trajes campesinos colombianos

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TRAJES CAMPESINOS COLOMBIANOS
El traje es una estrategia de protección corporal, un medio de
comunicación e identificación étnica; ilustra el status social, el sexo, la
edad, revela circunstancias económicas, sociales y diversas visiones de
vida.
En Colombia el traje y la indumentaria hablan del régimen colonial, del
mestizaje étnico y cultural de la población.
En la variada geografía del país se fue conformando históricamente un
vestuario particular, adaptado a las condiciones medioambientales, las
actividades productivas y el ordenamiento social, étnico y cultural de cada
región.
La Corona designó a sus representantes la exclusividad de ciertas prendas
o símbolos del poder, determinó las ropas que podían usar los blancos y
los mestizos, las permitidas a los esclavos negros y ordenó que los
indígenas se vistieran.
Muchas de las prendas empleadas por los mestizos, fueron versiones
simplificadas del traje español de los siglos XVI y XVII. Las camisas
bordadas, la falda, el pantalón a media pierna, el sombrero de fibra
vegetal o de lana prensada y las alpargatas fueron elaborados con
materiales nacionales. La ruana, la mulera y el poncho son prendas,
producto del mestizaje del traje y las tradiciones textiles prehispánicas.
Durante el siglo XIX se mantuvieron vigentes los prejuicios raciales y las
diferencias sociales del período colonial. El libre comercio de telas
industriales desplazó paulatinamente la industria casera de telas
nacionales y permeó las costumbres de las clases pudientes en las
ciudades.
En las zonas rurales, el atuendo popular se mantuvo vigente hasta
mediados del siglo XX; aún algunas prendas hacen parte del atuendo de
las comunidades campesinas y afrodescendientes.
La falda y la camisa fueron las piezas que dieron unidad al vestido
tradicional colombiano; sus variantes locales están dadas por diferencias
de color, material y adornos, que no modifican sustancialmente la esencia
del traje.1
Cada prenda de la indumentaria tiene una historia, en ella convergen
tradiciones artesanales y culturales europeas y américanas.
CAMISAS
Las camisas bordadas que usaron las mujeres de la aristocracia española
entre los siglos XV y XVI, fue una de las primeras prendas del vestuario
español que fue trasladada a la indumentaria local. 2Las blusas fueron la
pieza principal del traje femenino de toda la América colonial, su uso se
prolongó hasta bien entrado el siglo XX.
LA MANTILLA
La mantilla de paño azul o negro, suspendida o envuelta alrededor de la
cabeza, que cubre los brazos y parte de las caderas, fue una prenda
fundamental del atuendo de la mujer española a finales del siglo XVI, fue
usada en la Nueva Granada hasta el siglo XIX. Las mantillas se
confeccionaban en géneros de diversas calidades, desde telas de plata,
seda, terciopelo, hasta paño o lienzo
Algunas de sus variaciones recibieron otros nombres como pañolón o
pañuelón, a un trozo de tela cuadrado, que se doblaba en diagonal y
llevaba flecos. El adorno de los bordes con cintas anudadas en macramé,
es característico de las variaciones que se desarrollaron en Colombia.3
Esta prenda tradicional está vigente en zonas campesinas de clima frio de
la región andina.
LA RUANA
La ruana se originó durante la colonia en América. En esta prenda de
amplia difusión generalización y supervivencia en hispanoamérica,
confluyen tradiciones textiles indígenas y piezas de la indumentaria de los
artesanos y labradores españoles.
En Colombia durante el siglo XIX los hombres de clase alta, los de sectores
populares y los indígenas tuvieron vestidos diferenciadores y una sola
1
Martínez C Aida, 1.985 Op. Cit, p 1.74
Martínez C Aida, 1.985 Op. Cit, p. 79
3 Martínez C Aida, “ La Prisión del Vestido”, Planeta Colombiana Editorial, 1.985
2
prenda común: la ruana con múltiples variaciones regionales en
materiales, diseño, dimensiones y usos.
La ruana de lana continúa siendo una prenda de uso cotidiano para la
población campesina del altiplano cundiboyacense.
En climas cálidos se emplea el poncho, que es una ruana pequeña de
algodón. La mulera es también una ruana pequeña, de tela burda de
algodón, que emplea el arriero para protegerse de la lluvia, amortiguar el
peso de los bultos y tapar los ojos de la mula para cargarla, herrarla o
curarla.
EL SOMBRERO
El sombrero con copa y ala, que da sombra, es una prenda introducida por
los españoles en el territorio colombiano. Al parecer, en la segunda mitad
del siglo XVI, las poblaciones indígenas, mestizas y mulatas adoptaron el
uso del sombrero y la confección con fibras vegetales de su entorno.
El sombrero vueltiao
Los sombreros “vueltiaos” o “raspones” son descritos por primera vez en
los escritos de los viajeros de la segunda mitad del siglo XIX, como prenda
de
bogas
y
trabajadores
del
campo.
El sombrero vueltiao es parte fundamental de la indumentaria masculina
en el departamento de Córdoba y Sucre. Inicialmente el sombrero era de
un solo color, blanco crema; le decían “Sombrero de vueltas”, por el
recorrido en espiral que hace la trenza en la elaboración o “sombrero
indiano” por ser de origen indio la tradición de trenzar la caña flecha
(Gynerium
sagittatum).
Posteriormente las artesanas comenzaron a tinturar la fibra. La
combinación de fibras blancas y negras, da origen a figuras llamadas
“pintas”, que representan animales, plantas, estrellas y narran actividades
de profundo valor cultural en la región.
El sombrero de palma nacuna
El tejido de sombreros con la fibra de Palma Toquilla (Carludovica
palmata) se originó en el Ecuador, donde se elaboraban diversos objetos
con esta fibra desde tiempos prehispánicos. Hacia principios del siglo XIX
se comenzó a sembrar la planta en Nariño, donde se le denomino jipijapa.
La manufactura de sombreros se extendió hacia las regiones del norte del
país, especialmente en las de clima cálido, donde fue fácil sembrar o
recolectar silvestre la materia prima. El nombre de la fibra fue variando
según la localidad, se la conoció como palmilla, palmiche, murrapo, iraca y
nacuma.
Tejer sombreros fue una actividad femenina. Mientras las mujeres del
Huila y el Tolima se especializaron en las calidades más finas denominadas
Suaza4; las tejedoras de Antioquia y Santander producían un sombrero de
baja calidad y precio.5
Desde 1.830 hasta 1.858 el sombrero de jipijapa fue el principal producto
de exportación en Colombia. En la década de los ochenta, la construcción
del canal de Panamá avivo la demanda y una nueva bonanza que se
prolongó hasta los primeros años del siglo XX, privilegió a los sombrereros
de la región antioqueña y principalmente al núcleo surgido alrededor del
municipio de Aguadas, fue entonces cuando, se los rebautizó como
“Panamá hats”.
EL CARRIEL
El carriel antioqueño tiene su antecesor en la bolsa, escarcela o guarniel
usado en España, una especie de cartera de cuero, con pliegues, cerrada
en el frente y sujeta al cinto que usaban los arrieros y peregrinos.
El carriel de cuero, por su sólida construcción y por la posibilidad de
dotarlo de un bolsillo secreto, ofrece mayor seguridad en el transporte y
cuidado de valores que las mochilas indígenas. Razón que debió influir en
su desarrollo y uso, ya que la minería fue la actividad más importante en
Antioquia hasta después de la independencia.
El Arriero antioqueño fue quien genralizó su uso. Para él se convirtió en el
contenedor de lo útil, lo amoroso, lo lúdico, lo sentimental, lo religioso y lo
mágico. Esto último se representa en el amuleto de protección o
monicongo.
4
Municipio ubicado al sur del departamento del Huila.
Martínez C. Aída, “ La Industria Femenina de los Sombreros”, Revista Credencia Historia,
Julio , 1.993
5
LAS ALPARGATAS
En el siglo XVI la alpargata, calzado de origen morisco, que se elaboraba
en España con hilos de algodón y suela de esparto, se comenzó a fabricar
en América con algodón y fique.
Al parecer la confección de alpargatas es la industria de origen europeo
más antigua en el nuevo mundo. Inicialmente los indígenas las elaboraron
para pagar tributo; posteriormente la producción de éstas se afianzó al
interior de los talleres textiles de lana y algodón, y como industria
independiente en diversas zonas del territorio colombiano.
Las alpargatas fueron el calzado de las clases populares durante la colonia
y buena parte de la república; hacia 1.850 se convirtieron además en
artículo de exportación. Se desarrollaron diversos tipos de alpargata, se
experimentaron diversas materiales para la suela y la capellada y se les
dieron diversos nombres: abarcas, cotizas, entre otros.
Esta industria fue perdiendo progresivamente su importancia en el siglo
XX, debido a la aparición del calzado elaborado industrialmente. Sin
embargo, en la actualidad se producen y emplean alpargatas de diversos
materiales.
ENAGUA ROJA EN EL TRAJE POPULAR DE BOYACÁ
Debajo de la falda negra del traje de Boyacá, se encuentra en primer lugar,
una enagua blanca, y más abajo, una roja. Los dos primeros elementos son
de procedencia española. El tercero, es de origen indígena, y guarda su
significado, al relacionar la enagua por su color con el mundo de los
muertos, la tierra. El contacto con este mundo, era reservado a las
mujeres, encargadas de la siembra, por su carácter femenino y de
fertilidad.
CORDÓN DE PELO EN EL TRAJE POPULAR DE BOYACÁ
Cordón del pelo largo de la cabellera de la mujer que se tuerce y que se
utiliza alrededor de la cintura, el cual simboliza la lluvia, representada en
los cabellos humanos, por la semejanza existente entre los hilos de la
lluvia y los hilos de una cabellera. Símbolo de la fecundidad femenina
BIBLIOGRAFÍA
Edith Jiménez de Muñoz, “Trajes Regionales de Colombia”. Corporación
Ballet de Colombia, Litografía Arco , 1.972.
Patiño Victor Manuel, “Historia de la Cultura Material en la América
Equinoccial”. Tomo IV, Ediciones Instituto caro y Cuervo, 1.992
B. Leroy Gordon, “El Sinú. Geografía humana y ecología”, Carlos Valencia
Editores, Bogotá, 1.983.
Martínez C Aida, “ La Prisión del Vestido”, Planeta Colombiana Editorial,
1.985
-----------------------“ La Industria Femenina de los Sombreros”, Revista
Credencia Historia, Julio , 1.993
Patiño Victor Manuel, “Historia de la Cultura Material en la América
Equinoccial”. Tomo IV, Ediciones Instituto caro y Cuervo, 1.992
Vega Rebollo Oscar, “Los Zenues” Corporación Regional de los Valles del
Sinú y el San Jorge”
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