¿Quienes Verán a Dios

Ningún mortal ha podido verlo porque seguramente se derretiría la débil
materia ante la omnipotencia de la energía, bien escribió el apóstol “El
único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible, a quien
ninguno de los hombres ha visto ni puede ver…” 1 Timoteo 6:16 ¿Que
entendemos por inaccesible? un campo impenetrable;
Por eso fue necesario que Dios enviara a su hijo hecho carne, lo
hizo descender a las partes más bajas de la tierra para tratar con
los hombres en una forma personalizada sus debilidades, porque
al Dios con todo su esplendor el humano no lo puede ver
Pero no olvide el título de nuestra consideración ¿Quiénes verán a Dios?,
¿Por qué esta pregunta? En la consumación de los tiempos habrán muchos
descendientes de Adán cuando hayan cambiado su cuerpo de mortales a
inmortales y ellos sean verdaderamente semejantes a Dios, sí lo podrán
ver. Así esta escrito “Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes”
Apocalipsis 22:4 Será esta la gloria de las glorias de aquellos verdaderos
campeones en la fe, los cuales pasaron por todo el crisol de las pruebas,
cuando alcancen la transformación de gloria en gloria y lleguen a tener el
cuerpo como el del Cristo resucitado
“Él transformará nuestro cuerpo de humillación para que tenga
la misma forma de su cuerpo de gloria, según la operación de su
poder, para sujetar también a si mismo todas las cosas”
Filipenses 3:21
Para ese tiempo Dios mismo habitará entre los hombres, pero entre los
hombres glorificados, serán muchos o serán pocos no sabemos, “Oí una
gran voz que procedía del trono diciendo: he aquí el tabernáculo de Dios
esta con los hombres, y Él habitará con ellos; y ellos serán su pueblo, y
Dios mismo será con ellos como su Dios. Y Dios enjugará toda lágrima de
los ojos, no habrá mas muerte ni mas llanto, ni clamor, ni dolor; porque
las primeras cosas ya pasaron” Apocalipsis 21: 3 – 4
¿Pero cual es el proceso para alcanzar semejante objetivo de llegar a
conocer a Dios, de verlo en su esplendorosa gloria como quiso un día
mirarlo Moisés y no pudo por estar en la desventajosa posición de ser
carne? Jesucristo dio la pauta en el sermón de la montaña pronunciando
estas palabras “Bienaventurados los de limpio corazón porque ellos verán
a Dios” Mateo 5:8
¿Quiénes verán a Dios?
¡Que trabajo tan duro para nosotros los humanos limpiarnos el
corazón! un corazón sucio es una vida sucia y un corazón limpio
es una vida limpia.
Nosotros los mortales por naturaleza estamos llenos de mala levadura y
esta se va acumulando en nuestro corazón. Entiéndase por levadura,
pecado, rencores, raíces de amargura. Jesucristo dice estas palabras llenas
de tanta verdad “Porque desde adentro, del corazón del hombre salen los
malos pensamientos, las inmoralidades sexuales, los robos, los
homicidios, los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, las
sensualidades, la envidia, la blasfemia, la insolencia, y la insensatez,
todas estas maldades salen de adentro y contaminan al hombre” Marcos
7:21 – 23 Y con esta mala levadura que genera nuestra mente natural no
podemos elevarnos a los niveles espirituales y se torna como una pared de
separación entre el hombre y Dios, se vuelve una enemistad entre lo
material y lo espiritual. De manera que sintetizando todo, mientras el
hombre no sea declarado limpio de corazón, nunca de los nunca podrá
encontrase con su Hacedor. Por ello David en aquella sumisa plegaria del
Salmo 51, reconociendo su bajísima situación le clamaba al Eterno “Crea
en mi OH Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de
mi” Salmo 51:10 Esta es una verdadera batalla interna que solo mediante
la intervención de Dios a través de Jesús la podemos ganar, Pablo mismo
la sufrió y fue todo un batallar hasta el fin de sus días y escribió “… Así
que yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios; pero con la carne a la
ley del pecado” Romanos 7:25, solamente si Dios nos da un nuevo
corazón, un corazón limpio, una mente que se vaya liberando de todas las
carnalidades podremos ir acercándonos a Él, y la primer cirugía que Dios
hace en el corazón del hombre para empezar su limpieza espiritual es
cuando el Espíritu escribe su Santa Ley “También el Espíritu Santo nos da
testimonio, después de haber dicho: este es el pacto que haré con ellos
después de aquellos días, dice el Señor; pondré mis leyes en sus corazones
y en sus mentes las escribiré” Hebreos 10:16 Esta cirugía se vuelve a
veces dolorosa porque es como una circuncisión de corazón “Sino mas
bien, es judío el que lo es en lo intimo, y la circuncisión es la del corazón,
en espíritu y no en la letra. La alabanza del tal no proviene de los
hombres sino de Dios” Romanos 2:29
Es por ello que el Señor Dios continuamente a través de su profeta nos ha
dicho y nos seguirá diciendo: “Dame hijo mío tu corazón y miren tus ojos
por mis caminos” Proverbios 23:26 Nos pide el corazón para limpiarlo y
escribir en nosotros su Ley con su Santo Espíritu, Pablo lo sabía muy bien
y lo dejó escrito “Es evidente que vosotros sois carta de Cristo, expedida
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por nosotros, escrita no con tinta sino con el espíritu del Dios vivo; no en
tablas de piedra, sino en las tablas de corazones humanos” 2 Corintios
3:3
Así que conclusivamente decimos que el hombre glorificado, el que haya
pasado por todo el crisol que el Espíritu Santo exige, circuncidándole el
corazón, escribiéndole su ley, limpiándolo con la sacrosanta sangre de
Cristo Jesús y resucitándole con un nuevo corazón este hombre estará listo
para verse cara a cara con su Dios “Amados, ahora somos hijos de Dios, y
aun no se ha manifestado lo que seremos. Pero sabemos que cuando Él
sea manifestado, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él
es” 1 Juan 3:2
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Y recuerde que: “El que trabaja para Dios, Dios trabaja para él”
¿Quiénes verán a Dios?
“A Dios nadie le ha
visto jamás; el Dios
único que esta en el
seno del Padre, Él le
ha dado a conocer”
Juan 1:18 Hasta este
momento ninguno de los mortales ha visto al Dios del que tanto se habla y
se oye. La pura verdad del asunto es que muy poco se ha oído de Él,
aunque leemos en las Sagradas Escrituras de sus portentosas maravillas y
los cielos mismos desplegados de eternidad a eternidad cuentan su gloria:
“He aquí, estos son tan solo los bordes de sus caminos. ¡Cuan
leve murmullo hemos oído de Él! Pero el trueno de su poderío,
¿Quién lo podrá comprender? Escribió el profeta Job 26:14.
El gran Moisés, aquel hombre que fue rescatado de la boca de los
cocodrilos del río Nilo quien pasó por tantas crisis de fe, la cual le fue bien
acrisolada en los desiertos de Sinaí, Sin y de otros más, tuvo una relación
muy profunda con Dios, varias veces habló con Él, pero no vio su rostro.
Solo escuchó su voz audiblemente en varias ocasiones y en un momento
de su vida el profeta llegó a inquietarse tanto por querer conocer a ese Ser
que le había asignado tan grandes misiones, “Entonces Moisés dijo:
Muéstrame por favor tu gloria. Y le respondió: Yo haré pasar toda mi
bondad delante de ti y proclamaré delante de ti el nombre del Señor.
Tendré misericordia del que tendré misericordia y me compadeceré del
que me compadeceré. Dijo además: No podrás ver mi rostro, porque
ningún hombre me verá y quedará vivo. El Señor dijo también: He aquí
hay un lugar junto a mí, y tú te colocarás sobre la peña, sucederá que
cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña y te
cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado. Después apartaré mi
mano; y verás mis espaldas. Pero mi rostro no será visto” Éxodo 33:18 –
22
Los profetas hablaron con Dios a través de los ángeles, por sueños y
visiones nocturnas, Moisés fue el único que habló con Dios frente a frente
pero nunca vio su rostro. Jesucristo lo confirma cuando dice “A Dios nadie
lo vio jamás: el unigénito Hijo que está en el seno del Padre el le
declaró” Juan 1:18 y Jesucristo dialogando con los judíos les dijo
categóricamente “El que me envió, el Padre, él ha dado testimonio de mí.
Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su parecer” Juan 5:37.
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