PR O Y E CTO DE L E t ó U NIFORIVIE deI T T ÍT iiS o S - V A L O R E S PARA A M É R I C A L A T IN A A INSTITUTO PARA LA INTEGRACION DE AMERICA LATINA (INTAU B . I. P . P R O Y E C T O DE LEY U N I F O R M E DE T I T U L O S - V A L O R E S PARA AMÉRICA LATINA BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO INTAL PROYECTO í e y DE u n i f o r m e DE T I T U L O S - V A L O R E S PARA AMÉRICA LATINA INSTITUTO PARA LA INTEGRACIÓN DE AMÉRICA LATINA B. I. D. Revisión técnica a cargo del INTAL Diagramación: Silvio Baldessari © IN TA L, 1967 Instituto para la Integración de América Latina Banco Interamericano de Desarrollo Cerrito 264, Buenos Aires Impreso en la Argentina Hecho el depósito que previene la ley N^ 11.723 PRÓLOGO En octubre de 1965, el Parlamento Latinoamericano solicitó el asesoramiento del Instituto para la Integración de América Latina, como organismo especializado del Banco Interamericano de Desarrollo, para la elaboración de un proyecto de ley uniforme de títulos-valores para toda la región. Como primer paso, el Instituto encomendó la redacción de un anteproyecto al profesor Raúl Cervantes Ahumada, de la Uni­ versidad Nacional Autónoma de México, quien había sido el autor de un proyecto similar encomendado para los países centroame­ ricanos por la Secretaría Permanente de Integración Económica Centroamericana ( s i e g a ) . El anteproyecto del profesor Cervantes Ahumada fue exami­ nado posteriormente en una reunión de especialistas que se realizó con el patrocinio del Banco Central de la República Argentina, en la sede del i n t a l , del 13 al 15 de octubre de 1966. A dicha reunión concurrieron un grupo de destacados especialistas en la materia, representantes de Institutos de Derecho Comparado y de la casi totalidad de los Bancos Centrales de los países latino­ americanos así como de otros organismos regionales. Para examinar el anteproyecto, los especialistas presentes tu­ vieron en cuenta otras experiencias en la materia tales com o: los Convenios de Ginebra de los años 1930 y 1981, el citado Proyecto Centroamericano de Ley Uniforme de Títulos-valores, así como la legislación nacional de cada uno de los países de la región y los proyectos nacionales en la materia. Asimismo, el Instituto para la Integración de América Latina encomendó a un grupo de especialistas la elaboración de documentos de trabajo que sir­ vieron de base a las discusiones que se celebraron en dicha reu­ nión de expertos. Como resultado de los debates realizados y de los aportes efec­ tuados en la reunión por los juristas presentes, el profesor Raúl Cervantes Ahumada elaboró el proyecto definitivo, al cual incor­ poró algunas de las modificaciones propuestas. En el mes de marzo de 1967, el Instituto elevó al Parlamento Latinoamericano dicho proyecto. En esa oportunidad, la Dirección del INTAL expresó su confianza de que ‘‘este Proyecto de Ley Uniforme de Títulos-valores para América Latina, será sometido a la consideración de los gobiernos respectivos a efectos de que sea adoptado y contribuya así a la creación de las bases jurídicas necesarias para la intensificación del intercambio de bienes y capitales en la región y la formación del Mercado Común Latino­ americano’’. La importancia de este proyecto reside no sólo en su contenido y en el impacto que el mismo pueda tener en el proceso de integración económica de la región, sino también en el método que se ha utilizado para su elaboración. En efecto, se ha deseado que el proyecto recoja las experiencias nacionales en la materia y tenga en cuenta los proyectos ya elaborados en algunos países latinoamericanos o en la región centroamericana. Para ello, en la primera etapa de elaboración del proyecto, se ha buscado el más amplio diálogo entre los especialistas en la materia. Con la presentación al público del Proyecto de Ley Uniforme de Títulos-valores para América Latina, de sus antecedentes y de los documentos de trabajo que se utilizaron en la reunión de expertos, celebrada en octubre de 1966, el Instituto para la Inte­ gración de América Latina espera que se inicie una nueva etapa que conduzca a la adopción de este proyecto, en la cual el mismo sea objeto de la más amplia discusión en todos los medios es­ pecializados. INSTITUTO PARA LA INTEGRACIÓN DE AMÉRICA LATINA ( INTAL) P R O YE C T O DE DE LEY U N IF O R M E T ÍT U L O S-V A L O R E S A M É R IC A L A T IN A PAR A B ango I n s t it u t o I n t e r a m e r ic a n o para la I n t e g r a c ió n de de D esarrollo A m é r ic a L a t in a Buenos Aires, 28 de marzo de 1967. Señor Secretario General: El Instituto para la Integración de América Latina tiene el agrado de elevar por su intermedio al Parlamento La­ tinoamericano, el Proyecto de Ley Uniforme de Títulos-valores para América Latina que dicha Asamblea le encomendara por acuerdo adoptado en su Primera Asamblea Ordinaria y confirmado por la Primera Reunión de la Junta Directiva, celebrada en Santiago de Chile del 8 al 10 de octubre de 1965. Para elaborar este Proyecto, el i n t a l solicitó al profesor clon Raúl Cervantes Ahumada, de México, que elaborara las bases de un anteproyecto teniendo en cuenta los antecedentes na­ cionales e internacionales en la materia, y en especial el proyecto centroamericano de ley uniforme de títulos-valores preparado por el Instituto Centroamericano de Derecho Comparado, Las bases del anteproyecto, preparado por el profesor Raúl Cervantes Ahumada, fueron examinadas en una reu­ nión de especialistas en títulos-valores, celebrada en el i n t a l del 13 al 15 de octubre de 1966, con el patrocinio del Banco Central de la República Argentina y a la que asistieron profesores universitarios, representantes de Institutos de Derecho Comparado y representantes de los Bancos Centrales de la región. En dicha reunión se tuvieron en cuenta asimismo los documentos de trabajo encomendados espe­ cialmente por el i n t a l a un grupo de expertos latinoamericanos en la materia. Como resultado de esa reunión el profesor Raúl Cervantes Ahumada elaboró el proyecto que por la presente ele­ vamos al Parlamento Latinoamericano. Confiamos que este proyecto de ley uniforme de títulos-valores para América Latina será sometido a la considera­ ción de los gobiernos respectivos a efectos de que sea adoptado, y contribuya así a la creación de las bases jurídicas necesarias para la intensificación del intercambio de bienes y capitales en la región y la formación del Mercado Común Latinoamericano. Reitero al señor Secretario General una vez más las expresiones de mi consideración más distinguida. G u sta v o L agos D irector Señor Secretario G eneral del Parlamento Latinoamericano Dr. Andrés Townsend Ezcurra PROYECTO DE L E Y UNIFORME DE TÍTULOS-VALORES P A R A AMÉRICA L A T IN A * a. EXPOSICIÓN D E MOTIV OS Generalidades El Parlamento Latinoamericano solicitó del iNTAl, la form ula­ ción de un proyecto de ley uniforme de títulos-valores para los paí­ ses de América Latina. Para la elaboración del proyecto, el i n t a l consultó al Instituto Centroamericano de Derecho Comparado, puesto que dicho Insti­ tuto tenía formulado ya un proyecto para los países miembros del Mercado Común Centroamericano. El proyecto centroamericano fue sometido a un cuidadoso exa­ men previo, y sirvió como base fundamental del proyecto para Latinoamérica. El INTAL estimó conveniente que el proyecto fuese examinado por destacados especialistas en la materia, provenientes de todos los países latinoamericanos, o de la mayoría de ellos, y, con el pa­ trocinio del Banco Central de la República Argentina, celebró, en su sede en Buenos Aires, del 13 al 15 de octubre de 1966, una reunión de especialistas que discutió exhaustivamente el proyecto de ley uniforme de títulos-valores para Latinoamérica. A esta reunión concurrieron profesores de la mayoría de los países latinoamericanos, especialmente invitados por el i n t a l , y repre­ sentantes de los Bancos Centrales. En calidad de observadores concurrieron representantes del bid, de la a l a l c , de la Federación Latinoamericana de Bancos, y de diversos organismos jurídicos estrechamente vinculados con la materia. Los resultados de la reunión fueron fructíferos, y tomándolos en consideración se redactó el proyecto definitivo que se envía a la alta consideración del Parlamento Latinoamericano. * Proyecto elaborado para el i n t a l por el profesor Raúl Cervantes Ahumada, como resultado de la reunión de especialistas en títulos-valores, celebrada en la sede del Instituto, del 13 al 15 de octubre de 1966. Antecedentes del proyecto En la formulación del anteproyecto fueron debidamente con­ sideradas, en form a comparativa, las legislaciones de los distintos países latinoamericanos, así como las Convenciones de Ginebra de 1930 y 1931 sobre letras de cambio y sobre cheques, y diversos proyectos elaborados en algunos de los países, como los de El Salvador, Guatemala, México, Perú y Venezuela. Se siguió en el proyecto una tendencia general a la armoni­ zación de las instituciones jurídicas de los diversos países. Estructura La estructura general del proyecto es novedosa y parte de la idea básica de que los títulos-valores constituyen una categoría de instrumentos jurídicos que pueden ser sometidos a un tratamiento de carácter general, antes de establecer la reglamentación parti­ cular de cada título. Por ello el proyecto comprende un Títu­ lo Primero que versa sobre los títulos-valores en general; un Título Segundo que trata de las distintas especies de títulos-valores y un Título Tercero que se ocupa de la acción y de los procedimien^ tos cambiarios. 1. TÍTULO PRIMERO No se pretendió definir aquí los títulos de crédito. De la tradi­ cional descripción vivanteana se tomaron los elementos normati­ vos esenciales a fin de establecer el carácter de necesarios que tienen estos documentos para el ejercicio de los derechos que en ellos se incorporan, derechos que se consideran literales y autó­ nomos. Se establecieron los requisitos generales que debe contener un título-valor, estimándose, sin desconocer la fuerza tradicional de la costumbre, que al fija r dichos requisitos mínimos las costum­ bres de los diversos países encontrarán un cauce de armonía. El negocio que produce la incorporación del derecho al título es considerado, de acuerdo con la misma autorizada doctrina, como un negocio unilateral que debe ser abstracto, e independiente, por tanto, de los vicios de la voluntad, salvo la consideración que ésta debe tener en los títulos causales. Tanto las obligaciones como los derechos incorporados en un título-valor son concebidos como autónomos, esto es, independien- tes unos de otros, de tal manera que las causas de invalidez de algunos de ellos no podrán afectar la validez de los otros. La obligación cambiaria derivará siempre de una firma, o de un sustituto legal de ella, puesta en condiciones cambiarias sobre la cosa título-valor. Los suscriptores no se consideran obligados solidariamente, si­ no en el caso que sean signatarios de un mismo a cto; para quien suscriba un acto independiente, su obligación será autónoma, o según ya se dijo, independiente y eventualmente distinta de todas las demás obligaciones incorporadas en el título. En cuanto a la form a de circulación, se mantiene la tradicional distinción entre títulos nominativos, o sea aquellos que necesitan el endoso, la entrega del título para su trasmisión y la inscrip­ ción en el registro del creador de éste; títulos a la orden, los transmisibles por endoso y entrega del títu lo; y títulos al portador, que se trasmitirán por la simple tradición del documento. 2. TÍTULO SEGUNDO De la letra de cambio Al reglamentar las distintas clases de títulos-valores, se otor­ gó lugar preeminente a la letra de cambio, en reconocimiento a su gran categoría histórica. Como innovación, anotaremos que al no exigirse entre los requisitos esenciales de la letra el nombre del beneficiario, se admite la letra de cambio al portador así como los vencimientos sucesivos, tan usuales en los países latinoamericanos. Se suprimieron, por su reconocido arcaísmo la pluralidad de ejemplares, de las copias, de los domiciliatarios y recomendatarios y de la intervención, tanto para la aceptación como para el pago. La reglamentación del protesto fue enfocada de una manera novedosa y de acuerdo con la experiencia latinoamericana. El protesto sólo será necesario cuando el creador de la letra de cam­ bio o algún tenedor lo hagan obligatorio por la inserción de la cláusula ‘‘con protesto” en el anverso de la letra. Cuando el protesto sea obligatorio mantendrá su carácter de acuerdo auténtico realizado con intervención de fedatario público. La tradicional prohibición de que se incluya cláusula de intereses en la letra de cambio aparece abolida en el proyecto. Del pagaré y del cheque El pagaré se reglamentó alterándose muy levemente la regla­ mentación tradicional. Por lo que respecta al cheque, se reconoció su básica función de instrumento de pago; la reglamentación propuesta se aparta relativamente poco de las normas tradicionalmente admitidas. Se propone la reglamentación de nuevos tipos de cheques uti­ lizados en la práctica de algunos países, como el cheque con provi­ sión garantizada y el cheque con talón para recibo. En el cheque de viajero, el proyecto se apartó de la tradicional y breve prescripción de las obligaciones del creador del título, para establecer las imprescriptibilidades de dichas acciones; ade­ más, se extendió a un lapso de 5 años la prescripción de las acciones contra el corresponsal que ponga en circulación el cheque de viajero. De los debentures Nadie podrá negar la gran importancia que tiene la posibili­ dad de establecer un mercado común latinoamericano de valores. El ideal sería que los títulos emitidos por las corporaciones de un país latinoamericano pudiesen ser cotizados en las bolsas de va­ lores de los otros países, y, necesariamente, la primera de las bases para esta posibilidad será la reglamentación de los títulos obligacionales de las sociedades anónimas con vistas a que tengan o reúnan los requisitos mínimos indispensables para ser admitidos en los mercados de valores de todos los países. Con esta meta se estableció en el proyecto la reglamentación de estos títulos. Se aceptó el término ‘ 'debentures’' en sustitución del término ‘‘obligación’’, por ser este último muy equívoco y porque “ debentures” ha sido ya aceptado por algunos países latinoamericanos, como es el caso de la Argentina y del Brasil. En el proyecto se propone una reglamentación para los debentu­ res convertibles en acciones, considerando que esta modernísima categoría de títulos-valores ha obtenido un singular éxito en los países donde ha sido utilizada, y que, principalmente en los países en desarrollo, es muy conveniente desde todos los puntos de vista crear un título, que aun siendo originalmente un título de inversión, pueda convertirse, cuando el éxito de la empresa lo permita, en un título accionario cotizable en las bolsas de valores, con lo cual se logrará la capitalización de los créditos en contra de las sociedades anónimas. Naturalmente, para los debentures o bonos bancarios, se esta­ bleció una reglamentación especial derivada de las características también especiales de los bancos, o sea de los sujetos creadores de estos títulos. Del certificado' de depósito y del bono de prenda Se estimó también conveniente establecer la reglamentación sobre certificados de depósito y bonos de prenda, con el propósito de que este título ejerza su importantísima función a medida que se vayan desarrollando las operaciones de la Asociación Latinoame­ ricana de Libre Comercio y del Mercado Común Centroamericano, y que pueda ser útil cuando se alcance la meta del Mercado Común Latinoamericano. Al determinar esta reglamentación se tomó muy en cuenta la problemática motivada por estos títulos en los países donde se los ha usado, como Chile y México. De la carta de porte o conocimiento de embarque Este capítulo presenta la novedad de reglamentar de una ma­ nera unitaria, tanto a la carta de porte como al conocimiento de embarque. No hay razón en nuestra época para mantener separados estos títulos, sobre todo si consideramos la utilidad que tiene en el comercio moderno el uso de un conocimiento de embarque único para transportes combinados. Puesto que en América Latina ha habido una discusión muy amplia a propósito de las responsabilidades de los transportado­ res, se creyó conveniente establecer que se considerarán como no escritas las cláusulas restrictivas de la obligación del portador de entregar las mercancías en el lugar del destino, así como aquellas cláusulas que liberen de manera total al transportador. Se creyó que solamente de esta form a el tomador del título po­ dría tener un relativo interés en tomarlo. En lo que respecta a las responsabilidades de los endosantes del conocimiento de embarque o la carta de porte, el proyecto zanja una vieja discusión al establecer lo que parece más adecuado, o seá que el endosante del certificado de depósito, y el endosante de un conocimiento de embarque deberán responder de la existencia de las mercaderías en el momento del endoso. Esto significa na­ turalmente, que en el momento de la entrega del título endosado se transfieren al endosatario los riesgos sobre las mercancías amparadas por el título. De la factura cambiaria La factura cambiaria es un título de crédito típicamente lati­ noamericano. Brasil lo tiene reglamentado, y lo ha usado intensa­ mente. También lo ha reglamentado la Argentina, pero, según las informaciones obtenidas, a pesar de tener una reglamentación amplia, su uso en este país es muy reducido. Sin embargo, en los países centroamericanos se utiliza con bastante profusión y sin reglamentación adecuada. Por ello se establecen disposiciones básicas para reglamentar este interesante título. 3. TÍTULO TERCERO Del procedimiento No podía concebirse como completa una reglamentación total sobre títulos de crédito si el proyecto no contuviese una regla­ mentación básica para el procedimiento que se deberá seguir con el fin de hacer efectivos dichos títulos. El problema de los procedimientos fue objeto de grandes dis­ cusiones, y se consideró que sin un procedimiento adecuado, princi­ palmente sin un procedimiento de cobro, sería inconsistente toda la estructura de los títulos de crédito. Es conveniente, sobre todo si se trata de una ley uniforme, que el tomador de un título sepa a qué atenerse en cuanto al procedimiento de cobro, y, dado que en nuestros países hay una gran divergencia en materia de pro­ cedimientos, se creyó oportuno incorporar al proyecto básico todas las disposiciones necesarias para hacer efectivo el cobro de los títulos. Pero cabe advertir que estas disposiciones tienen el carácter de supletorias si consideramos que, en todos los casos, el procedi­ miento cederá ante el procedimiento instaurado por los tribuna­ les comunes si se tratase de juicio ejecutivo. Sin embargo, creemos que es muy útil que en el proyecto figu­ ren de manera clara y terminante los requisitos mínimos procesa­ les que deberán aplicarse a un título de crédito. Se regulan en este título la acción cambiaría, los procedimien­ tos de cobro, la cancelación de los títulos en blanco, etcétera. Conclusión La armonización de legislaciones en América Latina deberá ser el resultado de un proceso gradual efectuado en función de los requerimientos propios de cada etapa de la formación del mercado común regional. Con este criterio funcional, el Instituto para la Integración de América Latina ha encarado la elaboración de este proyecto de ley uniforme de titulos-valores que tiende a facilitar las transac­ ciones comerciales multinacionales y la circulación de los capitales en la región. Su adopción por los paises participantes del proceso de inte­ gración económica de América Latina contribuirá indudablemente a crear la infraestructura jurídica necesaria para la evolución exitosa del mismo. b. TEXTO D EL PROYECTO DE LEY U N IF O R M E DE TÍTULOS- V A L O R E S PA R A AM ÉRIC A L A T IN A TÍTULO PRIM ERO De los títulos-valores en general C a p ít u l o I Disposiciones generales Artículo 1? — Los títulos-valores son documentos necesarios para ejercitar el derecho literal y autónomo que en ellos se con­ signa. Art. 2*? — Los documentos y los actos a que esta ley se refiere sólo producirán los efectos previstos en la misma cuando conten­ gan las menciones y llenen los requisitos que la misma ley señala, salvo que ella lo presuma. La omisión de tales menciones y requisitos no afecta al nego­ cio jurídico que dio origen al documento o al acto. Art. 3^ — Además de lo dispuesto para cada título-valor en particular, tanto los tipificados por la ley como los consagrados por los usos deberán llenar los requisitos siguientes: I — el nombre del título-valor de que se trate; II — la fecha y el lugar de su creación; III — el derecho que en el título se incorpore; IV el lugar y la fecha del ejercicio de tal derecho; V —~ la firma de quien lo crea. La firma podrá sustituirse bajo la responsabilidad del creador del título, por un signo o contraseña mecánicamente impuesto. Si no se mencionare el lugar de cumplimiento o ejercicio del derecho, se tendrá como tal el domicilio del creador del título; y si tuviere varios, entre ellos podrá elegir el tenedor, quien tendrá igual derecho de elección si el título señala varios lugares de cumplimiento. Art. 4^? —- Si se omitieren algunas menciones o requisitos, cual­ quier tenedor legítimo podrá llenarlas antes de presentar el título para el ejercicio del derecho que en él se consigne. Art. — Si el importe del título apareciere escrito a la vez en palabras y en cifras valdrá, en caso de diferencia, la suma escrita en palabras. Si aparecieran diversas cantidades en cifras o en palabras, en caso de diferencia valdrá la suma menor. Art. 6^-^ — El ejercicio del derecho consignado en un título-va­ lor requiere la exhibición del mismo. Si el título es pagado, deberá ser entregado a quien lo pague; salvo que el pago sea parcial o sólo de los derechos accesorios. En estos supuestos, el tenedor anotará el pago parcial en el título y extenderá por separado el recibo correspondiente. Art. 1^- —- Toda obligación cambiaría deriva de una firma puesta en un título-valor. Cuando quien desee suscribir un título no sepa o no pueda firmar, lo hará a su ruego otra persona, en fe de lo cual anotará en el título la constancia correspondiente un fedata­ rio público. Art. 8^^ — Todo suscriptor de un título-valor se obligará autó­ nomamente. Las circunstancias que invaliden la obligación de al- gimo O algunos de los signatarios no afectarán a las obligaciones de los demás. Art. 9^' — El suscriptor de un título quedará obligado en los términos literales del mismo, aunque el título entre en circulación contra su voluntad o después de que sobrevengan su muerte o incapacidad. Art. 10-^ — La transmisión de un título implica no sólo la del derecho principal incorporado, sino también la de los derechos accesorios. Art. 11. — La reivindicación, el secuestro, o cualesquiera otras afectaciones o gravámenes sobre los derechos consignados en un título-valor o sobre las mercancías por él representadas, no sur­ tirán efectos si no comprenden el título mismo materialmente. Art. 12. — El tenedor de un título-valor no podrá cambiar su forma de circulación sin consentimiento del creador del título. Art. 13. — En caso de alteración del texto de un título-valor los signatarios anteriores se obligan conforme al texto original, y los posteriores, conforme al alterado. Se presume, salvo prueba en contrario, que la suscripción ocurrió antes de la alteración. Art. 14. — Todos los suscriptores de un mismo acto en un título-valor, se obligarán solidariamente. El pago del título por uno de los signatarios solidarios, no confiere a quien paga, res­ pecto de los demás que firmaron el mismo acto, sino los derechos y las acciones que competen al deudor solidario contra los demás coobligados; pero deja expeditas las acciones cambiarlas que puedan corresponder contra los obligados. Art. 15. — Mediante el aval se podrá garantizar, en todo o en parte, el pago de un título-valor. Art. 16. — El aval deberá constar en el título mismo o en hoja adherida a él. Se expresará con la fórmula por aval u otra equi­ valente, y deberá llevar la firma de quien lo presta. La sola firma puesta en el título, cuando no se le pueda atribuir otra significación, se tendrá como firma de avalista. Art. 17. — A falta de mención de cantidad se entenderá que el aval garantiza el importe total del título. Art. 18. — El avalista quedará obligado en los términos que corresponderían formalmente al avalado, y su obligación será váli­ da aun cuando la de este último no lo sea. Art. 19. — En el aval se debe indicar la persona por quien se presta. A falta de indicación se entenderán garantizadas las obligaciones del suscriptor que libere a mayor número de obli­ gados. Art. 20. — El avalista que pague adquiere los derechos deriva­ dos del título-valor contra la persona garantizada y contra los que sean responsables respecto de esta última por virtud del título. Art. 21. — La representación para obligarse en un título-valor se podrá conferir: I — En lo general, mediante poder notarial con facultades suficientes. II — En lo particular, mediante carta dirigida al presunto tomador del título. Art. 22. — Quien haya dado lugar, con hechos positivos o con omisiones graves, a que se crea, conforme a los usos del comer­ cio, que un tercero está autorizado para suscribir títulos en su nombre, no podrá oponer la excepción de falta de representación en el suscriptor. Art. 23. — Los administradores o gerentes de sociedades o ne­ gociaciones mercantiles, se reputarán autorizados, por el solo he­ cho de su nombramiento, para suscribir títulos-valores a nombre de las entidades que administren. Art. 24. — Quien suscriba un título-valor a nombre de otro, sin facultades legales para hacerlo, se obligará personalmente co­ mo si hubiera obrado en nombre propio. La ratificación expresa o tácita de la suscripción transferirá al representado aparente, desde la fecha de la misma, las obli­ gaciones que de ella nazcan. Será tácita la ratificación que resulte de actos que necesaria­ mente acepten la firm a o sus consecuencias. La ratificación expresa podrá hacerse en el título o separadamente. Art. 25. — La emisión o transmisión de un título-valor no pro­ ducirá, salvo pacto expreso, extinción de la relación que dio lugar a tal emisión o transmisión. La acción causal podrá ejercitarse restituyendo el título al de­ mandado, y no procederá sino en el caso de que el actor haya ejecu­ tado los actos necesarios para que el demandado pueda ejercitar las acciones que pudieran corresponderle en virtud del título. Art. 26. — Si se extinguió la acción cambiaría contra el crea­ dor del' título, el tenedor que carezca de acción causal contra éste y de acción cambiaría o acción causal contra los demás signatarios, podrá exigir al creador del título la suma con que se haya enri­ quecido en su daño. Esta acción prescribirá en un año, a partir del día en que la acción cambiaría contra el creador del título se haya extinguido. Art. 27. — Los títulos-valores se presumirán recibidos salvo buen cobro. Art. 28. — Los títulos representativos de mercancías atribui­ rán a su tenedor legítimo el derecho exclusivo de disponer de las mercancías que en ellos se especifiquen. Art. 29. — Las disposiciones de esta ley no se aplicarán a los boletos, fichas, contraseñas u otros documentos que no estén destinados a circular y que sirvan exclusivamente para identi­ ficar a quien tiene derecho para exigir la prestación correspon­ diente. Art. 30. — Los títulos creados en el extranjero tendrán la con­ sideración de títulos-valores si llenan los requisitos mínimos que esta ley establece. Art. 31. — Se considerará propietario del título quien lo posea conforme a su ley de circulación. C a p í t u l o II De los títulos nominativos Art. 32. — Los títulos nominativos se expedirán a favor de de­ terminada persona, cuyo nombre deberá aparecer tanto en el texto del documento como en el registro que llevará el creador de los títulos. Sólo será reconocido como tenedor legítimo quien figure, a la vez, en el documento y en el registro. Los títulos se presumirán a la orden salvo que por expresarlo el mismo título o por establecerlo la ley deban ser inscriptos en el registro del creador. Art. 33. — Salvo justa causa el creador del título no podrá negar la anotación en su registro de la transmisión del docu­ mento. Art. 34. — El endoso facultará al endosatario para pedir el registro de la transmisión. El creador del título podrá exigir que la firma del endosante se autentifique. Art. 35, — En lo conducente, serán aplicables a los títulos no­ minativos las disposiciones relativas a los títulos a la orden. C a p ít u l o I I I De los títulos a la orden Art. 36. — Los títulos-valores expedidos a favor de determi­ nada persona se presumirán a la orden y se transmitirán por en­ doso y entrega del título. Art. 37. ■ — Cualquier tenedor de un título a la orden puede im­ pedir su ulterior endoso mediante cláusula expresa. A partir de ésta el título sólo podrá, transmitirse con los efectos de una cesión ordinaria. Art. 38. — La transmisión de un título a la orden por medio diverso del endoso subroga al adquirente en todos los derechos que el título confiera; pero lo sujeta a todas las excepciones que se habrían podido oponer al enajenamiento. Art. 39. — Quien justifique que se le ha transmitido un título a la orden por medio distinto del endoso, podrá exigir que el juez en vía de jurisdicción voluntaria haga constar la trans­ misión en el título o en hoja adherida a él. Art. 40. — El endoso debe constar en el título mismo o en hoja adherida a él, y llenará los siguientes requisitos: I — el nombre del endosatario; II — la clase del endoso; III ~ el lugar y la fecha; y IV — la firma del endosante o de la persona que suscriba a su ruego o en su nombre. Art. 41. -— Si se omite el primer requisito, seaplicará el art. 49; si se omite la clase del endoso, se presumirá que el título fue transmitido en propiedad; si se omitiere la expresión de lugar se presumirá que el endoso se hizo en el domicilio del endo­ sante; y la omisión de la fecha hará presumir que el endoso se hizo el día en que el endosante adquirió el título. La falta de firma hará que el endoso se considere inexistente. Art. 42. — El endoso debe ser puro y simple. Toda condición se tendrá por no puesta. El endoso parcial será nulo. Art. 43. — El endoso puede hacerse en blanco, con la sola fir ­ ma del endosante. En este caso, cualquier tenedor podrá llenar el endoso en blanco con su nombre o el de un tercero, o transmitir el título sin llenar el endoso. El endoso al portador producirá efectos de endoso en blanco. Art. 44. — El endoso puede hacerse en propiedad, en procui*ación o en garantía. A rt. 45. — El endosante contraerá obligación autónoma, fren­ te a todos los tenedores posteriores a él; pero podrá liberarse de su obligación cambiaría, mediante la cláusula sin mi responsabidad u otra equivalente, agregada al endoso. Art. 46. — El endoso en procuración se otorgará con las cláulas en procuración, por poder, al cobro, u otra equivalente. Este endoso conferirá al endosatario las facultades de un apoderado para cobrar el título judicial o extra judicialmente, y para endo­ sarlo en procuración. El mandato que confiere este endoso no terminará con la muerte o incapacidad del endosante, y su revo­ cación no producirá efectos frente a tercero, sino desde el mo­ mento en que se anote su cancelación en el título o se tenga por revocado el mandato judicialmente. Art. 47. — El endoso en garantía se otorgará con las cláusulas en garantía, en prenda u otra equivalente. Constituirá un dere­ cho prendario sobre el título y conferirá al endosatario, además de sus derechos de acreedor prendario, las facultades que con­ fiere el endoso en procuración. No podrán oponerse al endosatario en garantía las excep­ ciones personales que se hubieran podido oponer a tenedores anteriores. Art. 48. — El endoso posterior al vencimiento producirá efec­ tos de cesión ordinaria. Art. 49. — Para que el tenedor de un título a la orden pueda legitimarse, la cadena de endosos deberá ser ininterrumpida. Art. 50. — El obligado no podrá exigir que se le compruebe la autenticidad de los endosos; pero deberá identificar al último tenedor y verificar la continuidad de los endosos. Art. 51. — Los bancos que reciban títulos para abono en cuen­ ta del tenedor que lo entregue, podrán cobrar dichos títulos aun cuando no estén endosados a su favor. Los bancos, en estos casos, deberán anotar en el título la calidad con que actúan, y firmar recibo en el propio título o en hoja adherida. Art. 52. — Los endosos entre bancos podrán hacerse con el simple sello del endosante. Art. 53. — Los títulos-valores podrán transmitirse a alguno de los obligados, por recibo del importe del título extendido en el mismo documento o en hoja adherida a él. La transmisión por recibo producirá efectos de endoso sin responsabilidad. Art. 54. — El tenedor de un título-valor podrá testar los endo­ sos posteriores a aquel en que él sea endosatario, o endosar el título sin testar dichos endosos. C a p í t u l o IV De los títulos al portador Art. 55. — Son títulos al portador los que no se expidan a favor de persona determinada, aunque no contengan la cláusula al portador. La simple exhibición del título legitimará al por­ tador, y su transmisión se producirá por la simple tradición. Art. 56. — Los títulos al portador que contengan la obligación de pagar dinero sólo podrán expedirse en los casos establecidos por la ley expresamente. Art. 57. — Los títulos creados en contravención a lo dispuesto en el artículo anterior, no producirán efectos como títulos-valores. TÍTULO SEGUNDO De las distintas especies de títulos-valores C a p ít u l o I De la letra de cambio S e c c ió n P r im e r a De la creación y de la forma de la letra de cambio Art. 58. — Además de lo dispuesto por el Art. 3^, la letra de cambio deberá contener: I — la orden incondicional de pagar una suma determi­ nada de dinero; II — el nombre del girado; III — la forma del vencimiento. Art. 59. — La letra podrá contener cláusula de intereses. Art. 60. — La letra de cambio puede ser girada : I II III IV V — a la vista; — a cierto tiempo vista; — a cierto tiempo fecha; — a día fijo ; — con vencimientos sucesivos. La letra de cambio con otras form as de vencimiento se consi­ derará pagadera a la vista. Art. 61. — Si una letra se gira a uno o varios meses fecha o vista, vencerá el día correspondiente al de su otorgamiento o presentación, del mes en que deba efectuarse el pago. Si este mes no tuviere día correspondiente al de la fecha o al de la presentación, la letra vencerá el día último del mes. Art. 62. — Si se señalare el vencimiento para principios, me­ diados o fines de mes, se entenderá por estos términos los días primero, quince y último del mes correspondiente. Art. 63. — Las expresiones de ocho días, o una semana, quince días, dos se'inanas, una quincena, o medio mes, se entenderán, no como una o dos semanas enteras, sino como plazos de ocho o de quince días efectivos, respectivamente. Art. 64. — La letra de cambio puede girarse a la orden o a cargo del mismo girador. En este último caso, el girador quedará obligado como aceptante, y si la letra fuere girada a cierto tiempo vista, su presentación sólo tendrá el efecto de fija r la fecha de su vencimiento. Respecto de la fecha de presentación, se obser­ vará, en su caso, lo dispuesto por el Art. 68. Art. 65. — El girador puede señalar como lugar para el pago de la letra cualquier domicilio determinado. El domiciliatario que pague, se entenderá que lo hace por cuenta del principal obligado. Art. 66. — El girador será responsable de la aceptación y del pago de la letra. Toda cláusula que lo exima de esta responsabi­ lidad, se tendrá por no escrita. Art. 67. — La inserción de las cláusulas documentos contra aceptación o documentos contra pago, o de las indicaciones D /a o D /p en el texto de una letra de cambio a la que se acompañen documentos, obligará al tenedor de la letra a no entregar los documentos sino mediante la aceptación o el pago de la letra. S e c c ió n S egunda De la aceptación Art. 68. — Las letras pagaderas a cierto tiempo vista deberán presentarse para su aceptación dentro del año que siga a su fecha. Cualquiera de los obligados podrá reducir ese plazo si lo consigna así en la letra. En la misma forma, el girador podrá, además, ampliar el plazo y aun prohibir la presentación de la letra antes de determinada época. Art. 69. — La presentación para aceptación de las letras gira­ das a día fijo o a cierto plazo de su fecha será protestativa; pero el girador, si así lo indica el documento, puede convertirla en obli­ gatoria y señalar un plazo para que se realice. El girador puede, asimismo, prohibir la presentación antes de una época determi­ nada, si lo consigna así en la letra. Cuando sea protestativa la presentación de la letra, el tenedor podrá hacerla a más tardar el último día hábil anterior al del vencimiento. Art. 70. — La letra debe ser presentada para su aceptación en el lugar y dirección designados en ella. A falta de indicación de lugar, la presentación se hará en el establecimiento o en la residencia del girado. Si se señalaren varios lugares, el tenedor podrá escoger cualquiera de ellos. Art. 71. — Si el girador indica un lugar de pago distinto al domicilio del girado, al aceptar éste deberá indicar el nombre de la persona que habrá de realizar el pago. Si no la indicare, se entenderá que el aceptante mismo quedará obligado a realizar el pago en el lugar designado. Art. 72. podrá éste, misma plaza a menos que distinta. — Si la letra es pagadera en el domicilio del girado, al aceptarla, indicar una dirección dentro de la para que ahí se le presente la letra para su pago^ el girador haya señalado expresamente una dirección Art. 73. — La aceptación se hará constar en la letra misma, por medio de la palabra acepto u otra equivalente, y la firm a del girado. La sola firma será bastante para que la letra se tenga por aceptada. Art. 74. — Si la letra es pagadera a cierto plazo vista o cuan­ do deba ser presentada, en virtud de indicación especial, dentro de ün plazo determinado, el aceptante deberá indicar la fecha en que aceptó, y si la omitiere, podrá consignarla el tenedor. Art. 75. — La aceptación deberá ser incondicional; pero podrá limitarse a cantidad menor de la expresada en la letra. Cualquiera otra modalidad introducida por el aceptante, equi­ valdrá a una negativa de aceptación; pero el girado quedará obliga­ do en los términos de la declaración que haya suscrito. Art. 76. — Se considera rehusada la aceptación que el girado tache antes de devolver la letra al tenedor. Art. 77.— - La aceptación convierte al aceptante en principal obligado. El aceptante quedará obligado cambiariamente aun con el girador; y carecerá de acción cambiaría contra éste y contra los demás signatarios de la letra. Art. 78. — La obligación del aceptante no se alterará por quie­ bra, interdicción o muerte del girador, aun en el caso de que haya acontecido antes de la aceptación. S e c c ió n T ercer a Del pago Art. 79. — La letra de cambio deberá presentarse para su pago el día de su vencimiento o dentro de los dos días hábiles siguientes. Art. 80. — La presentación para el pago de la letra a la vista, deberá hacerse dentro del año que siga a la fecha de la letra. Cualquiera de los obligados podrá reducir ese plazo, si lo consigna así en la letra. El girador podrá, en la misma forma, ampliarlo y prohibir la presentación antes de determinada época. Art. 81. — El tenedor no puede rechazar un pago parcial. Art. 82. — El tenedor no puede ser obligado a recibir el pago antes del vencimiento de la letra. Art. 83. — El girado que paga antes del vencimiento será res­ ponsable de la validez del pago. Art. 84. — Si vencida la letra ésta no es presentada para su cobro, después de tres días del vencimiento, cualquier obligado podrá depositar en un banco el importe de la misma, a expensas y riesgo del tenedor y sin obligación de dar aviso a éste. Este depósito producirá efectos de pago. S e c c ió n Cuarta Del protesto Art. 85. — El protesto sólo será necesario cuando el creador de la letra o algún tenedor, inserte la cláusula con protesto, en el anverso y con caracteres visibles. Art. 86. — El protesto se practicará con intervención de feda­ tario público y su omisión producirá la caducidad de las accio­ nes de regreso. Art. 87. — El protesto deberá levantarse en los lugares seña­ lados para el cumplimiento de las obligaciones o del ejercicio de los derechos consignados en el título. Art. 88. — Si la persona contra quien haya de levantarse el protesto no se encuentra presente, así lo asentará el fedatario que lo practique y la diligencia no será suspendida. Art. 89. — Si se desconoce el domicilio de la persona contra la cual deba levantarse el protesto, éste se practicará en el lugar que elija el fedatario que lo autorice. Art. 90. — El protesto por falta de aceptación deberá levan­ tarse antes de la fecha del vencimiento. Art. 91. — El protesto por falta de pago se levantará dentro de los dos días hábiles siguientes al del vencimiento. Art. 92. — Si la letra fue protestada por falta de aceptación, no será necesario protestarla por falta de pago. Art. 93. — Las letras a la vista sólo se protestarán por falta de pago. Lo mismo se observará respecto de las letras cuya pre­ sentación para la aceptación fuese protestativa. Art. 94. — El protesto se hará constar en el cuerpo de la letra o en hoja adherida a ella. Además, el funcionario que lo practi­ que levantará acta en la que se asiente: I II III IV V — la reproducción literal de todo cuanto conste en la letra; — el requerimiento al girado o aceptante para aceptar o pagar la letra, con la indicación de si esa persona estuvo o no presente; — los motivos de la negativa para la aceptación o el pago; — la firm a de la persona con quien se entienda la dili­ gencia, o la indicación de la imposibilidad para firmar o de su negativa; — la expresión del lugar, fecha y hora en que se prac­ tique el protesto, y la firm a del funcionario auto­ rizante. Art. 95. — El funcionario que haya levantado el protesto re­ tendrá la letra en su poder el día de la diligencia y el siguiente. Durante ese lapso, el girado tendrá derecho a pagar el importe de la letra más los accesorios, incluyendo los gastos del protesto. Art. 96. — El funcionario que haya levantado el protesto, o el tenedor del título, cuya aceptación o pago se hubieren rehusado, deberá dar aviso de tal circunstancia a todos los signatarios del título cuya dirección conste en el días hábiles siguientes a la fecha del ción para la aceptación o el pago. La persona que omita el aviso será ma igual al importe de la letra, de los causen por su negligencia. mismo, dentro de los dos protesto o a la presenta­ responsable, hasta una su­ daños y perjuicios que se Art. 97. — Si la letra se presentare por conducto de un banco, la anotación de éste respecto de la negativa de la aceptación o de pago, valdrá como protesto. C a p í t u l o II Del pagaré Art. 98. — El pagaré debe contener, además de los requisitos que establece el Artículo 3^, los siguientes : I — la promesa incondicional de pagar una suma deter­ minada de dinero; II — el nombre de la persona a quien deba hacerse el pago. Art. 99. — El suscriptor del pagaré se considerará como acep­ tante de una letra de cambio, salvo para lo relativo a las acciones causales y de enriquecimiento, en cuyos casos se equipara el girador. Art. 100. — Serán aplicables al pagaré, en lo conducente, las disposiciones relativas a la letra de cambio. C a p í t u l o III Del cheque S e c c ió n P r im e r a De la creación y de la forma del cheque Art. 101. — El cheque sólo puede ser expedido en formularios impresos y a cargo de un banco autorizado para operar en cuen­ tas de cheques. El título que en forma de cheque se expida en contravención a este artículo no producirá efectos de título-valor. Art. 102. —- El cheque deberá contener, además de lo dispuesto por el Artículo 8^: I — la orden incondicional de pagar una determinada suma de dinero; II — el nombre del banco librado. Art. 103. — El librador debe tener fondos disponibles en el banco librado y haber recibido de éste autorización para librar cheques a su cargo. La autorización se entenderá concedida por el hecho de que el banco entregue los formularios al librador. El cheque expedido en contravención a lo dispuesto en este ar­ tículo será irregular; pero producirá todos sus efectos contra los obligados en é l Art. 104. — El cheque puede ser a la orden o al portador. Si no se expresa el nombre del beneficiario, se reputará al portador. Art. 105. — En los cheques cualquier tenedor podrá limitar su negociabilidad, estampando en el documento la cláusula 7io endo sable. Art. 106. — Los cheques no negociables, por la cláusula corres­ pondiente o por disposición de la ley, sólo podrán ser endosados, para su cobro, a un banco. Art. 107. — El cheque expedido o endosado a favor del banco librado no será negociable. S e c c ió n S e g u n d a De la. presentación y del pago Art. 108. — El cheque será siempre pagadero a la vista. Cual­ quier anotación en contrario se tendrá por no puesta. El cheque postdatado será pagadero a su presentación. Art. 109. — Los cheques deberán presentarse para su pago : I ~ dentro de los quince días naturales a partir de su fecha; si fueren pagaderos en el mismo lugar de su expedición; II — dentro de un mes, si fueren pagaderos en el mismo país de su expedición, pero en lugar distinto al de ésta; III „ dentro de tres meses, si fueren expedidos en un país latinoamericano y pagaderos en algún otro país; IV — dentro de cuatro meses, si fueren expedidos en algún país latinoamericano América Latina. para ser pagados fuera de Art. 110. — La presentación de un cheque en cámara de com­ pensación surtirá los mismos efectos que la hecha directamente al librado. Art. 111. — El banco estará obligado con el librador a cubrir el cheque hasta el importe del saldo disponible, salvo disposición legal que lo libere de tal obligación. Si los fondos disponibles no fueren suficientes para cubrir el importe total del cheque, el librado deberá ofrecer al tenedor el pago parcial, hasta el saldo disponible. Art. 112. — Cuando sin causa justa se niegue el librado a pa­ gar un cheque, o no haga el ofrecimiento de pago parcial prevenido en el artículo anterior, resarcirá al librador los daños y perjui­ cios que se le ocasionen. La indemnización no será menor del 20 % del importe del cheque, o del saldo disponible. Art. 113. — Si el tenedor acepta el pago parcial, el librado le entregará una constancia en la que figuren los elementos fun­ damentales del cheque y el monto del pago efectuado. Esta cons­ tancia substituirá al título para los efectos del ejercicio de las acciones correspondientes contra los obligados. Art. 114. — Mientras no haya transcurrido el plazo legal para la presentación del cheque, el librador no podrá revocarlo ni oponerse a su pago, salvo lo dispuesto sobre cancelación y repo­ sición de títulos-valores. La oposición o revocación que hiciere en contra de lo dispuesto en este artículo no obligará al librado, sino después de que transcurra el plazo de presentación. Art. 115. — Aun cuando el cheque no hubiere sido presentado en tiempo, el librado deberá pagarlo si tiene fondos suficientes del librador, el cheque no ha sido revocado y se presenta dentro de los seis meses que sigan a su fecha. Art. 116. — La muerte o incapacidad supervinientes del libra­ dor, no autoriza al librado para no pagar el cheque. Art. 117. — La quiebra, liquidación judicial, suspensión de pa­ gos o concurso del librador, obligarán al librado a rehusar el pago desde que tenga noticias de ellos. Art. 119. — La anotación que el librado o la cámara de com­ pensación pongan en el cheque, de haber sido presentado en tiempo y no pagado total o parcialmente, surtirá los efectos del protesto. Art. 120. — La acción cambiaria contra el librador y sus ava­ listas caduca por no haber sido presentado y protestado el cheque en tiempo, si durante el plazo de presentación el librador tuvo fon ­ dos suficientes en poder del librado, y por causa no imputable al librador, el cheque dejó de pagarse. La acción cambiaria contra los demás signatarios caduca por la simple falta de presentación o protesto. Art. 121. — Las acciones cambiarias derivadas del cheque prescriben en seis meses, contados desde la presentación, las del último tenedor, y desde el día siguiente a aquel en que paguen el cheque, las de los endosantes y las de los avalistas. Art. 122. — El librador de un cheque presentado en tiempo y no pagado resarcirá al tenedor de los daños y perjuicios que con ello le ocasione. La indemnización en ningún caso será inferior al 20 del importe del cheque. Art. 123. — La alteración de la cantidad por la que el cheque fue expedido, o la falsificación de la firm a del librador, no pueden ser invocadas por éste para objetar el pago hecho por el librado, si el librador dio lugar a ellas por su culpa, o por la de sus fa c­ tores, representantes o dependientes. Art. 124. — El librador que habiendo perdido el formulario o los formularios proporcionados por el librado no hubiere dado aviso a éste oportunamente, sólo podrá objetar el pago si la alteración o la falsificación fueren notorias. S e c c ió n T e r c e r a De los cheques especiales SuB-SECCióN P r i m e r a Del cheque cruzado Art. 125. — El cheque que el librador o el tenedor crucen con dos líneas paralelas trazadas en el anverso, sólo podrá ser co­ brado por un banco. Art. 126. — Si entre las líneas del cruzamiento aparece el nom­ bre del banco que debe cobrarlo, el cruzamiento será especial; y será general, si entre las líneas no aparece el nombre de un banco. En el último supuesto, el cheque podrá ser cobrado por cualquier banco, y en el primero, sólo por aquel cuyo nombre aparezca entre las líneas, o por el banco a quien lo endosare para su cobro. Art. 127. — No se podrá borrar el cruzamiento ni el nombre de la institución, si aquel fuere especial. Los cambios o supresiones que se hicieren contra lo dispuesto en ese artículo se tendrán por no puestos. Art. 128. — El librado que pague un cheque en términos dis­ tintos a los indicados en los artículos anteriores será responsable del pago irregular. S u B -S E C cióN Segunda Del cheque jmra abono en cuenta Art. 129. — El librador o el tenedor pueden prohibir que el cheque sea pagado en efectivo, mediante la inserción de la expresión para abono en cuerita u otra equivalente. En este caso, el librado sólo podrá abonar el importe del cheque en la cuenta que lleva o abra el tenedor. Art. 130. — Si el tenedor no tuviere cuenta y el librado rehusa­ re abrírsela, negará el pago del cheque. Art. 181. — El librado que pague en forma diversa a la pres­ crita en los artículos anteriores, responderá por el pago irre­ gular. S u B -S E c c ió N T ercera Del cheque certificado Art. 132. — El librador puede exigir, antes de la emisión de un cheque, que el librado certifique que existen fondos disponibles para que el cheque sea pagado. Art. 188. — La certificación no puede ser parcial ni exten­ derse en cheques al portador. Art. 135. — La certificación hará responsable al librado frente al tenedor de que, durante el período de presentación, tendrá fondos suficientes para pagar el cheque. Art. 136. ~ Las palabras visto, bueno, u otras equivalentes, suscritas por el librado, o la sola firm a de éste, equivaldrán a certificación. Art. 137. — El librado mantendrá apartada de la cuenta la cantidad correspondiente al cheque certificado, destinada a su pago, hasta que transcurra el plazo de la presentación. Art. 138. — El librador no podrá revocar el cheque certificado antes de que transcurra el plazo de presentación. SuB-SECCiÓN C uarta Del cheque con provisión go^rantizada Art. 139. — tes esqueletos de conste la fecha cuantía máxima Los bancos podrán entregar a sus cuenta-habien­ cheques con provisión garantizada, en los cuales de la entrega y con caracteres impresos la por la cual cada cheque pueda ser librado. Art. 140. — La entrega de los formularios relativos producirá efectos de certificación. Art. 141. — La garantía de la i>rovisión se extinguirá si el che­ que no es presentado dentro del año siguiente a la fecha de entrega de los formularios. SuB -sE O C ióN Q u in t a De los cheques de caja Art. 142. Los bancos podrán expedir cheques de caja a car­ go de sus propias dependencias. Art. 143. — Los cheques de caja no serán negociables, S u b - sl: c c i ó n Sexta De los clic (¡lies de viajero Art. 144. ~ Los cheques de viajero serán expedidos por el li­ brador a su propio cargo, y ccrán pagaderos por su establecí- miento principal o por las sucursales o los corresponsales que tenga en el país del librador o en el extranjero. Art. 145. — Los cheques de viajero podrán ser puestos en cir­ culación por el librador-librado, o por sus sucursales o corres­ ponsales que él autorice. Art. 146. — Para fines de identificación, al entregar el cheque de viajero el librador al beneficiario, éste estampará su firma en lugar adecuado del título. El que pague o reciba el cheque deberá verificar la autenticidad de la firma del tenedor, cote­ jándola con la firma puesta ante el librador. Art. 147. — El librador entregará al beneficiario una lista de las sucursales o corresponsalías donde el cheque pueda ser cobrado. Art. 148. — La falta de pago del cheque de viajero dará ac­ ción al tenedor para exigir, además de la devolución de su importe, el pago de daños y perjuicios, que nunca serán inferiores al 25 % del importe del cheque. Art. 149. — El corresponsal que ponga en circulación los che­ ques de viajero se obligará como avalista del librador. Art. 150. — No prescribirán las acciones contra el que expida cheques de viajero. Las acciones contra el corresponsal que ponga en circulación el cheque prescribirán en 5 años. SUB-SECCIÓN SÉPTIMA De los cheques con talón para recibo Art. 151. — Los cheques con talón para recibo llevarán adhe­ rido un talón, que deberá ser firmado por el tenedor al cobrar el título. Art. 152. — Los cheques con talón para recibo no serán ne­ gociables. C a p ít u l o IV De los debentures S e c c ió n P r im e r a De los debentures en general Art. 153. — Los debentures son títulos-valores que incorporan una parte alícuota de un crédito colectivo constituido a cargo de una sociedad anónima. Serán considerados bienes muebles, aun cuando estén garantizados con derechos reales sobre in­ muebles. Art. 154. — Los debentures podrán ser nominativos, a la orden o al portador, y tendrán igual valor nominal, que será de cien veces, o múltiplos de cien, de la unidad monetaria en que se creen. Art. 155. — Los debentures podrán crearse en series diferen­ tes ; pero, dentro de cada serie, conferirán a sus tenedores iguales derechos. El acto de creación que contraríe este precepto será nulo; y cualquier tenedor podrá demandar su declaración de nulidad. Art. 156. — Los debentures se emitirán por orden de serie. No podrán emitirse nuevas series mientras la anterior no esté totalmente colocada. Art. 157. — Además de lo dispuesto en el Art. 3*?, los títulos deberán contener: I — el nombre, el objeto y el domicilio de la sociedad creadora; II — el monto del capital social y la parte pagada del mismo, así como el de su activo y pasivo, según el resultado de la auditoría que deberá practicarse precisamente para proceder a la creación de los de­ bentures ; III — el importe de la emisión, con expresión del número y del valor nominal de los debentures; IV — la indicación de la cantidad efectivamente recibida por la sociedad creadora, en los casos en que la emi­ sión se coloque bajo la par o mediante el pago de comisiones; V — el tipo de interés; VI -— la forma de amortización de los títulos; VII — la especificación de las garantías especiales que se constituyan; así como los datos de su inscripción en el registro correspondiente. VIII — el lugar, la fecha y el número del acta de creación; así como el nombre del notario autorizante y el nú­ mero y fecha de la inscripción del acta en el re­ gistro ; IX — la firma de la persona designada como representan­ te común de los debenturistas. Art. 158. — No podrá establecerse que los títulos sean amorti­ zados mediante sorteos por una suma superior a su valor nomi­ nal, o por primas o premios, sino cuando el interés que produz­ can sea superior al seis por ciento anual. La creación de los tí­ tulos en contravención a este precepto será nula, y cualquier te­ nedor podrá exigir su nulidad. Art. 159. — El valor total de la emisión o emisiones, no excede­ rá del monto del capital contable de la sociedad creadora, con deducción de las utilidades repartibles que aparezcan en el ba­ lance que se haya practicado previamente al acto de creación; a menos de que los debentures se hayan creado para destinar su importe a la adquisición de bienes por la sociedad. En este ca­ so, la suma excedente del capital contable podrá ser hasta las tres cuartas partes del valor de los bienes. Art. 160. — La sociedad creadora no podrá reducir su capital sino en proporción al reembolso que haga de los títulos en cir­ culación; ni podrá cambiar su finalidad, su domicilio, su deno­ minación o la nacionalidad que pueda tener, sin el consentimien­ to de la asamblea general de tenedores de debentures. Art. 161. — La sociedad creadora deberá publicar anualmente su balance, revisado por contador público, dentro de los tres meses que sigan al cierre del ejercicio social correspondiente. La publicación se hará en un diario de circulación general en la República donde la sociedad tenga su domicilio. Si la publicación se omitiere, cualquier tenedor podrá exigir que se haga, y si no se hiciere dentro del mes que siga al requeri­ miento, podrá dar por vencidos los títulos que le correspondan. unilateral de voluntad de la sociedad creadora, que hará cons­ tar en escritura pública, la que se inscribirá en el Registro Pú­ blico de Comercio y en los registros correspondientes a las ga­ rantías específicas que se constituyan. Art. 163. — El acta de creación deberá contener: I — los datos a que se refieren las fracciones I a VII y IX, del Art. 168; II — la inserción de los siguientes documentos: a) acta de la asamblea general de accionistas que haya autorizado la creación de los títulos; b) balance general que se haya practicado previa­ mente a la creación de los debentures; c) acta que acredite la personalidad de quienes de­ ben suscribir los títulos a nombre de la sociedad creadora. III — la especificación, en su caso, de las garantías espe­ ciales que se constituyan; IV — en su caso, la indicación pormenorizada de los bie­ nes que hayan de adquirirse con el importe de la co­ locación de los títulos; V — la designación del representante común de los tene­ dores de los títulos, el monto de su retribución, la constancia de la aceptación de su cargo y su de­ claración ; a) de que se ha cerciorado, en su caso, de la existen­ cia y valor de los bienes que constituyan las ga­ rantías especiales; b) de haber comprobado los datos contables manifes­ tados por la sociedad; c) de constituirse como depositario de los fondos que produzca la colocación de los títulos, si di­ chos fondos se dedicaren a la construcción o ad­ quisición de bienes y hasta el momento en que di­ cha construcción o adquisición se realice. El re­ presentante común realizará los pagos necesarios para el proceso de construcción o adquisición de las obras. Art. 164. — Si los títulos se ofrecen en venta al público, los anuncios o la propaganda correspondiente contendrán los datos a que se refiere el artículo anterior. Art. 165. — Los bienes que constituyan la garantía específica, deberán asegurarse contra incendio y otros riesgos usuales, por una suma que no sea inferior a su valor destructible. Art. 166. — El representante común actuará como mandatario del conjunto de debenturistas, y representará a éstos frente a la sociedad creadora, y en su caso, frente a terceros. Art. 167. — Cada tenedor podrá ejercitar individualmente las acciones que le correspondan; pero el juicio colectivo que el re­ presentante común inicie, será atractivo de todos los juicios in­ dividuales. Art. 168. — Los debenturistas podrán reunirse en asamblea general cuando sean convocados por la sociedad deudora, por el representante común o por un grupo no menor del 25 % del conjunto de debenturistas, computado por capitales. Art. 169. — La asamblea podrá remover libremente al repre­ sentante común. Art. 170. — El representante común tendrá el derecho de asis­ tir, con voz, a las asambleas de la sociedad deudora, y deberá ser convocado a ellas. Art. 171. — Si la asamblea adopta, por mayoría, acuerdos que quebranten los derechos individuales de los debenturistas, la minoría disidente podrá dar por vencidos sus títulos. Art. 172. — Los administradores de la sociedad deudora ten­ drán la obligación de asistir e informar, si fueren requeridos para ello, a la asamblea de debenturistas. Art. 173. — Si los títulos fueren redimibles por sorteo, éste se celebrará ante notario público, con asistencia de los adminis­ tradores de la sociedad deudora y del representante común. Art. 174. — Los resultados del sorteo deberán publicarse en un diario de circulación general en la República donde tenga su do­ micilio la sociedad deudora. Art. 175. — En la publicación se indicará la fecha señalada para el pago, que será después de los quince días siguientes a la pu­ blicación. el importe de los títulos sorteados más los intereses causados, a más tardar un día antes del señalado para el pago. Art. 177. — Si se hubiere hecho el depósito, los títulos sortea­ dos dejarán de causar intereses desde la fecha señalada para su cobro. Art. 178. — Si los tenedores no se hubieren presentado a co­ brar el importe de los títulos, la sociedad deudora podrá retirar sus depósitos después de noventa días del señalado para el pago. Art. 179. — La retribución del representante común será a cargo de la sociedad deudora. Art. 180. — Para incorporar el derecho al cobro de los intere­ ses se anexarán cupones, los que podrán ser al portador, aun en el caso de que los debentures tengan otra forma de circulación. Art. 181. — Las acciones para el cobro de los intereses prescri­ birán en cinco años; y para el cobro del principal en diez. Art. 182. — Transcurridos los plazos de la prescripción, la so­ ciedad deudora pondrá el importe de los debentures prescritos a disposición de la Asistencia Pública, la que tendrá acción ejecu­ tiva para exigir dicho importe. S e c c ió n Segunda De los debentures convertibles en acciones Art. 183. — Podrán crearse debentures que confieran a sus te­ nedores el derecho de convertirlos en acciones de la sociedad. Art. 184. — Los títulos de los debentures convertibles, además de los requisitos generales que deberán contener, indicarán el plazo dentro del cual sus titulares puedan ejercitar el derecho de conversión, y las bases para la misma. Art. 185. — Durante el plazo en que pueda ejercitarse el dere­ cho de conversión, la sociedad creadora no podrá modificar las condiciones o bases para que dicha conversión se realice. Art. 186. — Los debentures convertibles no podrán colocarse bajo la par. que los debentures sean convertidos en acciones. Así deberá preve­ nirse en la escritura social correspondiente. Art. 188. — Los accionistas tendrán preferencia para suscri­ bir los debentures convertibles. La sociedad creadora publicará en un diario de amplia circulación en su domicilio, un aviso parti­ cipando a los accionistas la creación de los debentures. Duran­ te treinta días a partir de la fecha del aviso, los accionistas po« drán ejercitar su preferencia para la suscripción. S e c c ió n T ercera De los debentures o bonos bancarios Art. 189. — La creación de valores bancarios deberá ser auto­ rizada por el órgano estatal competente. Art. 190. — Si se constituyeren garantías específicas, los bie­ nes que constituyan la cobertura serán cuidadosamente determi­ nados, y podrán permanecer en poder del banco deudor, quien tendrá, respecto de ellos, el carácter de depositario. Art. 191. — Si vencieren los títulos-valores que constituyan la cobertura de valores bancarios, el banco deudor los hará efec­ tivos y los substituirá por otros equivalentes. Art. 192. — Tratándose de valores bancarios, no será necesa­ ria la designación de representante común de los tenedores; pero éstos podrán designarlo en cualquier tiempo. Art. 193. — Quienes tengan poder de disposición sobre un in­ mueble o sobre un buque, podrán, por declaración unilateral de voluntad, y con la intervención de un banco especialmente auto­ rizado, constituir créditos hipotecarios sobre dichos bienes, con creación de cédulas hipotecarias que incorporen una parte alí­ cuota del crédito correspondiente. Art. 194. — El banco hipotecario interventor tendrá el carác» ter de avalista de las cédulas. Art. 195. — El banco actuará como representante común de los tenedores de cédulas. Art. 196. — El tenedor de la cédula tendrá acción hipotecaria contra el deudor principal, y cambiaria contra el mismo deudor y contra el banco. Art. 197. — El banco se considerará depositario de las cantida­ des que los deudores entreguen para el pago de las cédulas. Transcurrido el plazo de la prescripción, el banco entregará las cantidades no cobradas a la Asistencia Pública. Art. 198. — No se aplicarán a los debentures bancarios los artículos 156, 176 y 178. C a p ít u l o V Del certificado de depósito y del bono de prenda Art. 199. — Como consecuencia de depósitos de mercancías, los almacenes generales de depósito debidamente autorizados, podrán expedir certificados de depósito y esqueletos de bonos de prenda, Art. 200. — El certificado de depósito tendrá la calidad de tí­ tulo representativo de las mercancías por él amparadas. Art. 201. — Eli bono de prenda incorporará un crédito prenda­ rio sobre las mercancías amparadas por el certificado de de­ pósito, Art. 202. — Además de los requisitos generales, el certificado de depósito y el bono de prenda deberán contener: I — descripción pormenorizada de las mercancías deposi­ tadas, con todos los datos necesarios para su identifi­ cación, o la indicación, en su caso, de que se trata de mercancías genéricamente designadas; II — la constancia de haberse constituido el depósito; III — el plazo del depósito; IV — el monto de las prestaciones a favor del fisco o del almacén, a cuyo pago esté supeditada la entrega de las mercancías o las bases o tarifas para calcular el mon­ to de dichas prestaciones; V —^el importe del seguro, y el nombre de la aseguradora; VI — el importe, tipo de interés y fecha de vencimiento del crédito que en el bono de prenda se incorpore. Este dato se anotará en el certificado al ser negociado el bono por primera vez. Art. 203. — El vencimiento del crédito prendario no podrá ex­ ceder al plazo del depósito. Art. 204. — El bono de prenda contendrá, además: I — la indicación de haberse hecho en el certificado la anotación de la primera negociación del bono, y II — las firmas del tenedor del certificado que negocie el bono por primera vez, y de la institución que haya in­ tervenido en la negociación. Art. 205. — El certificado y, en su caso, el esqueleto de bono, se entregarán por el almacén a requerimiento y costo del de­ positante. Art. 206. — El certificado y el bono se desprenderán de libros talonarios. Art. 207. — Si no se hiciere constar en el bono el interés pac­ tado, se entenderá que su importe se ha descontado. Art. 208. — Los almacenes generales podrán expedir certifica­ dos de depósito de mercancías en tránsito, siempre que ellos mismos tengan el carácter de cargadores y destinatarios. En este caso, se anotarán en los títulos el nombre del portador o fletante y los lugares de carga y descarga. Art. 209. — El almacén deberá contratar seguro contra riesgos de transporte. Art. 210. — El almacén no responderá por las mermas ocasio­ nadas por el transporte. Art. 211. — El bono de prenda sólo podrá ser negociado por primera vez, con la intervención de un almacén general de depósi­ to o de un banco. Art. 212. — Al realizarse la primera negociación se anotarán en el bono los datos relativos al crédito, y se anotará en el certifi­ cado la constancia de la negociación del bono. Art. 213. — La institución que intervenga en la negociación avisará, bajo su responsabilidad, al almacén creador del certifica­ do, para que éste anote los datos relativos al bono de prenda en los talonarios correspondientes. Art. 214. — Para disponer de las mercancías el tenedor del certificado deberá exhibir, juntos, dicho título y el bono de pren­ da, Si éste se hubiese negociado y circulase separadamente, el tenedor del certificado sólo podrá recoger las mercancías si en- trega al almacén el importe del crédito prendario, para que el almacén lo mantenga a disposici(Sn del tenedor del bono. Art. 215. — Tanto el certificado como el bono podrán ser no­ minativos, a la orden o al portador. Art. 216. — El tenedor del certificado que haya constituido el crédito prendario al negociar el bono por primera vez, tendrá la misma consideración que el aceptante de una letra de cambio. Art. 217. — Se aplicarán al bono de prenda, en lo conducente, las disposiciones relativas a la letra de cambio. C a p ít u l o VI De la carta de porte o conocimiento de embarque Art. 218. — Los portadores o fletantes, que exploten rutas de transporte permanentes, bajo concesión, autorización o permiso estatal, podrán expedir a los cargadores cartas de porte o cono­ cimientos de embarque, que tendrán el carácter de títulos repre­ sentativos de las mercancías objeto del transporte. Art. 219. — La carta de porte o conocimiento de embarque de­ berá contener, además de los requisitos establecidos en el Art. 3®, lo siguiente: I — el nombre y el domicilio del transportador ; II — el nombre y el domicilio del cargador; III — el nombre y el domicilio de la persona a cuya or­ den se expide, o la indicación de ser el título al portador ; IV — el número de orden que corresponda al título ; V — la descripción pormenorizada de las mercancías que habrán de transportarse; VI — la indicación de los fletes y demás gastos del trans­ porte, de las tarifas aplicables, y la de haber sido pagados los fletes o ser éstos por cobrar; VII — la mención de los lugares de salida y de destino ; VIII — la indicación del medio de transporte ; IX — si el transporte fuera por vehículo determinado, los datos necesarios para su identificación. la restrictiva de la obligación del portador de entregar las mercan­ cías en el lugar de destino, así como las que lo liberan totalmen­ te de responsabilidad. Art. 221. — Si mediare un lapso entre el recibo de las mer­ cancías y su embarque, el título deberá contener, además: I — la mención de ser ‘‘recibido para em barque"; II — la indicación del lugar donde habrán de guardarse las mercancías mientras el embarque se realiza; III — el plazo fijado para el embarque. Art. 222. — El endosante responderá de la existencia de las mercancías en el momento del endoso. C a p ít u l o VII De la factura cambiaría Art. 223. — Factura cambiaria es un título-valor que en la compraventa de mercaderías, el vendedor podrá librar y entre­ gar o remitir al comprador, para que éste devuelva, debidamen­ te aceptado, el original de la factura o una copia de ella. No se podrá librar factura cambiaria a que se refiere este capítulo que no corresponda a una venta efectiva de mercaderías entre­ gadas real o simbólicamente. Art. 224. — Una vez que la factura cambiaria fuese aceptada por el comprador, se considerará, frente a terceros de buena fe, que el contrato de compraventa ha sido debidamente ejecutado en la forma expuesta en la misma. Art. 225. — La factura cambiaria deberá contener, además de los requisitos que establece el Art. 3^?, los siguientes: I — el número de orden del título librado; II — el nombre y domicilio del com prador; III — la denominación y características principales de las mercaderías vendidas; IV — el precio unitario y el precio total de las mismas. La omisión de cualquiera de los requisitos expuestos en las fracciones I al IV, que anteceden, no afectará la validez del nego­ cio jurídico que dio origen a la factura cambiaria, pero ésta perderá su calidad de título-valor. Art. 226. — Cuando el pago haya de hacerse en abonos, la factura deberá contener, en adición a los requisitos expuestos en el artículo anterior: I — el número de cuotas; II — las fechas de vencimiento de las mismas; III — la cantidad a pagar encada una. Art. 227. — La no devolución de la factura cambiaría en un plazo de cinco días a partir de la fecha de su recibo, se entenderá como falta de aceptación. Art. 228. — Se aplicarán a la factura cambiaria las normas relativas a la letra de cambio. TÍTULO TERCERO De los procedimientos C a p ít u l o I De la acción cambiaria Art. 229. — La acción cambiaría se ejercitará: I — en caso de falta de aceptación o de aceptación parcial; II — en caso de falta de pago o de pago parcial; y III — cuando el girado o el aceptante fueren constituidos en estado de quiebra, de liquidación judicial, de sus­ pensión de pagos, de concurso, o en otra situación equivalente. Art. 230. — La acción cambiaría es directa cuando se deduce contra el principal obligado o sus avalistas, y de regreso cuan­ do se ejercita contra cualquier otro obligado. Art. 231. — Mediante la acción cambiaría, el último tenedor del título puede reclamar el pago: I — del importe del título, o en su caso, de la parte no aceptada o no pagada; II — de los intereses moratoríos al tipo legal, desde el día de su vencimiento; III — de los gastos del protesto y de los demás gastos le­ gítimos, incluyendo los gastos del ju icio; IV — del premio de cambio entre la plaza en que debería haberse pagado la letra y la plaza en que se le haga efectiva, más los gastos de situación. Art. 232. — El obligado en vía de regreso que pague el título, podrá exigir, por medio de la acción cambiaría: I — el reembolso de lo que hubiere pagado, menos las costas a que hubiere sido condenado; II — intereses moratorios sobre el principal pagado, des­ de la fecha del pago; III — los gastos de cobranza y los demás gastos legítimos, incluidas las costas judiciales; y IV — el premio del cambio entre la plaza de su domicilio y la del reembolso, más los gastos de situación. Art. 233. — Contra la acción cambiaria sólo podrán oponerse las siguientes excepciones y defensas: I — la incompetencia del juez; II — la de falta de personalidad del actor; III — las que se funden en el hecho de no haber sido el demandado quien suscribió el título; IV — el hecho de haber sido incapaz el demandado al sus­ cribir el título; V — las de falta de representación o de poder bastante de quien haya suscrito el título a nombre del de­ mandado ; VI — las fundadas en la omisión de los requisitos que el título deba contener y que la ley no presume expre­ samente ; VII — la alteración del texto del título, sin perjuicio de lo dispuesto respecto de los signatarios posteriores a la alteración; VIII — las relativas a la no negociabilidad del título; IX — las que se funden en la quita o pago parcial, siempre que consten en el título; X — las que se funden en la consignación del importe del título o en el depósito del mismo importe hecho en los términos de esta Ley; X I — las que se funden en la cancelación judicial del título, o en la orden judicial de suspender su pago; X II — las de prescripción o caducidad, y las que se basen en la falta de los requisitos necesarios para el ejer­ cicio de la acción; X III — las personales que tenga el demandado contra el actor. Art. 234. — Si la excepción fuera declarada improcedente se sancionará al oponente hasta con un 25 % del principal demanda­ do, lo que se entregará al actor. Art. 235. — El tenedor del título puede ejercitar la acción cambiaria contra todos los obligados a la vez, o contra alguno o algunos de ellos, sin perder en este caso la acción contra los otros y sin obligación de seguir el orden que las firmas guarden en el título. El mismo derecho tendrá todo obligado que haya pa­ gado el título, en contra de los signatarios anteriores. Art. 236. — El último tenedor del título debidamente protes­ tado, así como el obligado en vía de regreso que lo haya pagado, pueden cobrar lo que en virtud del título les deban los demás signatarios: I — cargándoles y pidiéndoles que les abonen en cuenta el importe del título más los accesorios legales; II — girando a su cargo a la vista, en favor de sí mismo o de un tercero, por el valor del título, más los acceso­ rios legales. En ambos casos, el aviso o letra de cambio correspondientes deberán ir acompañados del título original, con la anotación de re­ cibo respectiva, del testimonio o copia autorizada del acta de pro­ testo y de la cuenta de los accesorios legales. Art. 237. — La acción cambiaría de regreso del último te­ nedor del título caducará: I — por no haber sido presentado el título en tiempo pa­ ra su aceptación o para su pago; II — por no haberse levantado el protesto en los términos de esta ley. Art. 238. — Si el tenedor debe realizar obligatoriamente al­ gún acto en relación con el título, y el último día del plazo respec­ tivo fuere inhábil, el plazo se considerará prorrogado hasta el día siguiente hábil. Los días inhábiles intermedios se contarán den­ tro del plazo. En ningún término se contará el día que le sirva como punto de partida. Art. 239. — Los términos de que depende la caducidad de la acción cambiaria no se suspenden sino en los casos de fuerza mayor, y nunca se interrumpen. Art. 240. — La acción cambiaria directa prescribe en tres años a partir del día del vencimiento. Art. 241. — La acción cambiaria de regreso del último tene­ dor prescribirá en un año, contado desde la fecha del protesto o, si el título fuere sin protesto, desde la fecha del vencimiento; y en su caso, desde que concluyan los plazos de presentación. Art. 242. — La acción del obligado de regreso contra los de­ más obligados anteriores prescribe en seis meses, contados a par­ tir de la fecha del pago voluntario o de la fecha de notificación de la demanda. Art. 243. — Las causas que interrumpen la prescripción res­ pecto de uno de los deudores cambiarios no la interrumpen res­ pecto de los otros, salvo el caso de los signatarios de un mismo acto. C a p í t u l o II Del procedimiento de cobro Se c c ió n P r im e r a Del procedimiento de cobro en general Art. 244. — El cobro de un título-valor dará lugar al procedi­ miento ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento de firma. Art. 245. — Si en la legislación procesal correspondiente no estuviere regulado el juicio ejecutivo, el procedimiento se sujeta­ rá a lo que en este capítulo se previene. Art. 246. — Presentada la demanda acompañada del títulovalor correspondiente, el juez dictará auto con efecto de manda­ miento en forma, para que el deudor sea requerido de pago, y de no hacerlo, se le embarguen bienes suficientes para cubrir la deu­ da y las costas. Art. 247. — Si no se encontrare el deudor en la primera búsiqueda, se le dejará citatorio para que espere al ejecutor el día y la hora que se le señale. Si no esperare, el embargo y el empla­ zamiento se hará sin su presencia. Art. 248. — Practicado el embargo, se emplazará al deudor para que comparezca ante el juez dentro de tres días, para hacer paga llana de lo demandado y las costas, o presentar oposición. Art. 249. — Si el demandado se opusiere y se ofrecieren pruebas, el juez, si las admite, concederá un término probatorio conjunto, no mayor de diez días. Art. 250. — Cuando el demandado oponga la excepción de no ser suya la firm a que se le atribuye, ni de persona que lo haya re­ presentado, aun aparentemente, si declara estos extremos, ba­ jo protesta de decir verdad, ante el juez, se levantará el embar­ go que se haya practicado. El actor podrá impedir que el embargo se levante si da fianza suficiente a juicio del juez para responder de los daños y per­ juicios que se ocasionen al demandado. Art. 251. — Concluido el término probatorio, y sin necesidad de resolución judicial expresa, las partes dispondrán de un térmi­ no conjunto de tres días para presentar sus alegatos. Art. 252. — Transcurrido el término para alegar, el juez dic­ tará su sentencia dentro de los tres días siguientes. Art. 253. — Si el demandado no realiza el pago ni se opone a la ejecución, la sentencia se dictará sin más trámite. Art. 254. — La parte perdidosa será condenada al pago de las costas del juicio. Si el demandado se allanare al pago, las cos­ tas le serán limitadas al cuatro por ciento del importe de la de­ manda. Art. 255. — La sentencia mandará subastar los bienes em­ bargados, y que con su producto se haga pago al acreedor. Art. 256. — Cualquier incidente se resolverá por el juez con sólo un escrito de cada parte. S e c c ió n S e g u n d a Del cobro del bono de 'prenda Art. 257. — El bono de prenda deberá presentarse para sü cobro ante el almacén correspondiente. Art. 258. — Si el deudor no hubiese hecho provisión oportuna al almacén, éste deberá poner en el bono la anotación de falta de pago. Tal anotación surtirá efectos de protesto. Art. 259. — Si el almacén se negase a poner la anotación, de­ berá levantarse el protesto. Art. 260. — El tenedor del bono debidamente anotado protes­ tado, podrá dentro de los ocho días que sigan al protesto o a la anotación, exigir del almacén que proceda a la subasta de los bienes depositados. Art. 261. — El almacén subastará los bienes, y su producto lo aplicará al pago de los siguientes adeudos: I — los gastos de la subasta; II — los créditos fiscales que gravan las cosas depositadas; III — los provenientes del contrato de depósito; IV — el crédito incorporado al bono de prenda. El remanente se conservará por el almacén, a disposición del tenedor del certificado de depósito. Art. 262. — En caso de siniestro, el almacén cobrará el impor­ te del seguro y lo aplicará en los términos del artículo anterior. Art. 263. — El almacén anotará en el bono las cantidades pa­ gadas, y por el saldo insoluto el tenedor tendrá acción cambiaria contra los signatarios del bono. Art. 264. — Las acciones de regreso del tenedor del bono de prenda caducarán: I — por falta de presentación y, en su caso, del protesto oportuno; II — por no exigir al almacén, en el término legal, la su­ basta de los bienes depositados. C a p ít u l o III De la cancelación, la reposición y la reivindicación de los títulos-valores Art. 265. — Si un título-valor se deteriorare de tal manera que no pueda seguir circulando, o se destruyere en parte, pero de modo que subsistan los datos necesarios para su identificación, el tenedor podrá obtener judicialmente que el título sea repuesto a su costa, si lo devuelve al principal obligado. Igualmente, ten­ drá derecho a que le firmen el nuevo título los suscriptores del título primitivo a quienes se pruebe que su firma inicial ha sido destruida o testada. Art. 266. — Si algún obligado desacatase la orden judicial de firm ar el nuevo título, el juez firm ará en su rebeldía. Art. 267. — Quien haya sufrido el extravío, robo, destrucción total de un título-valor nominativo o a la orden, podrá solicitar la cancelación de éste, y en su caso, la reposición. Art. 268. — Será juez competente para conocer de la demanda de cancelación, el del lugar donde el principal obligado deba cum­ plir las obligaciones que el título le imponga. Art. 269. — La demanda deberá contener los datos esenciales del título, y si algunos de los requisitos estuvieren en blanco, los datos necesarios para la completa identificación del documento. Art. 270. — Se correrá traslado de la demanda a quienes el actor señale como signatarios del título. Art. 271. — Se publicará un extracto de la demanda en un dia­ rio de circulación general en la República donde el juicio se tramite. Art. 272. — El juez, si el actor otorga garantía suficiente, or­ denará la suspensión del cumplimiento de las obligaciones deriva­ das del título, y, con las restricciones y requisitos que señale, facul­ tará al demandante para ejercitar aquellos derechos que sólo po­ drían ejercitarse durante el procedimiento de cancelación., Art. 273. — El procedimiento de cancelación interrumpirá la prescripción, y los términos de que depende la caducidad queda­ rán suspendidos. Art. 274. — Transcurridos treinta días de la fecha de la publí- cación de la demanda, si no se presentare oposición, se dictará sentencia que decrete la cancelación. Art. 275. — La sentencia de cancelación causará ejecutoria treinta días después de la fecha de su notificación, si el título ya hubiere vencido, y treinta días después de la fecha del vencimien­ to, si no hubiera vencido aún. Art. 276. — Si los demandados negaren haber suscrito el título cuya cancelación se demanda, será sobreseído el procedimiento en su contra; pero, si llegare a probarse que sí habían suscrito el título, serán castigados como falsarios en declaraciones ante la autoridad judicial, aunque no hubieren declarado bajo jura­ mento o protesta de decir verdad. Art. 277. — Si los obligados se negaren a realizar el pago, quien obtuvo la cancelación podrá legitimarse con la copia certifica­ da de la sentencia, para exigir las prestaciones derivadas del título. Art. 278. — Si el título ya estuviere vencido, o venciere duran­ te el procedimiento, el actor podrá pedir al juez que ordene a los signatarios que depositen, a disposición del juzgado, el importe del título. ! Art. 279. — El depósito hecho por uno de los signatarios libera a los otros de la obligación de hacerlo. Y si lo hicieren varios, solo subsistirá el depósito de quien libere a mayor número de obligados. Art. 280. — Si al decretarse la cancelación del título no hubie­ re vencido, el juez ordenará a los signatarios que suscriban el título substituto. Si no lo hicieren, el juez lo firm ará en su rebeldía. Art. 281. — El nuevo título vencerá a 30 días después del ven­ cimiento del título cancelado. Art. 282. — El tercero que se oponga a la cancelación, deberá exhibir el título. Art. 283. — Aun en el caso de no haber presentado oposición el tenedor del título cancelado conservará sus derechos contra quien obtuvo la cancelación y el cobro del título. Art. 284. — Los títulos al portador no serán cancelables. Su tenedor podrá, en los supuestos que establece el artículo 3^ notificar al emisor, judicialmente, el extravío o el robo. Transcurrido el término de la prescripción de los derechos incorporados en el títu­ lo, si no se hubiere presentado a cobrarlo un tenedor de buena fe, el obligado deberá pagar al principal y los accesorios al denun­ ciante. Art. 285. — Si se tratare de acciones al portador el juez podrá, previa garantía suficiente, autorizar al denunciante para ejercitar las acciones o derechos derivados de los títulos, aunque no haya transcurrido el plazo de la prescripción y mientras no se presente un portador. Art. 286. — Los títulos-valores podrán ser reivindicados en los casos de extravío, robo o algún otro medio de apropiación ilícita. Art. 287. — La acción reivindicatoría procederá contra el pri­ mer adquirente y contra quienes lo hayan adquirido conociendo o debiendo conocer los vicios de la posesión de quien se los tras­ mitió. ANTECEDENTES DEL PROYECTO Lima, 21 de octubre de 1965. Señor Director: En la Primera Reunión de la Junta Directiva del Parlamento Latinoamericano, realizada en Santiago de Chile del 8 al 10 del presente mes, se consideró indispensable dar cumplimiento al Acuerdo adoptado en la Primera Asamblea Ordinaria, relativo a la ne­ cesidad de uniformar la legislación de los países integrantes, sobre letras de cambio, cheques y otros efectos de comercio: y considerando que el Instituto de su digna presidencia, es un organismo altamente especializado, se acordó solicitar su valiosa colaboración, pidiéndole que si le fuera posible, se sirviera preparar el correspondiente ante­ proyecto. Esta Secretaría General abriga la confianza de contai' con tan esclarecida cooperación, dados los altos fines y propósitos integracionistas que, para los mejores destinos de nuestros pueblos la­ tinoamericanos, inspiran a nuestras Instituciones. Con este motivo, me es muy grato reiterar a Usted los sentimientos de mi más alta consideración y deferente amistad. A ndrés T o w n sen d E zcurra Secretario General del Parlamento Latinoamericano Señor Director del Instituto para la Integración de América Latina Dr. Gustavo Lagos REUNIÓN DE ESPECIALISTAS EN TÍTULOS-VALORES O RGAN IZADA POR EL INTAL, D E L 13 A L 15 DE OCTUBRE DE 1966 a. A C T A D E L A REU N IÓ N D E E S P E C IA L IS T A S R E A L IZ A D A E N E L IN T A L , D E L 13 A L 15 D E OCTU BRE D E 1966, P A R A C O N SIDERAR E L A N T E P R O Y E C T O D E L E Y U N IF O R M E D E TÍTULOS - V A L O R E S P A R A AM ÉR IC A L A T IN A Entre el 13 y 15 de octubre se realizó en Buenos Aires, en la sede del i n t a l , una reunión de juristas organizada por el Instituto para estudiar un anteproyecto de ley uniforme de títulos-valores adecuado a las exigencias del proceso de integración de América Latina. La preparación de dicho anteproyecto le fue encomendada al INTAL por el Parlamento Latinoamericano *. La reunión de especialistas, que contó con el patrocinio del Banco Central de la República Argentina, tuvo por objeto conocer y analizar los cri­ terios y orientaciones existentes en los diversos países latino­ americanos en materia de títulos-valores. El INTAL había encomendado la elaboración de un anteproyec­ to al profesor Raúl Cervantes Ahumada, de México, y dicho docu­ mento sirvió de base para la reunión. Igualmente se encomenda­ ron trabajos especiales a los profesores: Ignacio Winizky (A rgen­ tina), Héctor Cámara (Argentina), Rodolfo Fontanarrosa (A r ­ gentina), Carlos Terrazas Torres (B olivia), Rafael Lasalvia Copene (Chile), Teophilo de Azeredo Santos (B rasil), Alberto Zuleta Angel (Colombia) y Carlos Lollet (Venezuela). A la reunión concurrieron juristas especializados, represen­ tantes de Bancos Centrales de América Latina, de institutos de De­ recho Comparado, y de organismos internacionales regionales **. Para presidir las deliberaciones fue elegido el doctor Roberto Ra­ mírez, presidente del Banco Central de Honduras, del Instituto Centroamericano de Derecho Comparado y miembro del Consejo * Cf. Comunicación del Parlamento Latinoamericano, p. 61. ** Anexo 2. Lista de participantes. Consultivo del i n t a l . Igualmente asistió a la reunión el señor Gus­ tavo Lagos, director del i n t a l . Los señores Félix Peña y Marcelo Aftalión, del i n t a l , actua­ ron como secretarios técnicos de la reunión. La sesión inaugural se efectuó el día 13 de octubre, a las 10 ho­ ras. En su discurso de apertura el señor Gustavo Lagos destacó la importancia del anteproyecto en consideración y del análisis que de él harían los juristas; se refirió, asimismo, a los antece­ dentes de la reunión. Después de dar la bienvenida a los juristas y banqueros, expre­ só que esta reunión técnica tiene una finalidad operativa muy con­ creta : dar las bases de un proyecto de ley uniforme sobre títulosvalores para América Latina que esté de acuerdo y adaptado a las necesidades del proceso de integración de nuestros países. “ Es la primera vez — agregó— que se estudia de esta form a la posibilidad de dictar una ley uniforme con vigencia para toda América Latina; al mismo tiempo, quiero destacar que el INTAL realiza esta reunión y elaborará el proyecto de ley uniforme en cumplimiento de su función de asesoría asignada por el Banco Interamericano. "H ay actualmente — dijo m.ás adelante— dos esquemas de in­ tegración en América Latina: la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio ( a l a l c ) , integrada por todos los países sudame­ ricanos — excepto Bolivia— y México, y el Mercado Común Centroamericano. Este último se encuentra en una etapa mucho más avanzada, y dentro de este esquema del Mercado Común Centroamericano, apoyado por el Instituto Centroamericano de Derecho Comparado, que preside el doctor Roberto Ramírez, sur­ gió la iniciativa para legislar uniformemente en materia de títu­ los-valores en escala centroamericana. El anteproyecto fue envia­ do a la Secretaría de Integración Económica Centroamericana ( SIEGA), interviniendo en su preparación el profesor Raúl Cer­ vantes Ahumada, de México. Posteriormente, el Parlamento Lati­ noamericano solicitó que un organismo técnico como el i n t a l elaborara un proyecto de ley, para lo cual el i n t a l recurrió a la experiencia ya obtenida en Centroamérica, así como en el marco más universal de las leyes de Ginebra, hasta proponer la reali­ zación de esta reunión para la discusión entre los especialistas de América Latina. Al mismo tiempo se invitó a representan­ tes de los Bancos Centrales a que aportaran sus experiencias y facilitaran sus puntos de vista a los juristas, de manera de llegar a la elaboración de un proyecto de ley uniforme adecuado a las necesidades de América Latina. Esperamos, en consecuencia, que de esta reunión surjan todas las sugerencias del caso para el perfeccionamiento del anteproyecto del profesor Cervantes Ahu­ mada. Las recomendaciones serán recogidas por el i n t a l y serán consideradas posteriormente en la elaboración del texto defini­ tivo, que será puesto a disposición de los especialistas de América Latina. ''Creo que es ésta una reunión precursora y que quizás este­ mos creando aquí las bases de un nuevo método de trabajo para promover el progreso de la integración latinoamericana." El doctor Roberto Ramírez agradeció la designación como pre­ sidente de la reunión, expresando su esperanza de que del inter­ cambio de opiniones surgiera el esclarecimiento de muchos as­ pectos en la materia. Inmediatamente los juristas presentes iniciaron el debate. Se escuchó en primer término la opinión de los especialistas que ha­ bían presentado documentos de trabajo. A continuación, el doctor Cervantes Ahumada, autor del ante­ proyecto, hizo un resumen del mismo, explicando sus orígenes y sus principales lineamientos. El anteproyecto del profesor me­ xicano consta de 287 artículos, clasificados en tres títulos sobre ‘‘Los títulos-valores en general", “ Las distintas especies de tí­ tulos-valores" y “ Los procedimientos". Los títulos-valores acer­ ca de los cuales se incluyen normas son: la letra de cambio, el pagaré, el cheque, los debentures, el certificado de depósito y el bono de prenda, la carta de porte o conocimiento de embarque, y la factura cambiaría. Una vez efectuado el debate general sobre la conveniencia de aprobar una ley uniforme de títulos-valores, y sobre los títulos que deberían ser comprendidos en la misma, y al estar todos de acuerdo en cuanto a la importancia de una legislación uniforme para América Latina, se procedió al estudio del anteproyecto del profesor Cervantes Ahumada La reunión fue clausurada el día sábado 15 de octubre, a me­ diodía, y en el acto de clausura hablaron los señores: Cervantes Ahumada, Azeredo Santos, Quintana Ferreyra, Cámara, Terrazas Torres, Ramírez y finalmente el Director del i n t a l , señor Lagos. Este último expresó su satisfacción por el alto nivel técnico de las deliberaciones y agradeció a los juristas presentes y a los represen­ tantes de los Bancos Centrales la valiosa colaboración prestada. * Cf. iyifra, comentario técnico de los debates. Durante la reunión, los representantes de los Bancos Centrales consideraron el envío de la información requerida por la Tercera Reunión de Gobernadores de Bancos Centrales, realizada en Ca­ racas en setiembre último. En dicha reunión de gobernadores se había resuelto que los representantes de los Bancos Centrales en la reunión de juristas convocada por el i n t a l aprovecharan la oportunidad para recopilar y comparar las disposiciones legales y reglamentarias sobre características de los valores que los Ban­ cos Centrales latinoamericanos están autorizados para mantener en su cartera y, en general, respecto a la inversión y colocación de reservas internacionales, así como el mecanismo para la adopción de decisiones sobre adquisición y venta de esos valo­ res Los representantes de los Bancos Centrales de los di­ versos países de América Latina presentes en la reunión, resol­ vieron enviar al Centro de Estudios Monetarios Latinoamerica­ nos (C E M LA ), dentro de los treinta días, la información soli­ citada. b. C O M E N T A R I O TÉ C N I C O D E L O S D E B A T E S R E A L I Z A D O S E N L A R EU NIÓ N D E E S P E C IA L IS T A S E N T ÍT U L O S - V A LO R E S O RGANI­ Z A D A POR E L IN T A L Fue relativamente fácil advertir que los juristas reunidos ha­ bían llegado a un acuerdo sobre algunos aspectos, diríamos, de previo pronunciamiento: a) Si es conveniente y viable la unificación legislativa en Lati­ noamérica de los títulos-valores. Con respecto a este primer punto, fue notable la unanimidad sobre la conveniencia de la unificación legislativa latinoamerica­ na. En cuanto a su viabilidad, se pudo observar que, a medida que avanzaba la discusión, las opiniones de los juristas — que al principio mostraban disparidad, en sus juicios, ya que hubo al^ Anexo 3. Resolución de la III Reunión de Gobernadores de Bancos Centrales. Este comentario técnico fue efectuado por encargo del intal , por el profesor Ignacio Winizky, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. gunas expresiones pesimistas— ganaban entusiasmo. La reunión terminó, pues, con una sensación de que a poco que se siguiera trabajando decididamente en la adopción de la ley proyectada, se pondría en vigencia, en muchos de los países de Latinoaméri­ ca, un estatuto legal de avanzada técnica, de sabia audacia y de productiva facilitación de la movilidad intrazonal de capitales y bienes. Como dijo uno de los expertos: “ . . . y a hay consenso en el mundo jurídico y en el mundo económico de Latinoaméri­ ca acerca de la necesidad urgente de una legislación uniforme sobre títulos circulatorios", y sucede que “ prácticamente ya te­ nemos estos acuerdos doctrinarios; sólo diferiremos en deta­ lles. . O, como señaló otro de los expertos: “ en los detalles de­ bemos tener la humildad y la valentía de saber aceptar algunos que no nos parezcan correctos en aras de obtener lo fundamen­ tal; una unificación que haga posible la circulación de los docu­ mentos sin trabas de diferencias esenciales según los lugares en que se suceda aquel desplazamiento". Se tuvo presente el problema del procedimiento para llegar a la unificación. Evidentemente, la redacción de un texto que pudie­ ra ser adoptado como suyo por cada país, era el procedimiento que más rápidamente podría dar resultados, sobre todo ya que no sólo los juristas, sino todos cuantos deben utilizar los títutulós tendrán que compenetrarse de sus disposiciones, de los mé­ ritos de su estructura y soluciones y, en fin, de las reservas mentales sobre algunos detalles de menor importancia, y adop­ tarlo anímicamente, incluso antes de su sanción. b) Si esa unificación debe comprender una sistematización, en primer lugar, acerca de la parte común a todos los títulos cir­ culatorios, y luego, en especial, acerca de cada documento en particular, y determinar cuáles son los títulos que deben in­ corporarse. Una divergencia más acentuada se produjo con respecto a la conveniencia de incluir en una ley uniforme, y como primer pa­ so, a otros títulos que no fueran la letra de cambio, el pagaré y el cheque, es decir, a los típicos títulos de crédito. Se advirtió fácilmente que en la base de esa divergencia había, por una parte, deseos de lograr una legislación uniforme para Latinoamérica y el temor de que una innovación resultante de integrar los principales títulos circulatorios en una única ley, constituyera un obstáculo. Por otra parte, seguía influyendo en el ánimo de algunos de los expertos la presión del ejemplo de la unificación ginebrina. Sin embargo, salvo la opinión de uno de los juristas que brega­ ba por que se adoptara la teoría de la emisión, o algunas inter­ venciones que hacían presentes conceptos y soluciones que eran válidos antes de 1930 o en esa década, lo cual permitió tener en cuenta y con provecho al pasado, también el avance de la dis­ cusión puso de manifiesto que quienes pensaron en limitar el alcance de la legislación específica de cada título a los títulos propiamente cambiarios, se avinieron a trabajar con entusiasmo en el perfeccionamiento de la legislación de los demás títulos, ganados por la perspectiva de una adopción de la ley uniforme, tal cual ella resultara de los estudios que se iban realizando, y de salvar etapas en la adopción de los adecuados instrumen­ tos de intercambio. Cervantes Ahumada, al resumir la discusión y señalar la di­ vergencia, d ijo: “ ...p e r o ¿qué nos está pidiendo el camino que pretendemos realizar hacia el mercado común latinoamerica­ no? Nos está pidiendo un conjunto de instrumentos que es ta­ rea y responsibilidad de los juristas con stru ir... "Uno de los problemas más actuales . . . es el problema del mercado de valores centroamericano y . . . el mercado de valo­ res latinoamericano. "¿Cóm o vamos a crear un mercado de valores sin títulos para cotizar en ese mercado ?. . . "E l mercado común necesita obligaciones, el mercado común necesita cheques, necesita letras de cambio. ¿P or qué vamos a estructurar unos instrumentos y vamos a abandonar la estruc­ tura de los otros?" c) No prosperaron, por último, dos propuestas — las cuales quedaron aisladas— para, por una parte, incluir los títulos de le­ gitimación entre los títulos que se debía reglamentar, y por el otro, limitar los títulos-valores a los específicamente legislados, con exclusión de aquellos que el uso y la práctica pudieran uti­ lizar o crear. En el primer caso, es evidente que el título de legitimación, que puede ser título-valor, no es título circulatorio en el sentido de la doctrina y del objetivo del proyecto; carece de la viabilidad de circular con el carácter de autonomía y, por ende, no tiene cabida dentro de una ley uniforme que, precisamente, compren­ de diversas jurisdicciones en las cuales los títulos pueden ir cumpliendo sus funciones específicas. En el segundo caso, la propuesta no prosperó debido a que el temor del proponente acerca de la nebulosa del régimen jurídico aplicable a esos nuevos o viejos instrumentos circulatorios loca­ les que no han encontrado normas específicas en las legislacio­ nes, desaparece precisamente porque la parte general de la ley permitirá establecer si, por sus características formales, el docu­ mento está comprendido dentro de ella o no. En caso afirmativo, serán válidas las características específicas del título respectivo que se acomoden a la legislación o que ésta no contemple, no así aquellas que la agravien y, en ese caso, estaremos frente a un tí­ tulo que deberá regirse por sus disposiciones específicas o por el derecho común. A l respecto, se dijo muy justamente: “ Hay que recordar la trascendencia que tiene la llamada tipicidad del documento: o el do­ cumento título-valor tiene la tipicidad que surge de aquellos tres enunciados en la clásica definición de Vivante, o no la tiene", y en ese caso no será título-valor. De esta manera, por ejemplo, la boleta cambiaria — usada en Chile— , con respecto a la que se criticó que no fuese incorporada a la legislación, lo estará tácitamente, y podrá tener — si comenzara su circulación en otros países que suscribiesen la legislación que tratamos— los mismos efectos cambiarlos que en su país de origen. d) Mereció la atención de los expertos reunidos la circunstan­ cia de que se estaban legislando títulos que tradicionalmente se norman — siquiera en parte— al tratar otras instituciones ju rí­ dicas, de las cuales son un instrumento. Se señaló así que, por ejemplo, la carta de porte y el conocimiento son legislados tra­ dicionalmente en los capítulos referentes al transporte terres­ tre y marítimo. Sin embargo, prevaleció la justa opinión de que en tanto que eran títulos-valores, estaban sometidos a normas comunes que fa ­ cilitaban la interpretación de sus características, y permitían encontrar solución ajustada a los conflictos posibles. De ahí que se conserven en el proyecto los capítulos regulado­ res de diversos títulos de participación y representativos, vincu­ lados de alguna form a con contratos de base o fundamentales que reglan las relaciones entre las partes, pero que, frente a ter­ ceros, se comportan con las características de la enunciación de Vivante (documento necesario, literal y autónom o), aunque con diferente pureza, y se ajustan a la característica fundamental de su viabilidad circulatoria. Por otra parte, la circunstancia de que haya instrumentos res­ pecto de los cuales se hace referencia al negocio casual y en los que de alguna manera se incursiona normativamente en ellos, se justifica precisamente porque resulta difícil comenzar por la unificación de los contratos respectivos, y porque la total pure­ za que puede lograrse en el laboratorio, no es factible en la vi­ da corriente ni en la legislación, y menos en la que quiere ser uniforme. En la discusión, sobre todo al tratarse del articulado del ante­ proyecto sobre la reivindicación y secuestro (Art. 11) y la re­ presentación y ratificación (Arts. 23 y 24), se apuntó que éstas eran disposiciones que estaban, de una manera u otra, incorpo­ radas al derecho común y que, en consecuencia, al no ser típi­ cas del derecho circulatorio, no correspondía incorporarlas a una ley específica sobre esos títulos-valores. Esto que incluso puede ser valedero dentro del marco de las le­ yes nacionales, no lo es cuando se redacta una legislación uni­ forme, dado, como se señaló, la existencia en el derecho común de soluciones distintas. En los países centroamericanos, por ejem­ plo, fue imprescindible unificar en el derecho circulatorio cri­ terios divergentes del derecho civil para hacerlo congruente y permitir la uniformidad deseada. e) En el curso de la discusión, se notó, por último, una resis­ tencia a la inclusión del aval en la parte general. Tampoco prosperó la observación tendiente a limitar la posibi­ lidad de esta garantía cambiaria a los títulos de crédito, pues su ubicación en la parte general no logra desvirtuar ningún prin­ cipio de los títulos circulatorios, y permite, en cambio, que en más de un caso se refuerce el cumplimiento de las obligaciones que dimanen del título mediante un acto tan simple y eficaz co­ mo el aval. Se hizo notar, por ejemplo, que en México se avalan los cheques y los títulos representativos de mercaderías. Por último, cabe señalar que la falta de reservas o de un proto­ colo que permita a los países que adopten la ley uniforme esca­ par a algunas normas de detalle, fue expresamente elogiada. II El proyecto de ley sigue en términos generales la estructura de la ley mexicana de 1932, de la parte pertinente del Código de Comercio de Honduras de 1950, y de los distintos proyectos (Pe­ rú, Bolivia, Venezuela, Brasil, Paraguay y su antecesor inme­ diato centroamericano) que en los diversos países están a consi- deración de los parlamentos o que tendrán inminente entrada en ellos. Es decir, sigue una fisonomía propia, diríamos, latinoame­ ricana. Las características de ese proyecto fueron explicadas sucinta­ mente por el autor del anteproyecto, base de las discusiones sos­ tenidas en la reunión de expertos convocada por el i n t a l . Es oportuno transcribir las principales notas que el profesor Cervantes Ahumada señaló al dar cuenta, en dicha reunión, de esas características. Dice el profesor m exicano: “ . . . estimo que sobre lo primero que debemos opinar es acerca de si existe o no la necesidad de fo r ­ mular un proyecto de ley uniforme; sólo que, en relación con esto, algunos organismos se nos han adelantado. El INTAL, co­ mo ya se indicó, atendiendo una demanda del Parlamento Lati­ noamericano que ha creído en la necesidad de este proyecto, lo ha pedido, y estamos respondiendo a esa solicitud del Parlamen­ to Latinoamericano. Una segunda cuestión, relacionada con ésto mismo, sería la de determinar si el proyecto será simplemente de los títulos llamados 'crediticios propiamente dichos' o si será, como se pretende, una ley general de títulos-valores. Se ha pro­ cedido a estructurar un proyecto general, no sólo porque cree­ mos que es lo que requiere el proceso de integración económica, sino porque es la demanda del Instituto, atendiendo a su vez al requerimiento del Parlamento Latinoamericano. "Como ya se ha indicado, se ha estructurado un proyecto que considera que existe una categoría general de títulos-valores y que, consecuentemente, deben formularse disposiciones de carác­ ter general aplicables en principio a todos los tipos. Precisamen­ te, determinar el contenido de estas disposiciones es lo que el proyecto propone. Pero, no necesitamos indicarlo, se trata de un anteproyecto que debe considerarse como un instrumento abierto, ávido de recibir todas las sugerencias pertinentes, y resuelto, en principio, a todas las supresiones y modificaciones que sean aconsejables. Naturalmente, un título segundo del pro­ yecto se refiere a los títulos en particular. No se desconoce a la letra de cambio su principal categoría de título precursor y definitorio, de instrumento alrededor del cual se ha estructurado la teoría misma del llamado ‘derecho cambiarlo', pero, como se ha señalado en algunas referencias, se han suprimido en forma decidida de la sección correspondiente instituciones arcaicas que en la práctica moderna pasan ya a ser objetos de museografía. Se decía que la letra de cambio es sustituida por el crédito do­ cumentário; en verdad, creo que la expresión no es exacta. El crédito documentário es un complemento de la letra de cambio, y no al revés. Todas las operaciones, o una gran mayoría de operaciones de crédito documentário — es decir, de compras com­ binadas con crédito documentário cuando estas compras se ha­ cen a crédito— , se complementan con letras de cambio, para fa ­ cilitar la negociación de los títulos y la circulación del crédito. La letra de cambio no ha perdido su importancia. Este Título II se refiere al pagaré, con una reglamentación que ya se ha vuelto tradicional a partir de 1930, es decir, a partir de la ley unifor­ me de Ginebra; las diferencias entre la letra de cambio y el pa­ garé son las tradicionales. Habría que recoger las observacio­ nes expuestas aquí en el sentido de que conviene unificar la reglamentación de la letra de cambio y del pagaré en materia de intereses y de formas, y modificar las formas del vencimiento. . . "E l cheque no presenta, en la reglamentación propuesta, nove­ dades de fondo. Simplemente aparecen algunos cheques especiales como los cheques de provisión garantizada, los cheques de caja que ya tienen alguna tradición, los cheques con talón para re­ cibo. Es pertinente una observación, hecha por uno de los par­ ticipantes a esta reunión, a propósito del cheque de caja, en cuanto a su supresión. Pero los usos bancarios tienen estableci­ do este documento y partiré de una posición que creo haber ex­ presado ya. Yo también quisiera ser muy técnico, pero hay ve­ ces en que la vida demuestra que es la técnica la que se debe ajustar a ella, y no ella a la técnica jurídica. . . "E l proyecto mantiene la denominación de obligaciones. Bra­ sil, en cambio, le ha dado cart^ de nacionalidad al término debentures. Claro está que un problema técnico muy importante es el de determinar dónde conviene técnica y topográficamente la co­ locación de estos tipos. Algunos opinarán que en la reglamenta­ ción de las sociedades anónimas, otros, que por ser títulos-valo­ res deberán quedar aquí. Sin tomar partido por una definición de fondo, desde el punto de vista doctrinal, los redactores del proyecto creyeron que por necesidad práctica debía quedar aquí, porque, repito, los debentures u obligaciones, o como quiera que se les llame, son títulos imprescindibles. Habrá que establecer un mercado común de valores, y no debería desecharse, enton­ ces, la oportunidad de establecer su reglamentación, así fuese discutible la ubicación de dicha reglamentación. "P or lo que respecta al certificado de depósito y al bono de prenda, la razón de considerarlos aquí fue semejante. Se ha tomado en cuenta, principalmente, la experiencia mexicana, que es muy favorable en relación con estos títulos. "Acerca de la carta de porte o conocimiento de embarque, se asume una actitud innovadora; creo que algunos de los señores juristas peruanos hacían referencia a la diferencia tradicional en­ tre carta de porte y conocimiento de embarque. Se creyó que no es conveniente sostener la d i f e r e n c i a c i ó n tradicional, y que no hay ninguna razón de carácter práctico para que sea una la función y el alcance del conocimiento del embarque, y otra la función y el alcance de la carta de porte. "Las circunstancias económicas han hecho variar de tal ma­ nera la esencia misma del contrato de transporte, que la diferencia no se justifica a juicio de los redactores del proyecto. Vemos que, en la práctica, al menos en otros países, se usan las cartas de porte del tráfico ferroviario, y que los comerciantes les dan los mismos alcances que al conocimiento. Se creyó que era ne­ cesario recoger esta experiencia y dar un tratamiento unitario a los mismos, y, por lo tanto, para evitar interpretaciones no muy adecuadas, que se debería establecer la sinonimia legal, carta de porte o conocimiento de embarque, con las mismas ca­ racterísticas y los mismos efectos. Vemos que, incluso, en el co­ nocimiento marítimo se admite el transporte combinado cubierto por un solo título: el conocimiento, y que en el tráfico interzo­ nal es muy conveniente evitar la diferencia de documentos, y estructurar, como se ha hecho en el pro 3^ecto, un título único que responda a las necesidades del tráfico. "La factura cambiaría es desconocida en algunos países latino­ americanos. En México no la conocemos. Pero, como ustedes sa­ ben, la reglamentan Brasil, Argentina (aunque me han infor­ mado que la usan muy poco), y la usan sin reglamentar los países centroamericanos. Parece que donde los bancos mismos promueven el uso de la llamada factura cambiarla con mayor amplitud es en Centroamérica, y ésa es la razón por la cual el Instituto Centroamericano de Derecho Comparado creyó oportu­ no que se agregara este título a los demás que integran la ca­ tegoría de los títulos de crédito." III a) Una primera discusión acerca de la denominación de los títulos unió a la gran mayoría en la adopción del término propuesto en el anteproyecto (título-valor), sobre todo, teniendo en cuenta que el fácil entendimiento existente entre los juristas en lo relativo a aquello a lo que nos referimos cuando hablamos de títulos de créditos, papeles de comercio, títulos-valores y títulos-circulatorios — designación esta última que propugnamos— , se hace accesible a los no juristas, en las disposiciones que establecen las carac­ terísticas básicas de los documentos a que se refieren y que se determinan a lo largo de la parte general. Se admitió que se trataba de un problema secundario y que era oportuno no innovar sobre la designación que el Parlamento Latinoamericano había sugerido al pedir expresamente al INTAL el proyecto. b) La discusión ahondó en particular el problema del papel de la costumbre en la creación de nuevos títulos circulatorios. No obstante la otra consideración de que la normación de un deter­ minado título evita confusiones, y contribuye a que aquellas dos coordenadas de seguridad y celeridad en la circulación se en­ cuentren en el punto más alto, se entendió que, como en defini­ tiva los títulos-valores son — en la mayoría de los casos— pro­ ducto de la costumbre, no existía razón para dejar fuera de la ley a aquellos títulos que los usos fueran estructurando con las características básicas que establece el articulado de la primera parte del capítulo I del proyecto en examen. Los usuarios y la jurisprudencia irían ajustando cualquier desviación que pudiere producirse, o canalizando las características y los efectos jurídi­ cos dentro de los cauces de la mejor doctrina, según el espíritu que informa todo el articulado de la ley. c) Se discutió luego el problema de la definición, la cual se consideró no condecía con una buena técnica legislativa. Por un lado, se sostuvo que el artículo no era una definición, y por otro se afirmó que era una definición perfecta. En cualquier caso, la adopción de la fórmula vivanteana, para ubicar el ámbito de los documentos objeto de la ley, se consideró correcta, y su mantenimiento responde a la casi unanimidad de las opi­ niones. Hubo propuestas concretas para agregar al artículo 1^ la mención de que el documento “ está destinado a circular'’, lo cual pensamos que obtuvo la conformidad de muchos de los pre­ sentes aunque no lo recoja el proyecto definitivo. d) En la discusión en particular, luego de diversas interven­ ciones muy interesantes, quedó aclarado que el proyecto se inscribe dentro de la teoría de la creación, sobre la base de que es un acto unilateral en el que la apariencia es protegida por la ley para garantía de los terceros y la consecución de los fines de extremar al propio tiempo la seguridad jurídica de la circu­ lación del título, haciendo posible su rápida transmisión. La posición teórica adoptada por el proyecto fue compartida por la mayoría de los expertos presentes, no obstante la insistencia de uno de los delegados que abundó en la defensa de la teoría de la emisión. Para evitar toda confusión, se acordó que cada vez que corres­ pondiera se hablaría de la creación y no de la emisión. De esa manera, se modificó, por ejemplo, el inc. II del Art. 3^, en el que el proyecto exige como requisito esencial de todos los títulosvalores la mención de la fecha y del lugar, sustituyendo el vo­ cablo “ expedición" por el de “ su creación". e) Una innovación muy interesante la constituye la referente a la firma de los títulos-valores. Con motivo de la discusión sobre la firm a a ruego, primero, y de una observación sobre la norma del Art. 52 en cuanto a la eficacia del simple sello del endosante cuando se trata de endoso entre bancos, después, surgió el planteo de la necesidad de esta­ blecer que la firma no es solamente la rúbrica manual, sino todo signo que identifique al creador del instrumento y su voluntad de crearlo. También aquí la casi unanimidad de los expertos aconsejó la modificación del proyecto y la autorización, al establecer la fir ­ ma como condición formal esencial para la existencia del título, de que ella pueda ser sustituida por un signo o contraseña mecáni­ camente impuesto. Así aparece en el nuevo texto sancionando una práctica que ya se utiliza, y que para los títulos seriales ha de ser cada vez más necesaria. En apoyo de esa tesis se afirmó que, “ evidentemente, los pro­ cedimientos mecánicos están a la orden del día, y el papeleo es tan grande que la firma en la vieja concepción" debe contener excepciones. . ., especialmente en los títulos seriales. Se men­ cionó el proyecto peruano que prevé una posibilidad semejante. f) Los juristas debatieron por separado el problema del aval, que el proyecto — sabiamente— deja de lado. El proyecto pe­ ruano ya se encamina hacia esa misma tesis. También en esto la gran mayoría acompañó la solución del proyecto, no solamen­ te porque el aval por separado no tiene las características circu­ latorias esenciales a los títulos que se legislan, sino también por­ que fuera del instrumento, el aval es una garantía que se so­ mete a la legislación común y a la voluntad de las partes, entre las cuales únicamente tiene efecto. Se señaló también la acerta­ da redacción del artículo 16, en cuanto se separa de la ley de Ginebra y de la Argentina. g) Quedó aclarado que es autónomo tanto el derecho del titu­ lar legítimo del título como la obligación del suscriptor de un título-valor, sin que necesariamente haya una correlación directa entre el primero y la segunda. h) Se discutió si la fórmula del anteproyecto, con respecto a los requisitos del endoso, era superada por la de la ley ginebrina. El cambio de ideas dejó en claro que no había tal, y que ambas le­ gislaciones adoptaban la misma solución jurídica de fondo. i) Al tratar los títulos nominativos pareció necesario agregar una norma que dijera expresamente: “ Los títulos se presumirán a la orden, salvo que por expresarlo el mismo título o por esta­ blecerlo la ley, deba ser inscripto en el registro del ‘creador', para evitar la confusión que podría surgir de que la forma del título endosable y nominativo no tienen diferencia alguna." IV a) Al entrar a considerar el Título II del anteproyecto, capí­ tulo I, “ De la letra de cambio", se señaló que la ausencia de la exigencia de incluir el nombre del tomador, implicaba la posi­ bilidad legal del título al portador. Hubo acuerdo general sobre la procedencia de la letra al por­ tador, y que no era imprescindible establecerlo expresamente, a pesar de constituir una alteración de la actual legislación conti­ nental, porque estaba implícita en el articulado, al no exigirse el nombre del tomador o beneficiario. Al legislar los requisitos formales del pagaré, el proyecto incluye expresamente el de la inserción del nombre del tomador. Esa diferencia basta para poner de manifiesto — se dijo— que, en punto a la letra de cam­ bio, era factible la letra al portador, es decir, sin designación del tomador, y se acomodaba, por ejemplo, a la práctica de diversas instituciones de crédito del Brasil. b) También se planteó el problema de la letra en blanco, y el cambio de ideas dejó bien establecido que, al no haberse seguí- do la explicitación de la ley ginebrina y de la ley argentina so­ bre los efectos derivados de haber llenado, una cambial en blan­ co — en contra de lo pactado entre el creador de la letra y el tenedor de la misma— , y al no estar establecido un plazo de caducidad, cuando la letra no se ha llenado, la sistemática ju ­ rídica resulta beneficiada, ya que, en el primer caso, la correc­ ción estaba asegurada por la posibilidad de oponer la exceptio doli, y en el segundo porque se evita la prueba del momento de la creación y de su emisión, tan compleja y aleatoria. c) Los expertos estuvieron casi todos de acuerdo en que debía posibilitarse la cláusula de intereses que en el anteproyecto se aceptaba solamente para los pagarés. Se argumentó que la posibilidad de incluir intereses en la le­ tra de cambio “ hace más dúctil, más posible. . . que se emitan una serie de declaraciones, incluso accesorias, que faciliten a tal documento una serie de negociaciones económicas que qui­ zás, al no estar consignadas en la cláusula de intereses, pueden verse p erju dicadas... y su inserción no perjudica a la nego­ ciación cambiaría". d) También, y en eso se atendió a la opinión generalizada de los presentes, se posibilita el establecimiento de vencimientos su­ cesivos, acercándose así, como lo sostuvo uno de los expertos, a las normas que surgen de la legislación anglosajona, compatible con las actuales necesidades y la naturaleza jurídica del título. e) El proyecto no legisla expresamente la posibilidad de librar una letra por cuenta de un tercero, y luego de un cambio de ideas quedó en claro que la falta de legislación no implicaba la imposibilidad legal de crear una de esas condiciones. f ) En punto a aceptación, se debatió si correspondía mantener en la nueva legislación propuesta la facultad del librador de eximirse de la responsabilidad de la aceptación, común a la ley ginebrina y a las que se derivaron de ella. Se sostuvo que era más correcto y jurídico que quien libre una letra deba respon­ der invariablemente por la aceptación. Como la liberación de la aceptación es prácticamente inexistente, hubo consenso acerca de que la ausencia del precepto que autoriza la posibilidad de liberarse de la aceptación por parte del creador de la letra, de­ bía mantenerse, no obstante la tradición legislativa que se puso de manifiesto en sentido contrario. g) Respecto de los protestos se produjo una importante digre­ sión por parte de los expertos presentes, la cual llevó finalmen­ te a m odificar sustancialmente el anteproyecto presentado en un sentido, diríamos, revolucionario en la materia. Surgió una primera cuestión con motivo del examen de las dificultades con que se enfrentan todos los países ante la imposi­ bilidad práctica de los notarios de llevar a cabo los requisitos legales del protesto, frente al aumento del movimiento cambia­ rio y el consiguiente aumento de los documentos que deben pro­ testarse por falta de pago al vencimiento. Se propusieron diversas soluciones paliativas como la de auto­ rizar a los bancos en determinados casos a practicar anotacio­ nes que tuviesen el efecto del protesto, o de que se hicieran en los registros de comercio. Señalamos que también este acto cambiario es pieza de museo digna del estudio de la arqueología jurídica, lo que también se dijo de otros actos cambiarios su­ primidos valientemente de la estructuración normativa, como la intervención, la resaca y las copias y duplicados. Los expertos estuvieron de acuerdo en que, en la práctica, el protesto no se realiza como la ley manda, ni cumple con los pro­ pósitos que le dieron nacimiento y razón de ser. Se vio claro, a través de las exposiciones, que su exigencia, aun aminorada por la facultad de establecer la cláusula ''sin protesto'', constituía una concesión a la tradición. La sugerencia de establecer que la regla debía ser el no pro­ testo, y que el creador o un endosante u otro interviniente en la vida del título podría exigir la formulación del protesto en su oportunidad, insertando la cláusula co72 protesto, fue acogida casi por la totalidad de los expertos. De esta manera, sin agra­ vio para quienes se consideran salvaguardados por la realización del protesto, se evita la necesidad de este acto complicado para hacer viable la acción cambiaria. Por último, en este capítulo se acogió una disposición para que el protesto se sustituya, cuando sea preciso, por la anotación del banco encargado de la presentación de la letra, indicando la negativa de aceptación o de pago (Art. 97). V a) En cuanto al cheque quizá sea conveniente anotar que el proyecto establece que el librado debe ser un banco autorizado, y establece la obligación del banquero de ofrecer el pago parcial del cheque si no alcanzan los fondos y la facultad del tenedor para aceptarlo; en tal caso el banco librado retendrá el docu­ mento y expedirá una constancia para que el tenedor ejercite las acciones que le correspondan. b) El proyecto obliga al banco a ofrecer el pago parcial del cheque si no hubiesen suficientes fondos para cubrirlo totalmen­ te. Se discutió una disposición que establece la obligación del banco girado de indemnizar los daños y perjuicios, indemniza­ ción que no será menor al 20 % del importe del cheque o del saldo disponible cuando se r e h ú s a el pago sin j u s t a causa (Art. 114). La razón de esa disposición es la necesidad de fo r ­ zar a los bancos a cumplir con su obligación de pagar puntual­ mente el importe del cheque cuando tiene fondos, o de ofrecer el pago parcial hasta la concurrencia de los fondos disponibles, ofrecimientos que los bancos son renuentes a hacer, según lo demuestra una experiencia muy común en los países en que el banco debe hacer ese pago parcial. La objeción de que se trataba de una norma ajena al derecho cambiario no prosperó, como dijo el doctor Cervantes Ahumada: “ . . . por que el 114, aunque está primero, es una consecuencia del 124 y establece un juego de responsabilidades. El responsa­ ble del pago del cheque es el librador. Al tenedor del cheque, en un proceso circulatorio, le interesa fundamentalmente que el cheque se le pague, y se establece a cargo del librador la respon­ sabilidad de ese pago, y en caso de incumplimiento, una pena. Pero ahora bien, puede ser que el incumplimiento del cheque sea imputable no al librador sino al librado; en ese caso, le com­ pensamos la pena del 114; porque el responsable frente al tene­ dor es el librador, y éste tendrá que pagar, pero cuando vea que el banco no paga sin causa justa, entonces corresponde que se resarza, haciendo que el banco le pague a él". c) Del cambio de ideas sobre la presencia de dos normas que se refieren a limitación de la negociabilidad del cheque (Art. 105) y al efecto del cruzamiento (Art. 125), surgió la conveniencia de abandonar la clásica expresión “ no negociable" para utilizar, en la primera de las normas, la más técnica de “ no endosable". Para impedir la negociabilidad (cambiaría) del cheque, lo que se debe prohibir es su endosabilidad, salvo cuando se pretenda cobrar el cheque por intermedio de un banco, caso en el cual el endoso para el cobro está autorizado. El cruzamiento no limita la endosabilidad del cheque, como en el caso expuesto, sino que, como es sabido, implica exclusivamen­ te que para cobrarlo debe hacerse intervenir a un banco. d) Al ser discutida la subsección tercera sobre cheque certifi­ cado, quedó entendido claramente que la certificación del cheque no constituía ni importaba aceptación, de manera que la res­ ponsabilidad del banco frente al tenedor respecto de que du­ rante la certificación habrá fondos suficientes para el pago, es una responsabilidad extracambiaria. Muy interesante fue la discusión sobre las razones que justifi­ can la no negociabilidad de los cheques certificados, establecida en el proyecto que en ese sentido sigue a la generalidad de las legislaciones, con la excepción de la brasileña. La base de tal dis­ posición restrictiva reside en que un cheque certificado podría, a través de la vía de la provisión por apertura de una línea de crédito, constituir al banco certificante en emisor de moneda, y eso hace a la política bancaria; permitir la circulación de che­ ques certificados o el cheque certificado al portador implica — se dijo— duplicar medios de pago, e incentivar la inflación. De esa manera, además, el cheque, típico instrumento de pago, no desvirtúa su propia naturaleza. e) Con respecto a la normación de los cheques de viajero, se planteó la cuestión de si el cheque de viajero es o no es ne­ gociable, en vista del silencio del proyecto. A propósito de ello se encaró la discusión sobre la naturaleza jurídica de este ins­ trumento de pago. De la discusión surgió una mayoría de pare­ ceres sobre la falta de razones para limitar su negociabilidad, ya por razones de orden jurídico, ya por razones de orden práctico. También se discutió el problema de la prescripción de los che­ ques de viajero y se aceptó, por unanimidad, seguir el ejemplo del proyecto peruano de establecer la imprescriptibilidad del che­ que de viajero respecto de quién lo expida y limitar a cinco años el plazo de prescripción de la acción contra el corresponsal que lo pone en circulación (Art. 157). VI En el capítulo sobre debentures, se hicieron algunas observa­ ciones que tendían a pormenorizar la reglamentación de manera que asegurara a los tenedores el pleno ejercicio de sus derechos. En casi todos los países, la intervención estatal en cuanto a so­ ciedades anónimas — mediante organismos que intervienen en su creación o en su funcionamiento, o en ambas situaciones— permite que por vía de reglamentación, y sin afectar la estruc­ tura general del título, se agreguen estipulaciones que la exi­ gencia de la práctica pueda hacer necesarias. En la estructura básica adoptada por el proyecto, no hubo objeciones, ya que ella responde a módulos que son patrimonio común de las legislaciones. Algunas sugerencias tendientes a armonizar expresiones y evitar situaciones dubitativas fueron acogidas por unanimidad e incorporadas al proyecto. Lo dicho se repitió en el tratamiento de las secciones que legislan los debentures convertibles en accio­ nes y los debentures o bonos cambiarios. Allí, con el objeto de universalizar las normas, se las simplificó, como por ejemplo en el sentido que presenta ahora el Art. 160 con respecto a la nacionalidad; el 189 en punto a la autoridad que debe intervenir en la autorización de la creación de los bonos bancarios; y el 198 en cuanto establece que, respecto de estos bonos, no se apli­ carán las normas de los Arts. 156, 176, y 178 porque no parecen convenientes o porque son supérfluas, de acuerdo con las carac­ terísticas de las entidades emisoras. VII Al tratarse el capítulo V dedicado al certificado de depósito y al bono de prenda, se señaló una característica notablemente interesante y atípica de la legislación chilena, en cuanto el emisor del certificado responde no sólo de la existencia de la mercadería sino de que el depositante sea el propietario de la misma. También se inform ó que en Chile el tomador por excelencia de esos certificados de depósito es el Banco Central. Un cambio de ideas permitió abundar en las características del bono de prenda, y señalar que la intervención del almacén general de depósito o de un banco, al realizarse la primera ne­ gociación del bono de prenda, tendía a asegurar su negociabilidad y evitar que por error o mala fe pudiera haber divergencias entre el certificado de depósito y el bono de prenda, que pueden mar­ char, en su negociación, por senderos distintos. V III El capítulo VI sobre la carta de porte o conocimiento de embarque motivó interesantes debates. a) En primer término, se señalaron las dificultades que podría tener la adopción de este capítulo en los diversos países, de acuerdo con la disparidad de criterios sobre la materia vincu­ lados especialmente con puntos de vista de política económica para la protección de los buques de bandera nacional. Esa obser­ vación fue rebatida acertadamente, y la reunión estuvo de acuerdo en que una cosa era la reglamentación del título circulatorio y otra la cuestión derivada de la política económica que debía encontrar cauce en otro tipo de regulación jurídica. b) También se observó la norma del Art. 218 en cuanto res­ tringe la posibilidad de emisión a los portadores o fletantes que tuvieran autorización estatal para explotar las rutas de transpor­ tes permanentes, pero se consideró que ello daba al título una garantía necesaria para su m ejor circulación. c) Los expertos reunidos acogieron la sugerencia de que se estableciera una norma expresa que prohibiera las cláusulas res­ trictivas acerca de la obligación del portador de entregar las mer­ cancías en el lugar de destino, y acerca de las que lo liberen totalmente de responsabilidad, y que se consideraran como no escritas, según el ejemplo del proyecto brasileño, la mayoría de las legislaciones y las decisiones judiciales. d) También se aceptó la conveniencia de especificar los efectos del endoso en este tipo de títulos, y se estableció que el endosante responderá de la existencia de las mercaderías en el momento del endoso (Art. 222). IX La factura cambiaría — acertadamente designada— dio pie a un cambio de ideas sobre la base de una exposición del delegado brasileño, profesor Azeredo Santos sobre la teoría y práctica del derecho brasileño, donde la “ duplicata" o factura cambiaría está regulada en la ley y aplicada en la práctica. Argentina es el otro país que tiene legislado este título, según el modelo de la legislación brasileña, pero en él es extraño a las costumbres mer­ cantiles y, a pesar de lo imperativo de la legislación, no se lo ha usado en el comercio. Resultó de interés conocer que la factura cambiaría en Brasil ha sido extendida en el proyecto de Código de Obligaciones y, según una práctica que se ha iniciado, a la prestación de servicios y de construcciones. En este último caso, a medida que se van construyendo los pisos de un edificio pueden emitirse facturas cambiarias con el respaldo de la porción de construcción hecha. Igualmente, por ejemplo, en las obras públicas: en la construc­ ción de caminos, a medida que se va construyendo se puede emitir este título en relación con la parte construida. El jurista brasileño consideró bien resumidas las normas ati­ nentes al documento legislado y solamente propuso que, en relación con el artículo 227 que establece que “ la no devolución de la factura cambiaria en un plazo de cinco días a partir de la fecha de su recibo, se entenderá como falta de aceptación” , se aplicara por ley una sanción del 50 °¡o por lo menos del importe de la factura, cuando la no devolución de la misma fuese arbitraria. Sin em­ bargo, se entendió que la cuestión quedaba resuelta en virtud de la norma del Art. 228 que establecía la supletoriedad de las nor­ mas sobre letra de cambio. Se acentuó el carácter potestativo y no obligatorio de la crea­ ción de una factura cambiaria, y la naturaleza cambiaria crediticia del mismo. X En el capítulo referente a los “ Procedimientos” , se destacó el acierto del proyecto al haber sistematizado orgánicamente todo lo referente a las acciones cambiarías y las excepciones por un lado, y el procedimiento judicial para el cobro, separándolos del resto del articulado que le precede, en el que se norman los principios jurídicos básicos que reglan a los títulos y los que específicamen­ te se refieren a cada instrumento. Se señaló, sin embargo, que una cosa era la acción y las excepciones cambiarías y otra el procedimiento ejecutivo para hacerla ‘e fectiva y que, en conse­ cuencia, no les cabía la denominación conjunta de procedimientos. Se suscitó un debate particularmente interesante sobre la correc­ ción técnica y la conveniencia, a los efectos de la viabilidad de san­ ción del proyecto por parte de los países latinoamericanos, de la inclusión en aquél de un capítulo dedicado a los procedimientos. La crítica se centró, por una parte, en la apreciación de que la reglamentación era demasiado minuciosa y que ella debería quedar reservada a los países, y, por la otra, a que, con la inclu­ sión de estas normas procesales “ adjetivas” , se levantaría una resistencia a que los países sancionaran la ley. Se propuso a tal respecto limitarse a la parte sustantiva y dejar para otra opor­ tunidad lo relacionado con las cuestiones referentes a las acciones y al procedimiento. N o prevalecieron esas tesis ortodoxas en cuanto a la sistemá­ tica legislativa, ya que ella podía constituir una traba para la adop­ ción de la ley por parte de los países interesados. Se entendió que normar uniformemente instrumentos en sus aspectos funda­ mentales, sin darles uniformemente también las normas para establecer el carácter y alcance de las acciones a que daban ori­ gen, y los procedimientos — en el caso de que no existieren en la legislación local— que aseguraran un cobro rápido y objetivo, era quitarle a toda la ley gran parte de su valor. Se trata — se dijo con acierto— de dar un instrumento de integración, y la ortodoxia de la sistematización legislativa debe ceder en beneficio de la uniformidad deseada. Se consideró que, una vez más, el proyecto se enfrentaba valientemente con la realidad y establecía las normas que correspondían a la luz de las necesidades y de una visión de futuro, dejando de lado las trabas dogmáticas, de­ rivadas de la tradición, y desafiando el provincialismo que frus­ traba la intercomunicación de bienes entre los distintos países de la zona. En cuanto a lo particular, se criticó con éxito al proyecto, en lo relativo a la determinación de que los intereses moratorios de­ bieran ser ''al tipo legar', porque esa expresión se prestaba a equí­ vocos, como lo demostraba la coexistencia de distintos tipos de intereses que, según se explicó circunstanciadamente, existían en Chile. Esta crítica fue aceptada, y la expresión quedó suprimida en el proyecto definitivo. También se señaló la defectuosa ubicación del artículo que establecía la posibilidad de levantamiento del embargo frente a la excepción de falsedad de la firm a del documento, en las condi­ ciones que establece el actual artículo 249. Ello motivó su re­ ubicación en el capítulo del procedimiento ejecutivo que, como se establece en el Art. 245, corresponderá sancionar cuando el país que adopte la ley no cuente con un procedimiento de esa naturaleza. Es, en realidad, una reserva a la manera de las reservas de la legislación ginebrina, pero a la inversa. Excusa la adopción a los países que ya tienen normado el procedimiento ejecutivo y obliga a los que no lo tienen. El proyecto definitivo agrega una norma tomada de la legis­ lación argentina y que constituye una muy útil innovación. Se trata de una sanción específica para quienes oponen excep­ ciones en form a arbitraria al progreso de la acción ejecutiva de un título cambiario con el objeto de dilatar el día del pago, favoreciéndose con los procesos inflacionarios. Esa sanción, se­ gún el artículo incorporado, es de hasta el 25 % del principal de­ mandado a favor del actor. Finalmente, en cuanto a la cancelación, la reposición y la rei­ vindicación de los títulos-valores, hubo algunas observaciones, una de las cuales fue acogida por unanimidad: utilizar una ex­ presión más amplia y comprensiva de los casos delictuosos que con el extravío autorizan la reivindicación. De tal manera, se agregó a la expresión “ robo” la de “ algún otro medio de apropiación indebida” que incluye a todos los ti­ pos de delito contra la propiedad que pueden dar por resulta­ do la pérdida de la tenencia del título. Los debates demostraron que el proyecto sometido al examen de los expertos, beneficiado ya por otros anteproyectos e intensas discusiones, podía ser aceptado con algunas modificaciones en las cuales hubo consenso general. Ello hacía innecesario nuevos debates o el establecimiento de procedimientos más o menos complejos, pero, de cualquier ma­ nera, dilatorios, para afinar el texto definitivo. De allí que la inclusión hecha por el profesor Cervantes Ahu­ mada de las enmiendas y agregados aconsejados por los juris­ tas intervinientes en el debate, baste para que el proyecto pue­ da ser elevado por el i n t a l al Parlamento Latinoamericano, y cumpla, de esa manera, en forma cabal, el pedido que se le fo r ­ muló. Cabe abrigar la fundada esperanza de que los países de Latinoamérica sabrán tener la visión, la audacia y la sabiduría — que tiene tanto de humildad— de adoptarlo a libro cerrado, incorporando así, a la lista de medios conducentes a obtener una integración económico-social de nuestro “ habitat” latinoameri­ cano, un instrumento jurídico-legal que tiene, además de sus altos valores intrínsecos, la virtud de expresar el nivel científi­ co de los juristas latinoamericanos, y de señalar al resto de los países del mundo una nueva y progresista sistematización le­ gislativa de los títulos circulatorios. ANEXOS AGENDA B A S E S P A R A UN A N TE P R O Y E C TO D E L E Y U N IFO RM E D E T ÍT U ­ L O S -V A L O R E S QU E RESPON DA A L A S N E C E S ID A D E S Y E X IG E N ­ CIAS D E L A IN TEGR ACIÓ N L A T IN O A M E R IC A N A 1. Observaciones generales sobre las bases de un anteproyecto de ley uniforme de títulos-valores para los países latinoame­ ricanos. a) observaciones de los especialistas que han presentado docu­ mentos de trabajo a la reunión. b) comentarios de los otros especialistas participantes de la reunión. 2. Consideraciones de las bases de un anteproyecto de ley uni­ form e de títulos-valores para los países latinoamericanos. PARTICIPAN TES Argentina: R odolfo F o n t a n a r r o s a Profesor especialista en la materia Universidad Nacional del Litoral H é c t o r A l e g r ía Representante del Instituto de Dere­ cho Comparado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires Sesfdente def*^fifstituto de Derecho Comercial * H éctor Cá m a r a P r o f e s o r e s p e c ia lis t a en Argentino M a n u e l M osq u era Repxesentante del Banco Central de República Argentina F r a n c is c o Q u in t a n a F e r r e y r a Profesor especialista en l^a materia Universidad Nacional de Cordoba la m a te r ia Universidad Nacional de Córdoba J osé D . R a y Representante de la Asociación A r^e Derecho Comparado H o r a c io D u n c a n P a r o d i Representante del Instituto de Derecho Comparado de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de La Plata * del in t a l. * tt A n g e i, D a n ie l V e r g a r a d e l C a r r il Profesor especialista en la materia Universidad Católica Argentina Especialistas que han presentado documentos de trabajo por invitación Ramón I g n a c io W i n i z k y Profesor especialista en la materia Facultad de Derecho y Ciencias So­ ciales de la Universidad de Buenos Aires E s q u iv e l Representante del Banco de México y del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos Paraguay: Bolivia: C e f e r in o O lm e d o * Carlos T errazas T orres Profesor especialista en la materia Universidad Mayor de San Andrés Observador del Paraguay M ig u e l A n g e l Banco Central del P a n g r a zio R e n é T o r r ic o Representante del Banco Central del Paraguay Representante del Banco Central de Bolivia Perú: Brasil: J orge E d s o n DE A r a u j o M e d e ir o Representante del Banco Central da República do Brasil * T h e o p h il o de A zered o E u g e n io Ca sta ñ e d a Representante del Banco Central de Reserva del Perú San tos Profesor especialista en la materia Universidad Federal de Guanabara, Río de Janeiro A n t o n i o Pío d e A s s u M p g Á o J ú n i o r Representante del Banco Central da República do Brasil U l is e s M o n t a y a M anfredi Representante del Instituto de Dere­ cho Comparado de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos República Dominicana: J osé A n t o n io A r n e m a k M e r in o Representante del Banco Central de la República Dominicana Uruguay: Chile: J orge J im é n e z d e A r é c h a g a F ernando C olom a R eyes Representante del Banco Central de Representante del Banco de la Repú­ blica Oriental del Uruguay C h ile * R a f a e l L a s a l v ia Co pe n e Profesor especialista en la materia Universidad de Chile Honduras: L aureano Venezuela: J osé Gabaldón Carlos G u t ié r r e z Representante del Instituto Centro­ americano de Derecho Comparado A n zo la Representante del Banca Central de Venezuela Leanez S ie b e r t Instituto de Derecha Privado Universidad Central de Caracas Otros participantes R oberto R a m ír e z Representante del Banco Central de Honduras y del Consejo Monetario Centroamericano M anuel V ie ir a Asociación Latinoamericana de Libre Comercia ( a l a l c ) R a f a e l U r q u ía México: Banco Interamericano de Desarrollo (Departamento Legal) * R aú l Cervantes A h u m ad a Profesor especialista en la materia Universidad Nacional Autónoma de México Carlos Q u in t e r o Federación Latinoamericana de Ban­ cos TERCERA REUNIÓN DE GOBERNADORES DE BANCOS CENTRALES LATINOAM ERICANOS Caracas, Venezuela, del 19 al 20 de setiem bre de 1966 E N T E N D IM IE N T O E N T R E LOS G O BER N AD OR ES D E LOS BAN COS C E N T R A L E S L A T IN O A M E R IC A N O S SO B RE U N S IS T E M A D E A PO YO A L A LIQ U ID EZ D E LOS BONOS D E L BID Los gobernadores de los Bancos Centrales latinoamericanos, de acuerdo con el espíritu de la resolución respectiva, adoptada en su II Reunión, celebrada en Jamaica, en abril del presente año, ratifican su propósito de cooperar entre sí para: a) crear un sistema de apoyo a la liquidez de los bonos del b id , sobre ba­ ses voluntarias, como modalidad adicional de ayuda recíproca entre los bancos centrales de América Latina; b ) promover el uso de recursos latinoamericanos para el desarrollo de la re­ gión y e ) auspiciar, en general, una relación más estrecha en­ tre los bancos centrales con miras a la integración financiera de América Latina. Partes del Entendimiento Este Entendimiento se aplica a los Bancos Centrales de países latinoamericanos miembros del b id que acepten sus términos, sean los adquirentes directos de bonos del b i d , sean los auspiciadores de las compras de tales bonos por instituciones de sus respectivos países. Operaciones Inicialmente, las operaciones a que se refiere el presente En­ tendimiento abarcarán los bonos del b id a corto plazo, primera emisión, y los que en el futuro emita a plazos similares, en cuan­ to estén en poder de los Bancos Centrales latinoamericanos o instituciones financieras que los hayan adquirido bajo los aus­ picios de aquéllos. Los Bancos Centrales latinoamericanos y el agente podrán decidir en su oportunidad incluir, dentro del sis­ tema, bonos del b id de otras características. No se limita taxativamente la dase de operaciones que los Bancos Centrales miembros del Entendimiento podrían hacer entre sí con los bonos del b id con objeto de aumentar su liquidez, que pueden incluir, entre otras, la compra directa, los pactos de retroventa y los préstamos con garantía de los bonos. Cuando un Banco Central acuerde bilateralmente con otro Banco Central una operación con bonos del b id sea de compraventa, simple o con pacto de retroventa, o en otra forma, el Banco Cen­ tral que traspasa bonos a otro lo comunicará inmediatamente al agente. Dados los propósitos del Entendimiento, los Bancos Centrales miembros se esforzarán en mantener esos bonos del b id en su poder, sin perjuicio de negociarlos cuando lo juzguen necesario. El agente El BID será el agente de este sistema siguientes funciones: y como tal tendrá las a) recabar y proporcionar la información necesaria para la buena marcha del Entendimiento; b) recibir las solicitudes de compra y de venta de los bonos objeto de este Entendimiento, indagar las oportunidades de reali­ zar las operaciones que los miembros deseen llevar a cabo y colaborar en su realización; c) mantener las informaciones y negociaciones en la forma re­ servada compatible con la naturaleza de la operación; d) presentar anualmente a los gobernadores de Bancos Cen­ trales un informe sobre la marcha del Entendimiento y hacer en él las sugestiones que la experiencia le indique. El agente no cobrará comisiones o tasas por sus servicios. El agente no gestionará operaciones por menos de un valor nomi­ nal de 50.000 dólares. Disposiciones generales El BID facilitará sus buenos oficios para que los Bancos Cen­ trales vendedores obtengan financiamiento de otras fuentes en caso de que no puedan realizar total o parcialmente las opera­ ciones previstas. Los gobernadores de los Bancos Centrales latinoamericanos, con ocasión de sus reuniones periódicas, se comunicarán sus expe­ riencias sobre la marcha del Entendimiento, y harán las suges­ tiones que estimen pertinentes, para su m ejora y ampliación, y en una de dichas reuniones considerarán el informe del agente. R e s o l u c ió n Los gobernadores de los Bancos Centrales latinoamericanos, dentro del espíritu de la Resolución aprobada en Jamaica y del Entendimiento de Caracas, consideran deseable una mayor armo­ nía de las disposiciones legales y reglamentarias hoy vigentes sobre inversión de reservas internacionales. Con este objeto, la Secretaría debe preparar un estudio que cubra los siguientes aspectos: 1. características de los valores que los Bancos Centrales lati­ noamericanos están autorizados para mantener en su cartera y, en general, disposiciones legales y reglamentarias respecto a la in­ versión y colocación de reservas internacionales; 2. mecanismo para la adopción de decisiones sobre adquisición y venta de esos valores, así como la medida en que existen lí­ mites a la capacidad de absorción de valores autorizados; 3. análisis de los problemas de principio que justifican las normas legales, así como las reglamentarias y de política seguida por los Bancos Centrales en la adquisición de valores como inte­ grante de sus reservas; 4. fórmulas de armonización y uniformidad de las disposicio­ nes legales o reglamentarias con objeto de facilitar las relaciones entre los Bancos Centrales latinoamericanos en este terreno, incluyendo la posibilidad de un tratamiento de excepción para la adquisición por los Bancos Centrales de valores de interés regional. Con objeto de facilitar la labor de la Secretaría, los Bancos Centrales latinoamericanos instruirán a sus representantes ante la reunión de expertos legales convocada por el i n t a l para estu­ diar una ley uniforme sobre títulos-valores, a fin de que se apro­ veche la oportunidad de tal reunión para recopilar y comparar las disposiciones legales y reglamentarias a que se refieren los puntos 1 y 2 de esta resolución. Por su parte, la Secretaría se comunicará con el i n t a l , infor­ mándole de la petición de los gobernadores de Bancos Centrales latinoamericanos. El CEMLA, como Secretaría, se mantendrá en contacto y con­ sulta con el b id para el m ejor cumplimiento de los fines de esta resolución. Del mismo modo, y con objeto tanto de facilitar la labor de la Secretaría como de crear un nuevo nexo entre las reuniones de gobernadores de Bancos Centrales latinoamericanos y las reu­ niones de técnicos de Bancos Centrales del continente america­ no, el CEMLA dará cuenta de esta resolución a la V III de estas últimas reuniones, que se celebrará próximamente en Buenos Aires, a fin de recabar la colaboración de estos técnicos. El CEMLA presentará su informe a la próxima reunión de go­ bernadores de Bancos Centrales latinoamericanos. Antes de esa fecha, el CEM l a podrá, a solicitud de los interesa­ dos, dar a los Bancos Centrales que estén en proceso de revisar sus leyes, sus opiniones provisionales sobre este tema. D O C U M E N T O S DE T R A B A JO CONSID ERADOS EN L A R E U N IÓ N DE ESPECIALISTAS * TÍTULO I De la letra de cambio C a p ít u l o I De la emisión y de la forma de la letra de cambio Artículo — La letra de cambio deberá contener: 1^? — La denominación de la letra de cambio inserta en el texto mismo del título y expresada en la lengua que se emplee para la redac­ ción de dicho título. 2® — El mandato puro y simple de pagar determinada cantidad. 3° — El nombre de la persona que ha de pagar (librado). 4^ — La indicación del vencimiento. 5^ — La del lugar en que se ha de efectuar el pago. 6^ — El nombre de la persona a quien se ha de hacer el pago o a cuya orden se ha de efectuar. 7^ — La indicación de la fecha y del lugar en que la letra se libre. 8^ — La firma del que emite la letra (librador). Art. 2® — El documento que carezca de alguno de los requisitos que se indican en el artículo precedente no valdrá como letra de cambio, salvo en los casos comprendidos en los párrafos siguientes: La letra de cambio cuyo vencimiento no esté indicado se considerará pagadera a la vista. A falta de indicación especial, el lugar designado junto al nombre del librado se considerará como el lugar de pago, y, al mismo tiempo, como lugar del domicilio del librado. * F u en te: Raúl Cervantes Ahumada, Títulos y operaciones de crédito, Mé­ xico. Editorial Herrero S. A., 1964. La letra de cambio que no indique el lugar de su emisiónseconsiderará librada en el lugar designado junto al nombre del librador. Art. 39 — La letra de cambio podrá girarse a la orden del propio li­ brador. Podrá girarse contra el propio librador. Podrá ser girada por cuenta de un tercero. Art. 4^ — Toda letra de cambio podrá ser pagadera en el domicilio de un tercero, ya sea en la localidad en que el librado tiene su domicilio o en otra localidad. Art. 5*? — En una letra de cambio pagadera a la vista o dentro de cierto plazo después de la vista, podrá estipularse por el librador que la can­ tidad correspondiente devengue intereses. En cualquier otra letra de cam­ bio semejante estipulación se considerará como no escrita. El tipo de interés deberá indicarse en la letra y, a faltade esta indi­ cación, la cláusula correspondiente se considerará como no escrita. Los intereses correrán a partir de la fecha que lleve la letra de cambio mientras no se indique otra fecha al efecto. Art. 69 — Cuando en una letra de cambio figure escrito el importe de la misma letra y al mismo tiempo en números, será válida, en caso de diferencia, la cantidad escrita en la letra. La letra de cambio cuvo importe esté escrito varias veces, ya en letra, ya en números, sólo será válida, en caso de diferencia, por la cantidad menor. Art. 79 — Cuando una letra de cambio lleve firmas de personas incapa­ ces de obligarse por letra de cambio, o firmas falsas o de personas imagina­ rias, o firmas que por cualquiera otra razón no puedan obligar a las per­ sonas que hayan firmado la letra de cambio, o con cuyo nombre aparezca firmada, las obligaciones de cualesquiera otros firmantes no dejarán por eso de ser válidas. Art. 8^ — El que pusiere su firma en una letra de cambio como repre­ sentante de una persona, sin facultad para obrar en nombre de ella, que­ dará obligado en virtud de la letra; y si hubiere pagado, tendrá los mismos derechos que hubiera tenido la persona a quien pretendía representar. Lo mismo se entenderá del representante que hubiere excedido sus poderes. Art. 99 — El librador garantiza la aceptación y el pago. Podrá eximirse de la garantía de la aceptación; pero toda cláusula por la cual se exo­ nere de la garantía de pago se considerará como no escrita. Art. 10. — Cuando una letra de cambio incompleta en el momento de su emisión se hubiese completado contrariamente a los acuerdos celebrados. el cumplimiento de estos acuerdos no podrá alegarse contra el tenedor, a no ser que éste haya adquirido la letra de cambio con mala fe o que al adquirirla haya incurrido en culpa grave. Capítulo II El endoso Art. 11. — Toda letra de cambio, aunque no esté expresamente librada a la orden, será transmisible por endoso. Cuando el librador haya escrito en la letra de cambio las palabras “ no a la orden” , o una expresión equi­ valente, el título no será transmisible sino en la forma y con los efectos de una cesión ordinaria. El endoso podrá hacerse inclusive a favor del librado, haya aceptado o no, del librador o de cualquier otra persona obligada. Todas estas personas podrán endosar la letra de nuevo. Art. 12. — El endoso deberá ser puro y simple. Toda condición a la que aparezca subordinado se considerará no escrita. El endoso parcial será nulo. El endoso al portador equivaldrá a un endoso en blanco. Art. 13. — El endoso deberá escribirse en la letra de cambio o en una hoja adherida a la misma (suplemento). Deberá ser firmado por el endo­ sante. El endoso podrá no designar beneficiario o consistir simplemente en la firma del endosante (endoso en blanco). En este último caso, para que el endoso sea válido, deberá estar escrito al dorso de la letra de cambio o en el.suplemento. Art. 14. — El endoso transmite todos los derechos resultantes de la letra de cambio. Cuando el endoso esté en blanco, el tenedor podrá: 19 _ Llenar el blanco, sea con su nombre o con el de otra persona. 2*^ — Endosar nuevamente la letra en blanco o a otra persona. 3® — Entregar la letra a un tercero, sin llenar el blanco y sin endo­ sarla. Art. 1 5 .— Salvo cláusula en contrario, el endosante garantiza la acepta­ ción y el pagó. El endosante puede prohibir un nuevo endoso y, en este caso, no responderá frente a las personas a quienes ulteriormente se endo­ sare la letra. Art. 16. — El tenedor de la letra de cambio se considerará portador legí­ timo de la misma cuando justifique su derecho por una serie no interrum­ pida de endosos, aun cuando el último endoso esté en blanco. Para este efecto los endosos tachados se considerarán como no escritos. Cuando un endoso en blanco vaya seguido de otro endoso, el firmante de éste no enten­ derá que adquirió la letra por el endoso en blanco. Cuando una persona sea desposeída de una letra de cambio por cualquier causa que fuere, el tenedor, siempre que justifique su derecho en la forma indicada en el párrafo precedente, no estará obligado a desprenderse de la letra, a no ser que la hubiere adquirido de mala fe o hubiere incurrido al adquirirla en culpa grave. Art. 17. — Las personas contra quienes se intente una acción en virtud de la letra de cambio, no podrán alegar contra el tenedor excepciones fun­ dadas en sus relaciones personales con el librado o con los tenedores anteriores, a no ser que el tenedor, al adquirir la letra, haya procedido a sabiendas en perjuicio del deudor. Art. 18. — Cuando el endoso contenga la mención “ Valor al cobro” , ‘Tara cobranza” , “ Por poder” , o cualquiera otra anotación que indique un simple mandato, el tenedor podrá ejercer todos los derechos derivados de la letra de cambio, pero no podrá endosar ésta sino a título de comisión de cobranzas. En este caso, las personas obligadas sólo podrán invocar contra el tene­ dor las excepciones que pudieren alegarse contra el endosante. La autorización contenida en el endoso por poder no cesará por la muerte del mandante ni porque sobrevenga su incapacidad. Art. 19. — Cuando un endoso contenga la mención “ Valor en garantía” , “ Valor en prenda” o cualquier otra anotación que implique una garantía, el tenedor podrá ejercer todos los derechos que derivan de la letra de cambio, pero el endoso hecho por él sólo valdrá como comisión de co­ branza. Las personas obligadas no podrán invocar contra el tenedor las excep­ ciones fundadas en sus relaciones personales con el endosante, a menos que el tenedor, al recibir la letra, hubiere procedido a sabiendas en per­ juicio del deudor. Art. 20. — El endoso posterior al vencimiento producirá los mismos efec­ tos que un endoso anterior. Esto no obstante, el endoso posterior al pro­ testo por falta de pago o hecho después de terminado el plazo establecido para hacer el protesto, no producirá otros efectos que los de una cesión ordinaria. Salvo prueba en contrario, el endoso sin fecha se considerará hecho antes de terminar el plazo fijado para hacer el protesto. C a p ít u l o III De la aceptación Art. 21. — Hasta el momento del vencimiento, la letra de cambio se po­ drá presentar a la aceptación del librado, en el lugar de su domicilio, por el tenedor o por un simple portador. Art. 22. — Ln toda letra de cambio el librador podrá estipular que aquélla habrá de presentarse a la aceptación con o sin fijación de plazo. También podrá prohibir en la letra su presentación a la aceptación, a no ser que se trate de una letra de cambio pagadera en el domicilio de un tercero, o de una letra pagadera en una localidad distinta de la del domi­ cilio del librado, o de una letra girada a cierto plazo desde la vista. Podrá asimismo estipular que la presentación o la aceptación no habrá de efectuarse antes de determinada fecha. Todo endosante podrá estipular que la letra deberá presentarse a la acep­ tación fijando para ello un plazo, o sin fijarlo, a no ser que el librador la haya declarado sujeta a aceptación. Art. 23. — Las letras de cambio a cierto plazo desde la vista deberán presentarse a la aceptación en el término de un año a partir de su fecha. El librador podrá acortar este último plazo o fijar uno más largo. Estos plazos {K)drán ser acortados por los endosantes. Art. 24. — El librado podrá pedir que se le presente por segunda vez una letra al día siguiente de la primera presentación. Los interesados no podrán alegar que tal petición ha quedado incumplida, a no ser que así se haga constar en el protesto. El portador no estará obligado a entregar al librado la letra presentada a la aceptación. Art 25. — La aceptación se escribirá en la letra de cambio. Se expresará mediante la palabra “ acepto” o cualquiera otra equivalente, e irá firmada por el librado. La simple firma de éste puesta en el anverso de la letra equivale a la aceptación. Cuando la letra sea pagadera a cierto plazo desde la vista, o cuando deba presentarse a la aceptación en un plazo fijado por una estipulación espe­ cial, la aceptación deberá llevar la fecha del día en que se haya dado, a no ser que el portador exija que se ponga la fecha del día de la presen­ tación. A falta de fecha, el portador, para conservar sus derechos a recu­ rrir contra los endosantes y contra el librador, hará constar la omisión mediante un protesto, levantado en tiempo hábil. Art. 26. — La aceptación será pura y simple, pero el librado tarla a una parte de la cantidad. Cualquiera otra modificación introducida por la aceptación de la letra de cambio, equivaldrá a una negativa de aceptación. Esto obstante, el aceptante quedará obligado con arreglo a los términos de aceptación. podrálimi­ eneltexto no su Art. 27. — Cuando el librador hubiere indicado en la letra de cambio un lugar de pago distinto de el del domicilio del librado, sin designar a un tercero en cuya casa haya de hacerse el pago, el librado podrá indicarlo así en el momento de la aceptación. A falta de semejante indicación, se entenderá que el aceptante se ha obligado a pagar por sí mismo en el lugar de pago. Cuando la letra sea pagadera en el domicilio del librado, éste podrá indi­ car en la aceptación una dirección en el mismo lugar para que en ella se efectúe el pago. Art. 28. — Por el hecho de la aceptación, el librado se obliga a pagar la letra de cambio a su vencimiento. A falta de pago, el portador, aunque sea el propio librador, tendrá contra el aceptante una acción directa derivada de la letra de cambio para todo aquello que pueda exigirse con arreglo a los artículos 48 y 49. Art. 29. — Cuando el librado que hubiere puesto en la letra de cambio su aceptación, la tachare antes de devolver la letra, se considerará que ha negado la aceptación. Salvo prueba en contrario, la tachadura se consi­ derará hecha antes de la devolución del título. Esto no obstante, si el librado hubiere notificado su aceptación por es­ crito al tenedor o a un firmante cualquiera, quedará obligado respecto de éstos con arreglo a los términos de su aceptación. C a p ít u l o IV Del aval Art. 30. — El pago de una letra de cambio podrá garantizarse mediante un aval, ya sea por la totalidad o por parte de su importe. Esta garantía puede prestarla un tercero o cualquier firmante de la letra inclusive. Art. 31. — El aval se pondrá en la letra de cambio o en su suplemento. Se expresará mediante las palabras “ por aval” o con cualquiera otra fór­ mula equivalente, e irá firmado por el avalista. La simple firma de una persona, que no sea el librado o el librador, puesta en el anverso de la letra de cambio, vale como aval. El aval deberá indicar por cuenta de quién se ha dado. A falta de esta indicación, se entenderá dado a favor del librador. Art. 32. — El avalista responderá de igual manera que aquel a quien ga­ rantiza. Su compromiso será válido, aunque la obligación garantizada fuese nula por cualquier causa que no sea la de vicio de forma. Cuando el avalista pagare la letra de cambio adquirirá los derechos deri­ vados de ella contra la persona garantizada y contra los que sean respon­ sables respecto de esta última por virtud de la letra de cambio. C a p ít u l o V Del vencimiento Art. 33. — La letra de cambio podrá librarse: a la vista; a cierto plazo desde la vista; a cierto plazo desde su fecha; a fecha fija. Las letras de cambio que indiquen otros vencimientos o vencimientos sucesivos serán nulas. Art. 34. — La letra de cambio a la vista será pagadera a su presentación. Deberá presentarse al pago en el término de un año a contar desde su fecha. El librador podrá acortar este plazo o fijar uno más largo. Estos plazos podrán ser acortados por los endosantes. El librador podrá disponer que una letra de cambio pagadera a la vista no se presente al pago antes de una fecha indicada. En este caso el plazo para-la presentación contará desde dicha fecha. Art. 35. — El vencimiento de una letra de cambio a cierto plazo desde la vista, se determinará por la fecha de la aceptación o por la del protesto. A falta de protesto, toda aceptación que no lleve fecha se considerará dada, respecto del aceptante, el último día del plazo señalado para la pre­ sentación de la misma a la aceptación. Art. 36. — La letra de cambio librada a uno o varios meses a partir de su fecha o de la vista, vence en la fecha correspondiente del mes en que el pago deba efectuarse. A falta de fecha correspondiente, el vencimiento tendrá lugar el último día de dicho mes. Cuando una letra de cambio esté librada a uno o varios meses y medio a contar de su fecha o de la vista, se contarán primeramente los meses enteros. Si el vencimiento se hubiere fijado al principio, a la mitad (mediados de enero, mediados de febrero, etc.), o a fin de mes, se entenderá por estos términos: el 1®, el 15 o el último día del mes. Las expresiones “ ocho días” o “ quince días” equivaldrán a un plazo de ocho días o de quince días efectivos y no de una o dos semanas. La expresión “medio mes” indicará un plazo de quince días. Art. 37. — Cuando una letra de cambio sea pagadera a fecha fija en un lugar en que el calendario sea diferente del que rija en el lugar de la emisión, la fecha del vencimiento se entenderá fijada con arreglo al calen­ dario del lugar del pago. Cuando una letra librada entre dos plazas que tengan calendarios dife­ rentes, sea pagadera a cierto plazo después de su fecha, el día de la emi­ sión se reducirá al día correspondiente del calendario del lugar del pago, y el vencimiento se determinará en consecuencia. Los plazos de presentación de las letras de cambio se calcularán de con­ formidad con el párrafo precedente. Estas reglas no serán aplicables cuando en una cláusula de la letra de cambio, o en los mismos enunciados del título, se indique la intención de adoptar reglas diferentes. CAPÍTULO VI Del pago Art. 38. — El tenedor de una letra de cambio pagadera en día fijo, o en cierto plazo a contar de la fecha, o desde la vista, deberá presentar la letra de cambio al pago el día fijado para éste. La inobservancia de esta obligación no podrá dar lugar más que a daños y perjuicios. La presentación de una letra de cambio a una cámara de compensación equivaldrá a su presentación al pago. Art. 39. — El librado podrá exigir al pagar la letra de cambio que ésta le sea entregada con el recibí del portador. El portador no podrá rechazar un pago parcial. En caso de pago parcial, el librado podrá exigir que este pago se haga constar en la letra y que se le dé recibo del mismo. Art. 40. — El portador de una letra de cambio no podrá ser obligado a recibir su pago antes del vencimiento. El librado que pagase antes del vencimiento lo hará por su cuenta y riesgo. El que pagare al vencimiento quedará válidamente librado, a no ser que hubiera por su parte dolo o culpa grave. Estará obligado a comprobar la regularidad de la serie de los endosos, pero no la firma de los endo­ santes. Art. 41. — Cuando se libra una letra de cambio pagadera en moneda que no tenga curso en el lugar del pago, el importe de aquélla podrá pagarse en la moneda del país con arreglo a su valor en la fecha del vencimiento. Si el deudor retrasa el pago, el tenedor podrá pedir, a su elección, que el importe de la letra de cambio le sea pagado en la moneda del país, según el cambio de la fecha del vencimiento o según el día del pago. Los usos del lugar del pago servirán para determinar el valor de la mo­ neda extranjera. Esto no obstante, el librador podrá estipular que la can­ tidad a pagar se calcule con arreglo a un cambio determinado en la misma letra. Las reglas antes enunciadas no se aplicarán al caso de que el librador haya estipulado que el pago habrá de hacerse en determinada moneda (cláusula de pago efectivo en una moneda extranjera), salvo la facultad que corresponde al Gobierno de suspender los efectos de esta cláusula en circunstancias excepcionales. Cuando el importe de la letra de cambio se haya indicado en una moneda que tenga la misma denominación, pero diferente valor en el país de emi­ sión que en el país de pago, se presumirá que la moneda expresada es la del lugar del pago. Art. 42. — A falta de presentación al pago de la letra de cambio en el plazo fijado por el artículo 38, todo deudor tendrá la facultad de entregar su importe en depósito a la autoridad competente, por cuenta y riesgo del tenedor. C a p ít u l o VII De las acciones por falta de aceptación y por falta de pago Art. 43. — El tenedor podrá ejercitar su acción contra los endosantes, el librador y las demás personas obligadas al vencimiento de la letra de cambio cuando el pago no se haya efectuado: y antes del vencimiento: 1^ -— Cuando hubiere negativa de aceptación total o parcial. 29 — En los casos de suspensión de pagos, quiebra o concurso del librado, aceptante o no, o de simple sobreseimiento, aunque ño haya sido judicialmente acreditado, o de embargo de sus bienes 39 — con resultado negativo. En los casos de suspensión de pagos, quiebra o concurso del librador de una letra no sometida a aceptación. Cuando el tenedor, en los dos últimos números, ejercite su acción contra los endosantes y demás personas obligadas, éstas podrán obtener para el pago un plazo que por ningún concepto exceda del vencimiento de la letra de cambio. Art. 44. — La negativa de aceptación o de pago deberá hacerse constar por un documento auténtico (protesto por falta de aceptación o por falta de pago). El protesto por falta de aceptación deberá hacerse dentro de los plazos fijados para la presentación a la aceptación. Si en el caso previsto en el párrafo primero del artículo 24, la primera presentación hubiere tenido lugar el último día del plazo, el protesto podrá levantarse al día siguiente. El protesto por falta de pago de una letra de cambio pagadera a fecha fija, o a cierto plazo desde su fecha, o desde la vista, deberá hacerse en uno de los días hábiles siguientes al día en que la letra de cambio sea pagadera. Si se tratare de una letra pagadera a la vista, el protesto deberá extenderse en las condiciones indicadas en el párrafo precedente para el protesto por falta de aceptación. El protesto por falta de aceptación eximirá de la presentación al pago y del protesto por falta de pago. El portador no podrá ejercitar sus acciones en caso de suspensión de pago del librado, aceptante o no, aunque sea simplemente solicitada.' o cuando resultare infructuoso el embargo de sus bienes, sino después de haber presentado la letra al librado para su pago y previa la formalización del protesto. En caso de quiebra declarada, suspensión de pagos o concurso del li­ brado, haya éste aceptado o no, así como en caso de quiebra declarada del librador de una letra no sujeta a aceptación, la presentación del auto declara­ tivo correspondiente bastará para que el portador pueda ejercitar sus acciones. Art. 45. — El portador deberá dar aviso de la falta de la aceptación o del pago a su endosante y al librador dentro de los cuatro días hábiles si­ guientes a la fecha del protesto, o, si hubiere cláusula de devolución sin gastos, a la de la presentación. Dentro de lofe dos días hábiles siguientes a la fecha en que el endosante haya recibido el aviso, deberá comunicarlo a SU vez a su endosante, indicándole los nombres y direcciones de aquellos que hubieren dado los avisos precedentes, y así sucesivamente hasta llegar al librador. Los plazos antes mencionados correrán desde el momento en que se reciba el aviso precedente. Cuando, de conformidad con el párrafo anterior, se dé aviso a algún firmante de la letra de cambio, deberá darse igual aviso y en el mismo plazo, a su avalista. En el caso de que un endosante no hubiere indicado su dirección, o la hubiere indicado de manera ilegible, bastará que el aviso se dé al endo­ sante anterior a él. El que tuviere que dar un aviso podrá hacerlo cluso por la simple devolución de la letra de cambio, ha dado el aviso dentro del término señalado. Se observado este plazo cuando la carta en que se dé en cualquier forma, in­ pero deberá probar que considerará que se ha el aviso se haya puesto en el correo dentro de dicho plazo. El que no diere aviso dentro del plazo antes indicado, no decae de su acción, y será responsable, si ha lugar, del perjuicio causado por su negli­ gencia, sin que lo reclamado por daños e intereses pueda exceder del importe de la letra de cambio. Art. 46. — Mediante la cláusula de “ devolución sin gastos” , “ sin protes­ to” , o cualquiera otra indicación equivalente escrita en el título y firmada, el librador, el endosante o un avalista podrán dispensar al tenedor de hacer que se levante protesto por falta de aceptación o por falta de pago para poder ejercer sus acciones. Esta cláusula no dispensará al tenedor de presentar la letra dentro de los plazos correspondientes, ni de los avisos que haya de dar. La prueba de la inobservancia de los plazos incumbirá a quien alegue contra el tenedor. Si la cláusula hubiere sido escrita por el librador, producirá sus efectos con relación a todos los firmantes; si hubiera sido puesta por un endo­ sante o avalista, sólo causará efecto con relación a éstos. Cuando, a pesar de la cláusula puesta por el librador, el portador mande levantar el protesto, los gastos que el mismo origine serán de su cuenta. Si la cláusula procediere de un endosante o de un avalista los gastos del protesto, en caso de que se levante, podrán ser reclamados de todos los firmantes. Art. 47. — Los que hubieren librado, endosado o avalado una letra de cambio, responden solidariamente frente al tenedor. El portador tendrá derecho a proceder contra todas estas personas indi­ vidual y colectivamente, sin que le sea indispensable observar el orden en que se hubieren obligado. El mismo derecho corresponderá a cualquier firmante de una letra de cambio que la haya pagado. La acción intentada contra cualquiera de las personas obligadas no impedirá que se proceda contra las demás, aunque sean posteriores en orden a la que fue primeramente demandada. Art. 48. — El tenedor podrá reclamar a la persona contra quien ejercite su acción: 19 — El importe de la letra de cambio no aceptada o no pagada, con los intereses, si se hubiesen estipulado. 2^ — Intereses al 6 % a partir del vencimiento. 3^ — Los gastos del protesto y de las notificaciones, así como cuales­ quiera otros. Si la acción se ejercitare antes del vencimiento se deducirá del importe de la letra el descuento correspondiente. Este descuento se calculará con arreglo al tipo del 6 % . Art. 49. — El que hubiere reembolsado la letra de cambio podrá recla­ mar de las personas que le hayan dado garantía: 1^ — La cantidad íntegra que haya pagado. 2^ — Los intereses de dicha cantidad, calculados al tipo del 6 % a partir de la fecha de pago. 3^ — Los gastos que se hayan originado. Art. 50. — Toda persona obligada contra la cual se ejerza o pueda ejer­ cerse una acción cambiaria podrá exigir, mediante el pago correspondiente, la entrega de la letra de cambio con el protesto y la cuenta de resaca con el recibo. Todo endosante que haya pagado una letra de cambio podrá tachar su endoso y los de los endosantes subsiguientes. Art. 51. — En caso de ejercitarse acción de regreso después de una acep­ tación parcial, el que pagare la cantidad que hubiere quedado sin aceptar en la letra podrá exigir que este pago se haga constar en la letra de cambio y que se le dé el correspondiente recibo. El tenedor deberá además entre­ garle una copia certificada conforme de la letra, así como el protesto, para que puedan ejercerse cualesquiera recursos ulteriores. Art. 52. — Toda persona que tenga el derecho de ejercer la acción de regreso podrá reembolsarse, salvo estipulación en contrario, mediante una nueva letra (resaca) girada a la vista sobre cualquiera de los obligados en la letra y pagadera en el domicilio de éste. La letra de resaca comprenderá, además de las cantidades indicadas en los artículos 48 y 49, un derecho de corretaje y el de timbre de la resaca. Cuando sea el tenedor quien gire la letra de resaca, el importe de ésta se fijará con arreglo al cambio de una letra pagadera a la vista, girada desde el lugar en que la letra primitiva era pagadera sobre el lugar del domicilio del garantizador. Si la letra fuese emitida por un endosante, su importe se fijará con arreglo al cambio de una letra a la vista librada desde la plaza en que el librador de la letra de resaca tiene su domicilio sobre el lugar del domicilio del responsable. Art. 53. — Expirados los plazos fijados para la presentación de una letra de cambio a la vista o a cierto plazo desde la vista, para el levantamiento del protesto por falta de aceptación o de pago, o para la presentación al pago en caso de haberse estipulado la devolución sin gastos, el tenedor perderá todos sus derechos contra los endosantes, contra el librador y con­ tra las demás personas obligadas, con excepción del aceptante. Si la letra no hubiere sido presentada a la aceptación en el plazo seña­ lado por el librador, el tenedor perderá las acciones que le correspondie­ ren, tanto por falta de pago como por falta de aceptación a no ser que resulte de los términos de la misma que el librador sólo tuvo intención de eximirse de la garantía de la aceptación. Cuando la estipulación de un plazo para la presentación estuviere conte­ nida en un endoso, sólo podrá valerse de aquélla el endosante respectivo. Art. 54. — Cuando no fuere posible presentar la letra de cambio o levan­ tar el protesto dentro de los plazos fijados, por un obstáculo insuperable (disposición legal de un Estado cualquiera u otra causa de fuerza mayor), se entenderán prorrogados dichos plazos. El tenedor estará obligado a dar aviso sin demora a su endosante del caso de fuerza mayor, y a anotar este aviso, fechado y firmado por él, en la letra de cambio o en su suplemento. Las disposiciones del artículo 45 serán aplicables en este caso. Una vez que haya cesado la fuerza mayor, el tenedor deberá presentar la letra sin demora a la aceptación o el pago, y si ha lugar, deberá levantar el protesto. Si la fuerza mayor persistiere después de transcurridos treinta días a partir de la fecha del vencimiento, las acciones podrán ejercitarse sin que sean necesarias la presentación ni el protesto. Para las letras de cambio a la vista o a cierto plazo desde la término de treinta días correrá a partir de la fecha en que el haya dado aviso de la fuerza mayor a su endosante, aún antes de ración de los plazos de presentación. Para las letras de cambio vista, el tenedor la expi­ a cierto plazo desde la vista, al término de treinta días se agregará el plazo desdo la vista indicado en la letra de cambio. No se entenderá que constituyen caso de fuerza mayor los hechos que sólo afecten personalmente al tenedor o a la persona encargada por él de la presentación de la letra o del levantamiento del protesto. C a p ít u l o VIH De la intervención 1. Disposiciones generales Art. 55. — El librador, un endosante o un avalista podrán indicar una pérsona que acepte o pague en caso necesario. Cualquier persona que intervenga por un deudor, contra el que pueda ejercitarse una acción cambiaría, podrán aceptar o pagar la letra de cam­ bio en las condiciones que más adelante se señalan. Cualquier tercero, el librado mismo o una persona ya obligada en virtud de la letra de cambio, con excepción del aceptante, podrán aceptar o pagar por intervención. En el término de los días laborables, el que intervenga estará obligado a notificar su intervención a aquel en cuyo favor la efectúe. En caso de incumplimiento de este plazo será responsable, si ha lugar, del perjuicio causado por su negligencia, sin que los daños y perjuicios puedan exceder del importe de la letra de cambio. 2. Aceptación por intervención Art. 5 6 .---- Puede aceptarse por intervención en todos aquellos casos en que se dé una acción antes del vencimiento a favor del tenedor de una letra de cambio susceptible de aceptación. Cuando se haya indicado en la letra de cambio a una persona para que la acepte o la pague en caso necesario, en el lugar del pago, el tenedor no podrá ejercer antes del vencimiento su derecho a recurrir contra el que hubiere puesto la indicación, ni contra los firmantes subsiguientes, a no ser que haya presentado la letra de cambio a la persona designada y que, habiéndose ésta negado a aceptar la letra, se haga constar la negativa en un protesto. En los demás casos de intervención, el tenedor podrá rechazar la acepta­ ción por intervención; pero si la admitiere, perderá las acciones que le coríésponderían antes del vencimiento contra aquel en cuyo nombre se haya dado la aceptación y contra los firmantes subsiguientes. Art. 57./— La aceptación por intervención se hará constar en la letra de cambio e irá firmada por el que intervenga. En ella se indicará por cuenta de quién se efectúa, y, a falta de esta indicación, se entenderá que la aceptación ha sido dada a favor del librador. Art. 5 8 .— rEl aceptante por intervención responderá al tenedor y a los endosantes posteriores a aquel por cuenta del cual hubiere intervenido, y en igual forma que éste. A pesar de la aceptación por intervención, la persona en cuyo favor se hubiere hecho y las que garanticen a ésta podrán exigir del tenedor, me­ diante el reembolso de la cantidad indicada en el artículo 48, la entrega de la letra de cambio, del protesto y de una cuenta con el recibí, si hubiere lugar* 3. Del pago por intervención Art. 59. — El pago por intervención podrá hacerse siempre que el por­ tador tenga derecho a ejercitar sus acciones, ya sea al vencimiento o antes del vencimiento. El pago deberá comprender la cantidad total que hubiere debido satis­ facer aquel por quien se interviene. Deberá hacerse, a más tardar, al día siguiente del último día permitido para el levantamiento de protesto por falta de pago. Art. 60. — Si la letra de cambio hubiere sido aceptada por intervención de personas que tengan su domicilio en el lugar del pago, o si se hubieren indicado para pagar en caso de necesidad personas que tengan su domi­ cilio en el mismo lugar, el tenedor deberá presentar la letra a todas ellas y mandar levantar, si ha lugar, un protesto por falta de pago al día siguiente, lo más tarde del último día permitido para el levantamiento del protesto. A falta de protesto en el plazo señalado, la persona que hubiere indicado un pagador para caso de necesidad o aquella por cuya cuenta se hubiere aceptado la letra, dejarán de estar obligados, así como los endosantes posteriores. Art. 61. — El tenedor que rechazare el pago de intervención perderá sus acciones contra los que, de recibirlo, habrían quedado liberados. Art. 62. — El pago por intervención deberá hacerse constar mediante recibí puesto en la letra de cambio con indicación de la persona en cuyo favor se ha efectuado. A falta de esta indicación se considerará que el pago se ha hecho a favor del librador. La letra de cambio y protesto, si lo hubiere deberán entregarse al que pagare por intervención. Art. 63. — El pagador por intervención adquirirá los derechos que resul­ ten de la letra de cambio contra la persona por quien hubiere pagado y contra las responsables frente a esta última en virtud de la letra de cambio. Esto no obstante, no podrá endosar la letra de nuevo. Los endosantes posteriores al obligado por quien se hace el pago queda­ rán liberados. En caso de varios ofrecimientos para el pago de intervención se dará preferencia al que tenga por consecuencia la liberación de un mayor nú­ mero de interesados. El que, a sabiendas e infringiendo esta regla, pagare por intervención, perderá su acción contra las personas que de otro modo habrían quedado liberadas. C a p ít u l o IX De la pluralidad de ejemplares y de las copias 1. Pluralidad de ejemplares Art. 64. — La letra de cambio podrá librarse en varios ejemplares idén­ ticos. Estos ejemplares deberán ir numerados en el texto mismo del título; a falta de lo cual cada uno de ellos se considerará como una letra de cambio distinta. Todo tenedor de una letra de cambio en la que no se indique que se ha librado en un ejemplar único podrá exigir a su costa la emisión de varios ejemplares. A este efecto, deberá dirigirse a su endosante inmediato, que estará obligado a ayudarle dirigiéndose a su vez a su propio endosante, y así sucesivamente hasta llegar al librador. Los endosantes estarán obli­ gados a reproducir los endosos en los nuevos ejemplares. Art. 65. — El pago hecho sobre uno de los ejemplares será liberatorio, aun cuando no se haya estipulado que dicho pago invalida los ejemplares restantes. Esto no obstante, el librado quedará obligado por virtud de todo ejem­ plar aceptado cuya devolución no haya obtenido. El endosante que hubiere transferido los ejemplares a distintas personas, así como los endosantes ulteriores, responderán por razón de todos los ejemplares que llevan sus firmas y que no hayan sido devueltos. deberá indicar en los restantes el nombre de la persona en cuyo poder se halla dicho ejemplar. Dicha persona estará obligada a entregar el ejem­ plar de que se trata al portador legítimo de otro ejemplar. Si se negare a hacerlo, el portador no podrá ejercitar sus acciones sino después de haber hecho constar mediante protesto: — Que el ejemplar enviado a la aceptación no le ha sido gado, a pesar de haberlo pedido. entre­ 29 — Que no ha podido obtener con otro ejemplar la aceptación o el pago. 2, De las copias Art. 67. — Todo portador de una letra de cambio tendrá derecho a sacar copias de ellas. La copia deberá reproducir exactamente el original con los endosos y demás menciones que figuren en él. También deberá indicar dónde ter­ mina la copia. La copia podrá ser endosada y avalada de igual manera que el original-.y con los mismos efectos. Art. 68. — La copia deberá indicar quién es el poseedor del título ori­ ginal. Éste estará obligado a entregar dicho título al portador legítimo de la copia. Si se negare a hacerlo, el tenedor no podrá ejercitar su acción contra las personas que hayan endosado o avalado la copia, sino después de hacer constar mediante protesto, que el original no le ha sido entregado, a pesar de haberlo pedido. Cuando el título original, después del último endoso puesto antes de hacerse la copia, lleve la cláusula “ a partir de aquí en endoso no valdrá más que en copia” , o cualquier otra fórmula equivalente, todo endoso firmado posteriormente en el original será nulo. C a p ít u l o X De las alteraciones Art. 69. — En caso de alteraciones del texto de una letra de cambio, los firmantes posteriores a la alte/ación quedarán obligados con arreglo a los términos del texto modificado; pero los firmantes anteriores lo estarán solamente con arreglo al texto original. Ca p ít u l o XI De la prescripción Art. 70. — Todas las acciones que nacen de la letra de cambio contra el aceptante prescriben a los tres años a contar de la fecha del vencimiento. Las acciones del tenedor contra los endosantes y contra el librador pres­ cribirán transcurrido un año a contar desde la fecha del protesto, hecho en tiempo hábil, o de la fecha del vencimiento si mediare la cláusula de devolución sin gastos. Las acciones de unos endosantes contra los otros y contra el librador prescribirán a los seis meses a partir de la fecha en que el endosante hubiere pagado la letra, o de la fecha en que se hubiere intentado una acción contra él. Art. 7L — La interrupción de la prescripción sólo surtirá efecto contra aquel respecto del cual se haya efectuado el acto que interrumpa la prescripción. C a p ít u l o XII Disposiciones generales Art. 72. — El pago de una letra de cambio cuyo vencimiento caiga en un día legalmente considerado como festivo, no podrá exigirse hasta el pri­ mer día hábil siguiente. Asimismo, cualesquiera otros actos relativos a la letra de cambio, y especialmente la presentación a la aceptación y el protesto, sólo podrán hacerse en días laborables. Cuando alguno de dichos actos deba efectuarse en un cierto plazo, cuyo último día sea legalmente festivo, dicho plazo quedará prorrogado hasta el primer día laborable siguiente a su expiración. medios se incluirán en el cómputo del plazo. Los días festivos inter­ Art. 73. — Los plazos legales o señalados en la letra no incluirán el día que les sirva de punto de partida. Art. 74. — No se admitirán términos de gracia o de cortesía, ni legales ni judiciales. TÍTULO II Del pagaré Art. 75. El pagaré deberá contener: l'^ — La denominación del título inserta en el texto mismo y expre­ sada en la lengua empleada para la redacción del título. 2^ — La promesa pura y simple de pagar una cantidad determinada. 30 — Indicación del vencimiento. 49 — La del lugar en que el pago haya de efectuarse. 5^ — El nombre de la persona a quien haya de hacerse el pago o a cuya orden se haya de efectuar. 6^ — La indicación de la fecha y del lugar en que se haya firmado el pagaré. 7^ — La firma del que haya emitido el título (firmante). Art. 76. — El título que carezca de alguno de los requisitos que se indi­ can en el artículo precedente no será válido como tal pagaré, salvo en los casos determinados en los párrafos siguientes: El pagaré cuyo vencimiento no esté indicado se considerará pagadero a la vista. A falta de indicación especial, el lugar de emisión dél título se conside­ rará como lugar del pago y al mismo tiempo como lugar del domicilio del firmante. El pagaré que no indique el lugar de su emisión se considerará firmado en el lugar que figure junto al nombre del firmante. Art. 77. — Serán aplicables al pagaré, mientras ello no sea incompatible con la naturaleza de este título, las disposiciones relativas a la letra de cambio y referentes: al endoso (Arts. 11 a 20) ; al vencimiento (Arts. 33 a 37) ; al pago (Arts. 38 a 42) ; a las acciones por falta de pago (Arts. 43 a 50 y 52 a 54) ; al pago por intervención (Arts. 55 y 59 a 63) ; a las copias (Arts. 67 y 68) ; a las alteraciones (Art. 69) ; a la prescripción (Arts. 70 y 71) ; a los días festivos, al cómputo de los plazos y a la prohibición de los días de gracia (Arts. 72 a 7 4). Serán igualmente aplicables al pagaré las disposiciones relativas a la letra de cambio pagadera en casa de un tercero o en localidad distinta a la del domicilio del librado (Arts. 4^ y 27) ; a la estipulación de intereses (Art. 59) ; a las diferencias de enunciación relativas a la cantidad pagadera (Art. 69) ; a las consecuencias de la firma puesta en las condiciones men­ cionadas en el artículo 79; a las de la firma de una persona que actúe sin poderes o rebasando sus poderes (Art. 89) ; a la letra de cambio en blanco (Art. 10). Serán igualmente aplicables al pagaré las disposiciones relativas al aval (Arts. 30 a 3 2). En el caso previsto en el artículo 31, párrafo último, si el aval no indicare a favor de quién se ha dado, se entenderá que lo ha sido a favor del firmante del pagaré. Art. 78. — El firmante de un pagaré quedará obligado de igual manera que el aceptante de una letra de cambio. Los pagarés que hayan de hacerse efectivos a cierto plazo después de la vista deberán presentarse al firmante de los mismos en los plazos fijados en el artículo 23. El plazo a contar desde la vista correrá desde la fecha del “visto” suscrito por el firmante del pagaré. La negativa del firmante a poner su visto fechado se hará constar mediante protesto (Art. 2 5 ), cuya fecha servirá de punto de partida para el plazo a contar desde la vista. DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS C a p ít u l o I Del protesto Art. 19. — Los protestos se formularán bajo la fe de un notario. Si no hubiere notario en el domicilio señalado para la aceptación o el pago, bastará que el que lo sea de la plaza mercantil más cercana comu­ nique por cédula de protesto, consignándola certificada en la oficina de Correos y exigiendo recibo que unirá al acta. En este supuesto, el término establecido en el artículo 88 se ampliará cuarenta y ocho horas más, Art. 80. — Para que el acto del protesto sea válido deberá reunir los requisitos siguientes: 19 — Ha de practicarse en los plazos indicados en los párrafos segundo y tercero del artículo 44. 29 — Han de entenderse las diligencias con la persona a cuyo cargo esté girada la letra, y no encontrándosele, con sus mandatarios y dejDendientes o. en defecto de éstos, con su mujer, hijos o criados. En el caso de no encontrar a ninguna de dichas personas se entenderán las diligencias con cualquiera de las que se hallen en el domicilio donde deban practicarse, y si ésta no quisiere firmar, se negare a dar su nombre o su relación con el requerido, se hará constar así. Si no fuere habida ninguna persona, se hará constar así en el acta y se tendrá por válido y formalizado el protesto. 39 — Han de practicarse las diligencias del protesto en el domicilio designado en la letra; en su defecto, en el que tenga de presente el pagador, y a falta de ambos, en el último que se le hubiere conocido. 4*? — Ha de realizarse desde las nueve de la mañana hasta las siete de la tarde del día que corresponda según el número 1^, de este artículo. Fuera de estas horas, sólo podrá realizarse si lo consintiese expresamente aquel contra quien se levanta. Art. 81. — El funcionario que levante un acta de protesto deberá ajus­ tarse a las prescripciones siguientes: 19 — Copiar literalmente la letra de cambio con todas las declara­ ciones que contenga en su texto o en las hojas añadidas (suple­ mento ). 29 — Hacer constar el requerimiento a la persona con quien se entien­ 39 — dan las diligencias. Reproducir asimismo la contestación dada a cada requeri­ miento. 49 — Expresar en la misma forma la conminación de ser los gastos y perjuicios a cargo de la persona con quien se haga el protesto, y si no supiere o no pudiere, a dos testigos presentes. 59 — Hacer firmar a la persona con quien se haga elprotesto, y no supiere o no pudiere, a dos si testigos presentes. 69 — Expresar la fecha y hora en que se ha practicado el protesto. 79 — Extenderá copia del acta en papel común, que entregará, si se lo reclama, a la persona que hubiere comparecido. Todas las diligencias del protesto de una letra habrán de redactarse en un mismo documento, extendiéndose sucesivamente por el orden con que se practiquen. Art. 82. — Del documento del protesto se dará copia autorizada al por­ tador de la letra y se le devolverá la letra original. Art. 83. — Los errores, omisiones y demás defectos del acta de protesto pueden ser subsanados por el funcionario que la hubiere redactado hasta su entrega al portador de la letra. Art. 84. — El funcionario que intervenga en el protesto será responsable de los daños y perjuicios que se originen por el incumplimiento de las anteriores disposiciones. Art. 85. — Sea cual fuere la hora en que se levante el protesto, los fun­ cionarios que lo certifiquen retendrán en su poder las letras, sin entregar éstas ni el testimonio del protesto al portador, hasta las siete de la tarde del día en que se hubiere hecho, y si el protesto fuere por falta de pago y el pagador se presentare entre tanto a satisfacer el importe de la letra y los gastos del protesto, admitirán el pago, haciéndole entrega de la letra, con diligencia en la misma de haberse pagado y cancelado el protesto. Art. 86. — Todo protesto por falta de aceptación o de pago, salvo lo dispuesto en el artículo 46, impone a la persona que hubiere dado lugar a él la responsabilidad de gastos, daños y perjuicios. C a p ít u l o II De la acción de enriquecimiento Art. 87. — Aunque la obligación cambiaria del librador o del aceptante se haya extinguido por haberse perjudicado la letra, quedarán ambos obligados respecto del tenedor en tanto en cuanto se hayan enriquecido en su perjuicio. La acción de enriquecimiento a favor del tenedor prescribe a los tres años de haberse extinguido la obligación cambiaria. Contra los endosantes cuya obligación cambiaria se haya extinguido no tienen lugar tales acciones de enriquecimiento. TEXTO DE LA LEY UNIFORME DE GINEBRA SOBRE EL CHEQUE, DEL 19 DE MARZO DE 1931 * C a p ít u l o I De la emisión y de la forma del cheque Artículo 19 — El cheque deberá contener: 19 — La denominación del cheque, inserta en el texto mismo del 29 — 39 — 49 — 59 — 69 — título y expresada en el idioma empleado para su redacción. El mandato puro y simple de pagar una sumadeterminada. El nombre del que debe pagar (librado). La indicación del lugar del pago. La indicación de la fecha y del lugar de la emisión del cheque. La firma del que expide el cheque (librador). Art. 29 — El título en que falte alguno de los requisitos indicados en el artículo precedente no tendrá validez como cheque, salvo en los casos determinados en los párrafos siguientes: A falta de indicación especial, el lugar designado al lado del nombre del librado se reputará ser el lugar del pago. Cuando estén designados varios lugares al lado del nombre del librado, el cheque será pagadero en el primer lugar mencionado. A falta de estas indicaciones o de cualquier otra, el cheque deberá pagar­ se en el lugar en el que ha sido emitido, y si en él no tiene el librado ningún establecimiento, en el lugar donde el librado tenga el establecimiento {irincipal. El cheque sin indicación del lugar de su emisión, se considera suscrito en el que se designe al lado del nombre del librador. Art. 39 — El cheque ha de librarse eor'^^’a un banquero que tenga fondos a disposición del librador v de conformidad con un acuerdo expreso o tá('ito. según el cual el librador tenga derecho a disponer por cheque de * Fílente: Raúl Cervantes Ahumada, Títulos y operaciones de crédito, México. Editorial Herrero S. A., 1964. aquellos fondos. No obstante la inobservancia de estas prescripciones, el instrumento es válido como cheque. Art. 49 — El cheque no puede ser aceptado. Cualquier fórmula de acep­ tación consignada en el cheque se reputa no escrita. Art. 59 — El cheque puede ser girado: a favor de una persona determi­ nada, con o sin cláusula expresa “ a la orden'*; a favor de una persona determinada con la cláusula ‘‘no a la orden” u otra equivalente; al portador. El cheque a favor de una persona determinada, con la mención “ o al portador” o un término equivalente, vale como “ cheque al portador” . El cheque sin indicación de beneficiario vale como cheque al portador. Art. 69 — El cheque puede extenderse a la orden del mismo librador. Puede librarse por cuenta de un tercero. El cheque no puede librarse sobre el librador mismo, salvo el caso en que se trate de un cheque librado entre diferentes establecimientos de un mismo librador. En tal caso, el cheque no podrá extenderse al portador. Art. 79 — Toda estipulación de intereses en el cheque se reputa no escrita. Art. 89 — El cheque puede ser pagadero en el domicilio de un tercero, ya en la localidad donde el librado tiene su domicilio, ya en otra. Art. 99 — El cheque cuyo importe se haya escrito a la vez en letras y en cifras, vale, en caso de diferencia, por la suma escrita en letras. El cheque cuyo importe se haya escrito varias veces ya sea en letras, ya sea en cifras, no vale, en caso de diferencias, más que por la suma menor. Art. 10. — Cuando un cheque lleve firmas de personas incapaces de obligarse por cheque, firmas falsas o de personas imaginarias o firmas que por cualquier otra razón no puedan obligar a las personas que hayan firmado el cheque o con cuyo nombre aparezca firmado, las obligaciones de cualesquiera otros firmantes no dejarán por eso de ser válidas. Art. 11. — Quien firme un cheque como representante de una persona de la que no tenga poder para actuar, se obliga por sí mismo en virtud del cheque y, si ha pagado, tiene los mismos derechos que tendría el supuesto representado. La misma regla se aplica al representante que se ha excedido en sus poderes. Art. 12. — El librador garantiza el pago. Toda cláusula por la cual el librador se exima de esta garantía, se reputa no escrita. Art. 13. — Si un cheque incompleto al emitirse ha sido completado en contradicción con los pactos celebrados, la inobservancia de estos acuerdos no puede oponerse al portador, a menos que éste haya adquirido el cheque de mala fe o que al adquirirlo haya incurrido en culpa grave. C a p ítu lo II De la transmisión Art. 14. — El cheque extendido a pagar a favor de una persona deter­ minada, con o sin cláusula “ a la orden” , es transmisible por medio de endoso. El cheque extendido a pagar a favor de una persona determinada con la cláusula “ no a la orden” u otra equivalente, no es transmisible más que en la forma y con los efectos de una cesión ordinaria. El endoso puede hacerse también en provecho del librador o de cual­ quier otro obligado. Estas personas pueden endosar nuevamente el cheque. Art. 15 — El endoso deberá ser puro y simple. Se reputará no escrita toda condición a la que se subordine el mismo. El endoso parcial es nulo. Es igualmente nulo el endoso del librado. El endoso al portador vale como endoso en blanco. El endoso al librado sólo vale como recibí, salvo el caso en que el libra­ do tenga varios establecimientos y el endoso se haya hecho en beneficio de un establecimiento diferente de aquel sobre el cual ha sido librado el cheque. Art. 16. — El endoso debe escribirse en el cheque o en una hoja aña­ dida al mismo (suplemento). Debe estar firmado por el endosante. El endoso puede designar al beneficiario o consistir simplemente en la firma del endosante (endoso en blanco). En este último caso, el endoso, para ser válido debe estar extendido al dorso del cheque, o en la hoja añadida. Art. 17. — El endoso transmite todos los derechos resultantes del che­ que. Si el endoso es en blanco el portador puede: 19 — Llenar el blanco, sea con su nombre, sea con el nombre de otra persona. 2 9 Endosar el cheque de nuevo en blanco o a otra persona. 39 — Entregar el cheque a un tercero sin llenar el blanco y sin endosarlo. Art. 18. — El endosante, salvo cláusula en contrario, garantiza el pago. Puede prohibir un nuevo endoso; en este caso no responde respecto de las personas a las que se endose el cheque posteriormente. Art. 19. — El tenedor de un cheque endosable es considerado como por­ tador legítimo si justifica su derecho por una serie no interrumpida de endosos, aunque el último endoso esté en blanco. Los endosos tachados se reputan, a este respecto, no escritos. Cuando a un endoso en blanco sigue otro endoso, se reputa que el firmante de éste ha adquirido el cheque por el endoso en blanco. Art. 20. — Un endoso extendido sobre un cheque al portador hace res­ ponsable al endosante a tenor de las disposiciones aplicables a la acción de regreso, pero no convierte el título en un cheque a la orden. Art. 21. — Cuando una persona ha sido desposeída de cualquier modo de un cheque, el portador que se encuentre en posesión del mismo — ya se trate de un cheque al portador, ya de un cheque endosable respecto al cual justifique el portador su derecho del modo indicado en el artículo 19— no está obligado a desprenderse del cheque, a no ser que lo haya adquirido de mala fe o al adquirirlo haya incurrido en culpa grave. Art. 22. — Las personas demandadas en virtud del cheque no pueden oponer al portador las excepciones fundadas en sus relaciones con el librador o con los tenedores anteriores, a menos que el portador, al adquirir el cheque, haya obrado a sabiendas en perjuicio del deudor. Art. 23. — Cuando el endoso contenga la mención “valor al cobro” , “ para cobranza” , “ por poder” o cualquier otra anotación que indique un simple mandato, el portador podrá ejercer todos los derechos derivados del cheque, pero no podrá endosar éste sino a título de comisión de cobranza. En este caso, las personas obligadas sólo podrán invocar contra el por­ tador las excepciones que pudieran alegarse contra el endosante. La autorización contenida en el endoso por poder no cesará por la muerte del mandante ni porque sobrevenga su incapacidad. Art. 24. — El endoso posterior al protesto o a una declaración equiva­ lente, o después de la terminación del plazo de presentación, no produce otros efectos que los de una cesión ordinaria. El endoso sin fecha se presume hecho, salvo prueba en contrario, antes del protesto o de la declaración equivalente o antes de la terminación del plazo a que se refiere el párrafo anterior. C a p ítu lo 111 Del aval Art. 25. — El pago de un cheque podrá afianzarse en todo o en parte de su importe por un aval. Esta garantía podrá ser prestada por un tercero o por un firmante del cheque, pero no por el librado. Art. 26. — El aval podrá extenderse sobre el cheque o en un suplemento al mismo. Se expresa por las palabras “ por aval” o cualquier otra fórmula equiva­ lente. Se firma por el que lo da. Se considera constituido por la mera firma del que da el aval, extendida en el anverso del cheque, salvo cuando se trata de la firma del librador. El aval debe indicarse por cuenta de quién se da. A falta de esta indica­ ción se reputa dado por el librador. Art. 27. — El avalista se obliga de igual modo que aquel por quien salió garante. Su compromiso es válido aun cuando la obligación que ha garantizado sea nula por cualquier causa que no sea un vicio de forma. Cuando paga el cheque el que da el aval adquiere los derechos resul­ tantes del cheque contra el garantizado y contra quienes sean responsables respecto a este último en virtud del cheque. C a p ít u l o IV De la presentación y del pago Art. 28. — El cheque es pagadero a la vista. Cualquier mención con­ traria se reputa no escrita. El cheque presentado al pago antes del día indicado como fecha de emisión, es pagadero el día de la presentación. Art. 29. — El cheque emitido y pagadero en el mismo país debe ser pre­ sentado al pago en el término de ocho días. El cheque emitido en otro país que aquel donde es pagadero, debe ser presentado en un término, sea de veinte días, sea de setenta días, según que el lugar de rmisión v el lugar del pago se encuentren en la misma o en otra parte del mundo. A este respecto, los cheques emitidos en un país de Europa y pagaderos en un país ribereño del Mediterráneo o viceversa son considerados como emitidos y pagaderos en la misma parte del mundo. El punto de partida de los términos preindicados, es el día que lleva el cheque como fecha de emisión. Art. 30. — Cuando el cheque está girado entre dos plazas que tienen calendarios distintos, el día de la emisión se reducirá al correspondiente en el calendario del lugar del pago. Art. 31. — La presentación a una cámara de compensación equivale a la presentación del pago. Art. 32. — La revocación de un cheque no produce efectos hasta después de la expiración del plazo de presentación. Si no hay revocación, el librado puede pagar aun después de la expiración. Art. 33. — Ni la muerte del librador, ni su incapacidad, ocurrida des­ pués de la emisión producen efectos en relación con el cheque. Art. 34. — El librado, al pagar el cheque, puede exigir que se le entre­ gue con el recibí por el portador. El portador no puede rehusar un pago parcial. En caso de pago parcial, el librado puede exigir que se mencione dicho pago en el cheque y se le dé recibo. Art. 35. — El librado que paga un cheque endosable está obligado a comprobar la regularidad en la serie de los endosos, pero no la firma de los endosantes. Art.36. — Cuando se estipula que un cheque se pague en moneda que no tiene curso en el lugar del pago, puede pagarse suimporte, dentro del plazo de presentación del cheque, en la moneda delpaís según su valor el día del pago. Si el pago no se ha efectuado ala presentación puede el portador pedir que el importe del cheque sea pagado a su elección en la moneda del país al cambio del día de la presentación o la del cheque. Las reglas anteriores no se aplicarán al caso en que el librador haya estipulado que el pago se haga en cierta moneda determinada (cláu­ sula de pago efectivo en una moneda extranjera), salvo la facultad que corresponde al Gobierno de suspender los efectos de esta cláusula en circunstancias excepcionales. Si el importe del cheque está indicado en una moneda que tenga la misma denominación, pero valor diferente en el país de emisión y en el del pago, se presume que se refiere a la moneda del lugar del pago. LEY UNIFORME DE GINEBRA SOBRE EL CHEQUE C a p ít u l o 125 V Del cheque cruzado y del cheque para abonar en cuenta Art. 37. — El librador o el tenedor de un cheque puede cruzarlo con los efectos indicados en el artículo siguiente. El cruzado se eífectúa por medio de dos barras paralelas sobre el anverso. Puede ser general o especial. Es general si no contiene entre las dos barras designación alguna o contiene la mención “ banquero” o un término equivalente. Es especial si entre las barras se escribe el nombre de un banquero. El cruzado general puede transformarse en cruzado especial; pero el cruzado especial no puede transformarse en cruzado general. • El tachado del cruce o del nombre del banquero designado se conside­ rará como no hecho. Art. 38. — El librado no podrá pagar el cheque con cruzado general más que a un banquero o a un cliente de aquél. El librado sólo podrá pagar el cheque con cruzado especial al banquero designado, o si éste es el mismo librado, a un cliente suyo. No obstante, el banquero mencionado puede recurrir a otro banquero para el cobro del cheque. Un banquero no podrá adquirir cheques cruzados más que de sus clien­ tes o de otro banquero. Tampoco podrá cobrar un cheque por cuenta de personas distintas de las antedichas. El librado no podrá pagar un cheque que contenga varios cruces espe­ ciales. a no ser que se trate de dos cruces, uno de los cuales sea para el cobro mediante una cámara de compensación. El librado o banquero que no observe las disposiciones anteriores res­ ponde de los perjuicios hasta una suma igual al importe del cheque. Art. 39. — El librador, así como el tenedor del cheque, puede pedir su pago en efectivo insertando en el anverso la mención transversal “ para abonar en cuenta” , o una expresión equivalente. En este caso, el librado sólo podrá abonar el cheque mediante un asien­ to en los libros (abono en cuenta, transferencia o compensación). El abono mediante asiento de contabilidad equivale al pago. El tachado de la mención “ para abonar en cuenta” se considera como no hecho. El librado que no observe las disposiciones anteriores, responderá de los perjuicios hasta una suma igual al importe del cheque. C a p ít u l o VI De las acciones en caso de falta de pago Art. 40. — El portador podrá ejercitar sus acciones contra los endosan­ tes, el librador y los demás obligados cuando, presentado el cheque en tiempo hábil, no fuera pagado, siempre que la negativa de pago se acredite: 19 — Pqj. auténtico (protesto). 29 — Poi- una declaración fechada de una cámara oficial de compen­ sación, en que conste que el cheque ha sido enviado en tiempo hábil y no ha sido pagado. Art. 41. — El protesto o la declaración equivalente debe hacerse antes de la expiración del plazo de presentación. Si la presentación se efectúa el último día del plazo, puede hacerse el protesto o la declaración equiva­ lente en el primer día hábil siguiente. Art. 42. — El portador deberá dc\r aviso de la falta de pago a su endo­ sante y al librador dentro de los cuatro días hábiles siguientes a la fecha del protesto o al de la declaración equivalente, y, en caso de cláusula de devolución sin gastos, a la de la presentación. Dentro de los dos días hábiles siguientes a la fecha en que el endosante haya recibido el aviso, deberá comunicarlo a su vez a su endosante indicándole los nombres y direcciones de aquellos que hubieren dado los avisos precedentes, y así sucesivamente hasta llegar al librador. Los plazos anteriormente mencio­ nados correrán desde el momento en que se recibe el aviso precedente. Cuando, de conformidad con el párrafo anterior, se ha hecho la notifi­ cación a cualquier signatario del cheque, la misma notificación deberá hacerse dentro de igual plazo a su avalista. En caso de que un endosante no haya indicado sus señas o las haya indicado de manera ilegible, es suficiente que se dé el aviso al endosante que le precede. El obligado a notificar puede hacerlo en cualquier forma, aun por me­ dio de la simple devolución del cheque y deberá probar que ha dado el aviso en el p la z o s e ñ a la d o . Se re p u ta rá r e sp e ta d o este p la z o si d e n t r o d e él se ha puesto en el correo una carta que contenga el aviso. Quien no haga la notificación en el plazo anteriormente indicado no pierde sus derechos; no obstante, es responsable, si a ello hubiere lugar, del perjuicio causado por su negligencia, sin que el resarcimiento pueda exceder del importe del cheque. Art. 43.— El librador, un endosante o un avalista, puede mediante la cláusula “ devolución sin gastos” , “ sin protesto” o cualquier otra equiva- lente escrita en el título y firmada, dispensar al portador de levantar el protesto o la declaración equivalente para ejercer sus acciones. Esta cláusula no dispensa al tenedor de la presentación del cheque en el plazo prescrito ni de las notificaciones que haya de hacer; la prueba de la inobservancia del plazo incumbe a quien la oponga al portador. Si esta cláusula está escrita por el librador, produce sus efectos respecto a todos los firmantes; si lo está por un endosante o un avalista, sola­ mente produce sus efectos para éstos. Si a pesar de la cláusula procede de un endosante o de un avalista, los gastos del protesto o de la declara­ ción equivalente, si se extendiera un acta de naturaleza, pueden ser exigi­ dos de cualquier firmante. Art. 4 4 .— Todas las personas obligadas en virtud del cheque lo están solidariamente respecto al tenedor. El tenedor tiene el derecho de proceder contra todas estas personas, indi­ vidual o colectivamente, sin que pueda ser compelido a observar el orden en que aquéllas se han obligado. El mismo derecho corresponde a todo firmante de un cheque que lo haya reembolsado. La acción intentada contra uno de los obligados no impide que se pro­ ceda contra los demás, incluso los posteriores a aquel contra el cual se procede primeramente. Art. 45. — El tenedor puede reclamar de aquel contra quien ejercita su acción: 19 — El importe del cheque no pagado. 29 — Sus intereses, a razón del 6 / í , a partir del día de la presen­ tación. 39 — Los gastos del protesto o de la declaración equivalente, los de las notificaciones hechas, así como los demás gastos. Art. 46. — El que haya reembolsado el cheque puede reclamar de quie­ nes lo garantizan: 19 — La suma íntegra pagada por él. 29 — Los intereses de dicha suma calculados a razón del 6 % , a 39 — partir del día que la ha desembolsado. Los gastos que se le hayan ocasionado. Art. 47. — Cualquier obligado contra el que se ejercita una acción o que esté expuesto a ella puede exigir contra reembolso la entrega del cheque con el protesto o la declaración equivalente y una cuenta con el recibí. Cualquier endosante que ha reembolsado un cheque puede tachar su endoso y los de los endosantes que le siguen. Art. 48. — Cuando la presentación del cheque, la confección del protesto o la declaración equivalente en los plazos prescritos no puedan efectuarse por un obstáculo insuperable (disposición legal de un Estado cualquiera u otro caso de fuerza mayor), estos plazos serán prorrogados. El tenedor estará obligado a dar sin demora aviso del caso de fuerza ma­ yor a su endosante y anotar este aviso, con la fecha y con su firma, en el cheque o en su suplemento; en todo lo demás son aplicables las dispo­ siciones del artículo 42. Una vez que haya cesado la fuerza mayor, el tenedor deberá presentar, sin demora, el cheque al pago, y si da lugar a ello hacer levantar el protesto o la declaración equivalente. Si la fuerza mayor persistiere durante más de quince días, a contar de la fecha en la cual el tenedor aún antes de la expiración del plazo de presen­ tación ha dado aviso de la fuerza mayor a su endosante, pueden ejerci­ tarse las acciones sin que la presentación, el protesto o la declaración equi­ valente sean necesarios. No se considerarán como caso de fuerza mayor los hechos puramente personales del tenedor o de aquel a quien haya encargado de la presen­ tación del cheque o del levantamiento del protesto de la declaración equi­ valente. C a p ítu lo VII De la pluralidad de ejemplares Art. 49. — Se pueden expedir varios ejemplares de todo cheque que no sea al portador, cuando el cheque se emile en un país y es pagadero en otro país o en un territorio de ultramar del mismo país, y viceversa, o bien se emite y es pagadero en el mismo territorio o en diferentes terri­ torios de ultramar de un mismo país. Cuando un cheque se ha girado en varios ejemplares deberán estar numerados en el texto mismo del título, en defecto de lo Cual cada uno de ellos se considerará como un cheque distinto. Art. 50. — El pago sobre uno de los ejemplares es liberatorio, aun cuando no se haya estipulado que dicho pago invalide los ejemplares restan­ tes. El endosante que hubiere transferido los ejemplares a distintas personas, así como los endosantes ulteriores, responderán por razón de todos los ejemplares que lleven sus firmas y que no hayan sido devueltos. Ca p ít u l o VIII De las alteraciones Art. 51. — En caso de alteraciones del texto de un cheque, los firmantes posteriores a la alteración quedarán obligados con arreglo a los términos del texto modificado; pero los firmantes anteriores lo estarán solamente con arreglo al texto originario. C a p ít u l o IX De la prescripción Art. 52. — Las acciones que corresponden al tenedor contra los endo­ santes, el librador y los demás obligados prescriben a los seis meses, conta­ dos desde la expiración del plazo de presentación. Las acciones que correspondan entre sí a los diversos obligados al pago de un cheque prescriben a los seis meses a contar desde el día en que el obligado ha reembolsado el cheque o desde el día en que se ha ejercitado una acción contra él. Art. 53. — La interrupción de la prescripción sólo produce efectos contra aquel respecto del cual se ha realizado el acto que la interrumpe. C a p ítu lo X Disposiciones generales Art. 54. — La palabra “ banquero” en la presente ley incluye también las personas o instituciones asimiladas por la ley a los banqueros. La cali­ ficación de banquero se hará conforme a los preceptos de la ley de Orde­ nación Bancaria y disposiciones que la complementen. Art. 55. — La presentación y el protesto de un cheque no pueden reali­ zarse sino en día laborable. Cuando el último día del plazo prescripto por la ley para efectuar los actos relativos al cheque y en particular para la presentación o para el pro­ testo o la declaración equivalente sea día legalmente festivo, dicho plazo que­ dará prorrogado hasta el primer día laborable siguiente a su expiración. Los días festivos intermedios se incluirán en el cómputo del plazo. Art. 56. — En los plazos previstos por la presente ley no se compren­ derá el día que sirva de punto de partida. INSTITUTO CENTROAMERICANO DE DERECHO COMPARADO: EXPOSICIÓN DE MOTIVOS DEL PROYECTO DE LEY UNIFORME CENTROAMERICANA DE TÍTULOS-V ALORES INTRODUCCIÓN Siendo uno de los objetivos del Instituto Centroamericano de Derecho Comparado el lograr la armonización y emisión de leyes uniformes en Centroamérica con el propósito de facilitar y darle mayor dinámica á la integración y Mercado Común centroamericanos, decidió celebrar una mesa redonda a nivel centroamericano para fijar las bases de una Ley Uniforme Centroamericana de Títulos-Valores, la cual tuvo lugar en el mes de junio de 1964. Habiéndose logrado un acuerdo sobre las bases generales en que descan­ saría el articulado del Proyecto, se encargó al doctor Raúl Cervantes Ahu­ mada^ profesor de Derecho Mercantil de la Universidad Nacional Autónoma de México, la redacción del mismo. Este Proyecto fue discutido en un Seminario que se celebró durante el mes de octubre de 1965 en la ciudad de Tegucigalpa, lo que se hizo en forma institucional y no exegética, habiéndose encomendado a los asistentes que, en el término de un mes, enviaran sus observaciones de carácter jurídico, de fondo y gramatical. A este Seminario asistieron más de treinta y cinco juristas centroameri­ canos. La necesidad de una legislación uniforme de títulos-valores es urgente debido a que la regulación de los títulos-valores en los cinco países es diferente. Algunas legislaciones todavía conservan la forma tradicional de los códigos del siglo xix que han perdido toda actualidad frente a la téc­ nica legislativa usada por las codificaciones modernas. Guatemala, El Sal­ vador y Nicaragua, todavía tienen una regulación tradicionalista inadecuada a las exigencias del tráfico comercial. Costa Rica y Honduras han logrado reformar su legislación, incorporando los principios de la técnica moderna y las teorías más avanzadas, que permiten a estos títulos su mayor efi­ cacia y seguridad en las operaciones mercantiles. También se tuvo en cuenta que los países centroamericanos, como Gua­ temala, El Salvador y Nicaragua estaban elaborando proyectos de ley para regular estas instituciones, y que había algunas situaciones de disimilitud que era necesario armonizar a través de una ley uniforme. B A S E P R IM E R A : F U E N T E S L E G IS L A T IV A S Al seleccionarse las bases legislativas que habrían de servir de fuente del Proyecto, fue necesario tomar en consideración cuatro factores diferentes: 1) Las legislaciones vigentes en las cinco repúblicas centroamericanas, así como los Proyectos de Reformas al Código de Comercio de El Salvador, al Código de Comercio de Guatemala, y el Proyecto de Lty Cuadra Cha­ morro en estudio en la república de Nicaragua. 2) La fecunda y fructífera labor, tanto legislativa como doctrinal, debi­ da a los esfuerzos unificadores europeos, contenidos, entre otros, en la Ley Uniforme de Letra de Cambio, de 7 de junio de 1930, y la Ley Uniforme sobre el Cheque, de 19 de marzo de 1931. 3) Los usos y costumbres comerciales imperantes en Centroamérica. El Proyecto quiere señalar la importantísima labor que desempeñan los usos y costumbres comerciales en esta institución. Fueron éstos los que originalmente crearon la letra de cambio, y son estos usos y costumbres, a nivel centroamericano, una de las fuentes esen­ ciales del Proyecto. Son los comerciantes y el tráfico mercantil los llamados a demostrar a los legisladores las necesidades sentidas por el comercio, siendo sus soluciones consuetudinarias, valiosísimo y básico aporte a toda revisión legislativa. 4) Los convenios internacionales hoy vigentes sobre la materia. Tomando en cuenta todos los elementos antes mencionados, se ha tratado de elaborar el Proyecto conforme a las necesidades propias y peculiares del comercio intercentroamericano, aplicando los más modernos conceptos le­ gislativos elaborados tanto por la legislación y proyectos centroamericanos, como por los europeos. B A S E S E G U N D A : ESTR U CTU R AC IÓ N G E N E R A L D EL PROYECTO Aceptando como base el negocio jurídico cartular, el Proyecto comien­ za con una amplia Parte General, contenida en el Título Primero, que estudia el título-valor en forma institucional. El Título Segundo regula algunos títulos-valores, redactando las reglas especiales referentes a cada uno de ellos, aunque dicha enumeración en forma alguna significa la existencia de “ numerus clausus” de títulos-valores. El Título Tercero, “ De los Proce­ dimientos” , dicta las normas procesales que habrán de aplicarse a los títulos-valores en general. INSTITUTO CENTROAMERICANO DE DERECHO COMPARADO 133 B A S E T E R C E R A : P A R T E ES P E C IA L I — T ít u l o p r im e r o . C a p ít u l o I: D i s p o s i c i o n e s generales 1) Terminología Frente a las dos nomenclaturas utilizadas en las Leyes centroamericanas, el Proyecto optó por la de título-valor. Se desechó el término título de crédito de la doctrina italiana, aplicado, entre otros, por el Proyecto guatemalteco, fundado en las siguientes ra­ zones : a) Porque el instrumento aquí regulado trasciende de una mera opera­ ción crediticia para contemplar, como en el caso de las cartas de porte, un conjunto de derechos subjetivos y reales ajenos al crédito. b) Porque el instrumento aquí regulado contiene, en sí mismo, valor, siendo el título lo principal y el derecho incorporado lo accesorio. 2) Naturaleza Jurídica El Proyecto considera que el título-valor es un negocio jurídico unila­ teral que obliga al suscriptor desde el momento en que estampa su firma en el documento; de ahí, entre otros, los artículos 7^, 9^ y 241 inciso IV. El Proyecto acoge la más moderna doctrina italiana que, elaborando la clásica teoría de la creación, considera la firma puesta en un título-valor como una declaración de voluntad negocial, que obliga de?de el momento de su suscripción. Viose precisado, asimismo, el Proyecto, a tomar partido en la influencia de la autonomía de la voluntad del declarante sobre el negocio cartular perfeccionado. En protección de la seguridad del tráfico considerado por el Proyecto como una fase del denominado principio de la socialidad de los contratos que, reaccionando contra la concepción excesivamente individualista de la legislación napoleónica, da preeminencia a los intereses generales sobre los particulares. Sigue, en general, el denominado dogma de la declara­ ción, en el sentido de considerar que si bien existe una manifestación de la autonomía de la voluntad del suscriptor al estampar su firma en el documento, es la Ley y no el querer del obligado, la que determina los resultados jurídicos de la voluntad en esa forma expuesta. Toda obligación cartular será, por tanto, derivada de una firma suscrita en condiciones cartulares, pero dicha firma obligará al suscriptor, inde­ pendientemente de los vicios o voluntad interna del mismo, excepción hecha de su incapacidad en la forma expuesta por el Proyecto, 3) Definición El Proyecto ha re.cQgido en. su Art. 1^ la definición vivanteana de títulos-valores, a pesar de reconocer los defectos de que la misma adolece. Se opta por dicho concepto, no sólo por la admirable descripción conte­ nida en la definición de Vivante, sino como homenaje rendido al tratadista qU€ tan brillantemente laboró en el desenvolvimiento de la Institución. 4) Características El Proyectó desenvuelve, como características comunes a todos los títu­ los-valores, las siguientes: a) Formulismo. — El título-valor es, necesariamente, un documento for­ mal, de ahí el Art. 2^ y sus concomitantes.. El Proyecto, siguiendo la moderna doctrina italiana, considera que todos los efectos del derecho cartular, sin excluir alguno, surgen y se afirman cuando la forma existe; ningún efecto se presenta, por lo general, cuando ésta no es perfecta. El Proyecto reconoce lo indispensable de este requisito cuando se acepta como hace el dogma de la declaración, ya que toda la sistemática de la responsabilidad del deudor cartular, de haber divergencias entre su decla­ ración y su voluntad interna, surge de la apariencia del título y de su responsabilidad para con ella. Si el documento no vistiese esa apariencia de título-valor, no cumpliese con el riguroso formulismo exigido por el propio Proyecto, no habría base para que el tráfico confiase en que el título era tal como lo representa el documento. h) Incorporación. — El Proyecto adopta la clásica elaboración que la doctrina alemana ha hecho de esta característica (verkoperung) conside­ rando que el derecho va unido a la propiedad del título y. por ende, la transferencia de aquel tiene lugar por medio de la transmisión del docu­ mento, según los principios del derecho real (Arts. 69. 10 y 11 del Pro­ yecto) . Por aplicación de esta característica se descartan las tradicionales nor­ mas de la accesión, siendo lo principal el documento y el derecho sólo lo accesorio, transforjiiándose éste, de hecho, en cosa corporal. c) Legitimación.— E\ Froyecto regula la legitimación tanto en su aspecto activo como pasivo. El Proyecto considera que, a través de esta característica, el poseedor de buena fe del documento se identifica en tal forma con el acreedor del mismo que, por la mera presentación del título puede ejercitar el derecho en él contenido, no porque sea titular del derecho, sino porque está formalmente investido de la posición de titular. Contrario sensu, el deudor que pague al que posea el título queda total­ mente liberado ya que la legitimación dispensa de la prueba de la titula­ ridad del derecho contenido en el instrumento. En tal sentido el Art. 31 del Proyecto. d) Literalidad. — Para el Proyecto, el derecho incorporado al titulovalor vale al tenor del documento; de ahí el Art. 9^. El derecho incorporado al título es tal cual resulte de la descripción hecha en el instrumento, no pudiendo, por tanto, alegarse en su contra, salvo que exista nexo directo entre las partes, obligaciones extracartulares. No obstante, el Proyecto regula el caso de los denominados documentos complementarios, considerando cumplido este requisito si, por menciones hechas en el título, puede deducirse la totalidad del derecho incorporado al mismo. e) Autonomía. — Al adoptar la definición vivanteana de título-valor, necesariamente acepta el Proyecto que la titularidad del derecho incorporado no deriva de la transmisión del derecho cartular, sino que surge, originaria v autónomamente, en los sucesivos propietarios del título. En tal sentido, el Art. 89. A través de esta característica, se ofrecen máximas garantías al tráfico, al prohibir la alegación, frente a terceros de buena fe, de excepciones per­ sonales que pudiesen haber sido alegadas entre otras figuras cartulares. 5) Obligaciones El Proyecto claramente distingue las obligaciones en que incurren los signatarios de un título-valor. Así, mientras cada suscriptor se obliga autó­ nomamente, los suscriptores de un solo acto contraen, entre sí, obligaciones solidarias. (Art. 14.) 6) Representación El Proyecto regula, institucionalmente, la representación cartular, admi­ tiendo el apoderamiento notarial, en el que exige cláusula especial (Art, 21, I) ; el apoderamiento por carta, para casos particulares (Art. 21, IÍ) ; el presunto apoderamiento en quien ostenta determinados cargos (Art. 23) ; y el apoderamiento aparente (Art. 2 2 ). Es esta última modalidad uno de los casos en que más claramente se des­ taca la aplicación de la denominada “ teoría de las apariencias jurídicas” cuyos postulados laten en todo el articulado del Proyecto. Para el Proyecto, quien haya confiado racionalmente en una determi­ nada manifestación jurídica, y se haya comportado coherentemente con tal manifestación, tiene el derecho de confiar en ella, independientemente de que la manifestación corresponda o no a la realidad. Basado en el principio de la seguridad del tráfico, el Proyecto da amplia protección al tercero de buena fe que, habiendo confiado en la apariencia de representación de un signatario, imputable al supuesto representado, haya sufrido una modificación en su patrimonio. 7) Del aval Rompiendo la clásica ubicación de la materia, el Proyecto estudia la institución del aval en la Parte General (Art. 15 y ss.). Aunque conservando su tradicional concepto de firma de garantía, incu­ rre el avalista en una obligación autónoma, respondiendo, salvo indicación en contrario en el propio título, por las obligaciones del suscriptor que libere al mayor número de obligados. 8) Acciones extracartulares El Proyecto establece el principio de que la acción causal persiste, salvo pacto expreso, a pesar de la emisión del título-valor, a menos que se pro­ bara la novación expresa, condicionándose el ejercicio de la acción corres­ pondiente a las tres circunstancias siguientes: a) Que aún persista la acción causal. b) Que el título haya sido presentado al cobro. c) Que se restituya el título al deudor contra quien se la acción causal. (En tal sentido eil Art. 25.) trate deejercer Haciendo suyos los principios de equidad ampliamente elaborados por la doctrina alemana, a tenor del Código Civil vigente en aquel país, el Pro­ yecto concede al tenedor del título que hubiere perdido la acción cartular v no tuviere la acción causal, el ejercicio de la acción por enriquecimiento. (Art. 26.) El Proyecto concede esta acción por considerar que sería injusto que el emisor se enriquezca a cuenta del tenedor, regulando, por ello, la forma y términos en que puede evitarse ese enriquecimiento mediante el ejercicio de la acción correspondiente. 9) Títulos no contemplados en el Proyecto En cuanto a la eficacia cartular de los títulos no incluidos en el Proyecto, se admite la posibilidad de la creación de nuevos títulos por los usos c o - merciales, dándose plena vigencia a aquellos instrumentos no regulados por el Proyecto pero reconocidos por las legislaciones extranjeras, siempre que reúnan los requisitos mínimos exigidos por éste. (Arts. 3^ y 30.) Tomando expresa partida en la polémica tanto legislativa como doctri­ nal, el Proyecto, en su Art. 29, excluye del concepto de título-valor los deno­ minados títulos de legitimación o impropios, por considerar que los mismos no reúnen los requisitos mínimos que, para tipificar la institución, exigen sus postulados. Debe aclararse que la enumeración de títulos-valoreshecha porelPro­ yecto no es exhaustiva; así, como en el caso de los títulos sociales,seránapli­ cables los postulados de éste a todos aquellos instrumentos que tipificados como tales por las leyes respectivas, reúnan las condiciones mínimas exi­ gidas por el Proyecto. 1<^) Finalmente, el Proyecto contiene en este Capítulo algunas reglas especiales, ampliamente confirmadas tanto por los usos y costumbres mercan­ tiles como por la legislación y doctrina que sirvieron de fuente al mismo, a saber: la de que los títulos-valores siempre son recibidos salvo buen cobro (Art. 27) ; la regulación de los títulos representativos de mercaderías (Art. 28) ; la prohibición, salvo consentimiento del creador, del cambio de la forma de circulación del título (Art. 12) ; y la de alteraciones en el texto del documento (Art. 13). II — C a p í t u l o s II, III y IV : F o r m a d e c ir c u l a c ió n 1) Frente a los dos sistemas legislativos que regulan la circulación de los títulos-valores, el Proyecto adoptó la clasificación vivanteana por consi­ derar que es, por razones de tradición jurídica, la más apropiada para el comercio intercentroamericano. El Proyecto, por tanto, clasifica los títulos-valores en: nominativos, a la orden y al portador. 2) De los títulos nominativos (Art. 32 y ss.) Queda caracterizado este título-valor, en función de su fuerza legitima­ dora, por la nominalidad específica de su titular. El Proyecto considera que, aunque la legitimación está en el propio título, es necesaria, para que surta efectos frente a terceros, la inscripción del traspaso o derechos que sobre el título se establezcan en el registro que el librador lleve a esos efectos. No obstante, el endoso del título-valor, faculta al endosatario a exigir la inscripción del traspaso en los libros de registro correspondientes, no pu­ diéndose negar el librador, salvo justa causa, a asentar dichos traspasos. Tomando partido en la polémica tanto doctrinal como legislativa que sobre esta materia existe, el Proyecto considera que cualquier título girado a nombre de persona determinada aunque no lleve dicha cláusula se presu­ mirá extendido a la orden suya, quedando plenamente legitimado aquel al que se haya expedido el instrumento en tal forma (Art. 3 6). Es nota característica de los títulos a la orden su circulación por medio del endoso cartular, que el Proyecto considera negocio jurídico unilateral no recepticio. No obstante, el Proyecto admite y regula el cambio de la ley de circula­ ción del título por cualquier tenedor, al permitirle incluir una cláusula que lo haga no endosable, así como la subsiguiente endosabilidad de un título a la orden, cedido al tenedor por medio del derecho común, siempre que éste obtenga la aprobación judicial (Arts. 37 y 3 9). El Proyecto hace una minuciosa regulación de los requisitos del endoso, estableciendo las normas a seguir en caso de faltar alguno de ellos (Art, 40 y ss.) ; considerando como simple cesión el endoso suscrito con poste­ rioridad al vencimiento del título. í Art. 48.) Si bien queda plenamente admitido el endoso en blanco, o sea aquel que sólo lleva la firma del endosante, no por esto se equipara el instrumento al título al portador, por la relevancia que sigue teniendo la persona del tenedor, razón por la cual el Proyecto equipara el endoso con cláusula al portador con el endoso en blanco. (Art. 43.) Se admiten junto a los endosos regulares (en propiedad o de pleno dere­ cho y en blanco) los endosos irregulares (en prenda, en garantía y por poder o procura), tipificándose la diferencia entre los mismos por el hecho de que el endoso regular legitima al tenedor frente a terceros, transmite la propiedad cartular y obliga al endosante a responder frente al endosatario v sucesivos tenedores del documento, mientras que los endosos irregulares, si bien legitiman frente a terceros, no transmiten la propiedad cartular. ( Art. 44 y ss.) El Proyecto, por último, autoriza la exclusión voluntaria de la responsa­ bilidad del endosante, mediante el endoso “ sin mi responsabilidad” . Siguiendo la tradición española, aplicada comúnmente en Centroaméri­ ca, el Proyecto exige, por considerar que el título a la orden es un título no­ minativo en sentido amplio, que el tenedor se identifique en el momento de ejercitar los derechos incorporados al instrumento (Art. 50). Finalmente, el Proyecto aclara las dudas existentes en ciertas legislacio­ nes centroamericanas, al permitir el recibo, por las instituciones de cré­ dito, del título para abono en cuenta del tenedor, sin necesidad de endoso alguno a favor de dichas instituciones (Art. 51). 4) Títulos al portador (Art. 55 y ss.) Es en los títulos al portador donde llega a su máximo la fuerza legitima­ dora de los mismos, en cuanto cualquier tenedor está legitimado por la mera tenencia del título. El Proyecto ha restringido la creación libre de títulos al portador que contengan obligaciones de pagar dinero, para evitar que los particulares, en forma arbitraria y i>eiigrosa, aumenten la circulación fiduciaria del país, mediante la emisión de títulos al portador que incorporen la promesa de pagar dinero. III — T í t u l o s e g u n d o . C a p í t u l o I: D e l a l e t r a d e c a m b i o El Proyecto le reconoce a la letra de cambio su incontestable categoría histórica de principal título-valor; de título pionero a cuyo derredor se han creado las principales instituciones del derecho cartular. En general, como ya se ha indicado en esta Exposición de Motivos, se siguieron los lineamientos del Reglamento de La Haya y la Ley Uniforme de Ginebra, que representan dos pasos firmísimos en la unificación inter­ nacional de la letra de cambio. No obstante, debe hacerse constar que estas grandes convenciones inter­ nacionales han sido tamizadas a través de las experiencias legislativas mo­ dernas de los nuevos ordenamientos mercantiles centroamericanos, donde debe buscarse la fuente directa de esta institución. El Proyecto regula los requisitos esenciales y la forma de vencimiento de la letra de cambio, así como la aceptación, el pago y el protesto; no con­ templando, por considerarlas obsoletas, las instituciones de la pluralidad de ejemplares de la letra:-de las copias y de la intervención para la acep­ tación y para el pago. Ca p ít u l o II: D e l pagaré De las clásicas variantes de las letras de cambio contenidas en los .có­ digos anteriores: libranzas, vales y pagarés, el Proyecto sólo ha reglamentado este último, tanto por las exigencias de la práctica comercial, como para res­ ponder a los compromisos internacionales sobre unificación legislativa en esta materia. El Proyecto recalca la gran coincidencia que existe entre el pagaré y la letra de cambio, encontrándose su diferencia fundamental en el hecho de que mientras la letra contiene una orden de pago, el pagaré contiene una promesa. De dicha circunstancia se deduce que el suscriptor del pagaré se eoloca en la misma situación clel aceptante de la letra de cambio, y por ende de ahí las diferencias que existen entre ambas instituciones. El Proyecto quiere asimismo señalar que, si por lo demás la regulación del pagaré coincide prácticamente con la letra de cambio, en el pagaré se permite el pacto de intereses. C a p ítu lo III: D e l c h e q u e Al igual que con la letra de cambio, el Proyecto quiere recalcar que los lincamientos generales seguidos en esta institución deben buscarse en la Ley Uniforme de Ginebra, atemperada a las modalidades específicas del tráfico centroamericano. El cheque es, para el Proyecto, un título-valor dirigido a un banco, que contiene una orden incondicional de pagar a la vista una suma cierta de dinero, a cuenta de una provisión previa, en la forma convenida. El Proyecto no se ha visto en la necesidad de reconocer el cheque de efectos, propio de aquellos países en los que existe un amplísimo mer­ cado de valores, por considerar que para el comercio intercentroamerica­ no el pago de dinero debe ser consustancial con el concepto de esta ins­ titución. Por último, las relaciones jurídicas que resultan del cheque quedan ex­ plicadas si se tiene en cuenta la naturaleza jurídica que para el Proyecto tienen los vínculos que ligan a las diversas personas que intervienen en el giro de algunos de estos documentos. Ellos son: Entre el girador y el girado, una relación de crédito derivada de un de­ pósito o de una apertura de crédito: entre el girador y el tenedor, una pro­ mesa de pago y una autorización de cobro; no existiendo relación ni car­ tular ni extracartular entre el tenedor y el girado. El Proyecto regula, asimismo, ciertos cheques especiales, consagrados por la tradición y necesidades centroamericanas. Así, se estudian: el cheque cruzado, el cheque para abono en cuenta, el cheque certificado, el cheque con provisión garantizada, el cheque de viajero, el cheque con talón pa­ ra recibo y el cheque centroamericano. Este último es un instrumento propio del Mercado Común Centroameri­ cano, tipificándolo el hecho de ser un documento girado por una institu­ ción bancaria nacional contra su Banco Central, en moneda del país del librador, pagadero por cualquier banco comercial o central centroameri­ cano en la moneda del país del tenedor. De la Cámara de Compensación Dada la indudable importancia que tiene en el desarrollo de la integra­ ción centroamericana, el Proyecto incluye dentro de su articulado, la Cá­ mara de Compensación Centroamericana. Son características de esta institución: a) Servir de mecanismo multilateral de compensación y créditos entre losbancos centrales del área, con el objeto de facilitar los mentar el uso de las monedas de la región; pagos y fo­ b) Obligar a los bancos a garantizar la convertibilidad al dólar de los Estados Unidos de Norteamérica de sus obligaciones registradas a su car­ go en la Cámara, así como de las remesas en tránsito y de las tenencias de valores compensables. C a p ít u l o IV: De las o b l ig a c io n e s La emisión de obligaciones implica, para el Proyecto, una concesión de crédito a la sociedad emisora por los suscriptores de la misma. Por tanto, cada obligación es un título-valor que incorpora los derechos y obliga­ ciones del titular, en cuanto participan fraccionariamente en el crédito co­ lectivo concedido a la sociedad. El Proyecto quiere subrayar el carácter de título de participación que tienen las obligaciones, ya que no sólo incorporan un derecho de crédito so­ bre el principal y los intereses, sino que también otorgan el derecho de intervenir en ciertas asambleas de accionistas, por conducto de su represen­ tante común, para vetar determinadas resoluciones de gran trascendencia para la sociedad y, por ende, para los obligacionistas como acreedores de la misma. Se señalan los requisitos generales de emisión de todas las obligaciones; se establece un límite máximo entre el capital y la cuantía de las obliga­ ciones para garantizar a éstas un patrimonio real, responsable, y se fija el principio de la participación coactiva de los obligacionistas en un tipo de entidad legal, la asamblea de obligacionistas, que no puede considerarse como forma de sociedad. Además de las obligaciones sociales, el Proyecto regula ciertos tipos es­ peciales de instrumentos como las obligaciones bancarias, que tienen tipicidad propia y las obligaciones convertibles en acciones, de indudable uti­ lidad en el tráfico mercantil centroamericano. C a p í t u l o V : D e l c e r t if ic a d o de d e p ó s it o y d e l b o n o d e p r e n d a Ambos títulos, representativos de mercancías y de crédito prendario so­ bre ellas, han sido tipificados por el Proyecto en la forma siguiente: El certificado de depósito atribuye a su tenedor legítimo el derecho de disposición de las mercancías, de tal modo que la tenencia y la transmi­ sión del título equivale a la tenencia y transmisión de las mercaderías, sin que sea posible practicar embargo o constituir gravamen sobre aquéllas, sin la tenencia y anotación en el título correspondiente. El bono de prenda es un título-valor accesorio, que se desprende del cer­ tificado de depósito, y que permite entregar en prenda las mercancías sin desplazamiento material, recibiendo, no obstante, el acreedor prendario una garantía jurídica total, como si estuvieran materialmente las merca­ derías en su poder. C a p ítu lo V I: D e la c a r ta de p o rte o c o n o c im ie n to de em b a rq u e Este título es, para el Proyecto, un instrumento representativo de mer­ caderías, debiéndose apuntar la sinonimia legal entre la carta de porte y el conocimiento de embarque, dándosele un tratamiento unitario, cualquiera que sea la clase de transporte que se utilice, ya sea terrestre, marítimo o aé­ reo. Se regula, asimismo, la importante modalidad del conocimiento “ re­ cibido para embarque” . C a p ítu lo V II: F a c t u r a c a m b i a r í a Al estudiarse en Honduras las operaciones de crédito realizadas por los comerciantes de dicho país, no sólo en su comercio interno, sino en el trá­ fico intercentroamericano, con el objeto de atemperar los postulados de este Proyecto a las necesidades reales del área, pudo comprobarse que un gran número de compraventas a crédito realizadas en el tráfico inter­ empresarial, se documentaban, exclusivamente, con facturas aceptadas por el comprador. No obstante, la factura no es regulada institucionalmente por ninguna de las legislaciones vigentes de Centroamérica y, salvo el caso de Costa Rica, no tiene fuerza ejecutiva. Frente a esta realidad, tan característica del derecho mercantil, de la creación de nuevas figuras a través de los usos comerciales, el Proyecto optó por regular la “ factura cambiaria” , como institución propia del comercio centroamericano. Antecedentes legislativos y doctrinales Al redactarse el presente capítulo, el Proyecto tomó en consideración tres tipos de antecedentes diferentes: a) Los que se refieren a la factura comercial en la forma regulada por las códigos de matiz continental. b ) Los que se refieren a la “ cluplieata” y “ factura conformada” de las legislaciones brasileña y argentina, instituciones “ sui géneris” del derecho latinoamericano. c) Los usos y costumbres mercantiles intercentroamericanos. Concepto La factura cambiarla, en la forma expuesta por el Proyecto, tiene un do­ ble significado: Como factura que es, sirve de prueba de la ejecución del contrato de compraventa en ella descrito; como factura cambiaria, se convierte en do­ cumento constitutivo, para los terceros de buena fe, de la operación de crédito contenida en el negocio jurídico de que da fe ( Art. 232). El razonamiento doctrinal que inspiran estas conclusiones, se encuentra basado en los principios inspirativos del Proyecto expuestos en la Parte General de esta Exposición de Motivos. Como la declaración de voluntad del comprador, exteriorizada al acep­ tar la factura cambiaria, crea la apariencia de que el contrato de com­ praventa se ha celebrado de acuerdo con el contenido literal de la misma, crea, a su vez, la apariencia de que le adeuda al vendedor el importe nó pagado del precio. Es esta la característica más importante de este instrumento, ya qtie a través de ella se incorpora el crédito al documento siendo, |X)r tanto, la factura cambiaria no sólo la identificación de la mercadería que el vende­ dor expide al comprador, con la indicación de la cantidad y calidad de la mercadería expedida y su precio, sino, además, un título de crédito que incorpora una obligación de pago en plazo determinado de cierta suma de dinero, como tal, perfectamente negociable en el tráfico. La obligación de aceptación Tipificando el único caso en que el Proyecto obliga al deudor a cambiar su situación no cartular por el rigor cambiario, el Art. 231 determina que el comprador estará obligado a devolverle al vendedor,debidamente acep­ tado, el original de la factura cambiaria. La razón de la obligación se encuentra en la misma naturaleza de la ins­ titución en estudio. En primer lugar, la factura cambiaria es prueba de la ejecución de una venta ya realizada, el deudor ha recibido la provisión del título, ha re­ cibido, conforme al contrato de compraventa, los bienes objeto de la ne­ gociación. Ergo, obligarlo a firmar la factura sólo entraña obligarlo a confesarse deudor por un valor que ya ha recibido. En segundo lugar, el derecho incorporado a la factura cambiaria, es un derecho de crédito que sólo surge si el comprador acepta el título, ya que de lo contrario, por indicación del Art. 232, no existe esa prueba constitutiva de la realización del contrato. Ergo, de no haber aceptación, no hay derecho incorporado. Mas, el vendedor no puede constreñir cartularmente al comprador a que acepte la factura cambiaria; su único remedio es el del protesto por fal­ ta de aceptación. La segunda nota característica que dicho deber de aceptación tiene para el Proyecto, es el valor dado al silencio. Para el Art. 236, inspirado en los postulados de la buena fe en las rela­ ciones contractuales, la no devolución de la factura cambiaria dentro del plazo de cinco días, se entenderá como falta de aceptación. Excepciones El Proyecto establece cuatro casos de excepción a la regla de aceptación obligatoria antes expuesta; ellos son: a) Cuando la factura cambiaria sea librada en operaciones que no con­ templen una venta efectiva de mercaderías entregadas real o simbólica­ mente. La factura cambiaria no puede ser utilizada en las compraventas de en­ tregas aplazadas de mercaderías, porque de permitirse, se haría inoperante o de muy difícil aplicación, la característica de autonomía propia de los títulos valores. El Proyecto, en este caso, hubo de optar por una de las dos soluciones: O bien admitir, como hace la legislación argentina, la alegación de ex­ cepciones provenientes del negocio causal contra los tenedores del título, aunque sean de buena fe. O bien, prohibir el libramiento de facturas cambiarias en las compra­ ventas de entrega aplazada de mercaderías. El proyecto optó por la segunda solución (Art. 231, 3er. párrafo). b) La avería, extravío o no recibo de las mercaderías, cuando no son transportadas por cuenta y riesgo del comprador; y cuando las mercade­ rías adolecieren de defectos o vicios de cantidad o calidad (Art. 235, inci­ sos I y I I ) . La factura cambiaria no es título representativo de mercadería, sino úni­ camente prueba de la ejecución de un contrato de compraventa, razón por la cual, de no haberse cumplido los términos del negocio jurídico motivan­ te del libran!ienío, puede el comprador negarse a aceptarla. c) En idéntico caso se está en aquellas compraventas que se documenten a través de otros títulos-valores. Si han convenido ambas partes en garantizar el crédito a través de car­ tas de crédito, letras de cambio u otros títulos-valores similares, no tendrá el comprador que aceptar la factura cambiaria, ya que de hacerlo estaría obligándose cartularmente en dos documentos literales y autónomos que, de estar en poder de terceros de buena fe, lo forzarían a pagar dos veces por el mismo concepto. d) Cuando se omitan cualesquiera de los requisitos que den a la factura cambiaria su calidad de título-valor (Art. 235, inciso I V ). Como título-valor que es, la factura cambiaria es documento formal, de ahí, entre otros, el Art. 233 del Proyecto, por tanto si el título presentado a la aceptación peca de algún defecto de forma, puede el comprador ne­ garse a aceptarlo por no ser el instrumento librado una factura cambiaria. Pagos parciales Finalmente, el Proyecto admite el libramiento de facturas cambiarias su­ jetas a pa^^íos por abonos siempre que se cumplan los requisitos expues­ tos en el Art. 234. T ít u l o III — De los p r o c e d im ie n t o s Es evidente que existe un derecho procesal cartular, siendo fundamental en esta materia la regulación de la acción cambiaria, tanto en su conteni­ do como en su forma de ejercicio. Aunque el Proyecto considera preferible que los juicios se tramiten con­ forme al ordenamiento procesal del juez de causa, dado que, en materia cartular, el ejercicio de las acciones cambiarias requiere una celeridad que sólo puede dar el procedimiento ejecutivo, establece reglas de proce­ dimiento ejecutivo cambiario que serán aplicables en el caso de que, en el país en que la acción se ejercite, no se encuentre reglamentado el juicio ejecutivo. Asimismo se establecen procedimientos especiales para el cobro del bono de prenda y para la cancelación, reposición y reivindicación de los títu­ los-valores. PROYECTO DE LEY UNIFORME CENTROAMERICANA DE TÍTULOS-VALORES TÍTULO PRIMERO De los títulos-valores en general C a p ítu lo I Disposiciones generales Artículo 19 — Los títulos-valores son documentos necesarios para ejercitar el derecho literal y autónomo que en ellos se consigna. Art. 29 — Los documentos y los actos a que esta ley se refiere sólo pro­ ducirán los efectos previstos en la misma cuando contengan las menciones y llenen los requisitos que la misma ley señala, salvo que ella lo presuma. La omisión de tales menciones y requisitos no afecta al negocio jurídico que dio origen al documento o al acto. Art. 39 — Además de lo dispuesto para cada título-valor en particular, tanto los tipificados por la ley como los consagrados por los usos, deberán llenar los requisitos siguientes: I — el nombre del título-valor de que se trate; II — la fecha y el lugar de expedición; III — el derecho que en el título se incorpore; IY — el lugar y la fecha del ejercicio de tal derecho; V — la firma de quien lo crea. Si no se mencionare el lugar de cumplimiento o ejercicio del derecho, se tendrá como tal el domicilio del creador del título; y si tuviere varios^ entre ellos podrá elegir el tenedor, quien tendrá igual derecho de elección si el título señala varios lugares de cumplimiento. Art. 4r — Si se omitieren algunas menciones o requisitos, cualquier te­ nedor legítimo podrá llenarlas antes de presentar el título para el ejercicio del derecho que en él se consigne. Art. 59 — Si el importe del título apareciere escrito a la vez en palabras y en cifras valdrá, en caso de diferencia, la suma escrita en palabras. Si aparecieran diversas cantidades en cifras o palabras, en caso de diferen­ cia valdrá la suma menor. Art. 69 — El ejercicio del derecho consignado en un título-valor requie­ re la exhibición del mismo. Si el título es pagado, deberá ser entregado a quien lo pague; salvo que el pago sea parcial o sólo de los derechos ac­ cesorios. En estos supuestos, el tenedor anotará el pago parcial en el títu­ lo y extenderá por separado el recibo correspondiente. Art. 79 — Toda obligación cambiaría deriva de una firma puesta en un título-valor. Cuando quien desee suscribir un título no sepa o no pueda firmar, lo hará a su ruego otra persona, en fe de lo cual anotará en el título la constancia correspondiente un fedatario público. Art. 89 — Todo suscriptor de un título-valor se obligará autónomamen­ te. Las circunstancias que invaliden la obligación de alguno o algunos de los signatarios, no afectarán a las obligaciones de los demás. Art. 99 — El suscriptor de un título quedará obligado en los términos literales del mismo, aunque el título entre en circulación contra su volun­ tad o después de que sobrevengan su muerte o incapacidad. Art. 10. — La transmisión de un título implica no sólo la del derecho principal incorporado, sino también la de los derechos accesorios. Art. 11. — La reivindicación, el secuestro, o cualesquiera otras afecta­ ciones o gravámenes sobre los derechos consignados en un título-valor o sobre las mercancías por él representadas, no surtirán efectos si no com­ prenden el título inismo, materialmente. Art. 12. — El tenedor de un título-valor no podrá cambiar su forma de circulación sin consentimiento del creador del título. Art. 13. — En caso de alteración del texto de un título-valor, los signa­ tarios anteriores se obligan conforme al texto original, y los posteriores, conforme al alterado. Se presume, salvo prueba en contrario, que la sus­ cripción ocurrió antes de la alteración. Art. 14, — Todos los suscriptores de un mismo acto en un título-valor, se obligarán solidariamente. El pago del título por uno de los signatarios solidarios, no confiere a quien paga, respecto de los demás que firmaron el mismo acto, sino los derechos y las acciones que competen al deudor solidario contra los demás coobligados; pero deja expeditas las accio­ nes cambiarias que puedan corresponder contra los obligados. Art. 15. — Mediante el aval se podrá garantizar, en todo o en parte, el pago de un título-valor. Art. 16. — El aval deberá constar en el título mismo o en hoja adherida a él. Se expresará con la fórmula por aval u otra equivalente, y deberá lle­ var la firma de quien lo presta. La sola íirma puesta en el título, cuando no se le pueda atribuir otra significación, se tendrá como firma de avalista. Art. 17. — A falta de mención de cantidad se entenderá que el aval ga­ rantiza el importe del título. Art. 18. — El avalista quedará obligado en los términos que correspon­ derían formalmente al avalado, v su obligación será válida aun cuando la de este último no lo sea. Art. 19. — En el aval se debe indicar la persona por quien se presta. A falta de indicación se entenderá garantizada la obligación del suscrip­ tor que libere a mayor número de obligados. Art. 20. — El avalista que pague adquiere los derechos derivados del tí­ tulo-valor contra la persona garantizada y contra las que sean responsa­ bles respecto de esta últim.a por virtud del título. Art. 21. — La representación para obligarse en un título-valor se podrá conferir: I — en lo general, mediante el poder notarial con facultades sufi­ cientes ; I I — ^en lo particular, mediante carta dirigida al presunto tomador del título. Art. 22. — Quien haya dado lugar, con hechos positivos o con omisiones graves, a que se crea, conforme a los usos del comercio, que un tercero es­ tá autorizado para suscribir títulos en su nombre, no podrá oponer la ex­ cepción de falta de representación en el suscriptor. Art. 23. — Los administradores o gerentes de sociedades o negociacio­ nes mercantiles se reputarán autorizados, por el solo hecho de su nombra­ miento, para suscribir títulos-valores a nombre de las entidades que ad­ ministren. Art. M . — Quien suscribe un título-valor a nombre de otro, sin facul­ tades legales para hacerlo, se obligará personalmente como si hubiera obrado en nombre propio. La rectificación expresa o tácita de la suscripción transferirá al repre­ sentante aparente, desde la fecha de la misma, las obligaciones que de ella nazcan. Será tácita la ratificación que resulte de actos que necesariamente acep­ ten la firma o sus consecuencias. La ratificación expresa podrá hacerse en el título o separadamente. Art. 25. — La emisión o transmisión de un título-valor no producirá nuevo pacto expreso, extinción de la relación que dio lugar a tal emisión o transmisión. La acción causal podrá ejercitarse restituyendo el título al demandado, y no procederá sino en el caso de que el actor haya ejecutado los actos ne­ cesarios para que el demandado pueda ejercitar las acciones que pudieran corresponderle en virtud del título. Art. 26. — Si se extinguió la acción cambiaría contra el creador del tí­ tulo, el tenedor que carezca de acción causal contra éste y de acción cam­ biaria o acto causal contra los demás signatarios, podrá exigir al creador del título la suma con que se haya enriquecido en su daño. Esta acción prescribirá en un año, a partir del día en que la acción cambiaría contra el creador del título se haya extinguido. Art. 27. — Los títulos-valores se presumirán recibidos salvo buen cobro. Art. 28. — Los títulos representativos de mercancías atribuirán a su te­ nedor legítimo el derecho exclusivo de disponer de las mercancías que en ellos se especifiquen. Art. 29. — Las disposiciones de esta ley no se aplicarán a los boletos, fi­ chas, contraseñas u otros documentos que no estén destinados a circular y que sirvan exclusivamente para identificar a quien tiene derecho para exigir la prestación correspondiente. Art. 30. — Los títulos creados en un país no centroamericano, pero pa­ gaderos en Centroamérica, tendrán la consideración de títulos-valores si lle­ nan los requisitos mínimos que esta ley establece. Art. 31. — Se considerará propietario del título quien lo posea conforme a su ley de circulación. C a p ít u l o II De los títulos nominativos Art. 32. — Los títulos nominativos se expedirán a favor de determinada persona, cuyo nombre deberá aparecer tanto en el texto del documento como en el registro que llevará el creador de los títulos. Sólo será reco­ nocido como tenedor legítimo quien figure, a la vez, en el documento y en el registro. Art. 33. — Salvo justa causa, el creador del título no podrá negar la ano­ tación en su registro de la transmisión del documento. Art. 34. — El endoso facultará al endosatario para pedir el registro de la transmisión. El creador del título podrá exigir que la firma del endosante se autentifique. Art. 35. — En lo conducente, serán aplicables a los títulos nominativos las disposiciones relativas a los títulos a la orden. C a p ít u l o III De los títulos a la orden Art. 36. — Los títulos-valores expedidos a favor de determinada persona se presumirán a la orden y se transmitirán por endoso y entrega del título. Art. 37. — Cualquier tenedor de un título a la orden puede impedir su ulterior endoso mediante cláusula expresa, que surtirá el efecto de que, a partir de su fecha, el título sólo puede transmitirse con los efectos de una cesión ordinaria. Art. 38. — La transmisión de un título a la orden por medio diverso del endoso, subroga al adquirente en todos los derechos que el título confiera; pero lo sujeta a todas las excepciones que se habrían podido oponer a los tenedores anteriores. Art. 39. — Quien justifique que se le ha transmitido un título a la orden por medio d i s t i n t o del endoso, podrá exigir que el juez, en vía de jurisdic­ ción voluntaria, haga constar la transmisión en el título o en hoja adhe­ rida a él. Art. 40. — ^El endoso debe constar en el título mismo o en hoja adhe­ rida a él, y llenará los siguientes requisitos: I — el nombre del endosatario; ÍI — la cíase de endoso; III.— el lugar y la fecha; y IV — la firma del endosante o de la persona que suscriba a su ruego o en su nombre. Art. 41. — Si se omite el primer requisito, se aplicará el Art. 4^; si se omite la clase del endoso, se presumirá que el título fue transmitido en propiedad; si se omitiere la expresión de lugar se presumirá que el endoso se hizo en el domicilio del endosante y la omisión de la fecha hará presu­ mirque el endoso se hizo el día en que el endosanteadquirió eltítulo. La falta de firma hará que el endoso se considere inexistente. Art. 42. — El endoso debe ser puro y simple. Toda condición se tendrá por no puesta. El endoso parcial será nulo. Art. 43. — El endoso puede hacerse en blanco, con la sola firma del en­ dosante. En este caso, cualquier tenedor podrá llenar el endoso en blanco con su nombre o el de un tercero, o transmitir el título sin llenar el endoso. El endoso al portador producirá efectos de endoso en blanco. Art. 44. — El endoso puede hacerse en propiedad, en procuración o en garantía. Art. 45. — El endosante contraerá obligación autónoma, frente a todos los tenedores posteriores a él; pero podrá liberarse de su obligación cambia­ ría mediante la cláusula sin mi responsabilidad u otra equivalente, agre­ gada al endoso. Art. 46. — El endoso en procuración se otorgará con las cláusulas en procuración, por poder, al cobro, u otra equivalente. Este endoso conferirá al endosatario las facultades de un apoderado para cobrar el título judi­ cial o extrajudicialmente, y para endosarlo en procuración. El mandato que confiere este endoso, no terminará con la muerte o incapacidad del endosante, y su revocación no producirá efectos frente a tercero, sino des­ de el momento en que se anote su cancelación en el título o se tenga por revocado el mandato judicialmente. Art. 47. — El endoso en garantía se otorgará con las cláusulas en ga­ rantía, en prenda u otra equivalente. Constituirá un derecho prendario sobre el título y conferirá al endosatario, además de sus derechos de acreedor prendario, las facultades que confiere el endoso en procuración. No podrán oponerse al endosatario en garantía las excepciones que se hubieran podido oponer a tenedores anteriores. Art. 48. — El endoso posterior al vencimiento producirá efectos de ce­ sión ordinaria. Art. 49. — Para que el tenedor de un título a la orden pueda legitimarse, la cadena de endosos deberá ser ininterrumpida. Art. 50. — El obligado no podrá exigir que se le compruebe la autentici­ dad de los endosos; pero deberá identiíicar el último tenedor y verificar la continuidad de los endosos. Art. 51. — Los bancos que reciban títulos para abono en cuenta del te­ nedor que lo entregue, podrán cobrar dichos títulos aun cuando no estén endosados a su favor. Los bancos, en estos casos, deberán anotar en el título la calidad con que actúan, y firmar recibo en el propio título o en hoja adherida. Art. 52. — Los endosos entre bancos podrán hacerse con el simple sello del endosante. Art. 53. — Los títulos-valores podrán transmitirse a alguno de los obli­ gados, por recibo del importe del título extendido en el mismo documento o en hoja adherida a él. La transmisión por recibo producirá efectos de endoso sin responsabilidad. Art. 54. — El tenedor de un título-valor podrá testar los endosos poste­ riores a aquel en que él sea endosatario o endosar el título sin testar dichos endosos. C a p ítu lo IV De ios títulos al portador Art. 55. — Son títulos al portador los que no se expiden a favor de per­ sona determinada, aunque no contengan la cláusula al portador. La sim­ ple exhibición del título legitimará al portador, y su transmisión se pro­ ducirá por la simple tradición. Art. 56. — Los títulos al portador que contengan la obligación de pagar dinero sólo podrán expedirse en los casos establecidos por la ley expre­ samente. Art. 57. — Los títulos creados en contravención a lo dispuesto en el artículo anterior, no producirán efectos como títulos-valores. \ríTULO SEGUNDO Be las distintas especies de títulos-valor es Ca p ít u l o I De la letra de cambio S e c c ió n P r im e r a De la creación y de la forma de la letra de cambio Art. 58. — Además de lo dispuesto por el Art. 3^, la letra de cambio deberá contener: I — la orden incondicional de pagar una suma determinada de di­ nero; II — el nombre del girado; III — la forma de vencimiento. Art. 59. — En la letra de cambio no se contendrán cláusulas penales o relativas a intereses. Si se insertaren, se tendrán por no puestas. Art. 60. — La letra de cambio puede ser girada: I — a la vista; II — a cierto tiempo vista; III — a cierto tiempo fecha; o IV — a día fij o. La letra de cambio con otras formas de vencimiento se considerará pa­ gadera a la vista. Art. 61. — Si una letra se gira a uno o varios meses fecha o vista, vence­ rá el día correspondiente al de su otorgamiento o presentación, del mes en que deba efectuarse el pago. Si este mes no tuviera día correspondiente al de la fecha o al de la presentación, la letra vencerá el día último del mes. Art. 62. — Si se señalara el vencimiento para principios, mediados o fines de mes, se entenderá por estos términos los días primero, quince y últi­ mo del mes correspondiente. Art. 63. — Las expresiones de ocho días, o una semana, quince días, dos semanas, una quincena, o medio mes, se entenderán, no como una o dos semanas enteras, sino como plazos de ocho o de quince días efectivos, res­ pectivamente. Art. 64. — La letra de cambio puede girarse a la orden o a cargo del mismo girador. En este último caso, el girador quedará obligado como aceptante, y si la letra fuera girada a cierto tiempo vista su presentación sólo tendrá el efecto de fijar la fecha de su vencimiento. Respecto de la fecha de presentación, se observará en su caso, lo dispuesto por el Art. 68. La presentación se comprobará por anotación suscripta por el girador, o en su defecto, por protesto. Art. 65. — El girador puede señalar como lugar para el pago de la letra cualquier domicilio determinado. El domiciliatario que pague, se entenderá que lo hace por cuenta del principal obligado. Art. 66. — El girador será responsable de la aceptación y del pago de la letra. Toda cláusula que lo exima de esta responsabilidad, se tendrá por no escrita. Art. 67. — La inserción de las cláusulas documentos contra aceptación o documentos contra pago, o de las indicaciones D /a o D /p en el texto de una letra de cambio a la que se acompañen documentos, obligará al tene­ dor de la letra a no entregar los documentos sino mediante la aceptación o el pago de la letra. S e c c ió n S egunda De la aceptación Art. 68. — Las letras pagaderas a cierto tiempo vista deberán presentar­ se para su aceptación dentro del año que siga a su fecha. Cualquiera de los obligados podrá reducir ese plazo si lo consigna así en la letra. En la misma forma, el girador podrá, adem.á^, ampliar el plazo y aun prohibir la presentación de la letra antes de determinada época. Art. 69. — La presentación de las letras giradas a día fijo o a cierto plazo de su fecha será potestativa; pero el girador, si así lo indica el documento, puede convertirla en obligatoria y señalar un plazo para que se realice. El girador puede, asimism^o, prohibir la presentación antes de una época determinada, si lo consigna así en la letra. Cuando sea potestativa la presentación de la letra, el tenedor podrá hacerla a más tardar el último día hábil anterior al del vencimiento. Art. 70. — La letra debe ser presentada para su aceptación en el lugar y dirección designados en ella. A falta de indicación de lugar, la presenta­ ción se hará en el establecimiento o en la residencia del girado. Si se se­ ñalaren varios lugares, el tenedor podrá escoger cualquiera de ellos. Art. 71. — Si el girador indica un lugar de pago distinto al domicilio del girado, al aceptar éste deberá indicar el nombre de la persona que habrá de realizar el pago. Si no la indicare, se entenderá que el aceptante mismo quedará obligado a realizar el pago en el lugar designado. Art. 72. — Si la letra es pagadera en el domicilio del girado, podrá éste al aceptarla, indicar una dirección dentro de la misma plaza para que ahí se le presente la letra para su pago, a menos que el girador haya señalado expresamente dirección distinta. Art. 73. — La aceptación se hará constar en la letra misma, por medio de la palabra acepto u otra equivalente, y la firma del girado. La sola fir­ ma será bastante para que la letra se tenga por aceptada. Art. 74. — Si la letra es pagadera a cierto plazo vista o cuando deba ser presentada, en virtud de indicación especial, dentro de un plazo deter­ minado, el aceptante deberá indicar la fecha en que aceptó, y si la omi­ tiere, podrá consignarla el tenedor. Art. 75. — La aceptación deberá ser incondicional; pero podrá limi­ tarse a cantidad menor de la expresada en la letra. Cualquier otra modalidad introducida por el aceptante, equivaldrá a una negativa de aceptación; pero el girado quedará obligado en los térmi­ nos de la declaración que haya suscrito. Art. 76. — Se considera rehusada la aceptación que el girado tacha antes de devolver la letra al tenedor. Art. 77. — La aceptación convierte al aceptante en principal obligado. El aceptante quedará obligado cambiariamente aun con el girador; y care­ cerá de acción cambiaria contra éste y contra los demás signatarios de la letra. Art. 78. — La obligación del aceptante no se alterará por quiebra, interdicción o muerte del girador, aun en el caso de que haya acontecido antes de la aceptación. S e c c ió n T ercera Del pago Art. 79. — La letra de cambio deberá presentarse para su pago el día de su vencimiento o dentro de los dos días hábiles siguientes. Art. 80. — La presentación para el pago de la letra a la vista, deberá hacerse dentro del año que siga a la fecha de la letra. Cualquiera de los obligados podrá reducir ese plazo, si lo consigna así en la letra. El gira­ dor podrá, en la misma forma, ampliarlo y prohibir la presentación antes de determinada época. Art. 81. — El tenedor no puede rechazar un pago parcial. Art. 82. — El tenedor no puede ser obligado a recibir el pago antes del vencimiento de la letra. Art. 83. — El girado que paga antes del vencimiento será responsa­ ble de la validez del pago. Art. 84. — Si vencida la letra ésta no es presentada para su cobro, después de tres días del vencimiento cualquier obligado podrá depositar en un banco el importe de la misma, a expensas y riesgo del tenedor y sin obligación de dar aviso a éste. Este depósito producirá efectos de pago. S e c c ió n C u a rta Del protesto Art. 85. — La presentación en tiempo de una letra y la negativa de su aceptación o de su pago, se harán constar por medio del protesto, el que se practicará con intervención de fedatario público. Art. 86. — Salvo disposición legal expresa, ningún otro acto podrá suplir al protesto. Art. 87. — El girador podrá dispensar al tenedor de protestar la letra si inscribe en ella la cláusula sin protesto, sin gastos u otra equi­ valente. Esta cláusula no dispensará al tenedor de la obligación de pre­ sentar la letra, ni en su caso, de dar aviso de la falta de aceptación o de pago a los obligados en vía de regreso; pero la prueba de la falta de presentación oportuna estará a cargo de quien la invoque en contra del tenedor. Si a pesar de la cláusula el tenedor levanta el protesto, los gastos serán por su cuenta. Art. 88. — La cláusula de dispensa del protesto inscrita por persona distinta del girador, se tendrá por no puesta. Art. 89. — El protesto deberá levantarse en los lugares señalados para el cumplimiento de las obligaciones o del ejercicio de los derechos consignados en el título. Art. 90. — Si la persona contra quien haya de levantarse el protesto no se encuentra presente, asi lo asentará el fedatario que lo practique y ia diligencia no será suspendida. Art. 91. — Si se desconoce el domicilio de la persona contra la cua] deba levantarse el protesto, éste se practicará en el lugar que elija el fedatario que lo autorice. Art. 92. — El protesto por falta de aceptación deberá levantarse dentro de los dos días hábiles que sigan al de la presentación, pero siempre antes de la fecha del vencimiento. Art. 93. — El protesto por falta de pago se levantará dentro de los dos días hábiles siguientes al del vencimiento. Art. 94. — Si la letra fue protestada por falta de aceptación, no será necesario protestarla por falta de pago. Art. 95. — Las letras a la vista sólo se protestarán por falta de pago. Lo mismo se observará respecto de las letras cuya presentación para la aceptación fuese potestativa. Art. 96. — El protesto se hará constar en el cuerpo de la letra o en hoja adherida a ella. Además, el funcionario que lo practique levantará acta en la que se asiente: I — la reproducción literal de todo cuanto conste en la letra; II — el requerimiento al girado o aceptante para aceptar o pagar la letra, con la indicación de si esa persona estuvo o no presente; I I I — ^los motivos de la negativa para la aceptación o el pago; IV — la firma de la persona con quien se entiende la diligencia, o la indicación de la imposibilidad para firmar o de su negativa; V — la expresión del lugar, fecha v hora en que se practique el pro­ testo 3^ la firma del funcionario autorizante. Art. 97. — El funcionario ane haya levantado el protesto retendrá la letra en su poder el día de la diligencia y el siguiente. Durante ese lapso, el girado tendrá derecho a pagar el importe de la letra más los accesorios, incluyendo los gastos del protesto. Art. 98. — El funcionario que haya levantado el protesto, o el tene­ dor del título con cláusula sin protesto, cuya aceptación o pago se hu­ bieren rehusado, deberá dar aviso de tal circunstancia a todos los signa­ tarios del título cuya dirección conste en el mismo, dentro de los dos días hábiles siguientes a la fecha del protesto o a la presentación para la aceptación o el pago. La persona que omita el aviso será responsable, hasta una suma igual al importe de la letra, de los daños y perjuicios que se causen por su negligencia. C a p ítu lo II D el p a ga ré Art. 99. — El pagaré debe contener, además de los requisitos que establece el Art. 3^, los siguientes: í — -la promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero; II — el nombre de la persona a quien deba hacerse el pago. Art. 100. — En el pagaré podrán establecerse intereses convencio­ nales. Art. 101. — El suscriptor del pagaré se considerará como aceptante de una letra de cambio, salvo para lo relativo a las acciones causales y de enriquecimiento, en cuyos casos se equiparará el girador. Art. 102. — Serán aplicables al pagaré, en lo conducente, las dispo­ siciones relativas a la letra de cambio. C a p ít u l o III D el cheque S e c c ió n P r im e r a De la creación y de la forma del cheque Art. 103. — El cheque sólo puede ser expedido en formularios im­ presos y a cargo de un banco autorizado para operar en cuentas de che­ ques. El título que en forma de cheque se expida en contravención a este artículo, no producirá efectos de título-valor. Art. 104. — El cheque deberá contener, además de lo dispuesto por el Art. 39: I — la orden incondicional de pagar una determinada suma de di­ nero; II — el nombre del banco librado. Art. 105. — El librador debe tener fondos disponibles en el banco librado y haber recibido de éste autorización para librar cheques a su cargo. La autorización se entenderá concedida por el hecho de que el banco entregue los formularios al librador. El cheque expedido en con­ travención a lo dispuesto en este artículo será irregular; pero producirá todos sus efectos contra los obligados en él. Art. 106. — El cheque puede ser a la orden o al portador. Si no se expresa el nombre del beneficiario, se reputará al portador. Art. 107. — En los cheques cualquier tenedor podrá limitar su ne­ gociabilidad, estampando en el documento la cláusula no negociable. Art. 108. — Los cheques no negociables, por la cláusula correspon­ diente o por disposición de la ley, sólo podrán ser endosados, para su cobro, a un banco. Art. 109. — El cheque expedido o endosado a favor del banco li­ brado no será negociable. S e c c ió n S e g u n d a De la presentación y del pago Art. 110. — El cheque será siempre pagadero a ia vista. Cualquiera anotación en contrario se tendrá por no puesta. El cheque posdatado será pagadero a su presentación. Art. 1 1 1 .— ^Los cheques deberán presentarse para su pago: I — dentro de los quince días naturales a partir de su fecha, si fueren pagaderos en el mismo lugar de su expedición; II — dentro de un mes, si fueren expedidos y pagaderos en distin­ tos lugares de Centroamérica; III — dentro de tres meses, sifueren expedidos en un país de Cen­ troamérica y pagaderos en algún otro país, a no ser que las leyes del lugar del pago señalen otro plazo; IV — dentro de tres meses, si fueren expedidos en algún país centroamericano, para ser pagados en Centroamérica. no Art. 112. — La presentación de un cheque en cámara de compensa­ ción surtirá los mismos efectos que la hecha directamente al librado. cargo estará obligado con el librador a cubrirlos basta el importe del saldo disponible, salvo disposición legal que lo libere de tal obligación. Si los fondos disponibles no fueren suficientes para cubrir el impor­ te total del cheque, el librado deberá ofrecer al tenedor el pago parcial, hasta el saldo disponible. Art. 114. — Cuando sin causa justa se niegue el librado a pagar un cheque, o no haga el ofrecimiento de pago parcial prevenido en el ar­ tículo anterior, resarcirá al librador los daños y perjuicios que se le ocasionen. La indemnización no será menor del 20 % del imp^orte del cheque, o del saldo disponible. Art. 115, — Si el tenedor acepta el pago parcial, el librado le entre­ gará una constancia en la que figuren los elementos fundamentales del cheque y el monto del pago efectuado. Esta constancia sustituirá al tí­ tulo para los efectos del ejercicio de las acciones correspondientes contra los obligados. Art. 116. — Mientras no haya transcurrido el plazo legal para la presentación del cheque, el librador no podrá revocarlo ni oponerse a su pago, salvo lo dispuesto sobre cancelación y reposición de títulosvalores. La oposición o revocación que hiciere en contra de lo dispuesto en este artículo no obligará al librado, sino después de que transcurra el plazo de presentación. Art. 117. — Aun cuando el cheque no hubiere sido presentado en tiempo, el librado deberá pagarlo si tiene fondos suficientes del librador y el cheque se presente dentro de los seis meses que sigan a su fecha y no ha sido revocado. Art. 118. — La muerte o incapacidad siipervinientes del librador, no autorizan al librado para no pagar el cheque. Art. 119. — La quiebra, liquidación judicial, suspensión de pagos o concurso del librador, obligarán al librado a rehusar el pago desde que tenga noticias de ellos. Art. 120. — El tenedor podrá rechazar el pago parcial. Art. 121. — El cheque presentado en tiempo y no pagado debe pro­ testarse dentro de los dos días hábiles que sigan a la presentación. La anotación que el librado o la cámara de compensación pongan en el cheque, de haber sido presentado en tiempo y no pagado total o parcialmente- surtirá los efectos del protesto. Art. 122. — La acción cambiaria contra el librador y sus avalistas caduca por no haber sido presentado y protestado el cheque en tiempo, si durante el plazo de presentación el librador tuvo fondos suficientes en poder del librado, y por causa no imputable al librador, el cheque dejó de pagarse. La acción cambiaria contra los demás signatarios, caduca por la simple falta de presentación o protesto. Art. 123. — Las acciones cambiarias derivadas del cheque prescriben en seis meses, contados desde la presentación, las del último tenedor, y desde el día siguiente a aquel en que paguen el cheque, las de los endo­ santes y las de los avalistas. Art. 124. — El librador de un cheque presentado en tiempo y no pagado resarcirá al tenedor de los daños y perjuicios que con ello le ocasione. La indemnización en ningún caso será inferior al 20 % del importe del cheque. Lo dispuesto en este artículo no se aplicará en caso de quiebra o suspensión de pagos del librado. Art. 125. — La alteración de la cantidad por la que el cheque fue expedido, o la falsificación de la firma del librador, no pueden ser in­ vocadas por éste para objetar el pago hecho por el librado, si el librador dio lugar a ellas por su culpa, o por la de sus factores, representantes o dependientes. ^f Art. 126. — El librador que habiendo perdido el formulario o los formularios proporcionados por el librado no hubiere dado aviso a éste oportunamente, sólo podrá objetar el pago si la alteración o la falsifica­ ción fueran notorias. S e c c ió n T ercera De los cheques especiales SUBSECCIÓN P r i m e r a Del cheque cruzado Art. 127. — El cheque que el librador o el tenedor crucen con dos líneas paralelas trazadas en el anverso, sólo podrá ser cobrado por un banco. Art. 128. — Si entre las líneas del cruzamiento aparece el nombre del banco que debe cobrarlo, el cruzamiento será especial; y será general si entre las líneas no aparece el nombre de un banco. En el último su­ puesto, el cheque podrá ser cobrado por cualquier banco, y en el prime­ ro, sólo por aquel cuyo nombre aparezca entre las líneas, o por el banco a quien lo endosare para su cobro. Art. 129. — No se podrá borrar el cruzamiento ni el nombre de la institución, si fuere especial. Los cambios o supresiones que se hicieren contra lo dispuesto en este artículo, se tendrán por no puestos. Art. 130. — El librado que pague un cheque en términos distintos a los indicados en los artículos anteriores, será responsable del pago irre­ gular. SUBSECCIÓN Segunda Del cheque para abono en cuenta Art. 131. — El librador o el tenedor pueden prohibir que el cheque sea pagado en efectivo, mediante la inserción de la expresión para abono en cuenta. En este caso, el librado sólo podrá abonar el importe del cheque en la cuenta que lleva o abra el tenedor. Art. 132. — Si el tenedor no tuviere cuenta y el banco rehusare abrírsela, negará el pago del cheque. Art. 133. — El librado que pague en forma diversa a la prescrita en los artículos anteriores, responderá por el pago irregular. SUBSECCIÓN T e r c e r a Del cheque certificado Art. 134. — El librador puede exigir, antes de la emisión de un cheque, que el librado certifique que existen fondos disponibles para que el cheque sea pagado. Art. 135. — La certificación no puede ser parcial ni extenderse en cheques al portador. Art. 136. — El cheque certificado no es negociable. Art. 137. — La certificación hará responsable al librado frente al tenedor de que, durante el período de presentación, tendrá fondos sufi­ cientes para pagar el cheque. Art. 138. — Las palabras visto, bueno, u otras equivalentes, suscri­ tas por el librado, o la sola firma de éste, equivaldrán a certificación. Art. 139. — El librador no podrá revocar el cheque certificado an­ tes de que transcurra el plazo de presentación. SuBSECCióN C u a r t a Del cheque con provisión garantizada Art. 140. — Los bancos podrán entregar a sus cuenta-habientes es­ queletos de cheques con provisión garantizada, en los cuales conste la fecha de la entrega y con caracteres impresos la cuantía máxima por la cual cada cheque pueda ser librado. Art. 141. — La entrega de los formularios relativos producirá efec­ tos de certificación. Art. 142. — La garantía de la provisión se extinguirá: I — si los cheques se expiden después de tres meses de la fecha de entrega de los formularios; II — si el título no se presenta al cobro durante el plazo de presen­ tación. SUBSECCIÓN Q u i n t a De los cheques de caja Art. 143. — Los bancos podrán expedir cheques de caja a cargo de sus propias dependencias. Art. 1 4 4 .— ^Los cheques de caja no serán negociables. SUBSECCIÓN S e x t a De los cheques de viajero Art. 145. — Los cheques de viajero serán expedidos por el librador a su propio cargo, y serán pagaderos por su establecimiento principal o por las sucursales o los corresponsales que tenga en el país del librador o en el extranjero. Art. 146. — Los cheques de viajero podrán ser puestos en circula­ ción por el librador-librado, o por sus sucursales o corresponsales que él autorice. Art. 147. — Para fines de identificación, al entregar el cheque de viajero el librador al beneficiario, éste estampará su firma en lugar ade­ cuado del título. El que pague o reciba el cheque deberá verificar la au­ tenticidad de la firma del tenedor, cotejándola con la firma puesta ante el librador. Art. 148. — El librador entregará al beneficiario una lista de las sucursales o corresponsalías donde el cheque pueda ser cobrado. A rt 149. — La falta de pago del cheque de viajero dará acción al tenedor para exigir, además de la devolución de su importe, el pago de daños y perjuicios, que nunca serán inferiores al 25 % del importe del cheque. Art. 150. — El corresponsal que ponga en circulación los cheques de viajero se obligará como avalista del librador. Art. 151. — Las acciones cambiarias contra el que expida o ponga en circulación cheques de viajero, prescribirán en dos años a partir de la fecha en que los cheques se hayan expedido. SUBSECCIÓN SÉPTIM A De los cheques con talón para recibo Art. 152. — Los cheques con talón para recibo llevarán adherido un talón, que deberá ser firmado por el tenedor al cobrar el título. Art. 153. — Los cheques con talón para recibo no serán negociables. SUBSECCIÓN O c ta v a Del cheque centroamericano Art. 154. — El cheque centroamericano se librará por un banco de Centroamérica contra su respectivo Banco Central, en moneda del país del librador o en pesos centroamericanos, y será pagadero por cualquier ban­ co central o comercial centroamericano. Art. 155. — Serán aplicables al cheque centroamericano los Arts, del 145 al 151. C a p ít u l o IV D e la s o b lig a c io n e s S e c c ió n P r im e r a De las obligaciones en general Art. 156. — Las obligaciones son títulos-valores que incorporan una parte alícuota de un crédito colectivo constituido a cargo de una socie­ dad anónima. Serán considerados bienes muebles, aun cuando estén ga­ rantizados con derechos reales sobre inmuebles. Art. 157. — Las obligaciones podrán ser nominativas, a la orden o al portador, y tendrán igual valor nominal, que será de cien veces, o múl­ tiplos de cien, de la unidad monetaria en que se creen. Art. 158. — Las obligaciones podrán crearse en pesos centroameri­ canos. Art. 159. — Las obligaciones podrán crearse en series diferentes; pero, dentro de cada serie, conferirán a sus tenedores iguales derechos. El acto de creación que contraría este precepto será nulo; y cualquier tenedor podrá demandar su declaración de nulidad. Art. 160. — Las obligaciones se emitirán por orden de series. No podrán emitirse nuevas series, mientras la anterior no esté totalmente colocada. Art. 161. — Además de lo dispuesto en el Art. 3^, los títulos deberán contener: I — ^el nombre, el objeto y el domicilio de la sociedad creadora; II — el monto del capital social y la parte pagada del mismo, así como el de su activo y pasivo, según el resultado de la au­ ditoría que deberá practicarse precisamente para proceder a la creación de las obligaciones; III — el importe de la emisión, con expresión del número y del valor nominal de las obligaciones; IV — la indicación de la cantidad efectivamente recibida por la sociedad creadora, en los casos en que la emisión se coloque bajo la par o mediante el pago de comisiones; V — el tipo de interés; VI — la forma de amortización de los títulos; VII — la especificación de las garantías especiales que se constitu- yan; así como los datos de su inscripción en el registro co­ rrespondiente; VIII — el lugar, la fecha y el número del acta de creación: así como el nombre del notario autorizante y el número y fecha de la inscripción del acta en el registro; IX — la firma de la persona designada como representante común de los tenedores. Art. 162. — No podrá establecerse que los títulos sean amortizados mediante sorteos por una suma superior a su valor nominal, o por primas o premios, sino cuando el interés que produzcan sea superior al seis por ciento anual. La creación de los títulos en contravención a este precepto será nula, y cualquier tenedor podrá exigir su nulidad. Art. 163. — El valor total de la emisión o emisiones, no excederá del monto del capital contable de la sociedad creadora, con deducción de las utilidades repartibles que aparezcan en el balance que se haya practicado previamente al acto de creación; a menos de que las obliga­ ciones se hayan creado para destinar su importe a la adquisición de bienes por la sociedad. En este caso, la suma excedente del capital social podrá ser hasta las tres cuartas partes del valor de los bienes. Art. 164. — La sociedad creadora no podrá reducir su capital sino en proporción al reembolso que haga de los títulos en circulación; ni podrá cambiar su finalidad, su domicilio, su denominación o su nacio­ nalidad, sin el consentimiento de la asamblea general de tenedores de obligaciones. Art. 165. — La sociedad creadora deberá publicar anualmente su ba­ lance, revisado por contador público, dentro de los tres meses que sigan al cierre del ejercicio social correspondiente. La publicación se hará en un diario de circulación general en la República donde la sociedad tenga su domicilio. Si la publicación se omitiere, cualquier tenedor podrá exigir que se haga, y si no se hiciere dentro del mes que siga al requerimiento, podrá dar por vencidos los títulos que le correspondan. Art. 166. — La creación de los títulos se hará por declaración unila­ teral de voluntad de la sociedad creadora, que hará constar en escritura pública, la que se inscribirá en el registro público de comercio y en los registros correspondientes a las garantías específicas que se constituyan. I — los datos a que se refieren las fracciones I a VII y IX, dei Art. 161; II — la inserción de los siguientes documentos: a) acta de la asamblea general de accionistas que haya auto­ rizado la creación de los títulos; b) balance general que se haya practicado previamente a la creación de las obligaciones; c) acta que acredite la personalidad de quienes deben suscribir los títulos a nombre de la sociedad creadora; III — la especificación, en su caso, de las garantías especiales que se constituyan; IV — en su caso, la indicación pormenorizada de los bienes que hayan de adquirirse con el importe de la colocación de los títulos; V — la designación del representante común de los tenedores de los títulos, el monto de su retribución, la constancia de la acep­ tación de su cargo y su declaración: a) de que se ha cerciorado, en su caso, de la existencia y valor de los bienes que constituyan las garantías especiales; b) de haber comprobado los datos contables manifestados por la sociedad; c) de constituirse como depositario de los fondos que pro­ duzca la colocación de los títulos, si dichos fondos se dedi­ caren a la construcción o adquisición de bienes y hasta el momento en que dicha construcción o adquisición se rea­ licen. Art. 168. — Si los títulos se ofrecen en venta al público, los anuncios o la propaganda correspondiente contendránlos datos a quese refiere el artículo anterior. Art. 169. — Los bienes que constituyan la garantía específica, debe­ rán asegurarse contra incendio y otros riesgos usuales, por una suma que no sea inferior a su valor destructible. Art. 170. — El representante común actuará como mandatario del conjunto de obligacionistas, y representará a éstos creadora, y en su caso, frente a terceros. frente a la sociedad Art. 171. — Cada tenedor podrá ejercitar individualmente las accio­ nes que le correspondan; pero el juicio colectivo que el representante común inicie, será atractivo de todos los juicios individuales. cuando sean convocados por la sociedad deudora, por el representante común, o por un grupo no menor del 25 % del conjunto de obligacio­ nistas, computado por capitales. Art. 173. — La asamblea podrá remover libremente el representante común. Art. 174. — El representante común tendrá el derecho de asistir, con voz, a las asambleas de la sociedad deudora, y deberá ser convocado a ellas. Art. 175. — Si la asamblea adopta, por mayoría, acuerdos que que­ branten los derechos individuales de los obligacionistas, la minoría disi­ dente podrá dar por vencidos sus títulos. Art. 176. — Los administradores de la sociedad deudora tendrán la obligación de asistir a informar, si fueren requeridos para ello, a la asam­ blea de obligacionistas. Art. 177. — Si los títulos fueren redimibles por sorteo, éste se cele­ brará ante notario público, con asistencia de los administradores de la sociedad deudora y del representante común. Art. 178. — Los resultados del sorteo deberán publicarse en un diario de circulación general en la República donde tenga su domicilio la socie­ dad deudora. Art. 179. — En la publicación se indicará la fecha señalada para el pago, que será después de los quince días siguientes a la publicación. Art. 180. — La sociedad deudora deberá depositar en un banco el importe de los títulos sorteados, a más tardar un día antes del señalado para el pago. Art. 181. — Si se hubiere hecho el depósito, los títulos sorteados dejarán de causar intereses desde la fecha señalada para su cobro. Art. 182. — Si los tenedores no se hubieren presentado a cobrar el importe de los títulos, la sociedad deudora podrá retirar sus depósitos después de noventa días del señalado para el pago. Art. 183. — La retribución del representante común será a cargo de la sociedad deudora. Art. 184. — Para incorporar el derecho al cobro de los intereses se podrán anexar cupones, los que podrán ser al portador, aun en el caso de que las obligaciones tengan otra forma de circulación. Art. 185. — Las acciones para ei cobro de los intereses prescribirán en cinco años; y para el cobro dei principal, en diez. Art. 186. — Transcurridos los plazos de la prescripción, la sociedad deudora pondrá el importe de las acciones prescritas a disposición de ia Asistencia Pública, la que tendrá acción ejecutiva para exigir dicho importe. S e c c ió n S e g u n d a De las obligaciones convertibles en acciones Art. 187. — Podrán crearse obligaciones que confieran a sus tene­ dores el derecho de convertirlas en acciones de la sociedad. Art. 188. — Los títulos de las obligaciones convertibles, además de los requisitos generales que deberán contener, indicarán el plazo dentro dei cual sus titulares puedan ejercitar ei derecho de conversión, y las bases para la misma. Art. 189. — Durante el plazo en que pueda ejercitarse el derecho de conversión, la sociedad creadora no podrá modificar las condiciones o bases para que dicha conversión se realice. Art. 190. — Las obligaciones convertibles no podrán colocarse bajo la par. Art. 191. — El capital social se aumentará, en la medida en que las obligaciones sean convertidas en acciones. Así deberá prevenirse en la escritura social correspondiente. Art. 192. — Los accionistas tendrán preferencia para suscribir las obligaciones convertibles. La sociedad creadora publicará en un diario de amplia circulación en su domicilio, un aviso participando a los accio­ nistas la creación de las obligaciones. Durante treinta días a partir de la fecha del aviso, los accionistas podrán ejercitar su preferePxcia para la sus­ cripción. S e c c ió n T ercera De las obligaciones bancarias Art. 193. — Para el acta de creación de valores bancarios bastará con el acuerdo del Consejo de Administración respectivo, aprobado por la autoridad administrativa. Art. 194. — Si se constituyeren garantías específicas, los bienes que constituyan la cobertura serán cuidadosamente determinados, y podrán permanecer en poder del banco deudor, quien tendrá, respecto de ellos, el carácter de depositario. Art. 195. — Si vencieren los títulos-valores que constituyan la cober­ tura de valores bancarios, el banco deudor los hará efectivos y sustituirá por otros equivalentes. Art. 196. — Tratándose de valores bancarios, no será necesaria la designación de representante común de los tenedores; pero éstos podrán designarlo en cualquier tiempo. Art. 197. — Quienes tengan poder de disposición sobre un inmueble o sobre un buque, podrán, por declaración unilateral de voluntad, y con la intervención de un banco especialmente autorizado, constituir créditos hipotecarios sobre dichos bienes, con creación de cédulas hipotecarias que incorporen una parte alícuota del crédito correspondiente. Art. 198. — El banco hipotecario interventor tendrá el carácter de avalista de las cédulas. Art. 199. — El banco actuará como representante común de los tene­ dores de cédulas. Art. 200. — El tenedor de la cédula tendrá acción hipotecaria contra el deudor principal, y cambiaria contra el mismo deudor y contra el banco. Art, 201. — El banco se considerará depositario de las cantidades que los deudores entreguen para el pago de las cédulas. Transcurrido el plazo de la prescripción, el banco entregará las cantidades no cobradas, a la Asistencia Pública. C a p ítu lo V Del certificado de depósito y del bono de prenda Art. 202. — Como consecuencia de depósitos de mercancías, los alma­ cenes generales de depósito debidamente autorizados, podrán expedir cer­ tificados de depósito y esqueletos de bonos de prenda. Art. 203. — El certificado de depósito tendrá la calidad de título representativo de las mercancías por él amparadas. Art. 204. — El bono de prenda incorporará un crédito prendario bre las mercancías amparadas por ei certificado de depósito. so­ Art. 205. — Además de los requisitos generales, el certificado de depósito y el bono de prenda deberán contener: I — descripción pormenorizada de las mercancías depositadas, con todos los datos necesarios para su identificación, o la indica­ ción, en su caso, de que se trata de mercancías genéricamente designadas; II — la constancia de haberse constituido el depósito; III — el plazo del depósito; IV — el monto de las prestaciones a favor del fisco o del almacén, a cuyo pago esté supeditada la entrega de las mercancías, o las bases o tarifas para calcular el monto de dichas presta­ ciones ; V — ^el importe del seguro, y el nombre de la aseguradora; VI — el importe, tipo de interés y fecha de vencimiento del crédito que en el bono de prenda se incorpore. Este dato se anotará en el certificado al ser negociado el bono por primera vez. Art. 206. — El vencimiento del crédito prendario no podrá exceder ai plazo del depósito. Art. 207. — El bono de prenda contendrá además: I — la indicación de haberse hecho en el certificado la anotación de la primera negociación del bono, y II — las firmas del tenedor del certificado que negocia el bono por primera vez y de la institución que haya intervenido en la negociación. Art. 208. — El certificado y, en su caso, el esqueleto del bono, se entregarán por el almacén a requerimiento y costo del depositante. Art. 209. — El certificado y el bono se desprenderán de libros talo­ narios. Art. 210. — Si no se hiciere constar en el bono el interés pactado, se entenderá que su importe se ha descontado. Art. 2 1 1 .— Los almacenes generales podrán expedir certificados de depósito de mercancías en tránsito, siempre que ellos mismos tengan el carácter de cargadores y destinatarios. En este caso, se anotarán en los títulos el nombre del portador o fle­ tante y los lugares de carga y descarga. Art. 212. — El almacén deberá contratar seguro contra riesgo de transporte. Art. 213. — El almacén no responderá por las mermas ocasionadas por el transporte. Art. 2 1 4 .— El bono de prenda sólo podrá ser negociado por primera vez con la intervención de un almacén general de depósito o de un banco. Art. 215. — Al realizarse la primera negociación se anotarán en el bono los datos relativos al crédito, y se anotará en el certificado la cons­ tancia de la negociación del bono. Alt. 216. — La institución que intervenga en la negociación avisará, bajo su responsabilidad, al almacén creador del certificado, para que éste anote ios datos relativos al bono de prenda en los talonarios corres­ pondientes. Art. 217. — Para disponer de las mercancías el tenedor del certifi­ cado deberá exhibir, juntos, dicho titulo y el bono de prenda. Si éste se hubiese negociado y circulase separadamente, el tenedor del certificado sólo podrá recoger las mercancías si entrega al almacén el importe del crédito prendario, para que el almacén lo mantenga a disposición del te­ nedor del bono. Art. 218. — Tanto el certificado como el bono podrán ser nominati­ vos, a la orden o al portador. Art. 219. — El tenedor del certificado que haya constituido el cré­ dito prendario al negociar elbono por primera vez, tendrá la misma consideración que el aceptante de una letra de cambio. Art. 220. — Se aplicarán al bono de prenda, en lo conducente, las disposiciones relativas a la letra de cambio. C a p ítu lo VI De la carta de porte o conocimiento de embarque Art. 221. — Los portadores o fletantes, que exploten rutas de trans­ porte permanentes, bajo concesión, autorización o permiso estatal, podrán expedir a los cargadores cartas de porte o conocimientos de embarque, que tendrán el carácter de títulos representativos de las mercancías objeto del transporte. Art. 222. — La carta de porte o conocimiento de embarque deberá contener, además de los requisitos establecidos en el Art. 3^, lo siguiente: I — el nombre y II — elnombre eldomiciliodeltransportador; y eldomiciliodelcargador; III — el nombre y eldomiciliodela persona acuya ordense expide, o la indicación de ser el título al portador; IV — el número de orden que corresponda al título; V — la descripción pormenorizada de las mercancías quehabrán de transportarse; VI — la indicación de los fletes y demás gastos del transporte, de las tarifas aplicables; y la de haber sido pagados los fletes o ser éstos por cobrar; VII — la VIII mención de los lugares de salida y de destino; — la indicación del medio de transporte; IX — si el transporte fuera por vehículo determinado, los necesarios para su identificación; X datos — las bases para determinar el monto de las responsabilidades del transportador, en casos de pérdidas o averías. Art. 223. — Si mediare un lapso entre el recibo de las mercancías y su embarque, el título deberá contener, además: I II — la mención de ser “ recibido para embarque” ; — la indicación del lugar donde habrán de guardarse las mer­ cancías mientras el embarque se realiza; III — el plazo fijado para el embarque. C a p ítu lo VII De la factura cambiarla Art. 224. — Factura cambiaria es el título-valor que en la compra­ venta de mercaderías, el vendedor podrá librar y entregar o remitir al comprador. El comprador estará obligado a devolverle al vendedor, debidamente aceptada, el original de la factura cambiaria, en las condiciones impuestas por el presente capítulo. No se podrá librar factura cambiaria a que se refiere este capítulo, que no corresponda a una venta efectiva de mercaderías entregadas real o simbólicamente. comprador, se considerará, frente a terceros de buena fe, que el contrato de compraventa ha sido debidamente ejecutado en la forma expuesta en la misma. Art. 226. — La factura cambiaria deberá contener, además de los re­ quisitos que establece el Art. 39, los siguientes: I — el número de orden del título librado; II — el nombre y domicilio del comprador; III — la denominación y características principales de las mercade­ rías vendidas; IV — el precio unitario y el precio total de las mismas. La omisión de cualquiera de los requisitos expuestos en las fraccio­ nes I al IV, que anteceden, no afectará la validez del negocio jurídico que dio origen a la factura cambiaria, pero ésta perderá su calidad de título-valor. Art. 227. — Cuando el pago haya de hacerse en abonos, la factura deberá contener, en adición a los requisitos expuestos en el artículo anterior: I — el número de cuotas; II — las fechas de vencimiento de las mismas; III — la cantidad a pagar en cada una. Los pagos parciales se harán constar en la misma factura, indicando, asimismo, la fecha en que fueron hechos. El tenedor extenderá al deudor los recibos parciales correspondientes. Art. 228. — El comprador podrá negarse a aceptar la factura en los siguientes casos: I — avería, extravío o no recibo de las mercaderías, cuando no son transportadas por su cuenta y riesgo; II — defectos o vicios en la cantidad o calidad de las mercaderías; III — cuando la factura cambiaria no contenga el negocio jurídico convenido; IV — omisión de cualquiera de los requisitos que dan a la factura cambiaria su calidad de título-valor. Art. 229. — La no devolución de la factura cambiaria en un plazo de cinco días a partir de la fecha de su recibo, se entenderá como falta de aceptación. TÍTULO TERCERO De lo s p ro ce d im ie n to s Capítulo I De la acción cambiaria Art. 230. — La acción cambiaria se ejercitará: I — en caso de falta de aceptación o de aceptación parcial; I I — ^en caso de falta de pago o de pago parcial; y III — cuando el girado o el aceptante fueren constituidos en estado de quiebra, de liquidación judicial, de suspensión de pagos, de concurso, o en otra situación equivalente. Art. 231. — La acción cambiaria es directa cuando se deduce contra el principal obligado o sus avalistas, y de regreso cuando se ejercita con­ tra cualquier otro obligado. Art. 232. — Mediante la acción cambiaria, el último tenedor del título puede reclamar el pago: I — del importe del título, o en su caso, de la parte no aceptada o no pagada; II — de los intereses moratorios al tipo legal, desde el día de su vencimiento; III — de los gastos del protesto y de los demás gastos legítimos, in­ cluyendo los gastos del juicio; IV — del premio de cambio entre la plaza en que debería haberse pagado la letra y la plaza en que se le haga efectiva, más los gastos de situación. Si el título no estuviere vencido, de su importe se deducirá el des­ cuento, calculado al tipo de interés legal. Art. 233. — El obligado en vía de regreso que pague el título, podrá exigir, por medio de la acción cambiaria: I — el reembolso de lo que hubiere pagado, menos las costas a que hubiere sido condenado; II — intereses moratorios al tipo legal sobre tal suma, desde la fecha de su pago; III — los gastos de cobranza y los demás gastos legítimos, incluidas las costas judiciales; y IV — el premio del cambio entre la plaza de su domicilio y la del reembolso, más los gastos de situación. Art. 234. — Contra la acción cambiarla sólo podrán oponerse las siguientes excepciones y defensas: I — la incompetencia del juez; II — la de falta de personalidad del actor; III — las que se funden en el hecho de no haber sido el demandado quien suscribió el título; IV — el hecho de haber sido incapaz el demandado al suscribir el título; V — las de falta de representación o de poder bastante de quien haya suscrito el título a nombre del demandado; VI — las fundadas en la omisión de los requisitos que el título deba contener y que la ley no presuma expresamente; VII — la alteración del texto del título, sin perjuicio de lo dispuesto respecto de los signatarios posteriores a la alteración; VIH — las relativas a la no negociabilidad del título; IX — las que se funden en la quita o pago parcial, siempre que consten en el título; X — las que se funden en la consignación del importe del título o en el depósito del mismo importe he'^ho en los términos de esta ley; X I — las que se funden en la cancelación judicial del título, o en la orden judicial de suspender su pago; X II — las de prescripción o caducidad, y las que se basen en la falta de los requisitos necesarios para el ejercicio de la acción; XIII — las personales que tenga el demandado contra el actor. Art. 235. — Cuando el demandado oponga la excepción de no ser suya la firma que se le atribuye, ni de persona que lo haya representado, aun aparentemente, si declara estos extremos bajo protesta de decir verdad, ante el juez, se levantará el embargo que se haya practicado. El actor podrá impedir que el embargo se levante, si da fianza sufi­ ciente a juicio del juez, para responder de los daños y perjuicios que se ocasionen al demandado. Art. 236. — El tenedor del título puede ejercitar la acción cambiaría contra todos los obligados a la vez, o contra alguno o algunos de ellos, sin perder en este caso la acción contra los otros y sin obligación de seguir el orden que las firmas guarden en el título. El mismo derecho tendrá todo obligado que haya pagado el título, en contra de los signa­ tarios anteriores. Art. 237. — El último tenedor del título debidamente protestado, así como el obligado en vía de regreso que lo haya pagado, pueden cobrar lo que en virtud del título les deban los demás signatarios: I — cargándoles y pidiéndoles que les abonen en cuenta el importe del título más los áccésorios legales; II— girando a su cargo a la vista, en favor de sí mismo o de un tercero, por el valor del título, más los accesorios legales. En ambos casos, el aviso o letra de cambio correspondientes deberán ir acompañadas del tílulo original, con la anotación de recibo respectiva, del testimonio o copiír autorizada del acta de protesta y de la cuenta de los accesorios legales.Art. 238. — La acción cambiaría del último tenedor del título caduca: I — por no haberse levantado el protesto en los términos de esta ley; ÍI — por no haber sido presentado el título en tiempo para su acep­ tación o para su pago, si fuere sm protesto. Art. 2 3 9 .— Si el tenedor debe realizar obligatoriamente algún acto en relación con el título, y el último día del plazo respectivo fuere inhábil, el plazo se considerará prorrogado hasta el día siguiente hábil. Los días inhábiles intermedios se contarán dentro del plazo. En ningún término se contará el día que le sirva como punto de partida. Art, 240, — Los térniinos de que depende la caducidad de la acción cambiaría no se suspenden sino en los casos de fuerza mayor, y nunca se interrumpen. ■ Art. 241. — La acción cambiaría directa prescribe en tres años a par­ tir del día del vencimiento. ■ Art. 2 4 2 .-— La acción cambiaria de regreso del último tenedor pres­ cribirá en un año, contado desde la fecha del protesto o, si el título fuere sin protesto, desde la fecha del vencimiento; y en sü caso, desde que con­ cluyan los plazos de presentación. Art. 243. — La acción deL obligado de regreso contra los demás obli­ gados anteriores, prescribe en seis meses, contados a partir de la fecha del pago voluntario o de la fecha de notificación de la demandada. . Art. 2 4 4 .—- Las causas que interrumpen la prescripción respécto de uno de. los deudores cambiarios no la interrumpeñ respecto de los otros, salvo el caso de los signatarios de un mismo acto. Capítulo II Del procedimiento de cobro S e c c ió n P r im e r a Del procedimiento de cobro en general Art. 245. — El cobro de un título-valor dará lugar al procedimiento ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento de firma. Art. 246. — Si en la legislación procesal correspondiente no estuviera regulado el juicio ejecutivo, el procedimiento se sujetará a lo que en este capítulo se previene. Art. 247. — Presentada la demanda acompañada del título-valor co­ rrespondiente el juez dictará auto con efecto de mandamiento en forma, para que el deudor sea requerido de pago, y de no hacerlo, se le embar­ guen bienes suficientes para cubrir la deuda y las costas. Art. 248. — Si no se encontrare el deudor en la primera búsqueda, se le dejará citatorio para que espere al ejecutor el día y la hora que sele señale. Si no esperare, el embargo y el emplazamiento se hará sin su presencia. Art. 249. — Practicado el embargo, se emplazará al deudor para que comparezca ante el juez dentro de tres días, para hacer paga llana de lo demandado y las costas, o presentar oposición. Art. 250. — Si el demandado se opusiera y se ofrecieren pruebas, el juez, si las admite, concederá un término probatorio conjunto, no mayor de diez días. Art. 251. — Concluido el término probatorio, y sin necesidad de reso­ lución judicial expresa, las partes dispondrán de un término conjunto de tres días para presentar sus alegatos. Art. 252. — Transcurrido el término para alegar, el juez dictará su sentencia dentro de los tres días siguientes. Art. 253. — Si el demandado no realiza el pago ni se opone a la eje­ cución, la sentencia se dictará sin más trámite. Art. 254. — La parte perdidosa será condenada al pago de las costas del juicio. Si el demandado se allanare al pago, las costas le serán limi­ tadas al cuatro por ciento del importe de la demanda. Art. 255. — La sentencia mandará subastar los bienes embargados, y que con su producto se haga pago al acreedor. Art. 256. — Cualquier incidente se resolverá por el juez con sólo un escrito de cada parte. S e c c ió n S e g u n d a Del cobro de bono de prenda Art. 257. — El bono de prenda deberá presentarse para su cobro ante el almacén correspondiente. Art. 258. — Si el deudor no hubiese hecho provisión oportuna al almacén, éste deberá poner en el bono la anotación, de falta de pago. Tal anotación surtirá efectos de protesto. Art. 259. — Si el almacén se negase a poner la anotación, deberá levantarse el protesto. Art. 260. — El tenedor del bono debidamente anotado protestado, podrá dentro de los ocho días que sigan al protesto o a la anotación, exigir del almacén que proceda a la subasta de los bienes depositados. Art. 261. — El almacén subastará los bienes, y su producto lo apli­ cará al pago de los siguientes adeudos: I — los gastos de la subasta; II — los créditos fiscales que gravan las cosas depositadas; III — los provenientes del contrato de depósito; IV — el crédito incorporado al bono de prenda. El remanente se conservará por el almacén, a disposición del tenedor del certificado de depósito. Art. 262. — En caso de siniestro, el almacén cobrará el importe seguro y lo aplicará en los términos del del artículo anterior. Art. 2 6 3 . El almacén anotará en el bono las cantidades pagadas, y por el saldo insoluto el tenedor tendrá acción cambiaria contra los signatarios del bono. Art. 2 6 4 .— Las acciones de regreso del tenedor del bono de prenda caducarán: I — por falta de presentación y, en su caso, del protesto oportuno; II — por no exigir al almacén, en el término legal, lasubasta de los bienes depositados. Capítulo III De la cancelación, la reposición y la reivindicación de los títulos-valores Art. 265. — Si un título-valor se deteriorare de tal manera que no pueda seguir circulando, o se destruyere en parte, pero de modo que subsistan los datos necesarios para su identificación, el tenedor podrá obtener judicialmente que el título sea repuesto a su costa, si lo devuelve al principal obligado. Igualmente, tendrá derecho a que le firmen el nuevo título los suscriptores del título primitivo a quienes se pruebe que su firma inicial ha sido destruida o testada. Art. 266. — Si algún obligado desacatase la orden judicial el nuevo de firmar título, el juez firmará en su rebeldía. Art. 267. — Quien haya sufrido el extravío, robo, destrucción total de un título-valor nominativo o a la orden, podrá solicitar la cancela­ ción de éste y, en su caso, la reposición. Art. 268. -— Será juez competente para conocer de la demanda de can­ celación, el de^l lugar donde el principal obligado deba cumplir las obli­ gaciones que el título le imponga. Art. 269. -—- La demanda deberá contener los datosesenciales del título, y si algunos de los requisitos estuvieren en blanco, los datos nece­ sarios para la completa identificación del documento. Art. 270.^— Se correrá traslado de la demanda a quienes el actor señale como signatarios del título. Art. 271. — Se publicará un extracto de la demanda en un diario de circulación general en la República donde el juicio se tramite. Art. 272. — El juez, si el actor otorga garantía suficiente, ordenará la suspensión del cumplimiento de las obligaciones derivadas del título, y. con las restricciones y requisitos que señale, facultará al demandante para ejercitar aquellos derechos que sólo podrían ejercitarse durante el procedimiento de cancelación. Art. 273. — El procedimiento de cancelación interrumpirá la pres­ cripción, y los términos de que depende la caducidad quedarán sus­ pendidos. Art. 274. — Transcurridos treinta días de la fecha de la publicación de la demanda, si no se presentare oposición, se dictará sentencia que decrete la cancelación. Art. 275. — La sentencia de cancelación causará ejecutoria treinta días después de la fecha de su notificación, si el título ya hubiere vencido, y treinta días después de la fecha del vencimiento, si no hubiere ven­ cido aún. Art. 276. — Si los demandados negaren haber suscrito el título cuya cáncélación se demanda, será sobreseído el procedimiento en su contra; peró, si llegare a probarse que sí habían suscrito el título, serán castigados como falsarios en declaraciones ante la autoridad judicial, aunque no hubieren declarado bajo juramento o protesta de decir verdad. Art. 277. — Si los obligados se negaren a realizar el pago, quien obtuvo la cancelación podrá legitimarse con la copia certificada de la sentencia, para exigir las prestaciones derivadas del título. Art. 278. — Si el título ya estuviere vencido, o venciere durante el procedimiento, el actor podrá pedir al juez que ordene a los signatarios que depositen, a disposición del juzgado, el importe del título. Art. 279. — El depósito hecho por uno de los signatarios libera a los otros de la obligación de hacerlo. Si lo hicieren varios, sólo subsistirá el depósito de quien libere a mayor número de obligados. Art. 280. — Si al decretarse la cancelación del título no hubiere ven­ cido, el juez ordenará a los signatarios que suscriban el título sustituto. Si no lo hicieren, el juez lo firmará en su rebeldía. Art. 281. — El nuevo título vencerá treinta días después del venci­ miento del título cancelado. Art. 282. — El tercero que se oponga a la cancelación, deberá exhibir el título. Art. 283. — Aun en el caso de no haber presentado oposición, el tenedor del título cancelado conservará sus derechos contra quien obtuvo la cancelación y el cobro del título. Art. 284. — Los títulos al portador no serán cancelables. Su tenedor podrá, en los supuestos que establece el Art. 3^, notificar al emisor, judi­ cialmente, el extravío o el robo. Transcurrido el término de la prescrip­ ción de los derechos incorporados en el título, si no se hubiere presentado a cobrarlo un tenedor de buena íe, el obligado deberá pagar el principal y los accesorios al denunciante. Art. 285. — Si se tratare de acciones al portador el juez podrá, pre­ via garantía suficiente, autorizar al denunciante para ejercitar las accio- nes o derechos derivados de los títulos, aunque no haya transcurrido el plazo de la prescripción y mientras no se presente un portador. Art. 286. — Los títulos-valores podrán ser reivindicados en los casos de extravío o robo. Art. 287. — La acción reivindicadora procederá contra el primer ad­ quirente y contra quienes lo hayan adquirido conociendo o debiendo conocer los vicios de la posesión de quien se los trasmitió. TÍTULO PRIMERO De los títulos-valores en general C a p ít u l o I Disposiciones generales Artículo 19 — Los títulos-valores son documentos necesarios para ejer­ citar el derecho literal y autónomo que en ellos se consigna. Art. 29 — Los documentos y los actos a que esta ley se refiere sólo producirán los efectos previstos en la misma cuando contengan las men­ ciones y llenen los requisitos que la misma ley señala, salvo que ella lo presuma. La omisión de tales menciones y requisitos no afecta al negocio jurídico que dio origen al documento o al acto. Art. 39 — Además de lo dispuesto para cada título-valor en particu­ lar, tanto los tipificados por la ley como los consagrados por los usos, deberán llenar los requisitos siguientes: I — el nombre del título-valor de que se trate; II — la fecha y el lugar de exprdición; III — el derecho que en el título se incorpore; IV — el lugar y la fecha del ejercicio de tal derecho; V — la firma de quien lo crea. Si no se mencionare el lugar de cumplimiento o ejercicio del derecho, se tendrá como tal el domicilio del creador del título; y si tuviere varios, * Informe preparado para el i n t a l p o r e l p r o f e s o r mada. Raúl Cervantes Ahu­ entre ellos podrcí elegir el tenedor, quien tendrá igual derecho de elección si el título señala varios lugares de cumplimiento. Art. 49 — Si se omitieren algunas menciones o requisitos, cualquier tenedor legítimo podrá llenarlas antes de presentar el título para el ejer­ cicio del derecho que en él se consigne. Art. 59 — Si el importe del título apareciere escrito a la vez en pala­ bras y en cifras valdrá, en caso de diferencia, la suma escrita en palabras. Si aparecieran diversas cantidades en cifras o en palabras, en caso de diferencia valdrá la suma menor. Art. 69 — El ejercicio deP derecho consignado en un título-valor requiere la exhibición del mismo. Si el título es pagado, deberá ser en­ tregado a quien lo rpague; salvo que el pago sea parcial o sólo de los derechos accesorios. En estos supuestos, el tenedor anotará el pago parcial en el título y extenderá por separado el recibo correspondiente. Art. 79 — Toda obligación cambiaría deriva de una firma puesta en un título-valor. Cuando quien desee suscribir un título no sepa o no pueda firmar, lo hará a su ruego otra persona, en fe de lo cual anotará en el título la constancia correspondiente un fedatario público. Art. 89 — Todo suscriptor de un título-valor se obligará autónoma­ mente. Las circunstancias que invaliden la obligación dé alguno o algunos de los signatarios, no afectarán a las obligaciones de los demás. Art. 99 — El suscriptor de un título quedará obligado en los términos literales del mismo, aunque el título entre en circulación contra su volun­ tad o después de que sobrevengan su muerte o incapacidad. Art. JO. — La transmisión de un título implica no sólo la del derecho principal incorporado, §ino también la de los derechos accesorios. . Art. 11. — La reivindicación, el secuestro, o cualesquiera otras afec­ taciones o gravámenes. sobre los derechos consignados en un título-valor o sobre las mercancías por él representadas: no surtirán efectos si no comprenden el título mismo, materialmente. Art. 12. — El tenedor de un tituló-valor no }>odrá cambiar su forma de circulación sin consentimiento del creador del título. Art. 1 3 .—-En caso de alteración del texto de un título-valor, los signatarios anteriores se obligan conforme al texto original, y los poste­ riores, conforme al alterado. Se presume, salvo prueba en contrario, que la suscripción ocurrió antes de la alteración. Art. 14. — Todos los suscriptoresde un mismo acto en un título- valor se obligarán solidariamente. El pago del titulo por uno de los signatarios solidarios no confiere a quien paga, respecto de los demás que firmaron el mismo acto, sino los derechos y las acciones que com­ peten al deudor solidario contra los demás coobligados; pero deja expe­ ditas las acciones cambiarias que puedan corresponder contra los obli­ gados. Art. 15. ^— Mediante el aval se podrá garantizar, en todo o en parte, el pago de un título-valor. Art. 16. — El aval deberá constar en el título mismo o en hoja adhe­ rida a éi. Se expresará con la fórmula por aval u otra equivalente, y deberá llevar la firma de quien lo presta. La sola firma puesta en el título, cuando no se le pueda atribuir otra significación,se tendrá como firma de avalista. Art. garantiza i 17. — A falta de mención de cantidad se entenderá queel aval el importe total del título. , Art. l o . E l avalista quedará obligado en los términos que corres­ ponderían formalmente al avalado, y su obligación será válida aun cuando la de este último no lo sea. Art. 19. — En el aval se debe indicar la persona por quien se presta. A falta de indicación se entenderán garantizadas las obligaciones del suscriptor que libere a mayor número de obligados. Art. 20. — El avalista que pague adquiere los derechos derivados del título-valor contra la persona garantizada y contra los que sean respon­ sables respecto de esta última por virtud del título. Art. 21. — La representación para obligarse en un título-valor se podrá conferir: I— en lo general, mediante poder notarial con facultades sufi­ cientes ; I I — en lo particular,mediante carta dirigida al presunto tomador del título. Art. 2 2 .— Quien haya dado lugar, con hechos positivos o con omi­ siones graves, a que se crea, conforme a los usos del comercio, qUe un tercero está autorizado para suscribir títulos en su nombre, no podrá oponer la excepción de falta de representación en el suscriptor. ciones mercantiles, se reputarán autorizados, por el solo hecho de su nombramiento, para suscribir títulos-valores a nombre de las entidades que administren. Art. 24. — Quien suscriba un título-valor a nombre de otro, sin facul­ tades legales para hacerlo, se obligará personalmente como si hubiera obrado en nombre propio. La ratificación expresa o tácita de la suscripción transferirá al repre­ sentado aparente, desde la fecha de la misma, las obligaciones que de ella nazcan. Será tácita la ratificación que resulte de actos que necesariamente acepten la firma o sus consecuencias. La ratificación expresa podrá hacerse en el título o separadamente. Art. 25. — La emisión o transmisión de un título-valor no producirá, salvo pacto expreso, extinción de la relación que dio lugar a tal emisión o transmisión. La acción causal podrá ejercitarse restituyendo el título al deman­ dado, y no procederá sino en el caso de que el actor haya ejecutado los actos necesarios para que el demandado pueda ejercitar las acciones que pudieran corresponderle en virtud del título. Art. 26. — Si se extinguió la acción cambiaria contra el creador del título, el tenedor que carezca de acción causal contra éste v de acción cambiaria o acción causal contra los demás signatarios, podrá exigir al creador del título la suma con que se haya enriquecido en su daño. Esta acción prescribirá en un año, a partir del día en que la acción cambiaria contra el creador del título se haya extinguido. Art. 27. — Los títulos-valores se presumirán recibidos salvo cobro. buen Art. 28. — Los títulos representativos de mercancías atribuirán a su tenedor legítimo el derecho exclusivo de disponer de las mercancías que en ellos se especifiquen. Art. 29. — Las disposiciones de esta ley no se aplicarán a los boletos, fichas, contraseñas u otros documentos que no estén destinados a circular y que sirvan exclusivamente para identificar a quien tiene derecho para exigir la prestación correspondiente. Art. 30. — Los títulos creados en el extranjero tendrán la conside­ ración de títulos-valores si llenan los requisitos mínimos que esta ley establece. Art. 3L — Se considerará propietario del título quien lo posea con­ forme a su ley de circulación. C a p ít u l o II De los títulos nominativos Art. 3 2 .— Los títulos nominativos se expedirán a favor de determi­ nada persona, cuyo nombre deberá aparecer tanto en el texto del docu­ mento como en el registro que llevará el creador de los títulos. Sólo será reconocido como tenedor legítimo quien figure, a la vez, en el docu­ mento y en el registro. Art. 33. — Salvo justa causa, el creador del título no podrá negar la anotación en su registro de la transmisión del documento. Art. 34. — El endoso facultará al endosatario para pedir el registro de la transmisión. El creador del título podrá exigir que la firma del endosante se autentifique. Art. 35. — En lo conducente, serán aplicables a los títulos nomina­ tivos las disposiciones relativas a los títulos a la orden. C a p ít u l o III De los títulos a la orden Art. 36. — Los títulos-valores expedidos a favor de determinada per­ sona se presumirán a la orden y se transmitirán por endoso y entrega del título. Art. 37. — Cualquier tenedor de un título a la orden puede impedir su ulterior endoso mediante cláusula expresa, que surtirá el efecto de que, a partir de su fecha, el título sólo pueda transmitirse con los efectos de una cesión ordinaria. Art. 38. — La transmisión de un título a la orden por medio diverso del endoso, subroga al adquirente en todos los derechos que el título confiera; pero lo sujeta a todas las excepciones que se habrían podido oponer a los tenedores anteriores. Art. 39. — Quien justifique que se le ha transmitido un título a la orden por medio distinto del endoso, podrá exigir que el juez, en vía de jurisdicción voluntaria, haga constar Ja transmisión en el título o en hoja adherida a él. Art. 40. — El endoso debe constar en el título mismo o en hoja adherida a éL v llenará los siguientes requisitos: 1 — el nombre del endosatario; 11^— la clase del endoso; III — el lugar y la fecha; y IV — la firma del endosante o de la persona que suscriba a suruego o en su nombre. Art. 41. — Si se omite el primer requisito, se aplicará el Art. 4- : si se omite la clase del endoso, se presumirá que el título fue transmitido en propiedad; si se omitiere la expresión de lugar se presumirá que el endoso se hizo en el domicilio del endosante: y Ja omisión de la fecha hará presumir que el endoso se hizo el día en que el endosante adquirió el título. La falta de firma hará que el endoso se considere inexistente. Art. 42. — El endoso debe ser puro y simple. Toda condición se ten­ drá por no puesta. El endoso parcial será nulo. Art. 43. — El endoso endosante. En este caso, puede hacerse en blanco, con la sola firma del cualquier tenedor podrá llenar el endoso en blanco con su nombre o el de un tercero, o transmitir el título sin llenar el endoso. El endoso al portador producirá efectos de endoso en blanco. Art. 44. — El endoso en garantía. puede hacerse en propiedad, en procuración o Art. 45. — El endosante contraerá obligación autónoma, frente a to­ dos los tenedores posteriores a éi; pero podrá liberarse de su obligación cambiaría, mediante la cláusula sin mi responsabilidad u otra equiva­ lente, agregada al endoso. Art. 46. — El endoso en procuración se otorgará con las cláusulas en procuración, por poder, al cobro, u otra equivalente. Este endoso conferirá al endosatario las facultades de un apoderado para cobrar el título judicial o extrajudicialmente, y para endosarlo en procuración. El mandato que confiere este endoso, no terminará con la muerte o inca­ pacidad del endosante, y su revocación no producirá efectos frente a tercero, sino desde el momento en que se anote su cancelación en el título o se tenga por revocado el mandato judicialmente. Alt, 47. — El endoso en garantía se otorgará con las cláusulas en garantía, en prenc/a u otra equivalente. Constituirá un derecho prendario sobre el título y conferirá al endosatario, además de sus derechos die acreedor prendario, las facultades que confiere el endoso en procuración. No podrán oponerse al endosatario en garantía las excepciones que se hubieran podido oponer a tenedores anteriores. Art. 48. — El endoso posterior al vencimiento producirá efectos de cesión ordinaria. Art. 49. — Para que el tenedor de un título a la orden pueda legi­ timarse, la cadena de endosos deberá ser ininterrumpida. Art. 50. — El obligado no podrá exigir que se le compruebe la auten­ ticidad de los endosos; pero deberá identificar al último tenedor y veri­ ficar la continuidad de los endosos. Art. 51. — Los bancos que reciban títulos para abono en cuenta del tenedor que lo entregue, podrán cobrar dichos títulos aun cuando no estén endosados a su favor. Los bancos, en estos casos, deberán anotar en el título la calidad con que actúan, y firmar recibo en «1 propio título o en hoja adherida. Art. 52. — Los endosos entre bancos podrán hacerse sello del endosante. cO n el simple Art. 53. — Los títulos-valores podrán transmitirse a alguno de los obligados, por recibo del importe del título extendidó en el mismo docu­ mento o en hoja adherida a él. La transmisión por recibo producirá efec­ tos de endoso sin responsabilidad. Art. 54. ^ — El tenedor de un título-valor podrá testar los éndosós pos­ teriores a aquel en que él sea endosatario, o endosar el título sin testar dichos endosos. C a p ít u l o IV De los títulos al portador Art. 55. — Son títulos al portador los que no se expidan a favor de persona determinada, aunque no contengan la cláusula al portador. La simple exhibición del título legitimará al portador, y su transmisión se producirá por la simple tradición. ; : Art. 56. — Los títulos al portador que contengan la obligación de pagar dinero sólo podrán expedirse en los casos establecidos por la ley expresamente. Art. 57. — Los títulos creados en contravención a lo dispuesto en el artículo anterior, no producirán efectos como títulos-valores. TÍTULO SEGUNDO De las distintas especies de títulos-valores C a p ítu lo I De la letra de cambio Sección Primera De la creación y de la forma de la letra de cambio Art. 58. — Además de lo dispuesto por el Art. 3^, la letra de cambio deberá contener: I — la orden incondicional de pagar una suma determinada de dinero; II — el nombre del girado; III — la forma de vencimiento. Art. 59. — En la letra de cambio no se contendrán cláusulas penales o relativas a intereses. Si se insertaren, se tendrán por no puestas. Art. 60. — La letra de cambio puede ser girada: I — a la vista; II — a cierto tiempo vista; III — a cierto tiempo fecha: o IV — a día fijo. La letra de cambio con otras formas de vencimiento se considerará pagadera a la vista. mes en que deba efectuarse el pago. Sieste mes no tuvieredía corresArt. 61. — Si una letra se gira a uno o variosmesesfecha o vista, vencerá el día correspondiente al de su otorgamiento o presentación, del pendiente al de la fecha o al de la presentación, la letra vencerá el día último del mes. Art. 62. — Si se señalare el vencimiento para principios, mediados o fines de mes, se entenderá por estos términos los días primero, quince y último del mes correspondiente. Art. 63. — Las expresiones de ocho días o una semana, quince días, dos semanas, una quincena o medio mes, se entenderán, no como una o dos semanas enteras, sino como plazos de ocho o de quince días efectivos, respectivamente. Art. 64. — La letra de cambio puede girarse a la orden o a cargo del mismo girador. En este último caso, el girador quedará obligado como aceptante, y si la letra fuere girada a cierto tiempo vista, su presentación sólo tendrá el efecto de fijar la fecha de su vencimiento. Respecto de la fecha de presentación, se observará, en su caso, lo dispuesto por el Art. 68. Art. 65. — El girador puede señalar como lugar para el pago de la letra cualquier domicilio determinado. El domiciliatario que pague, se entenderá que lo hace por cuenta del principal obligado. Art. 66. — El girador será responsable de la aceptación y del pago de la letra. Toda cláusula que lo exima de esta responsabilidad, se tendrá por no escrita. Art. 67. — La inserción de las cláusulas documentos contra acepta­ ción o documentos contra pago, o de las indicaciones D /a o D /p en el texto de una letra de cambio a la que se acompañen documentos, obli­ gará al tenedor de la letra a no entregar los documentos sino mediante la aceptación o el pago de la letra. S e c c ió n S e g u n d a De la aceptación Art. 68. — Las letras pagaderas a cierto tiempo vista deberán pre­ sentarse para su aceptación dentro del año que siga a su fecha. Cual­ quiera de los obligados podrá reducir ese plazo si lo consigna así en la letra. En la misma forma, el girador podrá, además, ampliar el plazo y aun prohibir la presentación de la letra antes de determinada época. Art. 69. — La presentación para aceptación de las letras giradas a día fijo o a cierto plazo de su fecha será potestativa; pero el girador, si así lo indica el documento, puede convertirla en obligatoria y señalar un plazo para que se realice. El girador puede, asimismo, prohibir k presentación antes de una época determinada, si lo consigna así en ia letra. Cuando sea potestativa la presentación de la letra, el tenedor podrá hacerla a más tardar el último día hábil anterior al del vencimiento. Art. li), — La letra debe ser presentada para su aceptación en el lugar y dirección designados en ella. A falta de indicación de lugar, la presen­ tación se hará en el establecimiento o en la residencia del girado. Si se señalaren varios lugares, el tenedor podrá escoger cualquiera de ellos. Art. 71. — Si el girador indica un lugar de pago distinto al domicilio del girado, al aceptar éste deberá indicar el nombre de la persona que habrá de realizar el pago. Si no la indicare, se entenderá que el acep­ tante mismo quedará obligado a realizar el pago en el lugar designado. Art. 72. — Si la letra es pagadera en el domicilio del girado, podrá éste al aceptarla, indicar una dirección dentro de la misma plaza para que ahí se le presente la letra para su pago, a menos que el girador haya señalado expresamente dirección distinta. , Art. 73. — La aceptación se hará constar en la letra misma, por medio de la palabra acepto u otra equivalente, y la firma del girado. La sola firma será bastante para que la letra se tenga por aceptada. Art. 74. — Si la letra es pagadera a cierto plazo vista o cuando deba ser presentada, en virtud de indicación especial, dentro de un plazo deter­ minado, el aceptante deberá indicar la fecha en que aceptó, y si la omi­ tiere, podrá consignarla al tenedor. Art. 75. — La aceptación deberá ser incondicional; pero podrá limi­ tarse a cantidad menor de la expresada en la letra. Cualquiera otra modalidad introducida por el aceptante, equivaldrá a una negativa de aceptación; pero el girado quedará obligado en los tér­ minos de la declaración que haya suscripto. • Art. 7 6 .— ^Se considera rehusada la aceptación que el girado tache antes de devolver la letra al tenedor. Art. 7 7 .— La aceptación convierte al aceptante en principal obligado. El aceptante quedará obligado cambiariamente aun con el girador; y carecerá de acción cambiaria contra éste y contra los demás signatarios de la letra. Art. 78. — La obligación del aceptante no se alterará por quiebra,^ J-J C l J1 \ J Í3V/ interdicción o muerte del girador, aun en el caso de que haya acontecido antes de la aceptación. S e c c ió n T ercera Del pago Art. 79. — La letra de cambio deberá presentarse para su pago el día de su vencimiento o dentro de los dos días hábiles siguientes. Art. 80. — La presentación para el pago de la letra a la vista, deberá hacerse dentro del año que siga a la fecha de la letra. Cualquiera de los obligados podrá reducir ese plazo, si lo consigna así en la letra. El girador podrá, en la misma forma, ampliarlo y prohibir la presen­ tación antes de determinada época. Art. 81. — El tenedorno puede rechazar un pago parcial. Art. 8 2 .— El tenedorno puede ser obligado a recibir el pago del vencimiento de la letra. antes Art. 83. — El girado que paga antes del vencimiento, será respon­ sable de la validez del pago. Art. 84. — Si vencida la letra ésta no es presentada para su cobro, después de tres días del vencimiento, cualquier obligado podrá depositar en un banco el importe de la misma, a expensas y riesgo del tenedor y sin obligación de dar aviso aéste. Este depósito producirá efectos de pago. S e c c ió n C uarta Del protesto Art. 85. — La presentación en tiempo de una letra y la negativa de su aceptación o de su pago, se harán constar por medio del protesto, el que se practicará con intervención de fedatario público. Art. 86. — Salvo disposición legal expresa, ningún otro acto podrá suplir al protesto. Art. 87. — El girador podrá dispensar al tenedor de protestar la letra, si inscribe en ella la cláusula sin protesto, sin gastos u otra equi­ valente. Esta cláusula no dispensará al tenedor de la obligación de pre­ sentar la letra, ni, en su caso, de dar aviso de la falta de aceptación o de pago a los obligados en vía de regreso; pero la prueba de la falta de presentación oportuna estará a cargo de quien la invoque en contra del tenedor. Si a pesar de la cláusula el tenedor levanta el protesto, los gastos serán por su cuenta. Art. 88. — La cláusula de dispensa del protesto inscrita por persona distinta del girador, se tendrá por no puesta. Art. 89. — El protesto deberá levantarse en los lugares señalados para el cumplimiento de las obligaciones o del ejercicio de los derechos consignados en el título. Art. 90. — Si la persona contra quien haya de levantarse el protesto no se encuentra presente, así lo asentará el fedatario que lo practique y la diligencia no será suspendida. Art. 91. — Si se desconoce el domicilio de lapersona contra la cual deba levantarse el protesto, éste se practicará en el lugar que elija el fedatario que lo autorice. Art. 92. — El protesto por falta de aceptación deberá levantarse den­ tro de los dos días hábiles que sigan al de la presentación, pero siempre antes de la fecha del vencimiento. Art. 93. — El protesto por falta de pago se levantará dentro de los dos días hábiles siguientes al del vencimiento. Art. 94. — Si la letra fue protestada por falta de aceptación, no será necesario protestarla por falta de pago. Art. 95. — Las letras a la vista sólo se protestarán por falta de pago. Lo mismo se observará respecto de las letras cuya presentación para la aceptación fuese potestativa. Art. 96. — El protesto se hará constar en el cuerpo de la letra o en hoja adherida a ella. Además, el funcionario que lo practique levantará acta en la que se asiente: I — la reproducción literal de todo cuanto conste en la letra; II — el requerimiento al girado o aceptante para aceptar o pagar la letra, con la indicación de si esa persona estuvo o no presente; III — los motivos de la negativa para la aceptación o el pago; IV — la firma de la persona con quien se entienda la diligencia, o la indicación de la imposibilidad para firmar o de su ne­ gativa; V — la expresión del lugar, fecha y hora en que se practique el protesto, y la firma del funcionario autorizante. Art. 97. — El funcionario que haya levantado el protesto retendrá la letra en su poder el día de la diligencia y el siguiente. Durante ese lapso, el girado tendrá derecho a pagar el importe de la letra más los accesorios, incluyendo los gastos del protesto. Art. 98. — El funcionario que haya levantado el protesto, o el tenedor del título con cláusula sin protesto, cuya aceptación o pago se hubieren rehusado, deberá dar aviso de tal circunstancia a todos los signatarios del título cuya dirección conste en el mismo, dentro de los dos días hábiles siguientes a la fecha del protesto o a la presentación para la aceptación o el pago. La persona que omita el aviso será responsable, hasta una suma igual al importe de la letra, de los daños y perjuicios que se causen por su negligencia. II C a p ít u l o D el p a ga ré Art. 99. — El pagaré debe contener, además de los requisitos que establece el Art. 3^, los siguientes: I — la promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero; II — el nombre de la persona a quien deba hacerse el pago. Art. 100. — En el pagaré podrán establecerse intereses convencio­ nales. Art. 101. — El suscriptor del pagaré se considerará como aceptante de una letra de cambio, salvo para lo relativo a las acciones causales y de enriquecimiento, en cuyos casos se equipara el girador. Art. 102. — Serán aplicables al pagaré, en lo conducente, las dispo­ siciones relativas a la letra de cambio. Ca p ít u l o III D el chequ e S e c c ió n P r im e r a De la creación y de la forma del cheque Art. 103. — El cheque sólo puede ser expedido en formularios impre­ sos y a cargo de un banco autorizado para operar en cuentas de cheques. El título que en forma de cheque se expida en contravención a este artículo, no producirá efectos de título-valor. Art. 104. — El cheque deberá contener, además de lo dispuesto por el Art. 3^: I — la orden incondicional de pagar una determinada suma de dinero; II — El nombre del banco librado. Art. 105. — El librador debe tener fondos disponibles en el banco librado y haber recibido de éste autorización para librar cheques a su cargo. La autorización se entenderá concedida por el hecho de que el banco entregue los formularios al librador. El cheque expedido en contra­ vención a lo dispuesto en este artículo será irregular; pero producirá todos sus efectos contra los obligados en él. Art. 106. — El cheque puede ser a la orden o al portador. Si no se expresa el nombre del beneficiario, se reputará al portador. Art. 107. — En los cheques cualquier tenedor podrá limitar su nego­ ciabilidad, estampando en el documento la cláusula no negociable. Art. 108. — Los cheques no negociables, por la cláusula correspon­ diente o por disposición de la ley, sólo podrán ser endosados, para su cobro, a un banco. Art. 109. — El cheque expedido o endosado a favor del banco librado no será negociable. Sección Segunda De la presentación y del pago Art. 110. — El cheque será siempre pagadero a la vista. Cualquier anotación en contrario se tendrá por no puesta. Art. 111. — Los cheques deberán presentarse para su pago: I — dentro de los quince días naturales a partir de su fecha, si fueren pagaderos en el mismo lugar de su expedición; II — dentro de un mes, si fueren pagaderos en* el mismo país de su expedición, pero en lugar distinto al de ésta; III — dentro de tres meses, si fueren expedidos en un país latino­ americano y pagaderos en algún otro país; IV — dentro de cuatro meses, si fueren expedidos en algún país latinoamericano para ser pagados fuera de América Latina. Art. 1 1 2 .— ^La presentación de un cheque en cámara de compensa­ ción surtirá los mismos efectos que la hecha directamente al librado. Art. 113. — El banco que autorice a alguien a librar cheques a su cargo estará obligado con el librador a cubrirlos hasta el importe del saldo disponible, salvo disposición legal que lo libere de tal obligación. Si los fondos disponibles no fueren suficientes para cubrir el importe total del cheque, el librado deberá ofrecer al tenedor el pago parcial, hasta el saldo disponible. Art. 114. — Cuando sin causa justa se niegue el librado a pagar un cheque, o no haga el ofrecimiento de pago parcial prevenido en el artículo anterior, resarcirá al librador los daños y perjuicios que se le ocasionen. La indemnización no será menor del 20 % del importe del cheque, o del saldo disponible. Art. 115. — Si el tenedor acepta el pago parcial, el librado le entre­ gará una constancia en la que figuren los elementos fundamentales del cheque y el monto del pago efectuado. Esta constancia sustituirá al título para los efectos del ejercicio de las acciones correspondientes contra los obligados. Art. 116. — Mientras no haya transcurrido el plazo legal para la presentación del cheque, el librador no podrá revocarlos ni oponerse a su pago, salvo lo dispuesto sobre cancelación y reposición de títulosvalores. La oposición o revocación que hiciere en contra de lo dispuesto en este artículo no obligará al librado, sino después de que transcurra el plazo de presentación. Art. 117. — Aun cuando el cheque no hubiere sido presentado en tiempo, el librado deberá pagarlo si tiene fondos suficientes del librador, el cheque no ha sido revocado y se presente dentro de los seis meses que sigan a su fecha. Art. 118. — La muerte o incapacidad supervinientes del librador no autoriza al librado para no pagar el cheque. Art. 119. — La quiebra, liquidación judicial, suspensión de pagos o concurso del librador, obligarán al librado a rehusar el pago desde que tenga noticias de ellos. Art. 121. — El cheque presentado en tiempo y no pagado debe protestarse dentro de los dos días hábiles que sigan a la presentación. La anotación que el librado o la cámara de compensación pongan en el cheque, de haber sido presentado en tiempo y no pagado total o parcialmente, surtirá los efectos del protesto. Art. 122. — La acción cambiaria contra el librador y sus avalistas caduca por no haber sido presentado y protestado el cheque en tiempo, si durante el plazo de presentación el librador tuvo fondos suficientes en poder del librado, y por causa no imputable al librador, el cheque dejó de pagarse. La acción cambiaria contra los demás signatarios, caduca por la simple falta de presentación o protesto. Art. 123. — Las acciones cambiarias derivadas del cheque prescriben en seis meses, contados desde la presentación, las del último tenedor, y desde el día siguiente a aquel en que paguen el cheque, las de los endo­ santes y las de los avalistas. Art. 124. — El librador de un cheque presentado en tiempo y no pagado resarcirá al tenedor de los daños y perjuicios que con ello le ocasione. La indemnización en ningún caso será inferior al 20 % del importe del cheque. Art. 125. — La alteración de la cantidad por la que el cheque fue expedido, o la falsificación de la firma del librador, no pueden ser invocadas por éste para objetar el pago hecho por el librado, si el librador dio lugar a ellas por su culpa, o por la de sus factores, representantes o dependientes. Art. 126. — El librador que habiendo perdido el formulario o los formularios proporcionados por el librado no hubiere dado aviso a éste oportunamente, sólo podrá objetar el pago si la alteración o la falsifi­ cación fueren notorias. S e c c ió n T ercera De los cheques especiales SuBSECCióN P r i m e r a Del cheque cruzado Art. 127. — El cheque que el librador o el tenedor crucen con dos líneas paralelas trazadas en el anverso, sólo podrá ser cobrado por un banco. Art. 128. — Si entre las líneas del cruzamiento aparece el nombre del banco que debe cobrarlo, el cruzamiento será especial; y será general, si entre las líneas no aparece el nombre de un banco. En el último supuesto, el cheque podrá ser cobrado por cualquier banco, y en el primero, sólo por aquel cuyo nombre aparezca entre las líneas, o por el banco a quien lo endosare para su cobro. Art. 129. — No se podrá borrar el cruzamiento ni el nombre de la institución, si aquel fuere especial. Los cambios o supresiones que se hicieren contra lo dispuesto en este artículo, se tendrán por no puestos. Art. 130. — El librado que pague un cheque en términos distintos a los indicados en los artículos anteriores, será responsable del pago irregular. S u b s e c c ió n S e g u n d a Del cheque para abono en cuenta Art. 131. — El librador o el tenedor pueden prohibir que el cheque sea pagado en efectivo, mediante la inserción de la expresión para abono en cuenta. En este caso, el librado sólo podrá abonar el importe del cheque en la cuenta que lleva o abra el tenedor. Art. 132. — Si el tenedor no tuviere cuenta y el librado rehusare abrírsela, negará el pago del cheque. Art. 133. — El librado que pague en forma diversa a la prescrita en los artículos anteriores responderá por el pago irregular. S u b s e c c ió n T e r c e r a Del cheque certificado Art. 134. — El librador puede exigir, antes de la emisión de un cheque, que el librado certifique que existen fondos disponibles para que el cheque sea pagado. Art. 135. — La certificación no puede ser parcial ni extenderse en cheques al portador. Art. 136. — El cheque certificado no es negociable. tenedor de que, durante el período de presentación, tendrá fondos sufi­ cientes para pagar el cheque. Art. 138. — Las palabras visto, bueno, u otras equivalentes, suscritas por el librado, o la sola firma de éste, equivaldrán a certificación. Art. 139. — El librador no podrá revocar el cheque certificado antes de que transcurra el plazo de presentación. SUBSECCIÓN C u a r t a Del cheque con provisión garantizada Art. 140. — Los bancos podrán entregar a sus cuenta-habientes es­ queletos de cheques con provisión garantizada, en los cuales conste la fecha de la entrega y con caracteres impresos la cuantía máxima por la cual cada cheque pueda ser librado. Art. 141. — La entrega de los formularios relativos producirá efectos de certificación. Art. 142. — La garantía de la provisión se extinguirá si el cheque no es presentado dentro del año siguiente a la fecha de entrega de los formularios. S u B S E c c ió N Q u in t a De los cheques de caja Art. 143. — Los bancos podrán expedir cheques de caja a cargo de sus propias dependencias. Art. 144. — Los cheques de caja no serán negociables. SUBSECCIÓN S e x t a De los cheques de viajero Art. 1 4 5 .— Los cheques de viajero serán expedidos por el librador a su propio cargo, y serán pagaderos por su establecimiento principal o por las sucursales o los corresponsales que tenga en el país del librador o en el extranjero. por el librador-librado, o por sus sucursales o corresponsales que él autorice. Art. 147. — Para fines de identificación, al entregar el cheque de viajero el librador al beneficiario, éste estampará su firma en lugar adecuado del título. El que pague o reciba el cheque deberá verificar la autenticidad de la firma del tenedor, cotejándola con la firma puesta ante el librador. Art. 148. — El librador entregará al beneficiario una lista de las sucursales o corresponsalías donde el cheque pueda ser cobrado. Art. 149. — La falta de pago del cheque de viajero dará acción al tenedor para exigir, además de la devolución de su importe, el pago de daños y perjuicios, que nunca serán inferiores al 25 % del importe del cheque. Art. 150. — El corresponsal que ponga en circulación los cheques de viajero se obligará como avalista del librador. Art. 1 5 1 .— Las acciones cambiarias contra el que expida o ponga en circulación cheques de viajero, prescribirán en dos años a partir de la fecha en que los cheques se hayan expedido. SUBSECCIÓN SÉPTIM A De los cheques con talón para recibo Art. 152. — Los cheques con talón para recibo llevarán adherido un talón, que deberá ser firmado por el tenedor al cobrar el título. Art. 153. — Los cheques con talón para recibo no serán negociables. C a p ítu lo IV De los debentures S e c c ió n P r im e r a De los debentures en general Art. 154. — Los debentures son títulos-valores que incorporan una parte alícuota de un crédito colectivo constituido a cargo de una sociedad anónima. Serán considerados bienes muebles, aun cuando estén garan­ tizados con derechos reales sobre inmuebles. Art. 155. — Los debentures podrán ser nominativos, a la orden o al portador, y tendrán igual valor nominal, que será de cien veces, o múlti­ plos de cien de la unidad monetaria en que se creen. Art. 156. — Los debentures dentro de cada serie, conferirán de creación que contraríe este podrá demandar su declaración podrán crearse en series diferentes; pero, a sus tenedores iguales derechos. El acto precepto será nulo; y cualquier tenedor de nulidad. Art. 157. — Los debentures se emitirán por orden de serie. No podrán emitirse nuevas series, mientras la anterior no esté totalmente colocada. Art. 158. — Además de lo dispuesto en el Art. 3^, los títulos deberán contener: I — el nombre, el objeto y el domicilio de la sociedad creadora; II — el monto del capital social y la parte pascada del mismo, así como el de su activo y pasivo, según el resultado de la auditoría que deberá practicarse precisamente para proceder a la creación de los debentures; III — el importe de la emisión, con expresión del número y del valor nominal de los debentures; IV — la indicación de la cantidad efectivamente recibida por la sociedad creadora, en los casos en que la emisión se coloque baio la par o mediante el pago de comisiones; V — el tipo de interés; VI — la forma de amortización de los títulos; VII — la especificación de las garantías especiales que se constitu­ yan; así como los datos de su inscripción en el registro correspondiente; VIII — el lugar, la fecha y el número del acta de creación; así como el nombre del notario autorizante y el número y fecha de la inscripción del acta en el registro; IX — la firma de la persona designada como representante común de los debenturistas. Art. 159. — No podrá establecerse que los títulos sean amortizados mediante sorteos por una suma superior a su valor nominal, o por primas o premios, sino cuando el interés que produzcan sea superior al seis por ciento anual. La creación de los títulos en contravención a este precepto será nula, y cualquier tenedor podrá exigir su nulidad. Art. 160. — El valor total de la emisión o emisiones, no excederá del monto del capital contable de la sociedad creadora, con deducción de las utilidades repartibles que aparezcan en el balance que se haya practicado previamente al acto de creación; a menos de que los debentures se hayan creado para destinar su importe a la adquisición de bienes por la sociedad. En este caso, la suma excedente del capital social podrá ser hasta las tres cuartas partes del valor de los bienes. Art. 1 6 1 .— La sociedad creadora no podrá reducir su capital sino en proporción al reembolso que haga de los títulos en circulación; ni podrá cambiar su finalidad, su domicilio, su denominación o su nacio­ nalidad, sin el consentimiento de la asamblea general de tenedores de debentures. Art. 162. — La sociedad creadora deberá publicar anualmente su balance, revisado por contador público, dentro de los tres meses que sigan al cierre del ejercicio social correspondiente. La publicación se hará en un diario de circulación general en la República donde la sociedad tenga su domicilio. Si la publicación se omitiere, cualquier tenedor podrá exigir que se haga, y si no se hiciere dentro del mes que siga al requerimiento, podrá dar por vencidos los títulos que le correspondan. Art. 163. — La creación de los títulos se hará por declaración unila­ teral de voluntad de la sociedad creadora, que hará constar en escritura pública, la que se inscribirá en el registro público de comercio y en los registros correspondientes a las garantías específicas que se constituyan. Art. 1 6 4 .— ^El acta de creación deberá contener: I — los datos a que se refieren las fracciones I a VII y IX , del Art. 168; II — la inserción de los siguientes documentos: a) acta de la asamblea general de accionistas que haya autori­ zado la creación de los títulos; b) balance general que se haya practicado previamente a la creación de los debentures; c) acta que acredite la personalidad de quienes deben suscribir los títulos a nombre de la sociedad creadora. III — la especificación, en su caso, de las garantías especiales que se constituyan; IV — en su caso, la indicación pormenorizada de los bienes que hayan de adquirirse con el importe de la colocación de los títulos; V — la designación del representante común de los tenedores de los títulos, el monto de su retribución, la constancia de la aceptación de su cargo y su declaración: a) de que se ha cerciorado, en su caso, de la existencia y valor de los bienes que constituyan las garantías especiales; b) de haber comprobado los datos contables manifestados por la sociedad; c) de constituirse como depositario de los fondos que produzca la colocación de los títulos, si dichos fondos se dedicaren a la construcción o adquisición de bienes y hasta el mo­ mento en que dicha construcción o adquisición se realice. El representante común realizará los pagos necesarios para el proceso de construcción o adquisición de las obras. Art. 165. — Si los títulos se ofrecen en venta al público, los anuncios o la propaganda correspondiente contendrán los datos a que se refiere el artículo anterior. Art. 166. — Los bienes que constituyan la garantía específica, deberán asegurarse contra incendio y otros riesgos usuales, por una suma que no sea inferior a su valor destructible. Art. 167. — El representante común actuará como mandatario del conjunto de debenturistas, y representará a éstos frente a la sociedad creadora, y en su caso, frente a terceros. Art. 168. — Cada tenedor podrá ejercitar individualmente las acciones que le correspondan; pero el juicio colectivo que el representante común inicie, será atractivo de todos los juicios individuales. Art. 169. — Los debenturistas podrán reunirse en asamblea general, cuando sean convocados por la sociedad deudora, por el representante común o por un grupo no menor del 25 % del conjunto de debenturistas, computado por capitales. Art. 170. — La asamblea podrá remover libremente el representante común. Art. 171. — El representante común tendrá el derecho de asistir, con voz, a las asambleas de la sociedad deudora, y deberá ser convocado a ellas. Art. 172. — Si la asamblea adopta, por mayoría, acuerdos que que­ branten los derechos individuales de los debenturistas, la minoría disidente podrá dar por vencidos sus títulos. Art. 173. — Los administradores de la sociedad deudora tendrán la obligación de asistir e informar, si fueren requeridos para ello, a la asam­ blea de debenturistas. Art. 174. — Si los títulos fueren redimibles por sorteo, éste se cele­ brará ante notario público, con asistencia de los administradores de la sociedad deudora y del representante común. Art. 175. — Los resultados del sorteo deberán publicarse en un diario de circulación general en la República donde tenga su domicilio la socie­ dad deudora. Art. 176. — En la publicación se indicará la fecha señalada para el pago, que será después de los quince días siguientes a la publicación. Art. 177. — La sociedad deudora deberá depositar en un banco el importe de los títulos sorteados, a más tardar un día antes del señalado para el pago. Art. 178. — Si se hubiere hecho el depósito, los títulos sorteados de­ jarán de causar intereses desde la fecha señalada para su cobro. Art. 179. — Si los tenedores no se hubieren presentado a cobrar el importe de los títulos, la sociedad deudora podrá retirar sus depósitos después de noventa días del señalado para el pago. Art. 180. — La retribución del representante común será a cargo de la sociedad deudora. Art. 181. — Para incorporar el derecho al cobro de los intereses se podrán anexar cupones, los que podrán ser al portador, aun en el caso de que los debentures tengan otra forma de circulación. Art. 182. — Las acciones para el cobro de en cinco años; y para el cobro delprincipal, en los intereses prescribirán diez. Art. 183. — Transcurridos los plazos de la prescripción, la sociedad deudora pondrá el importe de los debentures prescritos a disposición de la Asistencia Pública, la que tendrá acción ejecutiva para exigir dicho importe. S e c c ió n Segunda De las obligaciones convertibles en acciones Art. 184. — Podrán crearse debentures que confieran a sus tenedores el derecho de convertirlos en acciones de la sociedad. Art. 185. — Los títulos de los debentures convertibles, además de los requisitos generales que deberán contener, indicarán el plazo dentro del cual sus titulares puedan ejercitar el derecho de conversión, y las bases para la misma. Art. 186. — Durante el plazo en que pueda ejercitarse el derecho de conversión, la sociedad creadora no podrá modificar las condiciones o bases para que dicha conversión se realice. Art. 187. — Los debentures convertibles no podrán colocarse bajo la par. Art. 188. — El capital social se aumentará, en la medida en que los debentures sean convertidos en acciones. Así deberá prevenirse en la escritura social correspondiente. Art. 189. — Los accionistas tendrán preferencia para suscribir los debentures convertibles. La sociedad creadora publicará en un diario de amplia circulación en su domicilio, un aviso participando a los accionistas la creación de los debentures. Durante treinta días a partir de la fecha del aviso, los accionistas podrán ejercitar su preferencia para la suscripción. S e c c ió n T ercera De los debentures o bonos bancarios Art. 190. — Para el acta de creación de valores bancarios bastará con el acuerdo del consejo de administración respectivo, aprobado por la autoridad administrativa. Art. 191. — Si se constituyeren garantías específicas, los bienes que constituyan la cobertura serán cuidadosamente determinados, y podrán permanecer en poder del banco deudor, quien tendrá, respecto de ellos, el carácter de depositario. Art. 192. — Si vencieren los títulos-valores que constituyan la cober­ tura de valores bancarios, el banco deudor los hará efectivos y los susti­ tuirá por otros equivalentes. Art. 193. — Tratándose de valores bancarios, no será necesaria la de­ signación de representante común de los tenedores; pero éstos podrán designarlo en cualquier tiempo. Art. 194. — Quienes tengan poder de disposición sobre un inmueble o sobre un buque, podrán, por declaración unilateral de voluntad, y con la intervención de un banco especialmente autorizado, constituir créditos hipotecarios sobre dichos bienes, con creación de cédulas hipotecarias que incorporen una parte alícuota del crédito correspondiente. Art. 195. — El banco hipotecario interventor tendrá el carácter de avalista de las cédulas. Art. 196. — El banco actuará como representante común de los tene­ dores de cédulas. Art. 197. — El tenedor de la cédula tendrá acción hipotecaria contra el deudor principal, y cambiaria contra el mismo deudor y contra el banco. Art. 198. — El banco se considerará depositario de las cantidades que los deudores entreguen para el pago de las cédulas. Transcurrido el plazo de la prescripción, el banco entregará las cantidades no cobradas, a la Asistencia Pública. C a p ít u l o V D el c e r t ific a d o d e d e p ó s ito y d e l b o n o d e p ren d a Art. 199. — Como consecuencia de depósitos de mercancías, los alma­ cenes generales de depósito debidamente autorizados podrán expedir cer­ tificados de depósito y esqueletos de bonos de prenda. Art. 200. — El certificado de depósito tendrá la calidad de título re­ presentativo de las mercancías por él amparadas. Art. 201. — El bono de prenda incorporará un crédito prendario sobre las mercancías amparadas por el certificado de depósito. Art. 202. — Además de los requisitos generales, el certificado de depó­ sito y el bono de prenda deberán contener: í — descripción pormenorizada de las mercancías depositadas, con todos los datos necesarios para su identificación, o la indica­ ción, en su caso, de que se trata de mercancías genéricamente designadas; II — la constancia de haberse constituido el depósito; III — el plazo del depósito; IV — el monto de las prestaciones a favor del fisco o del almacén, a cuyo pago esté supeditada la entrega de las mercancías, o las bases o tarifas para calcular el monto de dichas prestaciones; V — el importe del seguro, y el nombre de la aseguradora; VI — el importe, tipo de interés y fecha de vencimiento del crédito que en el bono de prenda se incorpore. Este dato se anotará en el certificado al ser negociado el bono por primera vez. Art. 203. — El vencimiento del crédito prendario no podrá exceder al plazo del depósito. Art. 204. — El bono de prenda contendrá, además: I — la indicación de haberse hecho en el certificado la anotación de la primera negociación del bono, y II — las firmas del tenedor del certificado que negocie el bono por primera vez, y de la institución que haya intervenido en la nego­ ciación. Art. 205. — El certificado y, en su caso, el esqueleto de bono, se entre­ garán por el almacén a requerimiento y costo del depositante. Art. 206. — El certificado y el bono se desprenderán de libros talo­ narios. Art. 207. — Si no se hiciere constar en el bono el interés pactado, se entenderá que su importe se ha descontado. Art. 208. — Los almacenes generales podrán expedir certificados de depósito de mercancías en tránsito, siempre que ellos mismos tengan el carácter de cargadores y destinatarios. En este caso, se anotarán en los títulos fletante y los lugares de carga y descarga. el nombre del portador o Art. 209. — El almacén deberá contratar seguro contra riesgos de transporte. Art. 210. — El almacén no responderá por las mermas ocasionadas por el transporte. Art. 211. — El bono de prenda sólo podrá ser negociado por primera vez con la intervención de un almacén general de depósito o de un banco. bono los datos relativos al crédito, y se anotará en el certificado la cons­ tancia de la negociación del bono. Art, 213. — La institución que intervenga en la negociación avisará, bajo su responsabilidad, al almacén creador del certificado, para que éste anote los datos relativos al bono de prenda en los talonarios correspon­ dientes. Art. 214. — Para disponer de las mercancías el tenedor del certifi­ cado deberá exhibir, juntos, dicho título y el bono de prenda. Si éste se hubiese negociado y circulase separadamente, el tenedor del certificado sólo podrá recoger las mercancías si entrega al almacén el importe del crédito prendario, para que el almacén lo mantenga a disposición del te­ nedor del bono. Art. 215. — Tanto el certificado como el bono podrán ser nominati­ vos, a la orden o al portador. Art. 216. — El tenedor del certificado que haya constituido el cré­ dito prendario al negociar el bono por primera vez, tendrá la misma con­ sideración que el aceptante de una letra de cambio. Art. 217. — Se aplicarán al bono de prenda, en lo conducente, las disposiciones relativas a la letra de cambio. C a p ítu lo VI De la carta de porte o conocimiento de embarque Art. 218. — Los portadores o fletantes que exploten rutas de trans­ porte permanentes, bajo concesión, autorización o permiso estatal, podrán expedir a los cargadores cartas de porte o conocimientos de embarque, que tendrán el carácter de títulos representativos de las mercancías objeto del transporte. Art. 219. — La carta de porte o conocimiento de embarque deberá contener, además de los requisitos establecidos en el Art. 3^, lo siguiente: I— II III — el nombre y el — domicilio elnombre del transportador; y eldomicilio del cargador ; el nombre y el domicilio de la persona a cuya orden se expi­ de, o la indicación de ser el título al portador; IV — el número de orden que corresponda al título ; V — la descripción pormenorizada de las mercancías que habrán de transportarse; VI — la indicación de los fletes y demás gastos del transporte, de las tarifas aplicables, y la de haber sido pagados los fletes VII o ser éstos por cobrar; — la mención de los lugares de salida y de destino; VIII — la indicación del medio de transporte; IX — si el transporte fuera por vehículo determinado, los datos ne­ cesarios para su identificación; X — las bases para determinar el monto de las responsabilidades del transportador, en casos de pérdidas o averías. Art. 220. — Si mediare un lapso entre el recibo de las mercancías y su embarque, el título deberá contener, además: I — la mención de ser ‘‘recibido para embarque” ; II — la indicación del lugar donde habrán de guardarse las mer­ cancías mientras el embarque se realiza; III — el plazo fijado para el embarque. C a p ítu lo VII D e la f a c t u r a c a m b ia r la Art. 221. — Factura cambiaría es un título-valor que en la compra­ venta de mercaderías el vendedor podrá librar y entregar o remitir al comprador, para que éste devuelva, debidamente aceptado, el original de la factura o una copia de ella. No se podrá librar factura cambiaría a que se refiere este capítulo que no corresponda a una venta efectiva de mer­ caderías entregadas real o simbólicamente. Art. 222. — Una vez que la factura cambiaría fuese aceptada por el comprador, se considerará, frente a terceros de buena fe, que el contrato de compraventa ha sido debidamente ejecutado en la forma expuesta en la misma. Art. 223. — La factura cambiaría deberá contener, además de los re­ quisitos que establece el Art. 3^, los siguientes; I — el número de orden del título librado; II — el nombre y domicilio del comprador; III — la denominación y características principales de las mercaderías vendidas; IV — el precio unitario y el precio total de las mismas. La omisión de cualquiera de los requisitos expuestos en las fraccio­ nes I al IV, que anteceden, no afectará la validez del negocio jurídico que dio origen a la factura cambiaria, pero ésta perderá su calidad de título-valor. Art. 224. — Cuando el pago haya de hacerse en abonos, la factura deberá contener, en adición a los requisitos expuestos en el artículo an­ terior: I — el número de cuotas; II — las fechas de vencimiento de las mismas; III — la cantidad a pagar en cada una. Art. 225. — La no devolución de la factura cambiaria enun plazo de cinco días a partir de la fecha de su recibo, se entenderácomo falta de aceptación. Art. 226. — Se aplicarán a la factura cambiaria las normas relativas a la letra de cambio. TÍTULO TERCERO De los procedimientos C a p ítu lo I De la acción cambiaria Art. 227. — La acción cambiaria se ejercitará: I — en caso de falta de aceptación o de aceptación parcial; II — en caso de falta de pago o de pago parcial; y III — cuando el girado o el aceptante fueren constituidos en estado de quiebra, de liquidación judicial, de suspensión de pagos, de concurso, o en otra situación equivalente. Art. 228. — La acción cambiaria es directa cuando se deduce contra el principal obligado o sus avalistas, y de regreso cuando se ejercita con­ tra cualquier otro obligado. Art. 229. — Mediante la acción cambiaria, el último tenedor del título puede reclamar el pago: I — del importe del título, o en su caso, de la parte no aceptada o no pagada; II — de los intereses moratorios al tipo legal, desde el día de su vencimiento; III — de los gastos del protesto y de los demás gastos legítimos, inclu­ yendo los gastos del juicio; IV — del premio de cambio entre la plaza en que debería haberse pagado la letra y la plaza en que se le haga efectiva, más los gastos de situación. Si el título no estuviere vencido, de su importe se deducirá el des­ cuento, calculado al tipo de interés legal. Art. 230. — El obligado en vía de regreso que pague el título, podrá exigir, por medio de la acción cambiaria: I — el reembolso de lo que hubiere pagado,menos lascostas a que hubiere sido condenado; II — intereses moratorios al tipo legal sobre tal suma, desde la fecha de su pago; III — los gastos de cobranza y los demásgastoslegítimos, incluidas las costas judiciales; y IV — el premio del cambio entre la plaza de su domicilio y la del reembolso, más los gastos de situación. Art. 231. — Contra la acción cambiaria sólo podrán oponerse las siguientes excepciones y defensas: I — la incompetencia del juez; II — la de falta de personalidad del actor; III — las que se funden en el hecho de no haber sido el demandado quien suscribió el título; IV — el hecho de haber sido incapaz el demandado al suscribir el título; V — las de falta de representación o de poder bastante de quien haya suscrito el título a nombre del demandado; VI — las fundadas en la omisión de los requisitos que el título deba contener y que la ley no presume expresamente; VII — la alteración del texto del título, sin perjuicio de lo dispuesto respecto de los signatarios posteriores a la alteración; V I Í I — las relativas a la no negociabilidad del título; IX — las que se funden en la quita o pago parcial, siempre que consten en el título; X — las que se funden en la consignación del importe del título o en el depósito del mismo importe hecho en los términos de esta ley; XI — las que se funden en la cancelación judicial del título, o en la orden judicial de suspender su pago; XII — las de prescripción o caducidad, y las que se basen en la falta de los requisitos necesarios para el ejercicio de la acción; XIII — las personales que tenga el demandado contra el actor. Art. 232. — Cuando el demandado oponga la excepción de no ser suya la firma que se le atribuye, ni de persona que lo haya representado, aun aparentemente, si declara estos extremos, bajo protesta de decir ver­ dad, ante el juez, se levantará el embargo que se haya practicado. El actor podrá impedir que el embargo se levante, si da fianza sufi­ ciente, a juicio del juez, para responder de los daños y perjuicios que se ocasionen al demandado. Art. 233. — El tenedor del título puede ejercitar la acción cambiaria contra todos los obligados a la vez, o contra alguno o algunos de ellos, sin perder en este caso la acción contra los otros y sin obligación de seguir el orden que las firmas guarden en el título. El mismo derecho tendrá todo obligado que haya pagado el título, en contra de los signa­ tarios anteriores. Art. 234. — El último tenedor del título debidamente protestado, así como el obligado en vía de regreso que lo haya pagado, pueden cobrar lo que en virtud del título les deban los demás signatarios; I — cargándoles y pidiéndoles que les abonen en cuenta el importe del título, más los accesorios legales. II — girando a su cargo a la vista, en favor de sí mismo o de un tercero, por el valor del título, más los accesorios legales. En ambos casos, el aviso o letra de cambio correspondientes deberán ir acompañadas del título original, con la anotación de recibo respectiva, del testimonio o copia autorizada del acta de protesto y de la cuenta de los accesorios legales. Art. 235. — La acción cambiaria del último tenedor del título caduca: I — por no haberse levantado el protesto en los términos de esta ley; II — por no haber sido presentado el título en tiempo para su acep­ tación o para su pago, si fuere sin protestó. Art. 236. — Si el tenedor debe realizar obligatoriamente algún acto en relación con el título, y el último día del plazo respectivo fuere inhábil. el plazo se considerará prorrogado hasta el día siguiente hábil. Los días inhábiles intermedios se contarán dentro del plazo. En ningún término se contará el día que le sirva como punto de partida. Art. 237. — Los términos de que depende la caducidad de ia acción cambiaria no se suspenden sino en los casos de fuerza mayor, y nunca se interrumpen. Art. 238. — La acción cambiaria directa prescribe en tres años a par­ tir del día del vencimiento. Art. 239. — La acción cambiaria de regreso del último tenedor pres­ cribirá en un año, contado desde la fecha del protesto o, si el título fuere sin protesto, desde la fecha del vencimiento; y en su caso, desde que concluyan los plazos de presentación. Art. 240. — La acción del obligado de regreso contra los demás obli­ gados anteriores, prescribe en seis meses, contados a partir de la fecha del pago voluntario o de la fecha de notificación de la demanda. Art. 241. — Las causas que interrumpen la prescripción respecto de uno de los deudores cambiarios no la interrumpen respecto de los otros, salvo el caso de los signatarios de un mismo acto. C a p ít u l o S e c c ió n II P r im e r a Del procedimiento de cobro en general Art. 242. — El cobro de un título-valor dará lugar al procedimiento ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento de firma. Art. 243. — Si en la legislación procesal correspondiente no estuviere regulado el juicio ejecutivo, el procedimiento se sujetará a lo que en este capítulo se previene. Art. 244. — Presentada la demanda acompañada del título-valor co­ rrespondiente, el juez dictará auto con efecto de mandamiento en forma, para que el deudor sea requerido de pago, y de no hacerlo, se le embar­ guen bienes suficientes para cubrir la deuda y las costas. Art. 245. — Si no se encontrare el deudor en la primera búsqueda, se le dejará citatorio para que espere al ejecutor el día y lahora que se La falta de pago inmediato dará derecho al tenedor para exigir al emitente ia devolución del importe del cheque de viajero y la indemnización de daños y perjuicios. Obligaciones del corresponsal Ei corresponsal que hubiere puesto en circulación los cheques de via­ jero tendrá las obligaciones que correspondan al endosante, y deberá reembolsar al tomador el importe de los cheques no endosados que éste le devolviere. Robo o pérdida En caso de pérdida o robo, el tomador deberá dar aviso inmediato al banco o al corresponsal, para evitar su pago. Prescripción de las acciones cambiarias Las acciones cambiarias contra el que expida o ponga en circulación los cheques de viajero prescribirán en tres años, a partir de la fecha en que los cheques hubieren sido puestos en circulación. DISPOSICIONES GENERALES Pérdida total de acción ejecutiva Ningún acto o procedimiento judicial, salvo ley expresa, concederá acción alguna al cheque en el que no se hubieren cumplido los requisitos de presentación para el pago y el protesto, en los plazos fijados por este código. Protestos levantados en el exterior Los protestos hechos en el exterior del país, por falta de pago de che­ ques emitidos por personas domiciliadas en Bolivia, a cargo de bancos extranieros, serán válidos si hubieren sido realizados conforme a las leyes del país respectivo, previa protocolización ante notario público a simple petición de parte interesada. Clausura de cuenta Cuando el girador incurriere en uno de los casos mencionados en el artículo 622, o en delito de estafa por ^iro en descubierto, además de las penas previstas en el Código Penal, el girado procederá de inmediato a la clausura de la cuenta, dando aviso a la autoridad administrativa com­ petente. Por el incumplimiento de la anterior disposición, el girado respon­ derá solidaria e ilimitadamente con el girador de los daños y perjuicios que ocasionaren a terceros. Clausura y rehabilitación Fuera de lo establecido por el artículo anterior, toda clausura o rehabilitación de cuentas, será ordenada por el juez. Ninguna otra auto­ ridad tendrá competencia para hacerlo. Otras normas aplicables Serán aplicables al cheque, en lo conducente, los artículos 508, 518, 587 y 588. DEPÓSITO EN ALMACENES GENERALES Y SUS DOCUMENTOS Concepto y documentos Serán depósitos en almacenes generales los hechos en establecimien­ tos abiertos al público para la guarda y conservación de bienes muebles corporales. Solamente los almacenes generales, autorizados por elórgano administrativo respectivo, podrán emitir certificados dedepósito y bonos de prenda representativos de las mercaderías recibidas. Certificado de depósito y bono de prenda El certificado de depósito acreditará el derecho de disposición sobre los bienes depositados en el almacén. El bono de prenda dará testimonio de la constitución de un crédito prendario sobre las cosas indicadas en el correspondiente documento. Los certificados y bonos emitidos por alma­ cenes generales no autorizados, no gozarán de la calidad del título de crédito. Responsabilidad d.e los almacenes Los almacenes generales serán responsables de la buena conservación de las cosas depositadas, a menos que las pérdidas, mermas o averías derivaren de caso fortuito, de la naturaleza misma de las mercaderías, de vicios ocultos por efecto de embalaje. Seguro contra incendio Los almacenes generales deberán asegurarse el valor de los bienes depositados contra incendio, debiendo incluirse robo, ratería, daño mali­ cioso, motines y huelgas, terremoto y otros fenómenos sísmicos y atmos­ féricos, salvo pacto en contrario. Depósito de bienes genéricamente designados En el depósito de bienes designados en género, el almacén general restituirá otros en la misma cantidad, especie y calidad y conservará una existencia que permita la recuperación de los certificados emitidos. Quedarán a cargo del almacén general las mermas cuya cuantía no se hubiere determinado expresamente y los riesgos de la mercancía, aun los derivados de vicios ocultos. Remate de mercaderías depositadas El almacén general podrá proceder a la venta en subasta pública de las mercaderías en los siguientes casos: 1) Cuando el depositante no retirase los objetos depositados dentro de los treinta días siguientes a la expiración del contrato. 2) Cuando en el contrato no se hubiere señalado el tiempo de dura­ ción y hubieren transcurrido dos años desde la fecha del depósito, sin que el depositante lo reclamare. En cualquier momento procederá a la venta, sin necesidad de subasta, si las mercaderías estuvieren en inminente peligro de descomposición. Contenido del certificado de depósito y del bono de prenda El certificado de depósito y el bono de prenda se expedirán en formu­ larios expresos y contendrán: 1) La indicaciónde ser certificado de depósito o bono de prenda. 2) El lugar y lafecha de expedición. 3) La indicación del lugardonde se guardará la cosa depositada. 4) La especificación de los efectos, con los detalles necesarios para su fácil identificación, o la constancia de que se trata de un depósito de bienes genéricamente designados. 5) La duración del depósito. 6) 7) El importe del seguro y el nombre de la institución aseguradora. El concepto y monto de las cantidades a cuyo pago se supeditará la devolución del depósito. 8) El importe, tipo de interés y fecha de vencimiento del crédito que el bono de prenda incorporare. El vencimiento no podrá exceder al término del depósito. 9) La firma del representante autorizado del almacén general. Contenido del bono de prenda En el bono de prenda constará también: 1) La indicación de haberse anotado en el certificado de depósito la primera operación sobre el bono. 2) La firma del tenedor del certificado que hubiere negociado el bono por primera vez. Constancia de intereses Si no se hiciere constar en el bono el interés pactado, se presumirá que fue descontado del importe del crédito. No uso del bono de prenda y su negociación separada El tenedor de un certificado de depósito del que no se hubiere des­ prendido el bono de prenda, o en el que constare la no emisión de dicho documento, podrá disponer de los bienes depositados. Cuando el bono de prenda fuere aprovechado separadamente del cer­ tificado de depósito, el tenedor de éste podrá retirar las mercancías del almacén. Certificado de depósito no negociable El tenedor legítimo de un certificado de depósito “ no negociable” , podrá disponer, totalmente o en partidas, de los bienes depositados, me­ diante órdenes de entrega y pago de lo adeudado al fisco, y a los alma­ cenes, en proporción a las partidas de cuya disposición se trata, salvo pacto en contrario. Protesto del bono de prenda El bono de prenda, a su vencimiento, será presentado para su pago ante el almacén emitente. Si el deudor no hubiere hecho oportuna provi­ sión al almacén general, éste pondrá en el bono la anotación de la falta de pago, debiendo realizarse el protesto con sujeción de las normas conte­ nidas en el artículo 561 a 562. La falta de anotación, por parte del almacén, no impedirá el protesto del bono. Petición de remate El tenedor de un bono de prenda protestado podrá solicitar al alma­ cén general dentro de los ocho días siguientes al protesto que se proceda al remate de los bienes depositados. Aplicación de pagos Con el producto del remate, se pagarán: 1) Las deudas fiscales, originadas por las cosas depositadas. 2 ) Los adeudos provenientes del contrato de depósito, que incluirán los gastos del remate. 3) La obligación inscripta en el bono de prenda. Cualquier saldo será entregado al tenedor del certificado de depósito. Importe del seguro Si por realización del siniestro el almacén general cobrare el importe del seguro, lo aplicará en el orden establecido en el artículo precedente. Acción cambiaria Los almacenes generales harán constar en el bono la cantidad que hubieren pagado con el producto de la subasta o con el importe del seguro. Por el saldo insoluto, el tenedor del bono tendrá acción cambiaria contra todos los obligados en el título. Caducidad de la acción de regreso Las acciones de regreso del tenedor del bono de prenda caducarán: 1) Por falta de presentación, o por no haberse protestado oportuna­ mente el bono. 2 ) Por omitirse el pedido de que las cosas depositadas sean rema­ tadas, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 744. Prescripción de las acciones de regreso Las acciones de regreso nacidas del bono de prenda prescribirán en un año, que se computará de la fecha del pago parcial, en caso de que el producto de ios bienes no hubiere alcanzado para pagar el crédito total, o a partir de la anotación que el almacén general deberá poner en el bono, en caso de que el remate no hubiere podido efectuarse. Aplicación de las normas que rigen a las letras de cambio Las disposiciones referentes a la letra de cambio, en lo conducente se aplicarán al bono de prenda. Al tenedor del certificado de depósito que negocie el bono de prenda por primera vez se lo considerará como aceptante. Para el ejercicio de las acciones causal y de enriquecimiento, se lo tendrá como librador. Los demás signatarios del bono, con exclusión de los personeros de los almacenes, se considerarán obligados en via de regreso. Prescripción de las acciones derivadas del certificado de depósito Las acciones derivadas del certificado de depósito prescribirán en cinco años, que se computarán desde la fecha del vencimiento del depó­ sito. Cualquier saldo que estuviere en poder de la institución será entre­ gado a una entidad de previsión social. CONSIDERACIONES SOBRE EL AN TEPRO YECTO DE LE Y UNIFORME CEN TROAM ERICAN A DE TÍTULOS-VALORES Y SOBRE LA POSIBILIDAD Y CON VEN IEN CIA DE DICTAR U N A LEY UNIFORME L A T I N O A M E R I C A N A SOBRE TÍTULOS - VALORES * El examen del anteproyecto de ley uniforme centroamerica­ na de títulos-valores plantea, a mi juicio, dos problemas de índole general y previa a la consideración de los preceptos particulares que la integran. Tales problemas son los relativos a : a) la posi­ bilidad y conveniencia de dictar una ley general sobre títulosvalores; b) la posibilidad y conveniencia de establecer una legis­ lación uniforme sobre dicha materia. Si bien ambos aspectos están correlacionados, pueden ser objeto de soluciones diferentes. P or lo tanto, será prudente tratarlos separadamente. PO SIBILID AD Y C O N V E N IE N C IA D E D IC T A R UN A L E Y G E N E R A L S O B R E TÍTU LO S-V ALO R ES Éste es, esencialmente, un problema de técnica legislativa. Personalmente, creo que si bien es recomendable observar en la redacción de una ley determinados criterios abonados por la ex­ periencia, referentes a la agrupación y sistematización de sus preceptos, no cabe hacer de ello una cuestión capital. Lo prim or­ dial de una buena legislación reside no tanto en su perfección técnica como en la bondad y justicia de las soluciones que con­ sagra. Esto sin perjuicio, por cierto, de que el ideal consista en la conjunción de ambos factores. En este orden de ideas — y glosando expresiones del profesor Jean Limpens referidas a otro problema ^— , cabe afirmar que es indiferente que el derecho pri­ vado (o algunas de sus materias, agrego por mi parte) sea divi­ dido en varios cuerpos legales cuando no existan repeticiones o * Informe preparado para el i n t a l por el profesor Rodolfo O. Fontana­ rrosa, de la Universidad Nacional del Litoral, Rosario, Argentina. 1 L i m p e n s , J e a n , “ L’unificazione del diritto civile e commerciale” , en Rivista di diritto commerciale, 1953-1-417, especialmente p. 418. contradicciones, o que, en cambio, sea unificado en un solo cuerpo cuando sea adecuadamente dividido. Claro está que si puede lograrse una buena sistematización de las normas y principios atinentes a determinada materia, ello facilitará la interpretación de la ley, ahorrando tiempo y esfuer­ zos a los encargados de su aplicación. La tendencia hacia la compilación de un estatuto general de los títulos-valores se viene acentuando desde hace un treintenio. Corresponde a México el honor de la iniciativa en el movimiento legislativo orientado en tal sentido, con su ley del 26 de agosto de 1932. Posteriormente han seguido esa directiva, con mayor o menor fortuna, Suiza en 1936, Italia en 1942, y Honduras en 1950. Ahora, los países centroamericanos intentan avanzar un paso al proponer un proyecto de ley no sólo general a diversas cate­ gorías de títulos de crédito sino, además, de vigencia uniforme en toda Centroamérica. Es de estricta justicia dejar constan­ cia de que el anteproyecto sometido a estudio importa un seña­ lado progreso sobre las legislaciones vigentes y los proyectos anteriores. Es aspiración cada vez más acentuada la de obtener cuerpos legales bien sistematizados que permitan lograr mayor facilidad y sencillez en la interpretación y aplicación de sus preceptos. Pero no es eso tarea leve. Y el primer escollo que se opone en lo atinente a la materia que nos interesa es la dificultad de estable­ cer sobre bases firmes e indiscutibles el concepto esencial de '‘título-valor'\ Con lo que resulta que ciertos documentos serán o no considerados títulos-valores según la posición teórica que se adopte, lo que, a su vez, repercute sobre los criterios de inclu­ sión o exclusión de ellos en una disciplina legislativa de alcance general. Recuerdo que Ascarelli ha mostrado con mucha agudeza el diverso significado que asume la expresión ''título de crédito’’, según se la aplique como expresión doctrinaria que sirve para designar genéricamente una serie de títulos cuya disciplina legal suele ser explicada mediante ciertas características comunes que los autores acostumbran atribuir a los llamados ''títulos de cré­ dito’’ (como ocurre, v. gr., con la conocida definición de Vivan­ te), o bien se la emplee para indicar en qué casos es aplicable determinada disciplina jurídica (como ocurre en el título V, libro IV, del códice civile de 1942) Es evidente que la definición dada en el art. 1^ del anteproyecto — por su misma fuerza pre­ ceptiva— suministra una ‘ 'tipología de documentos’^ y, por ende, una '‘tipología de la realidad sociar’, para decirlo con palabras de Ascarelli, y no,simplemente, una expresión abreviada de una normativa determinada. Con lo que caemos en esta alternativa: o aplicamos estrictamente el concepto vivanteano expresado en el art. del anteproyecto e incluimos en la disciplina legal a todos los documentos que presenten la característica aludida de ser necesarios para el ejercicio de los derechos expresados en ellos, salvo las excepciones explícitamente establecidas por la ley; o bien analizamos los caracteres de cada tipo de documentos para establecer si son o no susceptibles de ser incluidos en la disci­ plina legal, aun a riesgo de que su inclusión o exclusión no coor­ dine con la noción contenida en el art. Por ejemplo: si nos atenemos a la definición dada por dicho precepto, las acciones de las sociedades anónimas son títulos-valores, en cuanto son documentos necesarios para el ejercicio de los derechos expresados en ellas; pero luego, el anteproyecto (a diferencia de lo que hace el art. 22 de la ley mexicana sobre títulos de crédito) omite hacer ninguna referencia a ellas. ¿S ig­ nifica esto que — no obstante la definición del art. — dichas acciones quedan excluidas de la disciplina general de los títulosvalores? Tal duda se agrava si se piensa que un vasto sector de la doctrina admite dentro del amplio genus de los títulos-valores o títulos de crédito, una species de títulos de participación entre los que incluye a las acciones de las sociedades anónimas en tanto que otras voces igualmente autorizadas se oponen a tal A s c a r e l l i , T u l l i o , “ Sul concetto di titolo di crédito e sulla disci­ plina del titulo V, libro IV, del nostro códice’^ en Saggi di diritto comrnerciale, Giuffré, Milano, 1955, págs. 567 y ss.; id., ''II problema preliminare dei tjtoli di crédito e la lógica giuridica’^ en Prohlemi giuridici, Giuffré, Mila­ no, 1959, t. I. p. 165 y ss. s c a r e l l i , op. cit. en la nota anterior y muchas otras de sus m o n o ­ G a s p e r o n i , N i c o l a , Le azioni di societá, c e d a m , Padova, 1942, p. 78; B r u n e t t i , Antonio, Trattato del dAritto delle societá, Giuffré, Milano, 194648, t. II, pág, 78; F e r r i , G i u s s e p p e , Manuale di diritto commerciale^ u t e t , Torino, 1955, p. 404; M e s s i n e o , F r a n c e s c o , Derecho civil y comercial (trad, de S. Sentís Melendo), e j e a , Buenos Aires, 1955, T . V , pág. 394; V a s e l l i , M a r i o , Titoli di legitimazione e titoli impropri, Giuffré, Milano, 1958, p. 225 y ss.; R a v a , Tito, II titolo di crédito nella teoría delVacquisto dei diritti, A grafías; Giuffré, Milano, 1936, p. 159 et passim. inclusión^; y, dentro del campo legislativo, debe recordarse qiíie, en la concepción anglonorteamericana de los negotiable instru^ ments, no es admisible la inclusión de dichas acciones en la cate­ goría de tales documentos Ninguna construcción dogmática realizada por el legislador puede eliminar la actividad de interpretación; y por esa vía pue­ de perder eficacia cualquier intento legislativo de construir un sistema a base de nociones generales y — por eso mismo— inade­ cuadas para captar la plenitud de la tipología jurídico-social. Lo dicho no significa adoptar una posición negativa o de rechazo de toda tentativa dirigida a lograr una sistematización del régimen jurídico de ios títulos-valores; sino que tiende, sim­ plemente, a llamar la atención sobre la necesidad de proceder con cautela y extremar los cuidados al tratar de precisar la noción de los documentos que deben quedar sometidos a la disciplina legal, para evitar que, por la vía de interpretaciones divergentes, se frustre el loable propósito que inspira el anteproyecto. Sobre todo si se tiene en cuenta que se trata de una obra planeada con el propósito de que sirva de base a una ley que habrá de regir — por ahora— en Centroamérica, pero que, ulteriormente, podrá extender su vigencia a la mayoría si no a la totalidad de los países latinoamericanos, en los cuales una serie de factores de orden local, a los que aludiré más adelante, puede influir en los diversos enfoques y apreciaciones de este problema. Todavía en el año 1957 — esto es, mucho después de la vi­ gencia de los códigos suizo (en la reforma de 1936), italiano y hondureño, y de la ley mexicana de 1932— , al profesor Rotondi le parecía “ óptima la sugestión de no afrontar una unificación en el plano general de los títulos de crédito, sino, simplemente, afrontar primero uno de los títulos que más interesan al comer­ cio internacional (es decir, primerísimamente, la letra de cam­ bio) y limitar el texto a proponer lo atinente a la institución específica, sin olvidar, además, cuáles puedan ser las consecuenD e G r e g o r io , A l f r e d o , Delle sodetá e delle associazioni commcrciale, UTET, 1938, p. 493; G r e c o , P a o l o , Je cedole di dividendo sono titoli di crédito’', en Rivista di diritto commerciale, 1946-1-257; F e r r a r a , F r a n c e s c o jr., Gli imprenditori e le sodetá, 4^ ed., Giuffré, Milano, 1962, 180, p. 350. Véase un amplio examen de la cuestión en De F e r r a , G i a m p a o l o , La circolazione delle partecipazioni azionarie, Giuffré, Milano, 1964, p. 37 y ss. A s c a r e l l i , lu g a r e s c ita d o s en la n o ta 2 ; R o t o n d i , M a r i o , Prólogo al libro de A l e s s a n d r o G r i s o l i , La cambíale nel diritto inglese, CEDAM, P a d o v a , 1957, p. IX. d a s del hecho de que, en cada país, el texto adoptado debería encuadrarse y reposar en el sistema general, en las concepciones y en la praxis interpretativa allí vigentes” ®. Sin desconocer los progresos acelerados que la ciencia y la técnica comercialistas han realizado durante los últimos afios, habrá que atender, de acuerdo con la prudente advertencia de Rotondi, al ordenamiento jurídico general, a las concepciones prevalentes y a la práctica de los diversos países latinoamerica^ nos a los que se dirige el anteproyecto en estudio. Con referencia a la República Argentina, entiendo que las dificultades para admitir la vigencia de una ley general sobre títulos-valores no son insalvables, ya que existe en el ambiente una conciencia favorable a la adopción de los principios conte­ nidos en el anteproyecto. La reform a cambiaria realizada en el año 1963 — de alcances limitados a la letra de cambio, al cheque, al pagaré y a la factura conformada— en un momento político que no consentía más amplios desarrollos a una labor legislativa, significó, de todos modos, un avance en el camino de la unifica­ ción, al adoptar en sus líneas fundamentales el régimen cambiarío uniforme recomendado en Ginebra. Dicho paso adelante, rea­ lizado sin que se hayan advertido perturbaciones en la vida jurídica del país, facilitará, a su vez, un nuevo avance hacia una sistematización de orden más general. En síntesis, creo, con referencia a este primer aspecto, que el anteproyecto sometido a consideración significa un valiosísimo aporte a la tarea de establecer un ordenamiento general de los títulos-valores. Y, con algunos retoques de detalle, puede servir de base para una ley general sobre la materia, aun prescin­ diendo de la eventualidad de que ella pueda llegar a ser adoptada como ley uniforme latinoamericana. POSIBILIDAD Y C O N V E N IE N C IA D E D IC T A R UN A L E Y U N IF O R M E L A T IN O A M E R IC A N A SOBRE T ÍT U L O S -V A LO R E S Problema distinto del anterior es éste, y debe ser enfocado sobre la base de otras consideraciones. Factor esencial para lo­ grar la unificación es la proximidad de las circunstancias ju rí­ dicas y sociales de los países que intentan unificar la legislación. En otros términos, es preciso que los países en cuestión: a) estén regidos ya por leyes de inspiración análoga, de modo que su uni­ ficación no choque con la conciencia jurídica vigente en cada uno de ellos; b) tengan un ambiente social y económico que ^ R o t o n d i, prólogo citado en la nota anterior, p. XVII. plantee problemas análogos, de manera que puedan ser resueltos con criterios uniformes. Durante la X Conferencia de la Interamerican Bar Association, celebrada en Buenos Aires, en noviembre de 1957, el delegado chileno doctor Arturo Davis señaló la desproporción entre los esfuerzos realizados en las conferencias y congresos internacionales, a partir del Congreso Jurídico de Lima, de 1878, hasta entonces, en pro de la unificación del derecho cambiario, y los magros resultados prácticos obtenidos. Como explicación de tal hecho, el doctor Davis hacia notar que la legislación cam­ biarla de los países americanos no tiene características propias ni un inconfundible sello ''americano’’ ; y, por otra parte, el co­ mercio americano tampoco tiene formas peculiares que lo dife­ rencien del comercio internacional También en las Jornadas de Derecho Comercial organizadas por la Universidad Nacional de Cuyo, realizadas en Mendoza, en octubre de 1965, el doctor Francisco Quintana Ferreyra señaló con acierto que la aparición de los distintos mercados comunes en diversas partes del mundo obliga a un replanteo del proble­ ma de la unificación legislativa, advirtiendo que la creación de un mercado común "trae aparejada la delegación de poderes de ín­ dole judicial que posibiliten no solamente una interpretación uni­ form e de normas también uniformes, sino también el efectivo cumplimiento de las sentencias, con preeminencia de la ley co­ mún sobre la particular de cada Estado. Tema éste, cuya sola mención provocará inquietud en muchos ámbitos de exacerbado nacionalismo” Claro está que las dificultades mayores surgirán de parte de aquellos países cuyas realidades sociales y económicas y cuyas legislaciones se encuentren más alejadas de los criterios que ins­ piran los preceptos de la ley uniforme. En el caso concreto de la República Argentina, no creo que puedan oponerse obstáculos insalvables para la adopción de una ley uniforme. Basta reflexionar en que el anteproyecto sometido a consideración se inspira fundamentalmente en las soluciones 7 D a v i s , A r t u r o , ‘ ‘ L a n n ific a c ií5n de la legislación sobre letras d e cambio. Crítica de lo s p r o c e d im ie n to s a d o p ta d o s . Nuevo enfoque d el proble­ ma” , en Actuaciones de la Décima Conferencia de la Inter americana Bar Association, Buenos Aires, 1958, t. II, p . 536. 8 Q u i n t a n a F e r r e y r a , F r a n c i s c o , El derecho ca7nbiario y las zonas de libre comercio latinoamericano. (Ponencia presentada a las Jornadas d e Derecho ComeTcial organizadas por la Universidad Nacional de Cuyo y c e le ­ bradas en la ciudad de Mendoza, en octubre de 1965. Inédita.) adoptadas en Ginebra, esto es, las mismas que han inspirado nuestra reforma cambiaria del año 1963. Es decir, que el pro­ ceso que debemos cumplir todavía en nuestro país está mucho más próximo a la meta de una legislación general y uniforme, que lo que pueda estarlo en otros países que se rigen todavía por cuerpos legales inspirados en las viejas tradiciones europeas. Creo, pues, que las dificultades que puedan oponerse a la unificación habrán de provenir de otras naciones, más que de la República Argentina, Preveo, sí, que uno de los obstáculos más serios — que inclusive podría ser opuesto por nuestro país— habrá de consistir en la renuencia a desprenderse de facultades jurisdiccionales nacionales en aras de la constitución de tribu­ nales supranacionales encargados de mantener una interpretación y aplicación uniformes en el ámbito de las relaciones internacio­ nales; con el riesgo — además— de que se forme una doble juris­ prudencia (interna e internacional), según la índole de las con­ troversias que hayan de resolverse. No se debe olvidar, en este orden de ideas, la prudente observación de Ascarelli: “ La mera unificación legislativa no sólo resulta incompleta, dadas las dife­ rentes reacciones de las diversas jurisprudencias y el distinto alcance de cada institución singular (aunque idénticamente dis­ ciplinado) en la unidad del sistema, sino que puede descuidar la distinta función que, en ambientes diferentes, tienen institucio­ nes idénticas y la análoga función que, en cambio, tienen enton­ ces instituciones diversas. Ahora bien, la unficación, para ser real, debe concernir al derecho y no al texto legislativo; debe ser realizada desde un punto de vista funcional y no formal, siendo por ello preferible, precisamente en interés de la unifica­ ción, la existencia en los diversos derechos, de instituciones fun­ cionalmente análogas aunque estructuralmente distintas, y no de instituciones estructura^mente análogas pero funcionalmente dis­ tintas” A este respecto observo, por ejemplo, que el antepro­ yecto legisla sobre la factura cambiaria, en consideración a los antecedentes brasileño y argentino, quizá sin advertir que en nuestro país la ley sobre factura conformada no pasa de ser un cuerpo legal muerto, que no ha encontrado resonancia en nuestro mundo de los negocios. Creo que, antes de adoptar una legislación uniforme, debe crearse el clima espiritual adecuado para su recepción. Por eso ^ A s c a r e l l i , T., “ LHinificazione della lep*ee cambiaria uniforme brina e del sist^^ma cambiario anglosassone (Relazione al Congresso internazionale di diritto prwato, Roma 1 9 5 0 ) en Studi di diritto comparato e in tema di interpretazione, Giuffré, Milano, 1952, p. 100. considero más factible el procedimiento consistente en que cada país vaya sancionando, a medida que su realidad jurídica, social y económica lo permita, una ley genera] sobre títulos-valores, sin aspirar todavía a la adopción de una ley uniforme por la vía de las convenciones internacionales, como se hizo en Ginebra. En este sentido, repito que el anteproyecto centroamericano pue­ de servir como excelente base para la redacción de leyes que hayan de regir en el orden interno de cada país. Lograda la uniformidad de conciencia jurídica y probada en cada país la posibilidad de resolver los problemas sobre la base de leyes idénticas, la unificación se presentará como la conse­ cuencia natural y necesaria de aquella uniformidad. OBSER VAC IO N ES A L PR O YECTO C EN TR O A M ER IC AN O 1. Con relación a los aspectos particulares o de detalle áel anteproyecto, observo, ante todo, uno de índole metodológica: se ha tratado — ^con buen criterio, desde luego— de redactar un título (el prim ero), aplicable a todos los títulos-valores en gene­ ral; pero algunos de sus preceptos (por ejemplo, los relativos al aval, arts. 15 a 20) sólo son aplicables a los títulos de crédito propiamente dichos, y no a los representativos de mercaderías ni a los de participación. Convendría, quizás, cambiar la ubica­ ción de dichos preceptos, situándolos en el capítulo I del título II, relativo a la letra de cambio, y hacer luego una referencia o remisión a su aplicación respecto de los diversos títulos de cré­ dito en lo pertinente. 2. Advierto que el art. 1^ del anteproyecto, de acuerdo con el criterio de algunas otras leyes, por ejemplo, código suizo de las obligaciones, art. 965; ley mexicana de títulos de crédito, art. 5; código de Honduras (art. 449) acepta la definición vivanteana de los títulos de crédito o títulos-valores. Pero, como lo he recordado más arriba, Ascarelli ha mostrado los peligros de consagrar como definición legal lo que sólo debe ser considerado un concepto doctrinario emergente de un sistema legislativo dado. Si se optara por la tesis del numerus clausus en materia de tipos de títulos de crédito, es claro que sería preferible establecer una enumeración de las categorías de documentos a los cuales se aplicará la ley. Pero si se prefiere — como estimo que es más práctico— dejar librada a la praxis del tráfico mercantil la crea­ ción de nuevas especies de títulos de acuerdo con las necesidades y exigencias del comercio, lo m ejor será no intentar ninguna definición en la ley. le señale. Si no esperare, el embargo y el emplazamiento se hará sin su presencia. Art. 246. — Practicado el embargo, se emplazará al deudor para que comparezca ante el juez dentro de tres días, para hacer paga llana de lo demandado y las costas, o presentar oposición. Art. 247. — Si el demandado se opusiere y se ofrecieren pruebas, el juez, si las admite, concederá un término probatorio conjunto, no mayor de diez días. Art. 248. — Concluido el término probatorio, y sin necesidad de reso­ lución judicial expresa, las partes dispondrán de un término conjunto de tres días para presentar sus alegatos. Art. 249. — Transcurrido el término para alegar, el juez dictará su sentencia dentro de los tres días siguientes. Art. 250. — Si el demandado no realiza el pago ni se opone a la ejecución, la sentencia se dictará sin más trámite. Art. 251. — La parte perdidosa será condenada al pago de las costas del juicio. Si el demandado se allanare al pago, las costas le serán limi­ tadas al cuatro por ciento del importe de la demanda. Art. 252. — La sentencia mandará subastar los bienes embargados, y que con su producto se haga pago al acreedor. Art. 253. — Cualquier incidente se resolverá por el juez con sólo un escrito de cada parte. S e c c ió n Segunda Del cobro del bono de prenda Art. 254. — El bono de prenda deberá presentarse para su cobro ante el almacén correspondiente. Art. 255. — Si el deudor no hubiese hecho provisión oportuna al almacén, éste deberá poner en el bono la anotación de falta de pago. Tal anotación surtirá efectos de protesto. Art. 256. — Si el almacén se negase a poner la anotación, deberá levantarse el protesto. podrá dentro de los ocho días que sigan al protesto o a la anotación, exigir del almacén que proceda a la subasta de los bienes depositados. Art. 258. — El almacén subastará los bienes, y su producto lo apli­ cará al pago de los siguientes adeudos: I — los gastos de la subasta; II — los créditos fiscales que gravan las cosas depositadas; III — los provenientes del contrato de depósito; IV — el crédito incorporado al bono de prenda. El remanente se conservará por el almacén, a disposición del tenedor del certificado de depósito. Art. 259. — En caso de siniestro, el almacén cobrará el importe del seguro y lo aplicará en los términos del artículo anterior. Art. 260. — El almacén anotará en el bono las cantidades pagadas, y por el saldo insoluto el tenedor tendrá acción cambiaría contra los signatarios del bono. Art. 261. — Las acciones de regreso del tenedor del bono de prenda caducarán: I — por falta de presentación y, en su caso, del protesto oportuno; II — por no exigir al almacén, en el término legal, la subasta de los bienes depositados. Ca p ít u l o III De la cancelación, la repasición y la reivindicación de los títulos-valores Art. 262. — Si un título-valor se deteriorare de tal manera que no pueda seguir circulando, o se destruyere en parte, pero de modo que subsistan los datos necesarios para su identificación, el tenedor podrá obtener judicialmente que el título sea repuesto a su costa, si lo devuelve al principal obligado. Igualmente, tendrá derecho a que le firmen el nuevo título los suscriptores del título primitivo a quienes se pruebe que su firma inicial ha sido destruida o testada. Art. 263. — Si algún obligado desacatase la orden judicial de firmar el nuevo título, el juez firmará en su rebeldía. de un título-valor nominativo o a ia orden, podrá solicitar la cancelación de éste, y en su caso, la reposición. Art. 265. — Será juez competente para conocer de la demanda de cancelación, el del lugar donde el principal obligado deba cumplir las obligaciones que el título le imponga. Art. 266. — La demanda deberá contener los datos esenciales del título, y si algunos de los requisitos estuvieren en blanco, los datos necesarios para la completa identificación del documento. Art. 267. — Se correrá traslado de la demanda a quienes el actor señale como signatarios del título. Art. 268. — Se publicará un extracto de la demanda en un diario de circulación general en ia República donde el juicio se tramite. Art. 269. — Ei juez, si el actor otorga garantía suficiente, ordenará la suspensión del cumplimiento de las obligaciones derivadas del título, y, con las restricciones y requisitos que señale, facultará al demandante para ejercitar aquellos derechos que sólo podrían ejercitarse durante el procedimiento de cancelación. Art. 270. — El procedimiento de cancelación interrumpirá la pres­ cripción, y los términos de que depende la caducidad quedarán suspendidos. Art. 271. — Transcurridos treinta días de la fecha de la publicación de la demanda, si no se presentare oposición, se dictará sentencia que decrete la cancelación. Art. 272. — La sentencia de cancelación causará ejecutoria treinta días después de la fecha de su notificación, si el título ya hubiere vencido, y treinta días después de la fecha del vencimiento, si no hubiera vencido aún. Art. 273. — Si los demandados negaren haber suscrito el título cuya cancelación se demanda, será sobreseído el procedimiento en su contra; pero, si llegare a probarse que sí habían suscrito el título, serán castigados como falsarios en declaraciones ante la autoridad judicial, aunque no hubieren declarado bajo juramento o protesta de decir verdad. Art. 274. — Si los obligados se negaren a realizar el pago, quien obtuvo la cancelación podrá legitimarse con la copia certificada de la sentencia, para exigir las prestaciones derivadas del título. procedimiento, el actor podrá pedir al juez que ordene a los signatarios que depositen, a disposición del juzgado, el importe del título. Art. 276. — El depósito hecho por uno de los signatarios libera a los otros de la obligación de hacerlo. Y si lo hicieran varios, sólo subsistirá el depósito de quien libere a mayor número de obligados. Art. 277. — Si al decretarse la cancelación del título no hubiere vencido, el juez ordenará a los signatarios que suscriban el título susti­ tuto. Si no lo hicieren, el juez lo firmará en su rebeldía. Art. 278. — El nuevo título vencerá a 30 días después del vencimiento del título cancelado. Art. 279. — El tercero exhibir el título. que se oponga a la cancelación, deberá Art. 280. — Aun en el caso de no haber presentado oposición el tenedor del título cancelado conservará sus derechos contra quien obtuvo la cancelación y el cobro del título. Art. 281. — Los títulos al portador no serán cancelables. Su tenedor podrá, en los supuestos que establece el artículo 3^ notificar al emisor, judicialmente, el extravío o el robo. Transcurrido el término de la prescripción de los derechos incorporados en el título, si no se hubiere presentado a cobrarlo un tenedor de buena fe, el obligado deberá pagar al principal y los accesorios al denunciante. Art. 282. — Si se tratare de acciones al portador el juez podrá, previa garantía suficiente, autorizar al denunciante para ejercitar las acciones o derechos derivados de los títulos, aunque no haya transcurrido el plazo de la prescripción y mientras no se presente un portador. Art. 283. — Los títulos-valores podrán ser reivindicados en los casos de extravío o robo. Art. 284. — La acción reivindicatoría procederá contra el primer adquirente y contra quienes lo hayan adquirido conociendo o debiendo conocer los vicios de la posesión de quien se los trasmitió. CONSIDERACIONES SOBRE LA L E Y UNIFORME DE GINEBRA, DEL 7 DE JULIO DE 1930; LA L E Y UNIFORME DE GINEBRA SOBRE EL CHEQUE, D EL 19 DE MARZO DE 1931, Y EL PROYECTO DE L E Y UNIFORME CENTRO­ AM ERICAN A DE TÍTULOS-VALORES. * B R E V E S DATOS Actualmente en la República de Bolivia se encuentra vigente el Código Mercantil promulgado el 18 de noviembre de 1834, por el entonces presidente, mariscal de Zepita, Andrés de Santa Cruz, quien se inspiró del código de comercio español redactado por Pedro Sáinz de Andino en 1829. Las disposiciones del viejo código mercantil boliviano en torno a los títulos de crédito, denominación más usual que la de títulos-valores, son deficientes y esto se debe a la época en que fue dictado el código. Es innegable que entonces era un código de grandes méritos, que regulaba de acuerdo con las tendencias doctrinarias de la época en muy buena forma, tanto que muchas de sus disposiciones han sido tenidas en cuenta en los convenios de Ginebra y repetidas en varias legislaciones comerciales contemporáneas y en proyectos como el de ley uniforme centroamericana de títulos-valores. El código mercantil boliviano solamente regula la letra de cambio, la libranza, el pagaré, y la carta de crédito. En cuanto se refiere a los cheques, una ley especial dictada el 5 de diciembre de 1912, regula esta importante materia. El estado de atraso de la legislación comercial boliviana ha creado desde hace muchos años una creciente opinión tendiente a una renovación total del ordenamiento jurídico en materia comercial, que responda al progreso del derecho actual y de la actividad comercial considerada en sí misma. Diversos gobiernos han constituido unas veces comisiones y otras han encomendado a determinadas personas la tarea de * Informe preparado para el i n t a l por el profesor Carlos Terrazas T., de la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia. redactar un código que recoja el avance del derecho comercial, y tenga en cuenta las modernas legislaciones, el desarrollo de la actividad comercial y las condiciones del medio social, econó­ mico, cultural y político del país, sin perder de vista que un código comercial es el menos nacional de los códigos vigentes en un país. En 1962, mediante decreto supremo del 23 de marzo, se me encomendó la honrosa tarea de redactar el anteproyecto de código boliviano de comercio. Para efectuar tan delicada tarea tuve en consideración principal, en cuanto se refiere a títulosvalores (títulos de crédito), las convenciones de Ginebra, el código de comercio de Honduras de 1950, y el proyecto de código de comercio revisado de México, de 1960. Así, se redactó un anteproyecto que sigue las nuevas tendencias doctrinarias y que tiene por fuente el derecho positivo de países parecidos a Bolivia en su cultura, desarrollo económico y jurídico, y con los cuales tiene comunidad de lenguaje. L A S C O N VEN C IO N ES D E GIN EB R A U N IFO R M E C E N T R O A M E R IC A N A Y EL PR OYECTO DE LEY Las convenciones de Ginebra sobre los títulos-valores y sobre cheques son instrumentos que han servido de base a todos los proyectos y anteproyectos de códigos posteriores al año 1931, y, lógicamente, la ley uniforme centroamericana de títulosvalores no ha podido dejar de lado tan valiosa fuente. He examinado el proyecto de ley uniforme centroamericana de títulos-valores. En cuanto al título I y sus cuatro capítulos no tengo objeción que hacer, considero que las previsiones tomadas son correctas. En el título II — dedicado a las distintas especies de valores— , capítulo I, referente a la letra de cambio, la redacción del art. 61 del proyecto es un tanto confusa. Sugiero que se cambie por otra que no deje lugar a dudas. En la sección segunda que trata de la aceptación, considero que el plazo de un año para la presentación de una letra emitida a cierto tiempo vista es muy largo; opino que debe reducirse a 6 meses, y que se añada que si no es presentada dentro de este plazo, la letra no producirá efecto alguno. En la redacción del artículo 169, encuentro que la presen­ tación de la letra girada a día fijo o a cierto plazo de su fecha, es potestativa. Entiendo que esta facultad y la de que el girador fije lapsos determinados, lejos de facilitar las operaciones mer­ cantiles provocará confusiones que es preciso evitar; por eso, opino que las letras emitidas a día fijo o a cierto plazo de su fecha, deberán presentarse para su aceptación dentro del término de la distancia, computándose 60 kilómetros por día, y que por la omisión, las letras no surtirán ningún efecto. En el art. 73 se establece que la aceptación se hará constar en la letra misma por medio de la palabra “ acepto” u otra equivalente. Tratándose de un proyecto que tiende a ser común para los países latinoamericanos convendrá usar un solo vocablo; sugiero la voz “ aceptada” , y que se ponga la fecha y la firm a del librador o de su apoderado. En la segunda parte del art. 75 se expresa: “ que cualquier otra modalidad introducida por el aceptante, equivaldrá a una negativa de aceptación pero el girado quedará obligado en los términos de la declaración que haya suscrito” . La primera parte es generalmente admitida en las legislaciones de diversos proyectos consultados: empero, no estamos de acuerdo con la segunda parte — o sea aquella de que el girado se considera obligado en los términos de la declaración que haya suscrito— , pues tendremos una contradicción: por una parte el girado no es aceptante, pero resulta obligado por lo que haya suscrito, ¿en virtud de qué? Creo que hay que eliminar el último párrafo de la segunda parte del art. 75. El art. 79 dispone que la letra de cambio debe presentarse para su pago el día de su vencimiento o dentro de los dos días hábiles siguientes. Preferimos una redacción que diga: “ el tenedor de la letra de cambio la presentará para su pago dentro de los 3 días siguientes en el lugar y dirección señalados en el mismo” . Como consecuencia, tendría que eliminarse el art. 80 del proyecto. SECCIÓN IV . D E L PROTESTO Estimo muy conveniente que el proyecto deba expresar un concepto acerca del protesto, de su importancia y de su nece­ sidad. Por esto propongo el siguiente: “ Protesto es el requeri­ miento que, a instancia del tenedor, hace un notario público a quien corresponda para que acepte o en su caso pague una letra de cambio vencida, con la conminatoria de pagar el importe, los intereses y perjuicios, si acaso no lo hiciera. Cons­ tituirá prueba plena de que la letra fue presentada dentro de los plazos legales y que el obligado dejó parcial o totalmente de aceptar o pagarla. Es tan necesario el protesto, que ni la muerte, ni la quiebra del obligado excusarán su omisión, y, ningún otro acto o documento podrá suplirlo’’ . Esta nueva re­ dacción llevaría a la eliminación de los arts. 87 y 88. En el proyecto anexo, que me permito formular sobre títulos-valores (títulos de crédito), propongo un sistema especial para efectuar protesto por falta de pago y por falta de acep­ tación, en reemplazo de los arts. 89 al 98. CAPÍTU LO II. DEL PAGARÉ Al pagaré le asigno una nueva fisonomía con la finalidad de que se convierta en título de crédito (títulos-valores) capaz de contribuir eficazmente a las transacciones comerciales y que merezca confianza. Actualmente, en la realidad económica y jurídica, podemos observar que la letra de cambio, como instrumento de crédito, no significa una garantía sólida para los acreedores, porque la acción ejecutiva no es suficiente para obtener el cumpli­ miento del pago. En vista de esta deficiencia, se recurre al cheque posdatado, se desvirtúa su naturaleza jurídica y se lo utiliza como instrumento de crédito. Para evitar que se altere la función del cheque, atendiendo a las características propias de nuestro medio social, a la situación económica del país, al deseo de m ejorar las condiciones del mercado de valores, el anteproyecto, con el nombre de pagaré, crea un título intermedio entre la letra de cambio y el cheque, más afín a aquélla. El pagaré no necesitará de aceptación y el promitente tendrá las mismas obligaciones que el aceptante en la letra de cambio. El giro del pagaré solamente será a días o meses fecha y a día determinado. La omisión en el pagaré de cualquiera de sus requisitos determinará su nulidad. También será nulo el pagaré girado en blanco. Por los efectos especiales que se le asignan, el pagaré no es transferible mediante endoso, so pena de nulidad. En caso de incumplimiento en el pago, será protestado en la misma forma que una letra de cambio, y nacerá la acción ejecutiva contra el promitente o sus avalistas. Si el ejecutante efectuare un embargo infructuoso por falta absoluta o de suficientes bienes para hacerse el pago, el ante­ proyecto establece una presunción jure et de jure de dolo del promitente, en virtud de la cual el juez remitirá las actuaciones a la jurisdicción penal para la aplicación de las sanciones previstas en el código penal para el delito de estafa. Esta acción penal, posterior a un embargo sin resultado, podrá criticarse como la exhumación de la prisión por deudas y la pretensión de convertir el pagaré en un instrumento favo­ rable a los usureros. Para responder a las probables críticas en este sentido, conviene analizar la situación económica y social del país, en el cual no existen los medios de pago suficientes para incrementar las actividades comerciales y me­ jorar los ingresos per capita. La dificultad de conseguir prés­ tamos a bajo interés, obliga a recurrir al circulante que se encuentra atesorado en poder de los particulares, pagando un interés elevado. Si el Estado creara instituciones de crédito, capaces de facilitar dinero a los particulares para invertirlo en negocios comerciales o en actividades de la industria, cobrando un interés bajo, y además los llamados ‘ ‘montes de piedad’’, indudablemente combatiría la usura de m ejor form a. El problema de la usura no se resuelve totalmente por medio de leyes; para suprimirlo se requiere un desarrollo efectivo de la economía nacional que permita un mayor ingreso per capita y la creación de bancos que faciliten dinero a bajo costo. Paradójicamente, las diversas disposiciones legales dictadas para combatir la usura están dirigidas en contra de la población de ingreso económico limitado, ya que, en virtud de ellas no pueden obtener dinero para solucionar tantas situaciones deses­ perantes y angustiosas que se presentan en el diario vivir. Los usureros siguen con su actividad lucrativa a costa de la población de menores ingresos. Desde el punto de vista jurídico, nuestra ley del 5 de diciembre de 1905 no ha abolido totalmente la prisión por deudas, puesto que la mantiene para las obligaciones de hacer y “ sus equivalentes” , y las obligaciones de hacer son las que en mayor número se pactan diariamente. Además, subsiste la prisión en el depósito, cuando el depositario se niega a devolver la cosa depositada. De todo lo dicho, se deduce claramente que el pagaré, en la forma regulada por el anteproyecto, no quiebra las disposi­ ciones relativas a la prisión por deudas, que, no obstante lo que se diga en contrario, aún subsiste en nuestro país. El pagaré es un instrumentocomercial, y seentiende que quien lo emita lo hará a sabiendas de lassanciones penales en caso de incumplimiento, de la misma manera que el depositario que acepta un depósito civil. C APÍTU LO III. D EL C H E QU E En la redacción de este trabajo se ha seguido muy de cerca nuestra ley del 5 de diciembre de 1912 y las disposiciones de la ley uniforme de Ginebra, de 1931, esta última, fuente en la que se ha inspirado la mayoría de las legislaciones modernas sobre cheques con el propósito de unificar la legis­ lación sobre la materia. El anteproyecto sostiene el principio de que el cheque es un instrumento de pago, a diferencia de la letra de cambio que es un instrumento de crédito; gira cheques el que tiene dinero, emite letras de cambio el que necesita dinero. Ambos títulos son formales. El cheque es un documento abstraído de su causa, por lo tanto los derechos que de él emergen son independientes de la causa de su giro, y el portador tiene el amplio ejercicio de ellos. El giro de cheques es resultante del contrato de una cuenta corriente de cheques, celebrado entre una institución de crédito y las personas interesadas. El cheque es un documento que contiene una orden de pago incondicional, que permite el retiro de todos o parte de los fondos disponibles que el girador tiene en poder del girado. Actualmente enfrentamos el grave problema del giro de cheques sin fondos y de las maniobras que se realizan para impedir el pago de esos documentos después de girados. Hay un clamor popular para que se dicten las normas que remedien tal estado de cosas, y devuelvan la plena confianza al cheque como instrumento de pago. El librador debe tener fondos dispo­ nibles en poder del girado en el momento de la emisión. El anteproyecto, al adoptar la posición del proyecto m eji­ cano de 1960, distingue entre el delito específico de giro de cheques y el de estafa, ambos previstos en el anteproyecto de código penal. El delito específico de giro de cheques, sujeto a sanción penal, contempla cuatro casos: 1) cuando el librador emite cheques sin que el librado le hubiere autorizado; 2) por no tener el girador fondos disponibles en poder del girado; 3) cuando el librador dispone de los fondos después de girar el cheque y antes de que transcurra el plazo de presentación; y 4) cuando gira cheques sin la contraseña, con fecha equivo­ cada, o de modo tal que no sea pagado. Si en los casos anteriores concurrieron las circunstancias previstas para el delito de estafa, se aplicarán las normas del código penal. Además, el librador carece de facultad legal para revocar el cheque u oponerse a su pago, durante el plazo de presentación. El que cometiere delito específico de giro de cheques, incu­ rrirá en las penas previstas en el código penal, y su cuenta corriente será clausurada de inmediato por el banco, dando simple aviso a la autoridad administrativa competente. Como, en parte, los bancos son también responsables en cuanto al giro de cheques en descubierto, se dispone que si éstos no proceden a la clausura inmediata de la cuenta corriente, serán solidaria e ilimitadamente responsables con el girador por los daños y perjuicios a terceros. La ley boliviana del 23 de diciembre de 1949, manda que en caso de giro de cheques sin fondos, el librado debe entregar al tenedor el saldo disponible y hacer constar en el cheque la falta de fondos para cubrir el monto total. Esta disposición clara y terminante, no ha sido cumplida por los bancos; la consideramos justa y, por ello, se la incorpora al anteproyecto, añadiendo la responsabilidad de daños y perjuicios, en un monto no inferior al del cheque, por incumplimiento del precepto. La muerte o la incapacidad del girador no autoriza al librado para dejar de pagar el cheque, en razón de su definición misma y de tratarse de un instrumento de pago que supone que desde el momento del giro esos fondos ya no están en el patrimonio del librador; en consecuencia, su muerte o incapacidad no pueden influir en el pago. La clausura de una cuenta corriente, fuera de los casos previstos será procedente únicamente por orden judicial, y nin­ guna otra autoridad es competente para tal fin. De esta manera se evitan resoluciones arbitrarias de tipo administrativo. El cheque será girado en el material impreso proporcionado por la entidad bancaria, pero también podrá serlo en otro, previa aprobación del banco. El giro podrá hacerse en forma manus­ crita con cualquier color de tinta, o utilizando máquinas de escribir. Se autoriza que el texto pueda escribirse por otra per­ sona distinta del girador, pero su firma o la de su apoderado deberán ser autógrafas. El anteproyecto fija un plazo de presentación de sesenta días, a partir del siguiente a su expedición, para el pago de cheques en Bolivia, sin considerar si fueron emitidos en el país o en el extranjero. En consecuencia, el plazo actual ha sido modificado y servirá para impulsar el volumen de los negocios. Esta dispo­ sición no supone que el tenedor del cheque tenga que esperar el transcurso de todo el plazo de presentación, sino que podrá pre­ sentarlo en cualquier momento de los sesenta días. La acción cambiaria contra el girador, sus avalistas y demás signatarios caduca por no haber sido presentado el cheque al pago y protestado dentro del plazo de presentación. La acción cambiaria del último tenedor de cheques caducará a los seis meses, computados desde la fecha de presentación para el cobro. La de los endosantes y avalistas en el mismo plazo, a partir del día siguiente del pago del cheque. El cheque no presentado al cobro dentro del plazo de presen­ tación, podrá ser revalidado por el girador y se presumirá que se trata de nuevo giro. En materia de cheques especiales, se ha remozado el articu­ lado relativo al cruzamiento de cheques. Se regulan los cheques para abono en cuenta corriente, los cheques de cajero y los cheques de viajero. En cuanto al aval, endoso y protesto, se aplicarán las reglas dictadas para la letra de cambio. De acuerdo con los motivos anteriormente expuestos, también acom.pañamos el articulado correspondiente. C APÍTU LO IV , D E L A S O BLIGACIO N ES En vista de que el vocablo “ obligación” en el lenguaje jurídico tiene varias connotaciones que pueden inducir a confusión a quienes no tienen formación jurídica, y como las leyes deben ser hechas para el pueblo, a las obligaciones las denomino también “ debentures” , “ bonos de obligación” . Ahora bien, creo que esta materia debe estar regulada a propósito de las sociedades anónimas, puesto que solamente ellas pueden emitir bonos de obligación o debentures, sin embargo, también acompaño un anteproyecto relacionado con la materia. CAPÍTULO V. D E L CERTIFICADO Y D E L BONO D E P R E N D A En cuanto a la materia tratada por el capítulo V del proyecto de ley uniforme centroamericana de títulos-valores, entiendo que su regulación corresponde al tratar del depósito mercantil puesto que el depósito de mercancías en almacenes generales es una variedad de aquél. Un estudio crítico demandaría indudablemente mayor tiempo, por lo cual prefiero acompañar los textos positivos elaborados sobre el tema mencionado. CAPÍTULO VI. D E LOS PR O CED IM IEN TOS En cuanto a la acción cambiaría, considero que la materia está muy bien tratada en el proyecto de ley uniforme centroame­ ricana de títulos-valores, no obstante creo que la acción cambiaria debe estar otorgada en los casos de falta de aceptación parcial, de pago o pago parcial, o cuando el librado o el aceptante se acogiere al procedimiento judicial o de quiebra. Como decía antes, como modesta contribución a la labor de la comisión encargada de elaborar el proyecto latinoamericano, acompaño un proyecto que refleja la orientación que se desearía dar en Bolivia, a la legislación sobre títulos de crédito o títulosvalores. ANEXO EMISIÓN DE BONOS DE OBLIGACIÓN O “ DEBENTURES” Empréstitos amparados por bonos de obligación Solamente las sociedades anónimas podrán emitir bonos de obligación o debentures, nominativos, a la orden, o al portador, para contratar em­ préstitos, previa aprobación de la junta general extraordinaria de accio­ nistas. Los bonos de obligación, tendrán fuerza ejecutiva y serán considerados como bienes muebles, aun cuando estuvieren garantizados con inmuebles. Igualdad de derechos y nulidad Los bonos de obligación conferirán a sus tenedores iguales derechos dentro de cada emisión. Cualquier tenedor podrá pedir la nulidad de la emisión hecha en contra de este artículo. Para proceder a nuevas emisiones de bonos de obligación, será indis­ pensable que el valor de las anteriores estuviere totalmente pagado. Contenido de los títulos de bonos de obligación Los bonos de obligación se emitirán en títulos que contendrán, por lo menos, las siguientes enunciaciones; 1) Denominación, objeto y domicilio de la sociedad. 2 ) Monto del capital autorizado y del pagado al momento de ia emi­ sión, según el último balance. 3) Monto total a que asciende la emisión. 4) Valor nominal de cada bono de oblip;ación. 5) Números de series y de orden. 6 ) Intereses de que gozarán, épocas y lugar de su pago. 7) Forma y plazo de redención. 8 ) Determinación de las garantías especiales otorgadas por la socie­ dad emisora y los datos de las inscripciones en los registros corres­ pondientes. 9) La autorización de la Superintendencia de Sociedades Anónimas. 10) Seguros que ampararán los bienes constituidos en garantía, con especificación de los riesgos cubiertos, sumas aseguradas, dura­ ción del seguro y designación de la empresa aseguradora. 11) 12) Número y fecha de inscripción en el Registro de Comercio. Lugar y fecha del acta de la junta general que autorizó la emisión. 13) Firma de los directores, consejeros o administradores, autorizados al efecto. Cláusulas inalterables El valor nominal, los intereses, las épocas y lugar de pago fijados en los bonos de obligación, no podrán modificarse, bajo circunstancia alguna, una vez que se hubiere hecho la emisión. Cupones al portador Los títulos de los bonos de obligación podrán llevar adheridos cupo­ nes que serán, en todo caso, al portador. Publicidad del balance Las sociedades emisoras de bonos de obligación, publicarán anual­ mente su balance en la Gaceta Oficial y en el diario de mayor circulación del domicilio social. Si se omitiere la publicación, cualquier obligacionista podrá exigir su cumplimiento. Transcurridos noventa días sin que hubiere sido hecha, aquél tendrá derecho a dar por vencidas las obligaciones de que fuere titular. Otros requisitos para la emisión de bonos de Para la emisión de bonos de obligación, obligación la sociedad deberárecabar autorización de la Superintendencia de Sociedades Anónimas, entidad que podrá negarla cuando: 1) Considere que las garantías ofrecidas son insuficientes. 2) Compruebe que la situación económica financiera de la sociedad, no es sólida. 3) Estime que el objeto a que se destinarán los fondos, no ofrece seguridad de rentabilidad o recuperación apropiadas. Otorgamiento de escritura pública Además, la sociedad otorgará escritura pública, que se inscribirá en el Registro de Comercio, y en su caso, en el Registro de Derechos Reales, y que contendrá: 1) Los datos generales. 2) El acta de la asamblea general de accionistas que hubiere autori­ zado la emisión. 3) El detalle de las garantías concedidas para la emisión. 4) El destino que se dará a los fondos que se obtuvieren con la emisión. 5) La firma de los personeros de la sociedad emitente. En la oferta de venta de bonos de obligaciones al público, los anun­ cios harán referencia al prospecto que contendrá los datos anteriores y que será proporcionado a quien lo solicite. La infracción determinará la responsabilidad solidaria de los culpables por los daños y perjuicios que se hubieren ocasionado. Seguro de los bienes dados en garantía Los bienes dados en garantía para la emisión, serán asegurados con­ tra los riesgos a que estuvieren expuestos, por una suma no inferior a su valor real, o al de los bonos de obligación en circulación, por un tiempo no inferior al previsto para la redención total de la emisión. Los premios de estos seguros serán pagados antes de emitirse los bonos de obligación. Bonos de obligación cotizables Los bonos de obligación que hubieren sido emitidos conforme a los requisitos señalados anteriormente, podrán ser cotizados en bolsas de valores. Cancelación de las garantías Las garantías de la emisión sólo podrán ser canceladas cuando se hubieren redimido todos los bonos de obligación de que conste la misma. Prohibición de distribuir dividendos La sociedad emisora no podrá distribuir dividendo alguno entre los accionistas que estuvieren en mora de pago de los intereses, o del capital de los bonos de obligación. IO S n n n o R n n o n i i ü c i u i u i i . Responsabilidad de los directores, consejeros o administradores Los directores, consejeros o administradores de la sociedad, serán solidariamente responsables por los daños y perjuicios que se ocasionaren a los obligacionistas, por el incumplimiento de lo dispuesto en el artículo precedente. TÍTULOS DE CRÉDITO Y SUS CLASES C APÍTULO L - TÍTULOS D E CRÉDITO, - DISPOSICIONES GENERALES Concepto Es título de crédito el documento que contiene derechos autónomos y literales, y cuyo ejercicio está subordinado a su presentación. Sus efectos Los títulos de crédito y los actos que llenaren los requisitos señalados por la ley surtirán los efectos previstos en la misma. Su incumplimiento no afectará a la validez del acto que hubiere originado el documento. Requisitos que deberán llenar En general y sin perjuicio de lo dispuesto para las diversas clases de títulos de crédito, éstos cumplirán con los requisitos siguientes: 1) 2) La denominación del título. La fecha y el lugar de emisión. 3) Las prestaciones y derechos que contenga el título. 4) El lugar del pago o ejercicio de las acciones respectivas. 5) Firma autógrafa del emitente. Presunciones acerca del lugar de expedición j de cumplimiento Por la omisión del lugar de emisión, o del cumplimiento de las pres­ taciones, o de ejercicio de las acciones contenidas en el título, se presumirá el del domicilio del emitente. Si en el título se hubieren señalado varios lugares, el tenedor podrá exigirlas en cualquiera de los fijados. 232 REUNIÓN DE ESPECIALISTAS: DOCUMENTOS DE TRABAJO Cumplimiento de requisitos Ningún título surtirá efectos si previamente el tenedor no hubiere cumplido con los requisitos establecidos en el convenio respectivo. Valor de las sumas consignadas en palabras y en cifras Si en el título de crédito se expresare su importe tanto en palabras como en cifras, y fueren diferentes entre sí, valdrá la suma escrita en pa^ labras. Autorización Cuando se acordare la emisión de títulos en serie, para su oferta al público se gestionará el previo consentimiento de la autoridad administra­ tiva competente. Pago contra entrega del título El pago del título, se hará contra entrega del mismo. Guando el pago fuere parcial, éste se anotará en el título y se otorgará recibo. Transferencia y transmisión del título Por la transferencia o la transmisión de un título de crédito se operará el traspaso de los derechos que en él estuvieren consignados, y de las garantías y privilegios de que gozare. Títulos representativos de mercaderías El tenedor legítimo de títulos representativos de mercaderías, tendrá el derecho exclusivo de disponer de ellas. Para que proceda la reivindicación de las mercancías representadas por títulos, será necesario obtener la reivindicación del título mismo, con­ forme a las normas aplicables al efecto. Afectación del título mismo Para que la acción reivindicatoría, el secuestro, o algún gravamen sobre el derecho consignado en el título, o sobre las mercaderías por él representadas, surta efecto, será necesario que comprenda al título mismo. Ley de circulación Salvo disposición, o pacto en contrario, el tenedor de un título, para cambiar su ley de circulación, requerirá el consentimiento expreso del emitente. Obligación del suscriptor El que suscribiere un título de crédito quedará obligado aunque el título entrare a la circulación contra su voluntad, o después de que hubiere sobrevenido su muerte o incapacidad. Casos de incapacidad, firmas falsas o imaginarias La falta de capacidad en algunos firmantes de títulos de crédito, la existencia de firmas falsas o de personas opuestas, o la circunstancia de que, por cualquier motivo, el título no obligare a alguno de los signatarios, o a las personas que aparecieron como tales, no invalidarán las obligacio­ nes de los demás suscriptores. Poder especial El mandato para firmar títulos de créditos se otorgará mediante poder especial ante notario público, con facultad expresa para ello. Presunción acerca de los administradores Los directores, consejeros o administradores de sociedades o empresas mercantiles, desde que asumieren sus cargos, se presumirá que están auto­ rizados para firmar títulos de crédito a nombre de la entidad. Suscriptor de títulos sin poder La persona que sin ser mandatario o careciendo de facultades para ello, firmare títulos de crédito en nombre de otros, responderá como si lo hubiera hecho en su propio nombre. Se subrogará en los derechos del representado aparente, si los pagare a su presentación. Ratificación Desde la fecha de la ratificación expresa o tácita de los actos mencio­ nados en el artículo anterior, serán transferidas al representado aparente las obligaciones que de ellos nacieren. La ratificación expresa podrá hacerse en el mismo título de crédito o en documento aparte. La tácita resultará del cumplimiento total o parcial de la prestación. RealizGción de actos en días hábiles y cómputo de plazo El tenedor obligado a efectuar algunos actos necesarios, relacionados con el título de crédito, dentro de un plazo cuyo último día no fuere hábil, podrá efectuarlos hasta el primer día hábil siguiente. Para el cómputo de los plazos, sean éstos legales o convencionales, no se tendrá en cuenta el día de la celebración del contrato, o de realización del acto. Fuerza ejecutiva Los títulos de crédito tendrán fuerza ejecutiva por su importe y el de los accesorios legales, sin necesidad de reconocimiento de forma o rúbrica. Excepciones y defensas Contra las acciones derivadas de un título de crédito, sólo podrán oponerse las siguientes excepciones y defensas: 1) Falta de competencia del juez. 2) Ausencia de personería en el demandante. 3) No haber firmado el título de crédito en que se funda la demanda. 4 ) De incapacidad del demandante en el momento en que suscribió el título. 5) Falta de poder o de facultades legales, en quien hubiere suscrito el título a nombre del demandado, salvo lo dispuesto en los artículos 505 y 506. 6) De incumplimiento de los requisitos y menciones en el título y en el acto en él consignado. 7) De que el documento no es negociable. 8) Las que se basaren en la quita o en el pago parcial y que cons­ taren en el texto mismo del título, o en las que el importe del título hubiere sido depositado. 9) De prescripción y de caducidad. 10) La que personalmente el ejecutado tuviere contra el actor. Intervención de notario Cuando el que debiera suscribir un título de crédito no supiere o no pudiere firmar, imprimirá sus huellas digitales y firmará a su ruego otra persona en presencia de un notario público, quien hará constar en el título los números de las cédulas de identidad personal de ambos, salvo lo dis­ puesto para el giro de cheques. Suspensión del embargo Cuando el ejecutado fundare su excepción en el inciso 3 del artículo 509 y declarare bajo juramento que no es suya la firma ni de persona que lo hubiere representado, se levantará el embargo practicado. El demandante podrá impedir el levantamiento del embargo si otor­ gare fianza suficiente, a juicio del juez, para responder de los daños y perjuicios que se ocasionaren al demandado. AVAL Aval El aval es una garantía dada para el pago parcial o total de una obli­ gación en dinero, a la fecha de su vencimiento, contenida en un título de crédito. Capacidad para avalar Sólo el que tuviere capacidad de enajenar podrá prestar el aval. Forma de avalar El aval podrá constar en el anverso del título, o en hoja aparte, y se expresará escribiendo: “ Por aval” , la fecha y la firma del avalista. A la sola firma puesta en el anverso del documento, cuando no se le pudiera atribuir otro significado, se tendrá como aval. Monto avalado El aval sin especificación de cantidad, se presumirá que afianza el pago del monto íntegro de la obligación inscrita en el título. Persona avalada El aval que no mencionare la persona avalada se presumirá que garan­ tiza a todas y cada una de las personas obligadas al pago. Responsabilidad solidaria El avalista, en todo caso, responderá en forma solidaria con el avalado. 236 REUNIÓN DE ESPECIALISTAS: DOCUMENTOS DE TRABAJO Acción cambiaria Por el cumplimiento de su garantía el avalista tendrá acción cam­ biaria contra el avalado y sus coobligados. OTRAS NORMAS Disposiciones del código Los derechos y obligaciones originados por los actos que hubieren dado lugar a la emisión o transferencia de títulos, se regirán por las dispo­ siciones pertinentes de este código, salvo que pudieran ejercitarse o com­ plicarse separadamente del título de crédito. Caducidad o prescripción de acción de enriquecimiento sin causa El tenedor de un título carente de acción cambiaria contra el emisor y los demás signatarios por caducidad o prescripción, podrá exigir al emisor la suma con que se hubiere enriquecido sin causa. Esta acción pres­ cribirá en un año, contado desde el día en que hubiere caducado o prescrito la acción cambiaría. Normas no aplicables a los documentos destinados a no circular Las disposiciones contenidas en este capítulo no se aplicarán a los documentos que no estuvieren destinados a circular y que fueren exclusi­ vamente usados para identificar a las personas que tienen el derecho a exigir la prestación que en ellos se consigna, como las contraseñas, fichas, números y otros análogos. Orden de aplicación de normas a ciertos títulos En el caso de que títulos de crédito regulados por este código, lo fueren también por otras leyes especiales, éstas serán de diferente aplicación. TITULOS NOMINATIVOS Concepto El título nominativo será emitido a favor de persona determinada, cuyo nombre debe estar consignado en el documento y también en el re­ gistro respectivo a cargo del emisor. El emitente reconocerá como a tenedor legítimo a quien apareciere como tal en el título y en el registro. Necesidad de inscripción y anotación El emisor anotará en su registro, y en el título mismo la transferencia de éste, a solicitud firmada del transferente, salvo orden judicial en con­ trario. Facultad de requerir anotación El endosatario que presentare un título debidamente endosado y auten­ ticada por notario público la firma del endosante, estará facultado para exigir que el emisor practique las anotaciones a que se refiere el artículo anterior. Aplicación de otras reglas Serán aplicables a los títulos nominativos las disposiciones del ar­ tículo 529. TÍTULOS A LA ORDEN Expedición Estos títulos de crédito serán expedidos a la orden de persona deter­ minada y se transferirán por su endoso y tradición del documento. Circulación del título Todo tenedor de un título a la orden podrá impedir su circulación mediante endoso, insertando en su texto o en el del endoso, la cláusula "‘No a la orden” . El documento que contuviere la cláusula citada, sólo será transferible en la forma y con los efectos de una cesión ordinaria. Subrogación legal El adquirente de un título a la orden, por cesión ordinaria o por otro medio legal cualquiera que no fuere el endoso, se subrogará en lodos los derechos que el título confiriera, pero le serán oponibles todas las excepciones personales que el obligado hubiera podido oponer al transferente antes de la transferencia. Podrá exigir la entrega del documento. El endoso y su contenido. El endoso podrá hacerse en el título mismo o en documento aparte y contendrá necesariamente: 1) Nombre y apellidos del endosatario. 2) Clase de endoso. 3) Lugar y fecha. 4) Firma del endosante, de su apoderado o de su rogado. Omisiones en el endoso. Cuando se omita indicar la clase de endoso, se presumirá traslativo del derecho de propiedad, sin lugar a prueba en contrario. Si no constare el lugar, se entenderá que el título fue endosado en el domicilio del endosante. En caso de faltar la fecha del endoso, se tendrá como tal el día en que el endosante hubiere adquirido el título. Se tendrápor inexistente el endoso cuando faltare la firma dosante. del en­ Endoso condicional El endoso sujeto a cualquier condición se reputará absolutamente nulo, pues deberá ser puro y simple, excepto si se consignaren las palabras ^‘sin responsabilidad” , en cuyo caso se entenderá que el endosante transfiere su derecho de propiedad sobre el título, pero sin garantizarlo en modo alguno. Endoso en blanco y omisión de la clase de endoso El endoso en blanco se considerará válido y será traslativo de pro­ piedad del título, y el tenedor podrá escribir su nombre o transferir el título sin llenar el endoso. El endoso al portador se reputará como hecho en blanco. Clases de endoso El endoso o en cobranza, podrá ser traslativo de propiedad, en garantía, endepósito y sin responsabilidad conforme al artículo 532. Endoso de propiedad El endoso traslativo de propiedad del título obligará a los endosantes al p< go del documento, a menos que existiere disposición legal en con- trario. Los endosantes podrán librarse de esa obligación mediante la inser­ ción en el texto del endoso de la cláusula “ sin responsabilidad” . Endosos en ""cobranza’, en '"garantía' o en ""depósito” Los endosos en “ cobranza” , en “ garantía” o en “ depósito” no trans­ ferirán el derecho de propiedad del título, y los tenedores estarán obli­ gados, bajo su responsabilidad, a presentarlos para su aceptación, protesto o cobro. Asumirán los derechos y obligaciones del mandatario, excepto los tenedores de títulos en garantía, que tendrán las del acreedor pren­ dario. Los obligados podrán oponer las excepciones personales que pu­ dieren contra el endosante. Endoso posterior al vencimiento El endoso hecho después del vencimiento del título sólo surtirá los efectos de una comisión en cobranza. Obligación del pagador El pagador de un título de crédito, estará obligado solamente a com­ probar la identidad del presentante del documento; en ningún caso a veri­ ficar la autenticidad del endoso ni a exigir que éste se lo demostrare. Endosos cancelados Los endosos que se cancelaren o anularen legítimamente, no produ­ cirán efecto alguno. TÍTULOS AL PORTADOR Manera de expedir Los títulos al portador serán emitidos sin la designación del nombre de persona determinada. Podrán no llevar la cláusula “ al portador” ; su transferencia será perfeccionada por la simple tradición. Títulos al portador por sumas de dinero La emisión y circulación de títulos de crédito al portador, represen­ tativos de sumas de dinero, serán hechas con estricta sujeción a las dispo­ siciones de la ley. En caso de infracción, los títulos no surtirán efecto alguno, y el emisor será multado con una suma de dinero igual al importe de los títulos emitidos, a denuncia de cualquier interesado. El juez procederá de acuerdo a lo que dice en el artículo 4^. LETRAS DE CAMBIO EM ISIÓ N D E L A L E T R A Contenido La letra de cambio contendrá: 1) Lugar y fecha de expedición. 2) La orden incondicional al librado de pagar una suma determinada de dinero. 3) El lugar y época del pago. 4) Elnombre y apellidos de la persona acuyaorden 5) El nombre y apellidos del librado. 6) La firma del librador, de su apoderadoode cribe a su ruego. se haráel pago. lapersona que sus­ Lugar de expedición y pago de letras Las letras de cambio podrán emitirse de una plaza comercial a otra, o en la misma plaza. Si en la letra se omitiere señalar el lugar del pago, se tendrá como tal el del domicilio del librado o el de su residencia. Escritura manual o a máquina Podrán emitirse manuscritas o en máquina de escribir, sin correccio­ nes ni borrones que den lugar a equívocos. Estipulación inexistente Cualquier estipulación de intereses, cláusula penal, insertada en la letra de cambio, se considerará como inexistente. Letra al portador La letra de cambio librada al portador no surtirá efecto alguno, ni aun como documento privado. Modos de emisión Las letras de cambio podrán expedirse: 1) A la vista. 2) A días o meses vista. 3) A días o meses fecha. 4) A día determinado. Letras sin vencimiento señalado Se entenderá emitida a la \ista la letra de cambio cuyo vencimiento no estuviere indicado en el texto. A la vista Las letras expedidas a la vista se pagarán a su sola presentación. A plazo vista El plazo de las letras emitidas a varios días o a meses vista, se compu­ tará desde el día siguiente de la fecha de aceptación o de la de protesto por falta de aceptación. A plazo fecha En las expedidas a días o a meses fecha, el término se computará desde el día siguiente de la fecha de emisión de la letra de cambio. A día determinado La emitida a día determinado vencerá en el señalado en la letra de cambio. Fecha de pago Toda letra de cambio se pagará dentro de los tres días siguientes a su vencimiento; si el último fuere feriado, en el día siguiente hábil. Letras giradas en el exterior Las letras emitidas en el exterior sobre alguna plaza comercial en Bolivia se sujetarán a las leyes nacionales desde su ingreso a territorio boliviano. i M M Varios lugares de pago Si en la letra se señalaren varios lugares para el pago, el tenedor podrá exigirlo en cualquiera de ellos. Letra emitida por el librador a su propia orden. El librador podrá expedir la letra a su propia orden, y en este caso se lo tendrá como a tenedor. Letra emitida por el librador a su cargo El librador podrá emitir la letra de cambio a su cargo y en este caso será considerado como aceptante, con todas las obligaciones derivadas de dicha aceptación. Si la letra fuere emitida a días o a meses vista, el tenedor la presen­ tará para que el librador inscriba la fecha, y si omitiere o rehusare hacerlo, el tenedor mismo podrá consignarla. Responsabilidad del librador Todo librador será responsable de la aceptación y del pago de la letra de cambio. La cláusula en contrario se tendrá por no puesta. Letras documentadas La inscripción de las cláusulas ‘‘documentos contra aceptación” o ‘'do­ cumentos contra pagos” o de las menciones D /a. D /p . en el texto de una letra de cambio a la que se acompañaren documentos, obligará al tenedor de la letra a retenerlos hasta la aceptación o el pago de la letra. ACEPTACIÓN Concepto La aceptación es una manifestación de voluntad expresa de pagar la letra de cambio a su vencimiento, sin necesidad de aviso, aun cuando el librador hubiere quebrado antes. No necesitan aceptación Las letras expedidas a la vista no necesitarán de aceptación y serán pagadas a su sola presentación. INFORME DEL PROFESOR TERRAZAS T . 243 Término de presentación de letras a días o a meses vista Las letras emitidas a días o a meses vista, serán presentadas para su aceptación dentro de los seis meses siguientes a la fecha de su emisión. La letra que no se hubiere presentado dentro del plazo anterior, no producirá efecto alguno. Presentación de letras expedidas a día determinado o a cierto plazo fecha Las letras emitidas a día determinado, o a días o a meses fecha, de­ berán presentarse para su aceptación dentro del término de la distancia, computándose sesenta kilómetros por día. Por la omisión de esta obliga­ ción, las letras no surtirán ningún efecto. Presentación de las letras para que sean aceptadas El tenedor de la letra la presentará para su aceptación en el lugar señalado al efecto. Si no estuviere indicado el lugar o dirección, la pre­ sentación será hecha en el domicilio o en la residencia del librado. Señalados en la letra varios lugares pora la aceptación, el tenedor podrá presentarla en cualquiera de ellos. Indicación del lugar de pago El librado a tiempo de aceptar la letra podrá señalar una dirección dentro de la misma plaza comercial, donde deberá serle presentada para su pago. Aceptación La aceptación constará en el anverso de la letra de cambio, y con­ tendrá la voz “ aceptada” , la fecha y la firma del librado o de su apoderado. Se presumirá aceptada cuando apareciere la sola firma del librado en el anverso de la letra. Si se omitiere indicar la fecha, el tenedor mismo podrá consignarla. Aceptación condicional La aceptación condicional de una letra de cambio será nula; sin em­ bargo, podrá limitarse a menor cantidad de la expresada en la letra, de­ biendo protestarse, en tal caso, por el saldo no comprendido en la acep­ tación. Cualquier modificación introducida por el aceptante se conside­ rará como equivalente a una negativa de aceptación. Obligación cambiaria El aceptante quedará obligado cambiariamente con el tenedor y el librador, y no tendrá acción contra éste y los demás signatarios de la letra. EJEMPLAR ÚNICO Y COPIAS Expedición de letras Las letras de cambio serán emitidas en ejemplar único; sin embargo, el tenedor podrá obtener los testimonios que necesitare de su ejemplar, previa autorización judicial. Reposición de letras En caso de pérdida de la letra de cambio, ésta se repondrá dirigién­ dose el tenedor a su endosante inmediato, y así en orden retrógrado hasta el librador. Ninguno de los signatarios podrá negarse a suscribir el nuevo ejemplar, so pena de incurrir en el pago de los daños y perjuicios que ocasionare con su negativa. Los gastos se subrogarán por el dueño de la letra. PAGO DE LETRAS Presentación El tenedor de la letra de cambio la presentará para su pago dentro de los tres días siguientes al de su vencimiento, en el lugar y dirección señalados en la misma. Si en la letra se señalaren varios lugares para el pago, el tenedor podrá exigirlo en cualquiera de ellos. En caso de no indicar dirección, la letra deberá presentarse para su pago en el domicilio o en la residencia del aceptante o de los indicados. La letra a la vista, se presentará en el domicilio o residencia del librado. Letra en moneda extranjera La letra pagadera en el país, emitida en moneda extranjera, se pa­ gará en moneda boliviana, conforme al tipo de cambio oficial vigente el día del vencimiento. Pago parcial En ningún caso podrá obligarse al tenedor a recibir parte del valor de la letra de cambio; pero, si voluntariamente admitiere, deberá protestar por el saldo. Pago antes del vencimiento No se podrá obligar al tenedor a percibir el importe de la letra antes de que hubiere vencido el plazo. El pago hecho por el librado, antes del vencimiento, se entenderá efectuado por su exclusiva cuenta y riesgo. EL PROTESTO Concepto Protesto es el requerimiento que, a instancia del tenedor, hace un notario público, a quien corresponda, para que acepte o en su caso pague una letra de cambio vencida, con la conminatoria de pagar el importe, los intereses y perjuicios, si acaso no lo hiciere. Constituirá prueba plena de que la letra fue presentada dentro de los plazos legales y que el obligado dejó parcial o totalmente de acep­ tarla o pagarla. Es tan necesario el protesto, que ni la muerte ni la quie­ bra del obligado excusarán su omisión y, ningún otro acto o documento podrán suplirlo. Plazo para el protesto por falta de aceptación El protesto por falta de aceptación total o parcial, se hará dentro de los tres días siguientes al de la presentación de la letra al librado, y se notificará judicialmente al librador, a los efectos de la responsa­ bilidad de éste. Existencia de indicados Cuando la letra tuviere indicados, para el caso de no ser aceptada, por la persona contra quien se hubiera librado, el tenedor, después de sacar ei protesto con respecto al librado, solicitará la aceptación de los indicados por su orden. En caso de negativa procederá al protesto indi­ vidualmente. La omisión de esta diligencia privará al tenedor de toda acción contra los indicados. Plazo para el protesto por falta de pago La letra de cambio se protestará por falta de pago dentro de los tres días siguientes al vencimiento del plazo señalado en la primera parte del artículo 571. Protesto de letra no aceptada y no pagada Si no fuere pagada una letra protestada tenedor podrá protestarla a su vencimiento o por falta de aceptación, el por falta de pago. Forma del protesto El protesto será practicado por notario público, quien se constituirá, dentro de los plazos señalados en los artículos 576 y 578, en el registro de comercio, donde presentará la letra de cambio y una copia literal, debiendo el funcionario respectivo retener la copia, sellar la letra original, anotando bajo su firma la hora y fecha de la presentación, 3^ devolverla. En los lugares donde no existiere registro de comercio, el protesto se hará en las policías de seguridad. Acta de protesto El acta de protesto, contendrá los siguientes puntos: 1) 2) El nombre y los apellidos del tenedor. La transcripción literal de la letra, con la aceptación,endoso, avales, y cuanto contuvieren. 3) La constancia de que se dejó copia literal de la letra de cambio en el registro de comercio. 4) La expresión de lugar, fecha y hora en que testo y la firma del notario interviniente. sepracticó elpro­ Pagador preferido El librador o cualquiera de los endosantes que supieren del protesto de la letra, podrá requerir al tenedor para que perciba su importe, más gastos legítimos, y le devuelva la letra. Si a un mismo tiempo concurrieren el librador y los endosantes, será preferido el primero y entre estos últimos se guardará elorden de prioridad que apareciere en el documento. Nulidad por la omisión La omisión de lo mandado en los artículos anteriores, determinará la nulidad absoluta de lo actuado. En caso de insolvencia del librado antes del vencimiento de la letra, se tendrá ésta por vencida y el tenedor podrá ejercitar las acciones co­ rrespondientes, previo protesto. ACCIONES NACIDAS DE LA FALTA DE ACEPTACIÓN O DE PAGO Ejercicio de la acción cambiaria La acción cambiaria se ejercitará: 1) Por falta de aceptación, o de aceptación parcial. Por falta de pago o de pago parcial. 2) 3) Cuando el librado o el aceptante fueren admitidos al arreglo ju­ dicial o declarados en quiebra. Acción cambiaria directa y de regreso La acción cambiaria que se ejerciere contra el aceptante por sus avalistas, será directa; cuando se ejercitare contra cualquier otro obli­ gado, será de regreso. Objetivos de la acción cambiaria La acción cambiaria facultará al tenedor a reclamar: 1) El pago del monto de la letra o en su caso, de la parte no aceptada o del saldo no pagado. 2) Los intereses legales, desde el día de su vencimiento. 3) Se le abonen los gastos del protesto y de los demás legítima­ mente hechos. 4) El pago de la diferencia de cambio entre la plaza comercial en que debiera hacerse la cancelación del monto de la letra, y aque­ lla en que se la hiciere efectiva, más los gastos de situación. Si se tratare de letra no vencida, se descontarán los intereses legales por el tiempo no transcurrido. Derechos del obligado que paga Mediante la acción cambiaria, el obligado que hubiere pagado la letra en vía de regreso, tendrá la facultad de reclamar: 1) La suma que hubiere pagado, con descuento de las costas a que hubiere sido condenado, los intereses legales desde la fecha del pago y demás gastos legítimamente efectuados. 2) La diferencia de cambio entre la plaza comercial de su domicilio y la de reembolso, más los gastos de situaciones. Efectos de la acción a cambio del obligado que pague El aceptante, el librador, los endosantes y avalistas, responderán solidariamente por las prestaciones a que se refieren los dos artículos anteriores. El tenedor de la letra podrá ejercitar la acción cambiaría contra alguno de los obligados sin perder su acción contra los otros, y sin obli­ gación de seguir el orden de sus firmas en la letra. El mismo derecho tendrá todo obligado que hubiere pagado la letra, en contra del aceptante y los signatarios anteriores, y sus avalistas. Responsables solidariamente Los que aparecieren en una letra de cambio como suscriptores del mismo acto, responderán solidariamente por las obligaciones que nacieren de éste. El pago de la letra por uno de los signatarios, en el caso a que este artículo se refiere, no conferirá al que lo hiciere, respecto de los demás signatarios, otros derechos y acciones que los que correspondieren al deudor solidario contra los demás coobligados; pero dejará expeditas las acciones cambiarías que pudieren corresponderle contra el aceptante y los obligados en vía de regreso precedentes, y las que le incumbieren conforme al artículo 588, y contra el endosante inmediato anterior o contra el librador. Facultades del tenedor y del obligado que paga El tenedor legítimo de la letra protestada por falta de pago, así como el obligado que la hubiere pagado, que no intentaren la acción cambia­ ria, podrán pedir a los demás signatarios: 1) Que el importe de la letra, los intereses y gastos legítimos, se les abonen en cuenta, o 2) Que el librador o alguno de los endosantes, les acepten una letra de cambio, emitida a la orden, que comprenderá el monto adeu­ dado, más los intereses, diferencia de cambio y gastos legítimos. En ambos casos el aviso o la letra de cambio correspondientes debe­ rán ir acompañados de la letra original de cambio, del testimonio del acta de protesto por falta de pago y de la cuenta del recambio, los intereses y los gastos legítimos. El precio del recambio se calculará tomando como base los tipos corrientes el día del protesto o del pago, en la plaza comercial donde éste fue hecho o debió hacerse. La acción cambiaria es ejecutiva La acción cambiaria contra cualquiera de los signatarios de la letra será ejecutiva por su importe, intereses, daños y perjuicios, sin necesidad de reconocimiento de firma y rúbrica del demandado. Caducidad de la acción cambiaria de regreso La acción cambiaria del último tenedor de la letra, contra los obli­ gados en vía de regreso, caducará: 1) Por no haber sido presentada la letra para su aceptación o para su pago en los términos de los artículos 562 a 564 y 571. 2) Por no haberse efectuado el protesto en los plazos establecidos por este código. La letra de cambio comprendida en uno de los incisos de este artículo no concederá acción judicial alguna. Suspensión de la caducidad El transcurso del tiempo necesario para la caducidad de la acción cambiaria se entenderá que no se suspende sino en caso de fuerza mayor, y que nunca se interrumpe. Prescripción de la acción cambiaria directa La acción cambiaria directa prescribirá en tres años, contados a par­ tir del día del vencimiento de la letra. Prescripción de la acción cambiaria de regreso del tenedor La acción cambiaria de regreso del tenedor de la letra prescribirá en un año, contado desde la fecha del protesto o de la del vencimiento. La acción del obligado en vía de regreso contra los demás coobligados anteriores prescribirá en un año, contando a partir de la fecha del pago voluntario o de aquella en que fuere notificada la demanda correspon­ diente. Interrupción de la prescripción Las causas que interrumpieren la prescripción respecto de uno de los deudores cambiarios no la interrumpirán respecto de los otros, salvo el caso de los signatarios de un mismo acto, que por ello resultaren obli­ gados solidariamente. Cómputo de plazos Cuando alguno de los actos que este capítulo impone como obliga­ ciones al portador de una letra de cambio debiera efectuarse dentro de un plazo cuyo último día no fuere hábil, se entenderá prorrogado el tér­ mino hasta el primer día hábil siguiente. EL PAGARÉ Contenido del pagaré El pagaré contendrá: 1) 2) La denominación de ‘‘pagaré” , inserta en el texto del título. La promesa pura y simple de pagar una suma determinada de dinero. 3) El nombre y apellidos de la persona a quien se le pagará o a cuya orden lo hará. 4) La fecha y el lugar en que se expide el documento. 5) La fecha y el lugar del vencimiento. 6) El lugar del pago. 7) La firma del promitente o de su apoderado con facultad expresa para ello. No necesita aceptación y no es endosable El pagaré para producir efectos no necesitará de aceptación alguna. El promitente tendrá las obligaciones de un aceptante desde el momento de suscribir el pagaré. El pagaré no podrá transferirse mediante endoso, so pena de nulidad. Giro Los pagarés se podrán emitir: 1) 2) A días o meses fecha. A día determinado. Pagaré nulo Será nulo el pagaré emitido al portador o en blanco. También el expedido con la omisión de cualquiera de los requisitos señalados en el artículo anterior. Protesto El pagaré será protestado por falta de pago, de acuerdo a las normas dictadas para las letras de cambio, y tendrá fuerza ejecutiva contra el promitente o sus avalistas. Acción ejecutiva y presunción de estafa El tenedor del pagaré debidamente protestado tendrá acción ejecutiva contra el promitente o sus avalistas. Si el ejecutante realizare un embargo infructuoso, ya fuere por falta absoluta de bienes o que éstos fueren insuficientes para solventar la deuda, se presumirá dolo del promitente, sin lugar a pruebas en contrario, de­ biendo el juez remitir obrados a la jurisdicción penal para la aplicación de las penas previstas en el Código Penal para el delito de estafa. Normas aplicables Serán aplicables al pagaré, en lo conducente, las disposiciones pre­ vistas en los artículos 543, 546, 548, 551, 555, 558, 569, 575, 578, 580, 58L 583. EL CHEQUE CREACIÓN Y FORM A D EL C H E Q U E Definición El cheque es un documento mercantil que contiene una orden de pago incondicional y permite al girador retirar, en su provecho o en el de un tercero, todos o parte de los fondos que tiene disponibles en poder del girado. Contenido del cheque El cheque deberá contener: 1) Lugar y fecha de emisión. 2) La orden pura y simple de pagar una suma de dinero determi­ nada. 3) Nombre y domicilio del banco contra el que se gira. 4) Indicación de si es a la orden o al portador. 5) La firma del girador o de su apoderado. Derechos emergentes independientes de la causa del giro Los derechos emergentes del cheque son independientes de la causa de su giro, y el portador los ejercitará en toda su amplitud. Lugar de pago A falta de indicación especial, se reputará como lugar de pago el indicado junto al nombre del girado. Si se indicaren varios lugares, se tendrá como designado el mencionado en primer lugar. En defecto de estas indicaciones, el cheque deberá pagarse en el lugar en el que hubiere sido emitido, y si en él no tuviere el girado ninguna sucursal, en el lugar donde se encontrare su principal establecimiento. El cheque sin indicación del lugar de su emisión, se entenderá girado en el del domicilio del girado. Forma y presunción de autorización para girar cheques Los cheques serán girados en forma manuscrita, con tinta de cual­ quier color, o utilizando máquinas de escribir, en el material impreso proporcionado por la institución bancaria, o en cualquier otro aprobado por ésta. No será necesario que la escritura fuere hecha por el propio girador, bastando su firma autógrafa o la de su apoderado. Formas de emisión El cheque podrá girarse a la orden o al portador. El expedido o endosado a favor del girado no será negociable. Pago a la vista El cheque será pagado a la vista, desde el momento de su giro. Cheques pagaderos en la misma plaza Los cheques pagaderos en el territorio nacional serán presentados para su pago dentro de los sesenta días siguientes al de su expedición. En caso de falta de fondos para el pago total de un cheque, el girado entregará al tenedor, bajo recibo, el saldo disponible, devolviéndole el cheque con la constancia escrita de no existir fondos suficientes, para que ejercite las acciones correspondientes. El incumplimiento de lo anterior, obligará al pago de los daños y perjuicios en favor del tenedor, en un monto no inferior al importe total del cheque. Rechazo injustificado de pago El girado que sin causa justa rehusare el pago de un cheque, indem­ nizará al girador los daños y perjuicios ocasionados, en el monto que señala el artículo anterior. Prohibición de revocar u oponerse al pago de un cheque El girador no podrá revocar el cheque ni oponerse a su pagodurante el plazo de presentación. La revocación o la oposición que hiciere en contra de lo dispuesto en este artículo, no producirá efecto alguno res­ pecto del girado, quien procederá al pago, si hubiere fondos suficientes, bajo su responsabilidad. Caso de muerte o incapacidad del girador La muerte o incapacidad sobreviniente del girador no serán causa para que el girado rehúse pagar el cheque. Quiebra del emitente El arreglo judicial o la quiebra del girador obligará algirado a rehusar el pago desde que tuviere noticia cierta de ello. El protesto El cheque que no fuere pagado por el girado, cualquiera que sea la causa, será llevado al protesto por el tenedor, dentro del plazo de presen­ tación señalado por el artículo 614, que no admitirá prórroga ni resti­ tución alguna. El notario público procederá en la forma prevista en los artículos 580 y 581, para las letras de cambio. ACCIONES CAMBIARIAS RESULTANTES DEL CHEQUE La acción cambiaria contra el girador, sus avalistas y demás signa­ tarios, caducará por no haber sido presentado al pago y protestado en tiempo oportuno. Las acciones cambiarias del último tenedor del cheque prescribirán en el lapso de ciento ochenta días, que se computarán desde la fecha de presentación para el cobro; y las de los endosantes y las de los avalistas en el mismo plazo, computándose a partir del día siguiente en que hubie­ ren pagado el cheque. Sanción penal Incurrirán en las sanciones previstas en el Código Penal, quien o quienes emitieren cheques que el girado no pagare dentro del plazo de presentación, por alguna de las siguientes causas: 1) Por estar emitidos a cargo del girado, sin que éste hubiere auto­ rizado a hacerlo. 2) Por no tener el girador en poder del girado fondos sulicientes para el pago. 3) Por haber el girador dispuesto de los fondos después de girar el cheque y antes de que transcurra el plazo de presentación. 4) Cuando el girador emitiere cheques sin la contraseña convenida con el girado, con fecha cambiada, o de modo tal que no fuere pagado, a menos que demostrare que no hubo intención de causar daño. Si en los actos a que este artículo se refiere concurrieren las circuns­ tancias previstas para el delito de estafa, se aplicarán las disposiciones respectivas del Código Penal. Revalidación de cheques Los cheques que no se hubieren presentado al cobro dentro del plazo de presentación, podrán ser revalidados por el girador, bajo su firma y se presumirá que se trata de nuevo giro. Extravío o pérdida del material Los cheques deberán girarse en el material proporcionado o apro­ bado por el banco. En caso de pérdida o robo de los talonarios de che­ ques, el girador dará aviso por escrito del hecho, haciendo constar el número y la cantidad del último cheque que hubiere emitido. El giradas a partir de este aviso, bajo su responsabilidad, no pagará los demás cheques emitidos en el material extraviado o robado. El girador que, maliciosamente, argüyere la pérdida o el robo del talonario de cheques, para evitar el pago de cheques legítimamente expe­ didos, cometerá delito de estafa y será sancionado conforme a la ley penal. Responsabilidad del librado El girado será responsable cuando hubiere pagado: 1) Cheques que tuvieren enmiendas, raspaduras o interlineaciones. 2) Cheques emitidos en material distinto del aprobado o entregada al girador. Cotejo El cotejo de los talones con los cheques emitidos hará plena prueba para establecer si el cheque falso o adulterado se tomó del talonario de cheques del girador. Depósito de cheques Previo endoso, los cheques podrán depositarse en cuenta corriente abierta en un banco, como si se tratare de dinero efectivo. Estos cheques depositados no serán negociables. CHEQUES ESPECIALES Cruzados en general El cheque será cruzable, trazando dos líneas paralelas transversales en el anverso, e inscribiendo entre ellas la palabra: “ Cruzado” . Este hecho determinará que el cheque será pagado a la persona a cuyo nombre se hubiere girado, o abonado en su cuenta corriente de cheques. No podrá ser transferido mediante endoso. Endoso cruzado El cruce podrá realizarse sobre el último endoso, trazando iguales líneas que las mencionadas en el artículo anterior. El cheque cesará de ser endosable, y deberá pagarse o abonarse en la cuenta de cheques de la persona beneficiaría con el último endoso. Prohibición de horrar No podrá borrarse el cruzamiento de un cheque ni el nombre del beneficiario en cuyo favor se hubiere efectuado. Cualquier cambio o supresión se tendrá por no hecho. Cheques para abono en cuenta corriente El girador o el tenedor podrán impedir el pago del cheque en efec­ tivo, mediante la inserción en el texto de la expresión: ‘‘Para abono en cuenta corriente” . En este caso, el girado deberá abonar el importe del cheque en la cuenta de los tenedores; la cláusula no podrá ser suprimida o borrada. Expedición de cheques de viajero Los cheques de viajero sólo podrán ser expedidos por instituciones bancarias a su propio cargo, y pagados por el establecimiento principal, o sus sucursales, o corresponsales en Bolivia o en el extranjero. Podrán ser puestos en circulación por el banco, o por sus sucursales o corres­ ponsales autorizados a tal efecto. Los cheques de viajero se extenderán a favor de personas determi­ nadas. El pagador establecerá la autenticidad cotejando las dos firmas que deberán aparecer en el cheque. Autorización para emitir cheques de viajero La autoridad administrativa encargada de supervigilar las actividades de los bancos, sólo autorizará la emisión de cheques de viajero cuando la institución solicitante demostrare la solvencia económica necesaria, limi­ tando su autorización a quince veces el monto a que alcanzaren los encajes legales de la entidad bancaria emisora, tomando el promedio correspon­ diente a la gestión del año anterior. Este monto será revisado al finalizar cada eiercicio anual. También reglamentará, de acuerdo con lo establecido en este código, todo lo relacionado con la emisión, circulación y formato de los cheques de viajero, precautelando los intereses de los usuarios y de la colectividad. Fago Los cheques de viajero serán pagados a su presentación en las sucur­ sales, o ante los corresponsales, y en cualquier tiempo, mientras no se operare la prescripción. 3. El art. 2^ del anteproyecto enuncia correctamente el prin­ cipio formal común a todos los títulos-valores. El apartado 2^ del mismo precepto establece, con igual corrección, el principio de la independencia entre la eficacia formal del documento y el nego­ cio jurídico subyacente. Pero en los países que — como el nues­ tro y a diferencia de lo que ocurre con los códigos civiles alemán (140) e italiano (art. 1424)— omiten legislar sobre la conversión del negocio jurídico, quizás sería prudente establecer una norma expresa en el sentido de que los documentos nulos por falta de alguna de las enunciaciones o requisitos exigidos por el anteproyecto podrán valer como otro tipo de negocio jurídico siempre que contengan las enunciaciones y requisitos de éste y que, habida cuenta del objeto perseguido por las partes, deba considerarse que ellas lo hubiesen querido si hubiesen sabido la nulidad del primero. Precisamente por aplicación del principio de la conversión, se considera que una letra de cambio nula por carecer de tal denominación — por ejemplo— , puede valer, según las circunstancias, como promesa o reconocimiento de obliga­ ción 1®. Es verdad que la sedes materiae del principio de la conver­ sión debe ser la parte general del código civil. Pero ante la ausencia de una norma de tal índole, sería conveniente ser más explícito con referencia a los títulos-valores para evitar proble­ mas de interpretación. 4. Los arts. 15 a 20 están — en mi opinión— erróneamente ubicados dentro de la parte general del anteproyecto. En su concepto tradicional, el aval es una garantía de na­ turaleza eminentemente — casi diría estrictamente— cambiaria Aplicable, sin duda alguna a la letra de cambio y al pagaré, ya no resulta tan clara su vigencia con relación a los cheques, respecto de los cuales, una autorizada doctrina se manifiesta contraria En nuestro país, su práctica en materia de cheques es desconocida. Con relación a los demás títulos-valores (por ejemplo, títulos representativos de mercaderías, títulos de participación, títulos emitidos en m asa), no cabe prever la aplicación de las normas 10 C u R T iu s, K l a u s y H e r t h a , Keysers Rechtslexicon, 4^ ed., Keyserche Verlagsbuchhandlung, Heidelberg-München, 1959, p. 265. 11 L a n g l e y R u b io , E m ilio , El aval de la letra de cambio, B osch ^ Barcelona, 1954, p. 11 et passim. 12 Di P i n a V a r a , R a f a e l , Teoria y práctica del cheque, Editorial La­ bor Mexicana S.R.L., México, 1960, p. 199|200 y bibliografía allí citada. relativas al aval. Con lo que la ubicación de ellas en una parte general de la disciplina carece de explicación satisfactoria. 5. Fuera de la observación de orden metodológico preceden­ te, señalo que el art. 16 del anteproyecto, concordante con el art. 31 de la ley uniforme de Ginebra y con los principios de la literalidad del instrumento cambiario, no autoriza la emisión del aval por acto separado. En cambio, el art. 33 de la ley argentina vigente siguió el criterio del art. 680 del código de comercio que es también el observado por el art. 130 del código francés y permite la concesión del aval por acto separado. Este temperamento fue el propiciado por el doctor Mauricio Yadarola en su proyecto de ley sobre letras de cambio y apoyado por el doctor Leopoldo Meló en la sesión del Instituto Argentino de Estudios Legisla­ tivos, celebrada el 6 de mayo de 1938 en mérito a la difusión de su uso en la praxis bancaria argentina y a las ventajas prácticas de su utilización. La experiencia en nuestro país es favorable a su empleo, y nada aconseja su supresión, salvo el homenaje a la unificación legislativa internacional. 6. En la reunión de seminario, celebrada en Tegucigalpa, los días 16 y 17 de octubre de 1965, se resolvió suprimir el art. 23 del anteproyecto, relativo a las facultades de los albaceas y administradores judiciales para suscribir títulosvalores con autorización judicial, con el argumento de que en la legislación civil y procesal centroamericana los albaceas no son administradores. Ello es exacto también en la legislación argentina. Pero en ésta existen diversos supuestos de admi­ nistración judicial de bienes, en los cuales podría darse la posi­ bilidad de tener alguna vez que suscribir títulos-valores (espe­ cialmente, letras y pagarés, pero también algún otro tii)o de título). Por ejemplo, en caso de ausencia con presunción de fa ­ llecimiento, el juez debe nombrar un curador a los bienes si no hubiese administrador de ellos (art. 115, cód. civil). El tutor (arts. 409, 411, etc., cód. civ.), el curador de incapaces (art. 475) y el curador a los bienes de herencias no acepta­ das (arts. 486, 488 cód. civ.) administran bienes ajenos; y en ciertas hipótesis requieren la autorización judicial (art. 443 cód. civ.) para contraer deudas o efectuar pagos. Además, los 13 I n s t i t u t o A r g e n tin o de E s tu d io s hiario argentino y la legislación Piniforme. E l derecho camP royecto de reform a, Cía. Im- L e g is la tiv o s , presora Argentina S.A., Buenos Aires, 1940, p. 120. códigos procesales de las provincias argentinas, al disciplinar los juicios de declaratoria de herederos y de sucesión, prevén la designación de administradores judiciales de la herencia, cu ­ yas facultades son, en principio, de mera administración. Pero hay supuestos en que, con autorización de todos los herederos o del juez, pueden realizar actos de disposición. Si se aspira a que el anteproyecto pueda servir de base para una ley uniforme latinoamericana, habrá que tener en cuenta todas esas hipótesis. En tal caso, la redacción del pre­ cepto podría ser la siguiente: ‘X os administradores judiciales de bienes podrán suscribir títulos-valores previa autorización judicial concedida con audiencia de los interesados''. Se entiende que los albaceas, en aquellas legislaciones que les atribuyan facultades de administrar, quedan comprendidos en el precepto. 7. El art. 23 del proyecto (que corresponde al art. 24 del anteproyecto) habla de los ''administradores o gerentes de so­ ciedades o negociaciones mercantiles. . . La palabra “ negocia­ ción'', en el sentido de estahlecimiento comercial C'azienda", ''fonds de conimerce") no se utiliza en nuestro país y su empleo podría originar equívocos. Para el supuesto de que el proyecto sirviera de base para una ley latinoamericana o argentina, pro­ pongo cambiar ese vocablo por “ establecimiento comercial", más utilizado en ambas márgenes del Río de la Plata. En todo caso, podría igualmente emplearse la expresión “ hacienda mercantil", muy difundida en nuestra habla española. 8. El art. 25 del proyecto (art. 24 del anteproyecto) se re­ fiere al que suscribe un título “ sin facultades legales" para hacerlo. El precepto se refiere al supuesto de inexistencia de representación; y, en la intención de los redactores, también al de exceso en el ejercicio de la representación. Pero la omi­ sión de referencia expresa podría originar dificultades inter­ pretativas. Propongo agregar a continuación del apartado 1^, otro que establezca expresamente — como lo hace el art. 8^ de la ley de Ginebra— , que “ la misma solución se aplicará cuando el representante hubiese excedido sus poderes". Por otra parte — y esto, por una simple razón de ordena­ miento— me parece mejor colocar el art. 22 del proyecto (art. 22 del anteproyecto) a continuación del art. 25. Así se tendrá reunido en dos preceptos seguidos el régimen de las consecuen­ cias del libramiento de un título-valor sin representación su­ ficiente. El primero de los preceptos (actual art. 25) estatuirá sobre los efectos del libramiento respecto del que lo suscribió sin facultades suficientes. En tanto que el segundo (actual art. 22) disciplinará los efectos respecto de quien toleró que otro invocara una representación suya inexistente. 9. Advierto que el art. 28 del proyecto (art. 29 del ante­ proyecto) se refiere expresamente a los títulos representativos de mercancías; y que el art. 29 (art. 30 del anteproyecto) exclu­ ye expresamente del régimen de la ley a los llamados “ docu­ mentos de legitimación” Pero nada dice acerca de los títulos de participación (por ejemplo, acciones de sociedades anónimas) y de los llamados “ títulos impropios” Las mismas razones para referirse expresamente a la categoría mencionada existen para aludir también a las otras. O, de entenderse que ello es innecesario, esa falta de necesidad regiría respecto de todas las categorías referidas. Por mi parte entiendo que es conveniente hacer una referencia expresa a todas, para evitar equívocos. 10. El art. 30 del proyecto (art. 31 del anteproyecto), tal como está redactado, interesa solamente a los países centroame­ ricanos. Pero si se aspirara a tomar el proyecto como base de una ley latinoamericana, naturalmente habría que cambiarle la redacción. La parte final del anteproyecto, que ha sido suprimida en el proyecto por estimarla innecesaria, referente al pago del do­ cumento en moneda del país donde se cobre, no corresponde — al menos en la forma como está redactada— a la parte general de la ley, ya que hay títulos-valores en que la prestación no consiste en el pago de dinero. Pero si se quisiera mantener — como creo que es necesario hacerlo— un precepto relativo al pago de los títulos-valores cuya prestación consista en la entrega de una suma de dinero cuando la moneda pactada o la corriente en el lugar de emisión fuese distinta de la legal en el lugar del pago, deberá consa­ grarse un precepto de contenido análogo al art. 41 de la ley cambiaría de Ginebra. Pese a las críticas que se han formulado al art. 44 del decreto-ley argentino 5965/63, que reproduce la preceptiva ginebrina, entiende que ésa es la solución que corresponde. 11. Observando los arts. 32 y 36 del proyecto (arts. 33 y 37 del anteproyecto), creo que convendría aclarar algo más su redacción para evitar confusiones entre ambas categorías de tí­ tulos por parte de los terceros. En efecto, el art. 32 dispone V a s e lli, M a r i o , op, cif. en la n ota V a s e l l i , M a r i o , op. cit., p . 45 y ss. 3, p . 24 et passim. que “los títulos nominativos se expedirán a favor de determirmda persona, cuyo nombre deberá aparecer tanto en el texto del documento como en el registro que llevará el creador de los títulos”. Por su parte, el art. 36 establece que “los títulosvalores expedidos a favor de determinada persona * se presu­ mirán a la orden y se transmitirán por endoso y entrega del título” . Es decir, que tanto los títulos nominativos como los a la orden pueden manifestarse bajo la misma apariencia formal, esto es, como extendidos a favor de determinada persona. Ambas categorías de instrumentos son endosables; pero los primeros requieren, además, la anotación de la transmisión en el registro del emisor. Este último requisito es de índole puramente inter­ na, y los terceros que reciben por endoso un título extendido a favor de determinada persona no están obligados a saber ni a averiguar si el emisor ha impuesto o no la exigencia de la anotación en el registro, si tal exigencia no ha sido establecida en el texto del propio título o, en todo caso, si ella no emerge de la ley. Entiendo que la enunciación del mencionado requi­ sito atañe a la literalidad del título. Es cierto que el art. 36 preceptúa que los títulos expedi­ dos a favor de determinada persona “se presumirán” a la orden. Pero así enunciada, me parece que la presunción puede ser in­ terpretada con mucha liberalidad y originar, en algunas situa­ ciones, dificultades interpretativas. A mi juicio, la clara doctrina es la que emerge del art. 24 de la ley mexicana de 1932, esto es, la de que los títulos se presumirán a la orden, salvo que por expresarlo el mismo título o por establecerlo la ley, deban ser inscriptos en el registro del emisor. Fuera de esas dos cir­ cunstancias, no se admitirán otras excepciones. 12. El art. 12 del proyecto establece como principio gene­ ral el de que el tenedor de un título'-valor no podrá cambiar su forma de circulación sin consentimiento del creador del título. Podemos entender por “forma de circulación” el conjunto de los requisitos (algunos los llaman “presupuestos” )^* que deben cum­ plirse para producir el desplazamiento del título de un sujeto a otro, y también los efectos que ese desplazamiento produce. Si tal inteligencia es correcta, debemos entender que un título nacido bajo la forma de instrumento “a la orden”, no puede ser modificado por el tenedor, en cuanto a su ley de circulación, sin consentimiento del creador del título. La bastardilla pertenece al autor de este artículo (N. d e lE .). F brri, G., Manual citado en la nota 3, 328, p. 302. Pero, por otra parte, el art. 37 del proyecto (art. 38 del anteproyecto) establece mmlquier tenedor de un título n orden puede impedir su ulterior endoso, con el efecto de que, a partir de su fecha (¿de la del título o de la del endoso? ¿y cuando el endoso es en blanco?) el título sólo pueda transmitirse con . los efectos de una cesión ordinaria. Es decir, que, según este precepto, el tenedor de un título puede, sin consentimiento del creador del mismo, modificar la forma de la circulación (alterando sus efectos). Con ello, la redacción del art. 37 plan­ tea un conflicto con la del art. 12, por cuanto ambas aparecen sentando principios'contradictorios. Además, el principio d é la prohibición de cambiar la forma de circulación de un título es de eficacia relativa. Baste pen­ sar en que mediante el endoso en blanco se altera la ley de circulación de los títulos nominativos y a la orden, y que me­ diante la cláusula “ no a la orden" puesta por un tenedor se modifica igualmente la ley de circulación, para advertir que aquel principio de la inmodificabilidad de la forma circulatoria dista mucho de ser riguroso. Por ello, prefiero la norma san­ cionada por el art. 1999 del código italiano de 1942, que auto­ riza a cambiar la forma de circulación del título, a pedido y a costa del legítimo tenedor. 13. El art. 40 del proyecto (art. 41 del anteproyecto) enu­ mera una serie de enunciaciones que ha de contener el endoso. La expresión “ llenará" da la idea de que el precepto es imperati­ vo y que las enunciaciones son esenciales. Pero a continuación, el art. 41 (art. 42 del anteproyecto) se encarga de adver­ tirnos que, salvo la firm a del endosante, ninguna de dichas m.enciones es esencial, ya que la omisión de cualquiera de ellas o de todas está suplida por presunciones legales. No se advierte, por consiguiente, la importancia de la enumeración legal. El art. 14 de la ley cambiaria de Ginebra sólo exige, como ele­ mento esencial, la firma del endosante, lo que me parece correcto. Bastaría, a mi juicio, mantener el inciso IV del art. 40 del proyecto; y en el art. 41, establecer, simplemente, las presuhcíònes que habrán de tenerse en cuenta para determinar las demás circunstancias, en el supuesto de que el endoso t í o las expresara. 14. En el art. 46 del proyecto (art. 47 del anteproyecto) advierto, ante todo, una omisión en la cláusula que dice: “ Este endoso conferirá al endosatario las facultades de un apoderado para cobrar el título judicial o extrajudicialmente, y para endo- saxio en procuración” . A diferencia de sus modelos mexicano y hondureño (art. 35, ley mexicana de 1932; art. 483, proyecto mexicano; art. 494, cód. de Honduras), el precepto que analizo ha omitido referirse a la autorización para presentar el docu­ mento a la aceptación, diligencia distinta del cobro extrajudicial o judicial. Fuera de esta observación, estimo que sería preferible dar al precepto una redacción más amplia y comprensiva como la que contiene la ]ey cambiaria de Ginebra (art. 18) o el código italiano (art. 2013), reproducida en nuestros decretos-leyes sobre letras de cambio y pagarés y sobre cheques, a saber, la de que el portador o el endosatario podrá ejercer todos los derechos que derivan del documento, pero a título de mandatario. 15. El art. 48 del proyecto (art. 49 del anteproyecto) dis­ pone que el endoso posterior al vencimiento producirá los efectos de la cesión ordinaria. Éste es también el principio establecido en las leyes mexicana y hondurena, en el proyecto de código mexicano y en el art. 635 del código de comercio argentino antes de la reforma de 1963. Pero esta última reforma se adhi­ rió al principio establecido por el art. 20 de J a ley cambiaria ginebrina: el endoso posterior al vencimiento produce los mis­ mos efectos que el anterior, siempre que se realice antes del protesto o de la fecha en que el documento debe ser protestado. Sólo el endoso posterior al protesto o a )a fecha en que. éste debe realizarse produce los efectos de la cesión. La experiencia recogida bajo el imperio de la ley unifornie no ha señalado ningún inconveniente en la aplicación del principio. Y Ja doc­ trina europea suele comentar el precepto sin indicar perturba­ ciones en cuanto a su vigencia^'. Creo, por lo,tanto, más con­ veniente adoptar la solución ginebrina, que nos acercará jn á s a la meta de la unificación. De todos modos, y sea cual fuere , el principio que en defi­ nitiva se adopte, conviene agregar un apartado a este articula, estableciendo que los endosos respecto de los cuales no pueda establecerse su fecha ni por la presunción del art. 41, se preC-f., p o r ejemplo. D e S e m o , G i o r g i o , Trattato di Diritto Cambiario, ed., c e d a m , Padova, 1 9 6 3 , 4 7 8 , p. 4 4 8 ; Á n g e l o n i , V i t t o r i Ó , L a cambiale e il vaglía cambiario, 4 ^ ed., Giuffré, Milano, 1 9 6 4 , p. 2 3 2 ; BiÁNCHi, D ’ E s p i n o s a , L u iG i, Le leggi camhiajñe nelVinterpi^etazione della giuHspriidenza (193UA960), 2^^ Giuffré, Milano, 1961, N 9 27, p . 104; F l o r e , G i u s e p p e , e Miccio, R e n a t o , Rassegna di gíurisprudenza sulle leggi sulla cambíale e sulVassegno ba/ncario, Giuffré, M ila n o , 1955, 1 6 6 , p. 5 3 ; L e s c o t , p., et R o b l o t , R., Les effets de cormncrce, Rousseau et Cié,, París, 1953, t. I, n s. 318/319, p. 350 y ss. 3^ sumen hechos antes del vencimiento de la fecha establecida para levantar el protesto (o antes del vencimiento, según la solución que se prefiera). 16. En el art. 51 del proyecto (art. 52 del anteproyecto) creo que se ha deslizado un error de máquina. El proyecto debe decir: "Los bancos, en estos casos, deberán anotar en el título la calidad con que a ctú a n .. . ” . 17. El art. 59 del proyecto (art. 60 del anteproyecto) prohíbe en términos absolutos las cláusulas productivas de inte­ reses. Sin embargo, la ley de Ginebra los permite en el caso de letras pagaderas a la vista o a cierto término vista (art. 5^), y tal solución es admitida por parte de muy autorizada doctrina europea En el derecho inglés, la cláusula de intereses es admitida sin inconvenientes, y apoyada en precepto expreso en la Bill of Exchange Act con un alcance aún más amplio que el de la ley ginebrina. Creo conveniente adoptar la solución de esta última, en aras de la uniformidad que se tiene en miras. 18. El art. 66 del proyecto (art. 67 del anteproyecto) dis­ pone que el librador responderá de la aceptación y del pago de la letra. La ley uniforme de Ginebra (art. 9^) establece la misma responsabilidad; pero x>ermite liberarse de la garantía de la aceptación. Sólo la garantía del pago es inderogable. El proyecto ha seguido el criterio establecido en el art. 87 de la ley mexicana de 1932 que, en su momento, mereció ati­ nadas observaciones de un autorizado comentarista La su­ presión de la disposición legal que prohíbe al librador exone­ rarse de la garantía de la aceptación, no perjudica la eficacia de la letra y permite aproximar más el sistema del proyecto a la formulación del principio según el régimen de la ley uni­ forme. 19. Advierto cierta incongruencia o laguna en lo relativo al lugar de la presentación para el pago de una letra acep­ tada. Según el art. 65 del proyecto (art. 66 del anteproyecto), el librador puede señalar como lugar para el pago cualquier domicilio determinado. En caso de no indicarse lugar de pago, 18 D B Semo, G., op cit, 306, p. ? 7 5 ; A n g e l o n i , V ., op. N 9 24, p. 8 3 ; B iA N C H i D ’ E s p i n o s a , L., op. cit., 9, p. 3 3 ; L e s c o t et R o b l o t , op. cit., t. I, 172, p. 191. G r i s o l i , a ., op. cit., NP 22, p. 3 1 /3 2 . Para el derecho norteameri­ cano cf. C l a r k e , J o h n J ., Problemas legales de los instrumentos negocia­ bles, CEMLA, México, 1956, p. 30. -O T e n a , F e l i p e d e J., Derecho mercantil mexicano, Porrúa Hnos., México, 1939,’ t. II, m 173, p. 291. cit., habrá que estar al principio general establecido en el art. 3^, apartado final, que establece que si no se mencionara el lugar de cumplimiento o ejercicio de las prestaciones o derechos, se tendrá como tal el domicilio del creador del título. Si se apli­ caran estos principios, la presentación de la letra para el pago, en caso de no haberse indicado lugar, deberá hacerse en el domicilio del creador del título, esto es, del librador de la letra. Pero si ésta fue aceptada y por ello el girado se convirtió en deudor principal (art. 77), lo lógico y razonable es que la letra deba ser presentada para el pago en el domicilio del giradoaceptante. Falta en el supuesto de la presentación para el pago una disposición expresa como existe para la hipótesis de la presentación para la aceptación (art. 70 del proyecto). Creo que para una situación de tanta importancia no es conveniente dejar la solución librada a preceptos más o menos equívocos, y que es preferible sentar una disposición clara y expresa, como lo hace el art. 44 de la ley italiana sobre la "cambíale'', de 1933. 20. En materia de protestos, el decreto-ley argentino nú­ mero 5965/63 pretendió innovar estableciendo un sistema de protesto postal con intervención de un banco. El sistema suscitó ardiente oposición y no todos los argumentos que se esgrimieron en contra de la iniciativa fueron de índole exclusivamente cien­ tífica. El hecho es que por disposición gubernativa la aplica­ ción del sistema quedó suspendida y, probablemente, no se lle­ vará nunca a la práctica. Falta, por tanto, el pronunciamiento de la experiencia que hubiera podido suministrar elementos de juicio concretos para apreciar las bondades y deficiencias del régimen. De todos modos, no faltan voces autorizadas que concuerdan sobre la necesidad de arbitrar algún otro procedimiento más simple y económico para comprobar el hecho de la presen­ tación de la letra y la falta de aceptación o de pago, teniendo presente la circunstancia de que en países, como el nuestro, de gran extensión territorial y de todavía escasa población en rela­ ción al territorio, no siempre resulta fácil conseguir un escribano público para levantar ante él el protesto. 21. Advierto que, según el art. 88 del proyecto (art. 89 del anteproyecto), la cláusula de dispensa del protesto sólo puede ser puesta por el librador, teniéndose por no escrita la puesta por cualquier otra persona. No alcanzo a comprender la razón de la desviación, a este respecto, de los principios esta­ blecidos por la ley cambiaria de Ginebra (art. 46), que permite insertar dicha cláusula, tanto al librador como a los endosantes y a los avalistas. De acuerdo con mi particular punto de vista 280 REUNIÓN DE e s p e c i a l i s t a s : d o cu m e n to s de tr a b a jo -coincidente en esto con el derecho inglés aplicable a las letras nacionales (inland bills) y con la opinión de Stranz— respecto de la escasa utilidad práctica del protesto, entiendo que conviene no restringir innecesariamente el empleo de cláu­ sulas que liberen del cumplimiento de la formalidad indicada. 22. El art. 100 del proyecto (art. 101 del anteproyecto) admite para el pagaré la estipulación de intereses convenciona­ les. No entiendo el porqué de la discordancia con el sistema establecido por el art. 59 (art. 60 del anteproyecto) que los prohíbe. Como lo he expresado en el punto 17, prefiero el sis­ tema de la ley de Ginebra, por los motivos que allí indico. 23. El art. 103 del proyecto (art. 104 del anteproyecto) permite operar con cheques cuando éstos sean “ a cargo de un banco autorizado para operar en cuentas de cheques” . La expresión empleada da a entender que sólo aquellos bancos autorizados para mantener esa especial categoría de cuentas (que no se identifican con las cuentas corrientes bancarias, con las aperturas de crédito, etc., sino que, en cierto modo, se yuxtaponen a éstas) pueden operar con cheques. La conse­ cuencia es que el cliente del banco debe estar autorizado por éste para librar cheques, si bien tal autorización va implícita en el hecho de la entrega de los formularios por el banco al Hbrador. Estas circunstancias (señaladas con relación a otras legislaciones por la doctrina, en general) llevan a ciertos autores a concluir afirmando la existencia de un contrato de cheque adosado al contrato en conexión al cual se libran los cheques. Me parece que el sistema argentino es más sencillo, tanto bajo la vigencia de los arts. 791 y ss. del código de comercio como bajo el imperio del decreto-ley 4776/63. El cheque va siempre indisolublemente ligado al contrato de cuenta corriente bancaria, de modo tal que por el mero hecho de abrir dicha cuenta corriente el banco debe entregar al cliente los formula­ rios de cheques como único medio de poder utilizar los fondos disponibles en la cuenta. Por otra parte, la cuenta corriente bancaria puede ser con provisión de fondos o con autorización para girar en descubierto. Dentro de esta última modalidad cabe la posibilidad de hacer funcionar el anticipo o la apertura de crédito en descubierto o cualquier otra modalidad contractual que permita al cliente disponer mediante cheques de los fondos existentes a su favor en el banco. Nuestra práctica bancaria, en este sentido, está profun­ damente arraigada; y preveo que cualquier innovación tendiente a ampliar la aplicación del cheque a algún otro tipo de cuentas origine fuertes resistencias. Por eso propondría modificar la redacción de la primera parte del art. 103 del proyecto y suprimir la segunda parte del mismo que — en mi concepto— es simple repetición del principio más general expresado en el art. 2'?. En consecuencia, el art. 103 quedaría redactado así: “ El cheque sólo puede ser expedido en formularios impresos y a cargo de un banco en el cual el librador tenga cuenta corriente con fondos depositados disponibles o con autorización para girar en descubierto. “ A tal efecto, los bancos entregarán a sus clientes que tengan cuenta corriente los pertinentes formularios de cheques” . 24. Si se aceptara la redacción que he propuesto para el art. 103, podría simplificarse el texto del art. 105 del proyecto (art. 106 del anteproyecto), que pasaría a ser art. 104, en la siguiente form a: “ El cheque expedido sin suficiente provisión de fondos producirá, sin embargo, todos sus efectos contra los obligados en virtud de él” . Aunque lo creo innecesario, aclaro que al referirse este precepto a la “ suficiente provisión de fondos” , quiere significar tanto a “ sin fondos depositados disponibles” como a “ sin auto­ rización para girar en descubierto” . Sabido es que, en la doctrina actual la noción de provisión de fondos no es un concepto material sino jurídico, consis­ tente en el crédito que el librador tiene contra el banco girado en razón de las circunstancias apuntadas más arriba. 25. Estimo que en el actual art. 104 del proyecto (art. 105 del anteproyecto), deben hacerse algunos agregados. En el apartado I conviene introducir la especificación de ia especie de moneda, con lo que el texto sería el siguiente: “ La orden incondicional de pagar una suma determinada de dinero, especificando la especie de moneda” . La enunciación es particularmente útil en los cheques internacionales. En el apartado II me parece conveniente hacer también un agregado, de modo que quede redactado así: “ el nombre y domicilio del banco girado” . Es fundamental que el tenedor de un cheque pueda saber con facilidad el domicilio de la institución a la cual deberá presentarlo al cobro. 26. Los arts. 107 y 108 del proyecto (arts. 108 y 109 del anteproyecto) plantean algunos problemas delicados. Dichos 21 M xtt l e r - E r z b a c h , R u d o l f , Deutsches Handelsrecht, 2 ^ / 3 ^ e d ., J. C. B. Mohr (Paul Siebeck), Tübiníren, 1928, p. 527: RODRÍGUEZ Y RODRÍGUEZ, J o a q u í n , Derecho hancario, Editorial Porrúa S.A., México, 1945, p. 1 1 7/8; De P i n a V a r a , op. cit., p. 121. preceptos siguen el criterio sentado por los arts. 25 y 201 de la ley mexicana de 1932, en el sentido de que se equiparan las cláusulas “ no a la orden" y “ no negociable", con el efecto de que su inserción priva de endosabilidad al título, el que sólo puede entonces ser transferido por la vía de la cesión ordinaria, salvo que se lo endose a un banco al único fin del cobro. No es ése el alcance que la sección 81 de la “ Bill of Exchange A ct" inglesa de 1882 atribuye a la cláusula “ no negociable". Según dicha disposición legal, el cheque cruzado con las palabras “ no negociable" continúa siendo libremente transferible, pero el portador no adquiere ningún título m ejor que el que tenía su transmitente Éste es también el alcance que la doctrina argentina prevaleciente atribuye a la cláusula men­ cionada y que se observa en nuestra práctica bancaria. El cambio en la interpretación del alcance de la cláusula “ no negociable", como consecuencia de la adopción del principio establecido en el proyecto originará — sobre todo al principio— algunas perturbaciones en la práctica bancaria argentina. 27. El art. I l l del proyecto (art. 112 del anteproyecto) contiene una serie de plazos para la presentación al pago de los cheques, referida a la circulación de los cheques en los países centroamericanos. Si el proyecto se adoptara como base para una ley uniforme latinoamericana habrá que tener en cuenta, naturalmente, los criterios vigentes en los demás países. Faltan en el proyecto disposiciones relativas a la imposi­ bilidad de la presentación para el pago por razones de fuerza mayor, y al pago de cheques librados en una especie de moneda que no tiene curso legal en el lugar de pago. Creo que con relación a estos supuestos conviene agregar preceptos concor­ dantes con los de la ley de Ginebra. C h a l m e r s , transcripto por E c h e v a r r í a L e u n d a , J o r g e , Cheques certificados cruzados. No negociables. Biblioteca de Publicaciones Oficiales de la Facultad de Derecho y C ie n c ia s Sociales de la Universidad de la República, Montevideo, 1959, 92, p. 186; S m i t h , J o h n W i l l i a m , A Compendium of Mercantile Latv, 13^ ed., Stevens and Sons Ltd., London, 1931, p. 270. S e g o v ia , L i s a n d r o , Explicación y crítica del código de comercio argentino, Librería y Editorial “ L a Facultad’^ Buenos Aires, 1933, t. II, nota 2717; F e r n á n d e z , R a y m u n d o L ., Código de comercio de la República Argentina comentado, Compañía Impresora Argentina S. A., Buenos Aires, 1945, t. III, p. 585; B a l s a A n t e l o , E., y B e l l u c h i , C. A ., Técnica jurídica del cheque, Editorial “ El Ateneo” , Buenos Aires, 1942, 108, p. 149 y ss.; F o n t a n a r r o s a , R o d o l f o O., El nuevo régimen jurídico del cheque. Victoj’ P. de Zavalía, Buenos Aires, 1965, 73, p. 162 y ss. 28. Desde el momento en que — según mi personal punto de vista— el banco abre la cuenta corriente a su cliente (ya sea con depósito de fondos o con autorización para girar en descubierto), queda obligado a suministrarle los pertinentes formularios de cheques y, por lo tanto, resulta innecesaria cualquier autorización para librarlos. Por consiguiente, habría que modificar la redacción del art. 113 del proyecto (art. 114 del anteproyecto) en su primera parte, en la siguiente form a: “ El banco girado estará obligado con el librador a cubrir los cheques a su cargo, salvo disposición legal que lo libere de tal obligación” . En cuanto al segundo apartado del mencionado precepto, debo señalar que, en la práctica bancaria argentina, los bancos se muestran reacios a ofrecer pagos parciales, al punto que al proyectar el texto del decreto-ley 4776/63 hubo que modificar el precepto pertinente, convirtiéndolo de obligatorio en mera­ mente facultativo. Tengo la impresión de que un texto impera­ tivo como el del proyecto no sería aceptado por nuestros bancos. Por eso propongo sustituir en el segundo apartado del art. 113 la expresión “ el librado deberá ofrecer al tenedor el pago parcial” por “ el librado podrá ofre ce r. . . ” Consecuentemente, habría que suprimir la disposición del art. 114 del proyecto (art. 115 del anteproyecto), que carecería de objeto. 29. En todo caso, si el banco .girado ofrece al tenedor el pago parcial hasta el monto del saldo disponible, parece más conveniente adoptar el temperamento del art. 34 de la ley uniforme de Ginebra que impide a este último rehusarlo. La solución contraria, aceptada por el art. 120 del proyecto (art. 121 del anteproyecto) y concordante con la establecida en el art. 189 de la ley mexicana de 1932, si bien coincide con los principios civilistas en materia de pago, aparece menos práctica en su aplicación al cheque y ha merecido algunas críticas por parte de la propia doctrina mexicana 30. Si se admitiese el criterio propuesto en el parágrafo anterior, esto es, el de que el tenedor no puede rehusar un pago parcial, habrá que modificar la redacción del art. 115 del proyecto (art. 116 del anteproyecto), suprimiendo la prótasis del período hipotético “ si el tenedor acepta el pago parcial” . Además, me parece preferible la solución adoptada por el art. 34 de la ley de Ginebra y por la segunda parte del propio 24 R o d r í g u e z Op. cit., p . 22 8. y R o d ríg u e z , J ., op. cit., p . 2 1 7 ; De P in a V ara, R ., art. 189 de la ley mexicana, a saber: ‘'En caso de pago parcial, el girado puede exigir que se deje constancia del mismo en el cheque y que se le extienda recibo por separado'’ devol­ viendo el título original al tenedor para que con él pueda ejercer acción por cobro del saldo. 31. Por lo dicho en el 29, estimo preferible modificar el art. 120 del proyecto (art. 121 del anteproyecto), estableciendo la solución contraria, esto es, que ‘‘el tenedor no podrá rehusar el pago parcial''. 32. La experiencia argentina realizada desde la vigencia del decreto-ley 4776/63 ha mostrado las ventajas de suprimir lisa y llanamente el protesto, reemplazando dicha diligencia con la constancia que el banco debe poner en el mismo título, refe­ rente a los motivos en que se funda la negativa del pago, la fecha y hora de la presentación del cheque para el pago y el domicilio del librador registrado en el banco (art. 38, decretoley 4776/63). Se ha observado que sería conveniente que esa constancia contuviera asimismo la indicación del número de endosos contenidos en el cheque, para evitar la inserción o la eliminación fraudulenta de endosos posteriormente a la cons­ tancia de rechazo por el banco. Fundado en esa experiencia, considero inadecuado el pre­ cepto contenido en el primer apartado del art. 121 del proyecto (art. 122 del anteproyecto). Está de más establecer la posibilidad de levantar el protesto dentro de los dos días hábiles posteriores a la presentación, cuando la mera constancia del rechazo puesta por el banco en el acto mismo de la presentación llena las veces de aquél. En cuanto al segundo apartado del mismo artículo, entiendo que conviene hacer una aclaración. Cuando el cheque llega al banco girado por intermedio de una cámara compensadora, debe tenerse como fecha de presentación para el pago, la de la presentación a la cámara compensadora. Pero la constancia de la negativa de pago, así como la fecha y hora de tal diligencia, debe ponerlas el banco girado que es el que tiene a su cargo el pago del cheque. Conviene aclarar la redacción del precepto. 33. El art. 122 del proyecto (art. 123 del anteproyecto) se refiere a la acción cambiaria contra los avalistas del librador del cheque. He sostenido en otras oportunidades que, siendo el cheque un instrumento de pago a muy breve plazo que supone siempre la existencia de una provisión de fondos, no se concibe la necesidad o conveniencia del aval. En la República Argentina dicha garantía no es utilizada en modo alguno para los cheques. 34. Estimo muy breve el plazo de seis meses establecido para la prescripción de las acciones por el art. 123 del proyecto (art. 124 del anteproyecto) y considero preferible el término de un año fijado por el art. 54 del decreto-ley 4776/63 argentino. Consecuente con lo dicho en el parágrafo anterior, juzgo innecesario referirse a los avalistas, como lo hace el precepto observado. 35. El art. 124 del proyecto (art. 125 del anteproyecto) concede al tenedor de un cheque presentado en tiempo y no pagado, el derecho al resarcimiento de los daños y perjuicios que con ello le ocasione, los que en ningún caso se podrán fija r en menos del 20 % del importe del cheque. Prefiero el texto del art. 193 de la ley mexicana de 1932, en su primer apartado, que expresamente aclara que tal derecho se confiere al tenedor del cheque presentado en tiempo y no pagado por caiisa impiítahle al propio librador. En materia de tanta importancia como es esta de la responsabilidad del librador, tal agregado me parece indispensable para evitar problemas interpretativos y, sobre todo, cuestiones litigiosas. 36. El art. 125 del proyecto (art. 126 del anteproyecto), en su correlación con el siguiente (arts. 126 y 127, respectiva­ mente), plantea el gravísimo y debatido problema de la respon­ sabilidad por el pago de cheques falsificados. Ante todo, advierto que el art. 125 del proyecto se refiere a dos hipótesis solamente: a) alteración de la cantidad; b) falsificación de la firma. Si bien esos supuestos son los más frecuentes en la práctica, no cabe descartar la posibilidad de alteración de algún otro elemento, por ejemplo, la fecha de libramiento, para prolongar la validez de un cheque vencido. En este orden de ideas, señalo que el art. 34 inc. 3^ del decretoley 4776/63 argentino se refiere a alteraciones del cheque en cualquiera de sus enunciaciones. Desde otro punto de vista, creo conveniente hacer todavía otra distinción: cuando se trata de la falsificación de firm a del librador, es fácil establecer las culpas. Si la firma fa lsifi­ cada aparece en un formulario perteneciente al librador, lo razonable es presumir que la falsificación sólo habrá podido realizarse aprovechando algún descuido y negligencia del titular del formulario que no lo custodió como era su deber. A la inversa, si la firma falsificada del librado ha sido puesta en un formulario perteneciente a otro cliente del banco, la culpa será de esta institución por no haber verificado debida­ mente que el cheque había sido librado en un formulario que no correspondía. Pero cuando se trata de la alteración de alguna otra enunciación (por ejemplo, cantidad, fecha, etc.), puede ocurrir que el hecho sea cometido por terceros, sin culpa del librador ni del girado. No ha sido raro en estos últimos tiempos, el caso de cheques sustraídos en el Correo y cobrados luego de haber sido adulterados, especialmente en las cantidades. Teniendo en cuenta las circunstancias apuntadas, creo que la solución debiera ser la siguiente: a) En caso de falsificación de la firma del librador, éste no podrá invocar tal circunstancia para objetar el pago hecho por el girado, si hubo culpa de su parte o de sus factores, representantes o dependientes. Cuando la firma falsificada hubiese sido puesta en form u­ lario de los que el girado suministró al librador, éste sólo podrá objetar el pago si la falsificación fuese visible a simple vista dentro de la rapidez y prudencia impuesta por el normal movimiento bancario en el cotejo de la firma puesta en el cheque con la registrada en el banco, en el momento del pago; o cuando hubiese avisado oportunamente al banco de la pérdida o sustracción. Si la firma falsificada hubiese sido puesta en formulario de terceros, el banco no podrá eximirse de responsabilidad por su pago indebido. b) En caso de alteración de cualquier otra enunciación del cheque siempre que se hubiera producido en formulario de los suministrados al librador por el banco, sin culpa del librador ni del girado, la responsabilidad deberá recaer sobre este último, por aplicación de la doctrina de los riesgos de la empresa 37. Con referencia al art. 127 del proyecto (art. 128 del anteproyecto), recuerdo lo dicho en el 26 respecto de la práctica bancaria argentina en materia de cruzamiento con la cláusula "no negociable''. 38. El art. 129 del proyecto (art. 130 del anteproyecto) ha suprimido el párrafo inicial del art. 197, apartado 3®, de la ley mexicana de 1932 que, en mi opinión daba más claridad al precepto: "E l cruzamiento general puede transformarse en cruzamiento especial; pero el segundo no puede transformarse en el primero''. Me parece conveniente restablecerlo; lo que, 25 D e S e m o , G., op. cit., ^ 9 716, p . 698 y autores citados en su nota 2 ; D e F i n a V a r a , R., op. cit., p. 2 4 0 /2 . por otra parte, está deacuerdo con los principios sancionados en Ginebra. 39. No encuentro previsto el supuesto del cheque cruzado con varios cruzamientos especiales, como lo hace el art. 38, apartado 4®, de la ley de Ginebra. Dado que en nuestro país el uso del cheque cruzado está bastante difundido, considero conveniente incluir el precepto establecido en la ley ginebrina. 40. En el art. 131 del proyecto (art. 132 del anteproyecto), propongo agregar después de pam abono en cuenta “ u otra equivalente” . Sabido es que en la práctica se suelen utilizar otras expresiones de idéntico significado; y se debe evitar que por una interpretación excesivamente formalista o literal del precepto puedan originarse litigios infundados. 41. Me parece útil establecer expresamente que el tachado de la cláusula de abono en cuenta se tendrá por no hecho, tal como lo hace el art. 39 de la ley de Ginebra. Convendría agregar un precepto expreso en este sentido. 42. Con referencia al cheque certificado, conviene aclarar que el derecho argentino, siguiendo los principios de Ginebra, prohíbe la aceptación del cheque (art. 24, decreto-ley 4776/63). En consecuencia, la certificación, admitida por el art. 48 del aludido decreto-ley, no tiene la naturaleza ni los efectos de la aceptación cambiaria. La certificación con los efectos de aceptación ha sido criti­ cada, aun por parte autorizada de la doctrina mexicana al comentar la disposición del art. 199 de la ley mexicana de 1932 En mi concepto, la certificación es, simplemente, una declaración hecha por el banco girado mediante la cual éste hace saber que el cheque en el que ha sido puesta tiene suficiente provisión de fondos y que, por consiguiente, será pagado a su presentación con los fondos afectados dentro del plazo fijado para la vigencia de dicha certificación Para asegurar la eficacia de tal declaración, los arts. 48 y 49 del decreto-ley 4776/63, modificados por la ley 16.613, disponen que el importe por el cual se ha certificado el cheque queda reservado por el banco para ser entregado a quien corresponda y sustraído a todas las contingencias que provengan de la persona o de la solvencia del librador, de modo que su muerte, 26 D e P in a V ara, R ., op. cit,, p . 2 7 9 . En el t e r r e n o general, cf. E c h e v a r r í a L e u n d a , J., op, cit,, 30, p. 65. 27 F o n t a n a r r o s a , R. O., op, cit,, 80, p. 175. d e la d o c t r in a incapacidad, quiebra, concurso civil o embargo judicial, poste­ riores a la certificación, no afectan la provisión de fondos certificada, ni el derecho del tenedor del cheque, ni la correlativa obligación del banco de hacerlo efectivo cuando sea presentado al cobro. De tal modo, con la certificación, el banco no altera las relaciones emergentes del cheque ni asume ninguna obligación cambiaria. Pero atribuye al cheque certificado la sólida seguri­ dad resultante del hecho de que el tenedor sabe con certeza que en la institución bancaria existe una provisión de fondos del librador especialmente afectada al pago del título y que ninguna circunstancia proveniente de la persona del librador o de su ulterior insolvencia pueden menoscabar. 43. El art. 134 del proyecto (art. 135 del anteproyecto) confiere al librador un derecho a exigir la certificación del cheque. Correlativamente, surgiría una obligación del banco, que no podría rehusarle la certificación. A la vez, el banco queda obligado cambiariamente frente al tenedor por el importe del cheque certificado (art. 137 del proyecto; art. 138 del anteproyecto). Pero el proyecto nada dice respecto del meca­ nismo ‘‘interno", esto es, de la situación creada entre el librador y el banco. ¿Qué ocurre si dentro del término de presentación del cheque certificado el librador emite otros cheques por importes que llegan a afectar el monto de la provisión del cheque certificado y aquéllos son presentados al cobro antes que este último? ¿Puede el banco negarse a pagar los primeros alegando que debe reservar fondos suficientes para responder al pago del cheque certificado en el supuesto de su eventual presentación? En todo caso, ¿de qué disposición legal surge esa solución? Creo que el proyecto debiera decirlo expresamente, como lo hace el decreto-ley argentino en sus arts. 48 y 49, y como lo hace también la ley francesa del 28 de febrero de 1941, al disponer el bloqueo de la provisión en beneficio del tenedor. 44. Si bien la utilidad práctica de la certificación a pedido de un tenedor es escasa, no advierto razón decisiva para prohibirla. Puede darse el caso — perfectamente posible y lícito— de un tenedor que, en lugar de presentarlo al cobro, prefiera endosar el cheque con fines de pago a un tercero y desee proveerlo de la seguridad que da la certificación. No me resulta convincente el argumento de que con ello se desvirtúa la función del cheque que, de esta manera, se convertiría de instrumento de pago en instrumento de crédito, o bien, que así se convertiría en un instrumento competidor del papel moneda. La norma es que todo cheque lleva implícita la presunción de que ha sido librado con provisión suficiente, porque la ley así lo exige. Siendo ello así, cualquier cheque podría ser consi­ derado como competidor de la moneda. La certificación ha surgido, precisamente, como consecuencia del abuso (ilícito) de la emisión de cheques sin provisión de fondos y tiende, sim­ plemente, a restituir a este título la seguridad que ha perdido como consecuencia de las malas prácticas comerciales. Si el público tuviera la certeza de que todo cheque tiene — como debe ser^— suficiente provisión de fondos, la certificación sería innecesaria. 45. Consecuente con lo dicho, no advierto tampoco la razón de establecer la no negociabilidad del cheque certificado. En mi concepto, éste es, simplemente, un cheque ordinario al que, a pedido del librador o de su tenedor, el banco le pone la constancia de que está respaldado por suficiente provisión (la que, desde ese momento, queda bloqueada en favor del tenedor), con el fin de disipar las dudas acerca de la efectividad de su cobro. Por lo dicho, estimo conveniente suprimir la disposición del art. 136 del proyecto (art. 137 del anteproyecto). 46. Asimismo estimo conveniente ampliar el art. 137 del proyecto (art. 138 del anteproyecto), en el sentido de establecer disposiciones relativas al bloqueo de la provisión suficiente para el pago del cheque certificado. 47. En nuestro país es desconocida la práctica de los cheques con provisión garantizada. En cambio, la garantía de la existencia de la provisión está dada por la certificación. Si se resolviera — como ha sido propuesto por algunos— ampliar el plazo de vigencia de la certificación en nuestro derecho, habría todavía menor razón para introducir la categoría de los cheques con provisión garantizada que, por la form a de su impresión y demás modalidades, sí se prestan a ser blanco de los ataques de quienes temen que estos títulos puedan competir con los billetes de banco. 48. Respecto de los cheques de viajero, me he manifestado en favor de la tesis restrictiva, que autoriza a emitir estos títulos solamente a los bancos Los arts. 145 y siguientes del proyecto (arts. 146 y siguientes del anteproyecto) nada 28 F on tan a rrosa , R. O ., op. cit., N*? 8 9 , p. 18 5. dicen acerca de este punto. Consecuente con mi posición, estimo conveniente establecer la restricción apuntada. 49. Antes de terminar este rápido examen de los preceptos del proyecto relativos al cheque, advierto la omisión de dos disposiciones que me parece conveniente establecer expresa­ mente, como lo ha hecho la ley uniforme de Ginebra (arts. 12 y 4 ). Me refiero a las que disponen que el librador es garante del pago y que no se admite la dispensa de esa garantía; y que el cheque no es susceptible de aceptación, debiéndose tener por no escrita cualquier mención de aceptación. 50. Respecto de los títulos obligacionarios o “ debentures’% es de advertir que la ley argentina 8875, inspirada en el derecho inglés, enfoca la reglamentación de estos títulos desde otro ángulo y, en algunos aspectos, también con criterio distinto. La adecuación de nuestro régimen al uniforme que propone el proyecto ofrecerá, por tanto, mayores dificultades que las opuestas por el régimen de los títulos de crédito cambiarios. Me limitaré, en consecuencia, a muy breves observaciones de índole general. 51. Estimo acertado el temperamento establecido en el art. 156 del proyecto (art. 157 del anteproyecto), de no permitir la emisión de obligaciones o “ debentures" (que así las llama nuestra ley, art. 1^) a las administraciones autónomas del Estado, ni a las sociedades en comandita por acciones. Las primeras pueden recurrir a otro tipo de títulos que no planteen los problemas que suelen suscitarse con los acreedores de entidades privadas; y las segundas no alcanzan, por lo general, el desarrollo de las grandes anónimas, que son las que con mayor frecuencia utilizan este recurso. 52. El art. 158 del proyecto (art. 159 del anteproyecto) tiene referencia concreta al régimen centroamericano, que na se explicaría en una ley uniforme latinoamericana. 53. Dado el régimen de publicidad vigente en nuestro país, conviene agregar en el art. 176 del proyecto (art. 179 del anteproyecto), así como en todos los que establezcan la publi­ cidad en diarios, la obligación de publicar los avisos en el “ Boletín Oficial." 54. En el art. 186 del proyecto (art. 187 del anteproyecto), conviene dejar a los Estados latinoamericanos que adopten la ley uniforme, libertad para disponer sobre el destino de los fondos correspondientes a las obligaciones y a sus intereses cuyas acciones han prescripto. 55. Resulta muy oportuno establecer los principios fundasmentales del régimen aplicable a las obligaciones convertibles en acciones. Por identidad de razones, debe aclararse que las obligaciones previstas en el art. 187 del proyecto (art, 188 del anteproyecto) sólo pueden ser emitidas por las mismas sociedades que pueden emitir las obligaciones previstas en el art. 156. 56. El art. 189 del proyecto (art. 190 del anteproyecto) está redactado en form a que — a mi entender— puede originar diversas interpretaciones, al decir que “ la sociedad creadora no podrá m odificar las condiciones o bases para que dicha conversión se realice” . Supongamos que una sociedad emite obligaciones de con­ formidad con determinadas bases: tipo de conversión (tantas obligaciones por tantas acciones), valor nominal de la obliga­ ción, término para la conversión, tipo de interés, modalidades de la amortización. ¿Podría dicha sociedad durante el término para la conversión distribuir reservas a sus accionistas actuales o aumentar con ellas el capital social, por ejem plo? Dicha disposición de las reservas no m odifica “ las bases para la ve­ rificación de la conversión” y, sin embargo, m odificaría la situación de los obligatarios respecto de los accionistas actuales, en el momento de la conversión, menoscabando algunos de sus eventuales derechos. Me parece más claro establecer, como lo ha hecho el decreto francés del 8 de setiembre de 1953, algunas prohibicio­ nes expresas para impedir que se altere la situación de los obligacionistas respecto de los accionistas por modificaciones estatutarias que provoquen tal alteración aun sin m odificar las “ condiciones o bases para que la conversión se realice” 57. Una observación terminológica al art. 202 del proyecto (art. 203 del anteproyecto) : la expresión “ esqueleto” de bonos de prenda no es utilizada ni conocida en nuestro país. La ley argentina N'»’ 9643 habla de “ certificados de depósito” y de “ warrants” ; pero si se quiere evitar el empleo del anglicismo — en lo que estoy de acuerdo— , es preferible decir, simple­ mente, “ bono de prenda” . Aunque no figure registrada la acepción en el diccionario académico, en la Argentina preferi­ mos emplear la voz “ fox’mulario” en lugar de “ esqueleto” . 29 Sobre este problema, cf. D efossé, G astón, Les obligations conver­ tibles en actions, Presses Universitaires de France, Paris, 1965, passim. 58. El art. 209 del proyecto (art. 210 del anteproyecto) dispone, simplemente, que el certificado y el bono se despren­ derán de libros talonarios. Pero nada dice respecto de las menciones que deben anotarse en estos últimos, y bien pudiera interpretarse que no es menester anotar los mismos datos sino una síntesis o resumen de ellos. Por eso me parece preferible la redacción del art. 234 de la ley mexicana de 1932. 59. El art. 212 del proyecto (art. 213 del anteproyecto) impone al almacén depositario la obligación de asegurar las mercaderías contra riesgos de transporte. Pero nada dice res^ pecto de las consecuencias del incumplimiento de tal obligación. En tal hipótesis, ¿responderá directamente el almacén no obstante lo dispuesto por el art. 213 del proyecto (art. 214 del ante­ proyecto) cuando las mermas no sean consecuencia de la propia naturaleza de la cosa transportada? Recordemos que la palabra “ merma" en castellano significa tanto lo que se consume naturalmente una cosa como lo que se le quita o sustrae a ella. Por otra parte, la sanción por el incumplimiento de la obligación de asegurar, ¿le originará una responsabilidad directa por los daños causados por el hecho del transporte (que supo­ nemos realizado por terceros) o solamente una responsabilidad subsidiaria respecto de la del transportador? 60. Las disposiciones de los arts. 224 a 237 del proyecto (sin correspondientes en el anteproyecto), relativas a la factura cambiaria, no significan, desde luego, una novedad en el campo legislativo y doctrinario. Pero en nuestro país no resultan apoyadas por ninguna experiencia efectiva. El decreto-ley 6601/63, ratificado por la ley 16.478, sobre régimen de las “ facturas conformadas", ha quedado prácticamente como letra muerta, ya que el comercio, en general, no ha utilizado estos títulos hasta la fecha. No parece existir todavía en la Argentina un ambiente propicio para su empleo. 61. Respecto del art. 228 del proyecto (último apartado), me inclino en favor del texto tal como ha sido redactado, esto es, de la necesidad de hacer constar en el documento la fecha y el monto de los pagos parciales. Me parece que dicha mención concierne a la literalidad del título. 62. La exigencia impuesta por el art. 230 inciso 2) en el sentido de que el aviso de recepción deberá ser enviado por correo aéreo no podrá cumplirse en muchas zonas — inclusive de nuestro país— donde tal servicio no existe todavía. Conviene modificar el precepto, si ha de ser aplicado en nuestro país. 68. En el art. 251 del proyecto (art. 238 del anteproyecto) estimo que convendría establecer el término de la prescripción de la acción del obligado de regreso que paga contra los obliga­ dos anteriores en un año, en lugar de seis meses. En nuestro país no existe el término tan breve, sino el de un año, lo mismo que en el supuesto del art. 250 del proyecto (art. 237 del anteproyecto). Para nosotros, la solución que supongo tendría la ventaja de no alterar el statu quo en esta materia. 64. Considero excelentes las disposiciones relativas al pro­ cedimiento de cobro en general (arts. 253 a 264 del proyecto; arts. 240 a 251 del anteproyecto) y estimo que en nuestro país debe auspiciarse la sanción de un procedimiento de ejecu­ ción cambiaría sustancialmente análogo al propuesto en el pro­ yecto, aun para la eventualidad de que éste no llegara a consagrarse como ley uniforme con vigencia en nuestro país. 65. En el art. 268 del proyecto (art. 255 del anteproyecto) creo que se ha omitido inadvertidamente la conjunción “ o” . El precepto debe decir: “ El tenedor del bono debidamente anotado o protestado. . . ” 66. El art. 274 del proyecto (art. 261 del anteproyecto) dispone que el juez firm ará el título otorgado en lugar del deteriorado o parcialmente destruido. Entiendo que cabe aplicar igual solución a la auspiciada para el supuesto de rebeldía de algún obligado — único previsto en el precepto— , a cualquier hipótesis de imposibilidad de obtener la firm a del obligado (por ejemplo, muerte, incapacidad, imposibilidad de conocer su paradero, etc.). En este sentido, estimo que convendría dar una redacción más amplia al precepto. 67. Respecto del art. 279 del proyecto (art. 266 del anteproyecto), estimo — como lo he observado con referencia a otras disposiciones que exigen publicidad— que la publicación debe hacerse en el “ Boletín Oficial” , sin perjuicio de que se haga también en un diario. 68. Como conclusión de las consideraciones expuestas pre­ cedentemente, cabe afirmar que el proyecto sometido a estudio constituye una excelente base para compilar, con algunas pocas modificaciones y adaptaciones a los hábitos y a las necesidades de cada país, el proyecto de ley uniforme con alcance latino­ americano. CONSIDERACIONES SOBRE EL AN TEPRO YECTO DE L E Y UNIFORME CEN TROAM ERICAN A DE TÍTULOS-VALORES, Y SOBRE LA POSIBILIDAD Y CON VEN IEN CIA DE D ICTAR U N A L E Y UNIFORME L ATIN O AM ER ICAN A SOBRE TÍTU ­ LOS-VALORES * INTRODUCCIÓN La convocatoria a una reunión de técnicos para el estudio de la posibilidad de lograr la unificación en punto a títulos cir­ culatorios, auspiciada por el Instituto para la Integración de América Latina, que patrocina el Banco Interamericano de Desa­ rrollo, hace oportuna una síntesis de las ideas y movimientos que deben tenerse en cuenta al enfocar esta iniciativa. Las líneas que siguen tienden a cumplir esa objetividad, pe­ ro ellas están fuertemente influidas por las ideas y posiciones to­ madas por el suscripto cuando abordó el estudio de las mismas en diferentes ocasiones y sobre distintos aspectos. Una fría exposición de hechos, enumeraciones de leyes y pro­ yectos no condice con nuestra manera de encarar estas cuestiones. Creemos necesario hacerlo con espíritu crítico y exponiendo los respectivos puntos de vista con la argumentación que surge de las propias ideas y convicciones, prestos para convencer, pero flexibles para valorar otros argumentos y declinar posiciones cu­ yas bases de sustentación sean destruidas. Los técnicos que concurren conocen perfectamente aquellos hechos y sería presuntuosa actitud la de tratar de enumerarlos. En cambio, decir lo que uno piensa acerca de esos hechos y situaciones, constituye el aporte personal que legítimamente cada uno de los expertos tiene derecho a esperar de sus colegas. Con este espíritu y manera de ser nos vamos a ocupar suce­ sivamente de la teoría general de los títulos circulatorios, la po­ sibilidad, conveniencia y oportunidad de la uniformidad legisla­ de * Informe preparado para el INTAL por el profesor Ignacio Winizky, la Universidad Nacional de Buenos Aires, Argentina. tiva en Latinoamérica, orientación y amplitud de la misma, lo que pensamos de las leyes ginebrinas y del proyecto centroamericano, cómo vemos el procedimiento de estudio y sanción para lograr dicha uniformidad, para terminar sintetizando nuestras conclu­ siones. En estas páginas no podemos decir todo cuanto hace a los temas tratados, ni falta que hace; son líneas de discusión que se tienden y una exposición de las principales argumentaciones. Ta­ reas del conjunto de expertos reunidos será el desmenuzar y com­ pletar estos esbozos y la de arribar a conclusiones generales, con fundamentaciones específicas. TEORÍA SOBRE LOS TÍTULOS CIRCULATORIOS No cabe duda alguna de que a esta altura de la elaboración científico-jurídica ha quedado perfectamente dibujada una teoría general de los títulos circulatorios. El jurista ha llegado, en el siglo que vivimos, a un reco­ do del camino desde el que ha podido divisar en toda su ampli­ tud e imponencia una construcción jurídica de rara armonía^ que constituye el nervio de un sector importante del mundo eco­ nómico-financiero contemporáneo en el sector llamado occiden­ tal y que atañe a todos esos instrumentos que hacen posible un comercio activo de crédito, de la representación de bienes y de la participación en otro tipo de negocios. Suena a hazaña de la mente humana el haber estructurado ese conjunto de instrumentos y mecanismos que sin tropiezos sirve a la comunidad en el complejo del inmenso tráfico de di­ nero, derechos y bienes que se sirven de aquéllos. No menos notable es que se hayan detectado las líneas apa­ rentemente invisibles o contradictorias de normas jurídicas se­ culares, que constituyen el andamiaje teórico de esa variedad tan rica de títulos, de instrumentos que aparecen en cadamo­ mento de la vida económica del hombre y de la sociedad. El resumen hecho por Vivante al definir a los títulos cir­ culatorios como aquellos documentos necesarios para ejercer el derecho literal y autónomo que de ellos resulta, y las alambi­ cadas construcciones jurídicas que lo precedieron y lo han se­ guido, como resultado de apasionadas discusiones— todo tendiente a explicar y sistematizar la perfección alcanzada por la prácti­ ca en la creación y la instrumentación de esos títulos— dieron por resultado esta teoría general que permite explicar en form a lógica, y facilitar de manera excepcional, la. segundad que dan a los terceros estos documentos y la consiguiente posibilidad de circulación acelerada, sin trabas. Conflictos aparentemente insolubles encuentran ahora, en las normas generales en que se condensa la teoría, directivas claras, y permiten evitar una reglamentación casuística, que nun­ ca alcanza a contemplar la viva variedad que propone la vida misma. [ La esencia económico-jurídica de estos papeles, de estos do­ cumentos cartulares que constituyen obligaciones de dar sumas de dinero, de representar bienes o de constituir a su titular en par­ tícipe de complejos jurídico-económicos está en la negociabili­ dad de los mismos, en la seguridad que da a quien los adquiere, en derechos que de ellos emergen, y en la simplicidad form al de su adquisición. Aquellos títulos inhábiles para circular, pueden ser docu­ mentos de crédito (un documento quirógrafo o títulos-valores, una letra no a la orden, etc.), no están comprendidos en la es­ tructura cartular, en la sistemática teórica de esos documentos necesarios, literales y autónomos de la definición vivanteana. De allí que nosotros insistamos en denominar los títulos cir­ culatorios y que incluyamos en la definición como elemento esen­ cial el de su aptitud para circular. Cervantes Ahumada nos criticó en nota bibliográfica enjundiosa, y reiteró su crítica en una memorable clase dictada en nuestra cátedra. Con todo el respeto que nos merece su autoridad científica, su argumentación no nos convenció. De allí que reiteremos esta posición que no es tan banal como podría parecer, ya que la precisión técnica — en el manejo de los vocablos, especialmente en derecho— , es imperativa. En la segunda edición de nuestra obra sobre la teoría gene­ ral de los títulos circulatorios 1, haremos referencia especial al tema. 1 G u a l t i e r i - W i n i z k y , Títulos circulatorios (Parte General) Eudeba, 1962. (En prensa 2^ edición, puesta al día) ; sobre la precisión de la terminología técnica hemos hecho consideraciones en nuestro trabajo “ Re­ flexiones sobre la técnica legislativa; algunas enseñanzas del derecho comparado”. Con traducción inglesa publicada en Inter-american Law Review, Vol. II, 1960, págs. 375 a 401. DE LA U N IF IC A C IÓ N L E G I S L A T I V A 1. En este estudio del desarrollo de nuestra civilización, es tedioso e innocuo argumentar en favor de los movimientos de unificación legislativa en términos generales, frente a la multi­ plicación de situaciones fácticas y regulaciones jurídicas que uni­ forman y unifican instituciones y soluciones. Esa uniformidad aparece como el medio más idóneo para permitir la realización de un intercambio más activo, libre, seguro y acelerado como condición, ya no sólo de progreso, sino incluso de supervivencia de hombres, pueblos y Estados. En la experiencia latinoamericana, los tratados de Monte­ video, las actuales realizaciones centroamericanas, algunas uni­ ficaciones económicas interregionales como el Instituto del Café, por ejemplo, que naturalmente tienen su sistemática jurídica, han sido precedidas por estudios, escritos, documentos y decla­ raciones que ponen de relieve la importancia y la necesidad de esas unificaciones. La ALALC es una de las más ambiciosas empresas de unifi­ cación impuesta a los países latinoamericanos por necesidades de urgente supervivencia frente a un mundo que se aglutina en grupos regionales no ya políticos, sino puramente económicos y a la fuerza centrípeta de los países que han obtenido, por di­ versas vías, poderío o significación económica fundamental, en el mundo de hoy. En ese sustancioso y básico trabajo de Raúl Prebisch, José Antonio Mayobre, Felipe Herrera y Carlos de Santamaría sobre las Proposiciones paro. la. creación del Mercado Común Latinoame­ ricano se han dado sobriamente razones y soluciones. En él no hay referencia específica a la instrumentación jurídica, a la sistematización legislativa — ausencia muy corriente no sólo en Latinoamérica— , ya que los sociólogos, economistas y políticos han avanzado de lleno y de frente en el vacío que han dejado los juristas durante gran parte de este siglo, no siempre con bene­ ficio. Pero todas las soluciones propuestas requieren ordenamien­ tos legislativos y la intervención del jurista que, a su turno, debe aprender a repensar sus esquemas a la ley de los nuevos tiempos y a los aportes técnicos descubiertos e impuestos por las demás ciencias humanistas o no. 2. Por eso nos limitamos a decir que la unificación en pun­ to a los títulos circulatorios, los instrumentos que permiten, fa ­ cilitan, aceleran y aseguran el intercambio comercial y financiero, es de im p e rio sa n ecesid a d p a r a la co n creció n de los propósiix)S de la ALALC. Esta declaración nuestra, por otra parte, ha sido reiterada ya hasta el cansancio en todas las reuniones de juristas, de eco­ nomistas y de políticos. En lo nacional baste señalar que en las últimas jornadas de derecho comercial, patrocinadas por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Cuyo, en Mendoza, celebradas en octubre de 1965, en el tema concreto de los documentos cam­ biarios, todas las ponencias presentadas propugnaron la unifi­ cación y la uniformidad, por lo menos en punto a la letra de • cambio y el cheque. Permítaseme una enumeración de los trabajos y las conclu­ siones a que arribaron. El doctor Angel D. Vergara del Carril, presentó una ponen­ cia que tituló: “ Bases para resolver conflictos de leyes en ma­ teria de letra de cambio en los países de la a l a l c ” y sus conclu­ siones fueron: “ lí*. Que es recomendable que los Estados miembros de la ALALC adopten una legislación uniforme en materia cambiaria, siendo conveniente que la misma se inspire principalmente en la ley uniforme de Ginebra. ” 2'? Que de no ser ello posible, se llegue a una Convención para superar los conflictos de leyes sobre la base del tratado internacional de derecho comercial de Montevideo de 1940, agre­ gando preceptos relativos a la capacidad para obligarse cambia­ riamente a las modalidades de la acción cambiaria.” El doctor Francisco Quintana Ferreyra en un meduloso trabajo se refirió a “ El derecho cambiario y las zonas de libre comercio latinoamericanas” , y recomendó: “ a) Los trabajos de unificación del derecho cambiario para las zonas de libre comercio latinoamericanas, pueden y deben ser iniciados de inmediato, por ser necesaria esa unificación, y por­ que es posible llevarla a cabo sin interferencia de los demás pro­ blemas que emergen de esas zonas. ” b) La unificación debe acoger los principios jurídicos re­ ceptados en la ley uniforme de Ginebra, que regulan los carac­ teres jurídicos fundamentales de la letra de cam bio: autonomía, literalidad, legitimación, formas, incondicionalidad, abstracción y solidaridad. ” c) Propiciar una ley uniforme sobre letra de cambio, según las siguientes directivas para los países que integran las zonas de libre comercio latinoamericanas: a) tomar como modelo la de Ginebra; b) complementarla subsanando las omisiones que ésta contiene; c) suprimir el Sistema de Reservas establecido en el anexo II de la convención de 1930; en consecuencia ninguna nación podrá diferir según su criterio, respecto de las normas uniformes de la ley a dictarse. ’’d) Propiciar una ley uniforme sobre cheque, siguiendo las mismas directivas sugeridas para la letra de cambio, y atendien­ do, además, a la necesaria internacionalización de su uso. ’ ’e) Auspiciar la constitución de una comisión que se aboque •a la redacción de un anteproyecto de la ley uniforme sobre letra de cambio y cheque para las zonas de libre comercio latinoame­ ricanas según las directivas antes citadas.’' Los doctores Jorge Alberto Robiolo y Guillermo Casielli, ti­ tularon su ponencia: “ Adhesión a la ley uniforme de Ginebra en materia cambiaria por parte de los países integrantes de la a l a l c '' y luego de enumerar las tentativas de unificación, afir­ man que: " I ) La tendencia unificadora del derecho comercial culmi­ nó, en materia de letras de cambio, en la ley de Ginebra, que consagró principios de mérito indiscutible, aún no superados por la más moderna doctrina. ” 11) La ALALC sólo podrá cumplir bien sus objetivos en cuanto sus Estados miembros adopten normas uniformes que sistematicen los títulos de crédito, especialmente, la letra de cambio y el pagaré. ’'III) El estado actual de la legislación cambiaria de los Estados miembros de la a l a l c es deficiente y sólo con alguna excepción — Argentina y México— , la adopción de las leyes de Ginebra significará para ellos un notorio adelanto. Tal cosa demuestran las conclusiones de numerosas conferencias ameri­ canas que se han reunido para estudiar la adopción de leyes uniformes. "IV ) Conseguida así la unidad en esta materia, debe pro­ curarse la sanción — para todos los Estados miembros de la ALALC — de una ley general de los títulos de crédito que deberá tener en cuenta los principios del derecho angloamericano." El doctor Celestino R. Araya, presenta una ponencia sobre el “ Aporte para la unificación del derecho cambiario", reco­ mienda seguir los tratados de Montevideo, y agrega: “ En consecuencia la a l a l c podrá hacer aplicación de tales criterios, compartidos y superados por la legislación de México de 1932, y único país no signatario de los congresos de Mon­ tevideo entre los adheridos a aquella comunidad. ’’Ello desde luego, como expresión jurídica primaria desde que resulta recomendable que la nombrada comunidad america­ na, ya por el camino de la uniformidad, ya por el de la adop­ ción de la ley uniforme tipo, incorpore los principios ginebrinos afirmados por la última que cuentan con general aprobación. ’ "Será tarea de una etapa m^ediante la sistematización del título de crédito en el derecho americano con un amplio sen­ tido de comprensión, de modo que incluya no sólo la letra de cambio, el cheque y el pagaré, sino también los diversos do­ cumentos y operaciones que sean de común aplicación en los países americanos. Para ese momento habrá de computarse la posibilidad de superar a Ginebra (1930), tratando de alcanzar de acuerdo con las inspiraciones del congreso de Roma (1955) la unificación que comprenda no sólo los criterios del dere­ cho continental, sino también los del derecho anglonorteame­ ricano.’’ ^f El doctor Samuel F. Linares Bretón^ al hablar del “ Giro bancario internacionar’, termina diciendo : “ Consideramos que como contribución a un adecuado fun­ cionamiento, desde un punto de vista jurídico cambiario, las uniones de países con fines de integrar su comercio internacio­ nal, ya sea creando un mercado común, zonas libres u otras form as asociativas con ese objeto, deben celebrarse obligándo­ se SUS integrantes a uniformar sus legislaciones principalmen­ te en lo que hace a la regulación de aquellos instrumentos desti­ nados a servir de medio de pago, de modo que su naturaleza y efectos sean iguales en todos los miembros intervinientes.’’ El doctor Héctor Angel Benelbaz trata sobre “ Enfoques del orden jurídico frente a la a l a l c ’ ’ y en el punto IV que titula “ aI/ALC y los instrumentos de cambio’’ afirm a que: “ Pensamos que una ley general de títulos de crédito con vigencia en las operaciones de mercado común latinoamericano puede ser el paso previo a la unificación del sistema cambia­ rio en los países latinoamericanos. Una ley general de títulos de crédito con vigencia en las operaciones del mercado común latinoamericano, resultaría un instrumento valioso para la ma­ yor celeridad, seguridad y certeza del cambio.” La ponencia del doctor Francisco Juyent Vélez, versa so­ bre “ Unificación de la legislación cambiaria latinoamericana” , y concretamente propone con su habitual erudición y autoridad: “ Se sugiere, pues, procurar iniciar contactos entre juristas latinoamericanos a fin de que, estudiando el problema de los títulos-valores sobre la base de la ley uniforme de Ginebra se procure la adopción de dicho sistema legislativo en toda Latino­ américa como primer paso tendiente a la unificación de la le­ gislación en estos asuntos/’ Se propone asimismo el análisis del convenio centroameri­ cano de Mercado Común, en la parte que regula el cheque supra­ nacional, tendiente a estudiar la posibilidad de su adopción en el resto de Latinoamérica. Y finalmente el doctor Héctor Cámara, en un trabajo que titula “ Es posible unificar el régimen jurídico sobre letras de cambio y pagarés componentes de la a l a l c , debiendo hacerse conforme las directivas de la ley uniforme de Ginebra de 1930 con las pautas que apunto", brega por la unificación en mate­ ria cambiaria según patrones que enumera. Por razones estrictamente personales no pudimos enviar nuestras ponencias, y llegamos a las Jornadas cuando la comi­ sión que discutió este aspecto había terminado la consideración del tema. Los colegas tuvieron la excepcional deferencia de vol­ ver a reunirse para escuchar mis puntos de vista que encontra­ ron un eco que nos halagó profundamente. Como se puede apreciar, la opinión es unánime sobre la conveniencia y necesidad de la uniformidad legislativa en la zo­ na de la ALALC o en Latinoamérica y sólo varían en la exten­ sión que debe darse a dicha uniformidad. En algunos casos aparece una evidente timidez para encararla bregando por mí­ nimos como si los Estados latinoamericanos fuesen extraños en­ tre sí, románticamente celosos de una individualidad jurídica que afectaría a su soberanía. Los lincamientos de esas unificaciones en términos genera­ les se limitan a los papeles cambiarios (letra de cambio, paga­ rés y cheques) y desean seguir los lineamientos de las leyes uniformes de Ginebra. Algún trabajo sostiene la conveniencia de unificar el sis­ tema ginebrino con el norteamericano, siguiendo las tendencias del Instituto para la Unificación del Derecho Privado, de Rom a; lo que para nosotros, como lo discutimos y creemos probar en un párrafo especial, es aún demasiado prematuro, sino imposi­ ble, o no recomendable. 1. Ya hemos visto que la unificación puede naturalmente tener dos tendencias. Una, que responde a la mentalidad jurídi­ ca de los países latinoamericanos, es la que inspira la adopción de la ley uniforme de Ginebra en diversos países, incluso en el nuestro; y otra, que se encuentra en la base de la ley mexicana vigente, el código hondureño y los diversos proyectos de leyes o códigos donde se norman integralmente los títulos circula­ torios. La otra pretende la unificación sobre la base de las dis­ posiciones legales adoptadas por la gran mayoría de los esta­ dos norteamericanos en el Uniform Commercial Code que ac­ tualiza la anterior Negotiable Instruments Law que sobre un módulo común habían adoptado los diversos estados en un lar­ go y laborioso proceso. En el panorama legislativo latinoamericano sobre títulosvalores cambiarios, Colombia y Panamá se apartan de las na­ ciones hermanas. Colombia, en su código de comercio de 1887, regula en los títulos X y XVI, desde el artículo 746 al 927, el contrato de cam­ bio, la letra de cambio y las libranzas, vales o pagarés a la orden. Este código y su legislación cambiaria, encuentran su fuen­ te en el código de comercio chileno — que redactara nuestro compatriota, el doctor Gabriel Ocampo— y en el civil francés. En 1923 se dio una ley (N^ 46) normativa de los títulosvalores negociables representativos de dinero, siguiendo muy fielmente la Negotiable Instruments Uniform A ct, adoptada por los estados de los Estados Unidos de América. En el artículo 192 de esta última ley se dispuso que se ha­ ría una edición de la misma “ junto con los títulos décimo y undécimo del código de comercio y las leyes que los adicionan y reform.an, como también sobre las disposiciones anteriores a e lla ...” Es decir que no se derogaban las disposiciones del código en la materia, y su armonización en la nueva ley dependía del trabajo que resultara de la nueva edición. No se ha hecho tal edición, pero el procedimiento es real­ mente singular y altamente inconveniente por su empirismo tan peligroso cuando se trata de la formulación de leyes. De manera que, en verdad, coexisten dos leyes y dos regímenes. Robledo Uribe ^ publicó una obra apoyando esa orienta­ ción legislativa. En una nota bibliográfica publicada en la Revista Jurídica de Buenos A ir e s dijim os: “ Concluida la lectura de la obra de Robledo Uribe, la sen­ sación del grave error técnico legislativo de Colombia se hace definitiva y se siente urgente necesidad de volver en la legis­ lación colombiana a la ley uniforme de Ginebra, con su claridad sistemática y la armonía de sus principios jurídicos, o de seguir el ejemplo de la ley mexicana, que incorpora aquellos principios más los que le sirven de base en punto a su carácter de títulosvalores.’^ Héctor Cámara al referirse a esta legislación colombia­ na, dice: “ Que ha sido censurada duramente como un caso de extra­ vagante anormalidad que desentona con la estructura de esa codificación y los principios generales que la informan. Además, genera muchas dificultades en su inteligencia por la deficiente traducción y el snobismo de acoger palabras y prácticas extra­ ñas a nuestra terminología y tradiciones jurídicas.” En Panamá, la ley sobre títulos-valores es un ejemplo ca­ bal de desorientación legislativa, pues es una muy deficiente traducción de la Negotiable Instruments Law vigente en los Es­ tados Unidos de América, que hace incomprensibles algunas disposiciones, contradictorias muchas, además, con otras normas del derecho privado panameño y cuya inteligencia sólo es posi­ ble recurriendo a la jurisprudencia de los tribunales del país del norte, tan extraña al pensamiento panameño Mientras los demás países de la comunidad latinoamerica­ na, manteniéndose en la tradición de su formación ética, social y jurídica modelan sus instituciones jurídicas según la experien­ cia de la Europa continental, aquellas dos repúblicas, en punto a títulos-valores cambiarios, han querido imitar — utilizamos la palabra en toda su significación^— el sistema anglosajón a 2 E m i l i o R o b l e d o U r i b e , Instrum entos negociables, Bogotá, 1 9 6 3 , p . 5 . 28. 3 Revista Jurídica de Buenos A ires, 11/1957, p. 222. 4 H é c t o r C á m a r a , ‘‘La unificación legislativa de las ‘letras de cambio y pagarés’ en los países de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio’^ en Revista de Derecho Español y Americano, Madrid, 1965, 9, p. 148. 5 VÍCTOR OOCK, Derecho Cambiario Colombiano. Bogotá, X X X I V , N° 28. m 6 I g n a c io W i n i z k y , A puntes de E nsayos. 1964, p. 145 (hay separatas). viaje de un jurista. Lecciones y través de Ia versión de la Negotiable Instruments Law de los Estados Unidos de América. Francisco Orione'^, se enrola en esta tesis de la unifica­ ción americana, de la que es sin duda el exponente más autori­ zado. Más tarde en un estudio emitido en homenaje al doctor Mauricio L. Yadarola, amenguó su tesis, admitiendo que toma­ das las bases de la ley ginebrina se aprovecharan algunos concep­ tos de la legislación anglosajona ®. Dos son los argumentos fundamentales del profesor platense: el primero se refiere a los defectos señalados a la legis­ lación ginebrina, y la nostalgia de que la fuente de inspiración no hubiere sido la ley inglesa de 1882, ni la presencia de las normas de la Uniform Negotiable Instruments A ct norteameri­ cana; el segundo a las conclusiones del Congreso Internacional de Derecho Privado, que se celebró en Roma en 1950, para es­ tudiar las posibilidades de completar la ley uniforme de Gine­ bra, teniendo en cuenta aquella legislación anglonorteamericana, convocado por el Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado. Orione dice que: ’’ Sobre este tema presentaron los delegados al Congreso, Roger Houin, de Francia, Kohei Izawa, de Japón, Xavier Jaune D'Othée, de Bélgica y el autor de esta monografía, de Argenti­ na (Actas del Congreso Interamericano de Derecho Privado, Roma, 1951, págs. 324 a 329). Como relatores generales expu­ sieron sus respectivas opiniones los profesores Hessel E. Yntema, de los Estados Unidos y Tulio Ascarelli, de Italia. En la sesión del 14 de julio de 1950, con la presencia del delegado de Alemania, R. George Petersen, los relatores Yntema y Asca­ relli se refirieron a sus respectivos inform es; y usaron de la palabra, además los delegados Houin, Hamel y D ’Othée. A con­ tinuación, el presidente interrogó a los presentes si existían ob­ servaciones a que fuera formulado un voto, propuesto por el delegado Ascarelli y apoyado por el delegado Hamel, del tenor F r a n c i s c o O r i o n e , Legislación de la letra de cambio y de la quiebra y unificación de la legislación cambiaria en Am érica. T. E. A ., Buenos Aires, 1947. p. 114, y en R evista del Instituto de Derecho Comercial y de la Navegación, de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Univer­ sidad Nacional de La Plata, 2, año 1960, p. 159. 8 “ El proyecto del Dr. Mauricio L. Yadarola sobre letra de cambio y títulos a la orden de 1938” , en H om enaje al D r. Mauricio L . Yadarola, Tomo II, Estudios en su homenaje, p. 333. Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 1965. siguiente: el Congreso Internacional de Derecho Privado, del 8 al 16 de julio de 1950, convencido de la oportunidad y de la posibilidad de la unificación internacional de la reglamentación cambiarla, sobre todo en las relaciones internacionales, expre­ sa el voto: que el Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado proceda, con intervención de una comisión de juristas que representen los derechos del sistema anglosajón y del sistema continental a la elaboración de un proyecto de ley cambiaría uniforme para las letras de cambio y los billetes a la orden internacionales y para los cheques bancarios interna­ cionales/’ Y esta vaga y noble aspiración, que soslaya la cuestión, fue atenuada a sugerencia del Secretario del Instituto Mario Matteuci dado que el voto quedó así: “ El Congreso convencido de la oportunidad y la posibilidad de una unificación internacional de la reglamentación cambiaría, sobre todo en las relaciones internacionales, expresa el voto de que el Instituto Internacional por la Unificación del Derecho Privado emprenda, lo más rá­ pidamente, en colaboración con otras organizaciones califica­ das, estudios preparatorios para la unificación del derecho de las letras de cambio y de los billetes a la orden internacionales, y de los cheques bancarios internacionales (Actas del Congreso Internacional de Derecho Privado, Roma 1951, págs. 457 a 460) Y los estudios siguen . . . Nosotros, en Latinoamérica, necesitamos rápidamente ins­ trumentos comunes de intercambio. Hagamos lo posible ya, y no nos paralicemos en el deseo de lo inmejorable que es enemi­ go — a veces— de lo bueno. Somos de los que están convencidos de la utilidad del co­ nocimiento de los sistemas jurídicos ajenos al que nos rige. No en balde hemos alentado todos los estudios de derecho comparado y dedicado muchas horas a utilizar ese método de investigación. Pero esa misma preocupación nos ha demostrado cuán cierto es que los sistemas jurídicos, que las características de los instrumentos que se utilizan en derecho, que las normas que configuran las instituciones, están moldeados en el crisol de las particularidades sociológicas del conglomerado humano que los aplica^. 9 Entre los numerosas trabajos que han tratado el tema de la receptibilidad de un derecho en otro sistema jurídico, queremos recordar los que se escribieron en ^^Introduction a Tétude du droit comparé’’ (Recueil d’études en Thonneur d’Edouard Lambert, París 1938) especialmente aque- Así como el ambiente geofísico influye en el modelado de la constitución física y psíquica de los hombres, éstos, al elaborar las instituciones jurídicas que rigen sus vidas y actividades, van conformándolas a su manera de ser. De allí que sea tan peligrosa toda imitación. El sombrero que completa armoniosamente un tocado, aparece como ridículo en otro. Un estadio de civilización requiere unos instrumentos que n© los requiere otro. En lo que toca a instituciones jurídicas, debe tenerse en cuenta la tradición y el uso y las posibilidades sociológicas, económicas, técnicas y políticas de acomodarse a ellas. El dere­ cho y las normas que lo traducen o lo encauzan sirven si el con­ glomerado humano se ajusta a ellos, si rige su conducta d© acuerdo con sus cánones, si lo valora como justo o conveniente, si le es posible y útil actuar en el sentido de su espíritu. Luego, en cuanto a los modos de hacer imperativa su apli­ cación al individuo que se aparta de ese uso, de esa conducta, también la costumbre y las características sociológicas del gru­ po humano particular tienen algo que decir. Claro está que conociendo otras form as de normativizar derechos y obligaciones, pueden encontrarse sugerencias para injertar en el sistema propio. La experiencia ajena puede ser de insospechable utilidad si es aprovechada en form a tal que se amolde naturalmente y sin rozamientos deformantes. Con ello digo que la adopción de un conjunto orgánico nor­ mativo extraño, por perfecto que fuere, puede constituir gran error o aparecer como elemento decorativo en la vida misma, sin armonía con la sistemática jurídica que en un país se inte­ gra con el total de normas escritas, usos, costumbres y posibi­ lidades, sin que puedan concebirse estancos separados en cada instituto que tenga vida distinta y autónoma. Nosotros disentimos totalmente con el planteo de la unifi­ cación continental. Creemos que la unificación primera es la de los países que tienen en común principios generales de derecho, sistemas judilíos de Del Vecchio “ La communicabilité du Droit et les doctrines de G. B. Vico^\ p a r t e 3 -4 , p. 591; el dei Dr. A n d r e a s B. S w a r t z sobre “ L a Reception et l’assimilation des droits etrangeres” 3-4 parte, p. 581; el de L o r d M a c m i m .a n “ D e u x manières de Penser’’, parte, título I, capítulo I, párrafo 65; las obras de R e n e D a v i d y l a ^'Sociología del Derecha” de L e v y B r h u l (Trad. de Myriam de Winizky) Eudeba, 1963. cíales y legislativos similares, usos y costumbres aproximados, idiosincrasia social semejante y hasta hermandad o afinidad lingüística. Esa unificación, amén de posible, es deseable y urgente. Las relaciones comerciales entre la industriosa república anglosajona y nuestros países no han de sufrir mucho por esa presencia de dos sistemas. La interrelación mercantil y econó­ mica de los Estados Unidos de América y de Inglaterra con el continente europeo y con el Japón, que adoptó la ley ginebrina, no sufren por su diferente sistema cambiario, o, por lo menos, los conflictos no impiden aquel activo intercambio. Cuando ha­ ya dos sistemas en América, el de una ley uniforme integral sobre títulos circulatorios, en América Latina y el de la UCC, la tarea será quizá, una primera de coordinación de soluciones en caso de conflictos y para un futuro que se vislumbra lejano aún, una segunda de posible unificación. Si Colombia y Panamá vuelven al concierto jurídico cam­ biario de sus hermanas latinas y se unen a los esfuerzos de con­ servarse auténticamente tales, bregando por la unificación de esta rama del derecho, sobre las bases de la nueva sistematiza­ ción latinoamericana, el mosaico legislativo se uniformará sin forzadas adopciones y se concurrirá a un adelanto de los medios de circulación económica en un vastísimo sector del comercio mundial, cuya importancia está más en el futuro que en el presente. Por otra parte, quienes piensan lo contrario no tienen en cuenta que aun si los Estados latinoamericanos copiaran aquel texto que rige en los Estados Unidos de América, se encontra­ rían que a poco de andar, los términos, las costumbres, la men­ talidad jurídica latinoamericana habrían hecho un trabajo de distorsión, que convertiría a esa pretendida uniformidad en una babel idiomática, conceptual y de aplicación práctica. Por último pensar que se pudiera llegar a redactar un tex­ to que luego se convirtiera en ley en todos los estados norte­ americanos y en Latinoamérica, es para nosotros, pura utopía. 2. Quienes propugnan una unificación, pero la limitan a la letra de cambio y al cheque, argumentan dos razones funda­ mentales para ello: a) la inutilidad de reglamentar instrumen­ tos que no se conocen en algunos países y que, en cambio, son corrientes en otros, y b) la factibilidad de la unificación limi­ tándola en sus alcances. a) Respecto de la primera consideración, queremos recor­ dar que la ley no tiene necesariamente que “ vestir” un cuerpo existente, ordenar normativamente un uso, una costumbre. Es una de sus funciones fundamentales sí, pero no la única. La ley es otro instrumento que tiene el hombre, y no de los menos importantes, para hacer un “ mundo” o para deformarlo o destruirlo. La sistematización normativa de principios puede tener una función educativa, puede ser el instrumento más apto para crear nuevas modalidades en las relaciones humanas. La existencia de una estructura jurídica puede, además, no tener sino un interés teórico en determinado momento y ser pan de cada día en otro. Dos ejemplos: en Chile, el pueblo, el comercio y la banca se mueven con la letra de cambio y casi desconocen y descon­ fían del pagaré; en el nuestro ocurre justamente lo inverso. En ambos las estructuras jurídicas contemplan, natural­ mente, los dos títulos. En 1932, cuando se dictó la ley de sociedades de responsa­ bilidad limitada en nuestro país, la desconfianza del comercian­ te y la del propio abogado hizo que no obstante que su sanción estaba fundada en la necesidad de limitar la responsabilidad, y que la ley era de una factura simple, en el primer año sólo se inscribieron treinta y dos sociedades y el año siguiente poco más de cien, para pasar a cifras que llegaron a caracterizar to­ da una época. Mientras tanto, dormía en las páginas del código la socie­ dad en comandita por acciones, hasta que razones no del todo aceptables pero impuestas por la realidad económica (sistema impositivo-inflación, capitales negros-anonimato), la han pues­ to en circulación, desplazando en muchísimos casos a la socie­ dad de responsabilidad limitada por un lado y a la sociedad anó­ nima unipersonal o a la de familia por el otro. De allí que no nos preocupe que en una sistematización de los títulos circulatorios se puedan incluir normas que estructu­ ran documentos que en alguno de los países signatarios no sean utilizados, ya porque se los desconoce en la práctica, ya porque las modalidades culturales (en el más amplio sentido) los haga impracticables. Pensamos que, por el contrario, una de las ventajas de esa unificación integral en la que se contemplan todos los títulos que hoy se utilizan con beneficio en cualquier país o región la­ tinoamericana, es aumentar el inventario de instrumentos posi­ bles y que si tienen posibilidades y ventajas en una parte, pueden servir de ejemplo para enriquecer las posibilidades de cir­ culación en las demás áreas. Si así no fuera, no hay daño en tener una estructura jurídica que no se utilice. Probada la utilidad del instrumento en una zona en que se habla el mismo idioma económico y jurídico, cabe esperar que los propósitos a los que sirve la existencia de un determinado instrumento puedan también ser servidos en el país que los ignore. La sanción legal da la posibilidad teórica y práctica pa­ ra que los habitantes de ese país o región comiencen a utili­ zarlo y aprovecharlo y reciban como legislación propia instru­ mentos creados en naciones de esa comunidad. b) Con referencia a la factibilidad de la unificación, basta decir en este acápite que la orientación latinoamericana tra­ ducida en las leyes mexicanas y hondureñas y los proyectos peruano, venezolano, brasileño y centroamericano, han hecho tan­ to camino, que una decidida acción de los juristas — ^tan ausen­ tes en el impulso modernizador, pero cada vez más conscientes del papel que deben reasumir^— puede obtenerla sin mayor es­ fuerzo del que demandaría una unificación parcializada a los títulos cambiarios. LOS PROYECTOS GINEBRINO Y CENTROAMERICANO 1. Las convenciones de Ginebra que siguen tan de cerca a las de La Haya, constituyeron un extraordinario esfuerzo de estructuración legislativa de la letra de cambio, el pagaré y el cheque, más que por lo que significó el encontrar coincidencias supranacionales para regular instituciones jurídicas que deben aplicar los Estados individualmente, por la adecuación de las nuevas normas a los principios de una teoría que estaba en plena elaboración y que, limitada a los títulos crediticios, no había alcanzado la madurez y claridad que permitiera ajustarse a cánones lógicos decantados. La intensa polémica que precedió a las convenciones mis­ mas, y los luminosos debates que en ellas se sucedieron, permi­ tieron la estructuración de dos textos legales de un extraordi­ nario valor técnico-jurídico. La acogida que tuvieron en muchas legislaciones naciona­ les, aun con el uso de las reservas y las diversas interpretaciones judiciales, muestra a las claras que se estaba en el buen cami- no y las críticas que suscitaron algunas de sus disposiciones no empañan la estructura general y el acierto de sus disposiciones esenciales. 2. Cabe — ya lo hemos dicho reiteradamente— a los mexi­ canos la gloria de haber sido los primeros que sistematizaron los principios decantados por la doctrina, especialmente la italiana i®, que se nutría en gran parte de la germana. Ya en 1932, sin apartarse de lo alcanzado en Ginebra, Mé­ xico dicta una “ ley general de títulos de crédito y operaciones de banco” que ha inspirado a los juristas latinoamericanos, ini­ ciando así un movimiento de pensamiento y de concreción legis­ lativo de avanzada. Honduras, inspirada por el ejemplo mexicano y gracias a la tarea de Joaquín Rodríguez y Rodríguez, jurista español exi­ liado en México, en su código de comercio dedica el libro III, título I, capítulos 19, 29, 3 9 y 49 a legislar integralmente los títulos circulatorios y los capítulos siguientes a los títulos en particular. En él se adoptan también los principios y la sistemá­ tica de las convenciones ginebrinas. Este movimiento latinoamericano, en el que a una sistema­ tización de los principios generales y comunes a todos los títu­ los se agrega la legislación para los diversos instrumentos, to­ dos ellos según el modelo de Ginebra en gran medida, se vigo­ riza en los últimos años con el proyecto que tiene a considera­ ción el parlamento peruano, redactado por Ulises Motiva Manfredi (1962) ; otro proyecto de legislación integral de Vene­ zuela, que se debe a la pluma del recientemente desaparecido Roberto Goldschmidt (1963) ; el centroamericano, propulsado por Roberto Ramírez, cuyo anteproyecto redactó el mexicano Raúl Cervantes Ahumada y que fue objeto de un seminario que lo puso a punto (1965). Por último, en el Brasil acaba de darse a conocer este mismo año (1966) el proyecto de Código de Obligaciones en cuya segunda parte se normativizan los títulos No sólo Latino^america es la que ve la posibilidad, la necesidad y la conveniencia de sistematizar aquellos principios de la teoría general de títulos circulatorios. Suiza en 1936 concreta legislativamente los principios jurídicos comunes a todos los títulos circulatorios en el libro V del Código de Obligaciones, pero no toca la legislación singular de cada título, funcio­ nando así, simultáneamente, dos conjuntos de normas laplicables. En 1942 el Código Civil Italiano también se detiene a mitad del camino, y no obstante las leyes ginebrinas adoptadas en 1933, que se mantienen vigentes, norma en su caso, un capítulo de disposiciones generales sobre títulos de crédito (Títulos IV y V ). circulatorios en la línea de los proyectos y leyes que mencio­ namos. 3. Al dar noticia en Jurisprudencia Argentina del proyec­ to centroamericano, en sus lineamientos generales, número 2561 del 6 de junio del corriente año, dijimos, después de enumerar los títulos, capítulos y secciones del mismo: “ Llama la atención la supresión de reglamentación de la intervención. Coincidimos en ese temperamento. Se trata de una institución preclusa. No se dan hoy las condiciones sociales y económicas y que explicaban su existencia. "E s de alabar la valentía de darle la espalda a la tradición. "L o mismo cabe decir de la resaca, las copias y los du­ plicados. "E l proyecto, además tiene claridad de lenguaje, armónica síntesis y concordancia. “ La inclusión de la factura documentada o factura cam­ biaría no molesta, como, en cambio, nos molestó la introducción en la legislación argentina, porque no es obligatoria, distinción fundamental con el instituto argentino (obligación que nadie cum ple). "L a ley argentina obliga al vendedor a entregar al compra­ dor una factura acompañada de su duplicado resumen. .. cuando la venta es a un plazo mayor de treinta días. "E l proyecto la hace facultativa para el vendedor y si éste hace uso de su derecho, la devolución de la factura debidamen­ te firmada es obligatoria para el comprador. "Además se han abreviado los requisitos formales y la pa­ pelería documental y limitado los documentos y los plazos. Sin embargo, caben algunas reservas a la manera en que se instru­ menta al Instituto, lo que es muy natural por la novedad del mismo y los propósitos que persigue. Prueba de ello es que en dos de los artículos, de vital importancia (arts. 288 y 236), se dejó en suspenso la votación. "También extrañamos la falta de referencia a las acciones de sociedades anónimas y alguna referencia legal a los títulos impropios. "Las enmiendas efectuadas por los juristas — en el semina­ rio citado— fueron muy escasas. Se le agregó un capítulo so­ bre factura cambiaria, propuesto por la delegación de Honduras y se m odificó la denominación de debentures por la de obli­ gaciones, término usual en ios países centroamericanos. ” Las demás reformas son de detalle y algunas no muy afortunadas.” En síntesis pensamos que es un excelente trabajo que pue­ de tenerse como base para elaborar uno con alcance regional más ambicioso. PROCEDIM IEN TO Con respecto al procedimiento que se puede seguir para lle­ gar a concretar la sanción en los países de Latinoamérica de un texto uniforme, se puede señalar lo siguiente: En primer término, cabe dejar bien claro que son múltiples los caminos posibles y que todos tienen ventajas e inconvenientes. El que sugerimos, no tiene la pretensión de ser “ el proce­ dimiento” , sino apenas uno de tantos. Después de escuchar la opinión de los expertos sobre los documentos que se preparan para el seminario proyectado y las discusiones que tengan lugar en esa ocasión, debiera designarse una comisión de cuatro juristas, que en cierta form a represen­ tara los grandes sectores regionales (por ejemplo México y Centroamérica y Venezuela; Ecuador, Colombia y Perú y Chile; Argentina, Uruguay, Bolivia y Paraguay; y Brasil), y que aporte la experiencia surgida en la creación y discusión del proyecto centroamericano y de los otros proyectos. Esa comi­ sión tendría que abocarse a la redacción de un anteproyecto que contemple a la vez las coincidencias a que hayan arribado y el tenor y envergadura de las disidencias. Ese anteproyecto, hecho circular con la debida antelación, debiera ser sometido a la discusión de un seminario con parti­ cipantes de todos los países latinoamericanos y, finalmente, los resultados de esa discusión, deberían volver a los cuatro juristas para que procedan a ajustarlo, ateniéndose a las conclusiones del seminario. Ese proyecto debiera ser el que se eleve al Parlamento La­ tinoamericano que lo ha requerido. Una amplia difusión del anteproyecto y de las discusiones del seminario sobre el mismo, así como del texto aprobado por el Parlamento Latinoamericano asegurarían una amplia difu­ sión y un influjo en el pensamiento jurídico y en la voluntad le­ gislativa que seguramente haría rápida la adopción legislativa de dicho texto uniforme. Las ventajas de este procedimiento serían: a) El que los cuatro juristas podrían representar diferen­ tes sectores geográficos de Latinoamérica. b) Que en el seminario tuviesen todos una intervención activa y decisiva. c) Que la subsiguiente revisión por la comisión de expertos permitiera presentar un texto pulido y cuidadosamente con­ cordado. d) Que la sanción del Parlamento, a la vez que darle res­ paldo político-institucional a un texto que pretende llevar a la uniformidad legislativa este sector del comercio interlatinoame­ ricano, constituiría una realización concreta de ese Parlamento. CONCLUSIONES Concluimos entonces que: a) La teoría general de los títulos circulatorios tiene ya una fisonomía propia que exige y permite ser concretada en una legislación sistemática. b) Que esa legislación debe comprender no sólo los prin­ cipios generales que ya han sido condensados en las legislacio­ nes suiza e italiana, sino también las particularidades de cada uno de los instrumentos de los que se sirve el tráfico interna­ cional, según modelos legislativos vigentes y proyectos. c) Que no es óbice a esa inclusión el hecho de que en al­ gunos países se desconozcan o no tengan aplicación algunos do­ cumentos, sea cual fuese la razón. d) Que, por el contrario, la creación del molde jurídico que configure uno o más títulos circulatorios permitirá que su uti­ lización fructífera en un país pueda encontrar ejemplo o inci­ tación en otro para enriquecer el inventario de instrumentos que hacen al intercambio interlatinoamericano. e) Que esa sistematización debe seguir los principios elabo­ rados por la doctrina europea continental, los principios que informan la legislación uniforme ginebrina, y las que se derivan de ella, y en especial la rica experiencia mexicana y la firm e orientación latinoamericana evidenciada en la sanción del có­ digo hondureño y los proyectos peruano, venezolano, centroameri­ cano y brasileño. f ) Que es posible, y deseable, que los países latinoamerica; nos unifiquen su legislación siguiendo aquellos principios que además facilitarán la integración económica regional. g ) Que dicha unificación debe hacerse mediante la aproba­ ción por el Parlamento Latinoamericano de un proyecto de ley uniforme que cada país debiera sancionar mediante la ratifica­ ción o adhesión legislativa a dicho estatuto legal. h) Que sobre la base de las leyes y proyectos sobre la ma­ teria, un comité muy reducido prepare un anteproyecto que se­ ría objeto de estudio en un seminario de expertos, previa una profusa publicidad y que con sus observaciones, sugerencias e iniciativas dicho comité reducido prepare el texto definitivo pa­ ra su aprobación por el Parlamento Latinoamericano. i) Que la inclusión de reservas en la ley dependerá del tenor de las observaciones aunque puedan proveerse en algunos aspectos procesales de la formalización de protestos y de las ejecuciones. INTRODUCCIÓN El Parlamento Latinoamericano pretende la unificación de las normas legales sobre títulos-valores ^ en los diversos países centro y sudamericanos, y ha confiado la tarea al Instituto para la Integración de América Latina, el cual me ha hecho llegar “ Los Convenios de Ginebra” y el “ Proyecto de ley uniforme de títulos-valores centroamericana” a fin de que formule las ob­ servaciones que puedan servir de base a dicha obra. En mi ponencia de la X IV Conferencia Interamericana de Abogados, Puerto Rico, 1965®, sostuve que por ahora, lamen­ tablemente, no aparece posible la unidad legislativa cambiaria americana, debido a las diferencias entre el derecho continental y del common law Sin embargo, resulta viable la armoniza­ * Informe preparado para el i n t a l por e l d e la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. profesor Héctor CámaTa, 1 La denominación “títulos-valores’’ de origen germano — ^Werthpapier— ha hecho fortuna entre los autores y algunas legislaciones, pero preferimos la de “ títulos de crédito” siguiendo la tradición latina y por estar arraigada en nuestras costumbres. Además, si aquella expresión aparece más comprensiva incluye docu­ mentos que no lo son, como los títulos de identificación según piensa W i n i z k y - G u a l t i e r i y W i n i z k y , Títulos circulatorios, p . 1 6 . 2 Observo que los “ Convenios de Ginebra” remitidos no concuerdan con los originales, pecando por exceso y por defecto. Así lo digo, porque las “ Disposiciones complementarias” al texto sobre “ letras de cambio” — arts. 79 a 87— no fueron aprobadas en Ginebra, sino adicionadas por la Comisión Jurídica Asesora de España; por otra parte, las Convenciones votadas en Ginebra el año 1930 son tres y sólo se reproduce el anexo I de la Primera Convención estableciendo una ley uniforme referente a las letras de cambio y pagarés a la orden. Lo mismo puede afirmarse sobre la Convención de 1931. 3 Véase mi ponencia intitulada “ Unificación legislativa cambiaria americana” , a publicarse en New York La%v Forum. 4 A pesar que parangonando las normas leg'ales de ambos sistemas no hay diferencias esenciales, como lo demostraron I n t e m a y A s c a r e l l i en sus ponencias al Congreso de Derecho Privado de Roma del año 1950, ción parcial entre los países enrolados dentro de las directivas del sistema germano o francés, que constituyen la gran mayoría Creo plausible la iniciativa, por la cual se ha bregado tan­ to sin éxito en múltiples conferencias internacionales, que cris­ talizará el pensamiento de un gran argentino para quien tengo reinvindicada esta idea: Juan Bautista Alberdi PLAN POR DESARROLLAR Los autores están conformes en que la unificación legisla­ tiva comprende tres etapas, a saber: estudio de las reglas que hay que unificar, composición de las normas uniformes e intro­ ducción de éstas en cada país. De acuerdo con el voto del Parlamento Latinoamericano, parece concluido el primer paso, ya que ha encargado la redac­ ción del anteproyecto. Luego abordará la tercera fase de no es­ casa importancia, como se puso de relieve en La Haya y Gine­ bra la cual dejo de lado en virtud de lo manifestado. hay divergencias técnicas o ambientales que obstan la conciliación, “una diversa atmósfera en la aplicación del derecho'^ según L o r d C h o r l e y __ L ’ u n i f i c a t i o n d e l d i r i t t o del c a m b io , c o n p a r t i c o l a r r i g u a r d o a l s is t e m a a n g lo a m e r ic a n a , Banca, Borsa e Titoli di crédito y a ñ o 1952, p . 1— ; f a l t a n las p r e m is a s i m p l í c i t a s d e lo s d iv e r s o s d e r e c h o s d e q u e h a b la A s c a r e l l i __Premissas ao estudo do direito comparado. Revista Forense, año 1942, p. 299— . La prueba más evidente de esta imposibilidad, está en el fracaso de la Comisión designada por el Congreso precitado a los efectos de lograr la unidad entre los dos regímenes. Véase mi obra en preparación. Letra de cambio y pagaré, tomo I, N9 27. 5 Sólo escapan a esta posición las leyes de Panamá y Colombia, que injertaron desafortunadamente dentro de su Código Mercantil la Negotiable Instruments Law de 1897; en el último país está en marcha la revisión del Código de Comercio, ignorando el criterio adoptado en esta miateria. 6 A l b e r d i , en su Memoria sobre la conveniencia y objetos de un Congreso general americano, leída ante la Facultad de Leyes y Ciencias Políticas de la Universidad de Chile el 12 de noviembre de 1844, dijo: “ Regidos todos nuestros Estados po-r un mismo derecho comercial, se hallan en la posición única y soberanamente feliz de mantener y hacer de todo extensivas al continente las formalidades de validez y ejecución de las letras y vales de comercio. Estableciendo un timbre y oficinas con registro continentales, las letras y vales vendrán a tener la importancia de un piapel moneda americano y general, y por este medio se echarían los cimientos a la creación de un Banco y de un crédito público continentales^\ J u a n B a u t i s t a A l b e r d i , Obras Completas, tomo II, p. 389. Como es sabido, una de las causas que conspiraron contra la Convención de la Haya de 1912 fue la fórmula adoptada para incorporar el texto uniforme en las legislaciones nacionales, afectando las prerrogativas parlamentarias. Como afirmó W h a l en su “Informe a la Societé d^Études Como corolario, me detendré especialmente en el análisis del proyecto de ley uniforme centroamericana de títulos-valores, escogido como modelo para la redacción de la tentativa latinoamericana, sin perjuicio de incursionar sobre la posibilidad de la armonización legal de todos los títulos de crédito. Al respecto, tomo en consideración la legislación nacional — no siempre bien conocida en el extranjero— como también la de los demás países comprendidos y los recientes proyectos de reformas elaborados, todos los cuales están en la orientación de las leyes de Ginebra: el proyecto peruano de títulos-valores el proyecto venezolano sobre títulos-valores y operaciones ban­ carias el proyecto de código civil para el Paraguay, donde se incluyen los títulos de crédito el proyecto de código de comer­ cio para el Uruguay y el proyecto de código de comercio pai­ ra El Salvador Merece especial mención el proyecto de Código de Comer­ cio de México, fuente indiscutida de numerosos textos del pro­ yecto centroamericano^^, que en esta parte sigue las enseñanzas Legislatives” — Bulletin, año 1911, p. 415— , el Parlamento no podía conver­ tirse en una simple Cámara de registro de una legislación internacional. 8 La Comisión designada para la reforma del Código Mercantil — ley 6606__ ha publicado su proyecto sobre Títulos-valores dividido en seis secciones: Disposiciones generales, Deterioro, destrucción, extravío o pér­ dida de títulos-valores. Letra de cambio. Pagarés, o Vales a la orden. Cheques y Disposición Final. Revista del F oro, Lima, año L 1-2, p. 162. 9 R e p ú b l i c a d e V e n e z u e l a , M i n i s t e r i o d e J u s t i c i a , Exposición de M otivos y P royecto de L e y general de títulos valores y operaciones bancarias, Caracas 1963. L u is d e G á s p e r i , A nteproyecto de Código Civil — Asunción 1964— quien sigue el Proyecto Yadarola para nuestro país. 11 El A nteproyecto de Código de Comercio para el Uruguay del año 1947, se inspira principalmente en el Proyecto italiano de la Comisión Real. 12 A nteproyecto de Código de Comercio de la República de E l Salvador, formulado por el Dr. R o b e r t o A. E s t e v a R u i z . E l Salvador, C. A ., 1955. En el reciente A nteproyecto de Código de las Obligaciones de Brasil, cuya parte de Títulos de créditos fue presentada el 11/12/64 — Diario Oficial del 2 2 /2 /6 5 — regla la materia en 300 textos, siguiendo a Ginebra, conforme la ley del año 1908. Está dividido en once títulos: I. Disposiciones generales. II. Letra de cambio. III. Pagaré. IV. Cheque. V. Duplicata. VI. Debentures. VII. Conocimiento de depósito y warrant. V III. Letras hipotecarias. IX . Letras inmobiliarias. X . Conocimiento de transporte y carga. XI. Cédula real pignoraticia e hipotecaria. Las normas procesales, penales y fiscales corren en el “ proyecto de Ley General de aplicación de normas jurídicas” de H a r o l d o V a l a d a o . 1^ La mayoría de los preceptos del P royecto Centroamericano repro­ ducen el P royecto Mexicano de Código de Comercio — ^^arts. 437 y sigts.— . de la ley general de títulos y operaciones de crédito de ese país LA LEGISLACIÓN ARGENTINA SOBRE TÍTULOS-VALORES El código de comercio de la República x\rgentina del año 1862, redactado para la Provincia de Buenos Aires, el año 1857, como era lógico, no contiene una reglamentación orgánica de los títulos de crédito. Disciplina aisladamente algunos, como la letra de cambio (arts. 775 a 914) cuyas normas declara aplicables a los demás papeles de comercio (art. 917), y “ de los vales, billetes o paga­ rés'' moldeados sobre aquélla (arts. 915 a 917). En las sociedades anónimas, el a rt 410 dispone que “ los socios no responden de las obligaciones de la compañía, sino has­ ta el valor de las acciones o el interés que tengan en la socie­ dad", y añade el art. 412 que “ las acciones de los socios en las compañías anónimas pueden representarse para la circulación en el comercio por cédulas de crédito reconocido, revestidas de las formalidades que los reglamentos establezcan, y subdividirse en porciones de igual valor". En los “ acarreadores, porteadores o empresarios de trans­ porte" — libro I, título III, capítulo V— regla la carta de porte como título legal del contrato de transporte. En el libro III, con­ templa, dentro del contrato de fletamento el “ conocimiento", exigiendo que conste ‘ ‘el nombre del consignatario, caso que no sea extendido al portador o a la orden (art. 1194, inc. 3^), así como la “ póliza del préstamo a la gruesa", que debe llevar Sin embargo, hay diferencias, ya que el mexicano sólo regla especialmente la cambial, el pagaré y cheque; trata instituciones que el otro omite — intervención, pluralidad de eiemplares 77 coT)ias, arts. 528 y 517— ; no contiene un título para ‘^los procedimientos” : contempla el aval dentro de la letra de cambio; etc. Algunas soluciones son diversas; v. gr.: rechaza la letra ^‘al portador’’ — art. 493— y con ‘Vencimiento sucesivo’’ sobre lo cual cara el Proyecto Ceutroa-mericaiio. La Ley Mexicana de “ Títulos y operaciones de crédito” — ^año 1932— influencia el Proyecto de Código de Comercio de dicho país, con modificaciones. Amén algunas alteraciones en la ubicación de los textos, aquella sólo considera los títulos nominativos — arts. 23 a 68— y al portador — arts. 69 a 75— en tanto éste retorna a la clasificación tripartita: la primera omite en la definición del título de crédito ‘‘la autonomía del derecho” — art. 5^— incorporada por el art. 437 del Pro^/ecto; la ley dispone que la cambial con vencimiento sucesivo o escalonado es pagable a la vista po-r la totalidad —'art. 79 in fine — la cual es declarada nula por el Proyecto — art. 494— etc. “ los nombres del dador y tomador del préstamo’^ (art. 1284, inc. 4^^) y si está extendida a la orden, es transferible por en­ doso en la misma forma y con los mismos derechos y acciones que la letra de cambio (art. 1288). La comisión reformadora del código de comercio del año 1889 mantuvo las disposiciones sobre letra de cambio casi sin modificaciones, porque, como expresa la exposición de motivos, “ el código argentino es en este punto tan perfecto cuanto cabe en obra humana, y el célebre Congreso de Derecho Comercial, reunido en Amberes en 1885 con asistencia de jurisconsultos de las principales naciones del mundo, no ha llegado a conclusiones diversas que no estuvieran ya consignadas en nuestro código, desde 1858’^ También conserva los textos sobre “ el conocimiento"’ (art. 1028) y póliza del préstamo a la gruesa (arts. 1122, inc 4^ y 1128). Sin embargo, introduce modificaciones en las acciones de sociedad anónima, cuyo estatuto contendrá “ si han de ser no­ minales, endosables o al portador'’ (art. 292, inc. 7'^) ; además, asienta otras nuevas disposiciones en la sección III, capítulo III, título III del libro II. Otro tanto ocurre con la carta de porte, que puede ser nominativa, a la orden o al portador. El cesio­ nario, endosatario o portador de la carta de porte se subroga en todos los derechos y obligaciones del cargador. Incorpora como nuevos títulos de crédito “ los bonos u obli­ gaciones’’ que pueden emitir las sociedades anónimas (art. 365), el cheque (arts. 798 y siguientes), y otros papeles de comercio al portador (arts. 749 y ss.). Leyes posteriores modificaron el régimen legal sobre la materia: la ley 8875 sobre debentures reemplazó los arts. 365 a 367 del código de comercio (bonos u obligaciones) ; el decretoley 5965/63 derogó los arts. 589 a 741 adoptando el proyecto Yadarola sobre letras de cambio y pagarés, conforme la legis­ lación de Ginebra; el decreto 4776/63 suplantó el cap. III, tí­ tulo X III, libro II, reglamentando el cheque. Otras leyes introdujeron nuevos títulos de crédito en nues­ tro derecho positivo, como la N*? 9644 denominada prenda agraria, después reemplazada por el decreto 15.348/46 de pren­ da con registro, creando el certificado de prenda con registro; la ley 9643 sobre warrants y certificados de depósito: frutos o productos agrarios, ganaderos, etc.; el decreto-ley 6601/63 de factura conformada. Éstos son los títulos de crédito admitidos por la legislación nacional, amén de otros cuya calidad se controvierte ; su re­ glamentación inorgánica no se compadece con la ciencia jurídica ni el derecho comparado, por lo cual al reformarse el código mercantil, en el año 1963, censuramos que no se reordenaran sis­ temáticamente las distintas normas dispersas en dicho cuerpo legal EL PROYECTO CEN TR O A M ER IC AN O SOBRE T ÍT U L O S -V A LO R E S : OBSERVACIO N ES G E N E R A L E S Con estos antecedentes entro al examen del proyecto cen­ troamericano de títulos-valores, redactado por el distinguido co­ mercialista mexicano licenciado Raúl Cervantes Ahumada, con­ forme las conclusiones de la mesa redonda sobre títulos-valores celebrada durante la II Reunión del Instituto Centroamericano de Derecho Comparado Además, el anteproyecto fue objeto de estudio por el semi­ nario convocado en Tegucigalpa, los días 16 y 17 de octubre de 1965, con asistencia de representantes de todos los países cen­ troamericanos, donde se formularon algunas observaciones Presenta el proyecto una estructura original, separándose de sus antecedentes, distinguiendo las normas de derecho mate­ rial y formal. Consta de tres títulos, a saber: en el pHmero contiene la reglamentación de los títulos-valores en general, para ocuparse i"* G ó m e z C a r r i l l o , M a n u e l P ., citando a A l b e r t o D í a z M i e r e s — Se­ guros marítimos, Buenos Aires, 1932, N*? 10— menciona como título de cré­ dito la “ póliza de seguro marítimo’' — “ La disciplina orgánica de los títulos de crédito’’ , p. 25— lo cual es resistido por I s m a e l B r u n o Q u u a n o — El m doso, B s . A s . 1950, p. 187 — y con razón a mi juicio como m anifiesta H a l p e r Í N , I. — Contrato de Seguro, p. 143— . M o i s é s S c h e i n f e l d sostiene que “ la orden de pago cooperativa'' es un título de crédito atípico — Banco Central y cooperativas de crédito, Bs. A s. 1966, p. 87 y sigts.— . Véase CÁMARA, H é c t o r , “ Las recientes reformas del Código de Co­ mercio” , Revista Notarial, N<? 671, Bs. A s. 1" Así lo expresa el breve “ Inform e” que acompañó el Proyecto Centro­ americano. 18 I n s t i t u t o C e n t r o a m e r i c a n o d e D e r e c h o C o m p a r a d o , Seminario ce­ lebrado en la ciudad de Tegucigalpa, República de Honduras, durante los días 16 y 17 de octubre de 1965, para la discusión del Antept^oyecto de ley Uniforme Centroamericana de Títulos Valores. En la primera sesión se formularon varias observaciones al A n te­ proyecto, que comprendió el primer capítulo; en la segunda el examen fue más rápido por razones de tiempo. luego, en tres capítulos, de los títulos nominativos, a la orden y al portador. En el segundo, de las distintas especies de títulosvalores, trata la letra de cambio — cuatro secciones— , el pagaré, el cheque — tres secciones, la última con ocho subsecciones— , el certificado de depósito y bono de prenda, la carta de porte o conocimiento de embarque y la factura cambiaria. En el tercero, de los procedimientos, trata la acción cambiaría, el procedimien­ to de cobro — en general y el del bono de prenda— y la cancela­ ción, reposición y reivindicación de títulos-valores. Tal constituye, en ajustada síntesis, el contenido del proyec­ to, redactado con claridad y precisión de lenguaje en general, con textos breves — que mejoran la técnica de Ginebra— de fá ­ cil comprensión, contenido que me sugiere las siguientes obser­ vaciones : a) que según lo tengo manifestado, considero viable lograr la unidad legislativa latinoamericana en materia de letras de cambio y pagarés, porque su regulación en los diversos países presenta trazos comunes Más aún, todos ellos estuvieron go­ bernados por las leyes españolas — Ordenanzas de Bilbao— , im­ portando este intento un retorno al régimen vigente hace más de un siglo, corroborando la ley cíclica del desarrollo jurídico, por la cual el derecho parte de una comunidad para volver a ella después de muchos años y haberse diversificado considera­ blemente. No está de más recordar que el código de comercio de la República Argentina rige en el Uruguay y Paraguay, y que el código de Chile ha tenido vasta influencia en otras naciones la­ tinoamericanas, como lo comprueba Olavarría Á v i l a P o r otra parte, todas las últimas reformas operadas — Argentina, Costa Rica, Honduras y Ecuador— como las tentativas legales — Ve­ nezuela, Uruguay, México, El Salvador, Paraguay y Perú— , gi­ ran en la órbita de la ley uniforme de Ginebra. Y si bien la cambial circula como subrogado de la moneda internacional, “ un viandante nato che non si arresta per confini19 CÁMARA, H é c t o r , “ La unificación legislativa de las letras de cambio y pag‘arés, en los países de la Asociación Latinoamericana de Libre Comer­ cio” , Remsta de Derecho Español y Americano, Madrid, 9, p. 141. 20 O l a v a r r í a Á v i l a , J ., Los Códigos de Comercio Latinoamericanos, Chile, 1961, p. 268. . 21 F e r r a r a , F. ( j .) , “ I principi direttivi delle leggi cambiarle” , Rivista del Diritto Commerciale, . . , año 1934, L, p. 76. di territorio ma percorre trionfante le vie del mondo", ¿cabe igual afirmación para los demás títulos-valores? La respuesta exige alguna meditación, pues algunos de estos documentos presentan matices locales impuestos por los usos y costumbres, que en su caso pueden conspirar contra el éxito de la iniciativa. Por ejemplo, en materia de cheques expresó el I Congreso de Derecho Comercial, reunido en Buenos Aires, en el año 1940, que no correspondía la “ adopción" de la convención de Ginebra — como se votó para la letra de cambio y pagaré— sino la “ adap­ tación", según subrayó Marcos Satanowsky en su inform e: “ La subcomisión no ha seguido con respecto a la legislación sobre cheque, un criterio similar al que orientó la reforma de la legis­ lación cambiaria. Entiende que las situaciones no son similares. Las prácticas comerciales y bancarias nacionales de 50 años de aplicación y vigencia de la ley actual, tienen mayor influencia sobre el cheque que sobre la letra de cambio. AI lado del derecho escrito sobre cheques se ha creado otro derecho no escrito, con­ suetudinario, que se ha cristalizado en normas e impuesto aun sobre el derecho escrito--. Ése fue el criterio de nuestra refor­ ma por el decreto-ley 4776/68 hoy vigente Lo mismo ocurre con el “ certificado de prenda con regis­ tro", donde el Registro de Créditos Prendarios impone por iner­ cia algunas soluciones prácticas que rebasan la propia ley. Por ello me pregunto: ¿no sería más prudente ir gradual­ mente, por partes, siguiendo “ les constants de Tunification du droit privé" de las que habla L im p e n s c o m e n z a n d o con la ar­ monización legislativa de las letras de cambio y pagarés? Hay que proceder con cautela, evitando las soluciones muy ambiciosas que pueden frustrar los resultados, como señala Da­ vid: la obra unificadora se ha retardado muchas veces a conse­ ns Actas del Primer Congreso de Derecho Coinercial, II, p. 350. De conformidad sostuvo Hernán Maschwitz en su ponencia a dicho C ongreso: “Debe seguirse la Ley de Ginebra, no bajo todos sus aspectos, sino solamente en cuanto no están en pugna con las costumbres de nuestro medio ambiente, porque de lo contrario llevaría, es bien sabida, a que se violaran inmediatamente las disposiciones legales, tal comoahora sucede con la institución del cheque cruzado, por el error que existióen la forma de tomar las leyes inglesas”. Actas cit. I p. 427. Conforme: B o ü t e r o n , 3 . , Le cheque, F slyi^, 1924, p . 1. F o n t a n a r r o s a , R., El nuevo régimen jurídico del cheque, Bs. As. 19G5, p. 15. 24 limpens, J., “Les constants de l’unification du droit privé”, international de Droit Comparé, año 1958, Paris, p. 277. • cuencia de la excesiva prisa con que se ha querido realizar, y a veces, ha fracasado totalmente por eso En consecuencia, la unificación legislativa latinoamericana podría reducirse a la letra de cambio y el pagaré, sin perjuicio de avanzar luego en los demás títulos de crédito; por tal moti­ vo, en el examen en particular me ciño especialmente a esos títulos-valores. b) Que si bien pretende comprender ‘‘todos" los títulos de crédito, no constituye una reglamentación integral al abandonar algunos, como la acción de la sociedad anónima. En el acápite anterior me detuve en fija r los títulos-valores consagrados por nuestro derecho, para destacar este aspecto: el proyecto ignora el “ certificado de prenda con registro" que cons­ tituye un título de crédito causal-^ y la “ póliza del préstamo a la gruesa", aunque no escapa a mi conocimiento que este con­ trato ha caído en desuso ^7. Regla la “ factura cambiaría" — lla­ mada “ duplicata" en el Brasil y “ factura conformada" en A r­ gentina— , que entre nosotros ha carecido de trascendencia en la vida comercial, y ha quedado como letra muerta. No puedo silenciar que otros países latinoamericanos usan el “ certificado de prenda con registro" y que pueden contar con otros títulos de crédito, como ocurre en Chile con la “ boleta bancaria de garantía" que goza de amplia difusión en el tráfico económico, según informa Miguel González Saavedra En síntesis, el proyecto no abarca todos los títulos de crédi­ to latinoamericanos. c) Que el proj^ecto contempla reglas de derecho formal, disciplinando las excepciones procesales (art. 234), levantamien­ to de embargo (art. 235), trámite del juicio ejecutivo supleto­ riamente (arts. 246 y ss.), etcétera. D a v id , Tratado R ., de Derecho Civil Comparado, Madrid, 1953, p, 1(38. cámara, H éctor, Prenda con Registro o Hipotcca Mobiliaria, B s . A s . 1961, p. 286. F ernández, R aym undo L ., Código de C o m ox io Comentado, VI, p. 589. Paraguay, decreto 1339 del 22 de octubre de 1943; Uruguay, ley 5649 del 21 de mayo de 1918 y ley 12.367 del 8 de enero de 1959; Chile, ley 4097 del año 1926 y 5867 del año 1935; Perú, ley 2402 del 13 de diciem­ bre de 1916, etcétera. G o n z á l e z S a a v e d r a , M., La boleta bancaria de garantía, Chile 1962, cit. por Q u i n t a n a F e r r e y r a , F ., en “La boleta bancaria de garantía como título-valor”. Homenaje a Yadarola, Córdoba, 1965, III, p. 417. Esta solución puede rozar la Constitución nacional, que re­ serva a las provincias la organización de los tribunales que ase­ guren la administración de justicia, la determinación de la com­ petencia y procedimientos, conforme los arts. 67 inc. 11, 104 y 105. En ese sentido, los códigos de procedimientos de las pro­ vincias reglan el proceso ejecutivo para el cobro de las letras de cambio, pagarés y demás títulos de crédito. Al respecto destaco: 1. Que no debe desatenderse al titular de la cambial en el momento supremo de la ejecución judicial, pues, “ en ese campo es donde, a fin de cuentas, habrá de encontrar su sanción última el carácter — de documento abstracto o causal— que el legislador haya querido conferir al instrumento negociable" 2. Que algunas leyes de fondo han dictado normas de pro­ cedimiento, declarando la Suprema Corte Nacional su constitucionalidad, por la naturaleza del juicio ejecutivo cuya decisión no causa instancia; además, porque el estatuto especial incorpo­ rado a la legislación común, determinando la manera de efectivar una convención está destinado a asegurarla; en caso contrarío, se comprometería la existencia misma del derecho ejercitado Sin embargo, llamo la atención sobre este problema pues, si bien algunas reglas formales podrían considerarse como “ atri­ buto constitutivo del derecho" — ^conforme la jurisprudencia pre­ citada— , otras podrían estar en pugna con el precepto constitu­ cional. d) Que resulta correcta la reglamentación integral del esta­ tuto proyectado, porque, como he manifestado, debe bastarse a sí mismo, a diferencia de la ley uniforme de Ginebra que eludió algunas cuestiones ante la disparidad de criterios — protesto, cancelación de la letra de cambio, etc.— , y autorizó modificai; ciertas conclusiones a los Estados adherentes, consignadas en las “ reservas" ’^2. Los países debieron completar la Convención de Ginebra, y la generalidad usó de las reservas, permitiendo a algún autorhablar de la “ legge difform e cambiaria" derecho cambiario angloamericano” , en Cua3, p. 96. Jurisprudeyicia Argentina, 10, p. 63. La Convenciófi de Ginebra sobre letras de cambio y pagarés, en su Anexo II admite 23 reservas; La Convención sobre cheques recepta 31 reservas. F e r r a r a , F . ( j.) , “ La legge difforme cambiaria” , Rivista del D i­ ritto Commerciale, año 1934, I, p. 513. 30 T r ía s F arga, R ., “ El dernos de Derecho angloamericano, Barcelona, 1954, No hay ecuación entre una legislación universal y otra re­ gional como la aquí pretendida, por lo cual los problemas son también distintos. La unidad debe ser efectiva y no simplemente de fachada, para impedir las discrepancias en su inteligencia por la jurisprudencia de los distintos países, como ha sucedido con la ley de Ginebra y la Negotmble Instruments Latv e) Que si bien el proyecto sigue el cauce de la ley uniforme del año 1930 y 1931, no recepta todas sus soluciones. Comparto esa posición, pues, sin desconocer las bondades de dicha legislación no es menester reproducirla ad ¡jedem litterani, ya que ninguno de los países latinoamericanos está obligado a ello; por otra parte, como manifiesta Goldschmidt, “ comprende disposiciones no del todo claras, las cuales han sido interpreta­ das de manera distinta en los países que han adoptado el texto ginebrino En ese orden de ideas, estoy conforme con la supresión de algunos institutos caducos carentes de trascendencia práctica, porque las leyes no constituyen colecciones de anticuarios. Tal es el caso de la “ pluralidad de ejemplares” , “ de las copias” y de “ la intervención para la aceptación y el pago” , que ya en Ginebra estuvieron por desaparecer. f) Que se regula íntegramente la letra de cambio, como tí­ tulo de crédito patrón por excelencia, cuyas normas declara apli­ cables subsidiariamente al pagaré (art. 102) y otros títulosvalores. Que esta sistemática concuerda con el régimen de Ginebra y de todos los cuerpos legales americanos, por lo cual debe apro­ barse no obstante los ataques de Zavala Rodríguez contra el decreto 5965/63: “ ignora las prácticas y usos comerciales del país, donde el pagaré tiene gran difusión al contrario de la cam­ bial; de ahí que consideramos un error reglamentar principalVéase F. v. C a e m m e r e r , M. v . B a r g é n Rechtsprechung zuin G enfer ehiheitlichen y G. S p a t h , Internationale Sichechrechts, Tü- W echscl-und binger», 1954. H a m e l , J. y A n g e l , M., en la Convención de Ginebra sobre la unificAUÁón del derecho del cheque, destacan que todos los países usaron de las reservas — excepto Monaco y Portug“al— provocando grandes divergencias en la interpretación y aplicación. B e r n i n i , G., examina este problema en “ Lo sviluppo del diritto’ cambiario negli U.S.A. - IT N.LL. e le interpretazione datane dalle Corti Americana”, Banca, Borsa e Titoli di crédito, 1953, p. 77. G o l d s c h m i d t , R o b e r t o , Exposición de M otivos del A n teproyecto de ley de titulos-valores y operaciones bancarias de Venezaelay p. 6, mente la letra de cambio y sólo como apéndice el pagaré, que presenta problemas particulares y especiales a este tipo de do­ cumento" Disiento con esta autorizada opinión: 1. Porque contraría el sistema de nuestro derecho desde el primer código de comercio, así como también la orientación de la legislación comparada. 2. Porque las normas sobre letras de cambio permiten re­ solver todos los problemas que plantea el pagaré. 3. Porque la presente es una ley para regir en distintos países, en algunos de los cuales puede ocurrir lo contrario de nuestra práctica comercial, como según mis noticias sucede en Chile. g) Que en el camino de acortar distancias con el grupo anglo­ americano — que siempre late como aspiración y desde hace mu­ cho tiempo— , como también en reciprocidad con el Uniform Commercial Code, cuyo artículo 3*-' — Commercial Paper— se aproxima mucho más al sistema continental que la Negotiable Instruments Law, pudieron recogerse algunas conclusiones de aquél que no afectan la economía de los títulos de crédito A guisa de ejemplo apunto: 1. La letra de cambio al portador, que funciona en Brasil sin inconvenientes en la práctica; por otra parte, aceptada la cambial en blanco o incompleta (art, 4'O, y el endoso en blanco (art. 44) no advertimos dificultad alguna. Hay que abandonar los escrúpulos teóricos. 2. La cláusula de intereses, que es rechazada por el art. 59 para las letras de cambio, contrariando la solución conciliadora de Ginebra que las admite para las letras a la vista o a fecha vista. El código de comercio de Costa Rica (art. 713) adopta un criterio amplio al respecto, que en la vida de negocios no aca­ rreará trastornos; por otra parte, esa postura contrasta con la del art. 100 del proyecto para el pagaré, sin comprender los mo­ tivos para el distinto punto de vista. 3. El pago escalonado de la cambial, que se pretendió in­ troducir en el novísimo proyecto peruano de títulos-valores, conZ a v a l a R o d r í g u e z , C a r l o s J ., Código de Comercio y L eyes complementarias, Buenos Aires, 1965, IV, p. 5. Esta postura también es sostenida por A l b e r t o R o b io l o y G u i l l e r ­ en su ponencia a las Jornadas de Derecho Comercial de Men­ doza, octubre 1965. mo C a s ie l l o , form e al invento del abogado Germán Pflücker Holguin — acom­ paño el modelo de letra de cambio— , cuyo informe reza : “ Pre­ sentada a la Comisión la letra de cambio patentada por el que fue distinguido abogado Germán Pflücker Holguin, se consideró detenidaniente la posibilidad de incorporarla al anteproyecto. Empero, se tropezó con la dificultad de que dicho modelo se en­ cuentra amparado por el registro de la propiedad intelectual, lo que hacía necesario la celebración de un contrato con los here­ deros, para lo cual la comisión no está autorizada” En apoyo de mi tesis subrayo que el proyecto admite el pago escalonado de la factura cambiaria (art. 227) ; tampoco entende­ mos la razón para el criterio diverso h) Que si este estatuto rige como ley interna de los países latinoamericanos, deberá comprender normas de derecho interna­ cional privado, reglando los conflictos de derechos que pueden plantearse con otras legislaciones, como prevé el anteproyecto venezolano de títulos-valores y operaciones bancarias y la cónvención de Ginebra. En ese sentido debe contemplar la capacidad cambiaria, la forma de las obligaciones, sus efectos, aceptación y pagos par­ ciales, etcétera i) Que el proyecto contiene algunas definiciones, siguiendo la postura de otros derechos “ impropias de un código de leyes” , P f l ü c k e r , H o l g u i n G., ‘Troyecto para reformar el sistema cam­ biario” , Revista d(d F oro, Lima, 1961, 213, p. 27. i'J “ Exposición de Motivos del Proyecto de Títulos-valores” , Revista de Derecho y Ciencias Políticas, Perú, 1962, p. 416. Dicho informe añade: “ Sin embargo, como se trata de una contribu­ ción importante que tiende a aproximar los dos sistemas de legislación sobre la materia, el sajón y el continental europeo, sería conveniente divulgar el modelo de la letra de cambio del Dr. Pflücker Holguin, por todos los medios, principalmente en certámenes internacionales, a fin de lograr recomend’aciones tendientes a su adopción en los diversos países” . 4^ Quiero destacar que la ley de Ginebra, a igual que el Proyecto Mexicano de Código de Comercio proscriben el pago sucesivo de la cambial, sobre lo cual guarda silencio este Proyecto, como veremos luego. Artículos 129 a 136. Véase la ponencia depositada poj- el Dr. A n g e l V e r g a r a d e l C a r r i l en las Jornadas de Derecho Comercial de Mendoza — octubre 1965— intitu­ lada, “ Bases para resolver conflictos de leyes en materia de letra de cambio en los países de la a l a l c ” . 44 La Ley Mex:icana, conforme los Proyectos italianos define el título de crédito, a igual que el Código de Comercio de Honduras y el de Costa Rica. En cambio, el Código Civil Italiano no expone la definición. como declara Vélez Sársfield en la nota al art. 495 del código civil argentino; el art. repite el concepto doctrinario de Vivante sobre títulos de crédito, lo que motivó observaciones en el semi­ nario del Instituto Centroamericano de Derecho Comparado ya mencionado; el art. 156 define las “ obligaciones"; el art. 224 la factura cambiaria. Para Couture, el cometido del legislador es establecer nor­ mas, esto es, como decía Leibnitz, proposiciones hipotéticas de una conducta futura Las definiciones meramente didácticas son inútiles y extrañas a un cuerpo legal, más cuando asientan los requisitos esenciales de cada título-valor, como se dijo en La Haya. La técnica legislativa las rechaza como peligrosas, no apa­ reciendo conveniente encerrar en una fórmula estrecha estos ins­ trumentos destinados a plegarse a las cambiantes necesidades de las transacciones mercantiles Asimismo, no sabemos por qué razón define la factura cam­ biaria y las obligaciones y no los demás títulos de crédito. j ) Que si bien la redacción del proyecto es correcta, caben algunas observaciones aparte de las señaladas en el seminario pues, como enseña Colmo, “ un código es, en tal sentido, una obra literaria, por lo mismo que entraña un conjunto de ideas expre­ sadas en palabras. Por eso no tiene por qué diferir de una novela o de un trabajo científico cualquiera. Y por eso hay derecho de exigirle el lleno de todas las condiciones de fondo que se pide a Vocabulario jurídico, Montevideo 1 9 6 0 , p . 3 9 . ha manifestado en consonancia : “ Se ha dicho y repetido por todos que al legislador no le incumbe exponer la ciencia, y cuando lo hace, por lo común lo hace mal: su tarea consiste en disciplinar las relaciones 45 C o u t u r e , E ., A rcangeli s o c ia le s ” . La definición expuesta en el Proyecto no concuerda con la del art. 965 del Código de las Obligaciones de Suiza, ni con la del art. 1^ del Proyecto de Venezuela: “ Títulos-valores, en el sentido del proyecto, son s ó lo aquellos títulos en los cuales está incorporado de manera tal que mien­ tras el título existe no puede ser ejercido independientemente de él. En esta definición caben los títulos nominativos no a la orden, los Rektapapiere de l a doctrina a le m a n a , v. gr. : la letra de cambio no a la orden"’, dice G o l d ­ s c h m i d t , Exposición de Motivos, cit. p. 4. La definición del Proyecto Centroamericano también fue objetada en el seminario de Tegucigalpa, donde se aceptó el contenido del art. 1^' de la ley de Títulos de Crédito de la República de Guatemala, afirmándose que en el concepto de dicho artículo discutido se mantengan las características fundamentales del título-valor, o sea la incorporación, la literalidad y la autonomía, evitando así los peligros que implica una definición. 47 dicho seminario se formularon varias observaciones a la redac­ ción: v. gr. : modificó el art. 10 donde repetía la palabra “transmisión” ; cambió la denominación “bonos o debentures” por “obligaciones”. una obra literaria, vale decir, unidad, claridad, concisión, preci­ sión, propiedad y hasta elegancia” En ese cauce destaco; 1. Que refiriéndose al dominus del título-valor habla de “ tenedor” (art. S'? in fine, 37, 49, etc.), de “ tenedor legítimo” (art. 4^, 28, 32, etc.) y de “ propietario” (art. 31). Como en todos los casos se refiere al mismo sujeto, la distinta denomina­ ción puede afectar la inteligencia; la ley de Ginebra menciona siempre al “ portador” . 2. El art. 25, 2^ parte, repite en cuatro renglones “ podrán” , “ puede” y “ pudieran” ; el art. 37 reitera en dos renglones “ efecto” y “ efectos” , a igual que el art. 47, 2? parte, “ podrán oponer” y “ podido oponer” ; el art. 55 la palabra “ simple” , etcétera. 3. Los arts. 164 y 165 sobre “ las obligaciones” mencionan la “ sociedad creadora” ; el adjetivo creadora resulta supérfluo ya que no puede contemplar otra sociedad. 4. El art. 165 entre las prohibiciones para las sociedades emitentes de obligaciones, establece la de cambiar su “ finalidad” por “ objeto” , pues la finalidad es obtener beneficios. 5. Conforme al art. 237 el recurso extrajudicial se abre con el título “ debidamente protestado” ; lo de “ debidamente” está de más, pudiendo prestarse a equívoco al entender que la acción judi­ cial regresiva procede con protesto “ indebidamente” protestado. 6. El art. 226 — in fine— expresa que la factura cambiaria carente de algunos de los requisitos formales “ perderá” su calidad de título-valor; no puede “ perder” la calidad que nunca gozó. k) Que hay varias normas extrañas en el estatuto legal de los “ títulos-valores” , mirando relaciones extracartulares goberna­ das por el derecho común. Entre varias señalo: 1. El art. 77 dispone que el aceptante que paga la cambial carece de acción “ cartolare” contra el girador y los demás signa­ tarios; por otra parte, resulta obvio, ya que la relación cambiaria se extinguió. 2. Conforme al art. 25, la emisión o transmisión de un títulovalor no produce extinción de la relación que dio lugar a tal emi­ sión o transmisión, salvo pacto expreso. Tal norma sobre la suerte del negocio subyacente está contemplada por el art. 813 del código civil argentino que Vélez Sársfield explica en la nota. 48 C o l m o , A., Técnica legislativa, p. 2 9 1 . 3. El art. 226 sobre factura cambiaria, también echa mano de la relación fundamental sin justificación alguna; además es equívoco, porque puede hacer pensar que en los otros títulosvalores la omisión de los requisitos formales afecta el negocio jurídico. 1) Que contiene disposiciones mal ubicadas, exhibiendo desor­ den en la composición del articulado. Por ejemplo: 1. El art. 14 estatuye la responsabilidad solidaria de todos los suscriptores de im mismo acto, dentro de las disposiciones generales; en tanto, el principio cardinal de la responsabilidad para todos los firmantes está asentado en el art. 236, bajo el títu­ lo “ De los procedimientos” . 2. El aval figura entre las “ disposiciones generales” de los títulos de crédito (arts. 15 a 20), como si fuera común para todos ellos, lo que no es exacto. Tiene aplicación únicamente para aque­ llos que contienen prestaciones de pagar sumas de dinero — letra de cambio, pagaré, etc.— , y aun dentro de éstos nuestro derecho positivo separándose de la ley ginebrina lo rechaza para el cheque Por ende, debió correr como en el proyecto de código de co­ mercio de México dentro de la cambial, y no como disposición general para todos los instrumentos negociables. 3. Los arts. 25 y 26 reglamentan la acción causal y la acción de enriquecimiento sin causa dentro del título I — De las dispo­ siciones generales— , como si tuvieran vigencia para todos los títulos-valores. Por otra parte, estos recursos procesales debieron encuadrarse en el título III, referido a los procedimientos. 4. Dentro del capítulo inicial reglamenta el aval (arts. 15 a 20) y después la representación cambiaria, cuando por su gene­ ralidad procede regular primero esta última. 5. El art. 44, luego de reglar el endoso en propiedad, declara que el endoso puede hacerse en propiedad, en procuración o en garantía; dicho texto, amén de innecesario, tenía que correr antes del art. 40 donde comienza con el endoso traslativo de propiedad. 6. En el cheque, los arts. 113 a 115 contemplan el pago “ parciaF'; después de varios textos intercalados, el art. 120 faculta al portador para rechazar el pago “ parcia]” . Este último debió seguir aquéllos. 49 La ley vigente, apartándose del código de comercio — art. 8:38— no admite el aval en el cheque por su naturaleza particular. F o n t a n a h r o s a , Op. cit., p. 193. 7. La “ prescripción” de la acción cambiaria figura en el título III — De los procedimientos— , y la “ caducidad” en el art. 122, pues el art. 240 sólo alude a la suspensión de ésta. ¿Cuál es la razón del distinto encuadramiento de ambos medios de ex­ tinción de la acción cambiaria? Aún más, la “ prescripción” de las acciones emergentes del cheque (art. 123) están en el título II, capítulo III — Del cheque— . ¿P or qué motivo corren en títulos diversos la prescripción de la acción derivada de la cambial de la acción emergente del cheque? 8. Las reglas del proceso ejecutivo, de carácter supletorio, de los arts. 246 a 256, no deben estar dentro del articulado le­ gal de los títulos-valores; en su caso podrían figurar como “ dis­ posiciones suplementarias” . 11) Que cuenta con algunas normas contradictorias entre los varios títulos de crédito, y aun en los mismos; por lo menos, no se expresan las razones para adoptar los distintos criterios. 1. El art. 74 referido a la “ aceptación” dispone que en la letra pagadera a cierto plazo vista o cuando deba ser presentada en virtud de indicación especial dentro de un plazo determinado, el aceptante señalará la fecha en que aceptó y si la omitiere “ podrá consignarla el tenedor” . En cambio, el art. 64 en la letra a cierto tiempo vista girada contra el librador, declara menester asentar por el girador la fecha de presentación para fija r su vencimiento, y en su defecto por “ protesto” . ¿N o hay ecuación de situaciones en ambas hipótesis? ¿P or qué en un supuesto el tenedor podrá asentar la fecha y en el otro debe protestarla a los mismos fines? 2. El art. 112 admite que “ la presentación de un cheque en Cámara de Compensación surtirá los mismos efectos que la hecha directamente al librado” , pero dicha norma no juega en la cam­ bial o el pagaré, a diferencia de la ley de Ginebra. Rodríguez y Rodríguez afirma que el art. 5^ inc. c) del reglamento de Cámaras Bancarias de Compensación de México dispone que estos últimos documentos son compensables, y que el art. 6^^ del reglamento citado establece que la presentación en Cámara de Compensación equivale a la presentación al l i b r a d o p e r o ello no justifica que esta ley internacional deje de asentar la norma, que para México esté prevista según dicha legislación. 3. El art. 59 prohíbe en la cambial la cláusula relativa a intereses, que autoriza con gran liberalidad para el pagaré: “ en R o d r í g u e z y R o d r í g u e z , J., Derecho Mercantil, l, p. 327. el pagaré podrán establecerse intereses convencionales" (art. 100). Tampoco me imagino los fundamentos de esas diversas conclusiones. 4. El art. 60 fija las formas de vencimiento de la letra de cambio, y no autoriza el pago escalonado que se considera a la vista de acuerdo con su parte fin a l; en tanto, la factura cambiaria permite el pago sucesivo en el mismo documento (art. 227). Nuestro derecho dispone que la deuda documentada en fac­ tura conformada pueda pagarse en cuotas, pero en ese caso es menester emitir tantas facturas como fueren las cuotas. No sospecho las razones para el distinto tratamiento entre la letra de cambio y la factura cambiaria. m) Que muchos conceptos están repetidos en diversos textos, por lo cual resultan innocuos, aparte de exhibir poca prolijidad en la construcción del estatuto legal. 1. El art. 1^ declara que el derecho involucrado en los títu­ los-valores es “ literal", lo que reproduce el art. : “ el suscriptor de un título queda obligado en los términos litercdes del mismo". 2. El art. 8^ dispone que “ todo suscriptor de un título-valor se obliga autónomamente''; ello es reiterado por el art. 45, “ el endosante contraerá obligación autónoma. . . " , y también en el concepto del art. 78: ‘'la obligación del aceptante no se alterará por quiebra, interdicción o muerte del girado, aun en el caso de que haya acontecido antes de la aceptación". 3. El art. 13 expresa que “ en caso de alteración del texto de un título-valor, los signatarios anteriores se obligan conforme al texto original, y los posteriores conforme el alterado"; en con­ secuencia, el art. 234, inc. VII, sobre la excepción de alteración del texto es redundante en cuanto añade “ sin perjuicio de lo dis­ puesto respecto de los signatarios posteriores a la alteración". 4. El art. 14 fija la posición de los firmantes de un mismo acto — colibradores, coendosantes, etc.— , por lo cual es supérfluo el añadido al art. 244, “ salvo el caso de los signatarios de un mismo acto". 5. El art. 2^ declara para todos los títulos-valores que sólo producirán los efectos previstos cuando contengan las mencio­ nes y requisitos señalados por la ley. La omisión de tales men­ ciones y requisitos no afecta el negocio fundamental que dio origen al documento o al acto. Este concepto está reproducido especialmente para la fac­ tura cambiaria, por el art. 226 in fine. 6. El art. 14 establece que “ todos los firmantes de un mismo acto de un título-valor se obligan solidariamente” . No sólo que­ dan éstos obligados solidariamente sino “ cualquier” suscriptor — de un mismo acto o de distintos actos— , conforme al art. 236. n) Que existen dispositivos legales imprecisos, capaces de provocar dificultades en la práctica. Así, el art. 102 manda aplicar al pagaré “ en lo conducente” las reglas relativas a la cambial. Lo mismo hace el art. 220 para el bono de prenda. Estimo, de acuerdo con la ley de Ginebra y el proyecto de código de comercio de México que corresponde “ individualizar” los textos aplicables supletoriamente para no dejarlos librados a la interpretación judicial, y generar así vacilaciones. La remi­ sión en abstracto es cómoda, pero peligrosa donde debe reinar la claridad; por igual motivo censuré la solución adoptada por el decreto 4776/68 •». Asimismo, el reenvío únicamente para estos títulos-valores puede hacer creer que resulta improcedente para todos los demás, lo cual no es exacto. E X A M E N E N P A R T IC U L A R En el examen en particular del proyecto centroamericano de títulos-valores, prestaré especial atención a los aspectos que estimo de mayor interés. En general,, las soluciones concuerdan con la legislación uniforme de Ginebra, cuya materia sólo suscita cuestiones técni­ cas analizadas exhaustivamente por la doctrina, por lo cual se ha dicho que “ constituye un sistema rígido y geométricamente perfecto” Me ajusto al orden del proyecto. D ISPO SIC IO N E S G E N E R A L E S Desde las “ disposiciones generales” , el art. 4<> contempla el título-valor en blcutico, norma que no tiene vigencia para los emi­ tidos en serie, y dispone: “ Si se omitieren algunas menciones •"'1 Art. 77 de la L ey de Ginebra de 1930; art. 568 del Proyecto de Código de Comercio de México. En igual sentido, art. 127 del Proyecto de Venezuela. CÁMARA, H éctor, “ El nuevo estatuto del cheque: necesidad de su revisión^’, en Revista del Notariado, Bs. As. 1965, N9 682. V aleri, G., “ Le fonti del diritto cambiario italiano” , R ivista del Diritto Commerciale, año 1934, I, p. 844. o requisitos, cualquier tenedor legítimo podrá llenarlas antes de presentar el título para el ejercicio del derecho que en él se consigne” . Creo que el texto debe completarse, como hizo Ginebra (art. 10), fijando la situación cuando fuere integrada contrariando el acuerdo entre el creador y primer tomador. También resulta conveniente el agregado del legislador italiano — seguida por nues­ tra ley, art. 11— , que establece un plazo de caducidad para llenar el documento en blanco o incompleto El art. 7^ admite la firma a ruego de los títulos-valores, en el supuesto que quien desea suscribirlo no sepa o no pueda firmar, solución rechazada por el derecho patrio a pesar de que es acep­ tada por otras legislaciones usando la reserva 2^ de la convención de Ginebra Acoto que la ley civil nacional exige la firma en los documentos privados, que no puede suplirse por la firm a a ruego; el código mercantil, en el art. 208, si bien habla de '‘los documentos privados firmados por los contratantes o algún tes­ tigo, a su ruego y en su nombre” , entre los medios probatorios, se entiende ‘‘que la autorización no podrá demostrarse con testi­ gos, cuando el valor del contrato exceda de doscientos pesos, pues, en tal caso, la prueba del contrato mismo quedaría indirectamente subordinada a la prueba testimonial, que es, precisamente, lo que la ley prohíbe” Conforme: art. 2208 Proi}ccto C. Civil Paraguayo; art. C. Comercial del Uruguay. Proyecto Prevén la situación de la cambial integrada contrariando el acuerdo entre creador y tomado: Proyecto C. Comercial de México, art. 440; Proyecto del Perú, art. 79; Proyecto Venezolano, art. 40; Proyecto C. Comercial de El Salvador, art. 321; Código Comercial Honduras, art. 452; de Costa Rica, art. 736. Admite la firma a ruego el Código de Comercio de Costa Rica, en un texto muy minucioso: “ Cuando el que deba suscribir un título-valor no sepa o no pueda firmar, lo hará a su ruego otra persona, en presencia de dos testigos que también firmarán el documento. El reconocimiento de ese documento por el deudor hará plena prueba. También lo hará aun contra la negativa del deudor sobre el hecho de haber rogado a un tercero para que firmara por él, si ese tercero y los dos testigos reconocen sus firmas y declaran ser cierto ese hecho y dan fe, además, de que los tres firmaron en el mismo acto. Igual efecto produce el informe de dos peritos calígrafos si los testigos o uno de ellos, o la persona que firmó a ruego, se han ausentado, se han incapacitado o han muerto” . Art. 679. También consiente la firma a ruego: Código Comercial Honduras, art. 466; Ley de Ecuador del 30 de octubre de 1963, art. 121; Proyecto art. 454, SiBURU, J u a n B., Código de Comercio, Bs. As. 1902, II, p. 40. El art. 8^ establece la autonomía de las obligaciones de los firmantes de títulos-valores: “ Las circunstancias que invaliden la obligación de alguno o algunos de los signatarios, no afectarán las obligaciones de los demás” . No obstante coincidir en el fondo con el art. 7^ de Ginebra, este último aparece superior por su m ayor amplitud y claridad; no sólo comprende las obligaciones ineficaces — por ejemplo, in­ capacidad— sino también cuando “ no hay obligación” — firm a falsa o de persona imaginaria— . El art. 10 sobre los efectos de la transmisión, dice que “ im­ plica no sólo la del derecho principal incorporado, sino también la de los derechos accesorios” . Conforme a dicho precepto legal, parecería que los derechos accesorios no necesitan estar “ incorporados” al documento, en pugna con el principio de literalidad. Resulta más feliz la expre­ sión de la ley uniforme: “ El endoso transmite todos los derechos resultantes de la letra de cambio” , sin discriminar entre principal y accesorios El art. 14 regula la obligación de varios firmantes de un acto cambiario — colibradores, coendosantes, etc.— de la siguiente ma­ nera: “ Todos los suscriptores de un mismo acto en el título-valor, se obligarán solidariamente. El pago del título por uno de los sig­ natarios solidarios, no confiere a quien paga, respecto de los demás que firmaron el mismo acto, sino los derechos y las accio­ nes que competen al deudor solidario contra los demás coobliga­ dos; pero deja expeditas las acciones cambiarias que puedan corresponder contra los obligados” . Dicha norma, ausente de la ley uniforme, fue incluida por “ coordinación” en la ley italiana, de donde pasó al art. 60 de nuestra legislación con una fórmula más breve y simple: “ Entre los que han asumido una misma obligación en la letra de cambio no existe acción cambiaria y sus relaciones se rigen por las dis­ posiciones relativas a las obligaciones solidarias” . Así lo propicio conforme otras legislaciones^^. Conforme; art. 741 C. Com. Costa Rica; art. 2272 Proyecto C. Civil Paraguayo; art. 50 Proyecto Venezolano; art. 549 Proyecto C. Com. del Uruguay. U san nna fórmula similar al Proyecto Centroamericano, el art. 456 C. Com, Hondureno; art. 240 Proyecto de El Salvador; art. 444 Proyecto C. Com. Mexicano; art. 7^ Proyecto Peruano. 58 H ay un error de copia en el Proyecto rem itido; después del punto y coma, en vez de “ sino” es “ pero” . 59 Conforme: art. 97 Proyecto Venezolano; art. 2316 Proyecto C. Civil del Paraguay; art. 139 Proyecto Peruano, etcétera. El aval es disciplinado según la ley de Ginebra, con una variación sobre la presunción legal en caso de omitirse la persona por la cual se presta, que m ejora ésta y aceptamos. Sin embargo observaré: 1. Que proponemos alterar la colocación de los arts. 18 y 19, ya que el segundo mira los requisitos del aval y el primero los efectos, completado por el art. 20. 2. Que la tesis de Bolaffio adoptada por el art. 18 está m ejor expresada en la ley uniform e: “ El avalista queda obligado aun cuando la obligación que ha garantizado sea nula por cualquier causa que no sea un vicio de form a” (art. 32)®“. 3. Que no admite el aval por acto separado, contrariando el derecho argentino que usó de la reserva de la ley uniform e: “ el aval puede constar en la misma letra o su prolongación o en documento separado, debiendo en este caso indicar el lugar donde ha sido otorgado” (art. 33) ®^. Tal postura, arraigada en las prácticas comerciales rompe con algún principio de los títulos de crédito, por lo cual pienso puede solucionarse siguiendo el proyecto venezolano: “ El aval otorgado por acto separado se considera como fianza solidaria sin beneficio de excusión ni de división. El documento respectivo debe indicar el lugar del otorgamiento” (art. 78). La representación cambiaria (arts. 21 a 24), cuya inclusión en el proyecto fue objetada en el seminario de Tegucigalpa. Co­ rresponde incorporar únicamente las reglas propias y no con la amplitud de otras legislaciones ®®. 60 Conforme: art. 757 C. Com, Costa Rica; art. 531 C. Com, de Hon­ duras; art. 71 Proyecto Venezolano; art. 2291 Proyecto C. Civil del Para­ guay; art. 108 Proyecto Peruano^ etcétera. 61 La generalidad de las legislaciones y proyectos latinoamericanos rechazan el aval por separado. 62 Y a d a r o l a a l t r a t a r s e su Proyecto en el I n s t it u t o de E s t u d i o s L e g i s ­ la t iv o s , d ijo en a p o y o de la p r o p u e s t a : “ E l a v a l p o r s e p a r a d o c o n s titu y e la c o n f ir m a c ió n d e u n p r in c ip io qu e r i g e a c t u a lm e n t e — art. 680 del C ó d ig o d e C o m e r c io — , in c o r p o r a d o d e f in i t iv a m e n t e a n u e s tr o s u s o s b a n c a r io s y c o m e r ­ c ia le s . E s a s o lu c ió n es b e n e fic io s a p o r q u e p e r m ite g a r a n t i z a r o b lig a c io n e s f u t u r a s y d is t in t a s . E s , p u e s , m u y p r á c t i c a ” . E l D r . M e l ó c o m p a r tió la s r e f le x i o n e s p r e c it a d a s , a ñ a d ie n d o : “ p e r m ite q u e el f ir m a n t e de u n d o c u ­ m e n to lle v a d o a u n B a n c o no se in fo r m e q u e se h a e x ig id o el a v a l p a r a d e s c o n t a r lo ” . I n s t i t u t o A r g e n t i n o d e E s t u d i o s L e g i s l a t i v o s . El derecho cambiario argentino y la legislación uniforme (proyecto de reforma), Bs. As., 1940, p. 120. 63 Verbigracia, el Proyecto de Código de Comercio de El Salvador — arts. 226 y sgts.— entra a reglar aspectos de la representación en general. Observo sobre el tema: 1. Que el art. 21, inc. II, admite la representación “ en par­ ticular” , mediante carta dirigida al presunto tomador del título, lo cual rechaza la ley argentina y el derecho anterior Sin em­ bargo, el art. 149 de nuestro código de comercio dispone: “ Diri­ giendo un comerciante a sus corresponsales circular, en que dé a conocer a un dependiente de su casa como autorizado para algu­ nas operaciones de su giro, los contratos que hiciera con las per­ sonas a quienes se dirigió la circular, son válidos y obligatorios, en cuanto se refieren a la parte de la administración que le fue confiada” . 2. Que el art. 24 sólo se refiere a la supuesta “ falta de po­ der” del suscriptor, debiendo comprender como la ley de Ginebra el “ excessus mandati” , al cual alude en las excepciones cambiarias 3. Que el art. 23 sobre facultades de los administradores o gerentes importa repetir el concepto del art. 135 del código de comercio de nuestro p a ís; por otra parte, este mandato puede limi­ tarse según el derecho argentino dejando constancia en el Registro Público de Comercio, lo cual en el presente texto parece no es posible. 4. Que las normas sobre ratificación expresa o tácita del mandante del art. 24 son de derecho común, extrañas a los títulosvalores. En cuanto a la acción camal (art. 25), la redacción puede mejorarse — segunda parte— , y la acción de enriquecimiento inde­ bido (art. 26) debe modificarse porque sólo la confiere contra el “ creador” del título, a diferencia de G inebra; por ende, si el libra­ dor de la cambial hizo provisión de fondos al girado no pagando éste, no habrá acción de enriquecimiento indebido contra aquél y tampoco contra éste que no es “ creador” . T ÍT U L O S A L A O R D E N En los títulos-valores a la orden, el art. 37 mira la cláusula “ no a la orden” , que me sugiere algún reparo: ^4 Muy pocas leyes o proyectos admiten esta solución del P royecto C entro americaiio. Concuerdan con la proposición, el art. 681 C. Comercio de Costa R ica; art. 44 P royecto Venezolano; art. 2265 P royecto C. Civil del P a ragu ay; art. 230 P royecto C, Comercial de E l Salvador; art. 542 P royecto C. Co­ mercial del Uruguay. 1. Que sólo habla de ' ‘cláusula especial’', debiendo expresarse más concretamente la cláusula ‘ 'no a la orden’’ u otra equiva­ lente 2. Que faculta a insertar dicha cláusula a cualquier “ tenedor’" con gran liberalidad, separándose de la ley de Ginebra que úni­ camente menciona al ‘‘librador” (art. 11) postura que comparto Además, si cualquier tenedor puede cambiar la calidad de título endosable, ello pugnaría con el art. 12: “ el tenedor de un títulovalor no podrá cambiar su form a de circulación sin consentimiento del creador del título” . 3. Que exige “ la fecha” de la cláusula, cuando a lo m ejor puede asentarse en un endoso en blanco que carece de fecha; esta alusión es innecesaria y equívoca. El art. 38, sobre circidación del título a la orden por medio diverso del endoso, declara al adquirente subrogado en todos los derechos que el título confiere; pero lo sujeta a todas las excep­ ciones que se habrían podido oponer a los tenedores anteriores. Dicho texto referido a la transmisión no cambiaria del docu­ mento asienta una solución equivocada: el sucesor queda sub­ rogado en los derechos del antecesor ocupando su lugar, por lo cual pueden oponérsele las excepciones válidas contra éste pero no contra los anteriores tenedores. Así lo resuelve el art. 22 de la ley nacional, en caso de cesión, conforme los principios gene­ rales de la subrogación Las formas del endoso (arts. 40 y 41) están establecidas en los cuatro incisos del primer texto, que resulta muy complejo, similar al viejo régimen nacional harto censurado; por otra par­ te, todos ellos están presumidos excepto el último por el art. 41. Contrasta con el sistema ginebrino donde basta la firm a del endosante, a la cual podrán añadirse los datos aquí menciona­ dos. Debe recogerse el texto de la ley uniforme, compartido por el derecho comparado Conforme: art. 738 C. Comercial de Costa R ica; art. 47 Proyecto Venezolano; art. 2269 P royecto C. Civil del P aragu ay; art. 546 Proyecto C. Com, del U ru gu ay; art. 86 P royecto del Perú, etcétera. Véanse en ese sentido los textos mencionadosen nota anterior. 68 Conforme: art. 57 Proyecto Venezolano; art. 2279 P royecto C. Civil del P aragu ay; art. 556 P royecto C. Com. del U ru g u a y; art. 93 Proyecto Perú. Conforme: art. 49 P royecto Venezolano; art. 2271 Proyecto C, Civil del P aragu ay; art. 548 P royecto C. Com. U ruguayo; art. 740 C. Comercial de Costa Rica. ! Cabe observar: 1. Que el art. 40 se refiere al endoso traslativo de propiedad, ya que los arts. 46 y 47 reglan los otros; por ende, el art. 40, inc. Ill, no debe hablar de ‘'la clase de endoso’'. 2. Que el art. 41 — in fine— dispone que 'la falta de firm a hará que el endoso se considere inexistente” , que cae de maduro; más, cuando el art. 7^ estatuye que toda obligación cambiaria de­ riva de una firma puesta en el titulo-valor. En el endoso en blanco (art. 43) omite precisar dónde debe consignarse; para evitar dificultades, corresponde figurar en el reverso, como manda la ley uniforme El art. 46, al determinar los efectos del endoso en procurarción, dice que “ el endosatario podrá cobrar el título judicial o extra judicialmente'’. Las atribuciones resultan limitadas, por lo cual es preferible seguir la ley de Ginebra: ''puede ejercer todos los derechos inherentes a la letra de cambio’ ’. También es más preciso este texto, en cuanto señala que no se extingue el mandato por la muerte o incapacidad "sobrevinientes” ; en el proyecto falta lo de sobrevinientes. En el endoso en garantía (art. 47) cabe reparar acerca de las excepciones oponibles al acreedor prendario, donde se ha omi­ tido, "a menos que el tenedor al recibir la letra haya procedido con conocimiento de causa, en perjuicio del deudor demandado” , como reza el texto ginebrino El art. 48 sólo autoriza el endoso hasta el vencimiento del título, ya que el posterior tendrá los efectos de cesión ordinaria. Como el proyecto permite el cobro y el protesto hasta dos días hábiles siguientes al vencimiento (arts. 79 y 93), debe autorizarse la circulación vía endoso hasta ese momento que cierra el ciclo del documento, como la ley de Ginebra El proyecto guarda silencio sobre el endoso de "retorno” , previsto por la ley uniforme (art. 11), ya que sólo se refiere a la transmisión del título a algún obligado "por recibo del im­ porte del título extendido en el mismo documento o en hoja adVéanse los textos citados en nota anterior, excepto el Código de Costa Rica. Conforma: art. 55 P royecto de V en ezuela; art. 2277 P royecto C, Civil del Paraguay; art. 554 P royecto C. Comercial del U ru gu ay; art. 91 P . Perú. Conforme: art. 745 C. Comercial de Costa R ica; art. 56 P royecto V enezolano; art. 2279 Proyecto C. Civil para el Paragua.y; art. 556 P ro yecto C. Comercial del U ru gu ay; art. 92 P royecto Peruano. herida a él” (art. 53). De ello puede inferirse que lo excluye, por lo cual es menester reproducir el texto de Ginebra para disipar dudas. L E T R A D E CAM BIO Dentro de los títulos-valores en especial, se ocupa en primer lugar de “ la letra de cambio” , cuyos requisitos formales deter­ mina en el art. 58, complementando el art. 3^ que consigna las normas generales para todos los títulos de crédito. Dicho dispositivo repite uno de los requisitos ya enuncia­ dos, la forma de vencimiento, pues el art. 3^ menciona “ la fecha del ejercicio de tal derecho” . Subrayo que en el pagaré (art. 99) no se incurre en esa redundancia. Además, omite el nombre del “ tomador o beneficiario” , que debe mencionarse explícitamente, no obstante el concepto ex­ puesto por el art. 36. Así lo hace el art. 99 para el pagaré: “ el nombre de la persona a quien debe hacerse el pago” . Pienso que se trata de una omisión “ voluntaria” para dejar la puerta abierta a la letra “ al portador” ; sin embargo, en tal caso debe afrontarse el problema derechamente a fin de evitar perturbaciones Rechaza la cláusula de intereses, sin distinción alguna (art. 58), en pugna con lo que tenemos dicho y el art. 100 para el pagaré. En las formas del vencimiento, luego de fija r los cuatro términos conocidos, dispone: “ la letra de cambio con otras fo r­ mas de vencimiento se considerará pagadera a la vista” (art. 60 in fin e). ¿Queda incluida dentro de esta solución la cambial con vencimientos sucesivos? La ley de Ginebra (art. 33 in fin e) y el proyecto de código de comercio de México (art. 494) no lo entienden así, ya que concretamente en esta hipótesis manifies'^3 Algunas leyes rechazan expresamente la letra de cambio al portador: art. 123 ley de Ecuador; art. 310 del Proyecto de C. Comercial de E l Salvadar, etcétera. En tanto el art. 696 del Código de Costa Rica dispone: ‘‘ Si se omi­ tiere el nombre del endosatario, el documento se transforma por ese hecho de título a la orden en título al portador. Sin embargo, cualquier tenedor del título puede escribir su nombre o el de un tercero, quedando así llenada la omisión’\ Recordaré que M a n u e l G a r c í a C a l d e r ó n K . manifiesta: “ Sería con­ veniente en este punto dictar una disposición expresa permitiendo la emisión de letras al portador” . “ La ley cambiaria peruana y la ley uniforme” . Re­ vista de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas^ Lima, año IX , II, p. 421. i I tan: “ las letras de cambio con otros vencimientos o con venci­ mientos sucesivos, son n u la s ¿ P r e t e n d e r á este proyecto admi­ tir las letras de cambio con vencimientos escalonados? En ese caso es menester pronunciamiento expreso. Ignora la cambial librada “ por cuenta de un tercero'' (art. 3^, apart. 3*?, ley de Ginebra) que es usada en la práctica No acepta que el librador pueda eximirse de la garantía, por la aceptación (art. 66), para lo cualno veo inconvenientes como sostiene la ley de Ginebra (art. 9"?)^^; por otra parte, al autori­ zar el proyecto la cláusula “ no aceptable” (art. 68 ), que equiva­ le a la liberación de la responsabilidad por inaceptación, esta norma carece de justificación. En la aceptación cambiaría sigue también las huellas de Ginebra, con algunas variantes: 1. Que a diferencia de la legislación uniforme, no autoriza la presentación de la cambial por segunda vez al día siguiente de la primera: este breve plazo resulta conveniente al facilitar la situación del girado, como lo entiende el derecho comparado 2. Que en las letras pagaderas a plazo vista o con fecha depresentación para la aceptación, si el librado omite la fe­ cha “ podrá consignarla el tenedor” (art. 74) ; en ese supuesto, la ley de Ginebra exige el protesto para fija r la fecha (art. 25). Adhiero, por ser más práctica, a la solución del proyecto cen­ troamericano ”^4 Conforme: art. 758 C. Comercial de Costa Rica; art. 494 Proyecto C. Comercial de M éxico; art. 507 C. Comercial de Honduras; art. 74 Pro­ yecto Venezolano; art. 2292 Proyecto C. Civil Paraguayo; art. 569 Proyecto C. Comercial del Uruguay; art. 75 Proyecto del Perú, etcétera. S u p i n o - D e S e m o afirm an que “ esta letra de cambio, aparte de servir en ciertos casos para mantener en secreto el nombre del librador, se utiliza también, para extinguir créditos y deudas recíprocos, eliminando gastos” . B e la letra de cambio, del pagaré cambiario y del cheque, I, p. 173. Admiten esta form a de libramiento: Código de Comercio de Costa Rica, art. 72 9 ; art. 39 Proyecto Venezolano; art. 2258 Proyecto C. Civil del Pa­ raguay; art. 537 Proyecto C. Comercial del Uruguay; art. 77 P. Perú. Conforme: art. 735 C. Comercial de Costa Rica; art. 45 Proyecto Venezolano; art. 2267 Proyecto C. Civil del Paraguay; art. 544 Proyecto C. Comercial del Uruguay; art. 82 Proyecto Peruano, etcétera. La solución del Proyecto Centroamericano concuerda con el art. 122 de la ley de Ecuador; art. 512 C. Comercial de Honduras; art. 498 Proyecto C. Comercial de México, Conforme: art. 749 C. Comercial de Costa Rica; art. 63 Proyecto Venezuela; art. 2283 Proyecto C. Civil del Paraguay; art. 560 Proyecto C. Comercial del Uruguay; art. 99 Proyecto Peruano, etcétera. Conforme: art. 522 C. Comercial de Honduras; art. 506 Proyecto C. Comercial de México; art. 133 ley de Ecuador; art. 101 Proyecto Peruano, 3. Que basta para la aceptación la sola firm a del librado (art. 73) ; empero, como éste puede suscribir el documento en otro carácter — endosante, avalista— , debe agregarse que la fir­ ma, en tal caso, constará en el anverso, a igual que en Ginebra (art. 25 )^^ 4. Que para formalizar la aceptación vale la palabra “ acep­ to u otra equivalente” (art. 73), como también expresa Ginebra (art. 25). Nuestra ley (art. 27), siguiendo la italiana (art. 30), agrega como fórmula de aceptación la palabra “ visto” , muy usa­ da en la práctica, cuyo carácter puede dar lugar a discusiones. 5. Que si el girado introduce “ cualquier otra modalidad” a la aceptación, se tendrá por negada (art. 75) ; propongo sus­ tituir “ modalidad” por “ modificación” a imagen de la ley de Ginebra (art. 26), confiriendo mayor amplitud al texto 6. Que permite tachar la aceptación por el girado antes de devolver la letra (art. 76), sin el agregado de la ley de Ginebra sobre la obligación del girado frente a quien hubiese hecho sa­ ber por escrito la aceptación (art. 29). Adscribo a la solución del proyecto centroamericano porque la de Ginebra, amén de intrascendente en la realidad afecta principios fundamentales del derecho cambiarlo. 7. Que la declaración del art. 78 — la obligación del acep­ tante no se alterará por quiebra, interdicción o muerte del gira­ dor, aun en el caso de que haya acontecido antes de la acepta­ ción— es supérflua por el carácter autónomo de las obligaciones cambiarias. Nuestro derecho (art. 30) conforme a la ley italiana (art. 33) sólo añadió a la ley de Ginebra: “ El girado que acep­ ta queda obligado, aun cuando ignorase el estado de falencia del librador” . Esta hipótesis era la única que podía generar discu­ sión. ¡ 8. Que según las enseñanzas del derecho francés debe declararse “ obligatoria” la aceptación de la cambial girada en­ tre comerciantes y cuando el vendedor ha satisfecho su presta­ ción. De tal manera podría suplirse la “ factura cambiaría” . '<'9 Conforme: art. 750 C. Comercial de Costa R ica; art. 330 P royecto C. Comercial de E l Salvador; art. 64 Proyecto Venezolano; art. 2264 Pro­ yecto C. Civil del P araguay; art. 561 Proyecto C. Comercial del Uruguay. Conforme: art. 751 C. Comercial Costa R ica; art. 65 Proyecto V e ­ nezolano; art. 2285 Proyecto C. Civil del P araguay; art. 562 Proyecto CComercial del Uruguay, 81 Decreto-ley del 2 de mayo de 1938, completando el art. 124 del Code de Commerce, Así lo propicia el proyecto de Venezuela, cuyo art. 69 re­ produzco: “ Cuando la letra de cambio ha sido emitida en ejecu­ ción de un convenio celebrado entre comerciantes, relativo a la entrega de mercancías y el librador ha satisfecho las obligaciones que para él derivan del contrato, el librado no podrá negarse a aceptar la letra, después de haberse vencido el plazo que rija para ei reconocimiento de la mercancía. La negativa de acepta­ ción trae consigo de pleno derecho la pérdida del término a ex­ pensas y costas del librado” . En el pago (arts. 79 a 84) reitera los principios de la ley de Ginebra, pero incurre en algunas omisiones explicables en este proyecto destinado a aplicarse en los países centroamerica­ nos donde no hay dificultades en las diversas monedas. Por ello propongo añadir: 1. Que en la cambial pagadera en moneda sin curso en el lugar, el importe se abonará en la moneda del país al cambio del día del vencimiento. Si el deudor se hallase en retardo, el tenedor podrá exigir que el importe sea pagado al cambio del día del vencimiento o del día del pago. 2. Que cuando la cambial contenga la cláusula de pago efectivo en moneda extranjera, debe abonarse en esa moneda exclusivamente 3. Que si la cantidad se indica en una moneda que tiene igual denominación, pero distinto valor en el país donde la letra fue librada y en el de pago, se presume que se refiere a la mo­ neda del lugar del pago. Tales principios están reconocidos por la ley de Ginebra y por casi todos los países En el protesto, tema omitido por la ley uniforme, recepta las normas corrientes en el derecho latinoamericano. 1. Admite la cláusula “ sin protesto” asentada únicamente por el librador (art. 87), separándose de la ley uniforme que también faculta al “ endosante o avalista” ; apoyo la solución del proyecto centroamericano, ya que la otra complica el problema y tampoco se usa. ^2 La cláusula de pago efectivo en moneda extranjera ha sido dero­ gada en nuestro país, por decreto del Poder Ejecutivo Nacional 2581 del año 1964. Conforme: art. 166 ley de Ecuador; art. 82 Proyecto Venezolano; art. 2301 Proyecto C. Civil del Paraguay; art. 578 Proyecto C. Comercial del Uruguay; arts. 345-7 Proyecto C. Comercial de El Salvador; art. 124 P. Perú. 2. Que como nuestro derecho anterior (art. 713 Cód. co­ mercial) obliga al fedatario retener el día de la diligencia y el siguiente al protesto, durante cuyo lapso el girado tendrá derecho a pagar el importe y gastos (art. 97). Esto importa un plazo de gracia, proscripto de las legislaciones contemporáneas; en caso de mantener el texto, debe facultarse para pagar no sólo al girado sino a cualquier obligado, en armonía con el art. 84, depósito. 3. Que impone al funcionario que levanta el protesto la obligación de avisar el incumplimiento a todos los signatarios del documento; esta proposición fue rechazada en Ginebra, que impone la obligación de aviso sucesivo al tenedor y demás obli­ gados (art. 45) PA G A R É En el porgaré la única novedad del proyecto es la del art. 100 que dispone: “ En los pagarés podrán establecerse intereses con­ vencionales” . Dejando de lado lo de “ convencionales” , en disarmonía con la “ promesa” de que habla el artículo anterior, así como tam­ bién la contradicción con el art. 59 para la letra de cambio — que ya subrayé— , corresponde que se determine “ la tasa” de los inte­ reses para no afectar el derecho y evitar dificultades. Ése es el criterio de la ley uniforme, que en su defecto con­ sidera no escrita la cláusula de intereses. También, siguiendo el mismo cauce hay que disponer que “ los intereses corren a partir de la fecha de la letra cuando no se indique una distinta” C H E QU E La reglamentación del cheque también se inspira en la legis­ lación internacional, con algunas variaciones, a saber: 1. Que separándose de Ginebra sólo admite los cheques ‘ ‘a la orden y al portador” , y rechaza los “ nominativos” . La solución es plausible, desde que los cheques nominativos se transmiten por endoso (art. 14, ley de Ginebra). 84 La deleíración de Letonia en la Conferencia de Ginebra propuso encarg-ar el 'aviso al notario o funcionario autorizado, conforme la ley cambipT-i'a letona si^rniendo las disnosic^ones de la ant^s^ua Rusia Imperial. Fue rechazada ante las objeciones formuladas, pero figuró entre las reservas. S''’ Conforme: art. 781 Código Comercial de Costa Rica; art. 313 Pro­ yecto C. Comercial de El Salvador; art. 41 Proyecto de Venezuela; art. 2260 Proyecto C. Civil del Paraguay; art. 539 Proyecto C. Comercial del Uru» guay; art. 81 Proyecto Peruano. 2. Que el cheque con la cláusula “ no a la orden” (art. 107) corresponde reglarlo entre los “ cheques especiales” . También de­ bió expresarse que circula “ con la form a y los efectos de una cesión ordinaria” atento su finalidad; de lo contrario, puede transmitirse vía endoso con efectos de cesión, conforme al art. 37. 3. Que obliga al banco a pagar parcialmente el cheque hasta el saldo disponible, a diferencia de Ginebra que confiere una fa ­ cultad al girado; por otra parte, permite al tenedor rechazar el pago parcial (art. 120) en contra de ésta (art. 34). Aparece más conveniente obligar al banco hacer el pago parcial, que no puede resistir el tenedor 4. Que el plazo de prescripción de la acción cambiaría del último tenedor corre desde la presentación del cheque al cobro (art. 123) y no “ desde la expiración del plazo de presentación” como manda la reglamentación internacional (art. 52) maicho más lógicamente 5. Que en cuanto a la acción regresiva del obligado que ha satisfecho la prestación contra quienes le responden, se computa “ desde el día siguiente a aquel en que pagó el cheque” , es decir, omite “ o desde el día en que ha sido ejercitada una acción contra él” — como estable la ley de Ginebra y el presente proyecto para la letra de cambio en el art. 243— o desde la fecha de notificación de la demanda. No hay razón para distinguir ambos casos. 6. Que la indemnización a cargo del ^rirador por libramiento de cheque sin fondo es de derecho común (art. 124) por lo cual la ignora Ginebra. Art. 14 Convención de Ginebra de 1931; art. 2269 Proyecto C. Civil del Paraguay; art. 642 Proyecto C. Comercial del Uruguay; art. 146 Froyecto Venezolano; art. 738 C, Comercial Costa Rica; art. 186 Proyecto Perú. 87 En nuestro derecho, si bien el art. 31 del Decreto-ley U776/62 faculta al librado para pagar parcialmente el cheque — que no puede rehusar el portador el pago— , en la práctica no tiene vigencia dicha norma ya que los bancos por acuerdo resolvieron no usar de este derecho. 88 M o r t a r a y A z z a r i t i , explicando la solución para la cambial a la vista manifiestan: “ Dado el carácter literal de la obligación, y dada la au­ tonomía o independencia de las diversas obligaciones nacidas del único título, la ley ha querido que todos los firmantes, en el momento mismo en que asumen la obligación, puedan conocer, por el título mismo, el día en que comenzará la prescripción de sus obligaciones. Tratándose de un tipo de letra de cambio cuyo vencimiento queda ignorado hasta que el título sea presentado para la aceptación, el legislador ha determinado el momento inicial de la prescripción con un criterio distinto, fijándolo en el último día de término establecido para la presentación, en término a quo cierto y deter­ minado en el momento de la emisión”. Del ejercicio de las acciones comer­ ciales y de su duración, II, 181. , 7. Que el cheque con "provisión garantizada” no está recono­ cido por el derecho uniforme ni nuestra ley, y carece de uso en la práctica. | 8. Que el cheque "de caja” (arts. 143/4) corriente en las prácticas bancarias locales, no presenta fisonomía especial para la reglamentación aparte. Igual afirmación cabe para el cheque "con talón para recibo” (arts. 1 5 2 /3 ). 9. Que el "cheque de viajero” (arts. 145 y siguientes), según doctrina autorizada no es un cheque, por lo cual podía legislarse aparte como título de crédito La norma del art. 148 es ajena a la materia cambiaria; el plazo de dos años para la prescripción es muy breve no compade­ ciéndose con su naturaleza 10. Que no impone al portador comunicar a los obligados re­ gresivos la desatención del cheque por el banco, como manda la legislación uniforme (art. 42) y este proyecto para la letra de cambio. A idénticas situaciones corresponden las mismas solu­ ciones. I - { 11. Que no dispone la aplicación supletoria a este título-valor de las reglas de la letra de cambio, como en otros supuestos según apunté. Ello puede crear dificultades. OBLIGACION ES Las obligaciones, denominadas debentures entre nosotros, son definidas en el art. 156 y declaradas "bienes muebles” aun cuando estén garantizadas por derechos reales sobre inmuebles. Esta aclaración sobre la calidad de la res no corresponde a la ley, y en todo caso debió hacerse para los demás títulos-valo­ res que también pueden ser garantizados con hipoteca. Además, la catalogación de "bien mueble” no se ajusta al derecho argen­ tino, donde las "cosas” (art. 2311 c. civil) pueden ser muebles o inmuebles. Asimismo, observamos: 1. Que la reglamentación no se ciñe a los títulos-valores y comprende, además, el "contrato” para la emisión de obligaciones, lo cual rebasa la materia. 2. Que limita la emisión de obligaciones para las sociedades anónimas, cuando en nuestro derecho también pueden hacerlo Ése es el punto de vista del Proyecto Venezolano, que en el capítulo VIII, aparte del capítulo sobre cheque, regla “Del cheque de viajero”. Nuestra ley fija el plazo de 5 años, que puede llegar a seis, art. 5 1 ; el Proyecto Venezolano no fija plazo, art. 190. las “ comanditas por acciones y las entidades autárquicas del Es­ tado” (art. 1^ ley 8875) y en otros países las sociedades de respon­ sabilidad limitada. 3. Que no permite emitir obligaciones por un monto superior al capital contable de la sociedad (art. 163) en contra de nuestra ley 8875 que no establece tope. 4. Que permite la emisión de obligaciones con garantía, pero sin reglar la “ garantía flotante” consagrada por el art. 7^ de la ley 8875. 5. Que no faculta al representante de los obligacionistas — a diferencia de nuestro derecho— para actuar en los casos de pérdida del capital social o falta de pago de los intereses (art. 18 ley 8875). | 6. Que el art. 186 dispone que transcurridos los plazos de prescripción, la sociedad deudora pondrá el importe de las accio­ nes proscriptas a disposición de la Asistencia Pública, la que tendrá acción ejecutiva para exigir dichas sumas. ¿Cuál será el título ejecutivo que hará valer el actor? C E R T IF IC A D O D E D EPÓ SITO Y BONO D E P R E N D A Los arts. 202 a 220 fijan el régimen del certificado de depó­ sito y bono de prenda, en forma muy semejante a la ley nacional 9643 que se ocupa del “ certificado de depósito y v^arrant” . Corresponde formular la misma observación que a las obli­ gaciones : no se detiene sólo en los títulos-valores sino que regula “ el contrato de depósito” . L A C A R T A D E P O R T E O CONO CIM IENTO D E E M B A R Q U E En dos textos (arts. 222 y 223) establece los requisitos com­ plementarios del art. 3^, para la carta de porte o conocimiento de embarque como títulos-valores representativos de las merca­ derías objeto del transporte. En este caso no contempla el contrato de transporte, como en los dos precedentes. F A C T U R A C A M B IA R IA El sistema legal de la factura cambiaria (arts. 224 a 229) es muy simple, como se infiere del cotejo de sus textos con la ley argentina o del Brasil El reglamento de la factura cambiaría fue preparado por la dele­ gación de Honduras al seminario mencionado, incorporándose para que las delegaciones formulen las observaciones que crean convenientes. Deja muchos problemas sin resolver, como, por ejemplo, hasta cuándo puede enviar la factura cambiaria, si procede en cualquier clase de compraventa a plazo, si es un título-valor nominativo, a la orden o al portador, los efectos de la inaceptación, la form a de acreditar ésta, si puede protestarse en su caso, etcétera®^. D E LOS PROCEDIM IEN TOS El título tercero del proyecto, como señalé, está referido al 'procedimiento de algunos títulos-valores: los cambiarios y el bono de prenda; sobre los demás, guarda silencio. p p' -' ACCIÓN C A M B IA R IA El contenido de la acción cambiaria del último tenedor está fijado por el art. 232, con algunas variantes sobre el art. 48 de la ley uniforme, a saber: 1. Que el inciso 2^ habla de los intereses "moratorios” al tipo legal; pudiendo prometerse intereses en el pagaré (art. 100), debe seguir corriendo la misma tasa y no la legal. 2 . Que los "gastos de juicio” mencionados en el inciso 3^ resultan extraños al título-valor. 3. Que, si bien la parte final expresa que en el cobro anti­ cipado hay que deducir el descuento calculado al tipo de interés legal, ello no corresponde en el pagaré con intereses, en cuyo su­ puesto no podrá cobrarse el interés futuro lógicamente. El recurso extrajudicial cambiario puede ejercerlo "el último tenedor del título debidamente protestado, así como el obligado en vía de regreso que lo haya pagado. . (art. 236). Me parece superior la fórmula de la ley uniform e: "Toda persona que tenga el derecho de r e g r e s o ...” ; por otra parte, no es menester el título debidamente protestado cuando el documento lleva la cláu­ sula "sin protesto” . La caducidad de la cambial se suspende en los casos de fuerza mayor, única alusión a ese acontecimiento corriente en la práctica por las huelgas bancarias, de correo, etc. Debe contemplarse el tema con la amplitud y en sus variados aspectos, como lo hace el art. 54 de la ley uniforme seguido por nuestro derecho. Ô2 Apuntaré que en Brasil, por ley 4068 del 9 de junio de 1962 se autoriza el libramiento de “ duplicata’’ por parte de las empresas de cons­ trucción, cuando la obra estuviere concluida o cuando conste de partes dis­ tintas determinadas por medida después de concluida cada parte. Esta solución es mantenida por el Anteproyecto de Código de las Obli­ gaciones del año 1964. D E L A C AN C ELACIÓ N , REPOSICIÓN Y RE IVIN D IC AC IÓ N D E LOS TÍTU LO S-V ALO R ES En conclusión, el proyecto contempla “ la reposición, cance­ lación y reinvindicación de los títulos-valores” ; “ la reposición del título deteriorado (arts. 2 6 5 /6 ), la cancelación del título extra­ viado, robado o destruido (arts. 267 a 285) y la reinvindicación en los casos de pérdida o extravío (arts. 2 8 6 /7 ). El trámite de la cancelación, un poco distinto al de la ley nacional, exige “ se corra traslado de la demanda a quienes el actor señale como signatarios” , lo cual puede entorpecer el proceso; basta la notificación al librador y girado como manda la ley argentina (art. 89). La acción de reinvindicación es de derecho común. CONSIDERACIONES SOBRE LA LEY UNIFORME DE GINEBRA Y EL PROYECTO DE LEY UNIFORME CENTROAMERICANA DE TITULOS-VALORES^ DISPOSICIONES SO BRE C H E Q U E S 1. El mayor esfuerzo sobre unificación de las legislaciones en materia de cheques se hizo en la convención de Ginebra de 1931. Sin duda alguna los países representados en dicha convención hicieron concesiones importantes y sacrificaron puntos de vista con el fin de realizar el propósito de la uniformidad. Es bien sabido, sin embargo, que fue necesario autorizar algunas reservas sobre cuestiones capitales, en vista de la imposibilidad de llegar a un acuerdo respecto de ellas. Así ocurrió con las concernientes a las relaciones jurídicas que dan lugar a la emisión del cheque y especialmente en lo que respecta a los derechos del tenedor sobre la provisión. Así también se dispuso que cada legislación quedaba con la facultad de decidir, que en el caso de caducidad o de prescripción, subsiste una acción sobre el girador que no ha hecho provisión o contra el girador o el endosante que se hayan enriquecido injustamente. L A PROVISIÓN 2. De acuerdo con el art. 3^ de la ley uniform e: “ El cheque ha de librarse contra un banquero que tenga fondos a disposición del librador y de conformidad con un acuerdo expreso o tácito, según el cual el librador tenga derecho a disponer por cheques de aquellos fondos. No obstante la inobservancia de estas pres­ cripciones, el instrumento es válido como cheque” . El art. 5^ del Anexo 2 a la I Convención de Ginebra establece que “ cada una de las altas partes contratantes tiene la facultad de determi­ nar el momento en que el girador debe tener fondos disponibles en poder del girado” . * Informe preparado para el Angel, Bogotá, Colombia. INTAL por el profesor Alberto Zuleta 3. Francia hizo uso de la autorización contenida en el anexo citado y al efecto, en el decreto-ley del 30 de octubre de 1935, art. 3"?, después de haber indicado que el cheque no puede ser girado sino sobre un banco u otras personas enumeradas en el texto, establece con precisión que se trata de personas que tengan, en el momento de la creación del título, fondos a disposición del girador y conforme a una convención expresa o tácita según la cual el girador tiene el derecho de disponer de esos fondos por cheque. 4. En relación con la disposición del art. 3^ citado, el art. 12 del mismo decreto establece que ''el girador garantiza el pago. Toda cláusula por la cual el girador se exonera de esta garantía se reputa no escrita” ; el art. 17 dispone que “ el endoso transmite todos los derechos resultantes del cheque y especialmente la pro­ piedad de la provisión' ' ; el art. 32 no autoriza “ oposición al pago del cheque por el girador sino en caso de pérdida del mismo o de quiebra del tenedor” . Conforme al art. 52, inciso 3^, “ en caso de caducidad o de prescripción subsiste una acción contra el girador que no ha hecho provisión o contra los otros obligados que se hubieran enriquecido injustamente” , texto que no figura en la ley uniforme pero que se dictó de acuerdo con el art. 25 del Anexo II que dejó a salvo, sobre este punto, la libertad de las altas partes contratantes. 5. En relación con la importancia y los caracteres de la pro­ visión, expone Escarra: ‘'Conviene insistir sobre la diferencia que existe entre la provisión del cheque y la de la letra de cambio. En esta última, la existencia de un crédito del girador sobre el girado es indiferente. Sin duda se encuentra ella normalmente, al menos en los efectos comerciales. Pero lo que carac­ teriza la letra de cambio es la obligación autónoma que asume cada sig­ natario frente al tenedor. Sin duda también la ley francesa hace de la pro­ visión una pieza importante del mecanismo de la letra de cambio; pero se ha visto ya que su función verdadera no es sino la de una garantía de pago. Cosa distinta ocurre en materia de cheque. Todas las legislacio­ nes admiten que el girador debe tener una provisión en poder del gira­ do. La ley uniforme de Ginebra — que ignora la provisión en materia de letra de cambio— dispone que el cheque es girado sobre un banquero que tenga fondos a disposición del girador. La provisión, puede decirse, es la razón misma de la emisión de un cheque. En lugar de pagarle a un acreedor en dinero, le remito un título que va a permitirle buscar ese dinero en casa de mi banquero. Es evidente, que yo no ejecuto mi obligación si no tengo fondos a mi favor. No se puede llegar a decir. por otra parte, que ia provisión sea una condición de la validez del cheque. El cheque es un título de crédito y por consiguiente el compro­ miso del signatario es el acto que determina la creación del mismo y que funda el derecho propio del tenedor a exigir la prestación del girado. La comunidad de régimen jurídico entre el cheque y la letra de cambio, co­ munidad muy acentuada por las convenciones de Ginebra, justifica am­ pliamente la proposición anterior. La ley uniforme, después de haber re­ cordado como regla general que el cheque es girado sobre un banco que tenga fondos a disposición del girador y conforme a una convención, ex­ presa o tácita, según la cual el girador tiene el derecho de disponer de esos fondos por cheques, agrega: Sin embargo, en caso de inobservancia de estas prescripciones, la validez del título como cheque no se afecta, por consiguiente, el cheque irregularmente aprovisionado es válido como cheque y produce todos los efectos de tal. La jurisprudencia francesa, con anterioridad al decreto de 1935, afirmaba, al contrario, la nulidad del cheque sin provisiones, solución combatida por una parte importante de ia doctrina, partiendo de la observación de que es ilógico agravar o mejorar la situación del tenedor por el hecho de retirar al cheque su ca­ rácter de tal por ausencia de provisiones. El decreto-ley de 1935, confor­ me a la ley uniforme, no dispone la nulidad del cheque sino en el caso de que carezca de las menciones obligatorias en este género de título. No hay cuestión de nulidad del cheque sin provisión y el girador garantiza el pago en toda hipótesis, aun si la presentación y el protesto han sido tardíos (art. 52, inc. 3^). Reserva hecha de los límites que implica una comparación entre la provisión del cheque y la letra de cambio, dado el papel muy diferente desempeñado por la provisión en cada uno de estos títulos, se pueden enunciar los caracteres de la provisión en materia de cheques, así: a) debe ser previa y existir al tiempo de la creación del cheque o al menos de su emisión, al paso que basta que la provisión de la letra de cambio exista en el momento del vencimiento. La diferencia se justifica por el hecho de que el cheque es un título pagadero a la presentación. Es importante pues que existan desde la emisión fondos del girador en poder del girado para que el cheque pueda ser pagado inme­ diatamente; b) la provisión del cheque debe ser disponible, es decir, re­ presentada por una suma de dinero líquida y exigible, en la práctica, por el saldo acreedor de una cuenta bancaria.” En relación con los derechos del tenedor sobre la provisión expresa el mismo autorizado tratadista: * “ Lo mismo que en materia de letras de cambio, el tenedor está investido de un derecho de propiedad sobre la provisión. Así resulta del * Manuel de Droit Commercial, p. 745 a 746. art. 17, inciso 1^, del decreto-ley de 1935. ‘‘El endoso transmite todos los derechos resultantes del cheque y especialmente la propiedad de la provi­ sión’'. En realidad, no es solamente el endoso el que transmite este dere­ cho, es la emisión misma del cheque, seguida de su entrega al beneficiario, ya que el endoso sólo se presenta cuando éste quiere transmitir el cheque a otra persona. El beneficiario adquiere, pues, desde la emisión, la pro­ piedad del crédito constitutivo de la provisión, es decir, del crédito que el girador tiene sobre el girado por el hecho de que su cuenta con res­ pecto a éste es acreedora. Así es también cuando la provisión es inferior al monto del cheque; el tenedor tiene en este caso el derecho de exigir el pago hasta concurrencia de la provisión (art. 34, inciso 3^). El girador, por otra parte, se desprende de su crédito contra el girado desde la emisión, de tal suerte que la reivindicación es imposible de su parte, así como de sus herederos y causahabientes y que el advenimiento de una incapacidad en la persona del girador, o su fallecimiento posteriormente a la emisión quedan sin efecto sobre el cheque emitido. El portador podrá obtener su pago a pesar de la quiebra del girador, no pudiendo el síndico ejercer ningún derecho sobre la provisión en beneficio de la masa. La solución es la misma que para la letra de cambio. Si varios cheques han sido emitidos sobre la misma cuenta, sobrepasando el total del saldo acreedor, es decir, de la provisión, y presentados a la vez al girado; la preferencia se arregla según la fecha de emisión y si la emisión es del mismo día, según el número del cheque. En fin, según una juris­ prudencia examinada más adelante, el girado, en caso de oposición al pago del cheque, está obligado a inmovilizar la provisión en provecho del tenedor hasta que se estatuya sobre la validez de la oposición” . 6. En la legislación colombiana sobre cheques se encuentra un artículo cuya confusa redacción puede prestarse a la inter­ pretación de que el cheque no exige previa provisión de fondos. D ice: " A r t í c u l o 190. El cheque por sí mismo no equivale a una provisión de fondos, hecha por el girador al banco y éste no queda obligado a favor del tenedor a menos que lo acepte o lo vise” . Los profesores Víctor Cock y Emilio Robledo Uribe señalan muy acertadamente el alcance de esta disposición. Dice Cock: "En esta disposición se presenta un grave error de traducción similar al sufrido en relación con el art. 129 de la ley. En efecto: el texto ori­ ginal en inglés (art. 189 de la Negotiable Instruments Law), dice: «Check does not operate as an assignment. A check of itself does not operate as an assignment of any parts of the funds to the credit of the drawer with the Bank, and the Bank is not liable to the holder, unless und until it accepts or certifies the check.» Por tanto, el art. 190 de nuestra ley debiera decir así: “ <cUn cheque por sí solo no obra como una cesión de parte alguna de los fondos que existan en el crédito del girador en el banco, y el banco no es responsable al tenedor, a menos y hasta que acepte o certi­ fique el cheque». Para demostrar en la práctica que un cheque por sí solo no puede obrar como una cesión de los fondos del girador en poder del banco, basta tener en cuenta que el pago del cheque puede ser contra­ ordenado (art. 116, ordinal 5^ de la ley), lo cual no sería jurídicamente explicable si la simple emisión del cheque valiera como cesión del crédito. Consideradas las cosas desde el punto de vista del banco girado, tampoco puede estimarse la existencia de una cesión del crédito, toda vez que, según lo dice expresamente la misma disposición, como una consecuencia de la negativa de existencia de tal cesión mediante la simple expedición del cheque, el banco no es responsable al tenedor, a menos que acepte o certifique el cheque y desde el momento en que lo haga. Y como esta consecuencia se encuentra intacta en nuestro art. 190, bien puede acep­ tarse que, no obstante el error de traducción antes apuntado, es admisible en nuestro derecho cambiario que el cheque por sí solo no obra como una cesión de parte alguna de los fondos que el girador tenga acreditados en el banco girado. Pueden aducirse, además, los argumentos presentados en el caso similar del art. 129 de la ley (véanse Nos. 318 y 31 9 ). Pero la errada traducción que ostenta el art. 190 que se viene estudiando, puede originar dudas acerca del alcance que haya de tener, tal como apa­ rece concebido, el artículo dicho en relación con la provisión de fondos que el girador de un cheque debe hacer al banco y en general con el problema del giro de cheques en descubierto. Afortunadamente, cual­ quier interpretación a que pudiera prestarse el art. 190 en referencia por el aspecto indicado queda eliminada ante el contenido del art. 3^ de la Ley 8A de 1925, según el cual: « A r t íc u l o un cheque sin previa provisión de no constituya estafa, a rre sto ...». 3^ Cuando la emisión de fondos,o sin autorización del girado, se castigará con la pena de dos a seis meses de Se desprende de lo anterior que no admiten nuestras leyes cambiarias el giro de cheques en descubierto, salvo autorización al res­ pecto por parte del banco girado. Desde este punto de vista se diferen­ cian, pues, las letras de cambio de los cheques, toda vez que aquéllas puedan legalmente ser giradas sin previa provisión de fondos al girado o sin autorización de éste para el caso de falta de tal provisión” * Derecho cambiario colombiano, p. 251 y 252. 358 REUNIÓN DE e s p e c ia l is t a s : DOCUMENTOS DE TRABAJO Robledo Uribe expone: “ Cheque en descubierto. Siendo el cheque una orden contra un banco, para que legítimamente pueda dictarse esta orden, es necesario que el girador tenga un depósito en el banco girado suficiente para aten­ der al pago, o que tenga autorización de éste para girar en descubierto. De lo contrario, el giro es ilegítimo, tenemos el ccld check, comúnmente llamado entre nosotros “ cheque chimbo” . Puede contrariar esta idea el art. 190 de la ley de instrumentos negociables, que dice: « A r t í c u l o 190. El cheque por sí mismo no equivale a una provisión de fondos, hecha por el girador al banco, y éste no queda obligado a favor del tenedor, a menos que lo acepte o lo vise». En el texto original de la Negotiable Instruments Law, el encabezamiento de este artículo dice, no como ha sido traducido por nuestro legislador, sino en estos términos: «El cheque, por sí mismo, no implica una transferencia de ninguna parte de los fondos acreditados al girador en su cuenta con el banco y destinado al pago del giro». Esta parte del art. 190, tal como quedó traducido, o no tiene sentido, o no puede dársele sino el que literalmente tiene, a saber: que no es de suyo una provisión de fondos, cosa que nadie ha afirmado, puesto que el cheque se distingue de la provisión como un crédito de su causa; o, a lo sumo, el sentido de que no implica o supone por sí mismo la provisión, puesto que puede implicar la autorización del banco para el giro en descubierto. Pero, de ninguna manera puede interpretarse la des­ afortunada traducción en el sentido de que el giro de un cheque no exija el depósito del girador en su cuenta bancaria o la autorización del banco para hacer a su cargo el giro. Si con el giro del cheque en descubierto se persigue un provecho ilícito y se causa perjuicio a tercero, se comete el delito de estafa sancionado con el art. 408 del Código Penal.” * En el proyecto de código de comercio elaborado por la Comi­ sión Revisora del Código de Comercio se encuentra la siguiente disposición: ‘ ‘A r t íc u l o 1458. Ni la emisión del cheque, ni su negociación equivaldrán a una transferencia de la provisión de fondos hecha por el girador al banco girado. Éste no quedará obligado a favor del tenedor sino a virtud de su aceptación’’ . La Comisión Revisora, en la exposición de motivos del pro­ yecto dice, a este propósito: “ La naturaleza del cheque entra dentro de la categoría del instru­ mento negociable contentivo de órdenes de pago. Es pues, una letra. Se especifica por qué el girado es un banco y siempre es pagadero a su presentación. Por consiguiente, las normas relativas a las letras de cam­ bio pagaderas a su presentación son aplicables al cheque. Así lo deter- mina el art. 1457. Por tener la naturaleza de una letra de cambio, es aplicable al cheque el trascendental principio ja consagrado en los arts. 1420 y 1429, que colocan el sistema cambiario que acotamos dentro del sistema inglés y norteamericano. Por eso en el art, 1458 se establece que ni la emisión del cheque ni su negociación equivaldría a una trans­ ferencia de la provisión de fondos hecha por el girador al banco, y que el banco no quedará obligado a favor del tenedor sino a virtud de su aceptación. Claro está que en relación con el girador, el banco estará obligado para con éste por razón del contrato de cuenta bancaria, en una relación extraordinaria. Pero insistimos en ello: acción cambiaria, acción procedente de la letra de cambio, no surge contra el banco girado sino en virtud de la aceptación de éste” . De las transcripciones hechas se desprende claramente: a) que la legislación colombiana exige, para la emisión del cheque, previa provisión de fondos y establece sanciones para el caso de que falte tal provisión; b) que dicha legislación establece que ni la emisión del che­ que ni su negociación equivalen a una transferencia de la provi­ sión de fondos hecha por el girador al banco girado. Así, pues, por este aspecto se presenta una diferencia fundamental entre la legislación colombiana (art. 190 de la ley 46 de 1923) y la legislación francesa (art. 17 del decreto-ley de 1935, antes trans­ crito) ; c) que, en concepto de los redactores del proyecto de código de comercio, debe mantenerse, sobre la cuestión de que se trata, el principio consignado en el mencionado art. 190 de la ley de instrumentos negociables, o sea el sistema norteamericano. 7. Lo anteriormente expuesto significa que, en el empeño de realizar la unificación de las legislaciones, pueden presentarse dificultades provenientes de las diferencias existentes entre el sistema francés y el sistema angloamericano en lo que respecta a la provisión, o sea las mismas diferencias que surgieron en Ginebra y que condujeron a la solución de dejar en libertad, sobre el punto indicado, a las altas partes contratantes. L A RE VOCACIÓN D E L C H E Q U E En Francia, según se anotó antes, no se admite oposición del girador al pago del cheque sino en los casos de pérdida del mismo o de quiebra del tenedor (art. 32, del decreto-ley citado). La Corte de Casación, interpretando esta disposición en armonía con la doctrina consagrada en el art. 17 del mismo decreto, ha resuelto que el girado, advertido por la oposición del girador de la existencia del cheque, debe inmovilizar la provisión hasta que se decida sobre la oposición, (req., 18 de junio de 1946). Aun cuando esta jurisprudencia ha sido combatida por algunos doc­ trinantes, es lo cierto que ella, como lo observa Ripert, es una consecuencia lógica de la idea de propiedad de la provisión. En el proyecto colombiano de código de comercio, se admite la revocación del cheque en los términos siguientes: “ El girador podrá revocar el cheque mientras no haya sido certificado o pagado. Si, a pesar de la contraorden, el banco paga, lo hará bajo su responsabilidad; en tal caso, se subrogará en los derechos que el tenedor haya podido tener, antes del pago, contra el gira­ dor. Pero no podrá, sin expresa autorización del girador debitar la cuenta corriente de éste con el valor del cheque” . Conviene, sin embargo, anotar que el proyecto establece sanciones para la persona que, sin justa causa, dé orden de no pagar un cheque. Son diferentes las disposiciones contenidas en la ley uniforme y en el proyecto centroamericano sobre revocación del cheque. En realidad se trata de una cuestión íntimamente relacionada con el problema de la provisión. OTRAS CU ESTIO N E S Aceptación del cheque. La ley uniforme (art. 40) establece: “ El cheque no puede ser aceptado. Cualquier fórmula de acepta­ ción consignada en el cheque se reputa no escrita” . A este res­ pecto encuentro preferibles las disposiciones del proyecto centro­ americano conforme a las cuales el librador puede exigir, antes de la emisión del cheque, que el librado certifique que existen fondos disponibles para que el cheque sea pagado (art. 134, y ss.). Como es sabido, en Francia, la ley del 28 de febrero de 1941, creó la certificación del cheque. La disposición no se introdujo en el decreto-ley de 1935, con el fin de no aparecer en contra de la ley uniforme. Se presentó más tarde, como un reglamento de la propiedad de la provisión, cuestión que quedó, según se ha visto, fuera de la convención internacionaL La certificación, pedida por el girador, tiene una innegable utilidad. Garantiza la existencia de la provisión al tenedor que vacila en aceptar el cheque. El girador obtiene con la certificación una especie de moneda que nadie dejará de aceptar si se parte de la base de que el girado es una entidad bancaria seria. En la legislación colom­ biana se encuentran las siguientes disposiciones: “ A r t í c u l o 188. Cuando un cheque es visado por el banco sobre el cual se gira, la certificación equivale a la aceptación” . “ A r t íc u l o 189. Cuando el tenedor del cheque obtiene la aceptación o certificación del banco, el girador y todos los endo­ santes quedan libres de responsabilidad” . PAGO P A R C IA L La ley uniforme (art. 34) establece que: “ El portador no puede rehusar un pago parcial. En caso de pago parcial, el libra­ do puede exigir que se mencione dicho pago en el cheque y se le dé recibo” . Me parece más lógica y acertada la disposición del proyecto centroamericano (art. 120) : “ El tenedor podrá rechazar el pago parcial” . En realidad, el tenedor debe tener la facultad de exigir el pago parcial pero no la obligación de recibirlo. P R O T E ST O Según la ley uniforme, el protesto debe hacerse “ por acto auténtico” (art. 40). Encuentro, en relación con el protesto, más acertada la dis­ posición del art. 1470 del proyecto colombiano: “ Los cheques sólo podrán protestarse por falta de pago. El protesto se extenderá en el dorso del instrumento o en un papel común adherido a él, al tiempo de la negativa del pago, expresándose la causa, la fecha y la hora, con las firmas del tenedor y del girado, sin que sea necesaria la intervención del notario o de juez. La anotación que el girado ponga en el cheque mismo, de que fue presentado en tiempo y /o pagado total o parcialmente, surtirá los mismos efectos del protesto. Si el cheque se presenta en cámara de com­ pensación y el librado rehúsa total o parcialmente su pago, la cámara certificará en el cheque dicha circunstancia, y que el do­ cumento fue presentado en tiempo. Esa anotación hará las veces del protesto. P a r á g r a f o . El tenedor podrá optar por hacer el protesto conforme a las reglas generales” . Q U IE B R A D E L L IB R A D O R El art. 38 de la ley uniforme dice: “ Ni la muerte del librador, ni su incapacidad, ocurrida después de la emisión, producen efec­ tos en relación con el cheque” . El proyecto centroamericano dice: “ La muerte o incapacidad supervinientes del librador no autori­ zan al librado para no pagar el cheque” . Este proyecto contempla además el caso de quiebra del librador, no previsto en la ley uniforme. La correspondiente disposición dice: ''L a quiebra, li­ quidación judicial, suspensión de pagos, o concurso del librador obligarán al librado a rehusar el pago desde que tenga noticias de ellos’’ (art. 119). Este punto es importante ya que también se relaciona con la cuestión de la provisión. Así, por ejemplo, en Francia se considera que el tenedor puede obtener el pago a pesar de la quiebra del girador ya que el síndico no puede ejercer ningún derecho sobre la provisión en provecho de la masa de la quiebra. ACCIO NES D E PERJUICIOS CONTRA LOS OBLIGADOS Según el artículo 45 de la ley uniform e: "E l tenedor puede reclamar de aquel contra quien ejercita su acción: 1^) El im­ porte del cheque no pagado; 2^) Sus intereses, a razón del 6 a partir del día de la presentación; 3^) Los gastos del proceso o de la declaración equivalente, los de las notificaciones hechas, así como los demás gastos” . Conforme al artículo 46 de la misma ley: ‘ ‘El que haya reembolsado el cheque puede reclamar de quie­ nes lo garantizan: 1^) La suma íntegra pagada por él; 2^) Los intereses de dicha suma calculados a razón del 6 %, a partir del día que la ha desembolsado; 8^) Los gastos que se le hayan ocasionado” . El proyecto centroamericano, artículo 124, establece q u e: ''El librador de un cheque presentado en tiempo y no pagado resarcirá al tenedor de los daños y perjuicios que con ello le ocasione. La indemnización en ningún caso será inferior al 20 % del importe del cheque. Lo dispuesto en este artículo no se apli­ cará en caso de quiebra o suspensión de pagos del librado” . Parece más aceptable el criterio que informa la disposición de la ley uniforme, ya que, tratándose de la indemnización de perjuicios por el no pago de una suma de dinero, tales perjuicios deben consistir, realmente, en los intereses legales o corrientes correspondientes. OBSERVACIÓN G E N E R A L Parece inútil ponderar la importancia de la ley uniforme de Ginebra, aceptada por grandes países y a cuva elaboración pre­ cedieron cuidadosos estudios de grandes juristas. En cuanto al proyecto centroamericano, puede decirse que es un trabajo de extraordinario mérito y que puede servir, lo mismo que la ley uniforme, como excelente base de discusión en la uni­ ficación de las legislaciones latinoamericanas, no sólo en lo que T iP íim ñ n ríP Iq g iPonalQr»inTmc! Id fi-n n Q m o T ’ir'Q-nQQi nn, cííMr» p n In m iA respecta al cheque, sino también a los demás instrumentos nego­ ciables. Por otra parte, este proyecto es muy completo ya que se refiere a todos los títulos-valores, al paso que la ley uniforme sólo trata sobre determinados instrumentos negociables. 1. Preliminarmente, parece-me profundamente feliz a idéia de uniformizar-se a legislação centroamericana sôbre títulos de crédito, 0 que contribuirá para a integração da América Latina de forma mais rápida e eficaz. Durante o l? Congresso Jurídico sôbre a “ a l a l c ” , realizado em Montevideu, sustentei a necessidade de uniformizar-se a legis­ lação comercial dos países latino-americanos. 0 Projeto ora enfocado vem ao encontro dêssa idéia que sem­ pre defendemos e, a meu ver, é mais factível pois parte da uni­ formização da matéria sobre títulos de crédito, que é facilitada pelo fato de que vários países assinaram a Convenção de Ginebra. Creio, ainda, que se deva falar da oportunidade do ante­ projeto: hoje, mais do que nunca, os títulos de crédito represen­ tam, no contexto da vida comercial, papel de grande relêvo, pois dêles depende a circulação da riqueza. 2. Note-se que alguns países já deram passos importantes no sentido de alcançar a referida uniformização. É 0 caso do Equador e da Argentina, notando-se que o Bra­ sil, com 0 “ Projeto de Código de Obrigações” , em trâmite pelo Congresso Nacional, também procura incorporar o texto da Con­ venção de Ginebra ao seu ordenamento jurídico, com algunas correções que se ajustem melhor à atualidade jurídica. 3. Vejamos agora guais as observações que me parecem oportunas. Não me parece atender às bôas normas jurídicas consagrar os títulos de crédito que não são objeto de disciplina legislativa, mas de simples usos ou costuw,es. Em matéria de títulos-valôres, não se pode deixar campo aberto ao aparecimiento de papéis que não mereçam a proteção legal. Os usos ou costumes representam-é certo-notável criação dequeles que pos mem experiência, * Informe preparado para el redo Santos, Río de Janeiro, Brasil. in ta l por el prof •.or Theophilo de Aze­ vivência dos problemas da vida mercantil, mas, neste assunto, representando o título de crédito ora um valor em dinheiro, ora em mercadorias, ora serviços e ora atribuindo direito de parti­ cipação, não seria prudente englobar-se dentro da lei geral papéis que sejam emitidos fora da lei. De outro lado, não se pode desconhecer o fato de que a moeda, tendo curso forçado no país, a criação de papéis-valores podem representar o surgimento de verdadeiro “ mercado paralelo de dinheiro” , isto é, emissão de dinheiro fóra do contróle do Govérno, o que merece prontamente combatido. Razões econômicas, morais e jurídicas impõe, inquestionavel­ mente, que se elimine, no art. 3^ do “ Proyecto” , a expressão — “ como los consagrados por los usos” . 4. Merece reparo o n^ IV, do art. 3^, já comentado. Éste dispositivo indica, entre os requisitos obrigatórios, “ el lugar y la fecha del ejercicio de tal derecho” . Contudo, logo depois, reconhece a possibilidade de tais indi­ cações não virem indicadas. Logo, não são requisitos obrigatórios, mas facultativos. Parece-me que se deveria excluir, dos requisitos, “ el lugar y la fecha del ejercicio de tal derecho” . 5. No capítulo atinente aos “ Títulos Nominativos” , proponho sejam incluidos os seguintes artigos: “ O emitente não está obrigado a reconhecer como proprie­ tário senão quem figure no registro nessa condição.” “ Os títulos nominativos podem ser, ressalvadas as prohibições legais, transformados em títulos ao portador.” “ Os títulos nominativos somente podem ser transferidos atra­ vés de endosso em preto, efetuada a averbação no livro do emi­ tente.” 6. Relativamente ao Capítulo III — “ De los títulos a la Or­ den” — as sugestões que submeto são as seguintes: Não encontrei nenhuma referência ao chamado endosso FIDUCIÁRIO, vale dizer, o endosso aparentemente translativo da propriedade, mas que, na verdade, não tem esta finalidade. A pro­ priedade é, aparentemente transferido a terceiro, que recebe o título em fidúcia, em confiança. Importante é assinalar que, no endôsso fiduciário, o endossatário é obrigado à prestação de contas, tendo, neste caso, o endossador direito à restituição do título, na falência do endossatário. 7. Merece registro o fato de que o ‘T royecto’’ não contempla a disciplina dos 'T ítulos de Legitimação’’ , aos quais Tullio Asca­ relli dedicou parte de seu monumental estudo sobre os títulos de crédito. A título de sugestão, apresento a redação de alguns disposi­ tivos que visam a disciplinar os títulos de legitimação: ‘T elo título de legitimação incorpora-se o direito de parti­ cipação do seu possuidor, nas vantagens a êle atribuídas.” ‘'0 título de legitimação conterá no seu próprio contexto as indicações prescritas na lei que autorizar a sua emissão.’’ ''0 título de legitimação pode ser ao portador ou nomina­ tivo.” ‘'0 nominativo transfere-se mediante endosso em preto efe­ tuada, quando couber, no livro do emitente, a devida averbação e, quando ao portador, pelas simples tradição.” 8. Na ‘ ‘Sección Segunda - De la Aceptación” , ofereço estas sugestões, em form a de artigo a serem acrescentados ao texto do “ Proyecto” : “ Vale no aceite a assinatura abreviada, o lançamento de pseudônimo ou de nome de fantasia, se não ocorrer dúvida quanto à identidade do aceitante.” “ É legítimo 0 aceite de pessoa já obrigada no título, se não houver oposição do seu possuidor.” 9. Parece-me ser muito estreito, curto, diminuto o prazo assi­ nalado para o protesto dos- títulos: os artigos 92 e 93 fixam -no em “ dos dias hábiles” . Ora, há países de grandes dimensões, como o Brasil, que estão a exigir prazo maior, pois, muitas vêzes, é impossível ao credor chegar a tempo para efetuar o protesto ou ao devedor para efetuar o pagamento. A dilatação ou aumento do prazo não irá prejudicar a ninguém, mas poderá, em muitos casos, beneficiar a todos os signatários do título e, também, ao credor. Sugiro que se determine que o protesto deverá ser tirado dentro de 30 dias, ao invés de “ dos dias hábiles” . 10. Não me satisfez a disciplina jurídica dos “ cheques de viajero” . Proponho sejam incluídos os seguintes artigos, a fim de a matéria ser melhor esclarecida: “ Os estabelecimentos bancários poderão emitir cheques de viagem, quando autorizados para êsse fim .” “ 0 cheque de viagem é título de crédito à ordem, emitido por estabelecimento bancário e pagável à vista, pela sede ou qualquer das filiais ou agências do emitente a que seja apresentado.” ‘'O cheque de viagem deve conter necessàriamente no seu contexto: a) a denominação ‘‘cheque de viagem’’ ou correspondente na língua em que for emitido; b) a declaração incondicionada de pagar a vista quantia determinada; c) 0 nome do tomador; d) a data e o lugar da emissão; e) a assinatura do estabelecimento bancário emitente; f ) R primeira assinatura do tomador.” “ 0 pagamento do cheque de viagem é subordinado à existên­ cia no título, no momento da apresentação, de duas assinaturas conformes do tomador.” “ A primeira assinatura do tomador deve ser lançada à vista do emitente, no anverso do cheque de viagem, e serve para con­ ferência da segunda assinatura, pela qual se endossa o título.” “ 0 estabelecimento bancário emitente responde pela autenti­ cidade da primeira assinatura do tomador.” “ A apresentação ao emitente extingue o cheque de viagem.” 11. Na “ Sección Segunda - De Ias obligaciones convertibles en acciones” , conviria admitir possam elas ser endossadas em preto, isto é, declarando-se o nome do endossatário ou bene­ ficiário. 12. No “ Capítulo V I - De la Carta de Porte o Conocimiento de Embarque” lanço estas sugestões: “ Considera-se não escrita qualquer cláusula restritiva da obrigação de entrega da mercadoria no lugar do destino, bem como a que contiver a exoneração de responsabilidade.” Com tal dispositivo pretende-se elidir, afastar, impedir a cláu­ sula de não indenizar, reconhecida ainda sob as denominaçõescláusula de irresponsabilidade e *'negligence-clause'\ que geram abusos de toda a ordem, representando risco para as demais mer­ cadorias e inclusive para o veículo transportador. Realmente: o transportador poderá agir com negligência, sabendo que o conhecimento foi emitido com a cláusula de não indenizar. Em vários países do mundo, os juristas têm reclamado contra a introdução desta cláusula, que gera abusos e atenta con­ tra a segurança do veículo. Georges Ripert em seu “ Traité de Droit Maritime” e no 'T ré cis de Droit Maritime” já se insurgiu, em boa hora, contra tal prática. Seria de grande alcance a inclusáo dêste artigo: “Responde o endossador perante os endossatários posteriores, ou portadores, pela legitimidade do conhecimento e ainda pela existência da mercadoria na data da emissão do título.” Verifica-se, assim, que a responsabilidade é adstrita a exis­ tência da mercadoria na data da emissão do título, pois se a mer­ cadoria deixou de existir posteriormente, por tal fato não pode 0 endossador responder, mas a culpa há-de recair sôbre o trans­ portador. Trata-se de questão importante, que envolve os vários tipos de transporte: terrestre, marítimo e aéreo. 13. São estas ás observações que me pareceram de maior importância. Tendo recebido a documentação com muito atrazo, esforçei-me para prestar minha colaboração à obra que o “ Insti­ tuto para la Integración de América Latina” está ultimando e que representará, estou certo, magnífico trabalho para o melhor e mais rápida integração da América Latina. INTRODUCCIÓN Nada puede resultar más satisfactorio para el hombre que labora en el Derecho que dirigir sus esfuerzos a esa etapa superior que constituye la tarea de unificar, o, mejor dicho, pro­ curar unificar las distintas legislaciones. Sin embargo, aun cuan­ do, como en el caso presente, pareciera que la limitación a una sola materia pudiese dar la impresión de cierta facilidad, la expe­ riencia indica que las dificultades que se presentan, y las que más adelante se presentarán, pueden hacer parecer el logro de esos loables propósitos como casi imposible; pero, el pesimismo anterior puede razonablemente compensarse con el hecho de que también la experiencia, en este caso la historia jurídica, nos de­ muestra que los individuos desde que se han abocado a estas ta­ reas y pese a los repetidos fracasos experimentados, no sólo no han cejado en sus esfuerzos, sino que, lo más importante, los han redoblado, con resultados que aunque pudieran parecer de poca monta, no dejan de ser alentadores y justificativos de la perse­ verancia en esos fines. La ejecución de un proyecto de ley uniforme plantea pro­ blemas más arduos que el proyecto de cualquier ley nacional por razones obvias que es del todo innecesario consignar. Por otra parte, la materia sobre la cual se pretende legislar ofrece tal amplitud y trascendencia que es materialmente imposible tratar­ la en toda su integridad en un trabajo como el presente que, si pretende resultar de alguna utilidad, debe, con honrada modestia, limitarse a aspectos muy generales que pudieran, en el mejor de los casos, servir de antecedente a algunas premisas que debe­ rán elaborarse y aceptarse como primer paso para sentar las bases del futuro proyecto. * Informe preparado para el i n t a l por el profesor Rafael Lasalvia Co­ pene, de la Universidad de Chile, Santiago, Chile. Lo anterior sirva para explicar las limitaciones y propósitos del autor y el contenido de las líneas que siguen. E L MÉTODO Aceptándose la urgencia que reviste la unificación legisla­ tiva, desde el momento en que la diversidad de leyes se puede considerar como “un baldón para la civilización’’ como la ha calificado un distinguido especialista en la materia \ resulta fácil inferir que la primera tarea, para no experimentar otro fracaso o sumarse a la larga lista que de ellos se puede confec­ cionar, consistirá en buscar el método o los métodos adecuados para obtener las mejores posibilidades de éxito. Si reconocemos que una ley, en última instancia, resulta un capricho del legislador, pareciera fácil obtener un acuerdo de poderes legislativos que se reflejara en legislaciones unitarias. Empero, este primer sistema que es claramente una resultante de pensar sólo en el aspecto impositivo de las normas superiores, no sólo está condenado a un fracaso anticipable sin mayores esfuerzos, sino que, jamás ha tenido éxito y ni siquiera se ha intentado seriamente en forma independiente de las considera­ ciones que siguen. La ley, indudablemente, debe tener por fundamento la sa­ tisfacción de las necesidades de aquellos sujetos a su potestad, o bien prevenir situaciones futuras que la requerirán, lo cual nos lleva a considerar la existencia, en líneas generales de tres sujetos colectivos con clara interdependencia entre ellos: un legislador, un jurista y un legislado, sin perjuicio de que, una vez en vigencia la disposición, todos se confundan dentro de la última categoría señalada. En la anterior clasificación, y no por mera coincidencia, los juristas ocupan una posición intermedia, porque les corresponde el papel de enlace entre los otros sujetos, informándose y estu­ diando las necesidades sociales de los legislados para informar y estudiar los actos del legislador. Por lo expuesto resulta incues­ tionable que los acercamientos y acuerdos de los especialistas sobre materias jurídicas, son el sistema más racional de buscar una legislación uniforme, porque, además de su conocimiento, tie­ nen la oportunidad de difundir en el medio más prapicio, como las universidades y centros de estudios, los principios generales y doc1 H abold C o o k e P r e s s , 19 4 9 , p . 153. Guttbridge, Oomparative Law , Cambridge University trinarios sobre los cuales descansará la legislación del futuro. Por eso las reuniones de especialistas se deben intensificar y conside­ rar imprescindibles para los propósitos, como es el criterio sus­ tentado por el Instituto para la Integración de América Latina. Pero, conjuntamente deberían coordinarse, so pena de malgastar­ se, todos los otros esfuerzos que en forma desconectada se han producido, y producen, en el ámbito de nuestra América, ya que ellos van produciendo una disociación no sólo de trabajos sino que, lo que resulta más grave, una separación doctrinaria que en vez de cooperar al objetivo común pueda ser causa obstaculizante o retardataria de la tarea común. Para hacer resaltar lo anterior, bastaría recordar que los trabajos europeos han contado con una mínima participación de los juristas latinoamericanos, pese a que en ese continente tiene su sede el “Instituto para la Unificación del Derecho Privado” (UNIDROIT) con finalidades análogas, pero mucho más amplias que las que estamos persiguiendo. En Centroamérica no sólo se ha trabajado sobre un proyecto de ley uniforme para los títulos-valores, sino que se han realizado esfuerzos para lograr un código de comercio de ese carácter, y, sin considerar múltiples proyectos unificatorios que han tenido mayor o menor difusión pero en ningún caso éxito, habría que nombrar los innumerables congresos y conferencias, en su mayo­ ría bipartitos, que entre países se siguen realizando con perio­ dicidad o sin ella, a través de sus universidades. En lo pertinente, creo que serían dignas de destacar, por la similitud de objetivos con la reunión que a mayor escala hoy propugna el i n t a l , las Jornadas Anuales de Derecho Comparado entre Uruguay y Chile que ya se preocuparon de la unificación cambiaría (en las IV Jornadas, celebradas en la Universidad de Chile, en abril de 1963, a proposición del suscrito se aprobó el siguiente acuerdo: “Con­ siderar la posibilidad, en futuras jomadas, de ir produciendo acuerdos doctrinarios sobre puntos concretos de la teoría de los títulos de crédito, como una forma de propugnar, mediante «cá­ tedra», una futura legislación uniforme sobre estos particulares. A manera de ejemplo, proponemos como futuro temario el de «Designación y definición de los títulos de crédito»” ). Sin desconocer que todos los propósitos son comunes y al mismo tiempo laudables, no se puede dejar de observar una peli­ grosa separación en los conceptos fcmdamentales, sobre la que volveremos más adelante, y que no puede dejar otra sensación que la de frustración, pese a la innegable y total igualdad de propósitos. Con todo lo anterior hemos pretendido poner de relieve que existe en verdad unanimidad para considerar como acertado el método consistente en reuniones de especialistas, siempre y cuan­ do ellas tengan como finalidad propender a acuerdos sobre bases doctrinarias. Sin embargo, hay que considerar conjuntamente que en la historia y experiencia acumulada se ha puesto también de manifiesto una evidente falta de organicidad en el conjunto, lo que se ha traducido en el aspecto negativo de que la coincidencia en los propósitos, en el momento de manifestarse en conferencias interestatales, bipartitas o, a lo más, regionales, produce desi­ gualdades conceptualfes, dado el diferente grado de avance en que se encuentran los trabajos en distintas partes del mundo. Desde otro punto de vista, consideramos que no puede ol­ vidarse en modo alguno que el derecho comercial en general y el cambiario en particular, presenta entre sus características más relevantes la de ser creativo, expansivo y tendiente a la unifor­ midad, y que esas características han nacido no de los legisladores que se han limitado en el pasado a reconocer y reglamentar los títulos, ni de los juristas que los han estudiado y elaborado las bases científicas, sino que de los propios comerciantes y de sus necesidades. Fue el comercio quien ideó los instrumentos idóneos para su realización y desenvolvimiento, y, lo que es más notable y digno de recordarse y de no dejar en el olvido en momento alguno, es que, mientras esos instrumentos permanecieron bajo el imperio del derecho costumbrista de los propios comerciantes, existió para ellos la reglamentación uniforme que ahora anhelamos; en otras palabras, han sido el legislador y el jurista, en los distintos luga­ res y épocas, los que han producido la separación reglamentaria que ahora se pretende corregir. El haberse olvidado del factor creador de los instrumentos, que al mismo tiempo es el mantenedor de los mismos documentos, ha tenido entonces como precio la disociación legislativa. Pero no ha sido sólo ésa la consecuencia más importante, ya que al em­ plear los poderes legislativos un tratamiento desigual, la regla­ mentación de los diversos títulos — en especial desde el ángulo impositivo-tributario— se ha producido por parte del propio comercio el abandono parcial de algunas de sus creaciones o su reemplazo por nuevas inventivas. De este modo, se puede observar dentro de la esfera de los países que quedarían reglamentados por el proyecto de ley uniforme que se elabore, cómo en algunos prác­ ticamente ha dejado de circular el pagaré, el cheque o la letra de cambio, cuando en otros, a veces sus vecinos inmediatos, el documento en desuso mantiene o ha aumentado su fuerza e im­ portancia económicas. Es útil citar a este respecto al profesor Marcos Satanowsky, quien en relación con el cheque nos dice textualmente: “Las prácticas y costumbres mercantiles constitu­ yen la verdadera fuente de la legislación comercial y cuando ésta no responde a aquéllas o se halla en retraso en relación al ade­ lanto progresivo de las prácticas y costumbres, éstas imponen normas, algunas veces extralegales” . ^ Si alguna duda pudiera permanecer sobre el valor intrínseco de estas prácticas mercantiles, la historia contemporánea nos da un reciente ejemplo que forzosamente nos debe hacer meditar, cual es el del acreditivo o crédito documentado, que, sin estar especialmente reglamentado en legislación alguna que conozcamos, tiene una valorización y tratamiento uniformes de carácter uni­ versal basados exclusivamente en acuerdos particulares; si las legislaciones particulares futuras se preocupan separadamente de su reglamentación, desatendiendo las prácticas actuales, será fácil observar cómo este documento entrará en crisis optando tos comerciantes por su desuso o reemplazo, o lo impondrán por sobre las soluciones legislativas, opinión esta última de un estudioso del tema que muy gráficamente ha dicho: “Los distintos legisla­ dores verán que será inútil dictar leyes que vayan contra una costumbre arraigada por muchos años en los hábitos de los comer­ ciantes, y que además tiene la fuerza que le da el hecho de ser internacionalmente conocida”.® Y cabría aún agregar que mediante el desuso o la creación de nuevos instrumentos no se agotan las posibilidades del comer­ cio para lograr sus fines en mejor forma, al disponer de otros re­ cursos igualmente válidos como el negodio indirecto, que, en líneas generales, nadie discute en su validez, y cuya aplicación ofrece múltiples ejemplos en la práctica mercantil universal desarrollada desde hace ya bastante tiempo,^ y merced al cual se produce la ^ Ver, entre otros, FRANCESCO M b s s i n e o , Manual de Derecho Civil y Co~ mercial, tomo II, Edit. Jurídica Europa-América, Buenos Aires, 1954, p. 457. 2 M a r c o s S a t a n o w s k y , Tratado de Derecho Comercial, tomo II, Tipo­ gráfica Editara Argentina S. A., 1957, p. 136. ^ J u a n C a r l o s V a r e l a , El acreditivo, E d it . J u r í d i c a d e C h ile , 1960, desnaturalización de una institución o documento cuando el le­ gislador no da o retarda en su otorgamiento la solución que el comercio requiere. (El caso más típico en el derecho comercial lo ha constituido la resistencia legislativa en general a reconocer o aceptar la limitación individual de responsabilidad, mediante las llamadas empresas individuales de responsabilidad limitada, lo cual umversalmente ha sido conseguido mediante la utilización de las sociedades de responsabilidad limitada con la incorpora­ ción de socios nominales o de ‘‘paja’’. En el ámbito de los títulos de crédito se puede observar en muchas partes su utilización indirecta, ya sea como garantía no contemplada en las leyes, o su desnaturalización, al usar documentos de pago como de crédito.) En resumen, podría afirmarse que una legislación de inte­ gración tendría que apoyarse necesariamente en tres bases fundamentales para que sus posibilidades de éxito aumentaran, según nos lo señala la experiencia. En primer término, en la promoción de reuniones de espe­ cialistas, con miras a lograr los acuerdos fundamentales, doctri­ narios y prácticos, que inspiren los proyectos unificadores. Estas reuniones son tanto más necesarias en América Latina, cuanto la literatura jurídica entre nosotros es manifiestamente inferior en cantidad y calidad a nuestros juristas ^ no existiendo, en conse­ cuencia, otro sucedáneo útil. En segundo lugar, en lograr — objetivo que está evidente­ mente en las posibilidades del i n t a l — una confluencia de los esfuerzos integracionistas locales en orden a objetivos escalonados, sin perder de vista que el fin mediato no es una unificación lati­ noamericana, sino que esta última es, a su vez, un eslabón más en la gran finalidad perseguida, que no es otra que la integra­ ción a escala universal. Vale decir, que mediante contactos con UNIDROIT, los esfuerzos del i n t a l sean confluyentes y no disocian­ tes en el concierto del derecho comparado. Y, por último, sentar las premisas de integración legislativa en la experiencia y necesidades reales de los futuros legislados, en este caso comerciantes e industriales, aunque para ello fuese me­ nester considerar sacrificios doctrinarios o semánticos. ^ Opinión expresada poi' TULLio A scarelli en StvÁi di Diritto Comparato e in Tema de Interpretazione, Dott. A. Giuffre, Ed. Milano, 1952, p. 161. L A N O M E N C LA T U R A Al ser indiscutible que dentro de la gama de los “derechos especializados” hacia los que tiende el derecho comercial moderno (derecho de quiebras, de sociedades, de seguros, de la navegación, etc.), resulta ser el derecho cambiario — y su más reciente evo­ lución, el derecho de los títulos de crédito— , el más interesante e importante, si lo miramos a través de su difusión y de su tras­ cendencia práctica, en relación con otros estudios jurídicos com­ parativos. Es por ello que la elaboración de un proyecto de ley uniforme sobre el particular resulta ser no sólo atrayente, sino indispensable por razones que escapan al derecho comercial en sí mismo, para confundirse y complementarse con planes más generales y ambiciosos de tipo económico y sociológico. La materia ha sido, y es, de intensa preocupación por parte de los estudiosos, lo que ha incidido también en una abundante producción bibliográfica — cuya enumeración elemental y general nos ocuparía un largo espacio— , y que se ha traducido en múlitiples esfuerzos unificadores realizados internacionalmente, sien­ do los más importantes sobradamente conocidos, y también en nuevos códigos y leyes comerciales a su respecto, sin contar con numerosos proyectos en estudio o en tramitación en diferentes países. Sin embargo, por la amplitud del contenido y sus múltiples consecuencias accesorias, nos encontramos todavía lejos del ideal doctrinario de una ley uniforme, y, sin profundizar en detalles, ni siquiera ha sido posible imponer una nomenclatura común para denominar los institutos comentados. En efecto, reconociendo la amplia difusión doctrinaria y práctica de la expresión “títulos de crédito” , utilizada inicialmen­ te por los juristas italianos y acogida en diversas leyes, ello no ha impedido la utilización de otras designaciones, racionalmente de­ fendidas, como las de “títulos-valores” (de elaboración española), “efectos de comercio” (código francés, entre otros), “papeles-va­ lores” (código suizo de las obligaciones), “títulos circulatorios” (de aplicación doctrinaria restringida), e “instrumentos negocia­ bles” (denominación anglosajona y usada en la ley del mismo nombre en los EE.UU. de América). Las anteriores, que podría­ mos llamar las denominaciones principales, tampoco han excluido otras usadas por distintos legisladores (como, por ejemplo, las de “papeles negociables” y “papeles de comercio”, en el código de co­ mercio uruguayo, y de “documentos de comercio” y “documentos negociables” en el código de comercio chileno), y, a veces, el em­ pleo equívoco de lo que pareciera una nomenclatura correcta (como aucede, por vía de ejemplo, en el art. 68 del código de comercio chileno, en que se reserva la expresión “título de cré­ dito” a una especie de efectos públicos: los emitidos por el Estado y reconocidos como negociables), o, en diversas disposicio­ nes del código de comercio español en que la expresión “ efectos de comercio” es comprensiva, además, de las cosas muebles ob­ jeto de un contrato. Incluso ocurre que en un mismo país los autores contemporá­ neos usen dos o más denominaciones distintas para el mismo con­ tenido, pudiendo recordar en este momento, por vía ejemplar, a tres distinguidos autores argentinos como Mauricio Yadarola,® Luis Muñoz ^ e Ignacio Winizky ®. Al ser usada la denominación de “título-valor” en uno de los proyectos que el INTAL ha tomado en consideración como base de la reunión a que ha convocado ese Instituto (nos referimos al “proyecto de ley uniforme centroamericana de títulos-valores” de que es autor el distinguido especialista profesor Raúl Cervantes Ahumada), salta a la vista que la cuestión de la nomenclatura “general” tendrá que ser el primer punto que deberá resolverse en dicha reunión. Solamente en esa reunión, o con posterioridad a ella, podrían los especialistas aceptar y difundir la designación genérica para la ley uniforme en proyecto, pero, siempre en concordancia con lo que nos permitimos exponer al referirnos anteriormente al mé­ todo, sin olvidar, o, mejor dicho, teniendo presente, en primer lugar, cuál es la designación empírica o vulgar, dentro de las aceptadas por la doctrina, que tiene una mayor raigambre en el legislado-comerciante, ya que, si bien es cierto que para los ju­ ristas nos resulta fácil e indiferente el uso de uno u otro término, no sucede lo mismo en el empleo popular al que muchas veces confundimos con la terminología jurídica. Sobre el particular, que, por otra parte, debe ser de impor­ tancia secundaria frente a otros problemas de más envergadura, y sin ánimo alguno de polemizar, el autor estima acertada la posición del profesor Matienzo * de ser partidario de la expresión ® M a u r i c i o Y a d a r o l a , en su obra postuma Títulos de Crédito, E d . Tea, Buenos Aires, 1961. ^ L u i s M u ñ o z , Títulos-Valores Crediticios. E d . Tea, Buenos Aires, 1 9 56. * I g n a c i o W i n i z k y , en Títulos Circulatorios, Eudeba, Bs. Aires, 1 9 62. * A. N. Matieinzo, Prólogo a M. Yadarola, Títulos de Crédito, op. cit. "títulos de crédito” porque, aun cuando reconoce los defectos jurídicos de contenido que implica, estima que el inconveniente se encuentra salvado por su gran aplicación tanto en la doctrina como en la práctica, con lo cual, en otras palabras, si bien se le reconoce una falta de precisión científica por omisión, tiene la ventaja empírica de que universalmente se le reconoce como comprensiva de esta clase de documentos. Además, no se debe olvidar que el rigor científico aparece como excesivo cuando sólo se refiere al continente y no alcanza al contenido, máxime cuando como en el caso en comentario la terminología vulgar ha impuesto no sólo denominaciones total­ mente ajenas a lo jurídico, sino que, incluso, al propio idioma castellano, al adaptar fonéticamente palabras extranjeras, o ha hecho traducciones literales, como sucede, por ejemplo, con la letra y el cheque. En suma, resultan igualmente válidas las consideraciones formuladas respecto del método al relacionarlas con la nomen­ clatura. Así, el jurista debe respetar las expresiones difundidas por el comercio so pena de crear un lenguaje distinto entre el expresado por la ley y el que emplean los legislados. L A L E Y U N IFO R M E Como nota el profesor Garrigues, "desde el último cuarto del siglo xviii se viene agudizando la necesidad de un derecho cambiario uniforme” de modo que el problema, internacional­ mente, dista mucho de presentar novedades y sí nos da un cúmulo de experiencias para afrontarlo en forma racional. Empero, además de la diversidad de legislaciones nacionales, existen igual­ mente diversas normas de conflicto que no siempre han sido concordantes, lo que oscurece aún más el panorama. Entre nosotros — me refiero a América Latina— , además de la multiplicidad de códigos y leyes especiales sobre los títu­ los de crédito, nos encontramos con la vigencia de dos convencio­ nes internacionales que dan normas de conflicto distintas, como el código de derecho internacional privado o "código Bustamante” , y los tratados de Montevideo, sin contar los esfuerzos efectuados en congresos internacionales de juristas para abocarse al estudio comparativo de dichos acuerdos con el Restatement of the Law of Conflicts of Law, lo cual, en opinión de un autor que se ha ío J o a q u í n G a r r i g u e s , Tratado de Derecho Mercantil, T. II, Revista de Derecho Mercantil, Madrid, 1955, p. 165. preocupado especialmente de la materia resultaría conveniente “ en una labor de uniformidad de normas de colisión en el conti­ nente americano” Lo anterior sirva para destacar más, si ello es posible, la urgente necesidad, recogida por el i n t a l , de uniformar las leyes americanas en materia de títulos de crédito, ya que, al intensificarse las relaciones económicas entre las naciones ameri­ canas como se prevé, no es posible que los particulares estén impedidos de resolver pequeños problemas de circulación inter­ nacional de documentos mercantiles sin el asesoramiento de abogados, los que muchas veces necesitan ser verdaderos expertos en derecho internacional privado. No obstante, frente a esa necesidad, surge también la obliga­ ción de una solución moderna que mire no solamente a la realidad presente, sino al futuro previsible, materia a la cual dedicaremos las próximas líneas. En primer lugar, la situación actual del derecho en el mundo, a lo menos en el Occidente o dentro de su esfera, no puede menos que representarse por la manida palabra “ crisis” . Crisis en los conceptos y crisis en la legislación vigente. La curva cada vez más ascendente de los progresos científicos y técnicos se traduce en una “ explosión” del conocimiento que el legislador y el jurista cada vez más a duras penas podemos seguir. La incertidumbre que ello ocasiona se la pretende reme­ diar con leyes y más leyes, con lo cual, en vez de clarificar, oscurecemos el panorama general. El hombre, desamparado como unidad física, tiende a confundirse en un conglomerado anónimo con mayores dudas e incertidumbres. En su confusión acude con desesperación de náufrago a esa relativa certeza social que le otorga la ley, afirmándose siempre más en el concepto de derecho-solución, en que esta rama del saber “ debe” ser el “ remedio” para la infinidad de situaciones nuevas que el mundo moderno va creando. En esta situación la proliferación de leyes sólo puede traducirse en una legislación apresurada, falta de técnica y muchas veces anticuada aun antes de su promulgación. Hace pocos años, el eminente jurista francés Ripert en una de sus célebres conferencias nos decía: “ La abundancia de las leyes puede ser una necesidad en períodos en que se impone H e r n á n S o m m e r v i l l e , en Uniformidad del Derecho Internacional Privado Convencional Americano. Edit. Jurídica de Chile, Santiago, 1965, p, 18. el intervencionismo. Pero, si constituye una necesidad, es teme­ rario considerarla como un progreso. Por el contrario, es justa­ mente una de las causas profundas de la crisis del derecho esta movilidad de la legislación que deja a los sujetos de derecho en la incertidumbre, les impide contar con el porvenir, les obliga a modificar incesantemente su conducta y les hace dudar del valor de las leyes. Es casi inútil insistir sobre este punto. El mal existe en todos los países. Los juristas se ven desampa­ rados por esta movilidad de la legislación, por estas leyes temporarias o excepcionales preparadas a toda prisa y a menudo votadas en medio del desorden de las ideas” Del mismo parecer, aunque por razones distintas, se mostró Carnelutti al expresar: "La multiplicación de las leyes jurídicas, semejante a la multiplicación de las leyes naturales, hace de modo que el ciudadano, que, para observarlas debería conocerlas, ya no está en condiciones de hacerlo. La publicación de las mismas, como condición de su imperatividad, ha cambiado de ca­ rácter, de presunción, convirtiéndose en ficción. El hombre de la calle, entre el fárrago de las leyes, anda cada vez más desorien­ tado, al igual que el conductor de un vehículo, cuando demasiados faros se entrecruzan a lo largo de la ruta. Más crece el número de las leyes jurídicas y más disminuye la posibilidad de su cuidada y equilibrada formación. La analogía, en este aspecto, entre la inflación legislativa y la inflación monetaria, utilizada por mí tantas veces, es decisiva.” Si bien es cierto que las opiniones citadas se refieren a las leyes nacionales, su validez adquiere mayor dimensión cuando, como en el caso presente, nos abocamos al estudio de una ley uniforme que, aparte de su importancia futura de extensión y contenido, deberá ser modelo en su género y ejemplo para las otras que deberán seguirla. De esta manera, un proyecto de ley uniforme debe ser, ante todo, un ejemplo de legislación actual y futura. Debe en su contenido evitar hasta el máximo el conflicto general de legislación y mantener la flexibilidad indispensable para adaptarse o prever las situaciones futuras que quedarán bajo su imperio. A primera vista la tarea aparece más difícil de lo que es en la realidad. En primer término, será un gran paso adelante 12 Georges R ipert, ^‘Evolución y progreso del Derecho’^ contenida en Crisis del Derecho, Ediciones Jurídicas Europa-América, Buenos Aires, 1961, p. 28. 13 F r a n c e s c o C a r n e l u t t i , Crisis del Derecho, op. cit., p . 344. si logramos compenetrarnos de que, en la actualidad, la con­ cepción del derecho “estático'', “solución” o “remedio’’ no puede darnos los paliativos que el mundo contemporáneo requiere, y que debemos mirar, por lo tanto, hacia un derecho más dinámico, hacia un derecho-previsión que no necesite de revisiones perió­ dicas o de cambios totales para su adaptación. Un derecho así concebido llevaría en sí mismo la dinámica de aplicación junto a la flexibilidad de adaptación. A continuación, debemos, partiendo del hombre actual “cada vez más desorientado” , inmerso en “el fárrago de las leyes” y haciendo la anticipación más remota posible, imaginarnos al hombre futuro frente a las normas legales que lo regirán y la sociedad de que formará parte. Un escritor anglosajón lo ha descrito así: “A medida que los seres conscientes se desarrollan, aumenta su poder de creación y su autodeterminación. Paralela­ mente, disminuye la necesidad de las leyes externas porque cada ser desarrolla en sí mismo sus propias leyes, en un conjunto armónico. La sociedad teóricamente definitiva es la que carece por completo de leyes, ya que en ella los individuos creadores actúan continuamente de acuerdo con sus propias normas autodeterminadas para promover el bienestar de sí mismos y el de sus compañeros” . Entre los dos extremos señalados, el vicio legislativo actual y la utopía de un mundo futuro sin leyes, nos encontramos con la necesidad de estructurar una nueva ley que debiera dictarse como una verdadera imposición del momento y que no deseamos basada en los presupuestos que hemos anotado. Forzosamente, un derecho-previsión en la forma en que lo hemos bosquejado, debe ser posible de reflejarse en una norma legal, so pena de quedar únicamente en lo teórico. Pero una ley así concebida y con tal ambición de contenido y permanencia, no puede ser casuística; mientras en más particularidades y particularismos nos adentremos, más lejos estaremos de solu­ cionar el todo actual y menos lo que depare el futuro. El comercio es expansivo, adaptable y creador. Ya hemos visto cómo crea y abandona los instrumentos que le sirven, imponiendo sus usos por sobre la ley formal. De esta manera, cualquier ley que no contemple hoy día el mayor valor de las costumbres mercantiles estaría condenada a un eventual fracaso 54 R a y m o n d F . J o n e s , celona, 1965, p. 190. E l regalo de los dioses. Gráficas Diamante, Bar­ por desuetudo, por cuanto la experiencia indica claramente que a ese extremo se llega. Además, no se debe olvidar que la riqueza del derecho comercial en general descansa precisamente en ese acervo que constituye el derecho consuetudinario mercantil. La costumbre, especialmente en estas materias, podría ser por sí sola una expresión de lo que hemos denominado derecho-previsión, porque, además de su adaptabilidad a las exigencias requeridas por las circunstancias, es la máxima expresión de un derecho dinámico; su “permanencia” está asegurada sin cambios estruc­ turales precisamente porque se encuentra en permanente cambio. Quizás la sociedad futura que veía el autor que transcribíamos antes, “sin leyes externas” , sea determinadamente aquella regida enteramente por el derecho no escrito de sus usos y costumbres, elevado a la categoría de universal o internacional. De todas formas, y volviendo al proyecto de ley uniforme, aparece evidente para el que escribe que su contenido debe ser limitado a las normas más necesarias e indispensables, dejando su reglamentación pormenorizada a los hábitos de los destinata­ rios de sus normas, hábitos que sólo en líneas muy generales un legislador uniforme puede influir, y sólo en cuanto a lo indis­ pensable, para evitar costumbres locales que puedan disociar la panorámica general. De esta manera, el primer pilar sobre el cual deberá descan­ sar un proyecto de ley uniforme, lo constituye la costumbre mercantil, elevada en importancia y categoría por la ley formal. Conjuntamente existe otro factor que no hemos nombrado a propósito hasta este momento, y que resulta fundamental en el orden de ideas que hemos venido exponiendo; es el juez. Porque el debilitamiento que se observa del respeto a la ley, derivado de su aparente fortalecimiento al “emitirse” en cantidad, también ha afectado la importantísima figura del juez como encargado de hacerla cumplir en las contiendas particulares. A él también llega la confusión y distorsión de la realidad jurídica, y su figura la hemos empequeñecido frente a la del legislador. Cada vez más las palabras derecho y justicia van perdiendo significado frente a la palabra ley. El criterio del hombre sentenciador, su experiencia frente al caso “vivo” , pierden su contenido en una legislación casuística que todo lo pretende previsto y solucionado. Y el juez ya no imparte justicia sino que aplica leyes a los que recurren a su estrado. Al pretenderse que nunca falte al juez la ley que resuelva el caso que ha de juzgar, no sólo se ha caído en una ilusión pueril, sino que hemos desdeñado el concepto de justicia, y, por ende, también como fenómeno universal, hemos minimizado al hombre que la imparte. Si confiamos en el poder judicial, él será la mejor amalgama con el costumbrismo para sentar las bases de una legislación uniforme con criterio moderno. Si consideramos que la hipertrofia legislativa comienza en el período codificador, debemos darnos cuenta de que ella jamás tuvo por objeto infravalorizar la figura del juez, sino, por el contrario, realzarla con perfecto conocimiento de la generalidad de la ley y de la particularidad de la justicia, como se desprende de las palabras dirigidas a los jueces por uno de los juriscon­ sultos de Napoleón al tiempo de dictarse el código civil francés, al recordarles que “antes que leyes ha habido jueces’’ y agre­ gando poco después: ‘‘Habrá, pues, indudablemente, una multitud de circunstancias en que el magistrado se hallará sin ley. En semejantes casos conviene dejar al mismo la facultad de suplirla por las luces naturales, por lo que le inspiren el buen sentido y la razón. Nada más pueril que pretender tomar precauciones suficientes, para que nunca falte al juez un texto preciso que aplicar. Deseando evitar los juicios arbitrarios se expondría la sociedad a mil juicios injustos; y lo que es peor, se la expondría también a no poder jamás administrar justicia; ya que con la idea de decidir todos los casos, se haría de la legislación un caos inmenso en el que se perderían a un tiempo el juicio y la memoria’’ Y lo anterior, pese al tiempo transcurrido, no ha perdido actualidad, sino que más bien se ha cumplido como una predic­ ción, lo que podemos comprobar si acudimos nuevamente a uno de los grandes jurisconsultos contemporáneos en un discurso dirigido a los juristas africanos, al decirles: “No os dejéis, ante todo, seducir por el mito del legislador. Más bien, pensad en el juez, que es verdaderamente la figura central del derecho. Un ordenamiento jurídico se puede concebir sin leyes, pero no sin jueces. El hecho de que en la escena europea, o mejor, en la Europa continental, la figura del legislador haya sobre­ pujado a la del juez, es uno de nuestros más graves yerros. J. E. M. P ortalis , en “ Reglas para los jueces’^ contenida en Curso de Legislación. T. I, Imprenta y Litografía de J. Roger, Barcelona, 1839, p. 19. Es bastante más preferible para un pueblo el tener malas leyes con buenos jueces que no malos jueces con buenas leyes. No llegaré hasta el extremo de aconsejaros que repudiéis el derecho legal, pero tengo la conciencia tranquila al encomendaros que no abuséis, como nosotros hoy lo estamos haciendo. Y sobre todo cuidad mucho la dignidad, el prestigio, la libertad del juez, y el no atarle demasiado corto las manos. Es el juez, no el legislador quien tiene sobre sí el hombre vivo, mientras que el ^hombre' del legislador es desgraciadamente una marioneta” La costumbre y el juez, debidamente valorizados, o revalo­ rizados mejor dicho, debieran ser entonces los medios de expresión, por así decirlo, de los que debe valerse una ley de técnica y contenido moderno, para que a su vez ésta sea la expresión de un derecho de previsión o anticipación para el mundo contem­ poráneo; que pueda una ley perdurar y servir en una sociedad como la actual, sujeta a permanente cambio y amenaza por inminentes "explosiones” (demográfica, técnica, científica y social). En un ambiente planificado no puede el jurista ni el legislador dejar de ser afectado, máxime si miramos al derecho en su aspecto técnico y lo comparamos con otras técnicas huma­ nas que nos demuestran la form a como han cambiado sus concepciones: la medicina no se concibe hoy día sin previsión, cuando un siglo atrás era apenas curativa; el urbanista, también de un siglo atrás, al proyectar una ciudad, no tenía otros problemas que aquellos que presentaba su época y, en conse­ cuencia, su urbanismo era estático, contrastando con el urbanista de la segunda mitad de nuestro siglo, que no sólo debe prever el desarrollo y necesidades de las técnicas actuales^ sino que, incluso, anticiparse a los inventos futuros. Si alguien proyecta ho 3^ una ciudad para las necesidades del momento, por ejemplo, será, indudablemente un mal técnico, cuando es tan fácil prever el mayor auge de los medios mecánicos de transportes con su incidencia en un plano regulador (más grandes y en mayor cantidad los aeropuertos, más amplias las calles y avenidas, autopistas de comunicación interciudades y periféricas de acceso, etc.), pero si su técnica la limita a lo predecible con simples tablas de crecimiento, apenas si podríamos decir que es un buen especialista. En cambio, si puede prever o anticipar los nuevos F ra n cesco C a r n e l u t t i , “ Derecho consuetudinario y en Revista de Occidente, 10, enero 1964, Madrid, p. 11. derecho le g a ^ ^ inventos o cambios estructurales y darles de antemano la solución que se requerirá en el futuro, entonces, y sólo entonces, su labor sería digna de encomio. Igual sucede con el legislador. Si al legislar se pretende solucionar solamente los problemas que ya se han suscitado, sus leyes serán temporales y muchas veces anticuadas desde antes de su promulgación. Ahora bien, por lo menos en mi modesto entender, esa previsión sólo podremos hacerla, con las limitaciones naturales de nuestra técnica que no es mecánica^ mediante la ponderación de los factores en juego ya señalados. Desde otro punto de vista, si los principios doctrinarios y básicos son los únicos destinados a contenerse en una ley uniforme, el asentimiento a su vigencia tendrá que ser más fácil desde el momento en que sobre ellos prácticamente no existen grandes puntos de conflicto, máxime cuando los choques de pensamiento doctrinario se producen entre corrientes europeas^ en las cuales no debemos participar con sentido americanista. Para un lector inadvertido podría parecer que nuestra posi­ ción no difiere de un sistema anglosajón, del Common Law, lo cual no podrá estar más lejos de nuestro ánimo y de la realidad, porque mientras en dicho sistema los principios jurídicos se desprenden del “ precedente” judicial, en el que sometemos a la consideración del i n t a l esos principios estarían en la propia ley, y sólo su aplicación pormenorizada y contenciosa entregadas al poder judicial. Ecléctico podría ser, pero como resultado, no como propósito; y si ello se estimara así, no vemos el inconve­ niente de un eclecticismo aproximante y no separatista coma suele ocurrir. CONSIDERACIONES SOBRE UN PROYECTO DE LEY DE TÍTULOS-VALORES PARA LOS PAÍSES LATINOAMERICA­ NOS, CON ESPECIAL REFERENCIA AL P R O Y E C T O DE LEY UNIFORME CENTROAMERICANA DE TÍTULOS-VA­ LORES, Y A LA LEY UNIFORME DE GINEBRA, DEL 7 DE JUNIO DE 1930 INTRODUCCIÓN Desde hace 100 años en los países europeos empezó a mani­ festarse la tendencia al establecimiento de una legislación que uniformara el tratamiento de la materia cambiaria; comenzando por los esfuerzos de Asser en 1863 y las reuniones de juristas europeos de 1875, 1876, 1877, 1878 y siguientes hasta el primer logro alcanzado en 1910 y su reforma en la segunda reunión de La Haya en 1912. Es sabido que la guerra mundial (1914-18) quitó calor a la rápida adopción de las reglas uniformes de La Haya. Posteriormente, en 1930, en Ginebra, se reelaboró el pro­ yecto de La Haya y se adoptaron textos legales complementarios sobre materia cambiaria. En América Latina se trató, ya desde 1878 en Lima, de establecer normas básicas para uniformar un derecho cambiario continental. La reunión de Buenos Aires de 1915 y 1916, de la Alta Co­ misión de Legislación Uniforme examinó el proyecto de La Haya de 1912, que fue incorporado a la legislación interna de cuatro de los países concurrentes, entre ellos Venezuela, que lo llevó al código de comercio de 1916, si bien cabe observar no en su tota­ lidad y plenitud. OBSTÁCULOS AL IMPLANTAMIENTO DE UNA LEGISLACIÓN UNIFORME Al parecer dos han sido los principales obstáculos encontra­ dos para la solución plena y feliz de estos largos y delicados in­ tentos: el primero surge de la estructura de las leyes internas * Informe preparado para el Lollett, Caracas, Venezuela. in ta l por el profesor Carlos Miguel colaterales al derecho cambiario y que en él inciden desfavora­ blemente, teniéndose que ocurrir a normas de derecho interna­ cional privado; en segundo lugar, la continua referencia a usos y costumbres del lugar de aplicación del contenido real del tí­ tulo y las excepciones, demasiado numerosas, emergentes del dere­ cho nacional, distinto al cambiario, de carácter general. En otras palabras, la fuerza y el buen éxito de una legislación uniforme sobre esta materia, nacen de obtener la adhesión total, sin reser­ vas, enmiendas ni excepciones por aquellos países para los cuales se formuló. Ahora bien, esta adhesión tiene implicaciones y pro­ yecciones de mayor o menor alcance en cada país. Todo depen­ derá del fundamento filosófico jurídico que sirva de sustento al edificio jurídico positivo del país de que se trate y en los mismos principios que constituyan la base del de los demás países. D E L CONTRATO D E CAM BIO A L TÍTU LO -V A LO R En materia cambiaria, la evolución de los últimos trescientos años refleja un lento pero siempre progresivo camJno de lo cam­ biario como accesorio, como subproducto de otras realizaciones contractuales, de hechos reales y precedentes, al mero documento que les servía de accesorio documental, en su forma más preca­ ria, pues impugnados aquéllos, caía por su base el título cambia­ rio. Repito que la evolución tiene dos extremos, el del comienzo de lo cambiario como accesorio, a lo cambiarlo como hecho autó­ nomo, literal, subsistente frente a cualesquiera ocurrencias ju rí­ dicas surgidas entre las partes que iniciaron la relación cambia­ ria. Así llegamos a los títulos-valores. Pasamos por una etapa intermedia de los títulos a la orden. En realidad, la autonomía y pervivencia del título nace de su sola y pura existencia. Filosóficamente, podríamos conducirlo a la axiología diciendo: el título existe porque vale y vale por su sola y pura existencia, independientemente de otras circunstan­ cias próximas o lejanas que pudieran asediarlo y atacar su vali­ dez. Vista así la materia, el objetivo de una legislación uniforme sólo podría alcanzarse si se consagran las especiales característi­ cas de los títulos-valores y se limita su denominación y uso sólo a ellos. Por otra parte, será necesario, como complemento, que se prevean lagunas en las diversas legislaciones (y se las supere oportunamente) o normas que perturben su libre circulación, pues, así, su eficacia espacio-temporal se pierde o aminora. Por esa razón considero que este informe no puede tener otro carác­ ter que el de preliminar. El examen atento de las legislaciones de los países latinoamericanos, tanto en lo relativo a la mate­ ria de nuestro interés como los caracteres del derecho positivo y su base de sustentación, va a requerir un grande y delicado esfuerzo. La elaboración de una ley uniforme deberá, repito, comprender un conjunto tan completo de normas y precisiones de conceptos, que no haya lagunas; garantizada así su plenitud hermética, no podrá colidir con normas internas, usos y costum­ bres con validez jurídica, que conduzcan a un conflicto. Considero que América Latina es campo propicio para una legislación uniforme, más que otras regiones, de más larga tra­ yectoria histórica y de más alto grado de desarrollo. En efecto, lo incipiente del desarrollo mercantil de nuestras economías, to­ madas en su conjunto, claro está, no presenta esa resistencia que largas prácticas, tradiciones y hábitos han creado en países más maduros. F IN E S D E UNA LEGISLACIÓN U N IF O R M E P A R A A M ÉR IC A L A T I N A Naturalmente, es preciso analizar el pedido del Parlamento Latinoamericano al Instituto para la Integración de América Latina. El hecho de que se haya encomendado a este Instituto y no al Comité Jurídico Interamericano, y que se añada que se busca examinar criterios “ que sirvan de base a un proyecto de ley uni­ form e que responda a las necesidades y exigencias de la integra­ ción” , definen el fin último del trabajo. No se trata meramente de evitar los conflictos de leyes, de eludir los casos de interpre­ tación, sino de conducir a la integración del gran espacio econó­ mico que es América Latina. En esa circunstancia, parecería darse el caso de los Estados Unidos de América. Como se sabe, la legislación sobre materia cambiaria es en Norteamérica del re­ sorte de la legislatura estatal, por lo cual hay prácticamente tantas legislaciones como territorios estatales, con el consiguiente conflicto y las naturales incoherencias entre cuerpos jurídicos extraños unos a otros. La Asociación Americana de Abogados, desde 1895, elaboró una ley de instrumentos nacionales que fue adoptada progresivamente desde la fecha misma de su elabora­ ción. No obstante resolver la maj-or parte de los conflictos, su experiencia no es aprovechable para Latinoamérica, ni es desea­ ble trillar esos caminos del derecho norteamericano, en donde la jurisprudencia de los tribunales tiene la fuerza creadora de un derecho no escrito y casuístico. Por el contrario, una legislación para la integración deberá ser tan clara, con términos tan pre­ cisos y conceptos tan nítidos que la validez de los títulos sea ase­ gurada al máximo y su circulación sea expeditiva y eficaz para el fin del intercambio intenso LA REFORMA LEGAL VENEZOLANA Porque puede ser ilustrativo para nuestros colegas de Amé­ rica Latina, quiero referirme brevemente al proyecto de la ley general de títulos-valores y operaciones bancarias, de Venezuela. Aunque se le añade "operaciones bancarias” , en las partes pertinentes, tiene las mismas bases del "proyecto uniforme cen­ troamericano” . Hago la salvedad de que el proyecto venezolano es menos amplio que el centroamericano, pues, si bien el primero incluye las operaciones bancarias, permite a leyes particulares "los certificados de depósito y bono de prenda” que, sin duda, recoge la práctica brasileña de "factura duplicata” , y que ya fue adoptada en la República Argentina, según el decreto-ley núme­ ro 6.601, del 7 de agosto de 1963, sobre la factura conformada, que considero útilísima. La referencia que hago a la reforma ve­ nezolana tiene por único fin señalar que la evolución de los estudios jurídicos, la penetración en el fondo mismo de los títulos autónomos o títulos-valores está en el ambiente, de tal manera que Venezuela podría suscribir sin mayores inconvenientes la ley centroamericana, pues se produjo, en sus lineamientos gene­ rales, como una necesidad nacional de renovar y perfeccionar la legislación fundada en la ley de La Haya de 1912, después de la reunión de Buenos Aires de 1916, y con algunas excepciones. OPINIÓN SOBRE CUÁL D E LOS DOS TE XTO S S E P R E S T A MÁS P A R A SE R V IR D E B A S E D E UNA L E Y U N IF ORM E D E TÍTULOSV A L O R E S P A R A L A AM É R IC A L A T I N A Examinados con detenimiento, encontramos que ambos pro­ yectos están concebidos como texto único que ha de incorporarse al derecho interno y sustituirlo. Este hecho originará, a su vez, prácticas y doctrinas uniformes. No obstante, me pregunto, ¿será lo más acertado una legis­ lación uniforme como medio de integración? En otras palabras, ¿bastará que haya una misma ley en cada país, para m ejorar las relaciones de intercambio intrazonal? Lo digo porque tanto en un proyecto como en el otro, los lapsos son brevísimos y presu­ * E l Centro de Estudios Monetarios Latinoamericano, México, D. F ., publicó el interesante libro de John J. Clark, en donde se estudian los pro­ blemas surgidos en los Estados Unidos, a que antes me referí. ponen una proximidad espacial entre las partes. Claro está, su­ giero meramente que se medite en especial sobre este tema, pues, sin perjuicio de analizar detalladamente, aunque sólo en su fo r­ ma, el segundo de los proyectos señalados, considero que es pre­ ciso hacer referencia a las peculiaridades del continente ameri­ cano y concordar los lapsos o términos con la realidad geográfica. En la ley uniforme de Ginebra, al tratar de los intereses, se dice que se podrán estipular intereses en una letra pagadera a cierto plazo vista, y se añade que estos correrán desde la fecha de la emisión de la letra si no se estipula otra. No se admite en ninguna otra letra de cambio. Ahora bien, tal estipulación, ¿será aplicable, en términos de sanidad y de estímulo, a las transaccio­ nes del comercio intrazonal, en razón de las distancias, depen­ diendo no del librado sino de factores externos y extraños a las partes, como es el transporte del c o r r e o ? ... La ley uniforme centroamericana de títulos-valores presenta múltiples ventajas sobre el proyecto de Ginebra de 1930. Entre otras, cabe citar: incorporar abierta y claramente la moderna concepción de títu­ los-valores, a lo cual se han adelantado países europeos, tales como Suiza e Italia; contiene normas sobre materias que hasta ahora habían escapado a una tentativa de legislación uniform e; adopta la “ factura cambiaria” , lo que contribuye a m ejorar la práctica mercantil y a tomar recaudos contra letras financieras o efectos de complacencia; contiene, además, disposiciones prác­ ticas y fácilmente asimilables a nuestro medio. Por esas razones, me inclino por el proyecto centroameri­ cano, como base o papel de trabajo para la elaboración de un instrumento de alcance latinoamericano. PROYECTO B E L E Y U N IF O RM E C E N T R O A M E R IC A N A D E TÍTULOS-V ALORES Este proyecto fue elaborado por el Instituto Centroame­ ricano de Derecho Comparado, lo cual le da buena partida de nacimiento. Se trata de países que, aunque con leyes dis­ tintas, tienen lenguas, hábitos sociales y prácticas mercantiles semejantes. Es, indudablemente, más realista y menos teórico. BESCRIPCIÓN F O R M A L B E L PR OYEC TO El texto está dividido en títulos, capítulos y secciones y consta de 287 artículos. TÍTULO PRIMERO De los títulos-valores en general Este título I contiene 4 capítulos y 57 artículos. Dice el te x to : “ Artículo — Los títulos-valores” , etc. Cabe hacer las siguientes observaciones: a mi juicio la definición no es sufi­ ciente. Pareciera que se tratara sólo del derecho subjetivo; íio se hace mención del derecho objetivo, ni de la unidad de uno y otro que aparece coordinada en el título-valor, que es, a la larga, lo que constituye su entidad, su ser y existencia misma [ Sugeriría . . . ''mientras el título exista y su transferencia y la extinción de las obligaciones que consagre no podrán ha^ cerse independientemente de éV\ Como alternativa podría decir: ''Los títulos-valores son documentos necesarios para ejercer (o ejercitar) el derecho literal y autónomo y exigir el cumplimiento de las obligaciones que en ellos se consigna (o consagra), los cuales no podrán transferirse ni extinguirse sino con la exis­ tencia del propio título'\ Art. 2^ — El texto me parece adecuado, con excepción de la frase final: "salvo que ella lo presuma''. No parece prudente tal mención. En una ley uniforme es necesario ser sumamente precisos y claros. El párrafo final del mismo artículo 2^ es inconveniente pues además de no ser el lugar para hacer tal declaración, ésta tiene el defecto de ligar el título-valor con el negocio o acto jurídico que le dio origen. Si se sigue esta línea de pensamiento se incurre en un regreso a la dependencia y no se consagra la autonomía del título-valor. Art. 3^ — Merece la misma apreciación del anterior en lo criticado negativamente. Si se trata de “ disposiciones generales” , no se ve claro por qué haya de encontrarse en sus particulares. Art. 49 — Igual consideración que hice al 3^, con la agra­ vante de que la autorización general concedida al tenedor del título puede ocasionar prácticas abusivas para el derecho de terceros futuros tenedores. Los mismos pueden ver sus derechos ^ No es necesario que yo vaya proponiendo textos y sólo lo haré en aquellas circunstancias en que lo considere indispensable. tachados por falsedad, inexistencia o suplantación y, sometidas las menciones añadidas, en virtud de esa autorización, y decla­ radas no puestas por el emitente, aceptante u obligado, hacer tambalear y caerse el derecho del tenedor final. El descrédito del título lo privaría de la necesaria e indispensable capacidad de circular, y si un título-valor no tiene circulación, práctica­ mente no existe. Art. 5 9 — El texto de este artículo podría ser parágrafo único del artículo 2^. En ese caso, debe suprimirse la última frase del encabezamiento de dicho artículo. Art. 69 — El texto no está en relación con varios de los títulos-valores regulados, y así, no es general la disposición. Deberá ser eliminado y su texto aplicado, en particular, a los títulos a los cuales se pueda hacer. Art. 7 9 — Considero que la previsión de que quien no sepa o no pueda firmar, solicitará a alguien que lo haga a su ruego, es un riesgo de tal magnitud que no parece prudente que tales personas suscriban títulos-valores, salvo que se haga ante fedetarios públicos. Art. 8^ — Considero que también este artículo es particular y no general, y su colocación aquí conduce a erróneas inter­ pretaciones y prácticas. Art. 9®— Tiene una contradicción con el artículo 37. Art. 10. — La observación se reduce a cuestión de vocablo. Derecho principal incorporado no tiene una significación clara y unívoca. Si se dijera enunciado o consignado, quizá podría entenderse su significado. Art. 11. — Estoy de acuerdo, aunque quizás debería redac­ tarse en forma afirm ativa: “ sin la posesión material del títu­ l o . . . ” y sigue el comienzo del artículo. Art. 12. — Este artículo es incoherente y colide con los artículos 9^ y 37. Art. 13. — Este texto es sumamente peligroso y al crear dudas sobre la obligación que se asume al tenerlo y el derecho que se adquiere al adquirirlo, pone en grave riesgo su fácil circulación. Art. 14. — Este artículo tiene carácter particular y no general. No creo que su lugar deba ser éste. Art. 15. — Igual comentario que al 14. Art. 16. — Igual com entario; sin embargo, quiero comentar la frase: bueno por aval u otra equivalente. ¿Alguno de los colegas conoce “ otra equivalente” ? Art. 17. — ¿En dónde se deberá decir la cantidad? ¿El aval es aplicable a los otros títulos-valores regulados? No. Está fuera de lugar. Art. 18. — En consecuencia, fuera de lugar. Art. 19. — No está en supuesto corresponderle a la letra de cambio, pero puede decirse en forma más clara: el avalista pagará por el librador. No se entiende que sea por el librado, pues es éste el pagador inicial y primero. Si fuera en favor de él se debería presumir su posible insolvencia. A todas luces esta materia del aval debería resolverse con la realidad y sana práctica mercantil. El “aval” obliga al avalista a pagar al tenedor y asumir los derechos del fiador solidario, que, al pagar, tiene derecho al cobro de su pago a todos y cada uno de aque­ llos por quienes pagó. Este artículo deberá llevarse al lugar que le corresponde y determinar de una vez por todas el valor del “aval” en la letra de cambio, pagaré y cheque. Art. 20. — ídem. Art. 21. — Parece completamente inconveniente e inade­ cuada la disposición para obligarse que dice este artículo y el siguiente. Art. 22. — Ya dije la inconveniencia de esta representación. Art. 23. — El texto de que dispongo, que es el suministrado por el Instituto consultante, dice “o negociaciones mercantiles” , supongo que el original dirá “o negociadores mercantiles” . Hay un punto y seguido que no tiene explicación, salvo error en la copia. ’ De todos modos, considero que tanto los administradores, gerentes de sociedades o compañías, y negociadores mercantiles deberán estar reconocidos por las autoridades fedatarias del país. Art. 24. — Este artículo es completamente inconveniente. Si alguien firma un título-valor, será responsable personalmente. ¿De qué? Es preciso garantizar la circulación del título con una cláusula más adecuada. Por otra parte. Art. 25. — Es preciso eliminarlo y aclarar su significado para situarlo en su lugar. Art. 26. — Fuera de lugar y mal redactado. Art. 27- — El texto de este artículo no me parece adecuado. No tiene significación de ninguna clase. Ni siquiera por el pri­ mer endosatario. Es absolutamente innecesario. Cabe, sí, en el documento bancario de letras de cambio, en cuya operación se presume banco. Art. Art. Art. Art. que pagará el descontante y obligado por el endoso al 28. — No hay observación. 29. — No hay observación. 30. — Entiendo que debe ser eliminado. 31. — ¿Cuál es la ley de circulación? C a p ít u l o ii De los títulos nominativos Arts. 32 a 35. — Cabe observar que en ninguna parte se dice cómo se podrían emitir los títulos-valores y su enumeración. Considero que el artículo 2^ del proyecto debería decir: “ Los títulos-valores podrán ser nominativos, a la orden y al porta­ dor” . El artículo 3^ debería enumerarlos y decir que “ producirán los efectos previstos en esta ley cuando contengan las menciones y llenen los requisitos que ésta exige en cada caso” . Este capítulo y el III y el IV presentan inconveniencias y contradicciones, que crean confusión, cuando lo deseable es una regulación precisa, nítida e inequívoca, que conduzca a su fácil inteligencia y haga expedito su manejo y operación. En este capítulo sugiero que el artículo 33 y el 34 se com­ binen con apoyo y desarrollo del 32, ya que son efectos de la concepción de éste. Posiblemente podría decirse: “ Los títulos nominativos se transmitirán por el endoso del documento que los integra y la correspondiente anotación en el registro que llevará el emisor del título de la transmisión efectuada” . El creador o emisor del título podrá exigir que la firm a del endosante se autentifique. Art. 35. — El texto de este artículo en la ley centroame­ ricana conduce a serios problemas de tipo práctico. Por otra parte, es incongruente con las disposiciones sobre títulos a la orden. En definitiva juzgo que debería eliminarse. C a p ítu lo iii De los títulos a la orden Art. 36. — La presunción a mi juicio deberá ser eliminada en una ley que tiene finalidad integracionista. En efecto, salvo que se uniforme la legislación en general, nos encontraremos que el régimen de presunciones es muy diferente de un país a otro, y, en última instancia, parece hacer inútil la diferenciación de los “ títulos a la orden’’ con cualesquiera otros de características distintas. Sugeriría una nueva redacción, que dijera aproximadamente lo siguiente: “ Art. 36. — Son títulos-valores a la orden aquellos que se expidan a favor de determinada persona, cuyo nombre aparezca en el cuerpo del documento precedido de la expresión: ‘a la orden de’. Se transmitirán por endoso, y con la tradición o entrega del título.” Art. 37. — Entiendo que la redacción es defectuosa. Quiso decir que el endosado podrá por cláusula escrita en el texto del mismo título, impedir un nuevo endoso mediante la expresión “ y no a su orden” . Es preciso pensar una nueva redacción. Art. 38. — No tengo observación que hacer. Art. 39. — No tengo observación que hacer. Art. 40. — En relación con este artículo, deberéadelantar que podrá ser inconveniente para su circulación fuera del país en donde se creó el título, especialmente por el requisito IV : “ la firm a del endosante o de la persona que suscriba a su ruego o en su nombre” . Salvo que conste de acto auténtico ante nota­ rio o juez civil, es muy deleznable el título mismo. Art. 41. — Sugiero que tal artículo sea eliminado. Cuando el endoso no se haga en la form a completa y clara que deberá tener. Repito que una ley de esta clase tendrá que evitar la inter­ pretación y las presunciones. Art. 42. — Este artículo que se encuentra en la ley uniforme de La Haya, de Ginebra, y estr. asentado en el Código de Co­ mercio Venezolano, en relación con la “ Letra de Cambio” , ha sido muy comentado por los autorí s. Es incongruente su texto con otros cuadros que las mismas leyes prevén. Como consecuencia, parece más propio enunciar cómo se hace el endoso y sus diversas clases, límites y alcances. Art. 43. — Es definitivamente inconveniente el “ endoso” en blanco si se trata de una legislación de mayores alcances que el nacional de un país. No he podido averiguar el origen de este tan peculiar sistema de transmisión de valores. Sospecho que se trata de las negociaciones en el mercado financiero. Quiero decir cuando el título se recibe con la intención de negociarlo. En otros términos, aligerar el trámite de negociación. Si se piensa en la circulación internacional, el cuadro en blanco es de un grado de riesgo que es prácticamente un pecado financiero admitirlo. Art. 44. — Este artículo deberá ser colocado después del ar­ tículo 36. Ése es su sitio. Art. 45. — Este artículo no es claro. Además, en la vida práctica sospecho que será difícil encontrar la persona que reci­ ba el título con la cláusula: “Sin mi responsabilidad”. El resto del artículo, o sea hasta el punto y coma, deberá mantenerse. Art. 46. — No tengo objeciones que hacer. Art. 47. — No tengo objeciones que hacer. Art. 48. — No tengo objeciones que hacer. Art. 49.— Además de no ser claro, “la cadena de endosos” no es expresión jurídica conocida; esta norma que nació en la II Convención de La Haya, se presta a los más gravespeligros y suspicacias. Le negará la circulación al título. Con estasupuesta correcta transmisión, nadie podrá recibir títulos de un país a otro. Desde hace muchos años me he opuesto, en la vida de los negocios, a recibir documentos endosados así. Quizás, la autentificación de las firmas sea necesaria para que el título circule. Art. 50. — Estoy de acuerdo con la primera parte, no con la segunda. ¿Qué significa “comprobar la continuidad de los en­ dosos” ? Art. 51. — Este artículo requiere nueva redacción, pues no se explica un cobro por parte del fisco, sin el “endoso en procu­ ración”, o “al cobro” . Art. 52. — En mi opinión, no tiene sentido. Se crea una nueva posibilidad de fraude sin ninguna razón. Ignora el prin­ cipio básico de control bancario. Es totalmente inconveniente y debería ser eliminado. Art. 53. — No es inteligible. Es complicado y puede ocasio­ nar problemas, creados por su sola existencia. Consecuencia: este artículo deberá ser eliminado. Art. 54.— Además de que la redacción no es clara, es in­ conveniente. Este artículo, que nació en La Haya, en 1910, y fue recogido en 1912 en la forma que aparece en la ley venezo­ lana es absurdo. Por otra parte, el texto contiene un error. Se quiso decir los “endosos anteriores” y se dice “endosos posterio­ res a aquel en que él sea endosatario” . Quiero señalar este último comentario como problema: es preciso tener clara idea de cualquier proyecto, pero también tener cuidado en su redacción. El autor del artículo quiso decir una cosa distinta de la que está en el proyecto. Capítulo iv De los títulos al portador Art. 55. — Critico de modo formal el artículo 55. Art. 56. — La redacción es desgraciada con relación al con­ tenido del capítulo IV. Sugiero que en el artículo se diga: “ Sólo podrán emitir billetes de banco las instituciones autorizadas para hacerlo” . Art. 57. — Considero este artículo completamente innecesa­ rio. Ya comenté suficientemente que los títulos-valores deberán llenar los requisitos claros específicos, inclusive he propuesto eliminar las “ presunciones” . Si son admisibles los títulos a la orden, una ley uniforme para la integración no puede admitir la idea del título al por­ tador. A mi juicio, es preciso eliminar los artículos 55/57 que inte­ gran este capítulo. TÍTULO SEGUNDO De las distintas especies de títulos-valores C apítulo P rimero De la letra de cambio Art. 58. — En este aspecto debo decir y reafirm ar que las condiciones y requisitos que aparecen en la primera parte del proyecto deberán ser eliminados y sus características incorpora­ das a cada título. Así, pues, el artículo 58 deberá ser reescrito. Art. 59. — Creo más prudente eliminar “ en la cláusula” . Art. 60. — Cuando por descuido en su emisión no se esta­ bleciera la fecha de vencimiento, la exigibilidad de su monto es pertinente al vencimiento que conste en el título. Art. 61. — No tengo objeción que hacer. Art. 6 2.— ^Considero más prudente eliminar este supuesto y el artículo. Art. 63. — Considero que este artículo deberá ser eliminado. Art. 64. — Las letras de cambio en donde aparezca el gira­ dor como aceptante no podrán emitirse a la vista o a cierto plazo vista. Art. 65. — No hay observación que hacer. Art. 66. — De acuerdo. Art. 67. — Me parece completamente innecesario añadir esta complicación que el artículo contiene. Para ese fin hay otros ins­ trumentos. Sugiero que este artículo sea eliminado, pues en mi opinión es inconveniente e irreal. S e c c ió n Segunda De la aceptación Arts. 68 a 73. — No hay observaciones. Art. 74. — La cláusula final es, además de inconveniente, riesgosa, por añadir un elemento extraño al acto mismo de la aceptación. El tenedor de la letra no podrá suplir por su mano lo que el aceptante omitió; deberá suplir la falta con un medio idóneo. Sugiero que se d iga : . y si la omitiere el tenedor deberá hacer constar la omisión por un protesto presentado en tiempo útil” , y quedará establecida así la fecha. Arts. 75 a 78. — No hay observaciones. S e c c ió n T ercera Del pago Art. 79. — No hay observación. Art. 80. — Este artículo deberá ser redactado en otra fo r­ ma. Contiene varios elementos jurídicos que conviene aclarar; ante todo, que: “ la letra de cambio a la vista es pagadera a su presentación” . Luego, en cuanto al plazo u oportunidad de la pre­ sentación es preciso observar que “ el girador podrá acortar o alargar el plazo para su presentación o fija r un plazo deter­ minado; si no hace mención en este sentido, deberá presentarse al pago en el término de un año a contar de la fecha de su emisión” . En cuanto a los endosantes, éstos podrán acortar el plazo para su presentación si el girador no ha establecido una fecha fija para hacerlo. El artículo habla de los obligados, lo cual no parece expresión adecuada al caso. Art. 81. — Aunque esta disposición es práctica general y está estipulada en muchas leyes y en los proyectos de legislación uniforme, para una legislación que se proponga la intensificación del intercambio, el pago parcial es sustancialmente un elemento de inseguridad en la recuperación del valor de una venta, por vía de ejemplo, de un país a otro. El precio de la cosa vendida ha podido estipularse tomando en consideración el pago al recibo de la mercancía al momento de la recepción de la misma. Un pago parcial equivaldría a una venta a plazo mayor, y como el monto no se establece, bastaría con pagar un 5 % o un 10 % del monto de la letra. Por otra parte, nada se dice en qué oportu­ nidad deberá hacerse el pago de la parte insoluta. A todas luces es inconveniente este artículo. Sugiero su eliminación. Art. 82. — Sin observación, aunque quizás convendría decir: “ Es facultad del tenedor recibir el pago antes del vencimiento de la letra” . Art. 83. — Esta disposición es la usual. Sin embargo, con­ viene pensar que la evolución económica ha creado prácticas que inducen a pensar en la conveniencia de liberar al girado por pago anticipado de la letra. De todos modos, es cuestión que deberá meditarse con más tiempo. Art. 84. — No parece que depositar en un banco el monto de la letra pueda equivaler al pago. Esta operación será la lla­ mada “ oferta real” y podrá configurarse en la siguiente form a: hacer el depósito en un banco, indicando su fin específico, obte­ ner del banco una constancia del hecho y presentarla al tribunal competente como oferta real. El tribunal dará por cancelada la letra en documento que expedirá al efecto. S e c c ió n C u a r t a Del protesto Arts. 85 a 89. — Sin observación, salvo lo que se refiere a la expresión fedatario público. Arts. 90 a 98. — Sin otra observación que la referente a los términos. A mi juicio, dada la complejidad que adquiere la vida económica, el plazo para levantar el protesto por falta de acep­ tación o por falta de pago deberá cumplirse a cuatro (4 ) días hábiles. C a p ítu lo Segundo Del pagaré Art. 99. — El pagaré en la práctica latinoamericana adop­ ta dos form as: a) el pagaré sustitutivo de la letra de cambio, hecho entre particulares; b) el pagaré cambiario que es el otor­ gado por el negociante a favor de un banquero, y es, en cierta forma, un elemento de prueba de una obligación con el banco por un préstamo recibido. La remisión al artículo 3^, además del comentario que hice a ese artículo no es procedente. En la letra se ordena a una persona pagar a otra una suma de dinero. Existen, en princi­ pio, tres personas: el girador que ordena pagar; el girado, el obligado a pagar; y la tercera persona que ha de recibir el pago. El pagaré, a diferencia, sólo contiene una obligación no depen­ diente de un tercero pagador, sino la obligación directa de pagar, que asume el emitente del pagaré. Posiblemente el pagaré sus­ tituirá a la letra de cambio en el comercio intrazonal. A mi ju i­ cio, en lugar de remitir al artículo 3^ del proyecto, deberán se­ ñalarse sus características. Insisto en la idea de que todos estos títulos sean a la orden, y, en consecuencia, el artículo deberá decir: “ II. El nombre de la persona a cuya orden deba hacerse el pago” . Art. 100. — Cuando hice la distinción entre el “ pagaré co­ mercial” y el “ pagaré cambiario” , fijé el cuadro real del asunto. En el pagaré comercial, el pago de intereses, podría suponerse sólo en caso de mora; en el bancario, pueden no aparecer, pero se justificaría si aparecen como precio del dinero de contado. De todos modos, creo que el artículo deberá ser eliminado. Art. 101. — La asimilación a la letra de cambio es incon­ veniente. Es preciso señalar con precisión la responsabilidad del emitente de un pagaré. Art. 102 — Por lo dicho en relación con el artículo 101, considero que el artículo deberá eliminarse. C a p ít u l o T ercero Del cheque S e c c ió n P r im e r a De la creación y forma del cheque Art. 103. — Me parece muy conveniente este artículo; sin embargo, creo que debería invertirse el orden y ser éste el 104 y el 104 el 103. Art. 104. — Hago el ya conocido comentario sobre el artícu­ lo 3 9 . Cabe observar que el cheque deberá ser emitido y paga­ dero a la vista, por lo cual la mención del plazo no podrá apa­ recer en el cheque. Art. 105. — Sugiero la eliminación del último párrafo, por no ser efectivo. Art. 106. — El cheque señalará el nombre a la orden de quien está librado, o será pagadero al portador cuando así lo diga. Un cheque en que no se diga a quién ha de pagarse, es nulo. Art. 107. — Sugiero que este artículo sea reformado en el sentido de introducir el cheque cruzado o barrado. Art. 108. — Al decir lo anterior con relación al artículo 107, debo aclarar que, desde el punto de vista de la circulación intra­ zonal, es preferible definir el cheque en su modalidad precisa. Art. 109. — Repito lo dicho antes. S e c c ió n Segunda De la presentación y del pago Art. 110. — De acuerdo con el texto, menos con su mención al cheque posdatado, que no tiene sentido en la vida intrazonal. Art. 111. — Con relación a este artículo, considero que se debería establecer el concepto de "término de la distancia’ ’ . En otras palabras, es preferible fija r plazos que sean realis­ tas. En el proyecto centroamericano se fija n tres meses para esa zona. Art. 112. — De acuerdo. Art. 113. — Este artículo está bien para una ley nacional. Completamente inconveniente en su último párrafo. Claro está que este supuesto no ocurrirá sino después de muchos años de integración. El segundo párrafo del artículo no es conveniente. El che­ que no admite el pago parcial y deberá ser devuelto por insu­ ficiencia de fondos. Art. 114. — Con excepción de lo que antes dijedelpago parcial, estoy de acuerdo con el artículo. Art. 115. — Por las mismas razones estoy endesacuerdo con este artículo. Art. 116. — No hay observación que hacer. Art. 117. — No tengo observación que hacer. Art. 118. — No tengo observación que hacer. Art. 119. — Sin observación. Art. 120. — De acuerdo. Art. 121. — Estoy de acuerdo, con excepción del “pago parcial”. Art. 122. — Debería ser redactado de nuevo, en vista de las anteriores consideraciones. Art. 123. — En relación con la prescripción en favor del librador, mi opinión es que al resultar un cheque impagado no prescriba nunca. Sugiero que este artículo sea reformado en el sentido de que la prescripción no exista a favor del librador en ningún momento. Art. 124. — De acuerdo. Salvo lo dicho anteriormente. Art. 125. — Sin observación. Art. 126. — Sin observación. S e c c ió n T e r c e r a De los cheques especiales SUB-SECCIÓN PKIMEKA Del cheque cruzado Arts. 127 a 130. — En principio estoy de acuerdo con la incorporación de este sistema de origen británico, pues así consta en su ley de 1882. Considero que es fundamental para acrecentar las relaciones comerciales de los países latinoamericanos, y esca­ par a dudas y riesgos de fraude. Precisamente por esas razones considero que la sub-sección I de la sección III deberá ser redactada nuevamente en form a cuidadosa. A mi juicio, convendría adoptar el cheque cruzado y el cruzado especial en particular. Creo prudente definirlo en el ar­ tículo inicial, ahora el 127, y bastaría añadir, después de la palabra anverso: “ es un cheque cruzado y sólo podrá ser co­ brado por un banco” . S uB -SE C C ióN S e g u n d a Del cheque para abono en cuenta Arts. 131 a 133. — Repito lo que dije en la sub-sección I. Creo, sin embargo, que si se trata de negocios intrazonales, se debería estudiar una combinación de un sistema con el otro: el del cheque cruzado con el del cheque para abonar en cuenta. A mi entender, el artículo 132 deberá complementarse, añadién­ dole al fin al: “ devolviéndolo y explicando que no tiene cuenta y que el banco no la abrirá con el cheque que se devuelva” . De todos modos, éstas son observaciones hechas al correr de la pluma. Recomiendo su estudio metódico y severo, operante y congruente. SuB-SECCiÓN T e r c e r a Del cheque certificado Arts. 134 a 139. — No hay observación, pero no lo considero práctico a los fines buscados. SüB-SECCiÓN C u a r t a Del cheque con provisión Del cheque con provisión garantizada Arts. 140/142. — Considero completamente fuera de lugar esta sub-sección, no sólo para los fines de integración, sino para cualesquiera otros fines. S u b - s e c c ió n Q u in t a De los cheques de caja Arts. 143/144.— ^Por innecesaria e inoperante, propongo la eliminación de esta sub-sección. INFORME DEL PROFESOR LOLLET S u b - s e c c ió n 405 Sexta De los cheques de viajero Arts. 145 a 151. — No tengo observación que hacer, salvo a lo que se dice en el artículo 149, a menos que se diga “ de las sucursales o corresponsalías” . No compete a esta ley lo dispuesto en el artículo 150, ni se ve modo práctico de que ocurra. El artículo 151 está igualmente fuera de lugar. El que ex­ pida cheques de viajero será responsable del pago sin plazo, y ellos no prescriben por largo que el plazo sea. Me he dado cuenta de que el concepto medieval de la letra de cambio sigue en la mente de la gente. Es preciso eliminarlo: no hay cheque de viajero sin provisión de fondos; entonces, ¿cóm o puede ha­ ber prescripción? SUB-SECCIÓN séptima De los cheques con talón de recibo Arts. 152/153.— ^Me parece absolutamente innecesaria esta sub-sección. SuB-SECCióN Octava Del cheque centroamericano Arts. 154 y 155. — No viene a caso considerarlo, pues la regulación que se presenta no es aplicable a Latinoamérica en su conjunto. C a p ít u l o De la s Cuarto O b lig a c io n e s S e c c ió n P r im e r a De las obligaciones en general Arts. 156 a 201. — A mi juicio esta sección I está llena de problemas y creará problemas. No logro entender qué se proponía el redactor de esta sección. C a p ítu lo Q u in t o Del certificado de depósito y del bono de prenda Arts. 202 a 220. — A mi juicio todo el texto deberá ser reelaborado. El texto deberá apartarse de la composición primitiva y absurda de la letra de cambio. Estoy radicalmente en contra del artículo 218. Todo título deberá ser nominativo, precedido de la expresión “ a la orden de” según anoté antes. Ningún título podrá ser nominativo, estric­ tamente hablando. Serán títulos a la orden o al portador. Concluyo lo relativo a este asunto. Es preciso que se es­ criba de nuevo una regulación que tanto provecho pueda dar a toda Latinoamérica, si se trata como debe ser tratada. C a p ítu lo S e x to De la carta de porte o conocimiento de embarque Arts. 221 a 223. — Considero que deberá estudiarse de­ tenidamente esta capítulo para darle una redacción más deta­ llada y especificar circunstancias y hechos de interés. Entre otros extremos, y a título de ejemplo, señalo la necesidad de in­ dicar entre los requisitos la mención de la existencia o de un seguro y la del embalaje y envases. Cabe observar que el artículo 221 somete la figura ju rí­ dica que regula a dos condiciones fundamentales: a) explota­ ción de rutas; y b) la concesión, autorización o permiso estatal. Al respecto, es preciso reconocer el formidable avance operado en los medios de transporte, por una parte; por la otra, la con­ solidación de empresas de servicios de transporte de mercade­ rías y de personas. P or las anteriores razones, y dadas las características de los medios de transporte y las diversas reglamentaciones nacio­ nales, sugiero que el tema excede en mucho la exposición de carácter preliminar que formulo aquí. C a p ít u lo S é p tim o De la factura cambiaria Arts. 224 a 229. — En el giro comercial ordinario, las ventas a crédito originan dos operaciones diferentes en cuanto a SU movilidad y liquidez. La venta a crédito contra una letra de cambio o pagaré y la factura de la venta recibida conforme. La primera operación origina en la contabilidad de la empresa dos cuentas, que suelen aparecer en el balance del vendedor en su activo: a) efectos a cobrar; b ) cuentas a cobrar, y en el otro caso: a) efectos a pagar y b) cuentas a pagar, llamado también b) proveedores. Como es fácil observar, la venta contra títulos-valores (le­ tras y pagarés) permite al vendedor obtener el líquido de la obli­ gación mediante su descuento. La cuenta de factura no. En Brasil se ideó darle circulación a la factura por la crea­ ción de la fatura duplicata, que es rutinariamente la que opera el descuento la banca brasileña. El saque o letra de cambio se ha ido sustituyendo con la duplicata. El mecanismo que le da garantía y facilita su circulación por endoso, consiste en la obligación del negociante de llevar un libro o registro de duplicatas. Jurídicamente hablando, se trataría de una especie nueva del género pagaré o letra de cambio, cuya particularidad resi­ diría en ser el puente entre la vieja letra de cambio, documento accesorio al contrato de cambio, y la letra de cambio de hoy, título-valor cuya causa no interesa. En el Brasil se logró este extraño mecanismo con buen éxito. ¿Cuál fue el secreto de su creación? Muy simple: se trata del título cambiario caucado, cuya causa quedó probada sin que posteriormente sea disputable, ni motivo de ulteriores probanzas ni alegaciones ante tribunales. Desde 1953 he estudiado in situ la materia, y considero que es no sólo procedente sino altamente deseable su incorporación a los diversos derechos nacionales, y, con más razón, a una ley uni­ forme. A mi juicio, este capítulo deberá ser reelaborado, pues la na­ turaleza jurídica del título deberá ser estudiada a fondo. Como ejemplo señalo el contenido del artículo 226. Se dice que la omisión de ciertos requisitos de carácter causalista acarreará la pérdida de su calidad de título-valor. En el artículo 227 se habla de los abonos o pagos parciales. Ahora bien, la omisión que señala el articulado no deberá quitarle la calidad de título-valor; por el contrario, sugiero que esa parte de la factura mencionada en las fracciones III y IV no deberá incluirse. Por otra parte, para estos títulos-valores el pago parcial es inconveniente. En todo caso, es preferible emitirlos con prohibi­ ción de pagos parciales, sustituyendo un gran total por títulos equivalentes a los diversos pagos parciales y de vencimiento su­ cesivo. Por las razones expuestas me abstengo de comentar artículo por artículo. TÍTULO TERCERO De los procedimientos Ca p ít u l o P r im e r o De la acción cambiaria Arts. 230 a 244. — En general, estoy de acuerdo con la mayor parte del texto centroamericano, pero este título deberá ser revi­ sado y complementado si es que se quiere la circulación intrazonal de los títulos-valores que regula y no nuevamente una legislación uniforme. Al respecto, será necesario que ciertos plazos o términos judiciales se amplíen y se concedan “ términos de distancia” del lugar del tribunal al del obligado principal. C a p ít u l o S egundo Del procedimiento de cobro S e c c ió n P r im e r a Del procedimiento de cobro en general Arts. 245 a 256 — En general no tengo observación que hacer a esta sección. Sin embargo, creo que, en lo relativo a los térmi^ nos, deberá pensarse con mayor cuidado. S e c c ió n Segunda Del cobro del bono de prenda Arts. 257 a 264. — Digo lo mismo que en casos anteriores. No se ha tomado en cuenta (y es lógico que así fuera, porque el pro- yecto sólo tiene por finalidad una ley uniform e) la posibilidad de la negociación internacionaL Será necesario proveer lo conducente. C a p ít u l o T ercero De la cancelación, la reposición y la reivindicación de los títulos-valores Arts. 265 a 287 — Este capítulo requiere una revisión a fon ­ do, aun para propósitos de legislación uniforme, y, en mayor me­ dida, para fines de integración. Deberá ser elaborado un proyecto completo. O BSERVACIO N ES G E N E R A L E S Además de las acotadas a propósito del proyecto de ley uni­ form e centroamericana de títulos-valores que he hecho al texto mismo, deberé hacer una más al proyecto y una general a la in­ tervención de la consulta. En cuanto al texto: En relación con la letra de cambio se omitió todo lo relativo al aval y sólo se habla de avalista en el artículo 231. Una cuestión muy importante omitida es la relacionada con la pluralidad de ejemplares de la letra. Se omitió todo lo relativo a los "términos o plazo de venci­ miento y de exigibilidad de los títulos-valores” . Por lo que a la intención de la consulta se refiere: A los fines de la integración se requiere que "además de una legislación uniforme” se contemple en la misma: a) un capítulo sobre conflicto de leyes y modos de resolverlo en todo cuanto no esté previsto en la ley, y b) en relación a lo previsto en la ley, de­ berá incorporarse una idea que aparece en la legislación sobre letra de cambio inglesa de 1882. Si lo traducimos a términos modernos, en esa legislación uni­ form e de títulos-valores, deberíamos distinguir entre los ‘ ‘nacio­ nales” y los "extranjeros” . Los “ extranjeros” serían aquellos que negociarían fuera del país y en la zona o fuera de ella, pero nunca dentro del país en donde nació el título. Claro está, considero la posibilidad alternativa útil, como hi­ pótesis de trabajo, de no denominarlos extranjeros. Podría dis­ tinguirse entre latinoamericanos y resto del mundo. La ley uniforme latinoamericana de títulos-valores tendría tres grandes cuerpos y conceptos: a) ley nacional y su articulado; b) disposiciones que regirán los títulos-valores latinoamericanos; y c) disposiciones sobre títulos-valores extranjeros. No para en lo dicho la posibilidad de una ley uniforme con fines de integración. Será necesario que el derecho procesal apli­ cable estructure, paralelamente, procedimientos, métodos y esta­ blezca lapsos o términos adecuados. Considero que he cumplido con la solicitud formulada por el director del Instituto. De acuerdo con todo lo anterior, resulta indudable que en nuestra opinión solamente después de establecer en un congreso o reunión de especialistas los acuerdos sobre método, denomi­ naciones, principios doctrinarios y contenido en general, se estaría en condiciones de entrar a estudiar un proyecto de ley uniforme. Sin embargo, la circunstancia de que el i n t a l nos hubiese enviado como documentos de trabajos los proyectos de ley uniforme de Ginebra y el de Centroamérica, nos da a entender que el método de trabajo sería el de analizar direc­ tamente una de esas dos posibilidades. Frente a ese hecho, caeríamos en un grave renunciamiento de principios si exegéticamente hiciésemos un estudio comparativo, pero no podemos menos que hacer algunas observaciones a su respecto, pues nos parecen oportunas. El proyecto de Ginebra, doctrinariamente bien fundado, serviría indudablemente como base o antecedente sobre la materia, si bien tiene en su redacción dos inconvenientes fundamentales: no haber logrado sus propósitos en form a total ni siquiera en el ámbito de su creación, es decir Europa, con lo cual se podría hablar de un éxito parcial de sus fines (y no olvidemos que un éxito parcial es la forma optimista de referirse a un fracaso parcial), y, en los dos proyectos en que se contienen sus normas, como segunda objeción, sólo existen disposiciones atinentes a la letra de cambio y al cheque, por lo cual sería menester su completa revisión para incorporar los otros documentos no consi­ derados y su armonización en un nuevo proyecto de uniformidad. Además, cabe hacer presente que en un examen jurídico pana­ mericano, el Comité de Río de Janeiro, en su informe de 1952, ya existe un acuerdo contrario a la adopción de los convenios de Ginebra a que nos referimos. Por su parte, el Proyecto de Ley Uniform e Centroamericana de Títulos-valores, que tenemos entendido tampoco ha tenido un éxito total en la esfera de su creación o destino originario, según el ángulo desde el cual se quiera mirar, plantea cuestiones de nomenclatura desde su titulación, y, a pesar de la acuciosidad y de la indudable sabiduría de su autor, no contempla toda la gama de títulos que debieran considerarse, como los acreditivos, por ejemplo, que son precisamente los documentos mercantiles especialmente creados para pagos internacionales, hecho por el cual tendrán excepcional relevancia en una América Latina econó­ mica y socialmente integrada. Es indudable que ambos proyectos se encuentran sólidamente concebidos doctrinariamente, pero su estudio detallado escapa a la materialidad de un trabajo como el presente, so pena de superficialidad que nada aporte a la valiosa tarea de integración a que se encuentra entregado ese Instituto, sobre todo cuando, al desconocer el pensamiento general o mayoritario de opiniones, no sabemos si en la reunión convocada se podrá llegar hasta ese extremo. CONCLUSIONES No podemos ignorar que al contestar a la honrosa y gentil invitación del i n t a l , no hemos cumplido textualmente con lo que nos solicitara como contenido de este estudio, pero, por las razones de su texto, nos pareció indispensable ordenar primero nuestras propias ideas generales y someterlas a la consideración del i n t a l . Confiamos, además, en el superior criterio de los profesores participantes para que, si no hubiese el acuerdo inmediato que sería de esperar y desear, por lo menos pudiesen obtenerse bases firmes sobre las cuales edificar racionalmente la futura legislación americana. Al sostener que el método, los principios doctrinarios, la costumbre y la revalorización de la persona y potestad de los jueces deben ser los ingredientes de un derecho actual que nos hemos atrevido a llamar de previsión o de anticipación, sólo hemos aspirado a un aporte, por lo menos de intercambio de ideas fundamentales que acerquen a una meta que indiscu­ tiblemente es común y superior. Bajo este predicamento nos hemos permitido someter a m ejor consideración nuestras refle­ xiones, confiando de antemano en que serán recibidas con benevolencia. CONSIDERACIONES SOBRE UNA LEGISLACIÓN UNIFORME DE TÍTULOS-VALORES * Considerações preliminares ALC A N CE DE UM A LEGISLAÇÃO U N IF O R M E L A T IN O -A M E R IC A N A EM M A TÉ R IA DE TÍTULOS-VALÔ R ES Arnold Toynbee teve ocasião de assim se manifestar sôbre os rumos da humanidade: “ Temos diante de nós dois possíveis destinos: auto-destruição ou formação de uma grande família unida.” Acrescentando o eminente historiador britânico: “ Para evitar a destruição é preciso pensar em têrmos de unidade” . I Cremos poder-se afirmar que, nesse sentido, constituem passos do mais alto significado, quer a criação de instituições internacionais, quer a internacionalização dos princípios norma­ tivos das diversas nações da Terra. É incontestável, aliás, o relevante papel que já vêm desem­ penhando no congraçamento dos povos, sejam entidades do porte da Organização das Nações Unidas e da Organização dos Estados Americanos; do Mercado Comum Europeu e da Associação Lati­ no-Americana de Livre Comércio ou ainda do Banco Internacional para a Reconstrução e o Desenvolvimento e do Banco Interame­ ricano de Desenvolvimento; sejam as Convenções interestatais do alcance das celebradas em Haia (1912) e em Genebra (1930/31) ou em Havana (1928) e o Tratado de Montevidéu (1940). Diríamos que a Reunião ora promovida em Buenos Aires decorre de uma linha de ação pensada “ em têrmos de unidade” , para usar a expressão de Toynbee. * Documento preparado por los señores Edson de Araújo Medeiros y Antonio Pio de Assumpçao (h .), dei Banco Central de la República de Brasil. Las opiniones consignadas en él no comprometen a dicha institución y son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Temos, com efeito, que o Parlamento Latino-Americano, de ámbito internacional, encomenda ao Instituto para a Inte­ gração da América Latina, outra instituição, saliente-se, de importante desempenho na comunhão da América Latina, uma obra do maior relévo na consolidação dos laços da comunidade: uma lei uniforme para reger as relações entre latino-americanos em matéria de títulos-valores. A internacionalização da norma legal é tal vez a mais expressiva das conquistas da ação aproximadora dos povos, eis que não só testemunha a receptividade ou tendência de cons­ ciências nacionais à homogeneização de usos mas, sobretudo, realiza, como função educativa, a difusão de novas fórmulas capazes de enriquecer o entendimento da familia humana. No ámbito das relações comerciais e particularmente quanto aos instrumentos das obrigações a elas, muitas vêzes, sobre ja ­ centes, passos valiosos já foram dados. Remontam ao século xviii as primeiras idéias de unificação do direito cambial e é do século passado o primeiro movimento concreto no sentido de efetivá-la, com a realização, em 1885, do Congresso Internacional de Direito Comercial. Cabe mencionar especialmente, porém, a Convenção concluída em Haia (1912) e, menos de duas décadas após, o Convênio celebrado em Genebra para aprimorar a disciplina da letra de câmbio e da nota pro­ missória, com o louvável propósito d e : “ evitar as dificultades originadas pela diversidade de legislação nos vários países em que as letras circulam e aumentar assim a segurança e rapidez das relações do comércio internacional” . Busca o Parlamento Latino-Americano agora o entendimento das áreas centro e sul-americana em torno dos títulos-valôres em geral e êsse entendimento regional na matéria, tanto quanto em outros ramos do direito obrigacional, é de toda importância numa futura legislação mundial. Não obstante procure, sabiamente, o i n t a l , na execução da tarefa, apoiar-se nos critérios e orientações vigentes em nossos países, ao apresentar como documentos de trabalho, além do ante­ projeto elaborado pelo Instituto Inter americano de Direito Com­ parado, os textos das Convenções de Genebra (1930/31) visivel­ mente não exclui, mas antes inclui, no padrão latino-americao a eleger, uma harmonização com aquelas regras imperantes em outras áreas por fôrça mesmo de adesão aos Convênios de 1930 e 1931, agindo, pois, o i n t a l “em termos de unidade” , aquela uni­ dade tida por Toynbee como imprescindível à sobrevivência da humanidade. Ê de notar-se que o Brasil, comprovando sua histórica voca­ ção de entedimento internacional e de aprêço à ordenação jurídica interestatal, compareceu tanto ao encontro de Haia quanto ao de Genebra, aderindo às suas deliberações, e é com o maior agrado e interêsse que há de encarar, por certo, a Reunião de Buenos Aires, precursora de um futuro conclave em que se haverá de concretizar a almejada Lei Uniforme de Títulos-Valôres para a América Latina. Não se poderia, portanto, deixar de encarar com a maior simpatia empreendimento de tão elevados objetivos. Ê oportuno registrar que nosso Govêrno está levando a têrmo, presentemente, um trabalho de envergadura na revisão dos mais importantes Códigos nacionais, visando a dotar a Nação não só de regras jurídicas harmônicas com sua realidade econômicosocial mas também identificadas com as conquistas do moderno direito espelhado nas legislações mais avançadas. Vem a Reunião, pois, encontrar-nos empenhados em alcançar o aprimoramento da ordenação legal interna, inclusive do próprio direito obrigacional — em que os títulos-valôres ocupam impor­ tante província— , através de um “Código de Obrigações” enviado pelo Poder Executivo ao Congresso Nacional, onde se acha em adiantada fase de tramitação e que deverá certamente converter-se em direito positivo. Vem igualmente encontrar o Conselho Monetário Nacional (ôrgão criado pela recente reforma do Sistema Financeiro Na­ cional com a finalidade de formular a política brasileira de moeda e de crédito) em plena atividade normativa com reflexos inclusive no campo dos títulos-valôres. Concluindo, diríamos que em relação a critérios e orientações do direito brasileiro, de valia nos trabalhos preparatórios da Lei Uniforme postulada, duas ordens de subsídios poderiam ser ofe­ recidas à Reunião, isto é, os que promanam de vigentes diplomas legais isolados, em sua maioria na linha da tradição legislativa, e aquêles que informam o futuro Código de Obrigações, em seu importante capítulo sôbre Títulos de Crédito. Nessa ordem de idéias, passamos a apresentar (depois de rápidos comentários sôbre a expressão títulos-valôres em nossa doutrina legal) o tratamento que, ate o momento, tem recebido a matéria no Brasil. TÍTULOS-VALORES E TÍTULOS DE CRÉDITO. LIGEIRA DIGRESSÃO Convém deixar esclarecido que a expressão “ título de cré­ dito” , usada pelo Código de Obrigações por ser tradicional em nosso direito, tem perfeita equivalência com o composto “ títulovalor” , que figura, por exemplo, no projeto de Lei Uniforme do Instituto Interamericano de Direito Comparado. Sua conceituação legal ali e aqui é a mesma: “ documento necessário ao exercício de direito literal e autônomo nele contido” , já introduzida na legislação de alguns países da comunidade como o México e o Equador. Emprega, porém, o nosso futuro Código a locução “ títulovalor” emprestando-lhe sentido próprio, isto é, serve-se dela para designar o título pelo qual se incorpora ‘'o direito de participação do seu possuidor nas vantagens por êle atribuídas” . É o que a nossa doutrina chama “ título de crédito impropriamente dito” , classificando-o mais adequadamente com.o “ título de legitimação” , como no caso, por exemplo, dos representativos de prestação de serviço (bilhetes de passagens aéreas, marítimas, terrestre, de espetáculos, etc.). Para maior propriedade, pois, de linguagem, doravante em­ pregaremos nestes subsídios a locução “ título de crédito” na acep­ ção ampla, correspondente àquela de “ título-valor” no projeto do Instituto Centro-Americano de Direito Comparado e de “ instru­ mento negociável” (ing. negotiable instrum ent), “ efeitos comer­ ciais” (fr. effets ãe commerce) ou papéis-de-valor (al. W erthpapiere). ! Critérios e orientações da legislação brasileira em matéria de títulos de crédito. A. TRADIÇÃO LEGISLATIVA - DIPLOMAS LEGAIS ESPECÍFICOS O PFJMVJRO GRÃNTIE PA.^SO: DISCIPLINA DOS TfTjJLOS CAMBTÂRTOS PnR EXCELÊNCIA, A LETRA DE CÂMBIO E A NOTA PROMISSÓRIA Até começos do presente século, a ordenação jurídica dos títu­ los de crédito no Brasil continha-se quase integralmente no Código Comercial (Lei n® 556, de 1850), cujo Título XVI tratava “Das Letras, Notas Promissórias e Créditos Mercantis” . O primeiro grande abalo na secular estrutura legal viria a ocurrer com o advento da Leí n*? 2.044, de 1908, diploma rejuvenescedor da disciplina dos títulos cambiários, ou seja, daqueles de que se ocupa um dos documentos de trabalho da Reunião, a Convenção concluída em Genebra a 7 de junho de 1930. Trata-se de legislação realmente progressista, colocada em posição de destaque quando da Conferência realizada em Haia, quatro anos após sua vigência entre nós (1912), onde foi aceita em quase todos os pontos substanciais a doutrina brasileira ali refletida, fato determinante de justo desvanecimento para o Brasil. Devem-se as qualidades da lei 2.044 à circunstância, decerto, de se haver inspirado seu redator, o jurista José Antônio Saraiva, nos trabalhos mais autorizados em que se estudara até então a matéria. Tendo sido tomada por base do Regulamento Uniforme de Haia e dado o papel dêste na Conferência de Genebra em 1930 não há de ser supreendente o grau de afinidade existente entre os ordenamentos fundamentais dos títulos cambiários em nossa lei (e ainda no futuro Código de Obrigações) e no documento de trabalho da Reunião. C H EQ U E. COLABORAÇÃO DO BAN CO C E N T R A L N A M O D ERN IZAÇÃO L E G IS L A T IV A N A C IO N A L Quatro anos após a decretação da Lei 2.044, nôvo diploma surgia, a Lei n"? 2.591, de 7 de agôsto de 1912, para esbelecer a disciplina de mais um título de crédito, o cheque, que nosso Código Comercial (1850), inspirado no modêlo francês, descon­ hecera puramente e que só viria a merecer a primeira referência legislativa em 1860, na Lei n^ 1.083, de 22 de agôsto daquele ano. 0 diploma, que veio pela primeira vez dar sistema ao insti­ tuto de cheque, nasce de anteprojeto elaborado por ex Presidente do Banco do Brasil, o eminente jurista Ubaldino Do Amaral. Conquanto venha regendo até nossos dias e instituto, a Lei n^ 2.591, merece ser modificado de sorte a dotar-se o Brasil, como já se disse, “de uma legislação à altura da sua civilização e capaz de satisfazer, consequentemente, às necessidades do nosso povo” . A mais recente iniciativa data de 1951, com o projeto de Lei n? 764/51 (27/52 do Senado Federal), cuja tramitação, retardada. ve-se convergida para a do Código de Obrigações, conforme no­ tamos, em pauta no Congresso Nacional. O Banco Central (então Superintendência da Moeda e do Crédito) houve por bem oferecer, a título de colaboração com o Poder Legislativo e através de parecer solicitado sobre aquêle anteprojeto, os resultados de estudos longamente elaborados e cuja tônica consistia na incorporação ao direito positivo brasi­ leiro das regras da Lei Uniforme de Genebra (1931), dentro das exigencias da tradição jurídica nacional, trabalho que se converteu em substitutivo à proposição parlamentar em causa. São as sugestões apresentadas que estão igualmente nas ori­ gens do Título do Código de Obrigações, com alterações não es­ senciais, donde o justo desvanecimento do Banco em haver con­ corrido para que seja alcançada a modernizaçã do direito chéquico brasileiro. Dispensamo-nos, nessa ordem de idéias, de apresentar o teor da proposta sistematização para o instituto do cheque permi­ tindo-nos fazer remissão ao referido Título IV do Projeto de Código de Obrigações. D U P L IC A T A , CRIAÇÃO DO DIREITO BRASILEIRO Outro título de crédito de grande transcendência na vida nego­ ciai brasileira receberia em 1936, através da Lei n^ 187, de 15 de janeiro daquele ano, tratamento legislativo qualificado: a Duplicata. O têrmo Duplicata decorre de alteração semântica, frisemos, da expressão “ Duplicata de Fatura” , que aparece pela primeira vez, em texto legal, no Decreto n^ 11.527, de 17 de março de 1915, embora já em 1850 o Código Comercial Brasileiro aludisse, no Artigo 219, nascente da matéria, à obrigatoriedade da apresen­ tação pelo vendedor (nas transações entre comerciantes) de pilcado da fatura ou conta dos gêneros vendidos” . Vindo a adquirir formalismo jurídico próprio com o Decreto n^ 16.041, de 22 de maio de 1923, a Duplicata passou a ser tida como criação típica do direito brasileiro, “ il titolo principe brasi­ liano” , no dizer de Tulio Ascarelli. De emissão restrita às vendas mercantis a prazo pela Lei 187, a Duplicata tornou-se objeto de aspiração de outros setores da atividade econômica nacional pela alta receptivida que possui no meio bancário, graças ao lastro real que traduzem, eis que, na fo r­ ma do diploma, “ não se pode extrair duplicata que não corres- ponda a urna venda efetiva de mercadorias entregues, real ou simbólicamente”. Fruto dessa reivindicação foi, por certo, a Lei n? 4.068, de 9 de junho de 1962, que permitiu às emprêaas de construção civil a emissão de duplicatas. Pleiteam agora o dereito de valer-se do título em suas transações as emprêsas de publicidade, cujas vendas, em princípio (como aqueloutras da construção civil), não se referem a mercadorias mas a serviços, desfavore­ cendo lhes a literalidade da lei 187 e não lhes amparando, outro tanto, o caráter específico da Lei 4.068. Não se pode dizer, porém, que a vida das duplicatas (em Portugal, Extratos de Fatura; na Argentina e no Uruguai, Fatura Conformada e, segundo o Anteprojeto de Lei Uniforme Centroamericana, Fatura Cambiária) não se enriqueça por fôrça das virtudes que possui entre nós, embora não tenha a mesma fortuna em outros países da comunidade latino-americana. D E B Ê N T U B E , TÍTU LO D E EM ISSÃ O P R IV A T IV A D A S SO C IE D A D E S POR AÇÕ ES Cumpre fazer-se a esta altura uma referência à Debênture, título de crédito comercial, líquido e certo, que por sua vitalidade e projeção em nosso meio comercial talvez se deve seguir aos documentos autônomos de obrigações até aqui considerados, embora cronologicamente, devesse ser o primeiro citado, do ponto de vista das legislações, sôbre a matéria, posteriores ao nosso Código Comercial (1850), omisso, aliás, a respeito. Com efeito, data de fins do século passado a legislação que trouxe, com a revisão da Lei n° 3.150, de 4 de novembro de 1882, “a primeira lei que entre nós permitiu a emissão de obricações ao portador” (até então expressamente proibida sem autorização do Poder Legislativo, pela Lei n'? 1.083, de 22 de agôsto de 1860), a disciplina ainda hoje vigente, sem alterações, quanto aos requisitos essenciais do título. Trata-se do Decreto n*? 177-A, de 15 de setembro de 1893, que “regula a emissão de empréstimos em obrigações ao portador (debentures) das companhias ou sociedades anônimas” . O Projeto de Código de Obrigações abondonou a expressão Obrigações (ital. ohbligazione, fr. obligations, esp. obligaciones) ao Portador, conservando o têrmo debênture, de origem inglêsa, sob o argumento, válido, de que “não são essas as únicas obriga­ ções ao portador”, como depõe a Exposição de Motivos do anteprojeto relativo aos “Títulos de Crédito” . Em 1938, através do Decreto-Lei n? 781, de 12 de outubro de 1938, veio a ser regulada a comunhão de interêsses entre debenturistas sem que tenha carreado inovações quanto à natureza jurídica do título. Consignemos, para concluir, que através da Lei 4.595, de 31 de dezembro de 1964 (Reform a Bancária) foi vedada a emissão de debêntures às instituições financeiras e, por meio da Lei n^ 4.728, de 14 de julho de 1965, autorizou-se, cotno veremos a diante (II, B, b, 7 ), a emissão de debêntures nomi­ nativas endossáveis, com cláusula de correção monetária e, um terceiro tipo, debêntures conversíveis em ações. C O N H EC IM EN TO D E DEPÓSITO E W A R R A N T , TITULOS D E EM ISSÃO R E S E R V A D A AOS A R M A Z Ê N S -G E R A IS A partir de 1903, ganharia a legislação comercial brasileira um dos mais meticulosamente elaborados estatutos de documento de crédito: a Lei n^ 1.102, de 21 de novembro daquele ano, que, de par com a instituição de regras para o funcionamento das emprêsas de Armazéns Gerais — depósitos de mercadorias— , traça a integral disciplina de doía títulos negociáveis, de incom­ parável garantia ( “ unidos mas separáveis à vontade” , na lin­ guagem do texto legal), que são o conhecimento de depósito è o toarrant, cuja emissão foi deferida especialmente àquelas emprêsas. A êles não se referiu o Código de 1850, base das relações jurídicas do comércio brasileiro, somente vindo a ser encontrados, “ em estado rudimentar e de incubação” o primeiro dêles no Decreto n"? 2.647, de 19 de setembre de 1860, e o segundo, na Lei n"? 1.746, de 13 de outubro de 1869, que fala em warrant, como “ título de garantia das mercadorias depositadas em com­ panhias de docas.” A qualidade do texto da Lei 1.102, originário de anteprojeto do eminente comercialista patrício, J. X. Carvalho de Mendonça, é de tal ordem que no recente projeto de Código de Obrigações, 0 capítulo do conhecimento de depósito e warrant, convém registrar, apresenta “ poucas alterações de form a” , apesar de mais de meio século de vigência do diploma e da evolução sofrida pelas leis congêneres. CON HECIM EN TO D E TRAN SPORTE, TÍTU LO D E EM ISSÃO R E ST R ITA A EM PRÊ SAS TR AN SP O R TAD O R AS 0 conhecimento de transporte é um dos poucos títulos negociáveis que têm suas raízes já implantadas no Código Comercial Brasileiro (1850). Figura ali no capítulo especial­ mente reservado aos Conhecimentos (Arts. 575 e ss.), onde se declara que, “ sendo passado à ordem, é transferível e negociável por via de endôsso” . No regime do Código, porém, o conhecimento, dito então de frete, ou de carga, restringia-se aos transportes “ por água” . Com 0 advento do Decreto n*? 19.473, de 10 de dezembro de 1930, é que viria a disciplina do conhecimento ampliar-se para abranger outras vias de transportação, eis que “ regula os conhe­ cimentos de transporte de mercadorias por terra, água e ar” . Várias alterações e ampliações, importantes algumas, sofreu 0 Decreto n^ 19.473 nos dois anos seguintes, atraivés dos de n°'*- 19.754, de 18 de março de 1931, e 21.736, de 7 de agôsto de 1932, embora particularmente quanto ao formalismo do título apenas o primeiro dêsses diplomas redispôs quanto a um de seus requisitos essenciais. Finalmente, outro Decreto, o de n? 20.454, de 29 de setembro de 1931, admitiu a inserção no contexto do conhecimento de transporte nominativo da cláusula “ não à ordem” . A S M A IS R E CE N T ES FIG U R AS L E G A IS D E TÍTULOS D E C R ÉD ITO : “ CERTIFICADO DE DEPÓSITO B AN C ÁR IO ” E "L E T R A IM O B IL IÁ R IA ” Entre as medidas legislativas que se integram na reforma do Sistema Financeiro Nacional referida nas Considerações Preli­ minares encontra-se a Lei n'? 4.728, de 14 de julho de 1965, que “ disciplina 0 Mercado de Capitais e establece medidas para o seu desenvolvimento” . Dentre outras providências, autorizou o diploma legal, subor­ dinado a preceitos que fixa e que incumbe ao Conselho Monetário Nacional fix a r: A. Aos Bancos de Investimentos (que cria) : emitir “ Cer­ tificados de Depósito Bancário” (Art. 30) ; B. Às Sociedades de Crédito Imobiliário (criadas pela Lei n^’ 4.380, de 2 1 /8 /6 4 ) : emitir “ Letras Imobiliárias” (Art. 65) ; C. ÀS Sociedades por A ções: a) emitir debéntures com cláusula de correção monetaria (A r­ tículo 26) ; b) ações e debéntures endossáveis (Art. 32) ; c) debéntures conversíveis em ações. Ésses últimos papéis deferidos à criação das sociedades anó­ nimas não apresentam senão certo requisito em relação à classe de títulos a que pertencem, sem estabelecer o conjunto de suas características contraste suficiente para que constituam cate­ goria própria, donde nos parecer desnecessário maiores comen­ tários a seu respeito. Os outros dois instrumentos criados pela Lei 4.728, entre­ tanto, representam figuras novas no direito obrigacional brasi­ leiro, as mais recentes figuras legais de título de crédito, convindo acrescentar sobre elas alguns informes. A lei define o “ Certificado de Depósito Bancário” como “ pro­ messa de pagamento à ordem da importância do depósito acrescida do valor da correção e dos juros convencionados” mandando, outrossim, aplicar-se-lhes “ no que couber, as disposições legais relativas à nota promissória” , após dar-lhes as características. Em consonância com deliberação do Conselho Monetário Na­ cional, o Banco Central baixou a Resolução n^ 18, de fevereiro do corrente ano, onde reproduz (inciso X L I) as disposições legais pertinentes à matéria, ao disciplinar, dentro da competência que lhe atribuíra a Lei 4.728 (Art. 29) a constituição e o funciona­ mento dos bancos privados de investimento. Já em relação à “ Letra Imobiliária” conveio o legislador em conferir ao Banco Nacional de Habitação (art. 65,§ único) a atribuição de “ regulamentar, adaptando-as ao disposto nesta lei, as condições e características das Letras Imobiliárias previstas no Art. 14 da Lei n^ 4.380, de 21 de agosto de 1964” . Com base, porém, em disposições de lei posterior (4.864, de 29 de novembro de 1965), 0 Conselho Monetário Nacional deliberou sobre a ma­ téria, baixando o Banco Central a Resolução n^ 20, de 4 de março de 1966, ondeu estabeleceu (inciso X II ), em harmonia com a re­ ferida Lei 4.380, os requisitos essenciais do novo título negociável, definido por lei como “ promessa de pagamento” , garantida pela União quando emitida pelo Banco Nacional da Habitação. OUTROS TÍT U LO S P R E V IS T O S N A L E G IS L A Ç Ã O B R A S IL E IR A Não devemos deixar, para encerrar essa apresentação dos tí­ tulos de crédito contemplados pela legislação brasileira, de infor­ mar a existência ainda daqueles que se poderiam reunir sob a denominação comun de “papéis de crédito rural”. Trata-se, com efeito, de uma família de títulos criados pelo legislador especial­ mente para instrumentar as operações bancárias das pessoas (fí­ sicas e jurídicas) “que se dediquem às atividades agrícolas ou pecuárias”. Ocupa-se dêsses títulos a Lei n*? 3.253, de 27 de agôsto de 1957, que os enumera e traça-lhes a disciplina específica. São os seguintes : í) Cédula de Crédito Rural, com os seguintes tipos; a) pignoraticia; b) hipotecária-, c) mista, pignoraticia e hipotecária; 2) Nota de Crédito Rural 3) Promissória Rural Cumpre notar que, das três variedades de Cédula de Crédito Rural, apenas a Cédula Rural Pignoraticia tem vida econômica. B. RENOVAÇÃO LE G ISLA TIV A SÔBRE TÍTULOS DE CRÉDITO - A TU A LIZA Ç Ã O DAS NORM AS IN T E R N A C IO N A L IZ A Ç Ã O D E R E G R A S R E L A T IV A S A L E T R A D E CAMBIO, NOTA PRO M ISSÓ RIA E C H E Q U E A d o ç ã o d a s n o r m a s da C o n v e n ç ã o d e G e n e b r a de 1930 Até princípios do corrente ano, o quadro normativo-legal do Brasil em matéria de título de crédito não se modificaria subs­ tancialmente. Somente em janeiro transato viria a ultimarse um processo da maior significação no campo do direito obrigacional brasileiro: implantação, entre nós, das nox-mas uniformes de Genebra acêrca de Letra de Câmbio, Nota Promissória e Cheque. Desde 1942 nosso país aderira às Convenções genebrinas de 7 de junho de 1930 e 19 de março de 1931 e, desde 1964, o Con­ gresso Nacional aprovara (Decreto Legislativo n^ 54, de 8 de se­ tembro) os textos e protocolos assentados. Sua promulgação, porém, apenas viria a ocorrer com os Decretos n°«- 57.595 e 57.663, de 7 e 24 de janeiro transcurso, baixados pela Chefia do Poder Executivo. Impõe-se ressaltar que a recente mutação não é extensa, não só porque, como dissemos, a Lei n^ 2.044 sôbre Letra de Câmbio e Nota promissória encontra-se nas origens da Conven­ ção de 1930 mas também por não haverem sido as regras do Convênio inteiramente endossadas pelo ato promulgador. Em relação à Lei Uniforme sôbre os títulos cambiários por excelência (Letra de Câmbio e Nota Promissória) fizeram-se re­ servas autorizadas pelo Anexo II ou, mais precisamente, os Artigos 2, 3, 5 a 7, 9 e 10, 13, 15 a 17, 19 e 20. A d oçã o das n o rm a s da C o n v e n çã o de G en eb ra de 1931 Se foram acentuadas as reservas em relação à Letra de Câm< bio e Nota Promissória, em consonância com as faculdades do Anexo II, as relativas ao cheque alcançaram a maioria das reser­ vas autorizadas, ou antes, subsistiram apenas os Artigos 1^, 13, 22, 24, 27 e 28 e 31, também do Anexo II do Convênio de 1931. Conseqüentemente, continua a disciplina do cheque a ser regida, entre nós, predominantemente pelas regras da Lei n^ 2.591 de 1912 (de que nos ocupamos em II, A, 2) pelo menos até a aparição do Código de Obrigações, onde a matéria, disposta na linha de sugestões do Banco Central, como já assinalado, se afeiçoa aos mandamentos, tanto quanto permitem as peculiarida­ des nacionais, da Lei Uniforme acordada em Genebra, segundo viremos a registrar. CONSOLIDAÇÃO E S IS T E M A T IZ A Ç Ã O D A S N O RM A S L E G A IS : P R O JE T O D E CÓDIGO D E O B R IG A Ç O ES Preâm bulo Com a adoção das normas convencionadas em Genebra (1930/1) a renovação legislativa brasileira cingia-se ao campo dos títulos cambiários típicos e dos cheques. Os demais títulos de crédito com vida legal no Brasil viriam, porém, a merecer especial atenção — não sonegada àqueles outros documentos— a partir de 1963, dentro de um cometimento que nos leyou a ingressar na moderna era do direito obrigacional. ; É que desde então promoveu-se a reforma geral dos códigos nacionais, incluindo-se a elaboração de um Código de Obrigações, tarefa ultimada em fins do ano passado e que estéve a cargo de renomados juristas e professóres universitários, os Drs. Caio Má­ rio da Silva Pereira (autor de anteprojeto relativo à Obrigação e suas Fontes), Theophilo de Azeredo Santos (autor de anteprojeto referente a Títulos de Crédito) e Sylvio Marcondes (autor de an­ teprojeto acêrca dos Empresários e das Sociedades). Nos têrmos do Relatório da Comissão Revisora (integrada, ademais, pelos não menos renomados juristas, Drs. Orosimbo No­ nato, Presidente, Orlando Gomes e Nehemias Gueiros e secretariada pelo Dr. Francisco Luiz Cavalcanti Horta), o Código entre­ gue ao Ministério da Justiça constitui: “o passo mais largo e o movimento de maior envergadura, pois não abrange apenas a revisão de um diploma, porém, atinge a reestructuração de todo um sistema, na linha de evolução das le­ gislações mais modernas” . Ainda consoante a exposição dos eminentes revisores : “guardando fidelidade às tradições jurídicas brasileiras e sem per­ der de vista nosso direito positivo, adotaram-se as inovações mais corajosas, que a doutrina mais moderna defende, a experiência mais èxigente aprova, e o direito comparado consagra” . Não se omita que o ilustre autor do anteprojeto do Código na parte dos “Títulos de Crédito” registra haver consultado, no preparo de sua obra, também a legislação latino-americana, citan­ do particularmente as novas leis argentinas especificamente acêr­ ca dos títulos de crédito (1963) ; o Código de Comércio hondure­ nho (1955) ; a lei uruguaia sôbre cheque (1963) ; a Lei Geral de Títulos e Operações de Crédito, do México (1931/2) e os projetos de Lei Geral de Títulos-Valôres e Operações Bancárias da Vene­ zuela (1963) e 0 do Código de Comércio do México (revisto em 1960). O espírito que presidiu à revisão legislativa, no tocante aos títulos de crédito pode ser depreendido dessa passagem do Expo­ sição de Motivos do Anteprojeto: “em matéria de títulos de crédito há normas que vêm s e n d o aplicadas com êxito feliz, inexistindo razão para alterá-las. Se a experiência demonstra a correta aplicação dêsse instrumental, não pretendemos alterá-lo por amor ao espirito reformista; mas, por outro lado, não deixâremos de atualizá-lo, sempre que necessário, conforme a recomendação da prática” . Na discíplinação dos instrumentos de obrigações, não deixou de levar em conta, ao lado dos usos nacionais, os postulados internacionais, como se vê dêsse trecho do Relatório da Comissão Revisora do Projeto de Código, onde se ressaltam a adoção de: ^‘normas que a experiência nacional sedimentou, princípios que as legislações mais adiantadas consagraram e, dentro do que as exigências nacionais aconselham, as regras adotadas nas Con­ venções de Genebra, aprovadas pelo Decreto Legislativo n^ 54, de 8 de setembro de 1% 4 ” . Vejamos, a seguir, os pontos em que mais pronunciada­ mente 0 Código projetado modifica a legislação brasileira. Entre as disposições gerais, vale dizer, comuns aos vários gêneros de títulos, podem-se assinalar entre outras: a) generalização da regra da presunção de seu lançamento con­ temporáneamente à emissão, salvo má fé do portador; b) proteção do terceiro de boa fé no caso de completar-se o preenchimento do título contràriamente ao convencionado; c) admissão da passagem de um título nominativo em “ ao portador” , restringindo sua transferência, porém, através de endôsso em prêto e averbação no livro do emitente; d) permissão ao tomador de título à ordem de impedir o en­ dôsso, mediante cláusula expressa (é a adoção da cláusula ‘ ‘não à ordem” de que trata a Lei Uniforme de Genebra), operándo­ se a transferência mediante instrumento de cessão; e) legitimação do endôsso lançado no anverso inequivocamente, traduzir transferência; do título se, f) possibilitação de endossador proibir nôvo endôsso, desoneran­ do-se de garantir o pagamento a quem vier o título a ser trans­ ferido; g ) decretação da nulidade dos títulos ao portador, emitidos sem autorização legal; h) equiparação do endôsso posterior ao vencimento àquele dado antes, somente equiparando à cessão civil o efetuado após o protesto; i) acolhimento de avais antecipados (subordinados, porém, à superveniência da obrigação) e posteriores, éstes com atribuição dos efeitos cambiais; j) admissão do aval parcial (proibido pela Lei n*^ 2.044 mas previsto na Lei Uniforme), que deve ser expresso. Consideraremos a seguir cada uma das classes de título em particular, quanto aos reflexos das regras do Código. G êneros de t ít u l o s de c r é d it o e s p e c íf ic a m e n t e c o n s id e r a d o s Letra de câmbio A grande afinidade entre as normas da Convenção de Genebra em matéria cambiária e as da lei nacional n^ 2.044 (A n e x o N? 1) levou o autor do Anteprojeto (parte de TítulOvS de Crédito) a ressaltar que não foram profundas as alterações decorrentes da aplicação das regras uniformes, uma vez que o diploma brasileiro: “antecipou, na América, a acolhida aos princípios da teoria alemã, em matéria cambiál” . Descendo aos diversos capítulos que se ocupam da letra de câmbio, procuraremos indicar algumas das pouco profundas inovações do Código, que assim resumiríamos: a) admitiu-se (revendo a Lei n"? 2.044) fôsse o aceite lançado no verso do título, se inequívoca a declaracao; b) emprestou-se validade à assinatura abreviada, ao pseudônimo ou ao nome de fantasia, se a redação do título não exigir a apresentação de outras provas; c) aproveitaram-se as regras da Lei Uniforme sobre apresen­ tação da letra; d) introduziram-se modificações quanto a vencimento, no sen­ tido das regras de Genebra, assim encampadas; e) estabeleceram-se, quanto ao protesto, a ampliação do prazo para ser feito (cinco dias) com vistas ao direito de regresso e que deve ser tirado no lugar da apresentação para aceite ou paga­ mento (salvo se sacada a letra para ser paga em local diverso do domicílio do sacado) ; f) tornpu-se liberatorio, na letra sacada em várias vias, o paga­ mento de uma délas, obrigado, entretanto, o remetente de exem­ plar para aceite a indicar o nome da pessoa em cujas mãos se encontre, sob pena de protesto; e, finalmente, g) reduziu-se o prazo de prescrição da ação cambial contra o sacador, aceitante e respectivos avalistas de cinco (regime da Lei n^ 2.044) para três anos, em harmonia com a Lei Uniforme. Nota Promissória Em relação à Nota Promissória, as modificações introduzidas pelo Projeto de Código em relação ao texto da Lei n^ 2.044 são apenas de redação. Deixou-se ali ainda mais evidente que não vale como título de crédito a promissória emitida ao portador. Fulminou-se de nulidade o documento a que faltar o nome daquele a quem ou à oxidem de quem deve ser pago, por constituir êsse um dos requi­ sitos essenciais da Nota Promissória. Cheque. Aproveitamento de material oferecido pelo Banco Central O Relatório da Comissão Revisora do Projeto de Código de Obrigações salientou, quanto à disciplina do cheque, o aproveita­ mento, entre outros, "do material magnífico oferecido pelo Ba^co Central da República” . Ao fazê-lo, referia-se, por certo, ao trabalho que veio a transformar-se em substitutivo do Governo a projeto de lei então em curso no Congresso Nacional, contribuição a que já nos re­ ferimos em II, A, 2. Aqui importa a renovação da disciplina do cheque carreada pelo Código em cotejo com as normas da Lei n^ 2.591, de 7-8-1912. Baseando-se a revisão legislativa na Convenção de Genebra de 19 de março de 1931, inclusive, e tendo objetivado o trabalho do Banco Central o ajustamento da lei nacional à lei internacional é natural pequenas sejam as divergências entre a obra da Comissão e o estudo que oferecemos ao Govêrno, tanto mais que houve por bem o ilustre colegiado acolher normas lembradas pelo Banco Central em razão de relevantes praxes bancárias. Eis as alterações que se poderiam apontar entre as mais significativas : a) restringiu-se a emissão dos cheques àqueles contra estabele­ cimentos bancarios, na linha, aliás, da Lei Uniforme ; b) acolheu-se o visamento do cheque, valendo o visto (aposto pelo sacado) como prova da existencia de fundos disponíveis e suficientes em poder do estabelecimento ; c) modificaram-se os prazos para apresentação a pagamento, quando emitido em praça diversa de onde deva ser pago (60 dias) e quando no exterior (90 dias) ; d) admitiu-se (como previsto na Lei Uniforme) o “cheque para ser creditado”, ou antes, essa cláusula em cualquer cheque, im­ portando na vedação de seu pagamento em dinheiro; .: e) conferiu-se tipicidade ao “cheque de viagem” (cheque de viajante ou, ing. “traveller’s check” ), de emissão restrita. aos estabelecimentos bancários e dependente de prévia autorização do Banco Central, que vem, aliás, regulamentando a prática,, consoante diretrizes do Conselho Monetário Nacional. Duplicata Em relação às alterações trazidas ao instituto da duplicata pela codificação do direito obrigacional brasileiro, anote-se essa declaração do autor do anteprojeto sôbre “Títulos de Crédito” : “A atual lei (187, de 15 de janeiro de 1936) foi alterada, pois não corresponde às necessidades do comércio e da indústriá, possuindo dispositivos de ordem fiscal que não devem constar de lei comercial.” 0 Código de Obrigações veio, por isso mesmo, enriquecer a matéria legal da duplicata com a incorporação ao direito posi­ tivo dos usos comerciais e das práticas dos negócios. Vejamos certos itens em que a revisão se fêz sentir mais assinaladamente: a) incorporou-se ao texto a facultade deferida por lei recente (n? 4.069, de 9 de junho de 1962) de amissão de duplicatas por parte de empresas constructoras, quando se trate de obra total­ mente concluida ; b) admitiu-se a emissão do título por procurador do vendedor, desde que possua podêres especiais para tanto; c) facultou-se a emissão de uma só duplicata abrangendo as vendas feitas ao mesmo comprador dentro do mês; d) dispensou-se a emissão do título em relação às yendas a consumidores para pagamento em trinta dias; e) alterou-se o prazo para devolução das duplicatas por com­ pradores de praça diversa da do vendedor, fixando-se éle em 90 dias; e, ainda, f ) alterou-se o prazo para protesto por falta de assinatura e de devolução da duplicata, reduzindo-se para 15 dias. Deb enture Consolida o Código a matéria relativa às debéntures (aban­ donando, aliás, as expressões “ obrigações ao portador” e “ títulos de obrigação” , usados na lei vigente) considerando, além das disposições do Decreto n^* 177-A (já focalizado em II, A, 4 ), as normas do Decreto-lei n*^ 781, de 12 de outubro de 1938, que veio regular a comunhão de interêsses de debenturistas, sem, todavía, inovar marcantemente a disciplina do instituto. Entre outros pontos, seriam dignos de menção especial, os seguintes: a) previu-se o resgate de debéntures através de sorteio; b) admitiu-se a liquidação antecipada das debéntures mediante redução de seu valor atual; c) fixou-se que em todas as assembléias de debenturistas somen­ te serão computados os títulos efetivamente em circulação. Conhecimento de depósito e warrant A matéria déste item, de acórdo com a orientação a que obedeceu o Projeto de Código de Obrigações apresenta, segundo a Exposição do Anteprojeto; “ poucas alterações de forma em relação ao Decreto n"? 1.102, de 21 de novembro de 1903 de autoria do mestre J. X. Carvalho de Mendonça” . A desnecessidade de modificações essenciais em relação à obra do eminente comercialista patricio advém, sem dúvida, da excelente qualidade revelada, já que o trabalho se alicerçoUj inclusive, na experiência internacional e no direito comparado, donde haver-se dito que a lei 1903 “leva vantagem a todas as outras congêneres, como é fácil observar pelo cotejo”. Digno de menção talvez fôsse, ante a ausência de inovações, apenas o fato de haver o Código revisto a privatividade emissao dos títulos por armazém-geral, facultando-a às “emprêsas auto­ rizadas”, igualmente. Motivou a ampliação, admissivelmente, a autorização conferida pela Lei Delegada n*? 3, de 26 de setembro de 1962, para emissão, às “sociedades de economia mista ou as empresas públicas federais, estaduais ou municipais, constituidas eom o objetivo de administrar e operar silos, armazéns frigorífi­ cos e entrepostos” . Conhecimento de transporte Não trouxe a codificação do direito obrigacional brasileiro, projetada, inovações quanto ao título de emissão privativa das emprêsas transportadoras (via terrestre, marítima ou fluvial e aérea), ou seja, o conhecimento de transporte. No trato da matéria seguiu o Código de Obrigações o Decre­ to n*? 19.473, de 10 de dezembro de 1930, de redação do eminente comercialista patrício Waldemar Martins Ferreira. Daí depor a Exposição de Motivos do Anteprojeto relativo a “Títulos de Crédito” : “Merece encómios a posição assumida pelo legislador brasileiro que, desde 1930, unificou as regras sôbre todos os conhecimentos, de acôrdo com o anteprojeto do saudoso mestre paulista.” Figuram consolidadas as modificações e ampliações introdu­ zidas por legislação posterior (os Decretos n“«- 19.754, de 18 de março de 1931 e 21.736, de 7 de agôsto de 1932, notadamente) e expurgadas as matérias de ordem fiscal, penal e processual. Além disso, entre as revisões de pequeña monta, podem-se assinalar : a) suprimiu-se o número de ordem como requisito essencial do título ; b) admitiu-se que o primeiro endosso do conhecimento de trans­ porte pode ser também do carregador ou do consignante; e, ainda, c) dispôs-se que na perda, extravio ou destruição de conhecimento “não à ordem”, a entrega da mercadoria será feita ao destinatá- rio mediante apresentação de segunda via, ou certificado do des­ pacho; salvo se o transportador for notificado de cessão ou penhor, hipótese em que depositará a mercadoria por conta e risco da pessoa a quem pertencer. Títulos de natureza especial Além dos até aqui mencionados, o Código se refere a outros títulos que capitulou como ‘‘de natureza especial” , por conside* rá-los, segundo declara o Relatório da douta Comissão Revisora ; “ áiñda em período experimental, sem longa difüsão no mercado e sem um tránsito livre na vida civil ou mercantil.” São os seguintes os papéis de valor expressamente incluidos sob a rubrica e regidos, no que couber, por lei especial: 1) letras hipotecárias; 2 ) letras imobiliárias; 3) cédula rural pignoraticia; A) nota de crédito rural; 5) promissória rural. Dispensou-se o Código de traçar-lhes as regras básicas: “ por ter parecido à Comissão que no que têm de peculiar aohamse êles disciplinados ñas leis próprias e no que têm de básico, espelham os principios atinentes às figuras genéricas, além de Ihes faltar sedimentação e estabilidade que aconselhem sua in­ serção no futuro Código.” É de consignar-se quanto kñ letras hipotecárias esses títulos, criados pelo Decreto n^-^ 370, de 2 de maio de 1890, de há muito foram considerados em crescente desuso como, alias, sa­ lienta o Anteprojeto relativo aos “ Títulos de Crédito” . Por essa razão, dispensamos de oferecer na primeira parte dêste trabalho comentários a respeito do gênero de título e, decorrentemente, o teor do Decreto que Ihes deu tão precária vida. Das letras imobiliárias poder-se-ia dizer, ao invés, que só­ ndente agora nascem e ganham alento permitindo-se antever um futuro promissor, jungida que já vimos estar ao programa habi­ tacional de grande amplitude como exigem, aliás, a vàstídão terÉ’itorial e a explosão demográfica brasileiras. Quanto aos três últimos títulos {cédula rural pignoraticia, nota ãe crédito rural e promÂssória rural), trata-se da manuten­ ção de disposições da Lei n^ 3.253, de 27 de agôsto de 1957 (já considerada em II, A, 5 ), de onde não se aproveitaram, entre­ tanto, dois outros papéis: as cédulas rural hipotecária e rural pignoraticia e hipotecária, por se tratar de papéis destituídos de vitalidade, subsistindo apenas no papel ou, nas palavras do autor do Anteprojeto, “ de que só se tem conhecimento ao ler a lei que os regula” . Esgota com êsse elenco dos títulos “ de natureza especial” o Código de Obrigações o manancial dos títulos negociáveis no Brasil com ordenamiento jurídico, constituindo-se o cón/iunto dos textos legais a fonte dos critérios e orientações do legislador na­ cional, de onde se podem extrair indicações para o Projeto de Lei Uniforme latino-americana e em tôrno do que passamos a oferecer à Reunião nossas. Considerações finais Permitimo-nos alongar-nos nesse, se assim podemos chamar, sumário panorama do movimento legislativo nacional e perspec­ tivas brasileiras em matéria de títulos de crédito, no pressuposto de que a elaboração de uma Lei Uniforme não poderia prescin­ dir — ^e bem o sentiu o i n t a l — de uma visão objetiva das reali­ dades e tendências normativas internas dos países que dela par­ ticipam, requerida sobretudo para o seguro equacionamento do direito comum. Em relação ao quadro exposto até aqui, poderse-ia tirar a mais importante das ilações, que é a aceitabilidade do antepro­ jeto do Instituto Interamericano de Direito Comparado como base da visada construção legislativa latino-americana, sobrelevandose que seus lineamientos gerais conciliam-se com as linhas mestras do Projeto de Código de Obrigações, ora em exame no Congresso Nacional. Estamos certos de que outras nações irmãs apresentam li­ nhas de concordância com o documento de trabalho da Reunião e não temos dúvida de que se foi possível reunir em Antuérpia, Haia e Genebra, nações de formação étnica a mais variada, com mais razão se há de esperar o entendimento de nações de ver­ tentes culturais comuns, afinidades sócio-econômicas e cujas his­ tórias dão testemunho do espírito de fraternidade que as domina e que edificará a integração da América Latina. Estamos convencidos da viabilidade da unificação das nor­ mas latino-americanas sobre os títulos negociáveis e da conve­ niência de pugnar-se pelo éxito do empreendimento, do qual di­ ríamos, fazendo coro com as palavras do prof. argentino, D. Ig­ nacio Winizky, que constitui; “ o meio mais idóneo para permitir a realização de um intercâm­ bio mais ativo, livre, seguro e acelerado como condição, já não só de progresso, senão inclusive de sobrevivencia de homens, povos e Estados” (Cf. Informe preparado para a Reunião, fl. 4 ). EL DERECHO CAMBIARIO Y LAS ZONAS DE LIBRE COMERCIO LATINOAMERICANAS * IN C ID E N C IA D E L O S M ERC A D O S C O M U N ES E N L A U N IFIC A C IÓ N D E L D EREC H O El proceso de unificación internacional del derecho ha lle­ gado a un grado de madurez tal, que ha permitido la delimi­ tación de diferentes zonas — universal, continentales y regio­ nales— dentro de cuyos ámbitos se pueden apreciar rasgos particulares. Ha quedado superada toda discusión sobre las ven­ tajas de la unificación; el tema está, bajo ese aspecto, agotado, lo cual no obsta a que — ^tal vez como consecuencia de la lentitud con que actúan los organismos gubernamentales— frecuentemen­ te se insista con más o menos énfasis sobre la conveniencia de acelerar la tarea legislativa aún inconclusa en muchos aspectos. Ello no obstante, la aparición de los distintos mercados comunes en diferentes partes del orbe, obliga a un replanteo de aquellas delimitaciones. La extraordinaria gravitación que tienen esos nuevos sistemas de integración económica dentro de lo so­ cial, de lo económico y de lo político, determina que el problema jurídico quede en cierto modo subordinado a las decisiones que se adopten en consideración a estos factores. Las zonas de libre comercio obligan a contemplar la activi­ dad comercial desde otros ángulos distintos a los tradicionales; está permitido, pues, el estudio de sus problemas según los cánones clásicos. Esa actividad y con ella el propio derecho comercial afectados por los nuevos status que emergen de la supresión de barreras aduaneras, de la complementación e in­ tegración de las economías de los países miembros, y de la crea­ ción de nuevos mercados, determinan la necesidad de un replan­ teo de los trabajos de unificación ya materializados en el transporte aéreo, los documentos cambiarios, el arbitraje, y la * Inform e preparado por el profesor Francisco Quintana Ferreyra para las Jom adas de Derecho Comercial de la Universidad de Cuyo (1 9 6 5 ), y que fue distribuido con autorización del autor entre los participantes de la reunión de especialistas. venta internacional de objetos muebles corporales, entre otros. Al lado de estos temas, existen otros, tales como los referidos a sociedades, seguros, operaciones bancarias — crédito documenta­ rlo, travellers checks, cheques internacionales— , transportes te­ rrestres, etc., que requieren un adecuado estudio para adoptar una legislación uniforme para las zonas de libre comercio. En otros términos: la tarea de unificación del derecho para las zonas de mercados comunes, no se puede hacer como antaño, fundada en la consideración exclusiva de los distintos sistemas jurídicos, de los cuales se extraigan los elementos aglutinantes que permitan la unificación. Además, el jurista no puede actuar solo; requiere la cola­ boración del economista, del sociólogo y del político, atentos a los nuevos problemas que surgen de los mercados comunes; éstos llevan ínsita la idea de una organización de la economía de cada miembro que los integran, dirigida a la integración comunitaria. Se crea, así, un nuevo ámbito económico que engloba los terri­ torios de los Estados miembros, en cuyo interior desaparecen los compartimientos estancos que constituye cada nación — permíta­ seme la expresión— y se asegura, de tal manera, la materiali­ zación del gran mercado, con las consiguientes ventajas. La incidencia de los mercados comunes en los respectivos derechos internos de cada nación, se puede apreciar mejor, si se tienen en cuenta algunos de los principales objetivos que aque­ llos persiguen: libre establecimiento de empresas, libre circula­ ción de mercaderías, de trabajadores y de capitales. De allí que los esquemas con los cuales se dictan las leyes internas de cada país sean insuficientes para la regulación legal de aquellos objetivos. Como normas generales para la creación de ese nuevo tipo de legislación, se han sugerido los siguientes procedimientos^: a) supresión de las disparidades legales susceptibles de poner obstáculos al buen funcionamiento del mercado común, dirigida a la armonización de la legislación de cada país, con la de los restantes; b) introducción dentro de los derechos internos, de reglas comunes a todos los Estados miembros; c) creación de un sistema común aplicable a todos los Estados interesados, para regir en sus recíprocas relaciones, manteniendo las normas in­ dividuales para los problemas internos de cada uno. 1 G a u d e t , M i c h e l : “ Incidences des Commmiautés Européennes Sur le droit interne des Etats membres” , en Annales de la Faculté de Droit de Liége. 1963, 1, p. 5. Pero aun así, faltaría agregar algo que considero de fun­ damental importancia: la constitución de un mercado común trae aparejada la delegación de poderes de índole judicial, que posibiHte no solamente una interpretación uniforme de normas también uniformes, sino además el efectivo cumplimiento de las sentencias, con preeminencia de la ley común sobre la par­ ticular de cada Estado. Tema éste, cuya sola mención provocará inquietud en muchos ámbitos de exacerbado nacionalismo. Se aprecia así, que la materialización de los mercados co­ munes significa cambiar las perspectivas en la elaboración del derecho positivo, que deberá — por consiguiente— ser creado en función de aquéllos, y en cuya tarea asigno preponderante res­ ponsabilidad a quienes desde la cátedra universitaria tenemos la obligación de emplear un dinamismo poco común en los claus­ tros, y en base al cual ineludiblemente debemos estudiar los nuevos problemas sugeridos en líneas anteriores, antes que éstos constituyan barreras tanto más poderosas cuanto menos pre­ vistas. Estimo, por otra parte, debidamente adecuada la observa­ ción que se ha hecho respecto a la form a tradicional de la uni­ ficación del derecho, en base a convenciones internacionales. El retardo de las ratificaciones que se requieren de cada nación es harto elocuente. Efectivamente, es cierto que la actividad unificadora per­ tenece o se desarrolla en niveles distintos a los medios jurídicos nacionales; el intercambio de opiniones se efectúa por medio de especialistas o técnicos en las sedes de los organismos interna­ cionales ; su acción individual y el resultado de sus deliberaciones permanecen en muchos casos ignorados por los legisladores na­ cionales. De allí la sugerencia que comparto ^ de propender a la obtención de una más amplia difusión de los proyectos de leyes uniformes, y de una agudización de la sensibilidad de legislado­ res, magistrados y profesores universitarios, sobre los problemas de la unificación, que*facilite el discernimiento sobre la conve­ niencia de adoptarla. M a t t e u c c i , M a r i o : ‘‘L^evolution en m a t i é r e d^unification du droit’’ en Revue hitemationale de Droit Comparé, Abr.-jun., 1961. E L P R O BLEM A D E L A UN IFICACIÓN D E L DERECH O E N AM ÉR IC A L A T IN A a) Necesidad de la unificación Si en años anteriores, algunos juristas precursores de la unificación del derecho en América, señalaban la conveniencia de materializarla, ahora, en 1965, esa conveniencia se ha troca­ do en necesidad; en angustiosa necesidad. El problema fue ya planteado en 1941 por el profesor doctor Carlos C. Malagarriga, cuando señalaba que en la lucha por un derecho uniforme ame­ ricano, no se podía ser neutral; es una causa, que supone, nada menos, que la defensa de nuestro continente y de cuanto él representa La defensa cabal de América Latina, solamente puede ha­ cerse en escala supranacional^, y como consecuencia, el proble­ ma de la unificación jurídica está íntimamente ligado a su integración económica y a su unidad política; es, por consiguien­ te, un problema de supervivencia^. En materia de derecho comercial, se ha observado la para­ doja que constituye la aspiración a su unificación, si se tiene en cuenta que, en el fondo, importa la recuperación de una unifor­ midad que ya se dio durante el período colonial, a través de las Ordenanzas de Bilbao®. Las zonas latinoamericanas de libre com ercio; su importancia y objetivos b) Diferente es lo ocurrido en Europa y en América Latina. Allí, los mercados locales en forma casi natural, se han integra­ do internacionalmente. Aquí, han influido otros preponderantes factores de fundamental gravitación. 3 M alagarriga, Carlos C. : “ Las actuales probabilidades de un derecho tiniforme americano” . Conferencia pronunciada en el Instituto Argentino de Derecho Comercial el 18 de setiembre de 1941, en Por el Derecho y por Américay p. 67. 4 M o n t i , A n g e l F. : “ Notas sobre la política económica del Mercado Común” en Remsta de Desarrollo Económico. La Plata, oct.-dic., 1958, Vol. I, p. 116. 5 E lola, J avier : “ En torno a la unificación jurídica en América Latina” en Boletín del Instituto de Derecho Comparado de México. Sept.-dic., 1960, p. 11. ^ Olavarría , Á vila J. : “ La unificación legislativa mercantil en América Latina” , en Revista de Derecho Mercantil. Madrid. Oct.-dic., 1961, p. 311. Baste como ejemplo señalar que el mejoramiento del nivel de vida en Latinoamérica no constituye en nuestros días una aspiración de sus gobernantes, sino acuciosa obligación, que debe ser cumplida por ellos dentro del más breve término. La lucha contra la desocupación y el analfabetismo, es decir, contra el hambre y la miseria, deben constituir el primer objetivo de todas las colectividades latinoamericanas. No debe olvidarse que según los trabajos preparatorios aportados por la c e p a l , en ocasión de los antecedentes suminis­ trados para la materialización del Tratado de Montevideo, del cual surgió la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (A LALC), se preveía que en 1975 la población habrá aumentado en cien millones, respecto del número de habitantes de América Latina existentes en 1960, de los cuales la fuerza del trabajo se habrá incrementado en treinta y cinco millones. Por otra parte, si se tiene en cuenta la exigua tasa de crecimiento económico, se calculaba en aquellos trabajos preparatorios, que en 1975 solamente habrá ocupación para cinco millones de nuevos traba­ jadores; el resto quedará inactivo. Mientras que el Tratado de Roma, de marzo de 1957, con­ cretó en el hecho material de su suscripción el cierre de un ciclo histórico que prácticamente ya se había cumplido, en Amé­ rica Latina, en cambio, tanto el Tratado General de Integración Económica Centroamericana, que creó el Mercado Común Centro­ americano (integrado por Costa Rica^ El Salvador, Guatemala,Honduras y Nicaragua), cuanto el Tratado de Montevideo (origi­ nariamente suscripto por Argentina, Brasil, Chile, México, Para­ guay, Perú y U ruguay), del 18 de febrero de 1960, que constituyó la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, significaron, por el contrario, la apertura de un nuevo ciclo. Si en Europa esta­ ba todo hecho, en Latinoamérica todo estaba por hacerse, y, como consecuencia, gravitan y demoran la concreción de los resultados buscados los nuevos — ^bien que difíciles— problemas financie­ ros, monetarios, bancarios, jurídicos, sociológicos, económicos y políticos que requieren cuidadosa atención. De los dos Tratados que acabo de mencionar, el de Monte­ video tiene más amplitud, porque aspira a hacer ingresar en la Asociación a la totalidad de los países latinoamericanos, en tan­ to que el otro queda circunscripto a la zona geográfica de Cen­ troamérica. Pero tanto uno como otro tienen preponderante y decisiva influencia para la creación de un mercado común integral, que depende del éx ito o del fr a c a s o de la alalc, seg ú n se h a o b se r ­ v ad o con todo a cierto Más aún: uno de los motivos que permitió la creación del Mercado Común Europeo, fue el hecho de que sus países miembros mantenían y mantuvieron el mecanismo de las paridades en el sistema monetario; esta paridad no existe dentro de la ALALC, al punto que, en medio de una absoluta libertad para orientar la política monetaria, se generan condiciones de tipo competitivo m.ediante las devaluaciones que hacen desaparecer las eventuales facilidades que puedan otorgarse por medio del sistema aduane­ ro, Por esto se ha propugnado la necesidad de coordinar las po­ líticas monetarias de los países m iem bros de la a l a l c , y se ha sugerido que la máxima preocupación de sus respectivos gobier­ nos debe ser el estudio de la creación de una moneda f u e r t e válida en su zona de influencia Lo cierto es que a pesar del tiempo transcurrido, y con referencia concreta al Tratado de Montevideo, no se han logrado aún los frutos que necesitan ios países latinoamericanos. Las razones señaladas en párrafos anteriores y otras muchas cuyo anáUsis escapa a la naturaleza de este trabajo, son sus deter­ minantes. También es cierto que dicho Tratado no puede ser calificado como documento “ estático” ; tiene un dinamismo viviente, como que prevé la elaboración de nuevas fórmulas, tanto en lo que respecta a las cuestiones que afectan a las naciones latinoame­ ricanas, cuanto en lo que concierne a las demás agrupaciones regionales del mundo; sirva de ejemplo, la posibilidad de que los países signatarios celebren entre sí acuerdos de complementación por sectores industriales, según lo disponen sus Artículos 16 y 17. No es menos cierto que son atinados los preceptos que, te­ niendo en consideración las condiciones particulares de cada nación, han considerado la recepción de estos tres principios: a) gradualidad del proceso de liberación; b) reciprocidad en las concesiones; y c) tratamiento incondicional e ilimitado de la nación más favorecida. 7 M a r i n i , J o s é F e l i p e : “ E l Mercado Común Latinoamericano’^ en La Ley. Bs. Aires. T. 112, p. 932. 8 H e r r e r a , F e l i p e : ^^Financiamiento del Desarrollo en América Latina’^ conferencia pronunciada en la Bolsa de Comercio de Bs. Aires el 19 de noviembre de 1963. En Boletín de la, Bolsa de Comercio de Bs. Aires, d e l 25/11/1963 y 2/12/1963. Y por Último, también es evidentemente cierto que entre tanto se materializan los objetivos perseguidos, los juristas de­ bemos abocarnos al estudio de nuestros problemas, que son múl­ tiples — según se ha visto— en el campo de la zona de libre comercio. Para concluir este tema, estimo conveniente reiterar un concepto que he expresado en un trabajo que presentara a la III Conferencia de Facultades de Derecho Latinoamericanas, celebrada en Santiago de Chile, en 1963; decía: ''Estimo que las Facultades de Derecho no deben esperar a que se les pida su colaboración; deben adelantarse, ofreciendo a los gobiernos de sus respectivos países, la solución más acorde con los propósitos de los convenios internacionales y con las necesidades de cada p a í s . . . ” ^ La Conferencia, luego de estudiar los trabajos refe­ ridos a las zonas de libre comercio, acordó lo siguiente: "1^) recomendar a las Facultades de Derecho latinoamericanas que el estudio de los problemas atinentes a la integración económica, sea orientado hacia la unificación de las normas jurídicas; 2^) que propicien la unificación, tanto en el plano nacional como en el internacional, de las normas jurídicas sobre las siguientes materias . . . instituciones mercantiles, como sociedades, títulosvalores o de crédito, transportes, seguros y a rb itrajes.. LA UNIFICACIÓN DEL DERECHO CAMBIARIO La posibilidad de la unificación de las normas que regulan los documentos cambiarios, ha sido pregonada y reconocida desde épocas ya lejanas. Así, en Gante, hace más de un sig'o, en 1863, se señaló esa posibilidad en ocasión de las reuniones celebradas por la Asociación Internacional para el Progreso de las Ciencias Sociales. No es esta la ocasión para detallar los trabajos que se realizaron hasta la concreción de la ley de Ginebra. Pero, en cambio, conviene advertir que el ideal de una com­ pleta unificación no ha sido aún logrado, pese a los esfuerzos realizados en Ginebra, al punto que es elocuente el calificativo de "pomposo” que un autor italiano asignó al título de "unifor­ me” que lleva la ley de Ginebra 9 Actas, p. 765 y ss. Actas, p. 779. 11 F errara J r ., F rancesco Commerciale, 1934. I, p. 511. : “ L a le g g e d ifo r m e c a m b ia r ia ” en Riv. Dir, Tanto es así que al poco tiempo de la Conferencia de Gine­ bra, se generaron en Europa nuevos movimientos tendientes a una unificación más universal, que se concretaron en el Congreso Internacional de Derecho Privado realizado en Roma en 1950, en el cual se planteó una vez más la necesidad de revisar la ley uniforme de Ginebra atendiendo a los problemas del derecho angloamericano a) En el ámbito universal Conforme se aprecia, el problema que nos ocupa, puede ser examinado en dos ámbitos: en el general o universal, y en el más reducido, circunscripto a los mercados comunes latinoame­ ricanos. Estimo aún lejana la posibilidad de lograr la unificación universal del derecho cambiario. Es cierto que en cuanto congre­ so o conferencia se realiza se incluye en su temario el tratamien­ to de ese tema. Es cierto también que hay consenso definitivo sobre la conveniencia de tal unificación y, por consiguiente, las nuevas formulaciones en tal sentido no tienen otro valor que rei­ terar conceptos y anhelos ya expresados. Para obtenerla, serían menester profundas transformaciones en los arraigados sistemas jurídicos netamente diferentes que se contraponen: el continental europeo, y el angloamericano. A manera de ejemplo basta recordar que, haciendo uso de las reservas incluidas en el anexo II de la Convención de Ginebra, cuando Francia m odificó su legislación cambiaría en 1935, man­ tuvo su sistema en lo que respecta a la vinculación de la letra de cambio con la provisión de fondos. Es así como el artículo 156 del Código de Comercio francés vigente declara que el decai­ miento de la acción de regreso en los casos allí indicados no se produce respecto del librador si no ha hecho provisión al ven­ cimiento, solución que difiere de la germana e italiana, recep­ tada en la ley uniforme, si bien en todas éstas la protección de los derechos del portador de la letra quedan amparados por la acción especial de enriquecimiento. No se me escapan los esfuerzos de Lord Chorley^^ y de otros juristas para aportar soluciones. Se ha advertido que la comprensión de los dos sistemas — europeo continental por una 12 Orionb, F rancisco : “ Nuevas tentativas para la unificación de la legislación cambiaria” . “ Estado actual de los trabajos” , en La Ley. Bs. Aires. T. 70, p. 794. 1'^ L ord C h o r l e y : Banca, Borsa e Titoli di Credito. 19 5 2 . I, p . 1. parte y angloamericano por otra^— es al mismo tiempo tan de­ seable cuanto difícil, porque mientras, por un lado, se hace cada vez más necesaria la superación de los límites de la ley de Gi­ nebra dada la interdependencia económica de las naciones, por otro se ven enfrentadas la técnica y elaboración doctrinaria continental ( “ enigmística del derecho” la denominó Carnelutti)i^, con la mentalidad angloamericana eminentemente empírica i®. b ) E n las zonas de libre comercio latinoamericanas En cuanto a la unificación del derecho cambiario en el ám­ bito de las zonas de libre comercio latinoamericanas, estimo más fácil lograrla. La complejidad de problemas de diversa índole esbozados en líneas anteriores que surgen de los mercados comunes, relacio­ nados con lo social, político, económico, monetario, etc., afortu­ nadamente no tiene m ayor incidencia en el derecho cambiario. Puede afirmarse que, mientras ellos dificultan la unificación de otras ramas del derecho privado, en cierto modo favorecen la del cambiario. La letra de cambio en el orden internacional, utilizada pre­ ferentemente en la compraventa de mercaderías, es girada por el vendedor a cargo del comprador, permitiendo así la moviliza­ ción del crédito. Se la emplea también como documento que com­ plementa las operaciones hechas en base del crédito documen­ tário. No hay duda que la legislación cambiaria uniforme sobre letras de cambio y cheques de 1930 y 1931 — en lo que concierne al derecho de países que como los latinoamericanos están más cerca del derecho continental que del angloamericano— , allana considerablemente el camino para la promoción de un derecho común que rija en países unidos comunitariamente en las zonas de libre comercio latinoamericanas. Esa ventajosa situación de­ be ser aprovechada, y baste como ejemplo elocuente el hecho de que en los países latinoamericanos que han modificado sus legis­ laciones adecuándolas al sistema de Ginebra no se han produ­ cido trastornos dignos de mención con m otivo del cambio habido. Pero, adviértase, una cosa es adecuar, es decir, adaptar la ley nacional a los principios generales de la de Ginebra, tradu14 C a r n e l u t t i , F r a n c e s c o : “ T i t o l i d i C r e d i t o ” , e n Cíale, 1 9 3 3 , p . 24 0. “Riv. Dir. Commer- 15 P e l l i z z i , G i o v a n n i L . : ' ‘ C o n t r a s t i d i m e n t a li t á ( c o n t in e n t a le e a n g l o s a s s o n e ) n e llo s t u d io d e l d i r i t t o c a m b i a r i o ” , e n Studi sui Titoli di Credito, 1 9 6 0 , p . 35 9. cida en preceptos que acogen los principios de la abstracción, literalidad, autonomía y demás caracteres jurídicos de los do­ cumentos cambiarlos, y otra bien diferente, es adoptar los pro­ pios dispositivos de esta ley uniforme. Estimo que sería inoperante para la correcta legislación que regule el derecho cambiario en las zonas de libre comercio, tanto adecuar o adaptar las leyes particulares, corneo igualmente adop­ tar las normas de la ley de Ginebra. Es fundamentalmente importante realizar algo más. Es pre­ ciso proseguir más allá desde el jalón fijado en Ginebra. En esa oportunidad se omitió legislar sobre diversas situaciones, y también se establecieron numerosas reservas que permiten le­ gislar en sentido distinto — incluso— al establecido en la ley uniforme. Estimo, en consecuencia, que si la unificación que se prego­ na tiene como causa generadora la existencia de zonas de libre comercio, con todo lo que ellas implican, no puede admitirse la insistencia en adoptar una solución que si tenía algún justifica­ tivo en Ginebra en 1930, no lo tiene en Latinoamérica, en zonas de libre comercio y en 1965. A manera de ejemplo, recuérdese que la ley de Ginebra no ha legislado entre otros, sobre los siguientes temas: a) respecto de las formalidades del protesto; se consideró que eran cuestio­ nes reglamentarias que quedarían sujetas a las leyes locales; b) respecto de las acciones cambiarias, causal y de enriquecimiento; c) respecto de las letras perdidas, destruidas o substraídas; d) referente a los derechos del portador de la letra de cambio prescripta, o respecto de la cual se ha operado la caducidad de la acción; e) referido a las cláusulas de mención facultativa; f ) respecto de los efectos de la prescripción, tema éste que motivara las críticas de Giannini y de Percerou en la sede de la Conven­ ción. CON CLUSION ES En mérito de cuanto dejo manifestado, arribo a las siguien­ tes conclusiones: a) Los trabajos de unificación del derecho cambiario para las zonas de libre comercio latinoamericanas, pueden y deben ser iniciados inmediatamente, por ser necesaria esa unificación, y porque es posible llevarla a cabo sin interferencia de los demás problemas que emergen de esas zonas. b) La unificación debe acoger los principios jurídicos re­ ceptados en la ley uniforme de Ginebra, que regulan los carac­ teres jurídicos fundamentales de la letra de cambio: autonomía, literalidad, legitimación, formas, incondicionalidad, abstracción y solidaridad. c) Auspiciar una ley uniforme sobre letra de cambio, según las siguientes directivas para los países que integran las zonas de libre comercio latinoamericanas: 1) tomar como modelo la de Ginebra; 2) complementarla subsanando las omisiones que ésta contiene; 3) suprimir el sistema de reservas establecido en el Anexo II de la Convención de 1930; en consecuencia ninguna nación podrá diferir según su criterio, respecto de las normas uniformes de la ley a dictarse. d) Auspiciar una ley uniforme sobre cheque, siguiendo las mismas directivas sugeridas para la letra de cambio, y atendien­ do, además, a la necesaria internacionalización de su uso. e) Auspiciar la constitución de una comisión que se aboque a la redacción de un anteproyecto de ley uniforme sobre letra de cambio y cheque para las zonas de libre comercio latino­ americanas según las directivas antes citadas. ÍNDICE A N A LÍT IC O ALALC, véase, Asociación Latinoame­ ricana de Libre Comercio Alegría, Héctor, 89 Araujo Medeiro, Edson de, 90; 413 Araya, Celestino R., 300 Arecha, Waldemar, 89 Arneman Merino, José Antonio, 90 Ascarelli, Tullio, 265; 266; 269 Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, 13; 64; 298; 439 Assumpçao, Antonio Pió de, 90; 413 Azeredo Santos, Theophilo, 63; 90; 365 65; Banco Interamericano de Desarrollo, 7; 64; 92 Bancos centrales, — entendimiento, 91 Bancos centrales latinoamericanos, 91/92 Banquero, 129 Benelbaz, Héctor Angel, 301 BID, véase, Banco Interamericano de Desarrollo. Bono de Prenda — antecedentes del proyecto, 75 — Araujo Medeiro, E. de, 421 — Assumpçao, A. P. de, 421 — Cámara, H., 349 — Cervantes Ahumada, R., 207 — Fontanarrosa, R., 291/292 — ^INTAL (exposición de motivos), 17; 142 — INTAL (texto), 47 — Lollett, C. M., 406 — Terrazas Torres, C., 258 — cobro ------- INTAL (texto), 54 -------- Lollett, C. M., 4 0 8 --------Terrazas Torres, C., 2 6 0 /2 6 1 — contenido -------- Cervantes Ahumada R., 2 0 8 — — i n t a l (exposición de moti­ vos), 142 in t a l (texto), 45 --------Terrazas Torres, C., 25 9 — negociación --------Cervantes Ahumada, R., 2 0 8 in t a l (texto), 4 6 --------^Terrazas Torres, C., 2 5 9 — a la orden --------Cervantes Ahumada, R., 2 0 9 ---------INTAL (texto), 47 -------- Lollett, C .M ., 4 0 6 Terrazas Torres, C., 2 5 9 — ^plazo de depósito Cervantes Ahumada, R., 2 0 7 / 208 — •— i n t a l (texto), 4 5 Terrazas Torres, C., 2 5 9 — ^al portador Cervantes Ahumada, R., 2 0 9 -------- i n t a l (texto), 4 7 --------Lollett, C. M., 4 0 6 — ■— Terrazas Torres, C., 2 5 9 — ^primera negociación -------- Cervantes Ahumada, R., 2 0 8 --------- i n t a l (texto), 46 Terrazas Torres, C., 25 9 Bonos bancarios — depositario --------Cervantes Ahumada, --------- i n t a l (texto), 4 4 — banco deudor -------- Cervantes Ahumada, ---------i n t a l (texto), 44 — >creación -------- Cervantes Ahumada, — — i n t a l (texto), 44 — •equivalente ------- Cervantes Ahumada, --------- i n t a l (texto), 44 R., 207 R., 206 R., 206 R., 207 C ám ara, H éctor, 3 0 4 ; 31 7 63; 65; 89; 302; C a rta de p o rte — ^ a n te c e d e n te s d e l p r o y e c t o , 81 — A r a i i j o M e d e ir o E . d e , 421; 430 — ^ A s s n m p c á o , A . P . d e , 421, 430 — ^ A z e r e d o ^Santos, T . d e , 368 — ^C á m a r a H ., 3 4 9 — — C e r v a n t e s A h u m a d a , R ., 2 0 9 — INTAL ( e x p o s i c i ó n d e m o t i v o s ) , 1 7 ; 142 — INTAL ( t e x t o ) , 47 — L o lle t , C. M ., 4 0 6 — ■c o n t e n id o — — a n te ce d e n te s del p r o y e c to , 7 2 / 73 --------- C e r v a n t e s A h u m a d a , R ., 20 9 --------- i n t a l ( t e x t o ) , 4 7 — •e n d o s o s --------- INTAL ( t e x t o ) , 4 8 — •m e n c io n e s e s p e c ia le s --------- C e r v a n t e s A h u m a d a , R ., 2 1 0 ---------INTAL ( t e x t o ) , 4 8 — ^p o r t a d o r --------- C e r v a n t e s A h u m a d a , R ., 2 0 9 --------- INTAL ( t e x t o ) , 4 7 /4 8 C a sta ñ ed a , J o r g e E u g e n io , 90 C é d u la d e c r é d it o r u r a l — A r a u j o M e d e ir o , E . d e, 4 2 3 ; 4 3 2 — A ssu m p g á o , A . P . de, 4 2 3 ; 432 C é d u la s h i p o t e c a r i a s — c r e a c ió n --------- A r a u j o M e d e ir o . E . d e, 4 2 3 ; 43 2 ---------A s s u m p g á o , A . P . d e , 4 2 3 ; 4 3 2 — — C e r v a n t e s A h u m a d a , R ., 2 0 7 — — INTAL ( t e x t o ) , 44 — ■p r e s c r i p c i ó n C e r v a n t e s A h u m a d a , R ., 2 0 7 -------- - INTAL ( t e x t o ) , 45 (texto), 45 --------Lollett, C. M., 406 --------Terrazas Torres, R., 258 ----------INTAL Certificado de depósito de almacenes generales --------Araujo Medeiro, E. de, 420 --------Assump?áo, A. P. de, 420 --------Cervantes Ahum.ada, R., 207 --------- INTAL (texto), 46 --------Terrazas Torres, R., 258 — contenido --------Araujo Medeiro, E. de, 420 --------Assumpgáo, E. P. de, 420 --------Cervantes Ahumada, R., 207 ----------INTAL (texto), 46 --------Terrazas Torres, R., 258 — de mercaderías en tránsito --------Araujo Medeiro, E. de, 420 --------Assumpcáo, E. P. de, 420 --------Cervantes Ahumada, R., 208 ----------INTAL (texto), 46 --------Terrazas Torres, C., 259 — a la orden --------Cervantes Ahumada, R., 209 ----------INTAL (texto), 47 --------Lollett, C. M., 406 — ^al cortador --------Cervantes Ahumada, R., 209 ----------INTAL (texto), 47 — tenedor --------Araujo Medeiro, E. de, 420 --------Assump^áo, E. P. de, 420 --------Cervantes Ahumada, R., 209 ----------INTAL (texto), 46 --------Terrazas Torres, 260 Cervantes Ahumada, Raúl, 7; 11; 13; 85; 90; 183 Cock, Víctor, 356 Coloma Reyes, Fernando, 90 Conocimiento de embarque — antecedentes del proyecto, 72/73; 81 CEMLA, véase, C e n t r o d e E s t u d io s M o ­ — ^Araujo Medeiro, E. de, 421; 430 n e t a r i o s L a t i n o a m e r ic a n o s — ^Assumpgáo, A. P. de, 421; 430 C e r t i f i c a d o d e d e p ó s it o — Azeredo Santos, T. de, 368 — Cámara, H., 349 — d e fin ic ió n a n te ce d e n te s del p r o y e c to , 7 2 ; — Cervantes Ahumada, R., 209 — I NTAL (exposición de motivos), 81 A r a u j o M e d e ir o , E . d e , 4 2 0 , 17; 142 — INTAL (texto), 47 43 0 ^-------- A s s u m p g á o , A . P . d e , 4 2 0 ; 4 3 0 — Lollett, C. M., 406 C e r v a n t e s A h u m a d a , R ., 2 0 7 — contenido F o n t a n a r r o s a R ., 2 9 1 /2 9 2 --------- Araujo Medeiro, E. de, 421 — ------INTAL (e x p o s i c i ó n d e m o t i v o s ) , --------Assumpgáo, A. P. de, 421 17 --------Cervantes Ahumada, 209/210 C e n t r o d e E s t u d io s M o n e t a r io s L a t i ­ n o a m e r ic a n o s , 6 6 ; 92 --------- INTAL (texto), 47 ■— endoso -------- Azeredo Santos, T. de, 368 --------- INTAL (texto), 48 — menciones especiales --------Azeredo Santos, T. de, 368 --------Cervantes Ahumada, R., 210 --------- INTAL (texto), 48 — cortador --------Cervantes Ahumada, R., 209 --------- INTAL (texto), 47/48 Cheque — alteración --------- Cervantes Ahumada, R., 198 — — Fontanarrosa, R., 286 i n t a l (texto), 35 -------- T-ey Uniforme de Ginebra, 129 --------Terrazas Torres, C., 252 — de Caja --------Cámara, H., 348 -------- Cervantes Ahumada, R., 200 ---------^ i n t a l (texto), 37 --------Lollett, C .M ., 404 — certificado — — antecedentes del proyecto, 80 --------Cervantes Ahumada, R., 199 --------Fontanarrosa, R., 287/289 -------- ^Inst. Centroamericano de De­ recho Comparado, 162 --------- - i n t a l (exposición de moti­ vos), 140 ---------INTAL (texto), 36 --------Lollett, C. M., 404 --------Zuleta Ángel, A., 360 — contenido ------- antecedentes del proyecto, 79 -------- Cervantes Ahum.ada, R., 196 --------Inst. Centroamericano de De­ recho Comparado, 158 ----------i n t a l (exposición de moti­ vos), 140 --------- i n t a l (texto), 32 -------- Ley Uniforme de Ginebra, 119 --------Terrazas Torres, C., 251 — creación — — antecedentes del proyecto, 78 Araujo Medeiro, E. de, 423/ 424 --------Assumpcáo, A. P. de, 423/424 --------Cervantes Ahumada, R., 195 — Fontanarrosa, R., 280, 281 -------- Inst. Centroamericano de De­ recho Comparado, 158 --------- INTAL (exposición de moti­ vos), 16; 140 -------- Ley Uniforme de Ginebra, 119 --------Lollett, C. M., 402 ----- Quintana Ferreyra, F., 444/ 445 ----- Terrazas Torres, C., 2 5 1 ----- Zuleta Ángel, A., 3 5 3 - cruzado ----- Cervantes Ahumada, R., 1 9 8 ----- Fontanarrosa, R., 2 8 7 ----- Inst. Centroamericano de De­ recho Comparado, 1 6 2 ----- INTAL (exposición de moti­ vos), 1 4 0 ----- INTAL (texto), 3 6 ----- Ley Uniforme de Ginebra, 1 2 5 - — Lollett, C. M., 4 0 2 / 4 0 3 ----- Terrazas Torres, C., 2 5 5 - endosos ----- Araujo Medeiro, E. de, 4 2 6 ----- Assumpcáo, A. P. de, 4 2 6 ----- Cervantes Ahumada, 1 9 6 ------ INTAL (texto), 3 3 ----- Ley Uniforme de Ginebra, 121 ; 122 -----Terrazas Torres, C., 2 5 2 -----Zuleta Ángel, A., 3 6 1 - falsificación ----- Cervantes Ahumada, R., 1 9 8 ----- Fontanarrosa, R., 2 8 5 / 2 8 6 ----- INTAL (texto), 3 5 ----- Ley Uniforme de Ginebra, 1 2 9 - forma -----Cámara, H., 3 4 6 ----- Cervantes Ahumada, R., 1 9 5 / 196 ------ INTAL vos), (exposición de moti­ 140 ----- INTAL (texto), 3 0 ; 3 6 ----- Ley Uniforme de Ginebra, 1 1 9 - — Lollett, C. M., 4 0 2 ----- Terrazas Torres, C., 2 5 1 - indemnización por falta de pago Cámara, H., 3 4 7 ----- Cervantes Ahumada, 1 9 7 ----- Fontanarrosa, R., 2 8 5 ------ INTAL (texto), 3 5 ----- Ley Uniforme de Ginebra, 1 2 7 ----- Terrazas Torres, C., 1 5 3 ----- Zuleta Ángel, A ., 372 - libramientos ----- Araujo Medeiro, E. de, 4 2 3 / 426 ----- Assumpgáo, A. P. de, 4 2 3 / 4 2 6 ----- Cámara, H., 3 4 7 ----- Cervantes Ahumada, R., 1 9 6 ------ INTAL (texto), 3 3 / 3 4 - Ley Uniforme de Ginebra, 79; 119 ----- Terrazas Torres, C., 2 5 1 /2 5 2 - — Winizky, I., 300; 308 -----Zuleta Ángel, A., 353 -a la orden ----- Araujo Medeiro, E. de, 426 ----- Assumpgao, A. P. de, 426 ----- Cámara, H., 346 -----Cervantes Ahumada, R., 196 ------ INTAL (te x t o ), 33 ----- Ley Uniforme de Ginebra, 120 Lohett, C. M., 402 ----- Terrazas Torres, C., 252 -pago irregular ----- Cervantes Ahumada, R., 197 ----- Fontanarrosa, R., 283/284 -------IN T A L ( t e x t o ) , 36 ----- Ley Uniforme de Ginebra, i26 - — Lollett, C. M., 403 ----- Terrazas Torres, C., 252/ ----- Zuleta Ángel, A., 361 - pagos ----- lugar de ----------Cervantes Ahumada, R., 197 ----------- INTAL (texto), 34 ----------Ley Uniforme de Ginebra, 120 ----------Terrazas Torres, C., 252/ 253 ----------Zuleta, A. A., 361 ----- plazos de ----------Araujo Medeiro, E. de, 429 ----------Assumpgáo, A. P. de, 429 ----------Cervantes Ahumada, R., ----------Fontanarrosa, R., 282 ----------- INTAL (texto), 33 ----- — Ley Uniforme de Ginebra, 126 ----------Terrazas Torres, C., 252/ 253 -para “ abono en cuenta” ----- Araujo Medeiro, E. de, 429 ----- - Assump^áo, A. P. de, 429 ----- Cervantes Ahumada, R., 199 ----- Fontanarrosa, R., 287 ----- Instituto Centroamericano de Derecho Comparado, 162 ----- INTAL (exposición de moti­ vos), 140 ------ INTAL (texto), 36 ----- Ley Uniforme de Ginebra, 125 ----- Lollett, C. M., 404 ----- Terrazas Torres, C., 256 ----- Zuleta, A. A ., 259 -pluralidad de ejemplares -----Ley Uniforme de Ginebra, 128 -a l p orta d or ----- Araujo Medeiro, E. de, 426 -----Assumpgáo, A. P. de, 426 -----Cámara, H., 346 ----- Cervantes Ahumada, 196 ------INTAL (texto), 33 -----Ley Uniforme de Ginebra, 120 ----- Terrazas Torres, C., 252 - presentación ----- Cervantes Ahumada, R., 196 ------ Fontanarrosa, R., 280/281 ----- INTAL (texto), 33 ----- Ley Uniforme de Ginebra, 119 ----- Terrazas Torres, C., 252 - protesto ----- Cervantes Ahumada, R., 198 ----- Fontanarrosa, R., 284 ------INTAL (texto), 35 ------ Ley Uniforme de Ginebra, 126/127 ----- Terrazas Torres, C., 253 ----- Zuleta, A. A ., 361 - con provisión garantizada Cámara, H., 348 ----- Cervantes, R., 200 ----- Fontanarrosa, R., 289 ----- Instituto Centroamericano de Derecho Comparado, 163 ----- INTAL (texto), 37 ----- Lollett, C. M., 404 ----- Zuleta, A. A ., 356 - con talón para recibo forma -----— Cervantes Ahumada, R., 201 (texto), 38 ----------Lollett, C. M., 405 --------- Terrazas Torres C., 255 - tenedor ----- antecedentes del proyecto, 79 ----- Cervantes Ahumada, M., 197 ------INTAL (texto), 34 ----- Ley Uniforme de Ginebra, 125 ----- - Terrazas Torres, C., 252; 254 - del viajero -----antecedentes del proyecto, 80 ----- Araujo Medeiro, E. de, 429 -----^AssumpQáo, A. P. de, 429 ----- Azeredo Santos, T. de, 367 ------ Cámara, H., 348 ----- Cervantes Ahumada, R., 200 ------ Fontanarrosa, R., 289 ----- INTAL (exposición d e m o t i­ vos), 16 ------INTAL (texto), 37; 38 -----Lollett, C. M., 405 -----Quintana Ferreyra, F., 436 ----- Terrazas Torres, C., 256 -----beneficiario ----------- INTAL ------------ - Azeredo Santos T. de, 3668 ------------ Cervantes Ahumada, R., ----- antecedentes del proyecto, 80 ----- Araujo Medeiro, E. de, 430 201 ----- Assumpgáo, A. P. de, 430 -------------- INTAL (texto), 38 ----- Cámara, H., 348 ------------ Terrazas Torres, C., 256/ ----- - Cervantes Ahumada, R., 201 ----- Fontanarrosa, R., 290 257 --------circulación ----- - INTAL (texto), 38 — -- Azeredo Santos, T. de, 368 ----- Terrazas Torres, C., 228 - emisión — -- Cervantes Ahumada, R., ----- Araujo Medeiro, E. de, 422 201 -------------- INTAL (texto), 38 ----- Assumpcáo, A. P. de, 422 ----- Cámara, H., 349 — ------ Terrazas Torres, C., 256 — — ■indemnización por falta de ----- Cervantes Ahumada, R., 202 ----- - Fontanarrosa, R., 290 pago ----- INTAL (texto), 39 ------------- Azeredo Santos, T. de, 368 ----- Terrazas Torres, C., 228 — -Cervantes Ahumada, R., - firma 201 ----- Cervantes Ahumada, R., 202 — -INTAL (texto), 38 ----- INTAL (texto), 40 ------------- Terrazas Torres, C., 257 ------ Terrazas Torres, C., 229/230 — — ^librador - garantías ------------ Azeredo Santos, T. de, 367 ----- Cervantes Ahumada, R., 202 ------------ Cervantes Ahumada, R., ------INTAL (texto), 40; 42 201 ----- Terrazas Torres, C., 230 ------------ Fontanarrosa, R., 290 - intereses — ---- -------------- INTAL (texto), 38 -----Cervantes Ahumada, R., 205 ------------ Terrazas Torres, C., 256 ----- Fontanarrosa, R., 290 --------obligaciones del avalista — ---- -------------- Azeredo Santos, T. de,368------INTAL (texto), 40 -----Terrazas Torres, C., 229 ------------ Cervantes Ahumada, R., - nominativos 201 ----- Cervantes Ahumada, R., 202 --------- — INTAL (texto), 38 ------INTAL (texto), 39 — -^Terrazas Torres, C., 257 ----- Terrazas Torres, C., 228 --------prescripciones -a la orden ------------- Azeredo Santos, T. de, 368 ----- Cervantes Ahumada, R., 202 -------------- INTAL (texto), 38 ------ INTAL (texto), 39 ------------ Lollett, C. M., 405 ------ Terrazas Torres, C., 228 --------— Terrazas Torres, C., 257 -al portador ----Cervantes Ahumada, R., 202 Davis, Arturo, 268 ------ INTAL (texto), 39 Debentures ----- Terrazas Torres, C., 228 — -acta de creación - prescripción de intereses --------antecedentes del proyecto, 79 ----- Cervantes Ahumada, R., 205 --------Cervantes Ahumada, R., 203 ----- Fontanarrosa, R., 290 --------- - INTAL (exposición de moti­ - — INTAL (texto), 42 vos), 16 -sociedad deudora --------- INTAL (texto), 41 - — ^Cámara H., 349 --------Terrazas Torres, C., 228 ----- Cervantes Ahumada, R., 204 — •amortización ----- INTAL (texto), 42/43 --------Cervantes Ahumada, R., 202/ ------ Terrazas Torres, C., 228/229 203 - sociedad creadora --------- INTAL (texto), 40 balances --------Terrazas Torres, C., 228 ----------Cervantes Ahumada, R., — asamblea general 203 --------Cervantes Ahumada, R., 203 ----------- INTAL (texto), 40 --------- INTAL (texto), 42 --------Terrazas Torres, C., 230 ---------- Terrazas Torres, C., 229 ----- obligaciones — •definición ------------ Araujo Medeiro, E. de, 419; 422 ------------ Assumpgáo, A. P. de, 419, 422 ------------ - Cámara H., 349 ------------ Cervantes Ahumada, R., 203 ------------ Fontanarrosa, R., 290 — -- INTAL (texto), 40 — --Terrazas Torres, C., 229 — sorteos --------Araujo Medeiro, E. de, 430 --------Assumpcáo, A. P. de, 430 --------Cervantes Ahumada, R., 205 --------- INTAL (texto), 42 — tenedor --------Cervantes Ahumada, R., 202 --------- INTAL (texto), 40 --------Terrazas Torres, C., 228 — venta --------Cervantes Ahumada, R. 204 — — INTAL (texto), 41 Terrazas Torres, C., 230 — Lollett, C. M., 406/407 — compraventa --------Cervantes Ahumada, R., 210 — — INTAL (texto), 48 — •contenido --------antecedentes del proyecto, 82 — — Cervantes Ahumada, R., 210 --------- INTAL (exposición de moti­ vos), 143 ----------INTAL (texto), 48 — cuotas --------Cervantes Ahumada, R., 210 _ _ _ INTAL (texto), 49 —■definición --------Cervantes Ahumada, R., 210 --------Fontanarrosa, R., 292 — — INTAL (texto), 48 —•normas — — ^Cámara H., 325 --------Cervantes Ahumada, R., 211 --------Fontanarrosa, R., 292 — — INTAL (texto), 49 — omisión de requisitos --------Cervantes Ahumada, R., 211 ---------- INTAL (texto), 48 Debentures convertibles — en acciones Federación Latinoamericana de Ban­ suscripción —----- -------------- Araujo, Medeiro, E. de, cos, 422 13 ------------ Assumpcáo, A. P. de, 422 Fontanarrosa, Rodolfo, 63; 89; 263 ------------ Azeredo Santos, T. de, 368 ------------ Cervantes Ahumada, R., Gabaldón Anzola, osé, 90 206 González Saavedra, Miguel, 325 ------------ Fontanarrosa, R., 291 Gutiérrez, Laureano, 90 -------------- INTAL ( t e x t o ) , 42; 44 — derechos de conversión Instituto Argentino de Estudios Le­ — — Araujo Medeiro, E. de, 422 gislativos, 272 — — Assumpcáo, A. P. de, 422 — — Cervantes Ahumada, R., 206 Instituto Centroamericano de Dere­ Fontanarrosa, R., 291 cho Comparado, 7; 13; 63; 73; 131 --------- INTAL (texto), 42 Instituto Internacional de Derecho — requisitos Privado, 305/306 — — Araujo Medeiro, E. de, 422 --------Assumpgáo, A. P. de, 422 Instituto para la Integración de Amé­ --------Cervantes Ahumada, B., 206 rica Latina, véase i n t a l --------Fontanarrosa, R., 291 INTAL, 7; 411 — — INTAL (texto), 42 Di Pina Vara, Rafael, 271 Jiménez de Aréchaga, Jorge, 90 Duncan Parodi, Horacio, 89 Juyent, Vélez, Francisco, 301 Esquivel, Ramón, 90 Lagos, Gustavo, 64/65 Factura Cambiarla — antecedentes del proyecto, 73; 82 — Cámara, H., 345; 349 — Cervantes Ahumada, R., 48 — ■Fontanarrosa R., 292 — INTAL (exposición de motivos), 18; 143 Langle y Rubio, Emilio, 271 Lasalvia Copene, Rafael, 63; 90; 371 Leanez Siebert, Carlos, 90 Letra de Cambio — aceptación --------Cámara, H., 343 --------Cervantes Ahumada, 191/192 — — INTAL (texto), 28/29 --------Ley Uniforme de Ginebra, 101 - Lollett, C. M., 399 Terrazas Torres, C., 242 — •— ■constancia ------------ Cervantes Ahumada, R., 192 ----------------INTAL (texto), 29 ------------ Ley Uniforme de Ginebra, 102 ------------ Lollett, C. M., 399 ------------ Terrazas Torres, C., 243 — alteraciones —■— Ley Uniforme de Ginebra, 113 Terrazas Torres, C., 243 —■copias —•— Ley Uniforme de Ginebra, 113 Terrazas Torres, C., 244 — creación Araujo Medeiro, E. de, 427 Assumpgáo, A. P. de, 427 Cámara, H., 342 Cervantes Ahumada, R., 190 INTAL (texto), 27 --------^Ley Uniforme de Ginebra, 97 Lollet, C .M ., 398 Quintana Ferreyra, F., 443 Terrazas Torres, C., 240 Winizky, I., 300 — ■definición antecedentes del proyecto, 76 Cervantes Ahumada, R., 190 — ■— Inst. Centroamericano de De­ recho Comparado, 139 INTAL (exposición de moti­ vos), 15 --------^Ley Uniforme de Ginebra, 97 Lollett, C. M., 398 Terrazas Torres, C., 240 — endosos Ley Uniforme de Ginebra, 99 — forma Cervantes Ahumada, R., 190 INTAL (texto), 27 Ley Uniforme de Ginebra, 97 Lollett, C. M., 398 Terrazas Torres, C., 241 — giro Cámara, H., 344 Cervantes Ahumada, R., 190, 191 — — INTAL (texto), 27/28 Ley Uniforme de Ginebra, 98 ------Lollet, C. M., 398/399 ------Terrazas Torres, C., 241 - inserción de cláusulas ------Cervantes Ahumada, R., 191 ------INTAL (texto), 28 ------Ley Uniforme de Ginebra, 98 ------Lollett, C. M., 398 ----- Terrazas Torres, C., 240 -p a go ------fechas ---------- Cámara, H., 343 ---------- Cervantes Ahumada, R., 190/193 ------------- i n t a l (texto), 30 ---------- Ley Uniforme de Ginebra, 103/104 ---------- Lollett, C .M ., 399/400 ---------- Terrazas Torres, C., 243 ----- plazos ----------Cervantes Ahumada, R., 191/193 ------------ INTAL (texto), 28; 30 ----------Ley Uniforme de Ginebra, 103/104 ----------^Lollett, C. M., 103/104 ----------Terrazas Torres, C., 243 ----- vencimiento ----------Cervantes Ahumada, R., 191/193 -------------INTAL (texto), 30 ----------Ley Uniforme de Ginebra, 102, 111 ----------Lollett, C. M., 399/400 ----------Terrazas Torres, C., 241 - prescripción ----- Araujo Medeiro, E. de, 428 ----- Assumpcáo, A. P. de, 428 ----- Ley Uniforme de Ginebra, 114 ----- - Terrazas Torres, C., 240/241 - protesto ----- Araujo Medeiro, E. de, 427 ----- Assumpcáo, A, P. de, 427 ----- Cámara, H., 345 ----- Cervantes Ahumada, R., 193 ----- Fontanarrosa, R., 278/279 ------ INTAL (texto), 30 ----- Ley Uniforme de Ginebra, 109 - — Lollet, C.M., 400/401 ----- - Terrazas Torres, C., 245 ----- aceptación o no ----------Araujc Medeiro, E. de, 427 ----------Assumpgáo, A. P. de, 427 -------- Cervantes Ahumada, R., 193 ----------Fontanarrosa, R., 278/279 ----- - INTAL (texto), 31 ------Ley Uniforme de Ginebra, 106 ------Terrazas Torres, C., 245/ 246 ^ aviso ------Araujo Medeiro, E. de, 427 ------Assumpgáo, A. P. de, 427 ----- Cervantes Ahumada, R., 195 ------Fontanarrosa, R., 278/279 -------INTAL (texto), 32 ------Ley Uniforme de Ginebra, 107 ------Terrazas Torres, C., 245 - constancia - — Araujo Medeiro, E. de 427 ------Assumpgáo, A. P. de, 427 ------Cervantes Ahumada, 194 ------Fontanarrosa, R., 278/279 -------INTAL (texto), 31 ------Ley Uniforme de Ginebra, 106 ------Terazas Torres, C., 246 - levantamiento ------Araujo Medeiro, E. de, 427 ------Assumpcáo, A. P. de, 427 ------Cervantes Ahumada, R., 195 ------- Fontanarrosa, R., 278/279 -------INTAL (texto), 31 ------Terrazas Torres, C., 246 -lugar del ------Araujo Medeiro, E. de, 427 ------- Assumpcáo, A. P. de, 427 ------Fontanarrosa, R., 278/279 ------ INTAL (texto), 30/31 ------Ley Uniforme de Ginebra, 108; 109; 111 ------Terrazas Torres, C., 246 - necesidad ------- Araujo Medeiro, E. de, 427 ------Assumpcáo, A. P. de, 427 ------Cervantes Ahumada, R., 193 ------Fontanarrosa, R., 278/279 ------ -I NTAL (texto), 30 ------Ley Uniforme de Ginebra, 105 ------Terrazas Torres, C., 426 - pago ------Araujo Medeiro, E. de, 427 ------- Assumpcáo, A. P. de, 427 ------Cervantes Ahumada, R., 194 ------Fontanarrosa, R., 278/279 -------INTAL (texto), 31 ------------ Ley Uniforme de Ginebra, 108 --------— Terrazas Torres, C., 194 — responsabilidad del girador — — Cervantes Ahumada, R., 191 INTAL (texto), 28 --------Ley Uniforme de Ginebra, 110 --------Terrazas Torres, C., 242 --------Zuleta Ángel, A ., 355 — unificación --------Lollett, C. M., 388 --------Quintana Ferreyra, F., 441 --------Winizky, L, 299; 303; 308 — vencimiento — — Cámara, H., 342 --------Cervantes Ahumada, R., 191 — ^— INTAL (texto), 26 --------Ley Uniforme de Ginebra, 103 --------Lollett, C. M., 409 — — Terrazas Torres C., 241 — n la vista — — ^Cámara, H., 342 — — Cervantes Ahumada, R., 190 INTAL (texto), 27 --------Ley Uniforme de Ginebra, 103 — ■— Lollett, C. M., 399 --------Terrazas Torres, C., 241 Lollett, Carlos Miguel, 63, 387 Malagarriga, Carlos, 348 Mercado Común Centroamericano, 64, 440 Mercado Común Latinoamericano, 8 Montaya Manfredi, Ulises, 90 Mosquera, Manuel, 89 Nota de Crédito Rural — Araujo Medeiro, E. de, 423, 432 — Assumpcáo, A. P. de, 423, 432 Olmedo, Ceferino, 90 Orione, Francisco, 305, 442 Pagaré — Cámara, H., 346 — INTAL (exposición de motivos) 16, 139 — Ley Uniforme de Ginebra, 115 — Lollett, C. M., 401 — Terrazas Torres, C., 250 — ^Winizky, I., 300/301 — ■contenido — — Cámara, H., 346 --------- Cervantes Ahumada, R., 107 (exposición de moti­ vos), 140 ---------- i n t a l (texto), 32 --------Ley Uniforme de Ginebra, 115 -------- Lollett, C. M., 401 --------Terrazas Torres, C., 346 — requisitos --------. Cervantes Ahumada, R., 195 ---------- INTAL ---------- INTAL v o s ), ---------- INTAL (e x p o s ic ió n ---------- INTAL v o s ), ---------I NTAL (e x p o s ic ió n de m o t i­ 139 (texto), 32 --------Ley Uniforme de Ginebra, 115 --------Lollett, C. M., 401 — suscriptor --------- Cervantes Ahumada, R., 195 de m o t i­ 139 (texto), 32 --------Ley Uniforme de Ginebra, 115 --------^Lollett, C. M., 401 --------Terrazas Torres, C., 250 Pangrazio, Miguel Angel, 90 Parlamento Latinoamericano, 7 ; 8 ; 13; 71; 315; 318 Quintana Ferreyra, Francisco, 89; 268; 299; 325; 435 65; Quintero, Carlos, 90 Ramírez, Roberto, 63; 65; 90; 311 Ray, José D., 89 Robledo Uribe, Emilio, 304; 356; 358 Rotondi, Mario, 266; 267 Secretaría Permanente de Integra­ ción Económica Centroamericana, 7 véase, Secretaría Permanente de Integración Económica Centro­ americana SIEGA, Terrazas Torres, Carlos, 63; 65; 90; 501 Títulos-Valores — acción cambiaria --------- Cámara H., 350 ---------- INTAL (texto), 23 --------Lollett, C. M., 408 --------Quintana Ferreyra, F., 444 --------Terrazas Torres, C., 249 ----------- c a d u c id a d ------------ -Cámara, H., 347; 350 --------— Cervantes Ahumada, R., 213 ----------------INTAL (texto), 52 ---------- Ley Uniforme de Ginebra, 109 ----- defensas ----------Cámara, H., 350 ----------Cervantes Ahumada, R., 212 (texto), 50 ----------Terrazas Torres, C., 247 ----- - directa ----------Cervantes Ahumada, R., 211; 214 ------------ INTAL (texto), 50 ----------Terrazas Torres, C., 247 ----- ejercitación ----------Cámara H., 347; 350 --------- Cervantes Ahumada, R., ------------ INTAL 211 (texto), 50 --------- ^Ley Uniforme de Ginebra, 108; 110 --------- -Terrazas Torres, C., 247 ------ excepciones --------- Cámara H., 350 ----------Cervantes Ahumada, R., 212/213 ------------ INTAL (texto), 50 ------ multas --------- Cervantes Ahumada, R., 213/214 ------------ INTAL (texto), 51 -----pagos -----— Cámara, H., 350 - — — Cervantes Ahumada, R., ------------ ^INTAL 211 (texto), 49 ----------Ley Uniforme de Ginebra, 108 ----------Terrazas Torres, 247/248 ------ prórroga ------------ i n t a l (texto), 51/52 — Terrazas Torres, C., 250 -----de regreso ----------Cámara H., 350 ----------Cervantes Ahumada, R., 211; 214 ----- — i n t a l (texto), 49 ----- — Ley Uniforme de Ginebra, 108 - afectaciones o gravámenes ------ Cervantes Ahumada, R., 184 ------ - i n t a l (texto), 20 ----- - Terrazas Torres, C., 232 - alteración del texto ----- - Cervantes Ahumada, R., 184 ----- INTAL (texto), 21 ----- Inst. Centroamericano de De­ recho Comparado, 147 ------------ IN TAL --------Terrazas Torres, C., 234 — aval --------antecedentes del proyecto, 75 -------- Cervantes Ahumada, R., 185 --------^Inst. Centroamericano de De­ recho Comparado, 148 --------Fontanarrosa, R., 270/272 --------Lollett, C. M., 393 ■ ------- Terrazas Torres, C., 235 --------forma de constancia ------------ Cervantes Ahumada, R., 185 ------------ Fontanarrosa, R., 270/272 ------------ INTAL (texto), 21/22 ------------ Inst. Centroamericano de Derecho Comparado, 148 ------------ Terrazas Torres, C., 235 --------garantía ------------ Cervantes Ahumada, R., 185 --------— Fontanarrosa, R., 270/271 ------------ Inst. Centroamericano de Derecho Comparado, 148 -------------- INTAL (texto), 20 ------------ Lollett, C. M., 394 ------------ Terrazas Torres, C., 235 Títulos-Valores — bono de prenda, véase. Bono de Prenda Títulos-Valores — bonos bancarios, véase. Bonos Bancarios — cancelación del título Cámara, H., 351 --------- Cervantes Ahumada, R., 217 -------- INTAL (texto), 55/56 --------Lollett, C. M., 409 --------Terrazas Torres, C., 233 Títulos-Valores — carta de porte, véase, Carta de Porte Títulos-Valores — cédulas hipotecarias, véase. Cé­ dulas Hipotecarias Títulos-Valores — certificado de depósito, Certificado de Depósito véase, Títulos-Valores — conocimiento de embarque, véase. Conocimiento de Embarque — creación en el extranjero requisitos ------------ Cervantes Ahumana, R., 186 -------------Inst. Centroamericano de Derecho Comparado, 149 --------— INTAL (texto), 23 -------------Lollett, C. M., 4 1 0 Títulos-Valores — cheques, véase, Cheques Títulos-Valores — debentures, véase. Debentures — ' definición --------antecedentes del proyecto, 71 --------Azeredo Santos, T. de, 36 6 --------Cámara, H., 3 7 7 --------Cervantes Ahumada, R., 1 8 3 --------Fontanarrosa, R., 2 7 0 --------Inst. Centroamericano de De­ recho Comparado, 146 --------- INTAX, (exposición de moti­ vos), 1 34 -------- 'IN T A L (texto), 20 --------Lollet, C .M ., 3 8 8 ; 392 --------Lasalvia Copene, R., 3 6 7 /3 6 S — — Terrazas Torres, C., 2 3 1 Winizky, I., 2 9 6 /2 9 7 — deterioro o destrucción INTAL (texto), 55 — derivación de obligación cambia­ ria — — Cervantes Ahumada, R., 1 8 5 INTAL (texto), 20 --------- Inst. Centroamericano de De­ recho Comparado, 1 4 8 /1 4 9 -------- Terrazas Torres, C., 2 2 6 — documentos de identificación — — Cervantes Ahumada, R., 1 8 6 — . — INTAL (texto), 23 — ^efectos de la ley -------- Cervantes Ahumada, R., 18 3 -------- INTAL (texto), 19 --------Inst. Centroamericano de De­ recho Comparado, 146 ------- -Lollett, C. M., 39 2 --------Terrazas Torres, C., 2 3 1 — ^ejercicio del derecho — — Cervantes Ahumada, R., 18 5 INTAL (texto), 20 -------- Terrazas Torres, C., 2 3 1 Títulos-Valores — factura cambiarla, véase. Factu­ ra Cambiaria — firma --------antecedentes del proyecto, 75 --------Cervantes Ahumada, R., 184 --------- INTAL (texto), 20 --------Inst. Centroamericano de De­ recho Comparado, 146 --------Lollett, C. M., 39 3 --------Terrazas Torres, C., 231; 233 — -forma de circulación --------cambio — -Cervantes Ahumada, R., 184 — -Fontanarrosa, R., 275; 276 — --- Lollett, C. M., 394 --------— Terrazas Torres, C., 231 — ^importe --------diferencia entre Letras y Nú­ meros ------------ Cervantes Ahumada, R., 184 ------------ INTAL (texto), 20 ------------ Terrazas Torres, C., 232 ----------Lollett, C. M., 395 ----------Terrazas Torres, 237 - extensión -----— Azeredo Santos, T. de, 366 -----— Azeredo Santos, T. de, 366 ------------ INTAL (texto), 23 ----------Lollett, C. M., 395 ----------Terrazas Torres, C., 237 -----registro de la transmisión ----------Azeredo Santos, T. de, 366 ----------Cervantes Ahumada, R., 187 ----------INTAL (texto), 24 ----------Lollett, C. M., 395 ----------Terrazas Torres, C., 237 - oblig-aciones del representante Títulos-Valores ----- Cervantes Ahumada, R., 185 — Letra de cambio, véase, Letra ----- Inst. Centroamericano de De­ de Cambio recho Comparado, 148 — menciones y requisitos de la Ley ------ INTAL (texto), 23 omisiones ----- Terrazas Torres, C., 233 ------------ Cervantes Ahumada, R., - obligaciones del suscriptor 183/184 ----- Cervantes Ahumada, R., 184 ------------ -I NTAL (texto), 20 ----- Inst. Centroamericano de De­ ------------ Inst. Centroamericano de recho Comparado, 147 Derecho Comparado, 146/ -------INTAL (texto), 20 147 ----- Terrazas Torres, C., 233 ------------ Lollett, C. M., 394/395 ----- solidaridad —---- -------------- Terrazas Torres, C., 232/ ----- — Cervantes Ahumada, R., 234 185 — nominativos ----------Inst. Centroamericano de --------creador; tenedor Derecho Comparado, 148 ------------ antecedentes del proyecto, ------ — ^INTAL (texto), 20 76 ----- — Terrazas Torres, C., 233 ------------ Araujo Medeiro, E. de, 226 - oposición de excepción --------— Assumpção, A. P. de, 226 ----- Cervantes Ahumada, R., 218 ------------ Cervantes Ahumada, R., -------- INTAL (texto), 22 187 - a la orden ----------------INTAL (texto), 23 ----- endosos ------------ Lollett, C. M., 395 ---------- derechos y obligaciones del ------------ Terrazas Torres, C., 237 adquiriente — — disposiciones aplicables ---------------Azeredo Santos, T. de, --------— Azeredo Santos, T. de, 366 366 --------— Cámara, H., 346 ------------ Cervantes Ahumada, R., ----- --------- Cervantes Ahumada, R., 187/189 187 ---------------Inst. Centroamericano ----------------INTAL (exposición de mo­ de Derecho Comparado, tivos), 137 152 — --INTAL (texto), 24 ------------------ IN TAL (exposición de ------- — Inst. Centroamericano de motivos), 138 Derecho Comparado, 150 --------------- INTAL (texto), 24 ------------ Lollett, C. M., 395 --------------- Lollett, C. M., 396 ------------ Terrazas Torres, C., 237 ---------------Terrazas Torres, C., 238 --------- endosos /239 ------------ Azeredo Santos, T, de, 366 ----------- entre bancos ------------ Cervantes Ahumada, R., - — — — Cervantes Ahumada, R., 187 189 ----------------INTAL (texto), 24 --------- Inst. Centroamericano de Derecho Comparado, 151 ------------ INTAL (exposición de motivos), 138 ------------ INTAL (texto), 26 ----------Terrazas Torres, C., 238 ----- en garantía -----— Azeredo Santos, T. de, 366 ----------Cervantes Ahumada, R., 189 ----------Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 151 ------------ INTAL (e x p o s ic ió n de motivos), 138 ------------ i n t a l (texto), 25 ----------Terrazas Torres, C., 238 ----- impedimento ----------Azeredo Santos, T. de, 366. ----------Cervantes Ahumada, R., 187 ----------Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 151 -------------IN T A L (e x p o s ic ió n de motivos), 138 ------------ INTAL (texto), 24 ----------Terrazas Torres, C., 238 ----- omisión de requisitos ----- — Cervantes Ahumada, R., 188 ----------Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 151 -------------INTAL (e x p o s ic ió n de motivos), 138 -------------INTAL (texto), 24 ---------- Terrazas Torres, C., 238 ----- requisitos ---------- Cervantes Ahumada, R., 188 ---------- Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 151 -------------INTAL (e x p o s ic ió n de motivos), 138 -------— INTAL (texto), 24 ---------- Lollett, C. M., 396 ---------- Terrazas Torres, C., 238 - otorgamiento ----- Cervantes Ahumada, R., 187 ----- Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 150 (exposición de mo­ tivos), 138 ---------------- i n t a l (texto), 24 — -^Lollett, C. M., 388; 396 ------------ Terrazas Torres, C., 237 --------transmisión --------Cervantes Ahumada, R., 187 ------------ Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 150 — _ _ — INTAL (exposición de mo­ tivos), 138 ----------------INTAL (texto), 24 ------------ Terrazas Torres, C., 237 Títulos-valores — pagaré, véase, Pagaré — al portador --------obligación de pago ------------ Cervantes Ahumada, R., 190 ------------ Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 152 ----------------INTAL (texto), 26 ------------ Lollett, C. M., 398 — -------- Terrazas Torres, C., 239 /240 --------definición ------------ Cervantes Ahumada, R., 189 ------------ Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 152 ----------------INTAL (exposición de mo­ tivos), 134 ----------------INTAL (texto), 26 ------------ Lollet, C. M., 398 ------------ - Terrazas Torres, C., 239 --------“ en contravención” ------------ Cervantes Ahumada, R., 190 ------------ Instit. Centroamericana de Derecho Comparado, 152 ----------------IN TAL (texto), 26 Lollet, C. M., 398 ------------ Terrazas Torres, C., 239 — procedimientos de cobro --------alegatos, presentación ------------ Cervantes Ahumada, R., 216 ------------ Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 178 ----------------INTAL (texto), 53 -------- comparencias ------------ Cervantes Ahumada, R., 215 ------------ Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 178 ----------------INTAL (texto), 53 ----------------^INTAL ----- definición ----------antecedentes del proyecto, 83 - — — Cervantes Ahumada, R., 214 ---------- Fontanarrosa, R., 293 ----------Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 178 ------------ INTAL (texto), 52 _ _ _ _ Lollett, C. M., 408 ----------Terrazas Torres, C., 227 ----- embargos ----------levantamiento ----- ---------Cervantes Ahumada, R., 215 -------------- Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 178 ------------------ INTAL (texto), 53 -------------- Terrazas Torres, C., 235 ----- fianzas ------ — INTAL (texto), 53 ----- incidentes Cervantes Ahumada, R., 215 ----------Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 179 ------ - — INTAL (texto), 53 ----- -mandamiento en forma Cervantes Ahumada, R., 214 ------ - — INTAL (texto), 52/53 ----- pago de costas Cervantes Ahumada, R., 215 ----------Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 178 INTAL (texto), 53 ------ término probatorio conjunto — - — Cervantes Ahumada, R., 215 INTAL (texto), 53 -propietario según la ley ----- Cervantes Ahumada, R., 187 ----- I n s t i t . Centroamericano de Derecho Comparado, 147 ------ INTAL (texto), 23 ----- Terrazas Torres, C., 232 - recepción -----Cervantes Ahumada, R., 186 ------ INTAL (texto), 20 - reivindicación -----Cámara, H., 351 ----- Cervantes Ahumada, R., 184 ------ INTAL (texto), 56 -----Lollett, C. M., 409 - reposición --------Cámara, H., 351 — — Cervantes Ahumada, R., 218 ---------- - INTAL (texto), 55 — — Lollett, C. M., 409 — representación de mercancías — — atribuciones del tenedor Cámara, H., 349 — --Cervantes Ahumada, R., 186 -------------Fontanarrosa, R., 271 — --Instit. Centroamericano de Derecho Comparado, 149 -------------Terrazas Torres, C., 232 — representación de obligaciones --------Cervantes Ahumada, R., 186 ---------- INTAL (texto), 22 --------- Terrazas Torres, C., 233 — restitución -------- IN TAL (texto), 23 — reunión de especialistas .acta, 63/89 — robos -------- Ley Uniforme de Ginebra, 122 --------Terrazas Torres, C., 157 — suscripción del título sustituto --------Cervantes Ahumada, 218 ---------- INTAL (texto), 56 — suscripción por parte de entida­ des o sociedades -------- Cervantes Ahumada, R., 186 — — I n s t i t . Centroamericano de Derecho Comparado, 148 --------Cervantes Ahumada, R., 217 -------- Terrazas Torres, C., 233 — transmisión -------- Cervantes Ahumada, R., 186 -------- I n s t i t . Centroamericano de Derecho Comparado, 147; 149 ---------- IN TAL (texto), 20 -------- Terrazas Torres, C., 232 — vencimiento del “ nuevo título” Cervantes Ahumada, R., 218 — — INTAL (texto), 56 — ^vencimiento del “título” --------Cervantes Ahumada, R., 217 ---------- IN TA L (texto), 56 -------- Terrazas Torres, 234 — seguro contra incendios Terrazas Torres, C., 259 Torrico, René, 90 Townsend Ezcurra, Andrés, 61 Urquía, Rafael, 90 Vaselli, Mario, 265; 274 Vergara del Carril, Angel Daniel, 89; 299 Winizky, Ignacio, 63; 66; 304 90; 295; Vieira, Manuel, 90 Zuleta Ángel, Alberto, 63; 853 ÍNDICE DE LEYES, PROYECTOS Y ANTEPROYECTOS J, PR O YECTO D E L E Y PARA U N IF O R M E D E A M ÉR IC A íij; , TITU L O S-V A LO R E S L A T IN A Pág. Exposición de m o tiv o s .................................................................................. ........................... G e n e r a lid a d e s ...................................................................................................................... A n t e c e d e n t e s d e l p r o y e c t o ......................................................................................... E s t r u c t u r a ............................................................................................................................. 1. T í t u l o p r i m e r o ................................................................................................. 2. T ít u lo s e g u n d o .................................................................................. .............. — D e la l e t r a d e c a m b i o ............................................................................... — D e l p a g a r é y d e l c h e q u e ......................................................................... — D e lo s d e b e n t u r e s ...................................................................................... — D e l c e r t i f i c a d o d e d e p ó s it o y d e l b o n o d e p r e n d a ...................... — D e la c a r t a d e p o r t e o c o n o c i m i e n t o d e e m b a r q u e .................. — D e la f a c t u r a c a m b i a r i a . .................................................................... 3. T ít u lo t e r c e r o ..................................................................................................... — D e l p r o c e d im ie n t o ...................................................................................... C o n c lu s ió n .............................................................................................................................. Texto del proyecto .............................................................................. ..................................... T ít u l o p r i m e r o : DE LOS TÍTULOS-VALORES EN GENERAL CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO 13 13 14 14 14 15 15 16 16 17 17 18 18 18 19 19 ............................................................................ 19 I : D is p o s ic io n e s g e n e r a le s .......... ......................................... ...................... I I : D e lo s t ít u lo s n o m in a t iv o s ...................................................................... III: D e lo s t ít u lo s a la o r d e n ......................................................................... IV : D e lo s t ít u lo s a l p o r t a d o r ...................................................................... 19 23 24 26 T ít u l o s e g u n d o : DE LAS DISTINTAS ESPECIES DE TÍTULOS-VALORES CAPÍTULO I : D e l a le t r a d e c a m b io ............................................. .............................................................................. d e l a f o r m a d e la l e t r a d e c a m b io ............................................. .............................................................................. Sección Segunda: D e la a c e p t a c ió n ................................................................. Sección Tercera: D e l p a g o .................................................................................... Sección Cuarta: D e l p r o t e s t o .................................................................................. CAPÍTULO I I : D el p a g a r é ..................................................................................... CAPÍTULO I II: D e l c h e q u e ...................................................................................... Sección Primera: D e l a c r e a c i ó n y d e l a f o r m a d el c h e q u e .......... Sección Segunda: D e la p r e s e n t a c ió n y d e l p a g o .................................... Sección Tercera: D e lo s c h e q u e s e s p e c ia le s ............... . . . ....................... Sub-sección Primera: D e l c h e q u e c r u z a d o ............................................ Sub-sección Segunda: D e l c h e q u e p a r a a b o n o en c u e n ta . . . . Sub-sección Tercera: D e l c h e q u e c e r t i f i c a d o ...................................... 27 27 Sección Primera: D e la c r e a c ió n y 27 28 30 30 32 32 32 33 35 35 36 36 Stib-sección Cuarta : Del cheque con provisión garantizada . . Siíh-sección Quinta: De los cheques de caja ............................... Suh-sección Sexta: De los cheques de viajero ........................... Suh-sección Séptima: De los cheques con talón para recibo . . CAPÍTULO IV : De los debentures ....................................................... Sección Primera: De los debentures en general .................... .. Sección Segunda: De los debentures convertiblesen acciones . . . Sección Tercera: De los debentures o bonos bancarios ................ CAPÍTULO v: Del certificado de depósito y del bono de prenda ........... CAPÍTULO V I: De la carta de porte o conocimiento de embarque ........... CAPÍTULO V II: De la factura cambiarla ................................. ........................ T ít u l o Pág. 37 37 37 38 39 39 43 44 45 47 48 tercero: ............................... 49 CAPÍTULO I : De la acción cambiaria ...................... ........................................... CAPÍTULO I I : Del procedimiento de cobro ....................................................... 49 52 52 54 DE LAS ACCIONES Y DE LOS PROCEDIMIENTOS CAMBIARIOS Sección Primera: Del procedimiento de cobro engeneral ............. Sección Segunda: Del cobro del bono de prenda ................................. CAPÍTULO II I : De la cancelación, la reposición y la reivindicación de los títulos-valores .................................................................................................. 55 TE XTO D E L A L E Y U N IFO R M E D E G IN EB R A SOBRE L A L E T R A D E CAM BIO, D E L 7 D E JU N IO D E 1930 T ít u l o p r i m e r o : DE l a LETRA DE CAMBIO .......................................................................................................... c a p í t u l o i : D e la e m is ió n y d e la f o r m a d e la l e t r a d e c a m b io . . . . CAPÍTULO I I : E l e n d o s o ....................................................................................................... c a p ít u l o I I I : D e la a c e p t a c ió n ...................................................................... .............. CAPÍTULO IV : D e l a v a l .......................................................................................................... CAPÍTULO v : D e l v e n c im ie n t o ................ ......................................................................... CAPÍTULO v i : D e l p a g o ....................................................................................................... CAPÍTULO v i l : D e la s a c c io n e s p o r f a l t a d e a c e p t a c ió n y p o r f a l t a de p a g o ................................................................................................................................ CAPÍTULO v i i i : D e la in t e r v e n c ió n .............................................................................. 1. D is p o s ic io n e s g e n e r a le s ................................................................................... 2. A c e p t a c i ó n p o r in t e r v e n c ió n ........................................................................... 3. D e l p a g o p o r in t e r v e n c ió n ........................................................................... CAPÍTULO IX : D e la p lu r a lid a d d e e je m p la r e s y d e c o p ia s .................... 1. P l u r a l i d a d d e e je m p l a r e s .............................................................................. 2. De la s c o p ia s ...................................................................................................... CAPÍTULO X : D e la s a l t e r a c io n e s ................................................... ...................... CAPÍTULO X I: D e la p r e s c r i p c i ó n .......................................................................... CAPÍTULO X II: D is p o s ic io n e s g e n e r a le s .................................................................... T ít u l o s e g u n d o : DEL PAGARÉ ................................................................................................................................ DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS 97 97 97 101 102 103 104 105 110 110 110 111 112 112 113 113 114 114 115 ................................................................................... 116 CAPÍTULO i : D e l p r o t e s t o ..................................................................................................... CAPÍTULO I I : D e la a c c ió n d e e n r iq u e c im ie n t o .................................................. 116 118 TEXTO D E L A L E Y U N IFO R M E D E G IN EB R A SO B RE E L C H EQUE, D E L 19 D E M AR ZO D E 1931 CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO i : De la emisión y de la forma del cheque ............................ I I : De la t r a n s m is ió n ...................................................................................... I I I : Del aval ............. ............................................................................. IV : De la presentación y del pago ............................................ v: Del cheque cruzado y del cheque para abonar en cuenta V I: De las acciones en caso de falta de pago ........................ vil: De la pluralidad de ejemplares ........................................ V III : De las alteraciones ................................................. IX : De l a prescripción ..................................................... ................. X : Disposiciones generales .......................................................... IN S TITU T O C EN TR O A M ER IC AN O DE DERECH O Pág*. 119 121 12 3 123 125 126 128 129 129 129 COM­ P A R A D O : PR OYECTO D E L E Y U N IF O R M E C E N T R O A M E ­ R IC A N A D E T ít u l o p r i m e r o : DE LOS TÍTULOS-VALORES CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO CAPÍTULO I: II: III: IV : GENERAL .................................................................. D is p o s ic io n e s g eiífe ra le s ....................................................................... D e lo s t ít u lo s n o m in a t iv o s ................................................................. D e lo s t ít u lo s a la o r d e n ................................................................... D e lo s t ít u lo s a l p o r t a d o r ................................................................. T ít u l o s e g u n d o : DE l a s DISTINTAS CAPÍTULO l : EN T ÍT U L O S -V A LO R E S De la ESPECIES DE le t r a de TÍTULOS-VALORES ........................................... c a m b io ........................................................................ d e la le t r a d e c a m b io ....................................................................................................... ................. Sección Segunda: D e la a c e p t a c i ó n ................................................................ Sección Tercera : D e l p a g o .................... . . ....................... ................................ Sección Cuarta: D e l p r o t e s t o . . .................. ..................................................... CAPÍTULO I I : D el p a g a ré ............................................................................................... CAPÍTULO I I I : D e l c h e q u e ................................................................................................. Sección Primera: D e la c r e a c ió n y d e la f o r m a d e l c h e q u e . . . Sección Segunda: la p r e s e n t a c ió n y d e l p a g o ........................159 Sección Tercera: D e lo s c h e q u e s e s p e c ia le s ............................................ Sub-sección Primera: D e l c h e q u e c r u z a d o .................................. Sub-sección Segunda: D e l c h e q u e p a r a a b o n o e n c u e n ta . . Sub-sección Tercera: D e l c h e q u e c e r t i f i c a d o ..................................... Sub-sección Cuarta: D e l ch eq u e con p ro v is ió n g a r a n tiz a d a Sub-sección Quinta: D e lo s c h e q u e s d e c a j a ........................ Sub-sección Sexta: D e lo s c h e q u e s d e v i a j e r o ........................ Sub-sección Séptima: D e lo s c h e q u e s c o n t a ló n p a r a re c ib o Sub-sección Octava: D e l c h e q u e c e n t r o a m e r i c a n o ........................ CAPÍTULO IV : D e la s o b lig a c io n e s ............. ............................................................. Sección Primera: D e la s o b l i g a c i o n e s e n g e n e r a l ............................... Sección Segunda: D e la s o b l i g a c i o n e s c o n v e r t ib le s en 'a c c io n e s . Sección Tercera: D e la s o b l i g a c i o n e s b a n c a r i a s ................................... CAPÍTULO v : D e l c e r t i f i c a d o d e d e p ó s it o y d e l b o n o d e p r e n d a . . . . . 146 146 150 150 152 153 153 Sección Primera: D e la c r e a c ió n y d e la f o r m a 1^3 154 155 156 15 8 158 158 161 16 1 162 162 163 16 3 16 3 164 164 165 165 169 169 170 CAPÍTULO V I: CAPÍTULO V i l : T ít u l o DE LOS De la carta de porte o conocimiento de embarque . . . . De la factura cambiaria ........................................................ Pág. 172 173 tercero: .......................................................................................... p r o c e d im ie n t o s De la acción cambiaria ................................................................ Del procedimiento de cobro .................................................... Sección Primera: Del procedimientodecobroen general ................. Sección Segunda: Del cobro del bono deprenda ................................ c a p í t u l o II I: De la cancelación, la reposición y la reinvindicación de los títulos-valores ...................... ....................................................................... c a p ít u l o c a p ít u l o : II: i ANTEPROYECTO DE VALORES LOS PA R A T ít u l o p r i m e r o : DE l o s t í t u l o s - v a l o r e s EN LEY U N IFO RM E P A ÍSES GENERAL DE DE AM ÉRICA ........................................................................ i CAPÍTULO I : De la ESPECIES DE TÍTULOS-VALORES le t r a de 180 L A T IN A c a p ít u l o T ít u l o s e g u n d o : DE l a s d i s t i n t a s 175 178 178 179 TÍTULOS- : D is p o s ic io n e s g e n e r a le s ..................................................................... II: D e lo s t ít u lo s n o m in a t iv o s . ................................................................. c a p ít u l o III: D e lo s t í t u lo s a la o r d e n ................................................................... CAPÍTULO IV : D e lo s t í t u lo s a l p o r t a d o r .................................................................. c a p ít u l o 175 ............................................... c a m b io ........................................................................ de c a m b io ........................................................................................................................... Sección Segunda: D e la a c e p t a c ió n ........................................................... Sección Tercera: D e l p a g o ................................ ............................................... Sección Cuarta: D el p rotesto ........................................................... CAPÍTULO I I : D e l p a g a r é ................................................................................................. CAPÍTULO I I I : D el c h e q u e ........... .. ................................................................................. Sección Primera: D e la c r e a c i ó n y d e l a f o r m a d el c h e q u e . . . . Sección Segundea: D e la p r e s e n t a c ió n y d e l p a g o ........................... Sección Tercera: D e lo s c h e q u e s e s p e c ia le s ......................................... Suh-sección Primera: D e l c h e q u e c r u z a d o ......................................... Sub-sección Segunda: D e l c h e q u e p a r a a b o n o e n c u e n t a . . . . Suh-sección Tercera: D e l c h e q u e c e r t i f i c a d o .................................. Sub-sección Cuarta: D e l c h e q u e c o n p r o v i s i ó n g a r a n t iz a d a . . Suh-sección Quinta: D e lo s c h e q u e s d e c a j a ...................................... Sub-sección Sexta: D e lo s c h e q u e s d e v i a j e r o ................................. Suh-sección Séptima: D e lo s c h e q u e s c o n t a ló n p a r a r e c ib o .. CAPÍTULO IV : D e lo s d e b e n t u r e s ................................... .................................. ........ Sección Primera: D e lo s d e b e n t u r e s en g e n e r a l .................................... Sección Segunda: D e la s o b l i g a c i o n e s c o n v e r t ib l e s e n a c c io n e s . . Sección Tercera: D e lo s d e b e n t u r e s o b o n o s b a n c a r i o s ....................... CAPÍTULO v : D e l c e r t i f i c a d o d e d e p ó s it o y d el b o n o de p r e n d a ............. CAPÍTULO VI: D e la c a r t a d e p o r t e o c o n o c im ie n t o d e e m b a r q u e ............. CAPÍTULO V II: D e la f a c t u r a c a m b ia r ia .................................................................... 183 183 187 18 7 189 190 190 Sección Primera: D e la c r e a c i ó n y d e la f o r m a d e la le t r a 191 193 193 195 1^5 19 5 196 198 19 8 199 19 9 200 200 200 201 201 201 206 206 207 209 210 T ít u l o tercero: DE PROCEDIMIENTOS ............................................................................................ 211 De la acción cambiarla .................................................................. Del procedimiento de cobro .......................................................... Sección Primera: Del procedimiento de cobro en general ................. .......................... Sección Segunda : Del cobro del bono de prenda CAPÍTULO I I I : De la cancelación, la reposición y la reivindicación de los títulos-valores ........................................................................................................ 211 214 214 215 los CAPÍTULO I : CAPÍTULO I I : 216 P rólogo PARTE PRIMERA PROYECTO DE L E Y UN IFO RM E D E T ÍTU LO S-V ALO R ES P AR A Carta del AM ÉR IC A L A T IN A ................................ 11 Proyccto de ley uniforme de títulos-valores para AméricaLatina . . . . a. Exposición de motivos .......................................... •••................... b. Texto del proyecto de ley uniforme de títulos-valores para América Latina ............................................................................................ 13 13 in t a l al Parlamento Latinoamericano Antecedentes del proyecto Pedido de asesoramiento del Parlamento Latinoamericano ali n t a l . . . Reunión de especialistas en títulos-valores organizada por el i n t a l , del 13 al 15 de octubre de 1966 ................................................................... a. Acta de la reunión de especialistas realizada en el i n t a l , del 13 al 15 de octubre de 1966, para considerar el anteproyecto ' de ley unifarme de títulos-valores para América Latina ........... b. Comentario técnico de los debates ....................................................... Anexos: — Agenda de la reunión de especialistas en títulos-valores, Buenos Aires, 13 al 15 de octubre de 1966: Bases para un anteproyecto de ley uniforme de títulos-valores que responda a las necesidades y exigencias de la integración latinoamericana .................................... — Participantes en la reunión ............................................................................. — Resolución de la III Reunión de Gobernadores, Caracas, del 19 al 20 de setiembre de 1966 ...................... .............................. ................................ 19 61 63 63 66 89 89 91 PARTE SEGUNDA DOCUMENTOS D E TRABAJO CON SIDERADOS E N L A REUNIÓN D E E S P E C IA L IS T A S i; ' 2. a. Texto de la ley uniforme de Ginebra sobre la letra de cambio, del 7 de junio de 1930 .............................................................................. b. Texto de la ley uniforme de Ginebra sobre el cheque, del 19 de marzo de 1931 ....................................................... ............................... .. 119 a. Instituto Cfmtroamericano de Derecho Compa}‘ado: Exposición de motivos del proyecto de ley uniforme centroamericana de títulos-valores ................................................................................................. 131 97 b. Instituto Centroamericano de Derecho Comparado: Proyecto de ley uniforme centroamericana de títulos-valores .................... 146 3. Anteproyecto de ley uniforme de títulos valores para América Latina: informe preparado para el intal por el profesor Raiíl Cervantes Ahumada .......................................................................................... 183 4. Consideraciones sobre la ley uniforme de Ginebra, del 7 de junio de 1930; la ley uniforme de Ginebra sobre el cheque, del 19 de marzo de 1931; y el proyecto de ley uniforme centroamericana de títulos-valores: informe preparado para el intal por el pro­ fesor Carlos Terrazas T..................................................................................... 219 5. Consideraciones sobre el anteproyecto de ley uniforme centro­ americana de títulos-valores, y sobre la posibilidad y conveniencia de dictar una ley uniforme latinoamericana sobre títulos-valores: informe preparado para el i n t a l por el profesor Rodolfo O. Fontanarrosa ....................................................................................................... 263 6. Consideraciones sobre el anteproyecto de ley uniforme centro­ americana de títulos-valores, y sobre la posibilidad y conveniencia de dictar una ley uniforme latinoamericana sobre títulos-valores: informe preparado para el i n t a l por el profesor Ignacio Winizky 295 7. Observaciones al proyecto de ley uniforme de títulos-valores centro­ americana : informe preparado para el intal por el profesor Héctor Cámara ..................................................................................................... 317 8. Consideraciones sobre la ley uniforme d e Ginebra, y el proyecto de ley uniforme centroamericana de títulos-valores: informe pre­ parado para el i n t a l por el profesor Alberto Zuleta Ángel . . . . 353 9. Observaciones sobre el proyecto de ley uniforme centroamericana de títulos-valores: informe preparado para el i n t a l por el profe­ sor Teophilo de Azeredo Santos ................................................................ 365 10. Sobre un proyecto de ley uniforme en materia de títulos de cré­ dito: informe preparado para el i n t a l por el profesor Rafael Lasalvia Copene ................................................................................................. 371 Consideraciones sobre un proyecto de ley de títulos-valores para los países latinoamericanos, con especial referencia al proyecto de ley uniforme centroamericana de títulos-valores y a la ley uni­ forme de Ginebra, del 7 de junio de 1930: informe preparado para el i n t a l por el profesor Carlos Miguel Lollet ........................... 387 Documento de Edson de Araújo Medeiros y Antonio Pió de Assumpção (h) ................................................................................................... 413 11. 12. 13. El derecho cambiario y lajs zonas de libre comercio latinoameri­ canas: informe preparado para las Jornadas de Derecho Comercial de la Universidad Nacional de Cuyo, Argentina, 1965, por el pro­ fesor Fy'ancisco Quintana Fey^^eyra .............................................. .......... 435 .......................................................................................................... 447 .............................................. 461 ín d ic e a n a l ít ic o ín d ic e de ÍNDICE GENERAL leyes, PROYECTOS Y ANTEPROYECTOS .................................................................................................... 467