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Capítulo III.
Bernabé y los Primeros Cristianos
Bernabé, o Bar Nabe, que significa “hijo del consuelo” o “hijo de la
exhortación”, era judío y había nacido en Chipre. Originalmente conocido
como Joses o José, recibió su nuevo nombre de manos de los discípulos de
Jesús, la paz sea con él y con ellos. A pesar de que en los cuatro Evangelios
aceptados apenas se le menciona, si se toma la evidencia proporcionada
por otros textos del Nuevo Testamento, Bernabé aparece como uno de los
líderes de los discípulos después de la desaparición de Jesús. Fue él quien
por encima de todos los demás se esforzó en aferrarse a la doctrina más
pura de Jesús y se opuso contra todo innovador, especialmente Pablo de
Tarso. Lucas, autor de los Hechos de los Apóstoles, era el médico personal
de Pablo, transmitiendo en consecuencia su punto de vista. Esto es lo que
explica que Lucas sólo mencione a Bernabé cuando lo necesita para ilustrar
algún pasaje de la historia de Pablo.
Desgraciadamente, libros como “Los Viajes y enseñanzas de los Apóstoles”, fueron destruidos por la Iglesia Paulina una vez adoptada la Doctrina de la Trinidad y como parte de sus intentos por destruir toda narración
que contradijera el nuevo dogma. Esta es la razón de que se perdiera mucho
de lo que se sabía sobre Bernabé y los primeros cristianos. Este proceder
de los Trinitarios es probablemente lo que explica la extraña ausencia de
referencias sobre Bernabé en los cuatro Evangelios aceptados; y también
el por qué, según dice Lucas, siendo Bernabé el discípulo más importante
después de la desaparición de Jesús, deja de aparecer en las páginas de la
historia cuando Pablo y él dejan de estar de acuerdo y se separan.
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Jesús, Profeta del Islam
Bernabé, o Bar Nabe, que significa “hijo del consuelo” o “hijo de la
exhortación”, era judío y había nacido en Chipre. Originalmente conocido
como Joses o José, recibió su nuevo nombre de manos de los discípulos de
Jesús, la paz sea con él y con ellos. A pesar de que en los cuatro Evangelios
aceptados apenas se le menciona, si se toma la evidencia proporcionada
por otros textos del Nuevo Testamento, Bernabé aparece como uno de los
líderes de los discípulos después de la desaparición de Jesús. Fue él quien
por encima de todos los demás se esforzó en aferrarse a la doctrina más
pura de Jesús y se opuso contra todo innovador, especialmente Pablo de
Tarso. Lucas, autor de los Hechos de los Apóstoles, era el médico personal
de Pablo, transmitiendo en consecuencia su punto de vista. Esto es lo que
explica que Lucas sólo mencione a Bernabé cuando lo necesita para ilustrar
algún pasaje de la historia de Pablo.
Desgraciadamente, libros como “Los Viajes y enseñanzas de los Apóstoles”, fueron destruidos por la Iglesia Paulina una vez adoptada la Doctrina de la Trinidad y como parte de sus intentos por destruir toda narración
que contradijera el nuevo dogma. Esta es la razón de que se perdiera mucho
de lo que se sabía sobre Bernabé y los primeros cristianos. Este proceder
de los Trinitarios es probablemente lo que explica la extraña ausencia de
referencias sobre Bernabé en los cuatro Evangelios aceptados; y también
el por qué, según dice Lucas, siendo Bernabé el discípulo más importante
después de la desaparición de Jesús, deja de aparecer en las páginas de la
historia cuando Pablo y él dejan de estar de acuerdo y se separan.
Bernabé permaneció con Jesús desde el comienzo de su misión. Su
Evangelio muestra claramente la lealtad y el amor que sentía por Jesús. No
sólo fue su constante compañero, sino que absorbió y retuvo de tal modo
su enseñanza, que pronto se ganó la reputación, de sobra manifiesta en los
“Hechos de los Apóstoles”, de persona con capacidad de transmitir lo que
había aprendido de su Maestro.
El nombre otorgado por el resto de los discípulos a Bernabé indica su
poderío y elocuencia como orador, fuente de ánimo y consuelo. Bernabé
era sincero y también generoso. Después de conocer a Jesús vendió todas
sus posesiones y dio el dinero para que fuese utilizado por los seguidores
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Capítulo III. Bernabé y los Primeros Cristianos
de Jesús. El amor que Jesús y los discípulos sentían por él, queda manifiesto
por el número de nombres diferentes con los que se conocía a Bernabé.
Cuando para reemplazar a Judas los apóstoles decidieron elegir a un
nuevo apóstol de entre los que habían estado siempre con Jesús, “desde el
momento de su bautizo a manos de Juan”, seleccionaron a dos personas:
“Presentaron a dos: a José, llamado Barsabás, por sobrenombre Justo, y a
Matías” (Hechos, 1: 23). En el Nuevo Testamento no se menciona a ningún otro José que acompañara a Jesús durante su vida excepto al conocido
popularmente como Bernabé. Así pues, aunque Clemente de Alejandría
menciona siempre en sus escritos a Bernabé como un apóstol, existe sin
embargo la posibilidad de que Barsabás —quien, según Goodspeed cuenta,
en una ocasión bebió un veneno sin sufrir daño— alguno fuese el mismo
Bernabé.
Si fuera este el caso, se confirmaría también que aunque Bernabé no
fuese uno de los primeros doce discípulos, sí fue uno de los primeros setenta y dos; el hecho de que Bernabé fuese lo suficientemente apreciado como
para completar el número de los doce primeros discípulos, está apoyado
por la tradición que cuenta que cuando María, la madre de Jesús, en su lecho de muerte llamó a los apóstoles, Bernabé era uno de los que acudieron.
Lo más probable sin embargo es que Bernabé fuera uno de los primeros doce apóstoles, hecho que confirma él mismo en su Evangelio cuando
describe lo que hizo Jesús una vez finalizado el periodo de cuarenta días de
soledad en el desierto:
“Cuando Jesús volvió a la región de Jerusalén, la gente lo recibió con
enorme alegría rogándole que se quedara a vivir con ellos; porque las
palabras de Jesús no eran como las de los escribas sino que tenían poder:
llegaban al corazón.
Al ver Jesús el elevado número de personas que deseaban seguir el
camino de Dios, subió a la montaña y permaneció la noche entera en oración. Al amanecer, descendió de la montaña y escogió a doce, a los que
llamó apóstoles y entre los que se encontraba Judas, el que iba a morir en
la cruz. Sus nombres eran: Andrés y Pedro, su hermano, pescadores; Bernabé, el que esto escribe; Mateo, el funcionario público que recaudaba los
impuestos; Juan y Santiago, hijos de Zebedeo; Tadeo y Judas, Bartolomé
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Jesús, Profeta del Islam
y Felipe; Santiago y Judas Iscariote, el traidor. A éstos Jesús les reveló los
secretos divinos. Y Judas Iscariote fue nombrado por Jesús administrador
de las limosnas, pero éste roba la décima parte de todo lo recibido” (El
Evangelio de Bernabé: 14).
Es interesante comprobar que aunque los nombres de los apóstoles listados por Bernabé no corresponden a los mencionados en los Evangelios de
Mateo, Marcos y Lucas, la misma observación puede hacerse con respecto
a los tres grupos de nombres que aparecen en Mateo, 10: 2-4, Marcos 3,
14-19 y Lucas, 13-16 respectivamente. Lucas no menciona a Tadeo mientras que Bernabé, Mateo y Marcos sí lo hacen. Tanto Mateo como Marcos
no mencionan al otro Judas, el hijo de Santiago, pero Bernabé y Lucas sí
lo mencionan. Mateo, Marcos y Lucas mencionan a Tomás y a Simón el
Zaleote, pero Bernabé no. Mateo, Marcos y Lucas no hablan de Bernabé,
pero éste sí lo hace. El Evangelio de Juan en su forma actual no da una lista
completa de los doce apóstoles. Como suele ocurrir cada vez que uno se
enfrenta a faltas o contradicciones, depende del lector decidir cuál de estos
Evangelios en su forma presente está menos alterado y más inspirado por la
Divinidad y, en consecuencia, ¡el más preciso y digno de confianza!
Como ya hemos visto, es más que probable que Jesús creciera en medio
de la comunidad Esenia; hay una tradición que afirma que Bernabé era
discípulo de Gamaliel, el maestro de judaísmo ortodoxo más prestigioso
de la época. En ese caso, el encuentro entre Jesús y Bernabé significaba la
fusión de lo mejor de las enseñanzas gnósticas de los Esenios y lo mejor
del judaísmo ortodoxo del Templo de Jerusalén. Es indudable que esto contribuyó a la mutua y armónica comprensión entre Jesús y Bernabé. Y dado
que este último era un Levita, era muy posible que también tuviera bajo su
mando a una división de Zaleotes.
A pesar de saberse tan poco sobre Bernabé, las últimas investigaciones
históricas están descubriendo poco a poco la relevancia de su figura mientras Jesús estuvo en la tierra. En nuestros días hay ya un acuerdo general
entre los historiadores que afirman que la última Cena tuvo lugar en la casa
de la hermana de Bernabé, a pesar de que como ya hemos visto, el propio
Bernabé afirma que tuvo lugar en la casa de Nicodemo, junto al arroyo
llamado Cedrón, situada a las afueras de Jerusalén. Sin embargo, Albert
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Schweitzer, que pudo no haber tenido acceso al Evangelio de Bernabé, escribe en su libro “El Reino de Dios y las Creencias Cristianas Originales”:
“Basándose en los Hechos de los Apóstoles, puede deducirse que los
discípulos y creyentes de entre los Galileos se reunieron en la casa de la
madre de Juan Marcos, discípulo que luego acompañaría a Bernabé y Pablo en el Primer Viaje Misionero (Hechos 12: 25)... El lugar de reunión de
los creyentes fue la ‘habitación de arriba’, esto es, la habitación situada
justo debajo del techo plano de la casa (Hechos 1: 12-14). Tenía que ser
una habitación lo suficientemente grande como para albergar a todo el
grupo. Esta era la habitación donde los creyentes ‘al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar’ (Hechos 2: 1).
¿Cómo llegó a ser identificada como el lugar donde Jesús celebró la
última Cena con sus discípulos?
Cuando Jesús envió a dos de sus discípulos de Betania a la ciudad con
instrucciones de llevar a cabo los preparativos para la cena de la Pascua,
les dijo que siguiesen a un hombre al que encontrarían llevando un odre
con agua. Este les conduciría a una casa que disponía de una habitación en
la planta superior cubierta de alfombras; allí era donde iba a tener lugar la
cena. Esta importante información se la debemos al Evangelio de Marcos
(Marcos 14: 1315), que a su vez se basa en una tradición proveniente de
Juan Marcos. Mateo por su parte sólo cuenta que Jesús envió a los dos
discípulos con instrucciones de transmitir la información a alguien de la
ciudad. ‘El Maestro dijo: ‘Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar
la Pascua con mis discípulos’. (Mateo 26: 18). Theodore Zalin fue uno de
los primeros en adelantar la idea de que, la casa en la que tuvo lugar la última Cena de Jesús con sus discípulos, era idéntica a la de la madre de Juan
Marcos, lugar tradicional de reunión de los discípulos con los creyentes de
Galilea” 28.
A pesar de que Schweitzer afirma que la casa era de la madre de Juan
Marcos, lo que no menciona es que la madre de Marcos era hermana de
Bernabé. Como para aquel entonces Bernabé había vendido todas sus posesiones, es más que probable que durante su estancia en Jerusalén se alojara
en casa de su hermana, sobre todo si tenía una habitación lo suficientemente
grande como para permitir las reuniones de los discípulos. Es probable que
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