Nota FINJUS sobre traslado de jueces

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FINJUS EXPRESA PREOCUPACION POR TRASLADO DE
JUECES Y OTROS ACTOS DEL CONSEJO DEL PODER
JUDICIAL
Los medios de comunicación han registrado en los últimos días
informaciones acerca de una serie de traslados, ascensos y movimientos
al interior del Poder Judicial, bajo la responsabilidad del Consejo del
Poder Judicial, que han despertado alta preocupación en la comunidad
jurídica y académica, así como en la sociedad en general, debido a que
dichas acciones implican un curso que ponen en serio cuestionamiento
la independencia e imparcialidad de la judicatura.
La Fundación Institucionalidad y Justicia, Inc. (FINJUS) se une a esta
preocupación que recorre el país, cuya gravedad no puede ser soslayada,
especialmente tras las declaraciones del Presidente del Consejo del
Poder Judicial y de la Suprema Corte de Justicia, en el sentido de que
dichos traslados han sido adoptados exclusivamente en base a criterios
de proveer “un mejor servicio” a los usuarios del sistema de justicia y
debido a la obligación de que se “mantenga un equilibrio en el servicio”.
Como efectivamente ha sido recalcado, la Constitución de la República
atribuye la capacidad de traslado de los jueces en el Consejo del Poder
Judicial, pero no le da a dicho órgano la discrecionalidad para efectuar
dichos cambios sin que los mismos sean debidamente motivados,
apegados a las leyes que lo regulan y cuyo mandato emana de la propia
constitución. Tal es el caso del artículo 155, párrafo 2 que expresa que el
funcionamiento y organización del CPJ son definidos por la Ley.
En el caso la República Dominicana varias leyes definen estos aspectos,
entre las cuales destacamos, la Ley de Organización Judicial, La Ley de
Carrera Judicial y la Ley del Consejo del Poder Judicial. El propósito
de esta normativa es garantizar los principios en los que se sustenta la
Constitución, que para el caso que nos ocupa incluyen de manera
destacada, la independencia judicial, la inamovilidad e imparcialidad de
la judicatura, que son parte de las condiciones imprescindibles para
configurar nuestro Estado de derecho y régimen democrático.
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El Consejo del Poder Judicial ha sido creado en la Constitución del 2010
con la finalidad de proteger, ampliar y consolidar la independencia, la
imparcialidad y la eficiencia de dicho Poder, mediante su ejercicio
profesional, transparente y apegado a la legalidad.
La Constitución, en su artículo 151, expresa que los jueces son
inamovibles, es decir, que «no podrán ser removidos, separados,
suspendidos, trasladados o jubilados, sino por alguna de las causas
establecidas y con las garantías previstas en la ley». A la inamovilidad
se le concibe como «la única garantía verdadera de la independencia de
los magistrados judiciales en el desempeño de sus cargos. Los pone a
cubierto de las coacciones extrañas, ya provengan de los otros poderes,
ya de las personas que, gozando de las influencias oficiales, pretenden
ejercer presión sobre sus conciencias».
Como se ha resaltado de manera sistemática en la doctrina
constitucional «A veces se interpreta que la inamovilidad ampara
únicamente contra la remoción, que es la violación máxima. Sin
embargo, la inamovilidad resguarda también la sede y el grado. Un juez
inamovible no puede ser trasladado sin su consentimiento (ni siquiera
dentro de la misma circunscripción territorial), ni cambiado de instancia
sin su consentimiento (aunque significara ascenso). Y ello porque su
nombramiento lo es para un cargo judicial determinado, y ese status no
puede ser alterado sin su voluntad, como lo ha planteado el maestro
Bidart Campos.
Por ello la regla de imposibilidad de traslado sin el consentimiento del
juez aparece en el artículo 18 de la Ley de Carrera Judicial con la
finalidad de evitar su uso como mecanismo de retaliación o como
sanciones encubiertas en contra de jueces que no sean del agrado de los
integrantes del Consejo del Poder Judicial.
La preocupación que embarga a muchos sectores con relación a los
recientes traslados y ascensos de jueces se refiere asimismo a la
afectación que estos podrían tener en la independencia judicial. El logro
de este gran objetivo ha orientado el conjunto de las reformas
emprendidas desde 1998. Es cierto que la independencia externa de los
jueces es considerablemente superior a la que predominaba antes de esa
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fecha, debido a los cambios que produjeron la creación de la Escuela
Nacional de la Judicatura, el establecimiento de la Carrera Judicial, y
su sustentación en base a criterios de méritos, capacidad y
profesionalidad de los aspirantes a jueces o de los magistrados en
servicio para su promoción.
Pero en los últimos años se viene observando con preocupación algunos
problemas relacionados con la dimensión interna o funcional de los
jueces en todo el país. La independencia funcional del juez significa
estar provisto de la más completa libertad para el ejercicio de las
funciones de juzgar conforme a Derecho, sin que persona alguna pueda
darle órdenes, consejos o sugerencias y sin que presiones de ninguna
índole pueda influir en su decisión. Esta independencia opera asimismo
a lo interno de la judicatura, tal como lo dispone el artículo 10 de Ley de
Organización Judicial, por lo que los órganos superiores no pueden
dirigir a priori la actuación de los inferiores, a diferencia de lo que
sucede con los órganos de la Administración Pública, por lo que
únicamente podrán corregir la actuación de un órgano inferior cuando
conozcan de un asunto por vía de recurso y de acuerdo con las leyes de
competencia y procedimiento.
Para garantizar que los procesos de ingreso, ascenso, evaluación de
desempeño, permanencia y separación de los servidores públicos se
realice en base a lo que ordena la Constitución, se ha establecido de
forma general un estatuto de la función pública, o sea, un régimen de
derecho público que está basado en el mérito y la profesionalización
para una gestión eficiente y el cumplimiento de las funciones esenciales
del Estado, tal como aparece en el artículo 142 constitucional.
En el caso de jueces y miembros del Poder Judicial, la Constitución
establece que en razón de la función que desempeñan, gozan de un
estatuto funcionarial propio, como lo recogen los artículos 150 y 151 de
la Constitución. Este estatuto no justifica privilegios para los jueces,
sino que busca darles a ellos un medio que permite el cumplimiento de
la función judicial que es exclusiva de ellos y que debe ser realizada con
independencia, imparcialidad, transparencia y profesionalidad, para el
beneficio de los ciudadanos
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Por esas razones, cuando el Consejo del Poder Judicial realiza traslados
de magistrados, o propone los ascensos o remociones de jueces, está
obligado a observar los criterios que se recogen en la ley de carrera
Judicial que manda a motivar todos sus resoluciones en estas materias,
en el marco del debido proceso, y de manera particular a recabar el
consentimiento de los magistrados que son objetos de esas medidas,
incluso las de ascenso.
En los casos que han sido mencionados en los medios de comunicación
de las últimas semanas, se ha planteado que dichas medidas se
adoptaron sin conocimiento de los afectados y sin que se conozcan sus
motivaciones. Estas acciones pueden interpretarse como actos de
retaliación, castigo o discriminación ilegal, lo que pondría en serias
dudas la independencia interna o funcional en el Poder Judicial.
Contrario a lo expresado por el Presidente del CPJ y del Pleno de la
SCJ, el traslado de jueces no es una atribución simplemente
administrativa, sino que está íntimamente ligada a la función
jurisdiccional, por lo que se requiere de la máxima transparencia.
Es conveniente que el Poder Judicial disponga, a través de sus órganos
responsables, que todas las decisiones y actos que pudieren afectar o
estar relacionados con la imparcialidad, independencia y transparencia
del Poder Judicial y los jueces de las diferentes jurisdicciones sea de
púbico conocimiento. En este sentido instamos a la publicación de todas
las actas y decisiones del CPJ que afecten los jueces, tanto para su
traslado, remoción o ascenso en su función judicial.
Dr. Servio Tulio Castaños Guzmán
Vicepresidente Ejecutivo de FINJUS
25 de agosto de 2014
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