Valoración de los daños:

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Valoración
de
los
daños:
Heridas
contusas,
cortantes.
Traumatismos y fracturas. Excoriaciones. Quemaduras. Baremos.
Cuantificación.
Dr. Guillermo G. Maciá
Doctor en Medicina
Especialista en ortopedia y traumatología
Especialista en Medicina Legal
La brujería no fue originalmente considerada un delito
peculiarmente femenino. El ataque a las mujeres
comenzó en el siglo quince, y desde entonces hasta fines
del siglo diecisiete se intensificó la persecución de las
brujas. Inocente VIII, en 1484 publicó una Bula contra
la brujería y nombró a dos inquisidores para castigarla.
En 1489 estos hombres publicaron un tratado que se
aceptó como autorizado por largo tiempo, llamado
Malleus Maleficarum, “El martillo de los malhechores
femeninos”. Sostenían que la brujería es más natural en
las mujeres que en los hombres, a causa de la maldad
inherente en sus corazones. La acusación más común
contra las brujas, en aquella época, era la de provocar
mal
tiempo
(Brujería.
Diccionario
del
hombre
contemporáneo – Bertrand Russell – Edit. Rueda1963)
Quiero agradecer a las autoridades de la “Jornada sobre
Valoración y Cuantificación del Daño a la Mujer Víctima de la
Violencia de Género” y particularmente, a la Sra. Jueza Dra. Susana
Medina de Rizzo y al Dr. José Mendelewicz por la invitación.
También agradezco a las autoridades de la Universidad de Concepción
del Uruguay permitirme desarrollar este “bosquejo” sobre la violencia
contra la mujer. En efecto, el impacto actual y el futuro de la violencia
de género, no se puede resumir en estas páginas.
De las muertes.
No se pueden menospreciar las lesiones, sean estas leves,
graves o gravísimas, en el contexto de la violencia contra la mujer,
pero la muerte, es la consecuencia más temible por su irreversibilidad.
Es interesante el trabajo realizado por Diego Fleitas Ortiz de
Rozas y Alejandra Otamendi, sobre el Mapa de Violencia de Género
en la Argentina (Fig. 1) donde se puede ver que hay provincias con
una alta tasa de homicidios (cada 100.000 hab. 2007-2009),
encontrándose la provincia de Entre Ríos con una tasa media baja de
1.62 - 1.85. También vemos, como la tasa de homicidios no sigue un
patrón regional y encontramos la misma tasa de homicidios en Jujuy
que en Tierra del Fuego y en la Mesopotamia vemos tres tasas
diferentes de homicidios femeninos.
Corresponde destacar que se debe ser cuidadoso con las
estadísticas, dado que la forma de registro de las muertes y de sus
causas, puede estar viciada por diferentes factores (políticas
provinciales y municipales, difusión regional en medios públicos y
privados de temas de violencia doméstica, ONG, fuerzas de seguridad,
etc.). Por ejemplo, en una zona rural donde la población puede no
estar censada adecuadamente, se puede asesinar a una persona,
enterrarla y que nadie sepa de ello. Recordemos además, que un
certificado de defunción puede ser falseado y una autopsia
insuficiente. Por ello las estadísticas son útiles pero antes de emitir un
juicio se debe profundizar el estudio.
Fig. 1: Mapa de Violencia de Género en la Argentina Tasa de
homicidios de mujeres por provincia. 2007/2009.
De las lesiones
De acuerdo a las estadísticas de la OVD del 2012 casi el 80%
de las víctimas de violencia familiar son mujeres y niñas (Fig. 2).
Fig. 2: Fuente OVD
Las lesiones que puede padecer una mujer como consecuencia
de una agresión física, no distan significativamente de las que pueden
sufrir los hombres (excoriaciones, equimosis, hematomas, etc.) Estas
lesiones pueden ser consecuencia de un golpe con algo (puño, pie,
palo, etc.) o contra algo, como cuando la persona es empujada o
pierde el equilibrio y golpea contra una pared, silla, etc. En los últimos
tiempos se ha visto un incremento de la publicidad de agresiones con
fuego, siendo difícil establecer con certeza, si existe un real
incremento de este tipo de a agresión o sólo tiene mayor publicidad en
los medios.
A los fines prácticos podemos detallar las siguientes
posibilidades:
Cabeza
Equimosis y hematomas bipalpebrales y/o bioculares. Hematomas, equimosis, excoriaciones en
el rostro. Heridas contusas en cuero cabelludo.
Céfalo-hematomas. Fracturas de huesos propios de
la nariz. Fracturas de maxilar superior, inferior, etc.
Cuello
Tórax
Miembros
superiores
Miembros
inferiores
Lesiones excoriarivas por lazo. Equimosis por
improntas de los dedos. Estigmas ungueales.
Equimosis, hematomas y excoriaciones. Heridas
cortantes. Heridas cortantes.
Equimosis, hematomas y excoriaciones en los
brazos y antebrazos. Heridas cortantes por terceros o
auto-infligidas.
Equimosis, hematomas y excoriaciones en los
brazos y antebrazos. Se pueden ver lesiones por
golpe choque o roce contra superficies u objetos por
caídas.
Otro punto interesante a destacar es que la mujer puede ser
víctima de agresiones o lesiones de diferentes formas a lo largo de su
vida. Un informe de la OMS/OPS de junio de 1998 se detallan algunas
de las características de las agresiones que puede padecer una mujer
de acuerdo a su edad (Violencia contra la mujer Un tema de salud
prioritario - 1998).
Violencia contra la mujer a través del ciclo de vida
Fase Tipo de violencia
Pre-natal:
Abortos selectivos según el sexo; efectos sobre el recién nacido de la
violencia durante el embarazo
Infancia:
Infanticidio femenino; abuso físico, sexual y psicológico
Niñez:
Matrimonio infantil; mutilación genital femenina; abuso físico, sexual
y
psicológico;
incesto;
prostitución
infantil
y
pornografía
Adolescencia y vida adulta:
Violencia durante el cortejo y el noviazgo (e.g. alteración de bebidas y
violaciones); sexo forzado por razones económicas (e.g. niñas
estudiantes que tienen relaciones sexuales con adultos a cambio de
favores); incesto; abuso sexual en el sitio de trabajo; violaciones;
acosamiento sexual; prostitución y pornografía forzada; tráfico de
mujeres; violencia conyugal; violación marital; abuso y homicidio;
homicidio
conyugal;
abuso
psicológico;
abuso
de
mujeres
discapacitadas; embarazos forzados.
Vejez:
“Suicidio” forzado u homicidio de viudas por razones económicas;
abuso físico, sexual y psicológico.
De las lesiones en el rostro:
Sobre las lesiones que puede padecer una mujer en las
diferentes etapas de la vida señalaremos la infancia y niñez y la vejez
dos tipos, las lesiones estéticas y las fracturas.
Lesiones estéticas: las lesiones estéticas en el cuerpo y
particularmente en el rostro no tiene los mismos efectos y psicológico
y sociales en una niña o en una adolescente que en una mujer mayor
en la vejez. La sociedad sigue dando a la belleza femenina, un lugar
importante en las relaciones interpersonales y laborales, más allá de lo
criticable que puede ser esta actitud. Si la utilización de anteojo en un
niño puede generar burlas del grupo social con el calificativo
despectivo de “cuatro ojos”, piense el lector el impacto de una cicatriz
en el rostro o cualquier otro sector del cuerpo visible de una niña que
casi tiene la obligación de ser “linda”. Por el contrario, la mujer en la
etapa de la vejez podría llevar mejor esa situación y el entorno social
le daría una visión contenedora.
Sobre las agresiones en el rostro de la mujer podemos destacar
fundamentalmente las amputaciones y las quemaduras. A título
ilustrativo tenemos dos imágenes de dos mujeres víctimas de
amputaciones y de quemaduras (calor – químicas) en el marco de la
violencia de género (Fig. 3 y 4).
Fig. 3: Revista TIME: Amputación en el rostro.
Fig. 4: Saira Liaqat después de ser quemada (química) por su marido
(Fuente Universia – España)
De las fracturas
El otro punto a señalar son las fracturas óseas. Las niñas y
niños tienen características en el desarrollo óseo, que permiten que
fracturas desplazadas se puedan corregir con el desarrollo y otras
empeorar, aún con tratamientos médicos o sin ellos. Además, la
elasticidad ósea les permite a las niñas tolerar traumatismos, como en
las caídas, que la gente mayor de edad no puede. Una persona en la
etapa de la vejez, tiene probabilidades de una fractura de cadera o
muñeca, con caídas de propia altura, debido al proceso de osteoporosis
propio de la edad. Los trastornos en el equilibrio por la edad o debido
a otros procesos nosológicos como la artrosis o la Enfermedad de
Parkinson también aumentan las posibilidades de caídas. En esta etapa
de la vida, las alteraciones en los ejes de las fracturas, no tienen
posibilidades biológicas de corregirse con el tiempo.
De las amputaciones genitales:
En las niñas mayores y mujeres adultas nos encontramos con
las lesiones debidas a amputaciones genitales con motivos religiosos o
tradiciones de determinados grupos sociales.
Debido a cuestiones de orden económico y por la llamada
“globalización”, comunidades de países o regiones, atadas a
costumbres ancestrales,
realizan amputaciones genitales a las
mujeres. En el informe conjunto de la OPS y de la OMS de
Understanding and addressing - violence against women - Female
genital mutilation del 2012 se describen las siguientes formas:
Tipo I: Clitoridectomía: ablación parcial o total del clítoris. En
algunos casos del prepucio o capuchón del clítoris.
Tipo II: Ablación parcial o total del clítoris. En algunos casos del
prepucio o capuchón del clítoris y de los labios menores con o sin
escisión de los labios mayores.
Tipo III: Infibulación: Reducción o estrechamiento de la vagina por el
cierre de los labios con o sin remoción del clítoris.
Tipo IV: Otros o indeterminadas: Dañinos procedimientos en la zona
genital sin propósitos médicos (perforaciones, cauterizaciones,
desgarros, cortes, etc.)
Países cercanos culturalmente a la Argentina como España e Italia,
están enfrentando el desafío de cómo actuar ante estas amputaciones
que afectan los Derechos Humanos de las mujeres, debido a los
procesos de inmigración particularmente de África.
Fig.
Fuente: Annex 3: Countries where female genital mutilation
has been documented (Eliminating Female genital mutilation An
interagency
statement
OHCHR,
UNAIDS,
UNDP,
UNECA,
UNESCO, UNFPA, UNHCR, UNICEF, UNIFEM, WHO) WHO 2008
Sintéticamente, podemos hacernos algunas preguntas:

¿Debemos adelantarnos al problema y buscar una tipificación
especial en nuestros Códigos para este tipo de lesión?

¿Debemos generar los mecanismos para que a una mujer en la
que se le detecte alguna de estas ablaciones, se le brinde asilo
político u otra protección?

¿Debemos generar los mecanismos, para evaluar a las mujeres
que provengan de zonas de riesgo, de forma que no se
comprometan los derechos individuales?

¿Debemos adelantarnos al problema y brindar asistencia
médica (cirugía plástica y atención psicológica/psiquiátrica)
dentro de un programa especial de la Salud Pública?
De la valoración del daño:
Por ejemplo el baremo laboral del dec. 659/96 no diferencia a
las lesiones en el rostro entre las padecidas por el hombre de las que
sufre la mujer. En nuestra cultura occidental la belleza delrostro
feenino sigue teniendo un lugar de preponderancia. Sólo basta ver la
cantidad de avisos publicitarios para cremas y tratamientos “anti-age”
y para eliminar arrugas, manchas etc.
Las lesiones estéticas en las manos de la mujer, al igual que
las de las piernas, no tienen criterios de valoración específicos. La
cicatriz en la mano o en la pierna de una mujer joven no tiene el
mismo significado social que en el hombre y también varía entre las
mujeres de acuerdo a su edad.
Podemos señalar que en el Baremo para el fuero Civil de los Dres.
Rinaldi –Altube se otorga un máximo de incapacidad para las regiones
evaluadas para el hombre y uno mayor para la mujer.
Es un desafío pendiente buscar las herramientas que permitan valorar
en conjunto el daño psicofísico de la mujer agredida. Estimo que los
sistemas que hoy tenemos a la mano los médicos para valorar el daño
en este contexto son rudimentarias y merece que se estimulen aquellas
iniciativas para reducir el margen de discrecionalidad al cuantificar,
ponderar o valorar el daño en la mujer víctima de violencia de género.
Recordemos que las tres palabras mas importantes de un sistema
democrático, la educación, la salud y la justicia son todas de género
femenino.
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