Unidos en el llevar la Cruz con Jesús

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26 MARATON DE
ORACION
Unidos en el
llevar la Cruz
con Jesús
Guía de Oración
Queridos hermanos y hermanas:
Esta es una guía de oración para nuestro encuentro
diario con Jesús
en esta maratón.
Abramos nuestro corazón a Dios, tengamos un diálogo
íntimo con
Él, con nuestras propias palabras, porque sabemos que
Él nos oye.
Ven Espíritu Creador
Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus fieles
y llena de la divina gracia los corazones,
que Tú mismo creaste.
Tú eres nuestro Consolador,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tu, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra débil carne.
Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
sé Tú mismo nuestro guía,
y puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre,
y también al Hijo;
y que en Ti, Espíritu de entrambos,
creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre,
y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos infinitos. Amén
HIMNO
(Liturgia de las Horas para Tiempo de Cuaresma)
Jesús de María,
Cordero Santo,
pues miro vuestra sangre,
mirad mi llanto.
¿Cómo estáis de esta suerte,
decid, Cordero casto,
pues, naciendo tan limpio,
de sangre estáis manchado?
La piel divina os quitan
las sacrílegas manos,
no digo de los hombres,
pues fueron mis pecados.
Bien sé, Pastor divino,
que estáis subido en lo alto,
para llamar con silbos
tan perdido ganado.
Ya os oigo, Pastor mío,
ya voy a vuestro pasto,
pues como vos os dais
ningún pastor se ha dado.
¡Ay de los que se visten
de sedas y brocados,
estando vos desnudo,
sólo de sangre armado!
¡Ay de aquellos que manchan
con violencia sus manos,
los que llenan su boca
con injurias y agravios!
Nadie tendrá disculpa
diciendo que cerrado
halló jamás el cielo,
si el cielo va buscando.
Pues vos, con tantas puertas
en pies, mano y costado,
estáis de puro abierto
casi descuartizado.
¡Ay si los clavos vuestros
llegaran a mí tanto
que clavaran al vuestro
mi corazón ingrato!
¡Ay si vuestra corona,
al menos por un rato,
pasara a mi cabeza
y os diera algún descanso!
SALMO 41
1 Del maestro de coro. Salmo de David.
2 Feliz el que se ocupa del débil y del pobre:
el Señor lo librará en el momento del peligro.
3 El Señor lo protegerá y le dará larga vida,
lo hará dichoso en la tierra
y no lo entregará a la avidez de sus enemigos.
4 El Señor lo sostendrá en su lecho de dolor
y le devolverá la salud.
5 Yo dije: «Ten piedad de mí, Señor,
sáname, porque pequé contra ti».
6 Mis enemigos sólo me auguran desgracias:
«¿Cuándo se morirá y desaparecerá su nombre?».
7 Si alguien me visita, habla con falsedad,
recoge malas noticias y las divulga al salir.
8 Mis adversarios se juntan para murmurar contra mí,
y me culpan de los males que padezco, diciendo:
9 «Una enfermedad incurable ha caído sobre él;
ese que está postrado no volverá a levantarse».
10 Hasta mi amigo más íntimo, en quien yo confiaba,
el que comió mi pan, se puso contra mí.
11 Pero tú, Señor, ten piedad de mí;
levántame y les daré su merecido.
12 En esto reconozco que tú me amas,
en que mi enemigo no canta victoria sobre mí.
13 Tú me sostuviste a causa de mi integridad,
y me mantienes para siempre en tu presencia.
14 ¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel,
desde siempre y para siempre!
¡Amén! ¡Amén!
SALMO 130
1 Canto de peregrinación.
Desde lo más profundo te invoco, Señor,
2 ¡Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria.
3 Si tienes en cuenta las culpas, Señor,
¿quién podrá subsistir?
4 Pero en ti se encuentra el perdón,
para que seas temido.
5 Mi alma espera en el Señor,
y yo confío en su palabra.
6 Mi alma espera al Señor,
más que el centinela la aurora.
Como el centinela espera la aurora,
7 espere Israel al Señor,
porque en él se encuentra la misericordia
y la redención en abundancia:
8 él redimirá a Israel
de todos sus pecados
Oración
"Para llorar como hombre, como puedo llorar yo. Para sufrir
persecuciones como hombre, como puede sufrirlas cualquiera de ustedes. Para
padecer hambre, sed, tristeza. Para experimentar los desprecios de la vanidad, la
indiferencia del orgullo, las burlas de la impiedad… Para beber la hiel de la
calumnia. Para apurar las heces de la maledicencia. Para sufrir en su persona…
Todo cuanto debía padecer el hombre, a fin de que el hombre experimentase las
riquezas de su misericordia y las dulzuras de su amor. Apareció, en fin, entre
nosotros el Hijo de Dios hecho hombre para asimilarse perfectamente al hombre, a
fin de que el hombre se hiciese Dios y pudiese participar de su infinito amor
Beato Padre José Gabriel del Rosario Brochero.
Amén.
“Jesús, gracias por las pequeñas cruces cotidianas, por la oposición que encuentro
en mis esfuerzos, por el peso de la vida comunitaria, por la mala interpretación de
mis intenciones, por las humillaciones que vienen de otros, por el comportamiento
cruel hacia nosotros, las sospechamos injustas sobre la mala salud ya las fuerzas
que no tengo, por el repudio de mi propia voluntad, para la aniquilación de mi
propio yo, por la falta de reconocimiento en general, por los impedimentos puestos
a todos mis proyectos.
Jesús, no me dejes sola en el sufrimiento. Tú, Señor, tú sabes lo débil que soy, soy
un abismo de miseria, es la misma nada. Entonces, eso qué sucederá si me dejas y
me caigo? "Por esta razón, Jesús, tienes que estar constantemente conmigo como
una madre con un niño débil y más»
Santa Faustina Kowalska (Oración de Santa Faustina en la meditación de las
Estaciones de la Vía Crucis)
Hechos 3,13,1-16
1 En una ocasión, Pedro y Juan subían al Templo para la oración
de la tarde.
2 Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente
junto a la puerta del Templo llamada «la Hermosa», para pedir limosna a los
que entraban.
3 Cuando él vio a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió una limosna.
4 Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que Juan, le dijo:
«Míranos».
5 El hombre los miró fijamente esperando que le dieran algo.
6 Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el nombre
de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina».
7 Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le
fortalecieron los pies y los tobillos.
8 Dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar; y entró con ellos en el
Templo, caminando, saltando y glorificando a Dios.
9 Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios.
10 Reconocieron que era el mendigo que pedía limosna sentado a la puerta
del Templo llamada «la Hermosa», y quedaron asombrados y llenos de
admiración por lo que le había sucedido.
11 Como él no soltaba a Pedro y a Juan, todo el pueblo, lleno de asombro,
corrió hacia ellos, que estaban en el pórtico de Salomón.
12 Al ver esto, Pedro dijo al pueblo: «Israelitas, ¿de qué se asombran? ¿Por
qué nos miran así, como si fuera por nuestro poder o por nuestra santidad,
que hemos hecho caminar a este hombre?
13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres,
glorificó a su servidor Jesús, a quien ustedes entregaron, renegando de él
delante de Pilato, cuando este había resuelto ponerlo en libertad.
14 Ustedes renegaron del Santo y del Justo, y pidiendo como una gracia la
liberación de un homicida,
15 mataron al autor de la vida. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, de
lo cual nosotros somos testigos.
16 Por haber creído en su Nombre, ese mismo Nombre ha devuelto la fuerza
al que ustedes ven y conocen. Esta fe que proviene de él, es la que lo ha
curado completamente, como ustedes pueden comprobar.
17 Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes obraron por ignorancia, lo
mismo que sus jefes.
Preghiera Personale in 5 punti
1. Señor, dónanos la gracia de amar y aceptarenuestra
dificultad, limitaciones y enferemedades, para compartir tu
santo sufrimiento y aprender a amarte más.
Señor, no hay un medio para conocrte como la paz en la
enfermedad, ser amigo de tu rostro sufriente, y no tener temor de la
sangre de tus heridas”(Pierre Lyonnet)
2. Señor, dónanos la humildad de reconocer tu poder salvífico para ser
portadores de tu infinita misericordia en el momento de la prueba, y
ser el consuelo y confort para nuestros hermanos sufrientes.
“La Cruz de Cristo se se ha convertido en una fuente de la que
manan ríos de agua viva. "Todo lo que puedes extraer. Así que "sufrir
significa hacerse particularmente abiertos a la acción de las fuerzas
salvíficas de Dios, ofrecidas a la humanidad en Cristo." (Salvifici
doloris / Juan Pablo II)
3. Te pedimos, Señor, concédenos el coraje y la alegría que le siga en
medio de las tribulaciones, y la firma de fieles en todo momento,
confiando en sus promesas.
"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz
cada día y me siga"(Lc 9,23).
4. Señor, concédenos tu corazón misericordioso. Líbranos de la
indiferencia para estar listos para ayudar en las necesidades de
nuestros hermanos y hermanas que sufren de soledad, tristeza o el
dolor físico, para que podamos glorificar su santo nombre.
5. Señor, concédenos la gracia de orar con fe, perseverancia y la
humildad por nuestra sanidad interior, y continuemos orando por
nuestros hermanos.
Un día Jesús estaba en una ciudad y un hombre lleno de lepra, lo vio
y se echó a sus pies y le suplicó: "Señor, si quieres, puedes
limpiarme." Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: ". Lo quiero,
ser sanado" Y al instante la lepra se fue de él (Lc 5:12-13)
Evangel
Ev angeli
angelio
30 Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre
bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que
lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio
muerto.
31 Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de
largo.
32 También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino.
33 Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se
conmovió.
34 Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino;
después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se
encargó de cuidarlo.
35 Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue,
diciéndole: "Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver"
36 ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado
por los ladrones?».
37 «El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo:
«Ve, y procede tú de la misma manera»
Oración por todos los que sufren
A través de la intercesión de la Reina de la Paz , te pedimos Señor
Para todos aquellos que sufren a causa de la guerra, por los que viven en la carne
y el espíritu, los signos de la violencia humana .
Para todas las personas que están siendo explotados .
Para todos aquellos que son discriminados por el color de piel, religión, defectos
físicos , la ignorancia y la pobreza.
Para los que tienen hambre y con frecuencia mueren de hambre , para aquellos que
no tienen su pan de cada día .
Para todas las madres del mundo que han visto morir a sus hijos sin poder hacer
nada.
Para aquellos que tienen que vivir en chozas y que no es digno de una persona
humana .
Para los refugiados que se ven obligados a vivir lejos de su tierra natal.
A todos los jóvenes y los ancianos víctimas de la soledad.
Despierta en nosotros, Señor , un firme deseo de cooperar contigo para la
liberación de la humanidad de la miseria , el sufrimiento y el mal.
Líbranos del egoísmo y nos haznos personas cercanas y abiertas, de amar, de
compartir lo que somos y que tenemos con los demás.
Por favor Señor concédenos la paz . Amén
Oración de JUAN PABLO II
Vía Crucis de 2003
Estamos reunidos en el nombre del Señor.
Él está aquí con nosotros, según su promesa (cf. Mt 18,20)
Con nosotros está también Santa María.
Ella estuvo sobre la cumbre del Gólgota
como Madre del Hijo moribundo,
discípula del Maestro de la verdad,
nueva Eva junto al árbol de la vida.
Mujer del dolor,
asociada al «V arón de dolores y sabedor de dolencias» (Is 53,3),
hija de Adán, hermana nuestra, Reina de la paz.
Madre de misericordia,
ella se inclina sobre sus hijos,
aún expuestos a peligros y afanes,
para ver sus sufrimientos,
oír los gemidos que se elevan desde su miseria,
para confortarlos y reavivar la esperanza de la paz.
Mira, Padre santo,
la sangre que brota del costado traspasado del Salvador,
mira la sangre derramada por tantas víctimas
del odio, de la guerra, del terrorismo,
y concede, benigno,
que el curso de los acontecimientos del mundo
se desarrolle según tu voluntad en la justicia y la paz,
y que tu Iglesia se dedique con serena confianza
a tu servicio y a la liberación del hombre.
L e tanías de l a Pa sión del S e ñor
Señor, tened piedad de nosotros.
Cristo, tened piedad de nosotros.
Señor, tened piedad de nosotros.
Jesús, Verbo hecho carne y anonadado, tened piedad de nosotros.
Jesús, hecho pobre por nuestro amor,
Jesús, que no teníais dónde reclinar la cabeza,
Jesús, que ayunasteis cuarenta días y cuarenta noches en el desierto,
Jesús, que para consuelo nuestro quisisteis ser tentado,
Jesús, calumniado en vuestros milagros, y acusado de arrojar los demonios en nombre de
Belcebú,
Jesús, postrado en el huerto de los Olivos delante del Padre y cargado con los pecados del
mundo entero,
Jesús, oprimido de tristeza, reducido a la agonía, y abismado en un mar de dolores,
Jesús, bañado en sudor de sangre,
Jesús, entregado por un pérfido apóstol, y vendido a vil precio como un esclavo,
Jesús, que abrazasteis con amor al traidor Judas,
Jesús, arrastrado con la soga al cuello por las calles de Jerusalén, y cargado de maldiciones,
Jesús, injustamente acusado y condenado,
Jesús, escarnecido, insultado y abofeteado,
Jesús, vestido con un traje ignominioso, y tratado de loco en la corte de Herodes,
Jesús, azotado, despedazado a golpes y nadando en sangre,
Jesús, coronado de espinas,
Jesús, comparado con Barrabás,
Jesús, entregado al furor de vuestros enemigos por la injusticia de Pilatos,
Jesús abrumado de trabajos y oprimido bajo el peso de la cruz,
Jesús, puesto y clavado en un infame madero,
Jesús, varón de dolores,
Jesús, obediente hasta la muerte de cruz,
Jesús, lleno de mansedumbre con los que os dieron a beber hiel y vinagre,
Jesús, que rogasteis por vuestros verdugos y los excusasteis con el Padre,
Jesús, que sacrificasteis, por nuestra redención vuestra honra y vuestra vida,
Jesús, que expirasteis en la cruz movido de vuestro amor a los hombres,
Cordero de Dios, que quitais los pecados del mundo, perdonadnos Jesús.
Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, escuchadnos Jesús.
Cordero de Dios, que quitáis los pecados del mundo, tened piedad de nosotros.
V. Jesús, que quisisteis redimirnos, muriendo por nuestra salvación en la cruz.
R. Aplicadnos los méritos de vuestra pasión y muerte.
Oración. - Dulcísimo Jesús, que por nuestro amor quisisteis vivir, padecer, y morir,
concedednos la gracia de padecer con Vos, como Vos, y por Vos, a fin de que viviendo,
padeciendo y muriendo en vuestro amor, seamos eternamente felices con Vos en la gloria.
Amén.
SANTO ROSARIO
CORONILLA A LA DIVINA
MISERICORDIA
DIOS TE BENDIGA!!!
“Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo
los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de
mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así
encontrarán alivio.” (Mt 11,28-29)
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