Espacios protegidos de la Región de Murcia Tabla x. Superficie de los espacios naturales protegido en la Región de Murcia. Fuente:EUROPARC-España, 2007. Nombre Fecha declaración Figura Paisaje Protegido Paisaje Protegido Superficie (ha) Sup. Terrestre (ha) Sup. Marina (ha) 1995 1.875,0 1.875,00 0,00 1999 230,3 230,25 0,00 Parque Regional 1992 1.022,4 1.022,37 0,00 Parque Regional 1992 2.791,5 2.791,54 0,00 Espacio Natural Protegido 1992 116,0 116,00 0,00 Parque Regional 1992 11.874 11.874 1992 172,7 172,71 0,00 1992 1.182,8 1.182,79 0,00 1992 708,5 886,49 0,00 1992 40,9 40,91 0,00 1992 9.159,9 9.159,90 0,00 2003 2.035,0 2.034,99 0,00 Parque Regional 1992 822,0 713,00 Sierra de La Pila Parque Regional 1992 8.836,4 8.836,36 0,00 Sierra de Las Moreras Paisaje Protegido 1992 2.498,7 2.498,74 0,00 Sierra Espuña Parque Regional 1992 17.681,3 17.681,25 0,00 Sierra Salinas Paisaje Protegido 2002 1.343,2 1.343,22 0,00 Sotos y Bosques de Ribera de Cañaverosa Reserva Natural 1992 225,2 225,18 0,00 Sierra de El Carche Parque Regional 2003 5.942,4 Barrancos de Gebas Cabezo Gordo Cabo Cope-Puntas de Calnegre Calblanque, Monte de Las Cenizas y Peña del Águila Cañón de Los Almádenes Carrascoy y El Valle Cuatro Calas Espacios Abiertos e Islas del Mar Menor Humedal del Ajauque y Rambla Salada Islas e Islotes del Litoral Mediterráneo La Muela-Cabo Tiñoso Saladares del Guadalentín Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar Paisaje Protegido Paisaje Protegido Paisaje Protegido Espacio Natural Protegido Espacio Natural Protegido Paisaje Protegido 5.942,45 - 114,00 0,00 Tabla x. Superficie total y representatividad de los espacios protegidos de Murcia en el contexto de España. Todos los ENP ha Murcia Total 2007 Superficie CCAA (ha) Superficie protegida (ha) Superficie marina (ha) Superficie terrestre (ha) Porcentaj e terrestre (%) 1.131.700 68.633 114 68.520 6,05 50.488.490 6.198.198 255.159 5.947.818 11.78% Porcentaje respecto al total estatal (%) 1,15 Extracto de información del documento elaborado por la Oficina Técnica de EUROPARC-España en julio de 2007 para la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos. Papel de los espacios naturales protegidos en el ciclo hidrológico y en la aportación de servicios a la sociedad. Los ecosistemas ofrecen servicios a la sociedad tanto de abastecimiento (alimento, agua, madera, etc.), como de regulación (control de inundaciones o depuración de aguas por ejemplo) y servicios culturales (estéticos, espirituales, educativos y recreativos)1. La importancia de la conservación de la estructura y del funcionamiento de los ecosistemas se hace más patente cuando se reconoce su papel imprescindible para la provisión de servicios a la sociedad (figura 1). Uno de los procesos naturales clave que condicionan el buen estado de salud del territorio es el ciclo hidrológico. Sin embargo, la provisión de los servicios ambientales relacionados con el ciclo del agua (suministro de agua potable, reciclado de nutrientes, control de avenidas, etc) ha disminuido drásticamente debido a la degradación de ríos, lagos y zonas húmedas y de sus cabeceras: los ecosistemas acuáticos se encuentran entre los más amenazados del mundo y la pérdida de biodiversidad en ellos es mucho mayor que en el resto de ecosistemas2. Hoy sabemos que para poder disfrutar de los servicios de los ecosistemas es imprescindible conservar (o restaurar donde sea preciso) las funciones o procesos ecológicos esenciales que los soportan. Necesitamos mantener ecosistemas sostenibles, es decir, sistemas naturales que conserven sus funciones biofísicas (producción primaria, ciclo de nutrientes, ciclo del agua). El problema esencial radica en cómo gestionar los ecosistemas para asegurar un desarrollo social y económico en el contexto de un mundo cambiante: dependiendo del modelo de gestión que se adopte se disminuirá o se incrementará el flujo de servicios y por tanto a su valor social. Los enfoques más actuales de gestión y conservación se basan en los conceptos de integridad3 y salud ecológica4. Los ecosistemas con mayor integridad o con mayor salud ecológica tienen una mayor capacidad de resistir a las perturbaciones (resiliencia5), y por tanto de mantener un flujo de bienes y servicios. A escala de 1 Millennium Ecosystem Assessment, 2005. Ecosystems and Human Well-being: Synthesis. Island Press, Washington, DC. Ver también el documento dedicado específicamente a humedales y agua: Millennium Ecosystem Assessment, 2005. Ecosystems and Human Well-being. Wetlands and Water. World Resources Institute, Washington, DC. 2 Barber, C.V., Miller, K.R. and Boness, M. (eds.) 2004. Securing Protected Areas in the Face of Global Change: Issues and Strategies. IUCN Gland, Switzerland and Cambridge, UK. xxxiii + 234 pp. 3 La integridad ecológica hace referencia a la presencia en un ecosistema de todos los elementos y procesos que le son propios, y como consecuencia, la capacidad de perpetuar su funcionamiento en el tiempo y de poder recuperarse tras una perturbación. La máxima integridad excluye la intervención humana. 4 Capacidad del ecosistema para sostener su estructura y función a lo largo del tiempo de forma compatible con cierto grado de estrés externo (Costanza, R. 1992. “Toward an operational definition of health”. En: R. Costanza, B. Norton and B. Haskell (eds.)Ecosystem Health: New Goals for Environmental Management. Island Press. Washington D.C). 5 De una forma simple, la resiliencia ecológica hay que entenderla como la capacidad de un sistema ecológico de soportar perturbaciones mientras conserva sus funciones. Los ecosistemas resilientes son paisaje la salud del ecosistema implicaría el mantenimiento de los bienes y servicios proporcionados por todos los elementos del mosaico. Un paisaje en buen estado de salud es capaz de proporcionar bienes y servicios ambientales derivados tanto de los ecosistemas naturales como de los seminaturales y artificiales sin que esto comprometa su futuro. Se entiende que un ecosistema con un buen nivel de integridad o salud ecológica constituye un capital natural, ya que algunas de sus funciones ecológicas generan servicios a la sociedad, tengan o no valor económico en el mercado6. Figura 1. El ciclo del agua representa el proceso clave sin el cual el resto de procesos y los servicios asociados no están garantizados. Modificado de los documentos de la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio. Por otra parte, cada vez se tienen más datos sobre los efectos del llamado cambio global (no sólo del cambio climático sino los cambios cada vez más intensos y rápidos en los usos del suelo). Ante la creciente relevancia del dinamismo del territorio; la conservación de la salud de los ecosistemas debería permitir una mayor capacidad de respuesta frente al cambio global. capaces de absorber perturbaciones externas y acontecimientos no previstos. Tienen capacidad para amortiguar perturbaciones, renovarse y reorganizarse después de un cambio. 6 El capital natural aporta una pluralidad de servicios de los ecosistemas a la sociedad, incluidas tres dimensiones, ecológica, económica y sociocultural (ver Martín-López, B., Gómez-Baggethun, E., Lomas. P., y Montes, C. A framework for economic valuation of biodiversity in the Millennium Ecosystem Assessment context. En prensa. Presentado al 9 Congreso de la Sociedad Internacional de Economía Ecológica. Ecological Sustainability and Human Well-being. 16-18 de diciembre de 2006. Nueva Deli. Para lograr la conservación de los servicios de los ecosistemas, la herramienta más habitual utilizada a nivel mundial ha sido la designación de porciones del territorio como espacios protegidos. Sin embargo, el papel de las áreas protegidas en el mantenimiento de los servicios ambientales, entre ellos el ciclo hidrológico, no se ha incorporado de forma explícita en los criterios de selección de áreas protegidas, cuestión que ya recogen los documentos de referencia a nivel mundial7. Como resultado, algunos ecosistemas y de modo especial los ecosistemas acuáticos y riparios están mal representados en los sistemas de protección a escala mundial. Son escasos los espacios protegidos designados de forma expresa para la conservación de ecosistemas riparios, normalmente su protección resulta de su pertenencia a áreas más amplias, protegidas por otros motivos diferentes. Para garantizar una planificación y gestión coherente y sistémica del territorio habría que tender a considerar unidades ecológicas de gestión, es decir, espacios con significado ecológico y territorial sobre los que se articulan y coordinan las propuestas de conservación. Bajo este planteamiento, los espacios protegidos son una herramienta de primer orden dentro de la planificación integrada con la que se intenta contribuir a la gestión múltiple del territorio. El objetivo final es mantener la sostenibilidad del flujo de bienes y servicios de los ecosistemas (tanto protegidos como no protegidos) de cada unidad de gestión. El reto radica en la incorporación de este planteamiento a la organización administrativa y al marco competencial actual. La función específica de los espacios naturales protegidos en el ciclo hidrológico se puede establecer según su ubicación territorial, principalmente en las cabeceras de cuenca, tramos medios y desembocaduras. Los espacios protegidos establecidos en zonas de cabecera juegan un papel estratégico fundamental en el mantenimiento de procesos ecológicos a escala regional. Mantienen las cabeceras de los sistemas fluviales y algunas constituyen las zonas de recarga de distintos sistemas acuíferos. Son zonas de captación de agua y de reserva de recursos hídricos, así como el origen de conexiones vectoriales de tipo fuente-sumidero (flujos de agua, nutrientes, …) entre las montañas, las laderas y los valles. Los espacios protegidos en tramos medios normalmente corresponden a lugares sobre una matriz territorial ampliamente transformada bien por usos agrícolas o urbanos. Son zonas altamente consumidoras de agua superficial y subterránea (además de productos fitosanitarios y abonos) por lo que suelen presentar problemas de explotación intensiva de acuíferos y de contaminación de cauces fluviales y aguas subterráneas. Generalmente se han alterado los flujos entre la montaña y el litoral principalmente por la destrucción de bosques de ribera y la contaminación de las aguas de los cauces de los sistemas fluviales8. Los espacios protegidos en el litoral suelen coincidir con territorios con un intenso flujo económico y por tanto degradación del patrimonio natural. La demanda de agua para uso urbano y agrícola crea problemas de sobreexplotación de acuíferos costeros y la alteración de la red fluvial de las sierras próximas. Pueden estar asociados a intensos procesos de fragmentación que se traduce en fragmentos aislados de ecosistemas naturales en entornos altamente transformados. 7 Recomendación 5.04 del V Congreso de Parques UICN, Durban 2003; Decisión VII/28 del Convenio de Diversidad Biológica. Programa de Trabajo de Áreas Protegidas. 8 García Mora, M.R. y Montes, C. (eds.). 2003. Vínculos en el paisaje mediterráneo. El papel de los espacios protegidos en el contexto territorial. Junta de Andalucía. Sevilla 216 páginas. Frente a la atención preferente hacia los cursos de agua superficiales, las peculiaridades de los ambientes mediterráneos hacen especialmente importante la atención a las aguas subterráneas. La irregularidad en la disponibilidad hídrica es un rasgo estructural del ciclo hidrológico en la ecorregión mediterránea, el cual se desarrolla fundamentalmente en el subsuelo, mientras que la mayoría de los cursos de agua superficiales son de dimensiones y desarrollo reducidos y permanecen gran parte del año secos. Esta irregularidad determina la importancia de las aguas subterráneas. Los acuíferos mediterráneos se caracterizan por tener una recarga natural baja, la zona saturada suele tener un espesor grande y las áreas de descarga son de dimensiones reducidas pero de gran valor ecológico al reducir la variabilidad interanual de la disponibilidad de agua. Otra de las funciones más evidentes de los ríos en el paisaje es actuar como corredores para la dispersión de especies acuáticas y terrestres. El interés para la conectividad territorial está relacionado con el mantenimiento de las tramas biofísicas (circulación hidrológica superficial y subterránea, circulación de nutrientes), lineales (cauces y riberas fluviales) o puntos de paso (humedales dispersos en una matriz transformada). Figura 2. El ciclo del agua es un proceso clave para el funcionamiento de los ecosistemas. La designación de espacios naturales protegidos debe tener en cuenta el funcionamiento del ciclo hidrológico. Fuente: González Bernáldez y Montes, 19899. Políticas sectoriales para la gestión coherente del territorio La estrategia más generalizada para alcanzar el objetivo específico de la conservación de la naturaleza y la conservación de los procesos naturales clave es la protección legal de determinados lugares (terrestres o marinos) como áreas o espacios naturales protegidos. Esta estrategia se materializa en la designación como espacio natural 9 González Bernáldez, F. y Montes, C. (Coord.). 1989. Los humedales del acuífero de Madrid. Inventario y tipología basada en su origen y funcionamiento. Canal de Isabel II. protegido bajo una determinada figura legal de protección. Los espacios protegidos son, por tanto, medios y no fines en sí mismos, para alcanzar el objetivo de la conservación. Hasta ahora las políticas de conservación de la naturaleza han estado orientadas a frenar amenazas, y por tanto han tenido un sentido de defensa ante agresiones y degradaciones del patrimonio natural. Reconociendo este papel, y sin desdeñar la validez de esta estrategia en determinados lugares del territorio sometidos a fuertes tensiones (puntos del litoral por ejemplo), es momento de plantear un nuevo paradigma donde las áreas protegidas tengan un papel más activo e integrado en el funcionamiento del conjunto del territorio. A pesar de que no es nueva la demanda de la integración de los espacios naturales protegidos en la ordenación del territorio10, queda pendiente un debate profundo en el camino hacia la coordinación entre tres políticas básicas para una gestión coherente del territorio: políticas de conservación, de ordenación del territorio y del agua. Además es necesario profundizar en las implicaciones de las políticas agrarias en el ciclo hidrológico y la conservación de los ecosistemas acuáticos. La gestión de los espacios naturales protegidos basada en la conservación de la integridad reclama la administración del territorio de forma global y coherente, ya que los procesos que determinan el estado de la salud del ecosistema se extienden más allá de los límites administrativos. En este camino hacia la integración, es vital el reconocimiento del papel de los espacios naturales protegidos en el ciclo hidrológico. En último término, el agua es el elemento que conecta todo el funcionamiento del sistema. Políticas de conservación de la naturaleza La designación legal de un territorio como espacio natural protegido representa el primer paso para establecer los medios que permitan alcanzar determinados objetivos de conservación. De hecho, en muchas leyes de declaración se reconoce que los recursos hídricos son parte muy relevante del territorio y son objeto de medidas específicas de gestión (por ejemplo orientadas a conseguir y mantener un adecuado nivel de calidad de las aguas superficiales y subterráneas, evitando cualquier actuación que pueda ser causa de degradación, así como a compatibilizar el aprovechamiento de las aguas con su conservación, o a evitar o disminuir los procesos erosivos motivados por la acción hídrica). Entre las herramientas concretas que las políticas de conservación pueden aportar para la gestión coherente del territorio, y en particular del ciclo hidrológico, destacamos los planes de ordenación de los recursos naturales (PORN) y los planes de gestión (PRUG y otros). Los Planes de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) aparecen como una herramienta de planificación muy potente en la Ley 4/89 de conservación de la naturaleza (derogada con la aprobación de la Ley de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad en diciembre de 2007). Aunque diversas causas han hecho que la utilización de los PORN no fuera todo lo eficaz que se esperaba para la ordenación de 10 EUROPARC-España. 2002. Plan de Acción para los espacios naturales protegidos del Estado español. Ed. Fundación Fernando González Bernáldez. Madrid. 163 páginas. EUROPARC-España. 2005. Integración de los espacios naturales protegidos en la ordenación del territorio. Ed. Fundación Fernando González Bernáldez. Madrid. 120 páginas. un territorio amplio y funcionalmente coherente, y en muy pocos casos se ha utilizado para la ordenación fuera de los límites de los espacios protegidos, hay algunos casos significativos como el PORN de la Cuenca Hidrográfica de la Albufera de Valencia, donde se toma como ámbito territorial la cuenca. Políticas de ordenación del territorio La legislación en materia de ordenación del territorio se ha desarrollado a partir del reconocimiento en los estatutos de autonomía de la competencia exclusiva de las comunidades autónomas. En algunas se han aprobado leyes exclusivas de ordenación del territorio, en otros casos son normas que integran la ordenación del territorio y urbanismo en una misma ley, o casos singulares pero muy significativos como el de Canarias donde la ley incluye además la ordenación de los recursos naturales, incluidos los espacios protegidos (Ley 9/1999, de 13 de mayo, de ordenación del territorio de Canarias, incorporada al decreto Legislativo 1/2000, de 8 de mayo, por el que se aprueba el Texto Refundido de las Leyes de Ordenación del Territorio de Canarias y de Espacios Naturales de Canarias). En Canarias los Planes Insulares de Ordenación son las piezas vertebrales del sistema planificador, y en ellos se incluyen las medidas necesarias para garantizar la conservación de los recursos naturales. Todas las leyes de ordenación del territorio de las comunidades autónomas recogen de un modo u otro la dimensión ambiental y la protección del medio natural y cultural. Habitualmente se consideran distintos aspectos relacionados con la conservación de la biodiversidad, el paisaje o más raramente procesos ambientales (riesgos naturales), aunque con frecuencia de forma poco precisa y sin ser definidos por la propia norma. Algunas leyes de ordenación del territorio crean instrumentos de coordinación y ejecución, aunque están muy poco desarrollados hasta la fecha, confirmando una de las debilidades atribuidas a la ordenación del territorio en España como es su escasa capacidad ejecutiva. Algunas leyes de ordenación incluyen entre los instrumentos de ordenación del territorio los Planes de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN)11. Con excepción de la ley aragonesa y la ley canaria, ninguna contiene mención expresa a los espacios naturales protegidos. Así, la Ley de Ordenación del Territorio de Aragón establece tres tipos de protección: protección activa (para espacios sometidos a protección específica según la legislación sectorial correspondiente; la acción de la ordenación territorial se reduce a la delimitación), protección pasiva (para áreas delimitadas por las Directrices parciales de ordenación según valores urbanísticos, medioambientales, culturales o económicos) y protección preventiva transitoria. Es muy interesante este supuesto ya que incluye áreas sensibles bien por estar próximas a los ríos o embalses, o fuertes pendientes, o barrancos y cauces fluviales de régimen fluctuante. A escala subregional, cabe destacar casos excepcionales como el Plan Territorial Parcial de les Terres de l’Ebre aprobado en 2001, donde se incluyen, además de los espacios del Plan de Espacios de Interés Natural (PEIN), áreas calificadas como suelo no urbanizable de protección funcional (bosques y matorrales, llanuras aluvial y deltaica) y se reconoce explícitamente su papel de protección de cabeceras y márgenes de ríos, entre otros. 11 Canarias, Castilla y León y La Rioja. En estos dos últimos casos el reconocimiento de los PORN como instrumento de ordenación territorial no prejuzga su regulación como desarrollo de las normas específicas de conservación de la naturaleza y de la administración que tenga la competencia. Políticas del agua En este apartado se hace referencia fundamentalmente al contexto legislativo aportado por la Directiva Marco del Agua, y en particular a los aspectos relacionados más directamente con los espacios naturales protegidos. Sin embargo, también quieren destacarse algunos ejemplos de instrumentos de planificación desarrollados desde los órganos de cuenca competentes y donde los espacios protegidos tienen un papel específico (ver cuadro 2 para el caso del Parque Nacional de Picos de Europa). Asimismo, hay que hacer referencia a la Ley 11/2005, de 22 de junio, por la que se modifica la Ley 10/2001, de 5 de julio, del Plan Hidrológico Nacional, donde se establece la necesidad de establecer las reservas naturales fluviales, con la finalidad de preservar, sin alteraciones, aquellos tramos de ríos con escasa o nula intervención humana. Estas reservas se circunscribirán estrictamente a los bienes de dominio público hidráulico12. La Directiva Marco del Agua (2000/60/CE)13 introduce una serie de principios básicos con los que se pretende ayudar a la recuperación del estado de salud de los ecosistemas acuáticos: principio de no deterioro, mantenimiento y consecución del buen estado de las masas de agua superficiales y subterráneas, principio del enfoque combinado de la contaminación y gestión integrada del recurso, principio de plena recuperación de costes de los servicios relacionados con el agua y los espacios acuáticos, y principio de participación pública y transparencia en las políticas del agua. Conforme a lo señalado en el Artículo 6 de la Directiva Marco del Agua (ver también Anexo IV), “los Estados miembros velarán por que se establezca uno o más registros de todas las zonas incluidas en cada demarcación hidrográfica que hayan sido declaradas objeto de una protección especial en virtud de una normativa comunitaria específica relativa a la protección de sus aguas superficiales o subterráneas o a la conservación de los hábitats y las especies que dependen directamente del agua. Los Estados miembros velarán por que el registro se complete dentro del plazo de cuatro años contados a partir de la entrada en vigor de la presente Directiva”…”. En cada demarcación hidrográfica, el registro o registros de zonas protegidas se revisará y actualizará regularmente”. El registro de zonas protegidas incluirá los siguientes tipos de zonas protegidas14: o o o Zonas designadas para la captación de agua destinada al consumo humano con arreglo al artículo 7 de la Directiva. Zonas designadas para la protección de especies acuáticas significativas desde un punto de vista económico Masas de agua declaradas de uso recreativo, incluidas las zonas declaradas aguas de baño en el marco de la Directiva 76/160/CEE; 12 Actualmente el CEDEX trabaja en la selección de un conjunto de zonas fluviales de interés, que darán como resultado la creación de una primera propuesta del Catálogo Nacional de Reservas Fluviales. La definición de estas zonas fluviales con mínima alteración humana exige la consideración de criterios basados en el patrimonio hidrogeomorfológico, la estructura y composición de la vegetación riparia. La composición de las comunidades faunísticas, y los valores paisajísticos y socioculturales. 13 Aprobada a finales de 2000, e incorporada al derecho español en 2003 (a través de la Ley 62/2003, de 30 de diciembre, de medidas fiscales, administrativas y de orden social. 14 Los autores del documento desconocen las implicaciones legales y obligaciones derivadas del hecho de estar en el registro de zonas protegidas. o o Zonas sensibles en lo que a nutrientes respecta, incluidas las zonas declaradas vulnerables en virtud de la Directiva 91/271/CEE y las zonas declaradas sensibles en el marco de la Directiva 91/271/CEE, y Zonas designadas para la protección de hábitats o especies incluidos los cuando el mantenimiento o la mejora del estado de las aguas constituya un factor importante de su protección puntos Natura 2000 pertinentes designados en el marco de la Directiva 92/43/CEE y la Directiva 79/409/CEE. Se están elaborando recientemente informes para dar cumplimiento, entre otros, al Artículo 6 de la Directiva Marco del Agua. Así encontramos propuestas de registros de zonas protegidas donde se recogen, no siempre con los mismos criterios, los espacios protegidos legislados desde las políticas de conservación. Por ejemplo, en Galicia15 el primer registro de zonas protegidas recoge todas las zonas designadas al amparo de las Directivas Hábitats y Aves en Galicia, más los humedales declarados bajo el Convenio de Ramsar. De igual modo, la Confederación Hidrográfica del Norte16 incluye como parte del registro todos los lugares de la Red Natura 2000 sin que, aparentemente, haya ningún análisis fino de la relevancia específica para la Directiva Marco del Agua. En otros territorios, como en la Cuenca del Ebro, el registro incluye sólo las zonas cuyo mantenimiento o mejora de la calidad de las aguas constituya un factor importante de su protección. Es decir, no todos los ámbitos territoriales abarcados bajo este amplio marco legislativo se han incorporado al registro, seleccionándose aquellos LIC y ZEPA donde el recurso agua interviene en los valores de protección. El criterio básico es que al menos exista un hábitat relacionado con el medio acuático. En Cataluña, la elaboración del registro ha partido del análisis de aquellas zonas de protección de hábitats vinculados directamente a normativas comunitarias (Directivas 92/43/CEE y 79/409/CEE) y aquellos espacios del PEIN que no forman parte de la Red Natura 2000, junto a las zonas del Inventario de Humedales de Cataluña no incluidas en la Red Natura 2000 y los fondos marinos con praderas de fanerógamas (ver figura 4). En todos los casos se han considerado sólo los espacios que están en contacto con alguna masa o ejercen alguna influencia directa sobre ella. Tanto para los espacios de la Red Natura 2000 como para los del PEIN, se han distinguido aquellos que han sido designados específicamente para la protección del medio acuático. Son espacios donde los hábitats acuáticos son el objeto principal de protección y, por lo tanto, se consideran de una gran relevancia17. Además existe otro mapa con aquellas zonas designadas para la protección de especies. A la vista de este análisis preliminar, se pone de manifiesto la importancia de la coordinación entre administraciones sectoriales y entre comunidades autónomas: el ámbito de las cuencas hidrográficas trasciende los límites administrativos y por ello será preciso, entre otras cosas, la coordinación en la utilización de criterios para la elaboración de los registros de zonas protegidas en el contexto de la Directiva Marco del Agua. 15 Augas de Galicia. Conselleria de Medio Ambiente. 2005. Informe resumen de los artículos 5 y 6 de la Directiva Marco del Agua. Ámbito territorial Galicia-Costa. 16 Confederación Hidrográfica del Norte. 2005. Registro de Zonas Protegidas. Ministerio de Medio Ambiente. 17 Agència Catalana de l’Aigua. 2006. Directiva Marco del Agua en Cataluña. Informe marzo 2006. Por otro lado, se prevé que tendrán gran relevancia el desarrollo de lo dispuesto en el Anexo VII de la Directiva Marco del Agua, según el cual se establece que los planes hidrológicos de cuenca deberán incluir la identificación y cartografía de las zonas protegidas anteriormente mencionadas, así como los resultados de programas de control relativos al estado de dichas zonas protegidas, y una lista de “objetivos medioambientales” para las mismas. Tabla x. Área total protegida por cuencas hidrográficas (se excluyen espacios de carácter puntual como árboles singulares y cuevas). Fuente: Bases de datos de EUROPARC-España. ÁMBITO Superficie Superficie Superficie total protegida protegida (ha) (ha) % CUENCAS INTERNAS DE CATALUÑA 159.596 1.649.421 9,7 DUERO 407.710 7.888.941 5,2 EBRO 543.637 8.555.390 6,4 GALICIA COSTA 91.292 1.313.134 7,0 GUADALQUIVIR 6.319.302 1.089.502 17,2 GUADIANA I 263.373 5.313.771 5,0 GUADIANA II 79.158 702.379 11,3 JUCAR 159.067 4.286.170 3,7 NORTE I 291.045 1.758.734 16,5 NORTE II 325.534 1.730.716 18,8 NORTE III 60.441 579.448 10,4 SEGURA 105.801 1.898.659 5,6 SUR 348.028 1.799.207 19,3 TAJO 438.430 5.577.178 7,9 Tabla x. Espacios naturales protegidos de ríos y humedales, por cuencas hidrográficas. Número total de espacios, área total protegida y tamaño medio de los espacios AMBITO BALEARES CUENCAS INTERNAS DE CATALUÑA DUERO EBRO GALICIA COSTA GUADALQUIVIR GUADIANA I GUADIANA II JUCAR NORTE I NORTE II NORTE III SEGURA SUR TAJO Nº Superficie espacios protegida (ha) 4 5.647,7 7 9 62 13 39 34 5 10 8 2 4 4 6 15 3.524,2 137.615,8 20.688,4 11.986,7 52.981,7 69.542,3 6.036,1 26.964,8 18.034,9 2.196,3 24.130,1 6.455,2 3.905,4 67.458,5 Tamaño medio (ha) 1.411,9 503,5 15.290,6 333,7 .922,1 1.358,5 2.045,4 1.207,2 2.696,5 2.254,4 1.098,2 6.032,5 1.613,8 .650,9 4497,2 Tabla x. Superficie protegida por la red Natura 2000, por cuenca hidrográfica. Fuente: Ministerio de Medio Ambiente, 2005; elaboración propia AMBITO CUENCAS INTERNAS DE CATALUÑA DUERO EBRO GALICIA COSTA GUADALQUIVIR GUADIANA I GUADIANA II JUCAR NORTE I NORTE II NORTE III SEGURA SUR TAJO Superficie total (ha) 1.649.421 7.888.941 8.555.390 1.313.134 6.319.302 5.313.771 702.379 4.286.170 1.758.734 1.730.716 579.448 1.898.659 1.799.207 5.577.178 Superficie Superficie protegida protegida (ha) (%) 309.997 19 1.405.821 18 1.941.936 23 89.914 7 2.029.310 32 918.258 17 221.995 32 1.015.343 24 327.108 19 639.178 37 101.485 18 572.443 30 555.407 31 2.005.614 36 PRINCIPALES CONCLUSIONES Y DIRECTRICES Los ecosistemas proporcionan a la sociedad múltiples servicios. En particular, los ecosistemas acuáticos aportan agua potable, la regulación del ciclo hidrológico, entre otros. Los espacios naturales protegidos, en tanto que instrumentos para la conservación de la naturaleza, y en particular de la biodiversidad, contribuyen de forma esencial a la preservación de bienes y servicios ambientales. Debe incluirse este criterio de forma explícita en la selección de espacios protegidos, con especial referencia a su papel en el control del ciclo hidrológico. Es necesario incorporar el papel de conservación de servicios ambientales en la gestión y restauración de los ecosistemas fluviales. En este sentido debe resaltarse la importancia capital de la gestión integral de cuencas, y en concreto de la importancia de las cabeceras de cuenca en la regulación del ciclo hidrológico. Es necesario tener en cuenta la variabilidad del régimen temporal particular de los ríos mediterráneos como una de sus cualidades esenciales. Además de su papel como proveedores de agua, los ríos cumplen multitud de funciones ecológicas esenciales en el funcionamiento global del paisaje, que deben ser tenidas en cuenta en su gestión/ restauración, entre ellas la conectividad ecológica. La gestión de los espacios fluviales reclama la administración del territorio de forma global y coherente, ya que los procesos que determinan el estado de la salud de estos ecosistemas se extienden más allá de los límites administrativos y comprometen a diversas políticas como son la planificación hidrológica, la ordenación territorial, las políticas agrarias y las de conservación de la biodiversidad. Es preciso integrar las políticas de conservación en el resto de políticas sectoriales, en concreto en la política del agua, que considere los ríos como ecosistemas proveedores a la sociedad de servicios ambientales. Los espacios naturales protegidos pueden, y deben, jugar un papel básico en la articulación del territorio a nivel funcional, manteniendo su papel conservación de determinadas especies y hábitats. En este camino hacia la integración, es vital el reconocimiento del papel de los espacios naturales protegidos en el control del ciclo hidrológico. En último término, el agua es el elemento que conecta todo el funcionamiento del territorio a modo de un sistema circulatorio. El número de espacios protegidos de carácter fluvial (incluyendo los humedales) en el Estado español es significativo, aunque su pequeño tamaño, su dispersión y la falta de protección de los procesos biogeofísicos que determinan su integridad ecológica son con frecuencia obstáculos para alcanzar una conservación efectiva. La designación de los lugares seleccionados bajo los criterios establecidos en las Directivas Hábitats y Aves debe aprovecharse para integrar las políticas de conservación con las de ordenación del territorio, las políticas del agua y la agrícola. Muchos de los lugares que formarán parte de la red Natura 2000 incluyen una buena representación de riberas fluviales. La conservación de los ecosistemas acuáticos debe hacer frente a múltiples amenazas. Los espacios naturales protegidos pueden ser herramientas de gran utilidad para minimizar o resolver algunos de los problemas que afectan a ríos, lagunas y humedales facilitando la coordinación institucional y la planificación integrada de los recursos naturales. Es preciso promover la realización de planes de ordenación de los recursos naturales que permitan la integración de las diferentes políticas que confluyen sobre el territorio así como influir sobre los procesos que actúan más allá de las propias fronteras de los espacios protegidos, como son los PORN. Para poder disfrutar de los servicios de los ecosistemas acuáticos lo importante no es gestionar correctamente los servicios que suministran a la sociedad, sino conservar o restaurar las funciones que los soportan. Esto implica mantener ecosistemas sostenibles, es decir, sistemas naturales que conserven su integridad ecológica (estructura y funcionamiento) y su capacidad de asegurarla frente a un régimen de perturbaciones (resiliencia), En esta necesidad reside el desafío actual del uso humano de los ecosistemas acuáticos conceptuados como un capital natural. A continuación se desarrollan una serie de recomendaciones y directrices reunidas en seis temas: 1. 2. 3. 4. 5. 6. Coordinación de políticas Aspectos legales Designación y planificación de espacios protegidos Gestión para la conservación Investigación Sensibilización y fomento de la participación de agentes sociales Directrices relativas a la coordinación de políticas o Para conseguir una política integrada de aguas es imprescindible un mayor esfuerzo en la coordinación de aquellas políticas con más incidencia en la conservación de los sistemas acuáticos, tanto ríos como lagos y humedales interiores y costeros. En un mundo cambiante con transformaciones rápidas e intensas, las políticas de conservación requieren más que nunca la coordinación con otras políticas sectoriales, en particular con las políticas del agua y de ordenación del territorio. Además, es necesario asegurar la coordinación con las políticas en materia de agricultura, pesca, energía, transporte y turismo. o Promover desde el Ministerio de Medio Ambiente medidas de colaboración y coordinación desde distintas normativas e instrumentos ya existentes (ej. desarrollo de medidas previstas en Directiva Marco del Agua como la determinación del Estado Ecológico, registro de zonas protegidas, etcétera; implementación de la Directiva de Hábitats y la puesta en marcha de Natura 2000, proyecto de Ley de Conservación de la Biodiversidad y el Patrimonio Natural, entre otras). o Aplicar los instrumentos ya previstos en las políticas agrarias como las medidas agroambientales en las zonas de cultivos de regadío cercanos a cauces, fomentando la transformación a cultivos menos impactantes o promoviendo donde sea posible la recuperación de bosques de ribera. o Potenciar el papel de las medidas agroambientales como instrumento para minimizar el impacto de las actividades agrícolas sobre los ríos, lagos y humedales. Para ello es preciso garantizar la aplicación real de la ecocondicionalidad a las medidas agroambientales, evitando subvencionar actividades que redundan en una degradación de los ecosistemas fluviales. o La planificación y ejecución de proyectos de modernización de regadíos deberían vincularse a la posibilidad de revertir los caudales circulantes en los espacios naturales protegidos situados aguas abajo. o Establecer mecanismos de coordinación y colaboración en el proceso de elaboración de los planes hidrológicos de cuenca con los planes de ordenación de los recursos naturales (PORN) y en su caso con los planes de gestión de los espacios naturales ya existentes en el ámbito de la demarcación hidrográfica de que se trate. o Priorizar en los planes hidrológicos de cuenca, las actuaciones que tengan efectos positivos en los espacios naturales protegidos. o Elaborar mapas de riesgos en las cuencas hidrológicas, centrados en los servicios proporcionados por los ríos, lagos y humedales. o Fomentar la coordinación de la guardería fluvial y otras guarderías con competencias ambientales. o Fomentar la colaboración entre entidades públicas y privadas para la puesta en marcha de las bases estratégicas de la Gestión Integrada de Zonas Costeras, en particular, en los espacios naturales protegidos marítimo-terrestres. o Garantizar que en el planeamiento y gestión de los humedales y tramos fluviales de influencia marina se adopten los principios de gestión integrada enunciados en la Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo , de 30 de mayo de 2002, sobre la aplicación de la gestión integrada de las zonas costeras de Europa. o Promover la elaboración de un plan director para la gestión sostenible de la costa que, bajo los principios de la gestión integrada, contemple de forma explícita la protección y restauración de los humedales y tramos fluviales de influencia marina. o En el diseño y aplicación de la planificación del litoral deberá asegurarse la máxima coordinación con los organismos responsables de la planificación hidrológica. o Evitar el uso de los ríos como vías de infraestructuras, y en todo caso asegurar que los proyectos de infraestructuras incorporan las medidas correctoras necesarias para garantizar la funcionalidad de los ecosistemas vinculados a ríos. Directrices sobre aspectos legales o Se constata que existe mucha legislación disponible, cuyo cumplimiento y aplicación efectiva debería ser el primer paso. o Asimismo se constata la existencia de incumplimientos generalizados de la legislación existente (pozos ilegales, captación de caudales, etc). Es preciso mejorar y potenciar los mecanismos de vigilancia y control, como medio para asegurar el cumplimiento de la legislación existente (por ejemplo mediante la coordinación entre la guardería fluvial y otros agentes). o Es preciso que se refuercen las medidas de control del cumplimiento de las limitaciones de disponibilidad de agua para los núcleos urbanos en la elaboración de planes urbanísticos. En este sentido, los informes elaborados por las futuras demarcaciones hidrográficas deberían tener carácter vinculante para la aprobación de planes urbanísticos. o El Dominio Público Hidráulico es una de las herramientas más útiles para la gestión y restauración de ríos, lagos y humedales. Sin embargo esta figura está insuficientemente aplicada, lo que dificulta la aplicación efectiva de las medidas de gestión y restauración. o Es necesaria la delimitación precisa del DPH para conocer el espacio actual reservado y el mínimo necesario para la viabilidad de los ecosistemas fluviales. Para ello es preciso elaborar criterios comunes, claros y concisos para definir las “condiciones naturales” de “régimen natural” a efectos de los deslindes del Dominio Público Hidráulico. o Ante las dificultades sobre el terreno en la aplicación del deslinde del Dominio Público Hidráulico, se recomienda que se prioricen los trabajos de deslinde dentro de los límites de los espacios naturales protegidos y aguas arriba de los mismos, como paso previo para poder aplicar con eficacia las políticas de conservación. Directrices para la designación y la planificación o La designación de espacios protegidos, su planificación y posterior gestión debería abordarse desde la perspectiva de la cuenca hidrográfica. o Fomentar la designación de espacios naturales protegidos conforme a su papel en el ciclo hidrológico: Promover la declaración de áreas protegidas en las cabeceras de las cuencas, en los tramos medios (donde habrá que atender a la restauración), en las zonas de descarga, y en las desembocaduras o zonas costeras. o Promover la ampliación de algunos espacios naturales protegidos ya existentes para englobar el ámbito de la cuenca y favorecer la conectividad. o Promover la designación como espacio natural protegido de muestras representativas de sistemas fluviales bien conservados, especialmente en tramos medios y bajos, entre ellos bosques de llanura. o Promover la designación de cursos fluviales como conectores entre espacios naturales protegidos. o Promover la realización del Catálogo Nacional de Reservas Fluviales (Ley 11/2005) y su coordinación con los sistemas existentes de espacios protegidos. o Aprovechar todo el potencial legal de los Planes de Ordenación de los Recursos Naturales como instrumento para coordinar políticas sectoriales, así como para ordenar el crecimiento urbanístico. o Promover entre las administraciones ambientales que en la elaboración de los PORN se tome como unidad de análisis la cuenca hidrográfica. o Establecer medidas de armonización entre los Planes de ordenación de LIC fluviales y costeros autonómicos y los planes hidrológicos de cuenca. o Promover medidas de coordinación interadministrativa entre cuencas en lo que se refiere a los criterios de designación, planificación y gestión. Directrices de gestión para la conservación o Los modelos de gestión de los ecosistemas acuáticos deben basarse en la conservación o restauración de las funciones suministradoras de servicios de los ecosistemas. o Los modelos de gestión de los ecosistemas acuáticos en el territorio español deben asumir el carácter fluctuante e irregular de los ambientes mediterráneos y la necesidad de mantener su dinámica natural que incluye un régimen de perturbaciones. o Los espacios fluviales de titularidad pública están limitados en la ley al Dominio Público Hidráulico. Sin embargo el ecosistema fluvial es mucho más amplio y por ello la gestión y restauración de ríos debe tener en cuenta una banda más amplia necesaria para permitir el funcionamiento natural. Cuando sea posible debería reservarse la posibilidad de establecer un espacio para permitir el funcionamiento natural de los ríos. o Aprovechar la experiencia ya existente en la gestión de espacios naturales protegidos fluviales para la gestión de estos ecosistemas en el resto del territorio no protegido. o Aprovechar los espacios naturales protegidos como lugares demostrativos de gestión del agua, aplicables a toda la cuenca. o Promover uno de los servicios de la vegetación de ribera como filtro verde y regulador de crecidas. o Cuando se pretenda el objetivo de controlar o limitar el crecimiento de la vegetación, se tratará de promover el manejo del ganado como herramienta para la gestión de la vegetación de ribera frente a los métodos mecánicos, siempre velando porque este uso ganadero no incremente los riesgos de erosión o llegue a impedir el desarrollo de la vegetación de ribera. o Mejorar las medidas de control de los sistemas de regadío (fomento de contadores) y las medidas de vigilancia (coordinación entre la guardería fluvial y otros agentes). o En las zonas de Dominio Público Hidráulico no se autorizarán extracciones de áridos, salvo excepcionalmente y de forma puntual para la protección de infraestructuras humanas, y cuando el objetivo principal sea restaurar una ribera que precisa previamente de la extracción. o Aprovechar al máximo el potencial de las explotaciones de extracción de áridos actualmente existentes para la restauración de los ecosistemas fluviales y humedales degradados. o Evitar, particularmente en los espacios naturales protegidos, las subvenciones a actividades que fomenten la ganadería intensiva, dado el impacto de los vertidos ganaderos sobre la calidad del agua. o Las directrices y programas que se desarrollen en España en aplicación de la Directiva Marco del Agua deben deberán tener en cuenta las características de los ambientes mediterráneos (estacionalidad, relevancia de las áreas de descarga, etc), así como las características de cada tramo de los ejes fluviales. Los espacios naturales protegidos pueden considerarse como territorios privilegiados para estudiar y aplicar ciertas medidas. o Las canalizaciones, dragados, construcción de defensas y otros elementos que impiden el funcionamiento natural de los ríos y su régimen de avenidas deben ser reducidos al mínimo indispensable y limitarse a aquellas situaciones en que exista un consenso social sobre su necesidad y no afecten elementos y valores naturales relevantes Directrices de investigación o Considerar a los espacios naturales protegidos como territorios que pueden actuar como puntas de lanza para el fomento de determinadas investigaciones y para la aplicación de proyectos piloto cuando se considere adecuado. o Desarrollar metodologías útiles para ajustar al caso español la tipología de masas de agua superficial establecida en la Directiva Marco del Agua. o Fomentar las investigaciones en el ámbito socioecológico, incluyendo el fomento de la valoración de los servicios a la sociedad, así como del capital natural que representan los ríos, lagos y humedales (coste de la recuperación frente a los costes de la conservación). o Desarrollar metodologías adecuadas para el contexto español (carácter mediterráneo irregular y fluctuante) para la valoración del “estado ecológico” y de indicadores según establece la Directiva Marco del Agua. o Incorporar la experiencia de investigación y de gestión en el ámbito de la conservación de los espacios naturales protegidos a los proyectos promovidos por otras entidades, y en particular por los organismos de cuenca. o Los planes hidrológicos de cuenca deberían incorporar de forma explícita cuáles son las líneas preferentes de investigación de interés para la gestión. Directrices para la sensibilización y el fomento de la participación de los agentes sociales o Promover el papel de los espacios naturales protegidos como modelos demostrativos de los beneficios que los ríos, lagos y humedales bien conservados proporcionan a la sociedad. o Educar para eliminar conceptos erróneos, como el asociar las crecidas a una patología de los ríos, o asimilar la eliminación de la vegetación de ribera a una limpieza necesaria. Es fundamental aceptar las perturbaciones naturales, en especial las ríadas y sequías, como fuerzas organizadoras y no destructivas de los ecosistemas acuáticos mediterráneos. o Fomentar el reconocimiento de los ecosistemas acuáticos como patrimonio cultural y como un capital natural que proporcionan a la sociedad múltiples servicios ambientales, entre ellos la provisión de agua potable, la regulación del ciclo hidrológico, los regadíos, las pesquerías, entre otros. o Las actuaciones de sensibilización deben dirigirse a amplios sectores de la sociedad, desde las entidades judiciales responsables de hacer cumplir la legislación, hasta los periodistas, educadores, etcétera. o Fomentar la elaboración de materiales divulgativos que expliquen los valores asociados a ríos, lagos y humedales, y en general el funcionamiento del ciclo hidrológico. o Promover iniciativas para promover la participación ciudadana en torno a los temas relacionadas con la gestión y planificación hidrológica, como “oficinas de participación hidrológica”. o Promover campañas de sensibilización de las funciones de los ríos, usando como reclamo la gestión de riesgos ecológicos. o En cualquier medida de fomento de la sensibilización y de la participación, debe contarse con los medios e instrumentos ya existentes en los espacios naturales protegidos, como los órganos de participación (patronatos o juntas rectoras o similares), centros de interpretación e información, boletines de información y divulgación, etcétera. o Apoyar y fomentar iniciativas de voluntariado en ríos como estrategia de implicación de la sociedad en la conservación. o Aprovechar la sensibilización de usuarios de espacios fluviales (pescadores, piragüistas, senderistas,…) como apoyo a las iniciativas de información, sensibilización y participación. o Fomentar acuerdos voluntarios con propietarios para la recuperación de riberas y humedales. o Difundir la idea de que el resultado de la recuperación de ríos y humedales es un recurso más para el desarrollo socioeconómico de las poblaciones locales. o Implicar directamente a los municipios en el diseño y ejecución de las actuaciones de conservación. o Utilizar los servicios de uso público de los espacios naturales protegidos para facilitar la comunicación a la sociedad de los valores de los ecosistemas fluviales. o Realizar un inventario de agentes institucionales, sociales y económicos implicados en la gestión de ríos y humedales, en particular en cada ámbito de planificación hidrológica en aplicación de la Directiva Marco del Agua. o Fomentar el papel de los propietarios como ejecutores de actuaciones concretas en el entorno de los ríos, en particular ante el desarrollo de las medidas previstas en los Planes de Desarrollo Rural.