FRAGMENTO DEL ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDEl

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FRAGMENTO
UNA
DEL
PSICOSIS
ANÁLISIS
DE
PARANOIDEl
por DAVID LIBERJMAN
A mediados de 1949 comencé a tratar una paciente de 47 años
que, de acuerdo con las referencias recogidas del esposo en una
entrevista previa que solicitó, presentaba un cuadro psicótico de unos
ocho años de evolución, al parecer de extrema gravedad.
Refirió el marido que llevaban 22 años de casados y como no
tenían hijos, vivían solos. En los últimos ocho años, había notado
que su esposa perdía progresivamente el interés por las tareas domésticas, sin admitir tampoco una persona para que la ayudara, porque se había puesto muy desconfiada y nerviosa. Frecuentemente
la sorprendía hablando sola o en otras actitudes insólitas. Del conjunto de datos cabía suponer la existencia de fenómenos alucinatorios y delirantes 2. La primera entrevista con la enferma coincidió
con el comienzo del análisis, como expondré más adelante.
Después de tres años de tratamiento, su mejoría fué muy manifiesta: desaparecieron las alucinaciones y rectificó por completo sus
ideas delirantes. Cuando revisé los apuntes reunidos a lo largo del
tratamiento buscando las causas de esta mejoría, pude descubrirlas
gracias a que, además del material de la paciente y mis interpretaciones, había registrado los rasgos más salientes de mi respuesta
- contratransferencial.
1 Este caso, leído>en la Asociación Psicoanalítica Argentina, constituye una comunicación previa, a un próximo trabajo sobre técnica psicoanaIítica en psícóticos.
2 En el curso del tratamiento pude comprobar que, ya al casarse, presentaba su
núcleo delirante: había detenido la marcha del tiempo, consiguiendo así la inmortalidad,
aunque a costa de quedar segregada del mundo de los vivos, sola con los muertos, sus
amigos, como enterrada viva.
DAVID
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LIBERMAN
Corripr~be, "así; 'que eÍla me h~bía provocado una neurosis de
contratransferencia, en .laque me, hacía padecer y elaborar su propio conflicto inconsciente -'-causa de sus síntomas psicóticosque,
por esta circunstancia, adquirió, dentro de la situación analítica, un
carácter presente y real.
.
Su conflicto básico giraba: alrededor de una fantasía sobre la escena primaria: la madre excita y frustra al padre, éste destruye a la
madre y, en su mundo interno, ella queda abandonada, rodeada de un
.objeto muerto (la madre) y expuesta a los ataques del perseguidor
(el padre criminal).
Durante el tratamiento, yo me dejé llevar por la tendencia de la
enferma a identificarse con el perseguidor y. a proyectar sobre mí
sus partes amenazadas. Esto le permitió controlar exteriormente los
daños ocasionados por aquél y realizar, en forma activa, lo que sufría pasivamente en: la enfermedad, donde el perseguidor era algo
ajeno a sí misma, que la atacaba desde afuera. Además, y esto es,
a mi entender el hecho decisivo, yo incorporé, por una identificación
introyectiva, sus partes amenazadas y padecí, entonces, una verdadera neurosis de contratransferencia, réplica de la transferencia misma, por la cual experimenté, en cierta medida, los sufrimientos de
la enferma y, al elaborarlos a través del análisis de mi contratransferencia, pude hacérselos comprender con una sorprendente claridad.
En un principio, yo era, efectivamente, la madre en la escena
primaria, en peligro de ser destruí da por el padre excitado
criminal. A medida que el tratamiento evolucionó, esta situación pierde
su peligrosidad y, entonces, la relación analítica vira por completo:
ella logra identificarse con la madre. mala, al tiempo que me hace
incorporar a mí el objeto perseguidor, excitado y frustrado, con lo
que pudo vivenciar pl,enamente los peligros que la acechaban al hacerse mujer.
El fundamento técnico de este caso consistió, pues, en prestarse
al juego las identificaciones proyectivas de la enferma y a su mecanismo de disociación de objeto.
y
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ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS
CAPÍTULO
PARANOIDE
1
va,
En la primera entrevista, tie presentó vestida de manera llamati
con prendas de diversos colores que desentonaban entre sí y con un
gran abandono de su higiene. Entró precipitadamente
al consultorio;
la saludé y la invité a tomar asiento, pero, en lugar de responder,
permaneció de pie junto a la puerta y empezó a gritar: "¿ Cómo tengo
que hacer para que la Bestia desenchufe el aparato? Me transmite a
distancia. Es una bestia furiosa y vengativa". Le pregunté por qué la
Bestia hacía esas cosas y respondió: "Es por celos, porque yo ando
con N enito, un muchacho pobre y huérfano. Lo quiero, y sin deseos
de carne. Nenito es mi Tarzán. Esta Bestia vengativa me 'manda un
pene, que se me mete adentro cuando yo me descuido, y me rompe
toda. Quiere' hacer conmigo a la fuerza y yo no me dejo y me manda
"achidentes", ¡Hay, Jesús mío, protégeme, que se me quiere meter
adentro!"
Durante la primera parte de la sesión, continuó en los mismos
términos; luego se acercó y, mirándome intensamente, habló de -los
ataques genitales de su perseguidor con tanto ímpetu, que terminó
excitada: Aquí sobrevino mi primera reacción contratransferencial:
me sentí angustiado, y era porque, sin darme cuenta, había introyectado su propia excitación, identificándome,
así, con su femineidad
amenazada.
Lo percibió perfectamente y, por eso, cuando le dije que me aliaba
con ella para aliviar sus sufrimientos, se quedó pensativa, mirándome
a la vez con extrañeza y agrado. Al cabo de unos instantes repuso:
"Hace cinco años tuve una pataleta 3, por un disgusto con el Dr. H:
Lo tenía de amante, y me quiso sacar plata". Me contó, entonces, sus
relaciones con él, afirmando que la dejaba con las ganas; luego
acusó a la hermana, de vengativa y envidiosa, porque la hahía difa~
mado ante su esposo y, a éste, de no saber hacer las cosas bien y que,
por eso, ella se había encerrado en el convento. Habló, en seguida,
del Dr. M.: ocho años atrás, al conocerlo, le gustó por su mirada;
pero ahora, transformado
en la Bestia, le enviaba, con un aparato,
3 Posiblemente una paraplejía histérica, sobrevenida después de un atraso menstrual que le hizo temer un embarazo.
DAVID
LIBERMAN
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ondas que le rompían la cabeza. Las ondas la excitaban abajo; si
llegaba a tocarse, quedaría muerta o paralítica; si se descuidaba la
Bestia la sorprendería dormida. Se puso a sollozar, porque hacía
muchos días que no podía dormir. Le aseguré que yo estaría a su
lado, por las noches, para velar su sueño y respondió hablando de un
psicólogo, cómplice de la Bestia, que tenía en su poder una fotografía
de Nenito. A ella se la había mostrado tiempo atrás 4; también se la
hizo ver al Dr. M., para que se enterara de sus amores con Nenito y
así fuécómo el Dr. M. se convirtió en la Bestia, que quiere dañarla.
Al día siguiente, volvió a delirar toda la hora y, en la tercera
sesión, dijo que sospechaba de mí porque los ataques continuaban,
recriminándome en estos términos: "¿Por qué me lo dejó entrar al
otro? ¿No ve que me está haciendo mal? ¿No será usted también de
la matufia? [Todos están combinados!". Se dirigió a un rincón del
consultorio y comenzó a llorar: se sentía abandonada en su desgracia,
sólo le quedaba confiar .en Dios, quizá los ángeles podrían salvarla.
Su actitud me desanimó. Tuve deseos de abandonar el caso, pensando que era imposible establecer un vínculo transferencial que
permitiera el tratamiento. Luego me rebelé, me acerqué a ella y le
dije que era injusta al desconfiar de mí, porque yo era un ángel
enviado del cielo para velar su sueño. Volvió, entonces, a prestarme
atención; tranquilizada, me miró fijamente y dijo: "Serénese, acepto
su ayuda".
Al analizar, más tarde, mi reacción contratransfereneial a la luz
de datos más completos sobre el caso, comprendí que mi deseo de
abandonar el tratamiento era una forma de someterme a la resistencia de ella. Había consultado antes a otros médicos por diversos
malestares, pero el tratamiento quedaba siempre interrumpido, porque muy pronto el médico se convertía en perseguidor. De aceptar
este papel de perseguidor a que me conducía, el análisis hubiera
corrido igual suerte, mientras que, con mi respuesta contratransferencial, pude desbaratar de entrada su sistema defensivo. ¿Cómo
explicar, entonces, mi actitud de aquel momento? Cuando le dije
que era injusta al desconfiar de mí, en realidad, expresaba la angustia de sentir que me estaba abandonando, porque vivía, a través de
~ Así vivió un test psicológico que le hicieran.
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ANÁLISIS
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PARANOIDE
otra identificación introyectiva, su propia sensación de ser abandonada por mí las noches anteriores, cuando esperó en vano mi protección, y, al mismo tiempo, con mi fantasía de ser un ángel, negaba mi
impotencia y ansiedad ante su pérdida, con un mecanismo igual a su
delirio.
Al verme angustiado, se puso cariñosa y protectora y, al tiempo
que me tranquilizaba,
tomó mis manos, las frotó y me miró con
deseos. Estaba observándome atentamente y se sintió satisfecha cuando percibió, a través de mis defensas (enrojecimiento, tensión muscular), que yo había incorporado
su excitación. Ahora era ella la
Bestia excitada que, luego de haberme señalado los riesgos que corría,
realizaba activamente la seducción. Yo, por mi parte, excitado por
un objeto que me inspiraba temor, estaba sintiendo su propia ansiedad
ante el perseguidor.
El día siguiente, al llegar, se arrodilló y me besó las manos, agradeciéndome porque, por fin, había podido dormir. Dijo que, al despertar, la extrañó encontrarse tranquila y despejada. Su aspecto,
efectivamente, había mejorado y, aunque comprendí que me besaba
las manos porque habían sobrevivido al peligro del día anterior, sólo
mucho después llegué a explicarme cabalmente lo sucedido: no podía
amar, porque temía enfermar y destruir al objeto, de allí su rechazo
inconsciente por los hombres que despertaban su interés; para negar
esta penosa sensación, proyectaba su rechazo y decía que eran ellos
los que huían de su amor. No pudo sentir, pues, más que extrañeza
y alegría, cuando percibió, a través de mi respuesta contratransferencial, que, a pesar de mi temor, la aceptaba.
Más segura, su actitud cambió; dejó de actuar y relató una serie
de acontecimientos importantes, relacionados con el comienzo de su
enfermedad, olvidados desde entonces. Poco antes que la Bestia empezara a amenazarla con las ondas, le había preocupado la salud de su
amante. Un día al llamarlo por teléfono a la pensión donde se alojaba,
tuvo la impresión de que la dueña se burlaba de ella. Creyó que era
porque se sentía rabiosa de celos y pensó que estaba enfermando a
su Nenito con comida envenenada y, aún, que a ella misma le estaba
haciendo brujerías, dado que esos días tenía dolores abdominales.
Refirió, también, que las relaciones con su amante eran insatísfactorias: su pene la lastimaba y, además, él no le prestaba mucha atención.
DAVID
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Asoció, en seguida, que, en esa misma época, temió estar embarazada,
porque tuvo un atraso menstrual.
Al cabo de una semana, reaparecen las alucinaciones nocturnas.
Me preguntó de qué aparato disponía para contrarrestar el pene de
la Bestia que nuevamente "la estaba rompiendo toda" y me hizo ob-.
jeto de otra seducción. Se quejaba, al mismo tiempo, de que su vida
genital había sido un suplicio y acusó a los hombres de desconside-,
rados, que buscan su satisfacción a costa de los sufrimientos de la
mujer.
En uno de esos días, al despedirse, me preguntó cómo haría esa
noche con mi aparato para ayudarla .. Respondí que, para .apaciguar
a la Bestia, le mandaría un pene de amor y, así, ella no iba a temer
entregarse al goce: la paciente me estaba solicitando permiso para
masturbarse, y yo se lo otorgué. Al cabo de unos días de ensayos
infructuosos, lo pudo conseguir. En las alucinaciones nocturnas, aparecía, ahora, junto al pene que la lastimaba, otro que se introducía
suavemente y la hacía gozar. Los llamaba el pene de odio y el pene
de amor.
Al comenzar estas sesiones, se mostraba desconfiada si la noche
anterior había sufrido: consideraba que yo me había puesto <le acuerdo con el perseguidor para dejarlo entrar; cuando lograba gozar, me.
decía, con una sonrisa, que era un pícaro. que me. sacaba gustitos. De
esta manera pude ver que rechazaba y, aceptaba, alternativamente, su
instintividad y cómo, a medida que iba tolerándose la masturbación,
se ponía más tranquila. Durante tres meses dejó de actuar y se limitó
a referir sus ocurrencias sentada frente a mí.
CAPÍTULO
11
.Veamos, en síntesis, lo que pude comprender y lo que interpreté
a la enferma, hasta el cuarto mes de análisis.
A los diez años, su hermana, ocho años mayor, le contó cómo
había fallecido la madre, cuando ella tenía nueve meses. En aquella
época, la madre quería separarse del padre, que se negaba a aceptar
la situación; un día, exasperado, la mató de un tiro en la cabeza
mientras dormía. La paciente, a pesar de tener fuertemente ideali-
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ANÁLISIS
DE UNA PSICOSIS
PARANOIDE
zados a SUS padres, admitió, con cierta reticencia, que podría haber
sido un crimen pasional.
El contenido manifiesto del delirio era, precisamente, un crimen
pasional: la Bestia celosa, que le hacía estallar la cabeza, era el
padre; Nenito, el huérfano, era la niña en trance de perder a 'la
madre y ella misma, por último, sufría el destino de la madre. Todo
lo que la colocara en posición de madre, como su relación' con Nenito
o su presunto embarazo, le resultaba un peligro de muerte, porque
pensaba que su nacimiento había traído desgracia a los padres y que
esta desgracia recaería sobre ella al sentirse madre.
Después del crimen, la paciente fué recogida por un matrimonio
que la cuidó muy bien, pero al cumplir tres años, su padre se la llevó
a la casa de la abuela paterna. Dos años después, el padre se volvió
a casar; posteriormente
fué abandonado por su mujer y sufrió un
profundo estado depresivo, que lo llevó al alcoholismo.
La paciente, entonces de ocho años, vivió sola con el padre hasta
los once. Temía perderlo y se propuso curarlo brindándole
cariño
para lo cual actuaba como un personaje creado por su fantasía, una
enfermera cariñosa. Emerge, ahora, un recuerdo largamente olvidado: una noche; a los diez años, el padre llegó alcoholizado y febril y
ella, asustada al verle peor que nunca, decidió dormir junto a él,
abrazándolo. Recuerda claramente que esa noche, rnientras dormía
a su lado, el padre "le hizo algo abajo que le dolió" y que esto se
repitió varias veces. Agrega- que, en esa época, pasaba el día sola en
la casa, encerrada: y separada del mundo y, a veces, vagaba por los
alrededores, -porque el contacto con la naturaleza la revivía.
Cinco años después, el padre realiza un nuevo acercamiento.incestuoso, Alcoholizado, la tomó por detrás, sujetándola para que no se
escapara, y le frotó el pene contra los muslos hasta eyacular. Ella se
quejó, pero el padre le dijo que no fuera tonta, que tenía que hacerlo
primero con él, porque con cualquier otro podía contagiarse una
enfermedad. Después de este episodio, decidió huír de la casa.
Nunca se permitió, sin embargo, pensar mal del padre; por el
contrario, lo idealizó apoyada en recuerdos agradables, y disculpó
.sus malas acciones, diciéndose que las había realizado borracho.
Trabajó entonces como sirvienta y después vivió con un hombre mucho mayor, Horacio, que le hizo ejercer la prostitución.
DAVID
LIBERMAN
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Interpreté la similitud entre las alucinaciones genitales nocturnas
y los episodios incestuosos, a lo que respondió con el siguiente re-
cuerdo del comienzo de su enfermedad: una noche, al ir al baño,
sintió ondas que le hacían ruido en la cabeza y la excitaban abajo;
para asustar al perseguidor le gritó estas palabras, que entonces no
comprendió: "¡Ya vas a ver, mi hija ~e vengará!" Comprendía,
ahora, por qué lamentó siempre haber nacido mujer: pensaba que
terminaría siendo víctima de los hombres y que sólo existe una forma
de salvarse: ser un machito y ganarles de mano seduciéndolos.
Recordé que cuando actuó en forma seductora, sus modales fueron bastante masculinos, y le señalé que se había conducido entonces
conmigo, como su padre con ella, cuando de niña intentó curarle
cuidando su sueño. Yo era la enfermera y ella el padre excitado que
realiza la seducción 5.
Esta interpretación le recordó lejanos episodios amorosos que
tuviera con distintos médicos, de contornos muy característicos: se
enamoraban, sin atreverse a conquistarla, y ella actuaba, entonces,
de modo que pudieran hacerlo. Le dije que había transferido a los
médicos su vinculación erótica con el padre, proyectando sobre ellos
sus propios deseos incestuosos de enfermera cariñosa, mientras ella
misma se comportaba como el padre enfermo, prestándose a materializarlos. Respondió que prefería un médico como amante, porque
había menos peligro de enfermar, con lo que mostró el sometimiento
a las palabras del padre en el episodio de los quince años, que sirvieron, por lo demás, para reforzar sus temores genitales.
Abierto el camino por esta labor interpretativa, al iniciar el cuarto
mes de tratamiento, la enferma pudo proyectar en la transferencia
el padre malo internalizado, en lugar de identificarse con él como
hasta entonces. Por primera vez se quejó de la conducta del padre ..
Reconocía que siempre lo había querido negar, aunque la hermana
afirmara siempre que el padre "era un degenerado que le había
hecho porquerías, la había emputecido y se había aprovechado de
ella" 6. "Cuando me escapé de casa -prosiguiófuí a trabajar de
5
Podría agregarse que, en cambio, por las noches, me identificaba con el padre
y revivía el incesto por medio de la masturbación, porque en esas condiciones le resul-
taba una figura menos peligrosa.
6 Señaló también que la hermana se había permitido una prostitución más abierta
que ella misma.
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ANÁLISIS
DE UNA PSICOSIS
PARANOIDE
sirvienta con la familia R., que me trató como a una hija; era una
familia copetuda. Mi padre apareció varias veces para llevarme con
él, por eso al final me tuve que escapar, para que no se' aprovechara
de mí".
Rectificada, así, la imago paterna, se insinúa cada vez más su
tendencia a identificarse con la madre, con los consiguientes temores
y defensas según aparece en este material: "Poco después de iniciar
mi tratamiento con usted, conocí un paisano suyo que se llama
Don David. Siempre decía, delante de la esposa, que yo era como
una novia suya, y ella me tenía celos. En estos días voy a tener que
ir a la tumba de esa señora; murió hace poco de un ataque a la cabeza.
Una vez le pregunté a Don David qué significan el apellido de usted
y el del Dr.' H., ése que me salió pidiendo plata, y, al final, este
asunto de los apellidos se cumple, porque el de H. significa hombre.
oro y el suyo, hombre-amor", En realidad, trataba de negar el peligro
de que yo la prostituyera como el DI. H. y el padre; y, efectivamente,
pocos días después, revivió ese temor.
:/
Había otro peligro fundamental en su complejo de Edipo positivo, la venganza de la madre, que comienza a desarrollarse casi
simultáneamente con el anterior. En la sesión siguiente recuerda que
durante muchos años no podía andar por Flores porque se asustaba,
y asocia que, cuando trabajó para la familia R., iba de compras a
lo de un almacenero que la quería mucho. Un día se enteró que había
sido herido de gravedad por una persona que concurría a su negocio
y, desde ese momento, le tomó idea a la esposa del almacenero, porque pensó que la consideraba culpable de la tragedia, acusándola de
que los dos hombres la pretendían. Manifiesta, en seguida, que la
asusta la mirada de las mujeres envidiosas, porque son como bestias
vengativas y chismosas.
En la sesión siguiente, siempre dentro del tema, relata que, duo
rante seis años, había vivido muy tranquila en concubinato con su
esposo, pero se sintió muy perturbada cuando él le pidió que regula.
rizaran la situación. Hizo un viaje a su pueblo natal, porque necesitaba saber cómo había sido su madre, para lo cual entrevistó a antiguos convecinos, y visitó, por primera vez, su sepultura. En esa época
conoció a su suegra y le tomó idea, porque la miraba con malos ojos.
"
DAViD bBERMAN
f)
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Acto seguido, afirma que su segunda madrastra le hacía los vestidos
ajustados' a 'propósito, para tentar al padre.
Todo este material expresa el temor ylaculpa
'por sus 'deseos
edípicos. Para defenderse, proyecta la culpa sobre la madrastra;
tiene que visitar la tumba de la madre antes de casarse, para comprobar que realmente ha muerto.
Muy sometida al superyo materno, que la acusa de crimen e
incesto, acepta su primera identificación femenina con grandes sentimientos de culpa, que debe administrar con' una violenta proyección.
Sobreviene un nuevo brote alucinatorio y delirante, en el, que se identifica con la madre en la escena primaria. Así niega su culpabilidad,
ya 'que es la Bestia' (el padre) y no ella quien realiza el incesto y, al
mismo tiempo, satisface su necesidad de castigo, pues se expone ella,
en lugar de la .madre, al peligro, de ser asesinada. Ni aún así pudo
acallar lapresióri del superyo, y la identificación femenina, penosamente alcanzada, hubo' de ser abandonada: para solucionar su ansiedad, se identifica, otra vez en la sesión, con la figura temida (el padre
seductor) y yo de, nuevo afronto el riesgo de la madre en la escena
primaria. Durante esos días me abrazó y besó con violencia, y sólo
lograba tranquilizarse
cuando percibía que yo me excitaba, pero no
moría.
,
El núcleo más profundo de este conflicto pudo ser comprendido
y solucionado, mediante el U$O de la contratransferencia
como guía
en la interpretación. En repetidas oportunidades dijo que ,yo la odiaba
y, cuando le pregunté por qué pensaba así, señaló una serie de actitudes inconscientes mías, cuya latente hostilidad había percibido con
sorprendente ,agudeza. ,
"
Tenía razón: la odiaba, porque, retribuía mis deseos de ayudarla
usándome como objeto de: satisfacción, sin importarle cómo podía
repercutir eso en mí; comprendí, además, que le temía: recordé que,
en ciertos momentos,' había pensado que podía asesinarme si la frustraba: Entoncescaí
en la' cuenta de que yo estaba odiando lo que de
su padre había en ella. 'Identificada' con' el seductor, me había hecho
vivir, a lá 'manera de un exorcismo realizado de inconsciente a inconsciente, su propio conflicto de temor y de odio con el padre; me había
hecho odiar y temer lo que odiaba y temía de sí misma.
A partir de este signo contratransferencial
que ella me dió, pude
423
ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS
PARANl;m>E.
elaborar la interpretación eficaz para resolver la situación.. Le .señalé,
que ella no podía odiar ni temer al padre porque 10 admiraba 7 y que
eso la llevaba a sentirse su cómplice; pero.: agregué, 'su tendencia a
seducirme, que expresaba el temor de ser sed-riCida pofrni, ponía
las claras hasta qué ,punto, por verme corno pádre,'me temía, Expuse
. abiertamente mi. contratransferencia
y reconocí que la odiaba por su
seducción, como ella misma odiaba al padre, que la privó de su
madre, la arrebató al cariño de sus padres adoptivos-y le incrementó
su culpabilidadal materializar 'sus' 'fantasias: incestuosas. "
Esta interpretación laconmovió profundamente. ,R,ecordó, que :tina
vez, mirándoseul
espejo, la horrorizó verse tanparecip.a
,alpac;lre.
Muchas veces, se, habíadichoasí.
misma, que no .dehía encariñarse
demasiado con las personas, porque si le hacían' una- [allutada era
capaz de matar: Añadió que, de no haber sido por la religión, hubiera
matado' a su esposo, cuando lo encontró enla cama con una sobrina.
a
,
.
•
",
.
",
CAPÍTULO
.
'¡.
III
Ahora ella sabía que yo támbié~ odiaba y temía al perseguidor
y esto, por fuerza, la hizo sentirse más ligada a mí. No es de extrañar,
pues que, al animarse a expulsarlo, el perseguidor se transforme en
una amenaza que, desde afuera, nos' ataca a los dos 8. Tuvo entonces
lugar, por primera vez, un episodio alucinatorio y delirante en plena
sesión, desencadenado
en el momento en' que, identificada con la
madre, empezaba a transferirme .las fantasías maternales para con
su amante.
Expongo con detalle la sesión, con el objeto de dar una impresión
cabal de est~ importante parte del análisis.
"El otro día, en el halneario; desenterré dos lombricitas que habían luchado dentro de mi cabeza. Una era grande, fuerte, hinchada; la otra, chiquita.
Una como este cigarrillo; la otra como 'este fósforo. A la Bestia la veía muy
astuta, pero no con la 'maldad que no tenia mi padre; él era recto como yo,
7 Negaba la criminalidad
del padre para no .reconocer su propia hostilidad contra
la madre, como se verá más adelante.
8 Conviene anticipar que, por haber modificado su actitud frente al padre malo
internalizado, cambia, ahora, la imagen del perseguidor.
DAVID
424
LIBERMAN
que digo 'al pan, pan y al vino Toro'. Por eso, ahora, creo en Jesús y el
Paraíso perdido. En la época que mi suegra y mi cuñada empezaron a molestarme, hacia poco que me atendía con él. Yo no tengo nada con mi suegra,
ni remordimientos. Cuando yo iba con Nenito le pedía que, si sentía ganas de
largar la leche, me apretara fuerte el pecho". En ese momento se queda in. móvil, sin hablar y mini vigilantemente ; luego se abalanza sobre mí, me toma
de los hombros, como si quisiera compartir un peligro y grita: "i Cuidado!
iYa me están influenciando! Las ondas me desvían el pensamiento. ¡Son
ellos, doctor! Usan la fuerza de mi padre con maldad.... sin maldad". Este
inesperado giro. de la sesión me impresionó y, algo asustado, le pregunté
a quién temía. Ella repuso: "¿Miedo a mi madre? ¡No!, si yo la veía en la Lu·
na, cuando soñaba que mordía una luna de hielo. Sólo tengo una foto de ella
detrás de un santo. Pero no puedo hablar. ¡Nos oyen!" Le hago señas de que se
aproxime y, en voz baja, le digo que me hable al oído; porque tengo que enterarme; para protegerla. Se acerca y dice: "i No!, nos van a oír. Cuidado,
que el tiro puede venir de lejos. Porque la Bestia es traidora, es Lucifer en
la Tierra, y el psicólogo, su ayudante, está a su servicio para protegerla. Yo
nunca he visto un ser al que haya respetado más que a mi padre. Pero como
mi padre estuvo conmigo, la Bestia se puso celosa. No quiere que sea suya
ni de nadie. Cuando empecé el tratamiento, le regalé a Nenito el Sagrado
Corazón, y a usted también, porque me hizo volver a la vida, porque me
agarró a tiempo. Pero tenga cuidado. Ellos están más preparados que usted.
Tengo miedo!" Con decisión respondo que no pueden hacerle nada, porque
yo soy capaz de tolerar a la Bestia" al ayudante y a ella misma. "Sí, ya sé
que donde hay amor nada puede resultar peligroso" -responde.
"Pero, cuidado, es más viejo que usted y quiere destruirlo. Es un mancarrón con patas
gruesas y largas. Usted tiene que estar tranquilito para poder curarme. Creer
en su Dios. Si yo no lo encuentro a usted, que aguanta todo, ¿quién me
salva? Porque Nenito me había fallado. ¡Ay!, ese desgraciado me está interrumpiendo. No quiere que usted y yo vivamos. La última vez que me
enfermé, la Bestia me aseguraba que yo podía dormir, porque no tenía nada
y yo le dije: '¡Tomá! (hace un "corte de manga"). La que las paga soy yo',
En el balneario hay tipos lindos, pero ven una mujer sola y ya se van al
humo, pero con suavidad, porque si no, viene la policía. Yo quiero ir al
balneario para estar sola con la naturaleza, a lo animal, mirando la luna,
porque papá me preparó a los cinco años no para hacer de mí su esposa".
¡
Examinemos un poco el material de esta sesión.
Con las lombricitas en lucha, representa su incesto con el padre,
que amenaza destruir su cabeza (la madre). A continuación, intenta
negar el significado incestuoso de sus síntomas, diciendo que la
Bestia es astuta pero no con la maldad que no tenía el padre, pero
luego confiesa que deseó el incesto tanto como el padre, al afirmar
425
ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS
PARANOIDE
que ella es recta como él (Al pan, pan y al vino Toro). El incesto
es el pecado original Con que destruyó a la madre (el Paraíso Perdido) 9 Y por eso teme su venganza: de allí que asocie su relación
con el Dr. M., padre, con la persecución por la cuñada y la suegra,
subrogados maternos.
La culpa por haber destruído a la madre la llevó a una genitalidad compulsiva, en un intento para repararla: cuando pide al amante
que apriete sus senos al eyacular, trata, en realidad, de recuperar el
pecho de la madre, ya que lo aparentemente genital (pene, vagina)
tiene significado oral de pecho y boca. Su deseo profundo, en el
momento del orgasmo, es restaurar en su interior el pecho de la
madre, incorporando el pene del amante. Cuando fracasa en este
intento (Nenito "le talló"), cae en la psicosis.
Al.referir, durante la sesión, su conducta íntima con el amante,
comienza bruscamente a alucinar. Esta reacción se explica, si se
piensa que su vida genital está entorpecida por sus vivencias frente a
la escena primaria. Efectivamente, examinando el grado de revestimiento de objeto de su vida genital, puede establecerse que la escena
primaria está cargada de violentos impulsos sádicos de naturaleza
oral; reactivados en el momento del coito, provocan un súbito incremento de la ansiedad, que sólo puede resolver con una intensa proyección: expulsa a los padres en copulación, que quedan, así, transformados en objeto externo perseguidor. Por eso dice que la están
influenciando y la amenazan con hacerle perder su unión conmigo,
el pensamiento: habla en plural porque el perseguidor está formado
por los padres unidos contra ella en la escena primaria. Afirma que
usan la fuerza del padre con maldad porque, en su fantasía, los padres se destruyen en la escena primaria. Esta vivencia de la enferma
se debe a que proyecta sobre los padres en copulación, su intensa
hostilidad, sus deseos de destruirlos; pero también es, en parte, históricamente real, pues, como sabemos, en su lactancia, cuando ella
tenía nueve meses, el padre mató a la madre y fué a presidio, con lo
cual, de hecho, los perdió. La vivencia desoladora y trágica de la
I
9 En cierta oportunidad, comparó el establecimiento de la transferencia con el
reencuentro de dos avecitas que habían sido primitivamente un solo ser, como bíblicamente Adán y Eva.
DAVID
LIBERMAN
426
escena primaria resulta intolerable: no puede soportarla y, para negarla, se corrige agregando, en seguida, "sin maldad".
Al presenciar el comienzo del cuadro alucinatorio; yo sentí angustia y ella lo percibió, proyectivamente, de inmediato. Esto le significó
un gran apoyo, porque piensa que yo incorporo su propia ansiedad'
frente al perseguidor y comparto su peligro. Entonces, la situación
se invierte: ella me tranquiliza a mí, diciendo que no tema la ,persecución, porque la madre está muerta (la luna que ella mordía era de
hielo). El perseguidor es, ahora, la madre celosa y vengativa.
No quiere ver malo y destructor al padre, porque ha unido sus
propios impulsos oral-sádicos hacia el pecho de la madre, con la destructividad del pene del padre en la escena primaria y con su personalidad criminal. Cómplice del padre, se siente una .hestia traidora,
Lucifer en la tierra, y teme que la madre se vengue destruyéndola, en
la misma forma en que el'p~dre la destruyó (el tiro púede venir de
lejos). En la situación analítica, yo soy el psicólogo al servicio de
la Bestia para realizar el crimen 10: de allí que la madre nos ataque
a los d~s en la sesión, equivalente de la escena primaria.
.
Seguidamente intenta' rechazar los deseos edípicos, que movilizan toda su ansiedad, con una formación reactiva: dice que siempre
respetó al padre, pero luego expresa con claridad el conflicto declararido que, por haber estado con él, la Bestia se puso celosa y la quiere
matar. Me agradece, entonces, que yo comparta los peligros a que la
expone el superyo materno, que la había hecho fracasar con Nenito,
y nos protege con un Sagrado Corazón a los dos.
Su odio ante la escena primaria es lo que le hace temer a los
padres' en copulación; por eso, cuando le digo que la amenaza no
es tan grave y que yo puedo tolerar a la Bestia, al psicólogo y aún 'a
ella, contesta que, efectivamente, cuando hay amor no hay nada que
temer. Al ver que yo comprendo su odio y lo tolero, puede,asu
vez
aceptarlo.
Se abre paso entonces su temor frente al padre: rememora su
angustia con el mancarrón de patas largas y gruesas, el pene del
padre, que corresponde a una fobia a los caballos padecida a los
cuatro años. Expresa, después, más claramente, sus deseos incestuo10 La-enferma es la Bestia (el padre) y yo el psicólogo (ella de niña cómplice del
padre) que matamos a la madre al consumar la escena primaria edípica,
427
ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS. PARANOIDE.
sos: la invitación a dormir. del Dr. M., .le.hizo pensar .en el incesto de
los diez años, cuando se acostaba junto al padre; por eso le. repuso
abruptamente.,
..
Siempre dominada por .estos .temores, ,recuerda,.finalmente,el
abandono que sufriera.a los cinco años, cuando el padrese, casó por
segunda vez y la preparó, dice, para no hacerla su esposa. Esto le
hace creer que el. único camino para solucionar su. problema es estar
sola con la naturaleza, mirando la' luna, es decir, vinculada a .la
madre, sin el padre de por medio. Recupera, .así su Paraíso. Perdido,
aunque queda fijada, oralmente al pecho destruido -de Iamadre (la
luna de hielo ) .
Comienza .la sesion del día siguiente preguntándome' con qué'
aparatos cuento para atacar a la Bestia. Profundamente; 'está preocupada por el trato que yo puedo dar a su perseguidor,' a sus objetos'
internalizados (el pecho destruído de la madre y el pene destructor
del padre) que, aunque la 'hacen sentirse destruida y destructora,
son, también, objetos idealizados y parles de ella misma.· Se siente
segura cuando le contesto que mis intenciones no son· agresivas y
sólo pretendo domesticar a la Bestia; lo que vale tanto como decirle'
que podrá adquirir dominio sobre estos objetos y conservar sus partes
buenas. Por eso responde que no necesita, entonces, mentirme; y
echando a un lado su condición de huérfana, se dispone a contarme
muchas cosas.
En los últimos tiempos, empieza, realizaba con desgano las relaciones genitales con su amante, porque sentía dolor; sólo las aceptaba
para complacerlo. Asocia que el padre le regalaba cuando pequeña
unos monos elásticos, peludos, mientras su hermana, más grande,
jugaba a la mamá con muñecos muy lindos. Sentía' envidia, y en
varias ocasiones se los rompió, por lo que su padre la castigaba.
Nenito, cuando se le tiraba encima, parecía uno de esos monos; por
eso se quedaba con las ganas y tenía que hacer sola cuando iba a
limpiarse.
Su padre no le permitió, pues, ser femenina, ni tampoco expresar
celos a la hermana, sobre quien desplazaba la agresión contra la
madre. El deseo de reparar el daño causado por esta hostilidad repri-
DA VII>
428
LIBERMAN
mida, la llevó a la homosexualidad, como puede observarse a continuación.
Asocia que una vez, una mujer algo rara, le pidió que le abrochara el corpiño; en seguida con una amiga suya, la Alemana, que
la acompañó a visitar la tumba de su madre, antes de regularizar. su
situación matrimonial. Durante ese viaje durmieron en la misma
cama, y la Alemana la sedujo adoptando un papel maternal; dormía
abrazándola, los pechos apretados a su espalda, mientras ella se
plegaba como si fuera un ovillo. Agrega que se lo permitió, porque
la A lemana era de cuerpo mucho más grande que ella y explica su
posición fetal porque, acurrucad ita, evitaba que le tocara los senos.
Acto seguido, se saca el tapado y dice que tiene calor, pero que no
fuera yo a creer que es por lo que me está contando. Revivió, pues,
en la sesión, intensamente, el episodio homosexual, simbolizando con
el tapado a la Alemana (madre). Esto marca un jalón fundamentalmente en el progreso dinámico del caso: en lugar de permanecer fijada oralmente al pecho destruido de la madre, lo recupera, en un nivel
intrauterino, a través de la homosexualidad.
Al aceptar su homosexualidad, pudo sentir celos ella misma, en
lugar de proyectarlos sobre el perseguidor. En las sesiones siguientes, observé que celaba a su amante y a su esposo, a quien acusó de
haberla despreciado por su suegra y su sobrina, encarando la posibilidad de divorciarse.
CAPÍTULO
IV
Superada, así, su fijación al pecho destruído de la madre, se
enfrenta con conflictos más profundos, que promueven otra reacción
delirante transferencial: ella y yo somos vigilados por los empleados
del Instituto, a los que llama los chismosos.
Los chismosos, el superyo materno, la acusaban de destructora:
la ponían a prueba en la calle mandándole hombres sucios y mal
vestidos, .que la provocaban para tentarla. Eran barrenderos y basureros, elegidos a propósito, para demostrarle que, por mala, no podía
aspirar a nada más.
Sin mediar ninguna interpretación, internalizó al perseguidor: se
sintió mala y tuvo una depresión que permitió visualizar el contenido
429
ANÁLISIS
DE UNA PSICOSIS
PARANOIDE
destructivo de sus deseos incestuosos. Empezó a mostrar una creciente
preocupación por la salud del marido y de otros subrogados paternos.
Así por ejemplo, a raíz de un pequeño accidente del esposo, le asaltó
el temor de que el brazo lastimado se le echara a perder y. quiso
curarlo con masajes; también la inquietaba la salud de su sobrino,
porque la mujer que había elegido nó era buena: lo hacía trabajar
durante todo el día y, de noche, cuidar a la hijita. Por último, me
preguntó si, en las primeras sesiones, no había sentido yo, por ella,
algo más que compasión 11. Repuse que ella misma se estaba preguntando si no hubo algo más que compasión, cuando fué enfermera de
su padre y que, profundamente, se acusaba de haberlo dañado con su
cariño, como temía que la Bestia me dañara a mí. Dijo que, en ciertos momentos del tratamiento, me había notado muy desmejorado.
Mis nervios, agregó, son una mala comida para usted. Asoció una
tentativa de suicidio que tuvo a los trece años, cuando escapó del
padre y fué a vivir con la familia R., porque quería calor de hogar
y temía al padre por la noche, cuando llegaba bebido. En realidad,
huyó de la tentación incestuosa porque temía dañar al padre, y, dado
que no era capaz dé renunciar a su amor por él, para salvarlo, intentó
suicidarse.
Entonces pude comprender el origen de su temor a destruir el
objeto, raíz de su posición depresiva: se identificaba con la madre mala
que, como en seguida se verá, en la escena primaria, excita, frustra y
enloquece al padre transformándolo en un criminal, que termina por
destruirla. Ser mujer era ser, pues, como su madre, un bicho peligroso; huía del amor para salvaguardar al objeto de sus tendencias
destructivas y no podía, tampoco, renunciar a su maldad, porque era
la ú~ica escapatoria que tenía, como mujer, para no convertirse en
esclava del hombre. A pesar de todo, sin embargo, esta actitud le
acarreaba, igual que a la madre, la destrucción a manos del padre.
Cuando visualizó este conflicto, expresó el deseo de desembarazarse de su maldad con estas palabras: "Estos días ando con ganas
de darle una felpeada a mi esposo; me quiere tener fregando como
una esclava. Yo me desquito con la ropa: la golpeo, la tiro y la refrie,11 Esto confirma que, al comienzo del tratamiento, proyectó sobre mí su personalidad de enfermera cariñosa enamorada del padre, con quien ella se identificó.
DAVID
LlBERMAN
43Q
go, parano. agarrar todo. a.trompadas ypatadas y tirar. todo por ..la
ventana", Prosiguió; .."A N enito lo necesitaba. para que los tipos, en
el balneario, no me'empezaran .a escorchar. Ni una pareja acaricián:·
dose, haciéndose el amor; ella parecía una mona sacándole los .piojos
a su manito. Yo; hago lo mismo con Nenito .. Nenuo es mi hijo, 'y. mi
esposo, un padre que me da para vestir y, comer; es .bueno porque
hace muchos años que- no tengo nada sexual con él",
Se sometió. al marido. (fregando), para no ser mala como.Ia madre, y por. eso lo ve peligroso. Entonces Jo expulsa analmente y.construye.una situación paradisíaca en laque se queda.sola-con la madre:
ella es 111 madre. de.N enuo; separada de su esposo (padre) con .quien
no tiene nada sexuak..Aisla así, la.maternidad de lagenitalidad,pero
esta defensa no cumple, sin embargo, sucometido, pues.i para. salvar
a la madre, debe sacrificar la genitalidad. ,
En las sesiones que.· siguen, repite; la primera relaciónedípica
exterior, de .los tres años .con el: padre, .cuando él sale de.Ia cárcel
y la arrebata a sus padres adoptivos, llevándola a vivir con la abuela.
El cambio resultó muy traumático: rodeada de personas mayores a
quienes desconocía, durante muchos meses no se .pudo adaptar al
nuevo ambiente. Estuvo idiotizada, según expresara, y abandonó el
dominio de sus esfínteres. S~ hermana le contó que" muchas, veces,
la encontraron con la vista, fija mirando al sol, cubiertala caheza por
materias fecales y ~odeada'de moscas. Embadurnarse c~n materias
fecales era una manif~staciÓn de duelo por la pérdida de los padres
adoptivos y quedarse idiotizada mirando al .~01equiv~lía a dejarse
matar por el padre,. según veremos luego.
"
.
Durante' este período era frecuente que,' domln:ada por u'uá inco~prensible extrañeza, se quedara mirándome de una manera inexpresiva,
Inmediatamente' reaccionaba y, muy susceptible y agresiva, se quejaba
de que yo laidiotiiara
o se enoja consigo misma por ponerse así.
Decía que era una prostituta y trataba de humillarme, para encubrir
lo humillada que se sentía. Ser prostituta era una manera de negar que
se sentía destruida por mí, el padre.
"Oiga, ¿se puede saber por qué, cuando vengo aquí, me quedo cohibida,
idiota?" Sacude la cabeza, tratando de despejarse. "A ver...
¿Me da sus
cigarrillos? Quiero saber qué marca fuma usted, si de las vulgares o de las
otras". Se muestra pensativa; luego reacciona nuevamente: "¡Pero! ¿Por
431
ANÁLISIS
DE UNA PSIcosis
PARANOIDE
qué estoy cohibida? [No sé de qué hablar!" Ensimismada, con la cara rígida
y la boca entreabierta, parece escuchar algún ruido lejanc; "Ya está, ya eme
pezaron a joder. Son los chismosos que tiran la cadena. ¿Por qué necesita
la ayuda de ellos? Eso de que se pongan a cagar cuando yo vengo aquí, es
idea suya". Para disimular su enojo, se acerca altiva y dice: "Pero, ¿por
qué no se las arregla usted solito? ¿No sabe revisar, tocar a sus enfermas,
como hacen todos' los médicos?"
Me sentía 'perplejo y no' comprendía absolutamente nada. Sólo
atiné a decirle que yo no 'sabía por qué los chismosos estarían tirando
la cadena. "¡Mírenlo!' Se queda hecho un idiota; un inocente, un
cagón, como 'los chismosos: Sin embargo Ud. debe ser medio presti'digitador, porque el otro día lo ví por el centro, con una' mujer con
cara de inocente, de esas que no saben hacer frente, y ella lo habrá
dejado medio idiota: '¡Pero vaya uno a saber lo que esconde!" Y en
actitud de reivindicación, agregó: "Claro, yo soy una mujer vulgar.
Me desprecia, me manda mierda, basureros, para que no lo eche a
perder". Sobre la base de estas asociaciones, por lo demás bien claras, le dije que se sentiainferiorizada porque yo no había satisfecho
sus de~andas' erótic~s y pensaba que le rehuía para no, degradarme.
Esta .interpretación, daba sobre el, material de 'la enferma pero sin
tener en cuenta mi contratransferencia, resultó perjudicial: la tomó
como, una confesión yme acusó de Iiaberme aprovechado de ella
desde el primer díaque la vi, porq'fe la había considerado una cualquiera y una, tonta,
En la sesión siguiente, dijo que me encontraba retraído. Tomé en
consideración sus palabras y comprobé que tenía razón: prefería
sentir culpabilidad, antes que reprocharle todas las frustraoiones que
'me provocaba. Lo que extraje de lo reprimido se lo proyecté en cali<dad de interpretación: estaba retraído, dije, porque me sentía culpable yeso era porque' ella me estaba reprochando algo;
, Esta interpretación dióTugar a gran-cantidad de material. La
'seducción a que me condujera en las primeras sésiones, le significaba
una humillaoiónrcuando 'ella actuó identificada con el padre excitado, la respuesta contratransferencial había favorecido el tratamiento; ahora que se sentía más mujer se veía humillada y me' acusaba
.de ser causante de aquella situación, que le había llenado la cabeza
DAVID
LIBERMAN
de miércoles; todo se debía a que yo pensaba que ella era una puta
43~
12.
Le repuse que era justamente eso lo que ella pensaba de su
madre: que era una puta que excitaba al padre y lo dejaba con las
ganas y, así, lo había convertido en un asesino. Agregué que me veía
idiota porque yo era ella de niña, abandonada por la madre, frente a
lo cual no había tenido otra alternativa que llenarse la cabeza de miércobes. En cuanto a lo que yo podía esconder, era un deseo asesino,
excitado o insatisfecho por ella, lo mismo que su padre por la madre.
En ese momento, dijo, se le habían ocurrido muchas cosas de pronto,
que tenía olvidadas; como ya terminaba la sesión, las contaría mañana. Así fué en efecto: vino completamente cambiada y dijo que
había hecho un importante descubrimiento: se había enfermado, por
mandar a la hermana a la puta que la parió. Semanas antes de sentirse
atacada por las ondas, fué a lo del Dr. M., lo encontró muy nervioso
y pensó que era porque la esposa no le daba lo que quería. Se le
ocurrió, entonces, enviarle a su hermana para que la atendiera, pues
también ella estaba nerviosa por los disgustos que le daba el marido.
La hermana aceptó la sugerencia y recuerda que, cuando la hermana
regresó de lo del médico, seguía muy nerviosa. Por su parte, se
sintió molesta por la reserva con que le habló de la consulta. Pensó
que la hermana había sido despreciada por el Dr. M. y planeó una
venganza, que iba a realizar gota a gota: enamorarlo y dejarlo con
la furia adentro, darle siempre esperanzas, pero no satisfacerlo nunca.
Al día siguiente fué a cumplir su plan y, mientras realizaba la entrevista con el Dr. M., al sentir unos ruidos en la habitación vecina, tuvo
la convicción de que la esposa de M. los estaba vigilando. Cuando le
contó esto a la hermana segura de recibir su apoyo, sufrió una desagradable sorpresa, porque ella reaccionó con enojo y, todavía, la
acusó de ser una puta que había vendido su corazón, casándose por
dinero. La paciente, exasperada, le gritó que, aunque eran hijas de la
misma sangre, no la aguantaba más, y la mandó a la puta que la
parió. En los días ulteriores, se reprochó duramente haber ofendido
a la madre, y le tomó idea a la hermana. Temía que anduviera con
chismes y l~ dijera al portero de la casa que ella había sido la amante
12 Se planteaba, aquí, algo que sucede muchas veces en los análisis corrientes:
lo que en un momento favorece la' terapia, al profundizarla, se convierte en motivo de
resistencia.
433
ANÁUSIS
DE UNA PSICOSIS
PARANOIDE
de su propio padre. Tuvo, entonces, deseos de ser huena y se aferró
a su amante; pero, cuando Nenito se enfermó, todo se echó a perder.
Como se desprende de este material, el delirio se desencadena al
revivir con el Dr. M. y la hermana (o la señora de M.) su intensa
culpa por la rivalidad edípica, que hahía tratado de evitar uniendo
a los padres. Al no lograrlo, la ansiedad la lleva a agredir al objeto
materno idealizado porque no se dejó reparar y, entonces, se transforma en perseguidor. Para mantener a la madre como objeto bueno
idealizado, intenta rehacerla narcisísticamente y se propone ser una
-madre buena con su amante; pero la enfermedad de N enito desbarata
esta defensa y, antes que sentirse una madre mala, apela a una proyección psicótica: la situación persecutoria oral con la dueña de la
pensión. Tampoco esto le resulta plenamente eficaz, pues un perseguidor femenino evoca demasiado la imagen de la madre mala. Hay
que realizar otra deformación, y aparece el padre como perseguidor
en el contenido manifiesto del delirio. Ahora, identificada con la
madre, puede expiar la culpa sufriendo su destino, a la vez que
realiza la unión incestuosa con el padre.
CAPÍTULO
V
Aclarados estos puntos que sustentaban el delirio, la paciente, que
llevaba siete meses de análisis, tuvo una gran mejoría clínica ..
Comienza a traer sueños en que predomina el tema de la maternidad 13. El contenido latente es depresivo y en todos aparece clara
la situación transferencial. La maternidad es, asimismo, el tema fundamental de sus asociaciones: recuerda que, a los veinte años, vivió
en concubinato con un hombre mayor, Horacio, quien, al perder una
fuerte suma de dinero, la indujo a la prostitución. Con él tuvo una
hija que falleció a los pocos meses de nacer. Al rememorar todo aquello, le resulta extraña su conducta: no se dió por enterada del embarazo hasta que empezaron los dolores del parto; expulsó, entonces,
una niña, a término, que no pudo amamantar, porque "sentía cosquillas en los pezones, yeso la calentaba abajo".
13
Por ejemplo: se casa de blanco y es feliz porque tiene hijos.
DAVID LIBERMAN
434
Su compañero contrató un ama, pero la niña falleció, de todos
modos, a los pocos meses. Asocia, en seguida, que le había hecho un
gran bien, percibir, en las primeras sesiones, que calentaba mis manos: saber que podía dar calor, la hizo volver a la vida.
Trajo, después, un sueño con una mujer que podía ser su madre.
Al asociar, surge el siguiente recuerdo: poco antes de casarse, cuando estaba por hacer el viaje a su pueblo natal, uno de sus hermanastros, hijo del primer matrimonio de la madre, le contó que, cuando
encontraron a la madre muerta, ella estaba prendida a su pecho,
mamando. Este relato la afectó hondamente: pensaba, muchas veces,
en los terribles sufrimientos que provocó a la madre en aquellos
momentos de agonía. Se explica, pues, por qué sufrió tanta ansiedad
al referir qU¡¡se hacía apretar los pechos por su amante en el momento del orgasmo para poder' gozar y,' también, por qué, cuando
íntentaba seducirme, cuidaba de mantener distantes sus senos.
Ahora está más expuesta que nunca a ser aniquilada, porque
proyecta sobre mí su propia oralidad destructiva hacia la madre. Se
defendió con un violento intento de seducción: me toma con ímpetu
las manos para inmovilizarme y succiona mis labios como un pecho,
me somete luego a una verdadera revisación médica 14 y finalmente
me pregunta si yo, como hombre, me había contenido cuando me
estaba chupando.
Es interesante señalar que la enferma tenía razón al verme, en
aquellos momentos, como perseguidor oral. Veamos cómo se produce
esta .inducción transferencial, cuyo análisis permitió interpretar la
actuación de la enferma y proseguir la marcha del tratamiento, que¡
se hallaba detenido en ese punto. Durante estas sesiones, .al pedirle
que me dijera lo que está pensando, yo.. sin darme cuenta, le hacía
con las manos una clara señal para que se acercara, como pidiéndole,
con avidez, que viniera a mi lado. Cuando me llamó la atención sobre
este gesto, comprendí, desde luego..su significado y advertí, también,
que mi ademán era. respuesta a una provocación suya, que me miraba fijamente, con el busto erguido, como ofreciéndose. Se lo dije y
vi que ella tampoco era consciente de lo que hacía. Al reconocerlo
exclamó sorprendida: "¡Con razón me joden en la calle!" Entendió,
14 Me miró las .pupilas, puso el dedo debajo de mi nariz para ver si respiraba y
me hizo caminar observando si estaba mareado.
435
ANÁLISIS
DE UN;A PSICOSIS
PARANOIDE
así, vívidamente, la parte activa que le correspondía en mi persecución oral y, ya sobre esta base, pude interpretar su tendencia a besarme (chuparme) y a apresarme las manos, como una forma de defenderse del daño que yo podría hacerle. Daba vuelta la situación para
que corriera yo ese peligro, y era por eso mismo que me hacía revisaciones médicas. Espontáneamente repuso: "¡Qué quiere! Soy la
hija de un asesino. Cuando la Bestia me mandaba las ondas, una
vez le dije: Mi hija me vengará, como si yo fuera mamá". Comprendía, pues, cómo, identificada con la madre, veía en su perseguidor
la imago del padre asesino, revestida de su propio sadismo oral.
Cuando sus impulsos oral-sádicos se hacen conscientes, se inicia una nueva etapa de su análisis y, en lenguaje simbólico, analiza,
por primera vez, su posición frente a la escena primaria: luego de
confrontar en la transferencia la irrealidad del peligro, puede revestir
con más libido a los padres internalizados.
Aparece ahora, claramente, su profunda convicción de que su
llegada al mundo resultó inoportuna para los padres, que la habían
recibido con disgusto, uniéndose contra ella.
En una de estas sesiones, relata la visita a una sobrina de su esposo
que había tenido familia. Antes de ir a verla, se anunció, porque
.temía llegar a hora inoportuna y ser recibida a disgusto. Ya en
camino, al salir del subterráneo, se nota desorientada y aturdida sin
saber por qué; su molestia es mayor cuando, al llegar al Sanatorio,
encuentra al Dr. M. hablando con SU cuñada. Inmediatamente se dijo:
Un hombre y una mujer juntos: mis enemigos. Le señalo que así veía
a sus padres, como enemigos unidos contra ella, ya que, suponía, no
habían recibido bien su nacimiento, porque poco después sobrevino
la tragedia que los separó. Responde que, en asuntos de parejas,
siempre anda prevenida, porque los hombres se cansan de las mujeres
y tratan de deshacerse de ellas. Asocia un paseo al balneario, donde
vió una pareja, y pensó que la mujer se puso celosa, porque su compañero la miró. Le dió lástima esa mujer hecha una fiera por los
celos. Los hombres -diceson unos niños grandes, y exclama:
"¿Por qué sufren las mujeres por ellos?"
Después prosigue: "Hablemos de psicología. El sol, ¿qué vitaminas nos da? Yo, al sol, le decía padrecito, porque me calienta desde
chiquita. El sol calienta y mueve la tierra; me gusta tirarme en la
DAVID
LIBERMAN
436
tierra para que el sol me caliente a mí también y me dé sus vitaminas.
Luego, cuando se tiene sed, tomar agua, que la madre naturaleza nos
manda para calmar la sed". Agrega que, al mirar al sol entre las
nubes, se siente transformada y, al volver la vista a la tierra, todo le
parece muerto. Interpreto que desea recibir, como la madre-tierra,
la vida (genital) que ofrece el sol y, por estos deseos, piensa que se
interpuso entre sus padres. Le explico, además, que el crimen del
padre, le hace temer la genitalidad: contra sus esperanzas, el coito,
en lugar de dar la vida, sólo acarrea muerte y destrucción; conecto
esto con su necesidad de demostrarse, durante el tratamiento, que su
calor no es destructivo, como el del padre-sol.
Al cabo de unos instantes de silencio, manifiesta que anhela querer
a alguien sin que nadie lo sepa y agrega: "Una vez, de chica, hice un
viaje en barco con papá e Isabel (la madrastra);
yo estaba sola
mirando al sol y, de golpe, vi algo que me asustó: el sol enrojeció y
sobre él se elevó un chorro de agua". Prosiguió: "¿ Qué pasa con el
sol doctor? Bueno, le voy a contar cómo tomo sol. A mí me gusta
deleitarme cuando tomo sol, me gusta transpirar y engrasarme, para
que la piel no sufra. Lo mejor es tomar sol a la mañana o a la tardecita; en seguida de comer hace mal. Después, me meto a la ducha y
me baño. Es bueno tomar sol en la primavera, porque todo huele a
flores, aunque puede también sentar mal: según la clase de flor".
Resulta sencillo interpretar el contenido genital de este material
y relacionarlo con sus antiguos temores frente a la escena primaria.
Tomar baños de sol es ser fecundada por el padre-sol, identificándose con la madre-tierra. Esto era, antes, la destrucción; ahora la
hace revivir -agrego.
Como respuesta, detalla una serie de rarezas que nunca me había
referido. Durante varios años, no pudo desnudarse de día sin cerrar
los postigos, porque le daban vergüenza y miedo los rayos del sol.
Poco antes de enfermar, empezó a creer que "sus nervios se debían
a insatisfacción sexual, porque sentía molestias abajo". Pensaba que
sus; genitales eran un museo apolillado, echado a perder por el encierro y, para ventilarlos, tomaba baños de sol frente a la ventana, con
las piernas abiertas, de modo que los rayos llegaran bien adentro.
Espontáneamente, asocia que nunca había podido dejar que le introdujeran el pene totalmente, porque temía ser perforada. No me gusta
437
ANÁLISIS
DE UNA PSICOSIS
PARANOIDE
-decía
gráficamente mientras apretaba los incisivosque se me
metan en el fondo y me hinquen para sacarse el gusto. Su angustia
genital se debía, pues, al temor de ver perforado y triturado el interior de su cuerpo por el pene, sobre el que proyectaba todo su sadismo.
Al elaborar este material, tuvo fantasías de estar embarazada; sus
tendencias maternales aparecieron con vigor, expresadas en el plano
somático. Notó sus pezones erguidos y sus pechos turgentes; hasta le
faltó un mes la menstruación. Se consideraba realmente embarazada,
a pesar de comprender que era imposible, pues hacía mucho tiempo
que no mantenía relaciones sexuales. De esta manera, repitió en el
análisis su ansiedad frente al embarazo, que fué, precisamente, un
factor decisivo en la eclosión de sus síntomas psicóticos.
En esa epoca me tuvo temor y desarrolló una fuerte resistencia
transferencial. Me identificaba con los médicos que la hacían asustar,
cuando apoyaban la cabeza contra su pecho para auscultarla. Dijo que
soñaba muchas cosas, pero que no pensaba contármelas, porque los
sueños no tienen ninguna importancia y, afirmó, son puros bolazos.
Durante varias sesiones tuvo una actitud sumamente evasiva; quería
elegir primero las cosas que iba a decirme, para no ponerse nerviosa
después. Declaraba sentirse vuelta a la vida y admitió que llevaba
una bestia dentro de sí, pero que la podía dominar. No quería meterse
en líos y terminar mal, como le pasa a las mujeres por tontas.
La ansiedad transferencial era muy fuerte: por eso tenía que
negar el análisis. Al restaurar dentro de sí a la madre, se enfrenta
con angustias profundas e inevitables. En primer lugar, teme que yo,
sustituto paterno, la destruya como el padre a la madre; además,
repite algunas actitudes de su relación con el padre, cuando quería
separarlo de su madrastra en la pubertad. De allí que fantaseara con
separarme de mi mujer y llevarme con ella. Si hubiera interpretado
solamente sobre la base del material, tendría que haberle señalado su
resistencia en la situación edípica directa, su temor de ser destruída
por mí, como la madre por el padre; pero la transferencia tenía un
aspecto más profundo: estaba reviviendo la relación madre-hija; esto
era lo más peligroso, porque proyectaba sobre mí, los impulsos ora-
DAVID
LIBERMAN
438
les con que, en su fantasía, había destruído a la madre. Yo era el
médico-niño que, al acercarse a su pecho, la ponía en peligro de
muerte. Pude comprenderlo cuando. tuve la sensación de que estaba
a punto de abandonar el análisis; tenía una clara vivencia de perderla, que asocié, de inmediato, con la suya propia de perder a la madre
agonizante, mientras mamaba. Cuando se lo dije, disminuyó su angustia y se decidió a hablar nuevamente.
Había vuelto a pensar en las primeras sesiones y recordó algunas
ideas místicas de entonces: tuvo la seguridad de que ella y yo habíamo formado en un. principio un solo ser y que, por mandato de Dios,
nos reuníamos de nuevo. Vivió esto con absoluta convicción, porque
estaba maravillada de haber encontrado a alguien tan parecido a ella.
Reconocía que había estado completamente trastornada en aquellos
tiempos y ahora le horrorizaba pensarlo" porque "al loco le queda
siempre algo de razón y por ese algo que le queda, sufre". Con esta
parte de razón sabía, a través de su locura, que estaba enterrada viva
en el mundo de los muertos, sin esperanzas de ser comprendida por
nadie 15. Agregó que, al ver que yo había reaccionado, tuvo un rayo
de esperanza; por eso, luego de las primeras sesiones, fué a la iglesia
a agradecer al Creador "por haber encontrado un chiflado con una
locura idéntica a la suya". Es interesante la significación edípica que
daba a su locura. Pensó, sin decírmelo: "Este tipo me va a comprender,
porque está tan chiflado por su madre, como yo por mi padre". Esto
pensaba su parte cuerda, la que se hallaba muerta en vida, enterrada viva, al comienzo del tratamiento .
.Mis deseos de comprenderla y curarla, tenían su fuente más profunda en mi complejo de Edipo positivo: desvivirme por ella y salvarla como a la madre amada. Apoyada en esta actitud contratransferencial, revive por medio de una identificación proyectiva, su como
plejo de Edipo negativo. Es decir, me veía chiflado por mi madre,
porque yo era ella de niña chiflada por su madre, a quien ella personificaba en la situación analítica. Reconocía su complejo de Edipo
positivo diciendo que estaba chiflada por su padre, con el objeto de
negar su conflicto con la madre, que afloraba, sin embargo, a través
de su identificación proyectiva. Más claramente: mi complejo de
;15 La parte que moría era la madre; la otra era ella misma abandonada, primero
como lactante y luego otra vez a los dos años.
439
ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS
PARANOIDE
Edipo positivo era el espejo en que se reflejaba su complejo de Edipo
negativo (odio al padre; deseos de lograr una unión paradisíaca con
la madre).
CAPÍTULO
VI
Al análisis de la relación madre-hija, siguió un período de recuperación. En este sentido, el tratamiento no hizo más que continuar
el camino que ella espontáneamente buscara, cuando quiso arreglar
su vida convirtiéndose en madre de su amante. Las pseudo-percepciones vaginales empezaron a decrecer en intensidad y frecuencia;
la misma enferma las calificaba de sensación de cuerpo extraño.
Decía, además, que sus síntomas eran cosa de solterona. El delirio,
analizado ya con bastante profundidad, adquiría paulatinamente un
carácter irreal ;la
enferma se sentía como si despertara de una
pesadilla.
La lucha por· la curación, sin embargo, continuó largamente,
todavía, en el terreno transferencial. En los 'meses siguientes, la
enferma fué aceptando, cada vez con menor ansiedad, los impulsos
instintivos que la llevaban a asumir una actitud de madre frente a mí.
Este progreso no sólo dependía de ella; pudo realizarlo porque percibió que mis contrarresistencias decrecían y yo, inconscientemente,
la aceptaba como madre 16. Este ejemplo lo ilustra claramente: cierto
día se queja porque ha notado que, últimamente, su esposo tiene con
frecuencia bronquitis y se pasa días enteros en cama, tosiendo y estornudando. Ahora que me ve bien, agrega, aprovecha para enfermarse,
porque lo que quiere, en realidad, es un ama de leche y no una esposa.
En ese preciso momento, yo tuve una crisis de estornudos. Compren.
dió perfectamente el sentido de mi síntoma y dijo: "Bueno, aquí hay
otro niño abandonado que me pide que lo cuide. Le voy a poner unos
escarpines" .
Esos días, la enferma me había hecho sentir el abandono que ella
misma sufriera con la muerte de la madre y que vivió como si la
hubiera destruido mamando. Esto le hacía creer que su leche era
16 Mejoró en la medida que las pulsiones de su ello, que emergían a través de
sus defensas, se unían con las tendencias de mi ello, surgidas al vencer mis contraresistencías,
DAVID
LIBERMAN
440
mala: su amor dañaba y por eso tenía que rechazar a sus objetos de
amor para preservarlos. Con la crisis de estornudos, yo di el primer
paso para que confiara en su capacidad de amar y reparar, ya que
le expresó que, a pesar de haber querido abandonarme, como a ella
su madre, yo la busco porque necesito de su amor y de su leche. El
factor que desencadenó el delirio fué la enfermedad de Nenito, frente
a la cual se sintió culpable; ahora, en cambio, siendo que el objeto
la necesita, se considera buena y capaz de reparar.
Empezó a progresar visiblemente y ella misma lo advirtió, como
puede observarse en este material, que corresponde al octavo mes de
análisis: "Me siento muy cambiada. Antes no me atrevía a levantar la
vista y mirar en alto. Ayer iba por la calle y reparé, por primera vez,
en los balcones de las casas. Me extrañó pensar que no recordaba
haberlos visto nunca. Antes, creía que los pasadizos subterráneos de
la Avenida Nueve de Julio eran baños para hombres y por eso nunca
los cruzaba; pero el otro día me di cuenta de mi error. También
recordé que papá me pegaba cuando me veía con la vista fija y la
boca abierta, porque se enojaba al verme con cara de idiota. Lo
mismo me pasaba cuando Horacio me mandaba a buscar hombres.
Sentía nostalgias y me quedaba extraviada: era la amargura de pensar
en mi padre".
Le dije que, en esos momentos, se identificaba con la madre muerta y sufría su destino, entregándose al padre que la destruía. Recordó,
entonces, un accidente que tuvo de pequeña. Se había acercado al
padre mientras dormía; al despertar sobresaltado, la arrojó al suelo
con violencia, y la dejó aturdida. Prosiguió así: "Una vez, un caballo
me pegó una patada que me dejó sin conocimiento, porque se me
ocurrió meterme entre sus patas de atrás".
Ese episodio, señaló, encubría el gran conflicto de su niñez: frente
al padre: buscaba su pene con amor, pero se encontraba con un enorme peligro; de allí que llamara a la Bestia, mancarrón con patas
largas. Le expliqué que esto había originado su angustia genital y
agregué que, para rectificar sus temores ante la genitalidad, había
desarrollado la necesidad compulsiva de excitarme, a fin de comprobar, una y otra vez, que aquellos peligros no tenían vigencia en
la actualidad.
"Lo mismo me pasaba cuando, de chiquita, me daba por desafiar
441
ANÁUSIS
DE UNA PSICOSIS PARANOIDE
al sol y quedarme con cara de idiota. Por las tardes, en la casa de
mi abuela, me sentaba debajo de un ciruelo, con la escupiderita, a
mirar al sol. Mi hermana me contó que yo acostumbraba a llenarme
la cabeza de caca y así me encontraban, llena de moscas. . . y al final
me llené la cabeza de miércoles".
Repuse que eso era, justamente, lo que había hecho al enfermar:
las ideas delirantes eran la materia fecal con que se cubrió, para
reunirse con su madre que la abandonó al morir. En su enfermedad,
su parte cuerda era ella de niña, sufriendo, enterrada viva, al lado de
la madre muerta.
.
Pareció no entenderme y se limitó a recalcar que caía en la
cuenta que, de niña, quedó muy impresionada por la cosa grande de
los caballos. Se quedó pensativa y, de pronto, dijo vivamente: "Oiga,
¿sabe que ahora me está empezando a convencer? Alguna vez pensé
que usted me. iba a decir justamente eso que acaba de ocurrírsele".
Comentario sobre la transferencia y coniratransjerencia.
El psicótico impone al analista un considerable esfuerzo emocional, que se traduce por fuertes tensiones de contra transferencia. En
este trabajo, he intentado demostrar que la neurosis de contratransferencia es un producto específico de la transferencia misma. cuyo
origen radica en un verdadero proceso de inducción psíquica -en
todo comparable a la clásica folie a deuxen el cual, el analista
responde con identificaciones introyectivas, desde luego inconscientes,
ante la poderosa y constante presión de los efectos del psicótico. De
esto se sigue que la neurosis de contratransferencia resulta una estricta
réplica de la psicosis del paciente y, por tanto, el analista podrá utilizarlacomo
una guía de inestimable valor para la conducción del
tratamiento, siempre que esté dispuesto a integrarla en el proceso
analítico y a elaborarla con la ayuda de las interpretaciones del
enfermo, que ha de aceptar sin reticencia.
En nuestra enferma, la situación analítica se establece, cuando,
en la primera sesión, yo incorporo su excitación y su angustia ante
el perseguidor. Entro, así, vivencialmente en el delirio, identificado
con su femineidad amenazada, que ella desea preservar de los ataques
DAVID
LIBERMAN
442
del perseguidor. Al verme intervenir como su aliado, puede confiarme
el cuidado de sus partes buenas (ella de niña frente al padre seductor,
su genital atacado por las ondas, la madre en la escena primaria, el
pecho bueno de la madre) con la esperanza de que las salve de la
Bestia (el padre excitado y criminal, el pene destructor del padre, al
que se une su propia agresividad de lactante contra el pecho de la
madre).
. Los. ataques nocturnos, sin embargo, se repiten en los días siguientes; esto significa para ella que yo no soy su aliado, sino un
cómplice de la Bestia, por lo que reprocha mi conducta y decide abandonarme. Su actitud despierta esta intensa reacción contratransferencial: me siento impotente e injustamente acusado; en seguida, revelándome, niego mi fracaso y expreso el deseo de que no me abandone:
le digo que es injusta al tratarme así, porque yo soy un ángel llegado
del cielo para ayudarla. Sin darme cuenta, realizo, acá, una doble
identificación introyectiva, ya que mi vivencia d~ ser abandonado
corresponde a la que ella misma sintió las noches anteriores, cuando
vió que yo no velaba su sueño y, al mismo tiempo, niego mi fracaso,
con una fantasía dinámicamente igual a su delirio. En esta forma,
consigo desbaratar, de entrada, su resistencia de transferencia básica,
que consistía, precisamente, en hacer que yo desempeñara el papel
del perseguidor,. para huir, entonces, justificadamente de mí, interrumpiendo el tratamiento. Al rechazar el papel de aliado de la Bestia
a que su resistencia me conducía, evité someterme a su deseo de seguir
enferma y conseguí nuevamente una cantidad de transferencia positiva, que me permitió proseguir el análisis.
Con esto, la situación se invierte de inmediato: me tranquiliza
diciendo que acepta mi ayuda y, al mismo tiempo, me advierte que
voy a enfrentar al perseguidor, con el que se identifica. Me acaricia
con deseos, y se siente satisfecha al percibir que yo incorporo, otra
vez, su excitación y angustia. Ahora ella es la Bestia excitada que
realiza en forma activa la seducción (en lugar de sufrirla pasivamente
como en el delirio) y yo, excitado por un objeto que me inspira temor,
estoy viviendo su propia ansiedad frente al perseguidor. La ansiedad
que ella sufría en su psicosis se debía a que buscaba satisfacerse con
un objeto que amaba y temía a la vez. La respuesta contratransferencialle resultó muy favorable: sintió extrañeza y agrado viendo que, a
443
ANÁUSIS
DE UNA PSICOSIS
PARANOIDE
pesar de mi angustia, aceptaba su amor. Tuvo, entonces, una breve
mejoría clínica; pudo dormir y recordó acontecimientos del comienzo
de su enfermedad, olvidados desde entonces.
Gracias a mi participación emocional en el delirio, que ella comprendió a través de mi angustia contratransferencial,
se sintió muy
ligada a mí. Se explica que se animara a pedirme permiso para masturbarse y que yo tuviera ascendiente bastante como para concedérselo. De esta manera, refuerzo su mecanismo de disociación de objeto,
porque entro en el sistema delirante como un pene de amor, que
contrarresta el pene de odio de la Bestia. Esto le permite entregarse al
goce provocado por las alucinaciones genitales nocturnas, porque
incorpora un objeto que representa las partes buenas del objeto deseado
y temido.
Al tolerarse la masturbación, se pone más tranquila, deja de
actuar durante un tiempo y entra a analizar su relación con el padre,
que resulta claramente vinculada al delirio. Comprende la similitud
de las alucinaciones genitales con el incesto que padeciera a los diez
años y ve cómo, en el análisis, la situación se había repetido tal cual,
con esta sola diferencia: el papel de la enfermera cariñosa corrdeseos de curar al padre y velar su sueño, me correspondió a mí; a ella,
el del padre enfermo que responde con una desconsiderada seducción
(identificación con el perseguidor).
A medida que reconoce la maldad del padre, puede dejar de idealizarlo y, consiguientemente, acepta también sus partes buenas. Logra, entonces, proyectar, en la transferencia, al padre malo internalizado, en lugar de identificarse con él, y afloran sus primeros deseos
incestuosos que, naturalmente la angustian, porque la encaran con la
maldad del padre y la venganza de la madre. Sólo puede satisfacer
sus tendencias edípicas, identificándose con la madre en la escena
primaria, lo que provoca un nuevo brote alucinatorio y delirante.
Así, niega su culpa, ya que es la Bestia (el padre) quien consuma el
incesto, al tiempo que salda su necesidad de castigo, sufriendo ella
misma el destino de la madre en la escena primaria. Ni con esto
alcanza, sin embargo, a mantener la posición femenina, que equivale
a ser destruída por el padre, y, para no verme en dicho papel, invierte
la situación: se identifica otra vez con el perseguidor y yo vuelvo a
afrontar los peligros de la madre en la escena primaria.
DAVID
LIBERMAN
444
Para elaborar este conflicto, me besó y abrazó reiteradamente, con
violencia, y sólo se quedaba tranquila al ver que, con su seducción,
me excitaba manifiestamente, pero no me destruía. Esta actitud pudo
ser superada usando la contra transferencia como guía en la interpretación. Me dijo que la odiaba e interpretó el significado agresivo de
ciertas actitudes mías, desde luego inconscientes. Al elaborar mi conflicto contratransferencial, comprendí que la odiaba por su seducción,
por su egoísmo al buscar satisfacerse fuera de toda consideración
para conmigo; me di cuenta, además, que le temía (había llegado a
fantasear que me asesinaba porque no me sometía incondicionalmente a sus deseos): al identificarse con la Bestia excitada, me hizo
vivir su propio conflicto de temor y odio con el padre, su temor y
odio de sí misma, que pude interpretar en términos de relaciones
objetales intemalizadas: le dije que yo sentía, efectivamente, odio
y temor por ella y que eso era, justamente, lo que una parte suya tenía
por la otra: se odiaba a sí misma porque, como necesitaba conservar
el amor del padre, negaba sus faltas y lo admiraba; esto la llevaba a
sentirse su cómplice, reforzando sus sentimientos de culpa de haber
destruído a la madre (Más adelante se verá que la madre era, también, parte de ella misma, por lo cual, su destrucción la hacía sentirse
destruída) .
Lo que le dije de mi contratransferencia, la hizo sentirse más ligada a mí. Se animó, entonces, a expulsar al perseguidor, y no es de
extrañar que, ahora, el ataque se dirigiera contra los dos. Sobrevino,
por primera vez, un brote alucinatorio y delirante en plena sesión,
desencadenado al analizar su posición frente a la escena primaria, a
través de la relación genital con el amante, que vivía, por supuesto,
en la situación transferencial.
De la descripción de su experiencia sexual, se deduce que su vida
genital es un intento compulsivo de restaurar en su interior el pecho
de la madre, incorporando, en el momento del orgasmo, el pene del
amante, para borrar la sensación de estar destruída, como la madre
internalizada. Este propósito falla por su base, ya que el objeto con
que intenta la reparación, el pene del padre, es, precisamente, el
agente de la destrucción del pecho de la madre; además, el coito
reactiva el intenso sadismo de la escena primaria, el cual, en parte,
le pertenece intrínsecamente por razones históricas (el crimen del
445
ANÁUSIS
DE UNA PSICOSIS
PARANOIDE
padre), pero también proviene del odio que la enferma proyecta
sobre los padres en copulación. La genitalidad, condenada a un fracaso irremediable, sólo sirve para movilizar la angustia extrema de
la escena primaria, que el yo se ve obligado a administrar con una
violenta proyección alucinatoria, por medio de la cual expulsa a los
padres en copulación. El perseguidor es, pues, ahora, la pareja de
padres en escena primaria y la enferma y yo, plenamente identificados, soportamos su ataque. En otro plano, nosotros dos somos la
pareja incestuosa en escena primaria, perseguidos por la madre vengativa, el pecho destruído de la madre, equiparado a heces perseguidoras, sobre el que se desplaza la catexia sádica del pene del padre,
a su vez revestido del intenso sadismo oral de la enferma frente a la
escena prrmaria,
El brusco estallido del cuadro alucinatorio me produjo angustia,
y ella, viendo que comparto el peligro, puede una vez más confiarme
el cuidado de sus partes buenas expuestas a ser aniquiladas por el
perseguidor. Por eso me pide que la ayude y la aguante. Yo le respondo que soy capaz de tolerar a la Bestia, al psicólogo ya ella misma,
que es decirle que tolero su odio ante la escena primaria. Esto le
permite aceptarlo, a su vez, con menos sentimientos de culpa.
La sesión termina con la única solución entonces asequible: construye una relación paradisíaca con la madre, sin el padre de por
medio. Logra así, separándolos, que los padres no se aniquilen en
la escena primaria, pero a costa de quedarse fijada oralmente al pecho
destruído de la madre.
Por la intensidad de su transferencia narcisística, depende cada
vez más de mí: de allí su pregunta de cómo pienso atacar a la Bestia;
en otras palabras, qué trato daré a sus objetos internalizados (el pecho
destruído de la madre y el pene destructor del padre) que, si bien
como perseguidores la hacen sentirse destruí da y destructora a la vez,
son, también, partes de ella misma y objetos idealizados que necesita
conservar. Se siente muy tranquila, cuando respondo que mis intenciones no son agresivas y que sólo pretendo domesticar a la Bestia,
porque apruebo su deseo de conservar sus objetos amados, que tanto
necesita.
Hace entonces un nuevo intento de restaurar a la madre, y lo logra
mediante un mecanismo homosexual: recuerda y revive en la sesión
DAVID. LIBERMAN
446
una experiencia homosexual, cuya finalidad era restablecer la relación
con la madre en un nivel intrauterino. Esto produce un gran adelanto
dinámico, porque, desligada al fin del pecho destruí do de la madre,
empieza a aceptar el lugar femenino en la escena primaria, que antes
proyectaba y me hacía incorporar. Por primera vez, reconoce sus
celos en lugar de proyectarlos sobre el perseguidor (la Bestia celosa)
y empieza a elaborar el conflicto con la madre internalizada.
En primer lugar, pude comprobar su gran sometimiento al superyo materno, que la acusa de crimen e incesto, de ser mala y de haber
dañado al padre con su amor. Elabora este conflicto, en el marco de
la transferencia, disociando la imago paterna: yo soy el padre bueno
que ella necesita,· mientras el superyo materno (los chismosos) le
manda basureros y barrenderos que la provocan (el padre malo y
destruído equiparado a heces perseguidoras), para demostrarle que,
por mala, no puede aspirar a nada más.
Espontáneamente internalizó el perseguidor, se sintió mala y tuvo
una depresión que mostró el contenido destructivo de sus deseos incestuosos: se acusaba de haber dañado al padre con su cariño y lo mismo
pensaba con respecto a mí.
Como en seguida' se verá, se identificaba con la madre mala (prostituta) que, en la escena primaria, excita, frustra y enloquece al
padre hasta transformarlo en un criminal que termina por destruirla.
Ésta era la raíz de suposición depresiva y de allí su necesidad de huir
de sus objetos de amor, para preservarlos. Por otra parte, tampoco
podía renunciar a su maldad, aunque le acarreaba, de todos modos,
la destrucción, porque era su única escapatoria para no convertirse
en esclava del hombre.
A fin de no ser mala como la madre, se somete al padre; entonces lo ve peligroso y lo expulsa analmente, construyendo una relación paradisíaca con la madre, en que excluye al padre. Así logra
salvar a la madre y mantenerla como imagen buena, pero sacrifica
la genitalidad.
Luego ella misma se sintió destruída (idiotizada), y repite en la
transferencia su primera vinculación edípica exterior con el padre,
a los tres años, época en que se cubría la cabeza con materia fecal
como expresión de duelo (la madre mala que abandona).
Aparece, por fin, otra forma de defensa que, a través de la con-
447
ANÁLISIS
DE UNA PSICOSIS
PARANOIDE
me hizo llegar al núcleo de su psicosis: la imago de
la madre mala que, en la escena primaria, excita, frustra y enloquece
ai padre, hasta conoertirlo en un criminal, que termina por destruirla.
tratransferencia,
Cuando ella actuó como la madre mala (prostituta),
yo sentí deseos de agredirla. porque me frustraba y se burlaba de mi, La pa·
ciente percibió mis defensas frente a estas fantasías destructivas, que
consistían en un retraimiento por sentimientos de culpabilidad.
Mi
conflicto era, precisamente, el suyo, frente a la madre mala. Contra
ese objeto dirigía la Bestia furiosa y vengativa, su destructividad.
Percibió su conflicto proyectando su autoobservación
sobre mí: me
dijo que la consideraba "una loca con la cabeza tapada de miércoles".
Simbolizaba el delirio con embadurnarse la cabeza de materia fecal,
porque, según se vió, las heces son la madre mala que abandona, la
madre destruída por el padre en la escena primaria.
Interpreté su propia vivencia frente a la imago materna idealizada, haciéndole ver sus partes malas y, entonces, recordó que, poco
antes {le enfermar, había ofendido la memoria de su madre, al fracasar su intento de unir a los padres (el DI. M. y la hermana), que le
hizo revivir la rivalidad y la culpa edípica,
Aparecen, entonces, sus fantasías oral-sádicas, base de su vivencia
de haber destruído a la madre y, con esto, se inicia el proceso decisivo de la restauración del pecho bueno. Rememora su maternidad
fracasada de los 20 años y el relato de su hermanastro referente a la
muerte de la madre, cuando la encontraron mamando de su pecho destruído. Recuperado
pecho bueno, se identifica con la madre nutricia que da leche y amor, ofreciendo sus senos. Esto la pone ante un
nuevo peligro, que tuvo, también, su específica respuesta contratransferencial, porque yo incorporé el perseguidor oral que ella temía.
Mis impulsos orales, la ponían ante un riesgo muy grave, porque
representaba
las tendencias orales con que, en su fantasía, había
destruido a la madre. Elaboró la nueva situación traumática identifi'cándose con el perseguidor: me succionó la boca y me sometió a una
revisación médica, para comprobar si la oralidad era realmente destructiva. Pude resolver la situación, cuando me interpretó, con agu-deza, mis defensas contra las fantasías oral-sádicas que hahía incorporado. Reconocía mis tendencias agresivas contra su pecho y, al
analizar el proceso de inducción transferencial,
puede hacerle ver
el
DAVID
LIBERMAN
448
que ella creía sufrir pasivamente lo que, en realidad, era resultado
de su actitud provocativa, al ofrecerse con el busto erguido. Primero
excitaba al objeto, luego se sentía en peligro y se retiraba [identificación proyectiva).
.
Ahora, reparada la madre, comienza a elaborar una nueva posición frente a la escena primaria, que adquiere un carácter fertilizante: ser calentada y fecundada por el padre-sol, identificándose
con la madre-tierra. Se consuma, en su mundo interior, la unión de
los padres en la escena primaria sin que se destruyan, con lo cual
realiza una verdadera reconcepción de sí misma y logra renacer.
Al identificarse conJa madre buena, que nutre y da el pecho,
desarrolló una intensa resistencia transferencial y estuvo a punto de
caer nuevamente en la compulsión a la repetición; pero esta vez, con
el peligro de abandonar el tratamiento, como la madre la abandonó
en su lactancia. Había material suficiente para interpretarle que temía
ser destruida por mí, como la madre por el padre, en la situación
edípica directa; creo firmemente que esto la hubiera llevado a abandonar el tratamiento, cuando estaba por dar el paso decisivo. Mi
contra transferencia me orientó: me sentía ante una amenaza inminente
de perderla y, sobre esa base, le dije que quería abandonarme, como
a ella la madre en su lactancia.
Gracias a esta interpretación salvadora, incorporó el conflicto
madre-hija y lo relacionó con el proceso de enloquecer, que era sentir
que una parte de ella moría (la madre mala que abandona, el pecho
destruído, heces), mientras otra queda enterrada viva (ella de niña
al lado de la madre muerta). Recordó que mi reacción en las pri- .
meras sesiones le resultó muy favorable, porque había sentido que
yo me unía a su parte viva (cuerda) para ayudarla a renacer.
Desde entonces, fué progresando a medida que pudo superar la
angustia originada en su impulso a adoptar la posición de madre
frente a mí. Comprobé que podía hacerlo, cuando yo vencía mis
contrarresistencias y la aceptaba instintivamente como madre, demostrándole que la necesitaba vivencialmente, como se vió con toda claridad cuando me identifiqué, por medio de u.na salva de estornudos,
con las tendencias oral-receptivas del esposo. Ésta fué la mejor interpretación que pude darle para que comprendiera y aceptara sus deseos
449
ANÁLISIS
DE UNA PSICOSIS
PARANOIDE
instintivos de ser madre, porque le hice ver hasta qué punto yo necesitaba de ella y quería su leche de amor.
A partir de ese momento, se sintió con capacidad de reparar y
comenzó a corregir plenamente las experiencias delirantes del comienzo de su enfermedad.
RESUMEN
Fragmento
del arnálisis de una psicosis paranoide.
El conflicto básico que originó el delirio giraba alrededor de una fantasía
sobre la escena primaria que, introyectada, conforma el mundo interno de
la enferma: la madre excita, frustra y enloquece al padre hasta transformarlo
en un criminal, que termina por destruirla y ella, la hijita, queda abandonada,
rodeada de un objeto muerto (la madre) y expuesta a los ataques del padre
criminal.
La madre viva y el pecho sano representan la genitalidad.
Estos objetos frustran al padre en la escena primaria, despertando su
destructividad.
El pene del padre se convierte en ejecutor de la venganza contra los objetos
frustrantes (la madre prostituta, el pecho que abandona), y los destruye.
El perseguidor (la Bestia) reune la agresividad del pene frustrado la que
proviene de la personalidad criminal del padre y el sadismo oral de la enferma
lactante.
La escena primaria reviste, ahora, un aspecto desolador: los objetos buenos han sido aniquilados (madre muerta, pecho destruí do, heces y los objetos
frustrados se convierten en el perseguidor).
La enferma, en cuanto niña abandonada, queda enterrada viva con los
objetos muertos y expulsa el perseguidor al exterior, donde se vuelve
contra ella.
La madre muerta y el pecho destruído entran a formar parte del complejo
de Edipo positivo y se transforman en heces perseguidoras, sobre las que se
desplazan todas las cargas sádicas del pene destructor. El perseguidor, la
Bestia, adquiere así una configuración más compleja, ya que también representa el superyo materno, vengativo y acusador.
En el tratamiento, la enferma me confió el cuidado de sus buenas partes
amenazadas, con las que me hizo identificar introyectivamente por su parte,
identificándose con el perseguidor, pudo realizar en forma activa lo que
sufría pasivamente en el delirio. Con este rudimentario mecanismo de defensa,
empezó a transformar al perseguidor en un objeto menos peligroso. Además,
lo disoció en un pene malo (el pene de odio de la <Bestia!) y otro bueno que
revistió con la libido que obtuvo de la transferencia (el pene de amor del
analista) .
450
DAVID LIBERMAN
A medida que fué discriminando los aspectos buenos y malos del padre,
dejó de idealizarlo y, al comprender conscientemente su criminalidad, pudo
aceptar, al fin, sus partes buenas.
Esto le permitió identificarse con las partes antes amenazadas (madre
viva, pecho sano) y repetir las frustraciones que estos objetos provocaban,
dando lugar a que yo me identificara con los objetos que amenazan (el padre
frustrado y la niña abandonada), con las correspondientes fantasías agresivas
(criminosas, de impulsos oralsádicos contra su pecho), que pude restituirle
una vez elaboradas.
Al observar los hechos a distancia, concluyo que esta forma de tratar a
la enferma, le permitió seguir su propio impulso a la curación, que era la
tentativa de incorporar el pene en el momento del orgasmo, con el fin de
restaurar en su yo el pecho destruído de la madre. Mediante el uso de la
contratransferencia, pude lograr que ella fusionara dentro de sí estos objetos,
sin que se destruyeran.
SUMMARY
Fragment of the Analysis of a Paranoid Psychosis.
The basic conflict, which originated the delirium wascentred on a fantasy
abount the primal scene; which, introjected, shaped the patient's inner world:
the mother excites, frustrates and enfuriates the father until he becomes a
criminal, who destroys her, and the little daughter is left alone with a dead
object (the mother) and exposed to the attacks of the criminal father.
The living mother and the sound breast represent genitality.
These objects frustrate the father in the primal scene,arousin¡!;
his
destructivity.
The father's penis becomes the executor of the vengeance of the frustrating
objects (the prostitute mother, the breast that abandones her ) and destroys
them.
The persecutor (the Beast) reunites the aggressivity of the frustrated penis,
that arises from the personality of the criminal father and the oral sadism of
the suckling patient,
The primal scene now acquires a distressing aspect: the good objects have
been annihilated, (dead mother, destroyed breast, faeces), and the frustrated
objects beco me the persecutor.
.
Inasmuch as the patient is an abandoned girl, she is left buried alive with
the dead objects and expels the persecutor into the outer world from where
he turns against her,
The dead mother and the destroyed breast become parts of the positive
Oedipus complex, and change into persecuting faeces on which are displaced
451
ANÁLISIS
DE UNA PSICOSIS
PARANOIDE
all the sadistic charges of the destroying penis. The persecutor, the Beast,
thus acquires a more complex configuration, as he also represents the maternal, vindictive and accusing Super-Ego.
During treatment, the patient committed to my ca re her threatened good
parts with which she made me identify myself introjective1y; she identified
herself with the persecutor and was able to do in an active way what she
suffered passively in her de1irium. With this rudimentary defense mechanism,
she began to transform the persecutor in a less dangerous obiect, Furthermore she dissociated the bad penis (the Beast's penis of hatred) from the good
one (the analyst' s penis of love), which she invested with the libido she obtained through transference.
As she began to discriminate the good and bad aspects of her father, she
stopped idealizing him, and by consciously understanding his criminality, she
could finally accept his good parts.
This permitted her to identify herself with the formerly threatened parts
(the living mother and the sound breast) and to repeat the frustrations these
objects provoked, and gave occasion for my identification with the threatening
objects (frustrated fatherand forsaken girl) with the corresponding aggressive
fantasies (criminal, oral-sadistic impulses against her breast}, and which 1 was
able to restore to her after their elaboration.
Looking back on these facts from a distan ce, 1 conclude that this way of
treating the patient permitted her to continue her own impulse towards cure,
which consisted in the attempt to embody the penis in the moment of orgasm
as a mean s of restoring in her Ego the destroyed mother's breast, Using
counter-transference,
1 managed to have her unite these objects within herself
without their being destroyed.
RÉSUMÉ
Frogment de la psychanalyse
d'une psychose paranoide.
Le conflict fondamental, origine du délire, tournait autour d'une fantaisie
sur la scéne primaire qui, introyectée, conforme le monde intérieur de la
,inalade: la mere excite, frustre et affole le pére jusqu'á le transformer en un
criminel qui finit par la détruire, et elle, -I'enfant, reste abandonnée, entourée
d'un objet mort (la mere) et exposée aux attaques du pére criminel.
La mere vivante et le sein sain représentent la génitalité.
Ces objets frustrent le pére dans la scéne primaire, éveillant sa destructivité.
Le penis du pére devient l'exécuteur de la vengeance contre les objets
frustrants (la mere prostituée, le sein qui abandonne) et il les détruit,
DAVID
LIBERMAN
452
Le persécuteur (la Béte) réunit l'aggressivité du penis frustré -agressivité qui provient de la personnalité criminelle du pere--> et le sadisme oral de
la malade nourrisson.
La scéne primaire présente, maintenant, un aspect de désolation: les objets
bons ont été anéantis (mere morte, sein détruit, excréments) et les objets
frustrés se transforment en persécuteurs.
La mala de, en tant qu'enfant abandonnée, est enterrée vivante avec les
objets morts et expulse le persécuteur a l'extérieur oú il se tourne contre elle.
La mere morte et le sein détruit prennent part au complexe d'CEdipe positif
et se tranfotment en ecréments persécuteurs sur lesquels tout le sadisme du
penis destructeur est déplacé. Le persécuteur, la Béte, acquiert ainsi une configuration plus complexe, puisqu'il représente aussi le Sur-Moi maternel, vengeur
et accusateur.
Au cours du traitement la malade me confia le soin de' ses bonnes parties
menacées avec lesquelles elle me fit m'identifier introyectivement; de son coté,
en s'identifiant au persécuteur elle put réaliser d'une Iacon active ce qu'elle
souffrait passivement dans le délire. Avec ce mécanisme de défense rudimentaire, elle commenca á transformer le persécuteur en un objet moins dangereux.
De plus, elle le dissocia en un pénis mauvais (le penis de haine de la Béte)
et en un bon qu'elle revétit de la libido qu'elle obtint du transfert (le penis
d' amour de l'analyste) .
A mesure qu'elle fit la discrimination entre les aspects bons et mauvais du
pére, elle put accepter, en fin, ses parties bonnes,
o
Ceci lui permit de s'identifier aux parties menacéesauparavant
(mere
vivante, sein sain.) et de répéter les frustrations que ces objets provoquaient,
menanrá ce que je m'identifie moi-méme aux objets qui menacent (le pére
frustré et l'enfant abandonnée) avec les fantaisies agressives correspondantes
(criminelles, de pulsions oral-sadiques contre son sein) que je pus lui restituer
aprés les avoir élaborées.
En observant les faits a distan ce, je conclue que cette facón de traiter la
malade lui permis de suivre son propre élan de guérison qui était la tentative
d'incorporer le penis du pére au moment de l'orgasme, dans le but de restaurer
en son moi le sein détruit de la mere. Moyennant l'usage du contre-transfert,
je pus obtenir qu'elle fusionne en elle-méme ces objets, sans qu'ils se détruisent.
ZUSAMMENFASSUNG
Fragment aus de« Analyse einer paranouleti Psychose.
Der Grundkonflikt, der den Wahn hervorgerufen hatte, drehte sich um
eine Phantasie íiber die Urszene, die, introjiziert, die Innenwelt der Kranken
bildete: die Mutter reizt, enttauscht und treibt den Vater zum Wahnsinn, bis
453
ANÁLISIS
DE UNA PSICOSIS
PARANOIDE
díeser sich in einen Verbrecher verwandelt, der schliesslich die Mutter tótet,
und die Kranke, das Tochterchen, nun verlassen und von einem toten Objekt
(der Mutter) umgeben, ist den Überfallen des Vaters preisgegeben.
Die Iebende Mutter und die gesunde Brust stellen die Genitalitat vor.
Diese Objekte enttauschen den Vater in der Urszene und erwecken seinen
Zerstórungstrieb.
Der Penis des Vaters wird zum Vollstrecker der Rache gegen die
enttauschenden Objekte (die prostituirte Mutter, die verlas sende Brust), und
zerstort sie,
Der Verfolger (das Untier) vereint in sich die Agressivitat des enttauschten Penis, der von dem verbrecherischen Charakter des Vaters und vom oralen
Sadismus der Kranken als Sáugling herstammt.
Die Urszene wird jetzt zu einem trostlosen Anblick: die guten Objekte
sind zerstórt (die tote Mutter, die zerstórte Brust, Exkremente) und die
enttauschten Objekte verwandeln sich in den Verfolger.
Insofern die Kranke ein verlassenes Kind ist, ist sie mit den toten Objekten
lebendig begraben und stosst den Verfolger aus, in die Umwelt, von wo aus
er sich gegen sie richtet.
Die tote Mutter und die zerstorte Brust bilden dann einen Teil des positiven
Oedipuskomplexes und werden in verfolgende Exkremente verwandelt, auf
die sich alle die sadistischen Angriffe des zerstórenden Penis richten. Der
Verfolger, das Untier, wird dadurch zu einem umfassenderen Gebilde, da er
auch das mütterliche, rachsüchtige und anklagende Überich beinhaltet.
In der Behandlung vertraute mir die Patientin die Obhut ihrer guten,
bedrohten Teile an und brachte mich dadurch zu einer Identifikation durch
Introjektion; ihrerseits konnte sie, indem sie sich mit dem Verfolger identifizierte, aktiv verwirklichen, was sie passiv in ihrem Wahn erlitt. Mit diesem
rudimentaren Abwehrmechanismus begann sie den Verfolger in ein weniger
gefáhrliches Objekt zu verwandeln. Ausserdem teilte sie ihn in einen bósen
Penis (den Penis des Hasses des Untiers) und in einen guten (den Penis der
Liebe des Analytikers), den sie mit der aus der Ühertragung gewonnen Libido
überkleidete,
Insofern sie fahig wurde die guten und die bósen Aspekte des Vaters zu
unterscheiden, gab sie es auf, ihn zu idealisieren, und als sie hewusst sein
Verbrechertum verstand, konnte sie schliesslich auch seine guten Teile
akzeptieren.
Das erlaubte ihr, sich mit den früher bedrohten Teilen (Iebende Mutter
und gesunde Brust) zu identifizieren und die Enttauschungen, die diese Objekte
verursachten zu wiederholen, wobei sie mir Gelegenheit bot, mich mit den
drohenden Ohjekten (dem enttauschten Vater und dem verlassenen Tochterchen]
und mit den entsprechenden agressiven Phantasien (die verbrecherischen,
gegen ihre Brust gerichteten oral-sadistischen Triebe) zu identifizieren, die
ich ihr dann, nach der Verarbeitung wieder zurückgeben konnte.
DAVID
LIBERMAN
454
Rückblickend, schliesse ich, dass diese Art, die Patientin zu behandeln,
mir ermóglichte, ihrem eigenen Trieb zur Genesung zu folgen, der darin
bestand, den Penis wahrend des Orgasmus einzuverleiben, um damit in ihrem
Ich die zerstorte Mutterbrust wiederherzustellen.
Mit Hilfe der Gegenübertragung ermoglichte ich ihr, in ihrem Innern diese Objekte, ohne sie zu
zerstóren, zusammenzufiigen,
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