Desde hace ya varias décadas que el hipertiroidismo se relaciona directamente con la resistencia a la insulina y más recientemente, el hipotiroidismo también se ha vinculado con la disminución en la sensibilidad a la insulina. La explicación a esta paradoja se puede encontrar en los diversos efectos de los niveles de la hormona tiroidea en el hígado y en los tejidos periféricos. Para poder entender el efecto de las hormonas tiroideas sobre las acciones promovidas por la insulina, debemos tener presente, que estas actúan cumpliendo funciones agonistas o antagonistas dependiendo del órgano. Debido a nuestras prioridades, explicaremos los últimos descubrimientos tomando como base las posibles alteraciones del metabolismo de la glucosa en base a tres órganos en los cuales la insulina juega un rol fundamental: Músculo, Tejido adiposo e hígado. De esta manera tenemos que en cuanto al hígado se han reportado que la tirotoxicosis aumenta la síntesis de glucosa endógena en el hígado en el estado basal y disminuye la sensibilidad del hígado por la insulina. Diferentes mecanismos que explican este fenómeno incluyen: aumento en la tasa de neoglucogénesis y glucogenólisis, que son consecuencia de los diversos efectos de las hormonas tiroidea y que pueden causar efectos posteriores como es el caso de la resistencia periférica a la insulina. Para tratar de explicar esto, los últimos descubrimientos incluyen la estimulación de la síntesis de glucosa hepática por las hormonas tiroideas actuando mediante una vía simpática desde el hipotálamo y el descubrimiento de reguladores transcripcionales de genes metabólicos y mitocondriales que, estimulados por la concentración intracelular de T3, pueden contribuir al desarrollo de la resistencia a la insulina. Como consecuencia de estos reguladores transcripcionales se han identificado varios genes involucrados con la neoglucogénesis, glucolisis y señalización de la insulina que son regulados por las hormonas tiroideas que formarán la tendencia a la liberación de glucosa hepática. Uno de los principales hallazgos fue la disminución de la expresión de ARNm de la Akt2, (PKB) la cual promueve de manera DIRECTA una interferencia con las funciones producto de la cascada de la insulina, como ejemplo de esto se presenta una disminución en la síntesis de glucógeno en el hígado al inactivar a la glucógeno sintasa (quinasa 3), aunado a esto otro mecanismo mediante el cual las hormonas tiroideas aumentan la producción (salida) de glucosa en el hígado es a través del incremento en la expresión hepática del transportador GLUT-2 lo cual es una consecuencia indirecta y antagónica a los efectos de la insulina pues debemos recordar que la expresión de este tipo de transportadores no dependen de la presencia de insulina. Los efectos de una inducción de los ARNm de los receptores β2Adrenergicos en conjunto una represión del ARN de la proteína G inhibidora todavía están siendo estudiados. De igual manera, se registran un aumento en la expresión el ARNm de la Glucosa-6-fosfatasa (último paso de la gluconeogénesis y glucogenolisis) de esta manera regulando neoglucogénicas los niveles de glicemia; otras enzimas hepáticas que son reguladas positivamente por las hormonas tiroideas incluyen a la Fosfoenol Piruvato Carboxiquinasa (PEPCK), y la Piruvato Carboxilasa. Cabe acotar que ha encontrado que la actividad catalítica de la Piruvato Carboxilasa se duplica en casos de hipertiroidismo comparadas con las de función tiroidea normal. Estos resultados demuestran que la influencia de T3 es a favor de los efectos de la epinefrina y glucagón. Contrario con lo que ocurre en el hígado, en los tejidos periféricos, las hormonas tiroideas actúan sinérgicamente con la insulina. En el tejido muscular, el sitio de transporte principal de la glucosa mediado por la insulina es a través de los transportadores GLUT-4, el cual es inducido por T3, por lo cual se ha encontrado un aumento en la tasa de entrada de la glucosa en los tejidos periféricos como efectos de las hormonas tiroideas lo que demuestra que T3 puede aumentar el transporte mediado por insulina y basal de la glucosa en el músculo. Otro blanco de T3 en el tejido muscular es la Proteina Desacoplante Mitocondrial 3 (UCP3). Esta asociación es importante debido a que la el aumento paulatino de las concentraciones de UCP3 mediante el aumento de la transcripción del gen, conlleva a la resistencia a la insulina, acompañada con una disminución en la oxidación de los ácidos grasos y disminución de la cascada de señalización de la AMP quinasa y también de la actividad de la cascada de señalización de la IRS-1 afectando así a la PKB. En el músculo, la tasa de fosforilación de glucosa en respuesta a la insulina está incrementada en hipertiroidismo. Estos descubrimientos, sugieren que bajo condiciones de exceso de hormonas tiroideas; concentraciones crecientes de insulina estimulan la tasa de fosforilación de la glucosa, no sólo por los efectos que la hormona tiene sobre los transportadores de glucosa, sino también por el incremento de la actividad de la hexoquinasa. Contrariamente a lo que se podría pensar, luego de un incremento del flujo sanguíneo, una mayor incorporación de glucosa mediada por transportadores específicos, se ha encontrado que la sensibilidad de síntesis del glucógeno a la insulina en el músculo, estaba disminuida en condiciones de hipertiroidismo, lo cual se cree es principalmente causado por modificaciones en las transcripciones de los genes que codifican para enzimas que actúan en la formación de glucógeno; algo que es interesante acotar son los estudios que se mantienen acerca de una aparente mayor producción de lactato. En el tejido adiposo, se muestra que el consumo de glucosa (dependiente del volumen sanguíneo) y la extracción fraccional de la glucosa (independiente del volumen sanguíneo) se mostraron normales en el tejido adiposo durante períodos de hiperinsulinemia, sugiriendo resistencia a la insulina y por lo tanto al consumo de glucosa. Cabe destacar, el papel que desempeñan las hormonas tiroideas estimulando la síntesis, degradación y movilización de lípidos en dicho tejido. Contradictorio a los resultados esperados, en ayuno no se observa una gran diferencia de ácidos grasos en sangre entre pacientes con hipertiroidismo y una persona con valores normales de hormonas tiroideas, no obstante, en período postprandial se registra una disminución de ácidos grasos en sangre a pesar de que los niveles de acción de a lipoproteína lipasa en tejido muscular y adiposo se encuentran disminuidos. T3 aumenta la concentración del receptor adrenérgico β2, aumentando la lipolisis inducida por las catecolaminas, y además regula a la SREBP1c, involucrada en la lipogénesis, lo cual constituye una relación entre el hipertiroidismo y la resistencia a la insulina. Los incrementos de lipólisis y de liberación de ácidos grasos por parte del adipocito, ambos incrementados en períodos de ayuno y de niveles basales de insulina, han sugerido que el hipertiroidismo induce la resistencia de la lipólisis hacia la insulina, que luego de la ingesta de alimentos se inhibe por la presencia de altos niveles de glucosa. Cabe destacar, la extrema sensibilidad del proceso de a lipólisis hacia el efecto inhibitorio de la insulina sobre el mismo.