¿Batalla de Fuentidueña - César Herrero Hernansanz

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¿
BAT
ALLA
DE
FUENTI
DUEÑA?
DESCIFRAMIENTO E INTERPRETACIÓN
DE LA PIEDRA DE LA CALLE PÓSITO
1. Dificultades de interpretación
Ya es difícil interpretar un texto mil años después. Pero resultaría casi imposible si a
esta dificultad se le añaden otros factores que convergen en esta piedra, tales como
símbolos y anagramas, idiomas vigentes en la época de datación, simplificación y
reducción del texto cuyo fin era meter el mensaje con calzador en las reducidas
dimensiones de la piedra haciéndolo inteligible y tal vez, el más importante de todos,
que hubiera junto a la piedra restos, otras piedras y símbolos, cuya información
histórica, no nos han llegado.
Ante esta perspectiva entiendo que caben diversas alternativas e interpretaciones,
incluso equivocaciones. Por tanto, acometo este trabajo con la humildad de quien sabe
que puede equivocarse. No obstante, ofrezco el análisis de mi interpretación del texto
de la piedra de la calle Pósito o de La tercia de Fuentidueña, con la sana intención de
que es la posible.
Señalo en rojo las supuestas letras y expresiones, que no aparecen en la piedra y
entiendo que darían sentido completo al texto.
2. Lugar
La piedra de referencia se encuentra actualmente en La Villa, es decir dentro del
recinto amurallado de Fuentidueña, coronando un murete entre las calles Pósito y San
Miguel Alta, en el lugar llamado La Tercia, por estar a unos metros de la secular fuente
pública de La Tercia y de la antigua casa de La Tercia. La denomino Piedra de la calle
Pósito por su actual ubicación, aunque debo aclarar a los lectores que jamás había
recibido este nombre hasta mi denominación.
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Pero la piedra procede del torrejón de la Dehesa de Fuentidueña. Allí estuvo
ubicada sobre el dintel del chozo hasta la década de 1950, en que se dejó de utilizar la
Dehesa como pastizales comunales y eras y se dividió en parcelas adjudicándolas a
los vecinos, que quisieran cultivar. Una década después se inició el proceso de alquilar
la mitad oeste para piscifactoría de truchas, explotando la mitad este como alameda.
Unos vecinos, entre otros Nilo de la Fuente y Clemente González, la trasladaron a su
actual ubicación. El chozo desaparecido servía de vigilancia y protección climatológica
a yegüeros y vaqueros en época de pastos y a agricultores durante los trabajos de
verano en las eras. El torrejón era una pequeña atalaya, pues se encontraba en el
centro de la Dehesa a unos tres metros por encima del nivel general de aquélla. Y en
este lugar es donde he conocido de niño la piedra y donde se pierde su memoria
histórica.
La Dehesa está enclavada al norte Fuentidueña, muy cerca del Arrabal del pueblo,
exactamente entre los ríos Duratón y Fuentes. Hace mil años es muy posible que fuera
terreno pantanoso. Adjunto callejero de La Villa con la ubicación de la piedra en La
Tercia y mapa con la situación de la Dehesa y chozo.
Pero es conveniente plantearse algunos interrogantes. Hace un milenio, ¿la
Dehesa era un enclave pantanoso o tenía función productiva? ¿Desde qué época se
utiliza para pastizales y eras comunales? ¿Se levantó el chozo en la época en que se
dedicó a pastos comunales o era anterior? El torrejón del chozo de unos 20 metros de
diámetro y 3 de altura, ¿se hizo para el chozo o era un túmulo de tierra, que venía de
siglos atrás? ¿Se levantó allí algun torrejón? ¿Si no, por qué se denominó torrejón?
¿La piedra estaba sobre el túmulo de tierra y se ubicó sobre el chozo allí mismo
levantado o fue trasladada desde otro lugar de la Dehesa o de Fuentidueña? Y el más
importante de todos, ¿se encontraron restos humanos, de animales, armas u otros al
allanar el torrejón de tierra, cultivar la Dehesa o excavar para la piscifactoría?
Es comprensible que hace un milenio, cuando las aguas eran más abundantes y
sin canalizar, pues Los Molinos no estaban en pié, la Dehesa y otras zonas bajas de
Fuentidueña fueran lugares pantanosos. La Dehesa es terreno de aluvión, totalmente
plana y sin accidentes orográficos. Los siglos feudales y de señoríos hacen improbable
que la Dehesa fuera comunal, es decir de explotación municipal. Ésta apareció
gradualmente del siglo XIV en adelante por la venta, permuta o cesión de las
propiedades señoriales a los ayuntamientos.
Sin embargo, lo que no tiene sentido alguno es que se levantara tal terrero para
hacer un chozo. Lo que nos induce a suponer que la peana de tierra fuera en realidad
artificial, un túmulo funerario coronado por la piedra. Y esto ya tiene sentido y mucho.
Daría luz a esta hipótesis saber si se encontraron restos al allanar el túmulo de tierra,
cultivar la Dehesa o hacer zanjas para la piscifactoría de truchas. El testimonio de Juan
Palomar y Nilo de la Fuente, que estuvieron presentes incluso activamente
deshaciendo el torrejón, es que sólo aparecieron tierra y algunas piedras grandes,
entre ellas la de la inscripción y una enorme piedra, que se mantiene al lado de la
anterior formando un escalón en la calzadilla de La Tercia. Así, pues, a la vista de los
datos, y aún a falta de pruebas concluyentes, me decanto porque el montón de tierra
del centro de la Dehesa fuera un túmulo funerario sobre el que se encontraría la piedra
con la inscripción.
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Piedra sin limpiar
3. Piedra.
La piedra esta formada por un monolito, cuyas medidas aproximadas son 50 X 50
centímetros de cara y algo más de fondo irregular.
Su composición es caliza algo blanda.
Efectué su limpieza en agosto de 2005, a cuya fecha corresponde esta fotografía.
Piedra limpia
3
4. Fecha.
Sin duda, el dato más importante, el que más luz arroja de cara a la interpretación
del texto, es la fecha.
Como es habitual en las inscripciones, la data aparece al final del texto, siendo la
cuestión que menos dudas ofrece acerca de su interpretación.
Parece clara la intención del autor al separar el texto SCI y la fecha MII A con tres
puntos en vertical, lo cual hace que CI no se confundan con numerales. Se aprecia
claramente que los últimos signos a partir de A no son del mismo autor, serían
manipulaciones posteriores, delatadas por la indecisión y débil intensidad de la
grabación en comparación con el resto del texto.
Por tanto, la fecha sería MII A, cuyo texto completo se escribiría: MII ANNO. Es
decir, año 1002.
Pero si sacáramos la fecha del contexto histórico de la península ibérica, hemos de
aplicar una corrección histórica a la data puesto que durante más de un milenio
persistió en aquélla un desfase de + 38 años respecto del mundo latino y occidental,
que se corrigió en Castilla en 1383 y en Portugal en1410. Por tanto habríamos de
descontar 38 años. Con lo que la fecha de la piedra sería la del año 964.
Sin embargo, no debemos tomar la fecha al pie de la letra, sino como encuadre
general de la época, por varias razones, que detallo seguidamente:
Porque pudo haber error en la datación, ya que es improbable que se hiciera en los
mismos momentos, en que acaecieran los hechos. Lo más usual es que pasaran años,
incluso algún siglo, antes de decidirse a rememorar un hecho y elaborar su texto.
Suelen ser homenajes póstumos reconocidos con alguna posteridad.
Porque no se pudiera rendir homenaje a su memoria hasta recuperar el terreno
perdido por una derrota, con lo que podrían transcurrir décadas e incluso siglos.
Porque no refleje la fecha de los acontecimientos, sino la fecha de inscripción.
A pesar de las objeciones anteriores entiendo que la fecha es totalmente verosímil,
que correspondería en el tiempo aproximadamente con el empuje árabe y las correrías
de Almanzor, es decir debe situarse aproximadamente en la segunda mitad del siglo X.
5. Ambientación de la época.
El siglo X en la península ibérica fue una centuria saturada de empuje humano y
tensa. Las utopías se dispararon. Los cristianos habían erigido sus primeros reinos, en
este caso, el de León y Castilla empezaba a asomar en el horizonte con bríos
asentando palmo a palmo la Extremadura Castellana, mirándose ambos de reojo. Los
musulmanes, a su vez, tras haber ocupado la península y descubrir su riqueza no
estaban dispuestos a ceder, ya habían perdido bastante durante dos siglos al norte del
Duero.
El sentido religioso informaba toda la actividad humana. La contienda que se
dirimió durante siglos en realidad fue una guerra religiosa, los árabes apoyados por el
mundo musulmán y los reinos peninsulares por el mundo cristiano. En ambos bandos,
fueran cuales fueran los ejércitos, armas, ventajas, moral y empuje, había calado
hondo la creencia de que era Dios quien daba la vida y la quitaba, quien daba la
victoria y quien propiciaba la derrota. Todo se analizaba y se justificaba a la luz de la
fe. Además, en el mundo cristiano se creía inminente la llegada del fin del mundo en el
año 1000.
En el aspecto cultural destacaban tres idiomas.
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El principal, el árabe porque supo transmitir a Iberia la sabiduría y conocimientos de
la antigüedad desde Grecia a La India y por la prosperidad de la España musulmana.
Era el idioma oficial de los musulmanes y algunos miembros cultos de la nobleza
cristiana. El estilo literario era el oriental, donde la precisión tenía menor importancia
que el concepto y el mensaje. Así, por ejemplo, para expresar que habían muerto
muchos combatientes del bando contrario, se decía que habían muerto cien mil,
aunque en realidad hubieran muerto diez mil. Además, a esta manera de expresarse
se sumaba la guerra de cifras entre árabes y cristianos.
Seguidamente destacaba el latín. El latín culto en escasos medios y centros y el
latín vulgar. Era el idioma oficial de la Europa cristiana, de la Iglesia, gobernantes,
nobles y personas cultas.
Por último el romance, el incipiente idioma castellano, que hablaba el pueblo, tal
vez utilizando una mezcolanza de latín vulgar, palabras árabes y romance.
En los usos lapidarios abundaron las simplificaciones y reducciones de palabras o
expresiones como I por ibi, RIP por requiescat in pace, la concentración de letras en
una misma letra, la utilización de una sola letra para varias palabras, etc.
Asimismo, tres ciencias relacionadas con la interpretación calaron muy hondo en
las inquietudes de las gentes de aquellas centurias: la alquimia, la astrología (el
zodíaco) y la simbología. Pocas personas de la era medieval se libraron de estas
influencias, quizás solamente los miembros cultos de abadías y centros religiosos.
6. Escultor.
El redactor o escultor del texto debió ser una persona, que participó del mundo
latino y cristiano, aunque si la interpretación del texto fuera correcta, un error de
ortografía: el uso de B por V en una forma verbal muy usual, demostraría que no
dominaba el latín. Sí conocía, en cambio, las ciencias de la época, como el simbolismo,
la alquimia y el zodíaco. Su trazo es decidido, limpio y experimentado, lo cual nos
informa que se dedicaba a esta labor.
7. Texto.
 I NER AD
CCCC (Anagrama de la gamma) (símbolo del caballo) (símbolo IIII)
EN CIA BIT A
BEN TE. PRSTE
SCI : MII A
8. Manipulaciones posteriores.
Las ya referidas de la fecha, los rasgos horizontales por debajo de BENTE y por
encima de PRSTE y la manipulación de la última A de la línea intermedia, a la que han
querido grabar el trazo interior gótico, cuando se aprecia el rasgo original en ésta A y el
trazo latino en las otras tres A del texto.
9. Análisis e interpretación.
El texto de la piedra de La Tercia nos ofrece bastantes rasgos del siglo X, tales
como:
El uso de símbolos y anagramas: cruz, caballo, peones y gamma.
El profundo espíritu cristiano de todo el texto.
El uso de una sola letra para varias letras, sílabas o palabras.
Simplificaciones y reducciones de texto.
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Ofreceré una descripción de cada uno de estos rasgos en el texto.
La cruz era y es el principal símbolo del mundo cristiano. En nuestra piedra es una
cruz latina, grande pues ocupa dos líneas y al inicio del texto, es decir, preside y
orienta íntegro su contenido.
La gamma en el simbolismo antiguo de las letras significaba el creador1 (Dios), en
alquimia tenía el sentido de la putrefacción2 (enterramiento) y en el zodíaco es el
símbolo de aries, el arquetipo inicial de la rueda zodiacal, que representa el espíritu
indivisible, origen de todo, la causa inicial3 (Dios). Por tanto, en la gamma se pueden
apreciar dos posibles interpretaciones del texto: Dios y enterramiento.
Pero dejemos la interpretación y volvamos a la gamma, que entiendo tiene un
sentido más, que nos ayudará precisamente a su interpretación. En el texto es una
letra grande, situada entre numeral y caballo y peones, que proyecta su trazo derecho
sobre estos últimos. No es casual. La gamma protege y acoge en su seno a caballeros
y peones, como un radical engloba cuanto cae bajo su signo.
Por consiguiente, es un inciso para decir como aún hoy se expresa la gente del
pueblo cuando habla de alguien conocido:
Fulano, que vivió 57 años, Dios lo tenga en su gloria, era muy sufrido.
Fulano, que vivió 57 años, el cual aquí está enterrado, era muy sufrido.
Fulano, que vivió 57 años, el cual aquí está enterrado, que Dios lo tenga en su
gloria, era muy sufrido.
De donde se deduce que esto es precisamente lo que quiere decir el autor,
descartando por falta de pruebas de restos las interpretaciones segunda y tercera y
seleccionando la primera: Dios los tenga en su gloria.
El símbolo del caballo, que no ofrece dudas, representa a los caballeros.
El símbolo IIII delante del caballo representa a los peones, que acompañaban
siempre por delante a los caballeros en el combate. Eran los lanceros, honderos,
arqueros, ayudantes, etc.
Está claro que el numeral es exclusivamente CCCC, es decir, 400, ya que los
únicos que podían formar parte de aquel son IIII, que están expresamente separados
por la gamma y el caballo. Además, la intención del texto no es la precisión de los
números, que no es relevante, ya que al autor le daría casi lo mismo decir 400 que
404, y viene reforzada previamente por la preposición AD, que aquí tiene el sentido
indeterminado de: alrededor de, cerca de, unos. Así pues, el texto no participa en
absoluto de la guerra de cifras. En cuanto a éstas es totalmente realista en tanto, en
cuanto reconoce humildemente las bajas y rinde honra a su memoria, es decir, el texto
es para consumo interno cristiano.
En cualquier caso es difícil discernir si se trata de 400 caballeros y peones o 400
caballeros y sus peones, en cuyo caso la cifra se multiplicaría tal vez entre cinco y diez.
En el primer caso se trataría de una algarada, una avanzadilla, una escaramuza, una
emboscada, etc. En el segundo, de una batalla en toda regla. Sin datos históricos que
nos informen sobre el volumen de la contienda es casi imposible saberlo.
Deduzco el uso de una sola letra para varias sílabas o palabras en los siguientes
casos:
Al comienzo el texto la I sirve de inicial de IBI e INER.
Las I final de ICIABIT en la tercera línea tiene doble función:
ICIAVISTIS.
Por otra parte, la penúltima letra de la misma línea parece que estuviera
manipulada, pero considero que es más bien un intento de que sirva de doble S y T en
la siguiente forma verbal: ICIAVISTIS.
Las T de BENTE y de PRSTE en la cuarta línea tienen doble función:
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ABEUNT AD TE. PRAESTATE
Resumiendo, la primera línea ofrece poca dificultad porque tanto I como NER son
iniciales de las respectivas palabras: IBI INERUNT, y una vez conocido INERUNT, es
casi automático posponer PROELIUM. Así, pues, el primer renglón quedaría:
IBI INERUNT PROELIUM AD
Aquí entablaron batalla alrededor de
El segundo renglón ya lo he descifrado:
CCCC (gamma) (caballeros) (peones)
400 caballeros y peones, Dios los guarde en su gloria,
El tercer renglón es el más problemático. Podríamos separar las palabras de la
siguiente manera:
EN, ¡he aquí!, que en los términos cristianos del texto diría: ¡he aquí, Señor!
ICIABISTIS por ICIAVISTIS, cuyo error gramatical ya he comentado anteriormente.
La última A corresponde a la siguiente palabra.
Por consiguiente el texto completo quedaría sí:
QUOS EN ICIAVISTIS ET QUI AA los que, ¡he aquí, Señor!, heriste de muerte y que
La cuarta línea, como la primera ofrece menor dificultad de interpretación
Retomando la A del renglón anterior desciframos el siguiente sentido:
ABEUNT AD TE. PRAESTATE EIS, DOMINE, TUAM
parten hacia Tí. Hazles partícipes, Señor, de tu
En la última línea, si exceptuamos la fecha, nos queda SCI, que son las iniciales de
SCIENTIAM. MII A. cuya traducción sería:
sabiduría (gracia, gloria, salvación). Año 1002.
10. Texto completo del original y su traducción al castellano.
IBI INERUNT PROELIUM AD
CCCC IIII EQUITES ET PEDITES, DEUS EOS IN SUA GLORIA HABEAT,
QUOS EN, DOMINE, ICIAVISTIS ET QUI ABEUNT AD TE. PRAESTATE EIS, DOMINE, TUAM
SCIENTIAM. MII ANNO.
Cuya traducción podría ser la siguiente:
Aquí entablaron batalla alrededor de
400 caballeros y peones, Dios los tenga en su gloria, a los que ¡he aquí, Señor!
heriste de muerte y que
parten hacia Ti. Hazles partícipes, oh Señor, de tu
salvación. Año 1002.
11. Encuadre con los acontecimientos de la época.
Llegados a este punto resulta muy interesante desempolvar la piedra de La Tercia
y someterla a los claroscuros de la época, que arrojan poca luz. Tal vez les ofrezca la
piedra más luz de la que reciba de ellos. Situaba la inscripción en el año 1002 de
nuestra actual era cristiana, naturalmente con la oportuna flexibilidad.
Ha llegado el momento de preguntarnos, ¿qué gobernantes, movimientos y hechos
bélicos importantes sucedieron en la comarca de Fuentidueña, que es la Extremadura
Castellana, desde mediados del siglo X hasta las primeras décadas del XI?
He aquí lo que hasta hoy día nos ha transmitido la historia:
En León se sucedieron en el poder:
Ramiro II, 931-951.
Ordoño III, 951-956.
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Sancho I, 956-958.
Ordoño IV, 958-960.
Sancho II, 960-966.
Ramiro III, 966-984.
Vermudo II, 984-999.
Alfonso V, 999-1028.
En el califato de Córdoba:
Abderramán III, 929-961.
Alhakén II, 961-976.
Hisham II, 976.1013.
Sulaiman al-Mustain, 1013-1016.
Aunque durante el califato de Hisham II, éste apenas pudo acceder al poder real,
pues de hecho gobernaron AL-Mansur Ibn Abi Aamir (Almanzor) de 976 a 1002 y su
hijo Abd Al-Mahdi de 1002 a 1008.
Ramiro II y Abderramán III mantuvieron un duro toma y daca, que fue elevando la
tensión. Ramiro tomó Madrid y Osma. Abderramán le cercó en Osma, devastó Burgos
y el monasterio de Cardeña. Ramiro efectuó expediciones victoriosas contra Zaragoza
y Pamplona. La tensión desembocó en la épica batalla de Simancas. Los dos bandos
se prepararon concienzudamente. Ramiro, que peregrinó a Compostela, contó con las
huestes de Navarra y Aragón. Abderramán, al que se sumó con su ejército Abohaia,
muslim de Zaragoza, preparó un poderoso ejército de unos cien mil hombres con el
lema “campaña todopoderosa”.
Los movimientos de los dos ejércitos les abocaron a encontrarse en la segunda
quincena de julio de 939 exactamente en la desembocadura del Pisuerga en el Duero
en Simancas, Valladolid. Los dos ejércitos se estudiaron durante una quincena, en
cuyo transcurso sucedieron unos eclipses de sol o luna, que minaron la moral de los
árabes. Los combates comenzaron el 6 de agosto y el 26 ya estaba decidida la victoria
del lado de los cristianos. La circunstancia de los eclipses y el golpe de mano de
Ramiro II de acometer con decisión la aniquilación de la fuerza más importante de
Abderramán fueron el detonante de la victoria cristiana, que con muchos menos
hombres y medios destrozó al ejército árabe, hizo prisionero al muslim de Zaragoza y
dicen las crónicas cristianas y árabes que incluso el califa para no ser capturado tuvo
que dejar en el campo las mallas de oro. Se recogió un fuerte botín.
León a partir de la batalla de Simancas se robusteció frente al califato de Córdoba,
pero entró en una etapa de tensiones con los otros reinos cristianos y debilitamiento
intra regnum por la aparición en escena de los condes castellanos.
Por el contrario, la batalla de Simancas espoleó a los árabes, que lograron cerrar
las heridas de sus guerras civiles entre beréberes y árabes y se fueron preparando
para devolver el golpe, que se hizo efectivo con las campañas de Almanzor.
Salvo razias o algaradas no se producen hechos bélicos dignos de mención hasta
la entrada en escenario de Almanzor entre 976 y 1002, que constituyeron un serio
revés para el mundo cristiano por la destrucción, devastación e imposición de parias.
12. ¿Batalla de Fuentidueña?
Analizadas las opciones, nos quedan dos posibilidades de ubicar sus referencias a
hechos bélicos de cierta consideración, que entiendo la tuvo.
1 - Relacionada con los movimientos militares previos de la batalla de Simancas.
Digo previos, porque la derrota y la huída árabe fue tal, que no hubo posibilidad de
enfrentamiento posterior a la batalla.
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Es muy probable que las fuerzas de Abderramán III llegaran a Simancas a través
de Toledo, Madrid, Somosierra, Sepúlveda, valle del Duratón, donde tendrían la
fortaleza de Fuentidueña, Peñafiel y valle del Duero hacia el noroeste. No es
descabellado, pues los valles de los ríos eran lugares habituales de tránsito de
ejércitos por la facilidad de avituallamiento y se da la circunstancia de que entre
Fuentidueña y Simancas por los valles del Duratón y del Duero hay una distancia de
unos 70 kms.
Ver mapa de ubicación de Fuentidueña y Simancas y posible ruta de Abderramán
III de Córdoba a Simancas.
Por otra parte, también es probable que las fuerzas cristianas estuvieran
apercibidas de la llegada del ejército árabe e intentaran interponerle alguna fuerza de
disuasión, de distracción o de confusión para llevarlo a otro terreno. Y los árabes,
conocedores del terreno, les tendieran una trampa empujándolos a la Dehesa y
destrozando su fuerza.
2 – Relacionada con las campañas de Almanzor contra el norte cristiano, quizás
con su última campaña, la quincuagésimo sexta, contra San Millán de La Cogolla, en
el verano de 2002, donde se encuadraría la tan discutida batalla de Calatañazor.
En principio la fecha coincidiría. Y quizás el itinerario de ida, pues podría haber
accedido desde Córdoba por Toledo, Madrid, Somosierra, Sepúlveda, Valle del
Duratón, Peñafiel y Valle del Duero hacia el nordeste.
Ver mapa de ubicación de Fuentidueña y posible ruta de Almanzor de Córdoba a
Calatañazor, San Millán de La Cogolla y Medinaceli.
También en este caso, se trataría de un choque previo, porque en esta campaña,
que fue la última, murió Almanzor, siendo enterrado según las crónicas cristianas y
árabes en Medinaceli.
Sin pruebas concluyentes, me decanto por incluir ¿la batalla de Fuentidueña? en la
segunda opción, porque al menos coincide la fecha de la piedra de La Tercia.
Por tanto, se trata de una lápida o estela funeraria, que conmemora la batalla de
Fuentidueña, que fue un total desastre para los cristianos.
9
13. Notas:
1
2
3
Diccionario de Símbolos, de Juan Eduardo Cirlot, Ediciones Siruela, 1997.
Pág. 281-282, citando a Enel en La Langue sacrée.
Diccionario de Símbolos, de Juan Eduardo Cirlot, Ediciones Siruela, 1997.
Pág. 283, citando a Yves d´Aleveydre en L´ Archeómetre.
Diccionario de Símbolos, de Juan Eduardo Cirlot, Ediciones Siruela, 1997.
Pág. 93.
Murcia, 2005.
César Herrero Hernansanz
10
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