COME, BEBE, MANTENTE EN PIE Y SIGUE ADELANTE Comer y

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COME, BEBE, MANTENTE EN PIE Y SIGUE ADELANTE
Comer y beber son actividades comunes del ser humano, de hecho son las necesidades básicas.
Parece ser que fuimos creados para comer y esto se evidencia desde la llegada a este mundo. Una
de las primeras cosas que hace una criatura al nacer es comer, es natural que lo haga y es lo que
médicos y por supuesto padres esperan que haga. Cuando un bebe no lo hace, no solo es anormal
sino que es algo muy preocupante.
El comer en la biblia es una referencia continua, una de las más amplias. A menudo se habla de
esto. Desde la creación misma, Dios determinó que el hombre comiera:
Gén 1:29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre
toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.
El Señor siempre tuvo cuidado del alimento de Su pueblo; con los patriarcas en las épocas de
hambre y con Israel en el desierto, tanto así que lo que Él pensó fue introducirlos en una tierra
que fluía leche y miel.
Cientos de años más tarde vemos a Dios mismo hecho hombre en Jesús, comiendo y en torno a
ello muchas personas; amigos, gente pobre, gente odiada y en lo particular lo hacía a menudo con
sus doce discípulos. La noche que Jesús fue entregado, compartió el alimento con ellos. Muchas
veces habían comido juntos pero la cena de ese día tenía algo especial, no sólo el hecho que era la
pascua sino que ese día les diría algo que después del tiempo entenderían. Era una cena de
revelación pero esa noche no la pudieron ver.
Luc 22:15 Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que
padezca!
Luc 22:16 Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de
Dios.
Luc 22:17 Y habiendo tomado la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre
vosotros;
Luc 22:18 porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de
Dios venga.
Qué bueno saber que Cristo compartirá con nosotros una gran cena. Cristo comió con los
discípulos; la iglesia cenará con Él. Comeremos juntos con nuestro Salvador. Necesitamos vernos
allí en esa gran cena comiendo con Cristo! Él nos redimió para comer y beber!. Qué bueno saber
que en el cielo hay una especie de comida que ahora no conocemos.
Apoc 19:9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de
las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.
Después que Jesús murió y resucitó se apareció a sus discípulos y comió con ellos (Juan 21:15) Y
en el Apocalipsis se habla del árbol de la vida que da frutos y cuyas hojas son para sanidad de las
naciones (22:2) y también habla de beber del agua de vida (22:17)
Así que la biblia menciona el comer y el beber desde el inicio hasta el fin de ella.
“SABOREAR” A DIOS
La comida de la que hemos hablado es literal. Nacimos para comer y sin comer morimos; esto es
cierto en lo natural y por supuesto también en lo espiritual. El nuevo nacimiento presupone una
dieta. Alimentamos el cuerpo pero ahora que sabemos que somos un espíritu que tiene un alma y
que vivimos en un cuerpo, necesitamos alimentarnos desde nuestra nueva naturaleza.
Tenemos sentidos naturales ( vista, oído, olfato, gusto y tacto) que son los que nos permiten tener
contacto con el mundo natural, sin embargo cuando nacemos de nuevo se nos da un
“equipamiento” de sentidos espirituales (vista, oído, olfato, gusto y tacto) para tener contacto con
la vida del espíritu y estos se desarrollan en comunión con Dios.
Cuando hablamos del comer. El sentido que nos permite saborear lo que comemos y bebemos es
el gusto. Todos los sentidos espirituales necesitan ser ejercitados pero ahora quiero referirme al
“gusto” como aquel que nos permite “saborear” a Dios
El apóstol Pedro escribe:
1Pe 2:2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por
ella crezcáis para salvación,
1Pe 2:3 si es que habéis gustado la benignidad del Señor.
El apóstol se está refiriendo al sentido espiritual del gusto. Es natural que quien ha saboreado a
Dios, quiera seguir haciéndolo.
David lo escribió así en un Salmo:
Sal 34:8 Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él.
Quien ha saboreado a Dios es la persona más gozosa de la tierra. No lo pueden gobernar las
angustias.
Un día Jesús dijo a quienes lo seguían algo que causó mucha incomodidad. En el capítulo 6 de
Juan Cristo se revela como el pan de vida. Multitudes lo seguían pero la gran mayoría de ellos lo
hacían por lo que podían obtener de Él, no por que estuvieran dispuestos a ser uno con Cristo
para hacer su voluntad.
El Señor confrontó a esta gente y les dijo.
Juan 6:26(DHH)
–Os aseguro que vosotros no me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino
porque habéis comido hasta hartaros.
La gente quería al pan más que al que lo daba. El sentido del versículo es fuerte. Se puede
entender así: “ustedes me siguen porque tragaron pan hasta hartarse”. Luego de esto es que Jesús
declara que Él es el pan de vida (6:35). La multitud que lo seguía se desvaneció, ellos se sintieron
ofendidos por que las palabras de Cristo les parecieron muy fuertes, los doce discípulos seguían
allí con Jesús muy posiblemente sin entender nada, Cristo los mira de frente y con tono
contundente les pregunta: ¿Acaso también quieren irse ustedes? (Juan 6.67) Y es en ese momento
que Pedro quien solía meterse en problemas por hablar tanto, pronuncia una de las respuestas
más significativas de la biblia. Pedro dijo: “¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”
(Juan 6:68)
Hablando de nuestro tema, en Juan 6, Cristo dijo algo que hasta el día de hoy suscita malas
interpretaciones
Juan 6:53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del
Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
Juan 6:54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en
el día postrero.
Juan 6:55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
Juan 6:56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
Antiguamente se practicaba algo llamado “teofágia” (ingesta del “dios”) gente creía que podían
comerse al “dios” en el que creían; así que mediante los ritos que practicaban y los elementos que
usaban consideraban que lo hacían. Aún hoy en día la religión tradicional hace creer que
determinados elementos se convierten en el cuerpo y sangre de Cristo en sus ceremonias
religiosas.
Cuando Cristo les dijo que debían comerlo y beberlo a quienes lo seguían, les estaba hablando de
la redención que venía a efectuar, y el participar de su carne y su sangre simbolizaba la realidad
de llegar a ser uno con Él.
Expresamos lo que nos comemos, por tanto al comer a Cristo; esto es, que al entrar en pacto con
Él, se nos da el poder de expresarlo por cuanto llegamos a ser uno con el Señor.( 1 Cor 6:17)
Cada vez que celebramos la cena, no estamos diciendo que el pan y la copa se convierten en el
cuerpo y la sangre de Cristo, pero sí creemos que esos elementos los simbolizan, sin embargo al
vivir en comunión con Cristo, estamos comiéndolo y saboreándolo con el sentido espiritual del
gusto.
Nadie puede tener vida sino tiene a Cristo. Cristo es el pan de vida y quien lo come vive para
siempre. Él es la verdadera comida y bebida, no lo son los platos desabridos que ofrece un mundo
perdido, ni las migajas sucias de un alma triturada por el dolor.
El apóstol Pablo también tiene revelado acerca del comer y beber a Dios. Él recuerda a sus
lectores de Corinto lo que sucedió con Israel en el desierto:
1Cor 10:1 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron
bajo la nube, y todos pasaron el mar;
1Cor 10:2 y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar,
1Cor 10:3 y todos comieron el mismo alimento espiritual,
1Cor 10:4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca
espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.
Pablo está diciendo lo mismo que Jesús en Juan 6. Cristo es la comida y bebida del espíritu.
Siempre el Señor se ha estado revelando como el único que sacia de verdad.
Una de las verdades que conocemos al inicio de la vida en Cristo es que fuimos bautizados
(introducidos, sumergidos) en un cuerpo y que ese cuerpo es la iglesia. ¡Que grandiosa verdad y
realidad que necesitamos conocer y experimentar!
Hay un verso que lo expresa claramente y debo admitir que cada vez que lo leía me fijaba en lo
referente a que somos parte de un cuerpo pero pasaba por alto algo vital.
1Cor 12:13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos
o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
El verso no dice únicamente que fuimos introducidos en el cuerpo de Cristo, sino que también se
nos dio a beber del Espíritu. En otras palabras usted y yo fuimos salvados para beber, para
llenarnos del Espíritu y así poder expresar a Cristo en el andar diario.
Usted y yo empezamos a beber del Espíritu el día que nacimos de nuevo, pero lo que el Señor
quiere es que sea una experiencia permanente en los redimidos.
Hemos sido creados y salvados para comer y beber y esto con un propósito ¿Cuál? expresar a
Cristo. ¿Cómo lo expresamos? En un vivir digno de hijos de Dios (Colosenses 1:10). Nadie puede
expresar a Cristo sino lo come y lo bebe. Necesitamos gustar a Dios, “saborearlo” continuamente
para ser dirigidos por el espíritu en la ruta marcada por Él y llegar al destino que nos trazó. Comer
y beber a Cristo nos fortalece para estar en pie e ir adelante. Usted tiene toda provisión en Cristo.
Coma y beba sin límites, manténgase en pie, mire al frente, vaya adelante; hay un camino por
recorrer.
El banquete está servido ¿te quedaras pensando? o ¿comerás hasta saciarte?
Sal 16:11 Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para siempre.
¡Decide lo que comes!
Una comida poderosa
Desde 1 de Reyes capítulo 17 hasta 2 de Reyes capítulo 2 se narra la historia del profeta Elías. De
este personaje no se da mucha información acerca de su origen, el texto bíblico habla
expresamente de su ministerio profético.
Elías fue llamado por Dios para confrontar la idolatría de Israel. El pueblo de Dios había caído en
un hondo hoyo de corrupción espiritual. Para ellos, Dios venía a ser un “dios “más entre los
muchos que habían abrazado. Los Baales (“dioses” paganos) habían ocupado el corazón de Israel.
Así que el profeta de Dios confrontaría a estos “dioses” y el pueblo tendría que decidir a quién
adorar. Podemos decir que el ministerio de Elías es la confrontación de la verdadera adoración
contra la falsa adoración. Elías significa: “el Señor es Dios”. Así que el mismo nombre de este
hombre era de por si una proclamación de adoración al único Dios.
En 1 de Reyes 17. El profeta declara una palabra por la cual los cielos se cierran y no dan lluvia.
Baal era el “dios” de las lluvias y cosechas. Al cerrarse los cielos para no dar lluvia se estaba
mostrando que el Dios al que servía Elías era el único que podía controlar las lluvias y por tanto las
cosechas y por eso era quien debía ser adorado. Elías es alimentado sobrenaturalmente en el
arroyo Querit. Luego, Dios envía a Elías a Sarepta donde vivía una viuda. Sarepta, una ciudad que
no era de Israel llegó a ser un lugar donde el profeta no sólo fue alimentado por Dios sino que por
su ministerio reveló a esta viuda que Dios es la fuente de todo bien y que a Él se debía adorar.
En el capítulo 18 Elías se encuentra con Acab, rey de Israel que al casarse con una mujer pagana
había conducido a la nación a la más honda idolatría. Acab por su puesto quería acabar con Elías.
El rey no podía soportar que alguien le dijera lo que debía hacer. Elías en autoridad del espíritu
reta a Acab y a Jezabel su esposa, diciéndole que reuniera a los falsos profetas; 400 de Baal y 450
de Asera. Todos contra un solo hombre, al menos en el escenario. El monte Carmelo y las
multitudes allí, serían los testigos del quebrantamiento de la falsa adoración. La historia es muy
conocida; los falsos profetas construyen un altar y claman a su “dios”, pero ¿cómo puede
responder alguien que no existe? Estos falsos profetas hacen todo por llamar la atención de
quien han creído; claman, se hieren y al caer la tarde sus gargantas están desechas de tanto gritar.
Querían ver y oír la respuesta de su “dios” pero las burlas de Elías y quizá de algunos otros es lo
único que oyen. Por su parte Elías arregló el altar, toma 12 piedras que representan a Israel, en
una zanja deposita grano que era bastante escaso por esos días (han pasado tres años sin
cosechas) luego derrama agua en la zanja alrededor del altar y deja que corra en abundancia,
fueron doce cántaros los que usó. Agua que era valiosísima pues llevaban tres años sin lluvias. Así
que Elías ofrece a Dios algo que es muy costoso. El único Dios de las lluvias y cosechas estaría a
punto de manifestarse. Elías ha ofrecido a Dios aquello que los “dioses” Baales no han podido dar
ni podrían hacerlo.
Y llegó la hora precisa. Después de preparar el buey para ofrecerlo, el profeta que es un adorador
genuino glorifica públicamente y a voz en cuello a su Señor.
1Re 18:36 Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo:
Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en
Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.
1Re 18:37 Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo
que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.
1Re 18:38 Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y
el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.
Dios respondió y el rey y el pueblo y los falsos profetas lo vieron. ¡Dios ha manifestado su poder!.
¡Él es el único Dios! Los ídolos han sido desenmascarados ¿Quién como el Señor? El destino de
todo ídolo es la destrucción. Ante Dios ninguna idolatría puede permanecer. Elías dijo
“respóndeme para que conozca este pueblo que Tú, oh Señor, eres Dios”. Elías quería que Dios
fuera exaltado, que Dios fuese reconocido como tal, no buscaba llamar la atención hacia él, pero
mire lo que pasó luego. No quiero desviarme del tema pero no puedo evitar fijarme en el verso
que sigue:
1Re 18:39 Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová
es el Dios!
Al hacernos la imagen en la mente, es como si los pudiéramos oír. Este pueblo había tenido un
corazón dividido, claudicaban en dos pensamientos. Habían adorado a Baal y a Dios. Ante la
manifestación del Señor, ellos se postran y declaran “el Señor es Dios” “el Señor es Dios”.
¿Recuerdan el significado del nombre Elías? Si, ese mismo es “el Señor es Dios”. Así que lo que
clamaban los que estaban allí sonaría así: “! Elías!, ¡Elías!, ¡Elías!”. Elías no buscó llamar la
atención hacia sí mismo pero por causa del nombre de Dios en su vida eso fue inevitable. ¿Qué le
dice esto a usted? Cuando usted glorifica a Dios públicamente, Él también lo honrará.
Que tu nombre sea conocido por causa de Cristo en tu vida, no porque busques llamar la atención
hacia ti mismo.
Luego de esto, Elías se deshizo de los falsos profetas, oró por la lluvia y la lluvia vino. Este fue el
punto más alto en el ministerio del profeta, un héroe de la fe. Elías parecía invencible; confrontó al
rey, derrotó a los falsos profetas, vio la gloria de Dios. Pero al leer el capítulo 19, Elías parece otro
hombre. El profeta recibe amenazas, ha considerado que está solo, y en lugar de orar a Dios mira
las circunstancias. Elías ha despegado su mirada de Dios y ve el peligro (ver 3) por eso huye. El Dios
que se manifestó en el Monte Carmelo ¿se hizo a un lado? ¿Dejó solo a Elías? ¡Claro que no! pero
el profeta pensó eso y por eso huyó.
1Re 19:1 Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había
matado a espada a todos los profetas.
1Re 19:2 Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y
aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de
ellos.
1Re 19:3 Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba,
que está en Judá, y dejó allí a su criado.
Elías emprende un viaje sin dirección. Sus emociones están a flor de piel y el profeta que hace
poco tuvo la osadía de enfrentar al rey a los falsos profetas ahora huye y se deprime porque una
mujer lo amenaza. No es difícil saber quién gobernaba la casa del rey Acab ¿verdad? Jezabel era
una mala mujer; Pero acaso ¿era más fuerte que Dios? Definitivamente el profeta lo pensó. Y
ahora este hombre que ama a Dios ha sufrido una acorneada de sus emociones y está deprimido.
1Re 19:4 Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un
enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo
mejor que mis padres.
En su depresión se comparaba con otros y quería morirse. Jezabel se moría de rabia y Elías de
tristeza. Pero la tristeza y depresión vinieron por algo que él se inventó. Más adelante vemos que
el creía ser el único que seguía al Señor. De alguna forma creyó que huir era lo mejor, aún para la
"causa" del Señor. Quizá pensaba "si muero por mano de Jezabel ¿Quién servirá al Señor?".
Cuántas tonterías la depresión hace pensar a alguien. Huyó para que no lo mataran y ahora le
pedía a Dios que le quitara la vida.
Pero gracias a Dios por su amor, que aún cuando hemos sido necios tiene sus formas de llevarnos
nuevamente a Él. Esto lo digo por los que quieren oír su voz y ser direccionados por Él, no por los
que quieren perpetuar la necedad.
El profeta entra en tratamiento especial. Va a ser alineado y balanceado por Dios. El tratamiento
empezaría debajo de un árbol de enebro pero terminaría muy lejos de allí.
1Re 19:5 Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le
tocó, y le dijo: Levántate, come.
Un agente celestial interviene para despertar al profeta. Está tirado en el piso y confundido pero
sigue siendo profeta y aún no ha terminado su carrera. El ángel lo despierta, no con un grito, no
con un golpe, sino que lo toca. El profeta ha servido a Dios confrontando la falsa adoración y ahora
necesita cuidados. El ángel no lo despierta para recriminarle, mucho menos para condenarle. Lo
despierta para comer. ¡Que rico se oye!: "levántate, come". Cuantos religiosos hubieran preferido
un grito, un reclamo para el profeta. Elías está en un valle emocional y necesita comer para ir al
lugar donde Dios habla.
1Re 19:6 Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una
vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse.
No sé si la torta la preparó el ángel o la trajo preparada. Pero ahí estaba, fresca y deliciosa. Que
bueno comer cuando se tiene hambre y que bueno beber cuando se tiene sed, nada se valora más
y mejor aún cuando se ha caminado por un largo día a través un ardiente desierto como en el
caso del profeta. Comer, beber y descansar era lo que el profeta necesitaba en ese momento de su
vida. Las emociones se aquietan y el sueño es reparador.
1Re 19:7 Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y
come, porque largo camino te resta.
Llegó el momento en que el profeta tenía que ser despertado Nuevamente. Ya había dormido lo
suficiente debajo de ese enebro. Su sombra estuvo bien pero ahora será la sombra de otro. El
ángel de nuevo lo despierta con un toque pero ahora le dice algo más: " levántate y come porque
largo camino te resta"
1Re 19:8 Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó
cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.
Elías no discute. Él simplemente lo hace; el fuego que encendió sus emociones ha sido apaciguado
y en su espíritu empieza a hondear una pequeña flama. Ya no se quiere morir y sin saberlo Elías,
nunca lo haría (recordemos que Elías no conoció la muerte, él fue llevado por Dios en un carro de
fuego (2 Reyes 2:11). Elías se constituye en una figura bíblica de la iglesia que será arrebatada).
La comida del profeta ese día sería una comida singular, la más poderosa que alguien haya
comido. El cuerpo humano puede durar 5 o 6 días sin comer, después de un tiempo así, la muerte
asechará. Sin embargo vemos un hombre que emprende un viaje y fortalecido con aquella comida
camina cuarenta días y cuarenta noches. ¿Que tenía esa comida? Podemos preguntarnos eso, nos
gustaría saber la receta, pero pensándolo bien lo que hacia poderosa la comida, no era lo que la
comida en si tenía sino quién la había preparado. La comida y bebida de Elías fueron preparadas
en el cielo, eso la hacía especial. Por eso el profeta pudo caminar todo ese tiempo.
Elías había salido huyendo y sin dirección pero debajo de un enebro entendió que el que inicia la
obra también la perfecciona. El sólo tuvo que oír al ángel y hacer lo que decía. Elías se levantó,
comió, bebió, se puso en pie y miro hacia adelante.
Elías comió y bebió del cielo, hoy nosotros lo hacemos en Cristo. Comemos y bebemos de Él para
mantenernos en pie en toda circunstancia y para ir hacia adelante rumbo a la meta.
Elías partió hacia Horeb que no era cualquier monte. Allí Dios le dio la ley a Moisés, hablaron cara
a cara. Elías iba a Horeb, había respuestas para él allí. La crisis de Elías empezó por creer que
estaba solo. Y allí en Horeb se daría cuenta cuán lejos estaba de la realidad; el Señor había
guardado 7.000 hombres que no habían adorado a Baal. No ha dejado Dios de tener un pueblo
que le adore y que se mantenga en pie en medio de un mundo idólatra. Creo que Elías lo entendió.
Pero quiero dejar la historia del profeta en este punto; Elías fue enseñado por Dios. La segunda
etapa de su ministerio fue a partir de este episodio. Dios lo llevó desde el enebro hasta el monte
Horeb pero no lo llevó por el simple capricho de hacerlo caminar cuarenta días con sus noches.
Cando Elías llegó a Horeb se reactivó su ministerio. Horeb es el lugar donde Dios habla para
direccionar. Dios lo "recogió" de debajo de un enebro en un lugar sin dirección y lo llevó hasta
Horeb para darle instrucciones.
1Re 19:9 Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de
Jehová………………..
Los Elías de Hoy
Esta no es simplemente la historia de un profeta antiguo, es la historia tuya y mía. Es la historia de
los que profetizamos en el nuevo pacto. Un profeta en su sentido más simple es alguien que
proclama la palabra de Dios. Un nacido de nuevo se convierte en uno que habla la palabra de
Cristo; Uno que profetiza de Dios. Cada vez que hablas la palabra de Dios estas profetizando. No
estoy diciendo que todos tenemos el ministerio de profeta pero sí que todos profetizamos cuando
hablamos la palabra.( 1 Cor 14:5)
Al igual que Elías, sí eres un hijo de Dios has visto manifestaciones gloriosas de Él; tu nuevo
nacimiento es una de ellas, la más grandiosa. Fuiste salvado y llamado para anunciar las virtudes
de Cristo y quizá lo hayas hecho. Pero si en algún momento como el profeta, dejaste de mirar en la
dirección correcta que es Cristo, posiblemente has huido y estas debajo de algún enebro, quizá no
con ganas de morir pero sí comparándote con otros y tolerando la tristeza sin razón, pensando
que estas solo o sola. Pero para aquellos que a pesar de sus errores, fracasos y debilidades quieren
oír a Dios vendrá el momento y el momento es hoy cuando la voz del Señor se oirá. El tratamiento
de Dios siempre es en misericordia. No condenará, no aplastará, Él no apaga el pabilo que humea,
Él sabe cómo avivar lo que ha estado a punto de apagarse. Escucha las instrucciones como Elías
decidió hacerlo. Come, bebe a Cristo, Él es tu comida, tu comida poderosa. Vive sentado a su
mesa, descansa en Él. Las emociones serán alineadas, tu corazón balanceado. Recuerda siempre
que llegará el momento donde tendrás que ponerte en pie y mantenerte así, tendrás que caminar
y cuando Dios lo determine, corre y vuela si es necesario. La vida continúa en Cristo. Come, bebe,
ponte en pie, ve hacia adelante un largo camino te falta recorrer.
Ve al lugar donde Su palabra viene para dar dirección, no importa el enebro donde te hayas
escondido, si quieres escuchar a Dios, Él te hablará. “Saborea” a Dios hasta saciarte y vivirás de
pie frente a cualquier circunstancia y los demás verán como avanzas por la ruta trazada por Dios,
una ruta que culmina en un destino eterno. Dios lo hizo con Elías, contigo también lo hará, de eso
no hay duda. El hablará claro, lo único que necesitas es comer y beber en abundancia de las
delicias de Cristo. Estas inscrito en la carrera y largo trecho falta por correr….
1Re 19:7 Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y
come, porque largo camino te resta.
1Re 19:8 Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó
cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.
1Re 19:9 Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de
Jehová………………
Puedes estar seguro que Dios tiene muchas cosas que decirte…………
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