7. Señor Jesús, te damos gracias por el don de la vida consagrada

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Preces
De acuerdo con el n. 333 de las Constituciones, añádanse
a las preces de laudes o vísperas algunas de las siguientes
u otras que se crea conveniente.
1. Señor, que prometiste tu presencia a los que se reúnen
en tu nombre,
— asiste a los capitulares para que cuanto hagan lo
realicen en tu nombre y sea para el bien de la Provincia
y de tu Iglesia.
2. Señor, que vivificas a tu Iglesia con el fuego del
Espíritu Santo y la diriges con su luz,
— asiste a los miembros de nuestro capítulo para que
conozcan tu voluntad y sepan transmitirla a los
hermanos.
3. Tú, que pediste al Padre que todos fuéramos uno,
como tú y el Padre sois una misma cosa,
—haz que esa unidad se realice en los hermanos
capitulares como signo de la unidad de todos los
hermanos.
4. Señor Jesús, que llamaste bienaventurados a los
pobres y a los humildes de corazón,
— haz que sepamos reconocerte en quienes en tu nombre
descubren tus designios sobre nosotros.
5. Padre Santo, que nos iluminas y fortificas con tu
Espíritu,
— ayuda a los congregados en tu nombre en su tarea de
orientar e impulsar la vida de nuestra Provincia.
6. Señor, que estás presente en medio de los que se
reúnen en tu nombre,
— ilumina a nuestros hermanos para que, en todos sus
trabajos, tengan en cuenta las necesidades de la Orden
y de la Iglesia.
7. Señor Jesús, te damos gracias por el don de la vida
consagrada,
— y te pedimos que «Permitamos que Él haga nuevas
todas las cosas» y nos anime a crecer en fidelidad a
nuestra vocación y misión.
8. Señor Jesús, enviado del Padre y ungido por el Espíritu
Santo,
—te pedimos por los hermanos capitulares y por
todos los religiosos de nuestra Provincia, para que
«Permitamos que Él haga nuevas todas las cosas» y
seamos testigos del amor de Dios.
Antes de la elección
9. Padre, que nos gobiernas con amor,
— haz que quienes sean elegidos para el gobierno de la
Provincia manifiesten a todos los hermanos el amor
con que tú nos amas.
10.Señor, que mandaste a Pedro que cuidara de sus
hermanos,
— haz que los superiores que se nombren en el capítulo
sean solícitos en el servicio a los hermanos, celosos
de la gloria del Padre y fieles observantes de los
compromisos de la vida religiosa.
Después de la elección
11.Tú, Señor, que conduces a tu Iglesia por el camino de
la verdad,
— asiste con tu Espíritu a nuestro prior provincial, para
que sea fiel mensajero de tu evangelio para todos los
hermanos.
12. Señor, que nos mandaste amarnos los unos a los otros,
—bendice a nuestro hermano N., elegido prior
provincial, para que nos guíe a la verdadera unidad en
la caridad.
Un capítulo provincial
Oración
celebrado en el
Señor de nuestra historia:
Padre creador, Hijo redentor,
Espíritu Santo vivificador.
Te alabamos y te bendecimos,
porque alabarte es la obra más grande
que puede tributarte el hombre.
Hemos sido congregados en tu presencia
para hacer todas las cosas nuevas en ti.
Con una sola alma y un solo corazón,
queremos dejarnos guiar
y transformar por tu Palabra,
que se transforma en sacramento,
al permanecer unidos los hermanos.
Permite, oh Dios, que el soplo de tu Espíritu
haga nuevas todas las cosas en ti,
porque solo tú eres quien da seguridad y vigor
a todos nuestros planes y proyectos.
Danos la alegría de vivir en comunidad,
desde el servicio, la acogida y el perdón.
Sé nuestro compañero en el silencio y la escucha,
en una oración que es manantial de amor y verdad
y que se encarna en un mundo con sed de ti.
Haz que todos nuestros trabajos
impulsados por la fuerza de tu Espíritu
nazcan de ti y tiendan hacia ti,
que eres su origen y meta.
Año de la Vida Consagrada
Otórganos fuerza y valentía
para afrontar los nuevos retos,
a veces difíciles y dolorosos,
de una renovación y reestructuración provincial.
Sólo así podremos ser fieles
a una Iglesia, pueblo de Dios,
y a una sociedad
que busca continuamente tu rostro.
Transforma, oh Dios, nuestro corazón
siempre inquieto hacia ti.
Haznos humildes para escuchar al hermano,
su voz y sus propuestas,
ya que tú habitas en cada uno de nosotros,
que somos templo tuyo.
María, Madre de la Consolación,
fiel compañera en nuestro camino,
discípula del Señor, entregada del todo a Él.
Vela sobre nuestra vida,
acompaña nuestras decisiones
y siembra el don de tu humildad y valentía.
Amén.
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