el TRONO DE DAVID, el cual Dios juró mantener para siempre!

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La misteriosa comisión de Jeremías
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Lógicamente, lo mismo que había arrancado y derribado:
¡el TRONO DE DAVID, el cual Dios juró mantener para siempre!
Jeremías no fue puesto sobre una sola nación sino sobre
NACIONES, es decir, las dos: el reino de JuDÁ y también el reino
de ISRAEL.
Ya sabemos que en Judá Jeremías cumplió un papel en la
remoción del trono. Ahora bien, en Israel cumplió la segunda
parte de SU extraña comisión: EDIFICAR y PLANTAR.
Hasta donde el mundo sabe, el último rey que ocupó el
trono de David fue Sedequías, depuesto en el año 585 A.c.
¿Qué le ocurrió entonces al trono? ¿Dónde se halló entre el
año 585 A.c. y la época de Cristo casi seis siglos más tarde?
Sabemos que Jeremías no lo edificó en Babilonia. Dios había
prometido que el trono estaría sobre los ISRAELITAS en todas
las generaciones, no sobre los gentiles.
El trono de David nunca más se volvió a plantar entre los
judíos. No estaba sobre los judíos en tiempos de Cristo, pues
éstos se hallaban bajo el gobierno romano. Jesús no ascendió a
dicho trono; Él mismo dijo que su reino no era de esta época.
Sin embargo, Él nació precisamente para ocupar ese mismo
TRONO DE DAVID SU PADRE (Lucas 1:32).
Según la comisión divina, Jeremías debía plantar y
REEDIFICAR el trono durante su vida humana, y como había
sido puesto sobre ambas naciones, derrib6 el trono de David
que estaba en Judá y lo volvió a plantar necesariamente en la
casa de IsRAEL, la cual había estado "muchos días sin rey". Por
esta razón, y como Israel había PERDIDO su identidad y se creía
una nación GENTIL, la identidad y la ubicación del trono
tenían que permanecer ocultas para el mundo hasta estos
tiempos del FIN, en los cuales vivimos hoy.
El derrocamiento del trono
La vida y obra de Jeremías constituyen una historia
fascinante. Los primeros capítulos de este libro hablan de su
ministerio, de cómo advirtió a los judíos del peligro de
cautiverio. Pregonó delante de reyes, sacerdotes, profetas y el
pueblo. Comunicó el mensaje de Dios, y en respuesta lo
encarcelaron, negándose a escuchar y obedecer. Entonces
Dios los hizo llevar cautivos.
Los historiadores saben que Babilonia conquistó a Judá
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