COLEGIO PARTICULAR BETEL Departamento de Capellanía DEVOCIONAL DIARIO Mes de Septiembre 2013 SEMANA 26 Texto de la Semana: “Pero cierto Samaritano, que iba de viaje, llegó a donde él estaba; y cuando lo vio, tuvo compasión. Acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó.” Mateo 10:33-34 Mi compromiso (Lunes) Si hay algo que como país nos distingue y nos caracteriza entre otras naciones, es el sentido de solidaridad que está presente como una muestra de la identidad nacional. Y si esta palabra es común en nuestro lenguaje, no debería ser ajeno a nuestra forma de actuar. Hay una palabra que también refleja un sentimiento similar y que en la biblia es utilizada para reconocer el amor de Dios hacia nosotros, y a su vez, la de las personas hacia otras. Esta palabra es la misericordia. En la biblia la palabra “misericordia” se origina en la lengua latina y es el resultado de la suma de dos términos distintos: Misere que significa “pobre”, y corda que traducimos por “corazón”. La misericordia es la capacidad de entregar algo de sí mismo a la pobreza del corazón de mi hermano. Así actúa siempre Jesús: al corazón pobre de nosotros pecadores, Jesús le entrega el perdón; a la mirada desecha de Pedro cuando le negó, Jesús la llena con el consuelo; el sufrimiento desesperado del ladrón en la cruz, lo colma el Señor con la certeza del reino. La misericordia pasa siempre por el esfuerzo de arrancar algo de mí, para que sirva al crecimiento humano del otro. ¡Qué distinta son la lástima y la misericordia! La lástima implica darse cuenta de la pobreza del otro y sentir, por qué no, remordimiento ante el dolor del hermano. Pero la lastima acaba siempre por pasar de largo ante el sufrimiento del prójimo y tolerar que el estado de sufrimiento se mantenga de manera permanente. La misericordia, es algo muy distinto: entregar algo de sí mismo a la pobreza del corazón de mi hermano para que éste crezca en humanidad. La misericordia es una gran virtud, la lástima no pasa de ser un triste defecto. Hoy la pregunta para este mes es: ¿Cuál será mi actitud?, ¿De lástima o misericordia? Dios nos permite asumir un tiempo de misericordia y amor para bendecir a otros. Ese es mi compromiso. Espero que sea el tuyo también. Oración: Señor Jesús, muchas gracias porque pones delante de nosotros el desafío de entregar amor, misericordia y ser solidarios con los que poseen menos. Permítenos ser aquellos que sienten la necesidad de los que tienen menos. En el nombre de Jesús. Amén. Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; Sí, la obra de nuestras manos confirma Salmo 90:17. COLEGIO PARTICULAR BETEL Departamento de Capellanía DEVOCIONAL DIARIO Mes de Septiembre 2013 SEMANA 26 Texto de la Semana: “Pero cierto Samaritano, que iba de viaje, llegó a donde él estaba; y cuando lo vio, tuvo compasión. Acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó.” Mateo 10:33-34 El buen Samaritano (Martes) Jesús le respondió: “Cierto hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, los cuales después de despojarlo y de darle golpes, se fueron, dejándolo medio muerto. Por casualidad cierto sacerdote bajaba por aquel camino, y cuando lo vio, pasó por el otro lado del camino. Del mismo modo, también un Levita, cuando llegó al lugar y lo vio, pasó por el otro lado del camino. Pero cierto Samaritano, que iba de viaje, llegó a donde él estaba; y cuando lo vio, tuvo compasión. Acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios (salario de dos días) se los dio al mesonero, y dijo: “Cuídelo, y todo lo demás que gaste, cuando yo regrese se lo pagaré.” ¿Cuál de estos tres piensas tú que demostró ser prójimo del que cayó en manos de los salteadores?” El intérprete de la ley respondió: “El que tuvo misericordia de él.” “Ve y haz tú lo mismo,” le dijo Jesús. Tal vez hayas escuchado esta historia de Jesús. El samaritano de la parábola, ante el dolor del hombre herido, se compadece, y esta actitud suya es el mismo sentimiento de Dios frente al sufrimiento de sus criaturas. El samaritano al ver al hombre herido siente misericordia. El texto bíblico en su versión más antigua nos dice “se le conmovieron las entrañas” ante la presencia de aquel hombre herido. El hecho de “conmoverse las entrañas” no es, en modo alguno, una expresión poética. En el lenguaje bíblico “conmoverse las entrañas” indica lo que sucede a una madre cuando va a dar a la luz un hijo. Esta acción indica, de una manera externa, todo el amor y entrega que una madre pone a favor de su hijo. A Dios también “se le conmueven las entrañas” ante el padecimiento de sus hijos, que son cualquiera de nuestros “prójimos”. La actitud del samaritano ante el dolor del hombre herido, es el mismo sentimiento de Dios frente al sufrimiento de sus hijos. El samaritano no se limita a tener un simple sentimiento de “lástima” ante el dolor ajeno como lo hicieron el sacerdote y el escriba. Él añade una acción a favor de aquel hombre que sufre. Esta acción llenará “la pobreza del corazón de su hermano”. Oración: Señor Jesús, te agradecemos por entender el sentido de la misericordia, por comprender como nos amas y estás atento a cualquier necesidad de nosotros. Queremos sentir también este amor. En el nombre de Jesús. Amén. Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; Sí, la obra de nuestras manos confirma Salmo 90:17. COLEGIO PARTICULAR BETEL Departamento de Capellanía DEVOCIONAL DIARIO Mes de Septiembre 2013 SEMANA 26 Texto de la Semana: “Pero cierto Samaritano, que iba de viaje, llegó a donde él estaba; y cuando lo vio, tuvo compasión. Acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó.” Mateo 10:33-34 Despertando la misericordia (Miércoles) Cuando piensas en Dios, ¿Cómo te lo imaginas?, ¿Con un rostro sonriente o más bien enojado? Intenta describirlo. Cuando se piensa en Dios, a menudo se hacen dos errores: de un lado lo imaginamos como muy severo y exigente, del otro a menudo no lo tomamos en serio suficientemente y lo imaginamos como una persona buena y que perdona fácilmente todo. La Biblia nos enseña que Dios es al mismo tiempo justo y misericordioso. Todos estamos de acuerdo que la misericordia no es un eslogan, o una simple “característica” del cristiano, sino, y sin lugar a dudas, mi forma de ser, algo imprescindible con nuestra fe. Sin misericordia no hay cristiano. Dios no es misericordioso, sino que es la misericordia. Cuando Pablo usa la frase “Dios es rico en Misericordia” está intentando tímidamente, expresar la misericordia infinitamente profunda y muy parcialmente entendible por nosotros. La palabra “Rico”, desde luego, queda muy corta frente a Dios. La misericordia es la forma de ser de Dios, y por lo tanto es la forma de ser de Jesús, de la Iglesia, y la nuestra. No somos misericordiosos porque somos de una determinada iglesia o religión, sino porque conocemos a Dios. Toda la Biblia es historia de la misericordia, siendo esta historia del camino de Dios con el hombre y la relación entre Dios y el hombre como una verdadera historia de misericordia. En el Antiguo Testamento, treinta veces viene empleado el término "misericordioso": sólo dos veces está dirigido al hombre. La misericordia es como algo dinámico que transforma, cambia, promueve, renueva, hace crecer y no algo pasivo que se queda estática sin promover ningún cambio. En esa misericordia Dios quiere mostrarnos su amor y transmitir el mismo ejemplo a cada uno de quienes me rodean. Oración: Señor Jesús, una vez más te agradecemos porque nos llamas a compartir la misericordia que tú nos regalas, con otros. Queremos vivir y aprender cada día de ella. En el nombre de Jesús. Amén. Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; Sí, la obra de nuestras manos confirma Salmo 90:17. COLEGIO PARTICULAR BETEL Departamento de Capellanía DEVOCIONAL DIARIO Mes de Septiembre 2013 SEMANA 26 Texto de la Semana: “Pero cierto Samaritano, que iba de viaje, llegó a donde él estaba; y cuando lo vio, tuvo compasión. Acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó.” Mateo 10:33-34 Una postal de solidaridad (Jueves) Los Markovitz era una de las pocas familias judías que vivían en un apacible barrio de Pensilvania, Estado Unidos; cuyas calles se llenaban de luces navideñas en Diciembre. Ellos en cambio, colocaban una menoráh (Candelabro judío de nueve brazos) encendida en una ventana de su casa como recordatorio de que también era el inicio del Hanuka, una de sus principales fiestas religiosas. Un día, a eso de las 5 de la mañana Judy Markovitz se despertó al oír un fuerte ruido. Habían roto la ventana y arrancado la menoráh. Para los Markovitz fue una agresión tan grande que removió las viejas heridas, ya que los padres de Judy habían estado en el pasado prisioneros en un campo de concentración. Los Markovitz luego de recuperarse emocionalmente repararon la ventana y al terminar la reparación salieron a visitar al hermano de Judy, sin saber que sus vecinos se disponían a reparar algo más. En la noche, cuando la familia Markovitz regresaba a su casa, un extraordinario espectáculo los sorprendió al doblar la calle: Casi todas las casas de la manzana estaban adornadas con una menoráh resplandeciente. La hija del matrimonio, Vicky, hoy día de 18 años, recuerda aquellas ventanas iluminadas como una señal de compasión y solidaridad. “Fue como si todos los vecinos dijeran: Si vuelven a romper las ventanas de ellos, también tendrán que romper las nuestras”. Compasión y solidaridad son dos joyas que necesitamos hoy recuperar. Reír con el que ríe y llorar con el que llora. Que nunca demos la espalda al que sufre, porque tarde que temprano las dificultades y preocupaciones pueden golpear a nuestra puerta y tal como esta familia, necesitaremos del amor, compasión y solidaridad de otros. No perdamos la oportunidad de entregar amor a quienes lo pueden necesitar. Oración: Señor Jesús, en esta mañana te pedimos que nos ayudes a entender acerca de la compasión y el amor que cada uno de nosotros puede dar a quien más necesita. En el nombre de Jesús. Amén. Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; Sí, la obra de nuestras manos confirma Salmo 90:17. COLEGIO PARTICULAR BETEL Departamento de Capellanía DEVOCIONAL DIARIO Mes de Septiembre 2013 SEMANA 26 Texto de la Semana: “Pero cierto Samaritano, que iba de viaje, llegó a donde él estaba; y cuando lo vio, tuvo compasión. Acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo cuidó.” Mateo 10:33-34 Instrumento de bendición (Viernes) Cuando Jesús se enfrentó en la casa Simón a una mujer de mala reputación, confrontó dos formas de estar frente a Él. La mujer no articuló una sola palabra en la noche, pretendió el anonimato y más bien su actitud fue destaca en público como una lección a ser aprendida por todos nosotros. Su lenguaje de amor en el silencio, fue magnificado por el Señor Jesús; en tanto que la frialdad, el hastío y la indiferencia de Simón merecieron la condena pública del Señor. ¿Con cuál de estos dos personajes nos identificamos?, ¿Acaso nuestro contacto diario con Dios es parte de una fría agenda diaria carente de devoción y amor? ¿Cuál es el lenguaje de amor que usted tiene para Dios? La Biblia registra un cuestionamiento que muchas personas harán al Señor cuando estén en Su presencia: Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿y cuando te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuando te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mi lo hicisteis? Mateo 25:37-40 ¿Cómo puede Dios advertir que lo amamos? Esta pregunta parece toda una necedad, obviamente Dios lo sabe todo. Jesús dijo que el mayor mandamiento es amar a Dios con todo nuestro ser y que un segundo mandato es amar al prójimo como a nosotros mismos. Busquemos amar a Dios, con la intensidad y gratitud con que esta mujer del relato lo amó. El mundo también debe notar el lenguaje de amor que poseemos los cristianos. Alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo o visitar al enfermo son expresiones de un lenguaje de amor que supera el de las palabras. Un hombre verdadero puede estar enamorado intensamente de Jesús y ser instrumento de bendición para gente necesitada. Basta recordar que al servir al necesitado, al Jesús mismo servimos. Oración: Señor Jesús, muchas gracias porque durante esta semana nos has enseñado más acerca de tu corazón. Lo que realmente eres para las personas que confían en ti. Ayúdanos a ser fieles en esta hermosa tarea. En el nombre de Jesús. Amén. Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; Sí, la obra de nuestras manos confirma Salmo 90:17.