¿Los y las jóvenes buscan trabajo? ¿El trabajo busca a los

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¿Los y las jóvenes buscan
trabajo? ¿El trabajo busca
a los y las jóvenes?
Miguel Fernández Blanco
Profesor de Enseñanza Secundaria.
Voluntario-militante de Caritas.
Responsable del Departamento de Emprego
Xuvenil de Caritas Interparroquial de Santiago.
Director del Centro Traballo e Cultura
Sumario
1. A modo de introducción: Desde dónde y las cifras de una realidad
que no recogen las cifras—2. Una propuesta de tipología de jóvenes en
relación con el «chollo».—3. Propuestas, retos, lagunas, trampas...
3.1. La acogida y orientación. 3.2. La Formación. 3.3. La Inserción.—
4. A modo de conclusión: hacia dónde.—5. Bibliografía.
RESUMEN
Un artículo escrito desde la experiencia de un proyecto concreto de la
Caritas Interparroquial de Santiago dedicado a la integración e inserción socio-laboral de jóvenes. Parte de la constatación de que las cifras del desempleo no recogen toda la realidad, porque dejan fuera a
muchos y muchas de los jóvenes con los que trabajamos en Caritas.
Una de las partes fundamentales del artículo propone una tipología actual de los y las jóvenes en relación con el empleo remunerado. Tipología situada en un contexto socio-económico y cultural dominado por
los valores del capitalismo en el que el empleo remunerado que permite consumir es un elemento básico de integración social y en el que el
desempleo sigue siendo un fracaso del individuo. Todo ello en un con-
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texto de privatización de los servicios sociales y de los servicios públicos.
En general de derechización.
En la segunda gran parte del artículo, partiendo de la experiencia, se
plantean propuestas de trabajo en las tres grandes partes de los itine­
rarios de inserción e integración socio-laboral: la acogida y la orienta­
ción; la formación ocupacionaly pre o post ocupacional, y la inserción
laboral con experiencias de empresas de inserción, autoempleo, etc.
A modo de conclusión, tres retos: la movilización social de los y las jó­
venes; la intervención en las políticas sociales y las políticas de empleo
para volcarlas a favor de los y las más desfavorecidos/as, y la necesi­
dad de un profundo cambio ético, responsabilidad de todos y todas.
ABSTRACT
An article written from the experience gained at a specific project car­
ried out by a local Caritas centre in Santiago de Compostela, a proj­
ect for the social and employment integration of young people. It
starts making a reference to the well-known and scandalous figures
of unemployment and youth unemployment, but that above all do
not contain the whole reality, as they exclude many boys and girls
with whom we work at Caritas.
One of the fundamental parts of this article proposes an up to date
typology of young people in remunerated employment. This typolo­
gy is placed in a social, economic and cultural context dominated by
the values of capitalism, where the remunerated employment, that
makes possible to be a consumer, is a basic element of social inte­
gration, and where unemployment still represents a failure for the
individual person. All this takes place in a context of privatisation of
social and public services, on the whole, in a context of a political
shift to the right
In the second part of this article, taking the same experience as a
starting point, some work proposals are made in the three mayor ar­
eas of social integration and employment access itineraries: admit­
tance and orientation, professional training and employment inte­
gration, based on experiences with employment access projects, selfemployment, etc
Summing-up, three challenges: social mobilisation ofyoung people;
intervention in favour of social and employment policies to help the
most underprivileged; and the need of a profound ethical change, re­
sponsibility of all of us.
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Teniendo en la memoria a Andrés
Simón Lorday a su hijo Camilo.
¡ A MODO DE INTRODUCCIÓN: DESDE DÓNDE
•lililí
Y LAS CIFRAS DE UNA REALIDAD
QUE N0 RECOGEN LAS CIFRAS
Este artículo está escrito desde una experiencia de lucha
contra el desempleo y la exclusión social, especialmente entre
los jóvenes, que se desarrolla desde 1992 en la ciudad de Santiago de Compostela. Una experiencia de la Caritas Interparroquial (local) de esta ciudad. Es el «desde dónde» escribimos:
• Es un proyecto/programa sostenido por un voluntariado-militante (la primera expresión como concesión a los
tiempos que nos toca vivir, porque uno siempre ha sido
militante de la «Causa»). Los presupuestos anuales varían
en función de subvenciones, pero la base del proyecto se
mantiene siempre y con muy poco dinero, que procuramos que provenga de las aportaciones de la comunidad
cristiana, somos capaces de mantener nuestro servicios.
• Es un proyecto/programa que pretende implicar, como
proyecto de Caritas, a las comunidades parroquiales de
la ciudad en las acciones de inserción y en las de concienciación y sensibilización.
• Es un proyecto/programa dirigido prioritariamente a los
jóvenes de más difícil inserción. Personas con las que obtener un éxito (una persona) de inserción socio-laboral
real es un éxito.
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• Es un proyecto/programa que además de las acciones de
inserción, no pierde de vista la denuncia social y la concienciación social y que aspira también a investigar y proponer políticamente líneas de intervención social con los
jóvenes excluidos que sean más eficaces que las actuales.
• Es un proyecto/programa que pretende que las propias
personas sean protagonistas de sus procesos de inserción y que sean capaces de ir generando redes de denuncia y de participación social: Asociaciones, cooperativas, etc. La alternativa es el trabajo solidario, militante y
asociado que teje redes de integración y transformación
social, que es capaz de integrar en una sociedad que se
va haciendo un poco más justa.
Nosotros operamos sobre una realidad que presenta unas
estadísticas de desempleo bien conocidas y convertidas muchas
veces en objeto que sirve para la propaganda o los enfrentamientos político-sociales. Entorno al millón y medio de parados
registrados en el conjunto del Estado. En los últimos años, registrarse en las oficinas de empleo es más difícil que antes, por
cierto. Lo malo, o mejor lo peor, es que las cifras (que no incluimos por ser tan conocidas) no son exactamente la realidad.
La realidad nos indica que nosotros tenemos que seguir llevando (literalmente) a jóvenes a apuntarse en las oficinas de empleo, que si no los llevamos no van y que antes no estaban
apuntados. La realidad nos indica también que ciertas rentas de
inserción, claramente en el caso de la gallega, entendidas como
salario para pobres, así como otras prestaciones sociales pueden actuar como freno para la incorporación al mercado de trabajo de ciertas personas y colectivos, incluidos jóvenes de esos
colectivos. Nosotros decimos siempre que detrás de cada pobre
o excluido que visita las oficinas de Caritas hay casi siempre un
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parado o parada, que además puede ser alcohólico, gitano, madre soltera o ecuatoriano, pero que ante todo es un parado o
una parada, y que mucho de sus otros «problemas» se arreglarían si dejaran de ser parados o paradas.
Ifc
DE JÓVENES
EN RELACIÓN CON EL «CHOLLO»
Si algo caracteriza a los jóvenes en relación con el mundo
del trabajo/empleo es su búsqueda. El joven o la joven buscan
trabajo. Los adultos y las adultas suelen tener trabajo o no tenerlo, situación esta, por cierto, generalmente muy dramática.
Un elemento fundamental en el mundo del trabajo remunerado, que está cambiando esos posicionamientos según la etapa
vital de las personas, es la alta inestabilidad laboral, elemento
éste que caracteriza más que el propio desempleo, la relación de
los jóvenes y aún más, de las jóvenes con el mundo de trabajo.
Esa precariedad laboral hace que el proceso de búsqueda de
empleo, que antes se entendía como singular (uno buscaba un
empleo) se convierte en plural (uno busca, y a veces encuentra,
varios empleos cada año). En cualquier caso búsqueda supone
una actitud activa y positiva, aunque sabemos también que muchos y muchas jóvenes ya no buscan trabajo.
Difícilmente podemos entender esa búsqueda y esa no búsqueda de trabajo de los jóvenes si no la situamos en un contexto socio-económico y cultural más amplio. La realidad, al
menos la que palpamos nosotros, sigue situando al empleo remunerado, bien remunerado si es posible, como meta prioritaria en la vida de las personas, especialmente de los y las jóvenes, que siguen viendo en el trabajo remunerado que da «libertad» medida en capacidad de consumo su principal forma de in-
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tegración social. Esto genera un ambiente social de competivi­
dad y desigualdad. Como decimos muchas veces, el parado, el
joven parado especialmente, siente que fracasa él de forma in­
dividual. Es incapaz de analizar su paro y el de los demás, que
todavía siguen siendo muchos y muchas jóvenes, como el fra­
caso de un conjunto social, de una sociedad entera.
Desde este marco y en este contexto presentamos a conti­
nuación a «grosso» modo una arriesgada tipología de los jóve­
nes en su relación con el mundo del trabajo/empleo, que pre­
tende caracterizar, sin caricaturizar, la realidad:
Los/as «excluidos/as» del mundo del trabajo. Existe un gru­
po de jóvenes excluidos o autoexcluidos del mundo del traba­
jo. Estarían aquí aquellos jóvenes que no se plantean ni siquie­
ra como posibilidad el trabajo, o a los que no se les deja plan­
tearse esa posibilidad: transeúntes, consumidores de drogas
que implican marginalidad social, ciertas minorías étnicas, des­
tacadamente los y las gitanas, predelincuentes o delincuentes
juveniles, «jóvenes de la calle», etc.
Los/as «sin empleo anterior». Acceder al mundo del trabajo
sigue siendo para muchos jóvenes, especialmente mujeres, un
obstáculo casi insalvable. La necesidad de experiencia laboral
imprescindible en la mayoría de las ofertas de empleo privadas
y en muchas de las públicas (al menos como criterio discriminador) mete a los jóvenes en el conocido círculo vicioso: para
trabajar es necesario tener experiencia laboral, para tener expe­
riencia laboral es necesario haber trabajado...
Los/as «sumergidos/as». En este campo muchos y muchas jó­
venes encuentran su primera «oportunidad». La actual Ley de Ex­
tranjería condena a la mayor parte de los inmigrantes económi­
cos procedentes de los países empobrecidos a esta «forma» de
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integración laboral en España. Otro campo silenciado y dramático es el del servicio doméstico, en el que campa para mujeres españolas y extranjeras la más absoluta irregularidad contractual.
Los/as «precarizados/as». Decíamos antes que el actual mercado de trabajo español se caracteriza fundamentalmente por la
alta inestabilidad laboral. Aproximadamente la mitad de los y las
trabajadores/as españoles/as tienen contratos laborales inestables. Para los y las jóvenes este es su habitat natural de ubicación respecto al empleo. Las amplísimas modalidades de contratación instauradas en las sucesivas reformas laborales que
realizaron los Gobiernos españoles desde 1994 permiten contratar a trabajadores por espacios de tiempo extraordinariamente reducidos y discontinuos.
Los/as «sin empleo anterior», «sumergidos/as», y los/as «precarizados/as» comparten una extrema inestabilidad laboral, una fuerte disminución o perdida de los derechos sociales tradicionalmente vinculados al trabajo remunerado. Esto supone, lógicamente, la
dificultad para pensar y organizar el futuro personal, prolongando, por cierto, de forma no deseada la juventud de los jóvenes. Supone también, y no profundizaremos en este tema, problemas psicosociales relacionados con la perdida de la autoestima, la pasividad vital y social, el encerramiento en uno o una mismo/a, etc.
Para completar esta tipología, mencionaremos, aunque nos
interesen menos, a los/as «emprendedores/as» (los y las del
autoempleo) y los/as «afortunados/as» (los y las del trabajo fijo
o con garantías de estabilidad).
Sobre estos tipos y tipas tendríamos además unos factores
transversales que incidirían y que únicamente mencionamos: el
nivel socioeconómico de partida el nivel formativo, el sexo y el
lugar geográfico.
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PROPUESTAS, RETOS, LAGUNAS, TRAMPAS...
En esta parte, intentaremos desde nuestra experiencia fundamentalmente proponer alternativas para facilitar los procesos
de acceso al empleo de los jóvenes. Preocupados, ya de forma
definitiva, por los/as «excluidos/as» y los/as inestables, que dividíamos en tres grupos en la parte anterior.
3.1.
La acogida y orientación
Nosotros mismos y las diferentes Administraciones deberíamos tener claro en principio que las personas que vienen a
nuestros servicios son parados y paradas, antes o después que
otra cosa, y que la máxima que nosotros aprendimos en Caritas hace bastantes años ya, de que la «integración social pasa
necesariamente por la inserción laboral», con muy pocas excepciones, sigue valiendo. Eso supone:
• Propuestas de itinerarios de inserción personalizados,
con servicios públicos de empleo específicos.
• Coordinación con políticas sociales complementarias: vivienda, salud, integración familiar, etc.
• El protagonismo de los «clientes» elevados a la categoría
de «participantes»: la labor de motivación, potenciación de
la autoestima, ruptura de inercias vitales negativas, capacitación para la toma responsable de decisión, son los
elementos clave de una buena «acogida» y paso previo e
inevitable para los demás peldaños del itinerario.
• Las políticas asistencialistas nuestras y de las Administraciones deben orientarse siempre a acciones que promuevan la formación e inserción laboral.
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• El «acompañamiento»; otra experiencia real de nuestro
trabajo diario es la eficacia del acompañamiento: el, literalmente, «llevar a...».
• La orientación laboral debe incluir un seguimiento continuado de los procesos de inserción, sobre todo al principio la coordinación, ya mencionada, con otros servicios
de atención social y la actuación de los agentes sociales;
nuestra actuación, sobre el «terreno», con intervenciones
en los lugares en los que se desarrolla la vida de las personas. Hay que salir de los «despachos».
3.2.
La Formación
Las actividades formativas que hemos desarrollado a lo largo de la vida de este proyecto de la Caritas local de Santiago
han sido muy variadas: Por un lado hemos trabajado los aspectos pre o poslaborales de forma específica y después vinculados con la formación propiamente ocupacional o profesional,
en la que hemos probado, siempre en función de los recursos
de los que disponíamos:
• Talleres de media duración, que incluían una parte amplía
del currículo de aspectos no profesionales mezclados con
la formación profesional.
• Cursos de formación ocupacional financiados por la A d ministración autonómica, que presentan un currículo
muy cerrado y unas condiciones también muy cerradas,
que rompíamos con actuaciones complementarias a través de nuestro voluntariado.
• Cursos de formación «cortos» y centrados en la formación profesional con prácticas complementarias en empresas con las que se firma un convenio.
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• Convenios con la Administración autonómica, que in­
cluían el desarrollo por parte de la misma de una acción
formativa, para la que nosotros seleccionamos la «clien­
tela», y acceso directo a una experiencia laboral temporal
dependiente de la propia Caritas y financiada por la A d ­
ministración.
Esas modalidades formativas procurábamos y procuramos que
tuvieran siempre una fase posterior de inserción laboral concreta­
da en alternativas por cuenta ajena o propia, y también que los y
las participantes recibieran una beca motivadora por participar.
Nos falta abordar otra línea de trabajo que ya financian al­
gunos programas europeos, que es la de «aprender trabajan­
do», sin duda el camino de futuro en nuestras sociedades ricas,
y que por lo tanto pueden asumir económicamente proyectos
de este tipo si los priorizan políticamente, para la lucha contra
la pobreza y la exclusión social: unos ingresos mínimos y dig­
nos mientras se aprende y aprender mientras se trabaja. De tal
forma que superaríamos el que para nosotros, y creo que para
todos, es el principal problema, la inserción real y continuada de
la gente con la que trabajamos.
Pero a mitad de camino entre la realidad y el deseo, avanza­
mos unas propuestas para ir haciendo camino en lo referente a
lo que consideramos como elementos clave en las acciones formativo-ocupacionales con jóvenes como los «nuestros»:
• Módulos complementarios a los estrictamente profesio­
nales que incluyan formación en habilidades sociales bá­
sicas, educación para la salud, etc.
• Prácticas profesionales en empresas o entidades, porque
es imprescindible que los y las jóvenes conozcan el tra­
bajo «real».
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• Asegurar unos ingresos mínimos y dignos para las personas que participan en las acciones formativas: becas,
contratos, vinculación con prestaciones sociales como las
rentas de inserción, etc.
• Promover la comercialización de bienes y servicios mientras dura la acción formativa como elemento motivador.
• Adecuar los horarios de las acciones formativas a las necesidades de los participantes, lo que implicaría que, al
contrario de lo habitual, partimos de la situación de partida de las personas para diseñar las acciones formativas
y no al revés.
• Romper la metodología y el currículo educativo oficial es
imprescindible para trabajar con jóvenes como los y las
nuestros/as.
• Deben incluir necesariamente una fase de inserción laboral para los participantes.
3.3.
La Inserción
La inserción es la palabra clave de esta historia. Como en el
punto anterior partiremos de la experiencia, muy brevemente,
para pasar luego a las propuestas:
Nosotros tenemos una Bolsa de Trabajo que ofrece trabajadores y trabajadoras jóvenes a empresas y particulares de la
ciudad. Asesoramos también en el campo del autoempleo y la
economía social. Aquí también tenemos o tuvimos algunas iniciativas concretas: Autoempleo posterior a un curso formativo
mediante la compra por parte del alumno del material del curso con pago a plazos; la formula de constituir una Asociación
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que sirva a un grupo de personas como marco jurídico para
desarrollar una actividad de ayuda a domicilio en un caso y de
limpieza y reparto de publicidad en otro; gestionamos una em­
presa de inserción de carpintería y restauración de muebles que
fracasó, porque estas cosas no son tan fáciles como parecen.
Un proyecto próximo de Caritas impulsa también una coopera­
tiva de inserción en el campo de corte y confección y nosotros
tenemos en marcha un Taller de Corte y Confección que quere­
mos vaya dando pasos hacia una formula empresarial.
Con otras entidades y asociaciones de la ciudad que «traba­
jan en lo mismo» conveníamos con la Administración autonó­
mica un proyecto piloto de inserción laboral para personas y
colectivos en situación de exclusión social. Promovimos y fun­
cionó durante un tiempo una Asociación de Parados y Paradas
que pretendía, aparte de la denuncia y reivindicación social,
ofertar servicios de autoempleo y ser vía para desarrollar pro­
yectos de inserción. Con parecidas ideas acaba de constituirse
una Asociación de Trabajadores y Estudiantes Inmigrantes.
Desde esta experiencia, las propuestas en este campo, que
es el meollo de la cuestión, serían:
• La regulación definitiva y específica de las empresas de
inserción, propuesta pionera de Caritas, que no acaba de
traducirse en una formula jurídica. Una vez reguladas, la
apuesta de Caritas y de otras entidades por esta vía de in­
serción e integración debe ser clara y contundente, es el
«aprender trabajando».
• Promoción, por parte nuestra y de las Administraciones
públicas especialmente, de las iniciativas de autoempleo y
economía social, que debería concretarse en dos aspec­
tos: arbitrar algún sistema que permita utilizar el dinero
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subvencionado previamente al momento de constitución
de la empresa y el mantenimiento del tutelaje por parte de
la Administración en los aspectos relacionados con la
gestión económica de estas iniciativas durante un período amplio de tiempo: los llamados Viveros de empresas.
• Las Administraciones públicas, aunque esté poco de
moda lo que sigue, deben asumir un compromiso claro
con el empleo de inserción en cualquiera de las fórmulas
que estamos comentando y debería concretarse en:
- Participación en fundaciones sin ánimo de lucro con
entidades sin ánimo de lucro que permitan ir creando
redes de empresas de inserción.
- Establecimiento de sistemas que faciliten el acceso de
empresas de economía social o de inserción en los
concursos públicos de prestación de servicios públicos
a la comunidad o de prestación de servicios a las propias Administraciones. Una alternativa sería no entregar a manos privadas esos servicios.
- Priorizar la contratación de trabajadores de más difícil
inserción en las ofertas de empleo público con medidas de discriminación positiva.
- Aumentar los incentivos a la contratación de trabajadores de más difícil inserción para la empresa privada
y delimitar de forma más clara los beneficiarios de esas
ayudas. Establecimiento de un contrato laboral específico de inserción.
- Impulsar, también es un reto para nosotros, y asumir la
iniciativa de la puesta en marcha de los llama'dos «nuevos yacimientos de empleo», antes de que se convier-
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tan en rentables y que las grandes empresas los conviertan en «coto cerrado»
Acabamos hablando menos de jóvenes y empleo y más de
personas de difícil inserción y empleo. Pero a nosotros nos interesan más los jóvenes de difícil inserción que comparten problemática con adultos y adultas de difícil inserción. También
acabamos hablando de políticas de empleo, porque resulta imposible hablar de jóvenes y empleo, o de empleo de inserción o
de cualquier otro tipo de empleo sin referirnos a las políticas de
empleo, que es lo que todavía tenemos pendiente transformar
en este país a favor de los y las desfavorecidos/as.
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A MODO DE CONCLUSIÓN: HACIA DÓNDE
Mi experiencia personal compartida con un grupo amplio
de personas a lo largo de los años de funcionamiento de este
proyecto, en los que, lógicamente, ha habido una evolución,
muchas pruebas y muchos cambios, están en la base de estas
tres conclusiones finales:
1. El siguiente camino a recorrer nos parece para los y las
jóvenes, y un poco para todos y todas, el de la movilización s o cial respecto al empleo. Promover en definitiva que los y las jóvenes, especialmente los de más difícil inserción, se asocien, hablen, reflexionen juntos, monten sus propios «chiringuitos» y
reivindiquen sus derechos.
2. Las políticas de empleo son decisivas para entender la
relación de los y las jóvenes con el empleo. El reto, como ya se
está haciendo en algunos campos, es proponer y promover
cambios legislativos a favor de los y las jóvenes y de todos y to-
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ti
das los/as empobrecidos/as de nuestra sociedad. Manteniendo
alto un espíritu de denuncia social frente a la injusticia .
3. Finalmente, estamos convencidos de que la lucha contra el desempleo de los jóvenes que genera exclusión social necesita también un cambio ético de nuestra sociedad, caminado
hacia una solidaridad realmente solidaria que implique: compartir trabajo, reducción de exigencias de salario desmesuradas,
variación en nuestras pautas de consumo, superación de unas
relaciones sociales basadas en el enfrentamiento. La responsabilidad de este cambio ético, que probablemente sea el único
capaz de derrotar a este capitalismo avasallador que caracteriza esta etapa de la historia de la Humanidad, es nuestra, de un
conjunto social que tiene que autoorganizarse en la línea de esa
solidaridad honda y transformadora, que es la única forma real
de luchar contra la exclusión social y contra la injusticia.
GARCÍA ROCA, J.: Constelaciones de los jóvenes. Barcelona: Cristianisme i
Justicia, 1994.
FERNÁNDEZ BLANCO, M.: Os xoves e o mundo do traballo. Xornada de Solidariedade da Institución Teresiana. Vigo, 1999.
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XUNTA DE GALICIA: Tendencias do emprego en Galicia Primeiro trimestre
2001 Santiago de Compostela: Consellería de Familia e Promoción
do Emprego, Muller e Xuventude, 2001.
- Galicia. Informe do paro rexistrado. Marzo 2001. Santiago de Compostela: Consellería de Familia e Promoción do Emprego, Muller e
Xuventude, 2001.
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