Maestro de esgrima - Consejo General de Procuradores de España

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PROCURADORES SINGULARES
Reportaje
El procurador José Luis Gil Valero imparte su magisterio en
la Academia de Armas de la Comunidad Valenciana
Maestro de esgrima
Nº 94/Octubre 2011
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LEJANDRO Dumas y sus tres
mosqueteros tienen parte de
culpa de que a José Luis Gil
Valero (Alicante, 1978) le gusten las
espadas. Eso y que siempre ha sido un
apasionado de la Historia en general
y de la España del Siglo de Oro en
­particular. “La afición la tengo desde
que era pequeño: me encantaba jugar
con espadas y leer libros de aventuras como Los tres mosqueteros”, confirma. A esa pasión inicial le siguió la
práctica de la esgrima deportiva en
la modalidad de espada. Es instructor
Procuradores
desde 2001, y ha sido campeón de los
trofeos Ciudad de Elche dos años consecutivos y tercer clasificado en los
campeonatos autonómicos de la Comunidad Valenciana en 2004. Aunque
reconoce que “a los que nos gusta la
Historia, la esgrima olímpica parece que
le falta algo, y por eso me especialicé
en la esgrima antigua”.
Las diferencias y puntos en común
entre la esgrima antigua y la olímpica
son muchos y variados. “La esgrima española del siglo XVII es el origen de la
esgrima olímpica del siglo XXI. Existen
numerosos puntos de unión, en posiciones o acciones, pero la diferencia
fundamental es la mentalidad de los
practicantes. Hoy día no vivimos ni
con la mentalidad de hace 400 años
ni con las mismas necesidades de defender las cosas a punta de espada,
por lo que ése es un factor determi­
nante. La esgrima deportiva ha per­
dido el carácter de combate, de duelo
a muerte entre dos personas, limitándose a tocar lo antes posible y a ser tocado lo mínimo, primando la puntuación
sobre cualquier otra cosa. Las armas
Base teórica
La base teórica sobre la que sustenta el origen de la esgrima antigua
está, según José Luis Gil Valero, en
“los tratados de la Verdadera Destreza
del maestro Luis Pacheco de Narváez,
maestro de armas de Felipe IV, y de
tratadistas posteriores que siguieron su
método. Unido a ello insertamos tretas y técnicas de la escuela italiana de
aquella época a fin de enriquecer nuestros conocimientos, habida cuenta de
que durante dicho periodo la influencia española en Italia era considerable”.
Las armas con las que se trabaja en
las clases y sobre las que gira toda esa
teoría son “tanto la espada ropera, que
es la espada común de uso civil, con
una hoja de 97 centímetros; y la daga
de vela, con 47 centímetros de hoja”,
ilustra Gil Valero.
Sin embargo, existe toda una literatura acerca de las denominada “Ley
del duelo”, que fue importada de Italia
a principios del siglo XVI, y que pronto
obtuvo gran difusión en nuestro país.
“En ella –relata el procurador alicantino– se aborda la figura del duelista
como el profesional de la espada por
excelencia, contratado por otros para
lavar afrentas o solventar querellas. El
estudio del duelo y los duelistas como
fenómeno de aquella época es la línea
Procuradores
Nº 94/Octubre 2011
res en esgrima histórica del siglo XVII.
En 2004 realicé el curso de segundo
nivel. Desde entonces doy clases como
monitor de esgrima antigua de duelo
y desde este año soy maestro en la
Academia de Maestros de Armas de
la Comunidad Valenciana”. Su vida
docente la reparte entre la Sala de Armas de Elche, donde imparte clases y
practica la esgrima deportiva, y la Sala
de Armas de Elda, donde da clases exclusivamente de esgrima antigua. “En
clase superamos la treintena de alumnos de todas las edades y sexos, puesto que se trata de una actividad abierta
a todos”, puntualiza.
de investigación de la Sala de Armas de
Elda y de la Academia de Maestros de
Armas de la Comunidad Valenciana”.
Además de la Verdadera Destreza
existía la esgrima que se practicaba en
la calle. Es lo que se denomina como
la Vulgar Destreza y no estaba definida
dentro de la Verdadera Destreza. Para
José Luis Gil Valero, “la Vulgar Destreza
supuso una evolución en el método
de esgrimir de la gente de a pie, de los
soldados… Si bien asociamos la Verdadera Destreza a las clases nobles, no
hemos de olvidar que en proporción
era mucha más la gente que practicaba
la Vulgar. De esta última no nos ha
quedado constancia escrita, ni tratados
ni manuales, y lo que conocemos de
ella es a través de las críticas que la
Verdadera Destreza hace en sus tratados. Los españoles en general éramos
temidos por el sistema de lucha que
practicábamos, sobre todo con armas
dobles, espada y daga”, explica.
La actual Academia de Maestros
de Armas de la Comunidad Valencia­
na tiene su origen en el siglo XIII. “De
aquel siglo se tiene constancia del primer Juramento de Maestro de Armas,
como una parte más del origen de las
antiguas instituciones del Reino de Valencia”, apunta. La Academia funciona
desde hace un año y tiene como finalidad impartir cursos, seminarios y realizar y fomentar investigaciones sobre
la historia de la esgrima. “La esgrima
antigua en su vertiente del duelo del
siglo XVII es una iniciativa pionera en
España, puesto que la Federación Valencia de Esgrima es la primera en acoger la esgrima antigua como una disciplina más dentro de la misma, siendo
Reportaje
tampoco son iguales; aunque guardan
una reminiscencia con las antiguas, no
poseen ni su peso ni sus dimensiones”,
asegura el procurador alicantino.
Su gusto por la Historia y la práctica
de la esgrima deportiva llevó a José Luis
Gil Valero a investigar los orígenes directos de la esgrima española. Después
de hacerse monitor de esgrima deportiva en 2001, “en 2003 acudí al Centro
Nacional de Esgrima, en ­Madrid, donde
el maestro Jesús Esperanza impartía los
cursos de especialización para monito-
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la Sala de Armas de Elda la primera en
la Comunidad, estando adscrita a la
Academia de Maestros de Armas de la
Comunidad Valenciana”, explica.
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Reportaje
La Danza de la Muerte
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Si tuviera que definir la esgrima antigua, José Luis Gil Valero la ­compara
con “un baile, en el que ambos contendientes utilizan una mezcla de habilidad, fuerza, velocidad, disciplina e inteligencia para derrotar al rival utilizando
movimientos coordinados y precisos,
tanto de ataque como de defensa, bien
con un arma o con las dos”. La mejor
forma de tener éxito en ese baile consiste en “mantener siempre una pose
fría y distante y un control absoluto
de las armas del adversario, desbordándolo con los movimientos de pies,
girando en círculos sobre el contrario.
A este método se le conocía como la
‘Danza de la muerte’, ya que la forma
de pelear se asemejaba enormemente a
un baile”, expone.
Pero la cosa se complica si lo que se
compara es la esgrima con la labor de
procurador. “Salvando las ­diferencias
obvias entre una y otra, podríamos de­
cir que, como punto de unión, lo podríamos encontrar en los valores que
impregnan nuestra profesión, como
son la lealtad, la profesionalidad hacia
nuestros clientes, así como el respeto
entre compañeros de profesión. Antiguamente, cuando alguien contrataba
los servicios de un duelista se esperaba
que aparte de la lealtad, éste desempeñara su cometido con el mayor grado
de profesionalidad que su formación le
permitía; por eso era importante seguir
entrenando y aprender cosas nuevas,
“actualizarse” diríamos hoy. Por otro
lado cuando dos duelistas se enfrentaban, ambos representaban los intereses
de sus respectivos patrones. Existía un
absoluto respeto y honor entre ellos, ya
que, aunque enfrentados, ambos eran
del mismo oficio. Por eso pienso que
hay determinados principios y valores
que son inherentes a muchas profesiones, con independencia de la época
que nos ha tocado vivir. Además las
armas y las letras siempre han estado
unidas como por ejemplo ocurre con
Quevedo, Cervantes, Garcilaso o Calderón de la Barca”, relata.
Procuradores
Después de estudiar Derecho en la
Universidad Cardenal Herrera de Elche,
estuvo cuatro años opositando a registrador de la propiedad. Luego hizo
la licenciatura en Ciencias Políticas y
de la Administración en la Universidad
Miguel Hernández de Elche. “Cuando
terminé de estudiar, me incorporé al
despacho de procurador de mi padre en
Elda para seguir con la tradición familiar”. Ejerce la Procura desde 2008, con
el número de colegiado 493.
Justicia lenta
El procurador alicantino reconoce
que el principal problema que vive hoy
en día la profesión se centra funda­
mentalmente en “la lentitud del sistema judicial en nuestro país”. Según él,
esa ralentización “hace que los procedimientos, por sencillos que sean, se
alarguen en el tiempo, causando un
perjuicio tanto a los profesionales, abogados y procuradores, como a los ciudadanos que acuden a los tribunales”.
Considera que intentar paliar tal situación no es una tarea sencilla. Para
Gil Valero, “el problema es de difícil solución, puesto que habría que modificar al completo la Administración de
Justicia, dotándola de más medios, y
optimizando los que ya se disponen,
a fin de agilizar los trámites ante los
órganos judiciales”. Dentro de la mejora que requiere la Administración de
Justicia, estaría la puesta en marcha
del proyecto de oficina judicial, ya que
en su caso todavía no se ha implantado en los partidos judiciales donde
ejerce. “No tengo elementos de juicio
al respecto, pero considero que es una
buena opción a fin de agilizar los trámites en los procedimientos”, explica.
Otra de las posibilidades de mejora se
centra en la informatización de la Justicia. José Luis Gil Valero considera que
“todo aquello que nos permita hacer
mejor y más rápido nuestro trabajo
merece ser tenido en cuenta, de cara a
un futuro en el que nuestra profesión
no puede dar la espalda a las nuevas
tecnologías”.
Sobre el futuro de la Procura, el
maestro de esgrima antigua cree que
el camino a recorrer tiene que pasar por
“dejar si cabe más consolidada nuestra
figura como colaboradores necesarios
de la Justicia, siendo la unión entre los
justiciables y la Administración”.
Respecto a la pérdida de la territorialidad en el ejercicio de la profesión,
considera que “nos ha perjudicado
puesto que no podemos extendernos por toda España sin perjudicar a
otros compañeros en sus respectivos
partidos judiciales. No debemos ampliar el ejercicio más allá de los partidos en donde se está trabajando, ya
que no se puede atender correctamente a todos los procedimientos”.
También apunta que “los abogados no deberían desempeñar la tramitación de los procedimientos puesto
que ése no es su cometido originario,
sino que lo es la defensa de los clientes, siendo la representación históri­
camente desempeñada por la figura
del procurador”. q
DANIEL MANZANO
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