El Consumo del Peyote en los residentes Huicholes de Real de

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EL CONSUMO
DEL
PEYOTE
EN LOS RESIDENTES
HUICHOLES
DE
REAL
DE
CATORCE, SAN LUIS
POTOSÍ: ¿IDEOLOGÍA O TRADICIÓN?
PONENCIA NO PUBLICABLE
Bertha Alicia Cervantes Rivas
Resumen
En este trabajo se establecerá desde los estudios culturales, particularmente el estudio de las teorías de la
ideología, si el consumo o uso del Peyote (Lophophora williamsii) como planta sagrada, es parte de la
ideología de unas familias huicholes que habitan en el pueblo mágico de Real de Catorce, o es parte de sus
tradiciones ancestrales, ya que una y otra parten de una influencia diferente sobre ellos. Así como el
conocimiento o uso que los habitantes mestizos del pueblo tienen de la planta sagrada.
Se entiende por ideología, Según Antonio Gramsci, como la visión o concepción del mundo que tienen los
individuos pertenecientes a un grupo social; y por el concepto de tradición, según Gerard Lenclud, como una
construcción social que se elabora desde el presente sobre el pasado con una carga de sentido, en donde no es
el pasado el que produce al presente sino el presente el que le da forma al pasado.
En este sentido, interesa el estudio del grupo étnico huichol, quienes guiados por el abuelo fuego Tatewari
para la caza anual del peyote, parten de su lugar de origen de la sierra del Nayar, recorriendo una ruta
simbólica, hasta llegar al cerro del Quemado ubicado en
Real de Catorce, San Luis Potosí.
Es una
peregrinación ancestral en la cual van venerando a sus dioses que les dan identidad étnica y explicación de la
creación del mundo.
Para el caso de este trabajo de investigación, se hizo un estudio exploratorio basado en las voces de algunos
residentes mestizos y principalmente de las voces de los huicholes del municipio de Real de Catorce,
aproximadamente desde hace 10 años a la fecha, para saber si el convivir los huicholes con una población
multicultural (extranjeros, catorceños y migrantes nacionales) y habitar en un pueblo que no es su lugar de
origen, sino que alberga una ideología hegemónica que no profesa al parecer el consumo del Peyote, interesa
entonces saber qué es lo que predomina de estas dos acepciones en su uso y consumo para ellos.
Así también entonces, es necesario para fines argumentativos y aporte significativo en el desarrollo de la tesis,
por consiguiente, interesa conocer la visión o representación simbólica-social que los mestizos residentes del
pueblo tienen del uso y consumo de la planta sagrada.

Doctoranda del 4to. Semestre en Filosofía con acentuación en Estudios Culturales en el Posgrado de
Filosofía y Letras de la UANL.
2
Es como carnita, me dice mi acompañante huichol al comernos unas
gorditas de flor de biznaga (conocidas como cabuches) para cenar, y
relacionar la sensación de la textura del cabuche en el paladar con la
ingesta del peyote, como si fuera la carne del venado mítico.
Puesto de Comida, en Real de Catorce, Fiestas de San Francisco 2014
Esta referencia vivencial en Real de Catorce en el año 2014, me hizo
preguntarme ¿hasta dónde es el alcance del significado del peyote en la cultura
wixárika? la necesidad de respuesta me hizo indagar más allá del consumo del
peyote en este grupo étnico y que aun con esta exposición no termino de
averiguar, pero puedo tratar de esbozar algunas ideas, entre si es tradición o
ideología esta práctica común para la cultura indígena, misma que es inusual en
otras culturas. Me interesan principalmente los huicholes un grupo étnico
mexicano que
residen en el municipio desde unos 10 años a la fecha
aproximadamente, conviviendo con una población multicultural (extranjeros,
catorceños y mexicanos1) que en sus culturas identifiquémoslas como
occidentales, y para ellos no es una práctica cultural el consumo del peyote, sino
mas bien, es vista como una droga su ingesta, en cuanto que para los huicholes
es una planta sagrada.
El peyote (Lophophora williamsii), es una planta alucinógena que forma parte de
las creencias y que es utilizada en las prácticas de las ceremonias mágicas o
rituales religiosos en algunos grupos étnicos como los tarahumaras y los
huicholes, éstos últimos son de quienes hablaré en este estudio. Es para Evans
Shultes y A. Hoffman (1979), en su estudio sobre Las plantas de los Dioses, uno
de los alucinógenos más importante usado como planta sagrada, en comparación
de otros, como lo son los hongos en los grupos étnicos de Oaxaca (27); incluso el
peyote es considerado por los huicholes como parte de los Dioses que los
representan, tanto que representa al venado como al maíz que, son la base de
pensamiento cosmogónico y por tanto de su vida.
1
Así les denominan los catorceños a los migrantes de otros Estados del país que radican en el pueblo. En
una forma de diferenciarlos de los extranjeros, pero que los reconocen como no originarios. Esto es parte
de la información recogida en las entrevistas realizadas a los catorceños sobre su ideología, como parte de
un sondeo que se aplicó en el 2013, y usado así mismo en el trabajo de investigación para diferenciar al
cuarto grupo cultural del municipio.
3
El uso ceremonial del peyote por los huicholes según Kurt Hollander (2012) tiene
más de diez mil años y la peregrinación espiritual a Wirikuta2 empezó alrededor
del 200 a.C. esta sierra es llamada por los huicholes el medio mundo donde
convergen varias deidades: la deidad del pueblo recolector – el peyote-, la deidad
de los pueblos cazadores –el venado-, y la deidad los pueblos agricultores –el
maíz- que representan la culminación de una simbología mítica y religiosa.
La de mayor trascendencia es la del peyote que les da sabiduría y conocimiento y
que los lleva a seguir la ruta simbólica en busca de ellos para traer
bienaventuranzas a su pueblo. Enviados por el Dios del Viento, su nombre
significa “nuestro hermano mayor (tama’ts) gran hi’kuli (pa’like) (que camina) por
todas partes” (Lumholtz, p. 37) su nombre lo señala como el dios hi’kuli y como un
dios venado que dejo una planta (de peyote) en cada una de sus huellas
guiándolos para encontrar la lluvia y alimento para su comunidad a través de la
ingesta del hi’kuli.
El consumo del peyote en la etnia wixárika, se conoce desde los tiempos de la
conquista en que los cronistas evangelizadores ya la relataban en sus hazañas.
Pero el trabajo que nos confiere ahora es analizarlo desde dos conceptos, muy
abstractos, pero concretos en el comportamiento de los seres humanos. Así
tenemos que hablar de ideología en contraste con tradición, nos lleva a un arduo
trabajo por distinguir uno y otro en la ingesta del peyote en esta etnia.
Cuando se habla de ideología, se considera apropiado hacer la distinción entre el
sentido que en un inicio el filósofo Destutt de Tracy le da al uso del término, como
un conjunto de teorías sobre la “formación de ideas o ciencia de las ideas”
(Gallino, 1995:385) que en sí nunca se desarrolló como tal, y la connotación
actual que surge a partir del sentido que le dan Marx y Engels 3 en sus escritos
2
Wirikuta, es el territorio sagrado de su cultura, pertenece al altiplano de San Luís Potosí y abarca varios
municipios: Catorce, Charcas, Villa de Guadalupe, Villa de la Paz y Villa de Ramos, en un espacio aproximado
de ciento cuarenta mil hectáreas. Los huicholes creen que ahí ocurrió la creación del mundo pues habitan
varios de sus Dioses ancestrales y creen que ahí por primera vez salió el Sol otra de sus deidades. En 1998 la
UNESCO lo declara parte de la Red Mundial de Sitios Sagrados Naturales.
3
La conciben como “los hombres son los productores de sus representaciones, de sus ideas (…)La conciencia
no puede ser otra que el ser consciente y el ser de los hombres en su proceso de vida real (…) y si en toda la
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sobre la ideología alemana. La ideología es vista como un conjunto de creencias
erróneas, falsas y distorsionadas de la realidad, sugieren que lo que diferencia a
los animales del ser humano es la conciencia, ya que producen sus medios de
vida (material), y los modos en que se crean estos medios van a permitir un
intercambio de bienes entre ellos que va a generar en consecuencia una división
social del trabajo. Por lo tanto, toda fuerza productiva trae como consecuencia un
nuevo desarrollo de la división del trabajo y en este sentido, se va a crear entre
ellos la religión, la economía, etc. Dicho en palabras de Marx y Engels:
“determinados individuos como productores actúan de determinado modo, y
contrae entre sí relaciones políticas y sociales determinadas de producción, según
como se desarrollen sus actividades bajo determinados límites, premisas y
condiciones materiales independientes de su voluntad” (Marx y Engels, 1970:36).
Así, la producción de ideas y representaciones de la conciencia aparece
entrelazada con la actividad y el comercio material de los hombres (el lenguaje,
las representaciones y los pensamientos) que se presentan como emanación
directa de su comportamiento social.
Siguiendo entonces este pensamiento marxista, tomamos el trabajo de Antonio
Gramsci, en sus escritos del libro Cuadernos de la Cárcel (1999), para hablar de
ideología, ya que entonces no se puede pensar en una autonomía de la
conciencia, pues es interpretada como una forma de vida impuesta desde fuera
del individuo, jugando como ente central en esta imposición, el papel y la función
del Estado que ejerce sobre el individuo para extenderse al grupo social que rige;
y es transmitida esta imposición por un sistema basado en creencias e
instituciones que lo legitiman por medio de agentes sociales que imponen un
dominio cultural sobre el grupo social que gobierna.
Gramsci en señala que, son la religión y la filosofía ,los ejes principales en esta
imposición, entendida la religión en el sentido laico de la unidad de fe entre la
ideología los hombres y sus relaciones se nos muestran de cabeza, como en una cámara oscura, el fenómeno
responde a su proceso histórico de vida, como la inversión de los objetos al proyectarse sobre la retina
responde a su proceso de vida directamente físico” (Marx y Engels, 1970:36).
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concepción del mundo y las normas de conducta; y a la filosofía que le confiere el
orden intelectual superando a la religión y al sentido común (245).
Son éstas de las cuales el Estado se vale para imponer modos o formas de vida
homogéneos para reproducir su cultura hegemónica, que se trasmite por medio de
la mecanización de los actos del individuo que tal parece al estar consciente de
sus actos reproduce la ideología a lo que se pregunta: “¿es preferible “pensar” sin
tener conciencia crítica, en forma disgregada y ocasional o sea “participar” en una
concepción del mundo “impuesta” mecánicamente por el ambiente externo?”
(Gramsci, 1999:245), es decir, Gramsci considera que
la repetición de
argumentos que sustituyen al sentido común es la forma más eficaz de operar
sobre la mentalidad del sujeto que la hace suya de tal forma que se integra a las
masas y lo convierte en un “hombre-masa” que actúa sin tener una conciencia
teórica de su actuar y que “sin embargo, es un conocer el mundo en cuanto lo
transforma” (252), es así que:
“Una “ideología” podría decirse, si se da al término “ideología”,
precisamente la significación más alta de concepción del mundo que se
manifiesta implícitamente en el arte, en el derecho, en la actividad
económica, en todas las manifestaciones de vida individuales y colectivas”
(Gramsci, 1999: 249).
En esta concepción del mundo, Gramsci señala que en cada pueblo hay una
capilla y un santo local, (en el caso de Real de Catorce se venera al santo San
Francisco de Asís), y se cree compartir una similitud en la forma de vida entre sus
habitantes, que no va a ser surgida precisamente de la espontaneidad de las
personas o del sentido común, sino que comparten una conciencia colectiva, que
es lo que hace una cultura homogénea; que en el caso de Real de Catorce entre
la multiculturalidad de las culturas que lo ocupan habría que realizar en otro
momento si esta homogeneidad ideológica se cumple para el municipio o sólo
para los catorceños y no así para los mexicanos, extranjeros y huicholes.
Propone entonces el estudio de la ideología como una ‘concepción del mundo’ en
formas de accionar en la vida social de las personas que pertenecen a un grupo y
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que de estas formas de ver el mundo las expresan en costumbres y creencias que
se accionan a través de los ritos reafirmando su ideología a través de ellas.
En esta concepción basada en un modo de vida que integra estas creencias, ritos,
practicas, tradiciones, etc.,
que manifiestan los sujetos en sus culturas, nos
interesan de estos factores las tradiciones, que en el sentido común, las
equiparamos con las costumbres y las creencias; nada más lejos de la realidad;
pues, según Gérard Lenclud (1987) en su artículo: La tradición no es lo que era…,
trata de definir a la tradición como un reto actual en los estudios antropológicos y
sociológicos, pues en el entendido tradicional de que es un pasado que
reconstruye el presente, ya no es permitida esta idea por los cambios sociales que
ha sufrido la humanidad, concretamente hablando de las sociedades tradicionales
que se distinguían por la transmisión oral de sus creencias, y con el avance de la
modernidad ya la mayoría de esas sociedades tienen ahora la escritura para la
transmisión de su cosmovisión.
Entonces se hace necesario redefinir el concepto de tradición, según el diccionario
de Sociología, se conoce por tradición: “del latín traditio (entrega, transmisión)
Creencias,
saberes y modos de actuar que se transmiten y mantienen entre
generaciones; en un sentido más restrictivo, lo que se legitima en términos de su
sacralidad ancestral” (Giner, 1998:796)
De esta referencia,
Lenclud retoma el vocablo en latín traditio para hacer el
ejercicio de darle tres propiedades básicas a los hechos tradicionales para resignificarlos en la adecuación a las exigencias que los cambios sociales han traído
nuevos modos de vida en la sociedades indígenas que no pueden estar alejadas
de la modernización en cuanto a sobrevivencia: la de conservación en el tiempo; la
de mensaje cultural y la del modo particular de transmisión.
Lenclud considera, que para hablar de tradición, primeramente se debe identificar
un objeto cultural que permita la repetición del modelo elaborado en una época
más o menos alejada, así nuestro interés recae en el consumo o ingesta del
peyote en los huicholes, como el objeto cultural que respondería a una tradición,
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que es parte de los ritos4 en las ceremonias que emanan de su peregrinación
anual a Wirikuta.
Referente a la conservación en el tiempo de este hecho tradicional, el rito del
consumo del peyote, sabemos que es ancestral y que el tránsito de los huicholes
por el municipio de Real de Catorce se conoce desde los tiempos de la conquista
española; ya en las crónicas de los evangélicos se relata sobre el consumo del
peyote por los huicholes en sus fiestas ceremoniales y el viaje peregrino que
emprendían a lo que se conoce como Wirikuta.
En 1889 un encomendado por el Gobierno de Jalisco, Rosendo Corona, lo registra
en sus crónicas cuando es enviado para delimitar el territorio wixárika, y relata su
experiencia al participar en una de las fiestas del peyote en la comunidad que
visita, “los huicholes acostumbran comer cruda una biznaga pequeña que llaman
peyote (…) como ésta no se da en sus terrenos, tiene que ir una comisión a traerla
al Real de Catorce” (citado de Rojas, 1992:211). Así tenemos que el pueblo de
Real de Catorce tiene en su memoria colectiva el paso de los huicholes que se
dirigen hacia el Cerro del Quemado.
En la conservación vemos también la variación del rito a través del tiempo, pues
no es una copia idéntica del modelo original, sino que también se basa en los
cambios, así como dice Lenclud “la tradición, asociada a la conservación,
manifiesta una singular capacidad de variación, proporciona un asombroso
margen de libertad a los que sirven (o manipulan)” (Lanclud,1987:s/n) esto lo
podemos apreciar en los huicholes residentes de Real de Catorce, pues
observamos que ellos no parten de la sierra del Nayar hacia Wirikuta, como es la
costumbre en su comunidad, sino que ahora parten del municipio hacia el Cerro
del Quemado
“pues estamos más cerca, espero que mi familia que viene de mi casa –se
refiere a su casa materna en el Estado de Jalisco- pase por aquí y luego yo
4
Emile Durkheim entiende por ritos, los modos de acción determinados, es decir, son reglas de conductas
que prescriben como el hombre debe comportarse con las cosas sagradas. (Durkheim, 2004:40)
8
los sigo a hacer ceremonia, así es menos costoso para mi” (informante
huichol, fiestas de San Francisco, 2014)
Esta conservación de la tradición, aun cuando sea un tanto modificada, y
adecuada a las necesidades de los huicholes residentes, no deja su criterio de
tradicionalidad en cuanto a que se manifiesta de la misma forma que antaño,
debido al mensaje cultural que conlleva la ingesta del peyote.
Pero ¿cuál es el mensaje cultural entonces de este rito sagrado para los
huicholes?, en un primer intento de los primeros esbozos del trabajo de campo,
podemos señalar algunas concepciones del consumo del peyote; pero primero
descifremos qué es un mensaje cultural para Lenclud, él lo define como una
expresión de la tradición, con un sistema de pensar que se da a través de las
manifestaciones de las ideas, representaciones y valores del hecho u objeto
cultural.
Conocer la idea que preserva en el sujeto la idea de la ingesta del peyote o lo que
le representa es más compleja entenderla, no tanto es así en las ceremonias que
se llevan a cabo, pues esas como vemos puede variar en sus modos de llevarse
a cabo, pero la idea no varía de generación en generación, en una primera
instancia volvemos al sentido de la peregrinación a Wirikuta, que relatamos
anteriormente, y se refiere a la búsqueda de sus Dioses que les dan lluvia y
alimento a través del rito del consumo del peyote en una comunión con sus
Dioses, así el hi’kuli – el peyote- es a la vez considerado un Dios.
“Pues yo creo en el peyote, es mi Dios pues – me dice un tanto sonriente y
extrañada de que yo no lo entienda, por lo que le pregunto entonces porque
lo consume, a lo que me dice:- pues porque él me da fuerza, buena suerte
en las ventas y así, me ayuda a que me vaya mejor, además si tengo
alguna duda de algo que debo hacer o no hacer, así lo consulto y él me
habla y me dice que hacer” (informante huichol, Real de Catorce, diciembre
2014).
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Otra propiedad considerada por Lenclud es lo que transmite el hecho u objeto
cultural que nos atañe, considera que lo más importante de la transmisión no es el
contenido en sí de la idea, sino el medio por el cual se transmite el mensaje
cultural en la tradición, porque como ya observamos uno de los medios son las
ceremonias que reproducen los ritos del consumo del peyote, ya que por medio de
este se transmite la cosmovisión que les da sentido.
Podemos entender entonces la propuesta de definición de tradición que Lenclud
hace como un hecho cultural que se construye del presente hacia el pasado, no es
entonces, el pasado que produce el presente, sino que es presente el que le da
forma al pasado.
Pero si habíamos dicho que la ideología según Gramsci es la concepción que se
tiene del mundo por un grupo social e impuesto desde el poder, donde los sujetos
actúan sin plena conciencia con la repetición los actos y formas impuestas, ¿cómo
entonces se desliga la tradición de la ideología en el consumo del peyote por parte
de los huicholes?, si es que hay este desligamiento, pues al parecer, siendo dos
concepciones muy diferentes como las hemos explicado, no pueden entonces ir
separadas de este hecho cultural, ya que entonces ideología engloba a la
tradición.
Aún cuando vemos que la ingesta del peyote no es parte de la vida cotidiana en la
generalidad de los residentes del municipio, al parecer en los primeros hallazgos
de esta investigación, no altera el acto en los huicholes. Siendo para los huicholes
el municipio sólo de paso en tiempos pasados y no de residencia como para
algunos en la actualidad. Podemos entonces ver esa diferencia desde el pueblo,
en como lo relatan los primeros etnógrafos y tratar de visualizar si la
transformación que el pueblo ha vivido como se esboza más adelante va a influir
en los huicholes la práctica del consumo del peyote.
Fernando Benítez en su libro: En la tierra mágica del peyote, relata su experiencia
al unirse a un grupo de huicholes que le permitieron participar en su peregrinación
hacia Wirikuta, describe su arribo a Real de Catorce, como un pueblo casi en
ruinas y semi-abandonado, más poblado por
nopales que por catorceños
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descendientes de los mineros, que aún lo habitaban; pero que por ser las fiestas
de San Francisco de Asís, el pueblo estaba siendo visitado por muchos peregrinos
mestizos que acudían a solicitar los favores del santo católico; esto le hace
reflexionar al ver la disparidad entre las diferentes culturas que coincidieron en el
momento, aun cuando la encomienda de todos fuera la misma, la búsqueda
espiritual y el ruego de bendiciones para su comunidad o familia; sobre esta visión
diferencia tres diferentes grupos sociales: los catorceños - descendientes de los
mineros que se quedaron en el pueblo-, los mestizos visitantes - que acuden cada
día 04 de octubre a venerar a San Francisco-, y los huicholes – que van en busca
del corazón del venado- . A éstos últimos los describe como:
“El primero, el más antiguo y secreto, es el de los huicholes. De algún
modo no aclarado sacralizaron esta parte lejana del desierto y durante dos
mil años han hecho su peregrinación en busca del Divino. Ni la conquista,
ni las persecuciones del Santo Oficio, ni los cambios del tiempo lograron
alterar, en su esencia la significación espiritual del viaje.” (Benítez, 1981:
50)
Al decir “el divino” se refiere al peyote sagrado, que al realizar su peregrinación
mágica pasan por Real de Catorce, como ya se mencionó transitando
milenariamente desde antes de ser habitado por una comunidad indígena llamada
los negritos, en 1639, pero no es sino hasta 1772, que se funda como pueblo
minero.
Sin embargo, en la actualidad, el pueblo ha sufrido un gran cambio, ya no es aquél
pueblo ruinoso que Benítez relata en su estudios etnográficos, sino que desde
hace unos veinte años, ha tenido grandes cambios por la complejidad de sus
visitantes, que se da a partir de los años 90’s con un turismo de aventura y no
sólo ya religioso, éste tipo de turismo lo conforman jóvenes en su mayoría en
busca del mito del peyote en el desierto y atraídos por un auge de la época que se
da con los artesanos urbanos -hippies- quienes son un polo de atracción en el
pueblo, aun casi semi-abandonado y con muy poca hotelería.
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Son éstos mismos artesanos urbanos que se adentran también en el desierto en
busca del peyote y la espiritualidad que da el pueblo, algunos incluso lo eligen
para residir permanentemente, como lo refiere un artesano extranjero al
preguntarle por qué de su estancia en el pueblo y que lo llevó a visitar Real de
Catorce, a lo que dice:
“Éramos una banda que veníamos a vender artesanías hechas por
nosotros, allá por los años 90’s tratando de recoger la espiritualidad que
nos daba la naturaleza para los materiales con que elaborábamos
nuestra mercancía, y aquí la encontramos, porque yo he convivido y
aprendido mucho de los huicholes y los dakotas, en sus ceremonias. En
el desierto, con su magia y su encuentro con el hi’kuli con los huicholes
y los temazcales con los Dakotas” (residente extranjero, febrero 2015)
Cuando le pregunté que le hizo quedarse a radicar en el pueblo, alude a la
responsabilidad que trae un matrimonio e hijos y considera que el pueblo le ha
permitido no perder la espiritualidad de los viajes ceremoniales que realiza al
desierto, ya sea con sus amigos o indígenas, que le han permitido tener una vida
más plena. Además que ahora el pueblo le permite no sólo vivir de las artesanías
sino que también va y viene a vender su mercancía a otros lugares del país.
El pueblo, a partir de ser nombrado en el año 2001 como pueblo mágico por la
UNESCO, ha tenido una auge ya no sólo de turismo religioso, (por las fiestas de
San Francisco de Asís), sino que además el turismo de aventura y de inquietud
por la historia del pueblo lo ha hecho a últimas fechas renacer en cuanto a
economía y a una población multicultural y no sólo catorceña; es decir, aquella
diferenciación que Benítez hace de los tres grupos culturales que se cruzaban en
el pueblo durante el mes de octubre, ahora se añaden dos grupos más pero no de
paso como menciona a los peregrinos católicos, sino que ahora residen en el
pueblo, que son los migrantes de otros Estados de la república, llamados los
mexicanos, y los inmigrantes extranjeros.
Inicialmente, ambos grupos acudían a realizar sus ventas de artesanías, en la
actualidad algunos ya se interesan también en la inversión comercial (hoteles,
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restaurantes, etc.,) lo que les ha llevado a decidir radicar permanentemente en el
municipio. Real de Catorce es entonces, un pueblo multicultural con cuatro grupos
diferentes de residentes: catorceños, mexicanos, extranjeros y huicholes.
En esta memoria colectiva de los catorceños, se tiene referencia de los huicholes
no sólo porque ahora vivan un grupo de familias huicholes en el municipio, sino
porque ya los abuelos platicaban a los jóvenes de ahora sobre ellos, como lo
refieren algunas informantes catorceñas: “mi abuelo dice que los huicholes solo
pasaban y no se detenían en el pueblo, que sólo se acercaban a las casas a pedir
agua para continuar su camino hacia el Quemado”. Otra Informante relata que su
abuelo les platica la diferencia entre los huicholes de antes y los de ahora, en
cuanto a la vestimenta “antes ellos no se vestían así, tan coloridos, -señala la
joven su propia ropa- ellos traían trajes de mantas blancos sin adornos” pero esto
lo desmiente Benítez al relatar su arribo a Real de Catorce en 1968 y describir el
asombro de la gente al ver a los huicholes en la plaza con sus atavíos de plumas
en los sombreros y bordados coloridos en sus ropas (Benitez,52), como los vemos
ahora en el pueblo.
Cuando se les cuestionó si ellas o sus parientes catorceños habían ingerido
peyote, su respuesta tranquila denota la familiaridad con el nombre de la planta
pero no por el uso de ella, para ellos el peyote es relacionado sólo con los
huicholes que saben lo consumen en sus ceremonias, y lo dicen con mucho
respeto tanto para la planta sagrada como para la costumbre huichol conocida por
ellos.
Más interesante consideramos el hecho de unos jóvenes catorceños entrevistados
en un sondeo sobre ideología y que tienen una gran amistad de varios con
residentes huicholes jóvenes como ellos, que saben y conocen a través de sus
amigos, lo que son las ceremonias huicholes y aunque no los acompañan al Cerro
del Quemado, respetan sus tradiciones, pues para ellos, el Cerro del Quemado,
es sólo un cerro más, sin ningún significado sagrado como lo es para los
huicholes, de tal manera que si respetan la consagración que sus amigos
13
huicholes le confieren al consumo del peyote pero es algo ajeno a sus costumbres
y formas de pensar, ya que dijeron no haberlo consumido nunca.
A manera de conclusiones, el debate entre la ideología y la tradición en el
consumo del peyote en los residentes huicholes de Real de Catorce, en cuanto a
la teoría, esta nos explica que no se pueden desligar, pues la ideología abarca a la
tradición como parte de sus componentes que la forman como sistema, entonces
pareciera que el consumo del peyote en los huicholes tiende más a la ideología,
en cuanto a que su consumo como un rito tradicional que los unce con sus Dioses,
representa la cosmovisión que los rige como comunidad étnica, más que a una
tradición, pues como observamos, ésta puede variar en cuanto al medio de
llevarse a cabo pero no así, en el mensaje o la idea que se transmite en su
consumo.
Y el vivir y convivir en Real de Catorce con otros grupos sociales diferentes
culturalmente, que no comparten el mensaje cultural al consumo del peyote, no
varía entonces su forma de pensar ya que lo siguen ejerciendo estén en su lugar
de origen o no, como es el caso de los huicholes que nos ocupan en este trabajo.
Se quedan abiertas algunas cuestiones en cuanto a la inquietud que nos trae esta
investigación, pero la recogida de datos del trabajo de campo continua, así como
el desarrollo más profundo del análisis que nos dé la recogida de más datos entre
estos dos conceptos trabajados aquí, en cuanto se formula la pregunta inicial:
¿ideología o tradición?.
Bibliografía.
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S.A. México., D.F.
Benítez, Fernando (1971) Los Indios de México. Ed. Era. México
--(1981) En la Tierra mágica del peyote. Ed. Era. México
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Giner, Salvador y Lamo Espinosa, Emilio (Coord.) (1998) Diccionario de
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Palos.
Kurt Hollander. (2012). Batalla en el desierto, la lucha entre la plata y el peyote en
Wirikuta. Letras Libres, 44, 45-50.
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Rojas, Beatriz (Comp.) (|1992) Los huicholes: documentos históricos. Ed. INICIESAS, México D.F.
Richards, Evans y Hoffman Albert (1982) Las Plantas Sagradas. Ed. FCE. México
Consultas en Internet
Gerard Lenclud. (09 de octubre de 1987). La tradición no es lo que era.... 20 de
febrero
de
2015,
de
Laboratoire
d'anthropologie
sociale.
Sitio
http://clasesbosa.blogspot.mx/2009/01/la-tradicin-no-es-lo-que-era-grard.html
web:
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