Iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora, Robledo de Chavela. Reseña histórica La iglesia parroquial de Robledo de Chavela, con la invocación de “Asunción de Nuestra Señora”, se encuentra situada en el punto topográfico más alto del casco histórico del pueblo, en la plaza de la iglesia. Posee un importante valor históricoartístico, motivo por el que fue incoada como Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid (23-09-1982). No se tienen datos sobre la construcción del edificio, pero su estilo delata las fechas del siglo XV para el cuerpo y el XVI para la torre. Según Áurea de la Morena pertenece a un grupo de templos con características abulenses, de una sola nave cubierta con bóveda de crucería, aunque también tiene influencias toledanas en los contrafuertes, con aspecto de fortaleza, similares a los de la capilla de D. Álvaro de Luna en la catedral de Toledo. Diversas fuentes afirman que sustituye a un templo anterior del siglo XIII, localizado en el mismo lugar. Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en julio de 2010 revelaron la existencia, bajo la iglesia actual, de una necrópolis medieval con tumbas de tipo trapezoidal y de bañera, con enterramientos superpuestos que denotan un uso continuado de la misma. Sus características nos trasladan al momento de la repoblación castellana de la zona, promovida por Alfonso VIII. En este contexto se construyó la primera iglesia, en torno al siglo XIII y en estilo románico, de la que se conservan en las fachadas norte y sur y oeste, aspilleras, gárgolas y canecillos. Sobre este templo, en el siglo XV-XVI, se realiza una ampliación que lo transforma radicalmente desde el punto de vista tipológico y formal. Consta de una sola nave, que incluyendo el presbiterio, mide casi 40 metros de largo, 15 metros de ancho y 15 metros de alto, está dividida en cinco tramos abovedados, con terceletes sobre columnas y cubiertos con bóvedas de crucería. Los tres tramos más cercanos a la torre se cree que fueron realizados en la ampliación del siglo XVIII. El cuarto y el quinto (más cercanos al ábside) corresponderían a la construcción realizada en el siglo XVI. En la capilla mayor poligonal, del mismo ancho que la nave, pero algo más baja, se aloja el magnífico retablo hispano-flamenco de escuela castellana que ha sido atribuido desde el siglo XVIII a Antonio del Rincón, pintor de los Reyes Católicos, pero que hoy cede su autoría al llamado “Maestro de Robledo”, que parece ser, según el libro Retablos de la Comunidad de Madrid, de Fernando del Rincón, que trabajó en la iglesia a principios del XVI, fecha de su realización. El altar mayor se encuentra elevado y se accede al mismo por una escalinata de piedra. A los pies existe un coro alto de madera policromada sobre columnas toscanas; bajo éste se aloja la pila bautismal gallonada del XVI. La sacristía, cubierta con bóveda de cañón y la Capilla de los Dolores en el tercer tramo de la nave, son añadidos de época barroca. La construcción de la iglesia está realizada con muros de carga de sillería en la nave y mampostería en el ábside poligonal, con esquinas trabadas mediante piezas labradas; el empuje de las bóvedas se contrarrestan a partir de contrafuertes al exterior, que en el polígono de la cabecera son rematadas por unos torreones circulares sin aberturas (con las gárgolas) sobre varias molduras que simulan un capitel, y que confieren a la iglesia la imagen de fortaleza. Estos cubos están unidos mediante unos arcos rebajados apoyados en los tramos mayores en ménsulas, que recuerdan a los matacanes medievales. En la parte posterior se construye una escalera en huso que sube hasta las entrebóvedas. Las dos portadas de la iglesia están planteadas de manera sencilla, con un estilo gótico severo, con arquivoltas apuntadas. A los pies de la iglesia se sitúa una torre central de más de 30 metros, con planta cuadrada y cuatro cuerpos separados por impostas: uno bajo de gran tamaño y espesor, de buena fábrica de sillería, a modo de zócalo; el segundo, con piedra peor trabajada, donde se abre una ventana renacentista; otro superior, donde se puede ver el cambio de sillería en una fase posterior de construcción y , el de campanas, con dos ventanas en tres de los dos lados y una en el restante; es rematada la torre por balaustrada con ocho jarrones sobre pedestales, que dice la tradición que son ocho soldados vigilando, y de ahí el sobrenombre del pueblo: de “ocho en vela” derivó a Chavela.