Literatos en la Provincia de Cuenca

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Literatos en la
Provincia de Cuenca
Alarcón
LITERATOS EN TORNO A LA MANCHA Y LA MANCHUELA
La primera de nuestras rutas se desarrollará por aquellos lares que vieron nacer o que serían
fuente de inspiración para algunas de las mejores plumas nacionales de todos los tiempos.
Uno de los más colosales ejemplos es el de Fray Luis de León, nacido en Belmonte en 1527,
donde vivió hasta los seis años. En la Plaza del Ayuntamiento hay una escultura en memoria
del poeta agustino y profesor de universidad de Salamanca. En la Colegiata se conserva la pila
donde fue bautizado y en la Capilla de la Anunciación, fundada por su familia, están sepultados
los abuelos del literato. Cuenta también con una Casa-Museo dedicada a su figura, una vivienda manchega de tipo renacentista que en la actualidad es la oficina de turismo de la villa.
Santa Teresa de Jesús y Villanueva de la Jara están íntimamente ligados puesto que en esta
villa la santa abulense realizó la decimotercera de sus fundaciones: el convento de Santa Ana,
compuesto por iglesia, convento y claustro. La santa carmelita llegó un frío 21 de febrero de
1580 para instituir su Regla a unas mujeres beatas y proyectar su Convento en torno a la Ermita de Santa Ana. De todo le pasó a la abulense durante los días que permaneció en la villa,
hasta romperse un brazo, junto al pozo, el mismo que hoy preside la huerta. La emprendedora
santa no sólo dejó sus huellas en la obra de sus hijas; se trajo a los frailes del Socorro, para
que levantaran en torno a la devoción de la Patrona Local (una talla del siglo XIV traída de
Roma) el Convento del Carmen.
Las localidades de Castillo de Garcimuñoz, Santa María del Campo Rus y Uclés configuran el
llamado triángulo manriqueño, en honor a Jorque Manrique, autor de ‘Las Coplas a la Muerte
de mi padre’ fue herido el 24 de abril de 1479 Jorge Manrique caía herido ante el Castillo. En el
camino de la Nava, un monolito con una cruz de hierro y una inscripción señala el sitio exacto
donde Jorge Manrique cayó herido, luchando por la causa de Isabel la Católica contra el
marqués de Villena, partidario de la Beltraneja. En Santa María del Campo Rus, donde murió,
lo recuerdan un monumento en la plaza mayor y otro en el parque El Prado, donde Manrique
instaló su campamento en el otoño de 1478. Hay también un Centro de Estudios Manriqueños,
a modo de museo, que alberga ediciones singulares, imaginarios retratos del poeta, autógrafos
y un políptico de Víctor de la Vega con imágenes de los episodios más destacados de la vida
y muerte de Manrique. En el Monasterio de Uclés está enterrado junto a su padre, pero se
desconoce la ubicación de las dos tumbas. El poeta fue trece y su padre maestre de la Orden
de Santiago, cuya sede principal estaba en este edificio.
El Infante Don Juan Manuel, a principios del siglo XIV, recibió de Fernando IV el señorío de
Alarcón, castillo incluido, provisionalmente en el año 1297 y de forma definitiva el 23 de marzo
de 1305. En este noble retiro, debemos reseñar que vivió y escribió gran parte de su obra el Infante Don Juan Manuel, del cual se conservan obras tan importantes para la literatura castellana del siglo XIV como “Libro del caballero y del escudero”, el “Libro de los estados” o “Libro del
conde Lucanor”. En la actualidad, la plaza principal del municipio está dedicada a este escritor.
Y para finalizar nuestro viaje por La Mancha y Manchuela no podemos obviar al más célebre
escritor del habla castellana, Miguel de Cervantes, que inmortalizó La Mancha de Montearagón
conquense en la segunda parte de su novela más universal, Don Quijote de La Mancha. El
caballero de la triste figura y su escudero Sancho van camino de una ermita por esta comarca
y el segundo proclama su Voto a Rus (en relación a la venerada imagen mariana situada a 5
Km. de San Clemente) tras un curioso episodio con un mono. La ruta literaria de El Quijote
recorre varios pueblos manchegos conquenses, como Mota del Cuervo y su notable conjunto
de molinos.
LA SERRANÍA Y LA ALCARRIA DE CUENCA COMO FOCO LITERARIO
Uno de los primeros literatos que narró episodios de la Serranía fue Pío Baroja. El escritor donostiarra describió varios paisajes y enclaves de la Serranía de Cuenca en los obras
englobadas en la serie ‘Memorias de un hombre de acción’, que narran varias historias con las
guerras carlistas como trasfondo. Salvacañete, Moya y Cañete son alguna de las localidades
que forman parte de la literatura del genial escritor.
El columnista y escritor Raúl del Pozo, nacido en La Torre, una aldea de Mariana, siempre ha
defendido la idea de que la comarca serrana y sus pastores usan el castellano de manera impecable. Recalca que en esta tierra se habla uno de los mejores castellanos de todo el mundo
hispanohablante. Además, hace un uso espléndido de los paisajes y tradiciones antropológicas
más características de la serranía, adquiriendo un especial protagonismo en títulos como ‘Hay
gorriones sobre la tumba de Judas’ y ‘El reclamo’, premio Primavera de Novela.
José Luis Sampedro fue destinado como soldado del ejército nacional a Huete unos meses de
1939, tras finalizar la Guerra Civil y en su obra hay varias referencias directas a su estancia en
la localidad. La huella de esa etapa optense, de la que guardó amigos durante buena parte de
su vida, puede rastrearse en varias referencias directas en sus obras y también en la inspiración que le despertaron las gentes de campo de La Alcarria conquense para armar psicológicamente los personajes de uno de sus libros más famosos: “La Sonrisa Etrusca”. En su obra
autobiográfica “Escribir es vivir”, Sampedro recordaba sus viajes recorriendo las Serranías del
Sistema Ibérico en los años de 1950, entre ellas las de Cuenca. Otra de sus grandes novelas,
“El río que nos lleva”, se centra en las tierras de Guadalajara pero es también un homenaje a
los gancheros de esta zona de España, que tenían que acometer la dura tarea de transportar
los troncos desde las altas cumbres a la capital conquense y Aranjuez.
Para finalizar, uno de los mejores poetas castellanos de todos los tiempos, Federico García
Lorca, quiso preguntar a su amor por la Ciudad Encantada de Cuenca en un precioso soneto,
incluido en una colección publicada por ABC y que fue compuesto en 1935. El poema es una
pequeña joya que ofrece una especial distinción, puesto que, junto al expresionismo amoroso
que refleja Lorca, aparece una poética descripción de un paraje serrano y “encantado”, el de la
Ciudad Encantada.
Castillo de Belmonte
Castillo de Garcimuñoz
El Tormo de la Ciudad Encantada
Estrecho del Río Escabas
Molinos de Mota del Cuervo
Moya
Panorámica de Huete
Uclés
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