Aportacion - Colegio de Abogados

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La reciente promulgación del Código Nacional de Procedimientos Penales en el que participaron
todas las fuerzas políticas para llevar a cabo su concreción (en adelante CNPP), por un lado
permite observar que él mismo se entiende bajo auténticas formas democráticas de un gobierno
que hace efectiva la vigencia de un Estado Social y Democrático de Derecho, y por el otro, que
contempla diversos medios de defensa cuya teleología está orientada en controlar así como en
unificar la formalidad y justicia que deben comprender todas las decisiones jurisdiccionales.
En este contexto y siguiendo las ideas que Alberto Binder expone en su libro Introducción al
Derecho Procesal Penal, es que nos resulta posible identificar que los medios de defensa se
entienden bajo una idea de estricto control de las decisiones jurisdiccionales fundadas en cuatro
ámbitos, que se enuncian de la siguiente forma:
a) La sociedad debe controlar cómo sus jueces administran justicia (lo que se verifica
fundamentalmente a través del principio de publicidad);
b) El sistema de justicia penal debe desarrollar mecanismos para permitir la planeación
institucional (vinculándose directamente con el tema de la gestión judicial);
c) Los sujetos procesales tienen un interés en que la decisión judicial sea controlada, y
d) Al Estado le interesa controlar cómo sus jueces aplican el Derecho.
Es dable precisar en relación a lo anterior, que los medios de defensa en el nuevo proceso penal
acusatorio y oral implementado en México, se vinculan de forma específica a los dos últimos
puntos.
En consecuencia, las objeciones -rubro que da título al presente artículo- devienen en un límite en
relación a las preguntas que pueden formular tanto el Ministerio Público como la Defensa en
audiencia oral (Cfr. CNPP Artículo 374. Objeciones: La objeción de preguntas deberá realizarse
antes de que el testigo emita respuesta. El Juez analizará la pregunta y su objeción, y en caso de
considerar obvia la procedencia de la pregunta resolverá de plano. Contra esta determinación no
se admite recurso alguno). Visto así, las objeciones son unauténtico medio de defensa contra lo
que se pregunta a un testigo, o incluso en contra de determinado medio de prueba (datos de
prueba) que se pretende desahogar en audiencia de juicio oral.
Respecto de este tipo de control al que nos referimos, Andrés Baytelman y Mauricio Duce nos
comentan en su libro Litigación Penal, Juicio Oral y Prueba, que las objeciones son incidentes que
al presentarse en el contexto de un juicio oral tienen un formato mucho más desformalizado, en
virtud de estar regidos simplemente por la lógica del debate, y son una clara consecuencia de la
idea del principio de contradictoriedad que orienta a un juicio oral acusatorio. Esto es, la idea de
que la contraparte tiene derecho a intervenir en forma activa en la producción de prueba y a
controlar que las actividades realizadas por su contrario sean hechas correctamente (Cfr. CNPP
Artículo 354. Dirección del debate de juicio: El juzgador que preside la audiencia de juicio ordenará
y autorizará las lecturas pertinentes, hará las advertencias que correspondan, tomará las protestas
legales y moderará la discusión; impedirá intervenciones impertinentes o que no resulten
admisibles, sin coartar por ello el ejercicio de la persecución penal o la libertad de defensa.
Asimismo, resolverá las objeciones que se formulen durante el desahogo de la prueba. Si alguna
de las partes en el debate se inconformara por la vía de revocación de una decisión del Presidente,
lo resolverá el Tribunal.).
De igual forma refieren Baytelman y Duce que “…el mecanismo de las objeciones es la manera en
que las partes en juicio pueden manifestar su disconformidad respecto de cualquier actividad de la
contraparte que pueda afectar sus derechos (o intereses)…”. Y esto resulta bastante claro desde la
esencia misma de la adversarialidad, toda vez que la razón de objetar estará surgiendo de la
valoración que el litigante haga en torno a que la prueba presentada pueda en un momento dado
resultarle perjudicial a su teoría del caso.
Ahora bien, por cuanto hace a las destrezas de litigación, las objeciones implican una determinada
habilidad que requiere de operaciones de razonamiento y decisión estratégica en fracciones de
segundo, precisando simultáneamente de capacidad de respuesta inmediata orientada a
presentar y fundamentar la objeción ante el tribunal(Cfr. CNPP Artículo 117. Obligaciones del
Defensor: Son obligaciones del Defensor: “… XI. Participar en la audiencia de juicio, en la que
podrá exponer sus alegatos de apertura, desahogar las pruebas ofrecidas, controvertir las de los
otros intervinientes, hacer las objeciones que procedan y formular sus alegatos finales…”). Dicho
de otro modo, el litigante debe identificar el momento preciso (oportunidad) para manifestarse en
contra del testimonio o evidencia presentados por su contraparte, toda vez que pasado dicho
momento los mismos pueden quedar admitidos o registrados. Del mismo modo, al objetar, el
litigante debe dejar bien claro aquello sobre lo que se está oponiendo (especificidad) es decir la
naturaleza misma de la objeción, a efecto de que el tribunal pueda resolver exactamente respecto
de ello. Y por si esto fuere poco, la objeción deberá estar acompañada del fundamento correcto
que la avale (Por ejemplo, la objeción en torno a los medios de prueba que se pretenden
incorporar al proceso penal, se puede fundar en: relevancia, pertinencia, etcétera, mientras que
en lo inherente a las preguntas que le son formuladas al testigo, estas pueden ser objetadas en el
sentido de ser: compuestas, poco claras, coactivas, sugestivas, etcétera.), ya que en general se
espera que en una audiencia sólo sea admitida información relevante para el caso que se juzga, sin
embargo, como se dijera renglones atrás, en un momento dado lo manifestado por el testigo o
bien la evidencia presentada pudiera no ser conveniente para alguna de las partes, de allí la
necesidad de objetar y exponer el fundamento de ello.
Es por tales razones que en contextos de sistemas adversariales más desarrollados, resulta común
encontrar concordancia cuando se dice que el realizar objeciones pertinentes, idóneas y en un
momento correcto constituye la habilidad más difícil de manejar para un litigante con poca
experiencia.
El Doctor Carlos Natarén y la Maestra Beatriz Ramírez Saavedra, en su libro Litigación oral y
práctica forense penal, nos advierten de forma sutil, que dicho momento relevante se actualiza
cuando se debe realizar el interrogatorio y contrainterrogatorio de las partes en pugna, de los
testigos ofrecidos por cada una de ellas, y en su caso, de los peritos. En este sentido el CNPP a la
letra instaura lo siguiente:
Cfr. Artículo 372. Desarrollo de interrogatorio
Otorgada la protesta y realizada su identificación, el juzgador que presida la audiencia de juicio
concederá la palabra a la parte que propuso el testigo, perito o al acusado para que lo interrogue,
y con posterioridad a los demás sujetos que intervienen en el proceso, respetándose siempre el
orden asignado. La parte contraria podrá inmediatamente después contrainterrogar al testigo,
perito o al acusado.
Los testigos, peritos o el acusado responderán directamente a las preguntas que les formulen el
Ministerio Público, el Defensor o el Asesor jurídico de la víctima, en su caso. El Órgano
jurisdiccional deberá abstenerse de interrumpir dicho interrogatorio salvo que medie objeción
fundada de parte, o bien, resulte necesario para mantener el orden y decoro necesarios para la
debida diligenciación de la audiencia. Sin perjuicio de lo anterior, el Órgano Jurisdiccional podrá
formular preguntas para aclarar lo manifestado por quien deponga, en los términos previstos en
este Código.
A solicitud de algunas de las partes, el Tribunal podrá autorizar un nuevo interrogatorio a los
testigos que ya hayan declarado en la audiencia, siempre y cuando no hayan sido liberados; al
perito se le podrán formular preguntas con el fin de proponerle hipótesis sobre la materia del
dictamen pericial, a las que el perito deberá responder atendiéndose a la ciencia, la profesión y los
hechos hipotéticos propuestos.
Después del contrainterrogatorio el oferente podrá repreguntar al testigo en relación a lo
manifestado. En la materia del contrainterrogatorio la parte contraria podrá recontra interrogar al
testigo respecto de la materia de las preguntas.
Luego entonces, desde un panorama general, se puede decir que las objeciones conforman una
suerte de herramienta eficaz que le permite al abogado establecer y limitar tanto el discurso del
oponente como las pruebas que este pretenda desahogar en el proceso (en el Juicio Oral o en el
desahogo de prueba anticipada).
Dicho lo anterior, no resulta difícil concebir que la objeción tenga como objetivo, por un lado,
prevenir que se admita información inaceptable, y por el otro, agotar los medios ordinarios de
impugnación con el fin de modificar, revocar o nulificar el acto que se reclama conforme a la lógica
de la litigación oral establecida en la legislación procesal penal.
Bajo estas premisas, resulta pertinente identificar la exigencia que el nuevo proceso penal le
impone tanto al Ministerio Público, a la Defensa y a los Peritos, en su calidad de asistentes
técnicos, la obligación de aprender cómo y cuándo formular una objeción, a efecto de que dicha
acción sea llevada a cabo de manera responsable y no solamente con fines dilatorios.
Naturalmente, resulta igualmente importante conocer los límites en el uso de las objeciones; en
otras palabras, es recomendable tener noción de aquello que se puede decir y hacer a través de
estas, así como también estimar cuándo formularlas. En sentido opuesto, la inobservancia de
ciertas reglas básicas para objetar en tiempo y forma, puede afectar severamente el desahogo de
la prueba trascendiendo al resultado final de la audiencia y desde luego del proceso.
Con base en los planteamientos iniciales, debemos identificar que la intención real de la objeción
es que el juzgador decida: ¿si se puede o no formular determinada pregunta al testigo, al
imputado o al perito (incluso en su calidad de testigo experto)?, generalmente para evitar que
pudiera éste emitir una contestación que afecte negativamente la teoría del caso del que objeta.
Así las cosas, una objeción puede presentarse en torno a un punto específico del litigio durante el
curso del juicio oral. Y justamente en relación a lo anterior, el Doctor José Daniel Hidalgo en su
libro La argumentación en la audiencia oral y pública, Desde los principios de la inmediación y
contradicción, acertadamente se formula las siguientes preguntas: ¿Cuándo se debe objetar?;
¿qué preguntas pueden ser objetadas?; ¿en qué casos pueden las partes violentar la objetividad y
la lealtad?; ¿en qué casos el Juez o el Tribunal pueden pasarse en sus potestades?; ¿cómo evitar
una pregunta o, en su caso, sus efectos nocivos, si ante la objeción el Juez la ha “legitimado”?;
¿qué ocurre cuando no se objeta una pregunta y el Juez o el Tribunal se percata de su
inconveniencia procesal?; ¿qué debe pasar si alguna de las partes no objeta una pregunta
objetable?
En virtud de lo comentado hasta aquí, queda bastante claro que la exposición de objeciones y su
registro durante el procedimiento, resultará importante para que posteriormente la instancia
superior que conozca del juicio, recurso o medio de defensa que se ejercite, las tome en cuenta en
sus decisiones.
No obstante lo señalado, es preciso mencionar que algunas leyes procesales sólo aceptan los
medios de defensa siempre y cuando, de forma previa, los posibles errores percibidos por las
partes hayan sido oportunamente objetados. Como consecuencia, los que no se hayan objetado
en su momento, posteriormente no se tendrá la posibilidad de enmendarse ante una instancia
superior.
Resulta lógico suponer con ello que las objeciones pueden formularse en varios sentidos, o por
diversas razones, de ahí que en relación con éstas las preguntas efectuadas por la contraparte se
señalan como:
-Preguntas sugestivas
-Preguntas argumentativas
-Preguntas compuestas
-Preguntas especulativas
-Preguntas capciosas
-Preguntas que asumen hechos no probados
-Respuestas espontáneas de preguntas no formuladas al interrogado
-Preguntas repetitivas, etcétera.
Del mismo modo, las objeciones también pueden emplearse en relación a la calidad o credibilidad
del testigo, o del perito, o de lo que éste presenta para apoyar su dicho. En tal sentido, se podría
agregar que las objeciones en el proceso penal acusatorio y oral se formulan con la intención de
destacar lo siguiente:
– La falta de capacidad del testigo
– La falta de pertinencia del testigo o de su dicho
– La falta de capacidad del interrogador
– Que el perito no está calificado
– Refrescar memoria
– Destacar que se trata de información privilegiada
– Aspectos irrelevantes con la litis
– La prueba de referencia, etcétera.
El Doctor Hesbert Benavente Chorres de manera recurrente señala (en sus diversas obras), que se
actualizan dos tipos de exigencias respecto del tema que nos ocupa; por un lado, se requiere
contar con las destrezas de litigación para que le permitan al operador jurídico o al perito en su
calidad de asistente técnico, comprender y asimilar la habilidad que se requiere en aras de realizar
las operaciones de razonamiento y decisión estratégica para formular adecuadamente objeciones,
y por el otro, se requiere haber adoptado previamente un planteamiento metodológico que cada
una de la partes debe realizar desde el primer momento en que han tomado conocimiento de los
hechos, con la finalidad de dotar de un solo sentido, significado u orientación de los hechos,
normas jurídicas –sustantivas y procesales-, así como el material probatorio –también conocido
como indicios.
Considerando todo lo señalado hasta aquí, es que resulta posible -a manera de aproximaciónidentificar los requisitos formales (que sean oportunas, pertinentes y fundadas) y técnicos
(jurídicos) que se requieren para que una objeción sea aceptada (Cfr. CNPP Artículo 373. Reglas
para formular preguntas en juicio:Toda pregunta deberá formularse de manera oral y versará
sobre un hecho específico. En ningún caso se permitirán preguntas ambiguas o poco claras,
conclusivas, impertinentes o irrelevantes o argumentativas, que tiendan a ofender al testigo o
peritos o que pretendan coaccionarlos. Las preguntas sugestivas sólo se permitirán a la
contraparte de quien ofreció al testigo, en contrainterrogatorio. Las partes sólo podrán hacer
preguntas a los testigos, peritos o al acusado, respecto de lo declarado por ellos previamente en la
investigación cuando conste en los registros, de lo declarado en juicio, cuando tengan como
finalidad acreditar su dicho, o cuando se pretenda ofrecer prueba de refutación respecto de
hechos propios que resulten pertinentes para la materia de juicio). Para lo cual, se deberá tener en
consideración las exigencias (jurídicas, fácticas y probatorias) que derivan de la teoría del caso, a
efecto de que resulte posible planificar la interposición adecuada de una objeción (cuestiones de
forma o de fondo) y las consecuencias que de la misma derivan, es decir, la decisión que se espera
adopte el Juez e incluso las consecuencias que se pretenden (Vr. gr. interrumpir el desarrollo del
interrogatorio del contrario).
En consecuencia, debemos comentar que la clasificación de las objeciones puede ser tan diversa,
que requiere un estudio mayor que incluso podría dar la pauta a desarrollar una teoría de las
objeciones (dicho planteamiento deriva de las opiniones de los juristas citados). Ello, sin perder
nunca de vista que la finalidad de los medios de defensa en el nuevo sistema de justicia penal, es
controlar la formalidad y justicia de las decisiones judiciales.
Por último, no se debe perder de vista que si las partes -con base en su teoría del caso y en la
legislación- estiman que un determinado acto procesal (el cual se debe regir por los principios de
publicidad, inmediación, contradicción, continuidad y concentración) se desvía de su finalidad
(cuya característica debe ser preponderantemente oral y acusatoria), comprendiendo vicios que se
pudieran traducir en defectuosos, injustos o ilegales (nulidad o ilicitud), deben ejercer de forma
oportuna y adecuada los medios de defensa comprendidos en el nuevo proceso penal acusatorio y
oral.
[1] Maestro en Ciencias Penales con especialidad en Criminalística por el Instituto Nacional de
Ciencias Penales.
[2] Licenciado en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de
México.
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