Puede un Docente de Aula ser Investigador Científico

Anuncio
REPÃ BLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGÃ GICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL DEL MAGISTERIO
EXTENSIÃ N ACARIGUA
¿Puede un Docente de Aula ser Investigador CientÃ−fico?
Acarigua, Junio 2010
La Educación, como ciencia y como arte siempre ha representado el eslabón más fuerte en el desarrollo de
cualquier cultura, no solo por ser el instrumento para transmitir conocimientos sino que ha servido como
medio para el desarrollo cientÃ−fico en la búsqueda de soluciones que permitan mejorar la calidad en el
proceso de enseñanza-aprendizaje.
De modo que el rol de todo docente es desarrollar habilidades cientÃ−fico-pedagógicas que le permitan tener
a la mano todas las herramientas necesarias para aplicarlas en su labor diaria y transmitir este carácter
investigativo a sus estudiantes (José Silva, 2010; TeorÃ−a de Heidi). Para lograr este fin el docente puede
echar mano del método cientÃ−fico o métodos cualitativos, tomando en cuenta que la fiabilidad de este
último depende de la perspectiva de donde se observe.
Ahora bien, al enfocarnos en el docente como investigador, existen muchos autores que afirman: según V. N.
Stoletov (1977) “cada docente y colectivo de alumnos es un laboratorio potencial de investigación. La propia
atmósfera convierte al docente en investigador”; para Chirino Ramos (1997) el docente investigador "es
aquel que sin abandonar el aula de clase, cuya vivencia es irrepetible, es capaz de buscar alternativas de
solución a los problemas de su quehacer profesional por la vÃ−a de la ciencia". Estos autores expresan el
alto ideal de ser investigadores y a la vez docentes de aula, combinando todo el proceso metodológico que
involucra realizar una investigación de alta calidad con la carga de horas de clase que deben cumplir.
Partiendo de este punto y de las polÃ−ticas educativas presentes en nuestro paÃ−s, vamos a definir dos
conceptos muy importantes a considerar, como lo son “tiempo” y “cumplimiento” que definen, en nuestro
contexto, los aspectos fundamentales del porqué hasta hoy en dÃ−a no se ha podido apreciar el rol del
docente como investigador sino que se ha hecho la diferencia entre “teórico de la pedagogÃ−a” y “docente
de aula”, entendiéndose el primero como quien realiza todo el trabajo investigativo y el segundo como
quien implanta los resultados de la investigación en el salón de clase.
Por lo tanto, cuando definimos el “tiempo” no solo abarcamos las horas de trabajo sino que se incluye todo el
proceso cientÃ−fico-pedagógico que va permitir al docente alcanzar los objetivos propuestos, en donde
éste debe caracterizarse por ser un profesional capaz se sistematizar, aplicar métodos y realizar análisis
critico, utilizando la teorÃ−a cientÃ−fica más apropiada a su investigación, es decir, el “tiempo” se refiere
a todo el proceso que involucra llevar a cabo una investigación en el ámbito educativo y que dicha
1
investigación arroje los resultados deseados.
Del mismo modo, al definir el “cumplimiento” nos referimos a la realidad que debe enfrentar todo educador
en su labor diaria debido a que no es un secreto para nadie que las polÃ−ticas educativas de nuestro paÃ−s
van orientadas a una ideologÃ−a polÃ−tica que ha venido a debilitar las estructuras sociales de la nación
cuyas consecuencias se ven reflejadas en la calidad de la educación en los últimos años, y por lo tanto el
docente debe cumplir con lineamientos que afectan el normal desarrollo de su labor profesional, es decir, que
las instituciones educativas, apegándose a directrices de organismos del Estado, llevan a cabo actividades
que interrumpen con la planificación de los contenidos a dar y por lo tanto los estudiantes al final del año
escolar no han dominado todas las competencias y el docente termina con una sobresaturación de
responsabilidades no programadas.
Una vez definidos ambos conceptos surge una interrogante ¿Puede un docente de aula ser un investigador
cientÃ−fico? Para la investigadora mejicana Sonia Reynegra (1998) el maestro investigador es un mito
relacionado con un nuevo perfil ya que según sus criterios, al convertir al maestro en investigador serÃ−a a
costa de su práctica docente, tomando tiempo o dedicación de la docencia. Este punto de vista se asemeja
mucho con la realidad educativa que se vive hoy en dÃ−a en nuestro paÃ−s y es fácilmente demostrable por
todos aquellos que nos hemos involucrado con la comunidad educativa a lo largo de nuestra formación como
educadores.
En el mismo orden de ideas, en 1981 Fidel Castro señalaba "al maestro (...) lo concebimos como un activo
investigador (...) que toma partido ante los problemas y plantea soluciones desde el punto de vista de la
ciencia...". Dicha argumentación no pasa de convertirse en un producto enlatado de polÃ−ticas totalitaristas,
aunque no se pone en duda la alta calidad de la educación cubana, sino su ineficacia en la polÃ−tica
venezolana que manifiesta una cultura educativa muy diferente a al planteada en la Isla anteriormente citada.
Por consiguiente, la realidad manifestada en el ámbito educativo y la teorÃ−a oficialista presentan
disyuntivas tan grandes que terminan por declarar que las afirmaciones de la investigadora mejicana Sonia
Reynegra son ciertas en gran medida de sus argumentos, debido a la carencia de un apoyo constitucional para
facilitar la labor docente en el sentido de mejoras en las condiciones de remuneración teniendo como
consecuencia que gran parte del profesorado tenga que atender varias instituciones educativas a la vez con el
fin de solventar las necesidades personales.
Al enfocarnos en la parte investigativa también se presentan condiciones que adversan este proceso por
parte de las instituciones del Estado, al no haber apoyo suficiente que permita a los investigadores contar con
los recursos necesarios para llevar a cabo la planificación, desarrollo y ejecución de cualquier
investigación.
En conclusión y tomando en cuenta todos los aspectos anteriormente citados, es difÃ−cil que un docente de
aula, con las condiciones actuales, pueda desempeñarse como investigador cientÃ−fico sin abandonar o
poner en riesgo su labor, pero esto no quiere decir que no pueda realizar actividades pedagógicas dentro de
su entorno de trabajo para facilitar la comprensión por parte de los estudiantes de los contenidos dados,
porque es importante aclarar la amplia diferencia entre una investigación cientÃ−fica-pedagógica y
actividades pedagógicas. Por lo tanto, ¿puede darse las condiciones necesarias para que un docente de aula
pueda desempeñarse como investigador sin afectar en lo más mÃ−nimo su trabajo con los estudiantes?
2
Descargar