El sentido de asistir a misa

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El sentido de asistir a misa:
Muchas veces surgen a nuestro alrededor dudas tales como ¿Por qué debo ir
a misa? ¿Para qué voy si la mayoría de los que van, nada más salen, y ya
hacen malas cosas? ¿Si creo en Dios porque tengo que ir a misa si puedo
hablar con él siempre? ¿Por qué la Iglesia dice que es pecado mortal no ir a
misa en domingo? ¿Me cae mal el sacerdote de mi templo, aún así debo ir?,
ante todas estas dudas, las respondo una por una:
¿Por qué debo ir a misa?
=Así como un amigo nos invita a una fiesta, así Jesús nos invita a que
estemos con él, a que le contemos cómo nos ha ido, a que junto a él pasemos
un momento significativo donde podamos reflexionar sobre nuestra vida, es
más que nada, un momento para despejarse de las cosas del mundo, de
nuestros pendientes, para descansar en Dios y permitir que él sea quien nos
lleve a vivir la vida con intensidad. El ser humano sin reflexión, sin atender su
área espiritual corre el riesgo de desequilibrarse y de tomar malas decisiones
por eso el ir a misa, es un momento de encuentro con él para analizar nuestro
caminar y pedirle que nos indique qué es lo mejor para nosotros.
¿Para qué voy si la mayoría de los que van, nada más salen, y ya hacen
malas cosas?
=Un católico va a misa, independientemente, de cómo ser porten las demás
personas, tenemos que entender que uno no va a misa por las personas sino
por amor a Dios. No podemos decir que los demás están mal y que por eso no
vamos porque eso solo es un pretexto, además, si vemos que los demás andan
mal nada resolvemos con no ir, sino más bien ir y sacar adelante con nuestro
testimonio lo que, a lo mejor, nuestros hermanos y hermanas han descuidado,
como nosotros alguna vez lo hemos hecho también.
¿Si creo en Dios porque tengo que ir a misa si puedo hablar con él siempre?
=Dios quiere que nuestra amistad con él sea sólida y el ir a misa, el hecho de
hacer un esfuerzo por estar ahí, de forma libre, es un compromiso. Es válido y
necesario orar en nuestras casas pero también, para fortalecer el compromiso
con Dios, hay que hacer el esfuerzo, de asistir a misa porque solo cuando hay
compromiso con Dios, las cosas marchan de forma adecuada. Obviamente
quien está enfermo o tiene que cuidar a una persona no comete pecado si no
va, pero si estamos sanos y tenemos la oportunidad de ir y no vamos por
flojera se da el pecado pues rompemos el compromiso.
¿Por qué la Iglesia dice que es pecado mortal no ir a misa en domingo?
=Porque de todas las horas que nos da Dios a la semana para nuestros
asuntos él solo nos pide una hora aproximadamente con él y sería injusto no
dársela después de que él se entregó por nuestro bien.
¿Me cae mal el sacerdote de mi templo, aún así debo ir?
=Es cierto que, así como hay buenos sacerdotes, hay otros que a lo mejor no
responden a nuestras expectativas, aquí lo importante es recordar que,
nosotros no vamos a misa por el sacerdote, sino por Dios. Si el sacerdote no
nos agrada y podemos asistir a otra misa donde el sacerdote si nos deje algo
positivo, es válido hacerlo pero si, esto no es posible, el sacerdote no debe ser
pretexto para no asistir, así mismo, muchas veces un sacerdote que nos puede
caer mal un día puede llegar a ser nuestro buen amigo después, hay que pedir
mucho por ellos y darles una oportunidad.
Así mismo, las personas que por alguna razón no pueden comulgar, también
¡son parte importante de la misa! Y están invitados a que asistan pues Dios es
todo para todos. Vale la pena que, aunque no puedan comulgar, asistan porque
sí pueden recibir la comunión espiritual y de esa forme encontrarse con el Dios
de la vida que nos ama. Es cierto que, muchas veces, la misa nos puede
resultar larga y tediosa, sin embargo, en la medida en que nos hagamos más
amigos de Jesús podremos irle encontrando sentido y de esta manera vivir la
misa de forma más viva, así mismo, aún si nos aburre vale la pena hacer ese
sacrificio de asistir porque de esa forma el Espíritu Santo, al notar nuestro
esfuerzo, se une más y más a nosotros permitiendo que nos dejemos llevar
más por su acción, la cual es la que nos lleva a la felicidad.
Recibir a Jesús, es recibir al amigo con quien hemos pasado las buenas y
malas experiencias de la vida, recibir a Jesús, es recibir a nuestro gran amor,
recibir a Jesús no es recibir a un inquisidor sino a un amigo compasivo que nos
ama infinitamente.
Así mismo en la Eucaristía Dios se hace presente en Cuerpo y Sangre lo cual
es el centro de nuestra vida, de hecho, han sucedido diversos milagros
eucarísticos que nos llevan a profundizar más en la necesidad de asistir a misa.
Visita para saber sobre estos milagros, estudiados científicamente, en la
siguiente página: http://webcatolicodejavier.org/meucaristicos.html
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