Trabajo práctico Artística El Barroco 1) Introducción al Barroco:

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Trabajo práctico Artística
El Barroco
1) Introducción al Barroco:
El Barroco se desarrolla entre el 1570 y el 1670.
Está contenido en un periodo llamado época Áurica, junto con el renacimiento, pero a su vez, el barroco se
divide en tres periodos, Manierismo, que da origen al Barroco Clásico, que desemboca en el Barroquismo.
La palabra Barroco proviene del término portugués berrueco, que era la forma que se utilizaba para definir a
una perla de forma irregular, pero recién a mediados del siglo XVIII se comenzó a utilizar el término a las
artes.
Durante mucho tiempo se pensó que el Barroco era el arte de la contrarreforma, ya que España vivía ese
problema religioso floreció dicho estilo. Sin negar que alentó y enriqueció al Barroco, se puede afirmar que
este no fue el resultado de los valores esenciales de la contrarreforma, ya que cundió también por países que
no atravesaban por tales circunstancias religiosas. El Barroco nace de una aguda crisis
espiritual y moral provocada por la descomposición de los valores renacentistas al ensancharse el horizonte
terrestre a causa de los descubrimientos, el hombre adquiere una nueva concepción espacial, ya no siente
seguridad y alegría de vivir y se agudiza en el la problemática de la fugacidad temporal, que lo lleva a
enfrentarse con la muerte como total disolución de lo creado.
Menéndez Pidal, señaló como característica fundamental del arte Barroco, La adversión de la claridad, que
para lograr ser difíciles, como les gustaba que les llamen a los artistas Barrocos, perseguían deliberadamente
la obscuridad como factor estético que promueve e incita la cooperación del lector para la inteligibilidad de la
obra literaria y acumulaban y multiplicaban los recursos retóricos.
Los escritores del siglo XVII no se denominaban a si mismos barrocos, sino que este termino les fue atribuido,
tardía y despectivamente por los neoclásicos, que no supieron comprender esa literatura a la que tildaban de
confusa e inconsistente.
En síntesis, Damaso Alonso define al Barroco como cómo arte de oposiciones o antítesis violentas.
2) El Barroco en la Literatura
Principales autores:
Época Áurea
Renacimiento
Garcilaso
Fray Luis
Santa Teresa
San Juan
El Lazarillo
Barroco
Manierismo
Luis de Gongora
Barroco Clásico
Miguel de Cervantes
Barroquismo
Francisco de Quevedo
Calderón de la Barca
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El Manierismo:
Se sitúa entre el 1570 y 1610.
Designa el periodo de transición entre dos grandes épocas artística: el renacimiento y el barroco clásico.
Hasta hace algunos años la palabra manierismo se designaba a los periodos de decadencia de todos los estilos:
manierismo era pues el amanerado imitar de formas ya hechas, sin toque de originalidad.
La idea provenía del nombre utilizado por los tratadistas de arte para designar a los numerosos imitadores de
la maniera de Miguel Angel, quienes repitieron las fórmulas del genial artista, acentuando la utilización
elegante y artificiosa.
Es, pues, un estilo prebarroco que exagera las formas renacentistas sin abandonar los temas de esa época. Así,
un escritor manierista desarrollará un mismo tema del renacimiento, por ejemplo el bucolismo, acentuando la
luminosidad de las imágenes, acumulando hipérboles e hipérbatos, usando tropos novedosos que despiertan el
asombro del lector. De esta forma, el manierismo, hace gala de intelectualismo preciosista, solo entendible en
círculos selectos. De ahí, el carácter cortesano de esta tendencia. No es, pues, arte popular, sino aristócratico.
Se desarrolla esencialmente en el ambiente de las cortes europeas, donde reyes y nobles, desempeñan el papel
de mecenas.
Su aristocratismo lo hace desdeñar el escribo como hablo renacentista, y lo lleva a seleccionar y transformar el
vocabulario y la sintaxis castellanos según pautas de las lenguas clásicas.
Su imitación por lo clásico es solo externa, porque así el manierismo disimula un profundo distanciamiento de
lo grecorromano, provocado por la inestabilidad y la ruptura de valores que los acontecimientos históricos
inmediatos han producido. En España, el comienzo de la decadencia política parece acentuar el deseo e estos
escritores por llamar la atención a fuerza de emplear un lenguaje aristocrátizante cuya simbología difícil,
complicada, obliga al lector a abandonar su actitud pasiva, para interpretar el mensaje.
Perdido, pues, el equilibrio renacentista, entre fondo y forma, el escritor manierista, desplegará una asombrosa
y pirotécnica riqueza verbal para expresar mínimos contenidos.
El culteranismo:
Es el manierismo pero en su máxima expresión.
A principios del siglo XVII alcanza difusión entre los círculos cortesanos españoles, una tendencia manierista,
cuyo mejor cultor fue Luis de Góngora y Argote. Su estilo llamado culterano, con sentido peyorativo y por
analogía con luterano se caracterizó por romper el equilibrio entre fondo y forma al dar un mayor desarrollo a
la expresión en oposición a una temática mínima. Los culteranos o gongoristas eluden la mención directa de
las cosas mediante una serie de recursos: abundancia de metáforas atrevidas y sorprendentes, sinécdoques,
metonimias y perífrasis, vocabulario rico en cultismos tomados del latín o del griego; sintaxis latinizante que
dificulta la comprensión y profesión de alusiones mitológicas enmarcadas en una visión plástica de la
naturaleza.
Barroco Clásico:
A comienzos del siglo XVII reinaba Felipe II, quien era el primer monarca europeo a pesar de las continuas
derrotas sufridas. Llegado al trono en 1558, abandonó la austeridad que había caracterizado la corte de su
padre, Felipe I, y se embarcó en una política de imprudente derroche que bien pronto disipó el erario público.
Además, dejó las riendas del gobierno en manos de unos favoritos y acrecentó los inmensos privilegios de la
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nobleza castellana. Desangrada por las continuas guerras para mantener el inmenso imperio y destrozada su
economía por la falta de leyes que la protegieran, España es, a principios del 1600, un gigante con pies de
barro. Revueltas, bandidaje, descontento, caracterizan esta época. La serena placidez de vivir que dominaba el
devenir renacentista, es desplazada por la certeza de lo azaroso de la existencia, polarizada siempre en la lucha
cotidiana entre la realidad y el ideal. El Quijote considerada como la primera novela moderna, refleja con
lucidez ese mundo de tensiones y claroscuros.
Esta cosmovisión se manifiesta principalmente en los nuevos temas literarios: la belleza en contraste con lo
monstruoso, la soledad, la fugacidad de todo lo creado, la muerte, la esencia y la apariencia.
Pero no es sólo la temática lo que diferencia al barroco clásico del manierismo. Como es un estilo popular
admite en su seno todos los niveles de lengua, y no, como el manierismo, únicamente lo artificioso y
cortesano. Además, a pesar de ser un estilo de época (es decir común a toda Europa), en cada país adopta
matrices diferentes de acuerdo con los caracteres nacionales. Refleja, fundamentalmente, el cúmulo de
tensiones que ahogan al hombre del siglo XVII y, por eso, es un arte popular accesible a la comprensión de
todos.
Barroquismo:
Así, como el manierista Góngora había roto el equilibrio renacentista entre fondo y forma al dar mayor
desarrollo a la expresión, otro estilo, el conceptismo, dio mayor desarrollo al contenido, especialmente en
profundidad, en oposición a una expresión cada vez más ceñida. Durante mucho tiempo se habló de
culteranismo y conceptismo como de dos tendencias opuestas. En realidad, la separación de ambas no es tan
tajante, ya que, en todo culteranismo hay una base conceptista, pues también dicha tendencia, surge de la
aplicación del concepto, tal como lo define Gracián.
Los culteranos eluden nombrar directamente las objetos y acumulan diferentes recursos: comparaciones,
antítesis, metáforas, alegorías. Dificultan la comprensión al abusar del y provocan la admiración mediante las
hipérboles y las alegorías. A ello debe agregarse la creación de neologismos.
Los conceptistas basan la dificultad en la agudeza mental mediante el uso de juegos de palabras,
paranomacias, anagramas, disociaciones, dilogías, retruécanos, zeugmas, conceptos.
Paranomacia: dos voces parecidas en el sonido pero de significado distinto.
Ej. :ducados compran ducados.
escudos compran escudos.
Góngora
Anagrama: trasposición de las letras de una palabra de lo que resulta otra distinta.
Ej.: Roma − amor.
Disociación: separación de una palabra de modo tal que se formen dos vocablos diferentes del primero.
Ej.: Di, Ana, eres Diana.
Rufo
Dilogía: juego de palabras que provocan ambigüedad, equívoco.
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Ej.: pies de lejía
Pies de lejía: así llama Gógora a los de Quevedo, pues necesitaban la lejía (planta medicinal) para curar sus
llagas, y también eran de elegía, porque andaban desacompasados, como la elegía que está formada por versos
desiguales.
Retruécano: repetición de una frase invirtiendo el orden.
Ej.: las verdades juzgándolas mentiras, las mentiras creyéndolas verdades.
J. de Dios Peza
Zeugma: se hace intervenir una palabra en distintos períodos, consignándola sólo una vez. Ej.: Extrañó ella
que un varón discreto viniese, ya no solo mas sí tanto.
Gracián
Ya dijimos que culteranismo y conceptismo son caras diferentes de una misma moneda; debemos agregar que
muchos escritores las siguieron y, las más veces, cultivaron ambas. Aún Quevedo, en ciertas oportunidades,
gongoriza, así como el célebre cordobés esmalta su verso de conceptos. Sus imitadores, los barroquistas, no
alcanzaron originalidad, excepto en casos extraordinarios, por ejemplo, Pedro Calderón de la Barca. El grupo
marca la disolución del período Barroco.
Diferencias entre el Barroco y el Renacimiento:
Equilibrio y armonía entre forma y contenido
Revalorización de lo clásico greco− latino.
Claridad.
Uso mediado de los recursos de estilo.
Lenguaje llano: naturalidad.
Arte: expresión de la alegría de vivir.
Desequilibrio, inestabilidad entre forma y
contenido.
Revalorización de lo medieval sin olvido de lo
clásico.
Claroscuro que provoca dificultad.
Multiplicación y acumulación de los recursos de
estilo.
Renovación lingüística mediante la incorporación
de cultismos y neologismos.
Arte: expresión del desengaño vital.
3)Arte barroco en Latinoamérica:
Las más importantes manifestaciones del arte colonial tuvieron lugar en el ámbito de la arquitectura. Las
primeras construcciones realizadas en los grandes centros urbanos hispanoamericanos adoptaron el estilo
renacentista o plateresco (nombre que procede de las semejanzas de sus creaciones con el arte de los plateros).
Es un estilo de gran robustez considerado como uno de los más representativos del arte español.
A partir del siglo XVIII irrumpe el estilo barroco o la versión americana de éste llamada colonial, que habría
de consagrarse como el más característico de Iberoamérica.
Este estilo destaca el rebuscamiento del efecto y de la forma, la predilección por lo grandioso, la preocupación
por no dejar ningún elemento secundario sin adimentos decorativos, en los que predominan la línea curva y
volutas.
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Las obras arquitectónicas más logradas de hispanoamérica se realizaron en este estilo. No es ajeno a este
fenómeno el hecho de que las grandes culturas indígenas ( Mayas, Aztecas, Incas) tenían una gran experiencia
en la ornamentación empleando piedras trabajadas debido en parte a la abundancia de la piedra blanca.
Las mejores expresiones del arte arquitectónico colonial se encuentran en México, Puebla, Quito, Santo
Domingo, Lima y Potosí, donde se levantaron Iglesias y conventos que constituyen la más pura expresión de
este estilo.
La arquitectura pública se encuentra representada por los edificios de los cabildos, reales audiencias,
residencias de funcionarios, universidades y algunas obras de ingeniería militar que junto con las Iglesias
confieren un sello distintivo a las ciudades indianas.
La escultura colonial no presenta rasgos dignos de destacarse. La mayoría de las obras (en general de carácter
religioso) eran importadas de España. La pintura, en cambio, tuvo una importancia mayor. En ella se advierte
la influencia renacentista y en especial, la sevillana, reflejada en telas y frescos que decoran las principales
catedrales coloniales.
Entre las artes menores, América hispánica puede ofrecer la brillante técnica de su cerámica y tejeduría de
inocultable raíz indígena. La orfebrería, en especial el arte de la platería, cobró una gran importancia con la
producción de alhajas, adornos, cubiertos, juegos de té, mates, y otros utensilios de uso.
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