de los asesinos en serie, en la
escena del crimen. De otra parte, GEBERTH, en su manual de investigación criminal destinado a los
policías de los Estados Unidos, describe las características ambas tipologías. Los estudios
epidemiológicos realizados muestran que estos criminales son mayoritariamente hombres, jóvenes y
de tipo caucasiano El asesino en serie actúa generalmente sólo, pero entre un cuarto y un tercio de
los casos puede existir un cómplice, formandose un verdadero equipo. Un 60 % de ellos tienen
menos de 30 años cuando han cometido el primer crimen. Cerca del 10 % de los asesinos en serie
pertenecerían a una profesión médica o paramédica.
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INTRODUCCION
El problema de la criminalidad es uno que afecta a todos los países del mundo moderno y que
ha estado presente en la historia humanidad.
Se cometen toda clase de crímenes: contra la persona, la propiedad, los Derechos civiles,
contra el Estado, entre otros. Pero dentro de todos los delitos que el ser humano puede cometer se
encuentra uno de los peores: el asesinato, porque atenta contra el Derecho natural o civil más
importante: la vida de las personas.
El asesinato puede ser un incidente aislado, dirigido contra una persona en particular, pero
en este delito se pueden victimizar a varias personas, familias, grupos étnicos, e incluso naciones.
La aportación del Centro de Análisis de Delitos con Violencia del Negociado Federal
de Investigaciones ( F.B.I.) ha permitido la elaboración de un sistema de clasificación que
envuelve la muerte violenta de más de una persona.
El Proyecto de Investigación de la Personalidad Criminal, en los Estados Unidos, estudió
un grupo de personas convictas por asesinato y encontraron que, en el caso específico de los
asesinos en serie, todos eran sexualmente disfuncionales. Sus relaciones sexuales nunca eran
satisfactorias. Presentaban inclinaciones hacia la tortura, la dominación y el sadismo o
sadomasoquismo. Al comprender que eran incapaces de satisfacerse sexualmente, se producía en
ellos un resentimiento caracterizado por comportamiento agresivo.
Sus hallazgos revelan que el criminal en serie no asesina por motivos económicos, salvo
algunas excepciones; manipulan a sus víctimas; muchos no pueden vivir con otras personas; otros
llevan una doble vida: tienen familia y trabajo relativamente estables. Les gusta ejercer autoridad;
tienen un fondo de perversión sexual y cuando no quedan satisfechos sexualmente asesinan,
desplazando así sus propias frustraciones.
Para el Profesor español José Manuel Reverte Comas los asesinos seriales provienen de
hogares
disfuncionales
en
donde
se
ha
encontrado
un
50%
de
antecedentes
de enfermedades mentales; más de un 40% tenían padres implicados en actividades criminales; y
en el 70% de los casos estudiados había historial de abuso de alcohol y drogas.
Todos habían sufrido alguna de maltrato de menores (físico, emocional, sexual y negligencia)
en su niñez por parte de alguno de sus padres o madres dominantes. Otros tuvieron un padre
violento, agresivo, insensible, distante, en algunos casos sádicos, o fueron víctimas de rechazo.
Según Robert Hare, la psicopatía aparece entre los tres y los cinco años, tanto en familias estables
como inestables. Es decir el psicópata puede proceder de cualquier familia. Pero existen distintos
grados y no todo psicópata termina convirtiéndose en criminal, aun así, sería preferible no tenerlo ni
como jefe, ni como padre, ni como pareja.
La psicopatía no se cura. Al menos hasta el momento no se ha descubierto ninguna terapia
eficaz. De hecho, tal y como Robert Hare señala “Se ha intentado todo pero no hay nada que
funcione”. Es decir, que desde este punto de vista el panorama es bastante desalentador. Los
programas
de
rehabilitación
funcionan
al
revés
para
ellos.
La criminóloga española Pilar Abeijón dice que los asesinos en serie pueden pasar semanas o
meses planeando cómo atacar a su víctima, pero por lo general nunca quedan plenamente
satisfechos porque la realidad no es tan perfecta como su imaginación. Siempre necesitan volver a
planear cómo corregir ciertos detalles y así perfeccionar 'su obra de arte'. Escoger a su víctima,
planear el crimen, los hace sentirse superiores, pero esa sensación se desvanece con el tiempo y es
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en ese momento cuando deciden pasar a la acción para recuperar el estado de gozo que les
producía la fantasía. El modus operandi puede cambiar en la medida en que el asesino vaya
evolucionando, pero lo que nunca cambiará es la razón psicológica por la que comete los
asesinatos.
El crimen es un ritual en el que compensan sus frustraciones sexuales con el acto de matar.
Tener poder sobre la víctima, oler su miedo, oír sus gritos, los excita. La tortura física y psicológica
los hace sentir pequeños dioses que deciden perdonar o quitar la vida. Eso es lo que les produce
verdadera satisfacción sexual, aun cuando no haya acceso carnal. Roger Depue, agente del FBI
curtido en el tema, dice: "El violador experimenta el deseo de someter. El asesino en serie quiere
apropiarse de la vida de su víctima. Para él la violación es secundaria, pero no el sentimiento de
poder". Su ego es tan grande, que se embelesan con su crimen y cada nota de prensa sobre las
muertes de las que fue artífice los llenan de gloria, por eso es usual encontrarles recortes de
periódicos
en
los
que
salió
reseñada
su
obra
sangrienta.
Son seres profundamente perfeccionistas e intolerantes a la crítica, tanto es así, que más de
uno ha caído en las redes de las autoridades por cuenta de su meticulosidad. En Estados Unidos y
Europa es común utilizar la prensa como una trampa de ratas. Los investigadores que están tras la
pista de un asesino en serie entregan a los periodistas información errada sobre uno de sus
crímenes para que la publiquen. El prestigio, para este tipo de asesinos, es más importante que
nada, por eso saben que más temprano que tarde van a llamar para rectificar la información, y se
les podrá rastrear la llamada y localizar.
Las personas que cometen este tipo de asesinatos, son responsables desde el punto de vista
penal de los actos que cometen. Existe una importante controversia en relación a la valoración de la
imputabilidad de estas conductas.
Las personas con trastornos de personalidad no son enfermos mentales, por lo tanto, en caso
de conducta criminal, el argumento de inimputabilidad (no comprende el carácter ilícito de sus actos
o no es capaz de determinarse) no podría ser aplicado. "La legislación debería adecuarse a los
avances hechos en esta área del saber. En particular, tendría que asumir el carácter específico de la
psicopatía. Aunque un psicópata no esté mentalmente trastornado, esta claro que no es una persona
normal. Por lo tanto, ni debería aplicársele la eximente por enfermedad mental, ni la misma pena
que a una persona normal, ni dejarse a su libre albedrío el recibir, o no, terapia", según especifica
Sanmartín.
Independientemente de la comprensión o no de la conducta ilícita, el asesino en serie debe
asumir una responsabilidad penal por sus actos. Sin embargo, la evaluación de la responsabilidad
debe ser elaborada por un grupo interdisciplinario lo que permitirá hacer un análisis objetivo no solo
de la comprensión y determinación en los hechos, sino también de la utilidad de la pena y la
reparación de los daños a las víctimas y a la sociedad.
Cabe anotar que en cuanto a la responsabilidad, según Garrido podría atribuirse una
responsabilidad total en la cual se castigaría al "anormal" igual que el "normal"; una responsabilidad
atenuada, en la que se consideraría que su actuación fue anormal, pero no se podría tratar como un
caso normal y por lo tanto la sentencia sería atenuada o en caso tal una exención de responsabilidad
(inimputable), en la que se equipara al asesino en serie como un loco o enajenado, debiendo estar
en un hospital psiquiátrico, como en los casos en que se diagnostique un trastorno psicótico que
impidiera que la persona se autodeterminara y tuviera conciencia de sus actos
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CONCEPTO Y ETIOPATOGENIA
Según el FBI los asesinatos cometidos por los llamados asesinos en serie son el resultado de
una compulsión, que puede tener sus orígenes en la niñez o adolescencia. Pueden ser el resultado
de desajustes psicopatológicos del ofensor, contrario a los que están motivados por dinero o por
ideologías políticas y religiosas.
El concepto pudo ser desarrollado por el agente del FBI Robert Ressler o por el Dr. Robert D.
Keppel en los años 70. Antes de esa época todos los asesinatos de más de una persona se
clasificaban
como mass
killer. El
término
cobró
fama
por
la publicidad que
los medios de comunicación le dieron a algunos de los casos.
El término permite a los criminalistas distinguir a aquellos delincuentes, que matan a varias
personas en un largo periodo, de aquellos que asesinan mucha gente en un solo evento (asesinos en
masa). Otro tipo son los asesinos relámpago, que se definen como sigue:
•
Asesino en serie, es alguien que comete tres o más asesinatos durante un extenso periodo
con un lapso de enfriamiento entre cada crimen. En medio de sus delitos, ellos parecen bastante
normales, una condición que Hervey Cleckley y Robert Hare llaman “mascara de la cordura”. A
menudo existe, pero no siempre, un elemento sexual en este tipo de asesinos.
•
Asesino en masa, es un individuo que comete múltiples asesinatos en una ocasión aislada y
en un solo lugar. Los autores algunas veces cometen suicidio, por consiguiente, el conocimiento de
su estado mental y qué los motiva a actuar de esa manera, se deja muchas veces a la especulación.
Los pocos asesinos masivos han podido ser atrapados afirman que no recuerdan claramente el
evento.
•
Asesino relámpago (Spree killer) es el que comete múltiples asesinatos en diferentes lugares,
dentro de un periodo que puede variar desde unas cuantas horas hasta varios días. A diferencia de
los asesinos en serie, ellos no vuelven a su comportamiento normal entre asesinatos.
Todos estos tipos de crímenes mencionados son usualmente consumados por una sola
persona. Sin embargo, ha habido casos en las tres categorías en las que dos o más perpetradores
han actuado en conjunto.
Siguiendo a Garrido (2006), el perfil criminológico puede definirse como una estimación
acerca de las características biográficas y del estilo de vida del responsable de una serie de
crímenes graves y que aún no se ha identificado.
El objetivo de este perfil es delimitar las características del presunto culpable para disminuir
el rango de posibles culpables y ayudar a la policía focalizando y restringiendo las posibilidades de
investigación, posibilitándoles el centrarse en los blancos realistas. Este punto es muy importante,
ya que cuando se tratan de crímenes violentos o seriales, la alarma social y las posibilidades de
que se vuelvan a repetir los hechos, hacen necesaria actuar con rapidez y detener cuanto antes al
asesino.
No obstante, el perfil tiene sus limitaciones, no es una ciencia exacta, está basada en el
análisis de la huella psicológica que el asesino deja en sus crímenes y en datos estadísticos
recolectado de otros casos y de los datos teóricos aportados por la psicología y la criminología.
Estamos
por
tanto
hablando
de
probabilidades.
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En palabras de Ressler (2005), las personas que realizan un perfil buscan patrones e intentan
encontrar las características del probable autor, se usa el razonamiento analítico y lógico, “qué”
más “por qué” igual a “quién”.
El origen de este tipo de comportamiento puede ser atribuido tanto a los factores
predisponentes, desencadenantes e incluso de mantenimiento.
Diversos estudios, han constatado que la mayoría de los asesinos seriales desde niños
evolucionaron hacia lo que los profesionales en conducta humana denominan adultos sexualmente
disfuncionales. En la mayoría de los casos eran inteligentes con un desde coeficiente intelectual
desde 90 hasta 120.
El Proyecto de Investigación de la Personalidad Criminal, en los Estados Unidos, estudió
un grupo de personas convictas por asesinato y encontraron que, en el caso específico de los
asesinos en serie, todos eran sexualmente disfuncionales. Sus relaciones sexuales nunca eran
satisfactorias. Presentaban inclinaciones hacia la tortura, la dominación y el sadismo o
sadomasoquismo. Al comprender que eran incapaces satisfacerse sexualmente se producía en ellos
un resentimiento caracterizado por comportamiento agresivo.
Sus hallazgos revelan que el criminal en serie no asesina por motivos económicos, salvo
excepciones; manipulan a sus víctimas; muchos no pueden vivir con otras personas; otros llevan
una doble vida: tienen familia y trabajo relativamente estables. Les gusta ejercer autoridad; tienen
un fondo de perversión sexual y cuando no quedan satisfechos sexualmente asesinan, desplazando
así sus propias frustraciones.
Para el Profesor español José Manuel Reverte Comas los asesinos seriales provienen de
hogares
disfuncionales
en
donde
se
ha
encontrado
un
50%
de
antecedentes
de enfermedades mentales; más de un 40% tenían padres implicados en actividades criminales; y
en el 70% de los casos estudiados había historial de abuso de alcohol y drogas.
Todos habían sufrido alguna de maltrato de menores (físico, emocional, sexual y negligencia)
en su niñez por parte de alguno de sus padres o madres dominantes. Otros tuvieron un padre
violento, agresivo, insensible, distante, en algunos casos sádicos, o fueron víctimas de rechazo.
Recientemente se atribuye la conducta criminal de estas personas a trastornos genéticos. Se
ha encontrado en asesinos violentos el patrón genético XYY. La Y adicional ha sido denominada
como el cromosoma del crimen. Según el Dr. Reverte, Manuel Delgado Villegas, conocido como el
Arropiero y autor de 48 asesinatos precedidos por el delito de violación, fue el primer asesino en
serie español en el que se encontró el cromosoma XYY.
También se ha encontrado en estudios médicos realizados que personas con lesiones en la
parte anterior del cerebro exhiben patrones de conducta antisocial o psicópata. El Dr. Antonio
Damasio, investigador portugués de la Universidad de Iowa en los Estados Unidos, se ha dedicado al
estudio de pacientes con trastornos de la conducta relacionados con anormalidades cerebrales.
Basó sus hallazgos en la observación de sujetos con niveles altos de agresividad e
incapacidad para responder a las normas sociales. Cometían delitos pero a pesar de ser castigados
no podían ser rehabilitados ni manifestaban sentimiento de arrepentimiento o culpa.
El Dr. Damasio y su equipo de trabajo pudieron relacionar la conducta sociopática con
lesiones en la corteza cerebral en la parte anterior del cerebro. Concluyen que estos individuos
desarrollan actitudes antisociales. Si el daño ocurrió en etapas tempranas de la infancia van a
carecer del conocimiento básico sobre la conducta que es legal y moralmente aceptada por
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la sociedad.
José Manuel Alemán Falcón identifica como detonantes de la conducta desviada de los
asesinos seriales al maltrato de menores, causas de origen genético, desequilibrios mentales, daño
cerebral, las injusticias sociales y la exposición a eventos traumáticos. Aclara que no todos fueron
víctimas de abuso infantil y algunos provienen de familias funcionales. Sin embargo, cree que
pueden nacer predispuestos al crimen y que por lo tanto no son culpables de actos que no pueden
controlar.
Se han identificado tres factores que casi siempre están presentes en el historial de los
asesinos en serie: piromanía, maltrato de animales e incontinencia.
Otro estudioso del tema es Steven Egger. Afirma que el asesino serie no tiene relación con
las víctimas, en la mayoría de los casos. El crimen ocurre al azar y sin relación con otros cometidos
anteriormente. Los asesinatos reflejan sadismo y necesidad de tomar el control. El motivo es de
orden psicológico y escogen, preferiblemente, a personas vulnerables como los niños, las mujeres y
los ancianos.
EPIDEMIOLOGIA
El 75% de los asesinatos en serie se han producido en los Estados Unidos. California ocupa el
primer lugar seguido de Texas, Nueva York, Illinois y Florida.
En Europa Inglaterra, Francia y Alemania tienen el 69% de los casos de todo el continente.
Según Christian Urriza:
•
90% son hombres
•
65% de las víctimas son mujeres
•
89% de las víctimas son blancas
•
44% de los victimarios inicia los asesinatos entre los 20 y 30 años
•
26% se inicia en la adolescencia
•
24% se inicia después de los 30 años
•
83% mata a sus víctimas en su residencia o territorio cercano
CLASIFICACION
Según el Dr. Reverte los asesinos seriales se dividen en organizados y desorganizados. Esta
clasificación es de suma importancia para la investigación Forense y para la Medicina Legal porque
deja su huella, Modus Operandi, en el cuerpo de la víctima, lo cual permite a los especialistas en
conducta humana desarrollar el perfil del ofensor.
El organizado tiene una personalidad psicótica y el desorganizado corresponde a un
desequilibrado. Existe una tercera categoría: los mixtos, que presentan características de ambas
personalidades.
Los organizados tienen la capacidad de planificar el delito, inclusive durante años antes de
cometerlo. Actúan con premeditación. Lleva su propia arma. Vigilan las áreas en donde pueden
encontrar a sus víctimas. Conoce de técnicas policiales y procura no dejar evidencia. Limpia
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la sangre, desnuda el cadáver, lo descuartiza, dispersa, destruye o lo entierra. Se lleva objetos de la
víctima como trofeo. Toman fotos antes y después del crimen.
Los desorganizados no planifican el crimen. Desfiguran el rostro de sus víctimas porque no
quieren saber quienes son. Utilizan cualquier instrumento para matar. No se preocupan por hacer
desaparecer el cuerpo.
José Manuel Alemán Falcón describe, también, a los asesinos en serie como organizados y
desorganizados. Concluye que la mayoría son organizados porque su inteligencia está por encima
del promedio. Los desorganizados son solitarios y sus crímenes demuestran frustración. Su nivel
intelectual es bajo o padecen algún desorden mental.
Con respecto a la estructura familiar, al asesino organizado se le considera como una persona
cuyo padre no tenía un trabajo estable o adecuado. No son personas disciplinadas, su
comportamiento es desconcertante (enojo, frustración y miedo), bueno para la escuela o el
trabajo por ser una persona de extremada inteligencia.
El desorganizado tampoco tenía un padre con un trabajo estable. Es indisciplinado. Proviene
de una familia con problemas de alcohol, drogas o enfermedades crónicas. Es una persona
silenciosa, pero en su interior hay furia, enfado y miedo. Es de baja inteligencia. Posiblemente no
terminó la escuela.
El modo de vida del organizado: es de apariencia normal o atractiva. Se siente superior con
una autoestima alta. Es hábil para comunicarse. Tiene un modus operandi y un trabajo decente.
Asesina por causas de enorme estrés; se interesa por el crimen, prestando atención a la cobertura
de los medios de comunicación. Odia a las mujeres o a la sociedad. Son violadores. Pueden ser
buenos para el sexo, pero las relaciones de pareja no son duraderas o estables. Muchos fueron
militares o intentaron ingresar al ejército.
El desorganizado tiene una apariencia poca atractiva y una autoestima baja. Puede tener
algún impedimento físico o retraso mental. Son solitarios e incapaces de tener relaciones sexuales.
Algunos viven con sus padres, tienen empleos humildes y no establecen relaciones sociales con sus
compañeros de trabajo. Pudo haber estado en una institución. Su casa es desordenada y sucia.
Odian a las mujeres.
Esta división ha resultado fructífera y de gran ayuda a la hora de perfilar un asesino ya que
dentro de su clasificación, las características que describen a uno y a otro tipo de asesino si tiene
una gran consistencia estadística. Los términos de organizados y desorganizados son, como dice
Ressler, de fácil uso para los policías porque se escapa un poco de la terminología psicológica y
médica.
A partir de las aportaciones del FBI, la técnica del Perfil criminal ha ido evolucionando y
adoptándose por otros cuerpos de policía de otros países. Además, se han creado diversas
titulaciones académicas, agencias y organizaciones privadas encargadas de realizar perfiles
criminales.
Aunque no hay y posiblemente no haya un sistematización absoluta de esta técnica, es en
gran parte como dice Ressler un arte, el perfil ha quedado incluido como una técnica de
investigación criminal.
Otros autores también describen el modus operandi del asesino en serie. El organizado.
Utiliza su propio coche para cometer el crimen. Lo planifica. Lleva sus instrumentos para matar. La
violación y tortura de la víctima ocurre antes del asesinato. No deja evidencia pero se interesa por el
crimen ayudando a la policía personalmente o mediante llamadas telefónicas.
El desorganizado puede utilizar un coche en malas condiciones, pero prefiere caminar hacia la
escena donde va a cometer el delito. No planifica ni lleva instrumentos para matar. No establece
contacto previo con la víctima. Asesina rápidamente y con mucha furia. Deja evidencia. Puede
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cometer canibalismo y llevarse recuerdos de su acto. No se interesa por darle seguimiento al caso.
De este modo, la clasificación más famosa y usada en la técnica del criminal profiling
respecto a la escena del crimen, es la que se relaciona con la tipología de criminales realizada por el
F.B.I y la Unidad de Ciencias del Comportamiento, en concreto la clasificación criminal organizadodesorganizado.
Tras analizar muchas escenas criminales y delincuentes, llegaron a la conclusión de que los
asesinos podían clasificarse en asesinos organizados y asesinos desorganizados. Ressler, profiler del
F.B.I explica en su libro asesinos en serie, que hay asesinos que muestran cierta lógica en lo que
hacen, son metódicos, planifican sus crímenes, son inteligentes y competentes socialmente, sería los
llamados asesinos organizados. Por otra parte estarían los asesinos impulsivos, pocos inteligentes,
que son incapaces de planificar sus crímenes, generalmente relacionados con trastornos
esquizofrénicos, serían los asesinos desorganizados.
Desde el punto de vista psicopatológico el organizado estaría relacionado con personas
psicópatas y el desorganizados con trastornos psicóticos. Ressler y los profilers del F.B.I emplearon
la terminología organizado-desorganizado para que las fuerzas del orden público la pudieran usar sin
tener en cuenta los matices psicopatológicos.
Los profilers del F.B.I argumentan que las diferencias entre una escena del crimen
organizada y desorganizada radica en las mismas diferencias encontradas en la personalidad de los
criminales organizados y desorganizados. Es decir, quien es organizado en su vida normal, será
organizado cuando perpetre sus crímenes, y quien es desorganizado en su día a día, tenderá a ser
desorganizado en sus crímenes. Estos grados de organización y desorganización podrán evidenciarse
en la escena del crimen (Holmes & Holmes, 2009).
A continuación se muestra una tabla sacada del libro de Holmes & Holmes que compara las
diferencias entre una escena del crimen de un agresor organizado y otra de un agresor
desorganizado
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Organizado
Desorganizado
agresión planeada
agresión espontánea
Victima extraña
victima conocida
personaliza a la victima
despersonaliza a la victima
controla la conversación
No habla con la victima o muy poco
controla la escena del crimen
la escena del crimen es caótica
hace sumisa a la victima
violencia súbita
usa métodos de control
No usa métodos de control
Muchos actos agresivos
realiza sexo después de la muerte
Traslada el cadáver
No traslada el cadáver
usa armas
No usa armas o son de oportunidad
deja pocos indicios en la escena
Hay muchos indicios en la escena.
En líneas generales, las diferencias en las distintas escenas se basan en que una escena
organizada va a dar la sensación de haber sido más planificada, los pasos y modus operandi
desplegado por el criminal obedecen más a un cuidadoso plan que a un ataque de agresividad y
violencia repentina. El desorganizado actúa casi sin premeditación en la escena, no controla nada de
lo que hace, sin embargo el organizado ha pensado en lo que tiene que hacer, hay poca
improvisación y todo sus movimientos parece haber sido ensayados anteriormente, controla todo lo
que ocurre.
El criminal organizado usa un arma que generalmente ha llevado consigo, es parte de su
plan, el desorganizado usa un arma de oportunidad de la misma escena y muy posiblemente la deje
allí.
El organizado personaliza su victima, necesita una persona a la que humillar, controlar,
agredir, el agresor interactúa, se comunica con ella, tiene un significado, mientras que para el
desorganizado la victima está despersonalizada, es un objeto con el que no quiere tener ninguna
relación, no le vale para nada excepto ser el blanco de su ira, de su agresividad. Eso se percibe en la
escena, en la manipulación y heridas de la victima.
El agresor organizado planea su huida, borra o trata de no dejar indicios que lo delaten,
controla su fuga y eso se percibe en el "orden" y "limpieza" en la que deja la escena, mientras el
desorganizado, en su descontrol psicótico no es capaz de realizar actos de precaución, huye
apresuradamente, deja numerosas huellas, rastros e indicios.
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No obstante, en la práctica real es difícil encontrar agresores y por tanto escenas totalmente
organizadas o totalmente desorganizadas, más bien lo que se suele dar son escenas y
comportamientos mixtos. Quizá la escena desorganizada de un crimen perpetrado por un psicótico
durante un brote sea más fácil de encontrar y distinguir que una escena puramente organizada, en
la que posiblemente se puedan encontrar muchos signos organizados mezclados a veces con
elementos desorganizados. Eso obliga al profiler a no tratar de querer encontrar las escenas puras y
que se adapten a sus estereotipos, sino a encontrar solo aquello que las evidencias hayan mostrado,
huyendo de clasificaciones encorsetadas, impermeables y excluyentes que hagan perder el rigor y la
objetividad del criminal profiling.
METODOLOGIA
Para la elaboración de un perfil criminal es necesario el análisis y evaluación de estas
fuentes: escena del crimen, perfil geográfico, modus operandi y firma del asesino y victimología.
1 Escena del crimen:
La escena del crimen es, como su nombre indica, el lugar que el asesino ha elegido para
matar a su víctima. Las escenas pueden ser varias si el asesino ha usado varios lugares desde que
atrapa su víctima. Sin embargo, la escena principal es donde la muerte o agresión se producen,
siendo de mayor importancia y el resto son secundarias. Generalmente es en la primaria donde
hay más transferencia entre el asesino y su víctima, por lo cual suele ser en la que hay más
evidencias psicológicas y físicas.
Es importante por esto la protección de la escena o escenas del crimen ya que cada pista
puede ser clave, además, es necesario evaluar si ha habido una manipulación de dicha escena, lo
que suele llamarse actos de precaución o conciencia forense (cuando elimina pruebas físicas).
2 Perfil geográfico:
Este perfil describe el aspecto geográfico donde se desenvuelve el delincuente, sus escenas
del crimen, los puntos geográficos de esos crímenes, sus desplazamientos, el terreno en el que
actúa, zona de riesgo, base de operaciones.
Este perfil nos dice mucho del mapa mental del criminal, que es la descripción que el
delincuente tiene en su cabeza de las zonas geográficas en las que se desenvuelve en su vida. Su
casa, su calle, su barrio, su ciudad están descritos en la mente del criminal en función de las
experiencias que ha tenido con cada uno de esos lugares, nos describe su zona de confianza, su
territorio, las zonas de influencia, cómo se mueve y se desplaza por ellas. La comprensión de estos
datos nos puede dar información de en qué zona vive, dónde debemos buscarlo y dónde puede
actuar.
Como cualquier depredador, éste ataca a sus víctimas en el territorio en el que se sienta
seguro, su presa tenga menos posibilidades y pueda huir si es necesario. Como cualquier persona,
las conductas que requieren intimidad o que pueden provocar cierto estrés, son más fáciles de
realizar en terreno conocido que en aquel desconocido que nos provoca inseguridad. Para el
asesino en serie matar es su objetivo, pero no olvida su sentido de supervivencia que le hace
tratar de evitar que le capturen. Por eso va a matar en aquellas zonas en las que se sienta
cómoda. Este hecho puede desaparecer en determinado tipo de asesino en serie, en concreto en
los desorganizados, en lo que su sed de muerte se produce por impulsos y no tiene tanto control
sobre ese aspecto. Generalmente, su deterioro mental también hace que no planifique tanto sus
crímenes. Por otro lado, ese deterioro mental hace que no sea capaz de desplazarse a grandes
distancias para buscar a su víctimas ni para acabar con sus vidas, por lo que también actúa en
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su zona geográfica.
Muchos estudios se han hecho al respecto, de los cuales, la hipótesis del círculo de Canter
ha sido la más fructífera. Corresponde a un estudio realizado con violadores en el que se encontró
que entre el 50 y el 70 por ciento de ellos vivían en un área que podía ser delimitada por un círculo
que uniese los dos lugares más alejados donde había actuado, muchos de ellos vivían en el mismo
centro de ese círculo.
El estudio de casos ha mostrado que en la mayoría de los asesinos en serie, sus primeros
actos se realizan cerca del lugar donde reside o trabaja y posteriormente se van alejando a medida
que van adquiriendo seguridad y confianza. Cuando decimos cerca del lugar donde vives es una
cercanía relativa ya que el asesino tampoco se va a exponer a ser reconocido actuando en lugares
muy próximos a su hogar y en el que las posibles víctimas y testigos puedan conocerlo. Un tipo de
asesino, el viajero, rompe esta regla en cuanto a que prefiere viajar lejos de su zona habitual de
residencia
para
matar.
3 Modus operandi y firma.
El modus operandi es el método que usa el asesino para llevar a cabo su crimen, describe
las técnicas y las decisiones que el asesino ha tenido que tomar. De esta evaluación sacamos
información sobre cómo mata nuestro asesino y qué características psicológicas se pueden deducir
de este método: planificador, inteligente, profesión que puede desarrollar, descuidado,
perfeccionista, sádico, etc.
El modus operandi, al contrario que la firma, puede variar a lo largo del tiempo puesto que,
como habilidades, pueden aprenderse o evolucionar o degenerarse con los crímenes posteriores.
El modus operandi tiene naturaleza funcional, según Garrido, y tiene tres metas: proteger la
identidad del delincuente, consumar con éxito la agresión y facilitar la huida.
Por lo que se refiere a la firma, ésta es el motivo del crimen, el por qué, refleja la razón por
la que el asesino hace lo que hace. Nos da una información más profunda ya que nos presenta qué
quiere decir con el crimen, y más psicológica puesto que nos habla de sus necesidades
psicológicas. El asesino mantiene su firma estable a lo largo de su carrera criminal, por lo que,
aunque cambie su modus operandi podemos relacionarlo por dicha firma.
Esto no quiere decir que físicamente la conducta o conductas que describen la firma del
delincuente no puedan cambiar. El aspecto profundo de la firma no cambia, la ira, venganza,
sadismo permanece inalterable pero la forma de plasmarla puede evolucionar, incrementar,
disminuir o degenerarse en función del propio desarrollo de la motivación a la que representa.
4. Victimología.
La víctima tiene una importancia crucial puesto que es la protagonista del hecho criminal,
presencia el crimen en primera persona, sobre ella recae el acto criminal y se representan el
modus
operandi
y
la
firma
del
asesino.
Si la víctima sobrevive puede aportar mucha información de primera mano acerca de su agresor y
de sus circunstancias, si ésta fallece es necesario realizar una autopsia psicológica. En esta
autopsia se tratan de recoger varios aspectos personales y sociales de la víctima. Es necesario
reunir una serie de información respecto a su domicilio, educación, estado civil, aficiones, situación
económica, temores, hábitos, enfermedades, amistades, trabajo, etc.
De toda esta información se desprende primariamente una clasificación de la víctima en
cuanto al riesgo que suponen para ser agredidas. En este caso hablamos de víctimas de bajo y del
alto riesgo, según Ressler. Como es lógico, las víctimas de alto riesgo tienen una mayor
probabilidad de ser atacadas y además de no suponer muchos problemas para sus atacantes.
Por otra parte, el estudio y análisis de la víctima nos da información de cómo su asesino se
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relaciona con sus víctimas, lo que nos proporciona una huella psicológica importante para realizar el
perfil. En un crimen hay dos protagonistas, el asesino y su víctima, entre ellos hay una relación, el
asesino usa a la víctima para narrar su historia, para satisfacer sus fantasías personales pero
también para dejar constancia de su relación con el mundo. Y es en esta relación donde se refleja
más su personalidad.
CONCLUSIONES
Como hemos descrito, en base al estudio bibliográfico realizado, los asesinos en serie
comparten características en común. La gran mayoría proviene de hogares disfuncionales, en donde
puede apreciarse la presencia de un padre o madre dominante; otros fueron víctimas de abandono y
rechazo, incluso existen casos de predisposiciones genéticas o anomalías cerebrales en donde hubo
un factor externo que actuó como detonante.
Toda esta información es importante para los especialistas en conducta humana que trabajan
como peritos en los tribunales. Incluso nos ayuda a comprender la complejidad de
la naturaleza humana.
Los perfiles desarrollados por agencias como el Negociado Federal de Investigaciones y
estudios realizados en universidades evidencian la importancia de la Criminología y de la Psicología
Forense. Los casos presentados se ajustan a las características de los asesinos en serie, sean o no
organizados. Algunos de éstos son considerados mixtos.
Nacen o se hacen? Este es el debate de los distintos profesionales de la conducta humana.
Por eso es tan importante la investigación científica. Hay causas genéticas, traumas o tumores
cerebrales, enfermedades mentales pero en la mayoría de los casos esta presente todas las formas
conocidas de maltrato infantil. No podemos concluir que todas las personas que presentan estas
condiciones son criminales, pero si existe una predisposición que no puede ser ignorada porque
existe evidencia científica que la respalda.
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