La inspiración de las Escrituras

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LA INSPIRACIÓN DE LAS ESCRITURAS
La inspiración de las Escrituras
Además de la revelación, la “inspiración” hace de la Biblia “El libro de los libros”, uno
superior y diferente a todos los otros que son conocidos por la humanidad. Cuando
hablamos de “inspiración” no quiero decir simplemente que los escritores estaban muy
motivados y entusiasmados con lo que expresaron, sino que fueron milagrosamente guiados
por Dios para redactar con precisión lo revelado. El apóstol Pablo dijo: “Toda Escritura es
inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra” (2
Tim. 3:16-17, LBLA).
El adjetivo “inspirada” quiere decir que la Escritura es soplada o alentada por Dios. Es
el producto creativo del aliento del Señor. “inspirado por Dios (Theos, Dios; pneo, respirar).
Se usa en 2Ti. 3:16, de las Escrituras en contraste a escritos no inspirados” (VINE).
Entonces, la expresión “inspirada por Dios” hace hincapié en el origen divino de las sagradas
Escrituras, la Biblia. Esta inspiración es tan perfecta y confiable que el Señor Jesús construyó
todo un argumento usando del tiempo verbal en la frase “YO SOY” (Mat. 22:32). Por lo
tanto, cuando leemos la Biblia, leemos las palabras de Dios.
Ciertamente, varios hombres escribieron la Biblia, pero fueron escribientes del único
y verdadero autor, Jehová Dios. La Biblia es el producto de la sabiduría y conocimiento de
Dios. “La escritura inspirada es la que Dios ha soplado. Considérense Rom. 9:17; Gál. 3:8;
4:30 (La Escritura dice, pero es Dios quien está hablando). Sobre la inspiración verbal (y
plenaria), véanse Mat. 1:22; 10:20; 1 Cor. 2:12,13; 2 Ped. 1:21. (Los modernistas tratan
de reducir la inspiración a eso de pensamientos generales en lugar de palabras exactas).”
(Notas sobre 2 Timoteo, Bill H. Reeves).
El apóstol Pedro dijo: “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de
nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con
nuestros propios ojos su majestad” (2 Ped. 1:16). Luego, el apóstol pasó a explicar este
proceso en el cual la voluntad de Dios se manifestó a la humanidad usando el lenguaje
humano: “20entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de
interpretación privada, 21porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que
los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Ped. 1:2021).
Otras versiones expresan el versículo 21 así: “…hombres inspirados por el Espíritu
Santo hablaron de parte de Dios” (LBLA). “…hablaron de parte de Dios, impulsados por el
Espíritu Santo” (VM). La última versión expresa bastante bien el texto griego. Los hombres
que “hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” aunque ciertamente eran “inspirados”
fueron “movidos” o “llevados” (gr. “fero”) por la acción del Espíritu Santo, para decir las
mismas cosas que Dios quería que ellos dijeran, en el momento y forma en que él lo señaló.
Dios utilizó instrumentos humanos para transmitir sus pensamientos, deseo y
voluntad a la humanidad. Los que hablaron en nombre de Dios fueron la boca de Jehová (cf.
Ex. 4:16; 7:1) y no presumieron de hablar y escribir en su propio nombre, más bien ellos
hablaron y escribieron movidos por Dios. “Sus palabras eran DE DIOS; se originaron con
Dios. Él fue la fuente de sus palabras. Por eso dice Pedro en el versículo anterior que dichas
palabras ("la palabra profética") no fueron de origen humano, de interpretación o explicación
humana. En este versículo repite que el origen de ellas no es "la voluntad humana". Los
profetas no hablaron de por sí. Véanse Mat. 10:19,20; Jn. 16:13; 1 Cor. 2:1,13; 1 Tes.
2:13; 2 Tim. 3:16. Esto significa INSPIRACION VERBAL.” (Notas sobre 2 de Pedro, Bill H.
Reeves).
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Por Josué Hernández
www.JosueEvangelista.com
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LA INSPIRACIÓN DE LAS ESCRITURAS
Por lo tanto, el resultado final fue la palabra de Dios en lenguaje humano, exacto,
preciso y comprensible. Incluso, los hombres de Dios no tenían que preocuparse de lo que
iban a decir cuando se enfrentaron con la oposición: “Mas cuando os entreguen, no os
preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de
hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla
en vosotros” (Mat. 10:19-20).
Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, hablan de la inspiración. “y pusieron su
corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos
enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de
parte de Jehová de los ejércitos” (Zac. 7:12). “Les soportaste por muchos años, y les
testificaste con tu Espíritu por medio de tus profetas, pero no escucharon; por lo cual los
entregaste en mano de los pueblos de la tierra” (Neh. 9:30). He aquí un mensaje claro
acerca del proceso de revelación. La información recibida de parte de Dios por el Espíritu
Santo utilizó las bocas y las plumas de los profetas.
El Nuevo Testamento enseña lo mismo: “9sino como está escrito: COSAS QUE OJO
NO VIO, NI OIDO OYO, NI HAN ENTRADO AL CORAZON DEL HOMBRE, son LAS COSAS QUE
DIOS HA PREPARADO PARA LOS QUE LE AMAN. 10Pero Dios nos las reveló por medio del
Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios. 11Porque entre
los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que
está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12Y
nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para
que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente, 13de lo cual también hablamos, no
con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu,
combinando pensamientos espirituales con palabras espirituales. 14Pero el hombre natural
no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede
entender, porque se disciernen espiritualmente. 15En cambio, el que es espiritual juzga todas
las cosas; pero él no es juzgado por nadie. 16Porque ¿QUIEN HA CONOCIDO LA MENTE DEL
SEÑOR, PARA QUE LE INSTRUYA? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Cor. 2:9-16,
LBLA).
El hombre no puede conocer la mente y voluntad de Dios aparte de la revelación
divina. Los cinco sentidos y el uso de la inteligencia del ser humano no son capaces de
descubrir las cosas de la sabiduría de Dios. El hombre no podía ver, oír, o imaginar las cosas
del conocimiento de Dios aparte de la revelación (v.9). Entonces, Dios utilizó instrumentos
humanos para revelar su voluntad a la humanidad y por la inspiración les guió para expresar
lo revelado con un vocabulario preciso (no general) mediante el cual los conceptos
espirituales fuesen representados por palabras espirituales, donde tanto lo revelado como lo
expresado era dirigido y enseñado por el Espíritu de Dios.
El resultado que Dios busca es que todos puedan tener la mente de Cristo (1 Cor.
2:16), una comprensión y aprobación de las cosas reveladas de Dios.
Las cosas reveladas de Dios son el registro de sus pensamientos, acciones, planes y
propósitos para el hombre, los cuales se han expresado en las palabras de la Biblia.
Algunos puntos fueron tomados de la obra “Bible Inspiration”, escrita por Tim Haile.
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Por Josué Hernández
www.JosueEvangelista.com
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