FRAGMENTO UNA DEL PSICOSIS ANÁLISIS DE PARANOIDEl por DAVID LIBERJMAN A mediados de 1949 comencé a tratar una paciente de 47 años que, de acuerdo con las referencias recogidas del esposo en una entrevista previa que solicitó, presentaba un cuadro psicótico de unos ocho años de evolución, al parecer de extrema gravedad. Refirió el marido que llevaban 22 años de casados y como no tenían hijos, vivían solos. En los últimos ocho años, había notado que su esposa perdía progresivamente el interés por las tareas domésticas, sin admitir tampoco una persona para que la ayudara, porque se había puesto muy desconfiada y nerviosa. Frecuentemente la sorprendía hablando sola o en otras actitudes insólitas. Del conjunto de datos cabía suponer la existencia de fenómenos alucinatorios y delirantes 2. La primera entrevista con la enferma coincidió con el comienzo del análisis, como expondré más adelante. Después de tres años de tratamiento, su mejoría fué muy manifiesta: desaparecieron las alucinaciones y rectificó por completo sus ideas delirantes. Cuando revisé los apuntes reunidos a lo largo del tratamiento buscando las causas de esta mejoría, pude descubrirlas gracias a que, además del material de la paciente y mis interpretaciones, había registrado los rasgos más salientes de mi respuesta - contratransferencial. 1 Este caso, leído>en la Asociación Psicoanalítica Argentina, constituye una comunicación previa, a un próximo trabajo sobre técnica psicoanaIítica en psícóticos. 2 En el curso del tratamiento pude comprobar que, ya al casarse, presentaba su núcleo delirante: había detenido la marcha del tiempo, consiguiendo así la inmortalidad, aunque a costa de quedar segregada del mundo de los vivos, sola con los muertos, sus amigos, como enterrada viva. DAVID 414 LIBERMAN Corripr~be, "así; 'que eÍla me h~bía provocado una neurosis de contratransferencia, en .laque me, hacía padecer y elaborar su propio conflicto inconsciente -'-causa de sus síntomas psicóticosque, por esta circunstancia, adquirió, dentro de la situación analítica, un carácter presente y real. . Su conflicto básico giraba: alrededor de una fantasía sobre la escena primaria: la madre excita y frustra al padre, éste destruye a la madre y, en su mundo interno, ella queda abandonada, rodeada de un .objeto muerto (la madre) y expuesta a los ataques del perseguidor (el padre criminal). Durante el tratamiento, yo me dejé llevar por la tendencia de la enferma a identificarse con el perseguidor y. a proyectar sobre mí sus partes amenazadas. Esto le permitió controlar exteriormente los daños ocasionados por aquél y realizar, en forma activa, lo que sufría pasivamente en: la enfermedad, donde el perseguidor era algo ajeno a sí misma, que la atacaba desde afuera. Además, y esto es, a mi entender el hecho decisivo, yo incorporé, por una identificación introyectiva, sus partes amenazadas y padecí, entonces, una verdadera neurosis de contratransferencia, réplica de la transferencia misma, por la cual experimenté, en cierta medida, los sufrimientos de la enferma y, al elaborarlos a través del análisis de mi contratransferencia, pude hacérselos comprender con una sorprendente claridad. En un principio, yo era, efectivamente, la madre en la escena primaria, en peligro de ser destruí da por el padre excitado criminal. A medida que el tratamiento evolucionó, esta situación pierde su peligrosidad y, entonces, la relación analítica vira por completo: ella logra identificarse con la madre. mala, al tiempo que me hace incorporar a mí el objeto perseguidor, excitado y frustrado, con lo que pudo vivenciar pl,enamente los peligros que la acechaban al hacerse mujer. El fundamento técnico de este caso consistió, pues, en prestarse al juego las identificaciones proyectivas de la enferma y a su mecanismo de disociación de objeto. y 415 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS CAPÍTULO PARANOIDE 1 va, En la primera entrevista, tie presentó vestida de manera llamati con prendas de diversos colores que desentonaban entre sí y con un gran abandono de su higiene. Entró precipitadamente al consultorio; la saludé y la invité a tomar asiento, pero, en lugar de responder, permaneció de pie junto a la puerta y empezó a gritar: "¿ Cómo tengo que hacer para que la Bestia desenchufe el aparato? Me transmite a distancia. Es una bestia furiosa y vengativa". Le pregunté por qué la Bestia hacía esas cosas y respondió: "Es por celos, porque yo ando con N enito, un muchacho pobre y huérfano. Lo quiero, y sin deseos de carne. Nenito es mi Tarzán. Esta Bestia vengativa me 'manda un pene, que se me mete adentro cuando yo me descuido, y me rompe toda. Quiere' hacer conmigo a la fuerza y yo no me dejo y me manda "achidentes", ¡Hay, Jesús mío, protégeme, que se me quiere meter adentro!" Durante la primera parte de la sesión, continuó en los mismos términos; luego se acercó y, mirándome intensamente, habló de -los ataques genitales de su perseguidor con tanto ímpetu, que terminó excitada: Aquí sobrevino mi primera reacción contratransferencial: me sentí angustiado, y era porque, sin darme cuenta, había introyectado su propia excitación, identificándome, así, con su femineidad amenazada. Lo percibió perfectamente y, por eso, cuando le dije que me aliaba con ella para aliviar sus sufrimientos, se quedó pensativa, mirándome a la vez con extrañeza y agrado. Al cabo de unos instantes repuso: "Hace cinco años tuve una pataleta 3, por un disgusto con el Dr. H: Lo tenía de amante, y me quiso sacar plata". Me contó, entonces, sus relaciones con él, afirmando que la dejaba con las ganas; luego acusó a la hermana, de vengativa y envidiosa, porque la hahía difa~ mado ante su esposo y, a éste, de no saber hacer las cosas bien y que, por eso, ella se había encerrado en el convento. Habló, en seguida, del Dr. M.: ocho años atrás, al conocerlo, le gustó por su mirada; pero ahora, transformado en la Bestia, le enviaba, con un aparato, 3 Posiblemente una paraplejía histérica, sobrevenida después de un atraso menstrual que le hizo temer un embarazo. DAVID LIBERMAN 416 ondas que le rompían la cabeza. Las ondas la excitaban abajo; si llegaba a tocarse, quedaría muerta o paralítica; si se descuidaba la Bestia la sorprendería dormida. Se puso a sollozar, porque hacía muchos días que no podía dormir. Le aseguré que yo estaría a su lado, por las noches, para velar su sueño y respondió hablando de un psicólogo, cómplice de la Bestia, que tenía en su poder una fotografía de Nenito. A ella se la había mostrado tiempo atrás 4; también se la hizo ver al Dr. M., para que se enterara de sus amores con Nenito y así fuécómo el Dr. M. se convirtió en la Bestia, que quiere dañarla. Al día siguiente, volvió a delirar toda la hora y, en la tercera sesión, dijo que sospechaba de mí porque los ataques continuaban, recriminándome en estos términos: "¿Por qué me lo dejó entrar al otro? ¿No ve que me está haciendo mal? ¿No será usted también de la matufia? [Todos están combinados!". Se dirigió a un rincón del consultorio y comenzó a llorar: se sentía abandonada en su desgracia, sólo le quedaba confiar .en Dios, quizá los ángeles podrían salvarla. Su actitud me desanimó. Tuve deseos de abandonar el caso, pensando que era imposible establecer un vínculo transferencial que permitiera el tratamiento. Luego me rebelé, me acerqué a ella y le dije que era injusta al desconfiar de mí, porque yo era un ángel enviado del cielo para velar su sueño. Volvió, entonces, a prestarme atención; tranquilizada, me miró fijamente y dijo: "Serénese, acepto su ayuda". Al analizar, más tarde, mi reacción contratransfereneial a la luz de datos más completos sobre el caso, comprendí que mi deseo de abandonar el tratamiento era una forma de someterme a la resistencia de ella. Había consultado antes a otros médicos por diversos malestares, pero el tratamiento quedaba siempre interrumpido, porque muy pronto el médico se convertía en perseguidor. De aceptar este papel de perseguidor a que me conducía, el análisis hubiera corrido igual suerte, mientras que, con mi respuesta contratransferencial, pude desbaratar de entrada su sistema defensivo. ¿Cómo explicar, entonces, mi actitud de aquel momento? Cuando le dije que era injusta al desconfiar de mí, en realidad, expresaba la angustia de sentir que me estaba abandonando, porque vivía, a través de ~ Así vivió un test psicológico que le hicieran. 417 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE otra identificación introyectiva, su propia sensación de ser abandonada por mí las noches anteriores, cuando esperó en vano mi protección, y, al mismo tiempo, con mi fantasía de ser un ángel, negaba mi impotencia y ansiedad ante su pérdida, con un mecanismo igual a su delirio. Al verme angustiado, se puso cariñosa y protectora y, al tiempo que me tranquilizaba, tomó mis manos, las frotó y me miró con deseos. Estaba observándome atentamente y se sintió satisfecha cuando percibió, a través de mis defensas (enrojecimiento, tensión muscular), que yo había incorporado su excitación. Ahora era ella la Bestia excitada que, luego de haberme señalado los riesgos que corría, realizaba activamente la seducción. Yo, por mi parte, excitado por un objeto que me inspiraba temor, estaba sintiendo su propia ansiedad ante el perseguidor. El día siguiente, al llegar, se arrodilló y me besó las manos, agradeciéndome porque, por fin, había podido dormir. Dijo que, al despertar, la extrañó encontrarse tranquila y despejada. Su aspecto, efectivamente, había mejorado y, aunque comprendí que me besaba las manos porque habían sobrevivido al peligro del día anterior, sólo mucho después llegué a explicarme cabalmente lo sucedido: no podía amar, porque temía enfermar y destruir al objeto, de allí su rechazo inconsciente por los hombres que despertaban su interés; para negar esta penosa sensación, proyectaba su rechazo y decía que eran ellos los que huían de su amor. No pudo sentir, pues, más que extrañeza y alegría, cuando percibió, a través de mi respuesta contratransferencial, que, a pesar de mi temor, la aceptaba. Más segura, su actitud cambió; dejó de actuar y relató una serie de acontecimientos importantes, relacionados con el comienzo de su enfermedad, olvidados desde entonces. Poco antes que la Bestia empezara a amenazarla con las ondas, le había preocupado la salud de su amante. Un día al llamarlo por teléfono a la pensión donde se alojaba, tuvo la impresión de que la dueña se burlaba de ella. Creyó que era porque se sentía rabiosa de celos y pensó que estaba enfermando a su Nenito con comida envenenada y, aún, que a ella misma le estaba haciendo brujerías, dado que esos días tenía dolores abdominales. Refirió, también, que las relaciones con su amante eran insatísfactorias: su pene la lastimaba y, además, él no le prestaba mucha atención. DAVID 418 LIBERMAN Asoció, en seguida, que, en esa misma época, temió estar embarazada, porque tuvo un atraso menstrual. Al cabo de una semana, reaparecen las alucinaciones nocturnas. Me preguntó de qué aparato disponía para contrarrestar el pene de la Bestia que nuevamente "la estaba rompiendo toda" y me hizo ob-. jeto de otra seducción. Se quejaba, al mismo tiempo, de que su vida genital había sido un suplicio y acusó a los hombres de desconside-, rados, que buscan su satisfacción a costa de los sufrimientos de la mujer. En uno de esos días, al despedirse, me preguntó cómo haría esa noche con mi aparato para ayudarla .. Respondí que, para .apaciguar a la Bestia, le mandaría un pene de amor y, así, ella no iba a temer entregarse al goce: la paciente me estaba solicitando permiso para masturbarse, y yo se lo otorgué. Al cabo de unos días de ensayos infructuosos, lo pudo conseguir. En las alucinaciones nocturnas, aparecía, ahora, junto al pene que la lastimaba, otro que se introducía suavemente y la hacía gozar. Los llamaba el pene de odio y el pene de amor. Al comenzar estas sesiones, se mostraba desconfiada si la noche anterior había sufrido: consideraba que yo me había puesto <le acuerdo con el perseguidor para dejarlo entrar; cuando lograba gozar, me. decía, con una sonrisa, que era un pícaro. que me. sacaba gustitos. De esta manera pude ver que rechazaba y, aceptaba, alternativamente, su instintividad y cómo, a medida que iba tolerándose la masturbación, se ponía más tranquila. Durante tres meses dejó de actuar y se limitó a referir sus ocurrencias sentada frente a mí. CAPÍTULO 11 .Veamos, en síntesis, lo que pude comprender y lo que interpreté a la enferma, hasta el cuarto mes de análisis. A los diez años, su hermana, ocho años mayor, le contó cómo había fallecido la madre, cuando ella tenía nueve meses. En aquella época, la madre quería separarse del padre, que se negaba a aceptar la situación; un día, exasperado, la mató de un tiro en la cabeza mientras dormía. La paciente, a pesar de tener fuertemente ideali- 419 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE zados a SUS padres, admitió, con cierta reticencia, que podría haber sido un crimen pasional. El contenido manifiesto del delirio era, precisamente, un crimen pasional: la Bestia celosa, que le hacía estallar la cabeza, era el padre; Nenito, el huérfano, era la niña en trance de perder a 'la madre y ella misma, por último, sufría el destino de la madre. Todo lo que la colocara en posición de madre, como su relación' con Nenito o su presunto embarazo, le resultaba un peligro de muerte, porque pensaba que su nacimiento había traído desgracia a los padres y que esta desgracia recaería sobre ella al sentirse madre. Después del crimen, la paciente fué recogida por un matrimonio que la cuidó muy bien, pero al cumplir tres años, su padre se la llevó a la casa de la abuela paterna. Dos años después, el padre se volvió a casar; posteriormente fué abandonado por su mujer y sufrió un profundo estado depresivo, que lo llevó al alcoholismo. La paciente, entonces de ocho años, vivió sola con el padre hasta los once. Temía perderlo y se propuso curarlo brindándole cariño para lo cual actuaba como un personaje creado por su fantasía, una enfermera cariñosa. Emerge, ahora, un recuerdo largamente olvidado: una noche; a los diez años, el padre llegó alcoholizado y febril y ella, asustada al verle peor que nunca, decidió dormir junto a él, abrazándolo. Recuerda claramente que esa noche, rnientras dormía a su lado, el padre "le hizo algo abajo que le dolió" y que esto se repitió varias veces. Agrega- que, en esa época, pasaba el día sola en la casa, encerrada: y separada del mundo y, a veces, vagaba por los alrededores, -porque el contacto con la naturaleza la revivía. Cinco años después, el padre realiza un nuevo acercamiento.incestuoso, Alcoholizado, la tomó por detrás, sujetándola para que no se escapara, y le frotó el pene contra los muslos hasta eyacular. Ella se quejó, pero el padre le dijo que no fuera tonta, que tenía que hacerlo primero con él, porque con cualquier otro podía contagiarse una enfermedad. Después de este episodio, decidió huír de la casa. Nunca se permitió, sin embargo, pensar mal del padre; por el contrario, lo idealizó apoyada en recuerdos agradables, y disculpó .sus malas acciones, diciéndose que las había realizado borracho. Trabajó entonces como sirvienta y después vivió con un hombre mucho mayor, Horacio, que le hizo ejercer la prostitución. DAVID LIBERMAN 420 Interpreté la similitud entre las alucinaciones genitales nocturnas y los episodios incestuosos, a lo que respondió con el siguiente re- cuerdo del comienzo de su enfermedad: una noche, al ir al baño, sintió ondas que le hacían ruido en la cabeza y la excitaban abajo; para asustar al perseguidor le gritó estas palabras, que entonces no comprendió: "¡Ya vas a ver, mi hija ~e vengará!" Comprendía, ahora, por qué lamentó siempre haber nacido mujer: pensaba que terminaría siendo víctima de los hombres y que sólo existe una forma de salvarse: ser un machito y ganarles de mano seduciéndolos. Recordé que cuando actuó en forma seductora, sus modales fueron bastante masculinos, y le señalé que se había conducido entonces conmigo, como su padre con ella, cuando de niña intentó curarle cuidando su sueño. Yo era la enfermera y ella el padre excitado que realiza la seducción 5. Esta interpretación le recordó lejanos episodios amorosos que tuviera con distintos médicos, de contornos muy característicos: se enamoraban, sin atreverse a conquistarla, y ella actuaba, entonces, de modo que pudieran hacerlo. Le dije que había transferido a los médicos su vinculación erótica con el padre, proyectando sobre ellos sus propios deseos incestuosos de enfermera cariñosa, mientras ella misma se comportaba como el padre enfermo, prestándose a materializarlos. Respondió que prefería un médico como amante, porque había menos peligro de enfermar, con lo que mostró el sometimiento a las palabras del padre en el episodio de los quince años, que sirvieron, por lo demás, para reforzar sus temores genitales. Abierto el camino por esta labor interpretativa, al iniciar el cuarto mes de tratamiento, la enferma pudo proyectar en la transferencia el padre malo internalizado, en lugar de identificarse con él como hasta entonces. Por primera vez se quejó de la conducta del padre .. Reconocía que siempre lo había querido negar, aunque la hermana afirmara siempre que el padre "era un degenerado que le había hecho porquerías, la había emputecido y se había aprovechado de ella" 6. "Cuando me escapé de casa -prosiguiófuí a trabajar de 5 Podría agregarse que, en cambio, por las noches, me identificaba con el padre y revivía el incesto por medio de la masturbación, porque en esas condiciones le resul- taba una figura menos peligrosa. 6 Señaló también que la hermana se había permitido una prostitución más abierta que ella misma. 421 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE sirvienta con la familia R., que me trató como a una hija; era una familia copetuda. Mi padre apareció varias veces para llevarme con él, por eso al final me tuve que escapar, para que no se' aprovechara de mí". Rectificada, así, la imago paterna, se insinúa cada vez más su tendencia a identificarse con la madre, con los consiguientes temores y defensas según aparece en este material: "Poco después de iniciar mi tratamiento con usted, conocí un paisano suyo que se llama Don David. Siempre decía, delante de la esposa, que yo era como una novia suya, y ella me tenía celos. En estos días voy a tener que ir a la tumba de esa señora; murió hace poco de un ataque a la cabeza. Una vez le pregunté a Don David qué significan el apellido de usted y el del Dr.' H., ése que me salió pidiendo plata, y, al final, este asunto de los apellidos se cumple, porque el de H. significa hombre. oro y el suyo, hombre-amor", En realidad, trataba de negar el peligro de que yo la prostituyera como el DI. H. y el padre; y, efectivamente, pocos días después, revivió ese temor. :/ Había otro peligro fundamental en su complejo de Edipo positivo, la venganza de la madre, que comienza a desarrollarse casi simultáneamente con el anterior. En la sesión siguiente recuerda que durante muchos años no podía andar por Flores porque se asustaba, y asocia que, cuando trabajó para la familia R., iba de compras a lo de un almacenero que la quería mucho. Un día se enteró que había sido herido de gravedad por una persona que concurría a su negocio y, desde ese momento, le tomó idea a la esposa del almacenero, porque pensó que la consideraba culpable de la tragedia, acusándola de que los dos hombres la pretendían. Manifiesta, en seguida, que la asusta la mirada de las mujeres envidiosas, porque son como bestias vengativas y chismosas. En la sesión siguiente, siempre dentro del tema, relata que, duo rante seis años, había vivido muy tranquila en concubinato con su esposo, pero se sintió muy perturbada cuando él le pidió que regula. rizaran la situación. Hizo un viaje a su pueblo natal, porque necesitaba saber cómo había sido su madre, para lo cual entrevistó a antiguos convecinos, y visitó, por primera vez, su sepultura. En esa época conoció a su suegra y le tomó idea, porque la miraba con malos ojos. " DAViD bBERMAN f) 422 Acto seguido, afirma que su segunda madrastra le hacía los vestidos ajustados' a 'propósito, para tentar al padre. Todo este material expresa el temor ylaculpa 'por sus 'deseos edípicos. Para defenderse, proyecta la culpa sobre la madrastra; tiene que visitar la tumba de la madre antes de casarse, para comprobar que realmente ha muerto. Muy sometida al superyo materno, que la acusa de crimen e incesto, acepta su primera identificación femenina con grandes sentimientos de culpa, que debe administrar con' una violenta proyección. Sobreviene un nuevo brote alucinatorio y delirante, en el, que se identifica con la madre en la escena primaria. Así niega su culpabilidad, ya 'que es la Bestia' (el padre) y no ella quien realiza el incesto y, al mismo tiempo, satisface su necesidad de castigo, pues se expone ella, en lugar de la .madre, al peligro, de ser asesinada. Ni aún así pudo acallar lapresióri del superyo, y la identificación femenina, penosamente alcanzada, hubo' de ser abandonada: para solucionar su ansiedad, se identifica, otra vez en la sesión, con la figura temida (el padre seductor) y yo de, nuevo afronto el riesgo de la madre en la escena primaria. Durante esos días me abrazó y besó con violencia, y sólo lograba tranquilizarse cuando percibía que yo me excitaba, pero no moría. , El núcleo más profundo de este conflicto pudo ser comprendido y solucionado, mediante el U$O de la contratransferencia como guía en la interpretación. En repetidas oportunidades dijo que ,yo la odiaba y, cuando le pregunté por qué pensaba así, señaló una serie de actitudes inconscientes mías, cuya latente hostilidad había percibido con sorprendente ,agudeza. , " Tenía razón: la odiaba, porque, retribuía mis deseos de ayudarla usándome como objeto de: satisfacción, sin importarle cómo podía repercutir eso en mí; comprendí, además, que le temía: recordé que, en ciertos momentos,' había pensado que podía asesinarme si la frustraba: Entoncescaí en la' cuenta de que yo estaba odiando lo que de su padre había en ella. 'Identificada' con' el seductor, me había hecho vivir, a lá 'manera de un exorcismo realizado de inconsciente a inconsciente, su propio conflicto de temor y de odio con el padre; me había hecho odiar y temer lo que odiaba y temía de sí misma. A partir de este signo contratransferencial que ella me dió, pude 423 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS PARANl;m>E. elaborar la interpretación eficaz para resolver la situación.. Le .señalé, que ella no podía odiar ni temer al padre porque 10 admiraba 7 y que eso la llevaba a sentirse su cómplice; pero.: agregué, 'su tendencia a seducirme, que expresaba el temor de ser sed-riCida pofrni, ponía las claras hasta qué ,punto, por verme corno pádre,'me temía, Expuse . abiertamente mi. contratransferencia y reconocí que la odiaba por su seducción, como ella misma odiaba al padre, que la privó de su madre, la arrebató al cariño de sus padres adoptivos-y le incrementó su culpabilidadal materializar 'sus' 'fantasias: incestuosas. " Esta interpretación laconmovió profundamente. ,R,ecordó, que :tina vez, mirándoseul espejo, la horrorizó verse tanparecip.a ,alpac;lre. Muchas veces, se, habíadichoasí. misma, que no .dehía encariñarse demasiado con las personas, porque si le hacían' una- [allutada era capaz de matar: Añadió que, de no haber sido por la religión, hubiera matado' a su esposo, cuando lo encontró enla cama con una sobrina. a , . • ", . ", CAPÍTULO . '¡. III Ahora ella sabía que yo támbié~ odiaba y temía al perseguidor y esto, por fuerza, la hizo sentirse más ligada a mí. No es de extrañar, pues que, al animarse a expulsarlo, el perseguidor se transforme en una amenaza que, desde afuera, nos' ataca a los dos 8. Tuvo entonces lugar, por primera vez, un episodio alucinatorio y delirante en plena sesión, desencadenado en el momento en' que, identificada con la madre, empezaba a transferirme .las fantasías maternales para con su amante. Expongo con detalle la sesión, con el objeto de dar una impresión cabal de est~ importante parte del análisis. "El otro día, en el halneario; desenterré dos lombricitas que habían luchado dentro de mi cabeza. Una era grande, fuerte, hinchada; la otra, chiquita. Una como este cigarrillo; la otra como 'este fósforo. A la Bestia la veía muy astuta, pero no con la 'maldad que no tenia mi padre; él era recto como yo, 7 Negaba la criminalidad del padre para no .reconocer su propia hostilidad contra la madre, como se verá más adelante. 8 Conviene anticipar que, por haber modificado su actitud frente al padre malo internalizado, cambia, ahora, la imagen del perseguidor. DAVID 424 LIBERMAN que digo 'al pan, pan y al vino Toro'. Por eso, ahora, creo en Jesús y el Paraíso perdido. En la época que mi suegra y mi cuñada empezaron a molestarme, hacia poco que me atendía con él. Yo no tengo nada con mi suegra, ni remordimientos. Cuando yo iba con Nenito le pedía que, si sentía ganas de largar la leche, me apretara fuerte el pecho". En ese momento se queda in. móvil, sin hablar y mini vigilantemente ; luego se abalanza sobre mí, me toma de los hombros, como si quisiera compartir un peligro y grita: "i Cuidado! iYa me están influenciando! Las ondas me desvían el pensamiento. ¡Son ellos, doctor! Usan la fuerza de mi padre con maldad.... sin maldad". Este inesperado giro. de la sesión me impresionó y, algo asustado, le pregunté a quién temía. Ella repuso: "¿Miedo a mi madre? ¡No!, si yo la veía en la Lu· na, cuando soñaba que mordía una luna de hielo. Sólo tengo una foto de ella detrás de un santo. Pero no puedo hablar. ¡Nos oyen!" Le hago señas de que se aproxime y, en voz baja, le digo que me hable al oído; porque tengo que enterarme; para protegerla. Se acerca y dice: "i No!, nos van a oír. Cuidado, que el tiro puede venir de lejos. Porque la Bestia es traidora, es Lucifer en la Tierra, y el psicólogo, su ayudante, está a su servicio para protegerla. Yo nunca he visto un ser al que haya respetado más que a mi padre. Pero como mi padre estuvo conmigo, la Bestia se puso celosa. No quiere que sea suya ni de nadie. Cuando empecé el tratamiento, le regalé a Nenito el Sagrado Corazón, y a usted también, porque me hizo volver a la vida, porque me agarró a tiempo. Pero tenga cuidado. Ellos están más preparados que usted. Tengo miedo!" Con decisión respondo que no pueden hacerle nada, porque yo soy capaz de tolerar a la Bestia" al ayudante y a ella misma. "Sí, ya sé que donde hay amor nada puede resultar peligroso" -responde. "Pero, cuidado, es más viejo que usted y quiere destruirlo. Es un mancarrón con patas gruesas y largas. Usted tiene que estar tranquilito para poder curarme. Creer en su Dios. Si yo no lo encuentro a usted, que aguanta todo, ¿quién me salva? Porque Nenito me había fallado. ¡Ay!, ese desgraciado me está interrumpiendo. No quiere que usted y yo vivamos. La última vez que me enfermé, la Bestia me aseguraba que yo podía dormir, porque no tenía nada y yo le dije: '¡Tomá! (hace un "corte de manga"). La que las paga soy yo', En el balneario hay tipos lindos, pero ven una mujer sola y ya se van al humo, pero con suavidad, porque si no, viene la policía. Yo quiero ir al balneario para estar sola con la naturaleza, a lo animal, mirando la luna, porque papá me preparó a los cinco años no para hacer de mí su esposa". ¡ Examinemos un poco el material de esta sesión. Con las lombricitas en lucha, representa su incesto con el padre, que amenaza destruir su cabeza (la madre). A continuación, intenta negar el significado incestuoso de sus síntomas, diciendo que la Bestia es astuta pero no con la maldad que no tenía el padre, pero luego confiesa que deseó el incesto tanto como el padre, al afirmar 425 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE que ella es recta como él (Al pan, pan y al vino Toro). El incesto es el pecado original Con que destruyó a la madre (el Paraíso Perdido) 9 Y por eso teme su venganza: de allí que asocie su relación con el Dr. M., padre, con la persecución por la cuñada y la suegra, subrogados maternos. La culpa por haber destruído a la madre la llevó a una genitalidad compulsiva, en un intento para repararla: cuando pide al amante que apriete sus senos al eyacular, trata, en realidad, de recuperar el pecho de la madre, ya que lo aparentemente genital (pene, vagina) tiene significado oral de pecho y boca. Su deseo profundo, en el momento del orgasmo, es restaurar en su interior el pecho de la madre, incorporando el pene del amante. Cuando fracasa en este intento (Nenito "le talló"), cae en la psicosis. Al.referir, durante la sesión, su conducta íntima con el amante, comienza bruscamente a alucinar. Esta reacción se explica, si se piensa que su vida genital está entorpecida por sus vivencias frente a la escena primaria. Efectivamente, examinando el grado de revestimiento de objeto de su vida genital, puede establecerse que la escena primaria está cargada de violentos impulsos sádicos de naturaleza oral; reactivados en el momento del coito, provocan un súbito incremento de la ansiedad, que sólo puede resolver con una intensa proyección: expulsa a los padres en copulación, que quedan, así, transformados en objeto externo perseguidor. Por eso dice que la están influenciando y la amenazan con hacerle perder su unión conmigo, el pensamiento: habla en plural porque el perseguidor está formado por los padres unidos contra ella en la escena primaria. Afirma que usan la fuerza del padre con maldad porque, en su fantasía, los padres se destruyen en la escena primaria. Esta vivencia de la enferma se debe a que proyecta sobre los padres en copulación, su intensa hostilidad, sus deseos de destruirlos; pero también es, en parte, históricamente real, pues, como sabemos, en su lactancia, cuando ella tenía nueve meses, el padre mató a la madre y fué a presidio, con lo cual, de hecho, los perdió. La vivencia desoladora y trágica de la I 9 En cierta oportunidad, comparó el establecimiento de la transferencia con el reencuentro de dos avecitas que habían sido primitivamente un solo ser, como bíblicamente Adán y Eva. DAVID LIBERMAN 426 escena primaria resulta intolerable: no puede soportarla y, para negarla, se corrige agregando, en seguida, "sin maldad". Al presenciar el comienzo del cuadro alucinatorio; yo sentí angustia y ella lo percibió, proyectivamente, de inmediato. Esto le significó un gran apoyo, porque piensa que yo incorporo su propia ansiedad' frente al perseguidor y comparto su peligro. Entonces, la situación se invierte: ella me tranquiliza a mí, diciendo que no tema la ,persecución, porque la madre está muerta (la luna que ella mordía era de hielo). El perseguidor es, ahora, la madre celosa y vengativa. No quiere ver malo y destructor al padre, porque ha unido sus propios impulsos oral-sádicos hacia el pecho de la madre, con la destructividad del pene del padre en la escena primaria y con su personalidad criminal. Cómplice del padre, se siente una .hestia traidora, Lucifer en la tierra, y teme que la madre se vengue destruyéndola, en la misma forma en que el'p~dre la destruyó (el tiro púede venir de lejos). En la situación analítica, yo soy el psicólogo al servicio de la Bestia para realizar el crimen 10: de allí que la madre nos ataque a los d~s en la sesión, equivalente de la escena primaria. . Seguidamente intenta' rechazar los deseos edípicos, que movilizan toda su ansiedad, con una formación reactiva: dice que siempre respetó al padre, pero luego expresa con claridad el conflicto declararido que, por haber estado con él, la Bestia se puso celosa y la quiere matar. Me agradece, entonces, que yo comparta los peligros a que la expone el superyo materno, que la había hecho fracasar con Nenito, y nos protege con un Sagrado Corazón a los dos. Su odio ante la escena primaria es lo que le hace temer a los padres' en copulación; por eso, cuando le digo que la amenaza no es tan grave y que yo puedo tolerar a la Bestia, al psicólogo y aún 'a ella, contesta que, efectivamente, cuando hay amor no hay nada que temer. Al ver que yo comprendo su odio y lo tolero, puede,asu vez aceptarlo. Se abre paso entonces su temor frente al padre: rememora su angustia con el mancarrón de patas largas y gruesas, el pene del padre, que corresponde a una fobia a los caballos padecida a los cuatro años. Expresa, después, más claramente, sus deseos incestuo10 La-enferma es la Bestia (el padre) y yo el psicólogo (ella de niña cómplice del padre) que matamos a la madre al consumar la escena primaria edípica, 427 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS. PARANOIDE. sos: la invitación a dormir. del Dr. M., .le.hizo pensar .en el incesto de los diez años, cuando se acostaba junto al padre; por eso le. repuso abruptamente., .. Siempre dominada por .estos .temores, ,recuerda,.finalmente,el abandono que sufriera.a los cinco años, cuando el padrese, casó por segunda vez y la preparó, dice, para no hacerla su esposa. Esto le hace creer que el. único camino para solucionar su. problema es estar sola con la naturaleza, mirando la' luna, es decir, vinculada a .la madre, sin el padre de por medio. Recupera, .así su Paraíso. Perdido, aunque queda fijada, oralmente al pecho destruido -de Iamadre (la luna de hielo ) . Comienza .la sesion del día siguiente preguntándome' con qué' aparatos cuento para atacar a la Bestia. Profundamente; 'está preocupada por el trato que yo puedo dar a su perseguidor,' a sus objetos' internalizados (el pecho destruído de la madre y el pene destructor del padre) que, aunque la 'hacen sentirse destruida y destructora, son, también, objetos idealizados y parles de ella misma.· Se siente segura cuando le contesto que mis intenciones no son· agresivas y sólo pretendo domesticar a la Bestia; lo que vale tanto como decirle' que podrá adquirir dominio sobre estos objetos y conservar sus partes buenas. Por eso responde que no necesita, entonces, mentirme; y echando a un lado su condición de huérfana, se dispone a contarme muchas cosas. En los últimos tiempos, empieza, realizaba con desgano las relaciones genitales con su amante, porque sentía dolor; sólo las aceptaba para complacerlo. Asocia que el padre le regalaba cuando pequeña unos monos elásticos, peludos, mientras su hermana, más grande, jugaba a la mamá con muñecos muy lindos. Sentía' envidia, y en varias ocasiones se los rompió, por lo que su padre la castigaba. Nenito, cuando se le tiraba encima, parecía uno de esos monos; por eso se quedaba con las ganas y tenía que hacer sola cuando iba a limpiarse. Su padre no le permitió, pues, ser femenina, ni tampoco expresar celos a la hermana, sobre quien desplazaba la agresión contra la madre. El deseo de reparar el daño causado por esta hostilidad repri- DA VII> 428 LIBERMAN mida, la llevó a la homosexualidad, como puede observarse a continuación. Asocia que una vez, una mujer algo rara, le pidió que le abrochara el corpiño; en seguida con una amiga suya, la Alemana, que la acompañó a visitar la tumba de su madre, antes de regularizar. su situación matrimonial. Durante ese viaje durmieron en la misma cama, y la Alemana la sedujo adoptando un papel maternal; dormía abrazándola, los pechos apretados a su espalda, mientras ella se plegaba como si fuera un ovillo. Agrega que se lo permitió, porque la A lemana era de cuerpo mucho más grande que ella y explica su posición fetal porque, acurrucad ita, evitaba que le tocara los senos. Acto seguido, se saca el tapado y dice que tiene calor, pero que no fuera yo a creer que es por lo que me está contando. Revivió, pues, en la sesión, intensamente, el episodio homosexual, simbolizando con el tapado a la Alemana (madre). Esto marca un jalón fundamentalmente en el progreso dinámico del caso: en lugar de permanecer fijada oralmente al pecho destruido de la madre, lo recupera, en un nivel intrauterino, a través de la homosexualidad. Al aceptar su homosexualidad, pudo sentir celos ella misma, en lugar de proyectarlos sobre el perseguidor. En las sesiones siguientes, observé que celaba a su amante y a su esposo, a quien acusó de haberla despreciado por su suegra y su sobrina, encarando la posibilidad de divorciarse. CAPÍTULO IV Superada, así, su fijación al pecho destruído de la madre, se enfrenta con conflictos más profundos, que promueven otra reacción delirante transferencial: ella y yo somos vigilados por los empleados del Instituto, a los que llama los chismosos. Los chismosos, el superyo materno, la acusaban de destructora: la ponían a prueba en la calle mandándole hombres sucios y mal vestidos, .que la provocaban para tentarla. Eran barrenderos y basureros, elegidos a propósito, para demostrarle que, por mala, no podía aspirar a nada más. Sin mediar ninguna interpretación, internalizó al perseguidor: se sintió mala y tuvo una depresión que permitió visualizar el contenido 429 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE destructivo de sus deseos incestuosos. Empezó a mostrar una creciente preocupación por la salud del marido y de otros subrogados paternos. Así por ejemplo, a raíz de un pequeño accidente del esposo, le asaltó el temor de que el brazo lastimado se le echara a perder y. quiso curarlo con masajes; también la inquietaba la salud de su sobrino, porque la mujer que había elegido nó era buena: lo hacía trabajar durante todo el día y, de noche, cuidar a la hijita. Por último, me preguntó si, en las primeras sesiones, no había sentido yo, por ella, algo más que compasión 11. Repuse que ella misma se estaba preguntando si no hubo algo más que compasión, cuando fué enfermera de su padre y que, profundamente, se acusaba de haberlo dañado con su cariño, como temía que la Bestia me dañara a mí. Dijo que, en ciertos momentos del tratamiento, me había notado muy desmejorado. Mis nervios, agregó, son una mala comida para usted. Asoció una tentativa de suicidio que tuvo a los trece años, cuando escapó del padre y fué a vivir con la familia R., porque quería calor de hogar y temía al padre por la noche, cuando llegaba bebido. En realidad, huyó de la tentación incestuosa porque temía dañar al padre, y, dado que no era capaz dé renunciar a su amor por él, para salvarlo, intentó suicidarse. Entonces pude comprender el origen de su temor a destruir el objeto, raíz de su posición depresiva: se identificaba con la madre mala que, como en seguida se verá, en la escena primaria, excita, frustra y enloquece al padre transformándolo en un criminal, que termina por destruirla. Ser mujer era ser, pues, como su madre, un bicho peligroso; huía del amor para salvaguardar al objeto de sus tendencias destructivas y no podía, tampoco, renunciar a su maldad, porque era la ú~ica escapatoria que tenía, como mujer, para no convertirse en esclava del hombre. A pesar de todo, sin embargo, esta actitud le acarreaba, igual que a la madre, la destrucción a manos del padre. Cuando visualizó este conflicto, expresó el deseo de desembarazarse de su maldad con estas palabras: "Estos días ando con ganas de darle una felpeada a mi esposo; me quiere tener fregando como una esclava. Yo me desquito con la ropa: la golpeo, la tiro y la refrie,11 Esto confirma que, al comienzo del tratamiento, proyectó sobre mí su personalidad de enfermera cariñosa enamorada del padre, con quien ella se identificó. DAVID LlBERMAN 43Q go, parano. agarrar todo. a.trompadas ypatadas y tirar. todo por ..la ventana", Prosiguió; .."A N enito lo necesitaba. para que los tipos, en el balneario, no me'empezaran .a escorchar. Ni una pareja acaricián:· dose, haciéndose el amor; ella parecía una mona sacándole los .piojos a su manito. Yo; hago lo mismo con Nenito .. Nenuo es mi hijo, 'y. mi esposo, un padre que me da para vestir y, comer; es .bueno porque hace muchos años que- no tengo nada sexual con él", Se sometió. al marido. (fregando), para no ser mala como.Ia madre, y por. eso lo ve peligroso. Entonces Jo expulsa analmente y.construye.una situación paradisíaca en laque se queda.sola-con la madre: ella es 111 madre. de.N enuo; separada de su esposo (padre) con .quien no tiene nada sexuak..Aisla así, la.maternidad de lagenitalidad,pero esta defensa no cumple, sin embargo, sucometido, pues.i para. salvar a la madre, debe sacrificar la genitalidad. , En las sesiones que.· siguen, repite; la primera relaciónedípica exterior, de .los tres años .con el: padre, .cuando él sale de.Ia cárcel y la arrebata a sus padres adoptivos, llevándola a vivir con la abuela. El cambio resultó muy traumático: rodeada de personas mayores a quienes desconocía, durante muchos meses no se .pudo adaptar al nuevo ambiente. Estuvo idiotizada, según expresara, y abandonó el dominio de sus esfínteres. S~ hermana le contó que" muchas, veces, la encontraron con la vista, fija mirando al sol, cubiertala caheza por materias fecales y ~odeada'de moscas. Embadurnarse c~n materias fecales era una manif~staciÓn de duelo por la pérdida de los padres adoptivos y quedarse idiotizada mirando al .~01equiv~lía a dejarse matar por el padre,. según veremos luego. " . Durante' este período era frecuente que,' domln:ada por u'uá inco~prensible extrañeza, se quedara mirándome de una manera inexpresiva, Inmediatamente' reaccionaba y, muy susceptible y agresiva, se quejaba de que yo laidiotiiara o se enoja consigo misma por ponerse así. Decía que era una prostituta y trataba de humillarme, para encubrir lo humillada que se sentía. Ser prostituta era una manera de negar que se sentía destruida por mí, el padre. "Oiga, ¿se puede saber por qué, cuando vengo aquí, me quedo cohibida, idiota?" Sacude la cabeza, tratando de despejarse. "A ver... ¿Me da sus cigarrillos? Quiero saber qué marca fuma usted, si de las vulgares o de las otras". Se muestra pensativa; luego reacciona nuevamente: "¡Pero! ¿Por 431 ANÁLISIS DE UNA PSIcosis PARANOIDE qué estoy cohibida? [No sé de qué hablar!" Ensimismada, con la cara rígida y la boca entreabierta, parece escuchar algún ruido lejanc; "Ya está, ya eme pezaron a joder. Son los chismosos que tiran la cadena. ¿Por qué necesita la ayuda de ellos? Eso de que se pongan a cagar cuando yo vengo aquí, es idea suya". Para disimular su enojo, se acerca altiva y dice: "Pero, ¿por qué no se las arregla usted solito? ¿No sabe revisar, tocar a sus enfermas, como hacen todos' los médicos?" Me sentía 'perplejo y no' comprendía absolutamente nada. Sólo atiné a decirle que yo no 'sabía por qué los chismosos estarían tirando la cadena. "¡Mírenlo!' Se queda hecho un idiota; un inocente, un cagón, como 'los chismosos: Sin embargo Ud. debe ser medio presti'digitador, porque el otro día lo ví por el centro, con una' mujer con cara de inocente, de esas que no saben hacer frente, y ella lo habrá dejado medio idiota: '¡Pero vaya uno a saber lo que esconde!" Y en actitud de reivindicación, agregó: "Claro, yo soy una mujer vulgar. Me desprecia, me manda mierda, basureros, para que no lo eche a perder". Sobre la base de estas asociaciones, por lo demás bien claras, le dije que se sentiainferiorizada porque yo no había satisfecho sus de~andas' erótic~s y pensaba que le rehuía para no, degradarme. Esta .interpretación, daba sobre el, material de 'la enferma pero sin tener en cuenta mi contratransferencia, resultó perjudicial: la tomó como, una confesión yme acusó de Iiaberme aprovechado de ella desde el primer díaque la vi, porq'fe la había considerado una cualquiera y una, tonta, En la sesión siguiente, dijo que me encontraba retraído. Tomé en consideración sus palabras y comprobé que tenía razón: prefería sentir culpabilidad, antes que reprocharle todas las frustraoiones que 'me provocaba. Lo que extraje de lo reprimido se lo proyecté en cali<dad de interpretación: estaba retraído, dije, porque me sentía culpable yeso era porque' ella me estaba reprochando algo; , Esta interpretación dióTugar a gran-cantidad de material. La 'seducción a que me condujera en las primeras sésiones, le significaba una humillaoiónrcuando 'ella actuó identificada con el padre excitado, la respuesta contratransferencial había favorecido el tratamiento; ahora que se sentía más mujer se veía humillada y me' acusaba .de ser causante de aquella situación, que le había llenado la cabeza DAVID LIBERMAN de miércoles; todo se debía a que yo pensaba que ella era una puta 43~ 12. Le repuse que era justamente eso lo que ella pensaba de su madre: que era una puta que excitaba al padre y lo dejaba con las ganas y, así, lo había convertido en un asesino. Agregué que me veía idiota porque yo era ella de niña, abandonada por la madre, frente a lo cual no había tenido otra alternativa que llenarse la cabeza de miércobes. En cuanto a lo que yo podía esconder, era un deseo asesino, excitado o insatisfecho por ella, lo mismo que su padre por la madre. En ese momento, dijo, se le habían ocurrido muchas cosas de pronto, que tenía olvidadas; como ya terminaba la sesión, las contaría mañana. Así fué en efecto: vino completamente cambiada y dijo que había hecho un importante descubrimiento: se había enfermado, por mandar a la hermana a la puta que la parió. Semanas antes de sentirse atacada por las ondas, fué a lo del Dr. M., lo encontró muy nervioso y pensó que era porque la esposa no le daba lo que quería. Se le ocurrió, entonces, enviarle a su hermana para que la atendiera, pues también ella estaba nerviosa por los disgustos que le daba el marido. La hermana aceptó la sugerencia y recuerda que, cuando la hermana regresó de lo del médico, seguía muy nerviosa. Por su parte, se sintió molesta por la reserva con que le habló de la consulta. Pensó que la hermana había sido despreciada por el Dr. M. y planeó una venganza, que iba a realizar gota a gota: enamorarlo y dejarlo con la furia adentro, darle siempre esperanzas, pero no satisfacerlo nunca. Al día siguiente fué a cumplir su plan y, mientras realizaba la entrevista con el Dr. M., al sentir unos ruidos en la habitación vecina, tuvo la convicción de que la esposa de M. los estaba vigilando. Cuando le contó esto a la hermana segura de recibir su apoyo, sufrió una desagradable sorpresa, porque ella reaccionó con enojo y, todavía, la acusó de ser una puta que había vendido su corazón, casándose por dinero. La paciente, exasperada, le gritó que, aunque eran hijas de la misma sangre, no la aguantaba más, y la mandó a la puta que la parió. En los días ulteriores, se reprochó duramente haber ofendido a la madre, y le tomó idea a la hermana. Temía que anduviera con chismes y l~ dijera al portero de la casa que ella había sido la amante 12 Se planteaba, aquí, algo que sucede muchas veces en los análisis corrientes: lo que en un momento favorece la' terapia, al profundizarla, se convierte en motivo de resistencia. 433 ANÁUSIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE de su propio padre. Tuvo, entonces, deseos de ser huena y se aferró a su amante; pero, cuando Nenito se enfermó, todo se echó a perder. Como se desprende de este material, el delirio se desencadena al revivir con el Dr. M. y la hermana (o la señora de M.) su intensa culpa por la rivalidad edípica, que hahía tratado de evitar uniendo a los padres. Al no lograrlo, la ansiedad la lleva a agredir al objeto materno idealizado porque no se dejó reparar y, entonces, se transforma en perseguidor. Para mantener a la madre como objeto bueno idealizado, intenta rehacerla narcisísticamente y se propone ser una -madre buena con su amante; pero la enfermedad de N enito desbarata esta defensa y, antes que sentirse una madre mala, apela a una proyección psicótica: la situación persecutoria oral con la dueña de la pensión. Tampoco esto le resulta plenamente eficaz, pues un perseguidor femenino evoca demasiado la imagen de la madre mala. Hay que realizar otra deformación, y aparece el padre como perseguidor en el contenido manifiesto del delirio. Ahora, identificada con la madre, puede expiar la culpa sufriendo su destino, a la vez que realiza la unión incestuosa con el padre. CAPÍTULO V Aclarados estos puntos que sustentaban el delirio, la paciente, que llevaba siete meses de análisis, tuvo una gran mejoría clínica .. Comienza a traer sueños en que predomina el tema de la maternidad 13. El contenido latente es depresivo y en todos aparece clara la situación transferencial. La maternidad es, asimismo, el tema fundamental de sus asociaciones: recuerda que, a los veinte años, vivió en concubinato con un hombre mayor, Horacio, quien, al perder una fuerte suma de dinero, la indujo a la prostitución. Con él tuvo una hija que falleció a los pocos meses de nacer. Al rememorar todo aquello, le resulta extraña su conducta: no se dió por enterada del embarazo hasta que empezaron los dolores del parto; expulsó, entonces, una niña, a término, que no pudo amamantar, porque "sentía cosquillas en los pezones, yeso la calentaba abajo". 13 Por ejemplo: se casa de blanco y es feliz porque tiene hijos. DAVID LIBERMAN 434 Su compañero contrató un ama, pero la niña falleció, de todos modos, a los pocos meses. Asocia, en seguida, que le había hecho un gran bien, percibir, en las primeras sesiones, que calentaba mis manos: saber que podía dar calor, la hizo volver a la vida. Trajo, después, un sueño con una mujer que podía ser su madre. Al asociar, surge el siguiente recuerdo: poco antes de casarse, cuando estaba por hacer el viaje a su pueblo natal, uno de sus hermanastros, hijo del primer matrimonio de la madre, le contó que, cuando encontraron a la madre muerta, ella estaba prendida a su pecho, mamando. Este relato la afectó hondamente: pensaba, muchas veces, en los terribles sufrimientos que provocó a la madre en aquellos momentos de agonía. Se explica, pues, por qué sufrió tanta ansiedad al referir qU¡¡se hacía apretar los pechos por su amante en el momento del orgasmo para poder' gozar y,' también, por qué, cuando íntentaba seducirme, cuidaba de mantener distantes sus senos. Ahora está más expuesta que nunca a ser aniquilada, porque proyecta sobre mí su propia oralidad destructiva hacia la madre. Se defendió con un violento intento de seducción: me toma con ímpetu las manos para inmovilizarme y succiona mis labios como un pecho, me somete luego a una verdadera revisación médica 14 y finalmente me pregunta si yo, como hombre, me había contenido cuando me estaba chupando. Es interesante señalar que la enferma tenía razón al verme, en aquellos momentos, como perseguidor oral. Veamos cómo se produce esta .inducción transferencial, cuyo análisis permitió interpretar la actuación de la enferma y proseguir la marcha del tratamiento, que¡ se hallaba detenido en ese punto. Durante estas sesiones, .al pedirle que me dijera lo que está pensando, yo.. sin darme cuenta, le hacía con las manos una clara señal para que se acercara, como pidiéndole, con avidez, que viniera a mi lado. Cuando me llamó la atención sobre este gesto, comprendí, desde luego..su significado y advertí, también, que mi ademán era. respuesta a una provocación suya, que me miraba fijamente, con el busto erguido, como ofreciéndose. Se lo dije y vi que ella tampoco era consciente de lo que hacía. Al reconocerlo exclamó sorprendida: "¡Con razón me joden en la calle!" Entendió, 14 Me miró las .pupilas, puso el dedo debajo de mi nariz para ver si respiraba y me hizo caminar observando si estaba mareado. 435 ANÁLISIS DE UN;A PSICOSIS PARANOIDE así, vívidamente, la parte activa que le correspondía en mi persecución oral y, ya sobre esta base, pude interpretar su tendencia a besarme (chuparme) y a apresarme las manos, como una forma de defenderse del daño que yo podría hacerle. Daba vuelta la situación para que corriera yo ese peligro, y era por eso mismo que me hacía revisaciones médicas. Espontáneamente repuso: "¡Qué quiere! Soy la hija de un asesino. Cuando la Bestia me mandaba las ondas, una vez le dije: Mi hija me vengará, como si yo fuera mamá". Comprendía, pues, cómo, identificada con la madre, veía en su perseguidor la imago del padre asesino, revestida de su propio sadismo oral. Cuando sus impulsos oral-sádicos se hacen conscientes, se inicia una nueva etapa de su análisis y, en lenguaje simbólico, analiza, por primera vez, su posición frente a la escena primaria: luego de confrontar en la transferencia la irrealidad del peligro, puede revestir con más libido a los padres internalizados. Aparece ahora, claramente, su profunda convicción de que su llegada al mundo resultó inoportuna para los padres, que la habían recibido con disgusto, uniéndose contra ella. En una de estas sesiones, relata la visita a una sobrina de su esposo que había tenido familia. Antes de ir a verla, se anunció, porque .temía llegar a hora inoportuna y ser recibida a disgusto. Ya en camino, al salir del subterráneo, se nota desorientada y aturdida sin saber por qué; su molestia es mayor cuando, al llegar al Sanatorio, encuentra al Dr. M. hablando con SU cuñada. Inmediatamente se dijo: Un hombre y una mujer juntos: mis enemigos. Le señalo que así veía a sus padres, como enemigos unidos contra ella, ya que, suponía, no habían recibido bien su nacimiento, porque poco después sobrevino la tragedia que los separó. Responde que, en asuntos de parejas, siempre anda prevenida, porque los hombres se cansan de las mujeres y tratan de deshacerse de ellas. Asocia un paseo al balneario, donde vió una pareja, y pensó que la mujer se puso celosa, porque su compañero la miró. Le dió lástima esa mujer hecha una fiera por los celos. Los hombres -diceson unos niños grandes, y exclama: "¿Por qué sufren las mujeres por ellos?" Después prosigue: "Hablemos de psicología. El sol, ¿qué vitaminas nos da? Yo, al sol, le decía padrecito, porque me calienta desde chiquita. El sol calienta y mueve la tierra; me gusta tirarme en la DAVID LIBERMAN 436 tierra para que el sol me caliente a mí también y me dé sus vitaminas. Luego, cuando se tiene sed, tomar agua, que la madre naturaleza nos manda para calmar la sed". Agrega que, al mirar al sol entre las nubes, se siente transformada y, al volver la vista a la tierra, todo le parece muerto. Interpreto que desea recibir, como la madre-tierra, la vida (genital) que ofrece el sol y, por estos deseos, piensa que se interpuso entre sus padres. Le explico, además, que el crimen del padre, le hace temer la genitalidad: contra sus esperanzas, el coito, en lugar de dar la vida, sólo acarrea muerte y destrucción; conecto esto con su necesidad de demostrarse, durante el tratamiento, que su calor no es destructivo, como el del padre-sol. Al cabo de unos instantes de silencio, manifiesta que anhela querer a alguien sin que nadie lo sepa y agrega: "Una vez, de chica, hice un viaje en barco con papá e Isabel (la madrastra); yo estaba sola mirando al sol y, de golpe, vi algo que me asustó: el sol enrojeció y sobre él se elevó un chorro de agua". Prosiguió: "¿ Qué pasa con el sol doctor? Bueno, le voy a contar cómo tomo sol. A mí me gusta deleitarme cuando tomo sol, me gusta transpirar y engrasarme, para que la piel no sufra. Lo mejor es tomar sol a la mañana o a la tardecita; en seguida de comer hace mal. Después, me meto a la ducha y me baño. Es bueno tomar sol en la primavera, porque todo huele a flores, aunque puede también sentar mal: según la clase de flor". Resulta sencillo interpretar el contenido genital de este material y relacionarlo con sus antiguos temores frente a la escena primaria. Tomar baños de sol es ser fecundada por el padre-sol, identificándose con la madre-tierra. Esto era, antes, la destrucción; ahora la hace revivir -agrego. Como respuesta, detalla una serie de rarezas que nunca me había referido. Durante varios años, no pudo desnudarse de día sin cerrar los postigos, porque le daban vergüenza y miedo los rayos del sol. Poco antes de enfermar, empezó a creer que "sus nervios se debían a insatisfacción sexual, porque sentía molestias abajo". Pensaba que sus; genitales eran un museo apolillado, echado a perder por el encierro y, para ventilarlos, tomaba baños de sol frente a la ventana, con las piernas abiertas, de modo que los rayos llegaran bien adentro. Espontáneamente, asocia que nunca había podido dejar que le introdujeran el pene totalmente, porque temía ser perforada. No me gusta 437 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE -decía gráficamente mientras apretaba los incisivosque se me metan en el fondo y me hinquen para sacarse el gusto. Su angustia genital se debía, pues, al temor de ver perforado y triturado el interior de su cuerpo por el pene, sobre el que proyectaba todo su sadismo. Al elaborar este material, tuvo fantasías de estar embarazada; sus tendencias maternales aparecieron con vigor, expresadas en el plano somático. Notó sus pezones erguidos y sus pechos turgentes; hasta le faltó un mes la menstruación. Se consideraba realmente embarazada, a pesar de comprender que era imposible, pues hacía mucho tiempo que no mantenía relaciones sexuales. De esta manera, repitió en el análisis su ansiedad frente al embarazo, que fué, precisamente, un factor decisivo en la eclosión de sus síntomas psicóticos. En esa epoca me tuvo temor y desarrolló una fuerte resistencia transferencial. Me identificaba con los médicos que la hacían asustar, cuando apoyaban la cabeza contra su pecho para auscultarla. Dijo que soñaba muchas cosas, pero que no pensaba contármelas, porque los sueños no tienen ninguna importancia y, afirmó, son puros bolazos. Durante varias sesiones tuvo una actitud sumamente evasiva; quería elegir primero las cosas que iba a decirme, para no ponerse nerviosa después. Declaraba sentirse vuelta a la vida y admitió que llevaba una bestia dentro de sí, pero que la podía dominar. No quería meterse en líos y terminar mal, como le pasa a las mujeres por tontas. La ansiedad transferencial era muy fuerte: por eso tenía que negar el análisis. Al restaurar dentro de sí a la madre, se enfrenta con angustias profundas e inevitables. En primer lugar, teme que yo, sustituto paterno, la destruya como el padre a la madre; además, repite algunas actitudes de su relación con el padre, cuando quería separarlo de su madrastra en la pubertad. De allí que fantaseara con separarme de mi mujer y llevarme con ella. Si hubiera interpretado solamente sobre la base del material, tendría que haberle señalado su resistencia en la situación edípica directa, su temor de ser destruída por mí, como la madre por el padre; pero la transferencia tenía un aspecto más profundo: estaba reviviendo la relación madre-hija; esto era lo más peligroso, porque proyectaba sobre mí, los impulsos ora- DAVID LIBERMAN 438 les con que, en su fantasía, había destruído a la madre. Yo era el médico-niño que, al acercarse a su pecho, la ponía en peligro de muerte. Pude comprenderlo cuando. tuve la sensación de que estaba a punto de abandonar el análisis; tenía una clara vivencia de perderla, que asocié, de inmediato, con la suya propia de perder a la madre agonizante, mientras mamaba. Cuando se lo dije, disminuyó su angustia y se decidió a hablar nuevamente. Había vuelto a pensar en las primeras sesiones y recordó algunas ideas místicas de entonces: tuvo la seguridad de que ella y yo habíamo formado en un. principio un solo ser y que, por mandato de Dios, nos reuníamos de nuevo. Vivió esto con absoluta convicción, porque estaba maravillada de haber encontrado a alguien tan parecido a ella. Reconocía que había estado completamente trastornada en aquellos tiempos y ahora le horrorizaba pensarlo" porque "al loco le queda siempre algo de razón y por ese algo que le queda, sufre". Con esta parte de razón sabía, a través de su locura, que estaba enterrada viva en el mundo de los muertos, sin esperanzas de ser comprendida por nadie 15. Agregó que, al ver que yo había reaccionado, tuvo un rayo de esperanza; por eso, luego de las primeras sesiones, fué a la iglesia a agradecer al Creador "por haber encontrado un chiflado con una locura idéntica a la suya". Es interesante la significación edípica que daba a su locura. Pensó, sin decírmelo: "Este tipo me va a comprender, porque está tan chiflado por su madre, como yo por mi padre". Esto pensaba su parte cuerda, la que se hallaba muerta en vida, enterrada viva, al comienzo del tratamiento . .Mis deseos de comprenderla y curarla, tenían su fuente más profunda en mi complejo de Edipo positivo: desvivirme por ella y salvarla como a la madre amada. Apoyada en esta actitud contratransferencial, revive por medio de una identificación proyectiva, su como plejo de Edipo negativo. Es decir, me veía chiflado por mi madre, porque yo era ella de niña chiflada por su madre, a quien ella personificaba en la situación analítica. Reconocía su complejo de Edipo positivo diciendo que estaba chiflada por su padre, con el objeto de negar su conflicto con la madre, que afloraba, sin embargo, a través de su identificación proyectiva. Más claramente: mi complejo de ;15 La parte que moría era la madre; la otra era ella misma abandonada, primero como lactante y luego otra vez a los dos años. 439 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE Edipo positivo era el espejo en que se reflejaba su complejo de Edipo negativo (odio al padre; deseos de lograr una unión paradisíaca con la madre). CAPÍTULO VI Al análisis de la relación madre-hija, siguió un período de recuperación. En este sentido, el tratamiento no hizo más que continuar el camino que ella espontáneamente buscara, cuando quiso arreglar su vida convirtiéndose en madre de su amante. Las pseudo-percepciones vaginales empezaron a decrecer en intensidad y frecuencia; la misma enferma las calificaba de sensación de cuerpo extraño. Decía, además, que sus síntomas eran cosa de solterona. El delirio, analizado ya con bastante profundidad, adquiría paulatinamente un carácter irreal ;la enferma se sentía como si despertara de una pesadilla. La lucha por· la curación, sin embargo, continuó largamente, todavía, en el terreno transferencial. En los 'meses siguientes, la enferma fué aceptando, cada vez con menor ansiedad, los impulsos instintivos que la llevaban a asumir una actitud de madre frente a mí. Este progreso no sólo dependía de ella; pudo realizarlo porque percibió que mis contrarresistencias decrecían y yo, inconscientemente, la aceptaba como madre 16. Este ejemplo lo ilustra claramente: cierto día se queja porque ha notado que, últimamente, su esposo tiene con frecuencia bronquitis y se pasa días enteros en cama, tosiendo y estornudando. Ahora que me ve bien, agrega, aprovecha para enfermarse, porque lo que quiere, en realidad, es un ama de leche y no una esposa. En ese preciso momento, yo tuve una crisis de estornudos. Compren. dió perfectamente el sentido de mi síntoma y dijo: "Bueno, aquí hay otro niño abandonado que me pide que lo cuide. Le voy a poner unos escarpines" . Esos días, la enferma me había hecho sentir el abandono que ella misma sufriera con la muerte de la madre y que vivió como si la hubiera destruido mamando. Esto le hacía creer que su leche era 16 Mejoró en la medida que las pulsiones de su ello, que emergían a través de sus defensas, se unían con las tendencias de mi ello, surgidas al vencer mis contraresistencías, DAVID LIBERMAN 440 mala: su amor dañaba y por eso tenía que rechazar a sus objetos de amor para preservarlos. Con la crisis de estornudos, yo di el primer paso para que confiara en su capacidad de amar y reparar, ya que le expresó que, a pesar de haber querido abandonarme, como a ella su madre, yo la busco porque necesito de su amor y de su leche. El factor que desencadenó el delirio fué la enfermedad de Nenito, frente a la cual se sintió culpable; ahora, en cambio, siendo que el objeto la necesita, se considera buena y capaz de reparar. Empezó a progresar visiblemente y ella misma lo advirtió, como puede observarse en este material, que corresponde al octavo mes de análisis: "Me siento muy cambiada. Antes no me atrevía a levantar la vista y mirar en alto. Ayer iba por la calle y reparé, por primera vez, en los balcones de las casas. Me extrañó pensar que no recordaba haberlos visto nunca. Antes, creía que los pasadizos subterráneos de la Avenida Nueve de Julio eran baños para hombres y por eso nunca los cruzaba; pero el otro día me di cuenta de mi error. También recordé que papá me pegaba cuando me veía con la vista fija y la boca abierta, porque se enojaba al verme con cara de idiota. Lo mismo me pasaba cuando Horacio me mandaba a buscar hombres. Sentía nostalgias y me quedaba extraviada: era la amargura de pensar en mi padre". Le dije que, en esos momentos, se identificaba con la madre muerta y sufría su destino, entregándose al padre que la destruía. Recordó, entonces, un accidente que tuvo de pequeña. Se había acercado al padre mientras dormía; al despertar sobresaltado, la arrojó al suelo con violencia, y la dejó aturdida. Prosiguió así: "Una vez, un caballo me pegó una patada que me dejó sin conocimiento, porque se me ocurrió meterme entre sus patas de atrás". Ese episodio, señaló, encubría el gran conflicto de su niñez: frente al padre: buscaba su pene con amor, pero se encontraba con un enorme peligro; de allí que llamara a la Bestia, mancarrón con patas largas. Le expliqué que esto había originado su angustia genital y agregué que, para rectificar sus temores ante la genitalidad, había desarrollado la necesidad compulsiva de excitarme, a fin de comprobar, una y otra vez, que aquellos peligros no tenían vigencia en la actualidad. "Lo mismo me pasaba cuando, de chiquita, me daba por desafiar 441 ANÁUSIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE al sol y quedarme con cara de idiota. Por las tardes, en la casa de mi abuela, me sentaba debajo de un ciruelo, con la escupiderita, a mirar al sol. Mi hermana me contó que yo acostumbraba a llenarme la cabeza de caca y así me encontraban, llena de moscas. . . y al final me llené la cabeza de miércoles". Repuse que eso era, justamente, lo que había hecho al enfermar: las ideas delirantes eran la materia fecal con que se cubrió, para reunirse con su madre que la abandonó al morir. En su enfermedad, su parte cuerda era ella de niña, sufriendo, enterrada viva, al lado de la madre muerta. . Pareció no entenderme y se limitó a recalcar que caía en la cuenta que, de niña, quedó muy impresionada por la cosa grande de los caballos. Se quedó pensativa y, de pronto, dijo vivamente: "Oiga, ¿sabe que ahora me está empezando a convencer? Alguna vez pensé que usted me. iba a decir justamente eso que acaba de ocurrírsele". Comentario sobre la transferencia y coniratransjerencia. El psicótico impone al analista un considerable esfuerzo emocional, que se traduce por fuertes tensiones de contra transferencia. En este trabajo, he intentado demostrar que la neurosis de contratransferencia es un producto específico de la transferencia misma. cuyo origen radica en un verdadero proceso de inducción psíquica -en todo comparable a la clásica folie a deuxen el cual, el analista responde con identificaciones introyectivas, desde luego inconscientes, ante la poderosa y constante presión de los efectos del psicótico. De esto se sigue que la neurosis de contratransferencia resulta una estricta réplica de la psicosis del paciente y, por tanto, el analista podrá utilizarlacomo una guía de inestimable valor para la conducción del tratamiento, siempre que esté dispuesto a integrarla en el proceso analítico y a elaborarla con la ayuda de las interpretaciones del enfermo, que ha de aceptar sin reticencia. En nuestra enferma, la situación analítica se establece, cuando, en la primera sesión, yo incorporo su excitación y su angustia ante el perseguidor. Entro, así, vivencialmente en el delirio, identificado con su femineidad amenazada, que ella desea preservar de los ataques DAVID LIBERMAN 442 del perseguidor. Al verme intervenir como su aliado, puede confiarme el cuidado de sus partes buenas (ella de niña frente al padre seductor, su genital atacado por las ondas, la madre en la escena primaria, el pecho bueno de la madre) con la esperanza de que las salve de la Bestia (el padre excitado y criminal, el pene destructor del padre, al que se une su propia agresividad de lactante contra el pecho de la madre). . Los. ataques nocturnos, sin embargo, se repiten en los días siguientes; esto significa para ella que yo no soy su aliado, sino un cómplice de la Bestia, por lo que reprocha mi conducta y decide abandonarme. Su actitud despierta esta intensa reacción contratransferencial: me siento impotente e injustamente acusado; en seguida, revelándome, niego mi fracaso y expreso el deseo de que no me abandone: le digo que es injusta al tratarme así, porque yo soy un ángel llegado del cielo para ayudarla. Sin darme cuenta, realizo, acá, una doble identificación introyectiva, ya que mi vivencia d~ ser abandonado corresponde a la que ella misma sintió las noches anteriores, cuando vió que yo no velaba su sueño y, al mismo tiempo, niego mi fracaso, con una fantasía dinámicamente igual a su delirio. En esta forma, consigo desbaratar, de entrada, su resistencia de transferencia básica, que consistía, precisamente, en hacer que yo desempeñara el papel del perseguidor,. para huir, entonces, justificadamente de mí, interrumpiendo el tratamiento. Al rechazar el papel de aliado de la Bestia a que su resistencia me conducía, evité someterme a su deseo de seguir enferma y conseguí nuevamente una cantidad de transferencia positiva, que me permitió proseguir el análisis. Con esto, la situación se invierte de inmediato: me tranquiliza diciendo que acepta mi ayuda y, al mismo tiempo, me advierte que voy a enfrentar al perseguidor, con el que se identifica. Me acaricia con deseos, y se siente satisfecha al percibir que yo incorporo, otra vez, su excitación y angustia. Ahora ella es la Bestia excitada que realiza en forma activa la seducción (en lugar de sufrirla pasivamente como en el delirio) y yo, excitado por un objeto que me inspira temor, estoy viviendo su propia ansiedad frente al perseguidor. La ansiedad que ella sufría en su psicosis se debía a que buscaba satisfacerse con un objeto que amaba y temía a la vez. La respuesta contratransferencialle resultó muy favorable: sintió extrañeza y agrado viendo que, a 443 ANÁUSIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE pesar de mi angustia, aceptaba su amor. Tuvo, entonces, una breve mejoría clínica; pudo dormir y recordó acontecimientos del comienzo de su enfermedad, olvidados desde entonces. Gracias a mi participación emocional en el delirio, que ella comprendió a través de mi angustia contratransferencial, se sintió muy ligada a mí. Se explica que se animara a pedirme permiso para masturbarse y que yo tuviera ascendiente bastante como para concedérselo. De esta manera, refuerzo su mecanismo de disociación de objeto, porque entro en el sistema delirante como un pene de amor, que contrarresta el pene de odio de la Bestia. Esto le permite entregarse al goce provocado por las alucinaciones genitales nocturnas, porque incorpora un objeto que representa las partes buenas del objeto deseado y temido. Al tolerarse la masturbación, se pone más tranquila, deja de actuar durante un tiempo y entra a analizar su relación con el padre, que resulta claramente vinculada al delirio. Comprende la similitud de las alucinaciones genitales con el incesto que padeciera a los diez años y ve cómo, en el análisis, la situación se había repetido tal cual, con esta sola diferencia: el papel de la enfermera cariñosa corrdeseos de curar al padre y velar su sueño, me correspondió a mí; a ella, el del padre enfermo que responde con una desconsiderada seducción (identificación con el perseguidor). A medida que reconoce la maldad del padre, puede dejar de idealizarlo y, consiguientemente, acepta también sus partes buenas. Logra, entonces, proyectar, en la transferencia, al padre malo internalizado, en lugar de identificarse con él, y afloran sus primeros deseos incestuosos que, naturalmente la angustian, porque la encaran con la maldad del padre y la venganza de la madre. Sólo puede satisfacer sus tendencias edípicas, identificándose con la madre en la escena primaria, lo que provoca un nuevo brote alucinatorio y delirante. Así, niega su culpa, ya que es la Bestia (el padre) quien consuma el incesto, al tiempo que salda su necesidad de castigo, sufriendo ella misma el destino de la madre en la escena primaria. Ni con esto alcanza, sin embargo, a mantener la posición femenina, que equivale a ser destruída por el padre, y, para no verme en dicho papel, invierte la situación: se identifica otra vez con el perseguidor y yo vuelvo a afrontar los peligros de la madre en la escena primaria. DAVID LIBERMAN 444 Para elaborar este conflicto, me besó y abrazó reiteradamente, con violencia, y sólo se quedaba tranquila al ver que, con su seducción, me excitaba manifiestamente, pero no me destruía. Esta actitud pudo ser superada usando la contra transferencia como guía en la interpretación. Me dijo que la odiaba e interpretó el significado agresivo de ciertas actitudes mías, desde luego inconscientes. Al elaborar mi conflicto contratransferencial, comprendí que la odiaba por su seducción, por su egoísmo al buscar satisfacerse fuera de toda consideración para conmigo; me di cuenta, además, que le temía (había llegado a fantasear que me asesinaba porque no me sometía incondicionalmente a sus deseos): al identificarse con la Bestia excitada, me hizo vivir su propio conflicto de temor y odio con el padre, su temor y odio de sí misma, que pude interpretar en términos de relaciones objetales intemalizadas: le dije que yo sentía, efectivamente, odio y temor por ella y que eso era, justamente, lo que una parte suya tenía por la otra: se odiaba a sí misma porque, como necesitaba conservar el amor del padre, negaba sus faltas y lo admiraba; esto la llevaba a sentirse su cómplice, reforzando sus sentimientos de culpa de haber destruído a la madre (Más adelante se verá que la madre era, también, parte de ella misma, por lo cual, su destrucción la hacía sentirse destruída) . Lo que le dije de mi contratransferencia, la hizo sentirse más ligada a mí. Se animó, entonces, a expulsar al perseguidor, y no es de extrañar que, ahora, el ataque se dirigiera contra los dos. Sobrevino, por primera vez, un brote alucinatorio y delirante en plena sesión, desencadenado al analizar su posición frente a la escena primaria, a través de la relación genital con el amante, que vivía, por supuesto, en la situación transferencial. De la descripción de su experiencia sexual, se deduce que su vida genital es un intento compulsivo de restaurar en su interior el pecho de la madre, incorporando, en el momento del orgasmo, el pene del amante, para borrar la sensación de estar destruída, como la madre internalizada. Este propósito falla por su base, ya que el objeto con que intenta la reparación, el pene del padre, es, precisamente, el agente de la destrucción del pecho de la madre; además, el coito reactiva el intenso sadismo de la escena primaria, el cual, en parte, le pertenece intrínsecamente por razones históricas (el crimen del 445 ANÁUSIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE padre), pero también proviene del odio que la enferma proyecta sobre los padres en copulación. La genitalidad, condenada a un fracaso irremediable, sólo sirve para movilizar la angustia extrema de la escena primaria, que el yo se ve obligado a administrar con una violenta proyección alucinatoria, por medio de la cual expulsa a los padres en copulación. El perseguidor es, pues, ahora, la pareja de padres en escena primaria y la enferma y yo, plenamente identificados, soportamos su ataque. En otro plano, nosotros dos somos la pareja incestuosa en escena primaria, perseguidos por la madre vengativa, el pecho destruído de la madre, equiparado a heces perseguidoras, sobre el que se desplaza la catexia sádica del pene del padre, a su vez revestido del intenso sadismo oral de la enferma frente a la escena prrmaria, El brusco estallido del cuadro alucinatorio me produjo angustia, y ella, viendo que comparto el peligro, puede una vez más confiarme el cuidado de sus partes buenas expuestas a ser aniquiladas por el perseguidor. Por eso me pide que la ayude y la aguante. Yo le respondo que soy capaz de tolerar a la Bestia, al psicólogo ya ella misma, que es decirle que tolero su odio ante la escena primaria. Esto le permite aceptarlo, a su vez, con menos sentimientos de culpa. La sesión termina con la única solución entonces asequible: construye una relación paradisíaca con la madre, sin el padre de por medio. Logra así, separándolos, que los padres no se aniquilen en la escena primaria, pero a costa de quedarse fijada oralmente al pecho destruído de la madre. Por la intensidad de su transferencia narcisística, depende cada vez más de mí: de allí su pregunta de cómo pienso atacar a la Bestia; en otras palabras, qué trato daré a sus objetos internalizados (el pecho destruído de la madre y el pene destructor del padre) que, si bien como perseguidores la hacen sentirse destruí da y destructora a la vez, son, también, partes de ella misma y objetos idealizados que necesita conservar. Se siente muy tranquila, cuando respondo que mis intenciones no son agresivas y que sólo pretendo domesticar a la Bestia, porque apruebo su deseo de conservar sus objetos amados, que tanto necesita. Hace entonces un nuevo intento de restaurar a la madre, y lo logra mediante un mecanismo homosexual: recuerda y revive en la sesión DAVID. LIBERMAN 446 una experiencia homosexual, cuya finalidad era restablecer la relación con la madre en un nivel intrauterino. Esto produce un gran adelanto dinámico, porque, desligada al fin del pecho destruí do de la madre, empieza a aceptar el lugar femenino en la escena primaria, que antes proyectaba y me hacía incorporar. Por primera vez, reconoce sus celos en lugar de proyectarlos sobre el perseguidor (la Bestia celosa) y empieza a elaborar el conflicto con la madre internalizada. En primer lugar, pude comprobar su gran sometimiento al superyo materno, que la acusa de crimen e incesto, de ser mala y de haber dañado al padre con su amor. Elabora este conflicto, en el marco de la transferencia, disociando la imago paterna: yo soy el padre bueno que ella necesita,· mientras el superyo materno (los chismosos) le manda basureros y barrenderos que la provocan (el padre malo y destruído equiparado a heces perseguidoras), para demostrarle que, por mala, no puede aspirar a nada más. Espontáneamente internalizó el perseguidor, se sintió mala y tuvo una depresión que mostró el contenido destructivo de sus deseos incestuosos: se acusaba de haber dañado al padre con su cariño y lo mismo pensaba con respecto a mí. Como en seguida' se verá, se identificaba con la madre mala (prostituta) que, en la escena primaria, excita, frustra y enloquece al padre hasta transformarlo en un criminal que termina por destruirla. Ésta era la raíz de suposición depresiva y de allí su necesidad de huir de sus objetos de amor, para preservarlos. Por otra parte, tampoco podía renunciar a su maldad, aunque le acarreaba, de todos modos, la destrucción, porque era su única escapatoria para no convertirse en esclava del hombre. A fin de no ser mala como la madre, se somete al padre; entonces lo ve peligroso y lo expulsa analmente, construyendo una relación paradisíaca con la madre, en que excluye al padre. Así logra salvar a la madre y mantenerla como imagen buena, pero sacrifica la genitalidad. Luego ella misma se sintió destruída (idiotizada), y repite en la transferencia su primera vinculación edípica exterior con el padre, a los tres años, época en que se cubría la cabeza con materia fecal como expresión de duelo (la madre mala que abandona). Aparece, por fin, otra forma de defensa que, a través de la con- 447 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE me hizo llegar al núcleo de su psicosis: la imago de la madre mala que, en la escena primaria, excita, frustra y enloquece ai padre, hasta conoertirlo en un criminal, que termina por destruirla. tratransferencia, Cuando ella actuó como la madre mala (prostituta), yo sentí deseos de agredirla. porque me frustraba y se burlaba de mi, La pa· ciente percibió mis defensas frente a estas fantasías destructivas, que consistían en un retraimiento por sentimientos de culpabilidad. Mi conflicto era, precisamente, el suyo, frente a la madre mala. Contra ese objeto dirigía la Bestia furiosa y vengativa, su destructividad. Percibió su conflicto proyectando su autoobservación sobre mí: me dijo que la consideraba "una loca con la cabeza tapada de miércoles". Simbolizaba el delirio con embadurnarse la cabeza de materia fecal, porque, según se vió, las heces son la madre mala que abandona, la madre destruída por el padre en la escena primaria. Interpreté su propia vivencia frente a la imago materna idealizada, haciéndole ver sus partes malas y, entonces, recordó que, poco antes {le enfermar, había ofendido la memoria de su madre, al fracasar su intento de unir a los padres (el DI. M. y la hermana), que le hizo revivir la rivalidad y la culpa edípica, Aparecen, entonces, sus fantasías oral-sádicas, base de su vivencia de haber destruído a la madre y, con esto, se inicia el proceso decisivo de la restauración del pecho bueno. Rememora su maternidad fracasada de los 20 años y el relato de su hermanastro referente a la muerte de la madre, cuando la encontraron mamando de su pecho destruído. Recuperado pecho bueno, se identifica con la madre nutricia que da leche y amor, ofreciendo sus senos. Esto la pone ante un nuevo peligro, que tuvo, también, su específica respuesta contratransferencial, porque yo incorporé el perseguidor oral que ella temía. Mis impulsos orales, la ponían ante un riesgo muy grave, porque representaba las tendencias orales con que, en su fantasía, había destruido a la madre. Elaboró la nueva situación traumática identifi'cándose con el perseguidor: me succionó la boca y me sometió a una revisación médica, para comprobar si la oralidad era realmente destructiva. Pude resolver la situación, cuando me interpretó, con agu-deza, mis defensas contra las fantasías oral-sádicas que hahía incorporado. Reconocía mis tendencias agresivas contra su pecho y, al analizar el proceso de inducción transferencial, puede hacerle ver el DAVID LIBERMAN 448 que ella creía sufrir pasivamente lo que, en realidad, era resultado de su actitud provocativa, al ofrecerse con el busto erguido. Primero excitaba al objeto, luego se sentía en peligro y se retiraba [identificación proyectiva). . Ahora, reparada la madre, comienza a elaborar una nueva posición frente a la escena primaria, que adquiere un carácter fertilizante: ser calentada y fecundada por el padre-sol, identificándose con la madre-tierra. Se consuma, en su mundo interior, la unión de los padres en la escena primaria sin que se destruyan, con lo cual realiza una verdadera reconcepción de sí misma y logra renacer. Al identificarse conJa madre buena, que nutre y da el pecho, desarrolló una intensa resistencia transferencial y estuvo a punto de caer nuevamente en la compulsión a la repetición; pero esta vez, con el peligro de abandonar el tratamiento, como la madre la abandonó en su lactancia. Había material suficiente para interpretarle que temía ser destruida por mí, como la madre por el padre, en la situación edípica directa; creo firmemente que esto la hubiera llevado a abandonar el tratamiento, cuando estaba por dar el paso decisivo. Mi contra transferencia me orientó: me sentía ante una amenaza inminente de perderla y, sobre esa base, le dije que quería abandonarme, como a ella la madre en su lactancia. Gracias a esta interpretación salvadora, incorporó el conflicto madre-hija y lo relacionó con el proceso de enloquecer, que era sentir que una parte de ella moría (la madre mala que abandona, el pecho destruído, heces), mientras otra queda enterrada viva (ella de niña al lado de la madre muerta). Recordó que mi reacción en las pri- . meras sesiones le resultó muy favorable, porque había sentido que yo me unía a su parte viva (cuerda) para ayudarla a renacer. Desde entonces, fué progresando a medida que pudo superar la angustia originada en su impulso a adoptar la posición de madre frente a mí. Comprobé que podía hacerlo, cuando yo vencía mis contrarresistencias y la aceptaba instintivamente como madre, demostrándole que la necesitaba vivencialmente, como se vió con toda claridad cuando me identifiqué, por medio de u.na salva de estornudos, con las tendencias oral-receptivas del esposo. Ésta fué la mejor interpretación que pude darle para que comprendiera y aceptara sus deseos 449 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE instintivos de ser madre, porque le hice ver hasta qué punto yo necesitaba de ella y quería su leche de amor. A partir de ese momento, se sintió con capacidad de reparar y comenzó a corregir plenamente las experiencias delirantes del comienzo de su enfermedad. RESUMEN Fragmento del arnálisis de una psicosis paranoide. El conflicto básico que originó el delirio giraba alrededor de una fantasía sobre la escena primaria que, introyectada, conforma el mundo interno de la enferma: la madre excita, frustra y enloquece al padre hasta transformarlo en un criminal, que termina por destruirla y ella, la hijita, queda abandonada, rodeada de un objeto muerto (la madre) y expuesta a los ataques del padre criminal. La madre viva y el pecho sano representan la genitalidad. Estos objetos frustran al padre en la escena primaria, despertando su destructividad. El pene del padre se convierte en ejecutor de la venganza contra los objetos frustrantes (la madre prostituta, el pecho que abandona), y los destruye. El perseguidor (la Bestia) reune la agresividad del pene frustrado la que proviene de la personalidad criminal del padre y el sadismo oral de la enferma lactante. La escena primaria reviste, ahora, un aspecto desolador: los objetos buenos han sido aniquilados (madre muerta, pecho destruí do, heces y los objetos frustrados se convierten en el perseguidor). La enferma, en cuanto niña abandonada, queda enterrada viva con los objetos muertos y expulsa el perseguidor al exterior, donde se vuelve contra ella. La madre muerta y el pecho destruído entran a formar parte del complejo de Edipo positivo y se transforman en heces perseguidoras, sobre las que se desplazan todas las cargas sádicas del pene destructor. El perseguidor, la Bestia, adquiere así una configuración más compleja, ya que también representa el superyo materno, vengativo y acusador. En el tratamiento, la enferma me confió el cuidado de sus buenas partes amenazadas, con las que me hizo identificar introyectivamente por su parte, identificándose con el perseguidor, pudo realizar en forma activa lo que sufría pasivamente en el delirio. Con este rudimentario mecanismo de defensa, empezó a transformar al perseguidor en un objeto menos peligroso. Además, lo disoció en un pene malo (el pene de odio de la <Bestia!) y otro bueno que revistió con la libido que obtuvo de la transferencia (el pene de amor del analista) . 450 DAVID LIBERMAN A medida que fué discriminando los aspectos buenos y malos del padre, dejó de idealizarlo y, al comprender conscientemente su criminalidad, pudo aceptar, al fin, sus partes buenas. Esto le permitió identificarse con las partes antes amenazadas (madre viva, pecho sano) y repetir las frustraciones que estos objetos provocaban, dando lugar a que yo me identificara con los objetos que amenazan (el padre frustrado y la niña abandonada), con las correspondientes fantasías agresivas (criminosas, de impulsos oralsádicos contra su pecho), que pude restituirle una vez elaboradas. Al observar los hechos a distancia, concluyo que esta forma de tratar a la enferma, le permitió seguir su propio impulso a la curación, que era la tentativa de incorporar el pene en el momento del orgasmo, con el fin de restaurar en su yo el pecho destruído de la madre. Mediante el uso de la contratransferencia, pude lograr que ella fusionara dentro de sí estos objetos, sin que se destruyeran. SUMMARY Fragment of the Analysis of a Paranoid Psychosis. The basic conflict, which originated the delirium wascentred on a fantasy abount the primal scene; which, introjected, shaped the patient's inner world: the mother excites, frustrates and enfuriates the father until he becomes a criminal, who destroys her, and the little daughter is left alone with a dead object (the mother) and exposed to the attacks of the criminal father. The living mother and the sound breast represent genitality. These objects frustrate the father in the primal scene,arousin¡!; his destructivity. The father's penis becomes the executor of the vengeance of the frustrating objects (the prostitute mother, the breast that abandones her ) and destroys them. The persecutor (the Beast) reunites the aggressivity of the frustrated penis, that arises from the personality of the criminal father and the oral sadism of the suckling patient, The primal scene now acquires a distressing aspect: the good objects have been annihilated, (dead mother, destroyed breast, faeces), and the frustrated objects beco me the persecutor. . Inasmuch as the patient is an abandoned girl, she is left buried alive with the dead objects and expels the persecutor into the outer world from where he turns against her, The dead mother and the destroyed breast become parts of the positive Oedipus complex, and change into persecuting faeces on which are displaced 451 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE all the sadistic charges of the destroying penis. The persecutor, the Beast, thus acquires a more complex configuration, as he also represents the maternal, vindictive and accusing Super-Ego. During treatment, the patient committed to my ca re her threatened good parts with which she made me identify myself introjective1y; she identified herself with the persecutor and was able to do in an active way what she suffered passively in her de1irium. With this rudimentary defense mechanism, she began to transform the persecutor in a less dangerous obiect, Furthermore she dissociated the bad penis (the Beast's penis of hatred) from the good one (the analyst' s penis of love), which she invested with the libido she obtained through transference. As she began to discriminate the good and bad aspects of her father, she stopped idealizing him, and by consciously understanding his criminality, she could finally accept his good parts. This permitted her to identify herself with the formerly threatened parts (the living mother and the sound breast) and to repeat the frustrations these objects provoked, and gave occasion for my identification with the threatening objects (frustrated fatherand forsaken girl) with the corresponding aggressive fantasies (criminal, oral-sadistic impulses against her breast}, and which 1 was able to restore to her after their elaboration. Looking back on these facts from a distan ce, 1 conclude that this way of treating the patient permitted her to continue her own impulse towards cure, which consisted in the attempt to embody the penis in the moment of orgasm as a mean s of restoring in her Ego the destroyed mother's breast, Using counter-transference, 1 managed to have her unite these objects within herself without their being destroyed. RÉSUMÉ Frogment de la psychanalyse d'une psychose paranoide. Le conflict fondamental, origine du délire, tournait autour d'une fantaisie sur la scéne primaire qui, introyectée, conforme le monde intérieur de la ,inalade: la mere excite, frustre et affole le pére jusqu'á le transformer en un criminel qui finit par la détruire, et elle, -I'enfant, reste abandonnée, entourée d'un objet mort (la mere) et exposée aux attaques du pére criminel. La mere vivante et le sein sain représentent la génitalité. Ces objets frustrent le pére dans la scéne primaire, éveillant sa destructivité. Le penis du pére devient l'exécuteur de la vengeance contre les objets frustrants (la mere prostituée, le sein qui abandonne) et il les détruit, DAVID LIBERMAN 452 Le persécuteur (la Béte) réunit l'aggressivité du penis frustré -agressivité qui provient de la personnalité criminelle du pere--> et le sadisme oral de la malade nourrisson. La scéne primaire présente, maintenant, un aspect de désolation: les objets bons ont été anéantis (mere morte, sein détruit, excréments) et les objets frustrés se transforment en persécuteurs. La mala de, en tant qu'enfant abandonnée, est enterrée vivante avec les objets morts et expulse le persécuteur a l'extérieur oú il se tourne contre elle. La mere morte et le sein détruit prennent part au complexe d'CEdipe positif et se tranfotment en ecréments persécuteurs sur lesquels tout le sadisme du penis destructeur est déplacé. Le persécuteur, la Béte, acquiert ainsi une configuration plus complexe, puisqu'il représente aussi le Sur-Moi maternel, vengeur et accusateur. Au cours du traitement la malade me confia le soin de' ses bonnes parties menacées avec lesquelles elle me fit m'identifier introyectivement; de son coté, en s'identifiant au persécuteur elle put réaliser d'une Iacon active ce qu'elle souffrait passivement dans le délire. Avec ce mécanisme de défense rudimentaire, elle commenca á transformer le persécuteur en un objet moins dangereux. De plus, elle le dissocia en un pénis mauvais (le penis de haine de la Béte) et en un bon qu'elle revétit de la libido qu'elle obtint du transfert (le penis d' amour de l'analyste) . A mesure qu'elle fit la discrimination entre les aspects bons et mauvais du pére, elle put accepter, en fin, ses parties bonnes, o Ceci lui permit de s'identifier aux parties menacéesauparavant (mere vivante, sein sain.) et de répéter les frustrations que ces objets provoquaient, menanrá ce que je m'identifie moi-méme aux objets qui menacent (le pére frustré et l'enfant abandonnée) avec les fantaisies agressives correspondantes (criminelles, de pulsions oral-sadiques contre son sein) que je pus lui restituer aprés les avoir élaborées. En observant les faits a distan ce, je conclue que cette facón de traiter la malade lui permis de suivre son propre élan de guérison qui était la tentative d'incorporer le penis du pére au moment de l'orgasme, dans le but de restaurer en son moi le sein détruit de la mere. Moyennant l'usage du contre-transfert, je pus obtenir qu'elle fusionne en elle-méme ces objets, sans qu'ils se détruisent. ZUSAMMENFASSUNG Fragment aus de« Analyse einer paranouleti Psychose. Der Grundkonflikt, der den Wahn hervorgerufen hatte, drehte sich um eine Phantasie íiber die Urszene, die, introjiziert, die Innenwelt der Kranken bildete: die Mutter reizt, enttauscht und treibt den Vater zum Wahnsinn, bis 453 ANÁLISIS DE UNA PSICOSIS PARANOIDE díeser sich in einen Verbrecher verwandelt, der schliesslich die Mutter tótet, und die Kranke, das Tochterchen, nun verlassen und von einem toten Objekt (der Mutter) umgeben, ist den Überfallen des Vaters preisgegeben. Die Iebende Mutter und die gesunde Brust stellen die Genitalitat vor. Diese Objekte enttauschen den Vater in der Urszene und erwecken seinen Zerstórungstrieb. Der Penis des Vaters wird zum Vollstrecker der Rache gegen die enttauschenden Objekte (die prostituirte Mutter, die verlas sende Brust), und zerstort sie, Der Verfolger (das Untier) vereint in sich die Agressivitat des enttauschten Penis, der von dem verbrecherischen Charakter des Vaters und vom oralen Sadismus der Kranken als Sáugling herstammt. Die Urszene wird jetzt zu einem trostlosen Anblick: die guten Objekte sind zerstórt (die tote Mutter, die zerstórte Brust, Exkremente) und die enttauschten Objekte verwandeln sich in den Verfolger. Insofern die Kranke ein verlassenes Kind ist, ist sie mit den toten Objekten lebendig begraben und stosst den Verfolger aus, in die Umwelt, von wo aus er sich gegen sie richtet. Die tote Mutter und die zerstorte Brust bilden dann einen Teil des positiven Oedipuskomplexes und werden in verfolgende Exkremente verwandelt, auf die sich alle die sadistischen Angriffe des zerstórenden Penis richten. Der Verfolger, das Untier, wird dadurch zu einem umfassenderen Gebilde, da er auch das mütterliche, rachsüchtige und anklagende Überich beinhaltet. In der Behandlung vertraute mir die Patientin die Obhut ihrer guten, bedrohten Teile an und brachte mich dadurch zu einer Identifikation durch Introjektion; ihrerseits konnte sie, indem sie sich mit dem Verfolger identifizierte, aktiv verwirklichen, was sie passiv in ihrem Wahn erlitt. Mit diesem rudimentaren Abwehrmechanismus begann sie den Verfolger in ein weniger gefáhrliches Objekt zu verwandeln. Ausserdem teilte sie ihn in einen bósen Penis (den Penis des Hasses des Untiers) und in einen guten (den Penis der Liebe des Analytikers), den sie mit der aus der Ühertragung gewonnen Libido überkleidete, Insofern sie fahig wurde die guten und die bósen Aspekte des Vaters zu unterscheiden, gab sie es auf, ihn zu idealisieren, und als sie hewusst sein Verbrechertum verstand, konnte sie schliesslich auch seine guten Teile akzeptieren. Das erlaubte ihr, sich mit den früher bedrohten Teilen (Iebende Mutter und gesunde Brust) zu identifizieren und die Enttauschungen, die diese Objekte verursachten zu wiederholen, wobei sie mir Gelegenheit bot, mich mit den drohenden Ohjekten (dem enttauschten Vater und dem verlassenen Tochterchen] und mit den entsprechenden agressiven Phantasien (die verbrecherischen, gegen ihre Brust gerichteten oral-sadistischen Triebe) zu identifizieren, die ich ihr dann, nach der Verarbeitung wieder zurückgeben konnte. DAVID LIBERMAN 454 Rückblickend, schliesse ich, dass diese Art, die Patientin zu behandeln, mir ermóglichte, ihrem eigenen Trieb zur Genesung zu folgen, der darin bestand, den Penis wahrend des Orgasmus einzuverleiben, um damit in ihrem Ich die zerstorte Mutterbrust wiederherzustellen. Mit Hilfe der Gegenübertragung ermoglichte ich ihr, in ihrem Innern diese Objekte, ohne sie zu zerstóren, zusammenzufiigen,