historia prehispánica ii

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HISTORIA PREHISPÁNICA II
Jorge Javier Hernández Gallardo.
ÍNDICE
CAPÍTULO I.- TEOTIHUACÁN
I.- ANTECEDENTES DEL VALLE DE MÉXICO
1) En el Formativo Medio
2) En el Formativo Tardío
3) En la Fase Patlachique
II.- MARCO HISTÓRICO GENERAL
1)
2)
3)
4)
5)
En la fase Tzacualli
Fase Miccaotli
Fase Tlamimilopa
Fase Xolalpan
Fase Metepec
III.- LA ESTRUCTURA SOCIAL
1)
2)
3)
4)
Economía Teotihuacana
Religión Teotihuacana
Arquitectura
Pintura Teotihuacana
CAPÍTULO II.- CULTURA TOLTECA
1) ¿Fuentes de información para el estudio del complejo tolteca?
2) ¿Extensión del complejo tolteca?
III.- ORIGEN DE LOS TOLTECAS
1) Leyenda de la creación de los soles
2) La peregrinación Tolteca
3) Otras tesis sobre el origen
4) ¿Cuál es la verdadera Tula?
IV.- DESARROLLO DE LA CULTURA TOLTECA
1)
2)
3)
4)
Cerámica, escultura
Zona arqueológica de Tula, Hidalgo
Pirámide de Quetzalcóatl
Adoratorios, costumbres
V.- IDEAS RELIGIOSAS.
1)
2)
3)
4)
El mito de Quetzalcóatl
Resurgimiento de la cultura Tolteca
Tradición Chichimeca
Hallazgos Arqueológicos
CAPÍTULO III.- LAS TRIBUS NAHUATLACAS
1) Fuentes históricas.
I.- ORIGEN DE LAS TRIBUS NAHUATLACAS
1)
2)
3)
4)
5)
6)
7)
8)
9)
10)
11)
12
13)
Chicomoztoc
Salida de Aztlán
Salida de los aztecas de Aztlán
Elección de Huitzilopochtli
El mito de Qulaztli
El itinerario de los aztecas
Malinalxochitl
Estancia de aztecas en Tula
Llegada de aztecas a Chapultepec
Los mexicas sometidos a Culhuacán
La mujer de la discordia
Encuentro de la tierra prometida
Elección de la ciudad
II.- FORMACIÓN DEL ESTADO AZTECA.
1)
2)
3)
4)
5)
6)
La triple alianza
Moctecuhzoma Ilhuicamina
Axayácatl…
Tizoc
Ahuizotl
Moctecuhzoma xocoyotzin
2
III.- ORGANIZACIÓN DEL ESTADO AZTECA
1)
2)
3)
4)
La educación
El Calmecac
El Tepuchcali
La guerra en los aztecas
IV.- LA CULTURA AZTECA
1)
2)
3)
4)
5)
6)
7)
Religión
Cosmogonía
Los dioses Aztecas
Ceremonias y fiestas religiosas
Sacrificios Humanos
El sacerdocio
El arte
OBJETIVO GENERAL
Conocer el desarrollo de la cultura Teotihuacana y Tolteca como un antecedente para
conocer el origen de las Tribus Nahuatlacas y el desarrollo de la Cultura Azteca.
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CAPÍTULO I.- TEOTIHUACAN
El área geográfica donde se desarrolló la civilización teotihuacana entre 200 y 650 d.C. es un valle
con una extensión aproximada de 600 km cuadrados, situados al noreste del lago de Texcoco
y en consecuencia también al noreste del valle de México. Con una altura entre dos mil 250 y dos
mil 850 metros sobre el nivel del mar, su clima de altiplanicie es templado con lluvias en verano.
Está rodeado por cerros de origen volcánico, siendo los más elevados aquellos ubicados en la
porción norte, sur y oeste del territorio.
En el aspecto hidrológico, son tres los ríos en el valle de Teotihuacan, cuyo caudal debió de
ser de consideración en el pasado: el San Juan, el Huixulco y el San Lorenzo, que se unen
en un sitio ahora ocupado por el poblado de San Juan Teotihuacan, para desembocar en el
lago de Texcoco. Además de estos ríos, para los antiguos pobladores fueron de singular
importancia los manantiales que todavía hoy brotan en algunas partes de la región.
El importante potencial de recursos del Valle de Teotihuacan estaba compuesto
fundamentalmente por una llanura de ricos suelos aluviales; un conjunto de manantiales de
caudal constante, cuya ubicación permitía canalizar sus aguas hacia la llanura; varias
cadenas montañosas poco abruptas, con laderas suaves irrigadas por escurrimientos
constantes; y cuya zona semipantanosa colindante con el lago y propicia para la construcción de
chinampas. Además de todo esto, la localización del área fue favorable para establecer
importantes vías de comunicación: hacia el norte con Puebla y Tlaxcala y las vías fluviales que
conducen al Golfo de México, y con rumbo al noreste, donde el gran lago central permitía
a los teotihuacanos comunicarse con todo el Valle de México.
Estos elementos debieron ser de gran significación en el desarrollo tecnológico de la antigua
ciudad metrópoli que domino la región del centro de México durante varios siglos, y cimentó la
base de la cultura mexica.
I.- ANTECEDENTES
1) EL VALLE DE MÉXICO EN EL FORMATIVO MEDIO (800-500 a.C.)
Hacia mediados del periodo preclásico la población de la Altiplanicie central se concentra
alrededor de los lagos de Chalco y Xochimilco, principalmente en siete poblados grandes y
compactos, algunos de los cuales llegaron a tener hasta 20 hectáreas, con un crecimiento
demográfico considerable.
El formativo medio es muy importante para conocer los orígenes de la civilización en el valle
de México, pues fue en ese periodo cuando se gesto el patrón sociocultural distintivo de
Meso América, con influencia de elementos originados en tierras lejanas, particularmente en
la zona Olmeca, y fue entonces cuando en el Altiplano Central se efectuó un cambio
profundo en la relación del hombre con su ambiente, en la composición de los grupos
sociales.
Al introducirse la agricultura en esta región, es muy posible que llegaron a crearse derechos
sobre la tierra y sus productos, y eso permitió a su vez el surgimiento de un grupo social que
tras apropiarse de la tierra, se constituyo en centro dirigente en torno al cual coexistieron
todos los demás. Con el paso del tiempo, ese grupo pudo adjudicarse el derecho a participar
del producto del trabajo del resto de los integrantes de la sociedad, a cambio de proporcionar
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raciones de maíz que había convertido en su propiedad, de realizar el trabajo intelectual y de
organizar el ritual religioso que justificaba su papel mediador ante la divinidad. Así la
diversificación de los sistemas agrícolas pudo haber provocado en la región el surgimiento de
las primeras muestras de estratificación social dentro de un poblado específico, y también
una diferenciación entre pueblos con distintos grados de técnicas de aprovechamiento del
suelo.
La evolución agrícola, con todas sus implicaciones de orden social, tomó en Meso América
rumbos específicos que permitieron distinguirla de procesos similares en otras partes del
mundo. La ausencia de animales domésticos de tiro y carga, además de las condiciones
específicas de la zona lacustre, debieron obligar a la clase dirigente a concentrar los
esfuerzos y la inventiva en el aprovechamiento de la energía humana aplicada a cada tipo de
tierra y a cada sistema de cultivo, lo cual tuvo un decisivo efecto en la diferenciación de las
clases sociales. Por otra, parte en las zonas urbanas, donde se debía acondicionar el terreno
para las construcciones arquitectónicas, el acarreo de tierra y piedra significo una nueva
tarea que requería mucha mano de obra, y en consecuencia de un grupo encargado de
organizar y proveer de alimento a los grandes contingentes de personas dedicadas a las
tareas urbanas.
La evidencia arqueológica demuestra la existencia de una jerarquía social en los centros de
población; las habitaciones más cercanas a los edificios públicos estaban mejor construidas y
los objetos de uso eran más elaborados que el resto de las viviendas; había asimismo sitios
rituales en donde no había arquitectura monumental, lo cual puede significar que sus
habitantes no participaban en la toma de decisiones político-religiosas realizadas al interior
del área urbana.
Persisten además los grupos de cazadores y recolectores, que no se habían introducido a la
practica de la agricultura, pero a estos se les mantenía alejados del acceso directo al lago, y
se veían obligados a contrae una serie de alianzas para obtener por intercambio los
productos lacustre o los cultígenos. Es posible que desde esta época el Formativo Medio,
cuando la actividad cazadora parece haber entrado en una alta especialización de
conocimientos y destrezas, esos grupos prestaron servicios de armas, como lo hicieron más
tarde, a los centros políticos expansionistas en competencia por el dominio de la región.
El más importante de los sitios del Valle de México en el Formativo Medio era Cuicuilco,
considerado como el primer centro urbano de la región, cuyas dimensiones eran ya
considerables para esa época y es probable que la ciudad se extendiera hasta las faldas del
cerro de Zacatepec, aun cuando su trazo y extensión sólo puede conocerse mediante los
vestigios de arquitectura monumental que se podido descubrir al remover los restos
petrificados de lava, bajo la cual quedo sepultada tras la erupción del volcán Xitle, dos siglos
antes de la era cristiana. En estos restos se localizaron dos canales que pueden
considerarse como vestigios de antiguos sistemas de riego, similares a los encontrados en
otros tres sitios de notable densidad demográfica: Ecatepec, Cuauhtitlán y Atlamica, situados
en las laderas de la sierra de Guadalupe, al norte de la cuenca de México, cuya disposición
es importante para comprender la antigüedad del manejo de la hidrológica con fines
agrícolas en el altiplano central.
Por esa misma época (periodo Zacatenco, según la cronología establecida para
Teotihuacan) se asentaron en el valle de Teotihuacan unas pequeñas aldeas agrícolas que
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ocuparon nichos ecológicos favorables al cultivo, en los terrenos cercanos a los recursos
lacustres; sin embargo, las técnicas agrícolas de sus pobladores, basadas en pequeños
riegos e inundaciones, estaban más atrasadas que las utilizadas por los habitantes de los
poblados situados en el sur del Altiplano.
2) EL FORMATIVO TARDÍO (500-200 a. C.)
En la última fase del periodo Formativo se dio en el valle de México un notable crecimiento
del complejo sistema sociocultural gestado en la fase anterior. La zona suroeste era la más
poblada, y todavía estaba presidida por Cuicuilco, en virtud de conservarse esta ciudad como
el primer centro plenamente urbano en todo el altiplano, con una superficie de 150 hectáreas,
una población de siete mil 500 habitantes y una densidad promedio de 50 personas por
hectárea. La evidencia arqueológica demuestra que sólo una élite minoritaria habitaba los
espacios ocupados por los edificios públicos y residenciales, mientras que loa artesanos
especializados vivían hacinados en otros sitios de la zona urbana. Dentro de la misma ciudad
de Cuicuilco o en sus inmediaciones, había terrenos bien acondicionados en donde se
practicaba una agricultura intensiva y cerca de los cuales habitaban los cultivadores.
Además de Cuicuilco, sólo otros dos sitios de la región, Tlatenco y Tlapacoya, de menor
tamaño, contaban con edificios destinados a funciones públicas lo cual sugiere que también
ejercían dominio político religioso sobre la región sur del valle, aun cuando no es posible
saber todavía si los tres poblados constituían unidades independientes, o si los dos últimos
estuvieron subordinados a Cuicuilco.
Hacia finales del formativo tardío surgieron en la región norte del lago de Texcoco varios
asentamientos habitados por personas que de acuerdo con los objetos de uso suntuario
rescatados por la arqueología, pertenecen a niveles socioeconómicos altos, y se
establecieron en las cimas de los cerros, en una posición claramente defensiva. El valle en
general comenzó a mostrar un cuadro demográfico distinto; aparecieron nuevos sistemas
agrícolas y se aplicaron nuevos instrumentos en la construcción de suntuosos edificios,
públicos y privados. Lo anterior permite suponer que el valle de México había entrado en una
época de transición durante la cual se fue gestando un nuevo patrón sociocultural al tiempo
que se desintegraba el anterior, se trata quizá de uno nuevo y mayor proyecto constructivo
que a diferencia de los anteriores consumiría más fuerza de trabajo y llegaría a exigir
actividades más productivas bajo un nuevo sistema de relaciones sociales.
3) FASE PATLACHIQUE
Durante la fase de transición llamada Patlachique, iniciada cerca del año 200 a.C. el sur del
valle seguía siendo la región de mayor densidad y Cuicuilco, entonces en pleno apogeo
constituía el centro donde se concentraba la construcción de obras hidráulicas y de edificios
urbanos, y era allí donde, en mayor proporción que en otras partes del valle se daban las
condiciones del terreno propicias para la combinación de diversos sistemas agrícolas. Esa
mezcla se dio también entre otros sitios cercanos aunque en menor grado y, de esa manera,
los sistemas agrícolas de Cuicuilco se redujeron en varios puntos de la rivera del lago,
creándose comunidades que llegaron a manejar toda la gama de recursos y actividades de
aquel centro urbano, con excepción de la política, puesto que al ser llevados a Cuicuilco los
excedentes económicos y sociales de estas comunidades, era clara su dependencia
respecto al centro urbano.
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Tlapacoya fue el único sitio en el área sur del valle con un crecimiento paralelo al de
Cuicuilco, lo cual se refiere por la cantidad y proporción de sus edificios públicos, además de
contener un núcleo importante de población urbana. De manera significativa Tlapacoya se
encontraba protegida por el cerro del mismo nombre que se interponía entre la ciudad y la
región lacustre, permitiendo un efectivo control en el área de acceso a lo zona habitada por la élite
político-religiosa.
Al parecer se dio a finales del Preclásico una tendencia de las élites a ubicarse en las alturas
estratégicas, a fin de vigilar al grueso de la población situada en sitios compactos en las
tierras de la llanura y del pantano, y se convirtieron en focos de desarrollo demográfico, entre
los que destacan Texcoco, Teotihuacan y Zumpango. Los nuevos datos aportados por la
arqueología permiten suponer que el crecimiento demográfico de estos sitios obedeció a
propósitos expansivos de los centros dominantes del preclásico. Cuicuilco en primer lugar,
obviamente sepultada bajo ríos de lava junto con su área rural inmediata. Así la ocupación de
nuevas tierras, iniciadas antes de la catástrofe, recibió un impulso adicional que acelero el
proceso. En un principio, ese impulso parece haberse enfocado hacia Tlapacoya, pero a la
larga el centro de poder se traslado a Teotihuacan. En el periodo correspondiente al último
siglo anterior a la era cristiana, se distinguen dos centros de población ubicados en la parte
norte de la región, en donde más tarde crecería Teotihuacan; la presencia de templos, así
como la disposición de los mismos, indican que ya en esta fase temprana comenzaba a
manifestarse el carácter sagrado que había de distinguir a la gran ciudad, al menos en su
primera etapa.
II.- MARCO HISTÓRICO GENERAL
Los primeros pobladores en Teotihuacan obedecieron a una estrategia seguida en tiempos del
apogeo de Cuicuilco, es decir, a un avance militarizado destinado a invadir la llanura, para lo
cual quizá se recluto gente de todo el valle. Los sitios de ocupación correspondientes a esta
época se ubicaron en posiciones defensivas sobre la cima de los cerros desde donde se domina
la llanura adyacente, los restos cerámicos confirman la hipótesis de la invasión, pues junto a la
cerámica local original se encuentra la introducida por los inmigrantes que a la larga se instalaron
en forma definitiva en el valle de Teotihuacan.
Así pues, en un principio el control político no parece haberse ubicado en los antiguos
poblados cerca de los manantiales, donde ya se habían empezado a desarrollar obras de
canalización y drenaje para las tierras de riego, y para la creación de las primeras
chinampas. Es posible que en cuanto empezó la producción agrícola intensiva, y tuvieron
éxito las obras agro hidráulicas mencionadas, se trasladara el control político a la zona
aledaña a los manantiales, mientras que las cimas de los cerros eran abandonadas.
A partir de este momento debe haberse iniciado en Teotihuacan la planeación urbana
reticular con base en trazo de los terrenos de cultivo con sus zanjas y canales; comenzó la
construcción de los primeros edificios públicos, se instalaron en la ciudad grupos no rurales
procedentes quizá de Cuicuilco, y surgieron los primeros complejos de departamentos y
talleres artesanales. Ese asentamiento con características ya propiamente urbanas, no
parece ser el resultado de una evolución lenta y gradual en el sitio, pues la habilidad de los
especialistas encargados del diseño y ejecución de las obras arquitectónicas demuestra que
estos habían recibido capacitación previa en otras ciudades.
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De esta manera, se puede concluir que Teotihuacan estuvo planeada y trazada desde un
principio por expertos que conocían su potencial agrícola y sabían como aprovechar los
recursos hidráulicos para fines productivos. El sistema agrícola del valle de Teotihuacan
desarrolló a partir de las demandas de los grupos urbanos, de acuerdo con un proceso que
siguió tres etapas. En la primera las obras agrícolas se iniciaron por presiones de los centros
urbanos anteriores, Cuicuilco y Tlapacoya, cuyo crecimiento demográfico demandaba una
mayor producción. En la segunda, la gran magnitud de la obra agro hidráulica y la cantidad de
mano de obra necesaria, dieron como resultado el surgimiento de una estructura política fuerte y
en consecuencia de una élite dirigente. Por último, en la tercera etapa, esa nueva clase
dirigente consumidora de objetos suntuarios, se trasladó a Teotihuacan y con ella los artesanos
y comerciantes encargados de satisfacer sus demandas.
4) FASE TZACUALLI (100-150 d.C.)
Durante la fase Tazacualli, que corresponde a la primera etapa de Teotihuacan, durante el
primer siglo de la era cristiana, la ciudad muestra un enorme crecimiento, tenía una extensión de
17 kilómetros cuadrados y su número de pobladores de cerca de 30 mil, superaba varias veces a
la que tuvo Cuicuilco, de donde provenían muchos de ellos; se calcula que la mitad de los
habitantes del valle se concentraban en la ciudad, mientras que el resto vivía en aldeas y
pueblos pequeños, en un radio de cuatro a cinco kilómetros alrededor del centro, alineados a
lo largo de las laderas colindantes a la llanura, cuya condición de tributarios a Teotihuacan se
infiere por su disposición territorial y por la ausencia de restos de arquitectura publica en esos
poblados.
Se inicia en esta primera etapa de Teotihuacan una gran actividad constructiva, gracias a lo
cual se realizo el trazo de la llamada “Avenida de los Muertos”, así como la avenida este; es
decir que la ciudad adquirió en ese momento su forma definitiva en cuanto a los grandes ejes
que sirvieron de base al patrón reticular característico de su trazo urbano. Quedo también
establecida la orientación norte-sur, similar a las otras ciudades mesoamericanas y además,
se inicio la construcción del templo-pirámide dedicado al sol, así como otros edificios
públicos.
5) FASE MICCAOTLI (150-200 d. C.)
En la segunda etapa de Teotihuacan, la ciudad casi duplico el número de sus habitantes pues
de 30 mil paso a cerca de 50 mil, con una extensión de 22.5 kilómetros cuadrados, que llegaría
ser su máxima extensión. En ese momento, la ciudad había quedado planificada por completo
como un centro arquitectónico monumental, en el que destacaban las dos grandes pirámides
dedicadas al Sol y a la Luna; se construyo también en esta etapa el templo piramidal
dedicado a Quetzalcóatl, notable por su revestimiento escultórico en alto relieve; además se
habían construido palacios, templos, conjuntos habitacionales, y las calles y avenidas que
dieron forma al trazo reticular de la ciudad.
6) FASE TLAMIMILOPA (250-450 d.C.)
En fase la ciudad abarca una extensión cada vez más restringida, pues cuando mucho llega
a 22 kilómetros cuadrados; sin embargo, los datos proporcionados por la arqueología
sugieren que durante esta fase se dio un rápido crecimiento de la población y por primera
vez la ciudad llegó a vivir una situación de hacinamiento, con 65 mil habitantes, muchos de
los cuales ocupaban conjuntos departamentales ubicados entre angostos callejones de
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acceso. Es muy posible que en la fase Tlamimilopa fueran construidos la ciudadela y el Gran
Conjunto, edificios que forman una especie de mega-complejo, circundado por calles anchas y
plazas, con espacios al aire libre más extensos que en cualquier parte de la ciudad, cuyas
características permiten suponer que además de albergar al centro administrativo, se
encontraba el mercado principal de Teotihuacan.
7) FASE XOLALPAN (450-650 d.C.)
En esta fase la ciudad llega a su máximo esplendor, es la época mejor estudiada, porque al
ser el último monumento constructivo, sus edificios no quedaron, como los anteriores,
cubiertos por construcciones superpuestas. Sin embargo es notable el hecho de que su área
no sólo no aumentó, sino más bien que se redujo de 22 a 20 kilómetros cuadrados, y su
densidad llegó a ser bastante más alta que en periodos anteriores. Con base en el número y
disposición de los edificios residenciales y semi residenciales, se ha calculado una población
cercana de 100 mil habitantes (aunque algunos autores la calculan en 200 mil o más).
La fase Xolalpan es también la de mayor expansión colonizadora, cuando se dio la
penetración teotihuacana hacia regiones lejanas, dirigida por las élites militares que al
parecer gobernaron ese tiempo, después de desplazar del poder a la clase sacerdotal. Debe
haber llegado un momento en que las tierras disponibles del valle de Teotihuacan se
saturaron y la población urbana ya no pudo absorber a la población excedente. Así, la
participación de nuevos grupos sociales, que se infiere por los datos arqueológicos
habitacionales, debió presionar a favor de una redistribución demográfica de la ciudad o, bien
marco una tendencia hacia la expansión externa.
Al no contar con un ejército poderoso para someter a la población de las regiones que
invadían, es posible que los dirigentes teotihuacanos utilizara a algunos cazadores que
merodeaban por los alrededores, para encargarlos de tomar por asalto las pequeñas
ciudades y poblados a donde llegarían luego los especialistas planificadores y constructores
cuya presencia es confirmada por la arqueología.
La expansión se realizó respetando los límites impuestos por la concentración de los
recursos en la zona rural inmediata; en los territorios situados más allá de esos límites,
comenzó a surgir una serie de ciudades satélites en donde se reprodujeron algunos
elementos y características de la metrópoli, pero que desarrollaron una dinámica propia, en
virtud de sus características particulares, tanto socioculturales como geográficas.
9) FASE METEPEC, ÚLTIMA ÉPOCA TEOTIHUACANA (650-750 d.C.)
A mediados del siglo VII, en Teotihuacan empieza a manifestarse una pérdida de población
considerable, reducida a 70 mil para el año 700 d. C.; su expansión a otras regiones
convertidas bajo su influencia en nuevos “polos de desarrollo” parece haber provocado un
desplazamiento demográfico hacia aquellos sitios cuyo crecimiento entro en competencia con
el poder central de la metrópoli, y Teotihuacan sucumbió ante el poderío de sus antiguas
colonias; Cholula, Xochicalco, Tula, Teotenanco. La ciudad fue destruida, incendiada y
saqueada; sus antiguos dirigentes la abandonaron y se dispersaron por el área rural
contigua, donde levantaron nuevas construcciones administrativas. Es el momento que
marca el fin de Teotihuacan y el principio de la hegemonía de la ciudad de Tula, cuya época de
esplendor corresponde al periodo posclásico.
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Entre los diversos factores propuestos por los investigadores para explicar la caída de
Teotihuacan, destacan los siguientes:
a) Rebeliones de algunos grupos rurales dependientes de la ciudad, que buscaron liberarse
de la excesiva carga tributaria.
b) Desequilibrio ecológico provocado por crisis agrícolas y sobrepoblación de la ciudad.
c) Surgimiento de grupos militaristas, contrarios a la teocracia, que aprovecharon la pérdida
de efectividad de ésta para solucionar las crisis agrícolas.
d) Desarrollo propio de las comunidades satélites, Tula particularmente, que con el tiempo
lograron controlar su propia región y área de influencia, escapando del control
metropolitano, cada vez más debilitado.
III.-LA ESTRUCTURA SOCIAL EN TEOTIHUACAN
De acuerdo sobre las interpretaciones sobre esta cultura, vigentes hace poco tiempo, y
debido a la gran cantidad de datos y elementos religiosos obtenidos por los arqueólogos, se
suponía, que el Estado Teotihuacano había sido un Estado eminentemente teocrático y que
su gobierno había mantenido un carácter sagrado hasta el momento de la destrucción de la
ciudad. Sin embargo recientes hallazgos de objetos no religiosos, muchos de ellos de
carácter guerrero, indican que Teotihuacan contó con fuerzas militares desde sus inicios, y
eso le permitió controlar otros grupos sociales asentados en un ámbito cercano, y quizá
dominar muchas sociedades de su época ubicadas en sitios más lejanos en el amplio
territorio mesoamericano.
Por otra parte, estos hallazgos permiten suponer la suposición de que en Teotihuacan,
existió la práctica de los sacrificios humanos, al menos durante la primera fase de su
desarrollo histórico, pues se encontraron unos 200 esqueletos humanos con evidencias de
haber sido víctimas del sacrificio. Este hallazgo vino a cambiar la idea que se tenía acerca del
pensamiento, la ideología y el gobierno de Teotihuacanos, cuya sociedad se había
considerado como una “teocracia pacifica”.
Con referencia a la estratificación social, mediante los restos arqueológicos se puede concluir
que en la época de auge de la ciudad, la sociedad teotihuacana estaba distribuida de manera
jerárquica y el nivel más alto estaba ocupado por una minoría dominante representada por
jerarcas políticos sacralizados, que encabezaban la burocracia estatal dedicada a la
administración, la milicia t el orden. Seguían los artesanos, divididos según su especialidad y
en el nivel social más bajo, el grueso de la población dedicado a las labores agrícolas.
Estudios arqueológicos realizados en Teotihuacan permiten observar un patrón interesante
sobre la forma en que influía la estratificación social y en particular, las actividades
desempeñadas por cada grupo en la distribución residencial de la población. Tales estudios
sugieren que los criterios de alojamiento fueron más de tipo laboral que familiar pues, de
acuerdo con el patrón de asentamiento, parece haber existido por parte de la dirigencia
estatal una marcada tendencia a influir sobre la población con el fin de que buscaran
establecerse en viviendas agrupadas según su especialidad productiva.
La clase dirigente y la burocracia estatal vivían en el centro de la ciudad, mientras que el
resto de la población habitaba en conjuntos departamentales, de los cuales se han
encontrado alrededor de dos mil 200, de los cuales 400 eran habitados por especialistas
manufactureros y artesanales, y el resto por labradores encargados de cultivar las tierras del
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estado. Cada uno de esos departamentos conformaba una unidad independiente, rodeada
por grandes muros y separad de habitaciones contiguas por calles estrechas, quizá con el
propósito de que los dirigentes pudieran controlar el acceso a éstas; esa disposición
habitacional, agregada a otros elementos, parece demostrar en Teotihuacan la existencia de
un estado que intervenía de manera directa en todos los aspectos de la economía y la
regulación social, y garantizaba el tributo y la localización de la fuerza de trabajo de acuerdo
con sus intereses.
Cerca del centro de la ciudad se hallaban las habitaciones de los trabajadores calificados,
principalmente los especializados en la producción de instrumentos de obsidiana, uno de
cuyos más grandes talleres se encontró adyacente a la pirámide de la Luna. Además de los
departamentos que daban cabida a los talleres de obsidiana, había otros ocupados
especialistas en diversos ramos de la fabricación; se encontró cerca de 150 talleres
ceramistas, algunos de los cuales perduran durante toda la existencia de la ciudad, según
muestran los estratos arqueológicos. Los obreros de la construcción también vivían en
departamentos divididos de acuerdo a su especialidad, y entre estos los más calificados eran los
escultores y pintores muralistas, cuyas obras han dejado evidencia de los especialistas en
cultura no material: astrónomos, matemáticos, poetas, danzantes, músicos, curanderos,
malabaristas y atletas.
En esas muestras del arte Teotihuacano se pueden encontrar además la presencia de
aquellos especialistas en trabajar con materiales perecederos de los que casi no hay rastro,
como los tejedores, cesteros y patateros, y los que producían objetos suntuarios y utilitarios de
pluma, de piel y de madera, todos ellos dedicados a reforzar la imagen elitista de los
dirigentes y a reforzar la socialización por medio del ritual político-religioso.
La clase de comerciantes presentaba varios niveles, desde los humildes puesteros del
mercado local, hasta los grandes mercaderes que, de manera semejante a los del tiempo del
posclásico registrados por las crónicas, deben haberse encargado de dirigir las caravanas
compuestas de cargadores que transportaban sobre su espalda los productos de intercambio
con otros pueblos, cercanos y lejanos. Muchos de los objetos encontrados en Teotihuacan, y
en lugares tan alejados como Tikal, son prueba del constante traslado de mercancías de un
lado a otro.
Se encuentran asimismo conjuntos departamentales que demuestran la presencia de
inmigrantes, como el barrio habitado por personas procedentes de Oaxaca, en donde se
encontró una tumba con el estilo propio de la cultura de Monte Albán; había además otros
sitios habitados por personas procedentes de las Costas del Golfo de México, la Huasteca y
Veracruz. La existencia de estos enclaves de inmigrantes permite suponer que Teotihuacan
era una “ciudad internacional” donde vivían, o al menos pasaban temporadas, personas
pertenecientes a otras sociedades mesoamericanas, llegadas de lugares muy distantes.
Es importante destacar que a través de la existencia de estos tres sectores dentro de la
sociedad urbana -el grupo dirigente, los artesanos especialistas y el grueso de las población
campesina- es posible distinguir la separación entre la ciudad y el campo, entre las
actividades intelectuales y artesanales por una parte, y las propiamente agrícolas por otra.
Puede verse además de manera clara el papel que desempeñaba cada clase social; el grupo
dirigente, apoyado en su sistema de creencias religiosas, aportaba una serie de adelantos en
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astronomía, en matemáticas en filosofía, en arquitectura, etc., y quizá llegaron a crear un
sistema de escritura ideográfica que no logró preservarse, que podía ser el antecedente de los
códices creados en etapas posteriores. El grupo artesanal debió tener una división del trabajo
bien marcada, al dedicarse en primer lugar a satisfacer las necesidades de la clase dirigente. Por
ultimo, la mayoría de la población dedicada a las tareas agrícolas era la que, al proporcionar los
recursos alimenticios, sostenía el peso de la sociedad urbana.
Hacia finales del siglo VI y durante la primera mitad del siglo VII, adquirieron importancia los
militares, hecho que se manifiesta en la existencia de múltiples figurillas que representan
soldados, lo cual parece reflejar la participación de buena parte de la población en la
actividad guerrera durante la última fase de la ciudad. Por esa época, el grupo político que se
había ubicado hasta entonces en el centro religioso, se desplazó hacia un conjunto de
edificios públicos al que los arqueólogos llaman “la ciudadela”, reubicación que puede
interpretarse como un cambio de valores en el gobierno de la metrópoli que ahora daba
prioridad al quehacer político-militar sobre lo religioso. La ciudadela estaba flaqueada por dos
grandes palacios con características semejantes, cuya disposición sugiere la posible
existencia de dos linajes de dirigentes que encabezan un gobierno dual, representante de dos
sectores: el centralismo urbano y el expansionismo militar. Al parecer se trataba de una
separación institucional que relegó a segundo término los aspectos sacralizados del poder, y que
al parecer se manifestó en un divorcio entre gobernantes y gobernados, pues se levanto una
muralla tipo fortaleza alrededor de la Ciudadela.
1) ECONOMÍA TEOTIHUACANA.
Como se ha expresado en páginas anteriores, Teotihuacan ofrecía un potencial agrícola
superior a otras regiones vecinas, gracias a sus recursos acuíferos que permitieron llevar a cabo
un exitoso proyecto agro hidráulico desde fechas tempranas de su historia. Las plantas cultivadas
por los teotihuacanos eran el maíz en tres de sus variedades, el fríjol negro, varias especies de
calabaza, el chile, el tomate, los quelites y la tuna. Las actividades recolectores se concentraban
en la papa silvestre, tule, verdolaga y huizache. Los animales más aprovechados además
de la fauna lacustre propia de la región, eran el venado cola blanca, el conejo y la liebre, además
del perro y en menor cantidad el guajolote.
Sin embargo, yen virtud del carácter urbano de Teotihuacan, a economía se diversificó hacia
otras actividades no agrícolas. Desde los primeros años de su existencia, la ciudad controló
las minas de obsidiana de un cerro situado en la sierra de Pachuca, y utilizo esa materia
prima en el desarrollo de una importante industria que atendía a una demanda variada de
utensilios y armas fabricadas con ese material. El estado teotihuacano tenía además bajo su
control los yacimientos de cal, de cinabrio, de piedras verdes semipreciosas, y de algunos
metales. La cerámica debió ser también una industria importante, ya que se encontraron
cerca de 150 departamentos habitados por personas dedicadas a esta actividad, productores
tanto de cerámica de uso domestico, como de suntuarios y ceremoniales.
Por otra parte, hay evidencia clara de la existencia de relaciones comerciales con otras áreas
ubicadas fuera del control del estado teotihuacano, lo cual se manifiesta en la presencia de
objetos procedentes de sitios lejanos, tales como plumas de quetzal, caracoles y conchas de mar,
pelotas de hule para el juego ritual, algodón, y múltiples objetos de cerámica de indudable
procedencia externa.
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2) RELIGIÓN EN TEOTIHUACAN
La religión de los pobladores de la gran metrópoli puede conocerse por medio de dos
importantes fuentes: sus obras de arte y los relatos sagrados de sus herederos culturales,
toltecas y aztecas, a través de las crónicas. Fueron precisamente éstas las que dieron a la
antigua gran ciudad el nombre náhuatl de Teotihuacan, el “lugar donde los hombres se hacen
dioses”, las leyendas y los mitos creados por los habitantes del altiplano central en el periodo
posclásico atribuyen la construcción de la ciudad, ya para entonces abandonada, a la obra
de gigantes que levantaron esplendorosos palacios y enormes templos piramidales, para
reverenciar a los dioses allí reunidos con el propósito de crear los seres humanos y todo
cuanto existe en el cosmos.
El primer testimonio de estas creencias consiste en un mito traducido del náhuatl, recogido por
Bernardino de Sahagún a través de sus informantes aztecas; en dicho mito se narra cómo,
después de cómo el mundo había sido destruido cuatro veces consecutivas, los dioses se
reunieron en Teotihuacan para hacer posible la aparición de un nuevo sol, el Quinto Sol, y
gracias al sacrificio de los dioses volvió a brillar la luz del sol sobre la tierra. La figura del dios
Nanahuatzin, que se arrojo al fuego para transformarse en sol, será un símbolo de gran
significación a lo largo de la evolución religiosa de los pueblos nahuas y Teotihuacan, donde
ocurre aquel hecho portentoso, fue considerado lugar sagrado para el pensamiento de los
antiguos mexicanos.
Pero es difícil distinguir en los mitos de las culturas nahuas del Posclásico, los elementos
originales de la religión Teotihuacana, puesto que al crear esos mitos, los dirigentes toltecas y
aztecas impusieron algunos cambios en la ideología religiosa sustentada por los habitantes de la
“ciudad de los dioses” a fin de adecuarla a la nueva situación de dominio político en su particular
momento histórico.
No obstante, persistieron los principales representantes del panteón teotihuacano, cuyos
nombres en náhuatl se han aplicado a las imágenes de los dioses, plasmadas en el arte de la
antigua ciudad: Tláloc, el señor de la lluvia, y de todo aquello asociado con el agua benéfica para
fertilizar la tierra; Chalchiutlicue, contraparte femenina de Tláloc; Quetzalcóatl, la serpiente
emplumada, con sus múltiples atributos entre los que destaca la función de transportar las
aguas terrestres con su sinuoso cuerpo con las sagradas plumas de quetzal, cuyo color
recuerda el verde de la vegetación. Se veneraba también en Teotihuacan a un dios, presente
en el valle de México desde los tiempos de Cuicuilco, se trata del dios del fuego, Huehuetéotl,
literalmente “el dios viejo”, que carga sobre sus espaldas encorvadas un brasero con el fuego
primigenio. El jaguar hace también acto de presencia en el arte teotihuacano relacionado
con el ceremonial religioso, por lo que es posible que formara parte del conjunto, de los dioses
venerados en la antigua ciudad.
3) ARQUITECTURA
La pirámide del Sol, constituye la primera gran manifestación de la arquitectura teotihuacana;
construido en la etapa inicial de la ciudad, bajo el modelo de basamentos superpuestos
característicos de la pirámide mesoamericana, este edificio muestra la macada tendencia a la
monumentalidad y a la simplicidad geométrica propios del estilo teotihuacano. Por sus
dimensiones (su base 222 x 225 metros, y cuya altura es de 63 metros), figura entre las más
grandes de Meso América, a pesar de haberse en fechas tempranas del desarrollo
13
tecnológico de los pueblos del altiplano, y los mismos teotihuacanos no volvieron a construir otro
monumento de tales dimensiones. La pirámide de la Luna, edificada después que de la del Sol y
ligeramente menor que ésta, se encuentra ubicada en el extremo norte de la avenida de los
muertos; ambos edificios tienen una orientación deliberada en relación con el cosmos y los
puntos cardinales, incluyendo a la mencionada avenida que corre de norte a sur,
paralelamente al lado poniente de la pirámide del Sol.
La tercera construcción importante es la llamada pirámide de Quetzalcóatl, erguida en la fase
Miccaotli (150 a 250 d. C.), considera considerada como uno de los más ricos e interesantes
ejemplos de arquitectura religiosa de esta cultura, aun cuando ahora sólo puede apreciarse
uno de sus lados,; el cuerpo de esta pirámide tiene un revestimiento de piedra labrada en el
que se aprecia un elemento arquitectónico conocido como tablero sobre talud, quizás usado
por primera vez en Teotihuacan y presente en varios de sus edificios, que se convirtió en un
rasgo distintivo de su influencia, todos los sitios de Meso América,
donde llega a
encontrarse; se trata de elementos horizontales salientes, resaltados por un grueso marco de
piedra, cuya función consistía en romper el sentido ascendente del talud o cuerpo inclinado
de la pirámide, muy posiblemente con la intención de dar una sensación de horizontalidad de
acuerdo con la marcada tendencia de los arquitectos teotihuacanos.
Sin embargo en el caso particular de la pirámide de Quetzalcóatl, el tablero sobre talud se
repite varias veces hasta llegar a la cúspide, cubriendo la mayor parte del cuerpo del edificio, con
excepción del espacio dedicado a la escalinata. Cada uno de los tableros contiene
esculturas en alto y bajo relieve, originalmente pintadas con vivos colores, que muestran de
manera alternada las cabezas de bulto de dos divinidades: el propio Quetzalcóatl a quien se
supone fue dedicado este templo piramidal y un dios relacionado con la lluvia y el maíz, los
espacios entre cada una de las cabezas están decorados en bajorrelieve figurando el cuerpo
cubierto de plumas de la serpiente divina, sin faltar su cola de cascabeles.
En fechas posteriores, quizá ya en la fase Tlamimilolpa (250 a 450 d. C.), la fecha principal
de la pirámide de Quetzalcóatl fue tapada por otros tableros lisos, conforme a la típica
costumbre Mesoaméricana de añadir o recubrir elementos arquitectónicos, sin destruir la
estructura anterior, alrededor de estos dos templos adosados, fue construido el conjunto de
La Ciudadela, consistente en plataformas elevadas de dos o tres niveles, dispuestas de
modo que sirvan de marco a la gran plaza central hundida, con sus dos templos principales
al fondo y una plataforma baja en medio, destinada tal vez a las danzas rituales, pues la
plaza era una enorme área libre capaz de alojar alrededor de 60 mil personas.
En esta fase, Teotihuacan mostraba ya claramente su división en cuatro cuadrantes,
marcada por el eje de la avenida este y oeste que en realidad formaban una sola calle,
perpendicular a la Avenida de los Muertos que había alcanzado ya su máxima extensión y
tenía cuatrocientos metros de ancho; ambas avenidas se intersecaban en el punto de
localización de la ciudadela convirtiendo a este conjunto arquitectónico en el corazón de la
ciudad por tratarse del centro ceremonial de los Teotihuacanos y quizá también de los
peregrinos procedentes de las regiones sometidas al dominio de la gran metrópoli.
Como uno de los grandes factores para el desarrollo de la arquitectura mesoamericana, se
generaliza en los edificios teotihuacanos el uso del pilar de mampostería que sirve de apoyo
al techo plano, permitiendo una mayor amplitud en los espacios interiores. Este funcional
elemento arquitectónico no fue adoptado por los mayas clásicos no obstante la influencia que
14
ejerció sobre ellos Teotihuacan, pues como se explico en su oportunidad los mayas de ese
periodo no utilizaron el techo plano sino un elemento conocido como Arco falso que no
proporciona a los edificios una gran consistencia. Por otra parte, las construcciones
teotihuacanas tienen una cimentación muy firme, y sus muros exteriores, también de
mampostería, presentan refuerzos internos de madera en forma de rejillas o de castillos,
sirviendo algunos de contrafuertes para los muros interiores. Tanto los muros como los pisos,
interiores y exteriores, están cubiertos por lo general de concreto hecho con polvo de tezontle
y cal, aunque hay algunos cubiertos con mica. Además, es importante destacar que la ciudad
tenía un sistema de callejones que partían de cada edificio para conectarlo con otros que, a
lo largo de la Avenida de los Muertos y aprovechando la pendiente natural del terreno,
llegaban a la barranca que atraviesa la ciudad de oriente a poniente.
En general, todo el conjunto de la gran metrópoli, permite conocer la concepción urbanística de
los teotihuacanos y sus avanzados conocimientos científicos aplicados a la construcción de
obras públicas, tanto arquitectónicas como de ingeniería.
4) PINTURA TEOTIHUACANA
La pintura teotihuacana es una de las manifestaciones artísticas más sobresalientes del
ámbito cultural mesoamericano, ya fuera expresada en los muros de los palacios y templos, y
en la cerámica ritual, y ocasionalmente en objetos tales como la concha de mar, la pintura
teotihuacana muestra un estilo inconfundible que va desde lo simplemente decorativo, hasta
lo mitológico y descriptivo. Aparte de su valor estético, esta pintura, con una temática
esencialmente religiosa, constituye una rica documentación que permite acercarse al
conocimiento del sistema de ideas y creencias de esta importante cultura mesoamericana.
Al estudiar estas pinturas, se puede observar de un modo general que fueron hechas
mediante dos procedimientos el primero llamado al fresco consistía en extender sobre el
muro construido con piedras y barro una gruesa capa de barro de unos diez centímetros de
espesor, mezclado con pequeños fragmentos de tezontle; sobre ésta se aplicaba un nuevo
aplanado de mezcla, muy fina, con una gran proporción de cal de dos a cuatro milímetros de
grueso; que en seguida sobre la mezcla todavía húmeda se dibujan los motivos principales
de la composición, con una línea roja de un color muy suave, se llenaban luego los campos
con tintas planas, usando colores de origen mineral, entre ellos el rojo en dos tonalidades,
oscuro y claro, el amarillo, el verde y un azul turquesa característico. En algunos casos
parece que la pintura todavía fresca se bruñía con una piedra muy fina, hasta que adquiría
gran dureza y brillo, lo que hacia a la pintura muy resistente ante los agentes ambientales.
La otra técnica que sólo se ha encontrado en pinturas de la fase Miccaotli, se asemeja a lo que
ahora se llama “al temple”, es decir, que el color se aplica sobre una superficie seca, por medio de
un pegamento, alguna clase de goma; los colores, que ofrecen una gran variedad de tonos, se
extienden para formar capas muy delgadas y quebradizas, sobre un aplanado finísimo de barro,
en el que se trazan los dibujos en líneas muy delgadas en negro. En los casos en donde las
pinturas se superponen, es fácil observar las diversas capas que las forman; como se puede
comprender, estas pinturas son muy delicadas y no pueden quedar expuestas a la intemperie.
Entre las escenas rescatadas por los arqueólogos, sobresale una de singular importancia,
tanto por su valor estético como por los datos que ofrece para acercarse al conocimiento del
15
pensamiento religioso de esta cultura. Se trata del llamado Tlalocan o paraíso de Tláloc, que
cubría en su totalidad las cuatro paredes de un pequeño patio en el Tepanatitla, pero las
escenas de más contenido simbólico se encuentran en la pared oriente pues, según se sabe
por las crónicas aztecas, en el oriente se sitúa la residencia mítica del dios de la lluvia, lugar
paradisíaco a donde iban las almas de los humanos que, de una manera directa o indirecta,
habían muerto por causas atribuidas a Tláloc: ahogados, hidrópicos, heridos por un rayo, etc.
Esas personas eran enterradas con una rama seca en la mano que había de reverdecer al
entrar al paraíso.
El mural del Tlalocan ofrece una escena alusiva a esta creencia en la vida después de la
muerte, enmarcada por anchas bandas adornadas con elementos relacionados con los
atributos de dios; tal escena se presenta dividida en dos partes, una encima de la otra; en la
parte superior aparece el dios Tláloc con su característica cabeza de ave, sobre un trono
adornado con elementos acuáticos, flaqueado por dos sacerdotes que arrojan ofrendas en su
honor. El dios porta una mascara de jade y cubre su cabeza con un gran tocado de plumas
de quetzal. Sobre el tocado surgen dos árboles en cuyas ramas entrelazadas se observan
pájaros y mariposas que parecen revolotear alrededor de las flores que brotan de cada rama.
Un detalle de gran simbolismo se muestra más abajo; de la mascara bucal y de las manos
abiertas del dios, manan gotas y chorros de agua que se convierten en torrentes en cuyos
remolinos, que además sirven de marco a la composición de la escena superior, aparecen
animales acuáticos alternados con algunas imágenes de pequeños tlaloques.
En la parte inferior del mural se encuentra propiamente el paraíso, delimitado por dos
torrentes que, en ambos extremos, brotan de las fauces de un monstruo, para convertirse
luego en ríos sinuosos bordeado por plantas de maíz y árboles floridos, que terminan al pie de
una pequeña loma que parece ser el único elemento terrestre en la escena, pues todo el campo
de fondo, aun cuando esta pintado de rojo, se figura en un espacio etéreo, en donde los elegidos
de Tláloc, cada uno portando una planta reverdecida, se entregan gozosos a diferentes juegos
en actitudes casi infantiles, o bien danzan, nadan en las aguas de los ríos, se secan con una
manta o entonan himnos de alabanza a su dios.
Aparte de su contenido simbólico, el Tlalocan constituye una valiosa muestra, aunque no la
única, de la calidad artística de la pintura teotihuacana; su armoniosa composición de
colores, formas y líneas, así como el dinamismo rítmico de algunas figuras humanas en la
escena del paraíso, revelan el manejo del dibujo y de la técnica a que llegaron los artistas de esta
cultura del periodo Clásico.
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CAPÍTULO II.- CULTURA TOLTECA
1) FUENTES DE INFORMACIÓN PARA EL ESTUDIO DEL COMPLEJO TOLTECA
a) Historia Tolteca Chichimeca, redactada en 1545.
b) Los Anales de Cuautitlán redactada en 1570.
c) Historia de las cosas de la Nueva España, de Fray Bernardino de Sahagún, escrita en
náhuatl con datos aportados por los indios.
d) La Leyenda de los Soles.
e) Las obras de Fray Juan de Torquemada.
f) La historia de Fernando de Alba Ixtlixóchitl.
g) La historia de Chimalpain
h) El Popol Vuh; EL Chilam Balam de Chumayel y los Anales Cakchiqueles, en donde se
están expresando las relaciones de mayas y toltecas.
Durante muchos años el estudio de la cultura tolteca se redujo a fuentes de información
citadas, y se recurrió a la intervención milagrosa para explicar lo confuso o desconocido; el
doctor Alfonso Caso llamo ingenua a esa etapa de interpretación. En esa época, los datos son
principalmente mitológicos.
Como todas las interpretaciones que servían para interpretar la historia de los llamados
toltecas, resultaban dudosas, pues eran mitos los que proporcionaban información, sin poder
hacer comprobaciones, se llegó a dudar hasta de la existencia real de los mismos. Esa fue la
etapa escéptica.
Pero a la luz de las investigaciones, de este siglo, que aportan abundante material, la
interpretación tendría que ser crítica, pues identificar los datos que proporcionan las fuentes
antiguas con los arqueólogos, etnólogos y lingüistas, logrando un todo congruente, ha sido
objeto de los investigadores rectificando o ampliando antiguos conceptos, para hacer más claro
el complejo tolteca.
2) EXTENSIÓN DEL COMPLEJO TOLTECA.
Encontramos restos de cultura tolteca en el Valle de Toluca, en el Estado de Morelos; en gran
abundancia en el Estado de Puebla (Cholula); en el Valle de México (Azcapotzalco), en el Estado
de México (Teotihuacan), en el Estado de Querétaro (Toluquilla y Ranas) y principalmente
en el Estado de Hidalgo (Tula).
Esta civilización se difundió hacia el sur hasta la costa Atlántica, llegando a Tabasco de
donde paso a Yucatán, a Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua.
I.- ORIGEN DE LOS TOLTECAS
Ixtlixóchitli, que era de raza indígena, señaló muchas de las tradiciones de sus antepasados en
la obra que escribió en la obra que escribió en el siglo XVI, iniciando la historia de los que el
denominaba toltecas, con la leyenda de la creación del mundo y de los cuatro soles que
simbolizan las eras, a través de las cuales se ha desarrollado la vida.
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1) LEYENDA DE LA CREACIÓN DEL MUNDO Y DE LOS SOLES
Se suponía que el mundo y la primera pareja de la que descendía el género humano, habían sido
credos por Tloque Nahuaque, su dios principal.
EL género humano fue casi exterminado por abundantísimas lluvias, por lo cual a esta
primera era se le llamó Atonatiuh que quiere decir sol de agua.
Los supervivientes se multiplicaron formando nuevamente un grupo numeroso. La tierra
entonces estuvo habitada por una raza de gigantes; pero fuertes terremotos acabaron con
ellos salvándose algunos. Es esta la segundad edad llamada Tlatonatiuh que quiere decir sol
de tierra.
Los hombres gigantes fueron aniquilados por terribles huracanes que hicieron que cayera el Sol
y la Luna y que todo se destruyera, muriendo casi todos los hombres; los pocos que
escaparon quedaron convertidos en monos; en esta tercera edad llamada Echecatonatiu o sol
de viento. En esta etapa vivieron los xicalangas y los olmecas, quienes aniquilaron a los gigantes
supervivientes fundando la ciudad de Cholula y se extendieron hasta Tabasco. Fue esta época en
la que apareció Quetzalcóatl.
La cuarta era fue la llamada Tleltonatiuh o sol de fuego, que termino con una conflagración
general (Posiblemente se alude al recuerdo de la erupción del volcán del Xitle, en la serranía del
Ajusco, en el Valle de México).
2) LA PEREGRINACIÓN TOLTECA.
Ixtlixóchitl afirmaba que las tribus vinieron del noreste guiadas por Hueman, haciendo su
primer alto en Huehuetlapallan que quiere decir tierra roja y grande; se sitúa en este lugar, en la
confluencia del río Gila y Colorado.
Después de vivir años de prosperidad en Huehuetlapallan y de haber fundado varias
ciudades en todas las regiones, pues la población creció grandemente, se inicio guerra entre
ellos y quienes fueron derrotados tuvieron que abandonar aquellas tierras peregrinando hacia
el sur.
Salieron de allí los toltecas aconsejados por su guiador, en peregrinación hacia el sur,
atravesando Hueyxallan, Xalisco, Chimalhuacán, Tuxpan, Zacatlán, Tutzapan, Tepella,
Mazatepec y otros lugares hasta establecerse en Tollán.
La peregrinación duro dos periodos de 52 años, o sean dos xiutlalpilli.
Se cuenta que al morir Huemac dejo un libro, el Teomoxtli, que quiere decir libro divino, en el que
estaban consignados todas las peripecias de la peregrinación y los progresos de su pueblo
en ciencias y artes y además, el terrorífico y adverso destino que les esperaba.
3) OTRA TESIS EN RELACIÓN CON EL ORIGEN DE LOS TOLTECAS
Se basa en los datos que aporta Sahagún: afirma que los Toltecas vinieron del Oriente. De
las páginas de su historia tomamos la siguiente cita, que servirá de base a las afirmaciones
posteriores. “….están hacia el nacimiento del sol y dicen que son tultecas, sus tierras son
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muy ricas, fértiles y abundosas, donde se da todo género de bastimento en abundancia; allí se
da mucho cacao y la rosa o especie aromática llamada teunacaztli, dase también allí el ulli, que
es una goma negra de un árbol que se llama olli….”
Según lo anterior, olmecas y toltecas no se diferencian. Además el historiador Othón de
Mendizábal afirma que, “tolteca” sólo designa los efectos del contacto de la civilización
olmeca con los habitantes de la altiplanicie, de raza nahua, que vinieron del norte y no de
ninguna manera una raza o pueblo.
En capítulos anteriores nos referimos a la cultura de la venta, afirmando que olmeca no
designa raza o pueblo, sino habitante de la zona del hule, y que son varios los pueblos que
entran dentro de esta denominación.
Como conclusión podemos afirmar que lo tolteca no es sino el resultado de la fusión de los
olmecas, habitantes de la vertiente del Golfo de México, y de los nahuas, habitantes de la
Altiplanicie.
4) ¿CUÁL ES LA VERDADERA TULA?
Las fuentes históricas al describir la maravillosa opulencia de la ciudad de Tula, no aportan
ningún dato exacto y concreto para situarla geográficamente, pues las crónicas sólo dicen que
tras larga peregrinación situáronse los toltecas definitivamente en Tollán. Pero ¿dónde está
Tollán? Este es el problema más debatido en los últimos años.
¿Tollán puede identificarse con la zona de Teotihuacan situado en el Estado de México? ¿Es la
zona de Tula en el Estado de Hidalgo?
El doctor Alfonso Caso y el profesor Jiménez Moreno, en unión de otras autoridades de la
materia, afirma que Tula en el Estado de Hidalgo es la Tollán clásica de la que hablan las
fuentes. A continuación damos algunas razones para fundamentar esta última afirmación que nos
parece valida.
1) Tula, que significa metrópoli, es el lugar donde vivió, es el lugar donde vivió Ce Acatl
Topilzin Quetzalcóatl; Sahún, al referirse a ella dicen “Tollán Xicocotitlán, que quiere decir
Tula junto a Xicococ, lugar donde reside el sacerdote que substituyo a Hueman. Muy
cerca de la actual ciudad de Tula se encuentran las ruinas de la antigua Tollán y también
el cerro llamado Jicuco.
2) Sahagún menciona el río San Lorenzo cerca de Tula con el nombre de Xicopoyan, y el río
con el nombre de Texcalapan, datos que pueden comprobarse con un mapa del siglo
XVIII.
3) La cerámica puede aportar una razón más a nuestra afirmación. La cerámica tolteca es la
MAZAPAN y ésta es, sin lugar a dudas, posterior a Teotihuacan.
4) Las exploraciones hechas en las zonas arqueológicas cercanas a la actual ciudad de Tula
nos suministran datos que, comparados con los obtenidos en regiones mayas, nos
autorizan a concluir lo siguiente: los rasgos toltecas de Chichén Itzá son derivados de
Tula en el hoy Estado de Hidalgo.
5) Tanto los Anales de Cakchiqueles, como el Chilar Balam de Chumayel, hablan de varias
invasiones toltecas, posiblemente la primera bajo el reinado de Kukulkán, nombre con el
que los mayas designaban a Quetzalcóatl.
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6) El doctor Alfonso Caso determina de manera clara y precisa, que se debe designar con el
nombre de Tolteca, todos los elementos culturales que se encuentran en el Nuevo
Emporio Maya, como resultado de la influencia de la cultura de la Altiplanicie y que no
existen en el Antiguo Emporio Maya.
II.- DESARROLLO DE LA CULTURA TOLTECA
1) CERÁMICA TOLTECA
Cajetes de color crema, parduzco y a veces casi blancos, decorado con rayas rojas
ondulantes.
Vasijas de color café pulido con tres patas y decoración roja.
Ollas en forma de barril con tapaderas cóncavas y tres asas, vasos con soporte cónico.
Además, la cerámica de barro fino anaranjada con plomizo, que se encuentra tanto en
Chichón Itzá como en Monte Albán IV y en Mazapa. (San Francisco Mazapa cercano a
Teotihuacan).
ESCULTURA TOLTECA.
Las realizaciones escultóricas son de gran belleza y ponen de manifiesto la sensibilidad
artística de esos hombres.
HALLAZGOS
a) Columnas en forma de serpiente; la cola es el capitel (parte superior de la columna), y la
cabeza el basamento. (Parte baja de la columna).
b) Ornamentación: frisos de guerreros, frisos de jaguares caminando y con collar,
maravillosamente armoniosos en su simplicidad.
c) Personajes acompañantes de una serpiente ondulante.
d) Cariátides.
e) Placas pectorales en forma de mariposa.
f) Lápidas con hombre pájaro- serpiente emplumada.
g) Anillos en el juego de pelota.
h) Representaciones de pájaros volando hacia abajo.
i) Chac-Mool
j) Glifos. Muy semejantes a los zapotecas.
CONSTRUCCIONES
Tanto los palacios como los templos eran construcciones de piedra y mezcla; por eso los
monumentos conservados hasta nuestros días, nos dan la impresión de eternidad. La
combinación de tablero, talud y molduras o cornisas salientes, en ocasiones alternadas con
corredores, son lo característico de esta arquitectura. Para la unión de las columnas usaban el
sistema de espiga y caja.
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2) ZONA ARQUEOLÓGICA DE TULA, HIDALGO.
Las exploraciones realizadas en esta zona han hecho posible la reconstrucción del
planeamiento de Tula y se han puesto al descubierto restos muy valiosos. Hagamos una
descripción de ella.
TLAXTLI O JUEGO DE PELOTA
Es una plataforma cercada por muros en talud; parte del estuco del suelo aun puede verse. Se
destaca en el lado sur, un portaestandarte que es la escultura de un tigre sentado. No puede
precisarse cual era el uso que se les daba a los nichos que se encuentran en la cabecera de
la cancha. Por haberse encontrado en ella varias esculturas derribadas se cree que estuvo
decorada con bajorrelieves.
3) PIRÁMIDE DE QUETZALCÓATL
Tiene 10 metros de altura y por base un cuadrado de cuarenta metros por lado; consta de cinco
cuerpos escalonados, con la típica combinación del tablero y el talud. Solamente una parte del
revestimiento subsiste y por él puede apreciarse la belleza de los bajorrelieves que adornan los
tableros; en ellos se combinan, alternativamente, una figura humana, que sale de las fauces de
una serpiente emplumada, con águilas devorando corazones sangrientos. El tablero va
coronado con un friso de tigres con collar y caminando, que tiene una gran semejanza
con los que adornan el juego de pelota en Chichén Itzá. Por el lado sur se encuentra la
escalera que conducía a la parte superior de la pirámide, donde se encontraba el templo
propiamente dicho del que no queda vestigio alguno.
La escalera, de la que solamente queda el primer escalón y los límites exteriores de las
alfardas, no arrancaba del piso sino de un pórtico espacioso, de 54 metros de largo por doce de
ancho, circundado por 3 lados con un muro de adobe con decoraciones de pinturas al fresco;
adosado a este se encuentra una banqueta que remata en una cornisa, decoradas ambas con
hermosos frisos; el de la banqueta representa guerreros o sacerdotes armados de escudos y
dardos; en las manos lleva un bastón, caminan todos mirando la escalera y la cornisa lo forman
una serpiente emplumada pintada de rojo, azul, amarillo , blanco, ocre y anaranjado, perfilada
con negro, que se repite cada cuatro piedras. En Chichén Itzá, en el altar del pórtico del
mercado se encuentra un friso idéntico.
En la base de la pirámide se pudo observar, al hacer las excavaciones, que esta había sido
seccionada intencionalmente (antes de la conquista) para esconder en su interior piedras
labradas del templo; ahí se encontraron cariátides que miden 4.60 metros de altura y que
representan un guerrero cuyo rostro estuvo pintado, pilares decorados que miden la misma
altura que las cariátides y que están formados de cuatro partes que embonan mediante el
sistema de espiga y caja.
De entre los escombros del derredor de la pirámide se sacaron unas pequeñas cariátides con los
brazos en alto y las manos volteadas hacia arriba, por lo que se supone que estas y las cabezas
servían de sostén a algo pesado. En Chichén Itzá, en el Templo de los Guerreros, se usó el
mismo sistema de esculturas para soportar los altares.
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4) ADORATORIO.
Son escasos los restos que quedan de él, por ellos se supone que fue una pequeña
construcción que descansaba sobre una pequeña plataforma que apenas se elevaba veinte
centímetros del suelo; la construcción era cuadrada, de 8.50 metros por lado y de 1.70 de
altura, con la combinación de tablero y talud. Entre los escombros que lo rodean se encontró
un fragmento de escultura que representa a un hombre acostado (Chac-Mool). Fue una
construcción del mismo tipo de la llamada “Casa de la Águilas”, en Chichén Itzá.
CERÁMICA DE TULA
Inmediatamente después de la roca virgen se encuentra cerámica de tipo Mazapa y en
menor cantidad la de tipo Coyotlatelco; inmediatamente después se encuentra cerámica
azteca sin mezcla, lo que fundamenta la afirmación de que, abandonada Tula por los
toltecas, pueblos chichimecas y posteriormente aztecas se establecieron en este lugar.
COSTUMBRES
ENTIERROS
Todos los encontrados corresponden a etapas aztecas; se identifican por la cerámica que
acompaña a los esqueletos.
VESTIDOS
Hilaban y tejían algodón obteniendo telas de diversa calidad. Los reyes usaban túnicas, se
adornaban con collares y orejeras, y usaban sandalias muy adornadas. Los sacerdotes
también vestían túnicas pero de color negro, y usaban tocados muy complicados; los
guerreros, una especie de armadura hecha de algodón acolchado, lanzas y macanas de
madera erizadas de punta de obsidiana. Los hombres vestían mástil (taparrabo), y de
jorongo en época de frío. Las mujeres usaban como falda una tira larga y ancha con
dobleces, sostenida por una faja en la cintura, camisa y huipil.
OCUPACIONES
Cultivaban El maíz, el algodón, el fríjol, el chile y otras plantas; eran carpinteros y realizaron
grandes construcciones.
COMERCIO
Los días del mercado se hacían periódicamente, cada mes o sea cada 20 días, en las
ciudades más importantes de la vasta región de influencia tolteca.
BAÑOS
Era de vapor y los llamaban temaxcal.
MEDICIÓN DEL TIEMPO
Tenían años de 260 días divididos en meses y ciclos de 52 años.
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II.- IDEAS RELIGIOSAS
Su dios principal según Ixtlixóchitl, fue Tloque Nahuaque. Adoraban al Sol, a la Luna, a la
fuerza fecundante de los rayos solares, personificándola en el dios Tenacatecutli que, en
unión con su mujer Omecihuatl moraba en los últimos cielos; a Tláloc dios de la lluvia;
rendían culto a una diosa Rana y a Quetzalcóatl, el creador de la cultura tolteca, Señor de los
Vientos y Lucero de la Tarde, que era representado por una serpiente emplumada.
Al referirse a los orígenes de Tula, las fuentes históricas nos hablan del predominio que
sobre los otomíes tuvo un grupo invasor acaudillado por Mixcoatl, quien posteriormente se
convierte en dios y contrae matrimonio con Chimalma, originaria de Culhuacán, con la que
tuvo un hijo, Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl. Las tradiciones conservadas en Tepozotlán,
parecen respaldar la idea de que Topiltzin pasó sus primeros años en el hoy Estado de
Morelos. Los anales de Cuautitlán fijan en el año 873 la llegada de Quetzalcóatl a Tula.
1) MITO DE QUETZALCÓATL
Establecido Quetzalcóatl en Tula, manda construir palacios suntuosos de diversos colores y
materiales: rosados y blancos, de conchas verdes, de jades transparentes o de turquesa;
bruñidos y resplandecientes, de plata; y lo que es más fantástico aún, casas construidas de
plumas policromadas de aves raras.
Quetzalcóatl era adorado en un CU (pirámide); en lo más alto descansaba su estatua
cubierta con finísimas mantas. Las gradas de la escalera que a él conducían eran tan
angostas que apenas cabía el pie.
Quetzalcóatl dio a los habitantes de Tula muchos conocimientos útiles, pues era un sabio,
también muy religioso, por lo que gustaba de martirizar su cuerpo, golpeándose duramente o
imponiéndose penitencias de diversa clases, como bañarse a medianoche; todo esto lo hacia en
bien de su alma.
Su pueblo fue poderoso, pero las clases, grandemente diferenciadas, la diversidad de las
razas (olmeca y nahua o nahoa), el desequilibrio económico y los diversos dioses
(Quetzalcóatl y Tezcatlipoca) que se dividían el culto, fueron los motivos de decadencia y
disgregación.
Sus enemigos adoradores de tezcatlipoca, que eran los pobres, los oprimidos, los de raza
nahoa, se sublevaron, despreciaron y vencieron, atacaron y destruyeron su culto; entonces
tuvo que emigrar; pero antes de abandonar aquella Tula esplendorosa, mando quemar sus
palacios únicos, enterró sus fabulosos tesoros en los cerros, en los lechos de los ríos, en los
barrancos. Ordenó a las aves raras y a los pájaros de vistoso plumaje que abandonaran esas
regiones.
2) RESURGIMIENTO DE LA CULTURA TOLTECA.
El abandono de Tula se realiza en el año 1065 y coincide con una etapa de disolución
cultural, pues pueblos con distintas religiones, costumbres, sistemas de organización social y
cultural, luchan entre si por dominar el Valle de México. Sintetiza este periodo la historia de
varias ciudades: Cholula, Estado de Puebla, Culhuacán y Texcoco, Estado de México,
Azcapotzalco en el D.F. En ellas se mezclan los grupos toltecas que no emigraron y que
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realizaron una conquista cultural pacifica entre los vencedores: a tal grado que la historia de
estas ciudades es la continuación de la cultura y poderío de Tula.
CHOLULA.- Estuvo ocupada por población de cultura arcaica, la que fue dominada por los
teotihuacanos; en esta época se hicieron grandes construcciones, entre las que se destaca una
gran plaza para ceremonias. Posteriormente, después de la dispersión de los toltecas, un grupo
de estos se estableció en Cholula y entonces se realizo un esfuerzo inconcebible, rellenar todos
los edificios de la gran plaza con adobes, así como los espacios, entre ellos para formar una
plataforma única y sobre ella construir altares para los dioses y habitaciones para los que tomaran
parte en las ceremonias.
CULHUACÁN.- En Culhuacán se establecieron los grupos más numerosos de filiación
tolteca después de la construcción de Tula en año 1065.
“Los Anales de Cuautitlán consignan que los culhuas vencieron a los teotihuacanos y vivieron un
tiempo en su capital (Azcapotzalco); más tarde se establecieron en Culhuacán; esta ciudad
Estado que predomino en el Valle de México por espacio de tres siglos, fu el asiento de una gran
cultura.
A principios del siglo XIII aparecen los primeros reyes chichimecas que suplantaron a los que los
culhuas llamaron toltecas. A fines del siglo XIV estalló una guerra civil cuyas
consecuencias, unidas a las provocadas por el naciente poder de tepanecas y aztecas,
provoco la dispersión del pueblo y Culhuacán casi quedo desabitada. En el actual pueblo de ese
nombre no hay ruinas de importancia y solamente en el cerro de la estrella, cercano al poblado,
existe un monumento conmemorativo de pasada grandeza.
3) TRADICIÓN CHICHIMECA
Ixtlixóchitl afirma que sus antepasados vinieron del noreste de un lugar llamado,
Amaquemecan guiados por Xolotl, su jefe; pasaron por diversos lugares hasta llegar a Tula,
en donde hicieron un alto, permaneciendo por poco tiempo, pues era un paraje destruido,
lleno de malezas. De ahí pasaron a Mixquiahuala, a Toxhpan, a Xaltocan, estableciéndose
definitivamente en Tenayuca, que quiere decir: “Lugar con muros o fortificado”. Hoy
pertenece al municipio de Tlanepantla del Estado de México; el conquistador Bernal Díaz del
Castillo la llamo “pueblo de las sierpes”, por la gran cantidad de esculturas en forma de
serpiente que rodean la pirámide que allí se encuentra.
Xolotl decidió tomar posesión, de toda la tierra de un mar a otro. Juntamente con su hijo
Nopaltzin y algunos otros miembros de su tribu, se llegó hasta la cumbre del monte que
llevaba su nombre, y ordenó que un chichimeca arrojara una flecha hacia los cuatro puntos
cardinales. Eso mismo se hizo desde otras seis eminencias, tratándose así el perímetro de
los del Chichimecatlalli, o sea lugar del asiento de los chichimecas. Establecidos en
Tenayuca aprendieron la agricultura y entraron en relación con otras tribus. Hasta aquí la
tradición.
TEXCOCO
Fue establecido en la margen oriental del lago de su nombre en el Valle de México. Los
datos que anotaremos a continuación corresponden al año 1300 en que Tlotzin ocupaba el
trono de Texcoco; le sucedió su hijo Quinatzin durante cuyo reinado dos pueblos invadieron
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su territorio; venían de la región Mixteca (norte de Oaxaca y sur de Puebla) eran estas
gentes tan superiores en cultura, que los manuscritos de esa época representan a los
invasores vestidos de telas, y a los habitantes de Texcoco vestidos de pieles. Introdujeron el culto
de Tezcatlipoca. Se transformo la vida del pueblo por la adopción de la cultura muy superior
de los inmigrantes.
El rey Quinatzin fue un conquistador, entendió sus dominios hasta las costas del Golfo de
México (Veracruz), y a él estaban sometidos sesenta pueblos. Texcoco y Culhuacán no
tuvieron choques porque estaban situados en regiones opuestas del lago.
AZCAPOTZALCO (tepanecas)
Al mediar el siglo XIV, Tezozomoc ocupa el trono de Azcapotzalco; éste era un conquistador y
comenzó a extender sus dominios. Como hemos anotado en capitulo correspondiente,
Culhuacán fue quien principalmente sufrió las consecuencias del crecimiento de los
tecpanecas, pues quedo con tan poco territorio que no podía proveer a sus necesidades ni podía
salir de sus fronteras, además estaba en completa decadencia. Por estas razones un grupo de
culhuas se traslado a Texcoco donde continuaron sus industrias.
Las tribus otomíes, asentadas en la rivera oriental del lago de Xaltocan y en algunos islotes del
mismo, quedaron oprimidas por los cual abandonaron la región, y se replegaron al norte del Valle
de México. Tezozomoc rápidamente se apropia de la región abandonada y llegaron hasta
Texcoco; los chichimecas se defendieron pero fueron vencidos. Culhuacán fue también arrestado;
casi todo el Valle de México quedó bajo sus dominios, menos la parte ocupada por la tribu azteca,
que ya estaba establecida en Tenochtitlán. Tezozomoc, olvidando su alianza con los aztecas, los
oprimió y puso también bajo su dominio.
En 1427 le sucedió en el trono Maxtla, su hijo; éste hostilizaba continuamente a los vencidos
mediante nuevas guerras al ir a exigir los tributos; entonces se unieron Tenochtitñen,
Tlacipan y Texcoco; vencieron a Maxtla, arrasaron y quemaron su ciudad, y haciendo una
excepción en sus costumbres su pueblo fue incorporado a los pueblos aliados.
4) HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS.
Comprueban las noticias anteriores los hallazgos arqueológicos en el Valle de México. A esta
etapa corresponde la cerámica Mazapa y Coyotlatelco, que lleva este nombre por los lugares
donde fue encontrado por primera vez, en las riveras occidentales del lago.
En Tenayuca se encuentra una vasta zona arqueológica muy importante, con una pirámide que
demuestra haber sido reconstruida cinco o seis veces, en el periodo de 1299 a 1509. La tercera
reconstrucción es una etapa de transición entre métodos primitivos y el estilo azteca, y las tres
últimas son puramente aztecas.
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CAPÍTULO III.- LAS TRIBUS NAHUATLACAS
Entre los siglos XII y XIII llegaron sucesivamente al Valle de México las siete tribus
nahuatlacas. Es un hecho curioso que fortaleció el poder de los chichimecas, en vez de
favorecer al resto de la población tolteca.
FUENTES HISTÓRICAS
Según algunos historiadores (Torquemada, Mendieta y Motolinía) Ixtac-Mixcoatl es el
antepasado remoto de los primeros pobladores; los hijos de su primera esposa son: Xelhua,
Tenuch, Ulmécatl y Xicalancatl y Otomitl; de su segunda esposa sólo tenía un hijo,
Quetzalcóatl, señor de loa toltecas. Estos son los fundadores de los pueblos que habían
salido de Chicomoztoc, peregrinaron hacia el sur y poblaron extensas regiones de la actual
República Mexicana.
En cambio en el Códice Vaticano, al hablar de las migraciones, afirma que vinieron de
Chicomoztoc; chichimecas, nonohualcas, michihuacas, cohuizcas, totonacas, cuaxtecas y
olmecas-xicalancas. Nótese que estos dos grupos casi siempre se presentan unidos en las
narraciones.
El códice Ramírez, documentado desde la clara influencia azteca, sugiere que del lugar
donde existían siete cuevas partieron exclusivamente siete tribus nahuatlacas; xochimilcas,
chalcas, tepanecas, culhuas, tlahuicas, tlaxcaltecas y mexicanos. Este documento especifica que
los culhuas son descendientes de los toltecas de Tula.
Existen como se comprende por lo expuesto, tradiciones diversas que confunden. Las
primeras son posiblemente ordenadas en Cholula, centro de gran cultura que antecede al
desarrollo de la civilización azteca, y las posteriores organizadas por los mexicas. Durante el
reino de Itzcoatl se destruyen muchas de las pinturas en que estaban consignadas las
tradiciones de los orígenes por el afán de incorporar leyendas de otros pueblos, con el fin de
engrandecer y ennoblecer a determinados personajes de gran autoridad entre los mexicas.
La Tira del museo, códice precortesiano, que no hace alusión a Chicomoztoc, presenta ocho
tribus: huexotzincas, chalcas, xochimilcas, cuitlahuacas, malinalcas, chichimecas, tepanecas y
matlatzincas.
I.- ORIGEN DE LAS TRIBUS NAHUATLACAS
1) CHICOMOZTOC
Debe tenerse este como un centro de carácter religioso y no de población. Sahagún, al
referirse a él dice: “Era un adoratorio donde diversas especies de gentes venían a hacer sus
devociones. Chimalpain afirma: Era un lugar donde los jefes de las tribus acostumbraban a ir,
llevando ramas de pino como ofrenda, cada vez que salían en plan de conquista a alguna
parte. En el Códice Vaticano se expresa que diversas tribus aparecen en las cuevas de
Chicomoztoc, con ramas de pino en la mano. En el Códice Ramírez, uno de los más serios
documentos, se expresa, que en una región denominada Aztlán (lugar de garzas), en el
paraje llamado Chicomoztoc (siete cuevas), vivían las tribus que se conocen como
nahuatlacas, en nuestros días mucho se ha discutido la localización de Chicomoztoc. En la
región llamada de “los llanos de Ixtlahuaca” sobre la margen derecha del río Lerma,
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coinciden la topografía y flora, exactamente con la descripción de las fuentes tradicionales y se
encuentran estructuras prehispánicas entre las que se distingue un adoratorio mazahua;
además, también hay gran cantidad de cerámica antigua.
2) SALIDA DE AZTLÁN
El códice Ramírez, es la fuente de información que nos servirá de base para proporcionar los
datos de la migración nahuatlaca, no nos informa acaezca de las razones por las cuales
tuvieron que abandonar la región de Aztlán y emprender marcha hacia el sur. Clavijero afirma que
la migración se inicio por consejo de Hutziton, el sacerdote o hechicero que tenía el don de
interpretar los designios de los dioses, transmitidos a los mortales por el canto de las aves.
Posiblemente las tribus se separaron del núcleo primitivo por razones exclusivamente
económicas; quizá la falta de medios de subsistencia, motivados por la falta de tierras
cultivables, haya obligado a estas tribus de tipo agrícola a buscar campos de cultivo que les
proporcionaba los medios de satisfacer las necesidades más urgentes.
Por una u otra causa las tribus nahuatlacas abandonaron Chicomoztoc-Aztlán para buscar
parajes en donde establecerse definitivamente. No salieron todas las tribus al mismo tiempo;
partieron primero los xochimilcas, que quiere decir “hombres de las sementeras de las
flores”; le siguieron los Chalcas, “gente de las bocas”; después los terpanecas “gentes del
puente o pasadizo de piedra”; los culhuas salieron enseguida, más tarde los tlahuicas y por
ultimo los tlaxcaltecas, pues los mexicas permanecieron más tiempo en su lugar de origen por
orden de su dios.
LUGARES DONDE SE ESTABLECIERON
Al llegar al Valle de México, los xochimilcas se establecieron en las márgenes del lago que por
esta razón lleva su nombre (Xochimilco); los chalcas escogieron otro pequeño lago al que también
dieron su nombre (Chalco); los tepanecas quedaron en Azcapotzalco que quiere decir
“hormiguero; los acolhuas, en Texcoco, en la margen del lago del mismo nombre. Como los
tlahuicas y los tlaxcaltecas se presentaron en el Valle de México cuando éste estaba
completamente poblado por las tribus que les precedieron y no les permitieron quedarse, se
vieron obligados a establecerse fuera del Valle de México, los tlahuicas en Cuauhnáhuac
(hoy Morelos) y los tlaxcaltecas en la región que lleva su nombre que hoy forma el Estado de
Tlaxcala.
3) SALIDA DE LOS AZTECAS
Salieron Por fin los aztecas, obedeciendo al dios Huitzilopochtli (colibrí zurdo) quien les
ordeno que partieran en busca de un paraje cuyas características el daría en su oportunidad.
A propósito de Huitzilopochtli, se ha llegado a suponer que al principio de la peregrinación no
era una divinidad, sino un sacerdote o hechicero que guió a las tribus en las primeras etapas,
y que posteriormente fue elevado a la categoría de divinidad. En todo el relato de la
peregrinación se mezclan las leyendas con algunos hechos posibles, de manera que no
deben tomarse al pie de la letra las narraciones aztecas, sino haciendo a un lado lo fantástico
y lo místico.
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4) ELECCIÓN DE HUITZILOPOCHTLI
Los aztecas habían tomado su nombre gentilicio del lugar de su procedencia: Aztlán. Pero al
pasar cerca de Culhuacán les hablo Huitzilopochtli para decirles que se apartaran de las
tribus que los acompañaban, pues los había escogido entre todos como un pueblo predilecto para
hacerlos poderosos en el lugar donde se encontrara una águila sobre un nopal, devorando
una serpiente. A cambio de eso se les pedía adoración y obediencia. También les ordeno que
tomaran otro nombre. Huitzilopochtli se llamaba Mexitli, que significa “xiote de maguey”, y dijo
a los aztecas que se debían llamar mexicas “Allí es puso un parche de trementina y plumas
en la orejas… y le entregó flechas, arcos, rodelas y todo lo que es necesario al mexicano para
la guerra.”
Cuatro sacerdotes encabezaron la peregrinación. El sacerdote Tezacóatl carga en un “quimil” la
imagen de dios. Le seguían Cuaucáatl y Apanecatl con la sacerdotisa Chimalma.
5) EL MITO DE QUILAZTLI
Entre los mexicas venía una mujer que era una gran hechicera, llamada Quillaztli; podía
adoptar la forma de diversos animales, cambiar el curso de los ríos, levantar y destruir
cerros; a las personas les comía parte del cuerpo sin que los sintieran con sólo mirárselas, y si se
lo proponía causaba la muerte. Cuando se hallaba en peligro llamaba a los animales en su auxilio
y los transformaba según le convenía, por ejemplo, un pájaro en un cuadrúpedo, tales prodigios
hacían que los miembros de la tribu le tuvieran miedo.
En una ocasión mientras dos guerreros cazaban, quiso burlarse de ellos y tomo la forma de
una águila y se paró en un nopal; cuando ellos quisieron cazarla, les hablo explicando que se
había burlado; los capitanes quisieron matarla, y ante el peligro que corría huyo llena de
despecho.
Continuó la marcha y los mexicas tuvieron que detenerse nuevamente en otro paraje, donde
según la tradición estuvieron seis años. Qulaztli no olvidaba la humillación sufrida y creyó
llegado el momento de vengarla. Se vistió con un traje de guerrero y fue en busca de los dos
capitanes para desafiarlos, les explico que ella podía desarrollar la fuerza y artimaña de
varios animales, que por eso era llamado también Conuacihuatl (mujer serpiente).
Cuauhcihuatl (mujer águila) Yoacihuatl (mujer guerrera) y Tzitzimicihuatl (Mujer infernal), que por
tanto estaba dispuesta a combatir con ellos. Los capitanes le contestaron: “No dudamos de tu
valor, pero no somos menos valerosos; más como eres mujer, no queremos aparecer como
cobardes al atacarte”, y se alejaron altivos y desdeñosos; no contaron nada de lo acontecido
por temor de que se supiera que una mujer les había desafiado.
6) EL ITINERARIO DE LOS AZTECAS
El camino que recorrieron los aztecas duró cerca de ochenta años, cruzando por extensas
zonas y deteniéndose en múltiples ocasiones a fin de sembrar y recoger la cosecha. Es muy
difícil fijar el itinerario de la peregrinación. Hay dos tendencia opuestas: la primera supone
que Aztlán estaba en Baja California cerca de los ríos Gila y Colorado y que por lo tanto
tuvieron que atravesar las regiones de Chihuahua, Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Zacatecas y
Michoacán, para entrar por el Estado de Hidalgo al Valle de México. Según la otra hipótesis,
Chicomoztoc y Aztlán no estuvieron lejos de Tula; todos los lugares citados en las
narraciones y pinturas de la peregrinación debieron de estar cercanos al Valle de México, y
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por lo tanto al derredor de éste, se realizo todo el camino, lo que no excluye que hayan
podido llegar a Michoacán, donde se dice que iniciaron los sacrificios humanos y dejaron un
núcleo de población a la orilla del lago de Pátzcuaro como afirman los mitos.
Durante el largo trayecto murieron los que habían salido de Aztlán y sus descendientes
continuaron el camino, dejando abandonados a los enfermos cansados y viejos. Decían las
tradiciones aztecas que cuando los caminantes estaban desalentados para seguir la marcha un
ave decía “tihui”, que quiere decir “adelante”.
7) MALINALXOCHITL
Entre los clanes mexicanos venia otra hechicera que se hacia pasar por hermana de
Huitzilopochtli y que se oponía constantemente a la autoridad sacerdotal, provocando
dificultades y conflictos; apurados los sacerdotes consultaron a Huitzilopochtli y éste ordeno
que Malinaxochitl, la que decía era su hermana, fuera abandonada en el camino. Así lo
hicieron una noche, y al día siguiente, viéndose burlada Malinaxochitl, juro vengarse de quien
la había dejado. Aquellos que se quedaron con ella se establecieron en un lugar llamado
Malinalco.
8) ESTANCIA EN TULA
Al pasar por las ruinas de Tillan se detuvieron. Con justa razón podemos afirmar que uno de
los primeros saqueadores del maravilloso centro de cultura tolteca fueron los aztecas. La
tradición cuenta que Huitzilopochtli quiso pone, ante los ojos de sus adoradores, todas las
delicias que gozarían al encontrar el lugar predestinado que le serviría de asiento definitivo.
Con este fin ordenó a los sacerdotes que construyeran una represa en el río; pronto las
aguas inundaron extensa región formándose una laguna que por las artes mágicas del ídolo
fue cercada inmediatamente de sauces, álamos y sabinos; sus aguas se llenaron de peces,
se cubrieron de tules en donde aparecían los más hermosos ejemplares de patos y garzas
silvestres. El espectáculo hizo olvidar a los emigrantes que éste no era sino un anuncio de lo
que seria su destino definitivo, y acordaron no continuar peregrinando y establecerse en este
lugar. Esto provoco la cólera de Huitzilopochtli, que dio ordenes inmediatas de que fuera
desecada la laguna; el Códice Ramírez que los mexicas vieron el rostro del ídolo tan feo y
espantoso que los sumió en una gran angustia. Aquella noche, cuando todos dormían, se
escuchó de pronto un gigantesco ruido que nadie pudo explicarse, y a la mañana siguiente
se encontraron muertos a todos los que no querían seguir el viaje; tenían abierto el pecho y
extraído el corazón, que Huitzilopochtli se había comido. Este hecho, según los historiadores,
fue el verdadero origen de los sacrificios, pues el pueblo afirmaba que Huitzilopochtli sólo
comía corazones humanos. Sumisos ante el espectáculo del castigo impuesto a los que
quisieron rebelarse, continuaron los mexicanos hacia el Valle de México.
Caminaron hacia el oriente atravesando Atlicalaquina, Tlemaco Atotonilco, Apozco y
Huitztepec penetrando después en el Valle de México. En Tzumpango, donde fueron bien
recibidos, el rey casó a su hija con una joven azteca. De ahí pasaron a Tizayuca y después a
Xaltocan donde permanecieron varios años. Continuaron peregrinando deteniéndose largos
periodos en Acalhuacán, Echecaltepec, Tulpetlac, Coatitlán, (pueblo donde conocieron el
pulque), Huixachitlán, Teopayacan, Pantitlán, Acolnáhuac, Popotla, Techcatitlán y por ultimo se
establecieron en Chapultepec.
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9) LLEGADA DE LOS MEXICAS A CHAPULTEPEC
Chapultepec (cerro del chapulín) que pertenece a la jurisdicción de los tepanecas, fue el lugar
elegido por los mexicas para detenerse. Reunía éste todas las condiciones que los aztecas
necesitaban: un cerro rodeado por las aguas del lago del mismo nombre, a cuyas orillas
crecían gigantescos ahuehuetes. A la vez que les proporcionaba lo necesario para vivir, era un
lugar fácilmente defendible.
Como Huitzilopochtli les había comunicado al llegar, que esperasen de un momento a otro el
suceso que les indicaría el fin de sus penalidades, temerosos eligieron un capitán y caudillo
de los más ilustres, para que los dirigiera; éste fue Huitzilihuitl, que quiere decir “pluma de
pájaro”, pues ahora, en medio de los pueblos hostiles y habiéndose apropiado tierras que
pertenecían al reino tepaneca, necesitaba más de un guerrero que de un sacerdote como
Tenoch.
En un principio nadie se preocupó de la ocupación de Chapultepec por los tenochas; pero
como éstos se multiplicaron rápidamente y dieron muestra de su poderío por las obras de
adaptación que realizaban, comenzaron los pueblos comarcanos a hostilizarlos. Primero los de
Xaloltocan, después Azcapotzalco y más tarde se formó una positiva alianza entre
Culhuacán, Azcapotzalco y Xaltocan, que atacaron a los mexicas haciéndoles gran numero de
prisioneros entre los cuales se encontraba Hutzilihuitl y la reina, que fueron muertos
después. El poder volvió al sacerdote Tenoch que había guiado al pueblo en los últimos
tiempos de la peregrinación.
Se cuenta en el Códice Ramírez que Copil, el hijo de Malinalxochitl, la hechicera abandonada
en el camino, queriendo vengar a su madre visitó a los reinos vecinos, llevando a cabo una
campaña para que hostilizaran más a los tenochas. Cuando los mexicanos fueron arrojados
de Chapultepec. Copil los contempló, satisfecho de su venganza desde el cerro del Peñón.
Se dirigieron los mexicanos a Atlacuihuayan que es el actual Tacubaya, en donde tuvieron un
respiro planeando la venganza en contra de Copil, que fue condenado a morir por orden de
Hutzilopochtli. Del lugar manchado con su sangre brotaron las aguas termales del Peñón de los
Baños, lugar cercano a la actual ciudad de México. Y en el lugar donde su corazón fue arrojado
brotó un tunal.
10) LOS MEXICANOS SOMETIDOS A CULHUACÁN
Penetraron los mexicas en tierras de Culhuacán y con gran sumisión solicitaron tierras donde
establecerse. El señor de Culhuacán les otorgo un lugar llamado “de las tierras blancas”, hoy
Tizapán, región árida y pedregosa, sin tierras cultivables, llena de sabandijas y culebras,
seguramente con el fin de que no persistieran en su idea de quedarse en el Valle.
Huitzilopochtli proporcionó a su pueblo los medios para hacer habitables aquellas tierras,
enseñándoles la forma de domesticar las culebras que aprovecharon como alimento, por lo
que las destruyeron rápidamente. Fertilizaron algunas zonas con el fin de sembrar el maíz
indispensable para su alimentación. Edificaron un caserío y su vida fue poco a poco más
desahogada. Cuando después de un tiempo, el rey de Culhuacán envió mensajeros para que
le informaran si los mexicas habían perecido o habían emigrado, con sorpresa de su parte
fue informado de las inmejorables condiciones de éstos y de la transformación casi increíble
de Tizapán.
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Los culhuas, asombrados, calificaron de prodigioso aquel cambio y no se explicaban cómo
de una tierra árida, pedregosa e inhospitalaria, los mexicas habían hecho un vergel. Pero
justamente con su admiración nació el temor hacia el pueblo que había podido realizar tales
prodigios y acordaron no hostilizarlos permitiéndoles vivir en paz, con el fin de que no les
hicieran daño
11) LA MUJER DE LA DISCORDIA
Huitzilopochtli se dio cuenta de que su pueblo no tenía ningún provecho de su inactividad
guerrera, y los envió a provocar a los Culhuas. Pidieron en matrimonio a una princesa hija del
señor de Culhuacán con el fin de hacerla su reina y madre de su dios: halagando al padre
con el destino que esperaba su hija, la otorgo gustoso entregándola con gran pompa.
Huitzilopochtli por medio de los sacerdotes dijo a su pueblo. “Yo os avisé que esta mujer
había de ser la discordia entre vosotros y los de Culhuacán, y para que lo que yo tengo
determinado se cumpla, matad a esa moza y sacrificarla en mi nombre, a la cual desde hoy
tomo por mi madre. Después de muerta la degollaréis y la piel se la vestirá uno de los
principales mancebos, y encima vestírase de los demás vestidos mujeriles de la moza y
convidareis al rey, su padre, que venga a hacer adoración a la diosa su hija y a ofrecerle
sacrificio.”
Los mexicas cumplieron parte por parte el mandato del ídolo, su dios, invitando por último al
infeliz padre, a realizar la ceremonia de adoración. Lleno de contento e ignorante de todo lo
acontecido, se presento en el lugar indicado un gran séquito; pero, al darse cuenta de la
crueldad con que fue tratada su hija y de la burla que le hicieron los mexicanos, lleno de
dolorosa indignación los atacó con toda la fuerza de su desesperación. Los aztecas lograron
resistir al principio los embates de los culhuas, pero cuando estos recibieron más refuerzos,
fueron desalojados de Tizapán, tendiendo que replegarse hacia la laguna. Se dirigieron
entonces a Ixtapalapa y más tarde a Acatzintitlán, lugar por donde pasaba un río tan
profundo que no pudieron atravesar; intentando varias veces la realizar la hazaña de vadear
el río sin conseguirlo, hasta que, ayudados con las indicaciones de los sacerdotes lo
consiguieron, ocultándose avergonzados de su derrota, entre sus cañaverales. Continuaron
después su marcha hasta llegar a Mexicaltzingo, y después a Ixtacalco, donde se detuvieron
unos días, y de allí a lo que hoy es el barrio de San Antonio, de la Ciudad de México D.F., en
donde tuvieron que detenerse obligados por el alumbramiento de una de las mujeres
principales que los acompañaba, razón por lo que a ese lugar le dieron el nombre de
“Mixiuhtlán,” que quiere decir “Lugar del parto”.
12) ENCUENTRO DE LA TIERRA PROMETIDA.
Llegaron Por fin a un manantial de aguas cristalinas que brotaba al pie de una sabina blanca,
todos los sauces del ojo del agua eran también blancos, sin tener ni una hoja, ni una mancha
de color verde; también las cañas y paredes de la orilla eran completamente blancas; de ese
mismo color eran las ranas que salían de las aguas; los sacerdotes entonces comenzaron a
llorar muy conmovidos y a dar gracias a Huitzilopochtli por haberles conducido hasta el lugar
en que darían fina a sus tribulaciones y en voz alta repetían: ¡Ya hemos llegado¡ ¡Ya hemos
llegado¡.
Confirmo Huitzilopochtli la interpretación de los sacerdotes, haciendo conocer a su pueblo
que cuando el corazón de Coplil había sido arrojado a la laguna, éste cayo sobre un peñasco
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y en ese lugar nació un nopal que con el tiempo se convirtió en una nopalera esplendorosa,
tan grande que en ella se refugió una águila, que se alimentaba de gran variedad de pájaros
que iban a ese lugar atraídos por su belleza y frescura; agregó Huitzilopochtli: “ Id allá a la
mañana, que hallareis la hermosa águila sobre
el tunal, al derredor de él veréis mucha
cantidad de plumas verdes, azules, coloradas, amarillas y blancas, de los primorosos pájaros
con que esta águila se sustenta”. El pueblo fue retirándose poco a poco hasta que sólo
quedaron Axolohua y Cuahuhcóatl, dos sacerdotes. Axolohua, principalmente demostraba
una intensa emoción; de pronto su compañero vio cómo aquél era lanzado al seno de las
aguas, desapareciendo entre las ondas. En vano Cuauhcóatl esperó largo a tiempo para
verle aparecer; su afán fue inútil; desconsolando, volvió a donde estaban los mexicas para
narrarles lo acontecido.
El pueblo, asombrado, comentaba estos hechos y sus hombres se interrogaban mutuamente con
el fin de encintrar la causa o fuerza oculta que había llevado al fondo de las aguas al
sacerdote. Mientras tanto, Axolohua fue llevado al fondo del lago donde se encontraba ante
Tláloc dios y señor de las aguas que le dijo: “Sea bien venido mi amado hijo Huitzilopochtli con
su pueblo. Diles a todos esos mexicas tus compañeros, que éste es el lugar que han de poblar y
hacer la cabeza de su señorío, y que aquí verán enlazadas sus generaciones”. Y después
nuevamente fue llevado hasta el lugar donde había desaparecido.
El pueblo, asombrado, vio regresar al sacerdote después de largas horas de desaparición y éste,
después de narrarles lo que había visto y oído, arengo al pueblo, haciendo que todos se
humillaran mediante reverencias ante su dios, y se formaran pequeños grupos que,
internándose entre los carrizales, hicieron la búsqueda de la isla en donde encontraron el
águila sobre la nopalera con las alas extendidas al Sol.
Como el ídolo lo indicó, lo hicieron; a la mañana siguiente se dispusieron a buscar el lugar
indicado, tornando nuevamente al sitio donde habían estado el día anterior, y con gran
asombro vieron que el agua, que antes brotara clara y limpia, surgía verde y más allá vieron
al águila que, al contemplarlos humillados ante ella, como si fuera una divinidad, les
correspondió bajando la cabeza volviéndola hacia todos los lugares donde ellos estaban. El
pueblo entero lloro a grandes voces, inclinándose, levantando las manos y haciendo toda
clase de visajes, en señal de la inmensa alegría que les embargaba al encontrar el sitio que
su dios les destino para asentar su poderío y exclamaban: “ ¿Dónde merecimos tanto bien?
¿Quién nos hizo dignos de tanta gracia y grandeza? Ya hemos visto lo que deseábamos, ya
hemos alcanzado lo que buscábamos, ya hemos hallado el asiento de nuestra ciudad.”
Al hacerse un estudio de las obras de cronistas e historiadores, se llego a la conclusión que la
fecha más aproximada que corresponde a ese suceso es 1325.
13) ELECCIÓN DE LA CIUDAD.
Al día siguiente del encuentro del águila, el gran sacerdote reunió al pueblo y les conmino para
que se unieran el y mostraran su agradecimiento a Huitzilopochtli por todos los bienes recibidos
durante la peregrinación, y por la ayuda que les proporcionó con el fin de establecerse en
el Valle de México. El pueblo estuvo de acuerdo y resolvieron levantar un adoratorio en el lugar
en donde naciera el tunal, el que se colocaría la estatua del ídolo para rendirle culto; más como
ese altar no podía construirse de piedra, inmediatamente lo formaron de paja, con la
promesa de mejorarlo en el futuro.
32
Edificando el pequeño templo, levantaron sus jacales en derredor y dieron por nombre a esta
población naciente México-Tenochtitlán Este nombre fue en honor de Huitzilopochtli quien
como ya dijimos se llamaba Mexitli y de Tenoch, que quiere decir “Tuna de piedra”, y que era el
nombre del sacerdote que durante parte de la peregrinación había transportado y cuidado al
ídolo que representaba a Huitzilopochtli.
Según algunos historiadores, el islote estuvo exactamente frente al Palacio Nacional en la
plaza central, Zócalo de la Ciudad de México; los mejor informados asientan que la Catedral de
México, construida sobre el templo de Huitzilopochtli, es verdaderamente el lugar que ocupó
el primer islote. Otros historiadores señalan diferentes lugares de la ciudad como por ejemplo la
plaza de Santo Domingo.
Construido un montículo de paja y colocado el ídolo en él, éste pidió inmediatamente que
fuera sacrificada una victima en su honor; los sacerdotes se apresuraron a transmitir el
pedido al pueblo y un grupo de guerreros se dirigió hasta los limites del reino de Culhuacán,
apoderándose de un individuo, a quien sacrificaron arrancándole el corazón ante el
adoratorio de Huitzilopochtli, ésta fue la primera victima de los cientos de millares que fueron
inmolados ante la deidad sangriento.
LA CIUDAD DE TENOCHTITLÁN
La ciudad quedo dividida en barrios o calpulis, que correspondieron inicialmente a los cuatro
clanes en que se dividía la tribu mexicana, cada uno de ellos conservó el culto a sus
deidades particulares, pero todos rendían adoración a Huitzilopochtli. En los códices que
consignan la fundación de la Ciudad de México, como por ejemplo el Mendocino, se puede ver la
ciudad dividida en cuatro barrios.
Los barrios fueron: al sureste el de Moyotlán, que hoy es San Juan; al sureste de Xoquiapan, que
hoy es San Pablo, al noreste el de Cuecopan hoy Santa María la Redonda, y por último, al
noreste, el de Atzacualco, que se llama en nuestros días San Sebastián.
El primer problema que los mexicas tenían que resolver era por demás difícil: preparar tierras
de cultivo sobre la laguna. Procedieron a hacer con varas y tule, una especie de esteras
colocadas sobre las aguas del lago que cubrían con una capa bastante gruesa de tierra,
obteniendo así parcelas flotantes que llamaron chinampas. Pronto unieron varios islotes por
medio de chinampas que por su humedad y calidad de la tierra fueron magnificas para la
agricultura.
FUNDACIÓN DE TLATELOLCO
Después de fundada la ciudad, se separo un grupo de aztecas para buscar mayor expansión
territorial, pues no se le había dado preferencia en la división de la isleta y por viejos
rencores motivados por las peripecias de la peregrinación ya que en una ocasión en que
encontraron dos quimilli o envoltorios, abierto uno de ellos se vio una piedra preciosa que
relucía, mientras que en el otro sólo había dos palos: Se formaron dos bandos para
disputarse la piedra; entonces el caudillo Huitziton aconsejo a uno de los grupos que se
quedara con los palos, porque eran mucho más necesarios y de mucho mayor estima. Los
que se quedaron con las piedras fueron los futuros tlatelolcas y a los tenochas les tocaron los
palos. Huitziton les enseño aprender fuego con ellos. Por esta narración los mexicanos no
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sólo explicaban la separación de los tlatelolcas, sino también la invención del fuego y su
mayor prudencia y habilidad.
Dirigidos por Atlacuahuitl se fueron a vivir los descontentos a la isla pequeña que quedaba al
norte de Tenochtitlán, pero muy cercana y que parecía un montón de tierra, por lo que le
llamaban Tlatelolco. Desde este momento los aztecas quedaron divididos en dos grupos: los que
habitaban en México Tenochtitlán y los que se establecieron en México Tlatelolco. Y fueron
dos naciones rivales.
Los reyes tepanecas con residencia en la ciudad de Azcapotzalco, reclamaron como
posesión de ellos esos lugares en que se habían establecido los mexicas y les exigieron
tributos. Los tenochas se dieron cuenta entonces que sólo habían cambiado de servidumbre,
pues antes estaban sujetos al dominio de Culhuacán y ahora rendían vasallaje a los
tepanecas de Azcapotzalco.
Finaliza así la primera etapa de la historia de los aztecas, que lleva en sí el germen de su
desarrollo y poderío. Este primer periodo de los aztecas nos revela plenamente su carácter,
pues habían llegado después de las demás tribus nahuatlacas, y encontrado todo el territorio
ya ocupado no salieron del Valle como los tlaxcaltecas o los Tlahuicas, sin que a pesar de
todo no desmayaran hasta colocarse en el centro mismo del Anáhuac, dentro del lago en una
ínfima porción de roca firme, desde la cual habían de dominar a los pueblos vecinos y se
extendieran en áreas cada vez más amplias hasta encontrar el gran imperio que encontraron
los españoles.
II.- FORMACIÓN DEL ESTADO AZTECA
Durante su peregrinación habían tenido los mexicanos un gobierno teocrático, es decir,
regido por jefes religiosos que se amparaban con el prestigio de los dioses cuya voluntad
decían interpretar. Desde su estancia en Chapultepec sintieron la necesidad de concentrara el
gobierno en un solo personaje, y habían elegido como jefe militar a Huitzilihuitl I. Pero al
observar que los pueblos poderosos de la orillas del lago estaban regidos por monarcas,
quisieron adoptar esta forma de gobierno. Además aliados, tlaxcaltecas, huexotzingas y
otros. Izcóatl también le ofreció su alianza.
Los tenochas estaban temerosos de la cólera de Maxtla. Izcóatl se comprometió a llevarlos al
triunfo o entregarse para que lo sacrificaran si resultaba vencido. En un códice indio dice que el
pueblo respondió con estas palabras: “Así lo haremos, pero si salís victorioso, desde ahora
también nos obligamos por nosotros y nuestros descendientes a ser vuestros tributarios, a
labrar vuestras tierras y las de los nobles, a fabricar vuestras casas y a llevaros siempre que
salgáis a campaña vuestro equipaje.” Es decir quedó jurada la servidumbre del pueblo, si el jefe
guerrero los libraba del yugo tepaneca, que ya resultaba insoportable.
Quedó, alistado el ejército de aliados que encabezaron Netzahualcóyotl, Izcóatl, y el guerrero
Moctezuma que fue como embajador a declarar la guerra a Maxtla. Este se puso al frente de
los tepanecas y empezó la batalla. Al principio parecía que los aliados de MéxicoTenochtitlán iban a perder la pelea, pero luego se impusieron por su bravura. Maxtla fue
vencido, su ciudad de Azcapotzalco totalmente destruida y convertida en mercado de
esclavos. Así acabo la orgullosa capital que había tiranizado a los reinos vecinos.
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Los tenochas después de su victoria, quisieron dominar a los pueblos que quedaron libres
cerca del lago. Fácilmente sometieron a Coyoacán, que era el último reducto de los
tepaneca, a Xochimilco, Tláhuac y Mixquic; empezaron a tratar de conquistar Chalco y,
rebasando la sierra del Valle, entraron en territorio de los tlahuicas a quienes vencieron.
El periodo de Izcóatl fue decisivo para Tenochtitlán; durante el gobierno de los tres monarcas
anteriores a los mexicas habían estado dominados y ahora empezaban a ser dominadores; con
el grupo de guerreros sobre Azcapotzalco, se formo una casta superior a la cual quedo sometido
el pueblo, según el pacto formulado antes de la guerra; el culto y las jerarquías de gobierno
quedaron establecidas. Puede decirse que con este cuarto soberano empieza el verdadero
poderío azteca.
1)
LA TRIPLE ALIANZA
Si anteriormente los mexicanos habían buscado la alianza con otros pueblos emparentados con
sus reyes, ahora recurrieron a la alianza militar y formaron una confederación guerrera con los
reinos de Texcoco y Tlacopan (Tacuba). Este último reino de Tlacopan se formó con los
tepanecas que habían tomado parte en la guerra con México. La Triple Alianza tenía por objeto
la ayuda entre sus componentes en caso de guerra, quedando autónomos por lo que se refería
a su gobierno interior. De las ganancias obtenidas en las campañas debían hacerse cinco
partes, dos de ellas correspondían a Texcoco, otras dos a México y la quinta a Tlacopan. Esta
realidad esta alianza sirvió para que los mexicanos se hicieran poderosos por medio de la guerra,
aún más poderosos que sus propios aliados
2) QUINTO SOBERANO: MOCTECUHZOMA ILHUICAMINA.
El guerrero que tanto se había distinguido como embajador y militar durante el conflicto con
Azcapotzalco, resulto electo para ocupar el gobierno. Antes de subir al trono quiso aumentar
sus meritos y emprendió nueva guerra contra Chalco para traer prisioneros a su coronación.
Volvió de ella triunfante y la ceremonia se hizo con gran pompa. Prosiguió la guerra con los
chalcas, con el pretexto de que éstos no querían contribuir con piedra para la construcción
del gran templo de Huitzilopochtli, hasta vencerlos completamente. Durante esta guerra cayó
preso un hermano o primo de Moctecuhzoma; los Chalcas le prometieron hacerlo su jefe si
encabezaba la guerra contra los mexicanos; aquel prometió resolverlo después de que
hiciera un baile; mando levantar un palo alto con un tablado arriba, subió a el y empezó a
bailar; luego se dirigió a otros presos mexicanos que habían quedado abajo y le arengó
diciendo que murieran con valor lo mismo que él; que prefería perder la vida que reinar entre
enemigos. Dicho esto se arrojó de lo alto para estrellarse en el suelo.
A los nueve años de gobierno de Moctecuhzoma hubo una fuerte inundación que amenazo la
existencia de Tenochtitlán. Moctecuhzoma por consejo de Netzaualcóyotl, construyo un
fuerte dique que contenía las aguas del lago de Texcoco para que no se derramaran sobre la
ciudad. Otras construcciones fueron un acueducto para hacer llegar el agua de Chapultepec y la
reedificación, con piedra labrada del templo de Huitzilopochtli.
LA ÉPOCA DE HAMBRE.- Por aquel tiempo hubo grandes calamidades; cayeron fuertes
nevadas, luego vinieron calores y sequías, de todo lo cual sobrevino el hambre. La gente del
pueblo se entrego a comer raíces, hierbas silvestres e insectos. Moctecuhzoma y
Netzahualcóyotl les repartieron víveres; pero como ni así pudieron vivir, se empezaron a
vender como esclavos por un poco de maíz. Los mercaderes totonacos se aprovecharon
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comprando muchos y, para que no abusaran demasiado, se les marco que debían pagar
quinientas mazorcas por un hombre y cuatrocientas por una mujer.
Hubo otros fenómenos notables como huracanes, terremotos y la aparición de un cometa que
aterrorizo a la gente.
LA GUERRA FLORIDA
Al final de esa terrible época de hambre se hizo grabar una piedra como recuerdo de tan
funesto suceso. Legaron a pensar los mexicanos que había sido castigo de los dioses y para
aplacarlos, decidieron hacerle constantes sacrificios sin esperar a que la ocasión de una
campaña les permitiera hacer prisioneros. Entonces instituyeron la guerra permanente que
llamaron Guerra Florida o sagrada. Los pueblos vecinos de Tlaxcala, Huexotzingo y Cholula, que
fueron llamados los enemigos de casa, se destinaron a este fin y salían periódicamente a luchar,
no para quitarles territorio ni exigirles más tributos, sino con el exclusivo objeto de hacer más
prisioneros destinados al sacrificio. Por esta razón, aunque Tenochtitlán sostuvo guerras
continuas en contra de Tlaxcala, esta nunca fue dominada.
3) SEXTO SOBERANO AXAYÁCATL “cara en el agua”
Muerto Moctecuhzoma ocupó el trono un hijo de éste, llamado Axayácatl, cuya elección fue
confirmada por el pueblo. Antes de su coronación dirigió la guerra a Tehuantepec y volvió de
aquella lejana región vencedor y con gran numero de prisioneros.
VICTORIA SOBRE TLATELOLCO.- Los tlatelolcas, que habían tenido el mismo origen de los
tenochas, habían fundado su ciudad muy próxima a Tenochtitlán, tan cercana que
actualmente ambas se hallan fundidas en lo que es la ciudad de México, llegaron a tener
enorme rivalidad, al grado de que una de ellas necesariamente tenía que desaparecer. Los
tlatelolcas estaban gobernados por Moquihuix, quien emprendió su plan de ataque formando
alianzas con los chalcas y algunos otros pueblos descontentos del poderío tenocha. Por
sorpresa trató de capturar la ciudad de México durante una noche; pero como Axayácatl
estaba informado de los preparativos, a su vez se había prevenido. Cuando los centinelas de
Tenochtitlán,
dieron la voz de alarma, rápidamente aparecieron millares de soldados que
defendieron la ciudad e hicieron huir a los tlatelolcas hacia la suya. Axayácatl mandó una
embajada a reclamarle y, Moquihuix lejos de dar una satisfacción insulto a los mexicanos y mató
al embajador. Axayácatl no espero y marcho sobre Tlatelolco. Venció a quienes le salieron al
encuentro y llegó hasta la plaza de la ciudad. Moquihuix, desde lo alto del palacio, exhortaba a
los suyos a la lucha; los mexicas llegaron hasta él y un guerrero lo derribó; Axayácatl mismo
le dio muertes sacándole el corazón.
Tlatelolco quedo completamente derrotado. Los mexicanos lo convirtieron en un simple barrio de
la ciudad. Le quitaron sus ídolos de Huitzilopochtli y el mercado que era de gran
importancia, quedo bajo el dominio de los mexicanos quienes exigieron fuertes tributos y una
quinta parte de las mercaderías que en el se vendían. Los tlatelolcas quedaron obligados a dar
servicio durante las guerras de los mexicas.
CAMPAÑA CONTRA MICHOACÁN.- Axayácatl emprendió una expedición, con más de 20
mil soldados, contra el país de los tarascos que se extendía hacia el oeste. Pudo vencer a los
matlatzincas que estaban establecidos fuera de su territorio; pero en la región tarasca fue
rechazado violentamente por un ejército superior; a los tarascos nunca pudieron dominarlos,
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pues eran fuertes y poderosos. Los aztecas se conformaron con poner avanzadas para
hostilizarlos.
Entre las obras notables que emprendió Axayácatl, debemos contar el templo llamado
Cohuatlán y el enorme monolito conocido como calendario azteca, que es una piedra
dedicada al Sol como centro del universo.
MUERTE DE NETZHUALCÓYOTL
Al comenzar el reino de Axayácatl, murió el gran aliado de México. Netzahualcóyotl, a los
setenta y dos años de edad y a los cuarenta y uno de reinado. El recuerdo de este rey es
sumamente atractivo en los tiempos precortesianos, pues su historia parece de romance tal
como nos la trasmitieron las crónicas. En efecto, la muerte de su padre, su infancia
desvalida, su juventud errante y todos los trabajos y penalidades que sufrió, perseguido por los
tepanecas, resultan novelescos.
Cómo gobernante fue sumamente hábil, pues condujo a su pueblo a la victoria, sobre los
usurpadores de Azcapotzalco, por medio de la alianza con México y Tacaba aseguró la
independencia de su reino, aun cuando facilito la supremacía de Tenochtitlán. Dicto muy
sabias leyes y se distinguió como poeta y como teólogo, pues intuyó la existencia de un solo
dios.
Antes de morir hizo reconocer a su hijo Netzahualpilli como sucesor legitimo.
4) SÉPTIMO SOBERANO: TIZOC “pierna enferma”
Sucedió a su hermano Axayácatl. Emprendió antes de coronarse una campaña contra
Meztitlán y los huastecos, sólo pudo traer cuarenta prisioneros para el sacrificio. Llevo la
guerra a Tlacotepec, Orizaba, Matlazingo y otros pueblos ya conquistados que se habían
revelado. Gano a Nautla en la costa del Golfo de México y por el sur entro en territorio de los
mixtecas y zapotecas en Oaxaca. Sin embargo no satisfizo a sus súbditos mexicas como
conquistador, y murió envenenado, quizás por ellos mismos o por el señor de Ixtapalapa.
Como obras notables en su breve reinado de cuatro años se cuentan, una nueva
reconstrucción del reinado de Huitzilopochtli y el tallado de la gran piedra conocida con el
nombre de Piedra de los Sacrificios, que en realidad no tenía ese destino, sino el de
conmemorar la victoria de Tizoc.
5) OCTAVO SOBERANO: AHUIZOTL, “perro de agua”
Era hijo de Moctecuhzoma Ilhuicamina y por lo tanto hermano de Axayácatl y de Tizoc. Se
distinguió como el más belicoso y cruel de los soberanos aztecas. Su primera campaña antes de
coronarse, fue contra los mazahuas y otomíes a quienes conquisto muchos pueblos,
regresando con más de mil prisioneros que sacrifico en su coronación como soberano. Luego hizo
nuevas campañas, contra Huaxtecapan, Xiuhcoatl y Tamapachco.
Notabilísimo es el reinado de este soberano y aun en la historia de todos estos pueblos
antiguos, fue la Edificación del Templo Mayor. Tizoc había mandado derribar el antiguo y
todo el pueblo se puso a trabajar para la creación del nuevo; se dice que los niños tuvieron
que participar. Ahuizotl lo concluyó y quiso preparar la más solemne ceremonia que registra
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la historia de su pueblo. Se preparo el mayor número de prisioneros habidos en las últimas
campañas y todavía se pidieron más a los aliados y aun a los enemigos. El día de la
dedicación fue el 19 de febrero de 1487. Desde el momento en que salió el sol empezaron los
sacrificios. Ahuizotl realizo el primero acompañado de Netzahualpilli, rey de Texcoco y
Chimalpopoca de Tacuba. Ofreció el corazón de la victima al sol que aparecía y lo entrego al
sumo sacerdote que roció con sangre los cuatro puntos cardinales. Inmediatamente
secundaron este sacrificio multitud de sacerdotes colocados en los diferentes adoratorios.
Durante cuatro días duro la espantosa matanza desde la salida del sol hasta su ocaso. Las
victimas fueron más de veinte mil cautivos.
Las campañas de Ahuizotl fueron numerosas y se dirigieron contra Teloloapán, Oztoman,
Alahuiztlán, Chiapa de Mota, Cuauhtla, Cuextlan, Chinantla, Corcacauhtenango,
Quimichatlán Atlixco, Huexotzingo y los pueblos mixtecas y zapotecas en Oaxaca. Sucedió
que Tehuantepec se revelo contra los mexicanos y éstos pidieron permiso para pasar. Los
mixtecos y los zapotecos negaron este paso y se efectuó una batalla que perdieron los
mexicanos. Sin embargo pudieron abrirse paso y en sitio donde se levanta la actual ciudad
de Oaxaca dejaron su guarnición. Marcharon sobre Mitla para castigar a los zapotecas que
habían asesinado a sus mercaderes mexicanos y arruinaron la ciudad sagrada. Pero en
cambio el rey zapoteca Cosijoesa derrotó a la guarnición mexicana en Tehuantepec. Ahuizotl
decidió acabarlo, pero inútilmente, porque Cosijoesa se defendió en la montaña de
Guiéngola durante siete meses, sin que los mexicanos pudieran vencerlo hasta que
resolvieron negociar las paces que terminaron casando al rey zapoteca con la hija de
Auhizotl llamada Coyolicaltzin.
6) NOVENO SOBERANO: MOCTECUHZOMA XOCOYOTZIN “señor salvaje”
Era hijo de Axayácatl y sucedió a su tío el año de 1502. Se llama Moctecuhzoma II para
diferenciarlo de su ilustre abuelo. Antes de elección mostraba gran humildad y virtud; pero
cuando subió al poder se torno orgulloso y soberbio. Ahondo la división entre nobles y
plebeyos pues quito de los cargos públicos a quienes eran del pueblo por su origen, para
ocupar sólo nobles. Organizo una corte con severa etiqueta que hacia de él más que un rey una
divinidad Sus campañas fueron muchas. La primera contra los pueblos otomíes de Nopala
e Ictepec de donde trajo más de mil prisioneros para su coronación. Luego siguieron los de
Atlixco y la de y la de Tlaxiaco en la Mixteca que hizo solamente con el objeto de quitarle al
cacique Matlinali un árbol de olorosas flores. Más injusta fue la guerra contra Tlaxcala, pues
violo el pacto de guerra florida, según el cual sólo podía hacer guerra con ella para hacer
prisioneros, Moctecuhzoma ordeno invadirla para ayudar a los de Cholula y Huejotzingo
que le pidieron auxilio. En la primera expedición los mexicanos fueron derrotados, y el
mismo jefe que era hermano de Moctecuhzoma, resulto muerto. Una segunda expedición
para tratar de dominar a los tlaxcaltecas también fracasó. El soberano que se tenía por “señor
universal del mundo”, no podía aceptar que Taxcala quedara fuera de su poder y organizo otra
expedición que sólo logró arrojar a los Tlaxcaltecas de Huejotzingo, pero en realidad no pudo
vencerlos.
Otras expediciones si fueron venturosas bajo el mando del bravo general Cuitláhuac, quien
sujeto muchas regiones. Con estas conquistas y las realizadas por los anteriores monarcas
se formo un dilatado imperio cuyas más lejanas avanzadas legaron hasta Honduras y
Nicaragua. Tenían como límites al norte las tierras ocupadas por las tribus bárbaras llamadas
chihimecas; por el sur el Océano Pacífico, por el oeste el reino de los tarascos, y por el
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Oriente, el Golfo de México y la provincia de Coatzacoalcos. Dentro de este enorme territorio
quedaron algunos señoríos independientes como: Tlaxcala, Cholula, Huejotzingo y Mextitlán,
además de los aliados de la triple alianza Tacuba Y Texcoco.
III.- ORGANIZACIÓN DEL ESTADO AZTECA
En poco menos de dos siglos los aztecas alcanzaron un rápido desarrollo, desde la
formación de tribus divididas en cuatro clases hasta la integración de un imperio. Veamos
como estaba organizado cuando alcanzo su apogeo antes de la llegada de los españoles.
El más alto puesto lo ocupaba el hueytlatoani a quien los españoles llamaron emperador, rey o
soberano. Era el jefe supremo del gobierno, la religión y el ejército.
El cargo de hueytlatoani era vitalicio pero no hereditario, pues se hacia por elección en la que
intervenían como electores, los jefes de cada barrio o calpuli y el común del pueblo.
Generalmente el cargo recaía en un miembro de la familia real, que resultaba ser el hermano
o hijo del emperador muerto. Ninguno era electo si no demostraba disposición para la guerra.
En torno al hueytlatoani, y sometidos a el estaban los guerreros, los sacerdotes y los nobles
y, más abajo, los comerciantes. La base de la sociedad estaba formada por macehuales o
plebeyos sobre quienes descansaban los trabajos más pesados. Los mayeques eran los
siervos que cultivaban las tierras ajenas, y los tamemes quienes hacían las veces de bestias
de carga.
Las funciones administrativas eran desempeñadas por un cihuacoatl, especie de virrey que
vigilaba las actividades de hacienda, justicia y religión. Seguían una serie de oficiales del rey que
desempeñaban diferentes cargos:
1)
2)
3)
4)
5)
Tlatoani.- Señores que ordenaban, gobernadores de provincias y pueblos.
Petlacálcatl.- Tesoreros en las ciudades sometidas.
Calpixques.- Recolectaban tributos.
Calpuleques.- Jefes de los calpulis cuyos derechos defenderían.
Tecutli.- nobles en general que gozaban de privilegios y desempeñaban diferentes cargos
como el de mandar labrar las sementeras.
Eran nombrados mediante los siguientes requisitos: debían descender de familias nobles y
distinguirse por méritos en la guerra o en el gobierno. Debían someterse a los sacerdotes
para que les agujeraran la ternilla de la nariz, las orejas y el labio inferior con huesos de tigre
y garras de águila. El aspirante a tecutli era amonestado a fin de que fuera valiente,
esforzado humilde y casto. Cambiaba sus ropas por otras corrientes, y se le sentaba en un
petate para que velara sus armas que ponía frente al altar, durante sesenta días con sus
noches sin dormir y ayunando. Mientras que el sólo podía tomar una tortilla diaria, los demás
tecutlis comían delante de él suculentos y abundantes mangares; lo llenaban de insultos y lo
golpeaban. Para que las horadaciones de su cuerpo quedaran amplias usaban cañitas de
diferentes gruesos, que al fin de los sesenta días se le quitaban todas ensangrentadas, y se
quemaban. En cambio se le ponían finas orejeras, y en el labio un bezote adornado con una
piedra preciosa que era distintivo exclusivo para los tecutlis. Después cambiaban las ropas
corrientes por unas de lujo.
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Nuevamente le amonestaba el sacerdote para advertirle que así como había soportado todas las
penitencias, ayunos e insultos, debía estar dispuesto a resistir los trabajos y penas que sufriera
en la guerra o en el cargo que desempeñara, siendo humilde y sobrio en su vida; igualmente
debía amparar y defender a la gente del pueblo, especialmente a las mujeres y desvalidos,
siendo sostén de la religión, las sociedad y el reino. Por último era paseado triunfantemente
por las calles con música y bufones, terminando la ceremonia con un banquete general para
todos los tecutlis y el pueblo.
1) LA EDUCACIÓN
El azteca era incorporado a la sociedad a que pertenecía por el sistema de una educación tan
de acuerdo con su medio que a ella puede atribuirse, en gran parte, el rápido progreso de este
pueblo. En los primeros años de la vida del niño la educación estaba a cargo de la familia.
Después cuando crecía, su enseñanza quedaba a cargo del Estado.
La educación domestica se planeaba apenas nacía el niño, pues simbólicamente se marcaba
cuales habían de ser sus ocupaciones. A los varoncitos les mostraban juguetes que
representaban un arco y una flecha y útiles de trabajo; a las niñas enseres para tejer y
desempeñar labores femeniles. Además según dice en su historia Fray Bernardino de
Sahagún, naciendo una criatura, luego los padres hacían votos y los ofrecían a un instituto de
enseñanza religiosa. A medida que los niños crecían quedaban, cada vez más, bajo la
influencia de su padre o de su madre según fuera su sexo.
Los niños eran enseñados a participar en la vida económica del hogar recibiendo su
manutención a cambio de sencillas tareas.
El Códice Mendocino, que es el documento más precioso para estudiar la formación del niño, nos
enseña por medio de dibujos que a los tres años se le daba al niño media tortilla de maíz;
entre los cuatro o cinco, una tortilla; de los seis a los doce, tortilla y media; a los trece se les daba
dos. Claro que no era esta la única alimentación, pues se combinaba con otros productos
vegetales y animales para completar una dieta competente.
El citado códice consigna cuáles eran los castigos extremos a que llegaban los padres
cuando sus consejos e indicaciones no eran atendidos. Ponían a sus hijos sobre una
humareda para hacer que sus ojos lloraran; les clavaban agudas púas de maguey en las
manos o en el cuerpo o los ataban y ponían a la intemperie durante toda una noche,
desnudos y sobre un charco. Los golpes y los pinchazos endurecían el cuerpo infantil y lo
templaban para mayores pruebas. Estos castigos entre los aztecas resultaban naturales, casi
podemos decir que benignos y necesarios porque preparaban al niño para los sacrificios que
les imponía la religión.
Sin embargo, no siempre se tenía que llegar al castigo, pues los padres preferían la
amonestación y el consejo. En algunas crónicas se han conservado los principios morales que
se daban a los niños, y en verdad que parecen validos para cualquier sociedad civilizada y moral.
Recomendaban la discreción, la honestidad, el esforzarse en el trabajo, el no
enorgullecerse, la diligencia, la caridad, el honor a los antepasados y mayores, el usar
atavíos modestos y, sobre todo, la piedad religiosa y el valor guerrero.
Cuando los niños habían crecido en el hogar ayudando a las pequeñas tareas de acarrear
agua y leña, a hilar y tejer, cuando habían aprendido de sus padres los menesteres
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materiales y los principios de una sana conducta, eran llevados al colegio, había acabado la
educación familiar y empezado lo que podemos llamar publica.
La educación azteca estaba organizada para satisfacer los ideales del Estado que era la
religión y la guerra. Había dos clases de colegios; el calmécac y el telpuchcali, al primero iban
los hijos de los nobles (pilis), y al segundo los del pueblo (macehuales).
2) EL CLAMÉCAC
Era una especie de seminario anexo al templo, donde los jóvenes nobles se preparaban para el
sacerdocio y los altos cargos oficiales. Así, al adolescente que estaba listo para ingresar, le
decían sus padres. “ Ahora ve a aquel lugar donde te ofrecieron tu padre y tu madre, que se
llama calmécac, casa de lloro y de tristeza, donde los que allí se crían son labrados y
agujerados con piedras preciosas; de allí salen como piedras preciosas y plumas ricas,
sirviendo a nuestro señor, y allí reciben sus misericordias; en aquel lugar se crean los que
rigen, señores, senadores y gente noble, que tiene a su cargo los pueblos; de allí salen los que
poseen ahora los estados y villas….También los que están en los oficios militares, que tienen
poder de matar y derramar sangre, allí se criaron.”
Por el párrafo anterior vemos que gran importancia tenía la penitencia y mortificación del
cuerpo en la disciplina del calmécac, como que se trata de familiarizar al individuo con la idea del
sacrificio en aras de la religión o del Estado. Las enseñanzas que se daban consistían en el
estudio de la astronomía y del calendario; los ritos y dogmas de la religión; la estrategia; la retórica
o arte de hablar, la política o arte de gobernar; la historia de la nación y sus tradiciones,
los himnos sagrados destinados a los dioses, y los heroicos; las reglas del Derecho; la
interpretación y escritura de los jeroglíficos
También las mujeres iban al calmécac a prepararse para desempeñar la parte que les tocaba en
el culto religioso; tejían y bordaban las telas para loa altares y los sacerdotes. Se les exigía
absoluta castidad y cualquier falta contara ella era castigada con la muerte.
3) EL TELPUCHCALI
En él se atendía el cultivo del espíritu y se daban una serie de trabajos materiales como
acarrear la leña, encender el fuego y adiestrarse en los servicios de campaña. “A la puesta
del Sol iban a danzar a la casa llamada Cuicalco hasta la media noche.” Seguramente esta
danza tenía por objeto disciplinar los movimientos de cada individuo para adquirir un ritmo en
el conjunto, tal como los actuales ejercicios gimnásticos. Después de los quince años, “y
siendo ya hábil para la pelea llevábanlo a la guerra y cargábanle las rodelas; y si estaba ya
diestro, le nombraban maestro de los mancebos que se llamaba tiachcau.” De este grupo
pasaban a otros entregándose cada vez más al servicio militar, que absorbía la vida del
individuo desde su primera juventud. Por ser destinada al pueblo la institución del tepuchcali,
estaba muy extendida, y así cada barrio tenía quince o diez casa tepuchcali.
4) LA GUERRA EN LOS AZTECAS
Podemos Afirmar terminantemente que la actividad principal de los aztecas fue la guerra. El
jefe supremo del ejército era el hueytlatoani que comandaba el ejército de Tenochtitlán, así
como los de Texcoco y Tacubaya que sumaban aproximadamente veinte mil soldados.
Seguían en jerarquía cuatro capitanes, el tlacatecatl, el tlacochcálcatl, el huitznáhuatl y el
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tecoyahuácatl, a cuyas órdenes había otros trece que mandaban los escuadrones formados por
la gente de los calpulis obligados a prestar servicios de guerra.
Los grupos guerreros más importantes eran los caballeros águilas (cuauhtin) y los caballeros
tigres (ocelot).
Cada escuadrón tenía su bandera y sus insignias especiales. Como los aztecas no tenían
bestias de carga llevaban numerosos tamemes para que cargaran los víveres, armas,
tiendas de campaña, mantas y esteras para acostarse. Las mujeres solían seguir a los
hombres, quedando a la retaguardia para preparar los alimentos.
Las armas defensivas eran escudos formados por conchas de tortuga o chimalis (escudos)
hechos con varas y pieles. A veces el guerrero empuñaba en un brazo el escudo y en otro la
lanza; pero en otros casos unos soldados manejaban las armas y otros los escudos para
protegerlos. Llevaban cascos de madera o hueso, cubiertos con plumas o pieles para dar la
idea de cabeza de águila o tigres, y los adornaban con grandes penachos de brillante
plumería. El cuerpo lo cubrían con un sayo de algodón acolchonado que no penetraban las
flechas. Un ejército en marcha resultaba un espectáculo maravilloso por su color y vistosidad.
Las armas ofensivas eran hondas, arcos y flechas con punta de obsidiana, dardos que
arrojaba con la mano o con un aparato llamado atlaten que el dardo era lanzado por una vara
doblada que hacia las veces de resorte; lanzas y picos con puntas de cobre y obsidiana;
macanas con cuchillas cortantes a los lados; masas o porras erizadas con puntas de
pedernal.
OPERACIONES MILITARES.- En tiempos de paz se preparaba a los escuadrones con
ejércitos que daban ritmo, disciplina y agilidad a los guerreros. Había guardias y centinelas en lo
alto de los templos y en los puntos estratégicos.
Las campañas se organizaban para capturar prisioneros destinados al sacrificio, para
someter a los pueblos rebeldes, para abrir y asegurar nuevas rutas comerciales y para cobrar
los tributos de los pobladores que no querían pagarlos o prestar los servicios que se les
fijaban.
Un consejo formado por los señores de México, Texcoco y Tacuba, juntamente con los jefes
y nobles principales, discutía las ventajas de cada campaña y su planeación. Cuando estaba
acordada, enviaban embajadores para declarar la guerra. Si los retados no querían
exponerse a ella debían entregar los tributos exigidos y protestar obediencia al señor de
México. Los pueblos aliados por donde pasaba el ejército debían darle hospedaje ya
alimento. Si no lo hacían los soldados robaban, saqueaban los pueblos y destruían las
sementeras haciendo mil injurias y daños. Temblaba la tierra a su paso según dice el cronista
Fray diego de Durán.
Las avanzadas estaban formadas por tequihuas (guías) y pochtecas (comerciantes) que
previamente habían hecho un trabajo de espionaje levantando planos y reconociendo el
terreno.
Al frente del ejército iban los sacerdotes con sus ídolos. El día de la batalla los soldados se
pintaban cuero y cara. Dejaban de hacer los sacrificios que con anterioridad acostumbraban,
punzándose el cuerpo con espinas de maguey, y recibían una ración de comida y pinole. Se
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les exhortaba a combatir en honor de Huitzilopochtli a cambio de ir a su mansión de morir
peleando. Entraban en el combate haciendo espantosos ruidos con caracoles, teponaxtles y
huehuetles. Lanzaban alaridos, silbidos y befas para los contrarios. El hueytlatoani daba la señal
de ataque con un tamborcito de oro. Si el no iba, había alguien que hiciera sus veces. Entraban
primero guerrillas de honderos, flecheros y lanzadores de dardos; luego las grandes
divisiones formadas en columnas y escuadrones. Los soldados noveles iban junto a los
veteranos para que los adiestraran. Al final venían los lanceros y macaneros para establecer
la batalla campal cuerpo a cuerpo. Lo importante era capturar vivos a los contrarios; por
eso las puntas no estaban envenenadas. A su regreso recibían honores y recompensas según
el número de prisioneros que presentaban.
IV.- LA CULTURA AZTECA
La cultura que los españoles encontraron en el Anáhuac no fue en realidad original de los
aztecas, sino el resultado de otras culturas aborígenes anteriores a ellos. Sus elementos
naturales y más numerosos provienen de pueblos de Cultura Tolteca, pero no directamente,
sino a través de las tribus que encontraron establecidas en el Valle de México,
principalmente los acolhuas. Recordemos que el reino de Texcoco fue un emporio donde
temporalmente hubo un renacimiento de la cultura tolteca. Lo mismo puede decirse de
Chalco. Claro que se trata de restos de lo que fue la gran civilización tolteca, de simples
reflejos de ella, pues nunca volvió a verse un completo renacimiento de lo que fue el reino de
Tula destruido por las tribus bárbaras llegadas del norte. A esos elementos degenerados de
herencia tolteca se mezclaron los de otros pueblos tales como los del norte de Oaxaca y del
sur de Puebla. Pero además debemos tomar en cuenta los elementos culturales que se
engendraron y desarrollaron dentro de la propia tribu azteca y que se amalgamaron con
todos los demás.
Por lo tanto, al estudiar la religión, ciencias, supersticiones, escritura, artes y otros elementos
de la cultura mexica, encontraremos que hay aspectos originales de ella y de otros pueblos.
1) RELIGIÓN
La religión aparece como primordial preocupación y como esencial característica de su
sociedad. Dice el doctor Alfonso Caso que la existencia de los aztecas “giraba totalmente
alrededor de la religión, y no había un solo acto de la vida pública y privada, que no estuviera
teñido por el sentimiento religioso. La religión era el factor preponderante e intervenía como
causa en aquellas actividades que nos parecen a nosotros más ajenas al sentimiento
religioso, como los deportes, los juegos y la guerra. Regulaba el comercio, la política, la
conquista, intervenían en todos los actos del individuo desde que nacía hasta que los
sacerdotes quemaban su cadáver y enterraban sus cenizas. Era la suprema razón de las
acciones individuales y la razón del estado fundamental. Podemos definir la organización
política azteca diciendo que era una teocracia milita, pero en la que el fin guerrero estaba
subordinado al fin religioso y en la que el mismo emperador era un sacerdote…”
2) COSMOGONÍA
Entre los aztecas perduraba la tradición de varios periodos por los que había pasado el
universo antes de la última conformación. Según tales suposiciones, esas edades o soles
habían sido cinco y hay varias versiones sobre el orden en que se desarrollaron.
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En la primera edad Atonatiuh (sol de agua), el mundo había sido destruido por un diluvio que
acabo con toda la especie humana, salvo una sola pareja. En la segunda edad
Echecatonatiuh (sol de aire), el universo fue destruido por fortísimos vientos, que sólo
dejaron viva a una pareja humana. Este sol estuvo presidido por el dios Quetzalcóatl. En la
tercera edad Tletonatiu (sol de fuego), el género humano pereció a causa del voraz elemento del
fuego salido de las entrañas de la tierra con motivo de erupciones volcánicas. Estuvo
gobernada esta era por Xiuhtecutli, dios del fuego. La cuarta edad, según la creencia azteca,
seria la Tlatoniatiuh (sol de tierra), gobernada por el dios Sol Tonatiuh. La quita edad o
náhuatl hollín (sol de movimiento) y comienza con un eclipse total de sol el año de 1325
según la cronología azteca y será destruido por grandes terremotos.
3)
LOS DIOSES AZTECAS O PANTEÓN DE DIOSES AZTECAS
En la religión azteca encontramos confundidas muchas deidades procedentes de otras
religiones indígenas. De igual modo que los romanos reunieron en un solo panteón dioses
que tomaron de los Griegos, de Egipcios, de los pueblos de Asia Menor o de otras regiones
conquistadas por ellos, los aztecas sumaron a sus deidades de tribu las de sus vecinos y
conquistados. Como dato revelador diremos que Moctecuhzoma ordenó construir el
Coateocali, donde quedaron prisioneros todos los dioses de los pueblos conquistados. Por
otra parte el gran número de dioses no repugnaba a los antiguos mexicanos que eran
profundamente politeístas y gustaban de representar las múltiples manifestaciones de la
naturaleza o de la actividad humana por medio de númenes especiales. Tampoco
desdeñaron convertir en seres divinos a algunos de sus antepasados más notables, todo ello
confundido con restos de una religión totémica primitiva y de prácticas de magia y hechicería
con que creían conjurar las fuerzas adversas y atraer las benéficas, en un afán de hacer más
llevadera su vida en el mundo. Trataremos de agrupar a los dioses principales según sus
distintas características.
DIOSES AZTECAS MAYORES
TLOQUE NAHUAQUE.- “Aquel por quien todos viven”, dios invisible, colocado en el
punto más alto de los cielos. De el dependen todas las cosas. Es un dios abstracto de origen
tolteca, que tuvo su centro de adoración principal en Texcoco, gracias a las especulaciones
teológicas de Netzahualcóyotl.
OMOTECUHTLI Y OMECIHUATL.- Pareja Que representa la dualidad de los principios
masculino y femenino del universo.
TONACATECUHTLI y TONACACIHUATL.- Dioses de las subsistencias que tuvieron cuatro hijos
divinos.
DIOSES AZTECAS CREADORES
HUITZILOPOCHTLI.- Dios de la guerra, cuyo nombre significa colibrí siniestro. Fue el numen
protector de la tribu azteca, quizá uno de los primeros caudillos. A él estuvo dedicado el
templo y el culto principal en Tenochtitlán. Se le representa en un trono azul; empuñaba en
una mano una serpiente de fuego como arma, y en la otra un escudo. Su frente también era
azul y estaban cubiertas su cara y su nuca con placas de oro; ornaba su cabeza un gran
tocado de pájaro colibrí y su cuello un collar de cuentas en forma de corazones humano. Su
nacimiento se explica con el siguiente mito: Coatlicue, su madre, era sacerdotisa y estaba
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barriendo un día el templo, cuando cayó del cielo una bola de plumas. Ella la alzo y guardo en el
seno; pero cuando la busco ya no la tenía y, en cambio sintió que estaba preñada. Sus hijos, que
eran cuatrocientos se dieron cuenta y quisieron matarla para evitar el deshonor. Iban a
hacerlo, instigados por su hermana Coyolxauhqui, cuando nació Huitzilopochtli armado con
la serpiente de fuego y venció a sus cuatrocientos hermanos divinos. Según este mito,
Huitzilopochtli, seria el sol naciente que sale de la tierra armado con sus poderosos rayos con
los cuales vence a sus numerosos hermanos, las estrellas, y a su hermana la Luna a quien cortó la
cabeza.
QUETZALCÓATL.- Este dios tiene diversos atributos y significados. Es Echecatl “dios de los
vientos”, que barre los espacios preparando la formación de las nubes y de la lluvia. Por otra
parte representa la estrella Venus que aparece en los crepúsculos matutino y vespertino.
También es la serpiente emplumada según lo representan los monumentos de Tula y
Chichón Itzá. Su leyenda lo recuerda como hombre serpentino que enseño las artes y la
agricultura a los toltecas. Se ausento de Tula y fue en camino hacia el Oriente. Llego a
Yucatán, donde fue adorado con el nombre de Kukulcán, en la época en que los toltecas
fundieron su civilización con las de los mayas en el Nuevo Emporio. Es seguramente uno de
los dioses más importantes de nuestras culturas aborígenes y el mito más extendido y
notable de cuantos se produjeron en América. En la leyenda que conservaron los aztecas se
decía que, al abandonar Tula y marcharse al Oriente, anuncio que volvería de allá con unos
hombres blancos y barbados como él que dominarían estas tierras. El recuerdo de esta
profecía favoreció la llegada de los españoles, que fueron recibidos en un principio como los
hijos del Sol anunciados por Quetzalcóatl. Los frailes misioneros creyeron que había sido el
apóstol Santo Tomas que vino a predicar el evangelio a América. Tuvo los más suntuosos
templos en Teotihuacan y Tula. Mucho después de que estas ciudades fueran abandonadas,
su máximo de veneración fue Cholula.
TEZCATLIPOCA.- “El espejo humeante”, tiene también múltiples significados, por una
parte era tenido como un dios maléfico y embaucador, contrario a Quetzalcóatl a quien había
combatido y vencido en Tula, pues logró emborracharlo y hacerlo huir. Según esto había sido el
dios tutelar de las tribus bárbaras que destruyeron a Tula. Llego a ser deidad prominente en
Texcoco y Tenochtitlán.
En cierto modo representa la noche, pues se le pinta de negro o con una piel de tigre cuyas
manchas significan las estrellas. Se le relaciona íntimamente con la Osa Mayor pues es el
joven guerrero de la región norte. También se le relaciona con la Luna.
Era dios de la providencia; estaba en todas partes, y era causante de todos los bienes los
males; por eso le debían emoción todos los humanos.
Había inventado el fuego, y cuando se encendía cada cincuenta y dos años el fuego nuevo,
todos se ponían mascaras, pues, sí no, el tigre Tezcatlipoca vendría a devorarlos.
Se le representa con la cara atravesada por bandas horizontales, negras y amarillas y en el
pie descarnado un espejo humeante. También se le representa disfrazado de guajolote o
zopilote.
DIOSES AZTECAS ASTRONÓMICOS
TONATIUH.- Divinidad del Sol.
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MEZTLI.- Diosa de la Luna.
MIXCOATL-CAMAXTLE.- Serpiente de Nube. Dios de las estrellas y los números. Protector de
los tlaxcaltecas.
CENTZON MIMIXCOA.- Las estrellas innumerables del norte.
CENTZON HUITZNAHUAC.- Las estrellas innumerables del sur. Son los guerreros contra los que
lucha diariamente el Sol que, cuando nace los ahuyenta.
COYOLXAUHQUI.- Hermana de los anteriores y de Huitzilopochtli.
DIOSES AZTECAS DEL FUEGO
MICTLANTECUTLI Y MICTALCIHUATL.- señor y señora de la región de la muerte, llevaban una
mascara hecha de cráneos y se adornaban con huesos. Dominaban en la región del norte y
en los infiernos subterráneos a donde iban a parar todos los mortales.
TEOYAOMIQUI.- Dios de los guerreros muertos.
TLATECUTLI.- Señor de la tierra. Representado por un ser monstruoso en actitud de caer, con
garras en las manos y los pies. La divinidad de la madre tierra estaba relacionada con los
dioses de la muerte.
El infierno azteca llamado Mictlán, no era como el de los cristianos, un lugar para castigar a
los malos sino simplemente el lugar al que iban los muertos sin que hubiera ninguna
calificación moral. En el Mictlán las almas pasaban por varias pruebas a través de nueve
lugares: un caudaloso río, dos montañas que se juntaban, una serranía de obsidiana, un
lugar donde soplaba un viento helado, otro donde flotaban banderas, un octavo lugar donde
se pasaba por estrechos lugares entre piedras, y el noveno donde descansaban finalmente a
los cuatro años. Para que pudieran pasar estas pruebas los muertos, enterraban sus
cadáveres con el de un perro que habría de ayudarles a pasar el río; se les ponía un jarro
con agua; se les amortajaba en cuclillas; se les daban ciertos papelillos como amuletos; se
quemaban sus ropas para que no tuvieran frío en el otro mundo; se les ponía en la boca una
cuenta de jade para que le sirviera de corazón y no les devoraran el suyo las fieras; se les
ponían algunos objetos valiosos para que los entregaran a los dioses infernales del Mictlán.
Se quemaba su cadáver y se enterraban sus cenizas en una urna. Se hacían homenajes
durante los cuatro años que duraba su viaje a través de los infiernos.
Los guerreros muertos en combate no iban al Mictlán sino al paraíso oriental del Sol.
También iban al paraíso las mujeres muertas en el parto porque se les consideraba como
guerreras muertas en batalla. Los ahogados iban al Tlalocan.
DIOSES AZTECAS DEL AGUA Y LA VEGETACIÓN
TLÁLOC.- Dios de la lluvia y del rayo. Proviene de la tradición tolteca y es uno de los más
antiguos. Se le adoro en Teotihuacán. Estaba ayudado por los tlaloques, que rompían los
cantaros de los cuales caía la lluvia sobre la tierra, era benéfico, pero había que aplacar sus
enojos cuando enviaba la sequía, el granizo, la inundación, el rayo o la nieve.
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Se le representa por una mascara azul cubierta por dos serpientes que le formaban una
especie de anteojos.
Moraba en el Tlalocan, que era un paraíso a donde iban los que morían ahogados, por el
rayo, de lepra o alguna otra razón atribuida a Tláloc. Era una mansión de aguas color de jade
donde los muertos vivían felices jugando a la pelota entre mariposas y aves de preciado
plumaje.
XOCHIQUETZALI.- Diosa de las flores, de la belleza y del amor, primera esposa de Tláloc a
quien se la robo Tezcatlipoca.
XOCHIPILI.- “Príncipe de las flores”, dios del placer, de las fiestas y de los divertimientos.
MOCUIXOCHIEL.- Dios “cinco flores”, de los bailes, del fuego y los deportes.
MATLALCUEITL.- “La de las faldas verdes”, Dio su nombre a la montaña hoy conocida
como “La malinche” en Tlaxcala.
CHALCHIHUTLICUE.- “La del manto enjoyado “. Diosa del agua.
COATLICUE.- “La de la falda de serpientes”. Diosa de la tierra, relacionada con la primavera.
Madre de Huitzilopochtli.
CHICOMECOATL.- “Diosa de las siete serpientes o mazorcas”. Principal deidad de la
vegetación y de los mantenimientos. Ella daba el fríjol, las legumbres, el maíz, la chila y los frutos
en general. Era muy reverenciada y su culto muy antiguo pues provenía desde la época
arcaica.
CINTEOTL.- Dios del maíz.
XILONEN.- Dios de los elotes o el maíz tierno.
XIPE TOTEC.- “Nuestro señor desollado”. Dios de la vegetación, que renace cada primavera y de
los joyeros.
Su culto que proviene de Oaxaca, consistía en desollar a un esclavo con cuya piel se
cubría un sacerdote para significar que la tierra cubría con una capa de vegetación renovada
cada primavera.
MAYAHUEL.- Diosa del maguey, madre de los cuatrocientos dioses del pulque entre los
cuales estaba TEPOZTECATL adorado en el santuario del pueblo de Tepozotlán (Estado de
México) y OMETOCHTLI, el dios “dos conejos”. Se decía que el conejo había sido el primer
animal que, royendo el corazón del maguey, se había embriagado. Por eso se decía al que
bebía más de la cuenta que se enconejaba. La embriagues estaba mal vista era castigada;
sólo a los ancianos se les concedía plena libertad para emborracharse. En la fiesta del dios
Tepoztecatl, entre los tlahuicas se daba a beber a los niños hasta embriagarlos.
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DIOSES AZTECAS DE LA FECUNDIDAD.
TLAZOLTEOTL.- Diosa de los amores carnales; madre de la tierra. Su culto provenía de la
huasteca y era reverenciada con varios nombres, entre ellos el de Toci, que quiere decir
nuestra abuela.
Se le llamaba diosa de las inmundicias, pues los humanos le confesaban sus pecados y ella los
consumía. Esta especie de confesión tenía un carácter moral.
CIHUACOATL.- Mujer serpiente. Diosa de la tierra. Protegía el parto y a las mujeres que
morían en él.
TONATZIN.- Nuestra madre. Deidad adorada en el cerro del Tepeyac, donde luego fue
sustituida por la Virgen de Guadalupe.
4) CEREMONIAS Y FIESTAS RELIGIOSAS
Además de los dioses principales, había otra multitud de ellos para cada actividad, población y
hogar. Por lo tanto eran muchas las ceremonias religiosas. Podemos decir que el tiempo todo
del azteca estaba dedicado al culto. En el calendario estaban señalaban todas las fiestas de
las cuales sólo podemos mencionar unas cuantas principales.
FIESTA DEL FUEGO NUEVO.- Creían los aztecas que cada cincuenta y dos años, cuando
concluían un siglo para ellos, podía acabar la vida; pero que si empezaba el nuevo siglo,
podrían tener por seguro que el mundo existiría por lo menos cada cincuenta dos años.
Esperaban este transito de los siglos apagando el fuego sagrado del altar, y en el Cerro de la
Estrella cercano a Tenochtitlán, los sacerdotes esperaban el paso de las estrellas que
señalaban el nuevo período. Cuando ellas aparecían, los sacerdotes encendían, frotando un
trozo de madera, el fuego nuevo sobre el pecho abierto de la víctima. Todo el pueblo se
llenaba de felicidad, y los mensajeros encendían sus antorchas y recorrían la ciudad,
llevando el fuego que volvía a encenderse en todos los hogares.
FIESTA DE TONATIUH.- El día “cuatro terremotos”, un prisionero, vestido con los atavíos del dios
sol, ascendía por las gradas del templo; llegando a lo alto donde cuatro sacerdotes lo tendían
sobre la piedra de los sacrificios y un quinto le sacaba el corazón. Decían que esa victima iba a
ver el Sol en su morada, para implorarle salud y vida para los mexicanos. Ese día todo el pueblo
hacia auto sacrificios, sangrándole las orejas y otras partes del cuerpo. Por la tarde los caballeros
águilas y tigres danzaban en honor del Sol.
FIESTA DE TEZCATLIPOCA.- Cada año se escogía entre los prisioneros de guerra al más
joven y hermoso. Se le cuidaba y educaba como un gran señor, paseaba llevando como los
nobles un ramillete de flores y fumando rico tabaco en caña dorada, al son de la bella
música, y él mismo tocaba flautas de barro; vestía con los atavíos del dios que representaba.
Por todas partes recibía la veneración y los homenajes que están dedicados a Tezcatlipoca,
como si él mismo fuera el dios. Al empezar el mes toxcatl lo casaban con cuatro doncellas,
que representaban otros tantos dioses; éstas lo complacían en todos sus deseos. Veinte días
después se despedía de ellas y se preparaba para morir. En ese día se hacían grandes
fiestas con ricos convites, bailes y ceremonias. El joven era festejado como si toda su vida
fuera a ser la criatura más feliz. Los conducían en una canoa real hasta un humilde templo
donde lo abandonaba el brillante sequito que lo había acompañado y así sólo emprendía el
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camino al templo. Empezaba a subir la escalinata rompiendo en cada escalón una de las
flautas con que se había regocijado. En lo alto lo esperaban los ocho sacerdotes que habían sido
sus servidores, lo despojaban de las galas con las que vestían y le arrancaban el corazón.
Luego se lejía a otro joven que encarnaba al dios, y al cabo de un nuevo año lo sacrificaban.
Por medio de esas costumbres simbolizaban los aztecas que las galas y felicidad que nos da
la vida son efímeras.
5) SACRIFICIOS HUMANOS.
Entre los más crueles sacrificios tenemos el que se hacia en honor de Huehueteotl, dios viejo del
fuego. Varios prisioneros de guerra eran semi anestesiados por medio de un polvo (yeuhtli)
que se le aventaba en la cara; luego eran atados de pies y manos y cada sacerdote cargaba a
uno en las espaldas, bailaban con ellos alrededor de una hoguera procurando que el fuego
chamuscara a la victima, y luego lo arrojaban a las llamas, a medio quemar y medio inconsciente
lo sacaban con unos ganchos y, todavía caliente t palpitante el cuerpo, le abrían el pecho y le
sacaban el corazón.
El sacrificio en honor de Xipe Totec consistía en desollar a la víctima cuya piel se ponía el
sacerdote sobre su cuerpo.
El sacrificio gladiatorio se hacia sujetando por un pie a un guerrero notable, de una piedra
circular. Dos caballeros águilas y dos caballeros tigres, combatían con el uno a uno. Si
vencía a los cuatro; venía uno más que generalmente acababa con el cautivo; pero era difícil que
el prisionero acabara con sus enemigos, pues mientras éstos estaban libres y combatían con
armas efectivas, él sólo las tenía simuladas.
Las calaveras de los sacrificados se colocaban en las largas hileras en un lugar especial
llamado tzompantli.
Sabido es que del cuerpo de las victimas los aztecas sabían comer algunos pedazos. Esto no
era por un instinto canibalesco, ni para alimentarse sino como un acto ritual. “Es el intento
religioso de ponerse en comunicación con los dioses, participando de la misma victima que ellos
habían comido” “Esto es una demostración que no debemos condenar los sacrificios aztecas
sientes no tratamos de comprenderlos”
No debemos pensar que todo era tétrico en la religión azteca; también tenía sus lados
amables. Las fiestas se alegraban con danzas que llamaban areitos; con música producida por
caracoles, flautas, teponaxtles, huehuetles y sonajas; se cantaban y se decían himnos en honor
de los dioses y los caudillos se hacían brillantes procesiones con costosísimos trajes; se comía y
bebía abundantemente, aunque otras muchas veces se ayunaba por penitencia; se efectuaban
grandiosas ceremonias en que participaban grandes conjuntos de sacerdotes y todo el pueblo;
en algunas festividades, como por ejemplo las efectuadas en honor de Quetzalcóatl, había
representaciones teatrales, en las que generalmente se hacían farsas con personajes
disfrazados de animales. Para los aztecas todas estas fiestas, a pesar de los sacrificios
humanos, o más bien a causa de ellos, les regocijaban profundamente y los hacían sentirse
felices bajo el imperio de sus dioses.
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LOS JUEGOS
Lo que nosotros consideramos como juego para los aztecas también era rito. El juego de
pelota que tan extendido estuvo, se efectuaba con fines rituales. También se jugaba el patoli,
que tiene cierta semejanza con el juego moderno llamado parcasé, pero con un significado
religioso y astronómico, a la manera de dados se usaban unos frijoles y medias cañas
marcados. El juego del volador resultaba muy vistoso, pues cuatro acróbatas vestidos de
guacamayas, (aves del Sol) se descolgaban de lo alto simulando volar, mientras que otro
quedaba en lo alto bailando y tocando una flauta. Este juego se refiere al Sol y al ciclo de
cincuenta y dos años. Aún se ejecuta en la región de Papantla y en la Sierra de Puebla.
6) EL SACERDOCIO
Para tantas ceremonias y ritos de su culto había una amplia jerarquía de sacerdotes que se
preparaban en el colegio del Calmecac. Los más altos eran el Tlacatecuhtli; (jefe del imperio
y el Cihuacoatl que le seguía). Inmediatamente después había dos sacerdotes que llevaban
el nombre de Quetzalcóatl y que estaban dedicados al culto de Huitzilopchtli y de Tláloc. Los
dioses mayores cuyos santuarios estaban en lo alto del templo mayor de Tenochtitlán. Luego
seguían otros muchos sacerdotes con diferentes cargos que podemos considerar como
especializados, porque había para cada dios un sacerdote particular que se consideraba su
representantazo. También las mujeres participaban en los ritos y había sacerdotisas para
ciertos cultos.
Los sacerdotes tenían a su cargo el cuidado del calendario y por eso estaban dedicados a la
observación de las estrellas; debían hacer la predicción del futuro y cuidar de la educación en los
colegios sacerdotales. A su cargo estaban la conservación de las tradiciones, himnos y cantos
religiosos; por eso poseían la escritura y dominaban la historia oral. Los sacerdotes dirigían la
vida intelectual y social. Muchos hacen cautivos para los sacrificios.
Naturalmente había muchas prácticas de magia y hechicería, así como de medicina, que no eran
ejecutadas por los sacerdotes autorizados sino por brujos y curanderos.
ASTRONOMÍA Y CALENDARIO
Constantemente se observaba a los astros, principalmente al Sol y a la Luna, para predecir los
eclipses y el planeta Venus. En sus códices hicieron anotaciones muy interesantes.
Había dos clases de calendarios. El solar, compuesto de dieciocho meses de veinte días cada
uno, más otros cinco días que consideraban aciagazos y durante los cuales no se trabajaba.
El otro calendario era ritual, compuesto de doscientos cincuenta días. Tenía un fin sagrado
adivinatorio y astronómico. Se le llamaba tonalpohuali. Los días estaban presididos por una
divinidad y un nahual, que era un animal o un objeto que se consideraba relacionado con el
niño que nacía en ese día. Por eso en cada nacimiento se consultaba el tonalpohuali. Si el
niño nacía bajo un signo afortunado, su vida era feliz, pero si nacía bajo un signo funesto, su
destino era desdichado. Sin embargo, el destino era podía mejorarse un tanto si aquel niño
se le imponía nombre en una ceremonia parecida al bautizo cristiano, en un día de signo
prospero.
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7) EL ARTE EN LOS AZTECAS
LA ESCULTURA
Si no hubiera otras pruebas de que entre los aztecas hubo una cultura muy apreciable,
bastarían las obras de su arte para tener un alto concepto de ella. Claro que a nuestros ojo las
artes indígenas resultan extrañas.
La escultura azteca tenía un significado simbólico. Por eso cubrían sus rostros generalmente con
mascaras o les ponían detalles animales, ya que los dioses tenían detalles animales, ya que los
dioses tenían atributos antropomórficos, zoomorfitos y aún estelares. Pero también sabían
representar figuras relistas como la cabeza de un caballero águila o la del esclavo muerto que
se conserva en el museo Nacional de Antropología e Historia.
Entre las esculturas más notables está la de la diosa Coatlicue, que de pronto sorprende y
espanta. En lugar de tener una cabeza humana, dos colosales serpientes juntan la suya para
formársela. Tiene un collar compuesto con manos y corazones humanos; en el centro como
broche de un cinturón una descarnada calavera. Su falda esta tejida de serpientes que
entrelazan sus cuerpos escamosos. Los pies tienen garras poderosas de jaguar. Esta
portentosa obra de arte, que parece hecha por una mente delirante, es no sólo la
representación de la diosa madre de Huitzilopochtli, sino una concepción del mundo. Las
cabezas de serpiente que se unen en lo alto son imagen del infinito. Los corazones, las
manos y la calavera simbolizan la vida y la muerte que por igual se manifiestan en el
universo. Las garras de tigre son atributo del monstruo de la tierra que esta labrado en la
base de este monolito. Además pueden verse en el signo que representan las estrellas.
Por la magistral técnica con la que fue elaborada, por sus colosales dimensiones y por la
sabiduría que encierra, es famosa la piedra llamada “Calendario Azteca” que es un
monumento al Sol. Este monolito mide cuatro metros de diámetro y pesa aproximadamente
veinticuatro toneladas. En su centro se ve el rostro del Sol con la lengua saliente en forma de
pedernal como símbolo de la luz. Cuatro cuadrantes le rodean con los símbolos de los cuatro
soles que destruyen la tierra, Junto a ellos, dos garras destruyen corazones humanos,
indicando que el Sol es una potente águila que se alimenta de corazones humanos. Los
jeroglíficos de los veinte días del mes forman otro de los grandes círculos y, encerrando
muchos símbolos referentes a los siglos, rayas solares y adornos de jade aluden al Sol como
una piedra preciosa, dos enormes serpientes unen sus colas en lo alto, y debajo de sus
fauces asoma una cabeza humana. Estos dioses-serpientes iban cargando al Sol en su viaje
por los cielos.
Otras esculturas notables son la piedra de las conquistas de Tizoc
-tomada
equivocadamente como piedra de los sacrificios- ; la cabeza de la diosa Coyolxauhqui con el
rostro adornado con cascabeles; el monumento que representa al Gran Templo; el
Cuauhxicali en forma de tigre para contener la sangre y los corazones de los sacrificados; la
estatua de xochipilli bellamente ornada de flores y mariposas, etc.
LA ARQUITECTURA
No menos notable que la escultura fue la arquitectura azteca; solamente que sus grandes
construcciones fueron destruidas por los conquistadores españoles. La ciudad de
Tenochtitlán ofrecía un espectáculo maravilloso por la armoniosa distribución de sus plazas y
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edificios. Naturalmente, las principales obras estuvieron dedicadas a fines religiosos. Las
habitaciones del pueblo eran sencillas chozas los palacios de los señores, aunque labrados
en piedra no tenían la importancia de los templos que se alzaban en cada barrio. En el centro
de la ciudad había un gran recinto rodeado por un muro por serpientes. En su interior se
encontraban varios templos, las casas sacerdotales, el colegio del Calmécac y el Gran
teocali, que era una pirámide de ciento catorce escalones de altura. En la plataforma
superior, dos santuarios estaban dedicados uno al dios de la ciudad Huitzilopochtli y otro a
Tláloc. Esta construcción fue derribada y sobre parte de sus escombros se levantó la actual
catedral de México en la Plaza Mayor, que aun conserva restos de lo que fue templo pagano.
PINTURAS Y ARTES MENORES.
Los aztecas gustaban mucho de la pintura, como buenos amantes que eran de la forma y del
color, sus esculturas y sus construcciones estaban bellamente coloreadas, pero nos quedan
muy pocas huellas de su arte pictórico en las ruinas de Tenayuca, Tlaxcala y el templo
labrado en roca de Malinalco (Estado de México). En los códices hay muestras de su dibujo
hecho siempre en dos dimensiones - sin la profundidad que da la perspectiva - cuyo color es
plano sin sombra y con figuras recortadas con líneas blancas o negras.
De la orfebrería azteca no quedan muestras pues la ambición insaciable de los
conquistadores destruyo todas las joyas para aprovechar el metal, desdeñando la obra de arte
en sí. Pero en los relatos de los mismos españoles, podemos entrever la calidad y cantidad
de joyas de plata y oro que hallaron en poder de los mexicanos.
La alfarería fue el oficio más notable del Nuevo Mundo, y quizás ningún otro continente tenga
esa múltiple riqueza de forma y decorado. Sin haber conocido el torno ni los moldes, con la
simple destreza de sus ojos y sus manos, hicieron bellísimas vasijas y objetos lindamente
decorados.
Algunas artes menores fueron notables, como por ejemplo la plumería, pues los indios
hacían vistosos penachos, escudos y adornos con técnicas de mosaico con plumas de
brillantes colores naturales. Es admirable el penacho de Moctecuhzoma que fue enviado a
Europa y que se conserva en el Museo de Viena.
El labrado de telas y decoración fue muy importante. Se usaba para hilar una artefacto
llamado malacate, que parece la base de un cono en cuyo centro, agujerado, se coloca un
palito en el que se enreda el hilo. Los telares eran de mano y todavía se usan en algunos
pueblos de nuestro país. El decorado y bordado de esas telas fue muy curioso y bello. Las
mujeres vestían una falda y una blusa larga llamada huipil que aun se usa en muchas
regiones. Los hombres del pueblo sólo usan el matlatl que pendía de su cintura. Los señores
llevaban grandes capas y otras piezas de ropa ricamente adornados. En otras muchas artes y
oficios eran hábiles nuestros antepasados, pues labraban la madera con maestría, para sus bellos
instrumentos musicales --llamados huehuetles y teponaxtles--, el hueso y el cuero para hacer
pequeñas placas y esculturas; la pirita y la obsidiana para espejos; la concha, el jade y la turquesa
para hacer mosaicos y joyas de ornato.
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FIN DE LA CIVILIZACIÓN AZTECA
A grandes rasgos hemos descrito la historia y las artes y las instituciones de la civilización
azteca, heredera de los grandes adelantos de nuestros pueblos aborígenes y dominadores
del mayor Estado. Abarco grandes territorios que hoy pertenecen a la patria mexicana.
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CUESTIONARIOS
CAPÍTULO I.- TEOTIHUACAN
1) Describa el área geográfica en donde se desarrollo la cultura teotihuacana.
2) ¿Cuáles son los tres ríos cuyo caudal debió ser considerado en Teotihuacán?
3) ¿Cuáles son los recursos naturales de los que estaba compuesto el Valle de
Teotihuacán?
4) Describa las características del Valle de México en el periodo Formativo Medio.
5) Describa las características del valle de México en el periodo Formativo Tardío.
6) Describa las características del Valle de México en el periodo llamado Patlachique?
II.- MARCO HISTÓRICO GENERAL
1)
2)
3)
4)
5)
Describa las características del Valle de México en el periodo llamado Fase Tzacualli.
Describa las características del Valle de México en el periodo llamado Miccaotli.
Describa las características del Valle de México en el periodo llamado fase Tlamimilopa.
Describa las características del Valle de México en el periodo llamado Xolalpan.
Describa las características del Valle de México en el periodo llamado fase Metepec.
III.- LA ESTRUCTURA SOCIAL EN TEOTIHUACÁN
1)
2)
3)
4)
5)
6)
7)
8)
9)
Explique porque Teotihuacan no fue sólo un Estado Teocrático sino militar.
Explique sí existió la practica de los sacrificios humanos.
Explique la estratificación social según la arqueología Teotihuacana.
Explique cual era la organización social de la clase dirigente y los conjuntos
departamentales en Teotihuacan.
Explique la procedencia de inmigrantes en la sociedad Teotihuacana.
Explique las características de la economía Teotihuacana.
Explique las características de la religión Teotihuacana.
Explique las características de la arquitectura Teotihuacana.
Explique las características de la pintura Teotihuacana.
CAPÍTULO II.- CULTURA TOLTECA.
1) ¿Explique las principales fuentes de información para el estudio del complejo tolteca?
2) ¿Explique la extensión del complejo tolteca?
3) ¿Explique la creación del mundo y de los soles por los Toltecas?
4) ¿Explique la peregrinación tolteca?
5) ¿Explique cual es la verdadera Tula?
6) ¿Cuáles son las características de la cerámica Tolteca?
7) ¿Cuáles son las características de la escultura Tolteca?
8) ¿Explique las características de la pirámide de Quetzalcóatl en Tula, Hgo.?
9) ¿Cuáles son las principales costumbres de los toltecas?
10) ¿Cuales son las principales ideas religiosas de los toltecas?
11) ¿Explique los lugares en que resurgió la cultura tolteca?
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CAPÍTULO III.- LAS TRIBUS NAHUATLACAS
1)
2)
3)
4)
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6)
7)
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9)
10)
11)
12)
13)
14)
15)
16)
17)
18)
¿Cuáles son las principales fuentes históricas para conocer a las tribus Nahuatlacas?
¿Describe le origen de las tribus Nahuatlacas?
¿Explica la formación del Estado Azteca?
¿En qué consiste la triple alianza?
¿Explica las Hazañas de Moctecuhzoma Ilhuicamina?
¿Explica las hazañas de Axayácatl?
¿Explica las hazañas de Tizoc?
¿Explica las hazañas de Ahuizotl?
¿Explica las hazañas de Moctecuhzoma Xocoyotzin?
¿Describa la organización del Estado Azteca?
¿Describe las características de la educación en la sociedad Azteca?
¿Como se explica la actividad guerrera en los aztecas?
¿Qué significa la religión para los aztecas?
¿En que consiste la leyenda de los soles?
¿Explique los dioses aztecas?
¿Explique las principales fiestas religiosas?
¿describa los sacrificios humanos?
¿Describe el arte en los aztecas?
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BIBLIOGRAFÍA
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D. F. 1962.
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GLORIA M. DELGADO DE CANTÚ. Historia de México I. Editorial Alhambra Mexicana. México
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BROM JUAN. Esbozo Historia de México. Editorial Grijalvo. México, D.F. 1998.
AMALIA LÓPEZ REYES Y JUAN MANUEL LOZANO FUENTES. Historia de México. Editorial
Continental. México D.F. 2000.
MIRA ALICIA BENÍTEZ JUÁREZ. Historia de México. Editorial Nueva Imagen. México, D.F. 1994.
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